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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 307, de 11/10/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 307
DE ESTUDIO SOBRE LA INTERVENCION
DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 20
celebrada el martes, 11 de octubre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencias:
--De don Juan Belloso Garrido, ex-Consejero Delegado de Banesto hasta el
día 31 de diciembre de 1992, para informar en relación con la
investigación que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. A
solicitud de los Grupos Parlamentarios Socialista (número de expediente
219/000389), Federal IU-IC (número de expediente 219/000402) (Página 9062)
--De don Juan Belloso Garrido, ex-Consejero de Banesto, para informar
sobre la investigación que está realizando la Cámara sobre el citado
Banco. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
219/000420) (Página 9062)
--De don Enrique Lasarte Pérez-Arregui, ex-Consejero Delegado de Banesto,
para informar en relación con la investigación que está realizando la
Cámara sobre el citado Banco. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 219/000283) (Página 9084)



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--De don Enrique Lasarte Pérez-Arregui, ex-Consejero Delegado hasta el
día 28 de diciembre de 1993, para informar en relación con la
investigación que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. A
solicitud de los Grupos Parlamentarios Socialista (número de expediente
219/000390) y Federal IU-IC (número de expediente 219/000403) (Página 9084)
--De don Enrique Lasarte Pérez-Arregui, ex-Consejero de Banesto, para
informar en relación con la investigación que está realizando la Cámara
sobre el citado Banco. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular.

(Número de expediente 219/000418) (Página 9084)
--De don Arturo Romaní Biescas, ex-Consejero de Banesto, para informar en
relación con la investigación que está realizando la Cámara sobre el
citado Banco. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente 219/000417) (Página 9101)



Se abre la sesión a las nueve y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIAS:



--DE DON JUAN BELLOSO GARRIDO, EX-CONSEJERO DELEGADO HASTA EL DIA 31 DE
DICIEMBRE DE 1992, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE
ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A SOLICITUD DE LOS
GRUPOS PARLAMENTARIOS SOCIALISTA (número de expediente 219/000389) Y
FEDERAL IU-IC. (Número de expediente 219/000402.)



--DE DON JUAN BELLOSO GARRIDO, EX-CONSEJERO DE BANESTO, PARA INFORMAR
SOBRE LA INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO
BANCO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR. (Número de expediente
219/000420.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

El primer punto del orden del día de la sesión de hoy es la comparecencia
de don Juan Belloso, ex consejero delegado del Banco Español de Crédito,
para informar en relación con la investigación que está realizando la
Cámara sobre este Banco, a solicitud de los grupos Socialista, Federal de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya y Popular.

Agradecemos la presencia y la buena disposición del señor Belloso para
estar en esta Comisión, le damos la bienvenida y, como siempre, en primer
lugar damos la palabra a los portavoces de los grupos que han solicitado
la comparecencia, empezando por el portavoz del Grupo Socialista. Tiene
la palabra el señor Moreno Monrove.




El señor MORENO MONROVE: Señor Presidente, quiero en primer lugar, y como
es habitual, agradecer la presencia del señor Belloso en esta Comisión de
seguimiento de la intervención de Banesto. Como es también norma de
nuestro Grupo, quiero dejar constancia, al comienzo de esta sesión, que
el objetivo, nuestro objeto, el deseo de los comisionados y de este Grupo
es llegar a obtener la máxima información posible para que se clarifiquen
unos hechos que deben estar orientados al conocimiento de la situación
provocada por los antiguos gestores de Banesto y que van a tener la
finalidad de extraer conclusiones, de cara al futuro, con objeto de
reforzar la confianza, la competencia y la eficacia del sistema bancario
español.

Dicho esto y, por tanto, centrado así lo que es el objetivo de esta
Comisión, desde la perspectiva de mi Grupo parlamentario, de forma muy
breve y muy concreta, señor Belloso, quiero plantear algunas cuestiones
que se desprenden un poco del período en el que usted tuvo las
responsabilidades de miembro de la comisión ejecutiva, miembro del
consejo de administración de Banesto y consejero delegado. El plan de
saneamiento prevé unas necesidades globales de 605.000 millones de
pesetas, lo cual supone el reflejo de una crisis muy importante que va a
tener un costo público muy considerable, y en esas necesidades de
saneamiento tan extraordinariamente importantes se establecen unas
previsiones para insolvencia, por los riesgos en créditos, de
aproximadamente 250.000 millones de pesetas. Teniendo en cuenta que este
volumen de provisiones representa una parte tremendamente importante de
lo que pudiera catalogarse como el volumen global de la crisis, según la
información que está a nuestra disposición usted excluye gran parte de
esos riesgos de lo que fue su gestión como miembro de la comisión
ejecutiva o como consejero delegado, expresando que una gran parte de
esas provisiones corresponden a riesgos con empresas del grupo que no
formaron parte de las áreas que usted coordinaba y gestionaba. Por lo
tanto, una pregunta muy concreta, señor Belloso, ¿quién gestionaba estas
operaciones que originando necesidades de provisión, según la información
que obra en nuestro poder, de 160.000 millones de pesetas --entre las
provisiones generales de 250.000 millones de pesetas--, no fueron
gestionadas ni por la comisión ejecutiva ni por el consejero delegado, y
que aparecen



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en una relación de 27 empresas, casi todas ellas pertenecientes al grupo,
con alguna excepción?
En segundo lugar, señor Belloso, la acción social de responsabilidad dice
que los administradores de Banesto utilizaron sociedades controladas,
vinculadas o financiadas para manejar altos porcentajes del capital
social para evitar formalmente la consideración de autocartera. Nos
gustaría que nos diera su opinión, muy concreta si fuera posible, sobre
esta situación en su condición de miembro del consejo del Banco, y muy
especialmente sobre las operaciones de aparcamiento en las empresas del
mismo grupo, con financiación del propio Banesto, muchos de cuyos más
ilustrativos ejemplos han sido objeto de estudio en esta ocasión de
manera insistente. Algún compareciente anterior, en esta Comisión, ha
estimado que el nivel de autocartera era del 16 por ciento en su época de
consejero.

En tercer lugar, señor Belloso, a nuestro Grupo le interesaría conocer,
de forma muy concreta, por qué Banesto garantizó al señor Pueyo, grupo
Oasis, la recompra del 1,5 por ciento de las acciones del Banco al precio
de 5.100 pesetas acción. Quisiéramos tener su opinión sobre esta garantía
de recompra que se efectuó en su día.

Por último, señor Belloso, nuestro Grupo está interesado en conocer en
qué medida participó, como miembro de la comisión ejecutiva y como
consejero delegado en esos años, en el conjunto de la toma de decisiones
de Banesto. Si quiere, de modo ilustrativo y sin que ésas sean sólo las
que nos preocupan, podríamos citar las decisiones que se tomaron respecto
de medios de comunicación, inversiones en el grupo Oasis, ventas para
aflorar plusvalías latentes, etcétera.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, nuestro Grupo da la bienvenida
al señor Belloso como compareciente en esta Comisión y espera que con su
testimonio pueda hacer avanzar en los trabajos de la misma, para elaborar
un criterio político y parlamentario lo más exacto posible sobre lo
sucedido en Banesto.

Con independencia de hacer más preguntas en el segundo turno, como es
habitual en estas comparecencias, señor Presidente, nuestro Grupo
quisiera preguntar al señor Belloso, en una primera aproximación, al
menos cinco cuestiones. La primera estaría situada alrededor de las horas
o días antes de la intervención por el Banco de España: cuál fue su
posible participación en la elaboración de planes de saneamiento o de
viabilidad, que conocemos que se produjeron y se presentaron, por cierto
con grandes diferencias entre los mismos en muy pocas horas. Me gustaría
saber si de alguna forma, en tanto que consejero, tuvo algún tipo de
participación, si no la tuvo, y qué opinión le merecieron aquellos
posibles planes en la parte que pueda conocer, que supongo que los
conocerá, al menos, como los conoce esta Comisión. También me gustaría
que nos ilustrase sobre la última o no última reunión del consejo de
administración, horas antes de la intervención por el Banco de España.

En segundo lugar, señor Belloso, usted, en la carta que remite al Banco
de España y en la decisión --que yo creo que le honra-- de no presentar
recurso, atendiendo --dice usted-- a querer respetar, con independencia
de cuál sea su juicio personal sobre los hechos acontecidos, la voluntad
de los accionistas y, en última instancia también, la actividad de tutela
del Banco de España; en la carta que usted remite a esta autoridad
monetaria viene a decir --y no concuerda con mis datos-- que la expansión
crediticia, que es una de las razones que nosotros creemos que llevaron
al quebranto de Banesto (no sólo ésta, pero es una de las razones, por
supuesto), no habría sido tal, en los años en los que usted estuvo al
frente del área financiera de Banesto, porque incluso se habría producido
una pérdida de cuota de mercado del Banco respecto al resto de la Banca.

Mi pregunta es: ¿Sostiene usted esta afirmación? ¿No sería más exacto
decir --como otros tratadistas y expertos en el mundo financiero han
dicho-- que lo que se produce en estos años (no sólo en éstos), es una
pérdida de cuota de mercado de todos los bancos respecto de las cajas?
Por tanto, la comparación de que Banesto perdía cuota respecto de los
bancos no es del todo exacta, sino que todos los bancos pierden cuota de
mercado frente a las cajas, por lo que esto no invalidaría la afirmación
de la expansión crediticia. Me gustaría que usted contestase al respecto,
porque es uno de sus argumentos para decir que la expansión no era tal o
no era tanta, y nosotros creemos que sí.

En cuanto a la calidad del riesgo, abundaría en la pregunta que ha hecho
el Diputado representante del Grupo Socialista. Me gustaría que explicase
usted un poco más a la Comisión su criterio respecto a que la mayoría de
acreditados eran firmas del propio grupo Banesto en un sentido amplio, no
en un sentido estricto Banesto o Corporación, y que, por tanto, esta
supuesta y alocada expansión crediticia no le correspondía a usted
vigilarla en tanto que tenía la relación con los clientes externos del
Banco y no con los del propio Banco. Nos gustaría que ilustrase a la
Comisión un poco más sobre estas cuestiones. También me gustaría que nos
explicase brevemente la relación y los mecanismos por los que se llega a
la dominación en el Banco Totta & Acores, de Portugal, y cómo está ahora
la situación.

En esta primera tanda de preguntas me gustaría saber su opinión sobre la
existencia de pactos de recompra. En la sesión anterior de esta Comisión
se afirmó por dos comparecientes que, al menos en una nota redactada por
usted y encabezada con el epígrafe «Acuerdos entre don Mario Conde y
Pedro Pueyo», figuraría el pacto de recompra por parte de Banesto a Oasis
del 1,5 por ciento de acciones. No sabemos si esto está en una de las
actas del consejo de administración o en la nota que usted manda al
director general. Quien nos dijo esto fue el director general y, por
tanto, estando usted aquí, quién mejor para ilustrarnos sobre la
presencia de este extremo en una nota, parece, manuscrita y redactada por
usted.

Por último --y con esto termino, señor Presidente--, ¿qué opinión le
mereció --supongo que no lo sabría-- o le merece ahora saber que al menos
un consejero de los que



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se sentaban con usted, el señor Pérez Escolar, podía estar en dos lados
de una mesa en la que el consejo de administración de Banesto tomaba
decisiones? Me estoy refiriendo a la operación Oil-Dor, en la que,
estando la empresa valorada en 400 millones, se compra su 50 por ciento
por 6.000 millones, es decir, se valora en 12.000 millones, y se da el
curioso caso --no sé si único en la historia, supongo que no,
desgraciadamente-- de que un consejero del Banco, que debe velar por los
intereses de éste, se encuentra también en el otro lado de la negociación
sacando suculentos beneficios de aquella operación en la que el Banco
aparece como comprador. ¿Conocía usted esta situación? De haberla
conocido, ¿qué habría hecho? ¿Y qué opinión le merece ahora?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor
Fernández de Trocóniz.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Gracias, señor Belloso, por
comparecer ante esta Comisión. Como le decía en el ascensor, cuando
subíamos, no le vamos a morder, en absoluto. Esta Comisión quiere
simplemente hacer luz y esclarecer siempre en la medida de lo posible.

Realmente lo que podemos esclarecer aquí siempre es escaso en relación
con la información de que ya disponemos, pero es importante conocer, por
parte de los testigos presenciales, cómo ocurrieron en Banesto los hechos
que produjeron la situación final que dio lugar a la intervención por
parte del Banco de España, y no solamente lo que significa esto sino, lo
que es más grave todavía, la consecuencia última que supone, que es el
coste para los españoles de 96.000 millones de pesetas y para los
accionistas del Banco Español de Crédito de 360.000 millones, menos
27.000 millones de pesetas.

Hecha esta breve introducción, señor Belloso, me gustaría, en primer
lugar, saber sus momentos en el Banco, es decir, su entrada en el Banco,
su estancia en el Banco, su salida como consejero delegado y su
permanencia posterior en el Banco. En lo que se refiere a su entrada en
el Banco, ¿cómo accede usted al Banco Español de Crédito? ¿Por vía de
quién accede usted al Banco Español de Crédito en diciembre de 1987, sin
perjuicio de que luego usted tome posesión de lo llamado consejero
ejecutivo o consejero delegado sin poderes, esa situación un tanto
extraña que usted mantenía en esta entidad de crédito? También nos
gustaría conocer cuál es su experiencia bancaria y su experiencia, en
general, de gestión empresarial en el momento de su incorporación a
Banesto.

Usted es, en primer término, consejero ejecutivo de Banesto y
posteriormente consejero delegado, sin que le estén atribuidos
expresamente poderes. Al parecer, usted descubre por azar, de una manera
un tanto sorpresiva, lo reducido de los poderes delegados que le había
efectuado el consejo de administración por parte del Banco. ¿Cómo es que
se llega a producir esta situación en que el consejero delegado no tiene
prácticamente ningún tipo de delegación y la mayor parte de los poderes
del consejo de administración sí están, sin embargo, delegados en el
presidente ejecutivo, por consiguiente, de la entidad? En este sentido,
en cuanto a su permanencia en el Banco Español de Crédito a lo largo, si
no recuerdo mal, de cuatro años, desde enero de 1988 hasta diciembre de
1992, en que usted «motu proprio», por propia iniciativa, decide
abandonar y dimitir como consejero delegado de la institución y permanece
simplemente como consejero de administración, durante este período de
tiempo se achaca por el Banco de España que como consecuencia del gran
incremento crediticio, junto con el incremento del coste de los pasivos,
así como el incremento de los gastos generales y de administración del
Banco, se llega al final a este quebranto económico para Banesto de
605.000 millones de pesetas, de acuerdo con la auditoría llevada a afecto
por Price Waterhouse. En este sentido, señor Belloso, nos gustaría
conocer si la política comercial del Banco, la política empresarial del
Banco era fijada por usted como consejero delegado y de quien dependía el
departamento de la Dirección General de Banca Comercial, junto con el de
la Banca Corporativa e Internacional; si dependía sólo de usted o era el
consejo de administración y las diferentes comisiones del Banco los que
determinaban la política operativa de la entidad, tanto en lo que se
refiere a los activos cuanto en lo referente a los pasivos, cuanto en lo
referente a los gastos generales de la entidad. En el supuesto,
lógicamente, de que lo fijase el consejo de administración, la comisión
ejecutiva o alguna de las otras nueve comisiones que funcionaban en el
Banco, cómo se tomaban las decisiones de las comisiones, por quién eran
presididas estas diez comisiones integrantes del Banco Español de Crédito
en su organización, en definitiva, quién tomaba las iniciativas, en
último extremo las decisiones, en el Banco Español de Crédito.

Usted deja de ser consejero delegado en diciembre de 1992. A partir de
este momento, sin embargo, usted permanece como consejero de
administración y, según nos consta o al menos nos parece que usted ha
declarado, era su intención abandonar el consejo de administración del
Banco. Lo que sucede es que, en el ínterin, se produce la intervención
por parte del Banco de España y su salida voluntaria se transforma en una
salida forzosa del consejo de administración. En este tiempo, en 1993,
durante el cual usted es simplemente consejero de administración ¿cómo
funcionaba este consejo de administración? Le voy a decir por qué. Como
usted sabe, don Ricardo Gómez Acebo, vicepresidente primero del consejo
de administración del Banco Español de Crédito, ha interpuesto
recientemente una demanda a J. P. Morgan, tanto en Estados Unidos como a
su filial española, en la que viene a manifestar que prácticamente los
consejeros de administración de Banesto no se enteraban de lo que sucedía
en el Banco, no se enteraban de las decisiones que adoptaba la
presidencia, no se enteraban de las decisiones de la comisión ejecutiva,
en definitiva, no se enteraban ni de los números ni de la operativa del
Banco. Nos gustaría que nos manifestase su opinión a este respecto.

Me gustaría formularle una serie de preguntas concretas en relación a su
actividad como consejero delegado del Banco Español de Crédito. Nos
comenta don Javier Abad que el 10 de julio de 1990 se produce el pago de
una factura de una cuenta en Suiza a Argentia Trust, por



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importe de 600 millones de pesetas, con cargo a una operación de divisas
recientemente realizada por Banesto Industrial Investment. En relación
con el pago de esta factura, comenta previamente don Javier Abad con
usted que qué hacen con este dinero y usted le dice que espere. Se pone
directamente en contacto el presidente de la entidad, don Mario Conde,
con don Javier Abad y le dice que se atienda esta factura, que al parecer
le es facilitada por usted a don Javier Abad, señalándose que está
aprobada por la comisión ejecutiva del Banco con fecha 10 de julio de
1990, haciéndose efectiva la misma. Se dice en medios periodísticos que
el pago de estos 600 millones de pesetas corresponde a la tercera parte
de una supuesta comisión, satisfecha no sabemos a quién --todos sabemos a
quién se dice que se ha satisfecho esta supuesta factura-- y que se
satisfizo como consecuencia de una posible o supuesta operación de
consecución de beneficios fiscales obtenidos para la fusión de las
diferentes entidades que formaban la Corporación Industrial y Financiera
de Banesto. Nos gustaría saber cuál es su testimonio directo de este
suceso, cómo ocurrió o cómo no sucedió, o usted no lo presenció, y si
usted intervino o no intervino. Si es cierto, ¿qué hay detrás del pago de
esta factura de 600 millones de pesetas, a quién se realizó, por qué se
realizó y en qué concepto?
Asimismo, recientemente, el vicepresidente primero que fue del consejo de
administración de Banesto, don Ricardo Gómez Acebo, ha manifestado
también que en cierta ocasión se planteó en el consejo de administración,
o en la comisión ejecutiva de Banesto, el posible pago de 120 millones de
pesetas (¿comisión?, ¿pago sin más?, ¿factura por algo?) para el
mantenimiento por parte del Banco Español de Crédito de los depósitos de
las consignaciones judiciales que venía manteniendo desde hacía más de 50
años. Usted parece que se opuso al pago de ningún tipo de comisiones o
facturas para el mantenimiento de los depósitos de las consignaciones
judiciales. Al poco tiempo, sin embargo, se adjudicó el depósito de
consignaciones judiciales al Banco de Bilbao-Vizcaya. Curiosamente en
aquellos días se produce el pago, por parte del Banco Bilbao-Vizcaya, de
una supuesta comisión a Filesa y, al poco tiempo, se recibe este
beneficio por parte del Ministerio de Justicia.

Me gustaría conocer si es cierto o no que se planteó la cuestión del pago
de esos 120 millones de pesetas para el mantenimiento por parte del Banco
Español de Crédito de los depósitos de las consignaciones judiciales, y
si es cierto que efectivamente usted se negó a que se pagase cualquier
tipo de comisión rayana en este caso posiblemente en la legalidad, o
simple y llanamente ilegal, en lo que se refiere a las operaciones del
Banco Español de Crédito.

Por otra parte, y ha sido mencionado aquí, como usted manifiesta en carta
dirigida al Gobernador del Banco de España, de los entonces 223.000
millones de pesetas de morosos a provisionar, 166.000 millones de pesetas
correspondían íntegramente a empresas integradas dentro del denominado
Grupo Banesto. A su vez, todos estos créditos no dependían de usted
directamente, sin embargo, al parecer, sí que dependían y eran informados
por la dirección general de Banca Corporativa e Internacional y, al
parecer, a pesar de los informes negativos y a pesar de su oposición,
eran sistemáticamente otorgados por parte de la comisión ejecutiva a las
entidades y empresas integradas dentro del Grupo Banesto. Me gustaría que
nos aclarase y ampliase esta posible información.

Llegamos al caso Oasis, que ha sido mencionado aquí. Nos gustaría que nos
contase cuál fue su intervención; el desenvolvimiento de los hechos; cómo
sucede; y si es cierto, porque realmente no lo conocemos y posiblemente
sea mejor plantearlo en un segundo turno, pero es que el señor Pueyo ha
llegado a contar a esta Comisión y sinceramente se lo voy a decir
(lamento que no esté el señor Pueyo para que me escuche), la--entre
comillas-- patraña de que el 50 por ciento que de Oasis International
Group se permuta al Banco Español de Crédito no eran de propiedad suya
vía Kieselstein Stiftung, sino que pertenecían a lo que parece cierto que
era un empleado suyo, don Herminio Portillo. Entonces, dentro de esta
patraña es muy importante para nosotros conocer si efectivamente existía
el acuerdo entre los señores Pueyo y Conde de que el tres por ciento de
acciones de Banesto pertenecientes al señor Pueyo o a algunas de sus
sociedades instrumentales, y en lo que se refiere al ejercicio de los
derechos políticos correspondientes a ese tres por ciento de acciones, se
cedieron por parte del señor Pueyo al señor Conde y, a cambio y en
reciprocidad, Banesto hizo dejación de sus facultades de dirección, de
gestión o, mejor dicho, de supervisión directa del Grupo Pueyo en manos
del señor Pueyo en lo que se refiere a Oasis International Group, porque
en este caso si se produce esta relación y cruce entre derechos políticos
(50 por ciento de Oasis, tres por ciento de Banesto) a favor de los
señores Pueyo y Conde, evidentemente quedaría absolutamente descartado
que el señor Portillo hubiera sido quien adquirió el tres por ciento de
Banesto, contra el 50 por ciento de Oasis, sino que, como creo que nos
consta a todos, fue directamente el señor Pueyo quien realizó esta
operación.

Por último, y en la medida en que dependía de usted, vía Dirección
General de Banca Comercial (así al menos figura en la memoria de 1992 del
Banco Español de Crédito en cuanto al organigrama de funcionamiento), la
Dirección General Adjunta de Institucional y Operaciones Especiales, de
quien, al parecer, figuran como tales las operaciones especiales, en el
expediente del Banco de España los grandes casos digamos más
escandalosos--también entre comillas-- en que operó el Banco Español de
Crédito, me estoy refiriendo por supuesto a Dorna, Oasis, Créditos
Euman-Valyser, así como todo lo relativo también al Grupo Hachuel.

Me gustaría, señor Belloso, que contestase a esta serie de preguntas que
le he realizado de la manera más concisa y más cierta posible, porque
crea, señor Belloso, que estamos absolutamente convencidos de su
honradez, de su honestidad, y por esto no dudamos en hacerle preguntas
que sabemos son escabrosas, con la certeza de que nos responderá con la
veracidad que a usted le compete como consecuencia de haber sido testigo
presencial de casi todas estas operaciones.




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El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria, el señor Mardones
tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Muchas gracias, señor Belloso, siguiendo la
línea de mis compañeros, por su comparecencia voluntaria ante esta
comisión.

Desde mi punto de vista voy a estar más en clave política que en clave
puramente bancaria o financiera. Digo esto, señor Belloso, porque
repasando los datos de su actividad profesional en Banesto, me permito
juzgar de peculiar su llegada, su estar y su salir. Usted llega a la
banca española con un nombramiento peculiar que es el de consejero
ejecutivo, no consejero delegado, según los datos que obran en mi poder.

Si esto es cierto, señor Belloso, ¿no le extraña que se le llame por don
Mario Conde a una empresa del volumen de Banesto, dándole el puesto de
consejero ejecutivo en lo que es el clasicismo de los nombramientos en
los organigramas de la banca? Conocemos perfectamente la figura del
consejero delegado, pero no la del consejero ejecutivo.

En esta línea y con los poderes que usted pudiera tener dentro del banco
como consejero ejecutivo, que no serían pocos, le empiezo a hacer las
siguientes preguntas. ¿Desde un primer momento usted conoció la calidad
de los activos y las contingencias no cubiertas por Banesto en el momento
que usted se hace cargo de eso?
Segunda pregunta. Si usted tenía conocimiento de la calidad de activos o
contingencias no cubiertas, ¿bajo qué planteamientos estudia usted o
propone al señor Conde la fusión con el Banco Central? En la fusión con
el Banco Central por parte de Banesto, cuando se hace aquella operación
luego fallida, ¿plantea que afloren con la fusión plusvalías y empezar a
sanear del orden de 120.000 millones de pesetas, porque sabía que había
un deterioro en la calidad de los activos y las contingencias no
cubiertas? Es decir, ¿se dio cuenta de que existía un deterioro
patrimonial a aquella altura del calendario para que la fusión con el
Banco Central permitiera, como le he dicho, aflorar plusvalías con esta
función que empezaran a tapar el agujero del deterioro patrimonial?
En ese deterioro patrimonial, señor Belloso, ¿comprobó si existía algún
déficit de fondos especiales o Banesto ya estaba comenzando a hacer en
balance activos ficticios? Le digo esto porque el acta de intervención
del Banco de España sobre Banesto, de 28 de diciembre del pasado año,
cuando analiza la calidad de los activos en la fecha de diciembre,
plantea el tema de activos ficticios por importe de 341.076 millones de
pesetas. Yo no sé si en esa fecha en que se cierra este dato del acta de
Banco de España, usted está obteniendo información de Mario Conde o de su
entorno ejecutivo más inmediato en su condición de consejero del banco,
porque puede ser que por esas fechas se estuviera produciendo una
situación de inseguridad suya dentro del banco en alguna noticia o
proposición que usted hubiera podido tener, bien de la situación que más
adelante comentaré, respecto al abandono de la vicepresidencia del Banco
Totta & Açores, o de que tuviera noticias de su posible sustitución en el
puesto ejecutivo del Banco por don Jacobo Argüelles.

La otra cuestión que le planteo, señor Belloso, es si en los
planteamientos para sanear el deterioro patrimonial de Banesto en el
consejo de administración plantea usted una alternativa distinta a la que
presentaba don Aristóbulo de Juan. ¿Hay o no enfrentamiento de
planteamientos sobre la situación del deterioro patrimonial en que está
la dinámica de Banesto y usted tiene una estrategia que pueda tener
confrontación con la posiblemente presentada en ese o en varios consejos
de administración por don Aristóbulo de Juan? ¿Cuál fue el desenlace de
esa confrontación de estrategias?
A lo largo de su actividad dentro de Banesto, señor Belloso, ¿conoció en
algún momento, por sus responsabilidades como consejero ejecutivo, a
cuánto ascendía la autocartera de Banesto, o eso no fue puesto al alcance
de sus conocimientos? Y si usted sabía que había autocartera, ¿conocía a
cuánto ascendía la misma y en qué sociedades intermedias estaba colocada?
En esas sociedades en que estaba colocada por el sistema de «parking», de
aparcamiento de la autocartera de Banesto, ¿en qué sociedades existía
pacto de recompra?
Por otro lado, señor Belloso, usted en esta operación, y dentro de sus
responsabilidades en Banesto, ocupa la vicepresidencia del Banco
portugués Totta & Açores, y dado que en el acta de inspección del Banco
de España se hace referencia, por un lado, al cumplimiento de la circular
4/1991, del Banco de España, que la propia acta acusa al Consejo de
Banesto y a don Mario Conde de su conculcación en determinados momentos,
y también porque cuando el acta de intervención del Banco de España a
Banesto, el 28 de diciembre, en su apartado quinto hace el análisis del
plan de Banesto, yo le pregunto: ¿Intervino usted en la redacción de ese
plan de Banesto que se presenta al Banco de España el 22 de diciembre de
1993, y que es precisamente uno de los capítulos más importantes en que
el acta del Banco de España rechaza de plano y frontalmente los
planteamientos de este plan de saneamiento o de salvación de Banesto que
le presenta al Gobernador del Banco de España el señor Mario Conde? Dado
que en la observación tercera del acta, cuando el acta analiza --como
estoy diciendo, para no perdernos-- el plan de saneamiento de Banesto,
plantea fundamentalmente garantizar la gestión transparente de la calidad
del riesgo; segundo, restablecer en un plazo máximo de 18 meses el
volumen de recursos propios; y, tercero, dotar y sanear las contingencias
y riesgos del balance al cierre de 1993, ajustando activos o dotando los
fondos de provisión de insolvencias o valores por importe de 372.000
millones de pesetas --estoy leyendo textualmente el documento del acta de
intervención--, ¿intervino usted en la redacción de este plan de Banesto?
¿Sabía o conocía por las conversaciones con personas del entorno o que
tuvieran posibilidad de consulta en el entorno de Banesto, me estoy
refiriendo, por ponerle un ejemplo, a doña Paulina Beato, tenía
conocimiento de la receptividad o no receptividad o rechazo que tenía el
Banco de España a este plan?
Finalmente, como la observación tercera que hace el Banco de España dice
que para la recomposición de los recursos propios el plan presentado por
Banesto proyecta



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efectuar emisiones de deuda subordinada convertible..., etcétera --voy
deprisa--, y dice: venta del 25 por ciento del Banco Totta & Açores,
50.000 millones de menor consumo, es de suponer que si usted ocupaba la
vicepresidencia del Banco Totta & Açores debería conocer que en el plan
Banesto en la recomposición de los recursos propios --supongo que se lo
habrían comentado a usted-- se ofertaba la venta del 25 por ciento del
Banco Totta & Açores. ¿Qué nos puede usted decir respecto a eso y de la
verdadera participación porcentual que tenía Banesto en el Banco Totta &
Açores?



El señor PRESIDENTE: Señor Mardones, durante su intervención se ha estado
refiriendo al acta de inspección y al acta de intervención, le rogaría
que nos aclarara si es una u otra en concreto y, en todo caso, que remita
su texto, señor Mardones, a la Comisión.




El señor MARDONES SEVILLA: Me refiero al acta de intervención, de 28 de
diciembre.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Mardones.

Para contestar a las cuestiones planteadas, tiene la palabra el señor
Belloso.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): La verdad es
que yo creo que en el papel que traigo preparado quedan bastante
contestadas muchas de las preguntas que se me han hecho, no así las
concretas, que después las contestaré una a una en la medida que mi
información llegue a ello.

Situación de Banesto en 31 de diciembre de 1987, contestando con ello a
don Luis Mardones, respecto a si sabía o no sabía cuál era la calidad de
los activos de Banesto cuando yo llegué en 31 de diciembre de 1987.

Probablemente nadie considera de mucha utilidad --veo que sí, que se
considera de mucha utilidad-- conocer la situación de Banesto en esta
fecha; sin embargo, se estima de importancia capital para poder así
explicar muchas operaciones que han saltado a las páginas de los
periódicos, incluso han sido objeto de la atención de esta Comisión.

¿Cuál era la situación de Banesto al 31 de diciembre de 1987? En febrero
de 1988, el Banco de España, le hizo entrega a un servidor, consejero y
miembro de la Comisión Ejecutiva de Banesto, de una relación nominal,
cuya fotocopia acompaño, de la que resulta un déficit de provisiones de
73.435 millones de pesetas (Anexo I), fue advertido de que ese déficit
estaba calculado sobre datos anteriores a los de 31 de diciembre de 1987
y se le anunció el envío de los definitivos. Efectivamente, en la citada
relación se echaba de menos el fondo de pensiones, que no figuraba en esa
relación inicial, y la escasa cuantía de la provisión genérica, que se
cifraba en la citada relación en 4.000 millones de pesetas cuando los
activos eran muy superiores.

Efectivamente, el uno por ciento de los riesgos, tanto dinerarios como de
firma que cubre el fondo de provisión genérica, debería ascender a 13.182
millones de pesetas, ya que ése era el riesgo total, tanto de firmas como
de crédito que tenía Banesto a 31 de diciembre de 1987, un billón 318.241
millones de pesetas (acompaño también balance a la fecha); por tanto,
entre esta cifra y los 4.000 millones de pesetas que estaban en la
relación, había 9.111 millones de pesetas.

El día 30 de abril de 1988 se me hizo entrega de la relación nominal de
riesgos con déficit de provisiones que arrojaban un defecto de 88.752
millones de pesetas (se acompaña fotocopia de dicha relación como anexo
II). Comoquiera que en ella indica el Banco de España un defecto de
provisión en las genéricas de 6.957 y, como hemos visto, era de 9.111
millones, hay un menos valor de la provisión de 2.154 millones de
pesetas.

Por lo que al fondo de pensiones respecta, el Banco de España señalaba en
el documento últimamente citado, al 30 de abril, 15.148 millones de
pesetas. Pues bien, en base a los datos del repetido balance, al 31 de
diciembre de 1987, con 16.456 empleados activos, 1.600 empleados más de
los que había el día 28 de diciembre de 1993, las exigencias de
dotaciones calculadas para este fondo eran: compromisos por pensiones
causadas, 30.397; resto devengado por pensiones no causadas, 21.021;
total, 51.418 millones de pesetas; 15.000 millones exigidos, 51.418
millones reales. Se acompaña como documento probatorio de esto la nota
que el propio Banco de España hizo entrega al Banco Central y a Banesto
en el contexto de la prevista fusión. Nos dio a cada banco una nota
diciendo: esto es lo que tienen que cubrir cada uno de ustedes de fondo
de pensiones (doy la nota en la que se ve el dato del Banesto y el dato
del Central), y que se utiliza simplemente para reafirmar tanto la
veracidad de lo dicho como su fecha. Es una nota anónima, en la que se
puede comprobar la fecha. Hay una nota que la delata bastante, que dice:
no han remitido estudio actuarial al 31 de diciembre de 1987, es decir,
al único que no remitimos los bancos estudio actuarial y estamos
obligados a remitírselo, es al Banco de España; la nota es
suficientemente expresiva en ese punto.

Como se ve, ocurre que a Banesto se le estaba exigiendo entonces como
dotación para el fondo de pensiones 36.270 millones de pesetas, menos de
los que deberían habérsele exigido de acuerdo con cálculos actuariales
rigurosos, de suerte que si a la previsión exigida conforme a la relación
de 30 de abril de 1988, le sumamos las condescendencias del Banco de
España con los administradores responsables hasta el 31 de diciembre de
1987, el déficit correctamente estimado era de 127.176 millones de
pesetas, es decir, 88.000 millones de la relación, 2.000 millones del
aplazamiento de la provisión genérica y 36.000 millones del aplazamiento
del fondo de pensiones. Total, 127.176 millones de pesetas.

Habida cuenta de que los recursos propios de Banesto, a 31 de diciembre
de 1987, ascendían a 136.734 millones de pesetas, de los cuales, capital,
37.000 millones; reservas, 100.000, la conclusión de que Banesto tenía un
déficit es clara. Banesto tenía un déficit de provisiones equivalente al
93 por ciento de los recursos propios. Como a su vez en aquella fecha la
exigencia mínima de recursos propios era de 157.000 millones de pesetas,
tenemos lo siguiente: en miles de millones de pesetas, recursos



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propios mínimos exigidos por la Ley de Disciplina e Intervención de las
Entidades de Crédito y Ahorro, 157.000; recursos propios disponibles la
diferencia entre 127.000 y 136.000; es decir, 9.558; déficit de
cobertura, 147.000. Es decir, había unos recursos propios disponibles de
9.558 millones; había una exigencia de 157.000 y había, por consiguiente,
un déficit de 147.000, que era, obviamente, muy superior al 20 por
ciento. La Ley de disciplina e intervención de las Entidades de Crédito y
Ahorro considera como falta muy grave para las entidades que incurran en
ese defecto superior al 20 por ciento, por un período superior a seis
meses.

Situación de Banesto a 28 de diciembre de 1993. Está referido al balance
de 30 de junio de 1993 y su comparación con el de 23 de noviembre de 1992
está referida al 30 de junio de 1992, cuantificación y valoración
conceptual de la diferencia.

Según la página 5 del Acta de la inspección del Banco de España... Yo no
he analizado las cifras, aunque coinciden porque, al final, el Banco de
España dice que la diferencia con el auditor es el fondo de pensiones y
no sé qué otras cosa, pero, efectivamente, tanto el fondo de
fluctuaciones de valores como el déficit por insolvencia coincide tanto
el Acta del Banco de España como el auditor Price Waterhouse. De manera
que doy respuesta a los 247.000 millones en esta nota y a los 152.000 y
luego diré, porque no me lo puedo explicar, el salto que da de 503 a 605.

Según la página 5 del Acta de inspección del Banco de España, el déficit
total de dotaciones de Banesto, a 30 de junio de 1993, asciende a 503.415
millones de pesetas, los cuales conceptualmente se dividen en déficit
para el fondo de insolvencia, 247.931; déficit del fondo de fluctuación
de valores, 152.909; déficit del fondo de pensiones, 66.398; gastos
activados y otros, 36.177; total, 503.405.

¿Cuánto se estaba pidiendo por estos conceptos al día 30 de junio de
1992? Véase lo que al respecto dice el Banco de España con sus escritos
de fechas 23 de noviembre de 1992 y 14 de diciembre de 1992.

Tengo que decir que el escrito de 23 de noviembre de 1992 lo tomé yo como
base para escribir mi carta que publicó «El País» --luego, si me lo
permite, explicaré las razones por las que publiqué esa carta-- pero se
basaba exactamente en el escrito de 23 de noviembre de 1992, en un
borrador que yo tenía, como es natural, porque en este tipo de
situaciones el Banco de España tiene como norma pasar los escritos
conminatorios por si hay alguna observación que hacer o si hay algún
arreglo que al Banco de España le pueda parecer aceptable; de tal manera
que no fue un trato privilegiado. Ciertamente la carta nos la pasó, no
tuvimos ningún inconveniente en aceptar el contenido de la misma y a mí
me sirvió a su vez de base para escribir mi carta a «El País» de la misma
fecha.

¿Cuánto se estaba pidiendo, como digo? Déficit del fondo para
insolvencia, 54.884 --es decir, entre 247.000 y 54.884--; déficit del
fondo de fluctuación de valores, 1.198 --es decir, entre 152.909 y 1.198
en el año anterior--; déficit del fondo de pensiones, 15.692 --es decir,
no 66.000, sino 15.692, bien es verdad que con un cálculo distinto--;
gastos activados y otros, 6.830; no 36.177, sino 6.830 millones de
pesetas.

¿Qué ha pasado para que se produzca semejante diferencia entre ambas
fechas? ¿Cómo se ha podido pasar de un déficit de 78.604 millones a otro
de 503.415 millones? ¿De dónde procede esa diferencia de 424.000 millones
de pesetas? A continuación se analiza esta diferencia por orden, aunque
dejando para el final el fondo para insolvencia por su mayor extensión.

Se comienza por la cartera de títulos: fondo de fluctuación de valores,
30 de junio de 1992, 1.198; 30 de junio de 1993, 152.909; diferencia,
151.711. El déficit a 30 de junio de 1992 tenía causa en las siguientes
sociedades: Inversiones Valverde, Inmobiliaria Centro-Levante y Servicios
de Aerotransportes Especiales, S. A., las cuales arrojaban un total de
1.198 millones de pesetas. En 30 de junio de 1993, 22 compañías, en las
que se incluyen las anteriores, también arrojan un déficit de dotación de
152.909 millones de pesetas (Cuadro 1).

En este punto, hay que preguntarse: ¿existen estas compañías en la
cartera de títulos de la Corporación Banesto o en el propio Banesto a 30
de junio de 1992? ¿Fueron analizadas por el Banco de España? ¿Ha habido
un incremento sustancial de la inversión en la misma entre una fecha y
otra? ¿Ha empeorado la expectativa general de la economía española? La
respuesta es: ¿existían estas compañías? Existían. ¿Fueron analizadas por
el Banco de España? Fueron analizadas. ¿No ha habido aumento sustancial
de la inversión? No ha habido aumento sustancial de la inversión. ¿No han
empeorado las expectativas de la economía española? Pensamos que no, que
las expectativas de la economía española en 1993 con relación a 1992 no
habían empeorado. ¿Qué ha sucedido? Pues ha sucedido algo que es
perfectamente legítimo, y es que el Banco de España ha valorado el riesgo
en el Grupo Banesto de modo distinto en el año 1992 que en el año 1993, y
eso es perfectamente legítimo y es perfectamente legal, pero es
importante que lo sepamos. Es decir, donde el año anterior no se había
visto peligro de insolvencia, en el año 1993 se ve, y no hay nada en la
ley que le impida al Banco de España hacer esa valoración, pero es
importante especialmente para mí, y me perdonarán...




El señor PRESIDENTE: Señor Belloso, le voy a tener que advertir que lo
que analiza la comisión es la gestión del Banco Español de Crédito. Usted
se está refiriendo a otras cuestiones en contraste con la actuación o con
la inspección del Banco de España. Le pediría que se centre
fundamentalmente en las cuestiones sobre gestión. Para enmarcar su
intervención, bien está una intervención general, como me había pedido al
principio, pero son cuestiones que la Comisión ya ha tratado, ya ha
tenido conocimiento de ellas y lo que queremos fundamentalmente es
conocer la gestión del Banco Español de Crédito hasta el 28 de diciembre
de 1993. Todo esto es ilustrativo. Sin duda, la documentación que nos
deja a la Comisión será enormemente útil, pero le ruego --y, además, así
está planteada la Comisión-- que, dado que tiene un tiempo disponible de
dos horas y ya hemos consumido prácticamente la mitad, se centre
justamente en los aspectos de gestión del Banco Español de Crédito.




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El señor Espasa me había pedido la palabra. Señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Era en este sentido, señor Presidente. Quería
plantear una cuestión de orden, en relación a la intervención del señor
Belloso. A mí se me ocurre que quizás lo mejor sería que nos pasase el
escrito fotocopiado, la comisión lo estudia y después le pregunta, porque
si no estamos invirtiendo los papeles y al menos este Diputado no quiere
que esto suceda. (El señor Mardones Sevilla pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Para una cuestión de orden. Tanto lo que dice
el señor Espasa como la Presidencia me parece oportuno, pero quiero
plantear una cuestión. Dado que el señor Belloso ha anunciado, por el
preámbulo que estaba haciendo sobre el fondo de pensiones, el porqué
mandó a «El País» la famosa carta, creo que ese dato es importante, por
lo menos para este Diputado, y que no se debe hurtar, salvo la reserva
que pueda hacer ahora el señor Belloso, contar los motivos. Está dentro
de la gestión política, señor Presidente, de cómo aparece esa carta en
«El País».




El señor PRESIDENTE: Evidentemente, todo está dentro de la cuestión y
esto nos llevaría a hacer interminable la comisión. Lo que ocurre es que
hemos centrado la cuestión, sobre todo por parte de los grupos
solicitantes, en los términos que se han dicho. Aparte de esto,
lógicamente, puede haber todas las derivaciones que ustedes estimen
conveniente, pero yo creo que, efectivamente, vamos a tener constancia
del escrito del señor Belloso y le rogaría que se centrase más en las
contestaciones a las cuestiones que han planteado los portavoces.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Señor
Presidente, yo voy a hacer naturalmente lo que me ordenen, porque para
eso estoy compareciendo voluntariamente aquí, para hacer justamente lo
que se me ordene.

Con todo lo que acabo de leer creía que estaba contestando precisamente a
don Luis Mardones y ahora, cuando entrase en el apartado de los 247.000
millones --que voy a tener que leerlo otra vez-- pensaba contestar a
quien me ha preguntado por qué eran 247.000 millones de pesetas y cuál es
la composición y la naturaleza de esos millones. También pensaba
contestar al Diputado Espasa sobre la expansión crediticia como causante,
justamente al analizar la insolvencia, porque por ella podemos ver si
esos créditos, por presencia o por ausencia, han sido los causantes de la
provincia. Yo creía que estaba todo contestado y, posiblemente, si me
dejaran leer los cuatro o cinco folios que me quedan, avanzaría más de lo
que lo haría si sigo adelante. Pero hago lo que me digan.




El señor PRESIDENTE: Tenga la seguridad de que lo que usted trae escrito
lo vamos a leer. Pero lo que le ruego es mayor concisión en las
respuestas, porque la Comisión evidentemente ha planificado estas
sesiones con una idea predeterminada en un sentido muy concreto, que es
el que los señores portavoces le han indicado en su primera intervención.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Voy rápido.

Contesto al Diputado don Sergio Moreno. El quebranto producido por los
antiguos gestores de Banesto es de 605.000 millones de pesetas. Yo creo
que es importante saber que los antiguos gestores de Banesto se
encuentran con un banco que tiene 9.500 millones de pesetas de recursos
propios, y obviamente no ha habido un exceso de..., y sobre eso se labra
lo que se labra.

En cuanto a las provisiones para insolvencia por crédito de 247.000
millones de pesetas, no tengo más remedio que leer, señor Presidente,
entre otras cosas, porque hace dos años que yo dejé el banco y no tengo
la memoria como para recordar la relación de cifras de 247.000 millones
de pesetas. Si me obligan a hacer el esfuerzo de memoria, tendré que
decir que no me acuerdo. Como lo tengo escrito, asumo lo que leo.




El señor PRESIDENTE: No se preocupe porque, si tiene que dar una
precisión, efectivamente puede leer lo que usted estime conveniente o los
datos que usted tenga anotados anteriormente.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Pues, como
digo, la diferencia entre 247.000 millones y 58.000 millones son 193.000
millones de pesetas. Para encontrar las causas se va a intentar
identificar los 247.000 millones de pesetas. Vamos a ver quiénes son;
vamos a ver quién es fulanito y menganito, quiénes deben al banco
cantidades por las cuales él tiene que provisionar 247.000 millones de
pesetas. Yo creo que ésa es la manera más fácil de saber a quienes...

¿Dónde se ha producido, en qué acreditados? Esta labor se pensó, en
principio, que podía ser muy ardua porque Banesto tiene casi medio millón
de clientes de activo. Pero resulta que a sólo 76 clientes les
corresponde una cifra de 122.872 millones de pesetas, es decir, el 49,57
por ciento del total. Doy cuadros, 2 y 4, en los que están las relaciones
numéricas. Pues bien, de estos 122.872 millones de pesetas, sólo 10.584
millones (cuadro número 4) no consta hayan sido vistos por la Inspección
del Banco de España antes del 30 de junio de 1992; todos los demás han
sido vistos antes de esa fecha. El resto, es decir, 112.288 millones de
pesetas sí habían sido vistos, y pedido provisión por 36.190 millones de
pesetas. Es decir, los que luego se piden por 122 antes se habían pedido
por 36.190 millones, lo cual quiere decir que habían sido vistos por el
Banco de España. Es decir, se produce un aumento en la exigencia de
dotación para los mismos clientes de 76.000 millones de pesetas. Insisto,
no estoy tachando de ilegalidad la actuación del Banco de España en
ningún momento, sino sencillamente diciendo



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que se ha empleado un criterio perfectamente legal, que es el criterio
subjetivo.




El señor PRESIDENTE: Le vuelvo a repetir que lo que analiza esta Comisión
no es el Banco de España, señor Belloso. Lo que analiza esta Comisión es
la gestión de Banesto.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Señor
Presidente, yo les estoy diciendo, si me permite, que los 122.000
millones de pesetas estaban en Banesto el día 30 de junio de 1992, pero
es que también estaban el día 31 de diciembre de 1987.

Yo creo que es muy importante saber quién ha traído esos clientes a
Banesto. ¿Los he traído yo, los ha traído el señor Conde, los ha traído
el señor Romaní, o estaban allí? Eso es lo que yo creo que hay que saber.

Me acaban de decir: vamos a ver la gestión de los antiguos gestores; ¡y
no me han dicho que los antiguos gestores sean los que entramos el día 4
de enero, sino los antiguos gestores, que cogimos un Banco que tenía cien
años! Y en ese sentido yo no puedo dejar de decirles: lo que había el 31
de diciembre de 1992 lo había el 30 de junio de 1992 en cuanto a 122.000
millones, pero es que también estaba Asturiana del Zinc en el año 1927 en
el Banco, y también han pedido provisión. Eso es lo que estoy diciendo.

¿Qué puedo hacer yo con un crédito de 1.000 millones de pesetas como, por
ejemplo... (no lo voy a decir, porque voy a romper el secreto bancario);
¿qué puedo hacer yo con un crédito que no cobro, qué puedo hacer?
¿Renovarlo, mandarlo a fallidos o provisionarlo? Pero, ¿qué pasa con las
provisiones? Pues que se pueden hacer las provisiones que se pueden
hacer, no se pueden hacer más y, consecuentemente, ¿de quién es la
responsabilidad; del que no provisiona los 1.000 millones de pesetas o
del que concedió los 1.000 millones de pesetas? Yo creo que es muy
importante. Yo no voy a decir de quién es la responsabilidad, pero creo
que es muy importante que la Comisión sepa quién lo concedió y no quién
gestionó su cobro, porque, en ese supuesto, ¿qué tengo yo que decir? Todo
lo que venció en el año 1993, como yo no tenía la responsabilidad de
cobrar... Yo estoy aquí justamente por lo que concedí, parece, por ser el
causante de la expansión crediticia.




El señor PRESIDENTE: Señor Belloso, le agradezco mucho todas esas
explicaciones y la Comisión no tiene como objeto, evidentemente,
delimitar las responsabilidades de ningún miembro de la anterior gestión,
sino fundamentalmente conocer las causas, a través de la gestión de
Banesto, que dieron lugar a la intervención. Con esto le rogaría que
pasara a las preguntas concretas para que los señores Diputados puedan
luego pedir mayores aclaraciones.

También le digo que la Comisión le agradecerá toda la información escrita
que nos pueda proporcionar, que será analizada y tenida en cuenta por
todos los miembros, pero le ruego que responda a las preguntas concretas
porque, básicamente, es el mayor interés que tienen los miembros de la
Comisión, porque ellos lo estiman así, no porque lo estime esta
Presidencia.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Pero
comprenda que es larga la respuesta, por cuanto me piden provisión para
insolvencia de 247.931 millones de pesetas y yo tengo que leer una
relación. ¿Qué quiere que le diga? Yo tengo que leer una relación que
tengo aquí que suma esa cantidad. Aquí está la relación nominal y la
puedo empezar a leer...




El señor PRESIDENTE: No nos hace falta la relación.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Entonces le
tengo que decir los epígrafes.




El señor PRESIDENTE: El total o lo que estimen los señores portavoces de
la Comisión. ¿Se sienten satisfechos con el total?...




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Señor
Presidente, los 247.931 millones de pesetas yo los he dividido en este
cuadro en dos grupos: los que se identifican nominalmente y los que no se
identifican nominalmente. Los que se identifican nominalmente suman
122.872 millones de pesetas, y esas son 76 empresas, cuya relación está
aquí. Naturalmente, en esas 76 empresas no hay ninguna (y ya contesto y
no tengo que volver a ello) que se pueda decir que forma parte de la
expansión crediticia; no hay ninguna porque, obviamente, 122.000 millones
entre 76 empresas dan una media muy superior a 1.000 millones de pesetas,
y la red no tenía autorización, como red, más que para 25 millones de
pesetas y, como comisión de coordinación, 150. De manera que ninguno de
estos clientes fue de la red. En todo caso, también está la antigüedad y
se verá que todos estos clientes eran clientes activos anteriores a 1987.

De los 125.000 millones de pesetas que restan para llegar a los 247.000,
son 47.117 que, según el acta del Banco de España, página 204, son 408
expedientes que tiene provisionados Banesto por 11.000 millones de
pesetas pero que, a juicio de la Inspección del Banco de España, no
debían estar por 11, sino que debían estar por 58 y, consecuentemente,
esos 408 expedientes se aumentan en 47.000.000.

Y en cuanto a los 77.942, la propia acta del Banco de España dice que
salen por diferencia entre una relación entregada (que seguramente será
de estos planes de saneamiento) por Mario Conde, y yo he leído en los
periódicos, y en algún libro, que Mario Conde no ha entregado ninguna
relación. En todo caso, el Banco de España no lo identifica en el acta y,
como no lo identifica, yo no puedo saber, en ese momento, si los 77.000
millones de pesetas son o no son clientes pequeños, grandes o medianos.

No lo sé porque en el acta pone, sencillamente, 77.000 millones, que
salen, por diferencia, en la página 204.

¿Quién gestionaba estas operaciones? Evidentemente, estas operaciones
entraban directamente, a través de banca corporativa, a la Comisión
ejecutiva. No se puede decir en ningún caso que estas operaciones son
gestionadas por la red. La red no podía denegar un crédito --como se
puede



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ver en esta relación, que no voy a leer-- a Mercurio, a Asturiana de Zinc
o a Sniace. Era una decisión muy importante. La prueba evidente es que
cuando se decide denegar un crédito a Sniace, suspende pagos, como es
natural. Consecuentemente, ésta no podía ser una atribución de la red ni
podía corresponder a Banesto ni a ninguna otra institución. El Grupo se
dirige desde el Grupo y, desde el Grupo, lo dirige la Comisión ejecutiva
del Grupo a lo estructura de poder que esté en cada grupo.

Respecto a manejar altos porcentajes de capital social a través de
sociedades instrumentales, lo que a mí me consta es lo que yo siempre he
declarado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La última cifra
que yo recuerdo haber declarado a la Comisión Nacional del Mercado de
Valores es el 5 por ciento, en sociedades directa o indirectamente
participadas por Banesto. Unas muy directamente, como era el caso de las
sociedades que teníamos para hacer este tipo de operaciones, que eran
Mercurio o Ceosa, y otras a través de sociedades nuestras que en algún
caso tuvieron participación, como Acerinox, Asturiana de Zinc o El Fénix.

El Fénix ya tenía dos millones y medio de acciones cuando llegamos el día
4 de enero de 1987, después tuvo menos, pero inicialmente tenía dos
millones y medio de acciones.

¿Qué decía el Banco de España --y tengo que referirme a él-- al respecto?
Pues decía que, efectivamente, las acciones de Pueyo formaban parte de la
autocartera, que las acciones de Hachuel formaban parte de la
autocartera, también dijo en algún momento determinado que las acciones
de Toho, la compañía de seguros japonesa, formaban parte de la
autocartera. A juicio del Banco de España, también formaban parte de la
autocartera unas acciones que teníamos con obligación de conversión para
unos bonos en manos que habíamos emitido en el año 1988. Ellos
consideraban que eso forma parte de la autocartera; sin embargo, los
bonos son necesariamente convertibles en acciones Banesto. Es decir,
nosotros hicimos una emisión de bonos de 200 millones de marcos, que se
pagaban necesariamente con acciones Banesto. ¿A qué precio? A un precio
fijo. Y para ese precio fijo se exigió, por parte del sindicato de
obligacionistas y de bonistas, en Estados Unidos, que se hiciera un
depósito de esas acciones. Lógicamente, cuando fueron venciendo se han
ido pagando con ese depósito de las acciones. El Banco de España
consideraba que eso es autocartera. Formalmente, yo creo que tienen
razón, pero, desde el punto de vista práctico, me parece que también
hubiera cabido la posibilidad de que eso no se hubiera considerado
autocartera. En ese conjunto, se llegaba a hablar del 8, del 10, del 15 o
del 16, pero las acciones que a mí me constaba que estaban en
autocartera, hiciera yo la declaración o la hiciera alguna persona
subordinada a mí, y así se decía a la Comisión Nacional del Mercado de
Valores, la cifra máxima que yo recuerdo, me parece que fue precisamente
de marzo de 1990, fue de un poco más del 5 por ciento. Naturalmente, no
estaban incluidas ésas, porque nosotros nunca las hemos considerado así.

¡Ya querrían Hachuel y Pueyo que hubiera sido autocartera!, porque las
habrían cobrado, claro.

¿Por qué Banesto garantizó el 1,5 por ciento del precio de 5.100 pesetas
acción? No fue una garantía, fue sencillamente una obligación de
recompra. Oasis tenía el 3 por ciento del Banco y no fue una garantía,
fue un compromiso de recomprar, en un plazo de dos años, a 5.100 pesetas,
el 1,5 por ciento del total que tenía. Por supuesto, incluye la garantía,
pero quiero decir no en el sentido de que hubiera un documento en el que
Banesto lo garantiza, sino que Banesto directamente se comprometió a
colocar ese 1,5 por ciento a un precio mínimo de 5.100 pesetas. Cuando se
hace la transmisión, las acciones de Banesto están en Bolsa a 4.850
pesetas. Como ésta es una operación que tiene un plazo de ejecución de
dos años, la diferencia entre el precio comprometido y el precio al que
él lo puede vender en ese momento son 220 pesetas. Según he visto en los
datos de la Bolsa de Madrid de 31 de julio de 1990, me parece que el
precio de cierre son 4.880 pesetas; es decir, hay una diferencia de 220
pesetas.

Teniendo en cuenta que esas acciones salen de la autocartera del Banco,
porque el Banco había declarado un 5 por ciento a la Comisión Nacional
del Mercado de Valores, ésa es una operación que podrá ser, desde el
punto de vista formal y de la valoración de autocartera, irregular,
porque, efectivamente, esas acciones salen de la autocartera del Banco y
se le venden a Oasis en 4.000 --no sé el precio a que estaba en la
Bolsa--, y se le acepta un compromiso de recomprarlo de 220 pesetas más.

En definitiva, el costo de ese depósito son 220 pesetas por dos años, lo
equivalente, poco más o menos, al 2 por ciento. Desde el punto de vista
de Banesto, si alguien le descarga de una inversión de 7.000 millones de
pesetas durante dos años por un precio del 2 por ciento, parece que la
operación no es mala para Banesto. ¿Desde el punto de vista del Banco de
España? Es una operación irregular, porque, sencillamente, es una
operación que se está, de alguna manera, quitando de autocartera, cuando
no es una salida definitiva, y ahí no hay ninguna disculpa; ninguna. El
hecho mismo de que el Banco de España considerase las acciones de Oasis
como autocartera, podría ser una disculpa, pero no pretendo ni mucho
menos... Es decir, ésta es una operación que, efectivamente, tiene unos
ribetes de irregularidad, aunque, desde el punto de vista del agujero de
Banesto o de los déficit de Banesto, lo que hace es restar, porque si
hubiera cogido 7.000 millones de pesetas en el mercado a dos años,
evidentemente, no los hubiera cogido al 2 por ciento; los hubiera cogido
un poquito más caro, quizás al 8, al 10... En cualquier caso, esa
operación, en términos económicos, supone para Banesto un beneficio de no
menos de 1.000 millones de pesetas. Desde el punto de vista de lo que es
la estricta normativa del Banco de España, no, porque el Banco de España
exige que ese tipo de operaciones se contabilice o, mejor dicho, no se
saque de autocartera, porque contabilizarse, lógicamente se contabilizó.

¿Conoce en qué medida participó en el conjunto de la toma de decisiones
en medios de comunicación, inversiones Oasis, ventas para plusvalías
latentes...? En medios de comunicación, no tuve ninguna intervención,
entre otras porque esto se hizo en la Corporación y yo no formaba parte
del «staff» ejecutivo de la Corporación ni siquiera fui miembro de la
Comisión ejecutiva. De manera que yo supe, como todo el mundo supo, la
inversión en comunicación,



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y a verdad es que me estoy enterando ahora por los libros de las cifras,
porque no se nos informó en el consejo del Banco.

Inversiones en Oasis. Mi participación en Oasis creo que está
suficientemente reflejada. Yo casi podría adherirme a lo que ha dicho
aquí Javier Abad --porque le he oído--, en la Comisión. Realmente, creo
que lo que dice Javier es verdad. Por mi parte, no tengo mejor versión,
entre otras cosas porque, efectivamente, yo no conocía a Pueyo. Incluso a
mí me presenta Pueyo, Mario Conde; es decir, que se supone que yo era una
amenaza para Pueyo, porque, en lugar de entrar Pueyo a través mía, entró
a través de Conde, dando una vuelta a través de otro consejero ejecutivo,
por cierto; pero, en todo caso, no entró a través mío. En un momento
determinado, me plantearon el asunto de que íbamos a participar en un
mercado importante, como era el mercado turístico, en el que había una
balanza de pago de varios billones de pesetas y que deberíamos de estar
allí trabajando y crear un departamento, y que para eso sería bueno tomar
una participación en un turoperador importante, y ese turoperador podía
ser Oasis. Se hicieron los estudios pertinentes y se tomaron las
cautelas, que en este caso fueron un cruce de participaciones y un plazo
de un año para probarnos, y al año no nos gustamos, por lo que yo escribí
una carta resolviendo el contrato. Como ya he dicho, yo no había sido
nunca el interlocutor de Pedro Pueyo en la casa, por lo que no me pareció
nada anormal que con posterioridad a esa carta él acudiera a quien había
sido su interlocutor y, consecuentemente, cerrara el negocio con quien lo
había cerrado anteriormente. Los subordinados muchas veces tienden a...,
pero cuado se tiene el 2 por ciento, se tiene el 2 por ciento, y a partir
de ese momento, cuando el señor Pueyo tiene el 2 por ciento, ya es el
principal accionista del Banco, porque me parece que ya se había ido
Abelló, que tenía el 3, y el que quedaba era Conde, que no llegaba al 2.

Cuando a uno le han metido, con las mejores intenciones del mundo, para
crear el departamento de turismo a lo que sea, un accionista con el 2 por
ciento, ya está ahí, y ese es un asunto que, a la hora de valorar la
gestión de unos y de otros, también conviene tener muy en cuenta.

En todo caso, tengo que decir que yo, a pesar de que hubiera supuesto un
problema grave para Banesto tener que colocar un 2 por ciento del Banco,
cuando ya teníamos dificultad de autocartera, seguí lo que me habían
indicado los mismos que me habían dicho que participar en Oasis era
bueno, y escribí resolviendo el contrato.

En cuanto a venta para plusvalías latentes, hay dos operaciones --no sé
si se está refiriendo el señor Diputado a ellas, y con eso quizás también
contesto a don Luis Mardones--, una de las cuales motivó la única
diferencia que yo he tenido con don Aristóbulo de Juan, que fue
precisamente la operación de La Unión y El Fénix en el año 1988.

Precisamente ese año, como acabo de ver, el Banco de España nos había
dado un déficit de provisiones causadas, es decir, gente que estaba ya
cobrando pensión sin que se hubiera cubierto el fondo de pensiones.

También es muy importante que se sepa que el fondo de pensiones tiene
causa en los convenios colectivos firmados con anterioridad al año 1982,
ni siquiera en 1987 ó 1988, porque a partir del año 1982 todos los
convenios colectivos no incluyen la cláusula de complementariedad hasta
llegar al cien por cien de las retribuciones, que sí incluían los
convenios colectivos de 1982. De manera que es ahí donde tiene causa y
donde debió hacerse la cobertura y el seguro, pero por las razones que
fueran no se exigió en ese momento y se empezó a exigir con un calendario
a partir del año 1986.

En el año 1988, como digo, ya para causados había un déficit de 36.000
millones de pesetas, y al Banco de España, lógicamente, le alarmaba la
situación de que los pensionistas no estuvieran cubiertos con un fondo
adecuado. En esa perspectiva, Banesto no podía hacer 36.000 millones de
pesetas bajo ningún concepto, porque en el año 1987, si no recuerdo mal,
Banesto había tenido un beneficio de 17.000 ó 18.000 millones de pesetas,
y eso después de haber hecho una ampliación con prima en junio del año
1987 que había servido precisamente para cubrir algunos déficit de
provisiones, es decir, que Banesto en aquella fecha no podía. Se planteó
el tema entonces de vender parte de la cartera de Banesto --en aquel
momento no existía la Corporación--, como eran Hidrola, Sevillana,
Acerinox, Asturiana del Zinc, Española de Oxígeno y Carburos Metálicos, a
una compañía de seguros. Yo no hablé inicialmente con La Unión y El
Fénix. Tengo que decir que yo no quise hablar nunca con ellos,
sencillamente porque, como los señores Diputados saben muy bien, un
seguro no es una cantidad exacta, es decir, no todas las compañías de
seguros quieren sustituir una obligación por el mismo importe, porque
todo depende de en qué inviertan las reservas matemáticas. Hay compañías
de seguros que las invierten de una manera y otras que las invierten de
otra; hay compañías de seguros que pueden hacer una inversión especial
para cubrir esas reservas matemáticas y otras que lo pueden hacer de otra
manera. Ciertamente todas están obligadas a capitalizar en un mínimo del
6 por ciento, pero en una operación de este tipo se puede singularizar.

Yo le pedí oferta a Eagle Star, en el bien entendido que le iba a pagar
con acciones que cotizaban en Bolsa. De tal manera que le vendo las
acciones que cotizan en Bolsa en el momento de constituir la prima y
ellos después o previamente con las acciones hacen lo que quieren: las
venden o se quedan con ellas o hacen lo que tengan por conveniente. Era
su problema. Pero, evidentemente, una prima de esta naturaleza es tan
importante para una compañía de seguros que, al final, se impone la idea
de La Unión y El Fénix.

¿Por qué se impone la idea de La Unión y El Fénix? En sí misma es muy
importante la póliza y estoy seguro de que es una póliza que a La Unión y
El Fénix le está dando beneficios. Pero también es muy importante en
aquel momento en el esquema de poder de Banesto. Todas estas sociedades
eran sociedades que estaban, a su vez, representadas en los consejos por
consejeros o por personas próximas a Banesto. Yo, ni ninguno de los que
habíamos llegado estábamos en los consejos, de tal manera que en ese
intento de transacción había --mucho más a Eagle Star que a La Unión y El
Fénix-- una resistencia dentro de la casa, que no era naturalmente de los
que acabábamos de



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llegar, porque aún no estábamos usufructuando ese tipo de poder. Eso
ocasiona una gran polémica dentro de la casa. No obstante, se resuelve
dársela a La Unión y El Fénix, condicionada a la aprobación del Banco de
España. El Banco de España la aprueba y se aprueba en el Consejo de
Banesto, condicionada a la probación del Banco de España. El Banco de
España aprueba la operación porque entiende que es una operación
perfectamente sana. Primero, se están vendiendo valores que se pueden
liquidar al día siguiente en la Bolsa sin ningún problema; segundo,
porque está ayudándonos, precisamente por la plusvalía que se está
generando, a cubrir un déficit que viene de atrás; y tercero, porque
dentro de la casa esa decisión mantiene, de alguna manera, las espadas
enfundadas.

Si es suficiente, termino; si no, sigo con el asunto del inmueble de
Fivasa. Estas son las dos únicas operaciones, que yo recuerde, que han
tenido alguna repercusión y en las que yo he tenido intervención como
consejero o, incluso, como inspirador, porque no tengo ningún
inconveniente en asumir toda la responsabilidad que ustedes me quieran
adjudicar en este tipo de operaciones, aunque estaban aprobadas por el
Consejo, pero yo no tengo en eso inconveniente porque, en medio de todo,
me parece que no es noble lo otro y que no se vea en mí nada más que eso.

Fivasa era una sociedad que había construido sobre un solar de Banesto en
Castellana, 7, un inmueble en el año 1964. Lo había construido en base a
una cesión de derechos de vuelos que le había dado el propio Banesto de
su solar por 25 años. Los 25 años se cumplían más o menos en el año 1989,
en el que Banesto tenía que recomprar o recuperar el derecho de vuelo
naturalmente con el edificio que estaba ya volado y estaba fijado un
precio; precio que era en función del costo de construcción.

En el contexto de la fusión con el Banco Central habíamos quedado en que
solamente se revalorizaban los bienes propios de las instituciones
bancarias, de Banesto, del Central, del Fomento, del Madrid, de lo que
eran bancos, no de lo que eran filiales. Se tomó ese acuerdo. De tal
manera que si se hace la fusión, no se puede revalorizar un edificio,
como era el edificio de Banesto en Castellana, 7, porque era de una
filial, de Fivasa. Se llega a un acuerdo con el Banco Central por el cual
se hace la excepción, no una excepción sino sencillamente que se dice:
anticipemos la compra que tenemos que hacer en 1989 a 1988 y se compra
por parte de Banesto en el año 1988 a Fivasa el inmueble que
necesariamente tendría que haberle comprado en 1989 porque caducaba
exactamente el derecho. Se compra el inmueble y da una plusvalía, que no
sé si es de 4, 5 ó 6.000 millones de pesetas. Esa plusvalía evidentemente
también ayuda a la cobertura de este fondo de pensiones, entre otras
cosas porque parte de la misma la dio Fivasa a Banesto como dividendo.

Pero es una operación que igualmente fue dialogada con el Banco de España
y en el contexto de dos cosas: de una fusión para que no quedara fuera, y
en perjuicio de los accionistas de Banesto, un inmueble que, en todo
caso, si no se revalorizaba pasaría a los accionistas ya Banesto-Central
en un precio de 2.000 millones; y para cubrir el fondo de pensiones
causadas. No hay más operaciones que yo recuerde que hayan tenido ningún
efecto de plusvalía, en las que yo haya intervenido por lo menos.

Don Ramón Espasa me pregunta cuál fue mi participación en los planes de
saneamiento. Ninguna, no tuve ninguna participación en los planes de
saneamiento.

Ultima reunión del Consejo de Administración. El 22 de diciembre de 1993.

No hubo ninguna reunión posterior. Yo, para más detalle, el día 28 de
diciembre iba para Lisboa, porque teníamos un Consejo el día 29, y me
localizaron en el camino y me dijeron que había un Consejo a las cuatro y
media. Yo estaba a 400 kilómetros de Madrid, estuve hablando con el
presidente y me dijo que si no podía venir, que le mandara la delegación.

Yo le pregunté que para qué era el Consejo con tantas prisas. Me dijo que
es que nos iban a intervenir. Yo le dije: para eso no te mando la
delegación, yo para eso voy, dejad el acta abierta y cuando llegue yo me
incorporo al Consejo, y naturalmente todo lo que haya sido aprobado por
mayoría, me voy a sumar a ello. No se celebró la reunión porque
exactamente a las cuatro y media estaba citado el presidente del Banco
con el Gobernador y cuando llegó lo hizo diciendo: aquí está el acta y lo
que estamos haciendo aquí no sé si es legal, porque estamos en un sitio
de donde ya nos han expulsado. Consecuentemente con eso yo a las seis iba
camino de mi casa y llamando por teléfono precisamente a Banco Totta para
comunicarle al presidente lo que había sucedido y, consecuentemente, mi
disposición para cesar inmediatamente en el Banco Totta, porque no quería
que le repercutiera. Yo en aquel momento no tenía ni la más remota idea
de por qué se había intervenido Banesto.

Expansión crediticia. Yo creo que no aparece en la relación de
provisiones, podría añadir lo que digo en mi carta, pero como ya lo
tienen no lo voy a añadir; y podía añadirle adicionalmente --que no está
en mi carta porque no tenía el dato-- que entre 31 de diciembre de 1991 y
31 de diciembre de 1992 el crédito total de la Banca española creció el
14 por ciento; en Banesto creció el 2 por ciento. De tal manera que creo
que no podía ser, nosotros ya no podíamos estar creciendo en créditos.

Nosotros tuvimos una expansión crediticia --más que una expansión, una
recuperación-- porque en el año 1987 nosotros estábamos por debajo de los
niveles del 31 de diciembre de 1985, y esto era como consecuencia de que
Banesto había pasado una crisis difícil de identificación y los clientes
se habían ido separando. A partir del momento en que ven que hay un nuevo
equipo los clientes de siempre vuelven a Banesto, y en el año 1988 hay un
crecimiento importante de la inversión crediticia, pero no como
consecuencia de que estamos dando créditos, sino sencillamente porque los
clientes de siempre o están recuperando las líneas de crédito que tenían
o las están utilizando, de tal manera que en 1988 sí hay un crecimiento
importante, pero a partir de ahí nosotros ya estamos permanentemente
frenando la expansión crediticia. Por eso yo en mi carta lo que digo es
que perdemos cuota de mercado toda la Banca, efectivamente, como dice
usted, don Ramón, pero Banesto pierde más que todos. Cuando todos pierden
el 2 por ciento en ese período, Banesto pierde el 2,5, que es exactamente
el 25 por ciento



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más que todos. En el período siguiente todos crecen el 14 y Banesto el 2.

El Banco de España, para ser preciso (y yo creo que no tengo más remedio,
señor Presidente, que referirme al Banco de España porque ha sido el
Banco de España con su acta el que está poniendo en cuestión nuestra
gestión), no habla de expansión crediticia, si no recuerdo mal, yo creo
que dice expansión del negocio, por esto de que es mucho más fácil decir
lo que es comprendido que lo que es menos comprendido, yo creo que dice
expansión del negocio en algún papel que yo he visto del Banco de España.

En todo caso, en el estudio de 26 de mayo de 1992 se dice expansión
crediticia, y el acta ya habla de expansión del negocio.

Tendría muchísimo gusto en explicarle el tema de Totta & Açores, porque
que me parece que es un asunto capital para Banesto, para España y para
todos, pero lamentablemente no tengo tiempo porque me van a llamar otra
vez la atención. El tema de Totta & Açores lo he resumido el otro día en
el Parlamento portugués de la siguiente manera, y no he sido contestado.

Lo último que consta en el libro de sesiones del Parlamento portugués es
lo siguiente, y si ustedes quieren, después de oírme, que les explique
por qué dije esto, y no fui contestado, se lo explico: «Me parece
absolutamente injusto el tratamiento que está recibiendo Banesto en
Portugal. Banesto es un inversor extranjero que ha venido a este país y
ha puesto 85.000 millones de escudos en coger un banco que tenía pérdidas
y está siendo presentado en los momentos actuales ante la prensa como un
delincuente financiero, y es rigurosamente falso.» Con eso cerré. Si
quiere que le explique por qué terminé con esa conclusión, se lo explico
de mil amores.

Existencia de pacto de recompra. Que yo sepa, no había más que otro pacto
de recompra, pero no con acciones de Banesto: El 5 por ciento que se le
vendió a una sociedad del Dresdner Bank, que yo sepa, y no era un pacto,
era una opción, no era de la naturaleza del de Oasis. Que yo sepa, eso
solamente se ha producido sólo durante el tiempo que yo he conocido el
Banco.

Sobre el tema de Oil-Dor, no puedo decir que me he enterado por los
periódicos, porque la verdad es que me enteré por el acta del Banco de
España y después me enteré por el expediente. A mí me dejó tan
sorprendido como a todos. Espero que el señor Pérez Escolar pueda
explicarlo y que no sea como se dice en el acta.

Me pregunta el señor Fernández de Trocóniz por mis momentos en el Banco.

Efectivamente, yo llego al Banco en el año 1987. A mí no me conoce Mario
Conde de nada, ni yo le conozco a él, lo cual es bastante extraño porque
había un grupo de amigos míos que habían sido compañeros suyos en la
academia donde preparó la oposición de Abogado del Estado, pero nunca me
habían hablado de él y nunca habíamos coincidido. Esos amigos habían
sido, a su vez, compañeros míos en otras empresas y le conocían. Yo llego
a Banesto después de tener una conversación un par de meses antes con
Arturo Romaní, en la que dice que están en una operación, que
probablemente se queden con el control de Banesto y que, a lo mejor, les
podría interesar mi colaboración. Yo le digo que he estado en Banca desde
el año 1965 --de paso le contesto sobre mi experiencia bancaria-- y
consecuentemente la aspiración que tiene todo bancario es volver a la
Banca. Así las cosas, me llama en diciembre y me dice que quiere hablar
conmigo. Voy a hablar con él --ya era presidente porque le habían
nombrado en noviembre con ocasión de la OPA-- y me cuenta que quiere que
me incorpore. Hablamos un poco de Banca, de lo que yo creo que es la
Banca, de que la Banca es una institución que dentro de lo que son
instituciones privadas es la menos privada de todas, por muchas razones,
justamente porque administra el crédito del país, y que consecuentemente
hay que ser muy respetuoso. Estamos de acuerdo en que hay que ser muy
respetuoso con la legislación y con las instrucciones del Banco de
España. Con ese planteamiento y con la idea de que Banesto había sido
siempre un banco que a cualquier profesional le hubiera gustado poner en
marcha porque todo el mundo daba por supuesto que Banesto tenía mucha
potencialidad, por su red, por su nombre, sobre todo en el sur de España,
me incorporo al Banco.

Yo pensaba --incluso en el contrato que yo firmé con don Mario Conde me
parece que no aparece por ningún lado la palabra consejero-- que en
Banesto no había director general --nunca hubo director general; había
habido, en el caso de Sainz de Vicuña, consejero-director general, pero
no había habido director general propiamente, había habido director
comercial-- y yo, la verdad, en mi conciencia y en el papel que firmamos
creía que era director general. Mi conocimiento de que iba a ser
consejero se produjo como alguien lo cuenta en un libro, y es verdad tal
y como lo cuenta, y es que con ocasión de la venida aquí del Presidente
Soares, se encuentran el que era presidente de Banesto, Mario Conde, con
el que era Ministro de Hacienda, Carlos Solchaga, en El Pardo donde había
una recepción, y le pregunta: ¿y Juan Belloso? Pues Juan Belloso va a ir
de consejero ejecutivo. Efectivamente, yo nunca había oído eso de
consejero miembro de la comisión ejecutiva, en la que no solamente era yo
sino siete más. Consecuentemente, era consejero miembro de la comisión
ejecutiva y, además, pensaba yo, director general. Pero no. La verdad es
que se quedó la cuestión como consejero miembro de la comisión ejecutiva
y lo de la dirección general no se concretó.

Por lo que se refiere a mi experiencia bancaria, yo empecé en Banca como
oficial administrativo en el Banco Popular Español, en el Banco Europeo
de Negocio, que entonces se llamaba Banco Popular Industrial, y estuve
allí hasta el año 1973; a finales de 1973 y principios de 1974, me fui de
director general al Banco Latino, un banco que era de la órbita del Banco
Atlántico, y estuve allí hasta que ese banco fue vendido a Rumasa en
agosto de 1976; a los pocos días, en septiembre de 1976 concretamente, me
fui y ya pasé a la empresa pública. Inicialmente, como procedía de la
banca industrial, me contraté como director general de una sociedad de
desarrollo industrial, que se creó en aquel tiempo en Andalucía, Sodian,
y estuve hasta que en 1979 me llamó Aristóbulo de Juan precisamente para
ser director del Fondo de Garantía de Depósitos; como tal estuve
interviniendo en el Banco de Granada, en su intervención.




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Posteriormente, pasé a Endesa como director financiero y, después, al
Banco de Crédito Industrial como director general.

Finalmente, durante los 18 meses anteriores a mi incorporación a Banesto,
fui director general de Campsa. Esa ha sido mi experiencia desde que
empecé mi vida profesional en el año 1965, siempre en áreas financieras,
nunca en áreas técnicas, porque no es mi especialidad, pero sí en áreas
financieras y de relación con la Banca.

En cuanto a mis poderes en Banesto, efectivamente, en la primera época no
había ninguna razón para tener poderes, porque era un consejeros miembro
de la comisión ejecutiva y, consecuentemente, los consejeros miembros de
la comisión ejecutiva ni en Banesto ni en ningún sitio tienen poderes. En
Banesto, tradicionalmente, los consejeros y, sobre todo, miembros de la
comisión ejecutiva, han tenido despacho y, de hecho, casi todos los
consejeros miembros de la comisión ejecutiva teníamos despacho allí, y,
por supuesto, el vicepresidente también. La función que se me encomendó
inicialmente fue básicamente la informatización del Banco, la
organización y un sistema de retribución que le diera una cierta
dinamicidad al Banco. Eso se puso en marcha, yo creo que con éxito. No sé
si es preciso que diga que la informática de Banesto fue conceptuada en
un simposio internacional en septiembre de 1993 en Estados Unidos, junto
con IBM y con una serie de compañías, como la Rank Xerox, la J. P Morgan
y alguna compañía española, como la mejor informática de todas las que se
presentaron, y no tiene nada de sorprendente porque, efectivamente, en
aquel momento estaba empezando a funcionar, y como en informática todo
cambia tanto, la última siempre es la mejor. O sea, que no es ninguna
cosa excepcional. Por otra parte, habíamos utilizado los consultores
adecuados, como es, en el caso de Banesto, Arthur Andersen como
consultor, e IBM como constructor. Con esos dos partners es difícil
hacerlo peor, sobre todo porque ellos son los mejores, o ellos califican
a los mejores.

¿Por qué permanezco como consejero? Voy a explicar este punto. Yo
permanezco como consejero de Banesto porque a mi salida de Banesto, que
se produce de una manera poco agradable, al final, como también se dice
en mi carta del Banco de España, lo dice el propio presidente en las
actas, yo le presento mi dimisión a Mario Conde en febrero de 1991. Yo
había sido nombrado en julio del 90, a los seis meses yo presento mi
dimisión, pero soy consciente de que puede ser un problema grave para
cualquier institución de crédito que a los seis meses se vaya un
consejero delegado y, consecuentemente, le digo que se tome el tiempo que
necesite pero que yo pongo un límite personal, y es que yo me quiero ir
no después del 31 de diciembre de 1992. En fin, las cosas pasan, incluso
él alguna vez ha manifestado que no lo tomó demasiado en serio, pero la
verdad es que para mí esa decisión era muy seria.

Al final, el tema sale en la prensa, antes incluso de que lo conozca el
Consejo del Banco, y eso resulta para mí especialmente desagradable
porque entendía que quien lo tenía que conocer antes era el Consejo del
Banco; lo conocía ya el Banco de España pero no lo conocía el Consejo del
Banco. Se empiezan a decir cosas: una, que no voy a firmar las cuentas;
dos, que me voy a llevar 500 millones; tres, que el Banco tiene un
agujero de 100.000 millones de pesetas. Son las tres cosas que se
empiezan a decir. Podría incluso citar en qué periódicos o en qué
columnas se escribieron esas cosas.




El señor PRESIDENTE: Señor Belloso, tenemos un calendario esta mañana,
una planificación. Ya sabe que las planificaciones no suelen ser muy
cumplidas...




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Es que me
han hecho muchas preguntas.




El señor PRESIDENTE: Le ruego conteste más concisamente, si es que puede.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Entonces, en
ese contexto, escribo una carta diciendo que no voy a cobrar 500
millones, diciendo que no hay un agujero de 100.000, sino que hay lo que
dice el Banco de España que hay, que son 42 más el fondo de pensiones, y
diciendo que voy a firmar las cuentas y que, consecuentemente, estaré con
el presidente de la junta --precisamente por eso me comprometo a estar en
la junta, porque es en la junta donde se aprueban las cuentas--, hasta
ese momento, si la junta quiere, o con posterioridad a la junta, y,
obviamente, yo me iba a ir de modo inmediato. No me voy tan de inmediato
porque todo eso se produce en un contexto de una ampliación de capital, y
en ese contexto dos dimisiones como la prevista de Roquette y la mía era
realmente malo, y, entonces, estaba esperando justamente a que se
terminara la ampliación de capital para irme, pero mi idea hubiera sido
irme en todo caso en enero del año 1993, y, de hecho, le había pedido
incluso entrevista al presidente para abordar ese tema y, naturalmente,
fijar la fecha que él hubiera considerado conveniente para el Banco, no
antes de la junta inmediata, porque eso sería faltar a mi palabra, pero
sí, en todo caso, en el contexto de que estábamos ya finalizando la
ampliación de capital --y faltaban 400 millones--, pues ahí.

¿Quién fija la política comercial del Banco? Evidente, quien la fija es
el Consejo de Administración, que delega en la comisión ejecutiva para
algunos puntos, y a propuesta del presidente ejecutivo. Obviamente la
política comercial no la puede fijar ni un consejero ejecutivo ni un
consejero delegado ni un director general.

¿Quién presidía las comisiones? Ahí en una nota que yo recuerdo de 28 de
abril están todos los que presidían las comisiones. El único que no
preside ninguna de las comisiones soy yo. Eso se puede ver ahí.

¿Cómo funcionaba el Consejo de Administración en 1993? Como venía
funcionando siempre, con la única diferencia que precisamente durante el
año 1993 no se incorporan los directores generales al Consejo en los
trimestres, como era habitual; ésa era la única diferencia, ya que hasta
el año 1992, cada trimestre, iban los directores generales al Consejo
para informar de sus direcciones generales. El resto de los meses lo
hacía yo con la información que ellos



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me facilitaban, yo facilitaba esa información, mucho más resumida. Al
final del trimestre siempre iban los directores generales y daban toda la
información, más amplia que la que yo podía dar de un resumen que ellos
me facilitaban. Esa es la única diferencia que se produce en 1993 en
relación a 1992. Por lo demás, en 1993, respecto a lo que dice el señor
Gómez Acebo que los consejeros de administración no se enteraban, yo me
enteraba de lo que se decía; de lo que no se decía no me enteraba,
obviamente.

Javier Abad: el pago de la factura de 600 millones de pesetas a Argentia.

Yo no sé cómo lo dijo Javier Abad, pero la verdad es básicamente cómo se
me ha repetido. Hay un pequeño matiz. Efectivamente, hay una operación de
cambio en la que se ganan 700 millones de pesetas, 800 millones de
pesetas, y me dice Javier Abad: se han ganado este mes 700 millones de
pesetas. (Eso era junio, aún no era yo consejero delegado.) Era una cifra
muy importante. Los beneficios del Banco eran 1.500 millones de pesetas,
2.000 millones de pesetas, de tal manera que 700 millones de pesetas era
el 50 por ciento del beneficio. Entonces, le digo al presidente: este mes
van a ser mejores los beneficios, porque hemos tenido un beneficio
atípico, en diferencia en cambio, de 700 millones de pesetas. Y me dice:
pues no le des, porque tengo que hacer unos pagos de la Corporación, y
mejor no darlo, para no dar un beneficio y luego dar una pérdida al mes
siguiente. Muy bien, habla con Javier y dile qué pagos tiene que hacer.

Efectivamente, él llama a Javier, le manda una factura, no a través de
mí, yo esa factura no la vi nunca; me la hubiera dado a mí y no hubiera
tenido ningún inconveniente, pero fue así, la factura no pasó por mí, se
la pasó a Javier y Javier Abad pagó a la sociedad Banesto Industrial, que
era una filial de Banesto en aquel momento, e inmediatamente después pasó
a ser filial de la Corporación. Lo único que tengo que decir es que a mí
nunca se me dijo que eso era para pagar un tercio de una comisión de
nada. Si él lo habló en algún otro foro distinto del que yo estuviera...

A mí nunca se me habló de eso.

Pago de 120 millones de pesetas de comisión para el mantenimiento de las
consignaciones judiciales. La primera precisión es que Banesto no era el
que tenía todas las consignaciones judiciales. Banesto solamente las
tenía en Cataluña, y eso era algo que los juzgados venían haciendo toda
la vida, un reparto más o menos equitativo --a un banco le daban en un
sitio, a otro en otro y a Banesto en Cataluña--, de tal manera que
Banesto nunca tuvo las consignaciones ni los 300.000 millones de pesetas
--sería una cifra impresionante--. Yo creo que la cifra que nosotros
estábamos manejando en aquella época no pasaba de los 30.000 millones de
pesetas, yo creo, no recuerdo. Ahí hubo una subasta y en la subasta ganó
el mejor. Nosotros nunca pudimos objetar respecto a esa subasta que
nosotros tuviéramos mejor oferta y que nuestra oferta fuera rechazada, no
fuera atendida. Hubo una oferta y la ganó el BBV, que era la mejor
oferta, a nuestro juicio muy cara, pero a ellos no le pareció tan cara y
consecuentemente se llevaron la operación, y tan panchos.

En este tipo de operaciones, no solamente de concursos públicos, sino en
cualquier operación de concursos, el encargado de hacer la oferta, el que
maneja la cuenta siempre está dispuesto a buscar influencias externas
para cubrirse ante un supuesto fracaso. Siempre se dice: «No, porque
había que dar, no sé qué, tal», pero a mí concretamente en esta operación
nadie me habló absolutamente de nada. Si a alguien le habló de si se
daban..., me parece difícil por el propio mecanismo de la operación. A lo
máximo que se podía aspirar aquí es a que te dieran las condiciones del
contrario y mejorarlas, pero, en teoría, al concurso se presentaban todos
a una hora y una fecha determinada. De modo que todos presentamos nuestro
pliego en un momento determinado. Yo no vi nada de esto, señor
Presidente.

Respecto a la pregunta relativa a que en mi carta hablaba de los 166.000
millones de pesetas, una relación que efectivamente hay en mi carta,
correspondía a empresas de Banesto o próximas a Banesto. Está de alguna
manera contestada cuando he dicho que son 122.000 millones de pesetas las
provisiones. En ese grupo de 76 empresas están todas aquellas empresas
que se identifican.

De los 166.000, posteriormente, como el acta del Banco de España tiene
fecha 31 de enero y mi carta tiene fecha de 30 de enero, la información
que tuve inicialmente no se mantuvo en el acta, de tal manera que la
información del Banco de España se modificó. La cifra que he extraído de
122.000 millones de pesetas es la que figura en la nota que he leído y la
que figura en el acta de la Inspección del Banco de España.

En cuanto a contar mi intervención en Oasis, ya he dicho anteriormente
que el único señor Portillo que conocía era al Presidente de Méjico, y
por los periódicos. No sabía de su existencia, por lo que todo esto,
naturalmente, para mí es nuevo, no tenía ni idea. Por otra parte, parece
que la presencia de Portillo es en 1993 y por ello tiene que ser nuevo
para mí.

No creo que el director general adjunto de operaciones especiales
interviniera en Dorna, en Oasis, en Auman Valyser y en Hachuel.

Interviene en su regularización. Efectivamente, teníamos una serie de
operaciones de muy difícil trato y había que poner a una persona que
tuviera mucho peso y a su vez fuera un gran profesional, pero para
cobrar, no para hacer otra cosa. La presencia del director general
adjunto para operaciones especiales, que así le llamamos, y que se creó
en el último semestre de mi estancia en Banesto, fue especialmente para
tratar estas operaciones. A mí me parece que de las que me han dicho,
intervino en Dorna y Hachuel para tratar de cobrar, para buscar
soluciones para cobrar la operación, pero no intervino nunca en la
operación de concesión. Estas operaciones fueron concedidas sin su
presencia, ni siquiera existía como tal.

Paso a las preguntas de don Luis Mardones. He contestado que el consejero
ejecutivo es peculiar y que, efectivamente, no es peculiar el hecho de
que haya muchos consejeros ejecutivos. En cuanto al relieve involuntario
que yo haya tenido como consejero ejecutivo, no sé quién me ha manejado;
yo no me he manejado para ser un consejero ejecutivo tan notable, porque
éramos siete. Parece que voy a ser el consejero ejecutivo más notable,
aunque éramos siete. Yo me ocupaba de una parte del Banco y los demás se
ocupaban de otra.




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Como consejero ejecutivo no podía tener poderes y no los tuve. Como
consejero delegado tuve unos poderes que eran bastante continuidad de lo
que estaba haciendo. Para llevar a cabo mi labor en los temas de
organización, en los temas de informática y en los temas de recursos
humanos no hacía falta ningún poder más allá de los que no tenía, de tal
manera que el único poder que tengo distinto de los que ya tenía, que no
era ninguno, era que podía comprar, pero no podía vender; es decir, no
podía vender, no podía dar un crédito ni cambiar a nadie, esto es, tenía
unos poderes propios de una persona que está coordinando áreas y no es
ejecutivo. De modo que tuve esos poderes, con lo que, ciertamente, no
tenía poderes. Era un consejero delegado bastante atípico de una banco
porque no tenía poderes para dar créditos.

No propongo la fusión con el Banco Central. Sin embargo, me sumo a la
propuesta de fusión con el Banco Central. Digo que no lo propongo, porque
sería demasiado presuntuoso por mi parte. Yo soy el que sugiero la fusión
con el Banco Central y busco, como en las reflexiones que ha hecho el
Diputado don Luis Mardones, aflorar las plusvalías del Banco, como lo
busca también el Banco Central, para resolver los problemas que teníamos
de déficit de provisiones, que eran los que acabo de decir, o sea,
127.000 millones de pesetas. Efectivamente, las plusvalías latentes en
Banesto y en el Central, que en aquella fecha las valoramos, ya aprobadas
tanto por el Ministerio de Hacienda como por el Banco de España, en casi
300.000 millones de pesetas, hubieran resuelto los problemas de ambos
bancos, porque, evidentemente, el otro tenía lo mismo. Supongo que no hay
más que ver las memorias. Si nosotros teníamos un déficit que ellos
conocían, ellos tenían un déficit que nosotros conocíamos, e igualmente
los capitales para hacer uno a uno, éramos iguales y por eso hacíamos un
canje uno a uno. Tenía ese objeto.

Activos ficticios, 341.000 millones. La verdad es que yo creo que no son
341.000 millones. El Banco de España dice 36.000 activos ficticios. La
cifra que tengo aquí son 36.000, y si son 341.000 no sé qué es. Si son
36.000 sí puedo decir lo que dice el propio Banco de España: que son
activación de gastos de «marketing», activación de programas informáticos
y activación de otros gastos que ellos consideran que deben ir a la
cuenta de resultados. Yo quiero hacer solamente una reflexión aquí. Si
son gastos activados, es decir, no se pone en cuestión la legitimidad del
gasto; sólo no se ha aplicado a la cuenta de resultados directamente, y
se van a aplicar a través de amortización y se han llevado al
inmovilizado; pero, en todo caso, si un gasto se activa, si no va a
cuenta de resultados, ésta será mayor. Realmente creo que se beneficia
mucho más el accionista cuando el beneficio es mayor, con independencia
de que la imagen del gestor no sea mala, pero quien se beneficia más es
el accionista. De tal manera que los gastos activados, en todo caso, han
supuesto un mayor beneficio, porque yo no me voy a poner a discutir en
este momento porque, entre otras cosas, el Banco de España no da muchos
datos para que una persona como yo, dos años ajena al banco, pueda saber
qué cosa es ésta. Pero, en todo caso, lo que sí tranquiliza mi conciencia
es que estos 36.000 millones de pesetas no han sido ilegítimos, sino,
sencillamente, no se han contabilizado correctamente, a juicio del Banco
de España. Pero no han supuesto una sustracción de beneficios ni
patrimonio para el accionista.

Planteamiento para sanear Banesto distinto del de Aristóbulo de Juan. Con
él no tuvimos más que este rifirrafe: el de que él consideraba que no se
debía cubrir el fondo de pensiones mediante la venta de acciones que he
dicho. Yo, por el contrario, pensaba, como efectivamente pensó todo el
consejo, incluido él mismo, que era mejor hacerlo así que dejar un fondo
descubierto de 36.000 millones de pesetas con unos pensionistas en la
calle ya sin tener esa cobertura. A mí me pareció que era mejor; a él le
pareció que no, pero a mí sí. Evidentemente, había un efecto: el de que
había una plusvalía, porque después el fondo se cargaba a la cuenta de
resultados, en la que previamente se había anotado 11.000 millones de
plusvalías.

Me preguntaba si conocí la autocartera de Banesto. He dicho que sí.

También he dicho en qué sociedades estaban.

Como vicepresidente de Totta & Açores, nunca hubo persona interpuesta en
el caso de Banesto con Totta, y las pruebas evidentes ahí están. En este
momento el señor Meneces Falcïo tiene el 50,83 por ciento de Valores
Ibéricos y Banesto el 49,17. Lo que se ha producido ha sido una
sustitución del grupo Roquettes por el grupo Meneces Falcïo. El grupo
Meneces Falcïo le ha pagado al grupo Roquettes y se ha quedado en su
posición. ¿Cuál ha sido el problema? El problema ha sido que, así como se
aceptaba que el grupo Roquettes tenía dinero para comprar ese 50,83 por
ciento, se decía que el grupo del doctor Meneces Falcïo no tenía dinero
y, consecuentemente, como no tenía dinero, era un testaferro.

Yo no tengo que decir más que un pequeño detalle. Me van a decir que soy
un pesado, pero, precisamente de la lectura de los 85.000 millones de
pesetas al Parlamento portugués, le dije lo siguiente: para 85.000
millones de pesetas lo mismo da un socio que tenga 2.500 millones que
500. En ambos casos son dos aliados. Si es ilegítima la posición del
doctor Meneces Falcïo, porque está asociado a alguien que tiene puestos
80.000 escudos, también era ilegítima la del doctor Roquettes, porque
80.000 millones de escudos u 82.000 millones de escudos es lo mismo para
echarlo fuera de la mesa en un momento determinado. De tal manera que es
exactamente igual y formalmente es absolutamente legítima. Tanto el
doctor Roquettes como el doctor Meneces Falcïo tenían el 50,83 por
ciento; Banesto fue siempre minoritario.

La situación actual es un poco compleja, pero no tiene nada que ver con
el 25 por ciento que está en Valores Ibéricos. El problema actual está
planteado, según he leído en el folleto de la OPV, en el 25 por ciento
que tiene Banesto. ¿Y por qué? Porque la legislación portuguesa, como la
española, exige que cuando se hace una transmisión directa o
indirectamente de más del 10 por ciento se le notifique previamente al
Banco de Portugal. Como aquí se ha transmitido indirectamente el 25 por
ciento de Totta, porque Banesto ha pasado de grupo, y no se ha pedido
autorización al



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Banco de Portugal, éste ha reaccionado anulando esas acciones.

Garantizar la gestión. La verdad es que de los planes de saneamiento no
tuve nunca conocimiento. El conocimiento que haya podido tener doña
Paulina Beato, por el que me ha preguntado, no me consta, salvo lo que he
podido leer en los libros y en los periódicos, pero a mí no me consta,
porque ella nunca me comentó a su vez que estuviera en ninguna
negociación con el Banco de España. Como miembro del Consejo, puedo decir
que (aparte de que no estuve en todos los Consejos, pero sí me he leído
todas las actas) no consta en ninguna de las actas que hubiera la mínima
dificultad con Banesto, ni hubiera ninguna negociación con el Banco de
España para nada, ¡para nada! Justamente mi carta al Gobernador está
escrita desde la sorpresa. Yo no tengo ni idea de por qué se ha
intervenido Banesto, porque lo último que yo conozco es lo que no he
podido leer aquí; y como eso es lo último que conozco, no puedo entender
cómo se puede pasar de 72.000 a 503.000, y como no lo puedo entender,
creo que puede ser otra cosa. Y como yo tengo una opinión muy buena del
Banco de España, porque he estado seis años con el Banco de España, y el
Banco de España a mí me ha respetado mucho, digo: Cuando han tomado esta
decisión...




El señor PRESIDENTE: Señor Belloso, esta opinión nos parece bien que
conste, lo mismo que otras, pero tenemos premura de tiempo, porque ya nos
está esperando el próximo compareciente.

Por ello ruego a los señores portavoces que sean en este turno muy
breves. Y si pasaran de intervención, se lo agradecería inclusive más. En
todo caso, con esta advertencia, ¿qué portavoces quieren intervenir
ahora?
Señor Moreno.




El señor MORENO MONROVE: Con extrema brevedad, entonces, señor
Presidente, tres preguntas muy concretas.




El señor PRESIDENTE: Señor Moreno, una a una.




El señor MORENO MONROVE: Pues, muy bien, una a una. En asuntos que creo
que no he sido respondido de mi anterior intervención...




El señor PRESIDENTE: No abran circunloquios. Preguntas, porque no han
considerado satisfecha la respuesta. Por tanto, la pregunta concreta.




El señor MORENO MONROVE: En la carta que usted dirige al Gobernador del
Banco de España, respecto de 160.000 millones de pesetas de provisión
para insolvencias, dice: Estos créditos no han sido nunca gestionados por
la organización bancaria que yo coordinaba, ni en mi calidad de miembro
de la comisión ejecutiva ni como consejero delegado. Por tanto, mi
pregunta al principio, y ahora repito, es: ¿quién era responsable, quién
gestionaba estas operaciones que originaron necesidad de provisión de
160.000 millones de pesetas?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Lo que he
dicho: esos créditos se gestionan en la decisión. Si se decide a tomar
una participación del 50 por ciento en Oasis, el crédito va de suyo. ¿Qué
puede decir la organización bancaria cuando alguien ha decidido tomar una
participación del 50 por ciento en una sociedad? ¿Puede decir: el crédito
no se lo doy? Forma parte de la negociación.

Dos, la mayor parte de las participaciones las tomaba la Corporación y,
consecuentemente, ahí podía situarse en una posición de enfrentamiento
con Banesto, pero no ha lugar. Tenía que haber un respeto a la decisión
de la Corporación, cuando tomaban o mantenían una participación, a la
hora de pedir un crédito, porque la desinversión tendría que hacerse, en
todo caso, ordenadamente; tendría que hacerse, previamente, la
desinversión en acciones y después tendría que hacerse la desinversión en
créditos, o negociarse la desinversión en créditos, como se hace en estos
casos.

En ese sentido, quiero decir que no es la organización bancaria, no puede
ser ella, porque no es la organización bancaria la que toma las
decisiones de inversión en acciones.




El señor PRESIDENTE: Señor Moreno.




El señor MORENO MONROVE: Señor Belloso, en su respuesta ha aceptado que
había un compomiso de recompra del 1,5 por ciento de las acciones de
Banesto, al precio de 5.100 pesetas, en la operación con el señor Pueyo,
Grupo Oasis, a un plazo de dos años, desde 4.850 pesetas, precio de
adquisición, hasta 5.100 pesetas. A mi Grupo le queda una duda razonable
--teniendo en cuenta que llegó a haber un 3 por ciento--, y es saber por
qué no se comprometió el total, es decir, la recompra del 3 por ciento.

¿Por qué se comprometió el 1,5 por ciento y no el total? ¿Podría quizá
pensarse que el otro 1,5 estaba más firmemente vendido?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Como he
dicho, se tomó el compromiso de recompra del 1,5 por ciento, a un precio
de 5.100 pesetas, cuando Pueyo lo podía vender en la Bolsa a 4.850
pesetas. No es que se le vendiera, porque en ese momento no se le vendió.

Lo que quiero decir con ello es que, efectivamente, lo que intentamos fue
aplazar el problema. Si en ese momento mete un millón y medio de acciones
en la Bolsa, con un 5 por ciento que tenemos en autocartera,
evidentemente, nos está creando un problema grave, porque no hay otra
alternativa a que Banesto salga a comprar. Por eso lo que se hace es
aplazar la venta dos años, con un costo de 220 pesetas, frente a 4.880
pesetas que en ese momento valían las acciones del Banco. Eso es lo que
he querido decir, que el costo era relativamente barato.

Respecto a por qué se compromete sólo el 1,5 por ciento y no el 3, es que
no queríamos echarnos encima más problemas de los que podíamos tener, y
el 3 era más problema. Lo ideal es que Pueyo se hubiera quedado con el 3
por ciento, desde mi perspectiva, para siempre. A mí no



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me preocupaba que Pueyo tuviera el 3 por ciento. A mí lo que me
preocupaba era que hubiera autocartera, pero que tuviera el 3 por ciento
no me preocupaba nada, si lo pagaba, obviamente, y como a mí siempre me
lo pagó o me lo canjeó por lo suyo...




El señor MORENO MONROVE: Por último, señor Belloso, en relación con el
tema de la autocartera. Ha dicho que el Banco de España consideraba
autocartera operaciones como las de Pueyo, Hachuel y algunas otras más, y
usted no las ha calificado, por lo menos yo no lo he entendido, sino que
se ha limitado a decir que, en su conocimiento, la autocartera estaba
alrededor del 5 por ciento, aunque después, dependiendo de si se
consideraba o no autocartera estas operaciones, algunos analistas la
elevan hasta determinada cifra. A la vista de esta información, ¿puede
usted, por favor, darnos su criterio sobre la consideración de
autocartera por el Banco de España de estas operaciones a las que nos
estamos refiriendo?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Mi opinión
personal es que, obviamente, en las que hay compromiso, como es el 1,5
por ciento, no hay duda ninguna de que es autocartera, a eso lo he
calificado de autocartera desde el principio, porque hay un compromiso y
ahí está. Consecuentemente, cualquiera que sea el costo de esa
autocartera, es autocartera. La verdad es que yo el resto no lo considero
autocartera, porque si lo considerara autocartera, evidentemente, Banesto
las hubiera tenido que recomprar, como tuvo que recomprar eso. El señor
Hachuel hizo muchísimas presiones para que se le compraran sus acciones,
muchísimas presiones. Hubo muchos accionistas, evidentemente; en un
momento determinado también se habló de Toho, que es una de las grandes
compañías de seguros del mundo, pero yo personalmente creo que no lo era,
salvo las que había compromiso.




El señor PRESIDENTE: Señor Espasa, tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Belloso, si he entendido bien su larga y
prolija respuesta, usted nos ha venido a decir --y la pregunta es ésta--
que cuando ustedes entran en Banesto, Banesto es un banco cuasi quebrado
--nos ha recordado las cifras de necesaria provisión de inversiones-- y,
en cambio, durante los años en los que usted está también al frente de
Banesto --por tanto, solidario con todos los demás y con el señor Mario
Conde-- continuamente, y apelo a la valoración cualitativa, no
cuantitativa de cifras, Banesto se pretende presentar como el Banco mejor
de España, más agresivo, el Banco punta, el Banco que crea la mejor
operación del mundo, Corporación Industrial y Financiera, etcétera. Es
decir, ¿usted nos quiere decir, señor Belloso, que todo sucede de 1992 a
1993? (El señor ex-Consejero Delegado de Banesto, Belloso Garrido, hace
signos negativos.) Es lo que ha parecido de su intervención. Porque o
bien el Banco debía ser prácticamente intervenido en 1987 o ¿es el mejor
Banco de España de 1987 a 1992? Este ha sido, para mí, el fondo político
de su intervención, que no comparto en absoluto, porque resultaría
curioso que todos los males de Banesto empiezan después de que usted se
va de Banesto. ¿Es esto lo que usted ha pretendido decir, señor Belloso?



El señor PRESIDENTE: Es una pregunta valorativa, pero que no es pregunta;
es, simplemente, opinión.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Mire, don
Ramón, a mí me han cortado justamente cuando estaba diciendo: situación
de Banesto al 30 de junio de 1992 y situación de Banesto al 30 de junio
de 1993, y ahí me han cortado. Y ahí, lo que le iba a decir a usted es
exactamente lo contrario de lo que usted ha dicho: que lo que yo estoy
diciendo es que no me creo que la diferencia que hay entre 78, que había
al 30 de junio de 1992, y 503.000, a 30 de junio de 1993, es decir, 424,
sea porque el año 1993 ha sido malo; que no me lo creo, que creo que ha
habido, fundamentalmente, un cambio de criterio del Banco de España,
legítimo, pero cambio de criterio. Pero que las cosas estaban en 1992,
estaban en 1987 y estaban en 1991 tal cual, y lo he dicho. Eso es lo que
he querido decir; o sea, todo lo contrario. Decir que mis compañeros en
1993 lo han hecho peor que yo hasta 1992, en absoluto, nunca lo hubiera
dicho, jamás; ése no es mi estilo ni para eso me presento yo voluntario a
nada.




El señor ESPASA OLIVER: De acuerdo, señor Belloso. Es lo que ha parecido,
al menos, a este Diputado, por lo que han sido todas sus cifras, aunque
después leeremos su documentación.

Digo esto, porque todas mis preguntas, y la carga no de acusación, pero
de afán de conocer la verdad que puedan tener, yo las baso, señor
Belloso, en la acción social de responsabilidad, la que los accionistas
de Banesto han planteado a usted y a los demás accionistas, no en el
Banco de España, como usted repetidamente ha querido hacer ver: en la
acción social de responsabilidad que está avalada por un acuerdo
mayoritario de accionistas de Banesto. Y en la página 148, en contra de
lo que usted ha dicho, se lee: Crecimiento absolutamente imprudente de la
inversión crediticia, ya que, mientras los grandes Bancos tienen un
incremento de la misma sobre saldos medios del 42,29 por ciento en 1991,
y del 54 por ciento en el año 1992, Banesto crece el 89 y el 108 por
ciento, respectivamente, señor Belloso. No lo dice el Banco de España, no
lo digo yo: lo dicen los accionistas de Banesto, en Junta General
Extraordinaria, como resumen de uno de los cargos más graves que se le
hace a una trayectoria, no a una persona, no a usted, no al señor Conde;
a una trayectoria de gestión que ha llevado, en afortunadas palabras del
señor Trocóniz, a la mayor ampliación de capital de este país, pero no la
del señor Morgan, no; la que los contribuyentes españoles han tenido que
pagar por la desgraciada gestión de usted, de sus compañeros y del señor
Conde a lo largo de siete años en el Banco. Y eso lo dice la acción
social de responsabilidad, no lo dice el Banco de España.




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El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Mire, lo que
dice la acción social de responsabilidad me lo sé muy bien, porque viene
contra mí. (El señor Espasa Oliver hace gestos afirmativos.) Y como usted
comprende, a esa acción social de responsabilidad aún no he tenido
ocasión de contestarla. Me parece que es abusar poner sobre la mesa un
documento, que es judicial, y que yo no he tenido la posibilidad de
contestar. Pero está contestada. Y si quiere usted, se la contesto,
porque, para empezar, esas cifras están tomadas en fechas de septiembre.

¿Por qué se toma en fecha de septiembre? ¿Por qué no se toman las cifras
en fecha de diciembre? Porque septiembre siempre es un mes en el que no
se regularizan las cuentas con la precisión con que se hace a final de
año.

Yo le he dicho, y le vuelvo a decir, don Ramón, que aquí, por lo que se
ha intervenido a Banesto no es por crecer; por lo que se ha intervenido a
Banesto es por 247.000 millones. Y ahí, en esos 247.000 millones, con
independencia de lo que diga la demanda de acción de responsabilidad, que
están en su perfecto derecho también de mentir, como usted dice, en esos
247.000 millones, en ese análisis es donde hay que ver si, efectivamente,
están esos clientes que se han producido como consecuencia de la
expansión. Eso es muy sencillo; no hay más que coger la relación. Se coge
la relación y se ve que, efectivamente, esos 247.000 millones
corresponden a clientes del período que usted considera; y aunque sean de
1993, yo me sentiría responsable también. Yo no estoy en ningún momento
diciendo que la responsabilidad la tengo hasta 1992. Sencillamente, lo
que estoy diciendo es que hasta 1992 me conozco las cosas; de 1992 para
acá, no me las conozco.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Belloso, se ha equivocado usted al
imputarme una afirmación que no he hecho nunca. Yo siempre he dicho --se
lo dije al señor Conde y se lo digo también a usted en tanto que
encausado-- que tiene el derecho constitucional a no decir la verdad,
porque está encausado en una demanda, no es que yo facilite a la gente
que diga mentiras. Le reconozco un derecho al presunto culpable, penal,
civil o del tipo que sea.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Pero también
el demandante tiene ese derecho, ¿no? ¿O solamente el demandado?



El señor ESPASA OLIVER: No, el derecho constitucional está para el
demandado.




El señor PRESIDENTE: Señor Espasa y señor Belloso, hagan un poco de caso
a la Presidencia. En el debate que tienen ahora, en la
pregunta-respuesta, les ruego que haya un orden porque, si no, les doy la
palabra y se la quito directamente. Que haya un orden en la pregunta y en
la respuesta, no se interrumpan, porque hacemos un atropello, sobre todo
para los taquígrafos, que tienen que procurar coger todas las notas.




El señor ESPASA OLIVER: Tercera pregunta, señor Belloso. Sin entrar en
las cifras, porque estudiaremos con más detenimiento las que usted aporta
y serán valoradas en sus justos términos --no se preocupe usted--, usted
ha hablado repetidamente de posibles cambios de criterio en el Banco de
España a partir del verano de 1992, pero es que en la acción social de
responsabilidad --vuelvo a la acción social de responsabilidad, no al
acta de inspección del Banco de España ni al pliego de cargos del Banco
de España-- se dice que las previsiones para insolvencias, el
reconocimiento de morosos, la valoración ficticia de la cartera de
valores, la activación de gastos indebidamente, las cuentas minorativas,
el no aplicar el principio del devengo, todo esto se hacía en el Banco
desde 1988. Se dice así.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): ¿Nada más
que desde 1988?



El señor ESPASA OLIVER: En lo que yo conozco, sí, señor Belloso. Estamos
en lo que estamos, después le hablaré de fechas respecto al fondo de
pensiones, cuando usted imputa cosas que no podían ser, simplemente
porque no existía la Ley del Fondo de Pensiones, pero espere, porque,
hablando de fechas, llegaremos a estas fechas también.

Vuelvo al tema. En la acción social de responsabilidad se le imputan
todas estas irregularidades, y se dice además --y usted ha presumido de
ello-- que todo esto se hacía porque no se aplicaba la informática a
todas estas operaciones que debían hacerse de obligado cumplimiento.

Usted acaba de presumir de que la informatización de Banesto era de las
mejores del país y que usted había tenido parte en ella. Pues bien, en la
acción social de responsabilidad una de las acusaciones más graves que se
hacen es que, pudiéndose hacer porque había los medios técnicos, es
decir, los medios informáticos, no se provisionaban las insolvencias, no
se reclasificaban los morosos, se valoraba de forma ficticia la cartera
de valores, se activaban gastos indebidamente, no se seguía el principio
del devengo... Todo esto lo dice la acción social de responsabilidad,
señor Belloso. Usted no sabe ni decir que, de eso, nada de nada.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Y además se
lo vuelvo a repetir. ¿Quiere usted ver cómo la acción social de
responsabilidad se transcribe prácticamente del acta de inspección? Está
transcrita. El principio del devengo, que yo sepa, en Banesto se ha
seguido siempre. Puede que en algún caso --y el Banco de España lo puede
señalar-- no se haya seguido, pero muy aislado, entre otras cosas porque
¿se puede usted imaginar que no se siga el principio del devengo en un
millón de operaciones? Eso es absolutamente imposible, puede que haya
alguna operación en la que no se haya seguido, pero en los créditos se
seguía. Lo que no se ha seguido alguna vez, y es lo que el Banco de
España acusa, es el principio de caja, que se aplica justamente a
aquellas operaciones de dudosos, pero el problema está en qué es un
dudoso. El Banco de España no dice nunca que Banesto no provisiona a
morosos, dice que no hace



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provisión para dudosos; en ningún caso, salvo contadas excepciones, pero
¿qué es un dudoso? Un moroso sabemos lo que es; alguien que no paga. ¿Y
un dudoso? Es alguien que alguien prevé que no va a pagar, y ahí insisto
una y otra vez. El Banco de España puede estimar que alguien no va a
pagar y la gestión del Banco pensar que sí va a pagar. Ahí siempre se va
a producir una colisión, inevitablemente.




El señor ESPASA OLIVER: Evidentemente, señor Belloso, el tema está en los
dudosos y en el resultado final que producen estos dudosos en forma de
quebranto al banco. Insisto, le pido que no haga usted juicios de valor
al imputar de dónde está o no transcrita la acción social de
responsabilidad. La acción social de responsabilidad tiene un instructor,
que ha comparecido ante esta Comisión, tiene unos firmante y tiene el
valor que tiene en tanto que es un documento que se presenta a un juzgado
de lo civil. Yo me refiero exactamente a los contenidos de la acción
social de responsabilidad sin imputar las fuentes. Vale lo que vale. Está
presentado en forma y los tribunales dictaminarán en su momento. Dejemos
esto.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Don Ramón,
yo le pido una cosa: puesto que tiene usted ahí el acta, ¿tiene usted
algún inconveniente en que yo le entregue a esta Comisión también mi
contestación a la demanda?



El señor ESPASA OLIVER: No, ninguno.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Porque yo he
venido aquí a responder de la intervención, no de la demanda. Yo creí que
eso lo tenía que responder en el juzgado.




El señor PRESIDENTE: Señor Belloso, ha venido a responder sobre la
gestión de Banesto desde la etapa en que fue responsable, hasta el 28 de
diciembre de 1993.

Señor Espasa, le pido que haga preguntas concretas, alguna de las cuales
ya las ha respondido.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Belloso, usted nos ha dicho que no fue
usted, que fue otro consejero el que presentó el señor Pueyo al señor
Conde. ¿Podría o quiere usted decir a esta Comisión quién fue este
consejero?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Lo sé por la
persona que me lo ha dicho y que ha estado aquí en esta Comisión y,
consecuentemente, él ha dicho aquí. En todo caso, pregúnteselo a él. El
me ha dicho a mí, cuando le he preguntado, quién le presentó. Me ha
dicho: Ya he dicho que lo presentó fulanito a través de menganito.




El señor ESPASA OLIVER: Ultima pregunta, señor Presidente. Usted nos ha
dicho, y ha dicho que seguramente tenía ribetes de irregularidad, que sí
existía, y esto para la Comisión es muy importante, compromiso de
recompra, al menos en el caso de Oasis, respecto del 1,5 por ciento, pero
no nos ha dicho, y, si puede ahora, sería bueno que lo dijese, si este
compromiso figura en algún acta del consejo; si figuraba en la nota que
el señor Abad nos dijo que usted había manuscrito, que se encabezaba, le
recuerdo: acuerdos entre Mario Conde y don Pedro Pueyo.

Y sobre este pacto de recompra o compromiso de recompra (que no es que
tenga ribetes de irregularidad, sino que es totalmente irregular, que no
debe ser, y que la normativa nos debe regir a todos y también a los
gestores bancarios, y así lo dice la acción social de responsabilidad:
hay que ser ordenado empresario y leal cumplidor de los estatutos de la
entidad y de toda la normativa que le es aplicable; por tanto, no es que
sean ribetes, es que es absolutamente irregular), usted nos ha dicho que,
en total, la diferencia era entre 5.100 y 4.800 que valían el día que se
firma este supuesto pacto de recompra; pero es que no es así. Cuando se
ejecuta esta recompra, creo recordar que las acciones están alrededor de
las 2.000 pesetas; o sea que el quebranto para el Banco es mucho mayor.

Por tanto, si es así, su respuesta no se ajustaba del todo a la verdad en
este aspecto cuantitativo. Pero me interesa mucho su respuesta respecto
al pacto de recompra y a la forma en cómo está sustantivado este pacto de
recompra. La pregunta es: ¿Usted cree o podría afirmar que este
intercambio accionarial de Banesto o de Banesto y la Corporación con
otros grupos se hacía algunas veces con valoración ficticia de los
activos, elevándolos mucho más para que la mutua compra cruzada de
acciones produjese un beneficio atípico? Usted dice que los créditos del
Banco iban aparejados en la operación de cruce accionarial...




El señor PRESIDENTE: Señor Espasa, le ruego que haga la pregunta concisa
y concreta.




El señor ESPASA OLIVER: La pregunta es si el señor Belloso tuvo
conocimiento, en algún caso, de operaciones de empresas vinculadas con el
Banco (la Corporación del Banco detentaba el setenta y pico por ciento de
la Corporación), en las que el cruce accionarial se hacía después de una
valoración artificial de los activos de la otra empresa.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Nunca. A esa
pregunta le contesto que nunca lo tuvimos. Lo que he dicho y mantengo es
que cuando se toma la decisión de participar (el pago unas veces puede
ser en especie y otras veces puede ser en efectivo), difícilmente la
organización bancaria, ya que es una decisión de alto nivel, puede
oponerse a dar el crédito que forma parte de esa colaboración. Eso es lo
que he dicho. Yo no he dicho, ni mucho menos, que se hicieran infladas.

No tengo conocimiento de que se hicieran infladas.

Lo que he dicho también respecto a Oasis es que Oasis pudo venderla
cuando aceptó, a cambio de no venderla, un compromiso de recompra por dos
años; pudo haberla vendido en ese momento a 4.880 ó 4.850. No las vendió
y aceptó esperar dos años, y por esos dos años él obtuvo un mayor precio
de 220 pesetas. Desde el punto de vista económico, he querido justificar
la operación para Banesto, pero nunca la he justificado desde el punto de
vista de la



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regularidad. He dicho desde el primer momento que es irregular. También
he repetido que hay ribetes de irregularidad, pero pudo haber dicho lo
que yo dije al principio, don Ramón, que dije irregular.




El señor PRESIDENTE: Señor Fernández de Trocóniz.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Señor Belloso, ¿por qué dimite
usted como consejero delegado de Banesto?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): No sé si
tiene importancia, fíjese. Yo creo que las dimisiones son muy personales,
son temas enormemente personales. Uno puede ver en un momento dado que
determinadas cosas no le convienen a su manera de ser, que no se
encuentra a gusto, que puede no ser eficiente, que puede ser en un
momento determinado perturbador, porque hay unos estilos que no son ni
mejores ni peores pero cada cual tiene el suyo y, consecuentemente,
dimito. Pero, por concretar, tiene mucho que ver con mis poderes, por
aquello de que se puede llevar a la confusión a mucha gente. Es decir, un
consejero delegado para la Banca española es una persona que tiene
absolutamente todos los poderes delegados del consejo y, en consecuencia,
puede hacer y deshacer. No era mi caso. Entonces podía estar casi en una
impostura, aparentando lo que no era, lo que no tenía formalmente
capacidad de ser. En consecuencia, lo que me pude plantear en un momento
determinado es si decía que se corrigiera esa situación y se me dieran
los poderes de tal manera que aparentase lo que realmente era o, por el
contrario, me iba, porque a veces en la decisión de dar ese tipo de
poderes también hay un estilo, y decidí que lo mejor era no reivindicar
eso en concreto e irme.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Me está usted diciendo entonces
que nunca fue consejero delegado de Banesto.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Seis meses,
pero nunca tuve los poderes delegados del consejo. Nunca. Eso es verdad.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Pero es que, señor Belloso,
además, por lo que usted está dando a entender en relación en concreto
con esta facturilla de 600 millones de pesetas de Argentia Trust, usted
no se enteraba de en qué se gastaba el dinero del Banco.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Entre otras
cosas porque tampoco yo me tenía que enterar de todo, máxime cuando el
presidente del Banco, que era a su vez consejero delegado, lo decidía.

Obviamente no me enteraba, pero ni aun habiendo sido consejero delegado
con todos los poderes, porque había otro consejero delegado. También uno
tiene que asumir que hay otros que tienen facultades de hacer cosas, no
solamente yo. El hecho de no ser consejero delegado, que no lo era en
términos rigurosos, no quiere decir que, si lo fuera, el presidente
hubiera dejado de tener los poderes que tenía, de tal manera que el
presidente o cualquier otro director general podía pagar una factura;
cualquier director general tenía facultades para pagar una factura sin
que yo me enterara, incluso sin que se enterase el presidente. Lo que
pasa es que normalmente esas cosas no suceden, pero no suceden más por
una cautela del propio director general que porque formalmente no puedan
hacerlo. Este lo hizo.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Señor Belloso, sinceramente, usted
parece que más que consejero ejecutivo o consejero delegado de Banesto ha
sido el consejero recadero del presidente de Banesto, porque usted no se
ha enterado de nada de lo que estaba pasando en Banesto, y prueba de ello
es que nos acaba de decir que se pasma, como esa crónica de ese rey de
don Gonzalo Torrente Ballester, de qué ha pasado con el Banco de España,
que ha cambiado de criterios, señor Belloso. Seriamente, no creo que el
Banco de España haya cambiado de criterios; lo que pasa es que usted no
se ha enterado de lo que ha pasado en Banesto durante seis años.




El señor PRESIDENTE: No creo que esto sea una pregunta. (Risas.) Señor
Belloso, yo estoy seguro de que estaba enterado.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Yo le puedo
decir que me he enterado. No me he enterado de lo que ha hecho el Banco
de España, pero yo nunca he sido consejero del Banco de España.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Mardones, muy brevemente.




El señor MARDONES SEVILLA: Trataré de ser muy breve.

Señor Belloso, en primer lugar, una aclaración sobre la diferencia que
hemos tenido respecto a la valoración de los activos ficticios cifrados.

En todo momento me he estado refiriendo al acta de intervención, la que
certifica el señor Jiménez Arnau, el 28 de diciembre, como acuerdo que
toma el consejo ejecutivo del Banco de España. Sobre la calidad del
activo y contingencias no cubiertas, la cifra que le he dado de
341.076.000 es la suma del déficit de fondos especiales y de los activos
ficticios cifrados conjuntamente, según el acta.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Los activos
ficticios son 36.000 millones.




El señor MARDONES SEVILLA: En segundo lugar, usted se ha referido al
fondo de pensiones que le había planteado. Es una de las cuestiones que
de otra manera, en otros aspectos, han planteado mis compañeros sobre el
cambio de criterio del Banco de España. Al principio de su intervención,



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refiriéndose al fondo de pensiones, ha empleado la expresión, que le he
copiado textualmente --y lo ratificaremos cuando se lea el «Diario de
Sesiones» de esta Comisión--, «condescendencia del Banco de España con
los administradores». Si después, en el texto del acta de intervención,
cuando el consejo ejecutivo del Banco de España se refiere a los fondos
de pensiones dice que hay un déficit de 66.398 millones de pesetas, que a
31 de diciembre de 1992 ésa es la cuantía, ya que los inspectores no
dispusieron de los datos referidos a más fechas actuales y tampoco
tuvieron acceso a los datos que permitieran evaluar los compromisos
contraídos con los altos cargos del Banco, y que para las tablas
actuariales se emplearon las GRM y GRF de 1980, que suponen un incremento
en la valoración del déficit, que ustedes estimaban, de 32.966 millones
de pesetas, lo que comunica el Banco de España a usted, ¿significa que es
ése uno de los puntos del cambio de criterio del Banco de España, que con
los anteriores era condescendiente y que cuando llegamos a diciembre de
1993 se actúa de esa manera, con una responsabilidad que ahora le añado
yo a usted personalmente derivada de esto? Usted ha dicho...




El señor PRESIDENTE: Señor Mardones, le ruego que concrete la pregunta.




El señor MARDONES SEVILLA: La concreto. Usted nos ha dicho que una de las
competencias que tuvo fue poner al día el sistema de informática en
Banesto y que se enorgullece porque en Morgan, en Estados Unidos, se
clasificó el sistema informático. Yo entiendo que, como usted se ha
definido al principio como financiero y no como técnico en las empresas
donde ha estado (Campsa, etcétera), ¿usted no sería un ingeniero de
telecomunicaciones montando el sistema? Da la casualidad de que el acta
de intervención del Banco de España, en su segundo párrafo, dice nada
menos: Asimismo se instaba a Banesto a instalar de forma inmediata una
aplicación informática que permitiera asegurar en el futuro el adecuado
cumplimiento de la circular del Banco de España 4/1991, de 14 de junio,
en esta materia. Porque, entre otras cosas, parece ser que no salían en
el ordenador, o no estaba en el programa, los defectos de previsión de
insolvencia, riesgos contraídos, etcétera. Esta es mi pregunta, señor
Presidente, para cumplir con su perentoriedad.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): Don Luis,
para dudosos. Yo no soy ingeniero de telecomunicaciones. Efectivamente no
tenía experiencia, pero sí la tengo, en las empresas que he estado, no de
montar, porque no he hecho más que tomar las decisiones o colaborar en la
toma de decisiones para que se informaticen, entre ellas Endesa, que ahí
está. Aquí se hizo exactamente igual. Elegimos a unos consultores, a
Arthur Andersen, que hizo un diagnóstico de la informática, sobre ello
hizo un plan de informatización, se buscó un constructor para que
pilotara todo lo que era el equipo informático, y sobre esa base se
empezó a trabajar. Escogimos a los técnicos en la materia que fueron los
que llevaron a cabo la informatización.

También he dicho que en el simposio internacional celebrado en Nueva
York, en septiembre de 1993, de los que se presentaron Banesto quedó como
la mejor informática. Eso no significa, ni mucho menos, que no pueda
tener una aplicación hecha. Concretamente, en una aplicación de dudosos
es que hay una carga de subjetividad que, a lo mejor, los que no somos
técnicos no somos capaces de darle al técnico para que éste la
informatice. Es decir, ¿cuándo es dudoso? Pues podríamos establecer, por
ejemplo, cuando esté en el sector de la construcción y éste baje sus
ventas más del 5 por ciento. Hay empresas constructoras que no por eso
dejan de pagar a sus clientes o dejan de atender sus obligaciones, o no
todas tienen la misma solvencia. También podríamos decir, por ejemplo,
cuando tienen unas pérdidas continuadas durante tres años. Hay empresas
que tienen una relación, como es el caso del Aguila con Heineken, que
hace que pueden estar perdiendo dinero y siguen pagando y atendiendo sus
obligaciones de préstamo y crédito. Ahí es donde está la dificultad. No
es un problema informático, es un problema de darle al informático los
criterios. Insisto en que el problema no es informático. (El señor
Mardones Sevilla: Si usted no le da al informático el dato fundamental
para que el Banco de España denuncie los riesgos, no salen en pantalla
los riesgos; los tendrá don Mario Conde en una libreta negra.) Pero, don
Luis, no soy yo. Puedo dárselos yo y puede no estar de acuerdo el Banco
de España. Es decir, puede haber entre el Banco de España y yo siempre
diferencias de criterio. Yo puedo entender que cuando una empresa deja de
pagar pero tiene vinculaciones internacionales, y tiene una carta de
crédito internacional, no hay que meterla, y el Banco de España puede
pensar que sí. Siempre se va a producir esa diferencia. No es un
problema, insisto, de informática, es un problema de acuerdo, y de
acuerdo en este caso entre el supervisor y el supervisado, pero no de la
informática, ni de él ni mía, de acuerdo entre los dos. De manera que
rechazo la imputación. Yo me he ocupado de la informática, yo no soy
técnico y yo no he hecho la informática; yo lo único que he hecho ha sido
coordinar a las personas o a las empresas que han hecho la informática de
Banesto.

En cuanto a la cuestión del fondo de pensiones, todo el mundo sabe que
depende de tres cosas: de la esperanza de vida del colectivo asegurado,
de la rentabilidad de la inversión que se haga con las reservas
matemáticas y de lo que se espere de crecimiento de los salarios. Esas
son las tres variables que se meten en el programa. De tal manera que
metido eso --y naturalmente la base, la edad que tiene cada uno de
ellos--, si yo le meto un 10 por ciento de deuda pública, un dos por
ciento de revisión salarial y unas tablas de esperanza de vida del 70
--que son inferiores a la esperanza de vida del 80--, me salen unas
cantidades distintas que si le meto un seis, un cinco de revisión
salarial y otras tablas. Eso es esencialmente cambio de criterio, que no
tiene por qué ser peyorativo. Yo no he pretendido ser peyorativo con el
Banco de España, nunca he pretendido ser peyorativo. Unicamente hay que
meter en el concepto cambio de criterio como formando parte de la
legalidad actual, porque forma...




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El señor PRESIDENTE: Yo creo que ha entendido cambio de criterio como
consecuencia de cambio de realidades, porque los años no son los mismos.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): No, no. Eso
lo dice usted.




El señor PRESIDENTE: Los cambios de criterios tienen como consecuencia
los cambios de realidades. Aunque la Presidencia nunca hace juicios de
valor, ni mucho menos, simplemente va a tener una osadía, y es preguntar,
respecto de la informatización, cómo lo tienen los demás bancos. A
nosotros nos sería útil saber si este aspecto --lo digo por completar
información que han solicitado todos los portavoces-- lo tienen previsto
en la informatización y si en la informatización de Banesto, que era la
mejor, no estaba previsto.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Belloso Garrido): No le puedo
contestar, señor Presidente, porque ya estoy contestando a la demanda de
acción de responsabilidad, que no he sido citado para ello, y no voy a
contestar también por el Banco Bilbao-Vizcaya.




El señor PRESIDENTE: No, no. Simplemente ha sido una pequeña osadía de la
Presidencia el preguntar esto, porque no lo hace nunca. Le agradecemos su
comparecencia y le rogamos que toda la documentación se la entregue a los
miembros de la Comisión.

Se suspende la sesión por unos minutos.




Se reanuda la sesión.




--DEL EX-CONSEJERO DELEGADO DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO (BANESTO) DON
ENRIQUE LASARTE, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA
REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 219/000283.)



--DE DON ENRIQUE LASARTE, EX-CONSEJERO DELEGADO HASTA EL DIA 28/12/93,
PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA
CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A SOLICITUD DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS
SOCIALISTA (Número de expediente 219/000390) Y FEDERAL DE IZQUIERDA
UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número de expediente 219/000403.)



--DE DON ENRIQUE LASARTE PEREZ-ARREGUI, EX-CONSEJERO DE BANESTO, PARA
INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA
SOBRE EL CITADO BANCO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR.

(Número de expediente 219/000418.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, continúa la sesión. El segundo punto del
orden del día es la comparecencia de don Enrique Lasarte, ex consejero
delegado de Banesto, para informar en relación con la investigación que
está realizando la Cámara sobre este Banco. Esta comparecencia ha sido
solicitada por los grupos Socialista, Izquierda Unida y Popular.

Agradecemos la presencia del señor Lasarte en la Comisión y, según el
orden de solicitudes de comparecencia, en primer lugar tiene la palabra,
por el Grupo Socialista, el señor Moreno.




El señor MORENO MONROVE: Gracias, señor Lasarte, por su comparecencia en
esta Comisión. Esperamos que nos ayude a ir esclareciendo algunos de los
elementos que nos interesan dentro de los objetivos generales que se ha
marcado esta Comisión de seguimiento de la intervención de Banesto por
parte del Banco de España.

Voy concretamente a algunas preguntas que le formulo en su calidad de ex
consejero delegado de Banesto; preguntas muy concretas que le ruego, si
es posible, que tengan también unas respuestas concretas. En primer
lugar, señor Lasarte, en noviembre de 1993 Banesto realizó una operación
consistente en ampliar el capital de Infosa, empresa cien por cien de
Banesto, que se dedicaba a cubrir los servicios del Banco y que presidía
don Fernando Garro. Dicha ampliación de capital fue de 12.000 millones de
pesetas y se utilizó para adquirir al grupo Dorna, participada al 50 por
ciento por Banesto, el contrato de gestión de publicidad del Real Madrid
por 14.000 millones de pesetas. En relación con esto y teniendo en
cuenta, por la información que obra en nuestro poder y de las
comparecencias ya habidas también en esta Comisión, la alta concentración
de riesgos que Banesto tenía en Dorna-Promoción del Deporte, en esa
fecha, ¿nos podría dar, señor Lasarte, su opinión sobre los criterios que
actuaron en Banesto, en aquella ocasión, para realizar la operación que
he descrito de ampliación de capital de Infosa y posterior compra a Dorna
del contrato de gestión de publicidad del Real Madrid? Adicionalmente,
¿nos podría decir qué finalidad tenía la operación, desde el punto de
vista de los objetivos de Banesto, desde el punto de vista financiero y
desde el punto de vista de la rentabilidad o de la gestión global del
Banco?
En segundo lugar, señor Lasarte, según nuestra información, usted firmó
un acuerdo con el señor Romaní en abril de 1993 --usted en representación
de Banesto y el señor Romaní en representación de la Corporación
Industrial y Financiera de Banesto-- por el que Banesto se comprometió a
compensar a la Corporación en el año 2005 la diferencia entre el importe
en libros de la Corporación de su participación en Asturiana de Zinc y su
valor teórico contable auditado. En relación con esta introducción, que
forma parte de la información que tenemos, quería preguntarle qué
finalidad tenía, señor Lasarte, el mencionado acuerdo. También quería
preguntarle si fue contabilizada en Banesto esta contingencia.




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En tercer lugar, y en relación con el tema general de autocartera,
partiendo de unas frases que están incluidas en la demanda de acción
social de responsabilidad de que los administradores de Banesto
utilizaron sociedades controladas, vinculadas o financiadas para manejar
altos porcentajes del capital social para evitar formalmente la
consideración de autocartera, nos gustaría que nos ofreciera sus
criterios, sus opiniones sobre esta situación en su condición de ex
consejero delegado, y muy especialmente sobre las operaciones respecto de
las empresas del mismo grupo que tuvieron financiación del propio
Banesto, muchos de cuyos ejemplos --algunos muy ilustrativos-- han sido
motivo de diversas comparecencias, teniendo en cuenta que en la última
habida del señor Belloso se ha hecho mención especial a la operación del
compromiso de recompra en el grupo Pueyo del 1,5 del capital de Banesto.

Lo digo como un ejemplo ilustrativo de lo que estoy preguntando.

Por último, señor Lasarte, a mi Grupo le interesa conocer en qué medida
usted participó como miembro del consejo y como consejero delegado en la
toma de decisiones sustanciales de Banesto en los últimos años y, a modo
ilustrativo, no de forma excluyente pero por citar algunos, en lo que
supuso la inversión en Oasis, las operaciones o las ventas para
afloración de plusvalías latentes y algunas otras que han sido reflejadas
tanto en comparecencias como que forman parte de la documentación básica
de que dispone esta comisión para su análisis. Por tanto, nos gustaría
conocer exactamente en qué medida participó como miembro del consejo en
esa toma de decisiones de los grandes asuntos en cuanto a la gestión de
Banesto en los últimos años.

Nada más, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, el señor Espasa tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, voy a concretar en tres bloques
de preguntas la información que demandamos, como grupo parlamentario, al
señor Lasarte en su calidad, él sí, de consejero delegado durante un año
aproximadamente en Banesto.

Dentro de estos tres bloques de preguntas, en su calidad de consejero
delegado, nos gustaría conocer su opinión, su valoración técnica,
financiera de los riesgos crediticios que Banesto tomaba con cuatro
grupos de sociedades que voy a mencionar inmediatamente, riesgos
crediticios que ya sabemos venían de la mano de participación accionarial
muchas veces, en casi todas ellas era así, pero no deja de ser menos
cierto que, en definitiva, quien concedía el crédito era el banco y el
señor Lasarte era su consejero delegado, ayudado naturalmente por el
presidente y por el consejo ejecutivo, en su caso.

Nos gustaría conocer la opinión técnica y financiera del señor Lasarte
sobre los riesgos crediticios que Banesto asume en Oasis, o, para decirlo
mejor, grupo del señor Pueyo; en Dorna, con el grupo del señor Hachuel,
para entendernos; y en la operación Inlux Wat y la participación de
Valyser en esta operación. Concretamente, la pregunta es si conocía el
señor Lasarte que en Valyser o, mejor dicho, en Asbur Inversiones que
tiene una «comfort letter» respecto de un crédito de Valyser estaba
presente el presidente del Banco Español de Crédito, señor Mario Conde;
si conocía esto.

Segundo bloque de preguntas. ¿Participó el señor Lasarte en la
elaboración de los planes de saneamiento presentados al Banco de España
en las fechas inmediatas a la decisión final de intervención? ¿Cuáles
eran los criterios de elaboración de dichos planes y cuáles fueron los
criterios de la variabilidad de los planes?
En tercer lugar, qué nos puede decir el señor Lasarte respecto a las
acusaciones que se hacen al Banco Español de Crédito y, por tanto, a su
consejo de administración y a su consejero delegado, de un constante y
sistemático entorpecimiento de la labor inspectora del Banco de España.

Nos constan multitud de ejemplos concretos, que no voy a citar, pero me
gustaría una respuesta valorativa sobre esta afirmación que, de ser
cierta, sería, es muy grave. Nos gustaría conocer la opinión de la otra
parte, sabiendo, por supuesto, que esta comisión valorará en su justo
peso, en su justa medida las opiniones de todas las partes.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, el señor Fernández de Trocóniz
tiene la palabra.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Gracias, señor Lasarte, por
comparecer en esta Comisión.

Usted es nombrado consejero del Banco Español de Crédito aproximadamente
en diciembre de 1987 y al propio tiempo accede usted a la Presidencia del
Banco de Vitoria. Señor Lasarte, ¿usted qué experiencia de gestión
bancaria tenía en noviembre de 1987?
Aparte de esto, nos gustaría que nos relatase cuáles eran las relaciones
que a lo largo de su presidencia en el Banco de Vitoria tuvo esa entidad
crediticia con Dorna, Promoción del Deporte, el grupo García Pardo, en
general, y Oil-Dor.

Por último, nos gustaría saber cómo eran las relaciones entre Banesto y
sus bancos participados en cuanto a la toma de decisiones; es decir, qué
capacidad de decisión tenían ustedes dentro del Banco de Vitoria y cuáles
correspondían directamente al Consejo de Administración de Banesto, a su
Comisión Ejecutiva, o a su Consejero Delegado o Presidente.

En último lugar, señor Presidente (a pesar de que antes dije que iba a
ser la última pregunta, me gustaría también hacerle otra), querríamos
conocer cuáles eran las facultades delegadas del Consejo de
Administración que usted tenía como Consejero Delegado de Banesto.




El señor PRESIDENTE: Para contestar a las cuestiones planteadas, el señor
Lasarte tiene la palabra.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui):
Gracias, señor Presidente.

De entrada, quiero decirle que para mí es una satisfacción poder estar
hoy aquí con todos ustedes, en el deseo de



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que podamos ir paulatinamente clarificando la tremenda medida adoptada
por el Banco de España el día 28 de diciembre del año pasado.

Antes de entrar en la contestación concreta y puntual a las preguntas que
SS. SS. me han planteado, quisiera hacer un breve resumen de cuál era la
situación del Banco cuando yo me hago cargo de la Consejería Delegada de
Banesto, que fue a finales del año 1992, concretamente, con efectos 1.º
de enero de 1993.

En octubre o noviembre de 1992, es decir, muy poquito antes de que yo me
hiciera cargo de la Consejería delegada, el Gobernador del Banco de
España, señor Rojo, junto con el Presidente de Banesto, llegan a un
acuerdo respecto a la situación de Banesto en el año 1992; y llegan a un
acuerdo concreto y muy determinado respecto a las dotaciones necesarias
del fondo de pensiones (repito que ésta es la clave, después del acto de
intervención), respecto de las provisiones necesarias por insolvencias, y
respecto de la valoración de las sociedades que componían la Corporación
Industrial. Se llega a un perfecto acuerdo, en virtud del cual el Banco
de España concede a Banesto (repito, octubre de 1992) un plazo de ocho a
diez años para cubrir el fondo de pensiones, concede un plazo de dos o
tres años para cubrir las necesarias insolvencias y acepta el Banco de
España (naturalmente, junto con Price Watherhouse, en su condición de
auditor del banco) las valoraciones que en libros Banesto tenía de la
Corporación Industrial Banesto. Por tanto, los tres puntos esenciales que
sirven de base para el acta del Banco de España, que sirve de base
asimismo para...




El señor PRESIDENTE: Señor Lasarte, le ruego de nuevo que conteste a las
cuestiones planteadas. Esta introducción se la agradecemos, pero yo creo
que lo fundamental es que conteste a las preguntas que le han realizado
los señores portavoces. Se trata de analizar la gestión del Banco Español
de Crédito; este es el mandato que tiene la Comisión: análisis de la
gestión del Banco Español de Crédito.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): De
acuerdo, Presidente.

En cualquier caso, cara a esa gestión, ésa es la situación del banco
cuando yo me hago cargo precisamente de mi gestión y pasa lo que luego
pasa a lo largo del año 1993, que iré contando después, si puedo. Yo creo
que han sido datos, todos ellos, tremendamente positivos para la marcha
del banco y que vienen a decir que el banco, en el año 1993, estaba mejor
que lo estaba en el momento de ese supuesto acuerdo que se refleja en una
carta del Banco de España.

Pero yendo concretamente a las preguntas que me han planteado SS. SS., en
cuanto a la de Infosa-Dorna, en donde efectivamente se produce una
ampliación de capital, sencillamente se trataba de las decisiones que
estábamos tomando en relación con el grupo Dorna. Es decir, Dorna tenía
un nivel de riesgo importante con el banco, era uno de los grupos con
riesgo importante para el banco, y nos pareció adecuado, en relación con
el contrato que Dorna tenía con el Real Madrid, Club de Fútbol, que ese
contrato se gestionase por una empresa que fuera en ese momento cien por
cien del banco, y estimamos que la empresa adecuada para gestionar ese
contrato era una sociedad rentable, sin ningún problema, con una buena
cuenta de resultados en el banco, que era Infosa.

Después de una serie de gestiones y de valoraciones sobre lo que podía
valer realmente un contrato como el del Real Madrid --que, como ustedes
comprenderán, no es de fácil valoración--, se llegó a una estimación
objetiva, en base a varios parámetros, y el contrato fue comprado por
Infosa a Dorna. Infosa, para poder comprar ese contrato, tuvo que hacer
una ampliación de capital. Repito que la razón de fondo era un problema
de gestión de la situación del Grupo Dorna. Nos pareció más adecuado
separar el contrato del Real Madrid, puntual contrato, contrato
determinado, del resto de actividades que tenía Dorna, y que ese contrato
se gestionará directamente desde el banco. Como obviamente no lo podía
gestionar el banco, tenía que ser una sociedad que fuera cien por cien
del banco, que se dedicara a cosas parecidas y que fuera una sociedad
adecuada para gestionar un contrato, repito, tan complicado como el
contrato del Real Madrid. Para ello se le dieron los fondos a Infosa,
Infosa compró el contrato y estimamos que Infosa hizo una operación
buena, mientras que, al mismo tiempo, la operación de venta de Dorna
también era una operación buena. Como digo, esta operación se hizo,
después de varias tasaciones, a precio de mercado.

En cuanto al tema de Asturiana de Zinc, me decía S. S. que yo había
firmado un contrato con don Arturo Romaní, y efectivamente firmé un
contrato con don Arturo Romaní, que yo creo tuvo razón de ser en base a
criterios marcados por los auditores de la Corporación Banesto. Esto no
se lo puedo decir con rotundidad total porque son ya muchas cosas y la
verdad es que hemos tenido mínimo, por no decir absolutamente nulo,
acceso a los papeles del banco desde el día 28 de diciembre, y tengan
ustedes en cuenta, señorías, lo que supone dejar el despacho sin poder
llevarse prácticamente un papel, en un plazo, yo diría, de dos o tres
horas, con lo cual tenemos las limitaciones propias de no disponer de la
documentación, porque no hemos tenido después acceso a la documentación
que tuvimos que dejar en el banco. Respecto a Asturiana de Zinc,
efectivamente, lo que yo recuerdo es que los auditores de la Corporación
Banesto pedían una especie de garantía por parte del banco, que se
prestó, entre otras cosas, en la confianza que yo personalmente siempre
he tenido en Asturiana del Zinc. Es decir, creo que Asturiana del Zinc es
una empresa muy prototipo de lo que ha pasado en Banesto en estos años, y
yo diría que muy prototipo de la decisión final que el Banco de España ha
tomado respecto de Asturiana del Zinc. Personalmente he tenido en el
Banco de España bastantes discusiones referidas concretamente a Asturiana
del Zinc. Yo diría que, probablemente, a la sociedad a la que yo más
tiempo he dedicado en mis discusiones con el Banco de España,
puntualmente hablando, ha sido a Asturiana del Zinc, excluyendo
sociedades que pudieran ser del banco, sociedades que pudieran ser
puramente tenedoras de acciones.




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Asturiana del Zinc, como todos ustedes saben, es una sociedad cíclica,
una sociedad que está pasando los años 1990, 91, 92 y 93 por un ciclo
bajista del precio del zinc y es una sociedad que es la tercera
productora de zinc en el mundo. Creo que, como españoles, debemos estar
orgullosos de tener sociedades que están en el nivel de la tercera del
mundo como productora del zinc; pocas empresas en España,
desgraciadamente, nos van quedando con posiciones de punta en el sector
industrial. Asturiana del Zinc es una de ellas, es la tercera productora
de zinc en el mundo y, naturalmente, como todas las productoras de zinc,
en los años 1992 y 93 está perdiendo dinero de forma importante.

Nosotros, en Banesto, decidimos apoyar a Asturiana del Zinc pensando en
cuando cambie el ciclo, cosa que, por cierto, ya está ocurriendo. Si ven
ustedes los datos, en el momento de la intervención de Banesto el zinc
debía estar cotizando en las bolsas internacionales a un nivel de 800/850
dólares, más o menos, hoy está ya cotizando a 1.060/1.070 dólares, con lo
cual Asturiana del Zinc empezará a ganar dinero otra vez dentro de muy
poco tiempo. De hecho, en Bolsa este año ha subido ya el 60 por ciento su
cotización; estaba a 1.000 pesetas a principios de ejercicio y está a
1.600 pesetas en este momento. Por tanto, en Asturiana del Zinc lo fácil
para Banesto hubiera sido decir que no creemos en Asturiana del Zinc, que
está perdiendo demasiado dinero, nos está perjudicando las cuentas
consolidadas del grupo y lo que hacemos es, sencillamente, abandonar a
Asturiana del Zinc y provocar la pérdida, de forma naturalmente
irrevocable, de una compañía industrial importante en España y la pérdida
consustancial, como ustedes se pueden imaginar, de un número importante
de puestos de trabajo en la zona de Asturias, tanto de forma directa, por
la vía de Asturiana, como de forma indirecta, por la cantidad de talleres
que trabajan para Asturiana del Zinc en Asturias. Repito que lo fácil
para nosotros en Asturiana --y presiones en ese sentido tuvimos-- hubiera
sido dejarla de lado, porque efectivamente a las cuentas de resultados de
la Corporación Banesto y, por tanto, a las cuentas de resultados del
grupo consolidado Banesto nos estaba causando un tremendo perjuicio.

Recordar también, hablando de Asturiana del Zinc y repito que eso
obedecía a nuestro modelo; es decir, nuestro modelo en Banesto era un
modelo que, dentro de las medidas o de las posibilidades que nos dejaba
la legislación en vigor, pretendió mantener un grupo industrial
razonablemente potente; o sea, era el modelo nuestro, no sé si es un
modelo equivocado o es un modelo acertado. Es indudable que no se puede
contestar que es acertado ni equivocado. En el mundo hay dos modelos, y
nosotros optamos por un modelo que, de alguna forma, naturalmente
cumpliendo con la legislación en vigor, pudiera mantener algún tipo de
empresas en las que veíamos un futuro importante, y repito, obviamente,
una de ellas es Asturiana del Zinc, y SS. SS. verán cómo en el próximo
futuro Asturiana del Zinc valdrá sensiblemente más de lo que está
valiendo hoy.

Quiero también decir que Asturiana del Zinc es uno de los puntos
importantes en el acta de inspección del Banco de España y, por tanto, es
uno de los puntos importantes en la medida que adopta el Banco de España
al intervenir Banesto, el 28 de diciembre. Curiosamente --creo que esto
ya se ha comentado, pero debo decirlo aquí--, Asturiana del Zinc,
recordarán ustedes que lo teníamos nosotros en libros el día 27 de
diciembre, repito, el 27 de diciembre en 1.480 pesetas por acción. Llegó
el Banco de España y los interventores nombrados por el Banco de España
colocaron la acción de Asturiana del Zinc, por aquello de que no valía
nada, de que era una sociedad que perdía dinero, etcétera, etc., en 180
pesetas por acción. Si ustedes multiplican el diferencial de 1.480 menos
180 por el número de acciones que la Corporación Banesto tenía en
Asturiana del Zinc, nos da un llamado desequilibrio patrimonial
importante, una pérdida importante.

Tres meses después, es decir, hace un mes, ha aparecido publicado en la
prensa que Banesto ha colocado en el mercado a varios inversores
institucionales el 23 por ciento de Asturiana del Zinc. ¿Y saben ustedes
a qué precio se ha colocado el 23 por ciento de Asturiana del Zinc? Se ha
colocado a 1.500 pesetas por acción. Es decir, 1.480 nosotros, 180 el
Banco de España, 1.500 pesetas el mercado y, además, no solamente el
mercado en un plano teórico, sino el mercado pagando dinero.

Quiero insistir en que eso supone muchísimo dinero en el acta de
intervención del Banco de España; creo que, uniendo créditos con
participación en el capital, no anda lejos de los 50.000 millones de
pesetas y a la conclusión que se llega es que no era necesaria una
provisión en Asturiana del Zinc ni, por supuesto, había agujero; por
tanto, el agujero de que se habla respecto a Asturiana del Zinc es una
pura artificialidad y lo que es más grave todavía, señorías, es que esa
artificialidad de pérdida, que no existe, nos la reclama el Banco Español
de Crédito a nosotros, antiguos consejeros del Banco, por vía de la
acción social de responsabilidad. Es decir, estimen ustedes lo que les
parezca adecuado, pero a mí me parece extremadamente grave como ejemplo
de lo que ha sido el acta de intervención del Banco de España, en una
sociedad muy transparente, como es Asturiana del Zinc, muy concreta, muy
determinada y muy ejemplarizante --si vale la palabra-- de lo que es una
sociedad cíclica.

Insisto en que, en este momento, nosotros, antiguos consejeros de
Banesto, tenemos sobre nuestras espaldas la reclamación, por una cantidad
muy importante, de una pérdida, que no se ha producido, porque --repito--
las acciones que teníamos a 1.480 pesetas se pusieron a 180 y se
vendieron a 1.500.

Espero que en el resto del déficit patrimonial no se hayan utilizado los
mismos argumentos o el mismo sistema para valorar otras sociedades, para
valorar inmuebles, etcétera.




El señor PRESIDENTE: Señor Lasarte, creo que le han preguntado también
por otros ejemplos.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): De
acuerdo.

Yo veo bastante clarificador el ejemplo de Asturiana del Zinc.




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La tercera pregunta que me hacía S. S. se refería a la autocartera. Yo
creo que es otro de los puntos también esenciales en la decisión adoptada
por el Banco de España el 28 de diciembre.

Recordarán SS. SS. que en algunos medios de comunicación, dentro de esa
línea de tremenda intoxicación que hemos tenido que sufrir en estos
meses, se publicó, el día 30 o el día 31, concretamente, en el periódico
«El País» --y creo que en alguno más también, aunque yo me acuerdo de «El
País»--, que Banesto tenía una tremenda autocartera que llegaba al 34 por
ciento. Esto es grave, porque, naturalmente, el 34 por ciento de
autocartera, además de reflejar un estilo de gestión no recomendable,
supone habernos comido un porcentaje muy importante de los recursos
propios, que es lo que está detrás del espíritu que sigue el Banco de
España en el momento de redactar el acta de intervención.

El propio Presidente de Banesto, señor Sáenz, ha reconocido sucesivas
veces, es decir, yo creo que lo ha hecho en la Junta General y supongo
que lo habrá hecho en esta misma Comisión, que el Banco está en el 3,6
por ciento de autocartera, es decir, la misma que nosotros habíamos hecho
pública antes de la intervención. Por tanto, ahí, como en tantas otras
cosas, señoría, lo que hay es una serie de infamias recogidas respecto de
la gestión de Banesto que, sencillamente, no son verdad y son fácilmente
contrastables. Se dice: Banesto tenía el 34 por ciento de autocartera.

Banesto no tenía el 34 por ciento de autocartera, obviamente no tenía el
34 por ciento de autocartera y, además, repito es tan obvio que no lo
tenía que hasta los propios responsables nombrados por el Banco de España
han reconocido que la autocartera de Banesto está en el 3,6 por ciento.

Además hay que tener en cuenta otra cosa, señorías, que Banesto tiene
tradicionalmente un porcentaje de autocartera fijo, permanente, vamos a
decir, que es la participación que tiene de siempre, históricamente, La
Unión y El Fénix en Banesto, y aun cuando se ha ido reduciendo siempre
tenemos una cierta autocartera estable, que consiste en la participación,
repito, que tiene La Unión y El Fénix en Banesto.

Por tanto, no problema de autocartera y sí una intoxicación muy clara --y
déjenme, señorías, que lo diga con esta claridad-- a partir del momento
de la intervención, tanto en cuanto al tema de la autocartera como en
aquella tremenda afirmación que apareció en la prensa de que los
consejeros de Banesto habíamos provocado la venta de acciones, y este
tema, Presidente, es muy importante, porque consiste en no respetar el
derecho de audiencia que todo Estado de derecho permite a cualquier
ciudadano.




El señor PRESIDENTE: Señor Lasarte, en este momento no le han preguntado
por las afirmaciones que han constado en los medios de comunicación, sino
que le han hecho preguntas concretas, en este caso simplemente sobre
autocartera. Su respuesta sería correcta, pero yo creo que la comisión y
los portavoces valoran las preguntas que estiman convenientes, y no se ha
citado en ningún caso como fuente de autoridad lo que dijeran en todo
caso testimonios a través de libros o medios de comunicación, sino
simplemente a través de la documentación que nos consta y obra en el seno
de la comisión. En ese sentido, le ruego que se ciña lo más posible a las
preguntas que le han hecho los portavoces.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): De
acuerdo, señor Presidente.

En cualquier caso, insisto en el tema de la autocartera, que es el objeto
de la pregunta; repito que no hay autocartera por encima de los límites
legales y que, por tanto, hubo una tremenda intoxicación, por lo menos
desde el punto de vista de los medios informativos, en relación con este
punto. Repito que el Banco Español de Crédito históricamente ha tenido
una participación con La Unión y El Fénix, que La Unión y El Fénix tenía
y tuvo siempre una participación en Banesto que se consideraba
técnicamente autocartera y, por tanto, ese 3,6 por ciento realmente, en
términos de manejo de gestión, es menos de lo que el propio 3,6 por
ciento significa.

En cuanto a la pregunta de S. S. respecto de Oasis, Dorna y Hachuel, por
lo que puede afectar a la autocartera del Banco, yo creo que el tema de
Oasis ha sido tratado en profundidad en esta comisión; al menos tengo esa
sensación. Yo no conocí el tema de Oasis en el momento de su gestación,
saben SS. SS. que yo he sido consejero delegado del Banco desde el día
1.º de enero del año 1993 y que la operación de Oasis es muy anterior a
dicha fecha. En todo caso, lo que sí puedo decir a SS. SS. es que no
puede haber habido una recompra de las acciones de Oasis por una razón
muy concreta, y es que en los libros de Banesto no están las acciones de
Oasis y, de haber habido ese pacto de recompra obligatorio, supongo que
las acciones de Banesto que estaban en poder de Oasis hubieran estado en
los libros de Banesto, y todas las acciones que el Grupo Oasis o el señor
Pueyo tenían en Banesto. Es decir, el tres por ciento del capital social
más las que suscribió en el momento de la ampliación de capital, están en
este momento bien en poder del Banco de Santander o bien en poder de un
crédito que el Grupo Oasis tiene concedido por el banco francés Crédit
Agricole, y tiene, en garantía de ese crédito, prestada la pignoración
del resto de las acciones de Banesto que tenía el Grupo Pueyo.

Quiero puntualizar aquí otro tema que creo es importante en relación con
Oasis y con esas acciones de la ampliación de capital. Banesto no
financió ni una sola acción de la ampliación de capital del verano;
además, tomamos la decisión de no financiar activamente ninguna acción en
la ampliación de capital del verano.

En cuanto a Dorna, yo creo que ya el señor García Pardo, responsable de
Dorna, dijo en esta propia Comisión que no había ningún pacto de
recompra. Digo lo mismo que respecto de Oasis, las acciones de Dorna no
han vuelto al Banco Español de Crédito en ningún momento.

En cuanto al señor Hachuel, creo que es curioso lo que se ha comentado
del señor Hachuel. Yo sí tengo muchas cosas que decir respecto al señor
Hachuel, en el sentido de que me encontré con que el señor Hachuel, que
tenía una magnífica relación con el Banco Español de Crédito por



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una serie de razones históricas, tenía un crédito concedido por importe
de algo más de 7.000 millones de pesetas, y yo tuve que tomar una
decisión muy dura y muy difícil --muy dura personalmente--, allá por el
mes de marzo o abril del año 1993, que fue tomar la decisión de ejecutar
los créditos del señor Hachuel.

Créanme, señorías, que, para mí, tomar la decisión de ejecutar los
créditos del señor Hachuel no fue fácil, pero había que hacerlo porque el
banco lo exigía. En aquel momento alguien dijo que el señor Hachuel tenía
unas acciones y que el banco tenía obligación de compra de aquellas
acciones; por tanto, el viejo argumento de la autocartera; el viejo
argumento y la vieja intoxicación respecto de la autocartera. Yo no tuve
ninguna constancia, como consejero delegado, de que hubiera pacto de
recompra, y tan es así que nos quedamos con las acciones del señor
Hachuel a través de un procedimiento ejecutivo ante los juzgados. Por
tanto, repito, el señor Hachuel tenía dos paquetes de acciones, uno que
estaba afecto al crédito que tenía concedido el banco y otro que lo tenía
concretamente en otro sitio. El que tenía en otro sitio fue vendiéndolo
en Bolsa, no fue Banesto quien lo compró y las informaciones que me
llegan es que fue vendiéndolo en los últimos días previos a la
intervención de Banesto. El paquete que tenía en el Banco Español de
Crédito no solamente no había pacto de recompra sino que tuvimos que
ejecutar la póliza que teníamos con el señor Hachuel que, repito, era una
decisión que había que tomarla en el orden profesional pero que, como
tantas otras, es dura en el orden personal, y nos quedamos con las
acciones del señor Hachuel por la vía de un procedimiento ejecutivo. Por
tanto, ni Oasis, ni Dorna, ni Hachuel han sido montajes especiales para
cubrir porcentajes de autocartera.

La última pregunta de S. S. es respecto a qué participación tenía yo en
la toma de decisiones en Banesto. Yo diría que, a lo largo del año 1994,
muchísima, como es natural, yo era el consejero delegado del Banco y, por
tanto, tenía una participación prácticamente total. Además, no se oculta
a SS. SS. que yo tengo una magnífica y antigua relación personal con el
ex Presidente de Banesto; por tanto, la relación del Presidente de
Banesto antiguo conmigo era una relación fácil y yo creo que fue una de
las ventajas de la gestión en el año 1993 que, repito, fue una gestión yo
creo que reconocidamente positiva con todas las «ratios» del banco en el
año 1993 absolutamente hacia arriba, en recursos, en interbancario, en
liquidez, en recursos propios, etcétera. Todas las «ratios» del año 1993
en Banesto son datos tremendamente positivos.

En cuanto a la inversión en Oasis, que es la pregunta concreta del señor
Diputado, yo le diría que ya le he contestado antes en el sentido de que,
más que en mi condición de Consejero del Banco, no tuve excesivo
conocimiento de que habíamos tomado un cruce de participaciones con
Oasis. Naturalmente, quien sí llevaba de verdad todas las gestiones del
tema Oasis era don Javier Abad que, en aquel momento, era Director
general de área internacional del Banco, señor Abad con quien, por
cierto, nosotros, a lo largo del año 1993, hemos tenido serias
diferencias profesionales y de quien me extrañan, por tanto, las palabras
que ha dicho ante esta comisión. Yo tuve serias discrepancias
profesionales con el señor Abad, a lo largo del año 1993 y no referidas
estrictamente al tema Oasis; pero también puedo decir que, en relación
con el tema Oasis, que es objeto de la pregunta a lo largo del año 1993,
con quien he despachado absolutamente todo, es con el señor Abad y en
ningún momento, lo digo con la verdad por delante y sin la más mínima
duda, he recibido ninguna indicación del Presidente del Consejo en cuanto
a que se debiera hacer algo en relación con el Grupo Oasis. en ningún
momento.

Las preguntas que me hace el señor Espasa están divididas en tres
bloques. Yo diría a S. S., que los riesgos de Oasis, Dorna, etcétera, el
problema es que un banco como Banesto (con un balance tan grande, con un
balance donde, además, el peso de la actividad no estrictamente bancaria,
entendiendo por estrictamente bancaria lo que es tomar dinero y prestarlo
con un diferencial) históricamente es un banco que ha optado por un
modelo de banca; por tanto, no ha optado por el modelo puramente
anglosajón de banca tomadora y prestadora de dinero con un diferencial.

Históricamente eso ha sido así y por eso el peso del balance en la parte
industrial, no estrictamente bancaria, es importante. Eso tiene ventajas
en un momento de auge económico y, como es natural, tiene inconvenientes
en momentos de crisis económica. Por otro lado, también se tiene la
sensación de que estás contribuyendo a la creación de riqueza estable en
un país, que parece que también, yo creo, debe ser una de las funciones
de la Banca, sobre todo en un país donde no hay un exceso de capitales
disponibles para la creación de riqueza estable. Nosotros, como he dicho
antes, estábamos en esa línea filosófica y dentro de ella teníamos una
serie de inversiones que naturalmente, con el paso del tiempo y en una
coyuntura difícil y de crisis, tenía sus relativas dificultades. Algunas
estaban en la Corporación Industrial --me he referido antes concretamente
al tema de Asturiana del Zinc--, y algunas estaban más en la órbita del
Banco.

En cuanto a Oasis yo creo que ya está dicho. Me pregunta usted, en el
plano personal, profesional, por el riesgo. Hombre, probablemente el
riesgo puede ser excesivo, pero eso pasa siempre en la Banca, y más
cuando tienes una participación en el capital; pasa lo mismo que antes le
he comentado respecto de Asturiana del Zinc, que es decir: ¿Qué vas a
hacer cuando tienes una participación en una sociedad en la que crees y
que puede tener un futuro en cuanto la situación de la economía mejore?
¿La vas a abandonar desde el punto de vista de la concesión de créditos?
¿Van a ser otros bancos los que le van a conceder las líneas de crédito
necesarias en un momento de dificultad económica? Lo que pasa, y seamos
realistas, es que al final te ves avocado --y ése es el inconveniente de
esta filosofía, pero también tiene sus ventajas-- a financiar
naturalmente a esas sociedades.

De todas formas, en Oasis debo decir una cosa: independientemente de que
a mí me gustara más o menos, de lo que no hay duda es de que Oasis estaba
al día de sus pagos con el Banco. Es decir, no había un problema de
morosidad en Oasis; había un tema de riesgo, que en el año 1993 estaba
soportado fundamentalmente en los activos del



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Grupo Oasis, y dentro de los activos del Grupo Oasis había un conjunto
hotelero muy importante en Méjico y en Canarias, pero sobre todo un
conjunto hotelero, inmobiliario, una serie de promociones inmobiliarias
en Méjico que, como ustedes pueden perfectamente imaginar, es de difícil
valoración, por lo menos un poco «a priori», desde España y en un momento
de tremenda dificultad económica, repito, como es la del año 1993. Hoy
ya, los hoteles de Oasis en Méjico valen mucho más dinero de lo que
valían en el año 1993, y no se les oculta a SS. SS. que los hoteles son
exactamente los mismos. Obviamente porque la situación económica ha
mejorado.

En cuanto a Dorna, yo le diría a S. S. un poco lo mismo, y además me
refiero a lo que he comentado ya antes también en relación con la
pregunta que me hacía el señor Moreno respecto de Infosa-Dorna. Yo creo
que en Dorna efectivamente --si me pregunta mi criterio profesional--
había quizá un excesivo riesgo que se venía acumulando, entre otras cosas
porque Dorna era un conjunto de sociedades de reciente creación, nuevas,
y que, por tanto, necesitaban el apoyo del Banco para desarrollarse, y
probablemente son las típicas sociedades donde recibes la recuperación
del capital invertido y el beneficio en un plazo de tiempo razonable.

Pero yo creo que Dorna era un conjunto de sociedades con enorme potencial
de futuro; es decir, Dorna-Promoción del Deporte ahí está y es lo que es,
llevada por unos magníficos profesionales; un contrato con el Real Madrid
que yo creo que, si se desarrolla bien, es importante; la esquina de
Concha Espina la ven ustedes todos los días; no es un tema que esté en
los cielos, es algo absolutamente real, tangible, tocable, en uno de los
mejores sitios de Madrid.

Oil-Dor es un negocio que naturalmente cuando se interviene el Banco está
en un proceso que es el menos brillante o menos lucido, que es el de
poner el dinero y no recoger todavía los beneficios, pero yo creo que la
idea de Oil-Dor es perfectamente aceptable y además así ha sido
reconocida por los nuevos gestores del Banco Español de Crédito en el
contrato que han firmado con el Grupo Oasis recientemente, que creo que
todos ustedes conocen. Ahí se reconoce, por lo menos, el valor nominal de
las acciones de Oil-Dor.

En cuanto a lo que se ha comentado de que en Dorna nosotros hemos pagado
demasiado, demasiado poco, etcétera, he de decir que yo no era Consejero
Delegado del Banco en el momento de hacer la inversión en Dorna, pero sí
he conocido (porque me atrevería a afirmar que el nivel de información
que teníamos en el Consejo de Administración de Banesto estaba por encima
del nivel de información media de los consejos habituales de banca o de
grandes empresas en España) que en Dorna se pagó el precio que marcó un
tasador que está aprobado por el Banco de España y que es sugerido por el
Banco de España, como es American Appraisal. En los casos de Dorna y
Oil-Dor hubo tasaciones concretas y determinadas. Y en el caso concreto
de Oil-Dor hubo unas gestiones de venta al Grupo Repsol en su momento que
no se llegaron a cerrar, pero el precio que se estaba manejando en
aquellos momentos era un 35 por ciento superior al precio que la
Corporación Banesto había pagado por Dorna. Por tanto, no da la sensación
de que ahí se hubiera cometido ningún error en la compra, máxime cuando
como todos ustedes saben, la valoración de una empresa como Dorna que
tiene un componente intangible muy importante, es una empresa
fundamentalmente de servicios. Es mucho más fácil valorar una sociedad
inmobiliaria, sin más actividad que la tenencia material de los bienes
inmuebles, que Dorna, que tiene un fondo de comercio muy importante y
que, por tanto, en el momento de la constitución de la sociedad es de muy
difícil valoración.

Sobre el señor Hachuel ya le he contado mi impresión. Hay que situarse en
el momento en que el señor Hachuel entra en el capital social de Banesto.

Era un hombre en pleno éxito en sus actividades profesionales. Un hombre
exitoso, con un enorme atractivo profesional, no sólo en los negocios en
España sino en los negocios en el mundo, un hombre con un buen
«curriculum vitae» como hombre de negocios. En cualquier caso, señoría,
el crédito que yo conocí y que vi en el año 1993, concedido al señor
Hachuel, a pesar de todo lo que se ha dicho de componendas con Banesto,
era un crédito de 7.000 millones que tenía como garantía nada menos que
sus dos casas de Puerta de Hierro, en Madrid, su casa en Santander, una
casa en Marbella, su colección de obras de arte, creo que un edificio en
Barcelona y las acciones de Banesto, a las que antes me he referido,
consideradas supuestamente o entre comillas como autocartera. Los
créditos que se concedieron al señor Hachuel lo fueron con garantías
suficientes, aun cuando, como SS. SS. saben, todo esto es siempre
relativo, teniendo en cuenta que en una situación de crisis los activos
valen menos y los créditos, desgraciadamente para quien los tiene, valen
cada día más.

¿Participé en el plan de Banesto presentado ante el Banco de España?
Claro que participé. Tuve una participación absolutamente fundamental en
ese plan. Nosotros, en el año 1993 --y cuando digo nosotros me refiero a
Banesto--, tuvimos que hacer por obligación --y no lo digo por apuntarme
un tanto de ningún tipo, sino porque tenía que ser así-- un esfuerzo de
transparencia ante los mercados tremendamente importante. Recuerden SS.

SS. que en el año 1993 Banesto hizo una ampliación de capital en el mes
de enero, por importe de unos 5.000 millones de pesetas, que hizo una
macroampliación de capital sin precedentes históricos en España y sin
precedentes históricos en la banca europea en los meses de julio y
agosto, y que hizo una oferta pública de la adquisición de compra de
acciones sobre la Corporación Banesto en el mes de octubre del año 1993.

Esto obligó a un esfuerzo tremendo de transparencia de información.

Tuvimos que presentar toda la documentación necesaria para la ampliación
de capital en el mes de enero en la Comisión Nacional del Mercado de
Valores y en el Banco de España; tuvimos que presentar toda la
documentación necesaria para la ampliación de capital en el Banco de
España el mes de junio y también tuvimos que presentar una tremenda
documentación en la Comisión Nacional del Mercado de Valores en solicitud
de aprobación de la oferta pública de compra de acciones de la
Corporación.




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Hay un punto muy importante que me gustaría que constara expresamente en
acta, y es la carta, en ese momento clave de la estructura del plan a que
se refiere su pregunta, que se recibe en Banesto. Cuando presentamos en
el Banco de España la solicitud de aprobación de la macro ampliación de
capital del verano, yo recibo una carta del Director General de la
Inspección (en realidad la recibe Banesto). La carta es de 11 de junio,
en donde el Banco de España dice a Banesto exactamente lo siguiente: El
Banco de España ha conocido dicho proyecto, acordando no formular
objeción al mismo, dado que no se ha puesto de manifiesto que existan
circunstancias que reduzcan la efectividad de los recursos propios
afectados. Por tanto, señorías, en el mes de junio no había ninguna
objeción y no se había puesto de manifiesto que existieran circunstancias
que redujeran la efectividad de los recursos propios del Banco Español de
Crédito. Estoy hablando del mes de junio del año 1993.

Volvimos a tener que hacer un esfuerzo importante en el mes de octubre.

En dicho mes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores nos aprobó
también la OPA sobre la Corporación Banesto, siendo consciente de que
toda OPA supone una reducción de los recursos propios computables,
porque, naturalmente, comprábamos acciones que estaban al público a
través de la Bolsa. En ese momento, tampoco el Banco de España (que, como
SS. SS. saben, está en la persona de su Subgobernador, don Miguel Martín,
en la Comisión Nacional del Mercado de Valores) vio ningún problema desde
el punto de vista de los recursos propios de Banesto, y recuerdo a SS.

SS. que estamos hablando del mes de octubre, cuando la intervención se
produce en el mes de diciembre; es decir, solamente con dos meses de
diferencia.

En cuanto al plan, fue un plan que lo hicimos de común acuerdo con el
Banco de España, señorías, y, como decía antes al hablar de la
información que dimos a los mercados, en base a una cuestión fundamental,
que Banesto había decidido en el momento de hacer la ampliación de
capital del verano, abrirse a los mercados nacionales e internacionales,
y cuando te abres al mercado nacional y, sobre todo, cuando te abres al
mercado internacional, donde las exigencias son tremendas, no tienes más
remedio que tener una política de transparencia informativa en ese
sentido, y la verdad es que, de común acuerdo todo el Consejo de Banesto
y, desde luego, de común acuerdo el Presidente con el Consejero Delegado,
decidimos --de acuerdo también con J. P. Morgan-- presentar un plan ante
el Banco de España, porque en el Banco de España en el mes de septiembre
--repito en el mes de septiembre; por tanto, antes de aprobar la OPA de
la Corporación y sólo un mes después de la ampliación de capital-- nos
presentó, yo diría que informalmente, unos papeles que venían a decir que
el Banco tenía un déficit de provisiones de 500.000 millones de pesetas.

Y repito que yo no he visto jamás un acta de la Inspección, antes de la
intervención, diciendo que hay 500.000 millones de pesetas de déficit de
provisiones. Ahí lo que hubo fue una información dentro de la buena, y yo
diría más, muy buena relación personal que yo mantenía con el Banco de
España; hubo, efectivamente, un intercambio de pareceres, de acuerdo con
los cuales parecía que la Inspección había detectado un déficit de
provisiones en Banesto de 500.000 millones de pesetas. Repito --y déjeme
el señor Presidente decirlo-- que en esos 500.000 millones de pesetas
estaba el ejemplo de Asturiana del Zinc, que antes les he comentado, y
que es importante que conste a efectos de la posible artificialidad del
déficit de provisiones de 500.000 millones de pesetas.

Ante esa situación, nosotros planteamos el tema a J. P. Morgan y
decidimos hacer lo que ya habíamos hecho en el año 1993, es decir, todos
los resultados a provisiones. Quiero recordar a SS. SS. que la decisión
de llevar todos los resultados de Banesto a provisiones la adoptamos en
el mes de enero del año 1993, es decir, sin ningún problema de ningún
tipo, con carácter absolutamente voluntario y sin que nadie nos insinuara
absolutamente nada. Como decía, al surgir esa información es cuando, de
acuerdo con J. P. Morgan, decidimos acabar ya con el problema del déficit
de provisiones, que será uno, dos o tres, que puede tener Banesto.

Además, es obvio, señorías, que en un balance como el de Banesto, sacar
una foto del déficit de provisiones en octubre de 1993 es como sacárselo
a alguien recién levantado y sin afeitar; naturalmente la foto sale mal.

La economía española en octubre de 1993, probablemente está en el punto
más bajo, y aplicando eso a un balance, repito, con un componente
industrial y con un componente de vocación de mantenimiento industrial,
como de alguna forma tenía Banesto o teníamos nosotros en Banesto, la
foto, naturalmente, tenía que salir mal. Pero a pesar de eso, nosotros
aceptamos el envite del Banco de España --entre otras cosas, porque hay
que aceptar el envite del Banco de España, como es natural--, y en una
política de absoluto contacto permanente, que además lo encarné yo en
gran medida con el Director General de la Inspección, al mismo tiempo que
el Presidente con el Gobernador, iniciamos la discusión de los números, y
con J. P. Morgan llegamos a la conclusión de que lo mejor era hacer un
plan, que no era ningún invento ni ninguna originalidad por parte
nuestra. Lo hizo ya en Estados Unidos J. P. Morgan en los años 1987-88,
dio unas pérdidas muy importantes durante dos años, y después se ha
convertido en el Banco más importante del mundo. Y recuerden SS. SS. que
el año pasado ese mismo sistema lo siguió el Barclays Bank en Inglaterra,
dando unas pérdidas considerables, para provisionar parte de sus
provisiones. El año pasado el Barclays Bank y en el año 1987-88 el propio
J. P. Morgan. Eso es lo que nosotros queríamos hacer, eso es lo que
presentamos al Banco de España y nos encontramos con un entendimiento yo
diría que perfecto por parte del Banco de España. Es decir, a lo largo de
los meses de noviembre y diciembre, que es cuando se gestó el plan sobre
el que S. S. me preguntaba, hubo contactos permanentes. Yo me veía con
representantes del Banco de España y con la Dirección General de la
Inspección, concretamente con su Director General, permanentemente; me
veía semanalmente y hablaba prácticamente a diario, y estábamos en un
contacto continuo, al mismo tiempo que con J. P. Morgan.

Como consecuencia de eso, elaboramos un plan, un plan que yo creo que era
un plan muy serio, un plan que,



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independientemente de que yo diga que sea muy serio, lo presentamos ante
J. P. Morgan, ante su Comisión ejecutiva el día 23 de diciembre, en una
reunión que yo describiría a SS. SS. como una reunión importante, seria;
estaba la Comisión ejecutiva de J. P. Morgan en pleno y naturalmente
estábamos una representación importante de los antiguos responsables del
Banco Español de Crédito. Fue una reunión de seis o siete horas, largas,
al final de la cual el Presidente de J. P. Morgan, el señor Weatherstone
(yo estaba allí, por tanto no es un tema de información que alguien me
haya dado; yo, repito, estaba allí) nos manifestó su total apoyo, «full
support» --dicho en términos ingleses--, su total apoyo al plan que el
Banco Español de Crédito estaba presentando en esos días ante el Banco de
España. Allí discutimos la conveniencia o no conveniencia de hacerlo en
un año o en dos años. Ellos lo habían hecho, como ustedes recordarán, en
dos años, y, sin embargo, a pesar de eso llegamos a la conclusión,
incluida la Comisión ejecutiva de Morgan, de que lo conveniente era
hacerla en un año, sobre todo si contábamos con una posición
razonablemente favorable por parte del Banco de España.

Eso es lo que recoge después la carta que J. P. Morgan envía al Banco de
España el día 28 de diciembre, sobre la que también se han contado una
serie de cosas verdaderamente tremendas, es decir, las personas que hemos
vivido la relación con Morgan, las personas que hemos estado en la
Comisión ejecutiva de Morgan, las personas que hemos estado hablando el
día 27 por la noche con el señor Mendoza, que oigamos lo que nos han
contado en la prensa, en los medios y en algunos sitios de lo que ha sido
la actitud de Morgan hasta el día 28 de diciembre, sencillamente es otra
mentira, es mentira o es algo que no se ajusta en cualquier caso a la
realidad.

La carta que escribe J. P. Morgan, referida directamente al plan por el
que S. S. me pregunta, el día 28 de diciembre es rotunda; esa carta es
rotunda, no puede ser más rotunda. Es decir: apoya la gestión del Banco
Español de Crédito el día 28 de diciembre; pide al Banco de España que le
dejen explicar el plan; dice que la famosa emisión de bonos convertibles
(que por algún sitio se ha dicho que quedaron «sine die» y no quedaron
«sine die») se recoge en el plan que en el primer trimestre del año 1994
saldrán al mercado, y, por fin, dice algo tremendo dicho en boca de J. P.

Morgan, dice que la solución planteada a través de ese plan es la mejor
para Banesto, para sus accionistas y para el sistema financiero español.

Y yo diría algo más que no lo dice Morgan, lo mejor para los empleados de
Banesto que están sufriendo en este momento en sus carnes la crisis por
la que está pasando el Banco. Pero, repito, la carta de Morgan es
concreta y determinada; la carta de Morgan la firma el señor Mendoza, que
es el Vicepresidente de Morgan encargado del asunto y la ratifica
posteriormente, como no podía ser menos, el señor Weatherstone,
Presidente del Consejo.

Hubo una serie de interpretaciones extrañísimas respecto de la carta.

Repito e insisto en que la actitud de Morgan consiste en que manda una
carta pidiendo al Banco de España ser recibido para explicar el plan, que
es el mejor para España en una palabra, y el Banco de España no recibe a
Morgan; Morgan vino en avión y estaba en Madrid el día 29 de diciembre
por la mañana. Y ésa es la actitud de Morgan en esos días. Por tanto,
Morgan avalaba total, absolutamente y sin problema ninguno el plan que
nosotros estábamos haciendo.

Por consiguiente, en cuanto a los ataques al plan por su viabilidad o por
su calidad técnica, tengo que decir que es un plan discutible, como todos
los planes, pero un plan que entraba muy en serio en la problemática de
cualquier banco en un momento de crisis económica como la que vivía
España en el año 93; naturalmente que teníamos un problema de déficit de
provisiones, ¡quién no!, es decir, no puede ser que no hubiera un déficit
de provisiones, pero ese plan estaba hecho muy a fondo, con un estudio
muy en detalle y, repito, contaba absolutamente con el apoyo de J. P.

Morgan, como se refleja en una carta que me parece tremenda para la
historia de este tema, la carta del día 28 de diciembre, y el día 23 de
diciembre estábamos nosotros --repito, estaba yo entre otros--
físicamente reunidos con el Presidente y con la Comisión ejecutiva de J.

P. Morgan.

El señor Espasa me pregunta también por la gran variabilidad. Eso es
también algo que se ha dicho y que se ha contado no sé exactamente dónde,
en el sentido de que el plan cambiaba y que era una vez uno y otra vez
otro. Le voy a contar exactamente lo que pasó y cómo fue. El plan era
uno, que cubría exactamente, de acuerdo con las conversaciones mantenidas
por mí mismo con el Banco de España, el déficit de provisiones y el fondo
de fluctuación de valores fundamentalmente. Quedaban dos temas
pendientes: el tema de la valoración de las empresas de la Corporación y
el fondo de pensiones. Recuerden SS. SS. que para el fondo de pensiones
--por eso era importante lo que he dicho al principio-- el Banco de
España nos había concedido un calendario a finales del año 1992
--concretamente en una carta del Banco de España del 23 de noviembre de
1992-- de ocho a diez años, en palabras del Gobernador, y de ocho años,
en la carta del 23 de noviembre. Por tanto, teníamos ocho años, señorías,
salvo que se incumpliera con el compromiso escrito del Banco de España.

En cuanto al fondo de insolvencia teníamos, como ustedes recordarán, dos
años --tres-dos, en palabras del Gobernador, dos en la carta del día 23
de noviembre--. Yo creo que ahí lo que ocurre es que, sencillamente, en
un momento determinado, alguien del Banco de España --concretamente una
persona importante de la Inspección del Banco de España-- sugiere en
Banesto que se podrían revalorizar los activos del balance de Banesto
--revalorizar los activos que otros bancos han revalorizado, como todos
ustedes conocen, por la vía de las fusiones-- y, con cargo a la
revalorización de los activos, matar también las posibles provisiones que
podría haber en el fondo de pensiones o en los valores de Corporación.

Pero, insisto, no teníamos ninguna obligación de tocar ni el fondo de
pensiones --más que en una octava parte-- ni la valoración de las
empresas de la Corporación, que, como ustedes también recordarán, fueron
admitidas por el Banco de España en el acuerdo del año 1992 y en la carta
de 23 de noviembre de 1992. Por tanto, a sugerencia del Banco de España,
lo que



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hicimos fue consultar a dos importantes letrados --concretamente el
bufete de don Rodrigo Uría y el bufete de don Fernando Sánchez Calero--
para ver si legalmente el Banco de España lo podía hacer, y la
contestación unánime de los dos despachos fue la misma: que se podía
hacer. Entonces, lo que hubo no fueron planes distintos, sino el mismo
plan con revalorización de activos o sin revalorización de activos.

Inicialmente, el plan siempre iba sin revalorización de activos y, ante
la sugerencia del Banco de España, hicimos las consultas legales y, ante
las consultas legales, dijimos: Bueno, si hay revalorización de activos,
también resolvemos dos temas (que, por cierto, no tenemos por qué
resolverlos ahora), como es la actualización de los valores de las
compañías de la Corporación industrial y el fondo de pensiones, donde
--repito-- teníamos calendario, en un caso, y aceptación de valoraciones,
en el otro.

Para que vean ustedes además el tono de nuestra relación con el Banco de
España, les voy a leer una carta que yo dirijo, por indicación del
Director General de la Inspección, al Banco de España el día 21 de
diciembre --estamos en las fechas absolutamente claves--, dos días antes
de irnos a Nueva York a la reunión que les he dicho con la Comisión
ejecutiva del J. P. Morgan.

Yo le digo al Banco de España lo siguiente: «Tanto el Presidente del
Banco como yo mismo nos desplazaremos mañana día 22 a Nueva York para
exponer al Corporated Office de J. P. Morgan las medidas contempladas en
este documento...» --me refiero naturalmente al plan--. «Dichas medidas
han sido, naturalmente, conjuntamente desarrolladas tanto por J. P.

Morgan como por nosotros a lo largo de estas últimas semanas. Volveremos
a Nueva York los días 13 y 14 en orden a explicar, juntamente con J. P.

Morgan, a las principales agencias de ÔÔratingÕÕ las medidas adoptadas.»
«Para esta fecha» --esto es con anterioridad al día 12-- «tendremos
también un informe de nuestros auditores Price Waterhouse referida a la
calidad de la cartera crediticia, a la suficiencia de las operaciones
realizadas y a la estimación de las cuentas de resultados de 1994. El
Consejo del Banco, que se celebrará el día 17, adoptará los necesarios
acuerdos que serán explicados públicamente y ante analistas el día 18».

Fíjense SS. SS. el tono de esta carta, que, naturalmente, refleja la
relación que en ese momento teníamos con el Banco de España. Morgan había
organizado ya para los días 13 y 14 en Nueva York reuniones con las
agencias de «rating» más importantes del mundo; Morgan, no nosotros.

Había sido Morgan quien había organizado las reuniones con analistas y
con expertos los días 13 y 14 en Nueva York, y teníamos un plan
perfectamente establecido y que lo conocía perfectamente el Banco de
España. Por tanto, ¿dónde queda el derecho de audiencia en este tema?



El señor PRESIDENTE: No sé si le ha preguntado por el derecho de
audiencia o por los planes que había del Banco de España. Me parece que
son cuestiones de otra índole desde el punto de vista procesal.

Le repito que esta Comisión está para analizar la gestión de Banesto
hasta el 28 de diciembre de 1993 y que no intenta en absoluto mezclar con
otros temas que usted sugiere. No sé si ha terminado ya de responder a
las preguntas; en todo caso, sí que le pediría lo mismo que al resto de
los portavoces --ya sé que la respuesta no puede ser tan breve como la
pregunta--: la máxima concisión si tiene todavía que contestar a alguna
pregunta pendiente.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO (Lasarte
Pérez-Arregui): Señor Presidente, me quedaría la contestación a las
preguntas del señor Fernández de Trocóniz.




El señor PRESIDENTE: Entiendo que sí.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO (Lasarte
Pérez-Arregui): El señor Fernández de Trocóniz me hace una primera
pregunta que creo que va mucho más allá del acto de intervención o de la
gestión del año 1993. ¿Qué experiencia bancaria tenía yo en el momento de
acceder al Consejo de Banesto? En aquel momento tenía experiencia
profesional. Soy abogado, como formación básica, hice mi carrera en la
Universidad de Deusto e hice un máster en Derecho Económico y Mercantil
por la Universidad de Londres justamente después de terminar mis estudios
en Deusto. En ese momento, en el año 1987, tengo una experiencia
profesional en el mundo mercantil y económico razonablemente importante y
en el mundo jurídico también, y accedo al Consejo del Banco Español de
Crédito. Todo aquel que accede al consejo de un banco fuera de la vía
puramente bancaria, es decir, de los puestos del escalafón del banco,
entran normalmente en condiciones parecidas. Me hago cargo de la
Presidencia del Banco de Vitoria, efectivamente, como usted dice, en el
año 1987 y creo que una de las cosas bastante indiscutibles a lo largo de
estos años es el éxito que ha tenido el Banco de Vitoria. Es decir, el
Banco de Vitoria que tomo en el año 1987 está absolutamente filializado
con Banesto, en el sentido de que era prácticamente marginal en la
estructura de Banesto, con una presencia en prácticamente todas las
capitales de provincia importantes de España y decido hacer un Banco
distinto, naturalmente con el total apoyo del Consejo de Banesto y con un
equipo ejecutivo que voy formando. Su señoría no tiene más que ver la
página 68 de la información --que no tengo aquí-- que da el Banco de
Santander --y no yo-- en el folleto explicativo de la oferta pública de
venta de acciones para ver lo que ha sido el Banco de Vitoria en estos
seis años. Es un Banco que ha crecido espectacularmente en el tamaño de
balance, en el número de oficinas y que ha crecido en una región española
muy complicada, desde el punto de vista bancario, como es el País Vasco,
donde tiene una tradición bancaria importante y, por tanto, una cierta
sobrebancarización y donde, por tanto, es difícil encontrar un hueco de
mercado. Creo --y, por supuesto, me someto a todo tipo de críticas, como
es natural-- que la gestión y el resultado del Banco de Vitoria en estos
seis años ha sido uno de los puntos verdaderamente



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exitosos de la gestión de Banesto por parte de nuestro Consejo. Repito
que no solamente es mi opinión, sino que me remito a la página 68 del
folleto explicativo que ha presentado el Banco de Santander para explicar
la oferta pública de venta de acciones.

De ahí, efectivamente, paso a ser nombrado Consejero Delegado de Banesto
en el año 1993, concretamente, como he dicho antes, en noviembre de 1992,
pero con efectos de 1 de enero de 1993. ¿Cómo funcionaba el Banco de
Vitoria en relación con Banesto? Señor Fernández de Trocóniz, funcionaba
de forma distinta al principio y al final, por decirlo de alguna forma.

Es decir, el Banco de Vitoria nació con una dependencia muy fuerte de
Banesto, como es natural. Banesto, de todas formas, tiene más del 80 por
ciento del capital social del Banco de Vitoria, pero quisimos hacer un
Banco con una cierta autonomía de funcionamiento, con un consejo de
administración distinto del consejo de administración de Banesto. Hasta
entonces, el consejo de administración del Banco de Vitoria lo componían
normalmente jubilados del Banco Español de Crédito o algunos directores
del mismo. Lo que yo quise hacer, y además, hice, es nombrar un consejo
de administración formado por empresarios y personas representativas del
área de actuación donde se iba a mover el Banco de Vitoria,
fundamentalmente del País Vasco y de Navarra. El Consejo del Banco de
Vitoria está formado hoy en día por personas representativas del País
Vasco y de Navarra. Después de la intervención, señor Fernández de
Trocóniz, tuve que dejar la Presidencia del Banco de Vitoria, pero todo
el consejo de administración que nombré en su día sigue en este momento
como consejo de administración del Banco de Vitoria. Por tanto, tengo el
orgullo, creo que justo y razonable, de que la gestión hecha en el Banco
de Vitoria en estos años ha sido muy buena y que ha sido un éxito dentro
del conjunto de cosas que hemos hecho en el consejo de administración del
Banco Español de Crédito. Y repito que no son palabras mías, sino que me
remito a la información del Banco de Santander, que es una información
pública y a la que cualquiera puede tener acceso.

Acerca de cuáles eran las facultades que tenía el consejero delegado de
Banesto en el banco, hombre, como es natural, todas, prácticamente todas,
es decir, tiene delegadas casi todas las que no son del Consejo de
Administración, de acuerdo con la Ley de Sociedades Anónimas. El
consejero delegado en Banesto y yo concretamente en 1993 tenía todas; lo
que pasa es que una cosa es tener las facultades, desde un punto de vista
legal, desde un punto de vista de escritura pública, y otra cosa es
utilizarlas. A mí, por mi propia forma de ser, no me gusta utilizar
facultades, aun cuando las tenga concedidas por escritura pública, y
prefiero, en el caso de un banco como Banesto, pasar todo lo que tenga
que pasar por la comisión ejecutiva del Banco y por el conocimiento del
presidente del Banco, como es natural.




El señor PRESIDENTE: ¿Portavoces que desean intervenir en este segundo
turno? (Pausa.) El señor Moreno tiene la palabra.




El señor MORENO MONROVE: Señor Lasarte, este comisionado no ha dicho en
ningún momento que el nivel de autocartera sea éste o aquél. Este
comisionado tampoco le ha pedido que responda a los medios de
comunicación, que creo que es lo que ha hecho. Hace solamente una hora o
una hora y pico hemos estado hablando en la comparecencia con el señor
Belloso y ha calificado de irregular el pacto de recompra existente del
1,5 por ciento de Banesto en Pueyo-Oasis. Por lo tanto, con mi pregunta
exacta pretendo saber --y quiero que lo confirme, si es posible-- si ha
habido o no ha habido pacto de recompra en las operaciones a las que
antes he aludido en mi primera pregunta.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Yo me
excusaría ante sus señorías. Efectivamente yo creo que he contestado a
las dos cosas, a su pregunta y a los medios de comunicación,
inevitablemente, porque, perdóneme usted, es un poco inevitable.

Yo digo lo mismo que he dicho antes respecto de Oasis. Es decir, yo no
tengo constancias, yo no he visto ningún pacto de recompra. En todo caso,
ese pacto de recompra será anterior a mi responsabilidad como consejero
delegado y don Juan Belloso tiene que tener, lógicamente, mucho más
conocimiento de ese tema del que tengo yo. Insisto en que, además, no he
tenido posibilidad de verlo, desde que se ha hablado de este tema, porque
yo no he tenido acceso a los documentos del Banco desde el día 28 de
diciembre del año pasado. Por tanto, ni siquiera he podido chequear si es
verdad, no es verdad, si lo hay, si no lo hay. Lo que digo, y es un hecho
cierto, señoría, es que nunca se ha ejercitado. Si se hubiera ejercitado,
y además si fuera en los términos que he visto en la prensa, que es la
única información que he podido tener, ¡hombre!, supongo que se hubiera
ejercitado, porque hubiera sido muy bueno para el señor Pueyo, porque era
un precio sensiblemente superior al valor que tenían las acciones de
Banesto en Bolsa en ese momento; por tanto, hacía una operación
absolutamente de libro obligando a ejercitar el pacto de recompra. Y la
realidad es que en el momento en que se produce la intervención de
Banesto el señor Pueyo sigue teniendo esas acciones y tan sigue teniendo
esas acciones que, incluso antes, cuando va a la ampliación de capital,
ante la imposibilidad de conseguir la financiación, porque le digo yo que
no, personalmente yo le digo que no a la financiación para ir a la
ampliación de capital --y creo que este punto también es importante--;
pero yo digo que no, no solamente al señor Pueyo, digo que no a todo el
mundo, es decir, yo doy una orden al Banco por la cual no se puede
financiar la ampliación de capital, porque queríamos hacer una operación
que yo la califiqué, con una definición que no sé si hace al caso, en
alguna reunión de las nuestras en el banco, como una operación de
ampliación de capital inmaculada, es decir, yo quería que fuera
inmaculada, y así lo fue; pues bien, cuando al señor Pueyo no le
financiamos la ampliación de capital (como no se la financiamos a nadie)
del mes de agosto, entonces el señor Pueyo se fue al Banco de Santander y
consiguió financiación para ir a la ampliación de capital en el Banco de
Santander, y en garantía de ese



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crédito que le dio el Banco de Santander ofreció sus acciones. Por tanto,
quiere decir que no se había ejercitado ese derecho, ese pacto de
recompra.

Insisto en que después supe, por informaciones recibidas, que el resto de
las acciones, es decir, las que tenía el señor Pueyo antes de la
ampliación de capital, las tiene puestas en garantía de un crédito
concedido por el Crédit Agricole. Luego quiere decir que yo no sé si hubo
un pacto de recompra o no, porque de ese momento yo no tengo el
conocimiento suficiente; lo que digo es que, desde luego, no se ha
ejercitado, y que, de haber existido en los términos de los que yo he
tenido conocimiento por los medios públicos, era una magnífica operación
para el señor Pueyo y, sin embargo, no se hizo.




El señor PRESIDENTE: El señor Moreno tiene la palabra.




El señor MORENO MONROVE: Señor Lasarte, nos ha ilustrado sobre el tema de
Asturiana del Zinc, en relación con el acuerdo realizado con la
Corporación, firmado por el señor Romaní, y sobre la finalidad de tal
acuerdo, por tanto, respondiendo así a la primera pregunta de las dos que
se referían a este tema. No ha respondido, creo yo, a la segunda
pregunta, que se la formulo de nuevo: ¿fue contabilizada la contingencia
del acuerdo entre Banesto y la Corporación sobre la compensación a la
Corporación sobre la participación en Asturiana del Zinc? Respecto a
Asturiana del Zinc, me imagino que tendremos la oportunidad, cuando
comparezca ante esta Comisión el actual Presidente de Banesto, de
informarnos también respecto de este tema. Pero quisiera que me
respondiera a esta segunda parte de la pregunta, por favor.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui):
Sinceramente, señoría, no le he contestado a esa pregunta porque no lo sé
con esa rotundidad y con esa concreción. Supongo que sí...




El señor PRESIDENTE: Es suficiente, señor Lasarte. Es que tenemos cierta
premura.




El señor MORENO MONROVE: Finalmente, señor Presidente, a mí me ha
resultado sorprendente cómo ha despachado el señor Lasarte el asunto
Infosa-Dorna. ¿Considera usted que era una buena operación para Banesto,
o que era una operación ligada a la necesidad de disminuir riesgos en
Dorna, a pesar de que la entrada de Banesto en Dorna y Oil-Dor (que ya
hemos repetido en muchísimas ocasiones) fue espectacular, en el sentido
del precio pagado, de las plusvalías generadas, de la acumulación
(reconocida por usted mismo) de riesgos tremendamente importantes?
Yo quisiera que me respondiera sobre este asunto, desde el punto de vista
de la gestión de Banesto y, por tanto, de los gestores de Banesto.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Ahí lo
que pasaba, y me hubiera gustado estar más claro --he estado todo lo
claro que puedo y que sé, pero vamos a ver si puedo estar un poquito más,
además haciendo memoria de algo que ocurrió hace ya casi un año, supongo,
o quizá incluso más de un año-- es que nosotros teníamos en el grupo
(entendiendo por grupo Dorna e Infosa) un contrato importante, que era el
contrato con el Real Madrid; un contrato importante y complicado, como es
natural, para gestionar temas muy variopintos, desde derechos deportivos,
hasta derechos económicos por las ventas de las tiendas que tiene el Real
Madrid, hasta camisetas, un poco de todo; es decir, que era un contrato
muy variopinto, no fácil de gestionar pero sí muy importante.

De alguna forma, el riesgo de ese contrato lo teníamos ya, porque estaba
en Dorna, y en Dorna nosotros teníamos, como S. S. decía, un importante
volumen de inversión en capital y un importante volumen de inversión
crediticia. Yo repito que el precio que se pagó no creo que fuera
espectacular: se pagó el precio que se tenía que pagar, y es que a ver
quién es capaz de determinar cuánto vale una sociedad como Dorna; es muy
complicado. Ya es complicado valorar una sociedad industrial, vamos a
decir, y es tremendamente difícil valorar una sociedad como Dorna. Casi,
casi hoy día es difícil valorar un inmueble en Madrid, por poner un
ejemplo, porque seguro que pedimos dos tasaciones y nos dan una
valoración distinta. Pero Dorna, que tiene un componente de fondo de
comercio, un componente intangible importante, es de muy difícil
valoración. Por tanto yo, señorías, con el debido respeto, negaría lo de
que hemos pagado un precio espectacular. Creo que no; y yo no tengo la
responsabilidad de haberlo pagado, pero creo que se pagó lo que se tenía
que pagar después de una serie de tasaciones objetivas, y el tiempo es el
que tendrá que decir si se ha pagado demasiado o si se ha hecho un
negocio espléndido.

En cuanto al tema del contrato del Real Madrid, repito, lo teníamos ya en
el grupo, bien en Dorna o bien en Infosa, y yo personalmente estimé más
adecuado que ese contrato no pudiera salpicar, en su complicación de
gestión, al resto de los contratos que tenía Dorna. Dorna tiene contratos
en los Estados Unidos, tiene contratos con la NBA de los Estados Unidos,
con un organizador de carreras de motos, etcétera, y convenía desgajar el
tema del Real Madrid en su gestión, y en ello estaba de acuerdo, además,
don Carlos García Pardo, presidente de Dorna. Y en aquel momento ¿qué fue
lo que dijimos? Que el contrato del Real Madrid se gestionaba desde una
sociedad del Banco. ¿Cuál es la sociedad del Banco más adecuada para
gestionar ese contrato? Infosa. Se dotó de medios personales a Infosa y
también de medios económicos para poder comprar el contrato y pagarle a
Dorna, porque no hay que olvidar que en Dorna nosotros tenemos el 50 por
ciento del capital, no el cien por cien. Se hizo el acuerdo, se compró el
contrato del Real Madrid y el contrato del Real Madrid lo tenía Infosa,
que lo empezó ya a gestionar, de forma que liberáramos a Dorna de la
gestión del contrato del Real Madrid, que era el deseo del señor García
Pardo, y, por otro lado, indudablemente, mejorábamos la situación de
riesgo estrictamente con Dorna, aun cuando la situábamos en Infosa. Es



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decir, lo que hacíamos era cambiarla de un sitio a otro, pero no por
razones de reducir el riesgo o de distorsionar los números, sino
sencillamente por razones de estricta gestión en el Banco.




El señor PRESIDENTE: Señor Espasa, tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Lasarte, le repreguntaré sobre los tres
bloques que había hecho con mis primeras preguntas, no sin antes
constatar que, al menos, hemos conseguido avanzar un pequeño paso en esta
Comisión, de su boca, también de la de su presidente y amigo, como usted
nos ha dicho, don Mario Conde: ha reconocido usted que los riesgos en
Oasis, Dorna, Oil-Dor y Hachuel, para entendernos, eran algo elevados,
que --esto va de soi-- es la opción del Banco por participar en
industrias, por no hacer sólo banca comercial, y nos ha reconocido usted
que sí, que eran algo elevados, que no eran morosos, pero que tenían
riesgo para el Banco; pero que eran sociedades con futuro.

Señor Lasarte, de lo que obra en poder de esta Comisión, por los
documentos que tenemos y por las comparecencias celebradas (y no quiero
hacerme pesado repitiendo el larguísimo vericueto que pasa por
Liechtenstein a través de la Fundación Kieselstein, ya conocida
sobradamente de esta Comisión), lo que parece más bien es que Banesto,
usted como consejero delegado y el señor Mario Conde, son la viva
reencarnación del buen samaritano, que concede unos créditos fabulosos a
unas empresas en base a unas ideas de expansión y de futuro realmente
sorprendentes, sorprendentes porque después aparecen los riesgos y los
quebrantos que aparecen y, aunque usted nos diga una y mil veces que no
hay pacto de recompra, nosotros hemos de deducir que sí lo ha habido en
el caso de Oasis, primero, porque lo han dicho dos comparecientes --la
palabra de unos contra la de otros; al final de esta Comisión se formará
un juicio--, lo ha dicho el señor Abad, lo ha dicho el señor Rodríguez
Cantarero, y lo ha dicho el señor Belloso. Lo único que nos falta por
saber es dónde está asentado este pacto, si en una nota manuscrita, si en
un acta del Consejo de Administración. Si usted nos quiere ilustrar,
estaría muy bien, pero en todo caso así está. Por poner un ejemplo, el
crédito del señor Hachuel --dice usted-- era un crédito con garantías,
unas casas, unos cuadros. No, señor Lasarte, cuadros, no; una sociedad de
acciones tenedora de cuadros, con lo cual no se sabe si los cuadros están
en la sociedad tenedora de acciones, si los cuadros son verídicos, son
falsos, etcétera. O sea, seamos todos precisos al hablar y al decir lo
fabulosas que eran las garantías en el caso del señor Hachuel, que he
tomado como ejemplo, que no eran los cuadros, sino que era una sociedad
tenedora de los cuadros. Por poner un pequeño ejemplo, y para muestra, un
botón.

Por lo tanto, respecto de la situación en Oasis y pacto de recompra en
Dorna y en Hachuel, mi pregunta en segunda vuelta es: ¿No cree usted que
la valoración que se hacía, desde Banesto o desde la Corporación --en la
medida en que la Corporación estaba participada al 79 por ciento por
Banesto--, del valor de las acciones en las que se iba a hacer
intercambio era un valor absolutamente inflado, fuera de mercado y que
explica después tanto el pacto de recompra como la no ejercitación del
mismo, prácticamente, por la vía de créditos por otros circuitos:
Kieselstein, operación Kerino, etcétera? Esta es la impresión que tiene
esta Comisión; pero, si es otra la verdad, nos gustaría que usted nos
deshiciese esta impresión que tenemos.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Señor
Espasa, yo no sé si soy un buen samaritano o no, espero que en Banca, no.

A lo mejor en otras actividades resulta que sí, en Banca yo creo que no.

En primer lugar, tal y como funciona el Banco, yo no tengo nada que ver
en la concesión de créditos a Oasis porque son anteriores a mi
responsabilidad como consejero delegado. Por lo tanto, señoría, respecto
a su referencia al presidente y a mí en este caso, tengo que decirle que
yo no he concedido créditos a Oasis. De todas formas, quiero explicarle
cómo funciona el Banco en ese sentido, es decir, cómo llega el señor
Pueyo a conectar con el Banco Español de Crédito. ¿Es que es un amigo de
alguien? No. Viene al Banco Español de Crédito y conecta con el Banco
Español de Crédito a través de don Javier Abad, director general del área
internacional. Es decir, es el señor Abad quien le trae; no es un amigo
de ninguno de nosotros. Al señor Pueyo no lo conocemos nosotros
absolutamente de nada, y quien conoce al señor Pueyo es el señor Abad,
don Javier, que es quien ha dicho las cosas que ha dicho en esta
Comisión. Y el señor Abad es quien lo trae al Banco. El señor Pueyo era
un cliente del Banco Bilbao Vizcaya y, considerándole un buen cliente, lo
trae al Banco Español de Crédito. Pero es el señor Abad quien lo trae al
Banco Español de Crédito. Yo creo que es muy importante que la Comisión
sepa esto, a efectos de la credibilidad, que es un poco el tema que está
detrás de todo el asunto de Oasis. Es don Javier Abad quien lo trae. Y yo
les puedo asegurar, señorías, con la verdad por delante, que, desde
luego, en todo el año 1993, la única persona con la que yo he despachado
de verdad, muchas horas y muy a fondo para los temas de Oasis es con don
Javier Abad; y con quien he tenido broncas muy serias en relación con
algunos temas, en especial --en otros temas también-- con el tema de
Oasis ha sido con el señor Abad. Yo he estado domingos por la noche en mi
casa hablando del asunto de Oasis con el señor Abad; jamás con el
presidente del Consejo, y lo digo absolutamente de verdad, porque es así.

Es decir, yo no he tenido ninguna insinuación, nunca jamás, del antiguo
presidente de Banesto en relación con facilitar los temas de Oasis, todo
lo contrario, porque cuando en mis conexiones y conversaciones con el
Banco de España, allá por el mes de octubre, el Banco de España me pide,
en relación con el tema de Oasis, con el pacto al que ellos sabían que yo
estaba intentando llegar con el señor Pueyo, que nos quedemos con las
acciones de Banesto y con el edificio de Castellana (porque en aquel
momento lo que se discutía era la adjudicación de los bienes de Oasis, y
los bienes de Oasis, como SS. SS. recordarán, son hoteles en Méjico,
hoteles en



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Canarias, edificios en Madrid --que es el tema Gescam-- y acciones de
Banesto, básicamente --luego hay otras cosas, pero básicamente son esos
cuatro temas-- y, por tanto, había que dividir al 50 por ciento esos
activos, que era un poco lo que yo quería hacer), en aquel momento yo
siempre las conversaciones las tenía con el señor Abad, y cuando el Banco
de España me dijo: os debéis quedar con los edificios y con las acciones
y que Oasis o el señor Pueyo se quede con los hoteles en Méjico y los
hoteles en Canarias, yo tengo una reunión, a la que asiste el presidente
de Banesto, y la tenemos en el despacho del presidente de Banesto, el
presidente de Banesto, don Pedro Pueyo y yo, y ha sido una de las
reuniones más duras que yo he tenido en mi etapa de consejero delegado de
Banesto, porque tuvimos que apretarle durísimamente el presidente y yo al
señor Pueyo para que se pusiera en la órbita de lo que nosotros queríamos
pactar. El señor Pueyo no quería, y no llegamos al acuerdo, y estábamos
todavía discutiendo cuando se produjo la intervención. Pero --repito-- la
única intervención de don Mario Conde en relación con el tema de Oasis en
mi etapa como consejero delegado de Banesto ha sido ésa, que fue durísima
con el señor Pueyo. En cambio, con quien yo he estado horas y horas y,
repito, algún domingo por la noche, es con don Javier Abad, que es quien
sabe perfectamente el tema de Oasis, quien ha hecho todo lo relacionado
con el tema de Oasis y quien trajo --y termino, señor Presidente-- al
señor Pueyo a ser cliente del Banco Español de Crédito.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Lasarte, de lo que usted acaba de decir
resultaría que un crédito de 73 millones de dólares que se concede al
señor Pueyo, a través de la Fundación Kieselstein, no lo conoce nadie en
la casa. El señor Conde se trastabilló porque no sabía ni pronunciar
--dijo que no conocía el alemán-- la palabra Kieselstein. ¿El señor Abad,
director general, es quien decide dar un crédito de este volumen a una
fundación? Usted dice que tampoco sabe nada. No es de su etapa, por
supuesto. Pero resulta que la inversión crediticia, una de las más
importantes de Banca corporativa de Banesto, que tiene relación con el
grupo Oasis, no la ha hecho nadie. ¿Esto es lo que me está diciendo,
señor Lasarte, que no la ha hecho nadie?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Señor
Espasa, vamos a ver. Por supuesto que la ha tenido que hacer alguien. Yo
supongo que ese crédito, desde luego, lo conoce el señor Abad,
obviamente; lo conoce el equipo del señor Abad, que tiene unas funciones
importantes en el Banco, porque es el responsable del área corporativa e
internacional. Por tanto ese crédito se concede con conocimiento del
área.

En el grupo Oasis hay tres consejeros de Banesto, nombrados por el
Consejo de Banesto, para representar a Banesto con el grupo Oasis, que
son, concretamente, el señor Abad, el señor Sainz de Vicuña y el antiguo
director general de la Corporación Industrial, señor Aizmendi; son los
tres que están en el consejo de administración de Oasis y, por tanto, hay
una cierta delegación, como no puede ser menos en un Banco del tamaño de
Banesto; es decir, es indudable que las facultades de un director general
en un Banco como Banesto son importantes en el momento de conceder una
serie de créditos. Supongo que ese crédito tuvo que pasar por la comisión
ejecutiva del Banco, en su momento. Ahora, no lo sé, porque es anterior a
la etapa mía. En cualquier caso, lo que sí le puedo decir, señor Espasa,
es lo que yo le puedo decir; y le puedo contar lo que yo le puedo contar.

Y lo que le cuento es que en el año 1993 estábamos resolviendo el tema de
Oasis; que no hay que olvidar, en segundo lugar, que Oasis estaba al día
de sus pagos. No estamos hablando de un cliente moroso que ha creado un
problema gordísimo al Banco. Oasis estaba al día en los pagos de sus
créditos. Por tanto, a lo mejor estamos cometiendo alguna injusticia con
el propio grupo Oasis, al que estamos causando un perjuicio. Tercero, lo
que digo, y es verdad y por eso lo digo, es que en mi año de consejero
delegado, con un tratamiento importante del tema de Oasis, la única
persona con la que despaché y a la que di las instrucciones adecuadas fue
con el señor Abad, y el que sabía del tema de Oasis era el señor Abad.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Lasarte, ¿sabe usted lo que es Kieselstein?
Es una fundación fiduciaria de la que no se conoce el consejo de
administración. Por tanto, el Banco del que usted era consejero delegado
tenía un crédito de 73 millones de dólares que recomponía créditos
anteriores. Por consiguiente, Oasis, si es que Kieselstein era, como
aparece, la tenedora del 50 por ciento de OIG --Oasis International
Group--, no pagaba, porque se tenía que hacer un crédito para acumular
créditos anteriores por valor de 47 millones de dólares, y se le conceden
hasta 73. No se conoce el consejo de administración, no se sabe quién
está detrás. No lo sabe el señor Conde, no lo sabe el señor Abad, no lo
sabe el señor Rodríguez Cantarero, no lo sabe usted, no lo sabe nadie,
siendo un crédito de este volumen, 9.000 millones de pesetas, y usted
quiere que nos creamos el resto de la operación que usted nos explica
sobre Oasis, cuando uno de los créditos más importantes no está
acreditado a quién se le concede o quién está detrás. Porque sí tenemos
los estatutos de esta fundación, sabemos quién es el fiduciario que
firma, pero no sabemos nada más, no sabemos quién puede vaciarla en un
segundo, por ejemplo, y dejar a Banesto --iba a decir una expresión
coloquial-- con algo al aire. No lo sabemos, no lo sabía Banesto, nadie
nos ha contestado de Banesto, ni el señor Conde ni usted ni el señor
Abad, y voy por orden. Comprenda usted que no podamos creernos demasiado
el resto de la operativa de las relaciones de Banesto con Oasis.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui):
Señoría, perdóneme un pequeño matiz en esa afirmación suya. Yo creo que
no me debe preguntar esencialmente a mí, cuando se ha ido usted por la
vía presidente, consejero delegado, director general. El consejero
delegado que concede ese crédito es el señor Belloso. Por tanto, quien
puede dar esa información no soy yo, es el señor Belloso. Es decir, la
línea jerárquica que usted señalaba perfectamente bien no es la que usted
ha



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dicho, sino que, en vez de ser yo, es el señor Belloso. Por tanto, el
señor Belloso, que aquí ha estado, es el que debe tener más información
que yo de ese crédito. Yo le puedo responder de los créditos que hayamos
concedido en el año 1993.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Lasarte, me acaba de decir que se pasa
noches enteras hablando con el director general de Oasis. Por tanto, le
hago la pregunta directamente: ¿sabe usted, puede usted informar a esta
Comisión qué es y qué representa Kieselstein, qué representa el crédito
que se le concede y cuál es la explicación del entramado de Kieselstein
respecto de Oasis International Group-señor Pueyo, o posibles consejeros
de Banesto, incluido su presidente? ¿Puede usted contestar a eso?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Yo
puedo contestar, señor Espasa, en el sentido de que mis conversaciones
con el señor Abad estaban relacionadas con la solución del tema Oasis.

Respecto de la Fundación en Liechtenstein, yo no la conozco, creo que es
una fundación cuyos propietarios son gente cercana al señor Pueyo y que,
efectivamente, son los tenedores del 50 por ciento de las acciones de
Oasis. Lo que le puedo garantizar es que no hay nadie del consejo de
Administración de Banesto y que no está su presidente detrás de esa
operación, para nada.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, termino con el segundo bloque,
planes de saneamiento. Señor Lasarte, usted nos ha ilustrado
abundantemente sobre los dos planes de saneamiento que al menos obran en
poder de esta Comisión y que tienen una disparidad muy importante, de
107.000 millones de pesetas, que se produce en dos días: primero, el 21
de diciembre se reconocen unas necesidades globales, para entendernos, de
372.000 millones de pesetas por parte de Banesto --lo que, por otra
parte, y dicho entre paréntesis, para los gestores de Banesto y aplicando
simplemente la Ley de Sociedades Anónimas implicaba reconocer una
situación realmente peligrosa del Banco respecto a la normativa vigente
de lo que es una sociedad anónima--, y al día siguiente esta misma cifra
se minora en 107.000 millones de pesetas y se pasa a reconocer unas
necesidades globales de 265.000, también cifra superior, por cierto, en
aquel momento, 22 de diciembre, al capital más reservas del Banco.

Yo le preguntaba cómo puede usted explicar esa enorme disparidad. Al
menos a un no experto bancario, como es este Diputado que le habla, le
sorprende que se puedan plantear dos planes de saneamiento o de
salvamiento de la entidad con una diferencia tan impresionante en tan
pocas horas. Después nos dice usted que J. P. Morgan bendice este plan,
no sabemos cuál, si el de los 372.000 o el de los 265.000 millones de
pesetas, pero, en definitiva, lo que obra en nuestro poder es esto: unos
administradores de Banesto que son capaces de presentar dos tipos de
alternativas tan disimilares en esto. Los contenidos de la disimilitud ya
los ha anunciado usted: fondo de pensiones y valoración de la Corporación
Banesto, pero me gustaría que, de nuevo, nos explicase algo más a la
Comisión sobre esta cuestión.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Con
absoluta rotundidad, señoría, le puedo decir que no hay ninguna
disparidad y, desde luego, con absoluta rotundidad le digo que nunca ha
habido dos planes. Eso es un juego de palabras que utiliza, yo creo que
en cualquier caso con mala intención, el Banco de España en el acta de
intervención. Eso no es así sencillamente, y eso el Banco de España lo
sabe, el director general de la Inspección lo sabe y el equipo de la
Inspección lo sabe. Hay un solo plan, señoría, que es el que usted define
como el del día siguiente. Es justamente al revés. El que usted define
como el del día siguiente es el único plan que existe que recoge unas
provisiones de 265.000 millones. Ese es el único plan que nosotros
presentamos en el Banco de España. Por cierto, frente a lo que usted ha
dicho, esto no está por encima del capital y las reservas del Banco. Está
sensiblemente por debajo del capital y las reservas del Banco que
superaban los 350.000 millones de pesetas, sensiblemente por debajo.

Era un plan muy serio. Yo no sé si SS. SS. se han leído el plan que
nosotros presentamos al Banco de España, pero, repito, era un plan muy
serio que hacía que puntualmente, provisionalmente, hubiera un déficit de
recursos propios, que en manos del Banco de España estaba el que fuera
por debajo del 20 por ciento, que en términos legales es «no
significativo». Para entender lo que es un déficit de recursos propios no
significativo hay que entender que un banco con déficit de recursos
propios no significativo puede pagar dividendo con autorización del Banco
de España. Por tanto, el único plan, y esto lo digo con toda la
rotundidad que el lugar en el que estoy se merece, el único plan, repito,
que presentamos es el que usted define como el del día siguiente: el de
265.000 millones de pesetas.

Lo que hubo, una vez negociado este plan y una vez hablado este plan, es
la segunda alternativa; es decir, que alguien del Banco de España nos
propuso, una vez aceptado el dejar de lado la valoración de las empresas
de la Corporación (porque, repito, habían sido aprobadas por el Banco de
España en noviembre de 1992) y el fondo de pensiones (porque, repito,
teníamos un plazo de ocho a diez años) alguien nos dijo que nos podrían
autorizar una revalorización de activos para matar, dicho en términos
contables, el efecto de la Corporación y el efecto del fondo de
pensiones, para adelantar uno como otro. Nosotros entonces no dijimos que
sí. Pedimos unos dictámenes legales, repito, al despacho de don Rodrigo
Uría y al despacho de don Fernando Sánchez Calero. Los dos fueron
unánimes en el sentido de que el Banco de España lo podía conceder, y
entonces el plan, verá usted, que no es distinto, es el mismo plan, los
mismos números, al céntimo, solo que en uno, el segundo, después de la
iniciativa del Banco de España, se contempla la posibilidad de cubrir
también, adelantándolo ocho o diez años, el fondo de pensiones, y la
interrogante de siempre de los valores de la Corporación, con cargo a una
revalorización de activos que ha sido utilizada por todos los bancos que
han entrado en un proceso de fusión.




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Por tanto, de verdad, señor Espasa, no hay ninguna sensación de que aquí
nosotros estábamos mareados y que presentamos un plan y luego otro, no
hay ninguna. Solamente hay un plan. Por tanto, el plan que aprueba J. P.

Morgan, para qué le tengo que decir, obviamente es el único plan sobre el
que nosotros hemos trabajado.




El señor ESPASA OLIVER: Por último, señor Lasarte, usted nos ha dicho, no
recuerdo bien, creo que en septiembre u octubre de 1993, el Banco de
España le manda unos entre comillas «papeles» en los que aparece un
posible déficit de provisiones globales, los famosos 503.000 millones de
pesetas. La pregunta es, y con eso le rehago una de las tres preguntas
que no me ha contestado: en los documentos que obran en nuestro poder
--no ha comparecido todavía, pero lo hará, la Inspección del Banco de
España-- hay una acusación, la palabra quizá es demasiado dura, pero hay
un repetirse constantemente un término: el Banesto no facilitaba la labor
inspectora de los inspectores del Banco de España. Antes le ha hecho la
pregunta y no me la ha contestado. Nos ha estado diciendo que tenía una
magnífica relación con los servicios de inspección, con el Jefe de
Inspección, con el Subgobernador, pero no es menos cierto que, tanto en
el pliego de cargos del Banco de España como en la acción social de
responsabilidad, se recoge una y otra vez esta obstrucción a la acción
inspectora del Banco de España; obstrucción que no voy a detallar ahora,
pero viene documentada en cantidad de epígrafes concretos: no
aplicaciones informáticas; no debida contabilidad del aumento de la
morosidad; no debido reflejo de la continuación de riesgos; falseamiento
de la imagen de intermediación; no aplicación del principio de devengo.

En fin, las acusaciones son muchas y repetidas a la gestión ordinaria y
cotidiana del banco. ¿Qué tiene usted que decir a estas imputaciones de
la Inspección del Banco de España?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Señoría, tiene
usted razón al decir que se me ha olvidado; sencillamente, se me ha
olvidado contestar a la pregunta, pero se la contesto encantado porque
creo que es una pregunta muy clave, yo diría que muy clave para la
credibilidad del acta de intervención del Banco de España y, por tanto,
para la credibilidad del propio Banco de España. La Inspección del Banco
de España sabe perfectamente que eso no es así. La Inspección del Banco
de España, y concretamente el Director General de la Inspección del Banco
de España, sabe que en el año 1993 no se ha producido ninguna obstrucción
a la labor de la Inspección. Es más, hay que darle la importancia que
tienen estas cosas, pero algunas de las publicaciones que se han hecho
por ahí, algún libro que se ha publicado por ahí, alguno de ellos incluso
me acusa a mí de todo lo contrario, es decir, de haber sido incluso
demasiado fácil con la Inspección del Banco de España.




El señor PRESIDENTE: Señor Lasarte, no estamos utilizando en esta
Comisión como fuente de información, le repito, ni los medios de
comunicación ni los libros; estamos utilizando información oficial o la
que aquí reportan los comparecientes.

Evidentemente, le puedo decir que la Comisión dispone de esos libros, y
los ha leído como documentación para enriquecer sus conocimientos.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): En cualquier
caso, yo he dicho antes, señor Espasa, que nosotros decidimos en el año
1993, al tener que dar toda esa información a los medios, como
consecuencia de la ampliación de capital del verano y a la emisión de
convertibles que se tenía que producir en el primer trimestre del año
1994, de una política transparente de información, y esa es la política
que nosotros seguimos con el Banco de España. El Banco de España, señor
Espasa, lo sabe y me lo ha dicho a mí. Eso es claro como el agua.

Además, independientemente de opiniones, de que sea así, es que hay otra
cuestión que es mucho más importante a estos efectos, porque, si no, es
que nos estamos saltando las leyes cada día por la mañana y cada día por
la tarde. Para que exista infracción grave --que es como se tipifica la
obstrucción a la labor de la Inspección--, de acuerdo con la ley,
señoría, hace falta que haya un requerimiento previo por escrito por
parte del Banco de España; si no, no puede haber obstrucción en términos
jurídicos.

¿Aquí de qué hablamos? ¿Hablamos en términos jurídicos? Supongo que sí. A
efectos del pliego de cargos hablaremos en términos jurídicos. Entonces,
se define como muy grave la labor de obstrucción, y la ley, garantizando
el que no se puedan decir cosas que no son, como es el caso aquí, lo que
requiere, repito, es que en el supuesto de obstrucción haya un
requerimiento previo por parte del Banco de España y por escrito. En este
caso, obviamente, como digo, la Inspección sabe que eso no es así, y me
consta que lo sabe que no ha sido así. Además de eso, no puede ser así,
señor Espasa, en términos legales, porque, para que lo fuera, tendría que
haber habido un requerimiento previo y por escrito, que obviamente no se
ha producido.

Además de eso, ya saliéndonos del tema más estrictamente legal, le digo
que todas esas cosas que se han contado de tema informático, etcétera, no
son verdad. Yo he hablado con el responsable de la tecnología de Banesto
y cuando le dije lo de que se habían cortado los cables me contestó que
eso era imposible. O damos la información a todo el mundo o no se la
damos a nadie; técnicamente es imposible. Hubo una auditoría del Banco de
España sobre la informática de Banesto, no le puedo dar exactamente la
fecha, pero fue después de la intervención, allá por el mes de febrero,
con los responsables míos, y se quedaron positivamente impactados. Eso,
que es técnicamente imposible, además no es verdad, y, repito, para mí
muy importante en el tema de la obstrucción a la orden de inspección,
señor Espasa. Es que no puede ser. Primero, no es, y segundo, la ley
garantiza que no se hagan barbaridades de este tipo y que no se puedan
decir barbaridades que no son verdad. La Inspección del Banco de España
sabe perfectamente que no hubo ninguna labor de obstrucción a la labor de
la inspección. Y como lo sabe, no hay requerimiento previo por escrito de
ningún tipo, que es el requerimiento



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que la ley exige para que se produzca la obstrucción a la labor de la
Inspección. Si no se producirá otra cosa, pero en ningún caso una
infracción tipificada como muy grave.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Lasarte, lo que acaba de decir es muy
grave, al menos en opinión de este Diputado.

Sólo quería hacer una consideración, señor Presidente. Hemos podido
conocer la acción social de responsabilidad y el pliego de cargos, y las
palabras ante esta Comisión, que no es jurídica, señor Lasarte, sino que
es parlamentaria y, por lo tanto, tiene que hacer un juicio global,
fundamentalmente político y ético-moral, en el sentido más amplio de la
palabra. Esto nos importa, pero no es toda la verdad.

Yo sólo quiero señalar lo siguiente. Usted dice lo que dice, pero el
pliego de cargos del acta del Banco de España, firmado por los
inspectores del Banco de España, dicen lo que dicen y repiten, una y otra
vez, machaconamente, y ponen ejemplos y más ejemplos de labores de
obstrucción continuadas, contumaz y repetida por parte de Banesto. No
hablo ya del último año, estoy hablando de todo el período que estamos
analizando. Lo que dicen los gestores de Banesto, que incluso llegan a
reconocer unos quebrantos de provisiones de insolvencia, lo ha reconocido
antes, de 372.000 millones de pesetas, o lo que dicen unos funcionarios
con un sueldo fijo y tasado del Banco de España a este comisionado, cada
uno tiene el valor que tiene.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Fernández de Trocóniz.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Señor Lasarte, voy a ser muy breve
en cuanto a las preguntas que le voy a formular y las respuestas son
absolutamente concisas.

¿Tenía usted iguales facultades, mayores o menores que don Juan Belloso
como consejero-delegado de Banesto?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Las
mismas. Supongo que serían las mismas.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: En noviembre de 1987, ¿tenía algún
tipo de experiencia de gestión bancaria, si o no?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): No.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: ¿Usted aprobó expresa y
tácitamente o intervino en la operación de crédito al señor Catena por 20
millones de dólares, 18, más dos para la compra del 20 por ciento del
Banco Shaw?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Yo
conocí esa operación que luego se hizo a unos precios de mercado, de
acuerdo con la venta que se ha producido...




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: No le he preguntado si fue
correcta o no. ¿Usted la conocía? ¿La probó?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Sí.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Ha dicho también que le parecen
correctos los precios pagados tanto por Dorna como por Oil-Dor, y al
mismo tiempo ha dicho que Repsol hizo una oferta de compra por Oil-Dor a
un 35 por ciento más de lo que pago a la Corporación Industrial y
Financiera por esta sociedad. Le quiero recordar que un 35 por ciento más
de lo que pago a la Corporación Industrial y Financiera por Oil-Dor se
eleva a 8.200 millones de pesetas, que es, en definitiva, lo que estaría
dispuesto a pagar Repsol.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): No he
dicho eso, señor Fernández de Trocóniz. He dicho que hubo conversaciones
que no llegaron a un resultado. No hubo operación con Repsol, hubo
conversaciones con Repsol y no se llegó a un acuerdo. El precio que se
barajaba en aquellos momentos era ése. Es lo que he dicho exactamente.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Usted ha dicho también que el
Banco de España no les informó previamente en ningún momento del acta de
inspección de la situación financiera de Banesto a 30 de junio de 1993.

¿Es correcto o no?



El señor EX- CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Lo
que he dicho es que en el mes de junio recibimos una carta del Banco de
España que dice que no hay ningún problema de recursos propios y he leído
la carta.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Perdóneme, yo le he dicho del
estado financiero de Banesto a 30 de junio; si recibió la carta en junio,
evidentemente es imposible.




El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Claro.

Lo que pasa es que me reconocerá usted también que en una inspección que
está con carácter permanente en Banesto, algo debe saber, es decir, no te
das cuenta del resultado de una inspección el último día de la
inspección; o sea, si la inspección se determina o se hace pública el día
30 de junio, digo yo que el día 11 de junio algún conocimiento de la
situación del Banco se debe tener. Es decir, en una inspección permanente
de un Banco como Banesto no te enteras de cómo está la situación del
Banco el día que terminas la inspección, es una inspección, repito,
permanente. Por tanto, parece sensato pensar que el 11 de junio quien
está haciendo la inspección sabe por dónde van a estar los resultados que
el día 30 de junio se dan como definitivos.




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El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Es decir, ¿me está diciendo sí o
no que el Banco de España negoció y puso en su conocimiento el acta de
inspección cerrada a 30 de junio?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): No.

Rotundamente como lo he dicho antes.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Ultima pregunta, señor Lasarte:
¿Es cierto, como se ha dicho --y aquí me voy a remitir a rumores, pero me
parece importante despejar la incógnita--, que usted y un grupo de
consejeros del Banco Español de Crédito iban a proponer en el mes de
enero al Presidente de la entidad, don Mario Conde, el cese de don Arturo
Romaní como consejero delegado de la Corporación Industrial y Financiera?



El señor EX-CONSEJERO DELEGADO DE BANESTO (Lasarte Pérez-Arregui): Eso no
es verdad.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Gracias.




El señor PRESIDENTE: Terminado este segundo turno, le damos las gracias,
señor Lasarte, por su comparecencia, y suspendemos eventualmente la
sesión, pero pido a los portavoces que tengamos una reunión con la Mesa.




--DE DON ARTURO ROMANI BIESCAS, EX- CONSEJERO DE BANESTO, PARA INFORMAR
EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL
CITADO BANCO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR (Número de
expediente 219/000417.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión.

El tercer punto del orden del día es la comparecencia de don Arturo
Romaní Biescas, ex-Consejero del Banco Español de Crédito y ex-Presidente
de la Corporación Industrial y Financiera de Banesto para informar en
relación con la investigación que está siguiendo la Cámara sobre este
Banco.

Señor Romaní, le damos la bienvenida en nombre de todos los miembros de
la Comisión. También le pedimos excusas por el retraso en la
comparecencia, debido a la prolongación de las anteriores, y le
manifiesto que esta comparecencia ha sido solicitada por el Grupo
parlamentario Popular.

Como siempre, el grupo solicitante de la comparecencia tiene, en primer
lugar, la palabra, a través de su portavoz el señor Fernández de
Trocóniz.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Muchas gracias por comparecer ante
esta comisión, señor Romaní.

Nuestra citación a usted es, evidentemente, en su doble carácter dentro
del grupo Banesto: por una parte, como miembro del consejo de
administración y vicepresidente segundo de la entidad bancaria y, por
otro, como consejero delegado de la Corporación Industrial y Financiera
de Banesto. En este sentido, la Corporación Industrial y Financiera de
Banesto se constituye con una serie de activos que sufren una serie de
modificaciones a lo largo del tiempo, que básicamente consisten en que de
un patrimonio inicial, de acuerdo con obtenciones en Bolsa, de acuerdo
con la valoración realizada por ustedes en el momento de la creación de
la corporación, que asciende a 318.000 millones de pesetas, sin embargo
durante los ejercicios desde 1990, que se constituye la Corporación,
hasta 1993 se producen ventas por importe de 145.700 millones de pesetas
de activos que integraron esta Corporación, más, por consiguiente,
incluso, del 25 por ciento que se pretendía colocar en la Corporación
dentro del mercado en el momento de su constitución.

Dentro de la gestión de la Corporación y Entidad Financiera hay una serie
de puntos extremadamente oscuros: por una parte, la adquisición de Dorna
Promoción del Deporte a un precio muy superior al de mercado,
aparentemente, así como la adquisición del 50 por ciento de Oil-Dor a un
precio también muy superior al posible de mercado.

Surge también la duda de por qué en el momento en que se realiza el
intercambio accionarial con Oasis no se incorpora el 50 por ciento de
Oasis International Group a la Corporación Industrial y Financiera.

Por otra parte, existen dos operaciones extrañas y difíciles de
comprender. Son las operaciones realizadas con el grupo Euman-Valyser en
relación a la primera venta de un 40 por ciento de Isolux Wat a este
grupo de 600 millones de pesetas, si no creo recordar mal, para su
posterior recompra de un 10 por ciento a través de Cementos Portland, por
un importe de 1.100 millones de pesetas, para acabar comprando el último
30 por ciento en 3.500 millones de pesetas, aproximadamente, también por
parte de la Comporación Financiera.

Asimismo, se producen unas operaciones extrañas en cuanto a la primera
adquisición y posterior desenvolvimiento del grupo inmobiliario del Banco
a través de Urbis, con unos primeros créditos al señor Hachuel por, al
parecer, un importe de 17.000 millones de pesetas, con lo cual se procede
a la adquisición de un 20 por ciento de acciones de Urbis. Posteriormente
se produce un intercambio accionarial de un 22 por ciento de Ceisa por un
2 por ciento de Urbis. El 22 por ciento de Ceisa era propiedad de Banesto
y se intercambia por un 2 por ciento de Urbis, un cambio, por
consiguiente, de 11 a 1. Sin embargo, cuando se produce la absorción de
Urbis, de Ceisa más Marenma, la valoración que se produce de la relación
entre Urbis y Ceisa es de 4,5 a 1. Y en ese momento es cuando se produce
la venta de los activos en propiedad de Portic, H. Capital y otras
sociedades pertenecientes al grupo Hachuel a la Corporación Industrial y
Financiera por este precio, habiendo sido anteriormente un precio muy
inferior al reseñado, produciéndose en principio unos beneficios para
Portic,



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H. Capital y H. Capital, si no recuerdo mal, de 13.000 millones de
pesetas.

Por último, en 1992 ó 1993, por parte de Reve Holding y Marenma, S. A.,
se adquieren una serie de acciones de La Unión y El Fénix Español, S. A.,
por un importe de 7.000 millones de pesetas, y parece que existe un pacto
de recompra por parte de la Corporación Industria y Financiera a Reve
Holding, posteriormente llamada E-Presa y Marenma, de este 50 por ciento
de acciones que se habían comprado al Fénix Español, pero que era un
pacto simplemente verbal.

Lógicamente, el señor Pueyo parece que se asusta de este pacto realizado,
que simplemente es verbal, porque en este momento se ha producido la
intervención por parte del Banco de España de los órganos de
administración del Banco Español de Crédito y, al parecer, por usted se
resuelve la situación con don Pedro Pueyo, formalizando la documentación
que antes no existía. Evidentemente, le hablo desde el mundo de las
sugerencias y de las hipótesis, nunca de las confirmaciones reales.

En definitiva, éstas son las preguntas, en grandes términos, que me
gustaría que respondiera el señor Romaní.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por parte del Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Moreno.




El señor MORENO MONROVE: Agradezco al señor Romaní su presencia en esta
Comisión. Voy a entrar directamente en algunos de los asuntos que más
interesan a este Grupo, como son obtener información y aclaraciones,
independientemente de que nos sumaríamos a algunas de las preguntas ya
formuladas por el anterior portavoz en su estricto sentido.

En primer lugar, señor Romaní, en la correspondencia en esta Comisión del
actual consejero delegado de la Corporación, señor Zaldumbide, a
preguntas de todos los señores comisionados expresó que la Corporación
Industrial y Financiera de Banesto ha sido más bien una sociedad de
cartera en el sentido de que mantiene participaciones importantes en
muchos casos de control sobre un conjunto de sociedades que forma un
grupo muy importante, pero no una corporación en el sentido estricto.

Esto es, fundamentalmente, porque no ha habido intervención en la gestión
por parte de la Corporación. Por lo tanto, no ha habido una gestión
global, como corporación, en cuanto a la influencia, a la determinación
de las estrategias del conjunto de este grupo de sociedades. Nuestra
pregunta es: ¿por qué no funcionó la Corporación como tal, señor Romaní?
En segundo lugar, mi Grupo ha realizado ya varias preguntas en esta
Comisión sobre determinadas comisiones pagadas por la venta de sociedades
filiales de la Corporación. Hace poco, al actual Presidente de La Unión y
El Fénix, señor Pierat, le hicimos algunas preguntas y nos dio algunas
opiniones. Nuestro Grupo quisiera saber, señor Romaní, qué nos puede
decir sobre las comisiones pagadas en la operación de venta de Lufe y
Petromed a VS, según la información que está en nuestro poder. ¿Son esas
comisiones y sus importes, que espero que nos los diga, las normales en
un acto de intermediación de este tipo? Segundo, ¿todos estos importes
fueron cobrados por VS?
En tercer lugar, nos gustaría saber, señor Romaní, el gasto que produce
para Banesto la intención de salida a Bolsa de la Corporación, que
originó unos cuantiosos gastos que desembolsó Banesto. ¿Nos podría
concretar la existencia de este gasto y su cuantía, el detalle de los
conceptos de estas cuantías, teniendo en cuenta que, finalmente, no llegó
a salir a Bolsa la Corporación?
También nos gustaría conocer muy concretamente, señor Romaní, qué razones
llevaron a la Corporación Banesto a realizar una opción de compra sobre
el inmueble de Fernando el Santo, que no fue utilizado, según mi
información, en ningún momento y, además, si se renunció posteriormente a
la opción de compra.

También nos gustaría que nos explicara, aunque mi predecesor en el uso de
la palabra ya lo ha formulado, la operación de Oil-Dor. El señor García
Pardo en su comparecencia aquí reconoció que para un capital aportado y
un valor en aquel momento, creo que en el año 1991, entre 400 y 500
--discrepábamos en esas cifras el señor Pardo y nosotros; por lo tanto,
en una pequeña diferencia--, se pagaron 6.000 millones de pesetas por el
50 por ciento de Oil-Dor, lo cual supone, en primer lugar, una valoración
global de 12.000 millones de pesetas y, en segundo lugar, unas plusvalías
en el acto de la venta de 5.400 ó 5.500 millones de pesetas, dependiendo
del valor que damos al inicio de Oil-Dor, que originó una plusvalía tan
tremendamente importante. Nosotros queremos conocer qué criterios se
barajaron para realizar esta toma de participación y si le parece
ajustado y prudente realizar una operación de esta naturaleza que, por
otra parte, y desde el punto de vista de la consecución de su objetivo
social, a lo largo de muchísimo tiempo, estaba bastante inmadura, poco
desarrollada.




El señor PRESIDENTE: Señorías, a esta Presidencia le gustaría que las
preguntas, lo digo para todos, fueran más concisas, más concretas. Yo
creo que las reflexiones las tenemos todos ya incorporadas a nuestro
acervo cultural propio después de tantos días de Comisión. Por tanto,
hagan este esfuerzo de concisión.




El señor MORENO MONROVE: Señor Presidente, de todas maneras, entiendo que
las preguntas de este Diputado están siendo bastante precisas.

Finalmente, señor Romaní, en su condición de consejero de Banesto, nos
gustaría saber en qué medida usted participó en el conjunto de la toma de
decisiones en sus aspectos más significativos, especialmente respecto de
alguna de estas operaciones que acabo de mencionar y de otras, como las
de Oasis y medios de comunicación, en la etapa en la que se fueron
produciendo.




El señor PRESIDENTE: El señor Espasa tiene la palabra, por el Grupo de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya.




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El señor ESPASA OLIVER: Señor Romaní, quisiera hacerle tres preguntas. La
primera sería una pregunta general, global, que se la han hecho otros
comisionados. En esta Comisión tenemos abundantes testimonios que
contradicen lo que fue en su día presentado como el gran éxito de
Banesto, S. A., es decir, la creación de una gran corporación industrial
y financiera. Se nos ha hablado de que no llegaba ni a conglomerado, de
que no había una auténtica vocación industrial en la creación de esta
corporación, y después los hechos parece que vienen a dar la razón a
quienes así opinan, puesto que en el último período las desinversiones
sobre todo de empresas industriales son continuadas, frecuentes, como
usted conoce mejor que nosotros, y no voy a mencionar las empresas a las
que me estoy refiriendo porque están en el ánimo de todos. ¿Se podría
decir que de alguna forma la primera o primigenia vocación industrial de
Banesto, al crear la Corporación Industrial y Financiera, se transforma
en una sustitución de empresas industriales por empresas de servicios y
empresas de medios de comunicación? Porque Oil-Dor, Dorna, Oasis están en
este sector que podríamos calificar genéricamente de servicios, mucho más
difíciles de valorar, con mucho más riesgo, como se ha reconocido por
muchos comparecientes, y ahí están los resultados que se han producido.

Por tanto, primera petición: su opinión sobre el valor intrínseco y el
valor proyecto, y el mantenimiento de ese valor proyecto, de la creación
de la Corporación Industrial y Financiera.

Segunda pregunta. Relacionando la operación con lo que a usted, en tanto
que consejero delegado de Banesto y consejero delegado de la Corporación,
le afecta por ambos lados (me estoy refiriendo a Isolux Wat y a su
relación con Euman Valyser), según datos que tenemos en nuestro poder, la
Corporación vende en 1990 el 40 por ciento de la sociedad por 600
millones de pesetas y recompra esta misma sociedad en enero de 1993 por
4.545 millones de pesetas, con lo que Euman Valyser se embolsa un
beneficio (en una operación que no es exactamente ésa, pero que usted
conoce mejor que yo) bastante considerable en toda esta operativa. La
pregunta es: ¿por qué se vende a Euman Valyser? ¿Por qué se recompra?
¿Por qué se revaloriza de forma tan importante y en tan poco tiempo esta
sociedad Isolux Wat? También referido a esto, cuál es su conocimiento del
grupo Euman Valyser, quiénes están detrás, si podría estar el Presidente
de Banesto, el señor Conde, y si, por tanto, podría haber habido un trato
de favor desde la Corporación en la primera venta de este 40 por ciento
de la sociedad Isolux Wat a Euman Valyser para después recomprársela.

La tercera pregunta es sobre Oil-Dor, acerca de la que ya le han
preguntado. Yo me sumo a las preguntas que le han hecho y le añado unas
más. Primero, si existía o no (según documentación que obra en nuestro
poder parece que sí existía) pacto de recompra de acciones de la
Corporación a Oil-Dor. La segunda cuestión es acerca de la
sobrevaloración que se produce de aquella sociedad, que tantas veces se
ha repetido aquí, de 400 millones de pesetas en mayo de 1992, cuando en
julio del mismo año es comprado su 50 por ciento por 6.000 millones de
pesetas, y lo compra la Corporación. Y tercera cuestión: un consejero de
Banesto parece que está entre los vendedores de este 50 por ciento de
Oil-Dor, con lo que se embolsa un sustancioso beneficio. ¿Conocía usted
esta peculiaridad de que un consejero de Banesto, del que usted también
era consejero, y a la vez consejero delegado de la Corporación, podía
estar (por decirlo de forma coloquial) en ambos lados de la mesa de
negociación, en el lado del que compra y en el del que vende?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Quiero también agradecer al señor Romaní su
comparecencia voluntaria ante esta Comisión para ver cómo nos puede
iluminar en la investigación que seguimos respecto a Banesto. Me voy a
circunscribir, señor Presidente, a aspectos sobre la competencia que en
el organigrama de Banesto intervenido, con la presidencia de don Mario
Conde, tenía el señor Romaní en la Corporación Industrial y Financiera,
sobre todo para contrastar lo que se ha venido diciendo al respecto por
otros comparecientes en esta Comisión.

En la comparecencia del 28 de septiembre pasado, del señor López de
Letona, consta en el «Diario de Sesiones» que, a la llegada de los
señores Conde y Abelló, el señor Conde le dijo al señor López de Letona
que a él lo que le interesaban en Banesto eran las empresas. Que él le
dijo que eso ya estaba inventado, lo de crear una corporación, y le puso
el ejemplo (y cito el «Diario de Sesiones») de la Corporación Industrial
del Banco de Bilbao, denominado Bancobao, y que no lo consideraba ni
bueno ni necesario para el Banco. Mi primer planteamiento sería saber si
en un momento, cuando se crea la Corporación Banesto, esta idea del señor
López de Letona es recogida por el señor Conde y los argumentos para
rechazarla ante el consejo de administración, dado que el señor López de
Letona insiste en que no le parecía bueno ni necesario. Pero el señor
López de Letona también hace una aplicación de las decisiones que se
toman en la posible compra de acciones de la Corporación (eso está aquí,
y el señor López de Letona lo dejó como una tentación), sobre si era
posible colocar acciones de la Corporación a 7.500 pesetas que hoy están
a 1.000 ó 1.200 pesetas. Esto era para ponerle grafismo a su aseveración
de que una empresa que consiguiera vender a ese precio se pondría muy
contenta, pero que el comprador estaría desde luego muy triste.

Cuando compareció aquí el 25 de mayo el señor Sáenz Abad, presidente del
nuevo Banesto, al explicitar la constitución de la Corporación Industrial
y Financiera, hace un recordatorio de cómo se constituyó en 1990 y habla
de las sociedades anteriores en que estaba la cartera de títulos, con la
denominación que tenía en los registros jurídicos, que da origen a la
Corporación Industrial, que se constituye en 1990, como digo, y que con
el cambio de denominación se convierte en Corporación Industrial y
Financiera de Banesto; pero le atribuye una finalidad exclusivamente
financiera en los efectos fiscales. Es decir, él se remite a la
legislación del Ministerio de Economía y Hacienda



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existente en aquel momento sobre beneficios fiscales a estas operaciones
de agrupamiento industrial sobre la base de los incrementos patrimoniales
que, dice, se aprobaron a Banesto en aquella época y que fueron cercanos
a 150.000 millones de pesetas. La segunda pregunta que le hago es ésta:
¿es cierto que los incrementos patrimoniales fueron ésos?
Pero el señor Sáenz no fue capaz en esa sesión de cuantificar el
beneficio que obtuvo la Corporación Industrial y Financiera de Banesto
por la bonificación en la cuota del Impuesto sobre Sociedades. Podría
usted, señor Romaní, decir a esta Comisión a cuánto ascendió en aquel
momento la bonificación en la cuota del Impuesto sobre Sociedades que les
otorgó a ustedes el Gobierno, y si en las negociaciones con el Gobierno,
a través del Ministerio de Economía y Hacienda, para conseguir esta
bonificación hubo alguna particularidad --contencioso, pugna,
dificultades, etcétera-- que usted entienda que debe poner en
conocimiento de esta Comisión. Porque dice el señor Sáenz que, en aquel
momento, la lógica de la Corporación era una lógica financiera, aunque él
dice que no se mete en la lógica empresarial de si un grupo bancario debe
tener o no tener participación industrial. Como acaba de comparecer en
esta Comisión el señor Lasarte y ha hablado --ya se ha referido a ello
alguno de mis compañeros-- de la vocación del componente industrial de
Banesto, que en cierta medida está ratificando la declaración de López de
Letona en esa conversación con el señor Conde que él cita y que no es,
por tanto, el modelo que se diseña bajo la presidencia de don Mario
Conde, de un modelo vamos a llamarle clásico bancario o británico --creo
que él empleó la frase «como en Inglaterra»--, sino un modelo con
industria, nos gustaría saber si esto se discute también para tomar una
decisión y, una vez tomada esa decisión, en el año 1990, qué reacción
provoca por parte del Ministerio de Economía y Hacienda, del Ministerio
de Industria --si tuvieron ustedes contactos con ese Ministerio-- y por
parte del Banco de España.

Voy terminando, señor Presidente. En cuanto a las preguntas sobre la
Corporación Industrial, el señor Sáenz dio aquí unas cifras que no han
sido contrastadas, por lo menos no es del conocimiento de este Diputado.

Dice el señor Sáenz que cree recordar que la Corporación Industrial y
Financiera Banesto se crea con unos fondos propios de 248.000 millones de
pesetas. Y continúa: Pero desde 1990 hasta el 28 de diciembre de 1993,
cuando de alguna forma yo saco la foto de la Corporación, se han
producido, por una parte, adquisiciones e inversiones... Habla de 225.000
millones de adquisiciones y de enajenaciones por importe de 145.000
millones de pesetas. ¿Podría usted informar a esta Comisión con qué saldo
final, en este baile de cifras por ampliaciones de capital, adquisiciones
y enajenaciones en la Corporación Industrial y Financiera, se produce la
intervención el 28 de diciembre? Es decir, en el momento en que ustedes
son intervenidos, ¿qué saldo patrimonial tenía la Corporación Industrial
y Financiera sobre estos 248.000 millones de pesetas iniciales?
Finalmente, nos gustaría saber, dado que el señor Sáenz acusa a la
Corporación de llegar a 1993 con un volumen significativo de pérdidas, si
esas pérdidas se habían consolidado en los balances, puesto que él, por
ejemplo, dice: Si Agromán ha perdido 15.000 millones el año 1993, como
empresa de la Corporación, y la Corporación tiene el 60 por ciento --él
redondea-- de la participación --no es el caso discutirlo aquí--, las
pérdidas de Agromán que aparecen consolidadas en la Corporación serán de
9.000 millones de pesetas. ¿Esto lo estaban reflejando así en el balance
o no?
Nada más, señor Presidente, para abreviar.




El señor PRESIDENTE: Gracias, si es para abreviar.

Señor Romaní, tiene la palabra para contestar a las cuestiones
planteadas.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Señor Presidente, lo
primero que quiero hacer es agradecer a esta Comisión que me dé la
oportunidad de venir aquí y contribuir, con mi mejor voluntad, a
esclarecer todo tipo de inquietudes que a SS. SS. se les puedan haber
presentado con motivo del conflictivo tema Banesto.

Pienso contestar, en la medida en que pueda, a todas, absolutamente todas
las preguntas que se me han hecho por SS. SS. Unicamente por una razón de
sistemática preferiría aunar dos preguntas que están muy relacionadas,
que son las que me han hecho el representante de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya y el señor Mardones, porque empiezan en la
raíz. Dicen: ¿Qué hay de aquel gran proyecto industrial que había de la
Corporación Industrial Banesto? Y el señor Mardones dice: Es que a
ustedes les desaconsejaba el señor López de Letona que creasen la
Corporación Industrial. Eso he creído entender, que el señor López de
Letona dijo al señor Conde que no hiciera una corporación industrial
Banesto.




El señor PRESIDENTE: Yo creo que el sentido de la pregunta es qué había
el 28 de diciembre de 1993; ése es el punto de referencia, que puede
usted entenderlo en sentido amplio.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Muchas gracias.

Nosotros, cuando llegamos al grupo Banesto --y no voy a hacer una larga
exposición de toda la historia, simplemente voy a contestar a las
preguntas que se han hecho--, llegamos con una gran ilusión industrial.

Es decir, nosotros creemos que Banesto es un grupo de vocación banca
universal, que es importante que tenga un grupo industrial y que ese
grupo industrial hay que hacerlo compatible con las limitaciones que la
tenencia de participaciones industriales tiene para el Banco de España.

Para ser muy claros, probablemente tenga razón el señor López de Letona
cuando dijo que a veces no es conveniente tener participaciones
industriales o corporaciones industriales. El ejemplo es muy sencillo. De
acuerdo con la normativa del Banco de España, si usted tiene invertidos
100.000 millones de pesetas en empresas industriales, por ese simple
hecho se le reducen los fondos propios, a efectos de una contabilidad
interna del Banco de España, en 35.000



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millones de pesetas; o sea, el 35 por ciento, vaya bien o vaya mal la
empresa. El simple hecho de tener una participación industrial hace que,
a efectos del Banco de España, no a efectos mercantiles de las sociedades
anónimas, el Banco tuviera 35.000 millones de pesetas menos de capital y
reservas. Esa es una de las importantes problemáticas que supone la
tenencia de participaciones industriales. Además, hay otro componente que
ha ido variando en el tiempo, que es que, aparte de la reducción de los
fondos propios, hay un recargo por concentración de riesgos por créditos
concedidos a empresas en las que se tiene participación industrial, con
lo cual, lo que sí que puede afirmarse --y no quiero insistir en detalles
que son muy claros y probablemente esta Comisión con el mero enunciado
puede saberlo-- es que es muy caro y penaliza mucho que un banco tenga
una participación industrial.

¿Cómo se compatibiliza la idea que manifestamos desde el principio el
señor Conde y yo? Y me refiero a mí porque estoy hablando aquí, pero
básicamente era todo el equipo; en cualquier caso, yo era el responsable
del grupo industrial Banesto desde 1987, antes de que se crease la
Corporación Industrial. Lo que ocurre es que tenemos que inventar alguna
fórmula que permita cumplir nuestros deseos de crear un gran grupo
industrial que sea competitivo en el terreno internacional y que tire de
las empresas, de los pequeños y medianos empresarios en España. Tenemos
que hacer algo que supere la normativa del Banco de España porque, si no,
la tenencia de un gran grupo industrial --insisto-- consume los recursos
propios de un banco. Y la idea fue la de la Corporación Industrial,
corporación que era industrial, no financiera, y aquí aludo a que luego
tendré oportunidad de decir cómo ha habido dos fases: la fase propiamente
de proyecto industrial, y la fase en la que probablemente lleve también
razón el señor Zaldumbide cuando dijo que le parecía que era más
financiera que industrial. La idea es muy sencilla, aunque difícil de
organizar, de lanzar y de implementar. La idea es que con la creación de
la Corporación Industrial se obtienen los siguientes aspectos. Primero,
la obtención de los beneficios fiscales a la revalorización que supone
toda fusión. Ustedes recordarán que la Corporación Industrial se crea por
la fusión de todas las isas más el grupo industrial indiferenciado que
había dentro del patrimonio de Banesto. Con motivo de esa fusión se
afloran plusvalías, y esas plusvalías suponían, por ejemplo, 200.000
millones de pesetas. Nosotros pedimos que esas plusvalías tengan unos
beneficios fiscales, los que dice la ley, que son el 99 por ciento del
importe aflorado como plusvalía, bonificación del 99 por ciento; si las
plusvalías son 200.000 millones, nosotros pedimos el 99 por ciento del 35
por ciento de esas plusvalías, que es la tributación. Hubo unas largas
discusiones con el Ministerio de Economía y Hacienda y, al final, se nos
concedió el 70 por ciento, no el 99 por ciento, de bonificación sobre
unas revalorizaciones que tampoco fueron 200.000 millones, sino 132.000
millones. ¿Para qué se pedían las bonificaciones fiscales? Para hacer
posible la operación, porque si uno, para revalorizar legalmente sus
activos, tiene que pagar el 35 por ciento de impuestos, es evidente que
la corporación nace lastrada.

Con esto hemos explicado el instrumento, que es la concesión de los
beneficios fiscales. Pero ¿cuál era la finalidad que perseguíamos, que no
era la concesión de beneficios fiscales en sí misma? La finalidad era que
al revalorizarse el patrimonio de todas las sociedades se incrementaban
los fondos propios del banco. Es decir, para compensar ese consumo de
fondos propios que implica la participación industrial, la forma era
incrementar la valoración de todo el grupo en términos adecuados y con
las respectivas valoraciones, y así aumentábamos fondos propios. Pero
viene la segunda parte, había que reducir el consumo de fondos propios
que lleva implícita la participación industrial. Y esto ¿cómo se hace?
Pues no se hace vendiendo empresas, sino vendiendo una parte de la
Corporación Industrial. En aquel momento el Banco, sumadas todas sus
participaciones, tenía el 86 por ciento de participación en la
Corporación Industrial, porcentaje a todas luces excesivo para cualquier
tipo de gestión, porque es evidente que se puede gestionar una
corporación con un porcentaje menor. Lo primero que se plantea es que hay
que hacer una colocación de títulos de la Corporación Industrial, con lo
cual el Banco seguiría teniendo el mando de todas sus empresas a través
de una corporación industrial en la que, en lugar de tener el 86 por
ciento, tendría el 51. ¿Con eso qué conseguíamos? Pues conseguíamos un
ingreso de un líquido de 80.000 millones de pesetas, aproximadamente --es
lo que estaba previsto en la colocación--, una disminución del consumo de
recursos propios por esos 80.000 millones de pesetas, que dejan de ser
nuestros y ya no consumen el 35 por ciento, y una posibilidad más, que
era, ante el éxito, que evidentemente fue prematuro pero cierto, que tuvo
la Corporación Industrial, que ya prácticamente estaba colocada antes de
haber sido inscrita en el Registro Mercantil, ir utilizando porcentajes
ulteriores para ir colocando sucesivamente en bolsa hasta llegar al
proyecto final nuestro, que era tener una corporación industrial con el
20 por ciento de participación del Banco, incluso con un detalle más, con
el 19,5 por ciento de participación del Banco, porque con ese porcentaje
inferior al 20 por ciento se evitaban los efectos negativos de la
consolidación. El tema de los efectos negativos de la consolidación es
que el Banco de España, por debajo del 20 por ciento, ya no lo considera
participaciones consolidables, y se produce una disminución de esos
efectos negativos que supone la participación industrial.

Ese era el proyecto. Lo que ocurre es que --y no vamos a indicar las
razones por las que hubo esa demora; yo creo que, pese al esfuerzo que se
realizó, esa demora fue porque quizá las autorizaciones no llegaron lo
puntualmente que esperábamos-- el proyecto falló por un mes. En el mes de
julio la corporación estaba colocada, nos habían pedido los asesores
internacionales hasta lo que se llama el zapato verde, el green shoe
(esta denominación es una ridiculez, pero es la que internacionalmente
hay) que consiste en que íbamos a colocar el 25 por ciento y ya había
peticiones por el 35 por ciento, y entonces dijimos: Vamos a colocar el
25, pero dando la posibilidad de colocar el 10 por ciento más. Es como
cuando se da una conferencia en un sitio que quieres que se llene y
habilitas una sala más por si hay



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suficiente gente; garantizas el lleno en la sala uno y además permites ir
a la sala dos. Es lo que aquí íbamos a hacer. Creíamos que teníamos
segura la colocación del 35, pero por si acaso salimos con el 25 y un 10
adicional.

Pero la colocación falla, y entonces todo el planteamiento se nos viene
abajo. ¿Por qué falla? Porque eran unas acciones --y aquí contesto a la
referencia de las 7.500 pesetas-- que unánimemente los expertos
internacionales que habían asesorado para la colocación decían que
estaban colocadas a 6.000 pesetas título --y luego daré referencias de
por qué ese precio era real--, y cuando el 4 de julio se produce la
invasión --que afortunadamente no se ha repetido ahora-- de Irak en
Kuwait los asesores dijeron: «¿Vais a salir en septiembre? No, los
títulos no los tenéis colocados.» «¿Pero los podemos colocar a un precio
inferior?» Y nos dijeron: «No es una cuestión de colocación, es que si
ahora vais a hacer el roll show que teníais pensado» --es decir, esa
apoteosis final de todos los gastos que llevaban realizados para lanzar
la imagen de la corporación y para colocarla en doce bolsas mundiales a
la vez-- «no es que la gente no os vaya a comprar, es que no os va a ir
ni a escuchar, porque el ambiente en aquellos momentos no era para ir a
vender paquetes y paquetes de acciones de una corporación industrial en
un momento tan difícil».

¿Qué hacemos a partir de entonces? Queríamos seguir con el mismo
proyecto, que es colocar una parte de la Corporación Industrial, pero ya
no en las bolsas a la gente, sino en accionistas importantes que llegasen
a acuerdos entre accionistas con nosotros, y entonces hablamos con unos
señores de Abu Dabi que, cuando parece que estábamos a punto de llegar a
unos acuerdos, tienen relación con otro asunto que no viene al caso ahora
citar y cortamos las negociaciones. Hubo otros, como J. P. Morgan, que
también estuvo interesado en comprar una parte de la corporación, pero al
final se da cuenta de que ese proyecto industrial y el conjunto de las
empresas, tanto como para tener una participación minoritaria, no les
interesa y no llega a cuajar. Es entonces cuando tenemos que alterar, por
las razones que supone el riesgo industrial, el proyecto. Ya no tenemos
que construir una gran corporación industrial que sirva, como decía yo
antes, de grupo industrial internacionalmente potente y que se base en su
propio crecimiento a través de los beneficios de las empresas, el
consolidado, el grupo cementero, Acerinox, etcétera, ya no podemos seguir
en esa línea, ya no podemos vender una parte, ya no podemos disminuir
nuestro patrimonio industrial por vía de disminuir la participación en la
corporación, sino que tenemos que ir a la venta de empresas porque
realmente el Banco, para satisfacer sus necesidades técnicas y
financieras, no puede tener una corporación industrial que no le produce
nada; tiene que tener una corporación industrial que le produzca algo.

Por eso, lo que sí que puedo manifestar, señorías, es que a lo largo de
estos seis años hay dos etapas claramente diferenciadas, por lo cual creo
que al final todas las opiniones que se han vertido tienen algo de razón.

Un etapa claramente de creación, lanzamiento de un proyecto industrial en
el que pusimos toda nuestra ilusión y todo nuestro entusiasmo, y que
falló, y una segunda etapa en la que, efectivamente, la Corporación
Industrial se convierte en una corporación financiera, porque entonces ya
las cosas no van tan bien y hay que sustituir ese sistema brillante de
acometer inversiones importantes, aumento de la capacidad de producción
de Asturiana del Zinc a 320.000 toneladas para ser el primer productor
del mundo y ser un grupo industrial fuerte en el mundo, o la instalación
de una factoría en Estados Unidos, a través de Acerinox, al 50 por ciento
con la americana Armco, o la compra de un tercio de Mexinox. Es decir,
una actividad expansiva de la Corporación Industrial la tenemos que
sustituir por una actividad humilde y modesta de vender las empresas,
hasta el punto de que en ese momento se me plantea a mí personalmente un
dilema. Lo digo no porque tenga interés en mostrar a esta Comisión los
problemas personales, sino porque es muestra del cambio de filosofía. Yo
no era un vendedor de empresas por vocación. Mi proyecto era el
industrial. Mi cargo era el de consejero delegado de un grupo industrial
fuerte; mi cargo no era el de vendedor de empresas. Y llego a pensar
seriamente en la solicitud del relevo. ¿Y por qué no lo hago? Por dos
razones. Primero porque el puesto no era político. Si un político está en
un puesto y el proyecto político que tiene que acometer no es el suyo,
debe renunciar. Pero el mío era un puesto empresarial. Yo tenía que hace
lo que conviniera a las circunstancias para la empresa que me pagaba y,
además, había un compromiso personal con el presidente Conde, ya que, en
definitiva, el Banco y la Corporación Industrial no eran dos proyectos
distintos, sino dos partes integrantes de un mismo proyecto.

Con eso entramos en una segunda fase, en la que hay que proceder a la
venta de empresas. Pero a su vez hay otro aspecto que complica la cosa.

No sólo había que vender las empresas por exigencias del Banco de España,
sino que había que respetar las normas por las que se nos concedieron los
beneficios fiscales que decían que todo lo que se desinvertía se tenía
que reinvertir en participaciones del mismo tipo, so pena de perder la
calificación de beneficios fiscales o el otorgamiento de beneficios
fiscales que se había dado a las plusvalías anteriores, con lo cual
teníamos que llevar una contabilidad. Tenemos que ir vendiendo empresas,
pero con un calendario en que las desinversiones vayan acompañadas de
inversiones; hay que invertir en algo, porque si no se pierden los
beneficios fiscales. Esto es así de claro. Se pierden todas las
desinversiones que se hagan si no se reinvierte todo ello durante un
período de tres años a partir de la solicitud de los beneficios fiscales.

Es decir, como nosotros habíamos solicitado los beneficios fiscales en
junio de 1989, hasta junio de 1992 no tuvimos libertad absoluta de vender
todo y no comprar nada. Según la ley, si vendíamos todo y no comprábamos
nada, perdíamos los 50.000 ó 60.000 millones de pesetas de beneficios
fiscales, que es en lo que se estimaba antes el 35 por ciento de los
132.000 millones que se nos dieron de plusvalías. Luego también ese
aspecto ha habido que tenerlo en cuenta en toda la política que se ha
llevado de inversiones y desinversiones. ¿Qué ocurre? Que en la fase
segunda en la que se sitúan los años 1988, 1989, 1990, es el gran



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proyecto industrial de la corporación, y años 1990, 1991, 1992 y 1993 es
lo que dijéramos la desilusión de la corporación industrial. Cuando la
actividad es pura de venta de empresas, entonces ya la corporación deja
de ser la institución simpática; pasa a convertirse en una especie de
emparedado entre el banco y las empresas, porque, por una parte, las
empresas, dada la crisis, etcétera, le empiezan a pedir créditos,
ampliaciones de capital, o pretenden hacer sus inversiones; el banco
dice: yo quiero recibir dividendos, porque la corporación industrial no
me está produciendo nada. Ahí tiene que mantenerse en la corporación
industrial un equilibrio tendente a la inestabilidad que nos obliga a
mostrar una faz antipática respecto de las empresas y respecto del banco.

Respecto de las empresas porque hay que montar reuniones presupuestarias,
rectificar las inversiones. Cada empresa tiene una gran tensión a
reinvertir sus propios beneficios. Nosotros teníamos que decir que había
que reducir las inversiones. Teníamos que colaborar con los planes
empresariales de la triste reducción de empleos, y en eso eran las
empresas las que, a su vez, se apoyaban en nosotros para compartir el
dolor de tan desagradable pero a veces necesaria tarea. Lo mismo respecto
del banco; teníamos que procurar que se produjeran ingresos a través de
las empresas de la corporación industrial. O sea, que sí es verdad que la
fase final de la corporación industrial ha sido puramente financiera.

Se nos ha acusado de que no hemos intervenido en el día a día de las
empresas, o que no hemos sabido llevar una política global. Eso es muy
difícil, por eso hablaba yo antes de la injerencia, porque si uno
interviene en la gestión de las empresas entonces dicen que está
produciendo una injerencia en la vida diaria de las mismas y que no hay
gerente que pueda llevar una empresa si tiene que estar despachando, no
sólo con su propia responsabilidad, sino con los tenedores de acciones de
la corporación industrial, o los gerentes de la corporación industrial; o
no hace usted nada y se limita a dar una autonomía, como hemos dado, por
ejemplo, a una persona que me ha precedido aquí en el uso de la palabra,
el presidente de Acerinox, que tenía una autonomía total porque era una
empresa que funcionaba perfectamente, despachaba conmigo una vez al mes,
las cosas iban correctamente y la empresa ha tenido una magnífica
trayectoria.

No hemos realizado una política global de grupo porque en un momento
determinado no había que cometer injerencias en la vida de las empresas,
y cuando hemos entrado más a fondo en las empresas es porque ya no
teníamos que realizar una gestión como corporación industrial, sino más
bien como corporación financiera.

Yo quiero terminar este largo periplo diciendo que fue adrede que la
corporación, cuando nos inventamos el nombre, no se llamó Corporación
Financiera e Industrial de Banesto; se llamó Corporación Industrial y
Financiera de Banesto.

Sin perjuicio de que luego haya que volver a alguno de estos aspectos,
creo haber contestado a la referencia que López de Letona hacía de cómo
podían venderse acciones a 7.500. Nosotros tenemos los más firmes
testimonios de que, si no hubiera sido por la guerra del Golfo, a 6.000
pesetas hubieran sido vendidas. De hecho, hubo dos paquetes de acciones
que se vendieron a 6.000 pesetas. Bien es cierto, hay que reconocerlo,
que también era porque estaban conectados con otras operaciones de venta,
concretamente en el caso de La Unión y El Fénix a AGF y en Petromed a
British Petroleum, pero ambas entidades nos compraron sendos paquetes
importantes de la Corporación a un precio de 6.000 pesetas la acción.

El señor Mardones ha hecho una referencia al Ministerio de Industria.

Nuestros contactos han sido con el Banco de España y con el Ministerio de
Hacienda en toda esta política. Con el Ministerio de Industria, que yo
sepa, sólo hemos tenido el deseo, manifestado por el entonces Ministro de
Industria, creo que era el señor Aranzadi, de que no vendiéramos
empresas, que vendiéramos Acerinox, para lo cual, si no fuera por el
respeto que me merecen las instituciones, yo propondría un careo; es
decir yo tenía que ir al Banco de España a decir que había vendido
empresas; teníamos que contestarle al Ministerio de Industria de por qué
vendíamos Acerinox; en el Ministerio de Hacienda la Dirección General de
Seguros nos puso todos los inconvenientes del mundo para la venta de La
Unión y El Fénix; el Gobernador del Banco de España, en la primera vez
que tengo el honor de verle, con motivo de mi nombramiento como
Vicepresidente segundo del banco, me dice, en términos cariñosos: bueno,
venga, a ver si acabáis ya con la corporación industrial ésta y las
empresas que tanto lastran el futuro de Banesto. Esas fueron sus
palabras. Por eso cuando, por ejemplo, en el caso de la enajenación de La
Unión y El Fénix --y esto lo digo transitoriamente porque pienso
contestar al resto de todas las preguntas-- teníamos vendida la empresa
en su totalidad, es decir el 52 por ciento que teníamos nosotros lo
teníamos vendido al altísimo precio que se había utilizado para la parte
que se vendió, con lo cual los ingresos para Banesto hubieran sido del
orden de 63.000 millones de pesetas en lugar de los 29.000 que realmente
se recibieron --aparte de las otras prestaciones que llevó consigo la
operación--, yo podía ir al Gobernador del Banco de España y decirle: Te
traigo una buena noticia, hemos vendido La Unión y El Fénix, nos hemos
liberado de todos los problemas que iba a tener en el futuro esta
compañía como los está teniendo, y además eso no afecta a la política del
seguro porque nuestro banco tiene una red comercial que puede sustituir
toda la acción de La Unión y El Fénix por una mera distribución de
seguros a través de nuestras oficinas, pactando con cualquier compañía,
nacional o internacional, la venta del producto, con lo cual obteníamos
el mismo efecto. Eso es lo que hicimos a través de Banesto Seguros, tener
una compañía (50 por ciento de la corporación, en ese momento era el cien
por cien), a través de esa compañía hacer el mismo papel que con La Unión
y El Fénix, y además recibir 62.000 millones de pesetas.

La Dirección General de Seguros, durante seis largos meses, nos dijo dos
cosas: una, que no nos autorizaba a vender, después de mucho luchar, nada
más que el 45 por ciento de nuestra participación; segundo, que no nos
autorizaba a vender ni una acción más --todo esto por escrito--; y
tercero, que le parecía absolutamente contrario a



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la normativa, y por consiguiente no podía autorizar la utilización de una
sociedad holandesa para que se hiciera la operación. Por cierto creo que
es la única participación internacional que tiene la corporación. Se ha
hablado de muchas participaciones internacionales de la Corporación
Industrial Banesto, y yo creo que no tiene participación en ninguna
empresa; a lo mejor hay una. Yo me pregunto ¿cómo se puede impedir que
nosotros utilizásemos una sociedad holandesa cuando esa misma sociedad
holandesa era, con su matriz en las Antillas Holandesas, la que estaba
utilizando Assurance Generale de France, que es una compañía que, además,
es empresa pública? El esquema que nosotros utilizábamos para la
operación era el mismo que estaba utilizando AGF. ¿Es que una empresa
privada española no puede hacer lo que puede hacer una empresa pública
del Gobierno francés?
Concluyendo, la esquizofrenia era ésa. El Gobernador del Banco de España
me felicitaba --no me ha felicitado nunca-- en términos conceptuales.

Cada vez que se vendía algo el Ministerio de Hacienda ponía toda una
serie de dificultades y el Ministerio de Industria, de vez en cuando,
llamaba para decir que no vendiéramos empresas. Esa fue la situación en
que nos encontramos.

Ahora recupero el orden, empezando por las manifestaciones del señor
Fernández de Trocóniz. Las ventas que se han producido de la Corporación
han sido todas muy claras. Yo sé que no he venido aquí para hacer el
panegírico de las buenas condiciones de las ventas, simplemente vamos a
decir que la venta de Petromed supuso un ingreso de treinta y ocho y pico
millones de pesetas, no 25.000 como dijo el señor Sáenz en su
comparecencia (bien es cierto que dijo que creía eran 25.000); produjo un
ingreso de treinta y ocho mil y pico millones de pesetas, más 5.000
millones en compra de acciones de la corporación. La venta de La Unión y
El Fénix produjo 29.000 millones netos a la corporación, más la compra
del 50 por ciento de Banesto Seguros, por lo que se pagaron 5.000
millones, más la compra del 3,38 por ciento de acciones de la
corporación, por los que se pagaron 5.600 millones de pesetas. Esa fue la
operación de El Fénix.

La operación del cemento ha producido unos ingresos totales. Nosotros
respecto al grupo cementero no teníamos nada en el año 1990. La
afirmación puede parecer un poco tajante, pero es fácil de recordar si se
conoce la historia. En el año 1990 lo que el Grupo Banesto como tal tenía
en el grupo cementero era nada. Tenía participación en un conjunto de
sociedades, pero por el esquema establecido en los consejos de
administración no mandaba en ninguna. Ese era un procedimiento legalmente
muy bien establecido para que nosotros, el Grupo Banesto no pudiera
decidir sobre las ampliaciones de capital, sobre el reparto de
dividendos, sobre las inversiones, ni pudiera disponer de un paquete que
se pudiera vender como una cosa global. No voy a entrar en los detalles
de todo el proceso cementero. De no tener nada, el Grupo Banesto por
enajenaciones en materia de cementos, ha alcanzado unos ciento cuarenta y
tantos mil millones de pesetas.

La última enajenación fue la de Acerinox, que se hizo a través de una
colocación que hizo J. P. Morgan en las bolsas internacionales, con lo
cual, las enajenaciones básicas han sido: La Unión y El Fénix, Petromed,
Cementos y Acerinox, y una que convendría destacar y ha pasado muy
desapercibida. Nosotros llegamos a tener hasta un paquete del 38 por
ciento de acciones de una sociedad que no cotizaba en Bolsa, que era SEO,
y en la que un grupo francés tenía el 51 por ciento. Teniendo el 40 por
ciento en una sociedad que no cotiza en Bolsa y habiendo un grupo francés
importantísimo que tiene el 51 por ciento, uno puede hacer poco, salvo
protestar y armar follón en las reuniones. Pues bien, nosotros
conseguimos un pacto por el que esas acciones de SEO (Sociedad Española
de Oxígeno) se canjearon por LÕAir Liquide, que ésa sí que cotiza en
Bolsa, y entonces en el año 1993, por la venta de todas esas acciones,
hemos obtenido 10.000 millones de pesetas, con una plusvalía de 450
respecto del valor en libros. Esas han sido las ventas, y yo les quiero
hacer una manifestación. Cada vez que se hacía la venta de una de estas
sociedades, un trozo importante del consolidado se iba, fundamentalmente
cuando se hizo la de Acerinox y la de los cementos. En el caso de los
cementos era clarísimo; los cementos representaban en el consolidado de
la corporación --beneficios, etcétera-- el 40 ó 42 por ciento de lo que
era la corporación. Es decir, no fueron ventas alegres, fueron ventas
obligadas por las circunstancias.

Hay otras razones por las que se han hecho estas ventas. No quiero
simplemente achacarlas a la exigencia de la ley, como en alguna ocasión
he tenido oportunidad de comentar e incluso en algún medio de
comunicación. Había otras circunstancias, y es que, por ejemplo, en el
caso de Petromed la alternativa era la siguiente: Petromed ha sido una
empresa muy rentable para el banco hasta que la vendimos. No hubiera sido
nada rentable si no la hubiéramos vendido, porque, tal como se ha
demostrado, Petromed necesitaba unas inversiones de 80.000 millones de
pesetas, que son las que ha hecho British Petroleum cuando la ha
comprado. Nosotros no hubiéramos podido hacer esas inversiones, porque ya
me dirán ustedes si comparezco ante el Banco de España y les digo que no
sólo no he vendido, sino que, además, hay que meter 80.000 millones de
pesetas en una empresa industrial.

En el caso de La Unión y El Fénix, creo que ya lo he explicado. La
enajenación no sólo era debido a la necesidad de obtener liquidez, sino
porque nosotros veíamos que el negocio del seguro tenía mucho más futuro
con la simple oficina de reparto de seguros, porque para eso teníamos una
red bancaria; duplicar una red bancaria con una red de oficinas de
seguros de La Unión y El Fénix era, como digo, una duplicidad.

La operación del cemento se hizo también con fines de liquidez. Es
evidente que los márgenes del cemento ya no son los de antes, no es un
negocio tan brutal en cuanto a los márgenes como era antes, pero no eran,
desde luego, de las inversiones de las que nos hubiéramos deshecho, salvo
las exigencias que nos decían que si en 1991 vendimos La Unión y El Fénix
y Petromed, en 1992 teníamos que vender algo, y tuvimos que vender el
grupo cementero, y en 1993 tuvimos que vender Acerinox y LÕAir Liquide,
como les he indicado.




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Entonces, vamos a pasar a las preguntas sobre Dorna, Oil-Dor, Oasis e
Isolux Wat, que el Diputado, señor Fernández de Trocóniz, califica de
extrañas.

Por lo que se refiere a Dorna, lo que hay es una compra del 50 por
ciento. Se ha dicho que nosotros vendíamos empresas para comprar otras.

Por ejemplo, vendíamos Cementos para comprar Dorna, vendíamos Petromed
para comprar Oil-Dor. La comparación, cuantitativamente hablando, no es
así; es decir --y ahora hablaré de ello al hablar de Oil-Dor-- Dorna
costó 10.000 millones de pesetas. Dorna es una empresa que el primer año,
en 1990, tuvo un beneficio de 625 millones; en 1991, tuvo un beneficio de
2.055 millones; y en 1992, tuvo un beneficio de 2.337. Es decir, la
marcha ascendente de la empresa, al menos durante ese período, era
brillantísima. Por consiguiente, aquella valoración que se hizo cuando
nosotros sometimos al consejo de administración de la corporación la
compra de la empresa, que era 34.000 millones de pesetas para la
totalidad de la empresa, no sé si sería de mercado o no de mercado, era
la que firmaba un experto en valoraciones, y tampoco compramos a ese
precio, compramos a un precio bastante inferior, y los resultados, al
menos durante los tres ejercicios de los que estamos hablando, iban muy
para adelante, aparte del desarrollo que sus variadas actividades y la
agresividad de sus ejecutivos hacía que se desarrollasen en España, en
Estados Unidos, en Inglaterra, etcétera. Esto en principio de Dorna sin
perjuicio de cualquier otra.

Vamos al caso de Oil-Dor. El caso de Oil-Dor hay que compararlo con
Petromed. Nosotros teníamos una empresa que era Petromed que en el fondo
al banco en ese momento no le producía nada más que algún dividendo y, en
cambio, el verdadero negocio del futuro eran las redes de distribución,
las gasolineras; ése era el verdadero futuro en España, y eso era por lo
que British Petroleum compró Petromed. British Petroleum no necesitaba
una refinería en España; compró la refinería, en la medida que la
refinería tenía una cuota de mercado de gasolineras en España.

Entonces, nosotros decimos ¿qué hemos sacado de la venta de Petromed?
Hemos sacado 38.000 millones de pesetas, más 5.600 de venta de acciones
de la corporación industrial, más la tenencia o mantenimiento (y ya es
otro tema de gran discusión) de unos títulos que de siempre estaban en
Petromed, más la entrega de acciones SEO que nos permitían coger un
paquete superior que hizo que pudiéramos negociar con LÕAir Liquide esa
salida, mediante canje, por acciones de LÕAir Liquide, en lugar de tener
acciones de SEO. Bueno, hemos conseguido todo esto por la venta de
Petromed, y, además, nos hemos ahorrado no hacer las inversiones que
Petromed hubiera requerido. Pues vamos a sustituir todo esto, además de
los ingresos que hemos percibido, por conseguir algo que sea exactamente
igual, que es tener una cuota del mercado de gasolineras en España, y,
por consiguiente, de todo eso que invertimos allí, aquí invertimos 6.000
millones de pesetas, naturalmente después de las correspondientes
sesiones de la Comisión ejecutiva de la Corporación donde el tema se
debatió suficientemente.

¿Qué ocurre? ¿Por qué 6.000 millones de pesetas? Porque también los
informes de los expertos nos decían que en aras a la complicación de este
negocio, y que si no se tenía el suficiente «know-how» en los proyectos,
entonces, todo el mundo se habría dedicado, y toda la labor que se había
desarrollado por un equipo de personas valía 6.000 millones de pesetas de
compra. Según los valoradores valía más de 14.000 millones de pesetas; me
refiero siempre al total, claro, no 14.000 frente a 6.000, sino 14.000
frente a 12.000. Así se hizo, se compró Oil-Dor y luego ha tenido unos
desarrollos y han significado que recientemente se ha confirmado una
negociación que ya estaba pactada en el año 1993, y así consta en actas
de junta general de la compañía, que en todo caso, para mayor garantía de
que los 6.000 millones de pesetas estaban bien invertidos se decía que
del producto que se obtuviera por la venta de la compañía (porque decían
que ya estaba vendida a Repsol por un 35 más o a cualquier compañía
internacional el conjunto de gasolineras), aquí lo que hacíamos era
comprar todo el proyecto y luego traspasarlo a un tercero con un
beneficio.

Lo que se decía, y consta en algún acta de junta general, es que, en
cualquier caso, las acciones, del 50 por ciento que correspondían a la
corporación, tenían valor preferente --perdón-- tenían derecho
preferente, es decir, si se cobraba algo por la venta de Oil-Dor, el
primero que cobraba toda su participación era la Corporación Banesto, lo
cual es evidente que reduce exactamente el riesgo a la mitad; primero, no
era riesgo, segundo, entendíamos que era un negocio absoluta y
relativamente suficientemente bueno para entrar; se invertía sólo una
parte de lo que habíamos obtenido por Petromed, y, encima, teníamos
derecho preferente de recuperar nuestra inversión respecto al otro 50 por
ciento. Eso es lo que, en principio, se me ocurre decirles a ustedes.

En relación a Oasis, que también ha sido solicitado por el señor
Fernández de Trocóniz, tenía preparada una intervención genérica pero he
preferido atenerme más al transcurso de las preguntas. Decía que si bien
la organización nuestra era tajante, que había un grupo industrial del
que era responsable yo y un grupo bancario, del que era responsable
primero el señor Belloso y luego el señor Lasarte, esa separación no fue
tajante. La idea era así pero en determinados casos no era así, y había
participaciones industriales que no se integraron en la corporación. ¿Por
qué no se integraron? Porque no se integraron. Es decir, la operación de
Oil-Dor es una operación en la que el que actúa como tenedor de las
acciones y de los créditos es el Banco Español de Crédito, S. A., no la
Corporación Industrial y Financiera de Banesto.

Vamos con la operación de Isolux. En primer lugar comprendo que el
procedimiento es tan complicado. Se ha hecho referencia por el señor
Fernández de Trocóniz a qué es Isolux Wat. En la primera fase es Isolux y
en la segunda fase es Isolux Wat. La operación parte del siguiente
aspecto. Cuando nosotros llegamos a Banesto, Isolux tenía de socios a
unos franceses, y hay unas grandes tensiones, unos pleitos. Los franceses
dicen que las cuentas no son las que correspondían, y entonces, Isolux
pasa a una situación muy difícil. Hay quien dice que, dado como estaba
Isolux en aquel momento, sería mejor pagar 3.500 millones de



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pesetas. Un consejero del Banco dijo en 1987 o a principios de 1988
recién llegado: Con tal de evitarme los líos con los franceses,
preferiría que el Banco pagase a los franceses 3.500 millones de pesetas
para que se queden con la empresa.

No era ésa nuestra opinión, la de otras personas del grupo. Entonces,
nosotros creímos que Isolux tenía futuro. En ese momento lo que se hace
es que se dice: Pues vamos a lanzar la empresa y ya verán, señorías, cómo
la evolución de las «ratios» de la empresa son suficientemente
significativas. Inauguramos una factoría industrial en Galicia,
intentamos lanzarla en la colocación de suministros y mantenimiento,
etcétera; pero la empresa necesitaba dinero. Lo que se hace entonces es
una ampliación de capital o una venta de acciones --no lo recuerdo-- a un
grupo que paga 750 millones de pesetas, que está compuesto por el grupo
Euman-Valyser, que pone seiscientos y pico, y por los ejecutivos de la
compañía, que ponen un 9 por ciento; el 40 por ciento y un 9 por ciento.

La empresa desde ese momento sufre un aumento espectacular, y la ilusión
dentro de la empresa es enorme porque la contratación, actividad y
facturación, que son los tres aspectos, se multiplican y pasan de ser
8.000 millones a 40.000 millones al año. Entonces hay un momento en que
Portland Iberia, que es una compañía del grupo cementero, en su consejo
de administración, y debido a las fuertes inversiones que tiene que
acometer, dice que, como en esas inversiones va a tener una gran
participación un instalador tipo Isolux, le interesa tomar una
participación del 10 por ciento en Isolux. Entonces tenemos valoraciones
hechas por J. P. Morgan, por VS, por Axel Group, que dicen que el valor
asignable a la empresa en su nueva perspectiva es de 15.000 a 18.000
millones de pesetas, pero observen una cosa, que cuando hablan de 15.000
a 18.000 millones no hablan ya de la primitiva Isolux sino de Isolux más
Wat, porque en el ínterin se había hecho una fusión en la que todo el
esfuerzo de Wat se unía al de Isolux y constituyen entonces una empresa
mucho mayor. Luego ya no son comparables. En cualquier caso lo que repito
es que tanto Axel Group como VS y J. P. Morgan establecen entre 15.000 y
18.000 millones de pesetas el valor de Isolux Wat. Luego ya estamos ante
otra empresa.

El Grupo de Euman-Valyser en un momento determinado vende a
Metallgesellschaft y, entonces, quien tiene un 30 por ciento de Isolux es
Metallgesellschaft. Metallgesellschaft no es una «paper company»,
Metallgesellschaft es una industrial muy poderosa. Cuando nosotros
acometemos la definitiva desinversión en Isolux --porque a Isolux le
llega el turno como a cualquier otro--, entonces decimos: Vamos a ver qué
opina Rothschild. Rothschild emite un informe diciendo: vamos a acelerar
el proceso de venta. Tenemos, evidentemente, posibles compradores. Dice
que sería altamente interesante para ustedes que tomasen el 30 por ciento
que está en manos de Metallgesellschaft por los siguientes motivos que se
especifican en el informe: primero, porque Metallgesellschaft es un socio
incómodo que puede significar que tengan un espionaje; puede significar
que ustedes no tengan el libre manejo de su empresa. Eso estaría bien,
pero quizás no fuera suficiente. Quizás es mejor aguantar a
Metallgesellschaft. Pero dice otra cosa, dice que en la venta del 90 por
ciento pueden obtener la gran plusvalía que van a obtener por el 60 que
ya tienen, más la plusvalía que obtendrán sobre ese 30 por ciento. Es
decir, Rothschild se está refiriendo a que sobre ese 30 por ciento habría
también una plusvalía, partiendo siempre de la base de que los precios
que se han estado manejando para Isolux han sido de 15.000 a 18.000
millones de pesetas.

En cuanto a Reve Holding y Marenma, creo que no es como ha sido expuesto,
como una afirmación tajante; hay algo que no es así. No es exactamente lo
que se ha manifestado, es parecido pero no es así. En primer lugar, la
operación de Reve Holding y Marenma por la que El Fenix vende unas
acciones de El Fenix Español a Reve Holding y Marenma es una operación de
La Unión y El Fenix. Es una operación por la que el Consejo de La Unión y
El Fenix dice que vende el 51 o el 49 por ciento, no lo recuerdo, de El
Fenix Español a Reve y Marenma. Lo vende en 7.000 millones, con eso
genera una plusvalía de 6.500 millones y así El Fenix cierra con
plusvalía. ¿Por qué se vende en 7.000 millones de pesetas? Porque El
Fenix Español, de forma complicada, directa e indirectamente, era titular
en gran parte del patrimonio inmobiliario que La Unión y El Fenix tiene
en Francia. Conste que es una operación del Consejo de La Unión y El
Fenix, no es una operación de la Corporación Banesto ni siquiera de
Banesto; es una operación del Consejo de La Unión y El Fenix que decide
vender a Reve y Marenma esa participación que lleva implícita la tenencia
del patrimonio inmobiliario.

Entonces se produce una circunstancia, y es que cuando en diciembre de
1993 estoy llevando a cabo las últimas negociaciones para vender a AGF el
otro 55 por ciento que teníamos en El Fenix, dentro de esas negociaciones
(por cierto, el documento iniciado por mí y firmado también por el señor
Renaudin a mediados de diciembre lo tengo aquí, es decir, el acuerdo ya
había sido cerrado), el grupo francés dice que, como condición, hay que
recuperar El Fenix Español para El Fenix. El grupo francés dice: lo que
ocurre es que estoy de acuerdo en recuperarlo, pero pagando sólo los
7.000 millones de pesetas en que lo vendimos. ¿Qué razón hay para eso? La
razón de que en una negociación tan complicada como el documento que
tengo aquí, se cerraron y dijeron que no pagaban más que los 7.000
millones de pesetas que entonces les dieron. Lo que se produce es que
como soy yo quien firma ese documento, el señor Pueyo, con quien no había
tenido ninguna relación en mi vida ni lo había visto como representante
del Banco ni como nada, dice que él ha puesto 7.000 millones y que no se
conforma... Entonces llegamos a un acuerdo en el que decimos que al señor
Pueyo se le compensa el interés de la cantidad que le haya supuesto el
endeudamiento que ha tenido que tener para comprar esos bienes. No es
exactamente que el tema quedara arreglado; quedó arreglada una
desconexión que había entre una cifra, que era la máxima que los
franceses aceptaban, y lo que el señor Pueyo estaba dispuesto a pagar.

La operación de Urbis es tremendamente larga. En Urbis, la política que
hemos seguido, en principio, fue la de que hubiera un paquete mayoritario
a través del señor



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Hachuel y él compró acciones y se hizo la fusión Ceisa. Por cierto el
canje Ceisa-Urbis, al que ha hecho referencia S. S., ya se había
producido en 1988. Es decir, en ese canje inicial Urbis-Ceisa yo creo que
las cifras no son tan distintas, aunque probablemente en este caso S. S.

lo habrá visto en algún sitio; yo se lo digo puramente de memoria. Fue un
canje que se sometió a una comisión ejecutiva (en el banco no había
corporación industrial) en la que estaban: Pablo Garnica, Juan Abelló,
etcétera; estaba toda la antigua composición de la Comisión ejecutiva y
quedó aprobada la operación de canje de Urbis por Ceisa.

El señor Hachuel llegó a tener un importante paquete en Urbis. El que el
señor Hachuel tuviera un paquete excesivo en Urbis fue una solución
inicial pero luego optamos, porque Urbis tenía un gran valor patrimonial,
porque fuera la Corporación la que tuviera un paquete importante, como
luego lo justificó la OPA que lanzamos en el año 1993 para reducir el
coste medio de las acciones, tener una mayor participación y reducir el
coste medio de las acciones a efectos de fondo de comercio. Lo que
hicimos sencillamente fue cambiar de opinión. No se trataba de echar a
nadie sino de decir: el señor Hachuel como gestor de Urbis no...

Entonces, hay que comprarle su paquete. Como todo en la vida, hubo que
negociar, y se le compró el paquete. Que ganó 13.000 millones de pesetas
por la operación, yo sinceramente no lo creo. Yo no lo creo, y los
números se pueden ver más detalladamente, pero es que, además, yo creo
que la situación del señor Hachuel no es para que haya ganado 13.000
millones de pesetas. Me da la sensación de que la situación del señor
Hachuel no es para haber ganado 13.000 millones de pesetas con
operaciones de Urbis.

En cuanto a la intervención del portavoz del Partido Socialista sobre lo
que dijo Zaldumbide de que la Corporación era más industrial que
financiera, creo que he dicho algo. ¿Por qué no funcionó? Por lo que he
dicho. Al principio se trataba de que funcionase. Incluso se creó una
sociedad de servicios para que actuásemos como conglomerado. Es decir, en
el consolidado veíamos que los gastos generales, que las inversiones,
etcétera, eran enormes en términos absolutos, no en términos relativos y
que, por consiguiente, se podía hacer una política de gestión central de
compras, suministros, etcétera, y obtener ahorros. Creamos la sociedad de
servicios para intentar intervenir y ahí chocamos con una resistencia,
resistencia puesta de manifiesto por todos los expertos en conglomerados
que dicen que la función más difícil de implementar en una corporación o
en un conglomerado es la de decir que las compras sean centralizadas,
porque ahí cada uno alega la singularidad de sus productos y esos ahorros
difícilmente se pueden hacer. O sea, que intentamos hacer esa política de
conglomerado y no salió. Lo que sí hicimos fue una auténtica política
global, y no sólo en el tema de personal, donde cada empresa hacía sus
propias estimaciones; nosotros no nos injerimos en la empresa pero, si me
permiten minuto y medio, les voy a decir que nosotros nombramos pocos
amigos en las empresas. Es decir, en Asturiana, cuando llegamos, había un
presidente, digamos, político --con todos los respetos--, que era don
Jaime Argüelles, embajador. Lo que hicimos fue elevar a la categoría de
presidente al vicepresidente ejecutivo que había llevado la empresa
durante 40 años. Eso es lo que hicimos. En Acerinox el presidente era don
José María Aguirre Gonzalo, que falleció y había que nombrar a alguien.

Nombramos al consejero delegado de toda la vida, que había iniciado el
proyecto y que lo había desarrollado con un grupo de ingenieros. Ese, que
pensaba que siempre iba a ser un ejecutivo teniendo arriba a alguien de
carácter más representativo, pasó a presidente. En Agromán nombramos a un
presidente que tenía calidad, formación y experiencia, pero la empresa ha
ido tan mal que, efectivamente, en el año 1993 estuvimos buscando un
primer ejecutivo para esa empresa, pero lo estuvimos buscando a través de
un «headhunter». En Isolux mantuvimos al consejero delegado, señor
Losada, porque llevaba muchos años en la empresa y había participado de
los momentos malos y buenos y había podido... En Tudor nombramos a un
presidente que sí era consejero de Banesto, era un industrial reconocido,
pero le pusimos como director general y consejero a un profesional de la
empresa que llevaba allí toda la vida y que lo estaba haciendo muy bien.

En el grupo cementero metimos a un ejecutivo que formó equipo e hizo una
labor muy buena, que era el señor Salor. En Elerco, sustituimos a un
cuñado del presidente Conde por doña Paulina Beato, que tenía una
experiencia, a través de Endesa, como para llevar una empresa. Y así
sucesivamente fuimos haciendo cambios en las empresas. Es decir, no
hicimos una política de seguir las empresas todos los días, pero sí
hicimos una política de introducir en las empresas los cambios que
creímos oportunos. En ese sentido sí que no fuimos financieros, fuimos
industriales.

En cuanto a las comisiones, nosotros hemos utilizado a dos asesores
internacionales, que han sido La Unión de Bancos Suizos, al principio, y
J. P. Morgan después. La Unión de Bancos Suizos hizo los siguientes
trabajos: primero, hacerse el responsable, a través de todas las empresas
internacionales, de la preparación, lanzamiento en todos los mercados,
imagen, colocación y desarrollo industrial de la Corporación. Aparte de
todo lo que supone el lanzamiento y la colocación, tenía un contrato de
asesoramiento financiero y, luego, estaba la comisión que percibió por
las operaciones de LUFE, por un montante de 62.000 millones de pesetas
(más las otras prestaciones, unos setenta y tantos mil millones) y de
Petromed, por 38.000, más 6.000... es decir, unos 50.000 millones en
términos de valoración.

Por eso percibió esas cantidades (y eso figura claramente establecido en
los archivos de la Corporación y del Banco, porque hubo algunos gastos
antes de la constitución de la Corporación), primero, porque fue el que
recogió todos los gastos de la colocación, en cuanto a lanzamiento,
asesores internacionales, etcétera, y además sus propios honorarios;
segundo, porque tenía un asesoramiento financiero y, tercero, porque
recibió las comisiones de La Unión y El Fénix y de Petromed.

¿Cuantía de las comisiones? Cuando se presentaron las correspondientes
cuentas, los auditores, que son Arthur Andersen (y me imagino que estarán
en disposición de ratificarlo), nos manifestaron que los contratos habían
sido



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examinados y que la cuantía de las comisiones que venían establecidas
eran de mercado. Con esto contesto a lo que me ha preguntado el portavoz
del Grupo Socialista sobre el gasto de Banesto, porque es lo mismo. ¿Por
qué Banesto pagó por la salida a Bolsa de la Corporación? Porque el que
iba a cobrar era Banesto. El gasto de la salida de la Corporación la
tenía que pagar Banesto por una razón muy sencilla: porque era por la
colocación de acciones de la Corporación, cuyo propietario era Banesto, y
el que iba a recibir el dinero de la colocación era Banesto, luego el que
se estaba jugando su dinero en la colocación era Banesto. De ahí que uno
de estos cargos fuera como gasto de Banesto, según estaba establecido.

Pasamos ahora a Fernando el Santo. He pretendido explicarles la idea de
la Corporación. De lo que se trataba era de que en la Corporación
participase con un 19 por ciento el Banco, en la fase final, y el resto
repartido entre accionistas. Una Corporación así es evidente que no puede
estar en una oficina del Banco y necesitaba una sede, y lo único que se
hizo fue que se buscó. Esta sede estaba en Fernando el Santo, al lado del
edificio de la Embajada Británica, en pleno centro financiero de Madrid,
y con una prestancia suficiente, y se dijo: vamos a tomar una opción de
compra o un arrendamiento. Esto se llevó a la Comisión Ejecutiva y allí
incluso hubo algún consejero que dijo que por qué no se compraba ya.

Esto se resolvió comprando el edificio La Unión y El Fénix. ¿Y por qué?
Porque se producían las siguientes virtudes: primero, que la Corporación
no desembolsaba el precio de un edificio, se limitaba a pagar un
alquiler.

Segundo, que La Unión y El Fénix tenía una inversión, computable como
reservas técnicas, y que además le producía una rentabilidad más que
adecuada, según han reconocido los propios responsables de La Unión y El
Fénix. Es decir, la Corporación no pagaba el dinero, salvo el alquiler, y
La Unión y El Fénix tenía invertido el dinero en un edificio que le
producía una rentabilidad y que era computable como reservas técnicas.

En cuanto a la referencia a que en Oil-Dor el valor pagado no era el
teórico contable, yo creo que, efectivamente, no era el teórico contable,
pero es que los valores teóricos contables no son los valores que sirven
para determinar los precios de mercado. En algunos casos, sí; pero en
algunas empresas --y a ello me referí anteriormente--, no.

La pregunta que me ha hecho también el portavoz del Partido Socialista es
cuál era mi participación en la toma de decisiones del Consejo de
Banesto. Pues eso es muy claro, pero a veces no tanto, y me explico. Yo
era consejero de Banesto. En ese sentido, mi participación era la de
cualquier consejero. Pertenecía a la Comisión ejecutiva. En este sentido,
mi participación era la de un miembro de la Comisión ejecutiva; o sea, en
la Comisión ejecutiva estaba yo, solidariamente participaba en los
acuerdos de la Comisión ejecutiva. Era vicepresidente. ¿Significaba eso
que fuera vicepresidente ejecutivo de Banesto? No. Lo digo después de
aclarar que cualquier política seguida por el presidente Conde la asumo,
desde luego, pero las cosas hay que definirlas jurídica u orgánicamente.

Yo no era vicepresidente ejecutivo del Banco, porque la línea ejecutiva
era el presidente Conde y el consejero delegado señor Lasarte. No
participaba en el Comité de dirección, que presidía Conde y estaban
Lasarte y los directores generales. Es decir, mi intervención era como
miembro del Comité ejecutivo y no ejecutivo en la línea ejecutiva del
Banco. Sin embargo, era vicepresidente ejecutivo del Grupo, que
significaba que mis misiones eran, aparte de mi pertenencia a la Comisión
ejecutiva del Banco, consejero delegado de la Corporación Industrial y,
además, realizaba algunos encargos, cosas que afectasen a la política del
Grupo, por ejemplo, en la negociación de la venta de La Unión y El Fénix,
que no era una participación de la Corporación Banesto; la negociación de
la venta, en diciembre, la llevé yo. Por eso, ¿toma de decisiones en el
tema Oasis? No, en el tema Oasis es lo que a través del Comité ejecutivo
pudiera surgir. ¿Medios de comunicación? Ahí sí que tuve la
responsabilidad. Los medios de comunicación se han adquirido por la
Corporación Banesto. Es decir, la compra, y nos estamos refiriendo a
Antena 3 Televisión fundamentalmente, se hizo por la Corporación Banesto,
a través de dos filiales españolas 100 por cien de la Corporación, una
que se llama Corpoban y otra que se llama Invacor.

¿Por qué se hizo la toma de participación? Porque realmente nosotros
hemos vendido todo y ¿qué hemos comprado? Dorna, Oil-Dor, la
participación de Isolux y Antena 3, fundamentalmente. Eso es todo lo que
hemos comprado; a cambio, hemos vendido empresas importantísimas. El
resto de las inversiones han sido pura subsistencia de las empresas. Es
evidente que Asturiana tiene que tener un aumento de capital porque, si
no aumenta capital y es sólo a base de créditos y de créditos, entonces,
la bicicleta financiera, al final, produce unas cargas que convierten los
créditos en morosos.

En relación con Isolux Wat he omitido una cosa cuando he dicho que además
del 30 por ciento de las valoraciones, y es que hay un informe --no sé
exactamente por qué servicios fue emitido, pero el informe consta en los
archivos de la compañía-- en el que se determina que, además de la
actividad ordinaria de la compañía, tiene unos valores urbanísticos,
entre solares, naves y edificios, que no habían sido considerados en
otras oportunidades, de 3.200 millones de pesetas de plusvalía implícita.

Esto quiere decir que el simple valor de estos terrenos ya casi equivale
a lo que ha pagado la Corporación por la compra del 30 por ciento de la
compañía.

¿Qué conocimiento tengo de la relación que pudiera tener en Euman Valyser
el señor Conde? Yo absolutamente ninguno. Considero que el señor Conde no
tiene ninguna relación con Euman Valyser, al menos ninguna relación en
sentido peyorativo o negativo o que pudiera ser mal interpretado.

En Oil-Dor, aparte de la sobrevaloración que decía el representante de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, se pregunta si hay un pacto de
recompra de Banesto, y yo digo rotundamente que no; no hay ningún pacto
de recompra por parte de Banesto. Me refiero de recompra de las acciones
de Banesto que tomaba Oil-Dor. No hay ningún pacto de recompra.




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¿Hay un consejero de Banesto que estaba en la sociedad? Sí. He tenido
noticia de que el señor Pérez Escolar era o es accionista de Oil-Dor
antes de procederse a la enajenación. Pero tengo entendido que él no ha
vendido acciones de las que tuviera en Oil-Dor a la Corporación Banesto.

Eso es todo lo que sé. ¿Que pudo influir la presencia del señor Pérez
Escolar en mi toma de decisión? En primer lugar, fue una toma de decisión
de toda la Comisión ejecutiva de la Corporación. En segundo lugar, una
cosa es formar parte de una institución... Desde luego, las negociaciones
no se llevaron con el señor Pérez Escolar; se llevaron con el señor
García Pardo. Aquí, lo importante es si creímos en aquel momento que la
estrategia del negocio era buena. Que el señor Pérez Escolar tuviera una
parte en el accionariado, es un problema suyo, pero no puede eliminar la
posibilidad de que nosotros podamos realizar una buena operación o lo que
creíamos una buena operación.

A las preguntas del Diputado señor Mardones...




El señor PRESIDENTE: Yo creo que ya están respondidas. Ha empezado su
intervención respondiendo al señor Mardones. Pero, si quiere responder a
alguna cuestión concreta, todavía tenemos tiempo.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Perdone, no le he
entendido.




El señor PRESIDENTE: Si de las preguntas del señor Mardones queda todavía
alguna cuestión concreta, tenemos tiempo de contestarla. Como ha seguido
un método peculiar, empezando por el señor Mardones, luego, ha habido de
todo...; en algún caso, reiteraciones, pero...




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Si me permite la
Presidencia, es un punto muy sencillo. El señor Mardones habla de si se
han tenido en cuenta las pérdidas de las compañías en las imputaciones en
el patrimonio, y ésa es una cosa muy sencilla. Las pérdidas de las
compañías se imputan a la Corporación en la participación que la
Corporación tiene en esas compañías; es decir, se han ido imputando todas
estas pérdidas de compañías en el balance de la Corporación, y así ha
resultado.

Quiero manifestarles en este sentido que nosotros, en la Corporación --y
con esto termino--, hemos cerrado los ejercicios de 1990, 1991 y 1992 con
beneficios, dividendos y asignaciones a reservas, y las censuras de
cuentas hechas por los auditores, sin ninguna salvedad, prácticamente; en
muchas, sin ninguna salvedad, y en alguna, con una pequeñísima salvedad.

Cuando llega 1993 nos damos cuenta de una cosa: que no hay activos que
nos puedan permitir obtener plusvalías, porque ya no quedan empresas que
tengan un valor en venta superior al de nuestros libros y que, por
consiguiente, por las ventas de empresas no vamos a ganar dinero. Que los
ingresos de la Corporación no son lo suficientemente superiores a los
gastos para compensar las pérdidas de todas esas empresas y que, por
consiguiente, vamos a cerrar el ejercicio de 1993 con pérdidas. Y aquí
tengo la información que se suministró al Consejo de la Corporación,
celebrado el día 21 de diciembre de 1993, es decir, el último antes de la
intervención. La marcha de la Corporación era que habíamos previsto
pérdidas y se cerraba el ejercicio, después de recoger todas las pérdidas
de las empresas y las provisiones, con una pérdida en el período de
10.515 millones, que suponiendo que en diciembre se hubiera incorporado
otro tanto, hubieran podido cerrarse en 12.000 millones de pérdidas.

Nosotros teníamos previsto cerrar --y esto se hacía en conexión con los
auditores-- el año 1993 con unos 12.000 millones de pesetas de pérdidas
de la Corporación.

¿Por qué el año 1993 se ha cerrado, según los nuevos gestores --con cuya
gestión no me meto, incluso deseé toda clase de suerte al consejero,
señor Zaldumbide, el día que tomó posesión de su consejo, porque lo que
queremos es que estos señores lo hagan muy bien; ya que a nosotros no nos
han dejado hacerlo, que ellos lo hagan bien en beneficio de todos, de los
accionistas, de los clientes, de las empresas y de los trabajadores,
etcétera--, por qué el año 1993 se cierra con 121.000 millones de
pérdidas cuando en noviembre estaba cerrado --según la auditoría-- en
10.515? Sencillamente porque se han hecho un montón de provisiones que,
sin duda, garantizan de sobra el futuro de la Corporación, porque cuando
se actúa con valores muy bajos y provisiones muy altas las posibilidades
de obtener plusvalías sobre valores bajos son mucho mayores que si se han
tenido los valores altos.




El señor PRESIDENTE: Señor Romaní, ha dicho 121.000 millones de pérdidas.

Me parece que es un error, ¿no?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): No, en el balance
aprobado en la Junta para el año 1993 se le asignan unas pérdidas a la
Corporación de 121.000 millones. Nosotros lo habíamos cerrado en
noviembre con 10.000 millones, la diferencia son provisiones que se
hacen, porque es la oportunidad histórica de cerrar un ejercicio --y
perdonen que me permita esta licencia-- con cargo a la gestión anterior,
exagerando, digámoslo, las provisiones, porque eso te permitirá ir mucho
más fácilmente en el futuro. Insisto en que lo digo sin ningún tipo de
crítica, incluso quiero confesar que a lo mejor yo, en el caso de los
nuevos gestores, hubiera hecho lo mismo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Fernández de Trocóniz.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Señor Romaní, tengo entendido, y
así lo manifestó al menos el señor García Pardo, don Carlos, que
Inmobiliaria Blasco de Garay 64 no tiene que ver nada con la Corporación
Industrial y Financiera de Banesto. Le pregunto: ¿por qué la Corporación
Industrial y Financiera avala a Inmobiliaria Blasco de Garay 64?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Se lo voy a explicar.

A primeros de 1993 nos



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replanteamos en general, visto lo difícil que iba a ser el año, nuestras
relaciones con el Grupo García Pardo. Hay una reunión en enero de 1993 a
la que asistimos el consejero delegado del Banco, señor Lasarte, yo como
vicepresidente y consejero delegado de la Corporación, ejecutivos del
Banco y los señores de García Pardo, y replanteándolo todo les exigimos
garantías adicionales, porque el año podía ser difícil, y se toman unas
garantías adicionales, prendas de acciones, etcétera. Lo que nos dice es:
«Estáis haciendo un planteamiento del conjunto, luego si yo presto
garantías adicionales, por lo menos cubridme el tema que tengo con el
Banco de Vitoria.» Efectivamente, la Corporación no tenía absolutamente
nada que ver con Inmobiliaria Blasco de Garay, pero como era una empresa
del Grupo García Pardo fue sencillamente una operación de convenio de
grupo, en la que, por supuesto, el resultado, después de la ampliación de
las garantías, incluido ese aval a lo de Blasco de Garay, era más
favorable para el Banco que lo que había con anterioridad.




El señor FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS: Señor Romaní, existe al menos un
pago realizado por Banesto, por indicación directa de su Presidente
entonces, un pago que había que hacer por Corporación de 600 millones de
pesetas a una compañía denominada Argentia Trust en una cuenta en Suiza.

Se dice que esto corresponde a una comisión satisfecha por la obtención
de los beneficios fiscales para la fusión de la Corporación. ¿Es cierto o
no?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Lo primero que quiero
decir es que no es un pago de la Corporación --yo creo que esta es una
primera clarificación que hay que hacer--, es un pago que realiza una
empresa llamada, quiero recordar, Banesto Industrial Investments, que es
del Banco, es decir, no es de la Corporación. Cuando se realiza el pago
existe la Corporación y ese pago lo realiza una empresa del Banco, ese
pago del que yo no tengo más noticia que lo que se ha oído en los
distintos ambientes. ¿Que fue para conseguir los beneficios de la
Corporación? Creo que el Presidente es el que mejor lo ha explicado, es
decir, debía haber un pago para generar un clima propicio a la obtención
de los beneficios mediante una explicación de los asuntos, pero creo que
es materia que compete al Presidente o a quien hubiera acordado el pago,
que desde luego fueron ejecutivos del Banco.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, el señor Moreno tiene la
palabra.




El señor MORENO MONROVE: El señor Romaní dice que Arthur Andersen dijo
que las comisiones por las cuales yo preguntaba fueron las del mercado.

Me pareció que iba a decir en un momento determinado las cantidades,
después no las dijo. Me gustaría, si fuera posible, conocer sus importes
y si hubo otros intermediarios; usted ha dicho que, en principio, hubo
uno: UBS.

Asimismo, también me gustaría conocer el importe de los gastos de salida
a Bolsa que específicamente usted confirma que fueron pagados por
Banesto.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Tal como le he dicho
lo que queda claro en los balances es que en los años 1990 y 1991 es UBS
la que trabaja para nosotros. A partir de 1992 ya no hay más gastos de
UBS. Luego está claro, primero, que los gastos están identificados y
segundo, que es UBS la única que durante esos ejercicios, que son
trascendentales, porque son los de salida, de constitución de la
Corporación, actúa. Puede haber algún gasto de abogado español, etcétera,
pero eso no es lo importante. Entonces, hay unos gastos que aparecen en
el balance de 1990, que fueron tres mil y pico millones de pesetas, pero
que están en la memoria. En la memoria figuran exactamente tres mil y
pico millones de pesetas. Eso es todo lo que supuso la quiebra de la
salida, después de montar todo el asesoramiento financiero, y los gastos
que hubo, todo ello perfectamente justificado por la Corporación y por el
Banco, de los cuales UBS los percibió, parte para sí y parte porque
suplía gastos de empresas internacionales de acreditado conocimiento y
solvencia que habían intervenido en la colocación, pero fue lo único que
hizo UBS. Quizás eso se hizo mal porque, a lo mejor, hubiera sido
preferible que se facturara directamente por las empresas de imagen y
todas las que trabajaron para esto.

En cambio, en el año 1991 son tres conceptos: primero, el asesoramiento
financiero, que era un contrato que está en los archivos de la
Corporación; segundo, la comisión por la venta de La Unión y el Fénix, y
tercero, la comisión por la venta de Petromed y una comisión por unos
trabajos que se hicieron en Tudor, que no recuerdo exactamente, pero que
figuran especificados en los archivos y se pueden pedir a la Corporación.

El total de todo eso fueron 4.500 millones de pesetas.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, para terminar intentaré ser
breve, aunque quisiera hacer, al menos, tres nuevas preguntas. En la
primera, sobre la valoración global de la Corporación, el señor Romaní ha
sido yo creo más que explícito. De una gran vocación industrial se pasa a
una humilde actividad de venta de empresas por tres razones: porque la
ley obliga --el tema de la consolidación--, por necesidades de liquidez
de todo el Grupo y por un futuro no halagüeño de las empresas. Entonces
resulta, señor Romaní, y la pregunta es esa, que su visión del futuro era
doblemente perfecta. Por una parte, lo mejor del mundo es hacer una
corporación industrial en 1989, pero tan industrial es que, a tres años
vista, todas las empresas van a perder y las vamos a vender. Señor
Romaní, cuesta creer tan agudas y finísimas dotes de adivinación en usted
y en sus compañeros de gestión, porque lo que era buenísimo en 1989,
también era buenísimo venderlo en 1992. Les felicito porque saben ver
cuándo era bueno industrialmente y cuándo Petromez empezará a perder.

Realmente es de una visión que no se entiende cómo puedan después estar
intervenidos. Más que una pregunta es casi una constatación. ¿Cómo
explica usted que en tres años empresas tan variadas como Acerinox,
Cementos, Petromed, LUFE,



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SEO, sean buenísimas, de gran futuro industrial y sean malísimas y haya
que correr a venderlas?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Todo es relativo. Aquí
lo que pasa es lo siguiente. Primero, y no es demasiado maquiavelismo, de
momento la idea hubiera producido la venta de la participación de la
Corporación en el momento que la lanzamos. Supóngase el señor Diputado
que nosotros vendemos la participación de la Corporación en un término de
35 ó 40 por ciento, o lo que sea, y obtenemos un ingreso de liquidez, y
luego bajan las bolsas. Nos hubieran venido todos los accionistas
diciendo: «Lo que compramos a 6.000 ahora vale 3.000.» Eso ha pasado
siempre que ha habido crisis bursátiles, eso no es necesariamente un
motivo malo; habríamos obtenido una liquidez con la que satisfacer
necesidades técnicas y financieras del Banco. Luego el proyecto de
lanzamiento de la Corporación Industrial ya ofrecía una primera
finalidad. Naturalmente había que seguir con ese proyecto industrial,
pero como ese proyecto industrial ya no hubiera requerido la necesidad de
venta de las empresas, al menos en el plano estricto de la normativa del
Banco de España, ya hubieran sido decisiones libres que se hubieran
tomado en cada momento sobre invertir y desinvertir, pero en el bien
entendido de que como ya habíamos reducido la participación industrial, y
esa participación industrial que tanto nos cargaba, en palabras del
Gobernador del Banco de España, ya estaba reducida y ya no nos cargaba;
por consiguiente, si desinvertíamos en una cosa podíamos luego volver a
invertir en otra. Es decir, ¿la Corporación por qué se muere? Porque
cuando vendemos Petromed, La Unión y El Fénix, el Grupo Cementero, que
daba el 40 por ciento del consolidado, no podemos comprar otra cosa para
sustituirlo. Entonces, el consolidado de la Corporación se nos deshace.

Eso ya nos lo pusieron de manifiesto los responsables del Grupo
Cementero: estáis vendiendo la fuente de la Corporación, porque daba un
gran porcentaje de beneficios, dividendos, y además no lo podemos
sustituir en los mismos términos por inversiones que puedan ser más
rentables. Me gustaría que quedase bien clara esa idea. Si hubiera salido
el proyecto financiero de venta de la Corporación Industrial, no
tendríamos requerimientos de desinversión en las empresas, porque ya
nuestro porcentaje sería el 20 por ciento del 40 por ciento de Petromed,
el 20 por ciento del no sé qué, y ya no habría ninguna necesidad de
decirle al Gobernador del Banco de España: hombre, acabo de vender. Por
cierto, quiero decir dos cosas. Otra empresa que ya estaba vendida era
Carburos, se había llegado a un cuasi pacto antes del 28 de diciembre.

¿Qué habrá ocurrido ahora? Pero ésa no era la pregunta del señor
Diputado.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Romaní, usted hará las lucubraciones que
quiera sobre qué hubiese pasado si el señor Sadam Husein no hubiera hecho
lo que hizo, pero la vida es dura y la vida es como es, y lo que ha
pasado es lo que ha pasado, y de aquel proyecto de 1989, en 1992 se iban
vendiendo humildemente las empresas. Y no digo más, no sólo vendiendo,
sino que se vendían por necesidades de liquidez y sobre todo de liquidez
para dar resultados positivos en Banesto, no en la Corporación. Pero
bueno, dejemos esto, que es una constatación de este Diputado a la vista
de toda la información que he leído, de lo que he escuchado y de lo que
le he oído hoy a usted.

Segunda pregunta, Dorna y Oil-Dor. Señor Romaní, la verdad es que me
sorprende usted cada vez. Nos dice que en 1990, 1991 y 1992 los
beneficios de Dorna eran fabulosos, pero es que era más fabulosa la
inversión crediticia de Banesto en Dorna. Entonces, ¿quién me garantiza a
mí que lo que usted me lee de un papelito eran beneficios reales, cuando
la inversión crediticia de Banesto en Dorna era absolutamente
desproporcionada, con una concentración de riesgo insostenible, sobre un
proyecto de futuro, y usted me dice que sí, que tenía unos grandes
beneficios y que ésta era una gran idea. Es que no puede decir otra cosa,
señor Romaní. Oil-Dor lo mismo, de 400 a 6.000. Le inyectan ustedes,
dicen: metemos 6.000 porque el proyecto de gasolineras es fantástico. Por
cierto, de 174, las que tenía que construir esta sociedad, se han quedado
en 47. Pero es que además resulta que ya tenía un crédito de 3.200
millones del Banco de Vitoria. O sea, que usted no es que sea el buen
samaritano, es que es el gemelo del samaritano, van ustedes de dos en
dos: o sea, crédito, ampliación de capital y crédito del Banco de
Vitoria. ¡Bingo! Entonces claro que salen...




El señor PRESIDENTE: Haga la pregunta, señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Por tanto, la pregunta es: ¿No son beneficios
hinchados y artificiales tanto los de Dorna como los de Oil-Dor, puesto
que la inversión crediticia del conjunto del grupo es enorme y en los dos
casos se trata --y usted lo ha dicho muy bien-- de proyectos de futuro,
ideas, papeles y pensamientos que se los puede llevar el viento?



El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Hay dos cosas.

Primero, los beneficios, señoría, no son los de un papelito, son los del
balance y cuentas aprobados por las juntas generales y que son informados
favorablemente por los auditores. Cuando yo he dicho 625, 2.033 y 2.337,
eran, en los sucesivos años, los beneficios del balance, no de un
papelito. Además, esos beneficios son después de financieros. Luego los
créditos que se le han otorgado al grupo sirven para que este grupo cobre
los intereses. De momento está cobrando los intereses, y después de
financieros, creo --o eso es lo que he leído--, resulta que hay esos
beneficios.

También hay una distinción, y hay que reconocer las cosas como son. El
proyecto Dorna no es un proyecto de futuro, sino de presente, porque
cuando nosotros lo acometemos, lo que hacemos es que examinamos la lista
de todos los contratos que tiene Dorna. ¿Y qué contratos son, contratos
firmados? Son contratos en los que se produce tanto por el Real Madrid,
tanto por las motos, la NBA de Estados Unidos, y ahí se analiza lo que
Dorna tiene de presente. Por supuesto tiene un futuro mucho mayor porque
es



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una compañía que se ha convertido en líder cuasi universal en ese
aspecto, y por eso pensábamos que su línea iba a ser favorable. Pero no
eran meros proyectos de futuro.

En Oil-Dor sí, he de reconocer con S. S. que ha habido un retraso, y lo
que iban a ser 170 gasolineras no ha llegado a eso. El valor de 406.000,
no; ya hemos dicho que las empresas se valoran en valores teóricos
contables en algunos casos; en otros se valoran por lo que supone el
descuento de los beneficios que razonablemente van a tener en el futuro.

En cualquier caso, se trata, al menos en aquella primera operación, de
una suma de 6.000 millones de pesetas que es la que nos venía
recomendada. ¿Qué podría ser, que quizá en esa operación estimase S. S.

que era un poco mayor? Yo creo que no. Pero un ejecutivo de un grupo toma
un número enorme de decisiones durante seis años. Un ejecutivo, según
dicen algunos, tiene derecho a tomar decisiones muy buenas, buenas, menos
buenas y regulares, e incluso a equivocarse de vez en cuando.




El señor ESPASA OLIVER: Por último, señor Romaní, una aclaración a su
respuesta. Cuando yo comentaba los beneficios de Dorna y de Oil-Dor y la
inversión crediticia me refería a que son empresas con un alto grado de
financiación y que, además, podían dar estos beneficios, lo cual las
eleva casi a la categoría de, metafísicamente, superiores, porque con el
crédito que tenían que devolver... Usted entonces me ha dicho: es que
devolvían a Banesto. El problema no es que devolviesen los intereses,
sino que con la carga crediticia total que tenían aún podían dar estos
beneficios tan fantásticos que les llevaron a usted, a la Corporación y a
Banesto a invertir y a darles aún más créditos. Me sorprende.

Termino, señor Presidente. Me sorprende porque al final ha resumido muy
bien el papel de la Corporación y el suyo al frente de la Corporación.

Venden joyas industriales y compran proyectos de futuro como Oasis,
Dorna, Isolux y participación en medios de comunicación, algo tan volátil
y que han de soportar los señores que están cumpliendo con su deber toda
esta mañana aquí.

Este ha sido un poco el resumen, y en estas compras y ventas, y con esto
termino, señor Presidente, vuelvo a preguntarle y cito sus palabras.

Dice: entre el señor Conde y Euman Valyser, que se beneficia muy mucho de
la operación Isolux, no hay ninguna relación. Lo ha dicho usted. Se lo
vuelvo a preguntar para que lo manifieste de nuevo si quiere o si quiere
rectificar, porque los datos que obran en mi poder no se compadecen con
su respuesta. Y que en la venta de Oil-Dor estuviese presente un
consejero de Banesto a usted le parece sólo problema del señor Pérez
Escolar. A este Diputado y a esta Comisión no le parece un problema del
señor Pérez Escolar, sino un problema de la gestión de Banesto y de la
Corporación.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Si me permite, ¿cuál
es exactamente el sentido de la pregunta?



El señor ESPASA OLIVER: Si quiere manifestar de nuevo que el señor Conde
no tiene nada que ver con Euman-Valyser y Asebur Inversiones y si quiere
volver a manifestar que no le consta que el señor Pérez Escolar se
enriqueciese indebidamente vendiendo supuestamente participaciones de
Oil-Dor que estaban a 400 y que la Corporación que usted presidía compro
a 6.000 millones en menos de tres meses de diferencia.




El señor EX-CONSEJERO DE BANESTO (Romaní Biescas): Repito lo que he dicho
antes, que no me consta ninguna relación del señor Conde con Euman y
Valyser, que es lo que hemos hablado. En cuanto a lo del señor Pérez
Escolar, lo que he dicho es que creo que no ha vendido directamente
ninguna acción, pero creo que el señor Pérez Escolar, fuera o no
accionista del grupo vendedor, no debía de ser determinante, es decir, no
tiene que ser condenatorio o tiene que obligar a la inexistencia de una
empresa, por el hecho de que en un grupo haya un consejero que sea el
señor Pérez Escolar. Lo importante es que la operación se entienda que es
buena y así lo entienda la comisión ejecutiva de la Corporación, o que
entienda que no es buena. Como la comisión ejecutiva de la Corporación lo
entendió así y los informes de que disponíamos fueron así, lo que
entendimos es que no era suficiente la presencia del señor Pérez Escolar
en el grupo tenedor de las acciones para desautorizar la operación.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Romaní, gracias, señorías, por esta
dura y prolongada sesión.

Se levanta la sesión.




Eran las tres y cuarenta minutos de la tarde.