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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 305, de 07/10/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 305
DE ESTUDIO SOBRE LA INTERVENCION
DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 19



celebrada el viernes, 7 de octubre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencias:
--De don Javier Abad, Director General de BANESTO, para informar acerca
del Grupo OASIS y de otros asuntos relacionados con su gestión en Banesto
hasta el 27 de diciembre de 1993. A petición de la Comisión. (Número de
expediente 219/000675) (Página 8998)
--De don Juan Carlos Rodríguez Cantarero, Secretario del Consejo de
BANESTO, Jefe del Equipo Jurídico que ha presentado la demanda social,
para informar en relación con la investigación que está realizando la
Cámara sobre el citado Banco. A solicitud de los Grupos Parlamentarios
Socialista (número de expediente 219/000385) y Federal IU-IC. (Número de
expediente 219/000399) (Página 9014)



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Se abre la sesión a las diez de la mañana.




COMPARECENCIAS:



--DE DON JAVIER ABAD, DIRECTOR GENERAL DE BANESTO, PARA INFORMAR ACERCA
DEL GRUPO OASIS Y DE OTROS ASUNTOS RELACIONADOS CON SU GESTION EN BANESTO
HASTA EL 27 DE DICIEMBRE DE 1993. A PETICION DE LA COMISION. (Número de
expediente 219/000675.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión con el primer punto del
orden del día, que es la comparecencia de don Javier Abad, Director
General de Banesto, para informar acerca del Grupo Oasis y de otros
asuntos relacionados con su gestión en Banesto hasta el 27 de diciembre
de 1993. Esta comparecencia ha sido solicitada por la Comisión.

En nombre de la Comisión, voy a plantear los aspectos fundamentales a los
que quiere tener respuesta. La Comisión quiere que se refiera a los
criterios bancarios que indujeron a Banesto a realizar, incrementar y
mantener la inversión en el Grupo Oasis-Pueyo, así como conocer los
estudios técnicos que se realizaron para fijar la inversión inicial y los
incrementos sucesivos.

Señor Abad, le damos la bienvenida en nombre de la Comisión, y
agradecemos aquí su presencia, que, sin duda, estimamos útil y necesaria
para los trabajos de esta Comisión.

Tiene la palabra.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Señor Presidente,
señorías, previamente a entrar en el tema que marcaba el señor
Presidente, me gustaría hacer una declaración previa, que es la
siguiente:
En la tarde de ayer recibí un requerimiento notarial practicado a
instancia del abogado de don Pedro Pueyo (del que entrego una copia al
señor Presidente para su transcripción en el acta de la sesión) en el que
expresamente me advierte de los límites y obligaciones que derivan del
secreto bancario en relación a las posibles declaraciones que pueda
realizar en mi comparecencia ante esta Comisión parlamentaria.

En un asunto de tanta complejidad como el que es objeto de estudio por la
Comisión, y del que se han suministrado a la misma distintas
informaciones tanto de organismos públicos como por parte del propio
Banco Español de Crédito al que pertenezco, es difícil, por no decir
imposible, que quien no tiene la condición de jurista, como es mi caso,
pueda discernir con exactitud cuáles son los límites que el secreto
bancario puede imponer al deber de colaboración con la institución que
representa la soberanía nacional.

Como ciudadano entiendo que, ante la trascendencia pública de los hechos
sobre los que se centran los trabajos de la Comisión, la esencia
democrática impone la primacía del deber de información a SS. SS. sobre
la reserva que parece pretender imponer quien por otra parte no la he
mantenido en sus propias declaraciones ante los señores Diputados. En
consecuencia, quiero dejar previa constancia expresa de mi decidida
voluntad de colaboración con la Comisión, poniéndome a disposición de SS.

SS. para contestar a cuantas preguntas quieran formularme, sin que
albergue la menor duda de que, dados los límites con los que ésta se
constituyó, las cuestiones que me planteen no implicarán transgredir el
secreto bancario exigible a Banesto, entidad a la que me honro pertenecer
y ser Director General.

Señor Presidente, le hago entrega del requerimiento notarial. (El señor
Abad hace entrega a la Presidencia de una copia del requerimiento
notarial.)



El señor PRESIDENTE: Voy a repetir la primera cuestión que desea plantear
esa Comisión al señor Abad para que dé respuesta a la misma: criterios
bancarios que indujeron a Banesto a realizar, incrementar y mantener la
inversión en el Grupo Oasis-Pueyo.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Señorías, quizá
la forma de abordar el tema, si les parece, sea hacer un estudio
histórico, cronológico, de cómo el Grupo Oasis entra en contacto con
Banesto, qué operaciones se van realizando y cómo se llega a la quizá más
importante, que es el intercambio de acciones del tres por ciento de
Banesto contra el 50 por ciento de Oasis, y determinar un poco más en
esta última operación.

Las relaciones entre Banesto y el Grupo Oasis empiezan a principios del
año 1989, concretamente por una relación personal que existe entre el
Vicepresidente de Oasis, don Guillermo Jáuregui, y yo mismo, que habíamos
trabajado juntos en el Banco Bilbao Vizcaya (él pertenecía al Banco de
Bilbao y yo estaba en el Banco de Vizcaya), éramos responsables de la
misma área y durante los cuatro meses que trabajamos juntos al iniciarse
la fusión surgió un conocimiento y una opinión personal positiva por mi
parte.

Cuando yo me incorporé a Banesto, en el año 1988, como responsable del
área internacional y corporativa, una de las áreas que decidimos impulsar
de forma importante porque creíamos que era un área en la que Banesto no
tenía ninguna presencia, fue el sector turismo. Iniciamos las labores de
promoción con empresas turísticas y, en ese contexto, la persona a que me
referí anteriormente, el Vicepresidente de Oasis, me sometió la
posibilidad de empezar a trabajar con dicho grupo. Se inició la relación
con un primer préstamo, en abril de 1989, préstamo que se hizo con todas
las garantías bancarias que creímos necesarias, con los estudios que
evidentemente existen del mismo, y con unas garantías reales que se
valoraron y con las que creíamos que estaba suficientemente garantizado.

En septiembre de ese mismo año 1989 tengo la oportunidad de conocer a don
Pedro Pueyo, Presidente del Grupo Oasis, quien me comenta su deseo de
conocer al Presidente del banco y proponerle un intercambio de acciones
de Oasis con acciones de Banesto, en base a que consideraba que



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al Grupo Banesto y a la corporación, dada su nueva estrategia de
inversión, le podía interesar participar en el sector turístico puesto
que el propio banco estaba desarrollando la presencia bancaria en ese
sector. No sé a través de qué persona se produce la presentación de don
Pedro Pueyo a don Mario Conde; no la hice yo personalmente, pero entiendo
que es una anécdota que no tiene importancia; la hizo un ejecutivo de
Banesto porque no surgió la posibilidad de que lo hiciese yo, si no lo
habría hecho como era mi deber presentar un potencial cliente a nuestro
Presidente.

Como consecuencia de esos contactos, nuestro Presidente, don Mario Conde,
nos dijo que estudiáramos en profundidad el intercambio primero de un
paquete del uno por ciento de Banesto contra el 15 por ciento del Grupo
Oasis; así se hizo y se aprobó en la Comisión Ejecutiva de 31 de octubre
de 1989, informándose a un órgano que había llamado Comité de dirección,
que era un órgano informativo, unos días después, exactamente el 2 de
noviembre de 1989. En dicho acuerdo que, como digo, preveía un
intercambio del uno contra el 15 por ciento, había un estudio preliminar
y el acuerdo se basaba en las siguientes condiciones: en lugar de la
valoración que teníamos del grupo, con balances al 31 de diciembre del
año anterior, que nos parecía era una valoración un tanto artificial, una
valoración hecha en una auditoría pro forma, surgieron las dudas de
valorar y auditar el Grupo Oasis convenientemente. Entonces, el señor
Pueyo nos dijo que mejor que valorar y auditar, sería que hiciésemos el
intercambio, que estuvíesemos dentro del grupo, que viéramos cómo era la
gestión, que recibiéramos la auditoría del 31 de diciembre de 1989, que
la valoráramos bien y, en función de todas esas posibilidades, al cabo de
un año que nos dábamos de plazo, decidíamos seguir o retirarnos, en
función de como fuese la evaluación.

Así se hizo y esto figura en el acta de la comisión ejecutiva que les he
referido, donde se valora el Grupo Oasis con el valor que ellos nos dan,
se tiene un tercio de los consejeros del grupo para ver cómo se hacía la
gestión, se toman una serie de garantías para que en caso de que la
valoración sea inferior a la que ellos nos dicen poder estar cubiertos y,
concretamente, una prenda de acciones por un 35 por ciento adicional (es
decir, el intercambio es por el 15 y se pignora otro 35 como garantía de
posibles desfases en la auditoría posterior), se establecen unas
cláusulas de cobertura de fluctuación de esas acciones, se establece la
salida a los doce meses dando un preaviso al mes y se establece, a
petición de la propia comisión ejecutiva, un derecho de ampliar el
intercambio, que era del uno por 15, y ampliarlo hasta el 35 por ciento
de acciones de Oasis. Con esta autorización se elaboran los contratos
correspondientes de intercambio, los dos intercambios, es decir, el
primero del uno por ciento contra el 15; posteriormente se hace uso de
esa opción que había aprobado la comisión ejecutiva y se hace otro uno
contra otro 15 por ciento; en definitiva, a finales de 1989 Banesto tenía
el 30 por ciento del grupo Oasis y el señor Pueyo o sus sociedades
tenedoras de acciones tenía el dos por ciento de Banesto.

Se inició con la participación de nuestros consejeros en el consejo de
Oasis un conocimiento más profundo y, tal como estaba previsto, el día 30
de marzo de 1990 nos llega la auditoría de Touche Rosse que es una
auditoría pro forma --y quiero subrayar la expresión pro forma-- que
recibimos el 4 de abril. El día 4 de abril, con esa auditoría se inicia
la valoración y el estudio por parte de la Dirección de análisis de
negocio y riesgo, que era una dirección que dependía de mí y la primera
conclusión es una nota, de 24 de abril, en la que dicha Dirección señala
la falta de información, lo incompleto de esa auditoría, las
contradicciones y, sobre todo, el hecho de que sea pro forma. El hecho de
que sea pro forma tiene importancia porque uno de los aspectos de la
valoración del Grupo Oasis es la posibilidad de contabilizar los activos
fijos al valor actual, es decir, de actualizar mediante nuevas
valoraciones los activos fijos en contra del criterio tradicional o más
conservador de contabilizar activos fijos al coste histórico.

Repito, el 24 de abril recibo esa nota; el día 19, antes de recibirla, se
había mandado una carta a Oasis poniendo de manifiesto la falta de
información y la incoherencia de las informaciones; el 27 de abril se
manda un cuestionario a Oasis con comentarios a la auditoría y con
solicitud de información adicional; se nos responde a ese cuestionario.

En ese mismo mes de abril, no solamente la Dirección de análisis y
riesgo, sino que involucramos a la Subdirección general de auditoría
interna de Banesto como especialista en auditoría y la Subdirección
general de auditoría interna elabora un estudio en profundidad de la
propia auditoría y de las cuestiones adicionales que habíamos contestado.

El 14 de mayo, la Subdirección general de auditoría interna nos remite un
estudio que evidentemente existe y cuyas conclusiones son unas propuestas
de cautelas, de dificultades, de comprobaciones; en definitiva, una serie
de interrogantes muy importantes, sobre la auditoría del Grupo Oasis.

Con estos datos que me habían llegado, inicio en estos días la
negociación que don Pedro Pueyo, fundamentalmente por mi parte y con
colaboradores de mi equipo, indicando que, a la vista de los análisis
realizados, de la experiencia que hemos tenido en los meses que llevamos
en relación con el Grupo Oasis, de las perspectivas del sector turismo,
que en ese momento las veíamos peor, que antes de pasar los doce meses
--que, como les decía antes, era el plazo que se establecía de prueba--
mucho antes de que pasen esos meses queremos salirnos.

Se inicia una negociación hasta mi nivel con el señor Pueyo en la que
dice que si Banesto se sale del Grupo Oasis iba a ser un daño tremendo
para la imagen del grupo porque la salida del banco daría la impresión a
la opinión pública o a la clientela de que había algo atípico y que
teníamos que negociar alguna alternativa que, por lo menos, salvase su
imagen. Es decir, que Banesto se quedase por lo menos con el diez por
ciento, de tal forma que él pudiera decir que Banesto seguía siendo
accionista del Grupo Oasis.

Se negocia esta alternativa del diez por ciento. En esa negociación de la
alternativa del diez por ciento hay unas notas con una serie de
requerimientos y de puntos, notas que están hechas a máquina, que existen
en los archivos de Banesto y, si no recuerdo mal, estoy casi seguro, una
copia



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de esa nota con sus requerimientos le fue entregada en mano al señor
Pueyo. No fue entregada por carta y con fecha, lo cual hubiese sido
correcto, pero he de confesar que en aquellas negociaciones esa nota se
le entregó al señor Pueyo. En esa nota se decía que si quería que
accediésemos a esta alternativa de que Banesto mantuviera el diez por
ciento en Oasis, tenía que darnos una serie de garantías. Se referían
fundamentalmente a reducir la valoración del Grupo Oasis al valor real,
es decir después de estudiar a fondo la auditoría (ese valor real, para
que se hagan una idea, era del orden de 190 millones de dólares el total
del grupo); tenía que permitirnos una participación en la gestión de la
sociedad, fundamentalmente en el área financiera; tenía que establecerse
un período adicional de doce meses; tenía que establecerse un acuerdo de
accionistas que supeditara una serie de decisiones del grupo a la
unanimidad de los dos accionistas. Creo que eran diez puntos: Acordar un
plan estratégico, a medio y largo plazo, con el grupo; reforzar la
presencia de Banesto; mayoría cualificada para una serie de puntos, entre
los cuales estaba el nombramiento de directores generales; inversiones
superiores a cien millones; endeudamiento superior a cien millones;
creación y liquidación de sociedades, etcétera, etcétera. Esta serie de
puntos fueron aceptados personalmente o de palabra en esas negociaciones
casi todos, excepto dos pequeños aspectos que quedaron en discusión. No
se llegó a cerrar el tema.

En ese momento --estamos hablando de principios de mayo-- remito un
estudio que hace la dirección de análisis de negocio/riesgo que dependía
de mí, al Consejero ejecutivo en aquel momento, don Juan Belloso, en el
cual le someto las dos alternativas, la de salirnos inmediatamente o la
de quedarnos con el diez por ciento, pero con esa serie de cautelas. Ese
estudio que es bastante grueso, por supuesto hay pruebas evidentes de su
existencia y que se realizó en aquel momento, unos días después me lo
devolvió don Juan Belloso con una nota manuscrita por él donde dice que
prepare un resumen de las conclusiones de ese estudio, porque era muy
voluminoso, para presentar a la comisión ejecutiva.

Por aquellas fechas --estamos hablando de hacia el 20 de mayo-- en las
conversaciones sobre ese estudio que yo tengo con el consejero ejecutivo,
ambos llegamos a la conclusión de que nuestra permanencia en el Grupo
Oasis no es conveniente. Tan es así que de esas conversaciones que
tenemos el consejero delegado y yo el día 18 de mayo, la asesoría
jurídica me envía un borrador para que yo se lo someta a don Juan Belloso
que es una carta notificando a don Pedro Pueyo que ejercemos nuestro
derecho, previsto en el contrato de diciembre, de devolverle las
acciones, el 30 por ciento de Oasis y que nos devuelva el dos por ciento
de Banesto. Efectivamente, esa carta sale el 24 de mayo de 1990 y tiene
un acuse de recibo firmado por don Pedro Pueyo. Es una carta clarísima
firmada por don Juan Belloso y acuse de recibo de don Pedro Pueyo, el 24
de mayo de 1990.

En esas mismas fechas hay una nota coincidente o paralela de la auditoría
interna que, como les he dicho antes, nos había remitido una nota
poniendo de manifiesto todas las dificultades, y después manda otra nota
al Consejero ejecutivo, a don Juan Belloso, anticipándole dificultades
adicionales que ellos habían visto en el estudio, fundamentalmente
derivadas del hecho de que el Grupo Oasis tenía endeudamiento con otros
bancos, endeudamiento que se veía un poco elevado, y que eso podría traer
como consecuencia que nosotros, al ser accionistas importantes, si
continuábamos podríamos tener que asumir ese endeudamiento. Esta nota
confirmaba, una vez más, cuál era la opinión, repito, que teníamos el
consejero ejecutivo, mis colaboradores y yo.

Así las cosas, no sé si por la carta del 24 o porque las negociaciones
con nosotros eran duras, don Pedro Pueyo se pone en contacto directamente
con el presidente y se pone a negociar. A partir de ahí desconozco qué
ocurre desde principios de junio hasta el 9 de julio. Recibí información
(repito que son informaciones o comentarios que me llegaron
posteriormente y a través de terceras personas, por lo que no hay que
darles más validez que la que tienen) de que don Pedro Pueyo, cuando se
puso en contacto con don Mario Conde, le dijo que la negociación con
nosotros era muy dura, que no entendíamos la problemática global del
banco, que no entendíamos otras partes del banco y que por eso quería
negociar con él. Repito, estas afirmaciones tienen la validez que se les
quiera dar.

En conclusión, el día 9 de julio recibo una nota de don Juan Belloso, que
figura en la contestación al pliego de cargos del Banco de España, en la
cual instruye a la asesoría jurídica --el título de esa nota pone
«acuerdo Mario Conde-Pedro Pueyo»-- para formalizar el acuerdo, en el
cual se indica que hay acuerdo de intercambio del 50 por ciento de Oasis
contra el tres por ciento de Banesto; que los derechos políticos de las
acciones que compra Pedro Pueyo, ese tres por ciento, se ceden a don
Mario Conde, pero a él personalmente, porque dice, mientras siga siendo
Presidente de Banesto, no a otros presidentes; y se da poderes totales de
administración de Oasis a don Pedro Pueyo. Esa nota es del 9 de julio. El
día 10 de julio se informa a la comisión ejecutiva, que lo aprueba, y en
el acta de esta comisión ejecutiva figuran las bases del intercambio: 50
contra tres por ciento.

Posteriormente se firma el acuerdo, y quizá en él hay que señalar varios
puntos adicionales. En el texto de esa nota, porque luego también figura
en el acuerdo, existe un compromiso de recompra del 1,5 por ciento de las
acciones de Banesto a don Pedro Pueyo a los dos años de la firma; es
decir, en julio de 1992. Como he dicho, posteriormente se firman los
acuerdos y en ellos se establece, además del compromiso de recompra de
este 1,5 por ciento de acciones de Banesto al mismo precio inicial, a
5.100 pesetas, que debía realizarse como máximo en julio de 1992, figura
la cesión de los derechos políticos a don Mario Conde, la totalidad de
poderes a don Pedro Pueyo para la administración, el consejo paritario:
tres miembros de Banesto y tres miembros del Grupo Pueyo en el consejo de
Oasis, con el voto de calidad del presidente en caso de empate. En el
acuerdo de accionistas, la única decisión que se pide sea unánime son las
ampliaciones y reducciones de capital. Todas las demás decisiones del
Grupo Oasis son por



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mayoría de votos y en caso de empate el voto del Presidente es dirimente.

Se inicia a continuación la vida de nuestra participación en el Grupo
Oasis, donde los tres miembros del consejo tenemos una actuación
prácticamente decorativa y al decir decorativa me refiero a algunos datos
concretos. El consejo, según el acuerdo de accionistas o la Comisión
ejecutiva, debería reunirse, creo recordar, cuatro veces al año y cinco
la comisión ejecutiva; es decir, tenía que haber nueve reuniones al año y
pido a SS. SS. que me excusen cualquier lapsus de memoria pero creo que
eran nueve veces al año. Para que se hagan una idea, de las 36 veces que
tenían que haberse reunido la Comisión ejecutiva y el Consejo, el número
de reuniones me parece que han sido 10 ó 12; es decir, no llega a un
tercio.

En esas reuniones del consejo nuestras recomendaciones o nuestras quejas,
que llegaron a ser violentas, no tenían ningún tipo de posibilidad de
hacerse valer, en primer lugar porque las decisiones las tomaba don Pedro
Pueyo y el Consejo se enteraba cuando estaban adoptadas; en segundo
lugar, porque cada vez que hacíamos ver la necesidad de la participación
de Banesto aducía que él tampoco participaba en Banesto, que había cedido
su tres por ciento, los derechos políticos de su tres por ciento a don
Mario Conde y que lo lógico es que él tuviera los derechos de administrar
Oasis. En fin, hay toda una serie de quejas, de protestas y de negativas
en todas estas actas de los Consejos de Oasis que, evidentemente, sería
un poco largo mencionar.

Voy a referirme a un punto adicional. Uno de los consejeros iniciales en
el Grupo Oasis fue el Director General de la corporación industrial
Banesto, porque en esa nota a que me refería antes, de 7 de julio, se
decía que el tenedor de las acciones del Grupo Oasis iba a ser la
corporación industrial. Desconozco totalmente por qué después esas
acciones permanecieron en el Grupo Banesto en vez de en la corporación
industrial.




El señor PRESIDENTE: Creo que ha resumido las dos cuestiones planteadas
por las que tenía interés la comisión, pero, en todo caso, los señores
portavoces en su intervención le aclararán aquellas cuestiones que desean
conocer.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Socialista, la señora Aroz tiene la palabra.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muchas gracias, señor Abad, por su comparecencia y
por sus explicaciones. También quisiera expresar nuestro agradecimiento
al señor Sáenz, Presidente de Banesto, por la carta y la documentación
que ha aportado a esta comisión, con la que ha contribuido a restablecer
la verdad tras la comparecencia del señor Conde en relación a un aspecto
concreto que es la cuestión de los riesgos totales asumidos por Banesto.

Quiero expresarle también nuestro reconocimiento por sus palabras
iniciales y su actitud y disponibilidad, rechazando la imposición que ha
intentado el Presidente del Grupo Oasis, el señor Pueyo.

Su intervención, señor Abad, ha sido para nuestro grupo sumamente
clarificadora, rigurosa y tiene la máxima credibilidad en la medida que
está respaldada por la documentación pertinente. Ha puesto en evidencia
que las manifestaciones del señor Conde, que en su momento, en la
comparecencia el pasado día 30, esta Diputada calificó de medias
verdades, no eran sólo medias verdades, sino que también hubo mentiras
concretas y deliberadas.

A pesar de que, como decía, su explicación es para nosotros
suficientemente clarificadora, quisiera hacerle unas preguntas para
conocer algunas cuestiones concretas que en su momento el señor Conde no
quiso o no pudo contestar, así como para corroborar algunas afirmaciones
que él realizó.

El señor Conde reconoció que existía un informe de los servicios técnicos
de Banesto en relación al intercambio accionarial que debía revisarse en
julio de 1990. Sin embargo, lo único que dijo en relación a esta cuestión
es que una de las propuestas era que se incrementase la participación en
los órganos de administración. En ningún momento reconoció a preguntas de
este y de otros grupos que por parte de los servicios técnicos se
desaconsejaba la operación de intercambio accionarial, que finalmente se
produjo.

En relación a este extremo quisiera hacerle dos preguntas. En primer
lugar, ¿qué explicación puede tener que el señor Conde tome la decisión
de este intercambio, que al final supuso el 50 por ciento por el 3 por
ciento, desatendiendo el informe de los servicios técnicos? Una segunda
cuestión: ¿por qué la equivalencia del 30 por ciento por el 2 por ciento
de Banesto, en una primera fase, se llevó, en una segunda fase, a que el
20 por ciento de Oasis era igual al 1 por ciento de Banesto? Desde mi
punto de vista esto quiere decir que además existía una revalorización de
Oasis o que Banesto valía menos.

La pregunta que queda en el aire también es por qué se desatendió la
opinión de los servicios técnicos cediendo la gestión y el control total
al señor Pueyo.

Usted ha hablado de un pacto de recompra. En su momento el señor Conde lo
negó. Yo le había preguntado concretamente no por el pacto de compra,
sino si existían garantías prestadas por Banesto para compensar a las
sociedades del Grupo Pueyo-Oasis las posibles pérdidas como consecuencia
del descenso de las cotizaciones de las acciones Banco. Negó los dos
extremos.

Yo quisiera preguntarle ahora cómo se instrumentaron estas garantías o
este compromiso, a través de qué operaciones se realizó, porque también
le formulé una pregunta en relación al precio pagado por la participación
del 50 por ciento en la sociedad aérea Kerino, en la cual se pagaron
7.600 millones de pesetas. Quisiera que usted pudiese contestar a estos
interrogantes: ¿Cuánto valía esta sociedad aérea Kerino? ¿Quién negoció
dicha compra? El señor Conde dijo que no sabía nada de nada, que lo iba a
estudiar y que, quizás, en otra comparecencia podría informarnos.

En relación a los préstamos concedidos al Grupo --ya pasó a otro
capítulo, no al del intercambio accionarial, en el que usted no ha
entrado--, quisiera conocer quién tomaba las decisiones en relación al
importantísimo volumen de créditos que finalmente se concedió a todo el
Grupo del señor Pueyo. Concretamente, en relación al



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préstamo a Kieselstein Stiftung en julio de 1992, por 73 millones de
dólares, equivalente a 7.000 millones de pesetas, qué finalidad tenía
dicho préstamo. El señor Conde dijo que no lo sabía. En relación con esta
cuestión quisiera conocer cuál fue la aportación real del Grupo Oasis
para la adquisición de Gescam.

En relación con la amortización del préstamo de los 12.000 millones, que
entendemos que serían cubiertos los intereses y el principal por el
alquiler de dichos inmuebles, le formulé al señor Conde la siguiente
pregunta: Con la financiación que tuvo Gescam y con estas rentas que va a
producir el alquiler de dichos inmuebles, ¿no estamos ante un auténtico
regalo al señor Pueyo? El señor Conde dijo que no, que esto era normal.

Quisiera que usted aclarase la situación.

Quisiera preguntarle también en relación al préstamo a Kieselstein
Stiftung de 7.000 millones de pesetas. Si mis datos son exactos, entre
las garantías de dicho préstamo había acciones de Oasis, pero ¿estaba
también la segunda pignoración de los derechos de cobro de rentas
derivadas del contrato de arrendamiento entre Banesto y Gescam, sociedad
participada y controlada por Kieselstein Stiftung? Vemos aquí una
relación. Además, también quisiera preguntarle si este alquiler no era
una renta sumamente aprovechada por parte del señor Pueyo.

Una última cuestión en relación a Gescam. ¿Por qué se incrementa la
participación en el capital de Gescam, que pasa del 5 por ciento, después
de la venta, al 16 por ciento, y que supone una nueva aportación de
fondos al señor Pueyo de 1.000 millones de pesetas?
Finalmente, en relación a otra cuestión que nuestro Grupo suscitó en la
anterior sesión de esta Comisión, relativa al contrato Pueyo-Portillo,
fechado el 12 de agosto de 1993. En este contrato, celebrado en Méjico,
entre estos dos señores, existía el compromiso de la compra de un paquete
accionarial de Banesto que suponía, además, que el señor Pueyo afectaba
el patrimonio de Oasis al buen fin de la operación. El paquete lo
componían 4.879.000 acciones; el precio era fijo, 3.100 pesetas, con un
valor, por tanto, de 15.000 millones de pesetas; pago aplazado al 31 de
marzo de 1994, y se constituían unas garantías en los activos de Oasis.

Quisiera preguntarle si usted conocía, como consejero de Oasis en
representación de Banesto, y el resto de los consejeros, dicho contrato;
si existen actas o alguna evidencia de que dicho contrato se celebrase en
aquella fecha. Según ese contrato, Banesto compraba el 50 por ciento del
paquete de acciones, de las 4.879.000 acciones. ¿Era lógico que Oasis no
comunicase nada a Banesto? Quisiéramos saber también dónde está el
paquete de acciones por valor de 5.000 millones de pesetas, sabiendo que
existe un paquete de 10.000 millones que ahora está en manos del Banco de
Santander, al cual llegaron como consecuencia de un préstamo que no fue
satisfecho en su momento. Quisiera saber si puede usted despejar alguna
de las grandes incógnitas que pesan sobre este contrato: ¿Por qué se da a
conocer en el año 1994 si se firmó en el 93? ¿Cuál podía ser la razón de
la compra por Oasis de todas las acciones de Banesto en poder de
Kieselstein Stiftung? ¿Cómo llegaron las acciones de las que eran
tenedoras cuatro sociedades del grupo, Blueridge, Palm Boom, Apple Forth
y Azul Real a manos del señor Portillo? ¿Conoce usted al señor Portillo?
Finalmente, y lo más importante, ¿qué consecuencias tenía para Banesto
dicho contrato y la aplicación de las garantías en el caso de que no se
realizase el pago el 31 de marzo de 1994?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muchas gracias, señor Abad, por las explicaciones
que nos ha dado en esta primera fase de su intervención, y le agradezco
su comparecencia ante esta Comisión de Banesto. Imagino lo sorprendido
que se debió de quedar usted ayer al recibir este requerimiento, sorpresa
que también tenemos nosotros, tanto el Grupo Popular como el resto de los
grupos, en la medida en que este requerimiento nos da la idea de que
alguien tiene algo que ocultar. Y no hace falta recordar a nadie --aunque
para usted es un buen síntoma que sólo le recuerden esto-- el
cumplimiento de las leyes, y menos a ningún ciudadano que comparece ante
el Parlamento español, que es el máximo órgano de la soberanía nacional.

Me centraré, en primer lugar, en su exposición sobre el tema Oasis y
luego le haré una serie de preguntas complementarias sobre otro tema.

En cuanto al tema Oasis, nos gustaría conocer su criterio y valoración en
relación a si los estados financieros estaban auditados cuando se firmó
el primer intercambio de acciones, así como su opinión personal sobre si
la valoración aceptada por Banesto era una valoración consistente. En lo
referente a la auditoría proforma, ¿cree usted que la legislación
española acepta la revalorización de activos?
Le rogaría que nos hiciera llegar el informe elaborado por Banca
Corporativa valorando las relaciones entre el Grupo Pueyo-Oasis y
Banesto. El señor Conde indicaba que se había adoptado una de las
alternativas del informe. ¿Es esto cierto, señor Abad? ¿Hasta qué punto
se tuvo en cuenta por el comité ejecutivo el informe elaborado por los
servicios técnicos del Banco? ¿Era práctica habitual por parte del señor
Conde desoír los consejos que le daban los servicios técnicos?
El señor Conde, en su intervención ante esta Comisión, arrojó una serie
de medias verdades, mentiras, etcétera, concretamente, cuando se le
preguntó sobre el tema de las garantías y sobre si existía o no pacto de
recompra en el asunto del Grupo Oasis. Nos gustaría que usted nos
concretara más este punto y que nos hiciera llegar la documentación que
ampara las afirmaciones que he creído escuchar de que existía un pacto de
recompra.

También nos ha dicho usted, señor Abad, que la participación de los
consejeros del Banco Español de Crédito en el Grupo Oasis era más bien
decorativa y que no era importante. ¿Transmitían ustedes al señor Conde
lo que pasaba en el seno de este consejo de administración?
También nos gustaría saber el volumen total de riesgos que tenía el Grupo
Oasis con Banesto y qué suponía este porcentaje en cuanto a sus fuentes
de financiación.




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Nos gustaría asimismo, señor Abad, hablar de algunas operaciones en
concreto. En primer lugar, del tema Gescam. Según el informe de
inspección del Banco de España, Banesto había vendido ciertos inmuebles a
una sociedad de su grupo, Gescam, manifestando que se habían vendido las
acciones de esta sociedad a terceros, sin que esto fuera cierto. ¿Conoce
usted en qué fecha se vende Gescam a sociedades vinculadas al señor
Pueyo? ¿Quién da instrucciones para contabilizar en 1991 una operación
que no se lleva a cabo hasta 1992? ¿Recuerda usted cómo se hicieron los
pagos? La operación se hizo, sin duda, ante fedatario público, ¿recuerda
usted ante quién? ¿Antes o después del ejercicio de 1991? ¿Financia
Banesto la operación? ¿Calificaría usted el precio pagado por el
arrendamiento de los inmuebles como un precio de mercado? Usted, que es
un experto bancario y que conoce profundamente la Banca Corporativa,
¿calificaría esta operación como un buen negocio? ¿Cuál era el beneficio
para Banesto?
Operación Zafiro-Cobra. El señor Conde señaló que la operación Cobra
respondía a la necesidad de reestructurar el negocio. Se habla en
concreto de segregar del Grupo Oasis la división de aviones. En esta
segregación se afectan los resultados del Grupo y, concretamente, se
ponen de manifiesto unas importantes plusvalías, ¿cuál es el contenido
económico de este asiento contable?
No entendemos muy bien, si detrás de la operación no hay auténticos
hechos económicos sino meros apuntes contables, por qué, puesto que se
trata de una reestructuración del grupo, tienen que producirse grandes
movimientos de dinero y financiación. No obstante, parece evidente que se
produce este movimiento y, por tanto, querríamos conocer cómo se financia
la operación y de dónde sale el dinero.

La Unión y el Fénix Español. Nos gustaría, señor Abad, que describiera
usted la operación y señalara, en su opinión, si se lleva a cabo con el
único fin de poder contabilizar beneficios irregulares que permitiesen
presentar una cuenta de resultados de mejor aspecto.

Otro punto que nos gustaría conocer, señor Abad, es el referente a la
información sobre el Grupo Oasis al Consejo y al Banco de España. ¿Hubo
problemas con el Banco de España por la falta de información y de
claridad en las relaciones entre Banesto y Oasis? ¿Cree usted, señor
Abad, justificadas las alegaciones del Banco de España en el sentido de
que el Banco no facilitaba suficiente información a la inspección?
Otro punto que nos interesaría conocer es la relación del señor Portillo
y del señor Pueyo. ¿Conocían los miembros del Consejo de Administración
de Oasis, en concreto las personas que representaban a Banesto, el
contrato firmado entre el señor Portillo y el señor Pueyo? ¿Conoce usted
quién intervino en esta operación? ¿Sabe usted si lo conocía Banesto? ¿En
qué momento lo conoció? ¿Había alguna contrapartida?
Otro punto en el que nos gustaría profundizar es en el de los informes
negativos sobre la concesión de riesgos a empresas de la Corporación.

Usted ya ha hablado de ello antes en algún aspecto. En su opinión
¿justifica el patrimonio y la marcha del Grupo Oasis la concentración de
riesgos crediticios que Banesto tenía con esta sociedad?
Aparcamiento de autocartera. ¿Se utilizó el Grupo Oasis u otras
sociedades vinculadas al señor Pueyo para el aparcamiento de autocartera?
¿Qué precio se pagó por ese aparcamiento? ¿En qué otras sociedades, si
usted lo conoce, se hizo aparcamiento de autocartera?
Uno de los puntos que llama la atención en el tema Banesto es la
existencia de unas 300 sociedades en paraísos fiscales, etcétera. Nos
gustaría que usted, como experto en temas internacionales, nos comentara
cuál es la finalidad de estas sociedades; qué tipo de actividad tenían y
para qué servían desde el punto de vista de Banesto. En concreto, dos
sociedades instrumentales, por ejemplo, Azul Real, Namrof en Panamá.

¿Cuál era el contenido que tenían?; ¿sólo acciones de Banesto?; ¿qué
otros activos tenían?; ¿qué pasivos tenían?
Euman-Valyser. Según el informe de inspección del Banco de España existen
vinculaciones entre el Grupo Euman-Valyser y don Mario Conde. La relación
de esta sociedad con el Grupo Banesto viene marcada por, al menos, dos
curiosas operaciones de las que el Banco de España da también un detalle
pormenorizado. Nos referimos a las operaciones con Isolux-Wat, sociedad
anónima, y Promociones Hoteleras, sociedad anónima. ¿Ha profundizado en
la comprobación de la vinculación del señor Conde con este Grupo? Se
realizan también unas importantes plusvalías que suponen grandes pérdidas
para el Grupo Banesto. ¿Encuentra usted algún indicio, en su opinión, de
actuación culpable o delictiva tras estas operaciones?
En otro orden de cosas nos gustaría que usted nos informara y nos
ilustrara sobre la utilidad que tenía para Banesto Banesto Banking
Corporation, que nos informara, en la medida de lo posible del contenido
del escrito de la supervisión bancaria de Nueva York y que nos hablara,
en la medida que usted lo conozca, de las prácticas irregulares
originadas y/o apoyadas por los gestores del banco matriz que se habla en
el informe. También nos gustaría que nos informara sobre el papel de doña
Paulina Beato en este tema.

Como cuestión general también nos interesaría, en la medida en que usted
tenga conocimiento, que usted haya podido intervenir directa o
indirectamente en estas operaciones, que nos hablara de los famosos 600
millones al señor Navalón. ¿Cómo se hicieron estos pagos? ¿Es cierto que
estos pagos se hicieron en una cuenta en Suiza de Argentia Trust,
sociedad domiciliada en Saint Vicent, de las Antillas, y que este dinero
era procedente de unas cuentas radicadas en Canadá y Estados Unidos? ¿Por
qué se hizo este pago? ¿Dónde se hizo? ¿Qué se recibió a cambio?
También le solicitaría que nos hiciera llegar el informe de valoración de
la empresa Dorna, elaborado por don Vicente de la Parra.

Finalmente, que nos hiciera llegar también el pliego de descargos que
usted ha presentado al Banco de España como consecuencia del expediente
disciplinario.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Espasa.




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El señor ESPASA OLIVER: Nuestro Grupo también agradece la comparecencia
del señor Abad y pasa inmediatamente a formularle algunas cuestiones, al
hilo de lo que ha sido su intervención y de lo que creemos que era el
motivo de su comparecencia hoy aquí; es decir, centrarnos
fundamentalmente en el intercambio accionarial y en la mutua
interpenetración Oasis-Banesto. Este, al menos, para nosotros, era el
objetivo fundamental de esta comparecencia y lo va a continuar siendo,
porque creemos, que, a veces, dispersar demasiado las preguntas puede
facilitar la estrategia de quienes no quieren decir la verdad o quienes
ya han demostrado que no dicen la verdad ante este Congreso, ante esta
Comisión, de quienes mienten. Y como a nosotros nos interesa mucho
desenmascarar a los mentirosos vamos a centrarnos solamente en el tema
Oasis-Banesto.

En este sentido, señor Presidente, señor Abad, la primera pregunta y
consideración sería la siguiente: ¿Usted, como experto bancario no cree
que (con independencia de que su participación en las operaciones fuese
obligada en razón de su cargo o no, no me interesa ahora este extremo)
podríamos definir de alguna forma la interpenetración Oasis-Banesto como
un intercambio accionarial, hinchando ambos activos, es decir, el de
Oasis y el de Banesto para beneficiarse mutuamente ambas sociedades? En
el intercambio de activos se paga más de lo que se debe por Oasis y se
recibe más de lo que se debe por Banesto y esta diferencia o este
sobreprecio --póngale usted las comillas que quiera-- ¿no puede ser,
después (ahí no figurará ningún asiento contable, ya se encargó el señor
don Mario Conde de decírnoslo), repartido amigablemente entre quienes
pudieran, a la sombra de este intercambio accionarial hipertrofiado,
hinchado en su valor, y producirse mutuamente sustanciosos beneficios a
la sombra de una palmera de un paraíso fiscal? Nosotros entendemos que
ésta es la esencia de estas operaciones. Sabemos que no tendremos todos
los documentos para probarlo, pero nos gustaría saber si nuestro análisis
político-financiero es más o menos correcto. Por eso le pido su opinión
al respecto, que vale para Oasis, que vale para Gescam, que vale para
Isolux-Wat, que vale para Dorna, pero hoy estamos tratando de Oasis.

Segunda pregunta. Usted nos ha hablado --y al tomar notas no estoy seguro
de si las he tomado bien-- de una nota del consejero delegado, don Juan
Belloso, de 9 de julio de 1990, y después nos ha dicho que se aprueba, en
comisión ejecutiva, el contenido esencial de aquella nota. No sé la fecha
en que se celebró la comisión ejecutiva y me es importante saberla. Por
lo tanto, le pediría que, incluso interrumpiéndome, me pudiese dar esta
fecha, porque va al hilo de preguntas que le haré después. (El señor
Director General de Banesto, don Javier Abad: El 10 del 7.)
Muy bien. Sobre esa nota usted ha dicho algo muy importante para esta
Comisión y para este Diputado. Ha dicho que en esta nota figuraba un
compromiso de recompra por parte de Banesto, a ejecutar en julio de 1992,
dos años después, por el 1,5 por ciento de las acciones de Banesto. ¿Esto
está en el acta del consejo ejecutivo? Digo esto porque don Mario Conde
nos dijo que no había ningún asiento contable en las cuentas de Banesto
que pudiese dar soporte a la afirmación que le hicimos, tanto yo como
otros Diputados, en el sentido de que había pactos de recompra. Si esta
afirmación que usted ha hecho ante esta Comisión, de un enorme valor,
estuviese documentada en esta nota o en el acta, demostraría que don
Mario Conde ha mentido a esta Comisión. Quiero precisar bien el alcance
de la pregunta: compromiso de recompra. Se le pregunta al señor Conde,
quien responde: no hay asiento contable. Usted nos dice que está
documentado. Por lo tanto, alguien miente y hemos de ver quién es.

Tercera pregunta. Nos ha dicho que el 10 de julio de 1990, en comisión de
ejecutiva, se aprueba este intercambio accionarial, el tantas veces
repetido 50,3 por ciento, y paso a la fundación de la pasta, a
Kieselstein Stiftung. Usted no estuvo en la anterior comparecencia, pero
la traducción circunloquial del nombre «Kieselstein» es pasta. Se lo digo
por si no lo sabía.

Primera pregunta sobre este contrato de póliza de préstamo de divisas,
que, por cierto, firma usted el 29 de julio. Por lo tanto, sólo 19 días
después de que el consejo ejecutivo decide la participación ya se le da
un crédito a Kieselstein Stiftung de 73 millones de dólares. Pregunto, en
este contrato, el apoderado de Kieselstein es don Javier Albízuri, que
dice ostentar el apoderamiento y dice que lo acreditará, pero no lo
acredita. ¿Por qué se puede dar un crédito a una persona que dice
ostentar el acreditamiento de la sociedad receptora del crédito si no lo
acredita? En la documentación que tengo no he podido encontrar que
después don Javier Albízuri acredite el apoderamiento que dice ostentar.

Este crédito viene a enjugar otros anteriores a Kieselstein, del 7 de
julio de 1992, del 31 de agosto y del 24 de julio del 92. Me gustaría que
nos ilustrase un poco más sobre la razón de estos créditos y las
garantías que le merecía esta sociedad, que es una fundación situada en
un paraíso fiscal, para concederle un crédito de tanta importancia.

Dentro del Grupo Oasis, no le voy a preguntar sobre Gescam, pues ya lo
han hecho mis compañeros de Comisión y lo han explicitado
suficientemente. Sólo repetiría las preguntas.

Quisiera preguntarle sobre la operación Cobra dos cosas. Primero, si el
crédito es realmente de Natwest, como nos decía el señor Mario Conde, o
el crédito de Natwest está avalado por el propio Banesto, con lo cual el
crédito sería de Banesto. Quiero que me aclare usted en términos
sencillos, si es posible, quién es, al final, el que concede el préstamo
de los 50 millones de libras, transformadas en 85 millones de dólares por
una «swap». Y, segundo, en el informe previo a la conversión o a la
creación del grupo Cobra se reconoce que el negocio del transporte de
pasajeros está sufriendo gravísimas pérdidas, y ésta es la razón por la
que se crea el nuevo grupo. ¿Cómo es posible que, conociendo este
informe, como supongo que debían conocer, se concediese un crédito tan
importante a un negocio que era tan arriesgado que obligaba a la
reorganización empresarial para hacer frente a los riesgos de pérdidas, y
lo primero que hace Banesto --o Banesto a través de Natwest-- es conceder
este crédito?



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En este primer turno, señor Presidente, no voy a hacer ninguna pregunta
más, en espera de poder repreguntar algunas cuestiones si las respuestas
del señor Abad nos lo permiten.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió, tiene
la palabra el señor Sánchez i Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: También quiero agradecer la presencia del
señor Abad para dar información de todos aquellos temas relativos a la
operación Oasis en la Comisión Banesto. Quiero sumarme a las preguntas
que han hecho los portavoces de los diferentes grupos políticos que me
han precedido en el uso de la palabra, y voy a resumir, dentro de la
máxima brevedad de tiempo, cuatro cuestiones básicas que nosotros ya
preguntamos al ex Presidente de Banesto en su anterior comparecencia ante
esta Comisión, y cuyas contestaciones no nos resolvieron la mayoría de
las dudas que nuestro Grupo tenía al respecto.

Dando por sentada la intervención del señor Abad respecto a la solvencia
y a la valorización del Grupo Oasis, para nosotros había una duda
importante, que era la siguiente: ¿cómo es posible que de unas
inversiones crediticias que el Banco Español de Crédito tenía en el Grupo
Oasis a mediados del año 1990 de 3.700 millones de pesetas, y con los
informes negativos, que usted nos acaba de confirmar, que había dado a la
presidencia de Banesto de no invertir más en este grupo, sino, por el
contrario, ir a una cancelación de los acuerdos que ustedes tenían con el
Grupo Oasis, cómo es posible, repito, pasar de unos riesgos crediticios
de 3.700 millones de pesetas, a unos créditos concedidos --si no están
mal los datos que nos envió el actual Presidente de Banesto, señor
Sáenz-- de 44.000 millones de pesetas? ¿Bajo qué criterios de gestión
bancaria y de expansión crediticia se pudo dar este salto importante,
cuantitativamente hablando, de 3.700 a 44.000 millones de pesetas? Si a
esto le añadimos los 36.000 millones de pesetas de inversión en cartera
de valores, tenemos que el riesgo de Banesto, a finales de 1993, ascendía
a la cantidad de 80.000 millones de pesetas aproximadamente. Si la
solvencia del Grupo Oasis, tal y como usted ha manifestado en su
intervención, era de 190 millones de dólares, que al cambio en aquella
época deberían ser, aproximadamente, 25.000 millones de pesetas, no creo
que llegara a los 30.000, ¿cómo es posible que con una solvencia de 190
millones de dólares se pueda invertir en unos riesgos de 80.000 millones
de pesetas?
Para nosotros ésta es una cuestión definitiva, porque si sacamos
conclusiones al respecto, hoy la práctica bancaria habitual es que para
que te den un préstamo de 100, lógicamente has de poseer un patrimonio de
250 ó de 300. Por tanto, aquí podríamos llegar a la conclusión de que,
para invertir 81.000 millones de pesetas en aquellos momentos, Oasis
hubiera tenido que tener un valor de alrededor de los 200.000 millones de
pesetas. Queremos saber, si usted nos lo puede aclarar, cuáles fueron los
criterios de gestión bancaria y de expansión que motivaron esta inversión
tan importante, y también cuáles fueron las garantías reales en cuanto a
bienes raíces que se tuvieron en cuenta para la aprobación de dichas
operaciones.

Tenemos una duda importante que tampoco quedó aclarada en la
comparecencia del ex presidente de Banesto, y es la siguiente. ¿Nos
podría decir, señor Abad, cuál fue la opinión y la apreciación que hizo
el Grupo Morgan del Grupo Oasis, así como las consecuencias negativas que
de ello se derivaron? Según las informaciones que obran en nuestro poder,
y que han aparecido en diferentes medios de comunicación, cuando J. J.

Morgan se percató de los riesgos reales que el Grupo Oasis mantenía en
diferentes negocios, concretamente en negocios de aviación, paralizó la
puesta en marcha del tercer tramo de la macroampliación de capital,
consistente en una emisión de obligaciones convertibles por un importe de
400 millones de dólares. Creo que ésta fue una de las bazas importantes
para que, en aquellos momentos, la solve--ncia de Banesto, tanto en el
Banco de España como con el resto de accionistas, fuera decayendo
paulatinamente. Querríamos saber si es verdad que Morgan, al percatarse
de los riesgos que el Grupo Oasis mantenía en diferentes tipos de
negocios no rentables, motivaron la no ampliación de esta emisión de
bonos convertibles en obligaciones. Nos gustaría conocer su opinión al
respecto.

También nos gustaría saber si usted conoció a don Herminio Portillo y si
sabía de las relaciones del señor Portillo y el ex presidente de Banesto.




El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el señor Abad.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Les ruego que me
excusen porque es mi primera comparecencia parlamentaria y a lo mejor no
estoy muy ducho en los usos reglamentarios. He tratado de tomar nota de
todas las preguntas y voy a intentar responder a todas ellas, pero si
alguna no queda lo suficientemente contestada, en el segundo turno
estaría encantado de volver a repetirlo.

La señora Aroz me ha preguntado qué explicación puede tener que el señor
Conde decida desatender la opinión técnica que nosotros hacemos para el
intercambio 50/30. La verdad es que sobre las opiniones o sobre las
decisiones de un presidente no puedo tener ninguna explicación. Podría
tener una opinión personal en el sentido de que posiblemente esta
transacción se hizo más por vender cartera o autocartera de Banesto que
por la propia solvencia del Grupo Oasis o de lo que se compraba, es
decir, era más importante la venta de acciones que la compra de la
inversión, pero ello no deja de ser una opinión personal, no como
Director General de Banesto sino como cualquier ciudadano de a pie. La
explicación real del porqué yo nunca la he visto escrita ni la he
recibido; repito que es una opinión personal.

Efectivamente, el intercambio inicial era el 30 por el dos, pasando
después al 50 por el tres, con lo cual, evidentemente, por diferencias,
estamos hablando de un 20 por un uno, mientras que en el anterior el uno
equivalía al 15. Yo creo que esto formaba parte de la negociación. Formó



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parte de la negociación de un intercambio final porque las acciones de
Banesto se valoraron a 5.100, que era un valor realmente alto (tres
millones de acciones a 5.100 suponía unos 15.000 millones de pesetas), la
contrapartida del Grupo Oasis fue de 147 millones de dólares, si no
recuerdo mal, y como el tipo del cambio del dólar era de unas noventa y
tantas pesetas se producía un equilibrio. ¿Qué criterio se utilizó para
valorar Oasis por 300 millones de dólares? No lo sé, porque --repito--
eso formaba parte de una negociación en la que no estuve, me vino dado.

Lo cierto es que el valor de Oasis, según la auditoría pro-forma al 31 de
diciembre de 1989, es decir, cuatro meses antes, era de 265 ó 270
millones de dólares, si no recuerdo mal, pero eso está en el estudio al
que me he referido antes.

Pacto de recompra. El pacto de recompra existía, era del uno y medio y
con un vencimiento dos años posterior. Eso se instrumentó en un documento
que está firmado por dos apoderados del banco y existe. Es decir, hay un
compromiso y, posteriormente, en el año 1992, se ejercita esa recompra.

¿Cuánto valía Kerino? La operación Kerino surge en el año 1992, cuando
hay que ejercitar este contrato de recompra de las acciones. Hay que
ejercitar ese contrato de recompra de las acciones, que son un millón y
medio de acciones a 5.100 pesetas --éste era el precio que estaba
pactado--, y suponía, en números redondos --quisiera centrarme más en el
concepto que en las cifras-- unos 7.500 millones de pesetas. Como el
valor de mercado de las acciones en ese momento era de 2.000 ó 2.000 y
algo, el hacer era recompra suponía un quebranto del orden de 4.000
millones de pesetas. Para evitar ese quebranto de los 4.000 millones que
suponía la recompra y para que no impactase en un solo año en la cuenta
de resultados y se pudiese amortizar esa pérdida en siete años, se hace
la operación Kerino, que consiste, simplemente, en comprar el 50 por
ciento de las acciones de Kerino. Kerino era una sociedad de don Pedro
Pueyo que no estaba en Oasis. Aquí me gustaría, para posteriores
contestaciones, separar lo que era el grupo de don Pedro Pueyo y el Grupo
Oasis. Don Pedro Pueyo tenía una serie de posesiones, una de las cuales
era el 50 por ciento de Oasis y, además, tenía otras varias; una de esas
varias era Kerino.

Volviendo al argumento, se compra Kerino por 7.500 millones de pesetas,
de tal forma que la venta de las acciones se hace al mismo precio, y se
firma un compromiso de que Pedro Pueyo nos recomprará esas mismas
acciones de Kerino, ese 50 por ciento, dentro de siete años a 3.500
millones de pesetas. Es decir, se compran por 7.500 y dentro de siete
años se recompran por 3.500, con lo cual, en esos siete años los 4.000
millones de quebranto producidos por el ejercicio de ese contrato o ese
compromiso de recompra del uno y medio por ciento se va amortizando. Eso
es básicamente lo que es la operación Kerino.

¿Qué era Kerino? Una sociedad que tenía dos «air bus» en su activo y una
serie de deudas en el pasivo. El valor real de ese 50 por ciento era
3.500 millones de pesetas.

¿Quién tomaba las decisiones sobre préstamos a Oasis? Sobre préstamos a
Oasis, grupo turístico, las operaciones, prácticamente todas, han seguido
el camino normal de ir por las comisiones, por la comisión ejecutiva. Y
digo normal porque --como muy bien se ha dicho-- el riesgo crediticio que
había con el Grupo Oasis no era más que lo que el señor Pueyo ya mencionó
aquí: 3.500 millones de pesetas. El resto son créditos con otras empresas
del Grupo Pueyo y participaciones en Oasis y otras. Es decir, todos los
riesgos con el Grupo Oasis, préstamos y avales que estaban vinculados al
negocio propio, pasaron por las comisiones correspondientes.

En el caso concreto de los 73 millones de dólares a Kieselstein Stiftung
--posteriormente ha habido otras preguntas referidas a este crédito--,
éste es un crédito que se da, efectivamente, a Kieselstein Stiftung; no
sé si ésta era la fundación del dinero o qué, pero era una fundación en
un paraíso fiscal, desconocida, aunque luego quizá podré hablar un poco
más de ella. Su balance no justificaba ningún crédito. Este crédito tenía
como garantías tres cosas: un paquete del 50 por ciento de acciones de
Oasis que tenía don Pedro Pueyo del que un 30 estaba pignorado en
garantía, de forma que tenía un 20 por ciento libre; tenía en garantía
también los dividendos de las acciones de Banesto que don Pedro Pueyo
tendría en el futuro, y tenía en garantía los alquileres de los tres
últimos años del contrato de arrendamiento de Gescam. Esas son las tres
garantías que tenía este crédito de 73 millones de dólares.

Y este crédito, ¿para qué se da? Para que compre las acciones de Gescam;
ésa es la conclusión. Entre la venta de las acciones de Gescam y la
disposición de este crédito hay toda una serie de operaciones intermedias
que son, yo diría, instrumentales. Lo más importante es el fondo y el
fondo es que este crédito, al final de un período, va a amortizar otros
créditos-puente que habían servido para comprar las acciones de Gescam.

En definitiva, este crédito se da para comprar las acciones de Gescam.

¿Cuál fue la participación real de Oasis en la compra de Gescam, cuál fue
la aportación real? Teniendo en cuenta que la participación del 84 por
ciento, que fue el final, se compró por 7.500 millones, éstos eran los 73
millones de dólares. Si miramos en el aspecto contable o de desembolso
monetario, en ese momento la aportación real fue cero. Desde el punto de
vista económico, en tanto en cuanto estos 73 millones de dólares tenían
como garantía unos dividendos futuros, unos alquileres futuros y unas
acciones de Oasis, se podía considerar que, si bien no se puso dinero
fresco en ese momento, había un compromiso de ponerlo en los próximos
trece o catorce años. De tal forma que a esa pregunta, que es un poco
difícil de contestar sin matizaciones, desde el punto de vista contable
la respuesta es que no hubo desembolso monetario, y desde el punto de
vista económico, por la vía de estas garantías que tenía el préstamo de
tres millones de dólares, se podía considerar que había un futuro donde
unos dividendos, unos alquileres, unas acciones y un posible riesgo de
cambio lo tenía que poner el señor Pueyo.

El préstamo de 12.000 millones de pesetas se cubría con los alquileres.

Los contratos de alquiler eran, si no recuerdo mal, a 17 años; los tres
años cubrían este préstamo de 73 millones de dólares, y los 13 ó 14
anteriores cubrían el préstamo de los 12.000 millones.




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¿Es un regalo este préstamo con los alquileres que había? En aquel
momento los alquileres, que eran el 6,5 por ciento del valor, sí que eran
el alquiler del mercado. Lo que nunca supimos, aunque teníamos alguna
estimación, es si el valor de los inmuebles que se vendieron a Gescam --y
ésos fueron en 1991-- si fue o no un precio alto. Yo les puedo contestar
a partir del 27 de febrero de 1992, que es cuando la operación de Gescam
ya está hecha --digo la operación ya hecha de venta de los edificios a
Gescam--, y a la vista de que se había intentado vender Gescam, primero
colocándolo entre el público --cosa que denegó la Comisión Nacional del
Mercado de Valores--, después vendiéndolo a inversores extranjeros, luego
a inversores españoles, y se llegó al 31 de diciembre sin haberlo
vendido. Yo tuve ocasión de verlo después en el acta del Banco de España.

Dada la plusvalía de la venta, y como no se vendía a nadie, el
veintitantos de febrero se me dijo: «vosotros, como conocéis a Pueyo
porque estáis en el consejo de Oasis, tomar esta operación y hacer el
montaje financiero para que la operación quede como una venta ÔÔrealÕÕ,
entre comillas, o lo más real posible y no haya que deshacer la plusvalía
que se había dado en el año 1991.» Lo recuerdo como si lo estuviera
viendo ahora. Fue un día por la mañana cuando se me comunicó. Yo sabía
que había habido estos intentos de venta de Gescam por la comisión de
dirección, donde se informaba de vez en cuando de alguna de estas
operaciones, no siempre. Llamé a don Pedro Pueyo a las cuatro de la
mañana a Atlanta y le comuniqué que se viniera para acá porque había que
hacer una operación de este tipo. Y eso es lo que es. Doce mil millones
por un lado, más los 7.500 millones por otro, por el 86, que
correspondían al 9.000 por cien, dan los 21.000 millones, que es la
valoración de Gescam.

¿Por qué se incrementa la participación de Gescam del 5 al 16? Porque don
Pedro Pueyo no tenía más dinero. Entonces, teníamos que tomar la parte
que él no adquiría. Como los 7.500 millones daban para el 84 por ciento,
el otro 11 por ciento teníamos que tomarlo nosotros y, efectivamente, eso
supone un incremento de nuestra participación en el 11 por ciento.

Respecto al señor Portillo, del acuerdo del 12 de agosto de 1993, todo el
Consejo de Oasis, por lo menos los representantes de Banesto, no
conocimos absolutamente nada ni se nos mencionó nada. La primera noticia
que nosotros tuvimos sobre que se había firmado un acuerdo en agosto de
1993, fue, si no recuerdo mal, en febrero o marzo de 1994, cuando
alguien, no sé si fue el señor Pueyo o el señor Jaúregui, se lo contó a
uno de los entonces coordinadores ejecutivos de Banesto, los nuevos
después de la intervención. Este señor reunió a los miembros del Consejo
que quedábamos y nos preguntó si sabíamos algo. Negamos rotundamente
conocer ningún acuerdo. Después tuvimos ocasión, creo que fue hacia
finales de abril, de saber que la contrapartida de ese acuerdo era don
Herminio Portillo.

¿Comunicó Oasis algo a Banesto? No lo sé. Según las informaciones que
recibí en aquel momento, cuando conocí por primera vez la existencia del
contrato, parecía ser que don Pedro Pueyo o don Guillermo Jaúregui le
dijo a esta nueva persona de la administración de Banesto que en agosto
se lo había comunicado a don Mario Conde --no lo sé--, que le había
informado de la existencia de este contrato y que lo iba a firmar. No nos
consta. Desde luego, si se lo dijo a don Mario Conde éste no nos comentó
ni nos dijo absolutamente nada sobre este contrato.

¿Dónde están las acciones de Banesto? Si la memoria no me falla, el señor
Pueyo tenía tres millones de acciones de Banesto, y en la ampliación
suscribió 1,8 millones de acciones más. Esa ampliación, repito, si no
recuerdo mal --por informaciones leídas en la prensa--, se hizo con un
crédito del Banco de Santander, al cual le pignoró en garantía ese 1,8
más la mitad de lo que tenía de antes. Del resto, del otro 1, 5 por
ciento, había otra mitad pignorada a favor del Crèdit Agricole, un banco
francés.

Si recuerdan el préstamo de 73 millones de dólares, donde había una
afección de los dividendos de Banesto y, por tanto, un impedimento de
pignoraciones, a nuestro modo de ver hubo un incumplimiento de pignorar
estas acciones.

Al señor Portillo lo conocí hace dos años en un consejo de Oasis que se
celebró en Cancún; me lo presentó el señor Pueyo como un colaborador. En
ese momento entendí que colaborador era un empleado suyo. Esa impresión
estaba reforzada porque en algunos documentos, concretamente el primer
documento en el que aparece el señor Portillo, es un «placing
memorandum», o sea, un documento de venta que hace un banco tan
prestigioso como el Lheman Brothers en 1990 para un préstamo a largo
plazo. Este es un documento público que se da a los bancos para que
estudien un préstamo, préstamo que no se llegó a realizar, y ahí venía
una descripción de todo y el nombre de don Herminio Portillo como
director general adjunto del grupo. En otros posteriores, y creo recordar
que en algún contrato, figuraba firmando como apoderado.

De las tres cosas, de ese «information memorandum», de los documentos
donde había firmado como apoderado y del conocimiento que en aquella
ocasión tuve, yo tenía casi la seguridad de que era empleado suyo.

Efectivamente, yo nunca he visto una nómina ni ningún contrato laboral
suyo, pero a la vista de estos documentos creía que era empleado. Además,
otro hermano suyo también era empleado del grupo en Canarias, me parece
que se llama Jaime Portillo. Pero, repito, yo nunca he visto una nómina
ni un contrato laboral suyo.

No sé, señora Aroz, si he contestado todas sus preguntas o me he dejado
alguna.




La señora AROZ IBAÑEZ: Solamente quiero hacer una precisión a una
pregunta que yo le había hecho y quizá no me expresé bien.

Cuando yo le preguntaba quién tomaba las decisiones en relación a los
créditos concedidos, me refería globalmente al grupo Pueyo-Oasis, no
solamente a Oasis. Usted ha contestado que, en cualquier caso, pasaban
por las comisiones correspondientes, y yo quería saber quién presidía
estas comisiones. No haré ninguna pregunta más. Muchas gracias, señor
Abad, por todas sus contestaciones.




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El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): De los créditos
del grupo Pueyo --me gustaría comprobarlo y, si es necesario, le mandaría
una nota al señor Presidente para estar seguro de cuáles han ido y cuáles
no--, creo que muchos fueron a la comisión ejecutiva. Como ustedes saben,
la comisión ejecutiva de Banesto la presidía el Presidente. Pero insisto
que me gustaría comprobarlo.

Paso a contestar las preguntas del señor Sanz. Efectivamente, los estados
financieros auditados del Grupo Oasis eran un balance pro-forma, que,
como su nombre indica, no expresa al cien por cien fidedignamente el
estado de cuentas de una sociedad. De hecho, en todas las normas
internacionales de auditorías se hace la salvedad de que pro-forma
significa simplemente la comprobación de los movimientos contables, no la
veracidad o representación total y veraz de esos balances respecto a lo
que hay detrás.

En concreto, las valoraciones de activos se pedían a unos tasadores de
prestigio en Méjico. Una vez hechas, cada año se incorporaba el nuevo
valor al activo y, en consecuencia, en las reservas se incluían como
reservas de revalorización.

En España, las normas para nosotros más importantes, que son las del
Banco de España, no afectan, sino que tiene que ser con criterio
histórico o el más bajo en algunos casos. Si hay que ser muy purista,
tiene que ser el histórico, o el más bajo si el de mercado es más bajo.

Cuando pregunta si los informes que se elaboraban sobre el Grupo Oasis se
llevaron a la comisión, entiendo que se refiere a los estudios de 1990
que he citado antes. Yo pasaba estos informes a mi inmediato superior,
que era el consejero delegado y yo creo que él los utilizaba para la
comisión, porque, entre otras cosas, en uno de los que yo le mandé, como
decía antes, él me contestó con una nota manuscrita diciendo: «Hazme un
resumen para presentar a la comisión, porque este estudio es muy amplio.»
Yo nunca asistí a la comisión ejecutiva, excepto en una ocasión, en los
años en que estuve en Banesto y el ponente era el consejero delegado.

Envié estos informes al consejero delegado, y yo creo, insisto, que los
utilizaba para eso.

¿Si se tuvieron en cuenta por la comisión ejecutiva este informe? A la
vista de la transacción creo que no, porque, además, como digo, la nota
que me remite el consejero delegado, donde dice: «Acuerdo Pedro
Pueyo-Mario Conde; instruméntese», es del 9 de julio, y se informa a la
comisión ejecutiva el 10 de julio. Yo pienso que el acuerdo ya estaba
tomado y, por tanto, la comisión ejecutiva poco iba a opinar ante un
acuerdo tomado.

¿Si era habitual desoír los consejos de los servicios técnicos? Para
clarificar algunas preguntas que se me han hecho posteriormente, me
gustaría hacer un inciso.

En la estructura organizativa de Banesto las direcciones generales éramos
bastante instrumentales. Es decir, las operaciones importantes atípicas
o, digamos, de cierta relevancia no seguían un camino de abajo arriba.

Más bien, esas operaciones se decidían por encima de nosotros. Por encima
de nosotros, desde el punto de vista formal, existía una comisión
ejecutiva. A partir de ahí, no sé si era la comisión ejecutiva o era
fuera de ella; entre las personas claves del Banco; era por encima de
nosotros, de tal forma que, en temas de este calado, los informes de los
servicios técnicos muy raramente eran pedidos. Eran pedidos en algunos
casos y no tengo constancia a ciencia cierta de para qué era esa
información. Este era un poco el nivel de decisión.

A nivel de organigrama, había direcciones generales de negocio y de
servicio, dirección general de negocio, internacional, comercial; había
19 direcciones generales de servicio --el área financiera, etcétera--;
había una dirección general adjunta muy especial, que se llamaba
Dirección General Adjunta de Operaciones Especiales, que dependía
directamente del consejero delegado-presidente y era la encargada de
instrumentar, no sé hasta qué punto negociar --yo creo que poco porque,
como digo, la decisión estaba muy concentrada arriba--, todo este tipo de
operaciones que llamaban especiales --son las de Euman-Valyser, las de
Dorna a las que posteriormente me referiré-- que estaban controladas en
esta dirección General Adjunta de Operaciones Especiales. La única, por
su origen histórico y por sus peculiaridades, y cuya instrumentación
permaneció en nuestra área, de forma totalmente atípica, fue la de Oasis.

Todas las operaciones especiales estaban en esa Dirección General Adjunta
y Oasis, por los inicios, que he comentado antes, y porque era un tema
fundamentalmente internacional, quedó con nosotros. Porque, además,
cuando fue a pasar a la corporación industrial no sé por qué motivo no
pasó y quedó en el área bancaria. Oasis fue un algo inesperado e
inaceptado por nosotros, pero la teníamos ahí por motivos totalmente
atípicos. Las demás estaban en esta Dirección General Adjunta de
Operaciones Especiales.

Sí me quería referir a un hecho: esta Dirección General Adjunta de
Operaciones Especiales, a finales de 1993, octubre, noviembre, se engloba
con la Subdirección General de Banca Corporativa; el que era responsable
de operaciones especiales, don Cándido Fernández, pasa a ser responsable
también de Banca Corporativa y se engloban todas las operaciones --las
operaciones atípicas, las operaciones especiales y operaciones a las que
se refiere el Banco de España-- y se las pone junto a las operaciones que
teníamos con grandes empresas, multinacionales, empresas públicas,
etcétera. A partir de ese momento --y yo creo que esa fusión, no deseada
por mí y que traté de evitar como pude pero inevitable, tenía como
objeto, según mi opinión, mezclar operaciones especiales con las que eran
normales--, en todos los listados de la auditoría interna, auditorías
externas, actas del Banco de España aparecen mezclados riesgos, como
pueden ser Euman-Valyser o el señor Hachuel, con riesgos de primera
categoría, que eran los verdaderos clientes de Banca corporativa. Lo digo
porque, aunque sea quizá salirme del tema, explica alguna de las cosas
que comentaré posteriormente.

Pacto de recompra de las acciones de Banesto. Como he dicho,
efectivamente había un pacto de recompra firmado en julio de 1990 y,
según ese pacto, en julio de 1992 teníamos que recomprarlas al mismo
precio de 5.100. En ese documento de recompra, además, había un
compromiso de Banesto de que podíamos dar créditos o garantías al señor
Pueyo hasta un importe de 5.800 millones de pesetas,



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teniendo como garantía el repago o la recompra que íbamos a hacer en
1992. Como en el año 1992 teníamos que pagarle 7.500 millones por esta
recompra, él podía ir haciendo disposiciones o créditos a cuenta, que se
amortizarían con ese crédito posteriormente.

El Consejo de Oasis. ¿Informábamos al señor Conde de lo que pasaba en el
Consejo? Sí, informábamos de palabra. La verdad es que las actas estaban
ahí; lo que pasaba en el Consejo estaba en las actas. Personalmente, creo
recordar que yo le hablé en una ocasión al señor Conde del Consejo de
Oasis, pero con quien comentaba la situación del Consejo de Oasis era con
mi inmediato superior, que era el consejero-delegado. Supongo que el
consejero-delegado informaba al señor Conde, por supuesto; creo recordar
que yo personalmente sólo en una ocasión le hablé de las dificultades del
Consejo, y, desde luego, fue de palabra y no por escrito.

Riesgo del grupo Oasis con Banesto. Como decía antes, el riesgo
crediticio es el que menos se ha mencionado de los 3.700 Oasis; el resto,
que era con el grupo de Pedro Pueyo, son todos los riesgos derivados de
Gescam, de Kerino, etcétera. Todo eso es lo que da como resultado las
cifras que mi presidente actual les envió el otro día.

Gescam, fecha en que se venden las sociedades al señor Pueyo. Fue a
principios del año 1992, creo que entre los meses de marzo y junio, pero
no le puedo decir en este momento la fecha exacta. Si me permite, señor
Presidente, yo puedo comprobar esa información y enviársela.

¿Quién dio las instrucciones para contabilizar la venta de Gescam en el
año 1991? Lo desconozco porque, como le decía, la primera información que
yo tengo de que hay que instrumentar Gescam es a final de febrero. El
hecho de que estaba contabilizada en 1991 yo lo supe por el acta del
Banco de España. Yo no tenía ni podía tener información de quién había
ordenado esto porque todo lo relativo a la venta de inmuebles a Gescam
correspondía a la Dirección General de medios, que era la responsable de
todo lo que eran inmuebles del Banco.

¿Cómo se hicieron los pagos antes de 1991? Si se refiere a los pagos
entre Banesto y Gescam, antes de 1991, al ser del mismo grupo, no debería
haber habido ningún problema, pero desconozco qué pagos se hicieron en el
año 1991 entre Gescam y Banesto. Lo que sí le puedo decir es que, en la
instrumentación de 1992, las acciones de Gescam se venden a Pedro Pueyo
con este crédito; pero repito que ésta no era un área que me
correspondiera en el año 1991.

En cuanto a si los arrendamientos se hacían a precio de mercado, tengo
que decirle que el porcentaje, que era el 6,5 por ciento --lo que,
efectivamente, sobre 21.000, da los 1.300 millones que creo que suponían
los alquileres del primer año--, sí creo que es un precio de alquiler
razonable respecto al valor del inmueble. Lo que pasa es que hay que ver
si el valor del inmueble es de verdad 21.000 millones. Es cierto que en
aquella época las valoraciones del mercado inmobiliario eran mucho mas
altas que ahora, pero la verdad es que la valoración a través de expertos
o de valoradores externos, si eran 21.000, 18.000 ó 24.000 millones, yo
no la tenía. Sí sé que había una valoración de American Appraisal,
realizada en fecha muy anterior, que era incluso superior a los 21.000
millones, pero no le puedo decir si era el valor del mercado. Creo que el
6,5 por ciento, que es lo que se definió como precio de arrendamiento,
que era inferior al que había anteriormente acordado en el caso de la
colocación de acciones de Gescam, era un precio, como porcentaje
--repito--, adecuado.

Respecto a si esta operación fue un buen negocio y cuál era el beneficio
para Banesto, si se hubiese pagado al contado, no digo los 7.500 millones
sino una parte, con este precio, visto cómo está el mercado inmobiliario
ahora, yo consideraría que sí ha sido un buen negocio. Lo que ocurre es
que es muy discutible, y es objeto de muchos debates, si el no haber
puesto un duro en el momento inicial, y tener compromisos futuros, hace
que el negocio pase de ser bueno, si la venta hubiese sido normal, a ser
por lo menos cuestionable. Mi opinión personal es que no lo fue.

Zafiro Cobra. Este asunto quizá merezca un comentario un poco más amplio.

Efectivamente, una de las pocas cosas que en las actas del consejo de
Oasis se empieza a repetir por ambas partes --creo que aquí había un
consenso general entre las dos partes, el grupo Pueyo y el nuestro-- es
que el negocio aéreo era poco rentable, era un negocio con pérdidas, que
hacía que lo que se ganaba en los hoteles se perdiese con el negocio
aéreo. Y se insistió en la necesidad de venderlo, de liquidarlo,
haciéndolo de la forma menos costosa posible.

En un momento determinado se decidió que para liquidarlo, en lo que,
repito, estábamos de acuerdo, había que separarlo de Oasis y ponerlo en
una sociedad independiente, y en esa sociedad independiente, que era una
sociedad no filial de Oasis, sino con los mismos accionistas, era
conveniente que no figurase Banesto como accionista. ¿Por qué? Porque, en
ese proceso de liquidación, habría que negociar con el personal, con
pilotos, con azafatas, unas condiciones y la experiencia que nosotros
teníamos era que cuando esto se producía, al haber un banco detrás, era
muy difícil. Entonces, decidimos que la participación de Banesto se
hiciera a través de una fiduciaria, que se llamaba Kayenta, que es la que
luego tuvo también la participación de Kerino.

¿Qué ocurrió? Que al haber una transacción a otro grupo, una venta del
grupo aéreo a ese otro grupo, al ser fiduciaria, ya no consolida, y la
plusvalía que se produce al vender el grupo aéreo a Cobra se contabiliza
en Oasis. Si en Cobra hubiésemos sido accionistas los dos que estábamos
en Oasis, se hubiese consolidado y no se hubiese producido ese beneficio
atípico. Cuando se hizo la operación, el origen de que fuera fiduciario y
no consolidase no fue dar unos beneficios atípicos, lo que pasa es que
cuando se dieron, se dejaron y no se cambiaron. Efectivamente, una parte
importante de los beneficios que dio el grupo Oasis el año en que se
transmitió el negocio aéreo, creo recordar que eran 19 millones, fue
atípica; si hubiese sido consolidable, no se hubiesen dado. De forma que,
si no recuerdo mal, ese año el grupo Oasis dio un beneficio de 12, como
había 19 atípicos, en puridad contable tenía que haber dado una pérdida
de siete, que hubiese supuesto un fondo de fluctuación de valores para
cada uno de los accionistas de



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la mitad. Al final, la provisión que eso hubiese significado en Banesto
hubiesen sido 3 millones de dólares, 300 millones de pesetas. Si se
hubiese hecho sin la fiduciaria, que en origen no era para no consolidar,
sino para que no apareciese un banco como accionista, y se hubiese hecho
con las normas y el rigor contable, ese beneficio atípico hubiese hecho
que el grupo Oasis tuviera pérdidas, en vez de beneficios, pérdidas que
hubiesen sido de siete u ocho millones de dólares, trayendo aparejada la
necesidad de hacer inmediatamente, en el grupo Banesto, una provisión de
la mitad; el impacto en el grupo Banesto hubiese sido de tres o cuatro
millones de dólares, que no era sustancial. Se trata de una práctica
contable atípica, pero no sustancial.

¿Cómo se financia la operación y de dónde sale el dinero? Se financia con
un bono cupón cero de 50 millones de libras que nos da el NatWest con la
garantía de Banesto. Y me adelanto a una pregunta posterior, porque,
efectivamente, NatWest no iba a dar un crédito a una sociedad cuyo
patrimonio era negativo, que era Cobra. El NatWest da esos 50 millones de
libras, cuyo contravalor son 85 millones de dólares, que se utilizan de
la siguiente forma: 40, se pagan a Oasis para comprar el grupo aéreo, que
se valora en 40, y 45 se decide invertirlos en activos de alta
rentabilidad de largo plazo.

La idea que se comentó en los consejos era invertirlos en acciones
preferentes del Barclays; acciones preferentes de Indosuez; acciones
preferentes de bancos que en aquel momento estaban en el mercado y que
daban una rentabilidad importante. ¿Con qué objeto? Que la rentabilidad
adicional de esos 45 millones de dólares, el margen adicional que eso
suponía sobre el coste, nos permitiera que, al final, los 40 millones de
dólares que teníamos en activo salieran a coste cero. No sé si me he
explicado bien.

Cobra tenía en el pasivo un crédito de 85 millones de dólares con un
coste bajo, porque había sido una operación que nos había concedido el
NatWest con la garantía nuestra y que tenía unas ventajas fiscales
importantes y que el coste salía alrededor del Libor, es decir, a una
tasa interbancaria prácticamente. De esos 85 que cuesta el Libor,
imaginamos, el 5 por ciento, 45 los invertimos al 8. Las acciones
preferentes eran Libor más tres. De tal forma que, en esos 45 al 8, se
produce un exceso de beneficio que compensa el beneficio cero de los
otros 40. ¿Con qué objeto se hace esto? Con objeto de tener una
estructura financiera a muy largo plazo --me parece que el bono cupón
cero eran 13 años renovable hasta 17-- y en ese largo plazo ir vendiendo
los aviones de forma ordenada, ir obteniendo la revaluación de los
aviones. El negocio aéreo el único beneficio que tenía era la posible
revaluación en el mercado secundario en el futuro; ganar tiempo para que
se revaloricen los aviones y poderlos vender con el mínimo quebranto.

De todas formas, volviendo a los 85 millones de dólares que era, como
digo, un bono cupón cero concedido por NatWest con nuestra garantía, y
era un bono cupón cero que tenía unas ventajas fiscales que hacía que el
coste fuera bajo, los 45 estaban pignorados en garantía. La prueba es que
esos 45 ya se han cancelado y de los 85 solamente quedan 40 y de los
otros 40 el acuerdo entre los dos socios era que el riesgo era mitad y
mitad; es decir de los otros 40 nosotros teníamos un aval del señor Pueyo
por la mitad, por 20. Nuestras estimaciones, dado que eso era un negocio
a vender lo mejor posible en ese plazo de tiempo, era que de los 20
nuestros el quebranto tenía que ser, como mínimo, del orden de 10 ó 12 y
eran estimaciones de provisión necesaria que había que haber hecho en el
Banco como consecuencia de que el negocio aéreo, separado de Oasis, era
bastante malo.

Ese es básicamente el contenido económico de la operación de Cobra. Hay
una transferencia, hay una plusvalía artificial, que no se busca
primariamente, pero que cuando se obtiene no se corrige. El impacto en la
provisión de Banesto era pequeño. Hay, después, un crédito a muy largo
plazo con unas ventajas fiscales que es la base de una estructura
financiera que nos permite tener tiempo para vender los aviones y hay,
como consecuencia de ese plan, una estimación de provisión de pérdidas
por el negocio aéreo que, repito, era un poco más de la mitad de nuestra
participación real que era la mitad de 40, o sea 20.




El señor PRESIDENTE: Señor Abad, estamos en el tiempo del segundo
compareciente. Le ruego que no reitere las explicaciones.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Sobre el tema de
la operación Lufe no tengo ningún conocimiento, excepto que, en un
momento determinado, me llamó el Presidente diciendo: sabemos que en
Cobra hay 40 millones de dólares para invertir en activos de alta
rentabilidad; es necesario que, de ellos, 30 se inviertan por unos meses
en una operación que hay que hacer con el Fénix. Y sé que luego se hizo
una operación con el Fénix y que Cobra invirtió 30 millones en ella.

Información al Banco de España. ¿Hubo problemas por falta de relación y
de claridad? Yo creo que la relación con el Banco de España estaba muy
centralizada en el consejero delegado y el subdirector general de
operaciones especiales, que eran los que tenían la responsabilidad de
tener la relación con el Banco de España. Nosotros les suministrábamos
informaciones a ellos y ellos se las pasaban al Banco de España.

Mi opinión es que debió haberlas, primero porque lo he visto en el acta
y, segundo, porque un tema tan complejo canalizado a través de segundas
personas hacía todavía más difícil que no las hubiera. Además de tan
complejo, la información financiera, que es donde yo creo que el Banco de
España se quejaba más, no estaba preparada de una forma muy ortodoxa. Me
refiero a la información financiera de las empresas del Grupo
Kieselstein, que es donde el Banco de España encontró realmente problema.

La relación del señor Portillo con el señor Pueyo. Repito lo que antes he
contestado, cómo le conocí, lo que yo sabía y sobre si hubo alguna
contrapartida ahí sí que ya desconozco realmente qué contrapartida hubo
con el señor Portillo, con el señor Pueyo.

Justificación del informe de riesgos del grupo Oasis. Yo diría que la
justificación técnica de los créditos de Oasis, los 3.700 que decía, sí
que está justificado. Yo creo que un



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grupo con ese patrimonio, no sé si 300 ó 190 como decíamos nosotros, o
200, sí que admite un crédito de 20 ó 25 millones de dólares. El resto,
del grupo Pueyo son operaciones que tenían una finalidad distinta a la
meramente la solvencia. Por tanto, no estaban basados en la solvencia del
grupo. El de Gescam era para comprar Gescam, el de Kerino era para esta
compra y reventa de acciones, etcétera. No era un tema que dependiera de
solvencia de un prestatario, sino que el objeto era otro.

¿En qué otras sociedades se hizo aparcamiento de autocartera? Lo
desconozco totalmente, porque era un tema que, como he dicho antes, no
dependía de mí. El tema de la autocartera estaba en otra dirección
general y nunca tuve acceso, ni siquiera a las cifras de autocartera
reales.

Sociedades en paraísos fiscales. Si se refiere a las de Banesto, Banesto
tenía tenía sociedades en paraísos fiscales para la operativa normal,
como tiene cualquier banco internacional, es decir, para las
participaciones accionariales en bancos extranjeros, para las
participaciones accionariales en sociedades de «factoring» de «leasing».

Concretamente, teníamos dos sociedades importantes: una que era Banesto
Holding, que era la que tenía todas las participaciones financieras. Me
refiero al Banesto Chile Bank, en Chile, etcétera, todos los bancos y
filiales que teníamos fuera. Y otra que era Brightsun, que se creó para
situar en ellas, a raíz de que Oasis no se incorporó a la Corporación,
como era el objetivo, y nos tuvimos que quedar con ella, se incorporó a
Brightsun la participación en Oasis y algunas otras pequeñas, no
financieras, fundamentalmente derivadas de temas que teníamos en Chile,
de capitalización de deuda, antiguas, teníamos allí una finca y unas
sociedades, que eran, básicamente, para recuperar deuda. Las demás, tanto
de Banesto como del grupo Pueyo, no sé si habrá 300. De Banesto Holding y
de Brightsun sí cuelgan unas cuantas, pero no creo que lleguen a 300. La
cifra de 300 me deja un poco sorprendido. Probablemente, a lo mejor,
estén incluidas ahí también las que pudo tener Pueyo; pero las de Pueyo
eran suyas, no eran de Banesto, no eran sociedades fiduciarias,
sociedades instrumentales o paraísos fiscales de Banesto. Algunas de
éstas, como las que me ha citado, Azul Real y Namrof, eran sociedades
instrumentales tenedoras de acciones de Banesto. Esa será una mera
instrumental donde se ponían acciones; pero no era como en el caso de
Banesto Holding y de Brightsun, que sí tenían una componente importante
estrategia fiscal. Es decir, se crea una sociedad en un paraíso fiscal
para tener sus participaciones en los bancos internacionales, para que si
un banco paga dividendos y otro tiene que reinvertir, eso se haga con el
menor impacto fiscal. Por eso es por lo que tiene todos los bancos
internacionales sus sociedades. Ahora bien, otras muy distintas son éstas
que he citado, que son instrumentales puras y simples para tener, en un
momento determinado, unas acciones del banco o de otras sociedades. Yo,
de las que eran instrumentales de la división internacional, sí le puedo
contestar; de las demás, me suenan los nombres, pero no le puedo
contestar por qué y cuántas había.

Euman Valyser, Isolux Watt, todo esto que me ha dicho usted, como le
decía, no era un negociado, era un área de la dirección general adjunta
de operaciones especiales. Yo, éstas, las he conocido por el acta de
inspección.

Utilidad del Banesto Banking Corporation. En Banesto Banking Corporation
hay varios puntos que comentar. Primero, en la inspección que nos habían
hecho las autoridades americanas durante los años anteriores, hasta el
año 1993, habíamos tenido una calificación del segundo mejor grado. Las
autoridades americanas dan una calificación a los bancos de cinco; el
cinco es el mejor y el cuatro es el segundo mejor, hasta el cero que es
el del cierre. Nosotros habíamos tenido el segundo mejor grado en todas
las calificaciones anteriores. En 1993 se produce toda una serie de
preocupaciones de la Reserva Federal, entre otras cosas --y es mi opinión
personal-- porque una de las operaciones de crédito del grupo Oasis está
domiciliada en Banesto Banking. Cuando la Reserva Federal pregunta por
esa operación, creo que hubo un malentendido en alguno de nuestros
empleados, que transmite la información de que todas están garantizadas
por don Pedro Pueyo, que es un accionista muy importante de Banesto y,
por consiguiente, tenemos la garantía suficiente e incluso hay hasta una
afectación de esas acciones. Luego --y esto fue un error, repito, de
transmisión oral, por parte de un empleado-- la Reserva Federal comprobó
que no era así. Eso, probablemente, despertó algún tipo de sospecha o de
duda, precisamente por tratarse del crédito a Oasis. Porque del resto de
activos, todos los informes que teníamos de la Reserva Federal, incluso
el del año 1993, eran buenos. No puso de manifiesto ningunas provisiones
adicionales que no fueran normales. En la reunión que tuve en agosto en
el Banco de España, a raíz de la carta de la Reserva Federal, analizamos
una por una las operaciones que la Reserva Federal pedía incrementar
provisión y no eran sustanciales. Posteriormente, la inspección del Banco
de España lo comprobó en noviembre en Banesto Banking. La opinión de esa
inspección del Banco de España fue que, desde el punto de vista de
activos, estaba sano y no había ningún problema. El tema Oasis, por sus
connotaciones o por su peculiaridad, había despertado sospechas y la
mayor parte de las preocupaciones de la Reserva Federal se centraban en
problemas de organización, de control, de informes periódicos
obligatorios que hay que mandar, que estaban incorrectos. En definitiva,
creo que no había un problema de fondo patrimonial.

Del papel de doña Paulina Beato como presidenta, he de decir que en los
años en que estuvo de presidenta, yo colaboré con ella, fue de una total
profesionalidad. Llevó las relaciones institucionales, como correspondía
a la presidencia de Banesto Banking, creo que con acierto, y, al final,
tanto por su parte como de los que estábamos en Banesto Banking, el tema
de la Reserva Federal mi opinión es que era algo más amplio que lo que
era simplemente BBC. De Banesto Banking Corporation, la opinión del Banco
de España, cuando hizo la revisión, coincidía con la Reserva Federal en
temas de organización, en temas de controles, en temas operativos, pero
no en temas de fondo, a mi modo de ver.

La factura de 600 millones. Al señor Navalón. No lo sé. Sobre esta
factura le puedo decir lo que he repetido al



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Banco de España varias veces. Se produce de la siguiente forma: una de
las sociedades instrumentales que teníamos, que se llamaba Banesto
Industrial Investment, que tenía en su cartera el primer paquete de Oasis
--posteriormente se incorporó un paquete de Carburos Metálicos, razón por
la cual luego sacamos ese paquete de Banesto Industrial y lo pasamos a
Brightsun y dejamos a Banesto Industrial sólo con Carburos--, esa
sociedad, repito, que era tenedora, instrumental, con acciones de
Carburos e inicialmente de Oasis produjo una serie de beneficios de
cambio sencillamente porque tenía unos activos en pesetas, los habíamos
financiado con marcos, se produce una devaluación del marco, cambiamos a
pesetas y se origina un beneficio de cambio del orden de algo más de 700
millones de pesetas. Ese beneficio de cambio se lo comunico al consejero
delegado, a don Juan Belloso, le digo que se ha producido este beneficio
de cambio, ¿Lo pagamos como dividendos a Banesto o lo dejamos? El
consejero delegado me dice: Espera un momento, lo voy a comentar con el
presidente y te digo algo. Me llamó posteriormente y me dijo: Te va a
llamar directamente el presidente porque hay que hacer unos pagos de la
Corporación y es mejor que se hagan desde Banesto Industrial Investment,
porque así no hay que pagarlos de aquí. A los pocos días, creo recordar,
me llamó don Mario Conde, me dijo que me iba a llegar una factura para
pagar con cargo a Banesto Industrial Investment. En esta sociedad éramos
tres apoderados, una del área internacional, que era yo, y otras dos más,
me parece. Llegó la factura, llegó otra copia de la factura en la que
ponía abajo: aprobado por comisión ejecutiva del 10 de julio de 1990,
consejero delegado, procédase al pago. Con esas dos facturas yo autorizo
a que se realice el pago, y el pago se realiza efectivamente a una
sociedad que se llama Argentia Trust, a una cuenta en un banco suizo, y
nada más. Ese es el origen de los fondos y ésa es la forma como se
produce el pago. Posteriormente, cuando preparo mi contestación al pliego
de cargos del Banco de España y pido el acta del 10 de julio de 1990
--que, como recordarán, es donde está la operación de Oasis--, empiezo a
buscar la aprobación de esta factura y me encuentro que en el acta no
figura. Esa es la historia de la factura. ¿A quién fue a parar o quién
fue el beneficiario? Yo no sé más que lo que he leído en los periódicos.

Por último, en cuanto al informe de valoración de Dorna de don Vicente de
la Parra, que me imagino que se refiere a un informe de diciembre de 1993
(El señor Sanz Palacio: Sí, exacto.) y la contestación a mi expediente,
si el Presidente me lo permite le mandaré esta documentación. El
expediente, como es un documento mío, ahora me pongo a su disposición
para enviárselo, y el informe de valoración de Dorna, como es un tema
institucional, es decir, es del banco, con el permiso de nuestro
Presidente, que no creo que ponga ningún inconveniente, también se lo
mandaré.

Voy a contestar al señor Espasa. En lo que se refiere a si estaban
hinchados ambos activos en los balances de Oasis, yo, como responsable de
la unidad que hizo el informe de valoración de la auditoría de Oasis, en
el año 1990, donde decía, con varios criterios, que el valor oscilaba, si
no recuerdo mal, entre 140 y 190, y el valor contable era 247, pues he de
decir que sí para ser coherente con ese estudio. En cuanto a si estaba
hinchada también la otra contrapartida, las acciones de Banesto, a 5.100,
a posteriori es fácil decirlo, en aquel momento yo no sé si hubiese sido
capaz de decir si 5.100 era mucho o era poco. Visto ahora parece que sí.

En lo relativo a si este intercambio de activos hinchados puede después
conducir a beneficios, me parece que las palabras que ha dicho son:
repartidos amigablemente en un paraíso bajo una palmera, pues tampoco
puedo manifestar ninguna opinión contrastada o basada. No lo sé. De
verdad que me pide un juicio de valor que prefiero casi no contestar.

Por lo que se refiere a si está en el acta de la comisión ejecutiva el
pacto de recompra del uno y medio, yo creo que no está en el acta de la
comisión ejecutiva el pacto del uno y medio, pero también es uno de los
puntos en los que, como decía antes, me gustaría revisar ese acta. De
todas formas, me parece que en el expediente, en el pliego de descargos
que les remitiré, en uno de los anexos creo que está ese acta, en cuyo
caso lo podrían ver, pero creo que no estaba en el acta.

En cuanto al préstamo de Kieselstein Stiftung de 73 millones de dólares,
en junio de 1992, efectivamente firma don Javier Albízuri. Aunque no lo
acredite en este momento, nosotros en todas las relaciones que teníamos
con Kieselstein Stiftung los apoderados que siempre habían aparecido eran
don Pedro Pueyo, don Guillermo Jáuregui, don Javier Albízuri y otra
persona más, que no recuerdo el nombre, pero era un hombre de
Liechtenstein, que debía ser el abogado; es decir, aparecían cuatro
apoderados. En todas las relaciones siempre con Kieselstein Stiftung,
tanto su comparecencia como firmantes de documentos como su información
para negociar, eran estas personas las que aparecían. Nosotros jamás
oímos hablar de ninguna otra persona ni jamás oímos hablar de ningún otro
socio ni de ningún otro apoderado; es decir, eran estas tres personas y
un abogado.

En cuanto a si este crédito enjuga créditos anteriores, en el año 1992 se
producen dos cosas: una venta de Gescam, un crédito de 73 millones de
dólares, una recompra de acciones y una amortización de los créditos que
se habían dado anteriormente. Las dos aplicaciones y los dos usos puede
cruzarlos como quiera, da igual. Es decir, al señor Pueyo se le da un
crédito de 73 millones, más 7.500 millones por la recompra de acciones,
con eso él compra Gescam y amortiza los créditos anteriores. La forma de
aplicarlos yo creo que ya es un poco a gusto del consumidor, pero los
créditos que habían dado a cuenta de la autocartera se enjugan con los
que queramos.

En cuanto a la operación Cobra, ya he dicho que el crédito del NatWest
iba con la garantía de Banesto. El porqué se concede el crédito,
efectivamente, era para montar esa operación financiera con esos activos
y con esa idea de plazos.

Al señor Sánchez i Llibre, repitiendo un poco lo que manifestaba
anteriormente, puedo decirle que Oasis era una sociedad, en la que
estábamos el señor Pueyo y



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nosotros, con la que tenía un crédito; el resto de los créditos, hasta
44, son créditos de otros grupos. En esos 44 crédito está el grupo Cobra,
que es esta operación financiera especial que, al final, después de
deshacerla, son 45 millones de dólares y 6.000, y digamos que entre esos
45 millones y 6.000 tenemos Cobra Oasis; las demás son las operaciones de
Gescam (tanto préstamo a Gescam como a Kieselstein), las de Kerino,
etcétera, que son operaciones que no se rigen con criterios de gestión
bancaria sino con criterios de gestión financiera, por llamarlo de alguna
forma. Por tanto, no hay que entender que los 190 millones de dólares de
valoración patrimonial de Oasis sean el soporte de eso; estos 190
millones son el soporte de lo que era simplemente el crédito a Oasis.

¿Cuál fue la apreciación de J. P. Morgan sobre Oasis? Lo desconozco. Lo
único que sé es que en octubre de 1993 tuve una reunión con ejecutivos de
J. P. Morgan y posteriormente tuve otras --en alguna de ellas estuvo
incluso el vicepresidente de Morgan, don Roberto Mendoza-- donde expliqué
todo el tema de Oasis. En esas reuniones yo era mero ponente y nunca
llegué a saber por qué se deshizo el tercer tramo, si fue por Oasis o no
fue por Oasis; yo me limité a dar, eso sí, creo recordar que seis o siete
cajas de documentos con toda la información, que fueron enviadas a Morgan
a Nueva York, pero siento no poder decirle cuál era su opinión, porque ni
siquiera personal o confidencialmente tuve ocasión de contrastarla.

Respecto al señor Portillo, ya le he dicho antes que le conocía de
haberlo visto en Cancún hace dos años en un consejo y de haber visto su
nombre como director general adjunto en algunos de los papeles, pero
desconozco si tenía alguna relación con don Mario Conde.




El señor ESPAÑA OLIVER: Señor Presidente, quería hacer alguna precisión y
una pregunta al señor Abad.




El señor PRESIDENTE: Le ruego sea muy breve, señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Abad, gracias por su información que creo
que ha sido muy valiosa, como después intentaré subrayar, pero quisiera
alguna precisión más sobre el tema de la fundación Kieselstein. Cuando
usted, como apoderado del banco, firma el crédito de 73 millones de
dólares (me dice que las aplicaciones las puedo hacer como quiera) ¿usted
sabía que los créditos anteriores a Puffin, Yellowwoods y Cav Reality
eran sociedades filiales al cien por cien de Kieselstein?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Sí, sí.




El señor ESPASA OLIVER: Lo sabía. ¿Y que Kieselstein tenía otros dos
créditos anteriores al que iban a concederle, que aproximadamente sumaban
unos 47 millones de dólares?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Sí, sí,
exactamente.




El señor ESPASA OLIVER: Si sumamos los tres (Puffin, Cav, Yellowwoods)
más los dos de Kieselstein son unos 47 millones. ¿Esto lo sabía usted?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Exactamente 5.800
millones de pesetas. Esos eran los créditos que se habían ido concediendo
a cuenta de la recompra posterior, a cuenta de los 7.500. Se engloban
esos 5.800 millones, más uno nuevo que se da de unos 1.300 ó 1.400
millones, hasta llegar a los 7.500.




El señor ESPASA OLIVER: Y para usted, Kieselstein ¿qué era? ¿Una
instrumental de don Pedro Pueyo?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Para mí,
Kieselstein era un instrumento en un paraíso fiscal y por tanto
desconocido porque para eso se crea allí. Lo que sí le puedo decir es que
en los cinco o seis años que llevo relacionándome con don Pedro Pueyo y
sus colaboradores, siempre han sido ellos los que han tenido relaciones
con nosotros; no hemos tenido relaciones con ninguna otra persona, ni
hemos tenido ninguna evidencia de que en Kieselstein hubiese alguien más.




El señor ESPASA OLIVER: Y la autorización para dar estos créditos a
Kieselstein ¿quién la daba? ¿La comisión ejecutiva? Se lo pregunto al
revés. Para usted ¿quién era Kieselstein? ¿Era un fantasma o era el señor
Pueyo?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Por la
acumulación de hechos en cinco años creo que era el señor Pueyo.




El señor ESPASA OLIVER: La pregunta es: cuando usted daba los créditos ¿a
quién se los daba?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Al señor Pueyo,
sin ninguna duda.




El señor ESPASA OLIVER: Esto estaba clarísimo.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Clarísimo.




El señor ESPASA OLIVER: Creo que no hace falta hacer ninguna pregunta
más, señor Presidente, pero quisiera subrayar en un minuto lo que para
nosotros ha representado esta comparecencia.




El señor PRESIDENTE: Señor Espasa, tendremos oportunidad de hacerlo.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, quiero que el señor Abad me
confirme o no lo que voy a decir.




El señor PRESIDENTE: ¿Si es una pregunta?



El señor ESPASA OLIVER: Sí, lo convertiré en una repregunta.




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El señor PRESIDENTE: Hágalo de esa forma.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Abad, usted ha dicho que no recordaba si el
pacto de recompra figuraba en el acta del día 10 de julio de 1990, pero
antes ha dicho que figuraba en la nota del señor Belloso que después va a
la comisión ejecutiva. ¿Es así?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): En la nota que el
señor Belloso me manda sí figuraba este pacto de recompra del 1,5. Y
también está en el expediente, en la contestación al pliego de cargos del
Banco de España.




El señor ESPASA OLIVER: ¿Podría, señor Abad, decir usted que Kieselstein
era la vía de aprovisionamiento de fondos de Banesto para el señor Pueyo,
que de alguna forma era el canal por donde el señor Pueyo se
aprovisionaba cual maná de los fondos de Banesto para sus operaciones?



El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Decididamente,
porque todas las formalizaciones de los préstamos se hacían con
sociedades del grupo Kieselstein. El tenía otra sociedad antes que se
llamaba Sheridan Finance. Como dato le diré que cuando se hace el primer
intercambio del 1 contra el 15, a finales de 1989, en el contrato ya se
dice que la otra parte está en proceso de crear una sociedad en
Liechtenstein, donde transferirá todas estas acciones, que luego se crea.

Es decir, en ese momento es también otra evidencia de que Kieselstein era
el señor Pueyo, porque ahí se manifiesta que lo está creando.




El señor ESPASA OLIVER: Por último, señor Presidente y para no
comprometer al señor Abad más allá de lo conveniente --le agradecemos
mucho que se haya comprometido en defensa de la verdad--, si quiere usted
me desmiente o no me desmiente lo que voy a decir, con lo cual no lo dirá
usted sino que lo habré dicho yo. ¿Podría desmentirme la aseveración de
que existiendo un pacto de recompra, documentado en la nota del señor
Belloso, que se titula «Acuerdos entre Mario Conde y Pedro Pueyo», la
conclusión a la que llega este Diputado es que el señor Conde mintió a
esta Comisión puesto que dijo que no había prueba de ningún tipo ni
asiento contable de que existía ese pacto de recompra? Mi opinión es que
mintió. Si quiere puede desmentirme o no. Y también que el señor Conde
mintió de nuevo --son ya dos veces que canta el gallo, a San Pedro le
cantó tres veces--, en la operación NatWest-Banesto-Cobra, al decir que
no era una operación de Banesto sino de NatWest. Repito que esto lo
afirmo yo. Si usted quiere puede desmentirme y, si no, con su silencio me
daré por satisfecho.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Con mi silencio
creo que he contestado.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, señor Sánchez i Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: Quisiera, en primer lugar, agradecer las
contestaciones que ha dado el señor Abad.

Nos gustaría saber si los quebrantos que van a suponer para Banesto las
inversiones de los 82.000 millones de pesetas que en su momento Banesto
invirtió en el Grupo Pueyo-Oasis no son inferiores a 25.000 millones de
pesetas, tal como estima el acta del Banco de España que obra en nuestro
poder.




El señor DIRECTOR GENERAL DE BANESTO (don Javier Abad): Desde enero de
este año, como consecuencia de la nueva reorganización, no he seguido el
asunto Oasis más que en unas colaboraciones esporádicas que me ha pedido
la nueva dirección, por estar centrado más en el tema del área
internacional, pero mi opinión personal es que es difícil bajar de los
25.000 millones de pesetas. Por tanto, me parece bastante razonable en el
momento actual.

Muchas gracias al señor Presidente y a los señores Diputados.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Abad, en nombre de toda la
Comisión. Le vuelvo a agradecer su comparecencia. Sus respuestas le
aseguro que han sido cumplidas y sus silencios también agradecidos.

Suspendemos la sesión por unos minutos.




--DE DON JUAN CARLOS RODRIGUEZ CANTARERO, SECRETARIO DEL CONSEJO DE
BANESTO, JEFE DEL EQUIPO JURIDICO QUE HA PRESENTADO LA DEMANDA SOCIAL,
PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA
CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A PETICION DEL GRUPO PARLAMENTARIO
SOCIALISTA. (Número de expediente 219/000385.) Y A PETICION DEL GRUPO
PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA.

(Número de expediente 219/000399.)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.

El siguiente punto es el último del orden del día. Se trata de la
comparecencia de don Juan Carlos Rodríguez Cantarero, Secretario del
Consejo del Banco Español de Crédito, Jefe del Equipo Jurídico que ha
presentado la demanda social, para informar en relación con la
investigación que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. Esta
comparecencia ha sido solicitada por el Grupo Socialista y por el Grupo
Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. Agradecemos la
presencia y la disponibilidad del señor Rodríguez Cantarero para con la
Comisión.

Por parte del Grupo Socialista, primer solicitante de esta comparecencia,
tiene la palabra la señora Aroz.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muchas gracias, señor Rodríguez Cantarero, por su
comparecencia en esta Comisión de seguimiento de la crisis de Banesto.




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Antes de entrar en el contenido de esta comparecencia, quisiera
expresarle la satisfacción de nuestro Grupo por acontecimientos de esta
misma semana en relación con el Banco que indican la normalización de
Banesto en su mercado bursátil, la gran confianza que existe en su
futuro, que indica fundamentalmente que Banesto está ya en una situación
radicalmente distinta de la que tenía el 28 de diciembre de 1993. (El
señor Rodríguez Cantarero: Muchas gracias.)
Entrando ya en el contenido de la comparecencia, nuestro Grupo la ha
solicitado, señor Rodríguez Cantarero, en su calidad de secretario del
consejo de administración de Banesto y como máximo responsable del equipo
jurídico que ha presentado la demanda de acción social de responsabilidad
que fue acordada por la Junta General de Accionistas el 26 de marzo de
1994 contra los anteriores administradores de Banesto. Nuestro Grupo
considera su testimonio de la mayor importancia. Es evidente que contando
con su presencia el ámbito de esta sesión podría ser sumamente amplio,
pero el interés del Grupo Socialista es poder finalizar hoy, por lo que
respecta a las conclusiones propias que estamos elaborando, el análisis
de la política de creación de resultados meramente contables, que fue uno
de los aspectos básicos de la gestión del señor Conde y cuyas
manifestaciones más significativas, según el informe del Banco de España,
que la demanda hizo suyo, fueron reflejar beneficios por operaciones
ficticias, es decir, sin auténtico contenido económico, tales como ventas
intergrupo o ventas a terceros que realmente eran financiadas por Banesto
y, asimismo, contabilizar como resultados típicos lo que eran en realidad
resultados atípicos. De esa política se derivaron elevados riesgos y
quebrantos para Banesto, beneficios para terceros y la descapitalización
del Banco y la Corporación Industrial. Quisiéramos poder concretar todo
ello con la máxima actualización de los datos.

Los grupos con los que se realizó este tipo de operaciones fueron Oasis,
Dorna, Hachuel y Euman-Valyser. Respecto a los dos primeros, ha habido
sesiones especiales, como usted bien sabe, con responsables de dichos
grupos y con la presencia, en el caso de la cesión del grupo Oasis, del
ex Presidente de Banesto, señor Conde. En la sesión de hoy desearíamos
contar con los datos y la valoración del propio Banco, respetando,
lógicamente, la reserva en la información que pueda afectar a los
procesos que está llevando a cabo Banesto para intentar reducir y
minimizar los riesgos y los quebrantos en la relación con estos grupos.

En relación a Oasis, conocemos ya la posición del Banco. La carta
recibida y los documentos aportados por el señor Sáenz y, asimismo, la
comparecencia del señor Abad con anterioridad han sido sumamente
importantes para clarificar todos los hechos y fundamentalmente para
restablecer la verdad después de la comparecencia del señor Conde. Por
tanto, señor Rodríguez Cantarero, yo me referiré fundamentalmente a los
tres grupos restantes --Dorna, Hachuel y Euman-Valyser--, sin perjuicio
de que usted haga las consideraciones que juzgue oportunas respecto al
Grupo Pueyo-Oasis.

Quisiera formularle en este primer turno cinco preguntas comunes para los
tres grupos, rogándole pueda responder separadamente para cada uno de
ellos.

La primera pregunta es la siguiente: ¿cuáles fueron las razones, desde el
punto de vista bancario, que determinaron las operaciones con dichos
grupos? La segunda, ¿qué volumen de riesgos crediticios y de inversiones
asumió Banesto con cada uno de ellos? La tercera, conocer si instrumentó
Banesto garantías reales y efectivas para cubrir dichos riesgos. La
cuarta, ¿qué balance de resultados produjeron esas operaciones para
Banesto y para las sociedades de dichos grupos? Aquí le ruego que pueda
incluir el balance en relación al Grupo Oasis, tomando como referencia el
acuerdo firmado el 25 de abril de 1994. La última pregunta común para
todos los grupos sería si han existido en alguno de estos grupos
vinculaciones personales de carácter económico con el ex Presidente de
Banesto, señor Conde.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, el señor Espasa tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Rodríguez Cantarero, le damos la bienvenida
en nombre de nuestro Grupo y esperamos que sus informaciones serán de
utilidad a esta Comisión.

No voy a repetir las preguntas que le ha hecho la Diputada señora Aroz, a
las que me sumo, y, por tanto, la respuesta que dé a ella no sólo será a
ella sino a toda la Comisión y especialmente también a nuestro grupo
parlamentario. Dado que ella ya ha centrado alguno de los aspectos que
teníamos previsto para esta comparecencia --las llamadas operaciones
especiales en los cinco grupos fundamentales de empresas--, dando ya por
recibidas las respuestas que dará usted a esta pregunta, quisiera
ampliarle un poco lo que pueda ser su respuesta respecto a la acción
social de responsabilidad.

Si mis datos no me fallan, creo que es la primera vez que se plantea una
demanda de este tipo en aplicación de la vigente Ley de Sociedades
Anónimas, y es además una demanda muy importante por la cuantía económica
que implica, 605.000 millones de pesetas. Del estudio y de la lectura de
la misma aparecen elementos realmente significativos que yo quisiera que
usted, de la forma que mejor crea procedente, nos resuma o sintetice aquí
puesto que usted ha sido el director de todo este, para mí, importante
trabajo jurídico que sustenta la demanda.

La demanda, como usted sabe mejor que nosotros, parte de tres aspectos
fundamentales: unos presupuestos de responsabilidad, donde se analiza el
daño causado a la sociedad, donde se valora la posible ausencia de
diligencia en los administradores y donde se pretende demostrar el nexo
causal entre el daño producido y el hecho que motiva la demanda.

Entre los aspectos de falta de diligencia en la acción social de
responsabilidad, se sustancia que se han producido actos contrarios a los
Estatutos de Banesto, el Código Civil, a diferente normativa bancaria,
especialmente a la tantas veces repetida circular 4/1991, e incluso a la
propia Ley de Sociedades Anónimas. En el punto tercero de la acción



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social de responsabilidad, donde se establece la relación de causalidad
entre los hechos producidos por negligencia, por incumplimiento de normas
éticas y de normas legales y estatutos de la propia sociedad, se
establece la relación de causalidad entre aquellos hechos y estos efectos
y se circunscribe a seis aspectos fundamentales: un incremento
absolutamente extraordinario y fuera de lugar de los gastos tradicionales
del banco; una imprudente inversión crediticia, imprudente en el doble
sentido de dónde se invierte en riesgo crediticio y el crecimiento
brutalmente acelerado de este riesgo; una concentración casi suicida de
riesgos, tanto crediticios como de participación accionarial; unas
operaciones para maquillar autocartera, y una constante acción
conspirativa de artificios contables y falsos beneficios.

Quisiera que usted, que conoce y que ha articulado toda esta acción
social de responsabilidad, nos pudiese detallar los aspectos nucleares de
la argumentación jurídica que ha llevado --y eso me interesa subrayarlo--
a los accionistas de Banesto, por tanto --no sé qué expresión utilizar--,
podríamos decir, compañeros --entre muchas comillas-- de los accionistas
ex gestores de Banesto, y me estoy refiriendo al propio señor Mario
Conde, a plantearle esta demanda. Es decir, se trata de una demanda que
se produce entre personas que tenían objetivos comunes, expectativas de
beneficios comunes, en forma de acciones comunes en la misma sociedad. Yo
creo que su información al respecto será de gran utilidad para esta
Comisión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, el señor Sanz tiene la
palabra.




El señor SANZ PALACIO: Bienvenido a esta Comisión, señor Rodríguez
Cantarero.

Quisiera sumarme a las preguntas que han formulado los anteriores
portavoces de otros grupos políticos y, en primer lugar, desearía que
usted situara la acción social de responsabilidad en el momento actual,
la referida a Banesto, y que, en lo referente a corporación, nos indicara
si existe alguna novedad al respecto, bien de corporación o bien de
alguna de las empresas que forman parte de ella.

El contenido de la acción social de responsabilidad ya está en la
documentación que tenemos, pero también nos interesaría conocer si hay
algún nuevo dato que aportar, por parte de usted, respecto a lo que ya
está incluido en la acción social de responsabilidad. Nos gustaría que lo
concretara y que lo valorara.

En tercer lugar, le haré una pregunta concreta. ¿Ha terminado el proceso
de revisión de la actuación de los antiguos gestores por parte del actual
equipo, para conocer qué había y qué hay dentro del Banco?
En cuarto lugar, ¿se están revisando las cuentas del Banco Español de
Crédito por alguna persona ajena al Banco? ¿Por quién? ¿Con qué
finalidad?
En quinto lugar, ¿conoce la existencia de algún otro procedimiento o
expediente abierto contra los antiguos gestores? De toda la actuación de
los antiguos gestores, del señor Mario Conde en concreto, estamos ante lo
que podría ser un gran abanico, que iría desde lo que podría ser
simplemente una mala gestión, ineficacia o ignorancia de las normas
elementales del negocio bancario, hasta el otro extremo, en el cual
podría haber figuras delictivas tipificadas en nuestro Código Penal. Nos
gustaría que usted, señor Rodríguez Cantarero, de acuerdo con los datos
que obran en su poder, nos concretara o intentara situarnos dentro del
amplio abanico en que estamos.

La siguiente pregunta es obvia. ¿Piensan ustedes presentar una querella
criminal contra el señor Mario Conde y su anterior equipo gestor?
Por último, quisiera hacerle una petición de documentación, la relación
de sociedades en las que participaba Mario Conde, y que nos informara si
conocen si él es miembro de algún patronato o de alguna fundación en el
extranjero.




El señor PRESIDENTE: Antes de dar la palabra al señor Rodríguez
Cantarero, le reitero lo que es el objeto de la Comisión y es ese ámbito
en el que tiene que realizar sus respuestas.

Tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): Señor
Presidente, señoras y señores Diputados, comparezco en esta Comisión para
informar a SS. SS., según los términos de la convocatoria, sobre
cuestiones relacionadas con mi cargo, es decir, con el cargo de
Secretario del Consejo de Administración de Banesto.

En Banesto, el secretario del consejo de administración es el responsable
último de los servicios jurídicos, como letrado asesor del consejo de
administración; por tanto, entiendo que todas estas cuestiones
relacionadas con mi cargo a que la convocatoria se refiere y que ustedes
me han planteado han de ser informadas por mí desde una perspectiva
netamente jurídica, es decir, en mi condición de abogado de Banesto.

Desde este planteamiento, tengo que pedir a SS. SS. que me excusen si en
relación con alguna de las cuestiones planteadas o que se puedan plantear
después prefiero no contestar de forma improvisada y fiado solamente de
mi memoria. Espero que SS. SS. entenderán que eso debe ser así porque
cuanto yo diga aquí, puesto que constará, podrá ser utilizado por
terceros en procedimientos judiciales hoy en curso --la acción social de
responsabilidad, fundamentalmente-- pero también en procedimientos
judiciales que se puedan entablar en el futuro, bien por Banesto frente a
terceros, bien por terceros frente a Banesto. Por eso, espero que SS. SS.

entenderán que deba ser escrupulosamente cuidadoso en mis afirmaciones.

Les digo desde ahora que procuraré distinguir siempre entre lo que sean
hechos ya demostrables y lo que sean conjeturas, hipótesis o sospechas y
sólo me voy a permitir juicios de valor relativos a la calidad de las
distintas operaciones que Banesto ha realizado con terceros.

No obstante y dicho eso, estoy seguro de que con la simple exposición de
los hechos que iré refiriendo en contestación a las cuestiones que ya me
han formulado SS. SS. podrán obtener por sí mismos muy claras
conclusiones.




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Por otra parte, quiero informar a SS. SS. de que en la mañana de ayer he
sido requerido notarialmente por don Jaime Zurita y Sáenz de Navarrete,
abogado de sociedades representadas por don Pedro Pueyo. En el
requerimiento notarial don Jaime Zurita me advierte de las obligaciones y
límites que impone el secreto bancario en las relaciones banco-cliente y
me recuerda que dichos límites se reconocen de manera expresa en la
constitución de esta comisión parlamentaria a la que tengo el honor de
asistir.

No obstante, creo que, sin vulnerar esas obligaciones que tan amablemente
me recuerda mi compañero don Jaime Zurita, podré dar a SS. SS.

informaciones relacionadas con la acción social de responsabilidad
entablada contra los anteriores administradores de Banesto y en la que
necesariamente se hace referencia a relaciones entre Banesto y socios de
Banesto, y hago hincapié en este carácter, socios de Banesto, entre ellos
--entre esos socios--, algunas de las sociedades representadas por el
señor Pueyo. Por tanto, cuando haga referencia a relaciones de Banesto
con tales sociedades representadas por el señor Pueyo, o con cualesquiera
otras, o con cualesquiera terceros, entiéndanlas SS. SS. como información
relativa al contenido de la acción social de responsabilidad y no como
información relativa a clientes de Banesto. Cuanto aquí diga, insisto, no
tiene por objeto desvelar datos de clientes, sino tan sólo aclarar
extremos de la acción social de responsabilidad; o sea, informar sobre la
conducta, a nuestro criterio cuando menos negligente, de los
administradores demandados. Por tanto, los terceros que aquí mencione
serán mencionados en cuanto socios de Banesto y no en cuanto clientes.

Voy a empezar, si les parece, por responder a las cuestiones que ha
planteado doña Mercedes Aroz, en nombre del Grupo Socialista, porque
además de ser las formuladas en primer lugar he entendido, por las demás
intervenciones, que son comunes a todos los grupos parlamentarios.

Pregunta, en concreto, cinco cuestiones que se me pide que conteste
separadamente en relación con el grupo que estamos llamando indebidamente
Grupo Oasis, porque el Grupo Oasis es parte de un grupo mayor que no sé
cómo podríamos denominar, pero que a efectos de entendernos y de tener
una referencia clara podríamos llamar las sociedades y grupos
relacionadas con el señor Pueyo; relacionadas con el señor Pueyo no
porque nos conste que el señor Pueyo sea su propietario, ni siquiera su
representante legal, sino solamente, y quiero ser cuidadoso al matizarlo,
por el hecho de que en conversaciones con Banesto ha sido el señor Pueyo
quien ha hablado en nombre de todas ellas, no sé si con representación
documentada o no, pero lo cierto es que es él quien ha sido nuestro
interlocutor en todos los temas que se referían a problemas con estas
sociedades que englobo en esto que quizás con cierta impropiedad se está
llamando comúnmente Grupo Oasis pero que, insisto, es más que el Grupo
Oasis.

Las mismas cuestiones van referidas a Dorna, al Grupo Dorna que tampoco
es el Grupo Dorna propiamente. Digamos que lo que estamos llamando Grupo
Dorna --creo que todos lo entendemos-- son un conjunto de sociedades
relacionadas con el señor García Pardo.

En tercer lugar, señor Hachuel, más bien sociedades relacionadas con el
señor Hachuel. Y, finalmente Euman-Valyser.

La primera pregunta en relación con estos cuatro grupos, según he
anotado, es qué razones bancarias existieron para llegar a las
situaciones de relación jurídica y económica a que se ha llegado con cada
uno de estos grupos. Las ignoro; las ignoro absolutamente, porque cuando
uno ve estas operaciones que son fundamentalmente operaciones de compra y
venta de participaciones, con ulteriores compromisos de recompra y con
garantías de mantenimiento de valores; operaciones de compra y venta que
a su vez generan operaciones de financiación, es decir, préstamos u otras
clases de financiación al servicio de posibilitar la realización de esas
operaciones de compra y venta y ulteriores garantías, en razones de pura
práctica bancaria, yo no soy un experto en banca, soy un jurista pero soy
un jurista que lleva muchos años al servicio de la banca, algo se me ha
ido pegando de lo que hacen los bancos en su negocio y lo único que puedo
decir aquí es que nunca he visto nada igual desde el punto de vista de la
operativa normal bancaria.

Riesgos, garantías, resultados y vinculaciones personales de anteriores
administradores de Banesto con estos grupos societarios que he citado.

Creo que será más ordenada mi respuesta si voy refiriéndome
separadamente, y por orden, a cada uno de esos grupos.

Me he permitido, naturalmente, traer unas notas porque la complejidad de
las operaciones es tal que después de nueve meses viéndolas a mí mismo se
me olvidan algunos pasos.

Vamos a empezar, si les parece, por el Grupo Oasis. Entiendo que SS. SS.

tienen suficiente información sobre la parte, digamos, cuantitativa y,
por consiguiente, voy a omitir toda referencia a esto, salvo en lo que es
imprescindible para entender los mecanismos que, a nuestro juicio,
permiten afirmar que no hay razones de ortodoxia bancaria para la
realización de todas estas operaciones.

Esto que estamos llamando, para entendernos aquí, grupo de sociedades o
de entidades jurídicas, porque algunas no son sociedades, sino que son
fundaciones relacionadas con el señor Pueyo digamos que podría
estructurarse en cuatro grandes bloques, en lo que se refiere a las
relaciones asociativas con Banesto que son de las que yo aquí puedo
hablar. De una parte lo que con propiedad sí podemos llamar Grupo Oasis,
Oasis International Group; de otra parte, el Grupo Cobra; de otra parte,
el Grupo Kerino; y, de otra parte, el resto de sociedades y entidades
jurídicas, relacionadas con el señor Pueyo, distintas de las consideradas
en estos tres grupos.

En primer lugar, e intento hacer un esfuerzo de síntesis para la mejor
comprensión, qué vemos en las relaciones de Banesto con Oasis
International Group. Oasis International Group inicialmente es cien por
cien de una fundación denominada Kieselstein Stiftung. ¿Cómo adquiere
Banesto su participación en Oasis International Group? Banesto utiliza
una sociedad instrumental que se llama Brightsun, que adquiere el 50 por
ciento de las acciones de Oasis International Group por permuta; recibe
acciones de



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Oasis International Group y entrega a cambio acciones de Banesto. Esto se
hace en varios tramos: un primer tramo, descompuesto, a su vez en dos, en
el que el resultado final es que se canjea un 30 por ciento de Oasis, por
un dos por ciento de Banesto, y un segundo tramo en el que se canjea otro
20 por ciento de Oasis, por el uno por ciento de Banesto; resultado
final, 50 por ciento de Oasis International Group, contra tres por ciento
del capital de Banesto.

A nosotros nos llama la atención cómo se produce esta operación, porque,
una vez que se ha entrado en el primer tramo de la operación, entre las
cláusulas que se establecen para regular la relación de permuta, se dice
algo que es prudente para Banesto. Se da a Banesto la oportunidad de, al
cabo de doce meses de participar en el capital de Oasis International
Group, si como consecuencia del mayor conocimiento que supuestamente
debería adquirir Banesto de ese grupo en el que adquiere acciones durante
esos doce meses, Banesto no se encontraba confortable dentro del grupo,
tenía la opción de deshacer la operación de permuta.

Qué es lo que nosotros vemos, y me quiero referir a hechos. Lo que
nosotros vemos es que hay informes de los servicios técnicos de Banesto,
cuando Banesto está todavía con el 30 por ciento de bases, no con el 50
por ciento, hay informes, repito, de los servicios técnicos de Banesto
(de los que quizá les hayan hablado esta mañana porque creo que ha
informado aquí la persona directamente responsable de aquellas
actividades, a la sazón); informes en los que nos que se desaconseje
invertir más en Oasis International Group, sino que, más bien, lo que se
dice es que hay que reducir la participación, porque números cantan, y
los números de Oasis International Group no son los que se pensaba.

Contra este informe la consecuencia es la contraria a lo que el informe
propugna: no se hace uso de la posibilidad de salida, pero no se dejan
las cosas ahí, sino que se entra más: se canjea otro 20 por ciento.

Cuando ya se tiene el 50 por ciento, sobre el 1,5 por ciento, es decir,
sobre la mitad de las acciones Banesto, que Banesto había entregado a
cambio (y cuando digo Banesto había entregado a cambio estoy
simplificando, son sociedades instrumentales de Banesto; de manera que
cuando hable de Banesto entiendan SS. SS. que me refiero al grupo, por no
oscurecer la narración de hechos con los nombres de múltiples sociedades
del Grupo Banesto o fiduciarias de él que no aportarían nada, de manera
que simplifico deliberadamente); sobre la mitad de ese tres por ciento de
su propio capital, que había terminado en manos del otro accionista, de
Oasis International Group, Banesto se compromete a recomprar a 5.100
pesetas por acción, es decir, por valor de unos 7.500 millones de
pesetas, la mitad de las acciones que había entregado. Yo no quiero hacer
calificativos. Sus señorías podrán sacar las consecuencias. Si una
sociedad coloca acciones propias en otro grupo y acto seguido se
compromete a recomprarlas en una parte, en la mitad en este caso, yo no
me atrevo a poner nombre a esa operación, pero en los mercados
financieros existe un anglicismo que se utiliza para describir
abreviadamente estas operaciones, anglicismo que no voy a utilizar aquí
porque insisto que no quiero hacer calificaciones. Ese anglicismo es de
utilización más clara si este tipo de compromiso de recompra va unido a
una cesión de los derechos políticos a quien vende y, según los informes
que me pasan los departamentos correspondientes de Banesto, en cuanto a
ese 1,5 por ciento, los derechos de voto de esas acciones de Banesto no
los va a ejercer quien las adquiere, sino que se ceden a don Mario Conde
en su calidad de Presidente del Consejo de Administración del Banco
Español de Crédito. Se pacta que el adquirente de ese paquete de Banesto
(que al mismo tiempo tenía el derecho, como acabo de decir, de vender o
de revender a 5.100 pesetas acción, en 7.500 millones de pesetas, la
mistad del paquete que había adquirido) además, podrá obtener anticipos a
cuenta del precio de la recompra. Estos son los hechos.

Sí voy a hacer un juicio de valor. Kieselstein, sus sociedades
instrumentales, que es quien recibe acciones de Banesto, no corre ningún
riesgo. Si las acciones de Banesto bajan, vende a 5.100 y, además, puede
ir cobrando a cuenta, por adelantado. Banesto corre todos los riesgos.

Las conclusiones, SS. SS.

Cobra. Cobra es otro socio de Banesto. ¿Cuál es la génesis de Cobra?
Cobra es una sociedad que se constituye por otra fundación, Grünwald
Stiftung, de una parte, y por una sociedad denominada Kayenta, que es
fiduciaria de Banesto.

¿Para qué se constituye esa sociedad? Se constituye para comprarle a
Oasis International Group lo que podríamos llamar su división de
compañías aéreas, que están un sub «holding» de Oasis denominado Zafiro,
sub «holding» que posee cuatro sociedades, tres de las cuales se dedican
a vuelos chárter y la cuarta es una mediadora en el mercado. Entre todas
esas sociedades de vuelos chárter tienen dos aviones financiados, es
decir, su patrimonio tendrá más cosas pero lo más importante de su
patrimonio son en el activo dos aviones, en el pasivo lo que se debe por
esos dos aviones.

Cobra se constituye con unas pocas libras esterlinas de capital y tiene
que comprar Zafiro, es decir, el sub «holding» de las cuatro compañías
aéreas, y no tiene fondos para comprar. Recibe entonces un préstamo de
Banesto por 85 millones de dólares. Con 40 de esos 85 millones, Cobra
compra a Oasis el sub «holding» aéreo, compra Zafiro. Otro juicio de
valor. Cuarenta millones de dólares es un magnífico precio --y esto es
una opinión, evidentemente-- por esas cuatro compañías, porque, según nos
cuentan en el propio Banesto personas que, a la sazón, trabajaban allí,
esas cuatro sociedades se quieren sacar del Oasis International Group
precisamente por sus pérdidas. De manera que se pagan 40 millones de
dólares por unas sociedades cuya mayor virtud es que pierden. Las cuatro
sociedades integradas en este sub «holding» Zafiro son: Aero Cancún,
Private Jet, Oasis International Airlines --éstas son las operadoras de
vuelos chárter-- y esta intermediaria comercial a la que antes me
refería, que se llama Summer Time. Antes me preguntaban cuáles eran las
razones bancarias para esta operación, yo no las veo. Puedo estar
equivocado, porque estoy hablando de un criterio, pero yo, personalmente,
no las veo. Hemos visto cómo Cobra recibe 85 millones de dólares y



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en la compra de Zafiro, del sub «holding» de compañías aéreas, sólo
invierte 40. ¿Qué se hace con los otros 45 millones de dólares? Voy a
contar estrictamente lo que se hace con ellos, pero después haré un
comentario de lo que en Banesto me dicen que se pensaba hacer. Tómenlo
SS. SS. esto segundo como afirmaciones de terceros recibidas por mí, no
como afirmaciones mías.

Los otros 45 millones de dólares se invierten en dos cosas: 15 millones
de dólares en activos que podrían denominarse de alta rentabilidad, al
parecer con la finalidad de que los rendimientos de esa inversión
sirvieran para pagar los intereses del préstamo de 85 millones. Y los
otros 30 millones de dólares Cobra se los presta a Reve, sociedad
relacionada con el señor Pueyo. ¿Para qué? Para que Reve le compre a la
Unión y el Fénix el 51 por ciento de otra sociedad, que se llama el Fénix
Español, y que contiene inmuebles en Francia de la Unión y el Fénix. O
sea, Banesto presta 85 millones de dólares y esos 85 millones de dólares
van a comprar una parte de una sociedad en la que Banesto había entrado a
participar cambiando unas acciones por otras, 15 millones son un
instrumento de generación de recursos para atender a los primeros pagos
de intereses, porque las sociedades no tenían con qué, perdían, y otros
30 millones van a una operación de compra a otra filial de Banesto, la
Unión y el Fénix, de una subfilial, evidentemente para engrosar su valor
en libras.

Por lo que se refiere a Kerino, es otra buena inversión de Banesto.

Kerino es inicialmente cien por cien de una sociedad que se llama
Blueridge, y que les sonará a SS. SS., porque Blueridge es una sociedad
de la que, con franqueza, no podría decir cuáles son los sucesivos pasos
de sus transmisiones de propiedad. Blueridge aparece en un momento dado
como una filial de Kieselstein Stiftung, que recibe acciones de Banesto
como contrapartida de las acciones de Oasis International Group, que se
entregan a cambio. Más tarde, aparece como una sociedad propiedad de don
Herminio Portillo. No sabemos cómo pasa de uno a otro; no sabemos si ha
sido una venta, una donación... No lo sabemos. Pero lo cierto es que
Blueridge tiene el cien por cien de Kerino, y Kayenta (que es Banesto)
adquiere de Blueridge la mitad del capital de Kerino. Paga 7.800 millones
por el 50 por ciento de una sociedad sobre la que no puedo por menos que
manifestar una seria duda --y digo duda solamente, por ser cuidadoso en
los términos --sobre cuál era su valor, porque en el contrato de
compraventa efectivamente hay un balance de Kerino, es decir, hay un
balance de la sociedad cuyas acciones se compran, como es habitual, y de
ese balance se desprenden unos fondos propios que coinciden
aproximadamente con el precio que se paga por la sociedad. Es un balance
muy fácil de analizar, es muy sencillo porque tiene muy pocas partidas;
en el activo tiene unos aviones y en el pasivo tiene el capital y la
financiación de esos aviones.

Una reflexión. Cuando alguien compra algo con financiación, puede tener
una financiación total de lo que compra o una financiación parcial de lo
que compra. Si tiene una financiación total de lo que compra, parece que
el valor de lo comprado en el activo tendrá que ser coincidente con el
importe de las deudas que se reflejan en el pasivo; de no ser así, lo que
se estaría dando a entender es que una parte se ha pagado con capital
(con recursos propios) y la otra parte del valor de lo que se ha comprado
se ha pagado con recursos ajenos. Pero el balance que se presenta es el
que les he dicho.

Voy a dar otra opinión. Nosotros creemos --es una opinión, insisto, por
no incurrir en otras responsabilidades-- que, en el activo, esos aviones
están sobrevalorados. Lo cierto es que se pagan 7.800 millones de pesetas
por el 50 por ciento de Kerino. Hasta aquí, si Kerino vale eso o no, es
una duda, pero es una operación que no llama la atención. ¿Dónde empieza
a llamar la atención esta operación? Empieza a llamar la atención porque
a Blueridge, que es quien ha vendido, Banesto, a través de Kayenta, le da
una opción de recompra para después de un cierto tiempo; es decir,
Banesto le dice a Blueridge: te compro el 50 por ciento de esta sociedad,
te pago 7.800 millones de pesetas y te doy el derecho a recomprar. Aquí
ya dejamos de entender, porque parece que la recompra, por lo menos,
debería ser en 7.800 millones de pesetas, lo mismo que se ha pagado por
la compra, sin embargo, el precio del derecho de recompra es de 3.400
millones de pesetas, la mitad. ¿Por qué? ¿Por qué lo que se compra en
7.800 millones de pesetas se compromete el comprador a revenderlo en
3.400 millones de pesetas, es decir, en la mitad? No se entiende. ¿Esto
qué es? ¿Que la expectativa de futuro de esa sociedad era que iba a valer
mucho menos? Entonces ¿por qué se compra? Y si iba a mantener su valor o
a valer más, ¿por qué se da una opción de compra en mitad de precio? Yo
llevo casi 20 años en banca y nunca he visto rebajas en los bancos, las
he visto en los grandes almacenes, pero no en los bancos. No se entiende.

Pero podemos conectar cosas, y esto no es ni siquiera una hipótesis, esto
es una conjetura, y lo digo como conjetura, no afirmo nada, pero veo
coincidencias. Recordarán SS. SS. que hace unos minutos hablábamos de la
permuta de acciones Oasis por acciones Banesto y decíamos que ahí había
un compromiso de recompra de acciones Banesto a 5.100 pesetas acción, es
decir, unos 7.500 millones de pesetas, cifra que se parece a los 7.800
millones de pesetas que se pagan por el 50 por ciento de Kerino. Si
hiciéramos un ejercicio teórico, por la pura diversión de hacer números,
sin otra insinuación ni finalidad --y dejo esto claro--, y a los 7.500
millones de recompra se le aplican unos intereses de mercado en
determinado año, por el tiempo transcurrido, también sale una cantidad
parecida a 7.800 millones.

Aquí hay dos cosas que llaman la atención, y llaman la atención juntas y
por separado, pero más todavía juntas. Se garantiza que se recomprarán
acciones de Banesto a 5.100 pesetas. ¿A cómo cotizaban las acciones de
Banesto cuando se hace la operación de Kerino? A menos de 5.100 pesetas.

¿Cuál podría ser la diferencia de valor entre un paquete del 1,5 por
ciento de Banesto, a 5.100 pesetas, y un paquete del 1,5 de Banesto a la
cotización que hay cuando se constituye Kerino? Aquí nos encontramos con
una casualidad: unos 3.400 millones de pesetas.

Más casualidades: el grupo Kieselstein tiene el derecho de vender a
Banesto un 1,5 por ciento del capital de



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Banesto a 5.100 pesetas cuando en el mercado se cotizan a mucho menos.

Tiene ese derecho porque se le ha dado una opción. No lo ejercita. ¿Por
qué no lo ejercita? ¿Por qué se conforma con quedarse con acciones de
Banesto a 3.000 pesetas cuando puede obligar a Banesto a recomprárselas a
5.100? En otras palabras, ¿por qué se resigna a asumir una pérdida de
unos 3.400 millones de pesetas? No lo sé, pero ese mismo grupo --porque
Blueridge es de ese mismo grupo-- con esta operación de Kerino en
realidad obtiene 3.400 millones de pesetas, porque vende a 7.800 y luego
se hará una operación en sentido contrario pero a mitad de precio. No
saco ninguna conclusión, es más, digo que esto puede ser una
coincidencia, admito la posibilidad, a lo mejor lo es, seguramente lo
será, pero las coincidencias hay que ponerlas de manifiesto para que cada
uno extraiga sus conclusiones.

De manera que hemos dicho, en relación con las preguntas que formulaba el
Grupo Socialista sobre el grupo Oasis, que razones bancarias no las vemos
en Oasis International Group, no las vemos en Cobra, no las vemos en
Kerino. Nos queda un cuarto socio de este grupo que es la hoy denominada
Erasmus, antes denominada Gescam. Ahí tampoco vemos las razones
bancarias, a lo mejor por ceguera. Siendo muy sintético, Erasmus es
aproximadamente --puede que confunda los decimales-- 16 por ciento
Banesto, 84 por ciento este grupo. Erasmus recibe de Banesto 11.400
millones de pesetas. ¿Para qué? Para comprarle a Banesto edificios. Hasta
ahí es una operación absolutamente normal e, incluso, lógica desde una
perspectiva bancaria. Vamos a aligerarnos de inmovilizado para generar
tesorería e invertir en créditos con más rentabilidad. Perfecto. Lo que
pasa es que luego Banesto alquila los mismos edificios que vende, los
arrienda, los toma en arrendamiento y ¿qué rentas paga? Paga unas rentas
que inicialmente cubren los intereses, pero si tenemos en cuenta que los
intereses son fijos y las rentas al irse actualizando por IPC son
crecientes, si el plazo del arriendo es lo suficientemente largo, las
rentas dan para pagar todos los intereses y parte del capital, y el
contrato es por 20 años. De manera que esto es un magnífico negocio para
Erasmus, del que me alegro mucho por el 16 por ciento que tiene Banesto,
pero del que no me alegro tanto por ser Banesto el que presta los 11.400
millones. Si hubiera sido el Banco Central Hispano Americano, estaría
mucho más contento. El negocio es muy bueno para Erasmus, pero es muy
malo para Banesto. Yo no digo más que es un mal negocio, no hago juicios
de intenciones. ¿Por qué es un mal negocio? Porque, visto de una manera
simplista, Banesto, por utilizar los inmuebles que ya eran suyos, soporta
un coste. ¿Qué coste? La diferencia entre el interés que cobra por el
préstamo y las rentas que paga, diferencia que es creciente en el tiempo,
salvo que empecemos a vivir en España épocas de IPC negativos, en cuyo
caso la operación mejoraría algo para Banesto. Pero dentro de las
prudentes expectativas del negocio bancario no se contemplan, por el
momento, los IPC negativos porque no se han visto en ninguna parte del
mundo aún.

De manera que con estos cuatro lotes de sociedades que constituyen esto
que estamos llamando el Grupo Pueyo, desde el punto de vista de las
razones bancarias para hacer las operaciones, no vemos ninguna en
relación con ninguno de los cuatro. Y no quiero hacer suposiciones de
cuáles eran las razones.

Dorna. Dorna es un problema de la Corporación Industrial y Financiera de
Banesto. Yo también soy el Secretario del Consejo de Administración de
esa Corporación y creo que hablo en el mismo carácter que hablaba en
Banesto por las otras operaciones.

Aquí no deberíamos hablar tanto de razones bancarias, porque son
operaciones que no hace un banco, sino un «holding», una corporación
industrial, pero si entiendo su pregunta en un sentido amplio serán las
razones de un ordenado empresario, en este caso, que conducen a estas
operaciones. Tampoco lo sé. No las veo. Yo tengo mucho que aprender, por
supuesto, y a lo mejor algún día aprendo a ver razones en este tipo de
operaciones. Hoy no las veo.

¿Por qué no las veo? En octubre de 1990, la Corporación de Banesto compra
el 40,5 por ciento de esta sociedad, Dorna Promoción del Deporte. Esta
sociedad tenía un capital de 100 millones de pesetas, y la Corporación
por el 40,5 por ciento de ese capital de cien millones de pesetas, es
decir por 40 millones y medio nominales paga 8.150 millones de pesetas.

Debía de ser una inversión muy buena porque, no contenta la Corporación
con eso, acto seguido suscribe una ampliación de capital de 19 millones
de pesetas. El capital pasa a 119 millones de pesetas. Pero esa
ampliación de capital de 19 millones de pesetas es una ampliación con
prima de emisión. Es decir, es una ampliación de capital en la que el
suscriptor no desembolsa el valor nominal, sino que desembolsa más que el
valor nominal porque se entiende que la sociedad vale más que su capital
nominal. Entonces suscribe y desembolsa una ampliación de capital --19
millones de pesetas-- con una pequeña prima de emisión de 1.881 millones
de pesetas. Nosotros hemos visto los balances de Dorna Promoción del
Deporte, de antes de esa ampliación de capital, y el neto patrimonial que
nos sale --a lo mejor es un error-- es de 1.100 millones de pesetas.

Parece que cuando se compra el 40 por ciento de algo que tiene un neto
patrimonial de 1.100 millones de pesetas, habrá que pagar por ello unos
450 millones de pesetas, unos 500, unos 600, unos 1.000, si se tiene
confianza en el futuro. Se pagan 8.150 millones. ¿Por qué se paga tanto
dinero? Porque hay un informe sobre el futuro; un arúspice hace una
operación muy respetable, como ejercicio, sin duda, en la que se valora
lo que se llama (perdónenme la expresión, pero a mí como abogado a veces
me hacen gracia las expresiones de los economistas; a los economistas
siempre les hacen gracia las expresiones de los abogados. A mí algunas de
las de los economistas me hacen gracia y una de ellas es ésta) «método de
flujos futuros estimados descontados». ¿Qué es esto? Flujos: ¿qué dinero
va a entrar en esta sociedad? Futuros: en el futuro. Estimados: según
creo yo. Y descontados: es decir, actualizado su valor a hoy. Hombre, si
esta sociedad en los próximos diez años gana 100.000 millones de pesetas,
yo descuento esos 100.000 millones de pesetas actualizando su valor a hoy
y resulta que esta sociedad vale 30.000 millones de pesetas hoy. Pues ese
es el informe que



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soporta el que por una sociedad con 100 millones de capital, 1.100
millones de valor neto patrimonial, se paguen por el 40 por ciento 8.150
millones de pesetas; porque los flujos futuros estimados descontados, o
sea, porque la bola de cristal dice que va a ganar tanto que hoy vale
nada más que 34.000 millones de pesetas.

Entonces, si ese informe es verdad, hay que felicitar a la Corporación,
porque si es cierto que Dorna, en virtud de ese método de cálculo, valía
34.000 millones de pesetas, enhorabuena por haber comprado la mitad en
sólo 8.000, porque habría que haberla comprado en 17.000; de manera que
es un estupendo negocio. Lo que pasa es que el tiempo da y quita razones
y veremos. Dorna es todavía una participada de Banesto al 50 por ciento y
en Dorna se ha entrado en unos acuerdos de gestión compartida con el
Grupo García Pardo y no de gestión unilateral por el Grupo García Pardo,
como ocurría en la anterior administración de Banesto. Lo que, dicho sea
de paso, puede tener justificación en ciertos casos; hay negocios en los
que se está en el 50 por ciento, no se tiene el «Know How» de su manejo y
se cede el manejo a otro, pero siempre con unos severos controles; el
problema es cuando no se establecen los severos controles.

En Dorna hoy la gestión es compartida. Hay un acuerdo con el Grupo García
Pardo, ya instrumentado y puesto en funcionamiento a satisfacción de las
partes --hay que ser objetivos--, en virtud del cual los órganos de
gestión y administración de Dorna Promoción del Deporte reflejan
escrupulosamente la estructura accionarial y, por consiguiente, ni el
grupo accionarial A, señor García Pardo, ni el grupo accionarial B,
Banesto, toma decisiones si no es de acuerdo con el otro.

Si en el desenvolvimiento de este negocio se cumplen los magníficos
pronósticos del valorador, a la sazón en 34.000 millones de pesetas, yo
estaré muy contento y creo que Banesto no tendrá ningún quebranto ni
ningún problema; si no es así, otro gallo cantará. Pero esto hoy no lo
podemos hacer. Yo no me atrevo a volver a utilizar el método de los
flujos futuros descontados actualizados. No lo comprendo, salvo que me
crea la valoración. Entonces, tampoco lo comprendo; en un caso por
defecto y en otro por exceso.

En este grupo está también una sociedad que se llama Oil Dor --viene a
significar aceite o petróleo de oro--. ¿Qué ocurre con esta sociedad? En
junio de 1992 la Corporación compra el 50 por ciento de Oil Dor, que
tiene un capital de 400 millones de pesetas; es decir, compra 200
millones de pesetas nominales por 6.005 millones, de los que paga la
mitad en dinero, unos 3.000 millones, y la otra parte en acciones de
Banesto con otra opción de recompra ejercitable el 15 de enero de 1993,
es decir, a los seis meses, si la cotización de Banesto a esa fecha
estaba por encima o por debajo de una determinada cotización.

¿Qué se cobra por dar esa opción? Porque cuando se cede una opción, la
opción en sí tiene un valor, un precio: yo doy un derecho, el derecho
vale algo y puedo cobrar algo por él. Pues el cubrir la posible
minusvalía, y hay minusvalía. Es decir, cuando llega el momento del
ejercicio de la opción, las acciones valen menos, pero no se revenden
tampoco. Ocurre lo mismo que con Kieselstein, no sé si recordarán sus
señorías: se da la opción de compra, pero se deja pasar la opción. Si la
opción no se deja pasar, se cierra el círculo del anglicismo; pero si se
deja pasar, no, porque en ese caso quien pierde es quien compró. Ahora
bien, a ese que compró se le compensa en más de lo mismo: como ha bajado
la cotización, se dan 350.000 acciones más.

¿Cuál era el neto patrimonial de Oil Dor a esa fecha? Recuerdo a SS. SS.

que se pagan por el 50 por ciento 6.005 millones. A esa fecha, el neto
patrimonial de Oil Dor era de 36 millones de pesetas. Aquí hay también
otra valoración, por método parecido, claro, y en función de esa
valoración se paga lo que se paga.

Otra sociedad de este mismo grupo es el Centro Comercial Concha Espina.

Aquí Banesto toma una cuenta en participación; es decir, no toma capital,
pero entrega una cantidad de dinero a cambio de la cual adquiere el
derecho a participar en las resultas, favorables o desfavorables, del
negocio que lleva otro.

¿Cuál es el negocio? El negocio es la explotación de lo que todos
conocemos en Madrid como la esquina del Bernabéu. El Centro Comercial
Concha Espina no es la dueña de la la esquina del Bernabéu, no es la
dueña de esa sociedad; es titular de un derecho de superficie. Este es un
derecho en virtud del cual alguien edifica sobre suelo propiedad de otro,
adquiere el derecho a explotar la edificación durante un plazo de tiempo
previamente determinado, al que la ley pone unos máximos de 50 y de 75
años, y transcurrido el plazo de duración del derecho de superficie la
propiedad de lo edificado se convierte en propiedad del dueño del suelo.

Esto es un derecho de superficie.

De manera que el negocio del Centro Comercial Concha Espina es que
durante 20 años, que es la duración de su derecho de superficie, ha
invertido en una edificación y tiene que explotarla para, en esos 20
años, recuperar su inversión, lo que pagó al titular del suelo, atender
los costes de explotación de ese negocio y obtener, en su caso, un
beneficio. La Corporación toma una cuenta en participación del 48 por
ciento de los resultados, favorables o desfavorables. Paga 1.989 millones
de pesetas por esta cuenta en participación. Con franqueza, aquí no tengo
criterio de si esto será una buena o una mala operación para Banesto, y
lo digo sin ningún tipo de reticencia, con absoluta claridad.

Lo que sí sé, porque lo he leído en la prensa --de manera que sé que he
leído en la prensa--, es que quien cedió esa cuenta en participación
declara haber tenido un beneficio de 1.776 millones por este concepto.

Aquí también hay un estudio de flujos estimados descontados, etcétera.

Respecto a Hachuel, lo que se llama Hachuel en sus relaciones con
Banesto, es una sociedad que se llama Portic, S. A., y otra sociedad que
se llama Servifilm Spain Cinematográfica, S. A.

De Portic puedo hablar con libertad, porque hay un procedimiento judicial
en curso. De manera que no voy a hablar del cliente Portic, voy a hablar
del procedimiento judicial en curso contra Portic, lo que es mi derecho
sin violar el secreto bancario.




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Portic tiene un crédito de 7.500 millones de pesetas. ¿Con qué garantías?
Pues hay una hipoteca y hay dos prendas sobre acciones. Hay una hipoteca
sobre una casa en Marbella; otra casa en Santander; dos casas en Madrid,
en la urbanización Puerta de Hierro, y otra casa en Barcelona. Luego hay
una prenda sobre las acciones de una sociedad que se llama Variations
Internacional, S. A., que lo que tiene es una colección de pintura
ubicada en el domicilio particular de don Jaques Hachuel, a la sazón, no
sé si ahora. Se pignora el cien por cien de las acciones de esa sociedad,
que es una manera indirecta de pignorar la colección de arte, pero muy
indirecta, porque, como SS. SS. sabrán bien, la prenda se caracteriza por
lo que se llama el desplazamiento de la posesión; es decir, el acreedor
prendario posee la cosa dada en prenda y, por consiguiente, la controla
físicamente, y aquí estamos hablando de acciones de una sociedad que lo
que contiene son bienes muebles --cuadros, obras de arte, pintura--.

Banesto no es poseedor, en virtud de ese desplazamiento, de los cuadros.

Banesto es poseedor de las acciones de la sociedad propietaria de los
cuadros. Por consiguiente, la ejecución de esa prenda convertirá a
Banesto en propietario de las acciones de la sociedad dueña de los
cuadros, pero de momento los cuadros no los hemos visto. Yo no sé si son
originales o son copias, no sé si hoy están todos los que estaban en el
momento en que se constituyó la prenda. No lo sé. No digo que no estén,
no digo que sean copias. Digo que no lo sé, y eso me hace dormir mal.

Espero que, una vez Banesto se haga dueño de esas acciones y nombre los
órganos de administración de esa sociedad como accionista mayoritario, si
es que no se las adjudica a un tercero en subasta --porque ésta es la
ejecución de una prenda--, encuentre esos cuadros. Confío en que los
encontrará, confío en que encontrará los originales, si es que eran
originales los que contenía la sociedad en su momento, cosa que se afirma
que lo eran y yo por ahora me lo creo.

¿Hemos valorado los inmuebles hipotecados? Sobre fotografías hemos pedido
una valoración de los cuadros. Lo que nos dice una sociedad de tasación
es que los inmuebles pueden valer 1.600, 1.700 millones de pesetas. Los
cuadros, por sus autores, su tamaño y a la vista de las fotografías,
insisto --luego la fiabilidad es relativa--, a efectos de la prenda se
valoraron en 2.000 millones de pesetas. La valoración que ahora nos dan
habla del orden de 700 millones de pesetas. Y había una tercera prenda
sobre 652.248 acciones de Banesto, que estaban garantizando esos 7.500
millones. Esas ya se ejecutaron, y han producido un ingreso de 1.466
millones; ingreso que minora el crédito de los 7.500 millones de pesetas,
que, por otra parte, se ve incrementado por los intereses devengados y no
percibidos.

Esto en cuanto a Portic. Servifilm Spain Cinematográfica es un riesgo que
vence pasado mañana, son 7.450 millones de pesetas, y este riesgo está
garantizado con otra prenda sobre acciones de otra sociedad no cotizada.

Esa otra sociedad se llama Invermedia, S. A., y lo que tiene dentro es un
10 por ciento del capital de Gestevisión Telecinco, S. A. Yo confío en
que pasado mañana Servifilm Spain Cinematográfica ingresará el importe
del vencimiento del crédito.

Finalmente, Valyser. Valyser le va a comprar acciones a la Corporación.

En julio de 1990, la Corporación de Banesto vende a Valyser el 40 por
ciento del capital de Isolux Wat. Isolux Wat es una compañía resultante
de la fusión entre Isolux y Wat, como su propio nombre indica. Julio de
1990, 40 por ciento del capital de Isolux lo vende Corporación en 600
millones de pesetas.

En enero de 1992, año y medio después, Valyser vende un 10 por ciento, es
decir, la cuarta parte de lo que había comprado en 600 millones, y lo
vende en 1.100 millones. ¿Y a quién se lo vende? Se lo vende a Portland
Iberia. ¿Y de quién es Portland Iberia? De Banesto. Ahora ya no;
entonces, sí. De manera que Valyser, vendiendo una cuarta parte de lo que
compró, paga todo el precio de su compra y le sobran 500 millones, más
las tres cuartas partes de lo que compró.

Al año siguiente, enero de 1993, ese 30 por ciento de Isolux Wat que le
quedaba a Valyser, también lo vende, y lo vende en 3.300 millones de
pesetas, y se lo vende a Ibiser. En julio de 1993, la Corporación
recompra Isolux Wat. ¿En cuánto? En 3.576 millones de pesetas. De manera
que lo que en 1990 la Corporación había vendido en 600 millones, en 1993
lo recompra en 3.576 millones de pesetas. En 3.576 el 30 por ciento,
porque el otro 10 por ciento ya lo había comprado Portland, que era de
Banesto, en 1.100 millones de pesetas. Valyser ha ganado aquí 3.800
millones de pesetas, aparentemente, maticemos. A lo mejor es que Valyser,
en el tiempo transcurrido entre el momento en que compró y el momento en
que vendió hizo fuertes aportaciones de capital a la sociedad, de tal
manera que su beneficio es falso; no lo sé. No me importa tanto lo que ha
ganado Valyser --enhorabuena--, me importa lo que le pasa a Corporación,
que es el interés que yo tengo que defender.

Por tanto, ¿razones bancarias o de un ordenado empresario para todas las
operaciones que he narrado y por las que he sido preguntado? No las veo.

¿Riesgos? Ya se han visto. ¿Garantías? Ya se han visto. ¿Quebrantos? Pues
no lo sé, porque hay quebrantos ya producidos y hay quebrantos en curso,
y hay quebrantos en curso que a lo mejor con otra gestión se minoran; no
me atrevo a dar una cifra. A mí me parece, y es una opinión, que las
provisiones que el Banco de España determinó como de necesaria
constitución son provisiones mínimas. Esto es un pronóstico y, como todo
pronóstico, con el riesgo de la equivocación, y por eso tampoco me gusta
mucho hacerlo. No me atrevo a dar una cifra; creo, en lo global, que todo
irá en línea con las provisiones efectuadas en los balances.

Finalmente, me pregunta la señora Aroz por las vinculaciones personales
del señor Conde con estos grupos. Las desconozco; las desconozco
absolutamente. En lo único que encuentro una relación que me permite
hacer una afirmación es que, según me informan en el departamento de
créditos de Banesto, los riesgos crediticios que Valyser mantenía con
Banesto estaban garantizados por una «conform letter» de Asegur
Inversiones. Esto es todo lo que puedo afirmar. Lo demás serían
conjeturas, y no quiero hacer conjeturas por no incurrir en
responsabilidad.




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Entiendo que con esto queda contestado lo que sería la cuestión común de
los tres grupos; si no es así, estoy, naturalmente, a disposición de SS.

SS. para completarlo en lo que esté en mi mano.

Ahora, si les parece, voy a referirme a lo que son, digamos, las
cuestiones particulares formuladas por el señor Espasa y el señor Sanz, y
por ese mismo orden.

El señor Espasa me pide detalles sobre hechos concretos en los que se
traducen lo que son, digamos, los fundamentos de la acción social de
responsabilidad de la que toda esta mañana vengo hablando. Recuerdo esto
para volver a hacer patente que toda la información que antes he
suministrado es referida a la acción social de responsabilidad no a
relaciones del banco con sus clientes.

¿Incremento de gastos? Los detalles no dicen nada. Algunos verdaderamente
mueven a la risa, pero no quiero entrar por ahí --y S. S. me disculpará--
por la seriedad de lo que aquí se ventila. La anécdota es una tentación,
pero yo creo que es una tentación en la que yo, por lo menos, no quiero
caer, aunque incremento de gasto lo ha habido descomunal, no hay más que
comparar --y se dice en la propia demanda-- cuáles eran los ratios de
Banesto en los primeros años de los 80 y cuáles eran los ratios de
Banesto en los primeros 90 y compararlos con los de los demás bancos. Si
hiciéramos una gráfica en la que una línea fuera la de Banesto y otra
línea la del promedio de la banca, esa gráfica presentaría la forma de un
aspa. La línea de Banesto sería la línea de gasto creciente y la línea
del resto de la banca sería la línea de gasto decreciente.

Inversión crediticia. La inversión crediticia no puede ser juzgada como
diligente, ni como profesionalmente competente, de ninguna de las
maneras. El abece de la banca dice que los riesgos han de ser buenos,
repartidos, controlados y con un crecimiento razonable. Si comparamos la
inversión crediticia de Banesto de los años 80 con la que después se
produce, lo que vemos es que los riesgos no están controlados, no son de
calidad, y a las pruebas de los impagados me remito; se crece a un ritmo
vertiginoso, y el crecer a un ritmo vertiginoso es siempre en detrimento
de la calidad. Además, la inversión crediticia se concentra
espectacularmente, con lo cual el riesgo se multiplica.

Por consiguiente, tanto en la política de gastos como en la política de
inversiones crediticias, nuestro juicio --y éste sí es un juicio que
afirmo porque soporta la demanda de acción social de responsabilidad-- es
que ha habido una actuación no propia de un ordenado empresario; una
actuación negligente, desde el punto de vista profesional, de los
responsables de la gestión del Banco Español de Crédito y por eso les
demandamos, y por eso les pedimos que respondan solidariamente con su
patrimonio del daño que causan por sus errores, por su negligencia y por
sus contravenciones al ordenamiento jurídico. No les pedimos que reparen
a Banesto las pérdidas que Banesto haya podido tener por lo que es un
riesgo empresarial normal.

En la actividad empresarial hay que hacer las cosas bien, diligentemente,
como dice el Código de Comercio y la Ley de Sociedades Anónimas que hay
que hacerlo, es decir, como un ordenado empresario y como un
representante leal que mira primero por el interés de aquellos caudales
que administra y después por el suyo. Insisto en que no le estamos
pidiendo que respondan de toda las pérdidas de Banesto. Estamos
pidiéndoles que respondan de aquellos quebrantos que Banesto haya
experimentado como consecuencia de su conducta, por acción o por omisión,
no diligente. De manera que no estamos demandando el pago de 605.000
millones de pesetas. Estamos demandando el pago de lo que en la prueba, y
en ejecución de sentencia, acreditemos que está unido, por relación de
causalidad, a la conducta, con un máximo, evidentemente, de estos 605.000
millones de pesetas, que ha sido, digamos, el quebranto patrimonial
contabilizado en Banesto en diciembre de 1993.

Autocartera. Banesto no tiene más autocartera que la oficialmente
declarada, que es muy poca. ¿Tenía más? No lo sé. Lo que sí veo es que
con el grupo Pueyo se le dan acciones de Banesto, con el grupo Dorna se
le dan acciones de Banesto, con el grupo Hachuel, no se dan acciones de
Banesto, se toman en garantía. Pero si se toman en garantía es porque
Hachuel las tenía. Y ¿por qué Hachuel las tenía? No lo sé. ¿Con qué
dinero las había comprado? No lo sé. ¿A qué se destinó la financiación
que se le dio? Tampoco lo sé. No puedo afirmar, pero si uno toma
distancia empieza a ver el bosque y no los árboles.

Artificios contables, para qué les voy a decir. Creo que sobre esto no
debemos perder ni un minuto.

El señor Sanz pregunta por el momento actual de la acción social de
responsabilidad. La acción social de responsabilidad está en una fase en
la que los juristas decimos que está todavía sin constituir la relación
jurídico procesal. ¿Por qué? Porque una demanda empieza con su
presentación en el juzgado que por reparto corresponda. Lo primero que se
debe hacer con esa demanda es darle traslado a todos y cada uno de los
demandados y emplazarles para que se personen en el juzgado y, en su caso
y en su momento, contesten a la demanda, y ahí se abre el debate
procesal. Pero insisto en la idea de que, para que empiece a contarse el
plazo para la contestación a la demanda, es necesario que todos y cada
uno de los demandados hayan sido previamente emplazados por el juzgado
competente.

Esta demanda se refiere a personas residentes en España, que están todas
ellas citadas y emplazadas, pero se demanda también a personas que no
tienen residencia en España. En concreto se demanda a un residente en los
Estados Unidos, don Roberto Mendoza; a un residente en Lisboa (Portugal),
don Juan Belloso, y a un residente en Méjico, don Moisés Cossío. Los
residentes en Portugal y en los Estados Unidos ya están citados, porque
la citación se ha podido hacer por vía consular. Pero, en virtud de las
relaciones internacionales y de los tratados existentes con Méjico, las
citaciones judiciales de tribunales españoles a residentes y nacionales
mejicanos se tienen que cursar a través de la Secretaría de Estado
mejicana, que es el equivalente al Ministerio de Asuntos Exteriores. El
juez de primera instancia ha oficiado al Ministerio de Asuntos Exteriores
español, para que éste oficie a la Embajada de España en Méjico, para que
ésta, a su vez, ruegue a la Secretaría de Estado mejicana que curse la
citación. Y en este trámite estamos.




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De manera que, en este momento, el estado actual es que está la demanda
presentada y falta por producirse la citación de uno de los demandados,
residente en Méjico, que se está retardando, pero no por problemas de la
Administración española, ya que la Administración española ha hecho lo
que tenía que hacer: la Administración de Justicia ha oficiado al
Ministerio de Asuntos Exteriores y éste ha hecho la gestión con la
Embajada de España en Méjico, Distrito Federal. La pelota, digamos, está
en el tejado de la Secretaría de Estado mejicana.

Acciones sociales de responsabilidad de la Corporación. Hechos: no se ha
acordado. ¿Por qué no se ha acordado? Porque, en realidad, la acción
social de responsabilidad que entabla Banesto, y que está en curso, es
una acción social de responsabilidad del Grupo Banesto y, por
consiguiente, en ella se reclama el daño que Banesto ha experimentado. Y
el daño que Banesto ha experimentado lo experimenta directa e
indirectamente. Lo experimenta directamente por operaciones propias, y lo
experimenta indirectamente, vía consolidación, por operaciones con sus
filiales.

En la mañana de hoy hemos hecho referencia a las operaciones de Dorna,
etcétera, que son operaciones de la Corporación y están reclamadas en la
demanda de acción social de responsabilidad. Si hiciéramos una acción de
responsabilidad en Corporación, estaríamos pidiendo dos veces la misma
cosa. Los 605.000 millones es el quebranto patrimonial experimentado por
el Grupo Banesto, por el Banesto consolidado. De manera que no es
previsible, salvo que aparezcan nuevos hechos, que haya acciones sociales
de responsabilidad por parte de la Corporación, insisto, salvo que
aparecieran nuevos hechos no recogidos en la demanda de Banesto que
originaran daño directo a la Corporación Industrial y Financiera de
Banesto. En tal caso, naturalmente que se contemplaría la posibilidad de
entablar esa demanda de acción social de responsabilidad contra los
administradores responsables de la Corporación, que no coinciden al cien
por cien con los de Banesto.

¿Ha terminado el proceso de revisión de la actuación? Pues no ha
terminado ni terminará en mucho tiempo. La complejidad de las operaciones
es tal, el número de operaciones es tal y la dificultad de seguir todos y
cada uno de los pasos de todas y cada una de las operaciones es tal que
yo francamente creo que tardaremos mucho tiempo en llegar a todas las
conclusiones en relación con todas las operaciones. Esta es una cuestión
de prioridades. Hay un equipo de auditoría de Banesto revisando todo, y
las revisiones de auditoría se hacen en distintos niveles de importancia.

Se empieza por lo más importante y se va descendiendo a lo más detallado.

Creo que éste es un trabajo con el que todavía tenemos meses por delante.

Eso no quiere decir que los resultados prácticos que se vayan obteniendo
de ese trabajo no se vayan utilizando, pero no ha terminado el proceso de
revisión.

¿Se están revisando las cuentas por persona ajena al Banco, las cuentas
del Banco, entiendo que se refiere la pregunta? Pues salvo por sus
editores externos, que tienen que examinar las cuentas, como es su
obligación legal, no tengo noticia de que se estén revisando por nadie
más. Y aquí hablo a título personal. Yo soy el secretario del consejo. No
hay acuerdo alguno del consejo --esto sí lo afirmo-- en el que se
encargue a nadie una revisión de cuentas por terceros.

El área de intervención y contabilidad no es mi responsabilidad. Doy una
opinión. Yo creo que no. Ni entendería bien cuál podría ser la razón para
que así fuera.

¿Otros procedimientos contra anteriores gestores de Banesto? No sé si la
pregunta se refiere a otros procedimientos instados por Banesto o
instados por terceros. Instados por terceros directamente contra
administradores, de procedimientos civiles no tengo noticia. Tengo
noticia del procedimiento entablado contra JP Morgan, uno de cuyos altos
ejecutivos era anterior administrador de Banesto, don Roberto Mendoza.

Este es un procedimiento que, al parecer --yo creo que esto es sabido por
la prensa--, ha entablado el señor Gómez Acebo, otro de los antiguos
administradores. Esto en cuanto a procedimientos civiles.

¿Otros accionistas? Que yo tenga conocimiento no han ejercitado acciones
individuales de responsabilidad, ni acciones de resarcimiento, ni de otro
tipo.

¿Procedimientos de naturaleza penal? Los que creo que todo el mundo
conoce por la prensa. Me parece que hay una querella interpuesta por don
Emilio Rodríguez, otra querella interpuesta por don Christian Jiménez y
no tengo noticia de nada más.

Luego me pregunta el señor Sanz, en el abanico de los calificativos
posibles --en el que un extremo sería: esto ha ocurrido por caso fortuito
y el otro extremo sería: esto ha ocurrido por dolo--, ¿dónde nos
situamos? Yo, hoy, lo que puedo afirmar es que estamos en la negligencia
profesional. Eso lo puedo afirmar, porque lo puedo probar.

El tema penal. ¿Hay delitos? Aquí Banesto tiene un problema. El
Ministerio fiscal tiene abiertas unas diligencias informativas sobre los
aspectos penales de lo que ha ocurrido en Banesto. En el Estado de
Derecho el primer llamado a la defensa de la legalidad y a la persecución
de los delitos es el Ministerio fiscal, es el Poder Judicial pero a
través del Ministerio fiscal. El Ministerio fiscal, desde luego, cuenta
con toda la cooperación de Banesto para su investigación, cooperación que
se presta del mejor grado, no de bueno, del mejor grado. Pero la
información de que dispone Banesto, es la información de que dispone
Banesto, lo que está en los archivos de Banesto, y yo les he hablado a
ustedes de lo que sé por los archivos de Banesto, y me he tenido que
parar en las narraciones de hechos sin ni siquiera llegar a formular
hipótesis, porque antes tengo que comprobar. Y, ¿cómo lo compruebo? Pues
muchas veces habrá que comprobarlo no en los archivos de Banesto, sino en
los archivos de personas físicas o jurídicas que se han relacionado con
Banesto, y a ésos Banesto no tiene acceso, a ésos tiene acceso el Poder
Judicial con la actividad del Ministerio fiscal. Por consiguiente, antes
de formular una sola querella, Banesto, por prudencia, prefiere contar no
sólo con la información que tiene, sino con la que Banesto no puede
obtener por sus medios y sí se puede obtener por otros. Y por eficacia
también, porque preferimos formular lo que tengamos que formular a la
vista de toda la información y no de una parte. De manera que,



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contestando con absoluta claridad, en este momento Banesto no tiene
tomada la decisión de interponer ahora una querella contra nadie del
antiguo Consejo de Administración, primero. Segundo, Banesto está
deseando facilitar al Ministerio fiscal todo lo que el Ministerio fiscal,
además de lo que ya tiene facilitado, pueda demandar. Y, tercero, a la
vista de las conclusiones a que llegue el Ministerio fiscal en sus
diligencias de investigación o informativas, Banesto tomará la decisión
que corresponda según la posibilidad de prueba que le asista. Esto me
parece que es lo prudente, lo serio y lo eficaz para el resultado de
cualquier acción que emprenda Banesto, no apresurarse, primero
documentarse y tener la prueba plena de cuanto se vaya a decir, y después
actuar en consecuencia.

Con esto creo haber contestado a las cuestiones que SS. SS. me han
formulado y estoy a su disposición.




El señor PRESIDENTE: Sí, señor Cantarero, ha contestado yo creo que
cumplidamente, en algunos casos inclusive nos ha dado información por
encima de lo que es el objeto de la Comisión.

¿Algún señor Diputado desea intervenir? (Asentimiento.) Les ruego suma
brevedad.

La señora Aroz tiene la palabra.




La señora AROZ IBAÑEZ: Voy a ser muy breve. Gracias, señor Cantarero, por
sus respuestas. En nuestra opinión, su intervención resulta
extremadamente valiosa en sus explicaciones, en los datos, en las
hipótesis, en las conjeturas para las conclusiones y el dictamen que
elaborará esta Comisión. Por tanto, no voy a hacer prácticamente ninguna
pregunta. Voy a hacer una breve consideración, le pediré una precisión y
le haré una pregunta valorativa.

Entiendo la dificultad de establecer un balance final de resultados de
quebrantos para Banesto, pero quisiera destacar que, razonablemente,
superará las provisiones establecidas por el Banco de España, según decía
usted. Existe también la dificultad de establecer, decía, cuánto ganaron
esas sociedades y las personas que ha citado, pero queda claro para esta
Comisión que hubo cuantiosos beneficios a terceros en paralelo con
quebrantos para el Banco y para la Corporación Industrial.

Quisiera reiterar la calificación que hizo nuestro Grupo, durante la
comparecencia del señor Conde relativa al Grupo Pueyo-Oasis, sobre esta
política que consideramos muy generosa en relación con esos grupos,
destacando que esa generosidad se practicaba con recursos de terceros, de
accionistas y de los depositantes que habían confiado en Banesto.

La precisión que quería pedirle está relacionada con el dato que usted
aportaba en cuanto a la vinculación personal de carácter económico con
Asegur y la sociedad Valyser, que obtuvo, en operaciones de compraventa
con la corporación industrial, un beneficio de 3.800 millones de pesetas.

¿Quisiera decirnos, a efectos del «Diario de Sesiones», la relación entre
el señor Conde y la sociedad Asegur?
La pregunta valorativa final sería ¿qué juicio le merece una gestión
bancaria que, ante unos resultados reales escasos generados por Banesto,
utiliza prácticas como las que se han descrito para la creación de
resultados meramente contables?



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Rodríguez Cantarero.




El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): Su
señoría me pide la valoración de una conducta. Está dicha en la acción
social de responsabilidad. Es una conducta que no se corresponde con la
conducta que la Ley de Sociedades Anónimas exige a los administradores de
las sociedades anónimas, que no es más que la de un ordenado empresario y
la de un representante leal. Con ninguno de esos dos arquetipos jurídicos
se corresponde la conducta de los anteriores administradores de Banesto;
por eso es por lo que les demandamos.




La señora AROZ IBAÑEZ: La precisión sobre la relación entre el señor
Conde y la Sociedad Asegur, a efectos del «Diario de Sesiones».




El señor PRESIDENTE: La precisión, si tuviera conocimiento o también la
voluntad de manifestarla.

Tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: También una breve consideración y dos preguntas,
con el ánimo de reforzar lo que para nosotros ha sido una magnífica
intervención del señor Rodríguez Cantarero ante esta Comisión, ordenada,
rigurosa y muy esclarecedora. Tan esclarecedora, señor Rodríguez
Cantarero, que temería mucho tenerle a usted como adversario, porque si
de sus conjeturas salen estas conclusiones demoledoras, al menos para
este Diputado, qué saldrá de los hechos que pueda usted probar.




El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): Señor
Diputado, me va a perdonar, pero yo no he establecido conclusiones.




El señor ESPASA OLIVER: No, no, lo que digo es que si sus conjeturas me
permiten establecer a mí las demoledoras conclusiones que voy
estableciendo, qué no saldría de los hechos que usted nos pudiese
relatar, que ahora, como usted ha repetido, prudentemente, no son más que
conjeturas y relación de unos hechos con otros.

Quería subrayar, como usted lo ha hecho, pero a efectos del «Diario de
Sesiones», que todo lo que hoy se nos ha relatado es fundamentalmente la
acción social de responsabilidad, y que ésta está inspirada y mandatada
por los accionistas de Banesto, es decir, los socios del señor Conde,
todos los antiguos accionistas y también antiguos administradores de
Banesto. Creo que es importante tener esto presente; usted lo tiene
perfectamente, pero creo que es bueno que figure en el «Diario de
Sesiones», así como en el espíritu y en el ánimo de esta Comisión al
valorar lo que ha sido su testimonio.

Paso a las preguntas. Una de ellas ya no la hago porque se la ha
contestado usted a la señora Aroz. Yo le iba a



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preguntar: ¿Es para usted el señor Conde un representante leal y un
ordenado empresario? Ya sé que me va a decir que no y que por eso le
demanda, por tanto, doy por contestada la pregunta, que se une a la
afirmación que yo hago respecto al señor Conde. El señor Conde no fue ni
un representante leal de los intereses de Banesto ni un ordenado
empresario dirigiendo el Grupo Banesto, es decir, Banesto banco y
corporación industrial.

Paso ya a formularle la pregunta.

Usted ha tenido mucho cuidado, como buen jurista que es, en diferenciar
sociedades fiduciarias situadas en paraísos fiscales de otros entes
jurídicos, y ha mencionado fundaciones. Nos ha contado usted, con espanto
para nosotros, qué representa que Banesto tenga la propiedad de las
acciones de una sociedad que posee unos cuadros y no los cuadros en
prenda. En el caso de Kiesselstein Stiftung, una fundación, no una
fiduciaria, de la que tenemos aquí los estatutos, sin que sepamos quién
la posee, me gustaría saber qué evaluación le merece que se diesen
créditos y más créditos, no ya a una instrumental fiduciaria; a mí me
podrá parecer mejor o peor, desde el punto de vista de mi criterio sobre
cuál debe ser el ordenado cumplimiento de los deberes fiscales de las
sociedades españolas y de Banesto también, pero entre una fiduciaria
claramente instrumental y una fundación hay bastante diferencia, creo yo.

Sobre todo, en cuanto a garantía de lo que daba en prenda Kiesselstein
Stiftung a Banesto por los créditos que recibía; no sabemos quién era el
tenedor real de lo que estaba dando en prenda, de las acciones de Banesto
cruzadas, de las acciones de Kerino, etcétera. Me parece que la situación
es la misma que usted gráficamente nos decía con los cuadros, es decir,
no sé ni si son buenos los cuadros. Creo que en Kiesselstein podríamos
decir lo mismo. Por tanto, el crédito a Kiesselstein, del que se nos
dice: no, si es el señor Pueyo. El señor Abad nos ha dicho: Es el que
veíamos hablando. ¿Podemos decir que es un crédito dado a una sociedad
fantasma?, en términos jurídicos, puesto que los estatutos que obran en
mi poder me permiten afirmar esto. No sé quién es Kiesselstein, no sé
quién puede cambiar los estatutos, no sé quién puede vaciarla de
contenido y, por tanto, no sé si me va a devolver los 73 millones de
dólares. ¿Es así más o menos?



El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): En
primer lugar, si a S. S. le parece, voy a empezar por el final. Me
pregunta S. S. el juicio que me merecen los créditos dados a esa
Fundación y si considero que son créditos dados a una sociedad fantasma.

Esta es una cuestión de terminología. Banesto tiene una red de oficinas
muy amplia en el territorio y muchos de sus directores dan créditos a
veces de la mejor manera que se pueden dar, que es jugando al mus por la
tarde, después de cerrar la oficina con aquel a quien le das el crédito.

¿Por qué? Porque le conoces, porque sabes cuál es su moralidad. El
negocio bancario no es sólo un negocio de números fríos; el negocio
bancario es un negocio de confianza. Se da crédito, es decir, se cree que
alguien va a devolver lo que recibe y para creer es imprescindible
conocer. Cuando un banquero da crédito a quien no conoce, no es un buen
banquero. ¿Conocía Banesto a Kiesselstein? No lo sé. Creo que sí, pero
esto es una opinión. No lo sé. Por hechos objetivos, Banesto no conocía a
Kiesselstein. ¿Personas responsables de Banesto conocían lo que había
detrás de Kiesselstein? Prefiero pensar que sí. Sin embargo, los
resultados me llevan a pensar que no.

¿Es una sociedad fantasma? Si llamamos sociedad fantasma a aquella
sociedad en relación con la cual no conocemos quién hay detrás, sí, es
una sociedad fantasma en esa acepción del término. ¿De quién parece que
es Kiesselstein? No lo sabemos. Ahora, le puedo dar algún dato. Por
ejemplo, hay alguna declaración de bienes firmada por el señor Pueyo en
la que él dice que es dueño de Oasis International Group que formalmente
aparece titulado a Kiesselstein. Si esa declaración de bienes es verdad,
Kiesselstein es el señor Pueyo. Si Kiesselstein no es el señor Pueyo, esa
declaración de bienes es falsa. El día que sepamos quién es Kiesselstein
exigiremos las responsabilidades que procedan. Hoy, no lo sabemos. Hoy,
en el sentido en que usted ha empleado el término sociedad fantasma, hoy,
Kiesselstein es no una sociedad, una fundación fantasma.

Yendo atrás, quiero hacer un comentario a una afirmación de S. S., para
el «Diario de Sesiones». S. S. ha dicho que la acción social de
responsabilidad se emprende por decisión de los accionistas de Banesto,
es decir, por decisión de los administrados, por sus administradores,
porque contra esos administradores se interpone la acción social de
responsabilidad. Esto es tan así que ni siquiera el órgano provisional de
administración de Banesto propuso a la junta general de accionistas la
adopción del acuerdo de entablar la acción social de responsabilidad. Y
alguien criticó eso. Creo que hoy se entiende mejor por qué el órgano
provisional de administración no tomó partido. El órgano provisional de
Administración pensó que los hechos hablaban por sí solos y que los
directamente afectados, que son los que han experimentado la reducción de
capital y el quebranto, no los indirectamente afectados, que somos todos
los españoles, que de nuestros impuestos hemos puesto algo de dinero para
la subsistencia de Banesto, ese órgano de administración provisional no
quiso ser el que tomara la iniciativa de proponer que se entablara la
acción social de responsabilidad, sino que esa iniciativa surgió
espontáneamente del accionariado, con una diversidad de propuestas de los
accionistas, de distintas acciones de responsabilidad que el órgano
provisional recondujo a una sola, para no llegar al absurdo jurídico de
que se entablaran distintas acciones por los mismos hechos. De manera que
estoy completamente de acuerdo con S. S. en que la responsabilidad que en
esa acción social se demanda es una responsabilidad que están demandando
los damnificados directos, los accionistas de Banesto que tomaron la
iniciativa a la que, evidentemente, se sumó el órgano de administración
de Banesto. Pero quiero recalcar que no fue una iniciativa. Ya sabemos
que en las juntas generales de accionistas se tiende a pensar que lo que
propone el órgano de administración es lo que se va a hacer. Para evitar
la sombra de esa duda es por lo que el órgano de administración
provisional ni siquiera quiso proponer. De manera



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que estoy completamente de acuerdo con S. S. en esa afirmación.




El señor PRESIDENTE: Señor Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muy brevemente para agradecer muy sinceramente al
señor Rodríguez Cantarero la concisión, la claridad y el rigor de la
exposición de todo cuanto nos acaba de decir.

Una petición, en la medida en que usted pueda hacerlo. Sería hacer llegar
a esta Comisión la relación de las sociedades en las cuales participaba
el señor Mario Conde.




El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): En la
medida en que lo conozcamos.




El señor SANZ PALACIO: Ya he dicho que en la medida en que lo conozcan.

Una pregunta que le he formulado antes y que, seguramente por la cantidad
de cuestiones planteadas, se le ha debido pasar. En la medida en que
usted lo conozca, ¿el señor Mario Conde es miembro de algún patronato de
alguna fundación en el extranjero?



El señor SECRETARIO DEL CONSEJO DE BANESTO (Rodríguez Cantarero): No lo
sé.

Sí le puedo decir que el señor Conde, por imperativo estatutario, era
miembro del patronato de la Fundación Banesto, pero por razón de su
cargo, no a título personal.

En cuanto a fundaciones en el extranjero, desconozco absolutamente si
ostenta cargo alguno en cualquiera de ellas. No lo sé.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rodríguez Cantarero. Muchas
gracias, señora Aroz, señor Sanz y señor Espasa.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y veinte minutos de la tarde.