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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 116, de 23/02/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 116
ASUNTOS EXTERIORES
PRESIDENTE: DON JORDI SOLE TURA
Sesión núm. 13
celebrada el miércoles, 23 de febrero de 1994



ORDEN DEL DIA:
--Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana
Madariaga), para informar sobre la iniciativa debatida en el Consejo
Europeo de 10 y 11 de diciembre de 1993, de convocar una conferencia
sobre la seguridad europea que aborde, entre otros, los problemas y
derechos de las minorías del antiguo bloque comunista. A solicitud del
Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente 213/000158) (Página 3706)
Preguntas:
--Del señor Robles Fraga (Grupo Parlamentario Popular), sobre postura del
Gobierno ante la próxima entrada en vigor de la Convención de Naciones
Unidas sobre el Derecho del Mar. (BOCG, serie D, número 46, de 28-1-94.

Número de expediente 181/000365) (Página 3714)
--Del mismo señor Diputado, sobre estimaciones del Gobierno acerca del
modo en que la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar
afectará a España. (BOCG, serie D, número 46, de 28-1-94. Número de
expediente 181/000366) (Página 3714)
--Del mismo señor Diputado, sobre posibilidad de que funcione
efectivamente la autoridad internacional de los fondos marinos. (BOCG,
serie D, número 46, de 28-1-94. Número de expediente 181/000367) (Página 3714)



Página 3706




--Del señor Muñoz-Alonso y Ledo (Grupo Parlamentario Popular), sobre
opinión del Gobierno acerca de la nueva situación de Asia y del patente
deseo de Rusia de establecer una zona de influencia. (BOCG, serie D,
número 48, de 7-2-94. Número de expediente 181/000393) (Página 3719)
--Del mismo señor Diputado, sobre opinión del Gobierno acerca de la
política de seguridad europea y del papel de las diversas organizaciones
internacionales competentes en esta materia, después del último Consejo
Atlántico y la puesta en marcha de la «Asociación para la Paz». (BOCG,
serie D, número 48, de 7-2-94. Número de expediente 181/000394) (Página 3723)
--Del mismo señor Diputado, sobre opinión del Gobierno acerca de la
situación de Taiwan y el problema de la reunificación de China. (BOCG,
serie D, número 48, de 7-2-94. Número de expediente 181/000395) (Página 3728)
--Del mismo señor Diputado, sobre datos que tiene el Gobierno acerca del
daño a la imagen de España producido por la reciente crisis financiera.

(BOCG, serie D, número 48, de 7-2-94. Número de expediente 181/000428)
(Página 3731)
--Proposición no de ley sobre el reconocimiento de la antigua República
yugoslava de Macedonia. Presentada por el Grupo Parlamentario Popular en
el Congreso. (BOCG, serie D, número 48, de 7-2-94. Número de expediente
161/000103) (Página 3733)
Dictámenes sobre:
--Adhesión de España al Protocolo de 1988 relativo al Convenio
Internacional para la seguridad de la vida humana en el mar, 1974, hecho
en Londres el 11 de noviembre de 1988. (BOCG, serie C, número 53-1, de
29-11-93. Número de expediente 110/000047) (Página 3741)
--Acuerdo de promoción y protección recíprocas de inversiones entre el
Reino de España y la República de Filipinas, firmado en Madrid el 19 de
octubre de 1993. (BOCG, serie C, número 51-1, de 26-11-93. Número de
expediente 110/000045) (Página 3743)
--Canje de Notas constitutivo de acuerdo para la modificación del
Convenio entre el Gobierno de España y el Gobierno de la República de
Paraguay sobre transporte aéreo, de 15 de mayo de 1976. (BOCG, serie C,
número 52-1, de 29-11-93. Número de expediente 110/000046) (Página 3744)
--Convenio entre el Reino de España y la República de Guatemala sobre
cooperación jurídica, firmado «ad referendum» en Guatemala el 23 de marzo
de 1993. (BOCG, serie C, número 54-1, de 30-11-93. Número de expediente
110/000048) (Página 3745)
--Declaración de aceptación de España de la adhesión de la República de
Chipre al Convenio relativo a la obtención de pruebas en el extranjero en
materia civil o mercantil, hecho en La Haya el 18 de marzo de 1970.

(BOCG, serie C, número 69-1, de 5-1-94. Número de expediente 110/000063)
(Página 3745)
--Convenio entre el Reino de España y la República portuguesa para evitar
la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos
sobre la renta, hecho en Madrid el 26 de octubre de 1993 y Protocolo.

(Número de expediente 110/000071) (Página 3746)



Se abre la sesión a las nueve y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a dar comienzo a la sesión.

Agradezco en primer lugar la presencia del señor Ministro. Bienvenido a
esta Comisión y a esta su casa.

Quiero someter a la consideración de las señoras y señores Diputados una
pequeña modificación del orden del día, que consiste en introducir, como
último punto, un convenio entre el Reino de España y la República
Portuguesa para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal
en materia de Impuesto sobre la Renta, por procedimiento de urgencia.

Como no tenemos seguridad de poder disponer de espacio durante el mes de
marzo para poderlo examinar, hemos decidido introducirlo en el orden del
día de hoy. ¿Cuento con el asentimiento de las señoras y señores
Diputados? (Pausa.) De acuerdo. Lo introduciremos en la sesión de hoy.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (SOLANA
MADARIAGA) PARA INFORMAR SOBRE LA INICIATIVA



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DEBATIDA EN EL CONSEJO EUROPEO, DE 10 Y 11 DE DICIEMBRE DE 1993, DE
CONVOCAR UNA CONFERENCIA SOBRE LA SEGURIDAD EUROPEA QUE ABORDE, ENTRE
OTROS, LOS PROBLEMAS Y DERECHOS DE LAS MINORIAS DEL ANTIGUO BLOQUE
COMUNISTA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.

(Número de expediente 213/000158.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, el primer punto del orden del día es la
comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores para que informe
sobre la iniciativa, debatida en el Consejo Europeo de 10 y 11 de
diciembre del año 1993, de convocar una conferencia sobre la seguridad
europea que aborde, entre otros, los problemas y derechos de las minorías
del antiguo bloque comunista. Esta comparecencia se hace a petición del
Grupo Parlamentario Popular. En nombre de este grupo tiene la palabra el
señor Robles Fraga.




El señor ROBLES FRAGA: Señorías, la cumbre de Bruselas, de 10 y 11 de
diciembre del año pasado, aprobó la convocatoria de una conferencia sobre
la seguridad europea que tendrá lugar en el primer semestre de este año.

En ella se iniciarán negociaciones para concluir un pacto para la
seguridad y la estabilidad en Europa que, entre otras cuestiones, debe
considerar la protección de las minorías y podría llevar a aceptar
modificaciones menores de fronteras que serían garantizadas por dicho
pacto.

El pacto, nacido de la llamada iniciativa Balladur, se compone de
tratados multibilaterales entre Estados Unidos, sistemas de garantías
internacionales y un sombrero que cubre el conjunto, como el artículo del
Acta Final del Congreso de Viena, en 1815, antecedente por cierto bien
hermoso. Para las garantías que deben aparecer en un tratado como éste
podría aprovecharse la existencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos y la Corte de Conciliación y Arbitraje de la CSCE. Se quiere así
--y esto es especialmente importante en este momento-- prevenir
situaciones como la de Yugoslavia, comprometer a Canadá y a Estados
Unidos y establecer como condición política previa para ingresar en la
Unión Europea solucionar los problemas que amenazan a la seguridad de
nuestro continente. Se establecen unos criterios de convergencia política
para ingresar en la Unión, entre los cuales figura con especial
importancia el respeto a las minorías. Es importante precisar si este
derecho de las minorías es de carácter individual o colectivo, si se
conceden derechos a los individuos y no a los grupos. En el pacto se
fundamenta un esquema de instituciones ya existentes: derecho al recurso
individual y arreglo de diferencias entre Estados en defensa de derechos
colectivos de las minorías, como el establecido por el Alto Comisario
para las minorías de la CSCE. Pero lo más relevantes es que por primera
vez se aplica el mecanismo de acción común de la política exterior y de
seguridad común, previsto en el Tratado de la Unión Europea, de tal
manera que una vez que el Consejo Europeo adopta una acción común sobre
una cuestión de la PESC, en cualquier fase de desarrollo de ésta, el
Consejo determina las materias sobre las cuales las decisiones se han de
tomar por mayoría cualificada. Las acciones comunes, como recordamos, son
vinculantes para los Estados miembros en la adopción de sus posiciones y
en el desarrollo de su acción. Esta decisión del Consejo Europeo plantea
algunas incertidumbres y, en cualquier caso, algunas cuestiones que
merecen ser respondidas en esta Comisión.

En primer lugar, ¿cuál es la postura del Gobierno sobre los diversos
estadios que implica esta primera acción común de la PESC? ¿Cuál es la
opinión del Gobierno sobre el alcance preciso de este pacto, sus
objetivos generales y específicos, así como los medios, procedimientos y
condiciones, y si se considera necesario el límite temporal aplicable a
su ejecución? ¿Qué materias son las que considera el Gobierno que deben
ser objeto de decisiones tomadas por mayoría cualificada del Consejo?
¿Considera el Gobierno que el pacto duplica la actividad del Consejo de
Europa, del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte y de la CSCE?
¿Cuál es el espacio de aplicación y las garantías concedidas? ¿No existe
peligro al reconocer a Rusia, al centrarse el pacto en los países del
Este y del Centro de Europa, derechos sobre el territorio de la antigua
Unión Soviética? Si al asociar a Canadá y a Estados Unidos a este
proyecto y considerar que la aceptación de éste es condición necesaria
para pertenecer a la Unión Europea, ¿no se concede a estos dos
importantes países de América del Norte algún grado de influencia sobre
quién ingresa o no en la Unión Europea y si no es éste un cambio en la
línea tradicional, mantenida hasta ahora, de la política exterior
española, ya que mientras que la CSCE no se ha institucionalizado
jurídicamente, como por cierto quería España, el pacto va mucho más allá?
¿Por qué no firmó España el tratado que establece la Corte de
Conciliación y Arbitraje de la CSCE y ahora muestra interés por un pacto
que da gran relevancia a esta Corte? ¿Considera el Gobierno que ésta es
una nueva organización internacional que se añade a las que ya existen?
¿Esto no complica el panorama de organizaciones europeas? Si el
compromiso de aceptar los criterios de convergencia política como
condición necesaria para ingresar en la Unión es, como queda establecido,
muy importante, ¿estaríamos obligados a aceptar que quien lo cumple
ingresa en la Unión Europea? Es evidente que ésta es una condición
necesaria pero no suficiente y que en la perspectiva de futuras
ampliaciones de la Unión Europea esta cuestión es de especial relevancia.

Es y creo de gran importancia saber la opinión del Gobierno sobre las
rectificaciones posibles menores o mayores de fronteras que pudieran
producirse y si no considera el Gobierno que quedan excluidos
precisamente del pacto los Estados, en el estado actual de éste, que
podrían estar más interesados. ¿Qué interés despierta esta iniciativa
entre los países del Centro y del Este europeo? ¿Pueden avanzar las
negociaciones cuando en el seno de la Unión Europea no hay acuerdos sobre
el concepto de minoría ni sobre si se trata de derechos colectivos o
individuales?



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Creo que la cuestión de las minorías, que ha despertado en varias
ocasiones el interés de esta Cámara, debe ser también objeto de especial
reflexión por parte del señor Ministro y creo que su aclaración será
especialmente útil a los trabajos de esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señor
Presidente, quiero ante todo agradecer al Grupo Parlamentario Popular la
oportunidad que me brinda de comparecer en esta Comisión, ante SS. SS.,
para exponer las grandes líneas en que se encuentra esta iniciativa del
pacto de estabilidad en Europa que en este momento, como se ha
reconocido, está promoviendo la Unión Europea. Yo quisiera, señor
Presidente, señorías, antes de entrar a detallar los distintos aspectos
de esta iniciativa, subrayar que sin duda es una iniciativa ambiciosa,
pues aspira a resolver los problemas de inestabilidad potencial y los
roces entre los distintos Estados derivados de la existencia, en la
Europa Central y la Europa del Este, de minorías nacionales fuera de los
límites de sus Estados originarios, pero nos encontramos, por el momento,
con un enfoque de esta iniciativa que tratamos de encarar con un sentido
realista y con un sentido pragmático. Creo que es importante subrayar
esta cuestión porque la envergadura del problema en sus dimensiones
totales es tal que, seguramente, un enfoque de otras características
produciría más bien frustración que la resolución de los problemas que se
pretende y se desea resolver.

La historia de esta iniciativa SS. SS. la conocen; el señor Robles Fraga
la ha expresado. Fue una iniciativa del Primer Ministro francés que se
presentó ante el Consejo Europeo de Copenhague, el año pasado, en un
primer borrador que si bien fue aprobado en sus planteamientos de
carácter general, fue luego sometido a un buen número de modificaciones,
entiendo que de mejoras de esos planteamientos generales, a través de un
buen número de reuniones de un grupo ad hoc que se creó para preparar el
borrador definitivo de este proyecto. El grupo se reunió en Bruselas en
once ocasiones --para que SS. SS. tengan una idea del trabajo previo que
se ha realizado-- y, tras elaborar un esquema básico de la iniciativa,
fue adaptándolo de forma paulatina, según las reacciones no solamente
internas de los países de la Unión, sino de los terceros países a los
cuales se les consultó la validez y la forma como veían este tipo de
iniciativa. Finalmente, como se ha dicho ya, el 10 y el 11 de diciembre
el Consejo Europeo aprobó de forma definitiva esta iniciativa de pacto de
estabilidad en Europa. Como quizás recuerden SS. SS., el propio Consejo
Europeo de los días 10 y 11 delegó en el Consejo de Asuntos Generales de
20 y 21 de diciembre para que aprobara la correspondiente acción común, a
la que el señor Robles Fraga ha hecho referencia, dentro de lo que
entonces eran todavía los primeros pasos de la recién estrenada política
exterior y de seguridad común de la PESC, que cubre --y esto me
importaría también subrayarlo porque quizás no ha estado en la
información del proponente-- solamente la primera fase del proyecto, es
decir, hasta el final de la reunión de la conferencia preparatoria, que
en principio está fijado que tenga lugar en París los días 26 y 27 de
mayo. Es decir, la acción común sólo llega hasta esa fecha, hasta esta
reunión preparatoria.

Quisiera decirles, señorías, que son tres los conceptos básicos que
articulan la iniciativa de este pacto. En primer lugar, la contribución a
la estabilidad europea, promoviendo las relaciones de buena vecindad,
acuerdos y/o arreglos que consoliden fronteras y ayuden a resolver
problemas de minorías. Por tanto, no se trata tanto de cambiar fronteras
sino, al contrario, de consolidar las existentes. Segundo, la diplomacia
preventiva, que excluye, por tanto, el tratamiento de los conflictos
abiertos. Por eso queda fuera de esta iniciativa todo lo que tiene que
ver con la antigua República de Yugoslavia. Por último, facilitar la
aproximación a la Unión Europea de los países candidatos de la Europa
Central y Oriental que hayan suscrito o estén negociando acuerdos y sobre
los que, lógicamente, la Unión Europea tiene una mayor capacidad de
influencia. Como ven, señorías, sigue habiendo, como analizamos en las
sesiones anteriores en esta Comisión, esa tendencia de ir aproximando, en
la medida de lo posible, a los foros internacionales donde la Unión
Europea está, a los países de la Europa del Centro y de la Europa del
Este, países con los que queremos tener una relación cada vez más
estrecha.

De acuerdo con el informe aprobado, el esquema del pacto, a grandes
rasgos, sería el siguiente. Primero, la convocatoria, por parte de la
Unión Europea, de una conferencia preparatoria que tendrá lugar en París
los próximos 26 y 27 de mayo, a nivel de los ministros de Asuntos
Exteriores. ¿Quiénes serán invitados? Todos los países miembros de la
CSCE, de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, salvo los
países del Cáucaso, las ex Repúblicas Soviéticas de Asia Central y los
países de la ex Yugoslavia, excepto Eslovenia. Estos países podrán, sin
embargo, ser invitados como observadores, siempre que estén dispuestos a
aceptar el concepto y las modalidades previstas para esta iniciativa.

Segundo, como resultado de esta conferencia preparatoria, el
establecimiento de un cierto número de mesas de índole regional de
negociación, de carácter fundamentalmente bilateral, con objeto de
conseguir una serie de acuerdos de buena vecindad o los correspondientes
arreglos centrados en el respeto de las minorías y de las fronteras entre
los países de Europa Central y Oriental que tienen vocación, como he
dicho antes, de adherirse en plazo más o menos largo a la Unión Europea,
es decir, Hungría, Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Bulgaria y
Rumania, así como los tres países bálticos. No se descarta, en principio,
incluir acuerdos entre estos países y sus vecinos. La conferencia, aunque
se fija de forma prioritaria en estos países a los que he hecho
referencia, no excluye la posibilidad de dar cabida a otros contenciosos
interestatales que pudieran requerir un tratamiento similar, como por
ejemplo aquellos que afectan al área de



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la antigua Unión Soviética, siempre que no se trate, como he dicho antes,
de conflictos abiertos y se les pueda aplicar el concepto de la
diplomacia preventiva.

Tercero, finalizadas estas negociaciones --esperemos que con éxito--, los
acuerdos serían endosados en un pacto, firmado por todos los países
asistentes a la conferencia final, que ofrecería una serie de garantías
de aplicación. Los contornos precisos de este pacto final están todavía
por delimitar. Los acuerdos bilaterales tendrían una naturaleza jurídica.

El pacto como tal sería un documento de carácter político, como lo fue la
Carta de París, por poner un ejemplo. No se contempla la posibilidad de
garantías de carácter militar, sobre las que correspondería pronunciarse
a la Alianza o, en su caso, a la Unión Europea Occidental. La aspiración
general, que España lógicamente comparte, es que la configuración final
del pacto sirva para reforzar los mecanismos previstos en la Conferencia
de Seguridad y Cooperación en Europa, la CSCE, para que los países
cumplan sus disposiciones. Con el objetivo de que estos acuerdos de buena
vecindad se puedan obtener (algunos todavía se encuentran en un estadio
preliminar de negociación, por ejemplo Hungría-Rumania,
Hungría-Eslovaquia, Letonia-Rusia o Estonia-Rusia), la Unión ofrecerá una
serie de incentivos políticos y económicos que acerquen a estos países a
la Europa Central y del Este en su proceso de adhesión a la Unión
Europea, permitiéndoles que cumplan las condiciones que fueron ya fijadas
por el Consejo de Copenhague. ¿Cuáles son esas medidas positivas de
incentivación, medidas de acompañamiento, de carácter económico? Para
ello la Unión ha propuesto concentrarse en un conjunto de líneas de
acción, que paso a relatar a SS. SS. En primer lugar, en materia de
cooperación regional, el apoyo a aquellos proyectos susceptibles de
favorecer la ejecución de los acuerdos bilaterales, en particular en
áreas tales como la cooperación aduanera, el transporte, el fomento de
los recursos naturales, las infraestructuras, el turismo y la educación.

Esta sería una de las posibles acciones. En segundo lugar, la ejecución
continua de las conclusiones del Consejo de Copenhague, principalmente
aquellas que se refieren al establecimiento de relaciones con las
instituciones de la Unión, la apertura de los programas comunitarios y el
apoyo al desarrollo de las redes de infraestructura en Europa Central, en
cooperación con el BED, el Banco Europeo de Desarrollo, el BEI, el Banco
Europeo de Inversiones, y otras instituciones financieras
internacionales. En tercer lugar, el desarrollo de posiciones y acciones
conjuntas en los organismos internacionales y regionales que sean de
interés para los países concernidos, tanto en el terreno político de
seguridad como en el económico-financiero. Como ven, señorías, se trata
de poner en marcha un ramillete de posibles iniciativas, de carácter
incentivador, que hagan que estas negociaciones de carácter bilateral
conduzcan, por razones reales, políticas, pero también por razones de
interés, al acuerdo que está contenido en el marco de juego de este
pacto. Dentro de esta misma perspectiva, y como medida positiva de
acompañamiento, ahora no de carácter económico sino de carácter político,
debe verse también el progresivo desarrollo de un estatuto reforzado de
estos países en la Unión Europea Occidental --de eso tuvimos ocasión de
hablar en una comparecencia anterior--, de acuerdo con las disposiciones
del último Consejo de Ministros de Luxemburgo de la UEO. Creo que se
puede decir a este respecto que en estos momentos se discute, en el seno
de la Unión Europea, una iniciativa que tiene también este mismo
objetivo.

A grandes rasgos, señor Presidente, señorías, este es, en los momentos
presentes, el esquema de la iniciativa del pacto. ¿Dónde nos encontramos
en este momento? En una fase de intensas consultas, ya de carácter
formal, con los siguientes países: Hungría, Rumania, Eslovaquia, la
República Checa, Polonia, Bulgaria y los Países Bálticos. Nos encontramos
del mismo modo con países terceros, con objeto de preparar de la mejor
manera posible esa conferencia de París. La actitud general de estos
países, con los que ya se ha hablado, es favorable al proyecto que
entienden --y entendemos-- que no sólo debe servir para tratar de
ayudarles a encontrar la solución a sus problemas en materia de minorías
y de fronteras, sino también como un vehículo de acercamiento a la Unión
Europea. En este momento está teniendo lugar una actividad de consultas
en profundidad con Rusia, que es, como SS. SS. saben bien, un país clave
para el éxito de esta iniciativa, y también con Estados Unidos, que
parece, después de haber vencido algunas vacilaciones iniciales, estar
dispuesto a apoyar de manera explícita esta iniciativa. La actividad de
la Unión Europea en estas consultas es de total apertura a las
modificaciones que en el pacto se puedan introducir para asegurar lo que
es fundamental y lo que es el objetivo que nos guía a todos: que sea útil
para todos y efectiva.

Hay un tema, señor Presidente, que ha preocupado de manera especial a la
mayoría de los miembros de la Comunidad --por tanto a España también--,
que es la necesidad de mantener un vínculo estrecho entre esta iniciativa
y la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa. No se trata, como
el señor Robles Fraga ha apuntado, de generar una institución nueva; se
trata solamente de un pacto que tiene su desarrollo temporal, pero me
gustaría que esta iniciativa estuviera asociada a la Conferencia de
Seguridad y Cooperación en Europa --es no solamente lo que le gustaría a
España, sino también lo que le gustaría a la mayor parte de los países de
la Unión-- para evitar, como se ha apuntado ya, cualquier riesgo de
duplicación de instituciones. Insisto en que no se trata de crear una
institución nueva. Aunque la decisión de la Unión se inclinara por la
fórmula de invitar tan sólo a un grupo de los países miembros de la
Conferencia --no invita a todos-- está prevista la posibilidad de la
incorporación de esos países, el resto de los países de la Conferencia,
como miembros observadores. Es la Unión Europea la que pone en marcha
estas negociaciones bilaterales, llegándose al resultado final de un
pacto, pero este pacto es traspasado íntegramente a la Conferencia de
Seguridad, que será la encargada de vigilar la puesta en marcha de sus
disposiciones, sin que se cree --vuelvo a insistir-- una nueva
institución. Durante todo el desarrollo de la iniciativa se



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trataría de conseguir la colaboración más activa con las instituciones de
la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, por ejemplo con el
Alto Comisario para las minorías nacionales. En fechas muy próximas está
previsto un encuentro de carácter operativo en Bruselas entre la
Presidencia griega de la Unión, la Presidencia y el Secretario General de
la CSCE, así como el Alto Comisario para las minorías nacionales señor
Van der Stöel.

Creo que es importante subrayar, señorías, que en materia de principios,
tanto en lo que respecta a fronteras --que preocupaba al señor Robles
Fraga como a todos-- como a minorías, la iniciativa pretende ajustarse
estríctitamente, sin ninguna elaboración nueva, a los principios ya
acordados en el seno de las Naciones Unidas, la Conferencia de Seguridad,
es decir, el Acta de Helsinki, la Carta de París, el Documento de
Copenhague sobre la dimensión humana, el Informe de Ginebra sobre
minorías, etcétera, y el Consejo de Europa. Nada impediría, sin embargo,
que en sus acuerdos bilaterales los países concernidos, si así lo desean,
superaran los compromisos generales contenidos en esos documentos. Desde
el primer momento, señorías, España ha apoyado y sigue apoyando esta
iniciativa de la Unión por la contribución que pueda hacer a la
estabilidad de Europa en conjunto esta iniciativa, a través de la
promoción de acuerdos o arreglos en materia de fronteras y en materia de
minorías, por la ayuda que puede suponer a lo que es fundamental y nos
debe preocupar a todos: la prevención de los futuros conflictos que
eviten la aparición de nuevas crisis como las que conocemos y nos
conmueven en estos momentos, por ejemplo la de Yugoslavia, por la
racionalización que establece en el proceso de acercamiento de los países
candidatos a la Unión, incluso también, por qué no decirlo, por el
protagonismo que confiere a la propia Unión Europea en un momento tan
vital, tan crucial de su desarrollo, tras la entrada en vigor del Tratado
de la Unión Europea el pasado mes de noviembre.

Señorías, este es el esquema de trabajo que tiene la Unión planteado. Es
verdad que ésta es una acción común de las acciones que están contenidas
en el PESC; es una acción que tiene, hasta el momento, una duración
limitada en el tiempo y entienden España y la Unión Europea que puede
ser, con las dificultades que entraña cualquier iniciativa de estas
características, un elemento --como su nombre indica-- que contribuya a
la estabilidad en Europa.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Robles Fraga.




El señor ROBLES FRAGA: El señor Ministro, como siempre, es maestro en el
arte de contestar a las observaciones generales pero no a las preguntas
concretas de este Diputado. Por tanto, volveré a reiterar alguna a ver si
tengo más suerte.

Especial importancia tiene en este proyecto de pacto la cuestión de las
minorías. Como sabe muy bien el Ministro, el artículo 27 del Pacto
internacional de derechos humanos concede estos derechos a los individuos
y no a los grupos. Como ésta es una vieja cuestión que ha preocupado a
esta Cámara en algunas ocasiones y a las instituciones europeas,
concretamente al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, en muchas
ocasiones, me gustaría saber si el Gobierno opina que el derecho de las
minorías, del que se habla en el proyecto de pacto para la seguridad y
estabilidad de Europa, es de carácter individual o colectivo. Primera
pregunta concreta que me gustaría ver aclarada.

En segundo lugar, hay una cuestión que yo creo que tiene especial interés
y que se refiere a de qué manera se reconocen a Rusia derechos sobre
territorios que formaron parte de la antigua Unión Soviética, y si al
asociar a Canadá y a Estados Unidos en este proyecto de pacto, y
considerar que su aceptación es condición necesaria para pertenecer a la
Unión Europea, no se está concediendo a América del Norte alguna
influencia en ese proceso de futuras implicaciones de la Unión Europea.

Creo recordar, si mis informaciones no son erróneas, que no hubo, en su
momento, demasiado acuerdo sobre la consideración o no del pacto como
condición necesaria para el ingreso en la Unión Europea.

Me gustaría también que el señor Ministro me explicase si en la previsión
de modificaciones, menores o mayores, de fronteras en Europa existe
alguna idea, por parte del Gobierno, de qué estamos hablando, es decir,
de qué modificaciones podrían verse reflejadas en esos acuerdos
bilaterales sancionados por un pacto general.

Como reflexión final me gustaría que el señor Ministro me reafirmase el
interés que tiene el Gobierno por contribuir decididamente a esta primera
acción común de la Unión Europea, porque ello quizá significaría que una
de las prioridades que esta Cámara ha mantenido siempre en cuestión de
política exterior, como es la única cuestión territorial pendiente o la
única cuestión que se refiere a disputa territorial dentro de Europa y
que afecta muy directamente a España, como es Gibraltar, debe, una vez
más, sea reafirmada por parte de este Gobierno como prioridad de la
política exterior española. Me parece muy importante la contribución de
España en este proyecto de pacto de seguridad y estabilidad europea. Sin
embargo, me gustaría refirmar que siendo muy importantes, como son, sin
duda, las cuestiones territoriales y de minorías en el este y en el
centro de Europa, nuestro país sigue teniendo una cuestión pendiente,
planteada con otro país miembro de la Unión Europea, que no aparece en
ninguna de estas reflexiones pero que sigue siendo, repito, interés
primero de la política exterior española.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Seguiré
mostrando mis capacidades de maestro en el arte de contestar y voy a
responderle a las cuatro posiciones que S. S. ha planteado con el mayor
rigor.

Primero: minorías, artículo 27 y Consejo de Europa, posición de España.

La posición de España la conoce



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perfectamente S. S., porque ha votado afirmativamente al documento sobre
minorías del Consejo de Europa, que no solamente es la posición de España
sino de todos los países firmantes. Ningún cambio sobre esa posición se
va a producir. Por tanto, sobra y huelga cualquier otra constestación
cuando, hace muy poco tiempo, los Jefes de Gobierno y Jefes de Estado de
todos esos países han firmado un documento sobre minorías.

Segundo: reconocimiento de Rusia de sus territorios de la antigua URSS.

No tiene ninguna relación lo uno con lo otro. Sobre la participación de
Estados Unidos y Canadá, es lógico que participen, señoría, y tiene que
entender perfectamente --por lo menos el grupo al que pertenece lo tiene
que entender perfectamente-- que los dos países son parte de la
Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa. Como sabe muy bien, y
he tratado de explicarle por si acaso no lo sabía, el planteamiento final
es que este acuerdo tenga su implementación en el marco de la Conferencia
de Seguridad y Cooperación en Europa, y nada tiene que ver sobre las
posibilidades que se dan a nadie de algo que es absolutamente soberano de
la Unión Europea como es su ampliación. Lo uno y lo otro sí que no tienen
ninguna relación, y no alcanzo a comprender la preocupación que a S. S.

le plantea, porque esa preocupación se le podría plantear igual en el
ámbito de la OTAN, donde también hay países que forman parte de la Unión
Europea, o en el ámbito de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en
Europa. Por tanto, me parece que S. S. no tiene ningún punto de apoyo
para hacer esa afirmación. Como no es una afirmación, sino una pregunta,
trato de contestar.

Tercero, sobre modificaciones de frontera, creo que he sido claro: no hay
ningún deseo de modificar fronteras. Al contrario, quedan excluidas las
modificaciones de frontera por los problemas que pueda traer en el pacto
de estabilidad.

Cuarto, es cierto que es una acción común; es una de las primeras del
conjunto de acciones comunes que se pusieron en marcha tras la entrada en
vigor el Tratado de Maastricht y, por tanto, tenemos todos el deseo
--España por supuesto también-- de que esa acción común con la que se
iniciar la marcha del Tratado de la Unión o, por lo menos, la parte
relativa a la política exterior y de seguridad común tenga éxito. Por
tanto, nos gustaría a todos que tuviera éxito. Insisto en que esta acción
común tiene un desarrollo temporal fijo y limitado hasta la convocatoria
de la Conferencia de París.

Por último, respecto a la reflexión que ha hecho sobre Gibraltar, S. S.

no pretenderá que el tema de Gibraltar se encuentre encuadrado en
semejante pacto. Si lo que le preocupa, señoría, fuera del tema que
estamos hablando, es que Gibraltar siga siendo una prioridad del Gobierno
español en su política exterior, sabe S. S. que lo es, y no sólo del
Gobierno sino de esta Cámara.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por Coalición Canaria tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Muy brevemente, señor Presidente, y al hilo de
lo que he podido escuchar, le agradezco su decisión de reforzar la
acústica porque me era difícil seguir la palabra pronunciada. Pero
captada la idea fundamental, nosotros en Coalición Canaria entendemos que
la política que en este momento se sigue, según la información que ha
dado el señor Ministro de Asuntos Exteriores, por estar enmarcada en unas
líneas o coordenadas de prudencia al dejar evolucionar los
acontecimientos con un seguimiento, como viene haciendo la Unión Europea,
es oportuna. No hay que sacar las cosas de quicio en este momento ni
trasladar los escenarios. Hay ya un acuerdo propio, el de la Unión
Europea, que no tenemos nosotros que complicar, y hay otro escenario, del
que formamos también parte, que es la Conferencia de Seguridad y de
Cooperación en Europa, incluyendo a los socios atlánticos. Nos parece muy
oportuno que esté garantizada la presencia de Estados Unidos y de Canadá,
porque si no no se entendería dentro de lo que es el marco de la
Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa.

Dicho esto, nosotros entendemos que dar estabilidad, en este momento, a
todos esos antiguos países que formaban parte del denominado telón de
acero o del bloque comunista es importante; dar estabilidad política,
como ha dicho el señor Ministro que en el proyecto se contemplan
favorablemente los aspectos de las minorías, las fronteras y el
acercamiento a la UE, es una intencionalidad buena, siempre que ese
acercamiento a la Unión Europea lo sea complementario de la estabilidad
en Europa. Y llamo estabilidad no solamente a la cuestión de las
fronteras para que no siga existiendo la posibilidad de que antiguas
repúblicas como Checoslovaquia se transforme, por un lado, en la
República Checa y, por otro, en la República Eslovaca, y empecemos a
tener una participación de Estados que más o menos tenían conciencia de
tales, sino que también me refiero al problema poblacional de
desplazamiento hacia Europa. Ya tenemos bastante en el flanco sur de
Europa con ser los guardianes o los receptores, como escolleras, del
oleaje de la inmigración magrebí sobre Europa, no vayamos a tener por el
sur una inmigración, clandestina o no, magrebí, y por el lado norte-este
tengamos otra inmigración de poblaciones que, por circunstancias
económicas, de desempleo, etcétera, confluyan en lo que en este momento
es el sistema económico, social y laboral de la Unión Europea.

Por tanto, señor Ministro, en este momento coincidimos plenamente con las
líneas que ha expuesto respecto a la política exterior del Gobierno
español. Creo que ése es el marco adecuado, vuelvo a decir, dentro de las
coordenadas de prudencia, dentro de las coordenadas de sentido común,
porque hay que acabar de resolver nuestros problemas antes de tratar de
resolver otros añadidos que se puedan plantear aquí, con todo respeto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista tiene la palabra el señor De
Puig.




El señor DE PUIG I OLIVE: Señor Ministro, usted ha



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detallado cuál es el estado procesal de la iniciativa Balladur, cómo se
plantea y en qué punto nos encontramos, por lo que creo que sería
excesivo incidir en sus detalles. Por tanto, no me referiré a este plan,
sino más bien a aspectos relacionados con el tema de las minorías en una
problemática general.

Estamos ante un tema que puede llegar a ser un problema. En algunos casos
se nos ha convertido ya en un problema grave. Por tanto, plantea a
cualquier Estado y a cualquier organización internacional la máxima
atención para prevenir una situación real que se da, la existencia de
todo tipo de minorías, y encontrar fórmulas de estabilidad. Tan
importante es que no hay ni una sola organización internacional que se
haya sustraído a tratar el tema. Cuando hablamos de la iniciativa
Balladur la podemos colocar en paralelo a cuantas iniciativas se han
producido en todas las organizaciones europeas e incluso atlánticas en
las que estamos. La OTAN ha desarrollado una cierta doctrina en relación
a las minorías; también la UEO ha desarrollado doctrina; no digamos ya la
CSCE, a la que se ha referido el señor Ministro y otros intervinientes,
no sólo en París sino con el Documento de Copenhague, las decisiones de
Moscú, la creación del Alto Comisariado, el desarrollo de las decisiones
de la última cumbre de Helsinki y de una manera especial --que si me
permite el señor Ministro voy a citar con insistencia-- la labor llevada
a cabo por el Consejo de Europa.

No hay que olvidar, en primer lugar, que el Tribunal de Derechos Humanos
y la Convención Europea de Derechos Humanos están vinculados al Consejo
de Europa, y que el Consejo de Europa ha desarrollado un trabajo profundo
en este tema, como las demás organizaciones internacionales. Baste
recordar que, en la última cumbre de Viena, la parte política más
importante del documento era la declaración sobre las minorías, que
establecía un calendario de trabajo importante. Me parece interesante
recordar que el próximo mes de mayo se va a firmar el protocolo de
derechos culturales de las minorías y que está en elaboración una
convención de derechos políticos de las minorías en el Consejo de Europa,
lo que va a dar lugar a que exista un marco jurídico al que se podrán
acoger, tratándose de una institución como el Consejo de Europa en la que
están siendo miembros de pleno derecho o como invitados especiales,
prácticamente todos los países que ha citado el señor Ministro que van a
estar en la reunión del pacto de estabilidad, porque cuando se refería a
los que no iban a estar, los que quedaban eran prácticamente los del
Consejo de Europa, donde se va a tratar el tema profundo, que ha sido
evocado aquí, de si en los documentos-marco jurídicos básicos se van a
contemplar los derechos colectivos o los derechos individuales, que no es
un tema menor. Cuando se ha tratado de ampliar la Convención de Derechos
Humanos a los derechos de las minorías nos hemos encontrado con una
realidad jurídica muy importante, y es que la Convención Europea de
Derechos Humanos está basada en derechos individuales. Ha habido que
recurrir a una argucia jurídica, hablando de las personas que pertenecen
a una minoría, para aludir a la minoría, porque no era posible, en el
marco de un texto de derechos individuales, introducir un tema que
sobrepasaba ese principio individual. Hay un debate importante que no ha
sido resuelto tampoco en Naciones Unidas, aunque después de muchos años
se ha llegado a una definición de lo que era una minoría. Esa definición
existe, hay un acuerdo básico, pero habrá que trabajar con profundidad.

Lo único que se nos plantea con urgencia en estos ámbitos donde se
trabaja sobre el tema de las minorías es la falta de coordinación.

Tampoco sería muy correcto ni eficaz que todas estas instituciones
trabajaran en paralelo sin encontrarse. Es verdad que si el Consejo de
Europa llega a definir jurídicamente, como convención o protocolo, en el
Convenio de Derechos Humanos y a establecer un marco jurídico al que
puede acogerse ya toda la acción política de las demás instituciones,
habría que hacer un esfuerzo de coordinación ante un tema que va a ser
recurrente, que vamos a tener encima de la mesa en los próximos años,
porque, como todo el mundo sabe, el tema de las minorías, la relación
minorías-mayorías, la diversidad de minorías relacionadas con la
emigración, como señalaba el señor Mardones, o con reivindicaciones
territoriales o problemas interétnicos, es una cuestión difícil y a
juicio del Grupo Socialista (en esta línea hemos estado en todas las
organizaciones internacionales) no sólo necesita del establecimiento de
marcos jurídicos concretos sobre los derechos de las minorías, sino
también sobre sus deberes. Derechos y deberes de minorías y mayorías
enmarcados jurídicamente y aceptados por todos como una posibilidad de
resolver los problemas existentes y, en lo posible, prevenir los que
pudieran producirse en el futuro, de manera que habrá que estar atento al
hecho de que, aunque la comparecencia se refería a la situación de las
minorías en la ex Unión Soviética, en realidad estamos hablando de los
derechos de las minorías en todas partes. Supongo que todos los países
miembros de las organizaciones que van a obligar o exigir unos
determinados comportamientos en la Europa Central u Oriental van a
aplicarse a sí mismos estas realidades. Caso interesante es cuando se
habla de la CSCE, la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa, y
se piensa si Estados Unidos y Canadá también van a estar de acuerdo en
aplicar los principios que sobre las minorías pretendemos aplicar a los
países de Europa Central y Oriental.

A mí me parece que las iniciativas en los distintos foros son correctas y
oportunas, y creo que lo es también la de la Unión Europea. Es evidente
que la Unión Europea tiene que jugar su papel en este tema y espero que
exista una coordinación entre las distintas instituciones. Sabemos que el
señor Balladur va a ir a Estrasburgo, al Consejo de Europa, a explicar
con detalle cuál es el proceso (probablemente va a decir lo que nos ha
explicado hoy el señor Ministro), lo que es una primera fórmula de
coordinación absolutamente necesaria.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




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El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Espero que se
me oiga. Pido disculpas al señor Mardones, no por la arquitectura sino
por mi falta de energía vocal.

Señor Presidente, quisiera contestar con la mayor brevedad a los
Diputados que representan al grupo parlamentario por el que han
intervenido.

Al Diputado señor Mardones quiero agradecerle su postura y decirle que
comparto totalmente el enfoque que ha dado, que coincide con el que da
España y con el que dan los miembros de la Unión Europea. Una iniciativa
de unas características que sin duda entraña grandes dificultades, porque
grande es el problema que se intenta atajar o resolver, debe ser enfocada
con pragmatismo y con prudencia. Esa ha sido mi declaración inicial,
porque me parece que cualquier otra formulación estaría carente de los
elementos fundamentales que puedan conducir al éxito.

Su señoría ha planteado algunos problemas de gran interés. Lo que se
pretende con este ejercicio de diplomacia preventiva, que al final es lo
que se intenta hacer, es tratar de evitar conflictos desgraciados como
los que estamos viviendo en estos momentos y resolver problemas que están
ahí desde hace mucho tiempo; problemas hay quizá larvados que mañana
pueden dejar de serlo o potenciales para convertirse en reales. Evitar el
paso de lo potencial a lo real es lo que nos gustaría tratar de hacer a
todos. Como ha dicho S. S. en su intervención, se pone muy de manifiesto
la iniciativa, que aquellos lugares donde el conflicto ha pasado de
potencial a real se tratan de excluir. En el plan de la iniciativa no se
contempla Yugoslavia. Existen bastantes iniciativas para resolver ese
problema que desgraciadamente ya forma parte de la explosión. Sólo se
incorpora Eslovenia, tras un debate muy pronunciado que tuvo lugar en el
seno del Consejo de Europa. Había países de la Unión Europea que
estimaban que debía participar y países que estimaban que quizá no fuera
lo mejor, debido a la singularidad que se podría plantear en torno a las
repúblicas actuales que componían la antigua Yugoslavia. Por fin se llegó
al acuerdo de que participara y se abrió la posibilidad de invitar, como
observador, a los países que antes he mencionado.

El problema que S. S. ha mencionado luego ha sido retomado por el
Diputado señor De Puig, portavoz del Partido Socialista de posibles
migraciones es de envergadura mayor. Hace muy pocos días, como saben, ha
estado en España el Presidente de Hungría. De las conversaciones que
hemos mantenido con el Presidente y con su Ministro de Asuntos Exteriores
y su equipo, cuando se habla con la franqueza que se utiliza en un viaje
de estas características, se ponen de manifiesto las grandísimas
dificultades que la realidad presenta y que iniciativas de estas
características tratan de paliar o resolver. A veces no nos damos cuenta
de las dimensiones de los problemas. Cuando se habla, por ejemplo, de
Hungría y se pone sobre la mesa su tamaño físico y geográfico, la
población que vive dentro de las fronteras que hoy suponen Hungría y la
población que vive fuera de las fronteras que hoy están reconocidas como
húngaras y los problemas que ello plantea, uno entiende quizá con mayor
profundidad los problemas potenciales a los que estamos abocados si no
planteamos inteligentemente las resolución o el enfoque de los mismos.

Hungría tiene ahora aproximadamente nueve millones y pico, no sé si llega
a diez millones de habitantes, de los que más de tres millones viven
fuera de las fronteras geográficas de lo que hoy es la República de
Hungría; estamos hablando de un país relativamente pequeño de diez
millones de habitantes. Si esto lo extendemos a Rusia y a los ciudadanos
rusos que están dispersos en otros lugares dentro de lo que geográfica y
políticamente supone Rusia, nos podemos encontrar con problemas de
envergadura, algunos de los cuales ya se están viendo. Tan grave y
problemática es la situación que nos debe hacer pensar (y vuelvo a hablar
de Hungría porque es lo más próximo que hemos tenido en los últimos días)
que ha habido cambios de posición muy significativos, de gran calado, en
las últimas semanas, por parte de la República de Hungría ante el
conflicto de Yugoslavia, sin duda muy relacionados con circunstancias que
están ligadas a un buen número de ciudadanos húngaros en Vojvodina. Hemos
visto cambiar algunas de las posiciones que parecían más enraizadas en
relación con el conflicto de Yugoslavia por parte de Hungría. Hemos visto
en los últimos días, por ejemplo, la prohibición de sobrevuelos a los
aviones con radar de la Alianza Atlántica sobre el espacio aéreo húngaro,
cuando Hungría era uno de los países que había participado más
activamente en ello, y en muy pocas semanas se cambia, y se cambia sin
duda por razones que tienen que ver con una población muy importante que
Hungría tiene todavía en la Vojvodina y por intentar que ese problema no
estallara. Cuestiones de estas características las vamos a ver y, por
tanto, bueno es que las intentemos resolver en un marco razonable. Yo
creo que es bueno que ese marco sea patrocinado por la Unión Europea,
porque la Unión Europea tiene en este momento la posibilidad de dar algo
a cambio de algo. A cambio de estabilidad, a cambio de buen sentido, a
cambio de racionalidad en todas estas cuestiones se puede dar algo; algo
muy querido, algo que es la aproximación de todos estos países a las
instituciones de la Unión Europea, ya sea a la propia Unión Europea, ya
sea la Unión Europea Occidental en el ámbito de la defensa. Estos son los
temas que tenemos entre manos. No son temas menores, son temas de
envergadura y, por consiguiente, todo lo que podamos hacer para
encauzarlos de la mejor manera posible será un gran bien para el futuro
de la estabilidad europea.

Al Diputado señor De Puig le diría también algunas cosas que tienen que
ver con las que ha dicho y que están relacionadas con las afirmaciones de
los que le han precedido en el uso de la palabra. La idea fundamental que
nos guía es la prevención de conflictos, lógicamente. No es una
iniciativa, por tanto, que quiere terminar en una instancia nueva, en una
institución nueva --se ha dicho claramente--, aunque pudiera ser en algún
momento la idea primigenia de quien lo originó. Creo que el buen sentido
ha llevado a pensar que no es necesaria la



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creación de nuevas instancias, de nuevas instituciones, sino que se puede
enmarcar esta iniciativa en el ámbito de lo que ya existe de la
Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa. Ciertamente, la única
dificultad que se pudiera apuntar es que no todos los países de la
Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa forman parte del plan y
se les va a dar la capacidad de vigilancia, de operatividad y, por tanto,
de aplicación a un número de países que no han formado parte de la
iniciativa. Creo que ése es un problema perfectamente soluble, puesto que
todos los demás están convocados a la iniciativa o al plan como
observadores. Es verdad, como S. S. ha reconocido, que el tema tiene tal
entidad, que no existe ninguna institución europea que de una u otra
manera no se lo haya planteado en los últimos años. Es verdad que el
Consejo de Europa de manera muy significativa se lo ha planteado, la CSCE
se lo ha planteado --incluso llegando a la definición de un comisario
específico para estas acciones--, la propia Unión Europea y la Unión
Europea Occidental se lo han planteado también, lógicamente. Es un
problema que tiene tal calado, que tiene tal envergadura que cualquier
institución europea responsable ha dicho alguna palabra sobre ello. Lo
importante es que todas las palabras que se han dicho por parte de todas
y cada una de las instancias europeas son convergentes. Las definiciones
que se han hecho sobre minorías son convergentes, no podía ser de otra
manera, pero había el riesgo de que fueran de otra manera; no ha sido
así, afortunadamente. La Declaración de Viena de la Conferencia de Jefes
de Gobierno y Jefes de Estado del Consejo de Europa creo que da un paso
importante en esa definición. Dejar bien claro que las modificaciones de
fronteras no pueden hacerse fuera del marco de aquellas declaraciones ya
aprobadas --Helsinki, París, etcétera--, creo que también tranquiliza
mucho, porque otro de los riesgos que tenía --como ha sido apuntado por
alguno de los predecesores en el uso de la palabra-- es que se abriera
una especie de caja de Pandora cambiando fronteras aquí y allá. El
remedio sería seguramente muy superior en sus rasgos más negativos que la
propia iniciativa.

En definitiva, esto es lo que le quería decir al señor De Puig,
agradeciéndole también sus palabras y reconociendo que vamos a tener, a
lo largo de este período de presidencia del año 1994, un gran trabajo
sobre estas cuestiones en todas las instancias europeas. Nos gustaría que
el acuerdo pudiera estar firmado definitivamente en el año 1995, es
decir, coincidiendo con la presidencia francesa del primer semestre o la
española del segundo semestre; en cualquier caso, que estuviera cerrado,
si fuera posible, antes de la Conferencia Intergubernamental de la Unión
Europea de 1996.




CONTESTACION A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:



--SOBRE POSTURA DEL GOBIERNO ANTE LA PROXIMA ENTRADA EN VIGOR DE LA
CONVENCION DE NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR. FORMULADA POR EL
SEÑOR ROBLES FRAGA (GP). (Número de expediente 181/000365.)



--SOBRE ESTIMACIONES DEL GOBIERNO SOBRE EL MODO EN QUE LA CONVENCION DE
NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR AFECTARA A ESPAÑA. FORMULADA POR
EL SEÑOR ROBLES FRAGA (GP). (Número de expediente 181/000366.)



--SOBRE POSIBILIDAD DE QUE FUNCIONE EFECTIVAMENTE LA AUTORIDAD
INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS. FORMULADA POR EL SEÑOR ROBLES FRAGA
(GP). (Número de expediente 181/000367.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al siguiente punto del orden del día. Hay
tres preguntas del señor Robles Fraga que se refieren, si no entiendo
mal, a un mismo tema global. Le sugiero que las agrupe para su defensa y
discusión posterior. Son las preguntas números 2, 3 y 4. El señor Robles
Fraga tiene la palabra.




El señor ROBLES FRAGA: Señor Presidente, creo que las cuestiones son
fácilmente agrupables, así que me permitiré hacer una reflexión general y
luego plantearé las preguntas al señor Ministro.

El pasado 16 de noviembre fue depositado el instrumento de ratificación
número 60 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del
mar de 1982, lo que significa que dicha Convención entrará en vigor el 16
de noviembre de 1994. Recordaré que España se abstuvo en el momento de la
votación del proyecto de convención en 1982 y que en 1984 la firmó pero
no la llegó a ratificar. Ningún país occidental o gran potencia pesquera
han ratificado esta Convención. Estados Unidos, Reino Unido y Alemania ni
siquiera la firmaron en 1982 ni después. España planteaba cuestiones muy
importantes. Se oponía a la regulación del paso por los estrechos,
utilizados por la navegación internacional, que fija el paso en tránsito
para buques y aeronaves e impide el control pleno del Estado ribereño.

Imaginarán SS. SS. la relevancia que esta cuestión tenía para nuestros
intereses nacionales y para nuestra zona de interés estratégico
prioritaria. España tampoco vio con agrado la delimitación de los
espacios marítimos y el acceso de terceros a los recursos vivos de la
zona económica exclusiva, ya que con ello perdía la mayor parte de
caladeros para la pesca y no se respetaban los derechos históricos de
nuestro país. España quería para los estrechos el régimen de paso
inocente y llegó a nacer, en el momento de la firma, una declaración
interpretativa --pues la Convención no admitía reservas-- sobre
Gibraltar, los estrechos usados para navegación internacional y los
derechos históricos de los Estados pesqueros. España no estará obligada
por la Convención cuando entre en vigor, pero una parte considerable de
ella se ha convertido en Derecho internacional general y sí obligará a
España; por ejemplo, la delimitación de los



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espacios marítimos. España, por otro lado, está también obligada por las
Convenciones de 1958, de las que es parte sobre el mar territorial, zona
contigua, plataforma continental, altamar y régimen de pesca en altamar.

La Ley de 1977 fija, de acuerdo con el Derecho internacional, la
delimitación española de las aguas interiores en mar territorial, que
establece el criterio de la equidistancia para resolver la delimitación
con Estados cuyas costas están frente a las nuestras. España tiene
acuerdos con Francia, con Italia y con Portugal, a pesar de que no hay
acuerdo para la zona entre las Canarias y Madeira. En la práctica se
aplica el acuerdo para delimitar el mar territorial y la plataforma
continental en la Península, y se aplica el criterio de equidistancia
para delimitar las respectivas zonas económicas exclusivas. Con Marruecos
--y esto es especialmente importante-- no hay acuerdo por razones, que
SS. SS. conocen muy bien, de tipo histórico, de tipo político y por la
cuestión sin resolver del Sáhara, también de gran importancia
internacional. Su legislación aceptaría el criterio de la equidistancia,
pero sus líneas de base rectas, fijadas en 1975, encerraron territorios
españoles en aguas marroquíes. Cabe recordar que el Tratado de Amistad y
Cooperación con Marruecos recientemente firmado por España, a pesar de
que no resuelve esta cuestión, acepta la posibilidad de que se aplique el
criterio de equidad y no, en el caso de las aguas españolas y marroquíes,
el de la equidistancia.

La verdad es que habría que preguntar al Gobierno qué piensa al respecto
y qué ideas piensa defender en la nueva situación que se abre con la
entrada en vigor de esta Convención. Hay que preguntarse cómo se aplicará
la parte relativa al régimen y al mecanismo institucional para la
explotación de los fondos marítimos, más allá de la jurisdicción
nacional, esto es, la zona económica exclusiva. El régimen previsto en la
Convención contempla que los Estados industrializados, que son los que no
han firmado ni ratificado esta Convención, den financiación y transfieran
tecnología, recordando que esta tesis es consecuencia de unas ideas sin
duda superadas sobre cómo debía organizarse lo que se llamaba entonces el
nuevo orden económico internacional.

La última pregunta, después de estas reflexiones sobre cómo afectará a
España en general esta Convención, se refiere a la Autoridad
Internacional de los Fondos Marítimos, organización internacional
constituida al entrar en vigor la Convención. Esta Autoridad
Internacional de los Fondos Marítimos es una
organización internacional muy avanzada y que, por tanto, para una
potencia pesquera y marítima como es España puede tener gran relevancia.

Algunos de sus órganos pueden adoptar decisiones normativas de carácter
general, incluso con la oposición de sus miembros, y puede comparecer
incluso contra Estados y particulares, recaudar tributos, administrar
recursos naturales, incluso realizar actividades mineras en los fondos
marítimos. Habría que preguntar qué opina el Gobierno sobre esta
Autoridad Internacional de los Fondos Marítimos, si piensa colaborar con
ella y qué labor se realiza con otros Estados en relación a esta
Convención.

Parece importante fijar la posición de nuestro país en relación con esta
nueva Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del mar. La verdad
es que nuestro país se encuentra, por lo que se refiere a las cuestiones
pesqueras, en una situación especialmente delicada. En el curso de las
negociaciones de esta Convención --y es una de las razones por las que
nuestro país se abstuvo en 1982 y luego no la ratificó-- no quedaron
salvados nuestros derechos históricos, ni siquiera la idea misma en la
Convención de que estos derechos históricos debían ser conservados o
preservados.

En materia de pesca, en el seno de la Comunidad estamos sometidos hasta
el año 2002 a un período transitorio. En estos momentos, además, con las
negociaciones de ampliación, concretamente con Noruega se plantean
algunos problemas que quizá sería bueno que el señor Ministro aclarara,
ya que nos referimos a los intereses pesqueros de nuestro país.

En materia pesquera, la realidad es que nuestro país va perdiendo
terreno, y nuestra industria y nuestros intereses pesqueros no exigen sin
duda dinero, lo que exigen es capacidad de producción, que nos dejen
producir. Estamos, y permítanme la figura, como si nuestra flota pesquera
se encontrara en una bañera a la que le han quitado el tapón, cada vez
tenemos menos agua y menos aguas en las que pescar. Además, se plantean
cuestiones de especial trascendencia en lo que se refiere a la
delimitación de las zonas económicas exclusivas, y muy especialmente a la
no resolución todavía de algunas delimitaciones con países vecinos.

Por todo ello, me parece especialmente importante que el señor Ministro,
para aclarar la posición de nuestro Gobierno y para ilustrar a todas
aquellas personas que viven y trabajan en la importante industria
pesquera española, explique con claridad la posición de nuestro país ante
la entrada en vigor de esta Convención sobre el Derecho del mar.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señor
Presidente, trataré también de contestar de manera conjunta a las tres
preguntas que estaban formuladas de forma separada, pero que básicamente
tienen un contenido similar, o por lo menos tratan sobre un tema común.

Estoy totalmente de acuerdo con la descripción que ha hecho el Diputado
que ha formulado las preguntas referentes a la Convención de Naciones
Unidas sobre el Derecho del mar. Es verdad que ya se ha ratificado por
sesenta países y, por tanto, puede entrar en vigor. Ciertamente la
posición que España ha mantenido en su tramitación es conocida, ha sido
expuesta: se abstuvo en 1982, se firmó en 1984 y no se ha ratificado, y
se pretende seguir en esa posición de no ratificación, que es justamente
la postura de toda la Comunidad.

¿En qué se basa fundamentalmente esta postura? En la no modificación,
hasta este momento, de lo que se dio en



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llamar la parte undécimo primera, o al menos la forma de aplicación que
tiene esta parte y que, como S. S. sabe, está referida a la explotación
de fondos del subsuelo marítimo.

El problema que se plantea con esta Convención no es positivo, porque,
ciertamente, aunque haya sido ya ratificada por sesenta países, el que no
lo haya sido por un buen número de países importantes del conjunto de
Naciones Unidas hace que pierda una parte de su vigor, de su fortaleza, y
tanto es así que el propio Secretario General de Naciones Unidas ha
tomado el asunto en sus manos para intentar ver si se puede encontrar una
formulación que alivie el daño político, y no solamente político sino
también práctico, que esta ausencia de aceptación universal podría
producir en la propia Convención.

Como S. S. sabe --y si no lo sabe lo digo ahora-- el Gobierno de España
comparte con el Secretario General de Naciones Unidas el deseo de que
esta Convención, en principio, fuera aceptada universalmente con las
modificaciones necesarias, y por ello, con los socios de la Unión está
contribuyendo de forma activa a las distintas iniciativas auspiciadas por
el propio Secretario General, la última de las cuales, como S. S. estoy
seguro que sabe, se produjo hace muy poco tiempo, en los primeros días
del mes de febrero. Están planteadas algunas reuniones más, con fecha ya,
durante los meses de junio y septiembre.

Esta es la posición que España va a mantener, que es contraria a la
ratificación si no se modifica la parte undécimo primera relativa a la
explotación de fondos y del subsuelo marítimo.

Sobre la segunda parte de su intervención en cuanto a esta parte undécimo
primera, es verdad, señorías, que plantea cuestiones de dos tipos: de
carácter financiero y de carácter tecnológico. Las cuestiones de carácter
financiero se refieren --y S. S. lo ha explicado de cierta manera-- a
cómo se puede hacer la financiación de esta iniciativa de explotación de
fondos y del subsuelo marítimo, teniendo en cuenta que todavía no tiene
la ratificación de todos sus miembros, aunque es verdad que existe ya un
número suficiente para que pueda entrar en vigor. Se hace por la vía de
las contribuciones proporcionales que cada país realiza a Naciones Unidas
y se hace de forma escalonada, de acuerdo con los países que ya lo han
firmado. Teniendo en cuenta que los países más ricos, los países que
contribuyen más al conjunto de Naciones Unidas no forman parte de la
Convención, se puede producir una situación no deseada por parte de los
países menos desarrollados, que tienen unas dificultades mayores para
financiar.

La segunda cuestión es de carácter tecnológico. Las necesidades
tecnológicas para estas explotaciones están, para bien o para mal, en
manos de los países que todavía no han ratificado y, por tanto, se
plantea también un tema de gran envergadura sobre las transferencias de
datos y de posibilidades tecnológicas para resolver este problema ligado
a la parte undécima.

¿Cuáles son las soluciones que a estos problemas se vienen barajando en
las rondas de consultas a las que antes he hecho referencia, iniciadas
por el Secretario General en los primeros días de febrero? Las quisiera
clasificar en tres grupos. En primer lugar, organizar el consejo de lo
que hemos dado en llamar, y S. S. ha recogido, de la Autoridad
Internacional para el Fondo Marino en categorías, como decía
anteriormente. Se podía, quizás, de esa manera exigir la mayoría en cada
categoría de Estados para adoptar las decisiones y evitar que éstas
puedan ser opuestas a los intereses de ningún grupo significativo de
Estados, especialmente desarrollados, que son no solamente algunos de
ellos Estados de mayor compenetración, de mayor interés desde el punto de
vista económico-pesquero, sino también porque son contribuyentes más
importantes al conjunto de Naciones Unidas y tienen la tecnología más
preparada. Se trata, por tanto, de determinar en este momento qué grupos
de esos Estados tendrían el derecho al veto en el seno de ese consejo de
la autoridad internacional.

En segundo lugar, sobre la financiación, financiar provisionalmente la
autoridad con cargo al presupuesto de Naciones Unidas, con un tope máximo
previamente acordado, teniendo en cuenta que el presupuesto inicial de la
autoridad y del tribunal no debiera exceder, en mucho, al de la comisión
preparatoria que se venía ya reuniendo de forma periódica en Nueva York y
en Kingstone.

En tercer lugar, crear la figura de los miembros provisionales de esta
autoridad, que sin ser aún Estados partes podrían disfrutar de los
derechos que hayan ratificado la Convención a cambio de cumplir,
igualmente, con todos los deberes correspondientes, y en especial
aquellos relacionados con la financiación de la organización.

Creo que durante los próximos ocho meses podremos avanzar e ir viendo si
se alcanzan acuerdos consesuados sobre estas cuestiones que sería,
lógicamente --para que S. S. lo conozca-- la posición fundamental de
España, tratar de encontrar, repito, unos acuerdos de forma consensuada
sobre ello.

La tercera cuestión a la que S. S. se ha referido trata sobre cómo podría
afectar a España en nuestros intereses pesqueros. Como sabe S. S., el
Gobierno está protegiendo los intereses pesqueros españoles, y lo está
haciendo en estos días quizá con intensidad creciente, incluso en las
últimas horas, porque estamos en este momento negociando la ampliación de
la Unión Europea, y uno de los temas más importantes, sin duda, es el
tema pesquero. Pero quiero recordarle también que no solamente en este
ámbito, sino en todos los foros internacionales se siguen defendiendo los
intereses generales de España en materia pesquera, aunque no hay que
olvidar que la competencia pesquera es ya una competencia que tiene la
Unión Europea. Eso para España plantea ventajas y también puede plantear
inconvenientes. Ventajas que no se les ocultan a SS. SS. cuando se
recuerda lo que eran los meses de diciembre y los próximos al verano,
cuando teníamos intensas negociaciones bilaterales con algunos países,
que los Ministros de Agricultura de este y de otros Gobiernos recordarán
no con mucha satisfacción. Al haber pasado ese trámite a la Unión Europea
nos presenta algunas ventajas, sin duda alguna, porque las soluciones que
se



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alcanzan siguen siendo ventajosas para España, y las posibilidades
--digamos-- de ejercer la presión son mayores en el ámbito de la Unión
Europea. Quiero recordar que en tal sentido la Comunidad Europea es la
signataria, como tal, de la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del mar y que la política pesquera es una política común.

Me gustaría subrayar a SS. SS. que las disposiciones de la Convención de
Naciones Unidas de 1982 sobre el Derecho del mar referidas a la pesca ya
tenían en su seno muchas de las cuestiones a las que ahora estamos
haciendo referencia con esta nueva Convención. Quisiera dividirlas en
tres partes. En primer lugar, las disposiciones que ya estaban en vigor
bien como derecho internacional consuetudinario, por ejemplo la libertad
de pesca en alta mar, o bien como parte de las Convenciones de Ginebra de
1958, por ejemplo la reserva del Estado ribereño a los derechos de pesca
exclusiva en el mar adyacente en doce millas.

El segundo gran grupo de cuestiones son las disposiciones que no
constituían derecho internacional vigente, pero se había formado ya una
práctica internacional generalizada posterior que las ha convertido en
normas de derecho internacional general. Como ejemplo más claro, además
de alguno que les he señalado, está la noción de zona económica exclusiva
según la cual un Estado ribereño ejerce derechos soberanos sobre recursos
pesqueros en la zona del mar adyacente, no a las doce millas a las que
antes he hecho referencia, sino hasta un máximo de 200.

La tercera cuestión sería las disposiciones sobre las que no existe
consenso internacional o que no existía antes de elaborarse esta
Convención, y aquellas cuestiones en las que no ha llegado tampoco a
cristalizar dicho consenso con posterioridad. A alguna de ellas he hecho
referencia, por ejemplo, al hablar de la parte undécimo primera del
Acuerdo. A este Grupo, sin duda, pertenecen las disposiciones relativas a
la obligación de dictar normas internas y de cooperar en la gestión y en
la conservación de los recursos marinos de alta mar, así como la
obligación análoga existente respecto a las poblaciones de peces cuyos
territorios se encuentran dentro y fuera de la zona económica de
exclusión. Por tanto, la entrada en vigor de la Convención no afectará,
lógicamente, a las dos primeras categorías a las que he hecho referencia,
porque ya formaban parte del Derecho internacional y ya estaban en vigor.

En cuanto al tercer grupo, se trata de normas cuya concreción, en la
práctica, está todavía balbuceante, está dando los primeros pasos. Quizá
un ejemplo claro de ello es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
poblaciones de peces transzonales y las especiales altamente migratorias
cuyas próximas sesiones están previstas para el mes de marzo y el mes de
agosto de 1994, y se pretende que lleguen a recomendaciones generales
para la conservación y gestión de estos recursos pesqueros, que son
explotados a los dos lados de la línea de las 200 millas a la que antes
he hecho referencia.

Las normas de la Convención, interpretadas adecuadamente, creo que
recogen un equilibrio adecuado entre los derechos y los deberes de los
Estados ribereños y de los Estados que pescan a distancia (como es el
nuestro entre otros), de la Unión Europea Occidental. Por tanto, los
problemas que quedan pendientes por resumir son los relativos a la parte
undecimo primera del protocolo, con un problema añadido, puesto que el no
reconocimiento por parte de países importantes, desde el punto de vista
industrial, desde el punto de vista de sus capacidades pesqueras, hace
que la Convención no tenga un reconocimiento universal y, por tanto, le
resta algunas de las posibilidades que debiera tener, primera cuestión.

Segunda cuestión, las negociaciones que se han iniciado en febrero bajo
los auspicios del Secretario General van a seguir en junio y en
septiembre. La Unión Europea, en tercer lugar, es el signatario, por
tanto, el responsable sobre la política de pesca, que es una política
común. Y, en cuarto lugar, relativo a los intereses de nuestro país,
lógicamente España seguirá manteniendo, como lo está haciendo en estos
momentos, el deseo de que el ejemplo, quizá tan pequeño, sobre la bañera
que S. S. ha planteado, no se tenga que producir, sino al contrario. La
bañera nos habla de aguas pequeñas y de peces, de pescados y de
embarcaciones de papel, y estamos hablando de cosas más grandes, de cosas
más importantes para España.

Le quiero decir que he transmitido al Presidente de su Grupo y al
Presidente de su Partido en las últimas horas un documento detallado
sobre la negociación de la pesca en Noruega. Entiendo que S. S. tendrá
pronta y adecuada información sobre ello, ya que me solicitaron que les
diera datos precisos, que se los diera personalmente, y así lo he hecho.




El señor PRESIDENTE: Señor Robles Fraga, ¿quiere intervenir?



El señor ROBLES FRAGA: Dentro de las cuestiones que he podido plantear
existe una que quizá no ha sido, creo yo, contestada o aclarada
suficientemente. Me refiero a la cuestión de los estrechos, es decir, si
la posición mantenida justa y tradicionalmente por España iba a ser
continuada en el curso de esas negociaciones a las que el señor Ministro
ha hecho referencia, exactamente sobre el régimen de paso en tránsito por
los estrechos que tanta importancia tienen para nuestro país.

Naturalmente creo que los intereses de España en materia pesquera no
quedan ahí, no son solamente ésos. Existen intereses de tipo estratégico
para un país como el nuestro en el que el Estrecho de Gibraltar supone
una de sus bazas estratégicas más importante.

Por lo que hace mención a las negociaciones en materia pesquera, tengo
que reconocer al señor Ministro, y recordarle una vez más, la excelente
comunicación que funciona dentro del Grupo Parlamentario y dentro del
Partido Popular, de manera que esas informaciones a las que usted se
refiere podrán ser conocidas y utilizadas por todo nuestro Grupo.

El señor Ministro, finalmente, no ha hecho referencia a las cuestiones
aludidas por este interviniente en lo que se refiere a las delimitaciones
de zona económica exclusiva



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que quedan todavía por hacer por España con países vecinos. Quizá una
breve reflexión sería de gran interés para los miembros de esta Comisión,
no solamente porque ésa es una cuestión recurrente tanto en esta Cámara
como en el Senado, sino porque afecta muy directamente a intereses no
sólo pesqueros y porque también genera preocupaciones legítimas en
algunas zonas de nuestro territorio, concretamente en Canarias. Estoy
convencido de que cualquier explicación que pueda darse sobre la opinión
que merece al Gobierno el estado actual de la situación sería de gran
interés, no sólo para los miembros de esta Comisión, sino para la opinión
pública española y especialmente canaria.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a tratar
de contestar a las tres cuestiones que ha planteado su señoría. Empezaré
por la segunda, porque nada más lejos de mi deseo, por lo menos esta
mañana, que crear problemas en el seno del Grupo Popular; otros días sí
tengo más deseos de hacerlo, pero hoy no.

Le diré, con toda cordialidad, que el tema de Noruega está en negociación
en estas horas, y creo que no es procedente explicar ahora, con detalle,
el estado de esa negociación, posición que creo que es compartida por su
Grupo Parlamentario, ya que, insisto, en estas mismas horas se está
realizando la negociación, pero su Grupo Parlamentario, repito, tiene
información puntual de cómo se desarrollan las cosas. Digo esto no con
ánimo de generar problemas, sino, por el contrario, de resolverlos.

Estamos en contacto estrecho para ver cómo marcha la negociación sobre la
ampliación, y el tema más importante sobre negociación pesquera en éste,
el tema de Noruega; por eso no he sido más preciso, y creo que S. S. lo
entenderá. Vuelvo a insistir en que en estos momentos hay una
comunicación muy fluida sobre la ampliación. Tenemos una semana delicada
--la semana que se inició ayer -- para los temas de la ampliación; el día
25 --no sé si es jueves o viernes-- se empezará un maratón de reuniones
en el ámbito de la Unión Europea para tratar de fijar una posición común
sobre esta cuestión, incluido el asunto de la pesca, cosa que ayer no se
consiguió. Se consiguió, eso sí, llegar a una posición común en el tema
agrícola y en los temas de objetivos de fondos estructurales, pero
todavía no hay una posición común sobre la pesca.

Otra cuestión que plantea S. S. es sobre el régimen de paso en tránsito a
través de los estrechos utilizados por la navegación internacional. La
contestación que le puedo dar es la misma que he dado en la primera
intervención: España planteó reservas a estos temas, como ustedes saben.

Pero reservas no se podían hacer, y eran, como S. S. ha reconocido,
declaraciones interpretativas. Esta sigue siendo, lógicamente, la
posición de España y la mantendremos.

La tercera cuestión es sobre la zona económica exclusiva. Creo que
también he hecho referencia a ello en la primera intervención. Le diré
que, lógicamente, a España le plantea algunos problemas desde el punto de
vista pesquero, pero la zona económica exclusiva, que está contenida
--como S. S. sabe bien-- en los artículos 55 y siguientes del Convenio,
engloba los derechos de soberanía de los Estados ribereños, derechos de
carácter eminentemente económico, cosa que ha afectado de forma decisiva
al régimen de explotación de algunos de los recursos vivos, que quedan
reservados a aquellos Estados básicamente, con la única salvedad, como S.

S. conoce, del derecho de acceso a excedentes, establecidos en el
artículo 62.

Esto es, señoría, lo que le puedo decir sobre dichas cuestiones. Seguimos
trabajando en contacto con la Unión Europea y con el Secretario General
para intentar que una Convención como es ésta, sobre la que S. S. tiene
tanto interés y tan profundo conocimiento, sea algo que tenga el apoyo y
el reconocimiento internacional para que su entrada en vigor formal venga
acompañada de una entrada en vigor real, y no estén, digamos, ausentes un
número de países importantes desde el punto de vista de los foros
internacionales, en este caso de Naciones Unidas, lo que plantearía
problemas muy serios, sobre todo con la parte undécimo primera por las
dos cuestiones que antes apuntaba: los temas de carácter financiero y los
temas de carácter tecnológico.

No va a ser fácil encontrar una solución a la cuestión de los fondos
marinos, pero esperemos que en las dos rondas de negociaciones abiertas
con el Secretario General para los meses de junio y septiembre podamos
hacerlo. Desde el punto de vista tecnológico los problemas son enormes;
S. S. sabe muy bien que son muy pocos los países que tienen capacidad
tecnológica para estos análisis de los fondos marinos y,
desgraciadamente, son los países que no han ratificado todavía la
convención.

Además, desde el punto de vista económico, los gastos de Naciones Unidas
están adquiriendo unas dimensiones tales para unos y para otros que la no
presencia de los países que tienen una contribución más alta en Naciones
Unidas está planteando una importante limitación para su buena
aplicación.

En cualquier caso, creo que lo más importante sería que la Convención
tuviera, no sólo de derecho sino de hecho, un reconocimiento universal,
para que tuviera el valor que deseamos que tengan todas las convenciones
de Naciones Unidas. (El señor Robles Fraga pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Diga usted, señor Robles.




El señor ROBLES FRAGA: Por una alusión. Voy a ser muy breve.

Señor Ministro, no se preocupe tanto de la salud de nuestro Grupo y de
nuestro Partido, yo no me preocupo por ello, le aseguro que nuestra salud
política es excelente. Preocúpese más de la de su Gobierno y su Grupo, a
ver si va a resultar que lo de la bañera no es la flota pesquera, sino
que son otras aguas las que se pierden. Le puedo asegurar que en nuestro
Partido no pasa eso que



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quizá pasa en el suyo de que cuando el gato no está, los ratones bailan.




El señor PRESIDENTE: Señor Robles, perdone usted que le interrumpa, pero
el Reglamento prevé un segundo turno de intervención para las preguntas.

Ese tema que usted acaba de sacar no tiene absolutamente nada que ver con
lo que estamos discutiendo aquí.

Puesto que se ha introducido el tema, tiene usted la palabra, señor
Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a ser muy
breve también, porque no creo que sea cuestión de entrar en este tema.

El señor Robles entenderá que tengo en múltiples ocasiones el deseo de
decir algunas cosas que hoy no he querido decir. Le digo, eso sí, que la
salud de su Grupo Parlamentario la he visto esta mañana mirando a su
cara, viendo que está usted radiante y boyante, y eso me parece que debe
ser lo que ocurre en la generalidad del Grupo Parlamentario.




--SOBRE OPINION DEL GOBIERNO ACERCA DE LA NUEVA SITUACION DE ASIA Y DEL
PATENTE DESEO DE RUSIA DE ESTABLECER UNA ZONA DE INFLUENCIA. FORMULADA
POR EL SEÑOR MUÑOZ-ALONSO Y LEDO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR.

(Número de expediente 181/000393.)



El señor PRESIDENTE: Después de este intercambio de consejos médicos
vamos a pasar a la siguiente pregunta, que es la número cinco, presentada
por el señor Muñoz-Alonso, del Grupo Popular, sobre la opinión del
Gobierno acerca de la nueva situación de Asia y del patente deseo de
Rusia de establecer una zona de influencia.

Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Ante todo quería hacer una advertencia
preliminar. Aquí se lee opinión del Gobierno acerca de la nueva situación
de Asia. Por algún duende burocrático aparece Asia, cuando yo había
querido que apareciera antigua URSS. Intenté corregirlo en tiempo y
forma, pero se ve que no lo logré. En todo caso, señor Ministro, de
alguna manera podremos establecer el diálogo sobre esta cuestión.

Lo que yo quería plantear, y sobre lo que pregunto al señor Ministro, es
la opinión del Gobierno ante el nuevo papel que está cobrando Rusia en la
política internacional. Podemos decir que durante un cierto período
parece que esa presencia internacional de Rusia había estado muy
disminuida, ahora vemos que nuevamente se convierte en un protagonista
importante en la escena internacional y quería hacer alguna reflexión al
respecto.

Con relación a Rusia podemos decir que las actitudes occidentales ha
oscilado entre dos extremos. El primero sería el de decir: se acabó la
amenaza, vamos a intentar conseguir eso que se llamaron los dividendos de
la paz, hay que bajar la guardia, porque ya no es necesario mantenerse
alerta. En esa misma línea y en ese mismo contexto se decía, por ejemplo,
que la OTAN sobraba, cosa que era muy frecuente oír en estos meses de
atrás. Por cierto, añadiría que muchos de los que dicen que había que
disolver ahora la OTAN, cuando no hay amenaza, ya decían que había que
disolverla cuando sí había amenaza; esto lo digo al hilo de esta
reflexión.

La otra actitud, el otro extremo sería el de los que han pensado
--también hemos visto esto reflejado en los medios informativos y hemos
oído opiniones de algunos dirigentes políticos en este sentido-- que nada
ha cambiado, que Rusia es irremediablemente un país abocado a tener un
papel imperial --se ha recordado ese punto de vista de los historiadores
de que antes de ser nación Rusia era ya imperio-- y, por tanto, hay que
estar muy alerta. En ese contexto hemos visto cómo muy a menudo se seguía
utilizando el lenguaje de la guerra fría, cuando, obviamente y por
fortuna, la guerra fría ha quedado atrás.

Esas actitudes de recelo respecto de Rusia creo que en los últimos meses
incluso se han incrementado, y evidentemente ha habido razones para ello.

Ha cambiado la doctrina de seguridad nacional y la propia doctrina
militar rusa, y ha sido muy comentado por los propios dirigentes rusos.

En la época de Gorbachov se insistía mucho en que había que poner el
énfasis en los valores humanos universales. Seguramente era uno de los
puntos claves de la diplomacia de la época de Gorbachov. Se decía
abiertamente que había que rechazar el legado soviético y su
planteamiento agresivo, ese nosotros contra ellos, y el confiarlo todo en
la fuerza militar. Y ahora estamos viendo cómo se utiliza cada vez más
otro lenguaje. No hace mucho, el señor Kosiguin hablaba de los especiales
intereses de Rusia, según decía diferentes de los occidentales, y añadía:
a veces incluso contrarios. Lenguaje que no cabe duda empieza a ser
preocupante.

Otro dirigente ruso importante, Manilov, que es del Consejo de Seguridad
ruso, decía que una gran potencia que ocupa un sexto de la superficie del
planeta tiene evidentemente unos intereses peculiares distintos de los de
otros grupos.

En cuanto a la doctrina militar, se ha insistido mucho en los últimos
tiempos en ese concepto de extranjero próximo con el que se denomina lo
que eran los territorios de la antigua URSS, en los cuales Rusia entiende
que tiene que tener un papel importante de influencia, de presencia. Y se
alude, además (el señor Ministro lo decía también en otro contexto esta
misma mañana), a esos 25 millones de rusos que viven fuera de las
fronteras de Rusia, y que en algún momento se ha llegado a decir que
podían ser el pretexto para determinadas intervenciones no deseadas por
esos países. Hay incluso quien ha comparado potencialmente esa situación
al caso de los sudetes en Alemania, que fue el gran pretexto para el
expansionismo germano en la época nazi.

Y todo eso se ha aumentado más, incluso, con la nueva situación política
creada para las elecciones del 12 de diciembre con los resultados que
todos conocemos y con



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la aparición de esa tendencia ultranacionalista encabezada por el señor
Zhirinovski, que evidentemente es preocupante desde muchos puntos de
vista.

Yo creo que hay que intentar comprender a Rusia. A veces los occidentales
creo que se olvidan de que Rusia no es un país derrotado. Muy a menudo
ellos dicen que es todo lo contrario, que es un país víctima y vencedor
del comunismo y que aspira a tener un hueco en el concierto de los países
libres. Pero cada vez lo estamos viendo más claramente, y en estos
últimos días me parece que el señor Churkin, el viceprimer ministro, está
haciendo unas visitas a los países llamados del grupo Visograd, que
demuestran que Rusia parece que no se está conformando ya (la propia
actuación recientísima y seguramente beneficiosa en el conflicto de
Bosnia lo demuestra) con la zona de influencia que podía ser la antigua
URSS, sino incluso con aquella vieja zona de influencia que llamábamos en
su momento el bloque soviético.

Yo quería preguntar al señor Ministro cuál es la opinión del Gobierno
acerca de esta situación, y cuál es, si es que existe, la política del
Gobierno en ese contexto.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos
Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Su señoría
plantea un tema por vía de una pregunta de enorme calado sobre el que yo
creo que deberíamos seguir hablando no solamente en el día de hoy, al
hilo de una pregunta, sino tener un cambio de impresiones en los próximos
meses con mayor detenimiento.

Su señoría plantea el tema no solamente desde la perspectiva de la
situación en Asia, de las antiguas repúblicas de la URSS en Asia. Como
estaba en la pregunta, le diré dos palabras nada más. Es verdad que los
cinco países de la antigua Unión Soviética que están en Asia tienen una
relación en este momento privilegiada con el centro, con la Federación
rusa, por razón de estar todavía relacionada con ellas a través de la
CEI. Las proporciones de población rusa que existen en estos países son
altísimas, algunas están por encima del 40 por ciento en los países
asiáticos; están ligados a la CEI y tienen unos lazos y un entrelazado
muy grande, pero no es el problema fundamental, aunque esté en la
pregunta, porque tiene unos cauces de solución más establecidos.

Seguramente uno de los problemas fundamentales se puede estar planteando
con Tayikistan, porque es la frontera que linda con el mundo musulmán, y
es ahí donde sí es verdad que la Federación rusa quiere tener una función
de parapeto, incluso deja entrever, en conversaciones privadas y en
algunos foros internacionales, la obligación que creen tener de enfilar
ahí una posibilidad de migraciones o de influencias de carácter
islámico-radical hacia lo que era la antigua URSS.

Pero me imagino que su preocupación va más ligada a la Europa más próxima
a nosotros. Dice bien S. S. al afirmar que es necesario la comprensión de
Rusia, y que el mundo occidental se ha movido entre dos extremos. El
extremo primero es que se acabó la amenaza, hay que acabar con todas las
formas, incluso de seguridad occidental, es tipo OTAN, y es verdad que
hubo un momento de optimismo exagerado. En segundo lugar, la otra
posibilidad, también exagerada, es que nada ha cambiado y, en el fondo,
todo lo que hemos vivido es un pequeño sueño de unos meses del que nos
estamos despertando. Yo creo que las dos posiciones son, como digo,
exageradas.

No hace mucho tiempo leí unas declaraciones largas del primer ministro de
Finlandia, que las escribió después de una visita a España, y donde hacía
una exposición similar a ésa, aunque un poquito más detallada. Finlandia
es un país que tiene una frontera muy importante con Rusia, y ponía de
manifiesto algo (parece que en privado se lo comenté alguna vez) que me
sorprendió profundamente. Desde los años 50, los flujos migratorios de
Rusia hacia Finlandia prácticamente se han mantenido constantes y muy
bajos, y se preguntaba el primer ministro cómo es posible que no se
produjeran esas migraciones con el riesgo que les planteaba a ellos a lo
largo de esa frontera tan próxima, y daba una respuesta un poco en la
línea que S. S. planteaba: porque tenemos una idea equivocada o una
comprensión equivocada de lo que es Rusia. En las posiciones más lejanas
desde el punto de vista geográfico nos hemos movido siempre, o esperando
que las cosas fueran muy deprisa, o esperando que las cosas fueran a la
velocidad que se producen los cambios geológicos, que es un poco lo que
suele ocurrir en los grandes imperios como el ruso, imperios de
proximidad que son a veces más complicados que los de lejanía. Lo que
estamos viendo en este momento es un imperio de proximidad que se acaba,
cuando los imperios de lejanía se acabaron todos a finales del siglo XIX
o después de la Segunda Guerra Mundial.

Por tanto, es verdad que esa situación se está dando, pero yo quisiera
hacer hincapié en una afirmación que S. S. ha hecho, y es que el punto de
inflexión de todas estas declaraciones (hay que ponerlo en su justo
valor) está relacionado con las últimas elecciones.

En las últimas elecciones el tema fundamental de la campaña electoral,
que seguía S. S. con atención, parecía ser el tema económico, y fue el
tema económico. Yo recuerdo que en algunos de los debates que tuve
ocasión de ver y en las propias conversaciones con el Ministro Kozirev,
decía que él, siendo Ministro de Asuntos Exteriores, en el lugar por
donde se presentaba, donde había nueve candidatos, nunca salió el tema de
política exterior --él lo reconocía--, siempre se hablaba sobre el
problema de política económica.

Pero visto con un poco más de perspectiva, cuando uno debe hablar con los
dirigentes rusos reconocen que eso fue un espejismo, que es verdad que el
tema de la política exterior no estuvo en el debate, pero sí estuvo el
tema de la frustración nacional. Y el tema de la frustración nacional,
por ponerlo en estos términos (espero que no se ofenda nadie por la
terminología que estoy utilizando), parecía estar más ligada al tema
económico. Pero cuando en el tema económico se ve que las posibilidades



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de resolución a corto plazo son escasas, toda la potencialidad del país
se ha ido dirigiendo hacia la frustración nacional, y esa frustración
nacional se está canalizando en este momento en la sensación de un gran
imperio, como S. S. decía, que desfallece, un gran imperio que se fatiga,
un gran imperio que deja de tener las connotaciones en el mundo que
tenía. Y de ahí surgen las declaraciones primeras, porque las que S. S.

ha citado sobre Kozirev son posteriores ya a las elecciones.

En cuanto al Viceministro Churkin, yo he tenido ocasión de verle antes de
las elecciones en unas posiciones completamente no diría contrarias, pero
sí bastante distantes de las posiciones que hemos visto a través de los
medios de comunicacion ayer, anteayer y a lo largo del fin de semana,
haciendo declaraciones sobre la posibilidad de una tercera guerra mundial
más parecidas a las que hace Zhirinovski que a las clásicas de una
persona como Churkin.

Por tanto, lo que tenemos que analizar bien es el estado anímico de una
sociedad que empieza a tener una gran frustración nacional, que no la
puede canalizar a través de la solución de los problemas económicos y que
tenemos el riesgo de que se canalicen a través de cuestiones que al no
estar ligadas a los intereses, como decíamos en la sesión anterior, son
más difíciles de canalizar porque están más ligadas a los sentimientos y
más ligadas a los planteamientos de carácter oral o de carácter nacional.

Creo sinceramente que eso lo estamos viendo también --y vuelvo a insistir
en una contestación anterior al señor Robles-- en los países del Este y
del Centro de Europa, un replanteamiento todavía estrictamente potencial
de sus relaciones con Rusia. ¿Por qué? Porque las declaraciones que se
están haciendo en estos últimos días sin duda afectan, y el ejemplo más
claro es Hungría, vuelvo a insistir. Lo hemos visto incluso en
declaraciones del propio Presidente húngaro estos días en periódicos
nacionales. El cambio de la posición de Hungría en relación con
Yugoslavia no se puede entender más que a través de Yugoslavia,
Vojvodina-Serbia, Serbia-Rusia, no tiene otra explicación que ésa. Por
tanto, es verdad que puede haber algunas matizaciones de planteamientos.

Lo que tenemos que hacer es seguirlo muy detenidamente, continuar dando
confianza a unos y a otros. Hay que dar a entender a Rusia que tiene la
comprensión, como S. S. prefiere decir. Tenemos que entender lo que
supone eso. Quizá hemos hecho un esfuerzo excesivamente pequeño de
voluntad de comprender lo que significaba una transformación de esas
dimensiones en un país y en una zona de la importancia que tiene.

Hablábamos un día de los libros del que es hoy el segundo de a bordo del
Departamento de Estado, conocedor de la antigua Unión Soviética y de
Rusia, donde, quizá siguiendo su periplo personal, hemos visto esas
oscilaciones pendulares del punto 1 y del punto 2 a los que S. S. hacía
referencia.

Tenemos que estar con los ojos bien abiertos, hacer un esfuerzo de
comprensión de todo ello y mantener a Rusia integrada en aquellas
instituciones en que podemos tenerla integrada, la Conferencia de
Seguridad y Cooperación en Europa. En el Consejo de Europa se va a
plantear un gran debate, y creo que lo más importante que tiene en este
momento es ver qué se hace con Rusia.

Le diría algo más, le diría que en la nueva Duma se ha constituido, y la
estamos siguiendo con mucho detenimiento, una comisión análoga a ésta, la
Comisión de Exteriores. Hagamos una reflexión de carácter personal. El
Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Duma es una persona
de la que S. S. habrá oído hablar alguna vez porque fue el antiguo
embajador de Rusia en Estados Unidos, anterior al que fue primero en
España. Es una persona que se presentó a las elecciones no por el bloque
de Gaidar, se presentó por el grupo de Yablinski, por el grupo centrado,
y está teniendo una labor enormemente activa. Es decir, no tenemos que
seguir solamente, desde el punto de vista de la política doméstica, las
posiciones más radicales, digamos, de Zhirinovsky, sino que el papel que
está jugando el Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores en la
Duma es enormemente importante. Llegaría a decir que hay temor por parte
del Ministro de Asuntos Exteriores de que lo que pretenda es quizá
susituirle en próximos meses en la función que hoy representa. La
Comisión de Asuntos Exteriores de la Duma tiene una extremada importancia
en la definición o en el intento de definición de política exterior.

Lo que hemos visto estos días sobre Yugoslavia podemos calificarlo como
positivo; es positivo que se haya involucrado Rusia de la manera en que
lo ha hecho; que haya 400 cascos azules rusos en Yugoslavia bajo bandera
de Naciones Unidas es positivo, es una manera de mantener un compromiso
con lo que son los foros internacionales. No son tropas rusas; aunque las
hayamos visto en televisión siendo recibidas como tropas de liberación
rusas, son tropas que van con el casco o con la boina azul y están bajo
el mando del general Cot y del general Rose. Esto es importante, porque
tener a Rusia comprometida no sólo potencialmente sino realmente, me
parece, repito, que es importante.

En la reunión que ayer tuvo lugar en Bonn, el comportamiento de Rusia
respecto a Yugoslavia fue bastante constructivo o muy constructivo. Es
muy positivo, desde nuestro punto de vista, que se sigan sentando en
estos foros para intentar comprometerles en la resolución de estos
problemas.

Queremos que en el Plan Balladur --y con esto ligo con la intervención
anterior sobre el Plan Balladur, el Plan de estabilidad en Europa--
también estén cogidos los diplomáticos rusos, el Gobierno ruso, para que
participe en estas cuestiones. ¿Quiere decir eso que aceptamos el
planteamiento del extranjero próximo? No. Creo que es una posición
absolutamente inaceptable que, llevada a sus extremos, podría revivir la
doctrina Breznev una vez más. No creo que ésa sea una fórmula de aceptar
la política exterior de Rusia.

Por contestar de forma más concreta a su pregunta, lo que creo que
tenemos que hacer es intentar por todos los medios que siga Rusia
incorporada a los foros internacionales de carácter europeo y vigilar con
la máxima atención la evolución próxima, que desgraciadamente va a



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estar muy ligada a la política doméstica. Es decir, el haz y envés de la
moneda, política exterior, política doméstica, van a estar estrechamente
relacionadas porque el elemento de frustración nacional está pesando cada
vez más en el conjunto de la sociedad rusa; esa frustración nacional va a
tener difícil solución a corto plazo por la vía económica y corremos el
riesgo de que trate de encontrar cauce a través de la política exterior.

No sé si con esto contesto a su pregunta, señoría. Como es más bien una
reflexión de carácter general, pocas cosas precisas se pueden decir en
este momento más que el compromiso de todos de tener los ojos bien
abiertos y la inteligencia lo más afinada posible, porque los meses
venideros van a ser importantes desde esa perspectiva con la que
formulaba S. S. la pregunta.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Muchas gracias por sus explicaciones, señor
Ministro.

Estoy de acuerdo con la idea que avanzaba antes de que hay que comprender
a Rusia, pero sigo viendo en los países occidentales, en concreto en la
Unión Europea, la falta de una idea clara en torno a Rusia y a una
política respecto de la misma. Podríamos recordar que en 1991, en los
últimos momentos de la etapa Gorbachov, se temía la desintegración de la
URSS, y desde aquí se veía favorablemente cualquier cosa que, de alguna
manera, supusiera una continuación del conjunto, evidentemente sobre
bases nuevas. Ahora resulta que parece que predomina la actitud, digamos,
poco temerosa de lo que puede suceder si ese conjunto, con la fórmula del
extranjero próximo o con alguna otra, se mantuviera. De hecho estamos
viendo cómo se avanza mucho en el terreno de crear una nueva zona del
rublo, de hacer una nueva unión económica, relaciones económicas
especiales en suma, con las repúblicas ex soviéticas; en lo militar, la
presencia del ejército ruso en las zonas fronterizas, en las fronteras
externas de la antigua URSS es también un hecho.

Creo que hace falta que, sobre todo eso, desde Occidente se tuvieran las
ideas claras, porque da toda la impresión de que no existe una política
reflexionada y que, de una u otra manera, esté mantenida.

También estoy de acuerdo en que todo depende de la situación interior. Lo
que vaya a suceder en Rusia es muy importante, y evidentemente hay que
apostar porque Rusia se convierta en una democracia. Se insiste mucho en
que Rusia es la Alemania de Weimar, se ha dicho insistentemente, y yo
pienso que debíamos insistir en que podía ser la Alemania de 1949. En los
últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial y en los primeros de la
postguerra muy pocos confiaban en que Alemania se pudiera convertir en
una democracia, habría que recordarlo. Tenemos que hacer mucho para que
Rusia se convierta en una democracia, creo que ése es un reto que tenemos
los occidentales, porque me parece que el peor racismo sería negar la
posibilidad de que los rusos se convirtieran en una democracia estable.

Eso es una cosa que convendría tener presente.

En cualquier caso, creo que Rusia puede jugar un papel estabilizador en
la zona, pero siempre con sujeción a las normas del Derecho
internacional. La actuación que ha tenido Rusia en Bosnia, desde un
cierto punto de vista es estimulante, pero al menos algunas informaciones
nos hablaban de una presencia rusa quizá presionando; incluso en alguna
información se hablaba de amenazas, de presiones excesivas a los
occidentales, en una actitud que no era la que se puede esperar de un
país que actúa bajo la bandera de las Naciones Unidas, porque todo el
mundo estaba de acuerdo en su posición favorable a los serbios, y, de
hecho, los serbios, como el señor Ministro ha señalado, los vieron más
como unos amigos que llegaban que como unos árbitros neutrales.

Creo que todo esto plantea la necesidad de dedicar una gran reflexión al
papel de Rusia y fijar una política que en estos momentos me parece que
todavía no existe.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Intervengo
para hacer alguna matización positiva y sumarme también a alguna de las
reflexiones que S. S. ha hecho.

La posición de la Unión Europea no sólo la deberíamos conocer, sino
también reconocer, porque esta posición ha sido extremadamente positiva
con un objetivo, el objetivo de conseguir la estabilidad de la Federación
rusa, tanto económica como política.

Yo no me canso de decir que la ayuda más importante que la Federación
rusa ha recibido del mundo occidental ha sido la ayuda que ha dado la
Unión Europea, mucho más importante que la que ha dado el Grupo de los
siete no europeos, es decir, Japón, Estados Unidos, etcétera, que han
arrastrado mucho más los pies en el momento en que había que dar ayuda
económica para conseguir algo tan importante como la estabilidad
económica y, por tanto, la estabilidad política.

Es verdad que las medallas públicas --digamos-- se las han puesto otros.

La Unión Europea tiene a veces una dificultad mayor de representar, desde
el punto de vista mediático, lo que realiza. Es más fácil una cumbre
Yeltsin-Gorvachov, que aparece en todos los medios de comunicación, que
una cumbre entre los doce Jefes de Gobierno o Jefes de Estado de la Unión
Europea y el señor Yeltsin, que tiene, desde el punto de vista mediático,
quizá menos atractivo. Pero no hay que olvidar --y se dice poco, yo
creo-- que la ayuda fundamental hasta las elecciones, desde el punto de
vista económico, ha surgido de las arcas nuestras, de las arcas de la
Unión Europea; por tanto, 8,25 de todo ese dinero sale de los bolsillos
de los españoles, que estamos haciendo un esfuerzo para que Rusia se
estabilice.

Después de las elecciones, sin duda, hay que tratar de ver las
circunstancias y cómo evolucionan. ¿Cuál es el objetivo de la Unión
Europea? Seguir manteniendo la



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misma tónica. Porque el objetivo, como muy bien decía S. S., es el mismo:
conseguir la estabilidad.

En cuanto a las reflexiones que hemos leído sobre la semejanza con la
república de Weimar, yo espero que sean reflexiones del pesimista más que
no digo del optimista, sino del realista, que es lo que deberíamos tener
nosotros en la cabeza. Seguramente es mucho más lógico hablar de lo que
pudiera ser una semejanza con el año 1949 más que con la República de
Weimar. ¿Será eso verdad? ¿Será eso pensar con el deseo? Yo creo que no,
yo creo que va más allá de pensar con el deseo. Veo muy difícil una
marcha atrás en el sentido total y absoluto, no digo en la estructura del
régimen, sino en la estructura de su política exterior; creo que es
imposible que eso se produzca. Es verdad que hay dos noticias o dos pasos
que se han dado en las últimas semanas que pueden ser optimistas o
pesimistas, según se mire. Hay que señalar la dificultad que está
encontrando Ucrania, en cuanto a su moneda, por ejemplo, para salirse del
área del rublo; Bielorrusia ya ha dado por perdida cualquier otra
posibilidad. Por tanto, se van a mantener desde el punto de vista de zona
de influencia económica. Eso tiene también una parte positiva: el que
haya una estabilidad. Es muy difícil --lo hablaba con el Presidente de
Ucrania--, prácticamente imposible, que Ucrania pueda tener una moneda
propia estando como está con esas interrelaciones tan potentes, tan
profundas, tan enraizadas desde el punto de vista económico.

Y hay una segunda parte que no tiene que ver solamente con las repúblicas
asiáticas, donde el número de bases militares se mantienen, pero están
ligadas por la CEI. Es verdad que hay 35 bases militares nuevas en la
parte más fronteriza con Europa; hay 35 --no me acuerdo el número de
meses-- nuevos acuerdos de bases militares y sigue estando ahí el
problema de los bálticos; sigue estando ahí y debiéramos evitar por todos
los medios posibles que se convirtiera en el ejemplo que S. S. ha
planteado.

Sobre Bosnia le quisiera decir que no sé si toda la información es
conocida, pero hay una carta que llega a los Jefes de Gobierno de los
países miembros del Consejo de Seguridad --por eso nos llega a nosotros
también-- el miércoles de madrugada. Esta carta no se ha hecho pública,
pero creo que explica en cierta manera también el comportamiento ruso
sobre Bosnia.

La única incógnita que queda, desde el punto de vista del comportamiento
de Rusia en el conjunto del problema último de Bosnia, es lo que algunos
periódicos han puesto de manifiesto ayer: que el sábado anterior, una
semana antes, hubo comunicaciones y de eso soy testigo de excepción
porque hablé con el Ministro Kozirev a las cuatro de la tarde y con el
señor Cristopher a las seis, y se me dijo en ese momento que se ponían en
contacto. Se pusieron en contacto, pero no se transmitieron la
información real, porque a las pocas horas se produjo el compromiso de
los rusos de plantearse la resolución que plantearon y el Secretario de
Estado americano parecía desconocerla. Eso sí que es ciertamente
sorprendente en unas relaciones entre aliados de la intensidad y
profundidad que tienen cuando estábamos hablando de lo que estábamos
hablando, de un ultimátum de Naciones Unidas; eso sí, repito, es
sorprendente, sobre todo ligado a la falta de funcionamiento de la
telefónica americana o de la telefónica rusa, que hizo que durante dos
días no pudieran ponerse en contacto el Presidente Yeltsin y el
Presidente Clinton. Esperemos que no sean más que excepciones a lo que
debe ser la norma, la regla: que las comunicaciones sean fluidas y se
mantengan francas, porque en los meses venideros todavía vamos a tener
dificultades, no sólo en Yugoslavia sino en algunas otras zonas.

Desde ese punto de vista creo que hay que mantenerse con los ojos
abiertos, no tener políticas vacilantes sino políticas claras que vayan
encaminadas hacia el objetivo fundamental, que es la estabilidad, pero
una estabilidad no a cualquier precio, sino una estabilidad dentro de los
valores que están --por ponerlo en formas más plásticas-- contenidos en
la solicitud que Rusia ha hecho de entrar en el Consejo de Europa, y éste
tiene unos condicionamientos para entrar. Es el club de los países que
comparten unos valores, unas formas de vida y unas formas de estructura
política, y si se mantiene esa solicitud yo creo que hay que ayudar a la
estabilidad, porque tenemos garantizado qué tipo de sociedad desean
construir. Si cambiara esa solicitud o se retirara, tendríamos que
plantearnos quizá otro tipo de medidas.




--SOBRE OPINION DEL GOBIERNO ACERCA DE LA POLITICA DE SEGURIDAD EUROPEA Y
DEL PAPEL DE LAS DIVERSAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES COMPETENTES EN
ESTA MATERIA, DESPUES DEL ULTIMO CONSEJO ATLANTICO Y LA PUESTA EN MARCHA
DE LA «ASOCIACION PARA LA PAZ», FORMULADA POR EL SEÑOR MUÑOZ-ALONSO Y
LEDO (GP). (Número de expediente 181/000394.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 6 del orden del día, que es
la pregunta formulada por el señor don Alejandro Muñoz-Alonso, del Grupo
Popular, en cuanto a la opinión del Gobierno acerca de la política de
seguridad europea y del papel de las diversas organizaciones
internacionales competentes en esta materia después del último Consejo
Atlántico, y la puesta en marcha de la Asociación para la Paz.

Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Alguna cosa tiene en común esta pregunta
con la anterior.

Yo quería plantear que hay un número casi excesivo de organizaciones que
de una u otra manera son competentes en seguridad y en seguridad europea.

Si mis cálculos no fallan yo podría establecer un catálogo de seis
organizaciones, ONU aparte: la OTAN, con sus 16 miembros, que creo que de
alguna manera es la más efectiva y también la más antigua; la UEO, que
muchas veces se ha dicho y se sigue diciendo que ha de ser el pilar
europeo de defensa de la OTAN, pero que es cierto que durante mucho
tiempo ha tenido una casi inexistencia, aunque el



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Tratado de la Unión le da un nuevo horizonte; la CSCE, que con su
documento básico de la Carta de París de alguna manera tenía unos
planteamientos muy ambiciosos, aunque a partir de entonces lo cierto es
que vemos que ha sido más bien poco efectiva y que ha tenido presencia,
sí, en algunos de los conflictos que se han planteado últimamente en
Europa, pero con una eficacia por lo menos corta, si no nula.

Por otra parte, la propia Unión Europea, a partir del Tratado de la
Unión, con su política exterior y de seguridad común no cabe duda que
también tiene competencias en ese mismo ámbito. El artículo
correspondiente dice que abarcará todos los ámbitos de la seguridad; es
decir, el planteamiento no puede ser más ambicioso.

También tenemos el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte, donde se
incluyen los países del antiguo Pacto de Varsovia, las repúblicas ex
soviéticas, que es un foro de consulta yo creo que muy útil, y considero
que evidentemente algún papel positivo ha desempeñado en estos últimos
meses.

Por último, desde el mes de enero tenemos la Asociación para la Paz,
puesta en funcionamiento después de la Cumbre de la OTAN en Bruselas los
días 10 y 11 del pasado enero.

Se pone en marcha la Asociación para la Paz con una vía intermedia ante
el problema de la ampliación de la OTAN. Yo creo que es una vía
interesante, que es una vía útil. Además, plantearse la ampliación de la
OTAN quizá hubiera generado más problemas de los que resolvía y, por
tanto, en ese sentido, debe ser considerada como una iniciativa positiva
y que merece toda clase de apoyos.

Pero lo cierto es que, después de establecer este catálogo de tantas
organizaciones para la seguridad europea, creo que habría que decir, para
ser sinceros, que Europa no está ahora más segura que, por ejemplo, hace
cinco años. Lo cierto es que la inestabilidad se ha convertido en un
elemento político en Europa en estos últimos tiempos, que antes no
existía, y no es que vayamos a añorar la época de la división en bloques
y de la «guerra fría», pero lo cierto es que había un «statu quo»
establecido que suponía, evidentemente, una gran estabilidad, y ahora no
la tenemos.

Los especialistas elaboran relación de puntos posibles de conflicto,
algunos no posibles, sino reales ya, de conflicto abierto, y creo que no
hace falta que yo los enumere todos aquí. Pero no menos de ocho puntos de
conflicto existen en Europa del Cáucaso hasta la antigua Yugoslavia.

Algunos son bien conocidos, como la guerra Armenia-Azerbaiyán, que parece
que ahora entra por una vía de posible solución, pero lo cierto es que
tampoco se puede ser muy optimista. Está el problema de Georgia; la
propia situación dentro de la Federación Rusa del Cáucaso norte, con
situaciones como la de Chechenia, que no están en absoluto claras; el
problema Ucrania-Crimea-Rusia, que no deja de ser importante, que parece
que va por vía de solución, pero que no está totalmente resuelto, porque
ahí está todo el problema de la desnuclearización de Ucrania, el de la
flota del Mar Negro. Son asuntos que todavía no podemos decir que
pertenezcan al pasado, están ahí planteados, parece que en vías de
solución, pero no tenemos seguridad.

Otro problema del que se habla poco, pero que también ha tenido un
conflicto abierto en su momento, es el de la situación
Rumania-Moldavia-Transilvania con la república del Transniéster;
Eslovaquia, con la situación de la minoría búlgara --su señoría hacía
alusión a ella en el contexto de la nueva actitud de Hungría--; la
situación de las minorías rusas en los estados bálticos, por no hablar de
las que existen en otros sitios; incluso podríamos hablar de la minoría
turca que existe en bulgaria; y ya, dentro de la ex Yugoslavia, aparte de
la situación de conflicto, esperemos que menos abierto ahora, con
posibles soluciones de Bosnia, no sabemos qué va a pasar en el Kosovo
--se ha hablado mucho de que podía ser un nuevo frente en el futuro--,
así como Macedonia y, por supuesto, también el problema de las Krajina en
Croacia.

Creo que con esta rápida enumeración vemos que los puntos potenciales de
conflicto en Europa son muy amplios, y tenemos la sensación de que ese
sistema tan complejo de eco-organizaciones entrelazadas de una u otra
manera entre sí, al final están demostrando una enorme impotencia. ¿Para
qué va lo de Bosnia? Bosnia es, de alguna manera, el espejo deforme de la
seguridad europea; es la demostración del fracaso de todos los intentos.

Claro, tampoco podemos ser tan ingenuos como para que nos digamos: bueno,
parece que las cosas van bien. Pero, caramba, ¿qué ha pasado en los
últimos 22 meses transcurridos hasta ahora? Lo cierto es que si hacemos
un poco la síntesis de ese problema central de la seguridad europea nos
encontramos con una inacción prolongada durante muchísimos meses. Esa es
la realidad, eso es lo que dirá la historia en el futuro. No se hizo nada
durante muchísimos meses. El propio Wöerner decía no hace mucho: ya está
bien de palabras, porque reconoce que hasta ahora todo han sido palabras
y nada más que palabras.

Después hemos encontrado también otra fase, por fortuna parece que corta,
de lo que podíamos llamar «peloteo» entre las instituciones, entre las
organizaciones, cuando no sabíamos muy bien quiénes intervenían: la ONU,
la OTAN, la Unión Europea, porque se estaban echando la patata caliente
unos a otros sin llegar a tomar decisiones efectivas. Y por fin nos
encontramos con el ultimátum y su éxito aparente, por lo menos, hasta
este momento. Pero no olvidemos, ¿qué es lo que va a pasar si todo sale
como parece que va a resultar? Vamos a ratificar el triunfo de la
violencia. Vamos a aceptar que se reconozca que una serie de territorios
ocupados por la fuerza pertenecen al agresor.

Su señoría, señor Ministro, decía hace bien poco aquí que los serbios de
Bosnia, que no son la minoría mayor de Bosnia, que son los musulmanes, se
van a quedar prácticamente con el 50 por ciento del territorio, mientras
que los musulmanes, que son la minoría, que estaban al empezar la guerra
en el cuarenta y tantos por ciento de la población, se va a tener que
conformar con una tercera parte y, como el señor Ministro decía aquí en
otra comparecencia, no de la mejor calidad, no con las mejores



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tierras de Bosnia. Y eso parece que es a lo que se aspira ahora, con lo
cual resulta que estamos aceptando, de alguna manera, ese triunfo de la
fuerza, el triunfo de las armas, en este caso concreto de las armas de
los serbios de Bosnia.

Y al final, ¿qué es lo que encontramos en todo este problema de Bosnia,
que, insisto, es el problema clave de la seguridad europea? Pues nos
encontramos con que la impresión que tiene una buena parte de la opinión
pública es que los que la han arreglado al final han sido los Estados
Unidos y Rusia. Resulta que, de alguna manera, parece que volvemos a la
bipolaridad y que tenemos que recurrir a esas dos grandes potencias del
pasado --que, al parecer, lo siguen siendo en el presente-- para que
resuelvan de una manera efectiva la situación, porque ese complejo
entramado de las organizaciones que tiene como finalidad la seguridad
resulta que ha fracasado y que durante mucho tiempo ha sido incapaz de
hacer nada.

Esta era mi preocupación, la que yo quería plantearle al señor Ministro,
para preguntarle cómo se ve desde el Gobierno esa situacion y si, de
alguna manera, se puede tener, cara al futuro, una perspectiva
relativamente optimista, un tanto diferente de la que hasta ahora
desgraciadamente hemos padecido.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): De la misma
manera que con la pregunta anterior, el diputado señor Muñoz Alonso trae
un tema de gran envergadura por la vía de una pregunta parlamentaria.

Como creo que el tema será objeto también de discusiones en el curso de
los próximos meses, porque los acontecimientos lo justificarán, trataré
de no repetir la información y la reflexión que hice al hilo de la
comparecencia que tuve el honor de hacer ante esta Comisión con motivo de
la Cumbre de la Alianza Atlántica en la que muchos de estos temas fueron
tratados, fundamentalmente los temas relativos al significado que tiene
la Asociación para la Paz y los nuevos objetivos que la propia Alianza
Atlántica debe tener, a nuestro juicio, en el futuro.

Los ámbitos de seguridad de defensa europeos son muchos --su señoría los
ha especificado--, pero no son todos iguales. Como le decía en aquella
intervención, tenemos instituciones que tienen como círculos concéntricos
de radio distinto. Algunos se pueden definir como círculos concéntricos,
otros son círculos excéntricos, porque no todos ocupan el mismo
territorio ni el mismo número de países. Pero fundamentalmente tenemos
dos instancias ligadas a la defensa: la Alianza Atlántica y la Unión
Europea Occidental y, digamos, una instancia dedicada a la seguridad, que
es la CSCE, y la Unidad Europea, con su política exterior y de seguridad
común, definitoria de política, ya en el ámbito de los Doce.

Señoría, yo creo que no sería justa la afirmación de decir que estamos
ahora más inseguros que antes. Me imagino que con «antes» se quiere
mencionar el momento anterior a la caída del Muro de Berlín.

Yo creo que estamos más seguros que nunca. Lo que sucede es que hemos
pasado de la defensa por la vía de la amenaza a la defensa por la vía de
la complejidad y la resolución de lo complejo. Pero yo creo que es más
racional y más digno de políticos y de seres que tenemos la trayectoria y
la tradición de lo que es la cultura europea de enfrentarnos con los
problemas complejos, con soluciones que desgraciadamente tienen que ser
complejas. Y lo complejo es lo contrario de lo elemental, y nada más
elemental y más simple que dos misiles apuntándose de país a país y
sabiendo que la elementalidad de semejante situación conduce a la
destrucción mutua. Hoy, afortunadamente, no estamos en esa elementalidad,
sino que estamos en una situación mucho más compleja y la complejidad
requiere más inteligencia, más trabajo, más negociación, más tiempo y más
buena voluntad para la resolución de los conflictos.

Porque, al fin y al cabo, señoría, la pregunta fundamental es: ¿qué es la
seguridad? Su señoría y todos nos planteamos una seguridad a veces en
términos excesivamente esquemáticos. ¿Es la seguridad la seguridad
estrictamente militar, estrictamente defensiva o las inseguridades traen
causa de otras cuestiones? Porque, al fin y al cabo, las inseguridades
que vivimos hoy no traen causa de situaciones militares, en principio;
traen causa de desquilibrios de carácter político o de carácter
económico.

La lista que S. S. planteaba de inseguridades potenciales va al
Mediterráneo, y seguramente es una inseguridad potencial mayor que
algunas de las que S. S. ha afirmado desde el punto de vista de la
estabilidad europea. Y ahí la inseguridad no se produce por la vía de un
ataque militar. La inseguridad se produce por lo que pudiera ser una
inestabilidad económica que llevara como consecuencia una inestabilidad
política y una inestabilidad social; por ejemplo, con los problemas
migratorios, que traerían grandes dificultades a la estabilidad europea.

Por tanto, creo que tenemos que pensar aquí y ahora, una vez que el
equilibrio del terror ha desaparecido, en una concepción de la seguridad
más compleja y, por lo tanto, a veces más difícil, pero no por eso más
digna de lo que los seres racionales, las personas con tradición europea
tienen, estando a la altura de sus desafíos y de sus retos.

Su señoría ha planteado algo de lo que se ha podido dar ejemplo, en este
sentido mal ejemplo en las últimas horas: la sensación que ha podido
tener la opinión pública de una especie de peloteo institucional. No
solamente es verdad que para mucha gente ya en sí complejo comprender la
arquitectura de defensa y de seguridad europea. Pero, vuelvo a insistir,
no son círculos todos ellos concéntricos, son círculos excéntricos,
porque alguna de las instituciones que hemos mencionado contemplan la
participación transatlántica --Canadá y Estados Unidos-- y otras no. Por
tanto, son instituciones que deban mantenerse porque son distintas las
unas de las otras. Pero es verdad que, aparte de la dificultad de
comprensión que se pueda tener en este mosaico tan denso de
instituciones, a veces



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lo que puede no quedar claro para los ciudadanos es la responsabilidad
última de todas ellas. A veces, quizá, se ha podido dar la sensación de
que estamos tirando de la Alianza Atlántica a la Unión Europea, de la
Unión Europea a la Alianza Atlántica, de la Alianza Atlántica a Naciones
Unidas, y en ese triángulo en que nos hemos movido en las últimas fechas
no se sabía por qué lado del triángulo discurría la pelota. Y como el
triángulo de que estamos hablando no es un triángulo equilátero, porque
los tres lados no son iguales, sino en dimensión, al menos en grosor, hay
alguno de los lados del triángulo más grueso o más largo, según lo
queramos definir, no es un triángulo equilátero, más bien se parece a un
triángulo escaleno que a un triángulo equilátero, es verdad que el
seguimiento de la pelota a lo largo de los tres lados ha podido
enloquecer a más de uno mirándolo.

Los acontecimientos incluso de ayer, donde todavía a estas horas la
opinión pública no sabe, porque no lo saben las instituciones, qué ha
pasado en la Eslovenia occidental, no se sabe qué ha pasado exactamente
con las tropas nepalíes y qué ha pasado realmente en los 30 kilómetros
que van desde Sarajevo a Tuzla en las últimas horas, incluso con los
aviones Awacs mirando, la autoridad, cualquiera de las tres que he
mencionado, no ha sido capaz de determinar el origen o la causa del
enfrentamiento de ayer. Esto lleva a asentar más esta idea de falta de
claridad en alguna de las cuestiones.

Ahora bien, yo quisiera ser muy firme y muy claro en la defensa del papel
de todas estas instituciones en este momento; momento cambiante, momento
donde no sería suficiente hablar de velocidad de los acontecimientos,
sino permítame, por deformación profesional, que hablemos de aceleración.

Las cosas no solamente se mueven a una velocidad constante muy alta, sino
que la velocidad también cada vez va cambiando y va más deprisa y, por
tanto, estamos en términos de aceleraciones muy altas.

Pedir esto de estas instituciones, que tienen la grandeza de ser
instituciones de muchos países, que son fruto del acuerdo de muchas
personas de muchos países, es pedir mucho. Creo que el ejemplo, si se
analiza con precisión, de estas instituciones que comprenden algunas a 16
países, otras a 30, otras a 18, de cómo toman decisiones, que,
lógicamente, las tienen que tomar de una manera menos eficaz por más
complejas, por tanto, por mejores, que las que pueda tomar un solo país,
como el presidente de los Estados Unidos o de Rusia, que toma decisiones
él solito con la responsabilidad solamente ante él, su parlamento o su
pueblo, pero aquí se tienen que tomar de otra manera. Eso sí, puede dar
esa sensación.

Por tanto, lo que tenemos que hacer es continuar en la tarea analizada en
la última Cumbre de la Alianza Atlántica. Creo que ese haz y envés de
transformar y afirmar, de afirmar el vínculo y transformar la
institución, adaptándose a las situaciones nuevas, si hay que hacerlo, no
se hace en 24 horas. No es fácil adaptar instituciones que tienen grandes
inercias y grandes estructuras que hay que modificar y seguir trabajando
desde el punto de vista Europa-OTAN-soberanía. El concepto de fuerzas
separables, pero no separadas, es un concepto rico que nos va a permitir
dar mucho juego y, lo más importante, que las decisiones se tomen con
eficacia. Si fueran separables y separadas, las decisiones se tomarían
con mucha menor eficacia.

El otro día, analizando el tiempo que se tardaría en tomar una decisión
con los escalones previstos en la estructura de la resolución del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas-OTAN, sobre el terreno nos podríamos
encontrar en horas, muchas; no digo cuántas, por no decirlo públicamente.

Lógicamente, la respuesta a un conflicto no puede llevar horas muchas,
tiene que llevar horas pocas y, a poder ser, horas cero; minutos muchos,
pero menos de los 60 que tiene la hora. Todo eso hay que tratar de que
funcione mejor, pero, lógicamente, llevará su tiempo el que se ajusten
todas estas estructuras.

Quiero decir unas palabras sobre lo que dirá la Historia. Yo señorías, no
soy tan pesimista como S. S. No sé lo que dirá la Historia. Todavía queda
mucha historia pequeña, de corto plazo por discurrir. ¿Qué dirá la
historia grande del comportamiento europeo en estos años, en concreto de
estos veintitantos meses de conflicto en Yugoslavia? Supongamos que
ocurre lo mejor, que lo que se extiende a partir de este momento como una
mancha de aceite en Yugoslavia no es la guerra, sino la paz.

Desgraciadamente, en los últimos veintitantos meses la mancha de aceite
que avanzaba y lo hacía a gran velocidad era la mancha de la violencia,
del terror, de la devastación. Yo tengo la esperanza de que, a partir de
este momento, lo que se extiende a lo ancho y a lo largo de la geografía
de Bosnia sea la paz, una paz costosa, sin duda ninguna, una paz difícil;
una paz difícil porque los que pelean no quieren la paz. Tenemos que
demostrar, no sólo a voces, sino con la práctica, que somos muchos más
los que deseamos la paz en Europa, la paz en Bosnia y el fin del
sufrimiento, que los que siguen queriendo la destrucción y la guerra.

Pero ¿qué dirá la Historia? La Historia puede decir que durante
veinticuatro meses no hubo una acción militar sobre Bosnia pero la
Historia puede decir también, si todo se desarrolla bien, que, gracias a
una Europa unida, ese conflicto no es como el que los historiadores nos
han narrado de la Segunda y la Primera Guerra mundial, que tuvo en su
seno las semillas de guerras mundiales donde implicaron a todo el mundo,
sino que, gracias a la existencia de la Unión Europea, esa guerra, esa
tensión o ese conflicto quedó circunscrito a una parte relativamente
pequeña del mapa europeo y que duró veintitantos o treinta meses, en
lugar de los años que duraron las guerras mundiales. A lo mejor dice eso
y lo escribe positivamente. Si las cosas avanzan por los derroteros que
deseamos que avance, seguramente eso será lo que la Historia, con
distanciamiento, diga.

El general Briquermont, que S. S. estoy seguro conoce, está haciendo unas
declaraciones francamente interesantes, con la dureza de un militar que
se siente con la frustración de no haber resuelto un problema militar, no
era un político, era un militar, hace reflexiones en esta dirección, es
decir, son mucho más optimismas que las afirmaciones que estamos haciendo
los políticos.

En este conflicto de la antigua Yugoslavia se está



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planteando una situación nueva. Si pudiéramos seguir dividiéndonos los
unos y los otros en halcones y palomas, las palomas están en el lado
militar en esta guerra y los halcones están, más bien, en la vía
política. Conforme más lejos de la política y más ligado a la filosofía o
al análisis político, sin responsabilidades, más halcón y conforme te vas
aproximando a la responsabilidad, como puede ser en el último extremo, el
Jefe del Estado Mayor de un país, más paloma, porque las consecuencias se
miden. Estamos en la ética de las consecuencias. Y cada decisión tiene
consecuencias muy importantes y sobre mucha gente. Cuando más lejos estás
de la ética de las consecuencias en el comportamiento que tiene
responsabilidades como consecuencias reales en el terreno, más halcón se
está. Por tanto, depende de quién escriba la Historia, depende de cómo se
escriba y depende del distanciamiento que tengamos al escribirlo.

Debo reconocer, es posible que se pueda reconocer y se está reconociendo
desgraciadamente desde los propios foros europeos, que hay muchos foros
europeos con lo que pudiéramos llamar una ausencia de patriotismo
europeo, porque es desde los propios foros europeos donde se dice: Aquí
no ha habido una solución hasta que no han llegado los de fuera, no ha
llegado Rusia o no ha llegado Estados Unidos. ¡Hombre!, es verdad y no es
verdad. Yo tengo que decir que los Estados Unidos todavía no han llegado.

Hasta ahora no han puesto un solo soldado sobre el terreno. Los que han
llegado de verdad para intentar llevar la paz y llevar alimentación somos
los que modestamente estamos haciendo el esfuerzo durante veintitantos
meses. Es lógico que los rusos tengan un papel muy importante. Las
relaciones entre los eslavos de una y otra componente europea son
estrechas y bueno es que se impliquen los rusos; pero de ahí a decir que
la solución del problema la tienen los rusos, me parece que también es
una exageración. No estoy haciendo una defensa del planteamiento por
solidaridad corporativa con mis colegas en la Unión Europea. No, de
verdad lo creo. Yo creo que, si lo pensáramos, sería así: ¿se va a dar
ratificación legal a la violación de unas fronteras de un país por la vía
militar? No es nuestro deseo. Nuestro deseo es que sólo se produzca el
acuerdo con los compromisos de París y del Helsinki, que sea por acuerdo
entre las partes. Me dirá S. S., con razón: ¿se puede acordar libremente
cuando no se es libre para tomar decisiones? Ahí hay un matiz que sin
duda estoy dispuesto a compartir con S. S., pero formalmente yo creo que
se salvarán los principios del Derecho Internacioal con respecto a los
derechos sobre las fronteras no cambiadas por la vía de la guerra, pero
sin duda tiene una preocupación, que no le oculto, que yo también
comparto en cierta manera, de ver la libertad de la toma de decisión de
los que han sufrido más, desde el punto de vista del terreno. Tampoco
sería tan exagerado en la relación numérica población-territorio, por las
razones históricas pertenecía más a la burguesía, a las capas medias de
la antigua Bosnia-Herzegovina, y, por tanto, su distribución territorial
era pequeña; en cambio, las zonas serbias o croatas tenían una
distribución más amplia, porque formaban parte más bien de las zonas
campesinas y agrícolas; por tanto, tenían una extensión mayor. Estamos,
como decía el otro día, todavía con siete puntos, que pueden llegar hasta
quince, quince puntos que son ciudades; por eso el problema está en el
enclave de ciudades, porque era realmente donde vivían, vivían los
bosnios musulmanes en enclaves, no ocupando el territorio en sentido
amplio. Pero no vamos a hacer futurología; bastante responsabilidades
tenemos con gestionar lo mejor que podamos el presente. Lo que tenemos
que hacer es que la gestión del presente no haga que el porvenir se vaya
encaminando en la dirección equivocada, sino que la gestión del presente
nos abra al menos todas las posibilidades, incluso las positivas y las
más optimistas, para el futuro.




El señor PRESIDENTE: El señor Muñoz-Alonso tiene la palabra.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Muchas gracias por sus reflexiones, señor
Ministro. Voy a intervenir muy brevemente.

Sobre el tema de la Historia, evidentemente no podemos escribir la
Historia desde ahora, pero en relación con el optimismo, yo no me siento
pesimista; lo que pasa es que me cuesta muchísimo trabajo aceptar el
optimismo cuando tenemos a las espaldas aproximadamente 200.000 muertos y
eso que se ha llamado la limpieza étnica, con todas las terribles
consecuencias que implica. Es decir, eso es una herida tremenda, brutal,
en el propio centro de Europa, y entonces vamos a intentar que las cosas
se arreglen, pero vamos a ser también responsables de lo que ya ha
pasado, con independencia de lo que vaya a pasar.

Por otro lado, no puedo estar más de acuerdo con que la seguridad no
tiene sólo un componente militar (lo militar, evidentemente, siempre ha
de ser la última instancia y deseablemente, si no hay que echar mano de
ello, mucho mejor todavía), tiene un componente político fundamental, y
en ese sentido creo que es importante también una reflexión, la reflexión
que yo centraría en qué Europa vamos a hacer. Parece que nos encaminamos
por una Europa en la que el criterio para su reconstrucción, la pauta
para la reconstrucción de Europa vuelve a ser el nacionalismo, quizá
porque no se saben utilizar otros criterios y quizá porque la idea de los
grandes conjuntos, de los grandes pactos no acaba de cuajar. ¿Vamos a
repetir, quizá por tercera vez en lo que va de siglo, un nuevo diseño
europeo basado en la fórmula estrictamente nacionalista que ya ha
fracasado por dos veces? Creo que eso es otra reflexión que nos tenemos
que hacer, y que en el propio caso de Bosnia, al que hemos aludido,
aunque yo no lo había planteado sino simplemente como un ejemplo de lo
que estaba queriendo indicar, vemos cómo los criterios nacionalistas, si
se quiere en un sentido más o menos amplio, son los que están
predominando, y no deja de ser, evidentemente, algo preocupante.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Asuntos Exteriores tiene la
palabra.




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El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a
contestar muy brevemente. Estoy totalmente de acuerdo con el optimismo y
la carencia del mismo o la no utilización del tema. Yo he sido muy
cuidadoso, y creo que los periodistas que puedan estar aquí me han oído
repetir hasta la saciedad que me parece que el término optimismo y el
término Yugoslavia empiezan a ser términos antitéticos. No se pueden
utilizar juntos. Yo creo que tendremos que inventar otro término, pero
incluso cuando las cosas vayan bien, será terrible utilizar el término
optimismo, hay que buscar otro término porque es verdad que son términos
antitéticos. Después de lo que hemos visto, de lo que hemos sufrido
todos, unos moralmente y otros físicamente, el utilizar el término
optimismo me parece un sarcasmo.

En cuanto a la segunda reflexión sobre qué Europa, aquí sí que hay una
reflexión importante que debemos hacernos desde la perspectiva
comunitaria. Estamos en estos días tomando decisiones muy importantes
sobre la ampliación europea y vamos a tener que tomar decisiones muy
importantes en el futuro sobre la incorporación de los países del Este de
Europa. ¿Qué Europa? ¿La Europa solamente del libre mercado, del libre
comercio o una Europa de verdad integrada con elementos políticos? Yo,
señoría, me apunto, sin ninguna duda, a lo segundo. Me puede decir que es
pensar con el deseo, que a lo mejor es demasiado tarde ya para hacerlo
así. Yo creo que no. Es verdad que la Europa de Monnet, seguramente el
método Monnet ha acabado, ha tocado un techo, pero eso no quiere decir
que no tengamos que seguir haciendo todo lo posible por integrar, porque
integrar es positivo, y fragmentar, que es lo opuesto a integrar, es
negativo. Y lo que S. S. ponía de manifiesto es el valor negativo de la
fragmentación. Yo quisiera poner en valor lo positivo de la integración,
y es una reflexión que tenemos que hacernos todos, desde todas las
ideologías, y hago la reflexión con toda la honestidad, porque desde
todas las ideologías que componen Europa hay tensiones en este momento
hacia los significados de integración y de fragmentación. La
fragmentación nadie la quiere, nadie afirma que quiere la fragmentación,
pero a veces, al poner dificultades en el camino de la integración, en el
fondo se está fomentando, de hecho, el camino de la fragmentación
potencial, y yo creo que eso sería malo. Esta reflexión sí que la
deberíamos volver a tener. A lo largo de este año vamos a tener otras dos
o tres grandes ocasiones para hablar de estas cosas. A mí me gustaría que
aquí o en la Comisión Mixta tuviéramos un debate profundo sobre lo que
significan todas estas cosas, que me parecen de capital importancia para
la estabilidad de la Unión de los Doce, la estabilidad de Europa en
sentido amplio y, lógicamente, para la estabilidad también de nuestro
país.




--SOBRE OPINION DEL GOBIERNO SOBRE LA SITUACION DE TAIWAN Y DEL PROBLEMA
DE LA REUNIFICACION DE CHINA. FORMULADA POR EL SEÑOR MUÑOZ-ALONSO Y LEDO
(GP). (Número de expediente 181/000395.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al siguiente punto del orden del día, número
7, que es la pregunta del señor Muñoz-Alonso, del Grupo Popular, sobre la
opinión del Gobierno sobre la situación de Taiwán y el problema de la
reunificación de China. Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Aquí sí que nos situamos en Asia y ante la
situación de las dos Chinas, porque de eso se trata, aunque una sea muy
grande y otra, al menos territorialmente, muy pequeña; una situación que
debemos considerar, porque creo que es, como un vestigio de la guerra
fría, una consecuencia de las situaciones y relaciones de poder que se
dieron por fortuna hace bastantes años y que, de alguna manera, hay que
considerar como el fruto de la imposición autoritaria de un régimen, el
de Pekín, en un momento concreto, en el que, por la situación en que se
encontraba la política internacional de los dos bloques, a los Estados
Unidos le pareció oportuno contrapesar el enfrentamiento con la Unión
Soviética con un reconocimiento y con una inclusión de la China comunista
digamos que en la comunidad internacional de una manera plena y, por
supuesto también, en las Naciones Unidas, expulsando al mismo tiempo al
régimen de la República de China en Taiwán. Yo creo que tenía una lógica
tremenda admitir a la China Popular en la comunidad internacional y en la
ONU. Era una situación que había que resolver. Eso era lógico. Lo que no
era tan lógico era la de excluir prácticamente y de hecho de la comunidad
internacional a la llamada República de China en Taiwán, país, por toda
clase de razones, importante, con sus 21 millones de habitantes (cuántos
miembros de las Naciones Unidas tienen una población inferior), y
situación ante la que también Europa parece que ha mantenido a lo largo
de todos estos años y que sigue manteniendo algo así como una especie de
esquizofrenia. En Europa se aplaude la caída del comunismo, pero resulta
que en Asia no se hace nada --en este caso concreto de las dos Chinas--
para facilitar el avance de la democracia. Ha predominado en exclusiva un
criterio comercial, que implica contemporizar con Pekín, por aquello de
que representa un enorme mercado, con unas grandes posibilidades, y esos
criterios comerciales han cubierto, han marginado cualquier consideración
de tipo político. Hay que decir las cosas como son. Lo cierto es que
China Popular, que ha avanzado en prácticas de economía de mercado, tiene
en estos momentos una situación podríamos decir de alguna semejanza con
lo que se ha llamado el «pinochetismo», es decir, autoritarismo político
a ultranza, con unas prácticas de economía de mercado que parece que
están teniendo algún resultado, que también están enfrentándose con
algunas dificultades. Pero lo cierto es que hay un régimen político allí
claramente no democrático y, lo que es peor, sin voluntad de
democratizarse. Hay que recordar que allí sigue estando presente el
régimen de partido único, que hay que considerarlo ya como una auténtica
antigualla, no hay elecciones libres, no hay un parlamento pluralista,
los derechos humanos se encuentran en una situación



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difícil, el recentísimo informe anual sobre Derechos Humanos del
Departamento de Estado de los Estados Unidos, que se ha publicado en este
mismo mes de febrero, dice literalmente que en la China Popular los
derechos humanos son ignorados frecuentemente en la práctica y que
policía y fuerzas armadas son responsables de extensos --dice el informe,
que después explicita muchos de estos abusos-- y bien documentados abusos
contra derechos humanos, incluyendo torturas, confesiones forzadas y
detenciones arbitrarias. Ese es, en estos momentos, el perfil político
del régimen de Pekín.

Al contrario, la República de China en Taiwán hay que reconocer que ha
hecho enormes progresos en el sentido de la democratización, sobre todo
desde que en 1987 se levantara el estado de emergencia. En estos
momentos, hay en Taiwán nada menos que 74 partidos políticos, lo que dice
algo de la existencia del pluralismo, y en el Parlamento el 40 por ciento
de los escaños está en manos de partidos de la oposición. Existe una
prensa libre que critica seria y continuamente la acción gubernamental.

En el mismo informe sobre Derechos Humanos al que he aludido se dice que
se respetan, en líneas generales y al nivel de cualquier otro país
democrático, los derechos humanos, y por lo que hace a la situación
económica, que suele ser más conocida, nos encontramos con una auténtica
potencia. Se la considera colonia de las economías más dinámicas del
mundo, uno de los dragones del Sudeste asiático. En el plano comercial es
el decimocuarto país; su renta «per capita» es de 10.000 dólares. Es el
primer país del mundo en reserva de divisas --en las estadísticas ha
oscilado entre el primero y el segundo, pero creo que en estos momentos
es el primero-- y, en relación con la otra China, es el segundo inversor
en la China continental. Me parece que es toda una serie de datos que
demuestra que es un país serio, que está haciendo avances muy
considerables, tanto en el plano de lo político hacia la democracia como
en el plano de lo económico, en el sentido de la liberalización.

Creo que es una aberración que un país con esas características esté
fuera de las Naciones Unidas, a pesar de que posee todos los requisitos
de un Estado soberano y a pesar de que su exclusión contradice el
principio de universalidad, que es uno de los principios fundacionales y
básicos de las Naciones Unidas. Esta exclusión mantiene a los 21 millones
de habitantes de la isla en una situación de discriminación que no parece
muy aceptable de acuerdo con los criterios del Derecho Internacional. Hay
precedentes, como se sabe, de doble representación en la ONU que en este
caso se podrían haber llegado a explorar. Tenemos el precedente de
Alemania. La presencia de dos Alemanias en la ONU no perjudicó en
absoluto a la deseada reunificación de Alemania y en estos momentos
existen las dos Coreas, y nadie ha dicho que la existencia de las dos
Coreas esté siendo un obstáculo para la también deseada unificación de
aquella península.

El Gobierno de Taiwán mantiene el criterio de una China, dos entidades
políticas, y mantiene claramente una política favorable a la unificación.

Hay incluso un documento oficial del Gobierno que establece lo que podría
ser un diseño hacia la unificación. Es un plan flexible, basado en el
diálogo, no en la rendición, que es lo que querría de alguna manera el
Gobierno de Pekín: la entrega total; un diálogo para el cual ha dado el
Gobierno de Taiwán amplias oportunidades. Recientemente estuvieron las
dos Chinas hablando en Singapur y se obtuvieron algunos avances. Sin
embargo, otros contactos han fracasado, como el relativo a los secuestros
aéreos, etcétera.

Hablando en concreto de España, creo que en relación con Taiwán tiene el
mínimo de relaciones y pongo como punto de referencia a los otros países
de la Unión Europea. Cualquiera de los otros países de la Unión Europea
ha establecido unos contactos de «facto», con independencia de que no
existan relaciones diplomáticas, mucho más efectivos con aquel país.

Yo mismo, en esta Comisión, preguntaba en octubre de 1991 a su antecesor
en el cargo, el señor Fernández Ordóñez, con cuya amistad yo me honré,
por la situación de los visados españoles para los residentes en Taiwán;
una situación que estaba a años luz de lo que estaba sucediendo en otros
países. En ocasiones se tarda hasta tres meses en obtener esos visados.

En aquella ocasión --insisto en que fue en octubre de 1991--, el señor
Fernández Ordóñez me contestaba --si me permite que se lo cite
literalmente-- los siguiente: «Tenemos el problema de las relaciones
diplomáticas con China porque para China esto es un territorio parte
integrante de la República Popular de China, pero es verdad que otros
países han encontrado fórmulas. Nosotros hemos pensado en una fórmula ya
y lo que puedo decirle es que este año, si las circunstancias
presupuestarias nos lo permiten --que yo creo que sí-- pensamos crear una
plaza diplomática que nos permita hacerlo directamente en Taipei.» Se
refería a hacer los visados. «Es cierto también lo que dice S. S. de que
si estos 3.500 visados son pocos, a lo mejor lo son por las dificultades
que tienen. A lo mejor serían más si los diéramos directamente en Taipei.

Creo que ésa es una deficiencia que tenemos que corregir cuanto antes, y
cuanto antes quiere decir al año que viene, en cuanto se aprueben los
Presupuestos.» Esto decía el señor Fernández Ordóñez.

Quisiera volver a plantear aquí este problema. Creo que, por toda clase
de razones, sería conveniente facilitar la expedición de visados para los
residentes en Taiwán. Tengo aquí, por ejemplo, una carta de un residente
que tenía que venir a Madrid a un programa de televisión en concreto y la
carta de la productora de televisión comunica que le han dicho que
tardará tres meses, por lo tanto, cuando no tiene posibilidad ninguna de
estar presente en el programa en cuestión. Creo que eso sería fácil de
solucionar y se lo quería plantear también a su señoría.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Trataré de
contribuir a esas reflexiones y contestar a la pregunta final formulada
por S. S. sobre los visados.




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Su señoría conoce bien, y lo ha puesto de manifiesto en su intervención,
el planteamiento que la República Popular de China tiene sobre Taiwán,
planteamiento de soberanía, que a lo largo de muchos años no tuvo ninguna
variación, sino al contrario, al ir reconociendo poco a poco los países
de la esfera internacional en el ámbito de Naciones Unidas y
estableciendo relaciones diplomáticas con la República Popular de China
al llevar eso aparejado la ruptura de relaciones con Taiwán ha hecho que
el aislamiento de Taiwán en los foros internacionales sea cada vez mayor.

¿En qué momento se puede pensar que hubo una cierta inflexión? Quizá al
inicio de la década de los 80 se produjo una inflexión doble, que puede
tener algo de los que S. S. decía: una inflexión en el régimen de Pekín
con las declaraciones de Deng Xiao Ping de los años 80 sobre un país con
dos sistemas, donde cabía la posibilidad de imaginar algunas fórmulas; y
otra cuando el propio régimen de Taiwán tiene el salto económico que S.

S. ha descrito, y lo ha hecho bien. Es, sin duda, un poder económico
importante el que está contenido en Taiwán y produce una atracción muy
importante de inversores y de recursos económicos y financieros de toda
la zona del Pacífico, que en su conjunto, lógicamente, mira a Taiwán como
una pieza de crecimiento rápido e importante, en una zona donde el
crecimiento medio está ya por encima del seis o del siete por ciento.

Su señoría ha dicho, y es verdad, aunque a veces pudiera parecer
chocante, porque no lo ha subrayado suficientemente, que Taiwán es el
segundo --aunque, de acuerdo con los datos que yo tengo, es el primero--
inversor en la República Popular. Tiene interés el que se resalte esto.

Los datos que yo tengo dicen que es el primero. No sé si es el primero o
el segundo, pero está en los primeros lugares de la inversión. Por ello
decía que algún punto de inflexión se ha producido. Se ha constituido,
como sabe bien, la Fundación para el intercambio a través de los
estrechos, que pone en contacto a ciudadanos relevantes, por así decirlo,
de Pekín con ciudadanos relevantes de Taiwán. Las noticias que yo tengo
es que el presidente de esa Fundación, que me parece que es de Taiwán, va
a ser invitado a Pekín o viceversa. Me puedo estar equivocando y
diciéndolo al revés, pero lo cierto es que el Presidente, sea de Taiwán o
de Pekín, va a ser invitado a la otra parte.

Mencionaba usted las conversaciones de Singapur. Las conversaciones de
Singapur son algo absolutamente extraordinario dentro de lo que son las
relaciones internacionales en este momento. Usted sabe que hay algunos
acuerdos sobre los que se está trabajando entre Taipei y Pekín; acuerdos
de carácter económico y comercial. Por tanto, se produce algún giro en la
década de los 80 y vamos a ver qué evolución tiene. Creo que el
plantearse situaciones «a posteriori», es decir, echar la moviola hacia
atrás y poner en situación a la República de Corea del Norte y del Sur o
a Alemania en este momento va a tener una enorme dificultad. Lo que hay
que intentar es que las relaciones comerciales y económicas sean intensas
y que se encuentre una fórmula en el modelo no sé si dos países o dos
sistemas y un país, con la esperanza de que sea un sistema y un país, y
un sistema que sea el que S. S. y yo desearíamos para China en el futuro.

Con respecto a España, yo hago mías las palabras que S. S. ha leído, que
conocía, lógicamente, preparando esta comparecencia leída de mi antecesor
y, aunque es verdad que en su totalidad no ha sido cumplido el tema de
los visados, sí adquiero el compromiso, una vez más y en la medida de
nuestras capacidades, para hacer verdad esa promesa del año 1991. El
número de visados ha aumentado, quizá no en la proporción que S. S.

solicitaría; algunos contactos de carácter comercial más intensos se
están produciendo en los últimos años y algún contacto más (que estoy
seguro que S. S. conoce por la información que ha dado, al trasluz de la
información que ha dado se podía intuir alguna sombra detrás de
conocimientos más detallados y más profundos, que no vamos a hacer
públicos en este momento) y algunas cosas más sí se están haciendo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Muy brevemente. Muchas gracias, señor
Ministro, por esa reiterada promesa de solucionar el problema de los
visados.

Con relación al problema general de Taiwán, quisiera insistir en que la
solución de un país con dos sistemas --que es, de alguna manera, lo que
propone Pekín también para Hong Kong--, no sería fácilmente aplicable al
caso de Taiwán. Creo que la idea de un país dos entidades políticas, dos
entidades políticas que están dispuestas --porque lo dicen en sus
políticas oficiales-- a entenderse, es la fórmula, porque lo otro, como
decía antes, equivaldría a una absoluta rendición --en el sentido más
amplio de la palabra; no estoy hablandode rendición militar-- del régimen
existente en Taiwán.

Por otra parte, sí sé que se están produciendo contactos muy intensos
entre esos dos países. Las invitaciones a Pekín ya se han producido,
tengo noticia de algunos personajes importantes, incluso de gentes
próximas a lo que podíamos llamar el estamento político de Taiwán que,
oficiosamente, por supuesto, que ya han estado en Pekín; por lo tanto,
hay contactos y creo que a la comunidad internacional le corresponde no
sólo contemplar con satisfacción esos contactos, sino presionar de alguna
manera al más fuerte --que en este caso es Pekín-- para que dé pasos
efectivos en la solución de ese contencioso.

Recuerdo que hace dos o tres años, el señor Dumas, cuando era Ministro de
Exteriores en Francia, decía que no podíamos seguir desconociendo la
existencia de Taiwán. No estaba queriendo decir que hubiera que
establecer relaciones diplomáticas, pero estaba queriendo dar --lo que S.

S. decía-- un paso más en los años 1980. No se puede seguir en la misma
situación, como si Taiwán no existiera, porque Taiwán existe, y existe no
sólo como una potencia económica, sino como un país que ha hecho avances
muy significativos en el terreno de la democratización.




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Por lo que hace al caso de España, quisiera decir, muy de pasada, que lo
mismo que otros países han encontrado fórmulas, que muchos de ellos
tienen funcionarios de nivel diplomático en Taipei; que algunos tienen no
una --como Alemania--, sino dos oficinas; una oficina cultural, que es la
que al final da visados, etcétera, con un diplomático, y otra oficina
comercial, con otro diplomático o técnico de tipo comercial al frente de
la misma. Creo que sería bueno que avanzáramos en esa dirección porque,
además, tampoco íbamos a inventar ya nada, está ya inventado y lo están
haciendo nuestros socios de la Unión Europea.




--SOBRE DATOS QUE TIENE EL GOBIERNO SOBRE EL DAÑO A LA IMAGEN DE ESPAÑA
PRODUCIDO POR LA RECIENTE CRISIS FINANCIERA. FORMULADA POR EL SEÑOR
MUÑOZ-ALONSO Y LEDO (GP). (Número de expediente 181/0000428.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto octavo del orden del día: pregunta
formulada por don Alejandro Muñoz-Alonso, del Grupo Popular: Datos que
tiene el Gobierno sobre el daño a la imagen de España producido por la
reciente crisis financiera.

Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Gracias, señor Presidente. En honor a la
brevedad, voy simplemente a plantear la pregunta tal y como está
formulada. Después haré algún comentario de acuerdo con las explicaciones
que dé el señor Ministro. Datos, en suma, que tiene el Gobierno sobre el
daño a la imagen de España producido por la reciente crisis financiera.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): La pregunta
tiene una contestación muy difícil, porque cuantificar los daños --si es
que se han producido-- es prácticamente imposible. Cuando en una
institución privada o en una institución financiera, por importante que
sea, se produce una crisis de esa magnitud, porque no sería justo hablar
de crisis en las instituciones financieras, sino en una institución
financiera, es muy difícil de cuantificar el daño. Lo que sí puedo
decirle es que, obviamente, positivo no puede ser para la imagen de
nuestro país, teniendo en cuenta la publicidad y la dimensión que tenía
alguna de las relaciones internacionales de la institución financiera en
cuestión. Por lo tanto, cuantificar el bien o el mal, el daño o los
elementos positivos, es prácticamente imposible.

Sí quiero mencionar alguno de los aspectos positivos, que la comunidad
internacional, desde el punto de vista financiero, conoce, y conoce de la
solvencia de nuestro país. España es conocida por la solvencia del
sistema financiero y las últimas crisis tuvieron lugar, afortunadamente,
hace ya muchos años. Se tiene un enorme respeto por la actitud y por la
actividad reguladora del Banco de España, de nuestro Banco nacional y la
forma en cómo gestiona, no solamente las crisis --que espero que sea lo
menor que tiene que gestionar--, sino también la política monetaria en su
conjunto, y yo creo en la esfera internacional, el mundo conoce bien las
políticas, desde el punto de vista del rigor económico, con que España
está trabajando en los últimos años.

Sí conozco las declaraciones o la aparición de este tema en algunos
medios importantes financieros y las repercusiones que ha tenido este
acontecimiento de la crisis del Banesto. Seguramente las más equilibradas
han sido las realizadas por el «Financial Times», un periódico que lo ha
tratado, quizá, con la máxima objetividad, distinguiendo bien lo uno de
lo otro. Ha habido un reportaje de una cierta dimensión en «The
Economist», publicado la semana anterior. Quizá un poquito más
sensacionalista --desde mi punto de vista, porque es difícil hablar en
términos personales, porque estamos hablando de cosas muy subjetivas-- y
más duro, en la prensa internacional, ha sido el artículo publicado en
«The Wall Street Journal», que está escrito por dos periodistas no
especialistas en el sistema financiero; los periodistas que lo han
firmado son más periodistas políticos que analistas del sistema
financiero, y quizá por eso tenga unas connotaciones más políticas y
menos objetivas de lo que supone el sistema financiero español y lo que
ha podido suponer Banesto en el conjunto del mismo y del propio sistema
financiero.

Sin duda, el que en este conflicto haya estado involucrada una
institución financiera americana importante, con grandes relaciones en la
propia comunicación americana, con gran peso y grandes influencias en
algunos de los medios de comunicación, quizá por querer salvar la parte
de sus responsabilidades haya jugado un poco como el calamar, tirando la
tinta hacia otros derroteros para evitar que la tinta manchara algunas de
las páginas de los periódicos que pudieran estar relacionadas con esta
institución. Como S. S. conoce la comunicación bastante bien, sabrá a lo
que me estoy refiriendo y espero que no solamente lo comprenda, sino lo
comparta.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Gracias por sus explicaciones, señor
Ministro.

En cualquier caso, sí. La motivación última de esta pregunta es que,
leyendo la prensa internacional y las publicaciones especializadas, es
evidente que en los últimos meses se ha producido un cambio. España tenía
una determinada imagen y era valorada de una manera muy positiva, sin
duda, pero en los últimos tiempos eso ha cambiado. Encontramos con mucha
frecuencia comentarios que dudan, no acerca de nuestra solvencia, pero sí
acerca de nuestro futuro económico y que dan acerca de nosotros unos
juicios bastante negativos.

Quería hacer unas consideraciones generales sobre lo que podíamos llamar
la política de imagen de los



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gobiernos socialistas. Desde que los socialistas llegaron al poder se
hacen muchas inversiones en imagen, se preocupó mucho, yo creo, el
Gobierno socialista de la imagen. Se decía aquello de que España está de
moda. Y le puedo asegurar, señor Ministro, que cuando uno viaja por ahí y
oye que hablan bien de su país, uno se encuentra con una enorme
satisfacción. Como pasaba antes de llegar los socialistas cuando uno
viajaba y se encontraba con que valoraban muy positivamente a nuestro
país. Yo tuve oportunidad de verlo en algunas televisiones extranjeras
cuando valoraban positivamente nuestra transición. Todo aquello era muy
estimulante. Por tanto, que se hable bien de nuestro país es,
evidentemente, satisfactorio. Ahora bien, empieza a serlo menos cuando
las inversiones vienen y se vuelven a marchar y cuando resulta que son
inversiones puramente especulativas o que crean puestos de trabajo que
después desaparecen; eso empieza a preocupar.

Esa política de imagen socialista, que yo no estoy valorando
negativamente, sino que simplemente estoy diciendo que ha sucedido, por
los datos de que disponemos, culmina sin ninguna duda en el año 1992, a
mi modo de ver, hasta cierto punto, de un modo excesivo. En algunas
ocasiones se le da un tono casi faraónico cuando se habla de nuestro país
y, muchas veces, algunas de las cosas que se hacen recuerdan aquellos
grandes festejos como creo que eran los del milenario del imperio que
organizó el Sha de Persia. Creo que, en ese sentido, hemos invertido
mucho --no hablo sólo de dinero, sino también de esfuerzos y de
política-- en lo que era nuestra imagen.

Sin embargo, a partir de un determinado momento nos hemos encontrado con
que se producía un progresivo deterioro de nuestra imagen, basada, por
otra parte, en un deterioro de los datos macroeconómicos de nuestro país.

Ahí están las devaluaciones, ahí está nuestro alejamiento de los
criterios de convergencia, ahí está esa insistencia en que estamos
condenados a la segunda velocidad dentro del proceso de unión económica y
monetaria, y ahí está también ese proceso de deterioro de la imagen que,
tengo que decirle al señor Ministro, no ha sido frenado por las
elecciones últimas, sino todo lo contrario, ha continuado después de las
mismas, es decir, no ha habido una reacción ante esa situación y,
evidentemente, la traca final ha sido la crisis de Banesto, que ha tenido
un amplísimo reflejo en la prensa internacional. Su señoría ha señalado
algunos de esos momentos más importantes en la prensa internacional. Yo
podría añadir algunos más. He ido haciendo un pequeño dossier sobre ello
que me lleva a la conclusión de que está cambiando preocupantemente
nuestra imagen.

Recientemente, el «Time» de Londres decía que parecía que estábamos
condenados a ser una economía de tercera porque estábamos atravesando la
recesión más grave desde los años cincuenta y tantos, desde hace 35 años,
me parece que decía. Todo eso me preocupa, y me preocupa no sólo por lo
que es la imagen en sí, sino porque, al mismo tiempo, refleja otros
fallos de tipo estrictamente político o, si se quiere, de política
económica, que quizá desvela un poco lo que podría ser nuestro objetivo
aquí. De alguna manera, la opinión pública piensa que hemos vivido el
cuento de la lechera y que al final todo se nos ha caído, o si queremos
decirlo de otra manera, en ocasiones, a mí me ha parecido que la política
del Gobierno socialista recordaba aquello del efecto «potentim» del
ministro de Catalina II que conquistó y después fue gobernador de Crimea
y que organizó un viaje famoso con la emperatriz, embajadores y otras
gentes importantes para que vieran todo lo que había hecho, y como no
había hecho tanto como él decía, puso unos magníficos decorados que de
lejos parecían pueblos, pero que detrás sólo estaba la estepa del sur de
Rusia. En ocasiones, a mí me parece que la política de imagen del
Gobierno socialista ha sido una política de apariencia. Parece que se ha
seguido, señor Ministro, aquella máxima de Maquiavelo cuando decía: todos
ven lo que pareces, pocos tocan lo que eres. Esa era una recomendación de
Maquiavelo para que se insistiera mucho en la apariencia, que era lo
importante; pero, claro, detrás de la apariencia, al final, tiene que
haber una realidad porque si no se producen situaciones como la que
estamos apuntando, puesto que parece que ha llegado el momento en el que
ya no sólo vemos, sino que tocamos y estamos tocando cosas que empiezan a
no gustarnos y, lo que es más grave, que empiezan también a no gustar
fuera en un momento en el que está en juego no sólo la imagen, sino el
prestigio y el crédito de nuestro país. Nosotros queremos que España
tenga buena imagen, claro que sí, pero nos gustaría que esa buena imagen
de nuestro país esté fundamentada en una política sólida, en una política
seria y no solamente en lo que podríamos llamar una política de gestos,
porque, al final, resulta que la mejor propaganda es lo que llaman los
especialistas la propaganda de los hechos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a tratar
de contestar a una pregunta que no sé si es de política exterior o de
política interior y que me cuesta mucho contestar con todo el
equipamiento correspondiente a la política exterior, puesto que el ámbito
donde se debería responder sería más bien en el de la Comisión de
Economía y no en ésta, pero, con sumo gusto, salgo al lance.

Primero voy a hablar de política exterior y de otros países, señoría.

Vamos a llegar al acuerdo de tomar como parámetro tres publicaciones de
la prensa internacional (las tres que hemos mencionado), aunque
seguramente no nos debiéramos de fijar estrictamente en lo que dicen tres
periódicos de la prensa internacional, televisión o cualquier otro medio
para valorar la opinión que se tiene sobre un país en el mundo, pero, si
tomáramos ese parámetro, yo le rogaría que leyera el artículo de la
primera plana del «Wall Street Journal» del lunes pasado dedicado al
Primer Ministro Balladur. De acuerdo con el esquema que S. S. ha
planteado en este momento, la conclusión sería



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que Francia y el Primer Ministro Balladur están abocados al fracaso
extremo. El artículo es de una dureza similar --con datos distintos, pero
de una dureza similar--, sobre el futuro de Francia, a los que S. S. trae
a colación. ¿Será verdad que Francia está en trance, poco más o menos, de
desaparición política y económica? No lo es. Su señoría y yo estamos de
acuerdo en que no lo es. Por tanto, no creo que sea dogma de fe lo que el
«Wall Street Journal» dice en primera plana sobre un país porque,
insisto, es de una dureza tremenda.

Lo mismo se podría decir sobre el Canciller Kohl. Si seguimos estos días
las cosas que la prensa internacional decía sobre Alemania, sobre el
futuro de Alemania y sobre las transformaciones tan profundas que tiene
que realizar Alemania desde el punto de vista estructural en los próximos
años, nadie piensa que Alemania, porque lo diga la prensa internacional,
está atravesando unos momentos que sí son difíciles, pero que no ponen en
riesgo bajo ningún concepto el futuro de Alemania.

Hablaba S. S. de devaluaciones. Lo que hemos oído y lo que hemos leído
sobre Gran Bretaña y el Primer Ministro Major en los últimos meses sobre
devaluaciones es tremendo, con mayor dureza que seguramente ninguno de
los artículos a los que estamos haciendo referencia en la mañana de hoy.

Por tanto, es verdad que la prensa internacional económica, cuando evalúa
los países, lo hace a veces con gran dureza y no siempre con objetivos
nobles, sino muchas veces con objetivos que no se podrían calificar de
nobles. En estos momentos estamos viviendo nosotros uno que S. S., que es
lector atento de la prensa internacional, estará viviendo de la misma
manera que yo. En el debate sobre la ampliación de la Unión Europea, todo
lo que S. S. puede leer en algunos periódicos anglosajones tiene una
relación escasísima con la realidad; el querer poner en la imagen
internacional un planteamiento del Reino de España, en este caso, sobre
el planteamiento de la ampliación que no se compadece con la realidad, y
S. S. sabe bien que no se compadece, es clarísimo. Por tanto, en lo que
yo sí estoy de acuerdo con S. S. es que lo importante es lo que se es y
no lo que se aparenta, y en los momentos en que los países tienen crisis
--en este momento todos los países europeos atraviesan por una crisis
difícil--, lógicamente, cuando se observan, con lupa o sin lupa, con gran
angular o con el zoom, se ven las dificultades que van ligadas a la
crisis económica.

Decir o significar que ése es el cambio de tendencia para los restos, yo
creo que no se debe hacer, no se debe predicar de ninguno de los países,
pero, lógicamente, cuando los países atraviesan por momentos de una mayor
dificultad económica (Francia, Inglaterra, España o Italia), ello tiene
que tener un reflejo en la prensa internacional. ¿En qué proporción? No
lo sé. No es España el país que tiene una cobertura negativa mayor en la
prensa internacional, si hacemos un análisis serio y objetivo de la
prensa internacional de los últimos años. Quizá S. S. podría pensar que
la derivada sí puede haber sido grande, porque es verdad que la situación
en la que se encontraba, desde el punto de la vista del aprecio y de la
personalidad, era muy alto, pero no somos en este momento un país que
esté atravesando, nada más que en términos relativos, por una situación
de peor imagen en la prensa internacional. Es todo lo que le quería
decir.

Yo leo la prensa internacional, porque entra dentro de mis obligaciones
y, lógicamente, de mi curiosidad, pero no sacaría de ello conclusiones de
carácter político ni para fijar políticas. Soy muy opuesto --algunas
veces hemos tenido ocasión de hablarlo-- de lo que pudiéramos llamar la
democracia instantánea, esa democracia en la que los gobiernos actúan
instantáneamente en función de las reacciones por lo que una cadena de
televisión o un medio de comunicación hace o dice. Yo creo que la
política es algo de mayor aliento y debe estar guiada por objetivos de
medio plazo más que por objetivos instantáneos. No me gustaría ver a mi
país gobernado como algunos otros en los que hemos visto que hasta
primeros ministros cambian de la mañana a la tarde planteamientos muy
profundos como consecuencia de que una cadena de televisión importante
tomaba unas decisiones o hacía algunas afirmaciones. No hace muchos días
hemos visto cómo de la mañana a la tarde, a través de un telediario, se
cambiaba una política fundamental de un país; no me gustaría ser de esos.

Yo creo que tenemos una política seria, una política con bases sólidas,
con un rumbo claro, y ésa es la política que vamos a mantener, tratando,
por supuesto, que los demás lo aprecien, porque ya sabemos que, en
sociedades democráticas, los medios de comunicación son los vehículos de
comunicación social y haremos todo lo posible para que lo aprecien
también.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Damos por terminado este punto del orden del día. Señor Ministro, le
agradecemos su presencia aquí, su disponibilidad, el tono de su
intervención y le deseamos que siga en buena forma.




--DEBATE Y VOTACION, EN SU CASO, DE LA SIGUIENTE PROPOSICION NO DE LEY:
SOBRE EL RECONOCIMIENTO DE LA ANTIGUA REPUBLICA YUGOSLAVA DE MACEDONIA.

PRESENTADA POR EL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO. (Número de
expediente 161/000103.)



El señor PRESIDENTE: Proseguimos con el orden del día y entramos en el
punto número 9, que es la proposición no de ley sobre el reconocimiento
de la antigua República yugoslava de Macedonia, presentada por el Grupo
Parlamentario Popular. A esta proposición no de ley han sido presentadas
dos enmiendas, una por parte del Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya y otra por el Grupo Parlamentario Catalán, Convergència i Unió.

Por parte del Grupo Popular, tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




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El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Señor Presidente, el Grupo Parlamentario
Popular ha presentado una proposición no de ley cuya parte más importante
dice que se insta al Gobierno a que proceda de manera inmediata al
reconocimiento de la antigua República yugoslava de Macedonia, en los
términos en que así lo han realizado varios miembros de la Unión Europea.

Esto significa el establecimiento inmediato de relaciones diplomáticas.

Las razones por las cuales planteamos esta proposición no de ley,
centrada en ese reconocimiento y establecimiento inmediato de relaciones
diplomáticas, fueron en buena medida expuestas en la sesión que celebró
esta Comisión la semana pasada, con motivo de una comparecencia del señor
Ministro de Asuntos Exteriores sobre este mismo tema.

Sintetizamos muy brevemente las razones que entonces exponíamos. Después
de los trabajos de la Comisión Badinter, 1991/1992, la Unión Europea
decidió el reconocimiento de todas las repúblicas ex yugoslavas, incluida
expresamente Macedonia. Se decía que Macedonia reunía todos los
requisitos para ese reconocimiento inmediato para transformarse, en suma,
en un sujeto de pleno derecho de la comunidad internacional. Sin embargo,
lo cierto es que las presiones de Grecia fueron retrasando ese pleno
reconocimiento hasta hace unas pocas semanas, en que seis países de la
Unión Europea, y algo más tarde los Estados Unidos, llevaron a cabo ese
pleno reconocimiento con el consiguiente establecimiento de las
relaciones diplomáticas. Debo señalar que Macedonia es un miembro de las
Naciones Unidas y que, por tanto, la lógica va en el sentido de llevar a
cabo ese reconocimiento.

Grecia, como dijimos entonces, se opuso con argumentos que lo cierto,
señorías, es que cuanto más se analizan menos consistentes se demuestran.

El argumento, por una parte del nombre; y quizá habría que recordar que
Macedonia históricamente, en esos momentos a los que se remontan
pertenecía, de alguna manera, al mundo extrahelénico. Filipo de Macedonia
y Alejandro Magno, de los que los griegos hablan ahora insistentemente,
en realidad no eran griegos; eran tracios helenizados. El otro argumento
es el del símbolo del sol de Vergina en la bandera nacional, y por
último, una frase que aparece en el preámbulo de la Constitución de
Macedonia que parece que podía amparar ciertas pretensiones irredentistas
con relación a las minorías eslavomacedonias que habitan en Bulgaria, en
Grecia, en Serbia y en Albania. Como digo, en su momento estudiamos un
poco cuáles eran estos argumentos, que creo que no son en absoluto
convincentes y que, en cualquier caso, pueden ser objeto de diálogo y de
negociación, y lo bueno y lo lógico sería que ese diálogo y esa
negociación que se habían iniciado y que ahora están interrumpidos se
volvieran a reanudar.

Lo cierto es, y es el aspecto que en este momento nos interesa, que a
diferencia de esos países de la Unión Europea que se han sumado ya al
reconocimiento pleno con el consiguiente establecimiento de relaciones
diplomáticas, España no ha llevado a cabo esa acción, y según argumentos
que nos expresaba aquí en la sesión pasada el señor Ministro de Asuntos
Exteriores, argumentos que en absoluto nos convencen, no sabemos por qué,
cuando al final se reconoce que en algún momento vamos a tener que
establecer esas relaciones diplomáticas, no sabemos por qué eso se deja
aplazado ad kalendas graecas y nunca mejor utilizada la expresión. Como
digo, creo que las razones son un tanto inconscientes y que expresan una
cierta incoherencia de nuestra acción exterior, especialmente en un
momento en que ya está vigente la política exterior y de seguridad común.

Esta incoherencia se ha hecho más patente después del miércoles pasado
--del miércoles 18 de febrero-- en que Grecia, unilateralmente, ha
llevado a cabo lo que no hay más remedio que considerar como una cierta
agresión respecto de Macedonia. Por una parte, ha cerrado el consulado de
Skopje, la capital de Macedonia, cierre que por otra parte es inútil
porque no se estaban concediendo visados para entrar en Grecia a los
ciudadanos de Macedonia; es decir, ya había claramente una actitud
contraria por parte de Grecia hacia esta República. En segundo lugar, se
ha prohibido el uso del puerto de Salónica a Macedonia, un puerto
--tenemos que recordarlo-- por donde transita entre el 70 y el 85 por
ciento del comercio macedonio, sobre todo después del embargo a Serbia,
porque antes también Serbia era una vía de comunicación. En este momento
esa vía está cerrada, por lo cual prácticamente sólo le queda a Macedonia
el puerto de Salónica. Por ello nos encontramos con que, de alguna
manera, se está sometiendo a esta República, miembro de las Naciones
Unidas, a una situación de asfixia, una asfixia que se concreta en una
auténtica tenaza: Serbia por el norte, Grecia por el sur, que plantea una
seria dificultad para la República y que sobre todo, hay que considerar
como dudosamente legal desde el punto de vista del Derecho internacional.

Ya se está diciendo claramente que es ilegal, y lo está diciendo la
propia Comisión Europea, en su última reunión, en que ha llegado a la
conclusión de que eso va en contra de normas concretas de la Unión
Europea, porque supone una acción sobre las fronteras exteriores, y
Grecia no es competente en las fronteras exteriores de la Comunidad. Es
decir, Grecia está llevando a cabo una acción claramente contraria no ya
al espíritu europeo sino a las normas concretas de la Unión Europea. Por
otra parte, se está insistiendo también en estos últimos días en que eso
supone la ruptura de una convención no escrita pero muy importante, que
es que el país que preside la Unión Europea no aprovecha la etapa de
presidencia para hacer avanzar o para plantear insistentemente sus
propios intereses nacionales. Se debe más al servicio de la Unión que al
servicio concreto de cuáles puedan ser sus propios intereses. Además es
evidente que esta acción de Grecia supone una inestabilidad añadida, en
una región ya complicada. Esto está siendo señalado por todos los
comentaristas --incluidos aquellos a que aludía antes-- en el ámbito y en
el entorno de la Unión Europea.

Habría que señalar que la acción de Grecia tiene una significativa
conexión con el conflicto de Bosnia. A eso nos lleva el dato de que el
Ministro de Exteriores griego,



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Papulias, visitó a Milosevic, Presidente de Serbia, e inmediatamente
después es cuando se produce esta acción. Nunca se puede decir que haya
que establecer necesariamente una relación causa-efecto, pero creo que es
un dato que conviene tener a la vista. Y tampoco creo que sea una
casualidad que una de las personas que más ha mostrado su satisfacción
por esta acción agresiva de Grecia haya sido el señor Karadzic, el líder
de los serbios de Bosnia. Esto también está en línea de algo que todos
sabemos, que es el reconocido apoyo, durante toda la crisis de Bosnia, de
Grecia a Serbia. Las insinuaciones, y en algún caso algo más que las
insinuaciones, los datos concretos de la ruptura del embargo establecido
sobre Serbia, por parte de Grecia, son realmente muy abundantes. Y todos
sabemos también que Grecia ha sido el más reticente de los países de la
Alianza Atlántica en relación con el ultimátum. Precisamente se
interpretaba la visita Papulas-Milosevic, a que aludía antes, como un
intento de explicar a los serbios esa actitud un tanto ambigua de los
griegos con relación a este problema. Querría señalar que esto contrasta,
por ejemplo, con la actitud totalmente diferente de dos países como
Albania y Bulgaria, que también tienen minorías macedonias y que, sin
embargo, después de la acción griega, se han mostrado dispuestos a
facilitar el tránsito de mercancías para Macedonia; tránsito difícil
porque sus carreteras son escasas y muy dificultosas, pero han mostrado
la buena voluntad de ofrecer sus puertos y sus vías de comunicación. Para
ver cómo están las cosas en aquella zona, hay que recordar que en
Macedonia hay una elevadísima minoría albanesa y que hay motivos de
fricción con Albania. Albania ha pasado por encima de eso; Grecia no lo
ha sabido hacer. Lo mismo podemos decir de Bulgaria, que también tiene
una elevada minoría de eslavomacedonios.

Para nosotros, la solución de este problema pasa evidentemente por el
diálogo, pero entendemos que ese diálogo se va a favorecer mucho más si
España, en contra de lo que ha venido haciendo en estas últimas semanas,
reconoce plenamente, como sus socios de la Unión Europea, a Macedonia; el
reconocimiento pleno significa el establecimiento de relaciones
diplomáticas. No valdría decir que ya está reconocida implícitamente
--también se expuso ese argumento en la sesión anterior-- porque estamos
todos en las Naciones Unidas. No basta eso, creo que hace falta una
acción clara y concreta por parte del Gobierno español. La situación es
muy favorable para hacerlo. Tenemos que tener en cuenta que ese diálogo
que estamos deseando está, de una u otra manera, interrumpido por culpa
de Grecia.

El señor Gligorou, Presidente de Macedonia, acaba de ofrecer, hace pocos
días, firmar un tratado con Grecia que garantice las actuales fronteras,
y es Grecia la que no quiere escuchar estas ofertas, hablando de una
hipotética actitud regresiva de Macedonia. Vamos a ser serios. ¿Se puede
hablar de una agresión de Macedonia si tenemos presente que Macedonia,
con Albania, es el país más pobre de Europa y Grecia es miembro de la
OTAN? ¿Cómo se puede hablar en serio de una agresión? No es realista
hablar de ello; es realista sentarse a negociar.

España ha demostrado clarameente que está interesada por la paz en esa
región, ahí están nuestros cascos azules en Bosnia. Si queremos avanzar
para conseguir plenamente la paz en esa región, creo que tenemos que dar
el paso del establecimiento de relaciones diplomáticas con esta República
ex yugoslava de Macedonia. Hay que recordar la crítica actitud de la
Unión Europea respecto de Grecia, a la que ya he aludido, pero tiene que
ser para nosotros un punto de referencia importante. Podríamos
preguntarnos por qué apoyamos, al menos implícitamente, a quien en este
momento no está haciendo las cosas como deben hacerse, que es Grecia.

¿Por qué parece que estamos de acuerdo con el bloqueo de Salónica? La
mejor manera de decir que no estamos de acuerdo es reconocer plenamente a
la República de Macedonia. Además, no nos damos cuenta de que estamos
haciendo un serio daño a la PESC, la política exterior y de seguridad
común, de que estamos contribuyendo a dar una visión de división de la
Unión Europea entre dos bloques, los que reconocen a Macedonia y los que
no la reconocen, y nosotros estamos claramente en este segundo bloque.

¿Por qué no hacemos todo lo posible para, si hay un contencioso de Grecia
con Macedonia, ayudar a resolver ese contencioso, para lo que
evidentemente tenemos que romper esa situación actual, que parece de
división, en la Unión Europea? Creo que es el gran momento para hacerlo
y, desde luego, no dejarlo, como decía hace un momento, ad kalendas
graecas, porque eso no tendría sentido. Ya sabemos que vamos a acabar
estableciendo relaciones diplomáticas, pero lo que tiene sentido
político, dada la situación de la región y dados los últimos
acontecimientos, es hacerlo ahora, cuanto antes, inmediatamente.

Me permito leer un párrafo de un artículo publicado en un gran periódico
internacional anteayer que creo que es importante en esta línea. Decía:
Europa tiene entre las manos otra crisis incipiente de política exterior.

Su «fracasada» --decía entre comillas-- respuesta al conflicto yugoslavo
--y lo decía después del ultimátum-- ha suscitado una plétora de
cuestiones acerca de la viabilidad de una política exterior común
europea. Si las clases gobernantes quieren empezar a reconstruir la
credibilidad, tan disminuida de su política común, el bloqueo de Salónica
es la perfecta oportunidad de probar que funciona, que funciona esa
política exterior común. Yo no puedo estar más de acuerdo con este
planteamiento. Por eso creo que es el momento de tomar la iniciativa y de
tomarla ya. Creo que nuestro compromiso europeo exige que establezcamos
ya relaciones diplomáticas.

Termino, señor Presidente. Apelo al europeísmo, a la europeidad bien
contrastada de todos los grupos de esta Cámara para que, eludiendo
argumentaciones que a mí me parece que son poco convincentes, que en todo
caso nunca han sido perfectamente explicitadas, tomemos aquí el
compromiso de pedirle al Gobierno que, cuanto antes, en los plazos más
breves posibles, establezcamos relaciones diplomáticas con esta República
balcánica.




El señor PRESIDENTE: Como decía, se han



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presentado dos enmiendas, una por el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) y otra por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya.

Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señor
Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Nuestro Grupo, como decía el señor Presidente, ha
presentado una enmienda a esta proposición no de ley del Grupo
Parlamentario Popular.

Oída la intervención del ponente del Grupo Popular, creemos que nuestra
enmienda va precisamente en la línea por él expuesta. Pensamos que en el
momento en que se produce la discusión en la Comisión de la proposición
no de ley del Grupo Popular, precisamente por los últimos
acontecimientos, esa proposición, a nuestro entender, queda un poco coja.

Lo que pretende nuestra enmienda es ampliar los objetivos de la
proposición no de ley del Grupo Popular en el sentido que ahora expondré.

Ciertamente, los hechos del pasado 18 de febrero no deben ser ignorados y
nos parece una gran oportunidad el momento en que se reúne la Comisión,
precisamente para que emita un juicio sobre esa forma de violencia que
significa el bloqueo de la antigua República yugoslava de Macedonia. En
nuestra enmienda se incluye esa condena y se insiste en que por parte del
Congreso de los Diputados se inste al Gobierno para que siga en su
posición, ya adoptada en el seno de la Unión Europea, contraria a impedir
la libertad de movimientos de las personas y mercancías en un territorio
de la Unión, como es el territorio griego, que es lo que representa la
decisión tomada por el Gobierno griego de cierre de fronteras con
Macedonia.

Por otra parte, la proposición se circunscribe al reconocimiento de
Macedonia, como dice la proposición. Ya hemos visto que un cierto
reconocimiento existe desde el momento del ingreso de Macedonia en
Naciones Unidas, por lo que se trataría del reconocimiento pleno --estoy
de acuerdo con la expresión oral utilizada por el ponente--, que es el
establecimiento de relaciones diplomáticas. En nuestra enmienda también
queda bien claro que el Congreso de los Diputados solicita del Gobierno
el establecimiento de relaciones diplomáticas y el intercambio de
embajadores con la República ex yugoslava de Macedonia. Es decir, el
Congreso de los Diputados se muestra plenamente de acuerdo en nuestra
propuesta e insta al Gobierno a que lo haga. En nuestra enmienda también
se hace un llamamiento a lo que debe presidir, a nuestro entender, las
relaciones entre Estados: el diálogo, el compromiso de no utilización de
métodos violentos en el reconocimiento mutuo, el establecimiento de
fronteras estables y el compromiso entre ambos Estados de no intentar
variar las fronteras territoriales entre ellos.

Como digo, nos parece que recoge el espíritu no tanto de la proposición
no de ley como la exposición del ponente del Grupo Popular, si bien es
cierto que cambia un aspecto para nosotros menos importante desde el
punto de vista del fondo pero no de la forma. Es decir, no creemos bueno
que el Congreso de los Diputados no permita al Gobierno del Estado una
libertad de movimientos para elegir el momento más oportuno para el
establecimiento pleno de relaciones diplomáticas con la República ex
yugoslava de Macedonia. Creemos que debemos dejar elegir el momento
oportuno para dicho establecimiento de relaciones, una vez
fehacientemente demostrada la voluntad del Congreso de los Diputados de
que tal establecimiento de relaciones se produzca.

En nuestra enmienda pretendemos reunir todos esos objetivos. En primer
lugar, declarar la necesidad de la pervivencia del diálogo por encima de
cualquier otro mecanismo. En segundo lugar, la petición al Gobierno del
establecimiento pleno de relaciones diplomáticas con la antigua República
yugoslava de Macedonia. Y, en tercer lugar, la manifestación, en el seno
de la Unión Europea y en todos cuantos ámbitos exteriores sea necesario,
de la repulsa a la presión que representa por parte del Gobierno griego
su decisión del cierre de fronteras, inadmisible en el ámbito de la Unión
Europea y en el ámbito general de las relaciones internacionales.

Este es el objetivo de nuestra enmienda y es el deseo de nuestro Grupo
que, entendiendo que va en la misma línea que defendía hace un momento el
proponente del Grupo Popular, pueda ser aceptada para su tramitación ante
la Comisión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Vázquez.




El señor VAZQUEZ ROMERO: Mi Grupo al presentar esta enmienda de
modificación a la proposición no de ley del Partido Popular pretendía
exactamente lo que acaba de expresar el señor Molins. En el texto de
nuestra enmienda únicamente hacemos referencia a que el Gobierno tuviera
un plazo que como máximo fuera el año 1994 para el establecimiento de
estas relaciones diplomáticas, desde una perspectiva de, una vez más,
instar a que las relaciones internacionales estén presididas por el
diálogo, que estén presididas por la negociación política y que se
excluya de las mismas cualquier medida de presión que, de una u otra
forma, acabe significando violencia, y desde la reflexión, además, de que
los problemas (y éste es un problema que tiene que resolver la Unión
Europea y que tiene que resolver España) necesitan de soluciones
correctas; es decir, los problemas hay que resolverlos bien, porque las
malas soluciones, a veces precipitadas, generan más problemas de los que
se pretendía resolver.

El propio ejemplo de la gestión de la crisis yugoslava yo creo que es un
ejemplo incontestable de cómo una nación, por una parte descoordinada,
precipitada, y en muchas ocasiones inadecuada, ha generado más conflictos
de los que pretendía resolver en sus inicios. Nosotros compartimos
prácticamente la literalidad del texto de la enmienda presentada por el
Grupo Catalán (Convergència i Unió), así como la intervención que acaba
de hacer el señor Molins, por lo que en este mismo acto retiramos



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la nuestra y nos sumamos a la enmienda del Grupo Catalán (Convergència i
Unió) porque, con el mismo objetivo que la nuestra, matiza lo que
nosotros pretendíamos matizar, y creo haberlo explicitado a lo largo de
esta intervención.




El señor PRESIDENTE: Entiendo, por consiguiente, que las dos enmiendas se
subsumen en una sola, que es la que ha presentado el Grupo Catalán
(Convergència i Unió).

¿Grupos que desean tomar la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Mixto, la señora Rahola tiene la palabra.




La señora RAHOLA I MARTINEZ: En principio, creo que será difícil no
repetir lo que dijimos durante la comparecencia del señor Ministro ni
repetir la lección magistral que nos ha dado el señor Muñoz-Alonso sobre
Macedonia, porque entiendo que casi se ha dicho todo.

Yo quisiera repetir algún argumento de la comparecencia, porque me parece
fundamental. Primero, que la prudencia llevada a sus límites no nos haga
corresponsables de la situación de inestabilidad en la zona. Y repito...




El señor PRESIDENTE: Señora Rahola, le rogaría que se acercara un poquito
más al micrófono, porque se la oye mal. Muchas gracias.




La señora RAHOLA Y MARTINEZ: Ya ve usted, señor Presidente, que los
problemas del Grupo Mixto son múltiples.

Decía que la prudencia llevada a sus límites no nos haga corresponsables
con la inestabilidad en la zona. Y quiero dejar muy claro que,
evidentemente, ni nuestro Estado ni ningún otro es responsable de lo que
pasa en los Balcanes, ¡por supuesto!, pero yo cuando oía la defensa de
las enmiendas tanto del señor Molins como del señor Vázquez, recordaba
los múltiples argumentos en favor de la no intervención que tuvieron
también, respecto a una guerra de nuestra historia reciente, muchos
países europeos. Es la política de inhibición la que acaba siendo
corresponsable de la situación de inestabilidad en la zona. El no
reconocimiento ayuda a la inestabilidad y no a la estabilidad. Y, ¡por
Dios!, tengamos en cuenta que los argumentos en contra del reconocimiento
pleno y, sobre todo, los argumentos que utiliza Grecia, no son
defendibles o, en todo caso, son muy poco sólidos, primero porque los
argumentos panhelénicos que utiliza para hacer una reflexión histórica
creo sinceramente que se aguantan muy poco, en el sentido de que tanto
Alejandro Magno como Filipo y, en fin, todo lo que hace referencia a una
cultura tan antigua, no era helénico, sino panhelénico, y, por tanto,
estábamos ante una etnia diferente a la helénica.

En todo caso, no entraremos en cuestiones históricas. El hecho es que la
actitud de Grecia creo que es muy peligrosa para la estabilidad en la
zona. Entiendo que es una actitud pannacionalista, de un nacionalismo
agresivo, que está intentando utilizar la presumible idea de la voluntad
anexionista de Macedonia como argumento disuasorio, cuando Macedonia es
no sólo la República, casi diría, más pobre de toda la zona, sino que es
una República que no tiene ejército, es una República que está en una
situación de indefensión y, además, es una República cuyos líderes
políticos, todos los que están en el parlamento de Macedonia en estos
momentos, todos (y con esto respondo indirectamente al portavoz
socialista, que en la última comparecencia hablaba de este tema), todos
los partidos políticos representados en el Parlamento de Macedonia
explícitamente renuncian a las fronteras históricas. Otra cosa es, como
decía el Diputado socialista, que la imagen histórica de la Macedonia
antigua se pueda ver en alguna tienda, por supuesto. Tampoco parece tan
extraño. Lo importante es que políticamente ningún partido político
representado en el Parlamento de Macedonia, ninguno, habla de anexión,
pero además es que sería francamente irrisorio, teniendo en cuenta la
situación de indefensión, de pobreza y de gran debilidad de Macedonia,
por supuesto respecto a una potencia militar y económica como es Grecia.

Por tanto, entendemos que los argumentos en contra del reconocimiento
pleno no parecen justificados; al contrario, cuando se defiende la
estabilidad van en contra. ¿Qué pasará con Turquía, por ejemplo? Turquía
ha ofrecido sus puertos a Macedonia (hoy sale en la prensa). Recordaría
las múltiples manifestaciones de ciudadanos turcos partidarios de una
intervención a favor de Macedonia. Por tanto, crea inestabilidad que no
haya un reconocimiento pleno. ¿Qué pasaría con Albania y con las minorías
albanesas que viven en Macedonia y que al tener la República en situación
de indefensión económica, fruto del no reconocimiento pleno de todos los
Estados, también se convierten en un conflicto permanentemente abierto?
¿Qué pasará si algún día explota Kosovo, el otro gran conflicto que nadie
en esta sala, y nadie, desgraciadamente, de la mayoría de todos los
participantes en este gran debate sobre los Balcanes quiere recordar,
porque es también un conflicto latente que cuando explote puede ser de
una gran peligrosidad? ¿Qué pasaría entonces?
Entiendo que la proposición del Partido Popular es muy oportuna, porque
va a favor de la estabilidad, porque va a favor de la paz en la zona y
no, al contrario, de la posibilidad de la agresión. Y desde luego
entiendo que las enmiendas presentadas lo que siguen es la política de
buenas intenciones a que estamos ya acostumbrados, escapándose del
compromiso real y situándose en una actitud de espectador que, por
desgracia, acaba siendo una actitud de corresponsabilidad con la
situación peligrosa y grave en la zona.

Por último, quiero decir que entiendo como el señor Vázquez que no hay
que tomar decisiones precipitadas. Pero, ¡por Dios!, el tema de los
Balcanes ya lleva muchos años encima de la mesa. Menos precipitación que
ésta parece imposible. Al contrario, lo que deberíamos hacer es tomar
definitivamente ya una seria actitud de compromiso a favor de la paz. Y,
desde luego, la actitud en contra del reconocimiento pleno de Macedonia
no



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entiendo que vaya a favor de la estabilidad, sino todo lo contrario.




El señor PRESIDENTE: El señor Mardones, por Coalición Canaria, tiene la
palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Nuestra posición en un principio es a favor de
la proposición no de ley que ha presentado el Grupo Popular y en sus
propios términos. Queda por saber si el Grupo Popular acepta la enmienda
que queda viva, ante la retirada de la presentada por el Grupo Federal de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, y, por tanto, tendría que
pronunciarse sobre la del Grupo Catalán de Convergència i Unió, pero
nosotros queremos hacer la siguiente reflexión.

En la suma de incongruencias y desatinos que a nivel de reconocimientos
diplomáticos y de naciones de la ex Yugoslavia se viene arrastrando,
desde aquella sorprendente y sorpresiva decisión de la República Federal
de Alemania reconociendo a Craocia prácticamente sin consulta ni
conocimiento de sus otros socios de la Unión Europea, se abrió una
dinámica en la que lo que no puede hacer el Gobierno español es coger eso
con papel de fumar, en el lenguaje de la calle, y no reconocer a la
República de Macedonia, porque entonces entraríamos en una verdadera
dinámica de la irracionalidad y del esperpento de nivel internacional.

Porque si resulta que España es miembro de las Naciones Unidas y las
Naciones Unidas han reconocido a la República de Macedonia, con el nombre
rimbombante de antigua República yugoslava de Macedonia --que le pongan
todos los adjetivos calificativos que sean, pero el hecho diplomático
internacional es que las Naciones Unidas, de las que forma parte España,
han reconocido a Macedonia--, pues hagamos normal, a nivel de la
diplomacia española, lo que las Naciones Unidas han hecho normal a su
nivel, y es el reconocimiento, como dice la proposición del Grupo
Popular, de la antigua República yugoslava de Macedonia. Si no, estamos
produciendo una ficha de desencaje y, además, con consecuencias no buenas
para el criterio de política exterior que señaló el Acta Unica que
ratificó Maastricht para la Unión Europea. Porque si ya seis socios --por
lo menos es la cifra que recuerdo--, hasta el momento, han reconocido a
esta República antigua yugoslava de Macedonia, aunque pueda existir una
cuestión de pudor --por llamarlo de alguna manera, porque ignoro las
razones de tipo diplomático o político que puedan existir entre el
Gobierno español y el Gobierno griego en este momento-- para no hacer
este reconocimiento, hagamos también lo posible para, por parte del
Gobierno español, llevar al convencimiento del Gobierno griego que es
mucho más consecuente y congruente para la estabilidad de la zona el
reconocimiento de iure de lo que ya es de facto, pero es que además lo es
también de iure dentro de las Naciones Unidas, porque si no, desde luego,
estamos en una espiral --vuelvo a decir-- del desatino y de la
irracionalidad. Y si encima se llaman también a la parte naciones como
Turquía, que si no es socio dentro de la Unión Europea sí lo es dentro de
la OTAN, la verdad es que la situación no tiene, para mí, más salida,
aunque se le quiera llamar el mal menor (porque aquí a veces parece que
no hay una solución óptima y deseable, que permitiera armonizar intereses
del Gobierno español con el Gobierno griego o con el Consejo de la Unión
Europea), tal vez la solución menos mala sea ésta, que reconocer cuanto
antes ya a la antigua República yugoslava de Macedonia, porque todo lo
demás será prolongar un asunto en el que la propia Unión Europea tiene
que dar también una imagen mayor de coherencia y cohesión. Si en este
momento hay seis a seis, vamos a ponernos con los que ya han tenido, por
lo menos, la decisión y el valor, político y diplomático, de dar un paso
a favor.

En consecuencia, nosotros estamos a resultas de lo que indique el Grupo
proponente sobre la aceptación de la enmienda, porque en el fondo es lo
mismo y no tenemos nada que oponer a la segunda parte de lo que plantea
la enmienda del Grupo Popular, tampoco en el fondo, pero sí esperamos que
se haga con este principio de consecuencia y congruencia.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Estrella.




El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor Presidente, la verdad es que si los
parlamentarios trasladásemos a nuestras declaraciones nuestras propias
palabras, probablemente estaríamos de acuerdo ya a esta hora en un mismo
texto, porque escuchando al señor Muñoz-Alonso e incluso a otros
intervinientes posteriores, creo que todo lo que han dicho está reflejado
en el texto que presenta el Grupo Catalán (Convergència i Unió); además,
está reflejado de una manera mucho más exhaustiva, de una manera mucho
más detallada y de una manera, si cabe, mucho más comprometida. Porque
aquí lo que está en cuestión no es si se establecen o no relaciones
diplomáticas con la antigua República yugoslava de Macedonia, en eso yo
creo que estamos absolutamente de acuerdo todos y cada uno de los
miembros de la Comisión, y así quedó de manifiesto en la sesión de la
semana pasada. Lo que plantea el Grupo Popular en su proposición es
--dicen ellos-- el reconocimiento inmediato, con lo cual mantienen, aún
hoy, un error de apreciación porque debían de tener claro ya a estas
alturas que el reconocimiento se produce desde el momento en que se
aprueba --y España lo ha hecho doblemente, en el Consejo de Seguridad y
en la Asamblea, y también lo ha hecho en la Unión Europea-- el ingreso de
este país en Naciones Unidas. Además, se nos plantea aquí --si se me
permite la expresión-- una especie de concepto de «categorización», según
el cual se es más europeísta si se adopta una determinada actuación en un
momento dado y se es menos si no se hace. Se califica de incoherencia de
la acción exterior de España lo que es una actitud compartida, cuando
menos por la mitad de los miembros de la Unión Europea, y no se opina
sobre si esa supuesta coherencia o incoherencia habría que atribuírsela a
unos o a otros. Lo que me parece incoherente es que no haya una
correspondencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Lo que me parece



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incoherente es que estemos hablando y se pretenda trasladarnos como
argumento que la mejor manera de expresarlo es decirlo. El Gobierno
español lo ha dicho en el ámbito de la Unión Europea anteayer y nosotros,
con otros grupos, estamos pidiendo que lo diga la Comisión de Asuntos
Exteriores a través de la enmienda que plantea el Grupo Catalán
(Convergència i Unió). No voy a repetir los argumentos esgrimidos en el
debate de la semana pasada en cuanto a las preocupaciones más o menos
fundadas por parte de Grecia. Las hay por parte del conjunto de la
comunidad internacional, las hay por el Consejo de Seguridad cuando
acepta a Macedonia con un nombre de carácter provisional. El papel que
nuestro país debe ejercer, y yo creo que ésa debe ser la demanda del
Parlamento, es mantener esa política de buenos oficios, por supuesto sin
renunciar a su derecho, que expresa la voluntad del conjunto de la
Comisión, de establecer relaciones diplomáticas con un país al que ya se
le ha reconocido en Naciones Unidas.

Además, hay algo que me parece importante. El texto que plantea el Grupo
Catalán (Convergència i Unió) va mucho más allá de esa especie de brindis
al sol, de declaración que difícilmente podrán entender los ciudadanos en
sus fundamentos, porque no se explican, al razonar y crear un cuerpo de
doctrina, cuál sería la posición del Parlamento y qué es lo que se le
pide al Gobierno que haga, porque aborda, por una parte, la necesidad de
resolver y de clarificar el reconocimiento de fronteras, que es un
elemento central en el contencioso entre los dos países. Ha habido en el
pasado algunas otras ocasiones en las que la no declaración, el no
conocimiento de cuáles son las fronteras de un país ha favorecido
situaciones de alteración por la fuerza de estas fronteras; parece que
debe quedar claro cuáles son las fronteras que delimitan a unos y a
otros. Existen otros elementos. Ha habido varias referencias al artículo
1.º de la Constitución de Macedonia, que no sólo deja en nebulosa si los
macedonios de Tracia son también macedonios de la antigua República
yugoslava de Macedonia, en su voluntad, o si la minoría albanesa
--bastante importante, entre el 20 y el 30 por ciento-- u otras minorías
en Macedonia son o no macedonios o quedan excluidos de esa nacionalidad;
tambien algunos ejemplos ha habido en el pasado de situaciones de esas
características. Es bueno que todo eso se clarifique y es bueno que
España contribuya a hacerlo. Yo no voy a afirmar que se contribuya más
estableciendo las relaciones diplomáticas hoy o estableciéndolas dentro
de seis meses, es algo aleatorio, pero sí he de afirmar algo que me
parece importante.

La propuesta del Grupo Catalán insta al Gobierno a seguir propiciando el
acuerdo, hace una precisa declaración en cuanto al rechazo al cierre de
fronteras. Por otro lado, algo que me parece importante, el Grupo Popular
plantea, de manera perentoria, una acción de Gobierno. Yo creo que la
política exterior tiene que estar sujeta al control parlamentario --la
semana pasada tuvimos un acto de control parlamentario sobre este tema--,
tiene que estar sujeta, en determinados actos, a la autorización
parlamentaria --como es el caso de firma de instrumentos
internacionales--, pero hay determinados actos que entran dentro de lo
que es la acción de gobierno. Por ejemplo, la decisión de retirar a un
diplomático, la decisión de acreditar o no a un diplomático o la decisión
de elegir el momento más adecuado para formalizar el establecimiento de
relaciones diplomáticas, como es este caso. Por todo ello, no vemos
ninguna razón para que el Grupo Popular no se avenga a encontrar un texto
que yo creo que recoge muy bien las palabras expresadas por el señor
Muñoz-Alonso a lo largo de su intervención, especialmente en sus palabras
finales, como es el texto que presenta el Grupo Catalán (Convergéncia i
Unió).




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, para indicar si
acepta o no las enmiendas presentadas, el señor Muñoz-Alonso tiene la
palabra.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Ante todo, quería hacer una puntualización
al señor Estrella. Su señoría dice que la mejor manera de contribuir a
esa estabilidad que deseamos es decirlo. Desgraciadamente lo que aquí
digamos va a tener muy poca trascendencia exterior si nos quedamos en el
puro dicho. Creo que es mucho más contundente una acción por parte del
Gobierno. Yo lo veo sin ninguna duda.

Respecto al artículo 1.º de la Constitución de Macedonia yo estoy de
acuerdo en que todo eso se puede revisar y yo estoy convencido, por la
situación a la que hemos llegado y por los datos que tenemos, de que los
macedonios están dispuestos a sentarse a negociar todos esos puntos, que,
al fin y al cabo, son dos o tres puntos fácilmente negociables.

Respecto del texto del Grupo Catalán (Convergència i Unió), evidentemente
es más completo que el nuestro, entre otras cosas porque está redactado
después de estos acontecimientos de bloqueo, cierre de fronteras,
etcétera, que nosotros desconocíamos en el momento en que redactamos
nuestra proposición de ley. Por esa razón, nosotros estaríamos dispuestos
a aceptar la enmienda de sustitución que presenta el Grupo Catalán
(Convergència i Unió), pero hay una frase que evidentemente no podemos
aceptar porque desvirtúa el sentido último --yo entiendo-- de nuestra
proposición: «... cuando parezca más oportuno...»--, eso de dejarlo
--digo nuevamente-- ad kalendas graecas, es una fórmula demasiado
dilatoria, «... y en cualquier caso, en el curso del año 1994, ...».

¡Faltaría más!
Yo propongo una transaccional que consistiría en aceptar la enmienda del
Grupo Catalán (Convergència i Unió), pero sustituyendo esta frase que
acabo de leer --«... cuando parezca más oportuno, y en cualquier caso, en
el curso del año 1994...»-- por una que fuera, por ejemplo: «... con la
máxima urgencia», o si les sigue pareciendo demasiado perentoria: «... en
los plazos más breves posibles...», pero, por favor, hagamos una cosa que
tenga un cierto sentido y que no sea, como alguien ha dicho, un brindis
al sol, sin ningún sentido y sin ningún significado. Aceptamos, por lo
tanto --insisto--, esa enmienda del Grupo Catalán (Convergència i Unió)
pero



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con esa matización, sustituyendo esa línea y media por otra que creo que
puede resultar más aceptable: «... en los plazos más breves posibles...»
No supone perentoriedad pero tampoco supone dejarlo todo de una manera
difusa, sin ningún tipo de precisión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió) tiene la
palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Si entiendo bien, la propuesta del señor
Muñoz-Alonso sería el primer párrafo, es decir, el que se inicia con: «El
Congreso de los Diputados insta al Gobierno a que siga esforzándose por
propiciar la distensión...» y acaba: «... entre ambos Estados» idéntico.

El segundo párrafo diría: «En esa perspectiva se insta asimismo al
Gobierno a formalizar el reconocimiento de la antigua República yugoslava
de Macedonia, estableciendo relaciones diplomáticas con ese país en los
plazos más breves posibles, así como a insistir, en el seno de la Unión
Europea, en su postura contraria al cierre de fronteras de la antigua
República yugoslava por parte de Grecia.»
Señor Muñoz-Alonso, sería sustituir... (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Un poco de orden.

Si he entendido bien, la propuesta que está haciendo el Grupo Catalán
(Convergència i Unió) es sustituir la frase: «... cuando parezca más
oportuno...» por «... en los plazos más perentorios o más breves
posibles...».




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Insisto en que nuestra posición es aceptar
esta enmienda de sustitución pero sustituyendo desde «... cuando...»
hasta «... 1994...», porque yo creo que se tienen que establecer las
relaciones diplomáticas mucho antes de diciembre de 1994 (El señor Puig i
Olivé: Fuera lo del 94.), por decirlo de alguna manera, y creo que una
fórmula absolutamente razonable. Si aceptan nuestra formulación, que es
sustituir la frase que va de «... cuando...» a «... 1994...», ambas
inclusive, por «... en los plazos más breves posibles...», nosotros
aceptamos esa enmienda.




El señor PRESIDENTE: Le recuerdo al señor Muñoz-Alonso que la otra
enmienda presentada, y que ha sido subsumida en ésta, dice exactamente lo
mismo: «... a lo largo del presente año 1994...» Es la enmienda
presentada por el Grupo Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya. (Rumores.)
El señor Molins tiene la palabra.




El señor MOLINS I AMAT: Creo que he entendido bien la propuesta del señor
Muñoz-Alonso, que me parece muy correcta. Simplemente le querría decir
que entiendo que el que subsista el decir: «..., y en cualquier caso, en
el curso del año 1994 ...» es acotar la libertad del Gobierno en bien de
los plazos más breves posibles. (El señor Martínez Martínez, don Miguel
Angel: Naturalmente.) Lo interpretamos nosotros de una manera y no
querríamos que el Gobierno lo interpretara como en el año 1995. Es decir,
acota todavía más la resolución de la Comisión. Yo creo que es
beneficioso el ponerlo para limitar precisamente la interpretación de los
plazos más breves posibles, pero, en cualquier caso, aceptaría la
decisión última del señor Muñoz-Alonso, que me gustaría conocer.




El señor PRESIDENTE: El señor Muñoz-Alonso tiene la palabra.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Yo no creo que decir en 1994 acote más la
acción del Gobierno, porque vamos a hablar claro. El Gobierno lo que
quiere es esperar a que pase la presidencia griega, no sabemos por qué
razón, salvo que sea por solidaridad ideológica y de partido. (Varios
señores Diputados del Grupo Socialista: ¡No!) Porque los demás países no
han tenido ese tipo de escrúpulos. Estoy convencido de que el Gobierno
quiere hacer el reconocimiento a partir del mes de julio. Yo les digo, si
hablamos del año 1994, ¿por qué no ponemos en la primera mitad del año
1994? (El señor Martínez Martínez,don Miguel Angel: En el plazo más breve
posible, mucho mejor. Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Por favor, no empiecen ustedes a hablar con
desorden. Tiene la palabra sólo el señor que está hablando.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Nuestra fórmula última es: «..., en los
plazos más breves posibles, ...» (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra sólo el señor Muñoz-Alonso en este
momento, se lo recuerdo.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Como decía, «..., en los plazos más breves
posibles ...», a no ser que ustedes aceptaran sustituirlo por: «..., en
la primera mitad de 1994...».




El señor PRESIDENTE: Señorías, entiendo que quizá sería bueno que los
portavoces de los diversos grupos se reuniesen unos minutos para
solventar esto.




El señor MOLINS I AMAT: No hace falta.




El señor PRESIDENTE: Entonces, ¿cuál es la propuesta final?



El señor MOLINS I AMAT: Sobre la propuesta que hace el señor proponente
de la proposición no de ley, que es el que tiene derecho a aceptar la
enmienda, y correspondiéndole a nuestro Grupo decir si aceptamos, no
habiéndole convencido de que es mejor poner: «... en los plazos de 1994
...», no tenemos ningún inconveniente en decir simplemente: «..., en los
plazos más breves posibles ...». Por tanto, aceptamos la enmienda
transaccional y pedimos que se someta a votación en los términos en que
ha solicitado el señor Muñoz-Alonso.




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El señor PRESIDENTE: Por tanto, la situación es la siguiente. Se somete a
votación la enmienda presentada por el Grupo Catalán (Convergència i
Unió) y aceptada por el Grupo Parlamentario Popular, con la modificación
de las líneas del segundo párrafo que dicen: «... estableciendo
relaciones diplomáticas con ese país, cuando parezca más oportuno, y en
cualquier caso en el curso del año 1994 ...», sean sustituidas por la
frase: «... en los plazos más breves posibles ...».

¿Es esa la situación? (Asentimiento.) Por consiguiente, se somete a
votación la proposición no de ley en los términos que acabo de anunciar.

Leo la redacción entera tal como quedaría para que no haya equívoco
alguno.

«El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a que siga esforzándose
por propiciar la distensión entre Grecia y la antigua República yugoslava
de Macedonia, con vistas a que se supere el contencioso que las enfrenta,
por la vía del diálogo, sin recurrir a la violencia, y a partir del
reconocimiento de sus actuales fronteras y la renuncia a cualquier
reivindicación territorial entre ambos Estados.

En esa perspectiva se insta asimismo al Gobierno a formalizar el
reconocimiento de la antigua República yugoslava de Macedonia,
estableciendo relaciones diplomáticas con ese país en los plazos más
breves posibles, así como a insistir, en el seno de la UE, en su postura
contraria al cierre de fronteras de la antigua República yugoslava de
Macedonia por parte de Grecia.»
Este es el texto que se somete a votación.

Señorías, observo que en la sala hay más Diputados de los que
corresponden a los grupos. Ha habido sustituciones que luego han sido
«resustituidas», de modo, que les ruego que sólo hagan uso del derecho de
voto aquellos que sean miembros electivos de la Comisión o hayan sido
debidamente sustituidos.

El señor Muñoz-Alonso tiene la palabra.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Señor Presidente, si quiere, le relaciono
los Diputados que sustituyen a comisionados de esta Comisión.«



El señor PRESIDENTE: Sí, por favor.




El señor MUÑOZ-ALONSO Y LEDO: Don Luis de Torres sustituye a don Juan
Manuel Fabra; don José Manuel Fernández Norniella sustituye a don Javier
Rupérez; doña Teófila Martínez sustituye a doña Isabel Tocino; y don
César Villalón sustituye a don Marcelino Oreja.




El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo Parlamentario Socialista, ¿hay
alguna sustitución?



El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): Yo quería comunicarle,
señor Presidente, a efectos de acta que los Diputados del Grupo
Parlamentario Socialista están todos presentes, aquellos que son
titulares en esta Comisión. (Un señor Diputado del Grupo Popular: ¡Qué
aplicados!)



El señor PRESIDENTE: Les ruego por favor que no hagan comentarios
extemporáneos. Cuando el Presidente da la palabra, da la palabra, pero
sólo a una persona, no a dos ni a tres ni a cuatro ni a cinco.

Por parte del Grupo Catalán (Convergència i Unió), el señor Molins tiene
la palabra.




El señor MOLINS I AMAT: Don Jaume Cardona sustituye a don Francesc Homs.




El señor PRESIDENTE: Vamos a proceder, por consiguiente, a la votación de
la proposición no de ley.




Efectuada la votación, fue aprobada por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba la proposición no de ley por unanimidad,
en los términos que acabo de leer.




DICTAMENES SOBRE:



--ADHESION DE ESPAÑA AL PROTOCOLO DE 1988 RELATIVO AL CONVENIO
INTERNACIONAL PARA LA SEGURIDAD DE LA VIDA HUMANA EN EL MAR, 1974, HECHO
EN LONDRES EL 11 DE NOVIEMBRE DE 1988. (Número de expediente 110/000047.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, seguimos con el orden del día.

Existe una petición del Grupo Socialista para incluir en primer término,
de los dictámenes sobre acuerdos, el que va señalado con el número 12,
por razones de posible ausencia del portavoz que tiene que intervenir en
nombre de dicho Grupo.

¿Se admite por parte de la Comisión este cambio? (Asentimiento.)
Entiendo que sí. Por consiguiente, pasamos a discutir el punto número 12,
adhesión de España al Protocolo de 1988 relativo al Convenio
Internacional para la seguridad de la vida humana en el mar, 1974, hecho
en Londres el 11 de noviembre de 1988. (Rumores.)
Señorías, ruego silencio. Si algo tienen que discutir les ruego que lo
hagan fuera de la sala; si no, entiendo que seguimos desarrollando el
orden del día, y lo tenemos que desarrollar con orden en el día.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)



El señor DURAN NUÑEZ: Señor Presidente, es que con los movimientos que
hemos tenido yo no sé qué número es que va ahora.




El señor PRESIDENTE: He dicho, señorías, y eso refuerza lo que antes
decía, que vamos a discutir el punto número 12, que es la adhesión de
España al Protocolo de 1988 relativo al Convenio Internacional para la
seguridad de la vida humana en el mar.

Por consiguiente, tiene la palabra, por el Grupo Socialista, el señor
Palacios.




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El señor PALACIOS ALONSO: Hace unos 25 años, señor Presidente, la
Organización Marítima Internacional inició un proceso de estudio que iba
dirigido a unificar algunos criterios de reconocimiento de determinados
convenios, incluido entre éstos el Convenio SOLAS al que el señor
Presidente hizo referencia al enunciar esta intervención. Este criterio
de unificación venía dado por las dificultades e incluso los detrimentos
en la actividad comercial que pudieran tener algunos buques como
consecuencia de la no coincidencia en el plazo de determinados
reconocimientos e inspecciones, por lo que el buque podía ser sometido a
continuas detenciones en el cumplimiento de las normas de seguridad
internacionales. Por eso, la Organización Marítima convocó una
conferencia internacional sobre el sistema de armonización de
reconocimientos y de certificación, y la citada conferencia aprobó una
serie de instrumentos y de resoluciones, entre los que se encuentra el
presente Protocolo que aquí ahora vamos a proponer para votación. (El
señor Vicepresidente, Ciscar Casaban, ocupa la Presidencia.)
El Convenio Internacional para la seguridad de la vida humana en el mar o
Convenio SOLAS es el más antiguo de todos estos convenios y, sin duda, el
más importante de los que se ocupan de la seguridad marítima. Es el más
antiguo porque ya se remonta a la conferencia celebrada en Londres en
1914 y tiene una versión de 1974 que constituye en realidad la versión
vigente.

Este Convenio, señor Presidente, cubre aspectos importantísimos sobre la
seguridad del mar, como los relativos a la seguridad de la navegación, a
la contrucción de buques, a la radiotelegrafía, a los dispositivos de
salvamento, a los transportes de grano, a la prevención de incendios, al
transporte de mercancías nucleares y a lo que concierne a los buques
nucleares. Pues bien, este Protocolo que ahora estamos tratando se
compone de nueve artículos y un anexo e introduce fundamentalmente dos
novedades: la primera es que reemplaza y deja sin efecto el Protocolo de
1978 relativo a este Convenio y la segunda que todo lo relativo a la
expedición de certificados que se recoge en el capítulo I del Convenio
queda regido a partir de ahora por las disposiciones de este Protocolo.

Para terminar, señor Presidente, diré que los contenidos del Protocolo se
siguen en función de un sistema armonizado de reconocimiento y de
certificación que es realmente lo que va a propiciar una puesta al día y
el que se eviten, en materia de seguridad en el mar, aquellas
circunstancias que podrían perjudicar no sólo a la salud y a la seguridad
en el mar sino también a los intereses de los propios buques en relación
con las inspecciones y controles.

Por supuesto mi Grupo votará a favor del Protocolo.




El señor VICEPRESIDENTE (Ciscar Casaban): El señor Durán tiene la
palabra.




El señor DURAN NUÑEZ: Efectivamente, como dice el señor Palacios, es un
Convenio importantísimo, pues realmente casos como el del Mar Egeo, el
del Braer, y hace unos días el del Albinoni, un petrolero de bandera de
conveniencia, donde murió el capitán, español, en las cercanías de Santo
Domingo, son ejemplos nada más que de una pequeña parte de un todo de
miles de accidentes para lo cual está el Convenio de la seguridad de la
vida humana en el mar, llamado en España Sevimar, con el acrónimo SOLAS
en el resto del mundo. (El señor Vicepresidente, Muñoz-Alonso y Ledo,
ocupa la Presidencia.)
Ya explicó algunos de los artículos el señor Palacios. Cubre distintos
aspectos de la seguridad en el mar, la navegación, la construcción de
buques, la radiotelegrafía, dispositivos de salvamento, prevención de
incendios, transporte de grano, mercancías peligrosas, buques nucleares,
etcétera. El articulado lo tienen todas SS. SS. y yo les haría gracia de
leerlo, puesto que ya lo conocen, pero creo que es muy importante, y
sería minorar el valor de esta Comisión si realmente en un tratado de
esta envergadura no hiciéramos alguna reflexión que haga que desde el
Congreso de los Diputados, desde las Cortes españolas, se mejoren las
condiciones de la vida en el mar en este caso.

Tenemos que recordar que el Parlamento Europeo va a aprobar la política
marítima común para mares seguros que, como ha demostrado la moción
Stewart, recoge todos los temores de la industria marítima internacional,
donde se muestra la impaciencia creciente ante la pérdida de vidas en la
mar, la falta de medidas positivas para alterar el declive de las marinas
mercantes, en este caso europeas, y la reducción progresiva de los
estándares de seguridad. El Parlamento Europeo, en lo que se refiere a
sistemas efectivos de control, tiene graves dudas y propicia que se
mejore el control del tráfico marítimo, que se tomen medidas prácticas
para mejorar la seguridad de los buques petroleros, tales como sistemas
dotados de independencia de fuel-oil y sistemas auxiliares, la mejora de
los sondeos, control de maniobras y del mal tiempo.

El Ministerio de Transportes alemán sólo hace unos días ha pedido que la
OMI proponga que todos los buques que transportan mercancías peligrosas
tengan al menos un oficial especializado en emergencias. Estas
recomendaciones tan importantes del Parlamento Europeo se tienen que
subsumir en el Convenio SOLAS, porque de lo que trata es de salvamento de
la vida humana en el mar y no de otra cosa. Incluso una nación como
Liberia, de bandera de conveniencia, en unas resoluciones emanadas no
claramente desde Monrovia sino desde Nueva York, destaca que la
resolución IMO 53.5 A sobre sistemas de remolque de emergencia tiene que
ser preparada en todos los buques petroleros y de mercancías peligrosas
actualizando todas las organizaciones de rescate en los países ribereños,
tanto en el control de helicópteros para el salvamento de vidas como en
remolcadores y antipolución.

Con todo esto nuestra Comisión sí da lugar a que un Tratado como éste sea
adoptado por el Gobierno en toda su magnitud y en todo lo que se refiere
a nuestras costas y a la seguridad de nuestros buques en la mar.




El señor VICEPRESIDENTE (Muñoz-Alonso y Ledo): Vamos a proceder a la
votación de este Protocolo.




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Efectuada la votación fue aprobado por unanimidad.




El señor VICEPRESIDENTE (Muñoz-Alonso y Ledo): Queda aprobado.




--ACUERDO DE PROMOCION Y PROTECCION RECIPROCAS DE INVERSIONES ENTRE EL
REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA DE FILIPINAS, FIRMADO EN MADRID EL 19 DE
OCTUBRE DE 1993. (Número de expediente 110/000045.)



El señor VICEPRESIDENTE (Muñoz-Alonso y Ledo): Punto 10 del orden del
día, acuerdo de promoción y protección recíprocas de inversiones entre el
Reino de España y la República de Filipinas, firmado en Madrid el 19 de
octubre de 1993.

¿Grupos que deseen fijar posición? (Pausa.)
Por el Grupo Popular la señora Pulgar tiene la palabra.




La señora PULGAR FRAILE: La ciudad de Manila en el mes de julio de 1991
fue el escenario donde tuvieron lugar las primeras negociaciones para el
Acuerdo de promoción y protección recíprocas de inversiones entre el
Reino de España y la República de Filipinas. Hubo aplazamiento por parte
de Filipinas y la segunda ronda de conversaciones se celebró en Madrid en
la primera semana del mes de abril de 1993, o sea, casi dos años más
tarde.

Se espera de este Acuerdo que se incrementen las inversiones mutuas entre
España y Filipinas. Se apoya el proceso de reforma política y económica
emprendido por este país con la perspectiva de una rentabilidad a medio y
largo plazo.

Este tratado es similar a los firmados con otros países, y en los mismos
se sigue, además, un modelo estándar elaborado por la OCDE. Como ya es
por todos conocido, este tipo de acuerdos tienen por objeto colaborar en
el desarrollo del país firmante menos desarrollado, facilitando en él la
inversión del país más desarrollado.

Esta promoción de la inversión se realiza mediante la limitación del
riesgo que ha de soportar una empresa que desee establecerse en ese país.

En especial se limita considerablemente el riesgo político, esto es, el
asociado a cambios en el gobierno y en las políticas del mismo en
relación a inversión extranjera. Esa limitación se logra en torno a
establecer desde la libre repatriación de los rendimientos de la
inversión, hasta la compensación en casos de guerra, expropiaciones,
etcétera.

El acuerdo tiene una vigencia de diez años, con reconducciones tácitas
cada cinco años. Consta de once artículos, pero debemos destacar el
número 1, donde exhaustivamente se trata de las inversiones, el
territorio, los inversores e incluso también las rentas de inversión. En
el artículo 4.º se contempla la posibilidad de nacionalización y
expropiación; en el 5.º se considera un tema importante, y es la
compensación por pérdidas ante situaciones excepcionales como pueden ser
guerras, y en el 6.º se establece la libertad de repatriación en el
rédito de la inversión. El acuerdo entrará en vigor el día en que los dos
gobiernos se notifiquen mutuamente por escrito el cumplimiento de los
requisitos constitucionales.

En la creencia de que la promoción y protección de estas inversiones
redundará en beneficio de la prosperidad económica y social de ambos
países, el Grupo Popular va a dar su voto favorable al acuerdo. (El señor
Presidente ocupa la Presidencia.)



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, el señor Curiel tiene la
palabra.




El señor CURIEL ALONSO: Señor Presidente, no quiero reiterar los
argumentos que acaba de utilizar la señora portavoz del Grupo Popular,
que compartimos, pero quizás sí subrayar algunos de los elementos que
refuerzan la posición favorable del Grupo Socialista a la hora de votar
este acuerdo de promoción y protección recíprocas de inversiones entre el
Reino de España y la República de Filipinas, firmado en Madrid el 19 de
octubre de 1993.

La propia Memoria, señor Presidente, establece dos de las consideraciones
que quería hacer. La primera de ellas, cuando fija los objetos básicos de
este acuerdo, es la referencia que se hace al apoyo que puede significar
al difícil proceso de reforma política y económica emprendido por
Filipinas. Estamos asistiendo, es sabido por todos los observadores, a
procesos muy intensos de cambios en zonas muy diversas del mundo, pero
llegamos a la conclusión, por lo demás nada nueva, de que la estabilidad
en las reformas políticas, en los cambios políticos, requiere, señor
Presidente, crecimiento económico, protección social y estabilidad social
también. Por eso entendemos que, desde la perspectiva española, desde la
posibilidad de España, colaboramos humildemente, pero de forma
significativa, a que este acuerdo pueda significar ese crecimiento
económico, esa estabilidad social que signifique la ayuda a la definitiva
estabilidad democrática de un país como Filipinas.

Además de eso, es evidente, como ya se ha puesto de manifiesto, que el
acuerdo, como es lógico, persigue la perspectiva de una razonable
rentabilidad a medio y largo plazo por ambos países, como también pone de
manifiesto la propia Memoria del acuerdo a que hacemos referencia.

Termino diciendo --y evito hacer una referencia expresa a todos y cada
uno de los artículos-- que este acuerdo es similar a otros de promoción y
protección recíprocas de inversiones firmados por España con otros
países, siguiendo en todos ellos el modelo elaborado por la OCDE.

Por todas estas consideraciones, señor Presidente, tanto de carácter
político como las que hacen referencia al propio contenido del acuerdo,
el Grupo Socialista va a votarlo favorablemente.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Convergència i Unió, el señor Casas
tiene la palabra.




El señor CASAS I BEDOS: Señor Presidente, para



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anunciar, a fin de que conste en el «Diario de Sesiones», que nuestro
Grupo Parlamentario va a votar favorablemente todos los convenios que van
a ser debatidos y sometidos a votación en este trámite en la reunión de
la Comisión de hoy, a efectos de que, como no queda constancia
electrónica de la votación, que se sepa que el Grupo Parlamentario
Catalán va a votar favorablemente a todos.




El señor PRESIDENTE: Señor Casas, le agradezco la concisión de su
intervención y lo mucho que dice.

Vamos a someter a votación el acuerdo de promoción y protección
recíprocas de inversiones entre el Reino de España y la República de
Filipinas.

Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad.




--CANJE DE NOTAS CONSTITUTIVO DE ACUERDO PARA LA MODIFICACION DEL
CONVENIO ENTRE EL GOBIERNO DE ESPAÑA Y EL GOBIERNO DE LA REPUBLICA DE
PARAGUAY SOBRE TRANSPORTE AEREO DE 12-5-76. (Número de expediente
110/000046.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto 11 del orden del día que se refiere
al canje de notas constitutivo de acuerdo para la modificación del
Convenio entre el Gobierno de España y el Gobierno de la República de
Paraguay sobre transporte aéreo, de 12 de mayo de 1976.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario Socialista, la señora Pla tiene la palabra.




La señora PLA PASTOR: Señor Presidente, el presente acuerdo viene a
modificar un convenio firmado por el Gobierno de España y la República de
Paraguay en 1976 sobre transporte aéreo; viene a adecuar aquel convenio
primitivo a las actuales circunstancias, y en el acta se expresan las
modificaciones, que son principalmente la adición de un nuevo artículo y
la inclusión de dos nuevos apartados.

El nuevo artículo, que es el 8.º bis, trata de la seguridad aérea, que es
ni más ni menos que la recomendada por la Organización de Aviación Civil
y está incluida en la mayoría de los convenios firmados por España y
otros países; facilita todas las medidas preventivas y de disuasión para
evitar hechos delictivos tales como secuestros aéreos, atentados,
etcétera, posibilitando a las partes la revisión y la inspección tanto de
pasajeros como de aeronaves y aeropuertos. Este sería, pues, el nuevo
artículo que se incluiría y que, como he dicho anteriormente, está de
acuerdo con todas las normas de aviación civil.

El apartado número 6, que también es nuevo, se refiere al cambio de
calibre, es decir, que en los vuelos podrá cambiarse de aeronave, pero
siempre, tanto si es cambiado por uno como por varios aviones, serán de
las mismas características o como mínimo ofrecerá garantías de un óptimo
servicio a las partes contratantes, es decir, que no redunde en perjuicio
de la garantía del buen funcionamiento de las líneas aéreas. El apartado
7 se refiere a los vuelos de carga, exclusivos para las partes
contratantes.

Según lo establecido en el artículo 13 del citado acuerdo, estas
modificaciones entrarán en vigor cuando hayan sido confirmadas, mediante
canje de notas, por las partes contratantes. Siendo así que viene a
modificar el antiguo convenio con estas adiciones que entendemos que lo
mejoran, el Grupo Socialista va a votar favorablemente la ratificación de
este canje de notas constitutivo de acuerdo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, el señor Puche tiene la
palabra.




El señor PUCHE RODRIGUEZ-ACOSTA: Señor Presidente, efectivamente, como
acaba de exponer la portavoz del Grupo Socialista, se trata de tres
modificaciones que se contemplan en el acuerdo entre España y Paraguay
relativas al tráfico aéreo.

La primera modificación, es decir, la inclusión del nuevo artículo que
ella citaba, el 8.º bis, es sobre la seguridad vial en el convenio
bilateral; es un artículo que viene siendo recomendado tradicionalmente
por la Organización de Aviación Civil y que está incluido en casi todos
los convenios que han suscrito España y otros países. Se trata, en
definitiva, en esta primera inclusión, de ratificar la obligación mutua
de proteger --en este nuevo artículo-- la seguridad de la aviación civil
contra los actos que han sido manifestados de interferencia ilícita. Yo
diría que las partes contratantes deben actuar de conformidad con las
disposiciones del Convenio sobre las infracciones y actos cometidos a
bordo de las aeronaves, ya firmado en Tokio; sobre las disposiciones del
Convenio de la represión y del apoderamiento ilícito de aeronaves,
firmado en La Haya, y, cómo no, también sobre las disposiciones que se
fijan en el Convenio para la represión de actos ilícitos contra la
seguridad de la aviación civil, que se firmó en Montreal.

Por lo que respecta a la segunda modificación --hablábamos de tres
modificaciones--, se incluye un nuevo apartado sobre el cambio de
calibre, también ya manifestado, al vigente Convenio bilateral. Se trata,
en definitiva, de que las empresas aéreas designadas por cada una de las
partes contratantes, es decir de los dos países, puedan permitirse el
cambio de ruta, puedan permitirse el cambio de las unidades utilizadas,
bien por una u otra aeronave, siempre que la capacidad total de las
mismas no sobrepase en ningún punto la original.

Y por último, la tercera modificación a la que hacíamos referencia al
inicio de esta intervención, tiene por objeto la inclusión de un nuevo
apartado sobre los vuelos exclusivos. El objetivo de esta nueva
modificación en el Convenio es que las empresas aéreas designadas en cada
uno de los países puedan realizar vuelos exclusivos de carga con pleno
derecho de tráfico.




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En definitiva, señor Presidente, con estas tres modificaciones creo que
se actualiza, como ya se ha dicho también, el Convenio que se había
firmado originalmente entre España y la República del Paraguay y,
efectivamente, la modificación del Convenio, igualmente ya manifestado,
entrará en vigor cuando haya sido confirmado mediante canje de notas por
la vía diplomática.

Tenemos que decir, y con ello terminamos, que la presente modificación
del Convenio con la República del Paraguay no se enmendó en su momento
porque nosotros lo consideramos aceptable en sus términos. Es por ello
que en la Comisión de hoy vamos a ratificar este canje de notas y, por
supuesto, vamos a votar favorablemente.




El señor PRESIDENTE: Vamos a someter a votación el canje de notas
constitutivo de acuerdo para la modificación del Convenio entre el
Gobierno de España y el Gobierno de la República del Paraguay sobre
transporte aéreo.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




--CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA DE GUATEMALA SOBRE
COOPERACION JURIDICA, FIRMADO «AD REFERENDUM» EN GUATEMALA EL 23-3-93.

(Número de expediente 110/000048.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 13 del orden del día,
Convenio entre el Reino de España y la República de Guatemala sobre
cooperación jurídica, firmado «ad referendum» en Guatemala el 23 de marzo
de 1993.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Robles Orozco.




El señor ROBLES OROZCO: Este es un Convenio de Cooperación en materia
jurídica que fundamentalmente tiene por objeto promover dicha cooperación
entre organismos gubernamentales, universidades, centros de
investigación, instituciones y entes públicos o privados de ambos países
para realizar programas que puedan tener interés común.

El aspecto importante de este Convenio, que es en sí mismo esta
posibilidad de la colaboración jurídica, es también el de la
financiación, que debe ser de acuerdo mutuo para cada uno de los
programas y proyectos de cooperación que rijan ambos países. Hay que
señalar que cada una de las partes, España y Guatemala, podrán someter a
la otra cualquiera de estos proyectos específicos de cooperación para su
aprobación y para su estudio.

Es un Convenio que tiene una vigencia de cuatro años y que, en todo caso,
nos parece un buen principio para la cooperación en este ámbito jurídico
entre el Reino de España y la República de Guatemala, que, dicho sea de
paso, en el caso concreto de Guatemala sería deseable que pudiera servir
de base para iniciar otros ámbitos de colaboración y cooperación con una
República centroamericana con la que los proyectos de cooperación no han
atravesado, precisamente, momentos de desarrollo adecuado.

En todo caso, para este tema concreto nos parece un buen Convenio y, por
tanto, nuestro Grupo lo va a apoyar.




El señor PRESIDENTE: El señor Martínez tiene la palabra.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (Miguel Angel): Brevísimamente, para añadir a
lo que ha dicho el señor Robles la importancia que nosotros le damos a un
Convenio firmado en este ámbito dentro de los esfuerzos que no sin
dificultades se vienen realizando en Guatemala para lo que puede ser el
definitivo establecimiento del Estado de Derecho en aquel país. Pensamos
que no cabe avanzar en la consolidación de ese Estado de Derecho
precisamente sin una consolidación de las posibilidades de trabajar en el
terreno de los derechos humanos, en el terreno de la legislación, y sobre
todo pensamos que se beneficiarán de una manera notable quienes en este
ámbito se mueven en aquel país tan próximo a nosotros mediante la
apertura de posibilidades que se le da para estudiar, para mejor conocer
los progresos, los esfuerzos que en nuestro país realizamos en este
ámbito.

Por tanto, y subrayando lo que decía el señor Robles, Pero poniendo ese
énfasis en la necesidad en un país como Guatemala de perfilar sus
estructuras jurídicas en el camino hacia el establecimiento del Estado de
Derecho y el apoyo que este Convenio puede prestar a este objetivo, vamos
a dar nuestro voto favorable al mismo.




El señor PRESIDENTE: No hay más peticiones de palabra, por consiguiente,
pasamos a la votación.




Efectuada la votación, fue aprobado por unanimidad.




--DECLARACION DE ACEPTACION DE ESPAÑA DE LA ADHESION DE LA REPUBLICA DE
CHIPRE AL CONVENIO RELATIVO A LA OBTENCION DE PRUEBAS EN EL EXTRANJERO EN
MATERIA CIVIL O MERCANTIL, HECHO EN LA HAYA EL 18-3-70. (Número de
expediente 110/000063.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 14 del orden del día,
declaración de aceptación de España en la adhesión de la República de
Chipre al Convenio relativo a la obtención de pruebas en el extranjero en
materia civil o mercantil, hecho en La Haya el 18 de marzo de 1970.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor
Barrionuevo.




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El señor BARRIONUEVO PEÑA: Este Acuerdo trata de la aceptación por España
de la adhesión de la República de Chipre al Convenio número 20 de La
Haya, que es un Convenio que tiene por finalidad facilitar la práctica de
pruebas en el extranjero en materia civil o mercantil mediante la
ordenación de las comisiones rogatorias.

Este Convenio inicialmente fue firmado por España en 1976, y entró en
vigor, tras la ratificación, en 1987, pero tiene entre sus cláusulas la
posibilidad de que países miembros de las Naciones Unidas o de organismos
especializados que no hubieran sido parte de la Conferencia de La Haya de
Derecho Internacional Privado que aprobó este Convenio puedan adherirse
al mismo. En este caso, los países inicialmente firmantes, para que
respecto a ello surtan efecto estas cláusulas del Convenio, tienen que
aceptar expresamente esa adhesión, notificándolo por medio de instrumento
que se deposita en el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países
Bajos. Este es el caso de la República de Chipre, que se adhiere a este
Convenio, y España lo acepta para que entre los súbditos españoles en
Chipre o los chipriotas en España surtan efecto las obligaciones que se
establecen en el mismo. Naturalmente, es importante porque facilita las
prácticas judiciales para uno y otro país en esos ámbitos del Derecho
Civil o Mercantil.

Unicamente quiero añadir que, según mis informaciones, hay otras
adhesiones de países en tramitación en la Cámara, y por circunstancias
que desconozco no se han incluido en el orden del día. Según me consta,
hay adhesiones exactamente iguales de Argentina, Singapur, Mónaco, los
Estados Unidos mejicanos, Australia y Barbados, que yo conozca. En todo
caso, como se trata de algo útil y conveniente, votaremos a favor de este
Acuerdo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, el señor
Martínez Casañ tiene la palabra.




El señor MARTINEZ CASAÑ: Poco tengo que añadir a lo que ya ha dicho el
señor Barrionuevo. Efectivamente, este Convenio, que facilita las cosas
en el extranjero en materia civil o mercantil mediante una ordenación de
las comisiones rogatorias y la ejecución de otras actuaciones judiciales,
también facilita el funcionamiento de la Administración de justicia
respecto a los procedimientos civiles o mercantiles en que sea necesario
practicar pruebas en el extranjero en relación a ciudadanos extranjeros,
o para que recíprocamente se practiquen en España pruebas acordadas por
tribunales extranjeros en relación de los Estados parte en el Convenio.

Si bien estas declaraciones de aceptación no suponen en sí mismas una
modificación del contenido del precipitado Convenio de La Haya, sí
implican, sin embargo, una modificación en el ámbito subjetivo de sus
efectos, y en base a ello y a que el Convenio de La Haya exigió en su día
la previa autorización de las Cortes Generales, de acuerdo con el
artículo 94.1.e) de la Constitución Española, por invadir materias que el
Derecho español reserva a la ley, la prestación de consentimiento del
Estado español en obligarse por medio de las distintas declaraciones de
aceptación, que es lo que estamos haciendo en este momento, requiere
asimismo la previa autorización de las Cortes Generales, y por ello nos
ocupamos del tema.

Por lo demás, señor Presidente, no tengo nada más que añadir. No hacemos
objeción alguna a las citadas declaraciones de aceptación y votaremos a
favor del Convenio.




El señor PRESIDENTE: No habiendo más petición de palabra, pasamos
directamente a la votación de esta declaración.




Efectuada la votación, queda aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.




--CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA PORTUGUESA PARA EVITAR
LA DOBLE IMPOSICION Y PREVENIR LA EVASION FISCAL EN MATERIA DE IMPUESTO
SOBRE LA RENTA, HECHO EN MADRID EL 26 DE OCTUBRE DE 1993 Y PROTOCOLO.

(Número de expediente 110/000071.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al último punto del orden del día, punto que
hemos añadido con el acuerdo de todos.

Convenio entre el Reino de España y la República portuguesa para evitar
la doble imposición y prevernir la evasión fiscal en materia de impuesto
sobre la renta, hecho en Madrid el 26 de octubre de 1993 y protocolo.

Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Durán.




El señor DURAN NUÑEZ: Este es un convenio sobrevenido, en el sentido de
que ha aparecido a última hora, y, sin embargo, es un convenio de una
enorme importancia, pues se trata del convenio entre el Reino de España y
Portugal para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en
materia de impuesto sobre la renta, supuestos que, tanto uno como otro,
probablemente se estaban produciendo en este momento.

Tiene una importancia grande, sobre todo para España, porque Portugal es
uno de los socios comerciales de mayor importancia y envergadura, y las
relaciones sociales entre ambos países, una vez pasados los malos
entendidos que nos separaron durante siglos, tienen una importancia
enorme, igual que las relaciones económicas y humanas.

Este es un convenio del que, como Diputado rayano, que dirían los
portugueses, o fronterizo, me cumple hablar de él. En España va a
tratarse el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, el Impuesto
sobre Sociedades, los impuestos locales sobre la renta y, en el caso de
Portugal, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, el Impuesto
sobre la Renta de las Personas Jurídicas, y lo que ellos llaman la
derrama, que este Diputado no está muy seguro de lo que es.




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Se tratan prácticamente todas las relaciones económicas que hay entre los
dos países: la relación marítima, interior y aérea, las pensiones,
etcétera. En el caso de las pensiones se dice que: sin perjuicio de lo
dispuesto en el apartado 2, del artículo 19, las pensiones y
remuneraciones análogas pagadas a un residente de un Estado contratante
por razón de empleo anterior, sólo pueden ser sometidas a la imposición
de este Estado. Esto es, repito, un caso importante para todos los
diputados fronterizos, porque cientos de españoles viven en Portugal y
miles de portugueses viven en España. Realmente creo que a los
portugueses les va a interesar mucho lo que opinemos en nuestras Cortes,
en nuestro Parlamento, y suponemos que, después de esto, la Asamblea
portuguesa tendrá que ratificarlo a la mayor brevedad.

Se podría hablar de esto durante un rato muy largo, pero con lo que
llevamos dicho hasta ahora creo que es suficiente.

Confirmamos nuestro apoyo a la ratificación del Tratado.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Fuentes.




El señor FUENTES GALLARDO: Este es un convenio de cierta complejidad
técnica y de importantes efectos. Aunque el ámbito al que se refiere la
aplicación del Convenio ha sido expuesto por el portavoz del Grupo
Popular, quiero resaltar algunos aspectos concretos.

En relación con las rentas inmobiliarias, la renta que un residente de un
Estado contratante --en este caso España o Portugal-- obtenga de bienes
inmuebles, incluidas las explotaciones agrícolas situadas en el otro
Estado, pueden someterse a imposición en ese mismo Estado.

Respecto a los beneficios empresariales, los que tenga una empresa de un
Estado contratante sólo pueden someterse a imposición en ese Estado,
salvo que esa empresa realice la actividad en otro Estado, pero mediante
un establecimiento permanente.

En cuanto a la navegación marítima, interior y aérea sucede lo mismo, que
los beneficios procedentes de la explotación de buques o aeronaves sólo
pueden someterse a imposición en el Estado contratante en el que esté
situada la sede efectiva de la empresa.

Por último, y lo más importante, lo que hace referencia a la doble
imposición. En el caso de un residente en España, la doble imposición se
evitará de la siguiente manera. Cuando un residente en España obtenga
rentas que con arreglo a este Convenio puedan someterse a una imposición
en Portugal, España permitirá la reducción del Impuesto sobre la Renta de
ese residente en un importe igual al efectivamente pagado en Portugal.

Por los motivos que ha expresado antes el portavoz del Grupo Popular y
por éstos que yo, modestamente, he añadido, vamos a votar favorablemente
este Convenio.




El señor PRESIDENTE: Pasamos a la votación del Convenio.




Efectuada la votación, quedó aprobado por unanimidad.




El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.

Se levanta la sesión.




Eran la una y treinta minutos de la tarde.