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Diputados

Diego Muñoz Torrero y Ramírez

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Nacido el Wed Jan 21 00:00:00 CET 1761 en Cabeza de Buey (Badajoz).

Fallecido el Mon Mar 16 00:00:00 CET 1829 en San Julián de la Barra, Lisboa (Portugal).

Personal docente. Religioso.

"Las Cortes de Cádiz se reúnen por primera vez el 24 de septiembre de 1810. La ciudad de Cádiz era una fiesta, todos se dirigen a la Isla: nobleza, comercio, hombres y mujeres, milicia, juventud y todo el pueblo..." Benito Pérez Galdós describe así este acontecimiento en el tomo de Cádiz de los Episodios Nacionales.

Diego Muñoz Torrero, Rector de la Universidad de Salamanca, canónigo de la Colegiata de San Isidro de Madrid y sacerdote de alguna fama, fue el elegido para inaugurar los debates de las Cortes y colocar la primera piedra en el proyectado edificio de las reformas liberales. En la sesión de 24 de septiembre de 1810, celebrada en la Isla de León -hoy San Fernando, Cádiz-, una vez instaladas las Cortes y leída la memoria que habían dejado los regentes al despedirse, toma la palabra el diputado Muñoz Torrero y declara que en las Cortes reside la soberanía y ...que convenía dividir los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial... A continuación presenta a la deliberación de las Cortes una especie de tabla de derechos por todos bien conocida; después, el Consejo de Regencia acude ya cerca de la medianoche para prestar juramento a las Cortes, excepto el obispo de Orense, que era el presidente, que se excusa por motivos de salud y por la hora avanzada de la sesión. El presidente de las Cortes, Lázaro de Dou, convoca a las mismas para el día siguiente, 25, a las diez de la mañana. Era pasada la medianoche.

¿Pero quién era este sacerdote que en la noche del 24 de septiembre levantó su voz en las Cortes generales y extraordinarias ante la admiración de unos diputados inexpertos en las tareas parlamentarias y un público que bullía en aquel Teatro Cómico, sede de las Cortes en la Isla? Diego Muñoz Torrero era diputado por Extremadura, propietario por el procedimiento para las provincias libres de los franceses. En su breve discurso sintetiza varias proposiciones que guían los primeros pasos del régimen constitucional español.

Interviene en muchas ocasiones y forma parte de las comisiones más importantes, llegando a presidir incluso la que estudia el proyecto de Constitución. Pero si tenemos que elegir alguna de sus intervenciones, podemos citar su participación en los debates sobre la libertad de imprenta, en los que llegó a declarar la previa censura es el último asidero de la tiranía que nos ha hecho gemir por siglos. Es difícil recoger en síntesis la posición de Muñoz Torrero en los principales debates en los que intervino. Con la distancia del tiempo, quizás resulte algo tímida su participación, ya que los doceañistas no se atrevieron a romper con todo lo establecido y se detuvieron respetuosos ante "el altar y el trono". También causaron gran expectación los debates sobre el restablecimiento del Santo Oficio y las palabras pronunciadas en la sesión de 4 de enero de 1813; entonces, se le encuadraría como un liberal exaltado, pero el paso del tiempo lo ha situado en posiciones más moderadas.

Al regreso de Fernando VII, Muñoz Torrero es detenido y encarcelado durante seis años en un monasterio de Galicia. Durante el Trienio Liberal, de 1820 a 1823, participa de nuevo activamente en política. Tras la intervención del duque de Angulema al mando de los "Cien Mil Hijos de San Luis" y la vuelta al absolutismo en España, se refugia en Portugal, primero en Campomayor, pueblo fronterizo con Badajoz, donde permanece cinco años, y, más tarde, con el triunfo de los miguelistas y el establecimiento del absolutismo en Portugal, es trasladado a la Torre de San Julián de la Barra, cerca de Lisboa, donde muere víctima de horribles torturas el 16 de marzo de 1829.

No recibe sepultura hasta que es trasladado primero al cementerio de San Nicolás de Madrid, y, más tarde, al Panteón de Hombres Ilustres de la Basílica de Atocha, junto a otros liberales como Argüelles, Calatrava, Mendizábal, Martínez de la Rosa y Olózaga.

De este presidente extremeño queda en testimonio en el Archivo de la Cámara la bandera que en su día regaló a la milicia de su pueblo natal de Cabeza de Buey y que permaneció escondida durante el absolutismo en el Convento de Concepcionistas de dicho lugar. Al fallecer Fernando VII, en 1834, se entrega la bandera al presidente Agustín Argüelles, para que la coloque en el Salón de sesiones. Reproducciones de esta bandera se encuentran en el Ayuntamiento de Cabeza de Buey y en la Asamblea de Extremadura en su sede de Mérida.

La biografía procede de la publicación "Los presidentes del Congreso de los Diputados, 1810-2010" (2010), coordinada por Sofía Gandarias Alonso de Celis y Mateo Maciá Gómez, y editada por el Departamento de Publicaciones del Congreso de los Diputados. Los textos fueron realizados por ambos coordinadores, con la colaboración de Esperanza Prieto Hernández.

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Retrato de Diego Muñoz Torrero (estampa-litografía)

Periodos de presidencia


Elecciones del 01 de Junio de 1810

Legislatura 1810-1813. Cortes Generales Extraordinarias


24/03/1811 al 23/04/1811

Fue nombrado Presidente por 78 votos.

Elección DS 176 de 24 de marzo de 1811, p. 743.