El primer canario que accede a la presidencia de las Cortes es un hombre culto, con gran facilidad de palabra. Sus discursos están plagados de citas eruditas. Es un religioso que ocupó varios cargos antes de llegar a Cádiz; catedrático del Seminario Conciliar, párroco de la Catedral de las Palmas, luego atiende la Iglesia de la Antigua, en Fuerteventura, hasta que en 1808 es nombrado vocal del Cabildo Permanente de las Palmas.

Elegido el 16 de octubre de 1810 por seis votos de los otros tantos electores en la sala consistorial del Ayuntamiento de Gran Canaria. Al parecer el duque del Parque, gobernador de la isla, pide la anulación de este diputado en la sesión de 25 de enero de 1811.

Forma parte de las comisiones de Examen de empleados concebidos por la Regencia, Disciplina externa, Alhajas de las iglesias, Arreglo de provincias, De Honor y Seminario de Canarias.

Se le recuerda como un diputado muy activo y fogoso interviniendo en asuntos como la libertad de imprenta, la abolición de la esclavitud y el proyecto de Constitución, entre otros. Y también defendiendo proposiciones relativas a intereses canarios como puertos, pozos, etc.

En el debate sobre organización de las provincias interviene de este modo: "... La dificultad y los inconvenientes de reunirse los pueblos cesan para quien sepa lo que pasa en Europa. Parlamento y Cámara de los Comunes hay en Inglaterra y otras reuniones en Suiza y otros pueblos bien constituidos, y nadie hasta ahora los ha detestado como perjudiciales... Así que yo juzgo señor que ni por la novedad ni por la ignorancia ni por la precisión de derogar leyes, ni por la dificultad de reunión de pueblos, debe dejarse de admitir el proyecto... En general, el plan es bueno: en mi provincia (la de Canarias) se admitiría con gusto; verían menor número de empleados, y esto sería por descontado un consuelo muy grande..." (Sesión de 18 de diciembre de 1810).

En el debate de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico se muestra más cauto y aconseja que se debe consultar a la Regencia: "... soy de la opinión que antes de resolver se pregunte al Consejo de Regencia si esta orden se ha circulado a otros países, y que facultades han llevado los virreyes y comandantes generales que han ido meramente a América, porque yo sé que han salido para algunas provincias de ella comisionados regios con facultades para abrogarse todas las jurisdicciones, lo cual puede traer fatales consecuencias en las circunstancias actuales..." (Sesión de 15 de febrero de 1811).

Pero, con quien se enfrentó de una forma más radical fue con el padre dominico Francisco Alvarado, del Convento de San Pablo de Sevilla, en relación con la soberanía nacional. No hay que olvidar que "el filósofo rancio", como se le conocía, era un dominico portavoz del conservadurismo frente a toda la labor que se hiciese en las Cortes de Cádiz. El reconocimiento de la soberanía nacional había sido el punto de partida en aquel 24 de septiembre de 1810, pero el padre Alvarado mostraba su desconfianza en la intervención del pueblo en la vida pública.

En la sesión de 23 de abril de 1811, presenta nueve proposiciones para defender problemas relativos a su circunscripción de Canarias.

Por fin, el 24 de abril de 1813 le nombran presidente de las Cortes. Tuvo un altercado con el diputado Toreno por la forma de dirigir los debates.

Liberal en el más amplio sentido del término, cerradas las Cortes en 1814, Gordillo no quiere volver al cabildo de la catedral, lo que le supone serios problemas. Dichas desavenencias se solucionan con el nombramiento de maestrescuela de la catedral de La Habana donde no tomará posesión hasta el 20 de diciembre de 1817. De allí no regresaría nunca pero consiguió licenciarse y doctorarse en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de La Habana en 1823.

Muchos de estos datos están recogidos en la biografía que en "Los diputados doceañistas canarios" nos proporciona Marcos Guimerá Peraza. Para las ideas del dominico Francisco Alvarado (1756-1814), se puede consultar la obra publicada por Ramón Luis Soriano.

Falleció en La Habana (Cuba) a los 70 años de edad el 10 de febrero de 1844.

La biografía procede de la publicación "Los presidentes del Congreso de los Diputados, 1810-2010" (2010), coordinada por Sofía Gandarias Alonso de Celis y Mateo Maciá Gómez, y editada por el Departamento de Publicaciones del Congreso de los Diputados. Los textos fueron realizados por ambos coordinadores, con la colaboración de Esperanza Prieto Hernández.