Otro eclesiástico, en este caso el segundo obispo, que accede a la presidencia de las Cortes de Cádiz junto al Obispo de Mallorca. En 1798 fue nombrado prior perpetuo del Real Convento de San Marcos de León.

Era hijo de Don Juan Manuel Casquete de Prado, natural de Montemolín y de Doña María Botello (o Bootello) y Zambrano, de Barcarrota. Fue el tercero de los cuatro hijos del matrimonio y se quedó huérfano de padre a los tres años de edad, siendo educado por su madre y sus influyentes tíos. Estudió Teología en el Seminario de San Atón de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz y más tarde, Cánones en la Universidad de Salamanca.

Diputado propietario por la provincia de Extremadura por el procedimiento para las provincias libres de los franceses para las Cortes de Cádiz, fue elegido el 23 de julio de 1810 por 15 votos de los 27 que le correspondían en el Palacio de la Junta Superior de Badajoz. Se le otorgan sus poderes el día 26, jura su cargo el 1 de octubre de 1810 y causa baja el 20 de septiembre de 1813. No participó más que en esta primera legislatura de las Cortes de Cádiz.

Este obispo fue uno de los grandes defensores de la Iglesia, desde una postura bastante conservadora, pero tuvo una participación discreta.

Formó parte de las comisiones de Poderes, Honor, Provincias, Manifiesto de la Junta Central, Eclesiástica y Premios. Sus intervenciones más destacables fueron sobre la plata de las iglesias, indulto, señoríos, ascensos de militares, causa del Conde de Cartaojal, Tribunales de las órdenes y Tribunales especiales. En el debate sobre la plata de las iglesias, el obispo prior de León interviene de esta manera: "...no puedo conformarme de modo alguno con que esta providencia se extienda a las iglesias de América... Por lo que toca a la plata de las iglesias de los indios, estoy conforme con el Sr. Pérez que no debe extenderse a ellas ni aún esta exhortación, porque podría inquietar a aquellos naturales, y creo sería antipolítico hablarles en estos términos..." (Sesión de 9 de abril de 1811).

Sobre los señoríos, se mostró de acuerdo en que los jurisdiccionales se incorporasen a la Corona, por exigirlo así las circunstancias, pero al mismo tiempo que fueran indemnizados los que hubieran adquirido esa condición por compra legal. En cambio sobre los territoriales le resultó más compleja su opinión; alegando que se debía disponer de más tiempo, pues debía estudiarse caso por caso: "...hablaré ligeramente de los señoríos de jurisdicción y después de los de territorio... En cuanto a lo primero, aunque soy de parecer haberlos podido obtener justamente muchos de sus poseedores, estoy de acuerdo en que deben incorporarse a la Corona por exigirlo así las circunstancias de los presentes tiempos... En cuanto a los señoríos territoriales, siendo muy diversas las causas que han intervenido para su egresión de la Corona, también lo deben ser las reglas que se establezcan para su incorporación... pero es indispensable hacer un examen particular de los instrumentos que se presenten; y siendo esta operación demasiado complicada y prolija..." (Sesión de 28 de julio de 1811).

En algunas fuentes aparece también como obispo de Císamo (Italia) alrededor de 1826; se trataba de una diócesis suprimida no reconocida por la Santa Sede. Murió el 2 de febrero de 1838.

La biografía procede de la publicación "Los presidentes del Congreso de los Diputados, 1810-2010" (2010), coordinada por Sofía Gandarias Alonso de Celis y Mateo Maciá Gómez, y editada por el Departamento de Publicaciones del Congreso de los Diputados. Los textos fueron realizados por ambos coordinadores, con la colaboración de Esperanza Prieto Hernández.