José Pablo o Juan Pablo Valiente, como se le cita en el Diario de Sesiones, había sido elegido diputado por Sevilla el día 4 de noviembre de 1810.

Este extremeño de familia modesta estudió Derecho en Sevilla y fue catedrático de su Universidad y abogado en ejercicio. En 1786 el gobierno le encargó los asuntos financieros de México y Ultramar, pasando unos años en Cuba con el objeto de realizar esta misión. Al parecer su administración fue muy honrada e inteligente, denunció abusos, construyó muelles y favoreció varias medidas comerciales, aumentando de este modo los rendimientos de la isla. Además fomentó la enseñanza y la beneficencia.

Las conclusiones de este viaje no fueron muy positivas, ya que se muestra contrario a la elección popular en América, como así lo manifiesta en el debate sobre reformas de ultramar: "...en orden a los indios, siendo esta la porción más considerable en el número, la originaria de aquel país, y la más considerada y defendida por las leyes, es tal la pequeñez de su espíritu, su cortedad de ingenio... que al cabo de tres siglos de oportunas y empeñadas providencias para entrarlos en las ideas comunes y regulares, se muestran iguales a los del tiempo del descubrimiento de las Indias..." (Sesión de 23 de enero de 1811).

Fue también oidor y superintendente de la Casa de la Moneda en Guatemala y a su regreso a España en 1800 fue Oidor en Sevilla y consejero de Indias. En 1808 se preparó para presentarse a las Cortes de Cádiz donde se mostró como absolutista en política y opuesto a las reformas liberales. De hecho, siendo miembro de la Comisión de la Constitución se negó a firmar el Proyecto de la misma. También solicitó el reestablecimiento de la Inquisición. Apoyó la idea de que la Infanta Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII, presidiera la Regencia, e intervino en un largo debate en relación con los señoríos, aunque acabó votando a favor de la disolución de los mismos.

Este diputado de carácter conservador no tuvo buena fama en el Cádiz de su época, e incluso tuvo que sufrir algún abucheo por parte del público que asistía a las sesiones. Los glosadores de la época, como Galdós, Le Brun y Belda, coinciden en su ideología más bien absolutista por su oposición a las reformas de ultramar, pero no dejan de definirlo como persona informada en economía y en hacienda. Se le reconocen algunas mejoras que realizó en su viaje a Cuba, aunque también se le llegó a acusar de traer en el barco que venía de la Gran Antilla la fiebre amarilla.

Regresó en 1814 y se reincorporó al Consejo de Indias, luchando por la reforma de las leyes comerciales con América.

Falleció en Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) en 1817 a la edad de 77 años.

La biografía procede de la publicación "Los presidentes del Congreso de los Diputados, 1810-2010" (2010), coordinada por Sofía Gandarias Alonso de Celis y Mateo Maciá Gómez, y editada por el Departamento de Publicaciones del Congreso de los Diputados. Los textos fueron realizados por ambos coordinadores, con la colaboración de Esperanza Prieto Hernández.