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DS. Senado, Comisiones, núm. 366, de 23/10/2014
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COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES


PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ALEJANDRO MUÑOZ-ALONSO
LEDO


Sesión celebrada el jueves, 23 de octubre de 2014


ORDEN DEL DÍA


Elección del Vicepresidente Segundo de la Mesa.


(Núm. exp. 541/000009)


Comparecencia del Ministro de Asuntos Exteriores y de
Cooperación, D. José Manuel García-Margallo Marfil, ante la Comisión de
Asuntos Exteriores, para informar sobre la situación en Oriente Próximo y
en Libia.


(Núm. exp. 711/000345)


Autor: GOBIERNO


Contestación del Gobierno a


– Pregunta sobre las causas por las que el Embajador
de España en el Reino Unido ha organizado el Foro Financiero Español de
Londres, con indicación del respaldo del Gobierno, de los gastos que
supone y de la valoración del Ejecutivo sobre el carácter secreto de
dicho Foro.


(Núm. exp. 681/002165)


Autor: MARISCAL CIFUENTES, JOSÉ MANUEL (GPMX)


Dictaminar


– Proyecto de Ley de Tratados y otros Acuerdos
Internacionales.


(Núm. exp. 621/000078)


Autor: GOBIERNO


– Convenio entre el Reino de España y la República de
Moldova en materia de cooperación en asuntos de seguridad y lucha contra
la delincuencia, hecho en Madrid el 22 de octubre de 2013.


(Núm. exp. 610/000127)


Autor: GOBIERNO


– Acuerdo de Sede entre el Reino de España y la Unión
Europea (Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo),
hecho en Bilbao el 31 de marzo de 2014.


(Núm. exp. 610/000128)


Autor: GOBIERNO










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Se abre la sesión a las doce horas y quince minutos.


CONTESTACIÓN DEL GOBIERNO A


– PREGUNTA SOBRE LAS CAUSAS POR LAS QUE EL EMBAJADOR
DE ESPAÑA EN EL REINO UNIDO HA ORGANIZADO EL FORO FINANCIERO ESPAÑOL DE
LONDRES, CON INDICACIÓN DEL RESPALDO DEL GOBIERNO, DE LOS GASTOS QUE
SUPONE Y DE LA VALORACIÓN DEL EJECUTIVO SOBRE EL CARÁCTER SECRETO DE
DICHO FORO


(Núm. exp. 681/002165)


AUTOR: MARISCAL CIFUENTES, JOSÉ MANUEL (GPMX)


El señor PRESIDENTE: Señorías, buenos días, se abre la
sesión.


Antes de nada, quiero anunciar a los miembros de la
comisión que el señor Mariscal Cifuentes, del Grupo Parlamentario Mixto,
ha retirado su pregunta sobre las causas por las que el embajador de
España en el Reino Unido ha organizado el Foro Financiero Español de
Londres, con indicación del respaldo del Gobierno, de los gastos que
supone y de la valoración del Ejecutivo sobre el carácter secreto de
dicho Foro.


Por lo tanto, queda retirada esa pregunta.


Se ha repartido entre sus señorías el acta de la sesión
anterior.


¿Desean hacer alguna objeción? (Pausa).


¿Se puede aprobar por asentimiento? (Asentimiento).


ELECCIÓN DEL VICEPRESIDENTE SEGUNDO DE LA MESA


(Núm. exp. 541/000009)


El señor PRESIDENTE: A continuación, procede efectuar la
elección para cubrir la vacante existente en la Vicepresidencia Segunda
de la comisión.


Conforme a la práctica de la Cámara, si existiera una única
candidatura para el puesto a cubrir, la elección se llevaría a cabo
directamente por asentimiento.


¿Algún portavoz desea intervenir?


El señor SAÑUDO AJA: Mi grupo parlamentario propone a don
José Miguel Camacho como vicepresidente segundo de la comisión.


El señor PRESIDENTE: Se ha formulado la propuesta de don
José Miguel Camacho Sánchez como vicepresidente segundo de la
comisión.


¿Se puede aprobar por asentimiento? (Asentimiento).


Por lo tanto, queda elegido vicepresidente segundo de la
Comisión de Asuntos Exteriores don José Miguel Camacho Sánchez, a quien
le ruego ocupe el lugar que le corresponde en la Mesa.


COMPARECENCIA DEL MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE
COOPERACIÓN, D. JOSÉ MANUEL GARCÍA-MARGALLO MARFIL, ANTE LA COMISIÓN DE
ASUNTOS EXTERIORES, PARA INFORMAR SOBRE LA SITUACIÓN EN ORIENTE PRÓXIMO Y
EN LIBIA.


(Núm. exp. 711/000345)


AUTOR: GOBIERNO


El señor PRESIDENTE: Quiero dar la bienvenida al señor
ministro de Asuntos Exteriores, don José Manuel García-Margallo.


He de empezar recogiendo el sentir de toda la comisión y
darle la enhorabuena por el éxito de nuestro país al conseguir un puesto
como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad. Sabemos muy bien
que el ministerio ha trabajado intensamente por conseguir ese puesto y,
por lo tanto, consideramos que ha sido una campaña eficaz y expresamos
nuestra enhorabuena y nuestra satisfacción. En la medida de lo posible,
en nuestros contactos formales o informales con nuestros colegas
extranjeros también hemos hecho lo que hemos podido porque entendíamos
que era algo que nos interesaba a todos como españoles.









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Por lo tanto, le reitero nuestra bienvenida y le cedo la
palabra para que nos informe sobre la situación en Oriente Próximo y en
Libia.


El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN
(García-Margallo Marfil): Muchas gracias, señor presidente.


En primer lugar, quiero agradecer las palabras del señor
presidente y a todos los miembros de esta comisión, como tuve ocasión de
hacer en el Congreso, el apoyo activo a la candidatura española para el
Consejo de Seguridad, período 2015-2016.


Aunque ahora pueda parecer sencillo, ciertamente no lo era.
Competíamos con 2 candidatos muy fuertes: Nueva Zelanda y Turquía;
resultó no elegida Turquía, que tampoco es algo de extrañar porque en las
últimas elecciones siempre se ha quedado al margen del camino algún
candidato, algún país importante. En la inmediatamente anterior, en
2013-2014, quedó fuera Finlandia; en la 2011-2012 quedó fuera Canadá; en
2008-2009, la República Checa; y en el 2001-2002, para ceñirme solo a las
últimas elecciones, quedó fuera Italia. No era una tarea sencilla, y
vuelvo a reiterar mi agradecimiento por la colaboración de esta
comisión.


Probablemente, tendremos que reunirnos más a menudo porque
nuestra actividad en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como
miembro no permanente, como uno de los 15 miembros que se sientan en el
Consejo, debe ser consensuada y conocida por las cámaras
legislativas.


Cumplimentado ese capítulo de agradecimientos, que resulta
obligado, quiero señalar que voy a dividir mi intervención en los
siguientes apartados. En primer lugar, haré unas consideraciones
generales sobre Oriente Medio y Libia. En segundo lugar, haré unas
reflexiones sobre Siria e Iraq. En tercer lugar, hablaré del proceso
palestino-israelí y la situación de Gaza. Y, finalmente, terminaré
haciendo unas reflexiones sobre Libia.


El primer apartado de mi exposición se refiere a las
consideraciones generales acerca de la problemática de la región, y aquí
quiero abordar los siguientes temas: las causas profundas que explican la
crisis, las contradicciones que la crisis ha puesto de manifiesto, las
respuestas por los diferentes países a la crisis y, finalmente, lo que
significa el Estado Islámico de Iraq y Levante como corolario y
cristalización de los fenómenos anteriores.


En cuanto a las causas profundas que explican la crisis, yo
señalaría 5. En primer lugar, la debilidad de los Estados de la región;
el clima de desorden ha provocado que algunos sectores sociales añoren un
Estado de seguridad, entre comillas. En segundo lugar, el surgimiento de
actores no estatales extraordinariamente violentos. En tercer lugar, la
exacerbación de lealtades identitarias, tribu, etnia, religión o secta.
En cuarto lugar, los conflictos de intereses entre actores regionales y
extrarregionales. En quinto lugar, la utilización de intermediarios
violentos —proxys, en inglés—, de terceros que buscan el
dominio y la hegemonía en la región.


Siendo esas las causas, las raíces profundas de la crisis,
quiero señalar ahora 3 contradicciones importantes que la crisis ha
puesto de manifiesto. En primer lugar, una contradicción política:
pervivencia de regímenes autoritarios frente a sociedades cada vez más
plurales y frustración por las expectativas generadas hace unos años por
la Primavera Árabe. En segundo lugar, una contradicción económica; se
trata en muchos casos de economías dependientes de recursos naturales y
mano de obra barata, lo que acentúa la necesidad de diversificación y
reformas estructurales. En tercer lugar, una contradicción de carácter
social que viene determinada por la irrupción de la sociedad civil como
sujeto de acción política: la juventud, las redes de comunicación social
frente a un cierto inmovilismo político tradicional.


Las respuestas a las crisis, a las raíces profundas y a las
contradicciones que acabo de señalar han sido diferentes. Ha habido
países que han elegido anticiparse e introducir reformas moderadas
—Jordania, Argelia y Marruecos— y ha habido otros que han
preferido ejercer la represión contra las movilizaciones que propugnaban
estos cambios, fundamentalmente en Siria y en Yemen. La expresión
extrema, última, final de estas causas profundas y de estas
contradicciones es la emergencia de lo que se conoce como Estado Islámico
de Irak o Levante, que en mi opinión se caracteriza por estos 5 rasgos:
en primer lugar, aspira a poner en cuestión la existencia de las
fronteras actuales heredadas de la Primera Guerra Mundial y
fundamentalmente de los acuerdos Sykes-Picot. En segundo lugar, aspira a
proclamar un califato y exigir lealtad y sumisión a todos los musulmanes.
En tercer lugar, aspira a eliminar con violencia y crueldad cualquier
disidencia religiosa. En cuarto lugar, se beneficia de unas fuentes de
financiación sin precedentes derivadas de ayudas externas, recursos
monetarios capturados y contrabando de petróleo. En último lugar, el
reclutamiento de los combatientes extranjeros.









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Terminado el capítulo de las consideraciones generales,
quisiera entrar en unas reflexiones sobre Siria e Irak.


En primer lugar, Siria: situación militar, balance
humanitario, situación política, arsenal químico y efectos sobre los
países vecinos, los países de la región. La situación militar, de acuerdo
con nuestras últimas informaciones, es que las fuerzas del Estado
Islámico de Irak y Levante controlan la provincia de Raqqa y continúan su
expansión asediando Kobane, en la frontera turca. Las milicias kurdas,
los peshmergas, con apoyo de las acciones aéreas de la coalición
internacional, tienen dificultades para frenar este avance. En la zona
norte —me refiero siempre a Siria—, las fuerzas del régimen
están realizando progresos para cercar el casco urbano de Alepo en manos
de la oposición y están intensificando sus operaciones terrestres en la
periferia de la capital.


El balance humanitario, también según las últimas cifras
disponibles, es estremecedor. Estamos probablemente en la peor crisis
humanitaria que haya vivido el mundo en los últimos tiempos. Hay ya 200
000 víctimas mortales, 6,5 millones de personas desplazadas en el
interior del país y 3,2 millones de refugiados. Los combates en Kobane
han incrementado estas cifras porque más de 170 000 sirios kurdos han
tenido que huir a Turquía.


La situación política es la siguiente. El régimen de Bashar
al-Assad trata de sacar partido en estos momentos de la lucha
internacional contra ISIS presentándose como un actor más de la coalición
internacional contra el terrorismo. Por su parte, la oposición siria
entiende que las acciones de la coalición internacional constituyen una
oportunidad para consolidarse como alternativa al régimen de Bashar
al-Assad. En tercer lugar, las últimas reuniones de la coalición nacional
de oposición en Estambul han puesto de manifiesto una profunda división
interna con apoyos contrapuestos de algunos de los países de la región,
si bien se acaba de elegir un nuevo primer ministro para el Gobierno
interino en la figura de Ahmad Touma.


La situación del arsenal químico es la siguiente. La misión
en Siria de la OPAQ se ha prolongado hasta el día 30 de junio de 2015.
Subsisten dudas sobre su eliminación completa y sobre el posible uso de
gas cloro en combates recientes. La última consideración sobre Siria
específicamente es la que hace referencia a los efectos en los países
vecinos. Como sus señorías saben, se han producido tensiones e incidentes
recientes entre Turquía y Siria. En segundo lugar, hay una creciente
debilidad e inestabilidad en el Líbano: ataques entre yihadíes y Hezbolá
en el valle de la Bekaa y en Arsal en septiembre y octubre de 2014. En
tercer lugar, se han producido enfrentamientos en las zonas próximas a
los Altos del Golán, enfrentamientos con fuerzas de Naciones Unidas en el
puesto de Quneitra, y el secuestro, afortunadamente ya resuelto, de 44
cascos azules de Fidji el día 29 de agosto de 2014.


Siendo esta la situación en Siria, la de Irak es la que a
continuación expondré siguiendo el mismo esquema que para Siria. En
cuanto a la situación militar, ISIS, el Estado Islámico ha recuperado su
ofensiva en otras zonas más al sur del territorio iraquí, como la
provincia de Anbar, cercana a Bagdad, mientras que la localidad de Ramadi
se encuentra sometida a enfrentamientos armados periódicos. En segundo
lugar, la provincia de Nínive Sinyar sigue siendo uno de los principales
focos y teatros de enfrentamientos. En tercer lugar, especial
preocupación produce la posible caída de la zona de entrada al oeste de
Bagdad y que las fuerzas del Estado Islámico llegasen a controlar el
aeropuerto.


El balance humanitario arroja también cifras dramáticas.
Las últimas de que disponemos apuntan a 1 800 000 desplazados iraquíes.
Respecto a la situación política, los hechos fundamentales que quiero
destacar son los siguientes. El primer ministro, Al-Abadi, ha empezado a
promover importantes cambios en las estructuras estatales: política de
defensa y voluntad de rediseño de las fuerzas de seguridad dando más
fuerza a la guardia nacional y terminando con un ejército iraquí
monocolor integrando a la comunidad suní y a los peshmergas kurdos. En
segundo lugar, están todavía pendientes de designar los ministros de
Defensa e Interior, 2 carteras claves en este proceso de refundación del
país. En tercer lugar, prosiguen las negociaciones entre el Gobierno
central y el Gobierno regional kurdo para el reparto de los recursos.


Siendo esta la situación en los 2 países, me van a permitir
que me detenga en lo que está siendo la respuesta internacional a este
fenómeno. Los principales hitos por orden cronológico son los siguientes:
en primer lugar, la petición expresa del Gobierno iraquí para hacer
frente a la lucha contra el Estado Islámico en Irak y Siria por carta al
secretario general de Naciones Unidas el pasado 28 de junio solicitando
el apoyo urgente de la comunidad internacional. El segundo hito es la
coalición internacional para hacer frente al Estado Islámico en Irak y
Siria anunciado por el presiente Obama el 10 de septiembre. El tercero es
la Conferencia para la Paz y la Seguridad en París del 15 de septiembre
de 2014, en la que participé. Tres ejes de actuación: en primer lugar,
apoyo militar; en segundo lugar, eliminación de las fuentes de









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financiación y puesta en marcha de mecanismos de lucha
contra el terrorismo bajo el paraguas de la Resolución 2170 de Naciones
Unidas; en tercer lugar, mayor y mejor coordinación del esfuerzo
humanitario. El cuarto hito está constituido por el debate abierto sobre
Irak en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del pasado 19 de
septiembre convocado por el secretario de Estado, señor Kerry, en su
capacidad de presidente pro témpore del Consejo. Las resoluciones de este
Consejo, la 2170, de 15 de agosto, sobre financiación del terrorismo y
combatientes extranjeros, y la 2178, de 24 de septiembre de 2014 sobre
combatientes extranjeros, son el paraguas internacional y amparan las
actuaciones de los países que están comprometidos en la coalición.


El último hito temporal, desde el punto de vista de la
comunidad internacional —luego hablaré específicamente de la Unión
Europea—, es la reunión informal del Consejo Atlántico del pasado 6
de octubre, donde el general John Allen, enviado presidencial de Estados
Unidos para la coalición global contra ISIS, presentó las 5 líneas
fundamentales de actuación. En primer lugar, apoyo militar a los socios
de la región. En segundo lugar, medidas para parar el flujo de los
combatientes extranjeros. En tercer lugar, medidas para dificultar la
financiación del Estado Islámico. En cuarto lugar, atender a las
distintas crisis humanitarias que la situación está provocando, y a las
que me he referido anteriormente. En quinto y último lugar, deslegitimar
la ideología que sustenta al Estado Islámico.


La posición de la Unión Europea se concretó finalmente en
el Consejo de Asuntos Exteriores, de 20 de octubre, en Luxemburgo, y se
estructura en 7 grandes líneas: en primer lugar, el compromiso con la
coalición internacional por parte de la Unión Europea; en segundo lugar,
el no reconocimiento del régimen de Al-Assad como aliado en la lucha
contra el Estado Islámico, en tercer lugar, el aumento de las sanciones
contra este mismo régimen; en cuarto lugar, la adopción de una estrategia
para la lucha contra el terrorismo y contra los combatientes extranjeros
que tenga carácter integral y que represente un sólido primer paso para
desarrollar mecanismos eficaces en la lucha contra ISIS; en quinto lugar,
confirmar el apoyo a la oposición moderada y a los esfuerzos para lograr
la transición en Siria; en sexto lugar, apoyo al nuevo Gobierno iraquí,
formado el 8 de septiembre, apostando por la unidad, la soberanía y la
integridad territorial de Irak; y en séptimo lugar, se destaca el papel
fundamental que está llamada a desempeñar Turquía en particular en la
crisis humanitaria de Kobane.


La posición de España en este conflicto —en los dos
conflictos, en el de Siria y en el de Irak— se resume en las
siguientes líneas. Como premisa previa, como enfoque general, hemos
sostenido y sostenemos que la amenaza del Estado islámico es un fenómeno
complejo, multifacético y mutante, que requiere actuar en muy distintos
niveles: a corto plazo, la dimensión militar para contener los avances y
controlar el territorio por parte del Estado islámico; a largo plazo
resulta esencial profundizar en una estrategia compleja de diplomacia
preventiva, fomento del diálogo intercultural, actuaciones para evitar la
radicalización, etcétera. En este esfuerzo integral es clave el papel de
los líderes tribales y religiosos.


Siendo ese el enfoque general, me van a permitir ahora que
me refiera a las distintas vertientes, puesto que he empezado por decir
que es un fenómeno multifacético. En su vertiente militar el Consejo de
Ministros decidió el pasado 10 de octubre enviar un contingente militar,
formado por 300 efectivos, para la formación y el entrenamiento del
personal del ejército iraquí. Estamos estudiando otras posibilidades, de
las que daré cuenta a sus señorías, para apoyar las acciones de la
coalición, entre ellas facilitar el uso de las bases españolas.


Desde el punto de vista de la vertiente política, y en
relación con Irak, el Gobierno expresa su apoyo, como han hecho los
miembros de la comunidad internacional, a un Gobierno inclusivo en Irak y
su apoyo a la consolidación del proceso de reformas, que consideramos
absolutamente prioritario. En segundo lugar, hemos valorado como pasos
positivos las primeras medidas adoptadas por el Gobierno en lo que se
refiere a la reforma de las fuerzas de seguridad iraquíes para concluir
en un ejército iraquí que integre a los miembros de las tres comunidades
del país: suníes, chiíes y kurdos. En tercer lugar, consideramos
absolutamente prioritario que el Gobierno iraquí avance en la reforma del
ejército. De ahí nuestra participación con los 300 formadores a los que
me he referido anteriormente.


Respecto a Siria, los puntos esenciales, desde el punto
exclusivamente de la vertiente política, son los siguientes: el Gobierno
considera que la crisis solo se resolverá por un acuerdo político entre
el Gobierno y las fuerzas de la oposición y ha centrado gran parte de sus
esfuerzos, como luego tendré ocasión de señalar, en establecer puentes de
diálogo entre las distintas minorías que pueblan Siria.


Un pilar fundamental para promover la transición en Siria
es la oposición moderada. El gran desafío al que nos enfrentamos es, como
he señalado anteriormente, su fragmentación. En línea con la declaración
de Ginebra de 2011, y al objeto de lograr una solución negociada, España
seguirá promoviendo la









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interlocución entre el consejo de fuerzas opositoras y
otras facciones de la oposición moderada. En este campo quiero recordar a
sus señorías la reunión que tuvo lugar en Madrid, en mayo de 2013,
promovida por el expresidente de la coalición de la oposición siria Moaz
alJatib. En segundo lugar, el encuentro de consulta nacional siria,
celebrado en Córdoba, los días 9 y 10 de enero de 2014; más de 130
opositores moderados decidieron seguir ampliando este movimiento. Tercer
hito: el encuentro en Madrid de opositores sirios con la inclusión de
personalidades kurdas no adscritas al PYD, los días 20 a 22 de junio de
2014. Encuentro de la consulta yazidí en la Casa Árabe, en Madrid, los
días 25 y 26 de julio; encuentro de consulta de asirios y siríacos,
también en la Casa Árabe de Madrid el 3 de octubre. Encuentro de consulta
drusa, también en la Casa Árabe, en Madrid; y en el primer trimestre de
2015 España convocará una convención amplia, una consulta nacional siria,
en la que convergerán y culminarán las reuniones con las distintas
minorías que acabo de exponer.


Desde el punto de vista de la vertiente regional, y siempre
en lo que se refiere a Siria, hay que subrayar la dramática situación de
la ciudad iraquí de Kobane, que ha puesto de manifiesto la necesidad de
interlocución con Turquía para poder avanzar en la lucha contra el Estado
islámico. Irán, en segundo lugar, está también llamado a desempeñar un
papel fundamental en la formulación de una solución duradera. En este
contexto esperamos que se logre un acuerdo sobre la cuestión nuclear
iraní el próximo 24 de noviembre, ya que la resolución de este
contencioso favorecería la cooperación con Irán en los conflictos sirio e
iraquí. En tercer lugar, Egipto y Arabia Saudí tiene también que jugar un
papel esencial en la definición de entendimientos, de seguridad
regional.


El siguiente punto al que me quisiera referir es la
cooperación para luchar contra el terrorismo, en particular en el seno de
la Unión Europea. La Unión Europea puede hacer una aportación
significativa en los siguientes ámbitos: en primer lugar, la lucha contra
el fenómeno de los combatientes extranjeros —intercambio de
información e inteligencia—; en segundo lugar, cooperación
internacional para combatir, para cegar, la financiación del Estado
islámico mediante el control de las ventas de petróleo y el control de
los flujos de capital, y en tercer lugar, deslegitimación del Estado
islámico mediante campañas de comunicación en las comunidades musulmanas
en Europa más afectadas por el fenómeno de la radicalización y el
reclutamiento.


He aludido, al exponer la situación de la zona, a la
dramática situación humanitaria que en esa zona se está sufriendo. Por
tanto, me corresponde ahora detallar los esfuerzos en materia de ayuda
humanitaria que se han hecho. Respecto a Siria, entre 2011 y 2014,
incluyendo el compromiso en la Conferencia de Donantes del Pueblo Sirio,
que se celebró en Kuwait el 15 de enero, el total es de 12,72 millones de
euros; dentro del programa de reasentamiento de refugiados, la Oficina de
Asilo y Refugio va a desarrollar una misión en Jordania para reasentar a
130 refugiados sirios en territorio español próximamente.


Respecto a Irak, España anunció en junio de 2014 una
contribución de 500 000 euros, que se han canalizado ya a través del
Comité Internacional de la Cruz Roja, que se vienen a sumar a las
contribuciones anteriores a la ayuda oficial al desarrollo: 230 000 euros
en 2011; 100 000 euros en 2102, y 210 000 euros en 2013.


Terminadas las reflexiones sobre Siria e Irak, me van a
permitir ahora que me refiera a la crisis de Gaza. La crisis de Gaza
viene caracterizada o resumida en cuatro grandes bloques: en primer
lugar, como ya hemos tenido ocasión de examinar aquí, un dramático
balance humanitario. Ha habido más de 2100 muertos en la parte palestina,
71 entre los israelíes, y se han destruido prácticamente en su totalidad
las infraestructuras básicas que permiten vivir a la población de Gaza,
entre ellas, 80 000 viviendas que han sido afectadas por los combates.
Para reconstruir la franja, según los cálculos más recientes, serán
necesarios más de 4000 millones de dólares y más de una década de
trabajo.


En segundo lugar, precario alto el fuego. Como saben
ustedes, este alto el fuego se alcanzó el 26 de agosto de 2014. En ese
acuerdo de alto el fuego se contemplaban básicamente los siguientes
aspectos: cese de hostilidades, ampliación a 6 millas de la zona de
pesca, fin de los asesinatos selectivos de la diligencia de Hamás,
reducción de la extensión de la zona considerada de seguridad cercana a
la frontera. Lo primero que deberíamos constatar es que el alto el fuego
no reúne ni las condiciones mínimas ni las garantías para una solución
duradera para Gaza.


El tercer hito que refleja esta situación es el
debilitamiento de las posiciones moderadas en uno y otro de los bandos en
conflicto.


Y en cuarto y último lugar, quisiera recordar a sus
señorías que hemos asistido muy recientemente a enfrentamientos en la
explanada de las mezquitas determinados por la presencia cada vez en
mayor número de personalidades y grupos de judíos que la visitan. La
importancia y significación del recinto









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lleva a pensar en la posibilidad de un cambio cualitativo
en el nivel de tensión. España ha aplaudido las reacciones tanto del
secretario general de Naciones Unidas como la del rey de Jordania. En su
reciente visita a Gaza, 14 de octubre, Ban Ki-moon llamó al fin de las
—comillas— «provocaciones en los santos lugares»
—cierro comillas—. Por su parte, el Rey Abdalá II ha
reaccionado vivamente en su calidad de protector de los lugares santos de
Jerusalén.


¿Cuáles han sido las repercusiones del reciente conflicto
de Gaza y de la tensión en Gaza sobre el proceso de paz en su
conjunto?


En primer lugar, quisiera subrayar los escasos resultados
obtenidos en las negociaciones de El Cairo como consecuencia de
planteamientos distantes y distanciados y de la desconfianza mutua.
Israel vuelve a primar por encima de todo su seguridad. La agenda
palestina, fuertemente condicionada por las demandas de Hamás, exige por
su parte el levantamiento del bloqueo económico a Gaza y la construcción
de un aeropuerto. En principio, las negociaciones indirectas entre las
partes se reanudarán bajo mediación egipcia en El Cairo el próximo 27 de
octubre.


En segundo lugar, como he señalado y apuntado
anteriormente, quiero subrayar que la diligencia palestina de la OLP, así
como el presidente de la autoridad palestina, Mahmud Abás, han decidido
poner en marcha una estrategia con el firme propósito de defender sus
aspiraciones a través de los cauces multilaterales y presentar, si se
reúnen los apoyos necesarios, un proyecto de resolución ante el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas que establezca un plazo para acabar con
la ocupación.


En tercer lugar, el actual proyecto de resolución establece
como fecha límite noviembre de 2016 para llegar a la solución de los dos
Estados coexistiendo en paz, al tiempo que exige el fin de toda actividad
de colonización con asentamientos y, en tercer lugar, la retirada de
Israel a las fronteras pre 1967. Para entrar en la agenda del Consejo de
Seguridad, como ustedes saben, la propuesta de resolución precisaría 9
votos.


La Conferencia de El Cairo para la reconstrucción de Gaza
constituye otra reunión internacional muy importante. La Conferencia
Internacional de Donantes se reunió en El Cairo el 12 de octubre de 2014,
organizada por Egipto, Noruega y la Autoridad Nacional Palestina. Su
principal objetivo ha sido y es movilizar el apoyo financiero al Plan de
reconstrucción de Gaza 2014-2017, diseñado por la Autoridad Nacional
Palestina. Permítanme subrayar que esta conferencia fue precedida de 2
avances previos significativos, en primer lugar, un acuerdo tripartito
entre Israel, la Autoridad Palestina y Naciones Unidas en torno al
establecimiento de un mecanismo de acceso de bienes y mercancías para la
reconstrucción de Gaza. El segundo, el acuerdo inicial entre Fatah y
Hamás, el pasado 25 de septiembre, para avanzar en el establecimiento de
un gobierno de consenso extendido también a Gaza.


La Conferencia de Donantes de El Cairo —vuelvo a
referirme a ella— ha sido un éxito de participación, han asistido
más de 70 países, y han logrado compromisos financieros importantes, 5400
millones de dólares o, si lo prefieren, 4275 millones de euros. Las
principales conclusiones de esta Conferencia de Donantes son las
siguientes: Gaza es parte integral de los territorios palestinos ocupados
y será, asimismo, parte del Estado palestino del futuro. En segundo
lugar, hay que avanzar hacia soluciones sostenibles para Gaza, incluyendo
una transformación hacia una economía abierta y productiva. En tercer
lugar, y de extraordinaria significación, no cabe ya una vuelta al statu
quo a la situación anterior al estallido del conflicto. En este sentido,
una gran mayoría de las delegaciones se han pronunciado a favor de
levantar el bloqueo económico a la franja con las debidas consideraciones
hacia la seguridad de Israel. La cuarta y última conclusión, es que el
objetivo último es avanzar hacia la solución de los 2 Estados. En todo
este proceso ha alcanzado un nuevo protagonismo, un nuevo y mayor
protagonismo la iniciativa árabe de paz de 2002, centrada en la propuesta
de paz por los territorios ocupados en 1967 y centrada también en una
solución justa para los refugiados palestinos. La Unión Europea, por
mediación de su alta representante, aludió en esa conferencia a la
disponibilidad de todos los países de la Unión a prestar ayuda en el
control de los pasos terrestres y a la posibilidad de explorar vías para
establecer una conexión terrestre entre Gaza y Cisjordania, así como
conexiones marítimas entre Gaza y el exterior.


Cuestión de máxima actualidad en estos momentos, que será
discutida en el Congreso muy recientemente a iniciativa del Grupo
Socialista, es el reconocimiento del Estado palestino. El nuevo Gobierno
de Suecia, recién constituido, ha anunciado ya su intención de proceder
al reconocimiento del Estado palestino; este movimiento ha movilizado a
otros países nórdicos, como Dinamarca y Finlandia, sin que por ahora haya
posiciones claras. Es previsible que pueda crearse un frente nórdico en
el seno de la Unión Europea que lidere esta decisión, todavía en fase de
declaración de intenciones.









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En cuanto a nuestros países socios y aliados en la Unión
Europea 2 apuntes: Francia y El Reino Unido.


El ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, en una
comparecencia parlamentaria el 14 de octubre, hace unos días, se refirió
a la cuestión del reconocimiento del Estado palestino y dijo —abro
comillas—: «Francia ha defendido siempre la solución de los 2
Estados y, por lo tanto, desde el momento en que apoyamos 2 Estados, es
lógico que en algún momento se plantee la cuestión del reconocimiento del
Estado palestino». Y añade: «El tema es en qué momento, cuándo y cómo es
más eficaz. En este sentido —continúa el ministro—, no
queremos que sea una cuestión meramente simbólica, sino una decisión que
sea útil y sirva a la paz. Por ahora concluye el ministro entendemos que
esta decisión debe emanar de un proceso de negociaciones entre las partes
pero, de no ser así, de no concluirse estas negociaciones, Francia
asumirá sus responsabilidades».


En cuanto al Reino Unido, como ustedes saben, el martes 14
de octubre, el Parlamento británico aprobó una moción —274 votos a
favor y 12 en contra— instando al Gobierno del Reino Unido a
reconocer al Estado palestino. Una mayoría de los 600 miembros de la
Cámara de los Comunes prefirió no votar a tomar partido. El primer
ministro, Cameron, en una respuesta parlamentaria dijo —abro
comillas—: «solo reconocerá a un Estado palestino como fruto de las
negociaciones de paz con Israel»—cierro comillas.—


La posición española, que, insisto, será discutida, se basa
en los siguientes puntos. La reanudación de las negociaciones y la
existencia de un horizonte político es clave, es fundamental, para la
ruptura del ciclo destrucción, reconstrucción y movilización; para la
movilización real de los fondos comprometidos en la reconstrucción de la
franja, España ha anunciado ya en la conferencia de donantes a la que me
he referido anteriormente, un monto total de 36 millones de euros para
los próximos 3 años.


En segundo lugar, es capital apoyar el retorno a Gaza de la
autoridad palestina y la consolidación de un gobierno palestino de
consenso y reconciliación nacional. En tercer lugar, hemos manifestado
nuestra preocupación, nuestra inquietud, por los actos unilaterales, por
ejemplo, las confiscaciones de tierras y el anuncio de nuevos
asentamientos en el área C y la conocida como E1 en Jerusalén Este. En
este aspecto, hemos sido firmes en los mensajes trasladados a las
autoridades israelíes a nivel europeo y vamos a seguir trabajando desde
un espíritu constructivo, mostrando firmeza en este tema.


En cuarto lugar, y respecto a la cuestión concreta del
reconocimiento del Estado palestino, por ahora la posición es que el
reconocimiento del Estado palestino deberá producirse como resultado de
las negociaciones entre las partes para garantizar, entre otras cosas, su
efectividad, y de acuerdo con las posiciones de los Gobiernos aliados y
amigos a las que me he referido anteriormente.


España, como la comunidad internacional, reconoce el
derecho de los palestinos a constituir un Estado propio, y en ese clima,
en ese contexto, ha dado pasos concretos, como fue el reconocimiento de
Palestina como Estado observador no miembro de Naciones Unidas. España
comparte —y termino con esto— la decisión de reconocer al
Estado palestino, más allá de los gestos simbólicos, sopesando los
efectos de este reconocimiento y, en concreto, adoptando esta resolución
cuando resulte oportuno y ayude a traer la paz.


Libia es el último de los asuntos que quiero tratar con
ustedes. Mi última comparecencia en sede parlamentaria fue el 16 de
septiembre de 2014 en las vísperas de la conferencia de Madrid sobre
Libia. Desde entonces, ha habido novedades en la mediación internacional
y en la actividad de la comunidad internacional. Sobre el terreno, sin
embargo, no hay cambios significativos, a pesar de los combates en
Bengasi y en el oeste del país.


Mi exposición tendrá la siguiente estructura. Comenzaré
refiriéndome a la situación sobre el terreno para pasar seguidamente a
las iniciativas internacionales europeas, así como a las labores de
mediación, y concluiré con una referencia al papel concreto de
España.


La situación sobre el terreno, primer capítulo de este
epígrafe, se puede resumir en 9 puntos. En primer lugar, existe una línea
de frente estable. El bando islamista controla gran parte del territorio,
incluyendo Trípoli. El ex general Haftar sigue atacando posiciones
islamistas en Bengasi y mantiene con dificultades el control del
aeropuerto de Baida. Las amenazas del bando liberal de lanzar una
ofensiva para recuperar Trípoli no se han concretado todavía.


En segundo lugar, desde el punto de vista político, nos
encontramos con una situación en la que hay 2 gobiernos y 2 parlamentos.
El Gobierno legítimo huyó en julio al este, y el 4 de agosto se reunió en
Tobruk la nueva Cámara de representantes salida de las urnas en las
elecciones del 25 de junio. El primer ministro alThani y su Gobierno se
reúnen en la ciudad de Baida. Sin embargo, el anterior Parlamento, el









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congreso general nacional, se ha resistido a disolverse e
incluso ha nombrado un Gobierno de salvación nacional alternativo al
presidido por alThani, liderado por Omar alHassi.


En tercer lugar, prevalece, se está imponiendo, la lógica
de la guerra frente a la lógica de la paz. La convicción de todos mis
colegas en el Consejo de Asuntos Exteriores es que ninguno de los bandos
va a obtener una victoria militar; en síntesis, el enfrentamiento entre
ellos se va a traducir en un debilitamiento recíproco que puede permitir
el avance y la consolidación de las fuerzas islamistas extremas que ya
operan en Libia.


En cuarto lugar, el tema de la legitimidad. La comunidad
internacional y el representante especial, el secretario general, nuestro
compatriota Bernardino León, reconocen la legitimidad del Parlamento
elegido el 25 de junio. Sin embargo, aconsejan que este Parlamento
proceda a la formación de un Gobierno de unidad nacional de carácter
inclusivo del que formen parte todas las fuerzas políticas, salvo
aquellas que no renuncien al terror como instrumento de actividad
política.


Otro de los grandes puntos en disputa es la pugna por el
Banco Central y el petróleo. Los ingresos de Libia —lo hemos
discutido otras veces— son fundamentalmente los derivados del
petróleo. Su producción ha recuperado parte de su actividad y en estos
momentos ronda alrededor de los 900 000 barriles diarios de un potencial
de 1,5 millones de barriles. Más allá de la guerra por el territorio, la
pugna por estos ingresos que, gracias a las numerosas subvenciones,
financian, entre otras cosas, la paz social, es ahora la clave para la
victoria de cualquiera de los dos bandos.


La quinta característica, y seré muy breve porque lo hemos
discutido aquí otras veces, es la debilidad de las instituciones libias,
que se ha traducido en una desaparición del ejército nacional y una
proliferación de milicias. La influencia de actores externos viene a
complicar la situación y a propiciar la emergencia del yihadismo, como he
enunciado anteriormente. El problema, el escenario al que nos podemos
enfrentar en estos momentos, dada esta situación, es una guerra civil
abierta entre 2 bandos. Por un lado, un bando llamado liberal que incluye
desde la alianza nacional de Yibril, partido que ganó las elecciones de
julio, hasta las milicias de Zintan, más los seguidores del general
Haftar y el propio Gobierno y la cámara de representantes. En el otro
bando estaría el bando islamista, que incluye desde moderados a
terroristas y que acusa al otro bando, al liberal, de ser progadafista y
desleal a los principios de la revolución de febrero.


La actividad de la comunidad internacional, que ustedes
habrán seguido, ha sido extraordinariamente intensa. Quisiera subrayar,
por recientes, las siguientes conferencias. La primera, la conferencia de
Madrid, de 17 de septiembre, que reunió a 16 países y 5 organizaciones
internacionales, justo antes de la semana ministerial de la asamblea
general. En esa conferencia, hubo un consenso urgente de que había que
acordar un alto el fuego, establecer un proceso de diálogo
—coincidencias entre todos los participantes—, pero se
detectaron desacuerdos entre los países vecinos, particularmente, entre
Argelia y Egipto. Argelia cree en la necesidad de una negociación amplia,
de la que solo queden excluidos los terroristas y va a lanzar una
conferencia de mediación en Argel a la que luego me referiré. Egipto, por
su parte, insiste en la legalidad y en la legitimidad del Gobierno
emanado de las elecciones del 21 de julio, y se resiste a aceptar un
papel destacado de los islamistas en la nueva Libia. Las conclusiones de
la conferencia de Madrid fueron saludadas por su precisión en la
definición de la posición de los vecinos de Libia respecto a la crisis y
por su exactitud al definir las condiciones para salir de ella y evitar,
bien la guerra civil, bien la fragmentación del país.


Siguiente hito fue la conferencia presidida por Estados
Unidos en Nueva York, el 21 de septiembre, en un formato reducido: 13
países y 2 organizaciones internacionales. En el comunicado final se
saludan los resultados de la conferencia de Madrid y se recoge el
compromiso de España de organizar una nueva conferencia en Madrid en el
plazo de sesenta días. Así se consolida el protagonismo de nuestro país
en el conflicto libio. Solo tres días después, el 25 de septiembre, hubo
una conferencia presidida por el secretario general, Ban Kimoon, también
en Nueva York, de formato muy amplio. La Unión Europea trató de este tema
en el Consejo de Asuntos Exteriores del 20 de octubre, llegando a las
conclusiones siguientes. Primero, apoyo al proceso de mediación iniciado
en Ghadames y proseguir en Trípoli. Segundo, apoyo a la Cámara de
representantes como único Parlamento legítimo del pueblo libio. Tercero,
reconocimiento del valor de las iniciativas de la comunidad
internacional, con especial mención a las reuniones de Nueva York y
Madrid. Cuarto, la Unión actuará —proclama— de acuerdo con
las pautas de la Resolución 2174 del Consejo de Seguridad, para combatir
las amenazas a la paz y la seguridad del país. Quinto, la Unión Europea
retira su compromiso con la unidad, independencia, soberanía e integridad
territorial del país.









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La iniciativa de mediación de Libia, a la que me he
referido anteriormente, todavía no tiene fecha, está a la espera de la
conclusión de las conversaciones apadrinadas por el señor Bernardino
León, que se ha ido desarrollando con las siguientes fases: El 29 de
septiembre hubo una reunión en Ghadames; fue la primera reunión de
mediación impulsada por Bernardino León, siguiendo la hoja de ruta
explicitada en la Conferencia de Madrid. Asistieron 24 parlamentarios
rivales; 12 del llamado bando liberal, que se reunión en Tobruk, y 12 del
bando islamista, que boicotean las reuniones por su inexistencia. No hubo
representantes del anterior Parlamento, el Congreso Nacional, que, como
he dicho anteriormente, se resiste a disolverse. Hubo sectores islamistas
que criticaron la reunión, pero su propia celebración y el compromiso de
seguir reuniéndose constituyen avances importantes para vencer la
desconfianza entre las 2 partes.


Unos días después, el 11 de octubre, hubo otra reunión en
Trípoli; a esta también asistieron 12 parlamentarios del bando islamista,
y 2 representantes de Tobruk. Contó con la presencia del secretario
general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y la ministra de Asuntos
Exteriores, Mogherini, en su calidad de presidente pro témpore de la
Unión Europea. El Parlamento de Misrata insistió en que ellos no eran
radicales y que estaban dispuestos a aceptar los resultados de las
elecciones del 25 de junio, lo que constituye un paso más que
significativo.


Posición de España en este conflicto. Hemos sido socios
desde el primer momento, y probablemente uno de los primeros países en
abrir una oficina en Bengasi inmediatamente después de la revolución.
Hemos realizado también un importante esfuerzo de ayuda humanitaria, que
ha ascendido a 7 millones de pesetas. En segundo lugar, hemos impulsado
el diálogo político con las autoridades libias y contamos con un enviado
especial que participa en todas y cada una de las reuniones
internacionales. En tercer lugar, cooperación para el buen Gobierno. El
deterioro de la situación ha suspendido, de momento, los programas Masar,
de buen gobierno en áreas como la cooperación penitenciaria, que
esperamos retomar en cuanto sea posible. En cuarto lugar, España ha
ofrecido cursos de formación en materia de seguridad y ha apoyado la
Eubam, la misión de la Unión Europea para el control de fronteras, pues
la seguridad de las fronteras constituye uno de los aspectos clave. En
último lugar, y desde el punto de vista de las relaciones económicas con
Libia, quiero subrayar que España llegó a importar un 15% del petróleo de
este país. Ahora, Repsol, al frente de un consorcio internacional,
intenta alcanzar su potencial de 340 000 barriles diarios, de 1,5
millones, producido, como he dicho antes, por Libia. Aunque sus pozos no
están en la zona de mayores enfrentamientos, uno de los aspectos
lamentables de la actual situación es la distorsión que provoca en la
extracción y venta del petróleo, prácticamente la única fuente de
ingresos del país.


En el futuro, España, en el seno de la Unión Europea,
impulsará que esta sea garante del alto el fuego. Unsmil, la misión de
Naciones Unidas, está ya barajando la posibilidad de que la Unión Europea
se implique en la seguridad de los aeropuertos una vez que se retiren las
milicias; quizá, aunque no es solución excluyente, a través de la misión
de control de borders Eubam, a la que me he referido antes. El asunto
está en discusión.


También cabe hablar de la participación en fronteras, que
lanzará la operación Tritón el 1 de noviembre para vigilar las costas de
Italia hasta 30 millas. La Unión Europea aportará 2,9 millones al
presupuesto mensual, y varios países, sobre bases voluntarias, aportarán
sus propios medios. Se han mostrado interesados en participar en esta
operación Tritón, Italia, Alemania y España; España aportará, por el
momento, personal y una embarcación.


En cuanto a las sanciones y el listado de grupos
terroristas, la posición del Gobierno es que cualquier recurso a estos
instrumentos tenga en cuenta la oportunidad política para no interferir
en la mediación que lidera Naciones Unidas.


Concluyo, señorías, con algunas reflexiones finales. En mi
discurso ante la conferencia sobre Irak, celebrado en París el 15 de
septiembre de 2014, señalé que el terrorismo yihadista que asola la
región a la que me acabo de referir es una de las amenazas más graves,
más complejas y más inéditas de nuestro tiempo. Dije también que España,
por su condición de frontera sur de Europa, su experiencia durante la
Transición y su relación milenaria con el mundo árabe y musulmán es un
interlocutor privilegiado en toda la región. Desde esta posición de
privilegio, puedo afirmar que en la lucha contra el yihadismo, la
solución militar no es, ni será, la única vía. Las situaciones complejas
requieren soluciones complejas. Las soluciones deben combinar
instrumentos de diplomacia preventiva y diálogo político.


España, y termino, en su condición de miembro del Consejo
de Seguridad para el bienio 2015-2016, está dispuesta a contribuir a
estas soluciones complejas asumiendo las responsabilidades que le









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correspondan en su espíritu de compromiso con la región,
acompañando con pasos decididos su camino hacia la estabilidad, la
prosperidad y el fortalecimiento del Estado de derecho y la paz.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro, por su
amplia, interesante, detallada y actualizada intervención.


Comenzamos el turno de portavoces en el orden habitual, de
menor a mayor.


Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra la
senadora Amalur Mendizabal Azurmendi.


La señora MENDIZABAL AZURMENDI: Muchas gracias, señor
presidente.


No voy a hacer uso de la palabra.


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Vasco,
tiene la palabra el senador Anasagasti.


El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor
presidente.


Muchas felicidades, senador Camacho, por esa
vicepresidencia segunda. Esperamos que le dé un poco más de vida a esta
comisión, que queda un poco lejana de los amores y desvelos del
Ministerio de Asuntos Exteriores español, que tiene todo su cariño puesto
en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, a veces no dándose
cuenta de que la capacidad de control que tiene la Comisión de Asuntos
Exteriores del Senado es la misma que la del Congreso. Por lo tanto, le
animamos a que haga ese trabajo. No dudo de que también el presidente de
la comisión, don Alejandro MuñozAlonso, lo hace, lo que pasa es que es
del mismo partido que el ministro, y la verdad es que los resultados han
sido relativamente pequeños.


Antes de comenzar mi intervención, señor ministro, quiero
hacer una salvedad. Ayer intervino aquí, en la Comisión de Asuntos
Iberoamericanos del Senado, el exministro Carlos Solchaga y dijo cosas
muy interesantes sobre la situación de América. Le invito a que lea el
Diario de Sesiones para que vea lo que dice sobre la marca España; se lo
recomiendo, simplemente por curiosidad intelectual, por nada más.


En su exposición nos ha dado una serie de datos que
nosotros no podemos poner en cuestión porque están ahí y son claros, pero
sí podemos hacer alguna reflexión desde el punto de vista político.


Se habla de los hechos que están ocurriendo en Siria, Irak,
Irán, Libia, Medio Oriente y Gaza, y habría que hacer mucho hincapié en
por qué se han producido todos estos acontecimientos: por responsabilidad
de la Unión Europea, con su dejación política en una política exterior,
y, sobre todo, por el hecho de que en la legislatura que ha finalizado
hemos tenido a la señora Catherine Ashton como alta comisionada de la
Política Exterior, que, a pesar de que en la Comisión Mixta
Congreso-Senado para la Unión Europea celebrada ayer, el secretario de
Estado la elogió, nosotros creemos que su trabajo ha sido de una total
ineptitud, y confiamos que esta situación mejore con la nueva comisaria.
Indudablemente, hay una cara europea. En los informativos solo vemos lo
que hacen los Estados Unidos en el conflicto del Medio Oriente, en Gaza e
Israel, pero también Europa está muy presente, tiene un protagonismo
importante y recibe muchas ayudas; sin embargo, ni Tony Blair ni nadie
puede capitalizar todo lo que está ocurriendo. Usted mejor que nadie sabe
que estas cosas tienen mucha importancia por el trabajo que después se
puede recoger.


Como usted ha dicho, se van a enviar tropas a Irak para
adiestramiento, y nos parece correcto, pero quiero recordarle
—quizá no sea su cometido— que el ministro de Defensa, señor
Morenés, ha comparecido en la Comisión de Defensa del Congreso pero no lo
ha hecho en el Senado. El presidente de esta comisión sabe cómo fue
aquello: fue un planteamiento del exministro Bono, pero para paliarlo, el
ministro de la Presidencia, don Ramón Jáuregui, compareció en la Junta de
Portavoces para dar cuenta de lo que se estaba haciendo y para que el
Senado no fuera excluido de algo que tiene tanta importancia, y de lo que
usted ha informado, y si usted informa sobre el envío de tropas será por
algo.


El otro día estuvimos en el Palacio de Viana, donde se nos
entregó el Plan de acción exterior del Ministerio de Defensa, y sus
colaboradores nos entregaron también un folleto suyo que se titula:
Medidas sobre el futuro de Europa; no es el libro de Mao ni de Martin
Luther King, pero me llamó la atención una reflexión suya: incluir en el
ámbito de la política exterior más decisiones por mayoría de la Unión
Europea, o, al menos, evitar que un solo Estado miembro pueda obstruir
iniciativas, y desarrollar más ampliamente en este marco el concepto de
abstención constitucional. Me gustaría saber si el Gobierno español y
usted están dispuestos a asumir esas iniciativas, porque ha hablado del
reconocimiento del Estado de Israel y de lo que ha ocurrido en el
Parlamento de Westminster, y, de alguna manera, lo ha condicionado a lo
que









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diga el señor Cameron. Sin embargo, recuerdo que incluso el
propio rey Juan Carlos habló del reconocimiento del Estado de Israel hace
muchísimo tiempo y que el señor Aznar, en unas navidades con el señor
Arafat, también lo solicitó, y nos gustaría que usted fuera mucho más
categórico a este respecto.


Cuando los dos éramos jóvenes indocumentados, usted repetía
mucho una frase de García Márquez: El que tiene el poder y no lo ejerce,
que no se queje. Nosotros propiciamos el reconocimiento del Estado
palestino cuanto antes, y nos gustaría que para el Gobierno español fuera
una asignatura, no pendiente sino ejerciente, para que ese reconocimiento
pudiera evitar todo lo que usted ha relatado. Indudablemente, ha sido
catastrófico todo lo que ha ocurrido, y seguirá existiendo mientras no se
produzca la coexistencia de esos dos Estados. Y no me quiero alargar más
porque, como he dicho anteriormente, estamos de acuerdo con usted.


En relación con Libia, tengo entendido que estuvo usted
ayer en una conferencia en el Casino de Madrid con el señor Enrique Barón
en la que se habló del federalismo. Y me ha extrañado, porque usted sabe
mejor que nadie que en Libia existió un rey que se llamaba Idris y que
hubo un golpe de Estado en 1969 por el coronel Muamar el Gadafi y la
monarquía libia se fue al exilio, y este rey Idris hablaba de la
monarquía federal. A usted, que es tan monárquico, no sé si le parecerá
bien la instauración de una monarquía en Libia. A nosotros no, a nosotros
nos parecería mejor que ese país, cortado a tiralíneas, hecho por las
potencias coloniales dominantes de la época, respondiera a los intereses
de sus ciudadanos. Estamos ante 2 Estados en uno, creados artificialmente
en un momento determinado, y usted ha hecho mucho hincapié en la
integridad territorial, que es una de sus grandes obsesiones, y lo repite
contantemente.


Nosotros pensamos que se debería hacer real lo que es real
no al nivel de la calle sino de un país que en este momento está
sufriendo una situación de enfrentamiento no solo por la existencia de
tribus y de 2 países en uno, sino fundamentalmente porque esa realidad no
se resolvería con los criterios de la Unión Europea, que dice que debe
haber un solo país. Si Bengasi y Trípoli no quieren convivir, pues que no
lo hagan, simplemente, pero veo que ustedes no han planteado ese asunto y
están muy obsesionados por la integridad territorial.


Muchas gracias, señor presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador
Anasagasti.


Por el Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya,
tiene la palabra el senador Sabaté.


El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, señor presidente.


Gracias, señor ministro, por su comparecencia y por su
exhaustivo análisis de la situación del Próximo Oriente y de la zona de
Libia, en el norte de África.


Quiero empezar mi intervención, pese a que ya lo ha hecho
el presidente de la comisión en nombre de todos los grupos, respaldando
la felicitación al Gobierno, en nombre de mi grupo parlamentario, por
haber conseguido un puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas. Era un objetivo compartido, y, por tanto, felicitamos al
Gobierno, y con ello nos felicitamos todos como país.


En cuanto a Irak y Siria, y creo que sería generalizable
hasta cierto punto a los 3 conflictos que ha analizado, quiero insistir
en sus últimas palabras sobre que el islamismo radical es una de las
mayores amenazas que pesan sobre el mundo actual y, en concreto, sobre
nuestra sociedad, y yo diría que en este momento es la mayor amenaza para
la seguridad, la estabilidad, el progreso, el mantenimiento del Estado de
derecho y, si me apura, para el mantenimiento de la vigencia de los
derechos humanos y de todo lo que representa la Carta de las Naciones
Unidas para nuestra sociedad.


Nos encontramos ante la paradoja de que se ha abordado la
intervención occidental en el Próximo Oriente, tanto en Irak como en
Siria, más con mentalidad de guerra fría, de esta guerra fría que
creíamos extinguida y que parece que se ha revitalizado —de momento
no entraré en el conflicto de Ucrania, aunque sí quiero hacer alguna
alusión a ello—. En el caso de Siria da la impresión de que se ha
actuado más contra un aliado potencial de Rusia en un momento dado que
con la perspectiva de contención del peligro islamista; parece que el
peligro es Rusia y este es otro asunto a analizar—. No diré que la
política del señor Putin no plantee riesgos y amenazas, pero me da la
impresión de que se ha actuado más con ese criterio que con el de
contención del peligro islamista.


Ya le dije en una de sus comparecencias que el régimen
sirio de Bashar al-Assad está lejos de ser un modelo de democracia.
Evidentemente, es un régimen autoritario, autocrático, como la práctica
totalidad de los gobiernos de la región, sean repúblicas o monarquías,
porque tendríamos que buscar mucho, tanto en los regímenes de la
península arábiga como en los del Próximo Oriente, para encontrar algún
modelo









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de funcionamiento democrático. Pero una cosa sí tenía el
régimen sirio de Bashar alAssad, el régimen del partido Baaz, y es que
hasta cierto punto me atrevo a decir que era un buen modelo de
convivencia entre los grupos religiosos, étnicos y culturales. Y no lo
digo yo, lo ha dicho públicamente, y en un momento dado se lo oí decir
ante una delegación española de la que yo formaba parte, el obispo
siriaco de Alepo, por ejemplo, y por tanto, lo cito como fuente de
autoridad.


La intervención occidental de apoyo a la insurrección, con
un modelo de lo que se supone ha sido la Primavera Árabe —ya no sé
si el término es válido—, de reivindicación de mayor democracia en
los países del norte de África y del Próximo Oriente, ha ignorado unas
cuestiones básicas. El avance de la democracia y, por supuesto, de los
derechos humanos, es una lucha en la que España está comprometida, y lo
estará siempre, de eso no hay ninguna duda, pero hay que tener en cuenta
que los regímenes democráticos, los regímenes de libertades y de Estado
de derecho también se han dado históricamente, en su origen, a partir de
una serie de condiciones y de transformaciones sociales y económicas que
posibilitan, precisamente, la aparición o surgimiento, la implantación y
el mantenimiento de esos regímenes democráticos. No basta con que un
sector de una sociedad, posiblemente muy minoritario, hoy gracias a las
redes sociales reivindique esa democratización; eso no quiere decir que
todo el país esté en esa reivindicación. Apoyar esas reivindicaciones,
legítimas sin ninguna duda, puede ser —si me permite un expresión
que no querría que fuese incorrecta— como dar una patada a un
avispero y luego quejarnos de que las avispas andan revueltas. De alguna
forma, yo creo que hasta cierto punto es lo que pasó en Irak, aunque el
análisis de las 2 intervenciones en Irak sería más prolijo.


En el caso más reciente de Siria, la intervención
occidental, basándose en esas demandas de democratización, lo que ha
hecho ha sido desestabilizar completamente el país y añadir mayor
inestabilidad a la región, precisamente ignorando que buena parte del
conflicto no era tanto esa demanda de democratización —insisto:
legítima y merecedora siempre de nuestro apoyo—, sino precisamente
el eterno conflicto entre grupos culturales y religiosos; el conflicto
entre las facciones suníes y chiíes es un aspecto sin duda importante,
pero no el único.


Por tanto, creo que hemos hecho todo lo contrario de lo que
aconsejaba la prudencia, y, si se me permite, del interés occidental, que
era precisamente apoyar la estabilidad, no a consecuencia de violar los
derechos humanos y apoyar dictaduras; sobre todo apoyar la estabilidad
precisamente para evitar el surgimiento de un peligro mayor como es el
yihadismo.


La aparición del califato y del Estado islámico es un
fenómeno que realmente impacta y merece análisis, pero si analizamos los
precedentes podemos empezar a entender. Son errores que ya cometió en su
momento Estados Unidos en Afganistán, de esos barros estos lodos que
todavía hoy arrastramos. En Oriente Próximo parece ser que nos estamos
empecinando precisamente en una solución que no responde al problema
real. Insisto, es más un problema de favorecer la convivencia entre
distintos grupos culturales, religiosos, étnicos, que muchas veces, como
usted decía, tienen connotaciones preestatales, tribales y de
organización. Los Estados a veces no dejan de ser estructuras
superpuestas a una realidad social y económica que todavía genera
lealtades más propias de grupos tribales que del ciudadano que se
identifica con su Estado de derecho a partir de una vinculación
constitucional y democrática. Por tanto, aplicamos soluciones que no son
las adecuadas al problema, y luego siempre acaba siendo necesaria la
intervención militar, la intervención armada, intentando poner
remedio.


Vaya por delante el apoyo de nuestro grupo a la
intervención internacional y a la intervención, aprobada ayer por el
Congreso de los Diputados, de los instructores y de las Fuerzas Armadas
españolas en el conflicto de Irak y de Siria. De lo que me lamento es de
que esto empezara mal, porque, o no se analizaron los problemas tal cual
eran y, por tanto, la actuación ya en su origen fue incorrecta, o porque
en realidad ha habido intenciones oscuras detrás de todo esto,
intenciones que no forman parte de nuestro debate formal, pero que se
tendrían que tener en cuenta al analizar el problema, como son los
intereses de nuestros países aliados. No sería el caso de Turquía,
miembro de la OTAN, pero que está teniendo una actitud dubitativa, por
decirlo de alguna forma, en el conflicto de Siria; tiene el conflicto
militar a sus puertas, lo está mirando desde el otro lado de la frontera.
Parece que el Gobierno turco tiene más miedo al PKK y, en definitiva, a
los kurdos, —lo que, por otra parte se puede entender, y no digo
que lo comparta—, que a la expansión del Estado islámico, teniendo
en cuenta que Turquía, sin bien es un Gobierno moderado, no deja de ser
un Gobierno islamista. Por tanto, yo no sé si siempre los intereses de
nuestros aliados coinciden precisamente con los nuestros. Por no hablar
también de otros aliados a un nivel distinto, como son las monarquías del
golfo que, por supuesto, han tenido mucho que ver con el estallido del
conflicto en toda la zona, y que en la mayoría de los casos están detrás
de las facciones









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sunnís en este conflicto; por no hablar, por supuesto, de
Irán, con el que estamos reconduciendo la relación y que están detrás de
los chiíes.


Eso es un avispero y lo único que quiero decir es que me da
la impresión de que desde el principio hemos planteado una intervención,
insisto, en teoría apoyando unas demandas democratizadoras —lo que
en sí mismo siempre es loable y, por tanto, merecedor de nuestro
apoyo— pero ignorando la realidad y la complejidad de la región en
la que estamos interviniendo. Y ahora el problema es que estamos
combatiendo a Bashar al-Assad, que es un presidente autoritario, si
quiere usted un dictador, no voy a matizar eso —voy acabando, señor
presidente—. En cualquier caso, yo demandaría o exigiría que,
aparte de la actuación militar, se reconduzca la visión del conflicto y
que se tenga en cuenta no sólo esta apariencia de exigencia
democratizadora, sino la realidad y la complejidad de toda la situación
en Irak y en Siria.


Simplemente un apunte en cuanto al conflicto de Gaza. Es un
asunto eterno, y, por supuesto, apoyo todas las iniciativas de
reconstrucción. Pero mientras no podamos incidir sobre los asentamientos
y los colonos, que es el verdadero problema en la región, porque Israel
se niega al reconocimiento del Estado palestino mientras va extendiendo
sus colonias, prácticamente destrozando lo que podrían ser los límites de
esa integridad territorial del futuro Estado palestino, no encontraremos
la solución. Por supuesto, nuestra petición es que, cuanto antes, se
avance en el reconocimiento del Estado palestino como una forma
precisamente de avanzar en la pacificación del conflicto.


Y en cuanto a Libia, es otro problema distinto que no tengo
tiempo de analizar, pero en cualquier caso, todos los esfuerzos que se
hagan, por favor que sea hacia el entendimiento y la paz, y si es posible
el apoyo y la participación de todas las facciones en las próximas
elecciones, sería importante, porque, como siempre, no es solo un
problema de democracia, sino también de acuerdo entre las distintas
partes, que a lo mejor podría ir en esa línea federal en sentido
norteafricano a la que aludía el senador Anasagasti; esa podría ser una
solución al conflicto.


Muchas gracias, señor ministro. Muchas gracias, señor
presidente.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Sabaté.


Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado
Convergència i Unió, tiene la palabra el senador Sedó.


El señor SEDÓ ALABART: Muchas gracias, señor presidente.
Señor ministro, muchas gracias. Voy a intentar ser breve y
esquemático.


Agradezco su detallada información sobre la situación, país
por país, zona por zona, con un análisis de los problemas de la comunidad
internacional y la posición española.


De forma esquemática voy, en primer lugar, a reconocer,
como usted ha dicho, que tenemos que luchar y apoyar financiera y
económicamente la ayuda humanitaria, porque estamos frente a una crisis,
que en algunos países, como en Siria, es de las más importantes de los
últimos años. Cuenta con el apoyo financiero de la comunidad
internacional a través de las diferentes conferencias de donantes. Pero
me sabe mal que cada 2 por 3 tengamos que celebrar conferencias de
donantes por Palestina, porque cuando ya está todo reconstruido, Israel
vuelve a bombardear y tenemos que volver a empezar. A veces me sabe mal,
pero no por eso tenemos que dejar de ayudar para la reconstrucción.


Me apunto a la línea que han dicho otros senadores de que
en estos momentos el gran problema que tiene la diplomacia internacional
no es tan solo el terrorismo islámico y el posicionamiento ideológico
islamista en la región, en el norte del Mediterráneo, sino también por
las implicaciones que tiene en los Estados miembros de la Unión Europea.
Y le hago un ruego: me gustaría conocer su opinión, mejor dicho, las
disposiciones que está adoptando el Gobierno español para el control de
posibles islamistas occidentales españoles —que puede haberlos, y
los hay, especialmente en Barcelona, donde existen núcleos importantes de
captación de jóvenes occidentales para participar en estas
misiones—. ¿Cuáles son las medidas que el Gobierno y la Unión
Europea están tomando para intentar frenar esta captación de
—podríamos llamar— mercenarios occidentales?


Parte del problema islamista deriva de la historia, que es
la que es. A veces, por solucionar un tema, creamos un problema que se
mantiene a lo largo de los años, y parte del problema islamista lo
creamos los Estados occidentales hace ya años. Al inicio de la primera
guerra de Irak, el hecho de usar el ejército norteamericano el territorio
de Arabia Saudita constituyó parte de la salida de tono de Bin Laden,
como lo que pasó en Afganistán. Pero tenemos un hecho más reciente, y me
alegro de que haya habido un cambio de Gobierno en Irak, porque, como nos
decían en esta Cámara, en una comparecencia que









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tuvieron con miembros de la Comisión de Exteriores, la
mayor parte de los integrantes del ejército islámico actual que está
combatiendo en Siria venía de prisiones de Irak, fueron personas que
pudieron salir casi por las puertas abiertas por la dejación del anterior
Gobierno iraquí.


Nosotros apostamos por un fortalecimiento de las
instituciones en todos estos Estados. Esto es básico, y usted lo ha
dicho: los Estados que avanzaron en las reformas, como Marruecos o Túnez
han podido garantizar una modificación —en mayor o menor grado pero
han avanzado—, han progresado en la mejora de la situación política
e institucional en sus Estados. Los que optaron por reprimir las llamadas
primaveras árabes están todavía en un caos permanente, y el Estado
Islámico lo está aprovechando —estamos viendo cómo hay guerras
civiles con tres contendientes—. En Siria estamos apoyando a la
oposición contra Al-Asad, pero, al mismo tiempo, tendríamos que apoyar a
Al-Asad contra el Estado Islámico. Esto podría ser una película cómica si
no fuera una guerra civil con un montón de contendientes.


Por tanto, creo que es importante que apoyemos —y
apoyamos— la apuesta del Gobierno español por ayudar al
fortalecimiento del ejército en Irak. Todo lo que sea fortalecer las
instituciones y apoyar la democratización es importante no tan solo en el
corto plazo, sino también en el medio y en el largo plazo, y por eso les
apoyamos.


Usted ha hecho muchas referencias a la integridad
territorial de todos estos Estados, y comparto la opinión del senador
Anasagasti de que en algunos casos igual tendremos que mirar caso por
caso. Ahora hemos conseguido que en Irak haya un Gobierno de unidad, que
incluso el ejército, como usted ha dicho, intente integrar a gente de
todas las comunidades, pero puede ser que, en un momento determinado,
esas fronteras ficticias que se hicieron a principios del siglo pasado no
sean las mejores para afrontar hoy día los problemas y las situaciones
geoestratégicas que viven esos países.


Quiero referirme a un detalle por el que usted ha pasado
por encima. A nuestro grupo nos preocupa mucho —y habrá iniciativas
al respecto— el tema del genocidio religioso —lo ha dicho el
santo padre—. Hoy en día, el genocidio de los cristianos en Oriente
Medio es el primer genocidio del siglo XXI. Estamos muy preocupados por
la cuestión. Creo que es un tema muy importante que se tiene que abordar
con mucha profundidad. Cuando aquí a veces se nos pide la integración de
otras comunidades religiosas en España, cuando se nos solicita respeto a
la pluralidad religiosa —cosa que comparto y que tiene que ser
así—, vemos que, en cambio, esto mismo no se respeta por esta misma
gente en sus países o en otros de la zona, que no lo comparten y no lo
solicitan, y por algunos representantes de gobiernos que casi exigen este
respeto multirreligioso —que, como digo, comparto—. En
consecuencia, pienso que el Gobierno español tiene que ser muy duro y
contundente en esto.


Posición sobre Gaza. También creo que tenemos que avanzar
para el reconocimiento de un Estado palestino. Como usted ha dicho, tiene
que ser explicando posiciones de otros Estados de la manera más eficaz,
pero considero que, de una vez por todas, más que explicar lo que van a
hacer los diferentes Estados, como el sueco, sería el momento, aunque no
sea plenamente de su competencia, de que fuera una posición común
—entre comillas— de la Unión Europea en su política exterior.
Tampoco tienen que ser los Estados miembros los que tengan que hacer ese
reconocimiento uno a uno, sino que debemos tener una posición común como
Europa. Creo que tenemos que avanzar sobre este reconocimiento porque va
a ser la única manera de que el Estado israelí se avenga a negociar un
proceso de paz duradero y estable, algo que pasa por el reconocimiento de
los dos Estados, así como por el reconocimiento de la autoridad palestina
del Estado de Israel, porque a veces nos olvidamos de esto cuando
discutimos, es decir, el reconocimiento de uno pero también la necesidad
o el derecho a existir del Estado de Israel. Avancemos en esto, vayamos
en una posición única de la Unión Europea. Pero le pedimos que el
Gobierno español avance rápidamente en el reconocimiento de este Estado
palestino.


La situación en Libia es muy preocupante, creo que va a una
división del Estado. Usted lo ha dicho claramente: no habrá una victoria
militar de ninguno de los dos contendientes y, finalmente, el que puede
ganar militarmente es el islamismo radical, viendo la incapacidad de los
dos gobiernos que actúan, el legítimo y el nuevo, para poder dar solución
a los problemas reales. El islamismo va a volver a hacer mella en estos
países, y tenemos que ser conscientes de ello. Por tanto, corresponde
fortalecer la institucionalidad, ayudar a los gobiernos a poder
fortalecer y desarrollar las reformas institucionales, democráticas y
económicas necesarias y así poder también impedir la penetración de los
movimientos islamistas radicales en estos Estados.


Muchas gracias, señor ministro, y disculpe por haberme
alargado.









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El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Sedó.


Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el
senador Sañudo.


El señor SAÑUDO AJA: Gracias, señor presidente.


Señor ministro, en primer lugar, quiero felicitarle en
nombre del Partido Socialista por la consecución por España de nuestra
posición en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es evidente
que era un objetivo compartido, me consta el trabajo que ha realizado
usted en primera persona, con su secretario de Estado a la cabeza de todo
esto, y en la medida de nuestras posibilidades quiero destacar también el
trabajo de los miembros de mi partido para que esto fuera una realidad,
como al final ha sido. Seguro que, además, esto le va a permitir a España
tener una posición que le haga ser más proactiva en todos los asuntos que
allí se planteen y tener un altavoz más potente en cuantos asuntos
—como los que hoy estamos comentando— se puedan dilucidar en
ese Consejo de las Naciones Unidas.


Quiero empezar con una reflexión de carácter general
—creo que se ha hecho algún comentario aquí— que tiene que
ver con lo que en el futuro será parte de la solución a los problemas que
nos acechan, en particular ahora con los temas que estamos hablando hoy,
de Oriente Próximo y de Libia. Me refiero a la escasa repercusión que
tiene la política de acción exterior y de defensa en la Unión Europea.
Ahí es donde creo que, mientras los problemas no se ataquen de una forma
global, no se van a conseguir grandes resultados, y es donde creo que
España tiene que tener un papel protagonista. Le reclamo desde nuestra
posición que se debe trabajar para conseguir que se establezcan
posiciones comunes y que la estrategia de la Unión Europea en política de
exterior y defensa sea común, que facilite la solución de estos
problemas, porque, como vayamos por libre, conseguiremos bien poco,
independientemente de las relaciones bilaterales que tenemos que tener
cada uno de los países.


He tenido la oportunidad de leer, como comentaba el senador
Anasagasti, sus reflexiones sobre su idea acerca del futuro de Europa, y
le aseguro que básicamente estamos de acuerdo. Lo que le preguntaría es
cuándo lo pondríamos en marcha. ¿Cuál es nuestro protagonismo? ¿Qué
medidas vamos a tomar conjuntamente para que eso sea una realidad?
Seguramente que, con nuestras apreciaciones y con las del resto de los
grupos, podremos complementar esa idea que se tiene sobre el futuro de
Europa y que me parece fundamental. Por ahí, repito, vendrán muchas de
las soluciones que se plantean en el ámbito internacional.


En cuanto a Oriente Próximo y a Libia, que es el motivo de
la comparecencia, señor ministro, es evidente que estamos viviendo un
momento de extrema gravedad y de amenaza por lo que se ha dado en
denominar el Estado Islámico, y España todavía está en una posición, si
cabe, más comprometida por su situación.


Si nos referimos a dónde se comenta hoy que están los
problemas —en Siria, Irak y Libia, sin olvidarnos de la franja de
Gaza, a la que luego me referiré brevemente—, es evidente que
existe un conflicto que se produce en tres dimensiones —en la
política, en la militar y en la humanitaria, como dice la Estrategia de
acción exterior—, que ha de afrontarse desde varias posiciones
porque todos tienen consecuencias para el conjunto de Europa y
especialmente para nuestro país —implicaciones como la seguridad,
la inmigración irregular, la defensa de los derechos humanos en la lucha
contra el tráfico de personas, aspecto este que me parece muy importante
y al que ahora haré referencia—, además de otras variables que
pueden afectar y muy gravemente como, por ejemplo, a nuestra seguridad
energética, máxime teniendo en cuenta los problemas que está habiendo en
el este de Europa y que es necesario afianzar para no tener comprometido
nuestro modelo de seguridad energética.


En muchas de sus intervenciones —y hoy mismo, yo
creo— ha hecho referencia a conceptos básicos en los que se está
trabajando y con los que estamos de acuerdo —en la diplomacia
preventiva, en el diálogo político, en la consolidación de las
instituciones democráticas, a la que algunos compañeros han hecho
referencia—, incluso a la Alianza de las Civilizaciones, que, por
cierto, hoy no ha hablado de ella. No quiero recordar aquí la chanza y el
desprecio con el que se trató este asunto, cuando se propuso por el
anterior Gobierno y por su anterior presidente, pero, bueno, me alegro de
que sea una realidad y un motivo más para llevar a cabo una diplomacia
preventiva, al ser este uno de elementos que ayudan sustancialmente. Esa
es una de las maneras de afianzar la diplomacia preventiva, y otra es la
cooperación internacional, según mi criterio, y espero que no nos
tengamos que arrepentir de haber recortado hasta los límites actuales sus
partidas, que, como sabe, sirven para ayudar en origen la solución de
todos estos problemas, en el más amplio sentido de la palabra de lo que
es la cooperación internacional.









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La otra gran cuestión que es importante abordar es la
crisis humanitaria. En el último informe de Amnistía Internacional se
habla del gran aumento de personas refugiadas. Usted ha dado hoy unas
cifras escalofriantes: Siria puede llegar a los 4 millones de
desplazados. Esto me parece importantísimo. Y esto no solo se debe a la
inestabilidad en Oriento Próximo, en Libia, sino también al progresivo
cierre de las fronteras terrestres de Europa y a la inexistencia de vías
seguras para la entrada de estas personas. Esto es lo que dice el informe
de Amnistía Internacional. Hace unas recomendaciones que son muy
interesantes. Resaltaré solo una que me parece importante y en la que
España debe trabajar y debe conseguir: es la revisión de la aplicación
del Reglamento de Dublín con el fin de que se garantice de un modo
coherente en toda la Unión Europea que se facilite la reunificación
familiar y que sea coherente la estrategia de la recogida de los
asilados. No sé si España en esto está suficientemente comprometida. El
último informe de la CEAR establece que la cifra de reconocimiento de
protección en España fue del 22% de la solicitudes, de las cuales, solo
el 8% recibió el estatuto de refugiado. Estamos muy por debajo de la
media de la Unión Europea, que se sitúa en un 34,5%, sin hablar de otros
países que lo tienen más cerca y están muy por encima de todo eso.
Considero que el papel de España en ese aspecto no es el más
ejemplarizante, por las cifras que estoy comentando.


Diré respecto a Libia otro tanto de lo mismo. Además de la
presencia de Bernardino León, nombrado enviado especial de la ONU para
Libia, y de la importante reunión que se mantuvo a través de la
iniciativa española el pasado día 17 de septiembre —esperemos que
se consolide con esa próxima reunión que se va a celebrar dentro de unos
días, que ya nos harán saber—, es absolutamente necesario que se
siga trabajando primero por consolidar la dimensión institucional del
país. Mientras no se arregle el problema, no puede haber dos gobiernos,
dos parlamentos, no puede haber un país dividido. Por tanto, la primera
medida que se debe tomar, evidentemente, es la aplicación institucional,
en el mejor sentido de la palabra. Espero que seamos capaces de aportar
en esa reunión una solución definitiva en conjunto con el resto de los
miembros de la Unión Europea y que España pueda tener el protagonismo que
le corresponde.


Hay una cuestión, señor ministro, que me tiene que
explicar, y es que hace poco, en concreto, el día 20, el pasado lunes, ha
habido una declaración común de los gobiernos de Francia, Alemania,
Italia, Reino Unido y Estados Unidos, haciendo un llamamiento a la
estabilidad, a la condena de la violencia, sobre el apoyo a Bernardino
León, incluso se hizo referencia a la reunión de Madrid, y nosotros no
hemos firmado ese documento. No sé si hemos hecho algo mal o no nos han
invitado. Sinceramente, no me parece muy entendible que, dado el
protagonismo que ha adquirido España en todo este asunto, no haya sido
llamada o invitada a la firma de ese documento.


Le diré respecto a Gaza —brevemente—, señor
ministro, que es necesario e indispensable retomar las negociaciones de
paz —evidentemente, después del reconocimiento del Estado
palestino—, pero empecemos por retomar las negociaciones de paz que
posibiliten que esto sea una realidad, atendiendo a nuestra posición en
el reconocimiento del Estado palestino.


Acabo, señor ministro, diciéndole lo que yo creo que se
necesita: reclamamos un papel activo de España en la Unión Europea con el
fin de aplicar políticas en materia de exterior y defensa que sean
viables para la solución de los problemas a los que nos enfrentamos.
Necesitamos una mayor implicación en la cooperación internacional como
parte de la solución a los conflictos que hemos planteado y una mayor
implicación en la ayuda humanitaria, porque es un deber proteger la vida
de las personas y garantizar el asilo que solicitan.


Y un último aspecto que nada tiene que ver con lo que hemos
estado hablando pero necesito preguntárselo y reclamarle su implicación.
Existe la reclamación de una persona, Najat Dyani, que vive en España,
cuya hija ha sido secuestrada en Marruecos, que está reclamando
colaboración institucional. Necesitamos que se impliquen diplomáticamente
para solucionar este problema. La hija es española, también tiene
nacionalidad marroquí, pero reclamamos al Gobierno para que se implique
en la solución de este problema.


Muchas gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Sañudo.


Por el Grupo Parlamentario Popular en el Senado, tiene la
palabra el senador Chiquillo.


El senador CHIQUILLO BARBER: Gracias, señor presidente.


Quiero iniciar mi intervención dando la bienvenida al señor
ministro, mi querido José Manuel. Aunque el presidente haya hecho una
mención clara, quiero felicitarle efusivamente, en nombre del Grupo
Parlamentario Popular y en el mío propio, por la buena noticia para
España que nos dio el pasado día 16:









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ese gran éxito que ha sido entrar en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas para el periodo 2015-2016, gracias al buen
hacer del Ejecutivo español, en contra ºarnado en su ministro de Asuntos
Exteriores y su equipo, capitaneado por Gonzalo de Benito; una gran
campaña. Esto pone de manifiesto que se van consiguiendo, sin prisa pero
sin pausa, con esfuerzo y con dedicación, los objetivos de su primera
comparecencia de la legislatura en esta casa, que he releído esta mañana;
es un motivo de orgullo y de satisfacción el éxito que todos hemos
conseguido. Enhorabuena, señor ministro —trasládesela a todo su
equipo—, por ese brillante trabajo y su resultado.


He hecho referencia a su primera comparecencia en la
Comisión de Asuntos Exteriores, porque ha comparecido en sucesivas
ocasiones en esta casa. Y, si no lo ha hecho más veces, no ha sido por
falta de compromiso, sino todo lo contrario: les recuerdo que ha habido
dos comisiones que no se han celebrado por causas ajenas a su voluntad y
a su compromiso. Como se ha deslizado en alguna intervención, cito la
sesión que no se llegó a celebrar en diciembre de 2013, cuando el
ministro estaba en la puerta del Senado; y otra que tampoco se celebró,
en julio de 2014, aunque el ministro llegó a entrar en el Senado. Quiero
dejar bien claro que el ministro siempre ha tenido total predisposición;
es más: nos ha animado en cada encuentro a que le hagamos venir más. Es
decir que, si no se han celebrado más reuniones de esta comisión con su
presencia no ha sido por su culpa, todo lo contrario: estoy convencido de
que él vendría cuantas veces se le requiriera, porque le gusta
comparecer, le gusta dar cuentas, le gusta dar explicaciones y
comprometerse y escuchar a los grupos parlamentarios.


Dicho esto, quiero agradecer, como he hecho en cada una de
sus comparecencias, su presencia hoy aquí. Releo su primera
comparecencia. En el primer semestre de 2012 nos dijo cosas que han ido
cumpliéndose. Nos dijo aquella frase de «España ha vuelto, y ha vuelto,
en política exterior, para quedarse y para jugar un papel en el concierto
internacional». Lo dijo en 2012 y en estos dos años y medio se ha puesto
de manifiesto que el Gobierno de España ha vuelto, está y tiene voz. Y,
afortunadamente, a partir del 1 de enero de 2015, tendremos voz y voto en
el concierto internacional, en el Consejo de Seguridad—.


Quiero agradecer sus palabras, su descripción real, cruda,
del escenario de Oriente Próximo y de Libia. Ha hecho un repaso de los
territorios que van de Egipto hasta Irán —pongo a Egipto en primer
lugar, porque ha jugado un papel importante en alguna de las cuestiones
positivas de los últimos dos años— y ha puesto de manifiesto la
gravedad de la situación, la escalada en parte de la región, la
fragilidad de los equilibrios que se han ido consiguiendo, y el hecho de
que España en todo momento —en todo momento— ha tenido voz,
ha tenido protagonismo y ha jugado un papel importante, sin ninguna duda,
en el seno de la Unión Europea. Estoy seguro de que, a partir del día 1
de enero de 2015, va a seguir liderando esas reuniones con mayor motivo,
con voz y con voto. Porque, si algo ha tenido este ministerio, este
ministro que dirige la diplomacia española, ha sido voz clara,
independiente, nítida, sin romper los acuerdos y las posturas de la
política común europea. Ha tenido claridad y seriedad e independencia en
todos y cada uno de los asuntos que he repasado: Siria, Irak, el tema
kurdo, Israel y Palestina, y el tema de Gaza o la cuestión de Libia.


Por ejemplo, en el caso de Siria, España ha apoyado desde
el primer momento todas y cada una de las iniciativas de búsqueda de una
solución negociada que pusiera fin al conflicto: desde las iniciativas de
la Liga Árabe, de enero de 2012, hasta el plan de seis puntos de Kofi
Annan. En mayo de 2013, en el caso sirio, inició ese gran trabajo, esa
primera reunión de grupos de la oposición para intentar la conciliación y
conseguir los objetivos de paz, democracia y reconciliación. Además, no
ha obstaculizado ni contradicho otras conversaciones que se han ido
desarrollando, como las de Ginebra, entre el régimen sirio y la
oposición. Liderar los encuentros de Córdoba y de Madrid, que se han
celebrado y los que se van a celebrar, no ha sido sino sumar esfuerzos
para conseguir que los acuerdos lleguen a Siria y puedan acabar la guerra
civil cruel y sin cuartel, los crímenes contra la humanidad. España,
dentro de sus posibilidades, se ha comprometido en proyectos de acción
humanitaria y ha contribuido, como otros países de la Unión Europea, a
hacer realidad una ayuda por valor de más de 2000 millones de euros.


En el tema de Irak, España ha dado también muestras de
independencia, de sentido común y de no tener doble lenguaje. Se ha
puesto al lado del Gobierno en la lucha contra el terrorismo —al
lado del Gobierno y del pueblo de Irak— en todos y cada uno de los
escenarios internacionales en los que, cuando menos, ha tenido voz;
insisto en que, a partir de enero, tendremos voz y voto. Ha condenado
firmemente la persecución religiosa que está llevando a cabo en Irak el
grupo terrorista Estado Islámico; ha expresado su apoyo a la decisión de
Estados Unidos de realizar ataques aéreos contra las posiciones ofensivas
de las milicias del Estado Islámico en el norte de Irak; ha pedido en el
seno de la Unión Europea un acuerdo político con suníes, chiíes y kurdos
para combatir al Estado Islámico; ha pedido que las resoluciones de









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Naciones Unidas para combatir el terrorismo y el terror del
Estado Islámico, y los embargos a los grupos terroristas y yihadistas
—la 2161/1999, la 1267/1999, la 1989/2011, la 2161/2014 y las más
recientes 2170/2014 y 2178/2014— se lleven a cabo sin ningún tipo
de reparo. España ha sido clara y firme en sus planteamientos en todos
los foros internacionales.


España —como decía el ministro— está en el
concierto internacional, España ha vuelto, y ha vuelto para quedarse en
cuestiones en las que no es cómodo intervenir, en las que no es cómodo
fijar posición. Pero España lo ha hecho con seriedad, con rigor y con
compromiso.


España ha tenido un papel importante, a pesar de no estar
en ese grupo en los temas de Siria e Irak, e incluso en cuestiones como
las relativas a las negociaciones Unión Europea tres más tres
relacionadas con Irán. España ha tenido un papel importante, a pesar de
no estar en ese grupo. España siempre ha estado presente en ese diálogo
porque entendemos que es positivo agotar todas las vías de diálogo
diplomático, y prueba de ello es que en la cuestión iraní la próxima
semana, el propio ministro de Asuntos Exteriores iraní visitará España,
tendrá reuniones con el Gobierno español, con el ministro de Asuntos
Exteriores en la línea de que lo último que hay que agotar es el diálogo,
la diplomacia parlamentaria, esa diplomacia, hasta sus últimas
consecuencias, porque no solo con el uso de las armas se van a poder
combatir y solucionar los graves problemas, los conflictos que asolan a
Oriente Próximo.


El Gobierno español ha tenido una postura clara desde el
minuto uno en cuanto a Israel y Palestina. Ha lamentado con rotundidad y
con firmeza las decisiones de nuevos asentimientos. Se ha preocupado por
los problemas de la población civil palestina. Ha condenado con la misma
rotundidad tanto el asesinato de los tres jóvenes israelíes como el
asesinato del joven palestino en junio y julio de 2014, fecha de la
última escalada. Asimismo manifestó su preocupación por la situación que
vivía el sur de Israel y Gazna y llamó a la paralización de los ataques.
Retiró su extremada preocupación por la situación de Gaza, por el
conflicto que determinó esa escalada que ha conllevado un drama
humanitario a miles y miles de ciudadanos en la franja de Gaza. Condenó
el ataque a la escuela de Naciones Unidas en Gaza, la ruptura de la
tregua en Gaza, el bombardeo a esa escuela —lo reitero— del 4
de agosto. Apoyó y manifestó su firme convicción en el diálogo, y
respaldó y manifestó su satisfacción por el acuerdo de alto el fuego
—frágil pero indefinido— en agosto de 2014 con la mediación y
el gran papel que jugó Egipto. Condenó la confiscación de tierras en
Cisjordania por las autoridades israelíes.


Ha tenido un papel claro y rotundo. Siempre ha apostado por
los dos países que pueden cohabitar, coexistir, con respeto, con paz,
seguridad y diálogo entre los dos países. Eso es lo que va a hacer esa
política exterior en el nuevo período 2015-2016. Recientemente ha
condenado la autorización de nuevos asentamientos en Givat Hamatos.


En cuanto a Libia, ha participado liderando ese diálogo
entre las facciones, dialogando e impulsando esas conversaciones,
poniendo de manifiesto y apoyando la renovación del mandato Finul en el
Líbano, o las cuestiones que afectan a la paz en Yemen.


El Gobierno de España ha tenido —con valentía, con
rigor, con firmeza, con seriedad, con independencia y con voz
propia— un papel importante en estos dos últimos años y medio, que
yo quiero poner en valor y reconocer al Gobierno de España y al jefe de
la diplomacia española que hoy comparece con nosotros. Por eso quería
plantear algunas preguntas y poner de manifiesto algunas dudas y
preocupaciones.


He escuchado al ministro hace unos días en los medios de
comunicación hablar de los riesgos del fundamentalismo y del yihadismo,
del terrorismo, del Estado Islámico, de la posibilidad de un corredor que
vaya desde el Índico hasta el Atlántico. Ese temor me imagino que está
fundado en unos argumentos, en unas actuaciones, en unas informaciones y
en las conversaciones internacionales que usted haya podido tener en el
ámbito internacional. Me gustaría que, si puede, diera algunos argumentos
más. Quisiéramos saber si es cierto, como se ha llegado a especular, que
se están usando en este triángulo terrible de las últimas semanas de
Siria, Irak y la región del Kurdistán armas químicas por el Estado
Islámico y sus tropas.


Quiero poner de manifiesto el apoyo rotundo de mi grupo
parlamentario a sus acciones y, de cara a estos dos años decisivos en el
panorama internacional, sobre todo 2015, que nos dé cuenta de cuáles son
las acciones, propuestas, prioridades, objetivos y compromisos de la
diplomacia española que usted va a liderar en el Consejo de Seguridad con
esa presencia, con voz y con voto; cuáles son las acciones, propuestas y
prioridades que el Gobierno de España en esa política común europea va a
liderar en Naciones Unidas para intentar en esta zona, que hoy es un
avispero, una zona de gas, petróleo, donde todos los días un nuevo actor
enciende una cerilla, como digo, intentar que la fragilidad, el conflicto
y la









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inestabilidad den paso a momentos de diálogo, paz y
convivencia entre todas las religiones, entre todos los ciudadanos y
entre todas las regiones que componen, repito, ese avispero que es
Oriente Próximo.


Muchas gracias, señor presidente. Muchas gracias, señor
ministro.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Chiquillo.


Espero, senador Chiquillo, que sus palabras iniciales
acerca de las comparecencias o no del señor ministro en la comisión no
fueran una crítica indirecta a esta Presidencia.


El senador CHIQUILLO BARBER: En absoluto.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro
para contestar a los portavoces.


El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN
(García-Margallo Marfil): Gracias, señor presidente.


Se lo digo siempre que comparezco, señor Anasagasti, yo
también le echo de menos. Por eso he intentado comparecer, como ha
recordado el portavoz del Grupo Popular, en dos ocasiones, en diciembre y
en julio, en que me quedé compuesto y sin novia. Siento no haberles visto
a ustedes, y sobre todo no haberle visto a usted. Mi amor está
absolutamente compartido entre el Senado y el Congreso. «Tengo el corazón
partío», como dice la canción. (Risas).


He tomado nota de los amables comentarios que ha dedicado
usted a la señora Ashton, amables comentarios que yo no comparto. Entre
otras cosas, ha puesto en marcha el Servicio Europeo de Acción Exterior y
créame que no es una tarea fácil liderar e intentar llegar a consensos
con 28 ministros de Asuntos Exteriores de países distintos, de partidos
diferentes y que no deben su nombramiento y su cese a la alta
representante, que así se llama.


En cuanto a Palestina, vuelvo a reiterar que España apuesta
por la solución de los 2 Estados, entre otras cosas porque la solución
alternativa, un Estado binacional, es una solución mala para los
israelíes y los palestinos. La fórmula se resuelve en un Israel seguro,
en una Palestina viable. El tercer punto es que la consecución de este
objetivo, llegar a los 2 Estados, debe ser fruto de la negociación entre
las 2 partes, sin perjuicio del reconocimiento del Estado de Israel por
los países que todavía no lo han hecho. El desistimiento, como fue la
retirada unilateral de Gaza, no es solución, como acabamos de ver. Hay
muchas cosas que negociar: las fronteras sobre las líneas de 1967, el
Estatuto de Jerusalén, el derecho de los refugiados, el agua y, sobre
todo, la creación de una zona de libre comercio y de desarrollo mutuo de
las 2 partes, de Israel y Palestina, esfuerzo que debería ser acompañado
por una especie de Plan Marshall de la comunidad internacional en que la
Unión Europea tenga un protagonismo especial.


Como monárquico, me ha emocionado su recuerdo emocionado al
rey Idris. No sé si usted se propone formar parte de las juventudes
monárquicas libias en estos años ya de madurez que hemos compartido tanto
tiempo. En todo caso, yo no formo parte de esas juventudes
monárquicas.


En relación con la integridad territorial, estamos muy
cómodos, y lo estamos porque la comparten, sin excepción, 193 países de
Naciones Unidas, es decir, todos. La integridad territorial la hemos
mantenido cuando se ha hablado de Siria, de Libia, de Irak, de Georgia,
de Crimea, de Lugansk, de Donetsk. En definitiva, la integridad
territorial que está consagrada en Helsinki es uno de los pilares en los
que se sustenta la estabilidad mundial, la convivencia y la paz, y por
eso cualquier intento de romper esa integridad territorial goza de pocas
simpatías en la Asamblea de Naciones Unidas. Que se defienda la
integridad territorial no quiere decir que no se considere la posibilidad
de un Estado federal en Libia. No es incompatible, lo importante es la
integridad y la indivisibilidad del territorio allí y en todas
partes.


Señor Sabaté, muchísimas gracias por su felicitación en el
Consejo de Seguridad. Me consta el apoyo explícito de todas las señorías
que nos han acompañado en este proceso. Recibí felicitaciones de muchos
de ellos, que agradezco.


Coincido con usted en que el islamismo radical no solo es
el mayor desafío al que se enfrenta en estos momentos la comunidad
internacional. Es un desafío nuevo, inédito. Me decía el presidente de la
República de Túnez que si hace unos años se hubiese hablado de un
califato islámico, en todos los zocos y en todas las medinas se hubiese
producido una carcajada general. Ahora es un fenómeno que se toma
absolutamente en serio. Estamos, por tanto, ante un fenómeno —lo he
intentado decir antes— que nada tiene que ver con los terrorismos
locales que hemos conocido. Es un terrorismo de nuevo cuño, que pone en
cuestión el Estado westfaliano, el Estado soberano, la integridad
territorial, los valores de la laicidad en el mejor sentido del término y
que considera enemigos no solo a todos los infieles, sino a aquellos









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musulmanes que no comparten una visión del Islam como la
que ellos tienen. Intentar hablar de democracia en movimientos que creen
que la ley civil es la sharia y, por tanto, una ley inspirada desde
fuera, es una contradicción en los términos. Son fenómenos no
mezclables.


Coincido con usted en que probablemente hubo un tiempo en
que existió la ingenuidad de creer que la democracia se podía exportar
como el Nescafé soluble. Es obvio que esto no ha sido así, que hay una
situación mucho más compleja en países de esta zona, que hay divisiones
religiosas y étnicas que son difíciles de comprender por una mentalidad
occidental. Probablemente, habría que retrotraerse a los albores de la
Edad Media para encontrar un fenómeno parecido en Occidente. Cuando se
producen esas fracturas sociales sobre emociones tan fuertes como las
emociones religiosas, el asunto no es nada sencillo.


Ha hecho usted unas reflexiones sobre Assad. No es el
primero que las hace. Algunos países de la región han llegado a decirme
que visto lo que ha pasado, a lo mejor hubiese sido bueno haber mantenido
el régimen de Assad. Lo que pasa es que el régimen de Assad cruzó todas
las líneas que se pueden cruzar. Por consiguiente, el régimen de Assad
desde el mismo momento en que masacró a su propio pueblo, utilizando
incluso armas químicas, está deslegitimado y la comunidad internacional
no se va a apear de ese principio. Otra cosa es que haya que encontrar un
representante de la minoría alauí, que representa el 13% de la población
siria, para buscar un entendimiento y dar un lugar al sol a todas las
minorías. Coincido —lo ha dicho el senador Sedó— en que
probablemente las más amenazadas son las minorías religiosas. Lo que ha
ocurrido en Mosul, lo que ha ocurrido con los yazidíes, etcétera,
demuestra hasta qué punto el movimiento extremista islámico es
intransigente con aquellos que no participan de su peculiar visión del
Islam. Y quiero insistir en la peculiar visión del Islam porque siempre
he creído y creo que el Islam es una religión de paz, y que lo que se
está produciendo en estos momentos es una adulteración de esa religión
que a quien más perjudica es a los propios países de creencia musulmana.
Sabe usted que en Occidente hubo un punto de no retorno en la crisis
siria cuando se anunció que la utilización de armas químicas constituye
una línea roja que sería debidamente contestada. Ni se materializó en qué
iba a consistir la respuesta, ni en el fondo hubo una respuesta
contundente, aunque sí se abrió una negociación sobre la destrucción de
armas químicas a las que me he referido en mi intervención, y eso sí que
es una buena noticia.


Señor Sedó, como ha recordado el senador Chiquillo, insisto
en que el Gobierno, como todos los de la Unión Europea, está insistiendo
mucho en que hay 2 test para aceptar como legítimo un gobierno: el
respeto a la libertad religiosa y el respeto a los derechos de las
mujeres. Religión y género son 2 test que, con las imperfecciones
democráticas representativas que haya, son absolutamente infranqueables,
y en ese tema vamos a insistir. Usted sabe que los tratados, cosa que no
hace la Constitución española, hablan de la libertad religiosa como un
derecho individual y también como un derecho de grupo, algo en lo que
participamos el Gobierno italiano y nosotros al tiempo que pedimos su
desarrollo y lo seguiremos pidiendo.


En cuanto a Palestina, le he dicho lo que pienso, y ha
aludido usted también al norte de África. En el norte de África hay una
amenaza hacia la seguridad de Occidente, a Europa y a su frontera sur en
los términos estrictos que por seguridad se entiende. Y hay otro
fenómeno, el de la inmigración. La inmigración desde Libia a nosotros no
nos afecta, pero sí afecta fundamentalmente a Italia, país que de los 130
000 inmigrantes que tuvo en el último año, 100 000 procedían de Libia.
Pero, como usted sabe, en ese tema hemos estado muy activos.


Usted y yo, que somos mediterráneos, celebramos que hayamos
resucitado un grupo, que se llamaba el Grupo del Mediterráneo, formado
por los 7 países ribereños, cuya primera reunión tuvo lugar en Alicante
para hacer una declaración sobre inmigración que ha sido seguida y
apoyada por la Unión Europea. La siguiente reunión fue la conferencia que
se celebró en Madrid sobre Libia. El problema de estas reuniones se
centra en a quién se invita y a quién se deja fuera. Por tanto, hay que
intentar buscar criterios objetivos. El criterio objetivo al que nosotros
llegamos, con acierto o con error, fue coger a los 7 del Grupo del
Mediterráneo, y de los países del sur a los que forman parte del 5+5, es
decir, Mauritania, Marruecos, Túnez, Libia y Argelia, más los llamados
países vecinos que eran Egipto, Sudán, Níger y Chad.


En la Conferencia de Nueva York estuvieron 13 países, entre
los cuales no estaban todos los que formaron parte del grupo 16, un grupo
hecho a iniciativa de los Estados Unidos de América y en cuyo formato no
podremos intervenir. Eso nos crea un problema puesto que vamos a ser
huéspedes del grupo de los 13 y hemos tenido alguna reclamación por parte
de los miembros que componen el grupo de los 16









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desde el grupo 13. Nosotros no podemos modificar el grupo
13, pero sí podemos convocar una reunión posterior del grupo de los 16
para dar cuenta de cómo se ayudó a eso.


Senador Sañudo, muchísimas gracias. Recibí llamadas
personales de su grupo; llamé y pedí ayuda a algunos representantes del
Grupo Socialista cuando la pelea estaba en su momento más álgido en un
país que tenía muy buenas cartas para habernos disputado la
candidatura.


Como he dicho y desarrollo ahora —y está en las
líneas de Estrategia de acción exterior—, yo coincido en que la
acción diplomática, la acción exterior debe ser multifacética. Es verdad
que hay unas operaciones de mantenimiento de la paz. España ha
participado hasta ahora con 130 000 hombres desde la primera operación
que tuvimos en Angola. En estos momentos tenemos soldados en Afganistán,
Libia, Somalia, Mali y República Centroafricana. Estamos formando gente
en Níger y vamos a formar también en Irak; es decir, en ningún caso hemos
eludido nuestra responsabilidad y nuestra cuota parte en estas
operaciones de mantenimiento de la paz. Y además hemos auspiciado una
democracia preventiva. Usted se ha referido a la Alianza de
Civilizaciones y yo quiero referirme a ella y también al Centro de
Diálogo Intercultural Interreligioso, que patrocinamos con Arabia Saudita
y que está en Viena.


He asistido a todas las reuniones de Alianza de
Civilizaciones sin excepción, y en las 2 últimas, una celebrada en Bali y
otra en Nueva York, propuse, y fue bien aceptado, que había que darle más
contenido, había que darle más chicha a la Alianza de Civilizaciones. Las
propuestas concretas —que ustedes trasladarán al senador Anasagasti
porque creo que le gustará ya que veo que no está en este momento en la
sala— consisten en que completemos la Alianza de Civilizaciones con
una red de parlamentarios de los países amigos de la Alianza. Si estamos
propugnando los derechos humanos, la democracia representativa y, en
definitiva, el Estado de derecho, los parlamentarios pueden jugar un
papel importante en ese tema. He propuesto también la creación de una red
de expertos religiosos que acompañen a los enviados especiales y a las
misiones de Naciones Unidas en el terreno en todos aquellos conflictos,
que son muchos, en que el conflicto religioso sea una de las raíces que
expliquen la desestabilización de la zona. Y he pedido, porque yo soy
gramsciano, el análisis concreto de la realidad concreta, que nos
centremos en unas cuantas iniciativas bien seleccionadas. Una es el tema
de los medios, las redes de comunicación, que son el vehículo a través
del cual se desvirtúa el mensaje del Islam que acaba en el extremismo;
otra es la de la educación, que me parece capital; y otra es la igualdad
de géneros, especialmente en la educación. Creo que el secretario general
está más que de acuerdo sobre ese tema y vamos a hacerlo. También
formamos parte, como he dicho, del Centro Cultural e Interreligioso. Creo
que España debe hacer honor a su tradición histórica. Fuimos Hispania
para unos, Sefarad para otros y Al Andalus para otros, y hemos demostrado
en nuestro nuevo camino democrático que somos capaces de entendernos y de
convivir entre nosotros cualesquiera sean las diferencias subyacentes en
nuestras formas de entender la vida.


Además de creer en esa democracia preventiva, creemos
también en la mediación. Formamos parte del Grupo de Amigos de la
Mediación en Naciones Unidas y hemos liderado con Marruecos un Grupo de
Mediación en el Mediterráneo al que se están uniendo muchos países y cuya
última reunión tuvo lugar en Eslovenia. Creemos que la mediación puede
ser un instrumento clave para resolver los conflictos sin necesidad de
llegar a la solución militar. Y también participamos en la solución
posconflicto. Nosotros tenemos el programa Masar, que significa camino en
árabe, para los países del norte de África; tenemos el programa APIA para
los países subsaharianos, y estamos más que dispuestos a propiciar,
exportar o exhibir nuestras experiencias en materia judicial, de
fiscalía, de fuerzas de seguridad y de fuerzas armadas, en definitiva, de
eso que se llama la buena gobernanza. Por tanto, en los 3 factores de
prevención, mediación y resolución de conflictos vamos a jugar un papel
muy importante en Colombia —aunque sé que esto no es objeto de esta
discusión—, pues vamos a liderar el posconflicto cuando se llegue a
un acuerdo entre las FARC y el Gobierno.


Me pregunta usted por qué no estábamos en el documento
firmado por Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. Pues
no estábamos porque no podíamos estar, puesto que esto es un documento
del G-7, del que nosotros no formamos parte. Sí estamos en la reunión de
Nueva York y en el Grupo 16, pero este documento no tiene ninguna
contraindicación, y lo podemos suscribir. Lo que pasa es que eso se
produce en el formato de un grupo de países que constituyen un grupo en
el que nosotros no estamos, pero no hay ni la menor reticencia ni la
menor indelicadeza por parte de nuestros socios.


Coincido totalmente con usted en que debemos avanzar en una
política exterior y de seguridad común más activa de la que tenemos en la
Unión Europea, y créanme que vamos a hacer todos los esfuerzos que
podamos. En este período del Consejo de Seguridad es nuestro propósito,
aunque modesto, fomentar









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la cooperación de los 4 países de la Unión Europea que
vamos a coincidir en el Consejo de Seguridad. En esta campaña, que ha
contado con 200 veces menos de recursos que Turquía en términos exactos,
hemos sacado algunas lecciones. La primera es que deberíamos aplicar el
principio de preferencia comunitaria; es decir, siempre que haya un país
de la Unión Europea que sea candidato a una organización internacional,
debe ser apoyado por el otro; nosotros hemos sido apoyados por todos
menos por uno. En segundo lugar, también hemos propuesto que no se
produzcan conflictos entre países de la Unión Europea en el próximo
período —no es el caso ahora—; se presentan 3 candidatos para
2 puestos, los 3 de la Unión Europea: Países Bajos, Italia y Suecia, y
necesariamente uno quedará fuera. Creo que eso lo deberíamos resolver
entre nosotros. En tercer lugar, he propuesto tener reuniones periódicas
previas antes de cada Consejo de Seguridad para ir ahormando posturas, de
modo que la Unión Europea vaya presentándose de forma más armónica, más
uniforme, cosa que no es el caso. Por cierto, cambia mucho la vida cuando
uno se sienta en el Consejo; te encuentran mucho más simpático que cuando
tienes voto.


En cuanto a Libia, el gran problema —y vuelvo a la
integridad territorial— sería o la guerra civil abierta o la
implosión del país en 3 zonas: el este, Bengasi, donde está el petróleo;
el oeste, donde está la gente, que sería una amenaza muy seria para Túnez
que tiene más de un millón de libios; y el sur para nadie, lo que se
convertiría en un vivero desde el que la plataforma terrorista avanzaría
el conflicto, es decir, la interconexión entre Mali, Argelia y Túnez es
evidente, porque allí no hay fronteras y son muy difíciles de controlar.
En todo caso, el tema Libia a nosotros nos importa mucho.


Señor Chiquillo, yo le agradezco muchísimo las palabras de
ánimo, que en estos tiempos de turbulencia siempre son más que
bienvenidas. ¿Cuáles son los objetivos y prioridades de la acción
exterior española? Pues los que figuran en la Estrategia de acción
exterior. Si hemos hecho el ejercicio de una reflexión que fije unos
objetivos, unos valores y unas prioridades, más las acciones y los
instrumentos, es para que todo el mundo, no solo en España, sino fuera de
España, sepa cuál es la posición española; estrategia que, por cierto, se
está traduciendo al inglés y que será discutida en un grupo de think
tanks exteriores porque es una relativa novedad en el mundo
internacional.


¿Dónde España puede prestar una colaboración más
importante, más apreciada, es decir, dónde nosotros aportamos valor? Es
obvio que aportamos valor en América Latina, y vuelvo a hablar del
proceso de Colombia. Es obvio que lo aportamos en el norte de África,
pues somos el primer socio comercial de Marruecos; somos el primer socio
comercial de Argelia, importamos un 45% de gas de ese país, tenemos 2
gasoductos que unen la península ibérica con Argelia, el otro conecta
Italia, y Argelia tiene su red conectada con Nigeria, y en estos momentos
en que hay que disminuir la dependencia energética de Rusia, eso tiene un
enorme valor. El segundo valor que se puede aportar es el Plan solar
mediterráneo, energía solar en el norte de África, que también tendríamos
que importar nosotros o, para ser más exactos, que se importaría a la
Unión Europea a través de la península ibérica. Contamos con 7 estaciones
de regasificación, más que toda la Unión Europea juntos, y ahora lo que
toca es terminar las interconexiones con Francia, porque mientras esas
interconexiones no se produzcan, no tiene sentido que importemos un gas o
una energía eléctrica en que hay un exceso de capacidad. Ese es el
planteamiento que lleva el presidente de Gobierno al Consejo Europeo que
se inicia allí. No es sencillo, ustedes saben que nosotros antes de cada
Consejo Europeo tenemos una videoconferencia con todos los embajadores
que están en los países de la Unión Europea para ir conociendo su
posición en cada uno de los temas concretos. No es sencillo, va a ser
complicado, pero es un tema en el que vamos a insistir. Y el Grupo del
Mediterráneo se va a reunir otra vez para hablar de energía y despertar a
aquellos países que son más reticentes. Y no le diré mucho más sobre
ello.


En cuanto al corredor yihadista, señoría, en estos momentos
Al-Qaeda, que funciona como una franquicia que muta, tiene una serie de
movimientos que están en Indonesia; Al-Qaeda hizo una amenaza reciente en
India, tiene usted los tamiles en Sri Lanka, tiene usted toda la región
del Golfo y de Oriente Medio de la que no tengo que hablar, y a la puerta
de casa tenemos desde Al-Shabab en Somalia, a Muyao, Ansar Dine, Ansar al
Sharia, Boko Haram en Nigeria, etcétera, que forman parte de una
constelación difusa, pero una constelación que responde a los mismos
objetivos que, en definitiva, es la destrucción de la libertad y la
democracia allí donde se produzca, en los países musulmanes y, desde
luego, la lucha capital contra Occidente, al que siguen calificando como
los cruzados, como si Saladino no hubiese muerto. Por tanto, estamos en
una situación muy complicada.


Yo agradezco la atención que ustedes me han dispensado.
Saben que esto evoluciona a una gran velocidad y, por tanto, que hay
cosas en que puedo hacer reflexiones más elaboradas y otras más
embrionarias, pero prefiero hacer reflexiones embrionarias, a riesgo de
equivocarme y compartirlas con









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todas las fuerzas políticas, que reservarme la información
que voy teniendo. Y esa es la disposición que he tenido siempre, que
tengo ahora, y reitero mi voluntad de venir aquí, aunque solo sea para
ver al senador Anasagasti.


Gracias.


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.


Damos aquí por terminada la comparecencia del señor
ministro, dada además la hora, ya que tenemos que dictaminar un proyecto
de ley. Le agradezco, señor ministro, su presencia y su detallada
contestación a todas las preguntas que han planteado los portavoces. Y le
reitero que esperamos verle en un futuro relativamente próximo para
seguir hablando de estos temas que están en tan rápida evolución y que,
por lo tanto, cambian casi de un día para otro.


Muchísimas gracias de nuevo, señor ministro.


DICTAMINAR


– PROYECTO DE LEY DE TRATADOS Y OTROS ACUERDOS
INTERNACIONALES.


(Núm. exp. 621/000078)


AUTOR: GOBIERNO


– CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPÚBLICA DE
MOLDOVA EN MATERIA DE COOPERACIÓN EN ASUNTOS DE SEGURIDAD Y LUCHA CONTRA
LA DELINCUENCIA, HECHO EN MADRID EL 22 DE OCTUBRE DE 2013.


(Núm. exp. 610/000127)


AUTOR: GOBIERNO


– ACUERDO DE SEDE ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA UNIÓN
EUROPEA (AGENCIA EUROPEA PARA LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO),
HECHO EN BILBAO EL 31 DE MARZO DE 2014.


(Núm. exp. 610/000128)


AUTOR: GOBIERNO


El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto que figura con el
número 4 en el orden del día, que es dictaminar el proyecto de ley de
tratados y otros acuerdos internacionales.


A este proyecto se había presentado un veto que ha sido
retirado verbalmente por el senador Anasagasti, del Grupo Parlamentario
Vasco. Además, al no estar él presente, decaería. Y luego se han
presentado 194 enmiendas que vamos a debatir.


En primer lugar, enmiendas números 1 a 35, presentadas por
los senadores Jesús Enrique Iglesias Fernández y José María Manuel
Mariscal Cifuentes, del Grupo Parlamentario Mixto.


Tiene la palabra la senadora Mendizabal.


La señora MENDIZABAL AZURMENDI: Gracias, señor
presidente.


Seré breve. Doy por defendidas las enmiendas presentadas
por mis compañeros.


Gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senadora
Mendizabal.


A continuación, corresponde debatir las enmiendas 184 a
194, del Grupo Parlamentario Vasco, que teóricamente al no estar el señor
Anasagasti, decaen.


La señora MENDIZABAL AZURMENDI: Perdón, señor presidente.
He hablado con el senador Anasagasti y me ha pedido que las dé yo por
defendidas.


El señor PRESIDENTE: Las da por defendidas, en cuyo caso
pueden pasar al Pleno.


A continuación, corresponde debatir las enmiendas 36 a 111,
presentadas por el Grupo Parlamentario Entesa.


Tiene la palabra el senador Sabaté.









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El señor SABATÉ BORRÀS: Gracias, señor presidente.


En este momento las doy también por defendidas y ya nos
posicionaremos en el Pleno.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.


El Grupo Parlamentario Catalán en el Senado Convergència i
Unió ha presentado las enmiendas números 112 a 127.


Tiene la palabra el senador Sedó.


El señor SEDÓ ALABART: Gracias.


También las damos por defendidas y expondremos nuestros
argumentos en el Pleno.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.


El Grupo Parlamentario Socialista ha presentado las
enmiendas 128 a 168.


Tiene la palabra la senadora Fernández.


La señora FERNÁNDEZ PENA: También las damos por defendidas,
señor presidente, y mantendremos nuestra postura en el Pleno.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senadora.


Por último, el Grupo Parlamentario Popular ha presentado
las enmiendas 169 a 183.


Tiene la palabra el senador Chiquillo.


El senador CHIQUILLO BARBER: Gracias, señor presidente.


Esas enmiendas fueron incorporadas en el dictamen de la
ponencia. Todas las enmiendas del Grupo Parlamentario Popular quedaron
incorporadas entonces.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor senador.


Turno en contra. Tiene la palabra el senador Chiquillo.


El senador CHIQUILLO BARBER: Lógicamente, dado que todos
los grupos parlamentarios las han dado por defendidas, intervengo en
nombre del Grupo Parlamentario Popular para darlas todas por no
aceptadas. En este sentido, en el Pleno daremos nuestras razones.


Gracias.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, senador Chiquillo.


Turno de portavoces.


¿Desea intervenir algún senador? (Pausa).


Señorías, tenemos que votar el informe de la ponencia que
todas sus señorías conocen.


Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a
favor, 14; en contra, 7.


El señor PRESIDENTE: Queda aprobado el informe de la
ponencia en relación con el Proyecto de Ley de tratados y otros acuerdos
Internacionales.


Procede designar al representante de la comisión que ha de
presentar el dictamen en el Pleno. (Varios señores senadores: El
presidente).


Muchas gracias.


DICTAMINAR


– CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPÚBLICA DE
MOLDOVA EN MATERIA DE COOPERACIÓN EN ASUNTOS DE SEGURIDAD Y LUCHA CONTRA
LA DELINCUENCIA, HECHO EN MADRID EL 22 DE OCTUBRE DE 2013.


(Núm. exp. 610/000127)


AUTOR: GOBIERNO


El señor PRESIDENTE: Siguiente punto del orden del día:
dictamen de tratados y convenios internacionales.









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Convenio entre el Reino de España y la República de Moldova
en materia de cooperación en asuntos de seguridad y lucha contra la
delincuencia, hecho en Madrid el 22 de octubre de 2013.


¿Algún senador desea intervenir? (Pausa).


¿Se puede aprobar por asentimiento? (Asentimiento).


– ACUERDO DE SEDE ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA UNIÓN
EUROPEA (AGENCIA EUROPEA PARA LA SEGURIDAD Y LA SALUD EN EL TRABAJO),
HECHO EN BILBAO EL 31 DE MARZO DE 2014.


(Núm. exp. 610/000128)


AUTOR: GOBIERNO


El señor PRESIDENTE: Punto siguiente del orden del día:
Acuerdo de Sede entre el Reino de España y la Unión Europea (Agencia
Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo), hecho en Bilbao el
31 de marzo de 2014.


¿Algún senador desea intervenir? (Pausa).


¿Se puede aprobar por asentimiento? (Asentimiento).


Gracias.


También es necesario designar a la persona que ha de
presentar el dictamen de estos convenios ante el Pleno. (Varios señores
senadores: El presidente).


Asumo con mucho gusto la designación.


Sin más asuntos que tratar, se levanta la sesión.


Eran las catorce horas y treinta y cinco minutos.