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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 2, de 25/04/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE



Año 2000 VII Legislatura Núm. 2



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a LUISA FERNANDA RUDI ÚBEDA



Sesión plenaria núm. 2



celebrada el martes, 25 de abril de 2000



ORDEN DEL DÍA:



- Juramento o promesa de acatamiento a la Constitución . . .

(Página 21)



- Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del
Gobierno. (Número de expediente 080/000001.) . . . (Página 22)



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S U M A R I O



Se abre la sesión a las once y treinta y cinco minutos
de la mañana.




Juramento o promesa de acatamiento de la
Constitución de señores diputados . . . . (Página 21)



Debate sobre la investidura del candidato
a la Presidencia del Gobierno . . . (Página 22)



El señor Aznar López, candidato a la Presidencia del
Gobierno, señala que comparece ante la Cámara
para solicitar su confianza para formar Gobierno,
conforme al artículo 99 de la Constitución. Recuerda
que el pasado 12 de marzo los españoles votaron
en libertad, después de conocer los programas con
los que las diferentes candidaturas concurrieron a
las urnas, lo que no tiene nada de extraordinario en
una democracia consolidada como la nuestra, mérito
de todos los españoles. Pero si toda elección es
una victoria de la democracia, esta vez lo ha sido
muy especialmente en el País Vasco, al fracasar
quienes quisieron silenciar la voz de los ciudadanos.

Agrega que pocas veces una sociedad ha tenido la
ocasión de ver en tan poco tiempo los frutos de un
acierto colectivo, ya que en poco más de una generación
el panorama de nuestro país ha cambiado
sustancialmente. Sin embargo, el terrorismo ha pretendido
quebrar las bases de nuestra convivencia y
de la concordia alcanzada con tanto esfuerzo y
desea, en este momento, rendir tributo de honor a
todas las víctimas del terrorismo, como hizo el pueblo
español en la pasada legislatura mediante ley
aprobada por unanimidad de ambas Cámaras.

La inmensa mayoría de los ciudadanos vascos ha
encontrado en su Estatuto un sólido punto de
encuentro para la convivencia en paz y en libertad,
siendo inaceptable que el marco jurídico y político
que arroja tal balance de adhesión esté siendo objeto
de una estrategia de ruptura que pretende desbordar
espacios de acuerdo tan laboriosamente construidos.

Por ello, quienes se declaran demócratas
han de ser coherentes con sus principios, abandonando
cualquier estrategia que confirme a los terroristas
en la idea de que el uso de la violencia o la
mera amenaza son instrumentos útiles para alcanzar
sus objetivos.

Expone a continuación el señor candidato a la Presidencia
del Gobierno que la nueva etapa que
comenzamos requiere seguir mirando al futuro.

España se encuentra hoy ante una gran oportunidad,
en un momento de gran creatividad, impulsando
iniciativas que hacen que la Unión Europea
avance, contribuyendo al fortalecimiento de la
comunidad iberoamericana y participando en la creación
de un área de paz y prosperidad en el Mediterráneo.

Todo ello hace que podamos y debamos
plantearnos unos objetivos ambiciosos para esta
legislatura, que son los que propuso a los ciudadanos
durante la campaña electoral y la base del programa
de gobierno para el que solicita la aprobación
de la Cámara. En este sentido considera el
momento adecuado de trabajar para acercarnos al
pleno empleo; de invertir en educación, innovación,
comunicaciones, cultura y medio ambiente; de promover
el bienestar de los españoles y la igualdad de
oportunidades en una sociedad más solidaria; de
conseguir una Administración moderna adaptada a
un Estado de las autonomías dotado de un modelo
de financiación renovada, y de fortalecer la proyección
internacional de España para ser más protagonistas
en un mundo abierto. Estos objetivos quiere
alcanzarlos con un proyecto político de centro reformista
que pretende impulsar mediante el diálogo. Es
un proyecto que persigue expandir las libertades en
todos los ámbitos, que defiende la iniciativa individual
y el protagonismo de la sociedad, que trabaja
por una sociedad integrada y solidaria y que es
consciente de que no hay mejor política social que
la que alienta la creación de empleo. De ahí que el
diálogo siga siendo pauta de comportamiento del
Gobierno, ofreciéndolo a todos los grupos parlamentarios
y a los interlocutores sociales.

En la línea expuesta, El Partido Popular y Coalición
Canaria han suscrito un pacto de legislatura
cuyos contenidos se plasmarán en las correspondientes
iniciativas legislativas y acciones de gobierno.

Asimismo han comprobado la existencia de objetivos
comunes con el programa de Convergència i
Unió, constituyendo el compromiso de Ciu en la
modernización de nuestra sociedad una aportación
valiosa para alcanzar las metas propuestas.

Seguidamente expone el programa concreto de
reformas que promoverá el Gobierno si la Cámara
le otorga su confianza, abordando las mejoras institucionales
que sirvan para que nuestra democracia
funcione de manera más eficaz, destacando tres
cuestiones en las que considera imprescindible un
amplio consenso legislativo, como son la regulación
electoral, la financiación de los partidos políticos y
la revisión del sistema público audiovisual.

Otra cuestión capital para fortalecer el Estado de
Derecho es la justicia, donde se ha de llevar a cabo
un importante esfuerzo para conseguir un servicio
público de calidad, moderno y eficaz, mediante un
decidido programa de inversiones y reformas, ofreciendo
a todos los grupos parlamentarios un pacto
de Estado para alcanzar una justicia independiente,
rápida y eficaz, que sea la garantía última de los
derechos y libertades.




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Conforme a su programa electoral, se propone asimismo
concluir el proceso de transferencias a las
comunidades autónomas y dar estabilidad al modelo
de financiación autonómica, así como el fortalecimiento
de los municipios, dotándolos de mayores
capacidades de gestión.

En materia de política económica, y junto a la política
presupuestaria, son necesarias reformas estructurales
modernizando nuestro sistema fiscal, liberalizando
mercados y aumentando la competencia,
mejorando el mercado de trabajo y promoviendo la
creación de nuevas empresas. Si la reforma fiscal fue
protagonista de la pasada legislatura, en ésta volverá
a serlo, y anuncia ya que el nuevo impuesto sobre
la renta será el primer paso de una reforma más
general de nuestro sistema tributario, al estar hoy
casi todos de acuerdo en que con menos impuestos la
economía funciona mejor. También la liberalización
de los mercados de bienes y servicios es fundamental
para conseguir mayor competencia, menor inflación
y más dinamismo económico. Por tanto, en esta
legislatura se culminarán los procesos de liberalización
ya iniciados y se acometerán otros nuevos.

Respecto a la reforma del mercado de trabajo, que
tuvo un excelente punto de partida en los acuerdos
de 1997, insiste en que el diálogo social contribuye
a la creación de empleo y va a seguir siendo el método
de trabajo.

Expone a continuación el señor Aznar que nuestra
realidad demográfica y la evolución del mercado
laboral hacen que España necesite un creciente
número de inmigrantes. Precisamente ahora no podemos
olvidar que en otros tiempos muchos españoles
salieron de nuestras fronteras para trabajar y ganarse
la vida. Hoy hemos de prepararnos para ser un
país de acogida, a sabiendas de que quienes vienen a
trabajar contribuyen a nuestra prosperidad y enriquecen
nuestra sociedad. Este fenómeno de la inmigración
exige, pues, una política de Estado que quieren
desarrollar con el máximo acuerdo de las fuerzas
políticas parlamentarias, y para desarrollarla se propone
crear una delegación del Gobierno para la inmigración
que coordine la cooperación entre los órganos
y administraciones competentes en la materia.

Igualmente es necesaria la modernización del sistema
de protección social. Nuestro sistema de pensiones
tiene hoy una base social sólida y, por primera
vez, está siendo capaz de equilibrar sus cuentas. El
Pacto de Toledo ha demostrado ser un foro adecuado
para acometer reformas necesarias, dentro de un
ámbito de acuerdo y diálogo, y anuncia por tanto su
convocatoria inmediata.

Respecto a la sanidad, tan decisiva para la calidad
de vida y bienestar de los españoles, propone extender
las nuevas formas de gestión, cuyas claves son
la autonomía de los centros y el mayor compromiso
y motivación de los profesionales en el marco del
aseguramiento público universal.

En relación con las nuevas ideas y tecnologías, afirma
que invertir en futuro significa apostar por cinco
ejes estratégicos, como son la educación, la innovación,
las comunicaciones, el medio ambiente y la cultura,
campos que marcarán la diferencia de la España
de hoy y la de dentro de 20 años. De ahí que sea
más importante que nunca que nos preocupemos por
la educación, que no sólo debe llegar a todos, sino
también mejorar su calidad para lograr una sociedad
integrada con auténtica igualdad de oportunidades
y mayor bienestar. Insiste en el papel básico de
las humanidades como enseñanza a fortalecer y la
necesidad de asegurar el dominio de al menos una
lengua extranjera. Igualmente es necesario dotar a
España de un moderno sistema de formación profesional
de alta calidad y prestigiado socialmente
Por otra parte, España tiene que dar en los próximos
años un impulso definitivo a la modernización
de su sistema de comunicaciones, ya que no habrá
una España cohesionada sin una vertebración territorial
garantizada por unas adecuadas comunicaciones.

Igualmente decisiva para el progreso y
modernización de España es una acción decidida a
favor de nuestro medio ambiente, anunciando que se
abordará resueltamente el abastecimiento y la calidad
del agua, a cuyo fin presentarán inmediatamente
un plan hidrológico nacional basado en criterios
racionales y solidarios y para el que buscarán el
mayor acuerdo posible.

Alude finalmente a nuestra participación en las instituciones
internacionales y de seguridad de nuestro
entorno, al servicio de cuyos objetivos se continuará
con la mejora de nuestras Fuerzas Armadas, siendo
propósito del Gobierno adelantar el fin del servicio
militar obligatorio al próximo año.

Termina el señor candidato a la Presidencia del
Gobierno manifestando que no ha presentado un
programa conformista ni meramente continuador de
lo ya realizado, sino que se trata de un proyecto
serio y coherente que permitirá a España entrar con
normalidad y buenas oportunidades en el siglo que
comienza. Para llevarlo adelante solicita la confianza
de la Cámara.




Se suspende la sesión a las doce y treinta y cinco minutos
del mediodía.




Se reanuda la sesión a las cuatro y treinta minutos de
la tarde.




Interviene el señor Martínez Noval en nombre del
Grupo Socialista del Congreso. Sus primeras palabras
son de reconocimiento y de felicitación por la
mayoría alcanzada por el Partido del Grupo Popular
el 12 de marzo, deseando superar viejas actitudes que



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llevaron a que los que aspiraban a la investidura en
las legislaturas de 1989 y de 1993 no recibieran felicitación
alguna por parte del portavoz del Grupo
Popular. Dicho esto se suma a las palabras del candidato
en relación con el estado de las libertades y en
defensa de la Constitución, felicitándose asimismo
por el nefasto resultado que han obtenido los violentos
en el proceso electoral. Asimismo brinda el apoyo
de su grupo en la política de lucha contra el terrorismo,
deseando participar en las decisiones que se puedan
tomar en esa materia y mostrando su voluntad de
ser leales con el presidente y con su Gobierno en el
desarrollo de la política antiterrorista.

A continuación recuerda que la voluntad de consenso
y de acuerdo puesta de manifiesto en el discurso
del candidato ya fue ofrecida por el mismo candidato
a la presidencia en el año 1996, preguntándose
qué fue de aquellas buenas intenciones y llamando
la atención sobre los pactos ya cerrados con algunos
grupos parlamentarios, lo que dificulta en alguna
medida la posibilidad de acercar las posiciones
de sus respectivos grupos. Se extiende en explicaciones
sobre lo que significa el consenso y muestra la
conformidad de su grupo para alcanzar un acuerdo
en torno a la reforma de la Ley Orgánica del Régimen
Electoral General. En cuanto al tema audiovisual
explica con claridad que sólo habrá acuerdo si
se trae a la Cámara el nombramiento del director
general de Radiotelevisión Española, el nombramiento
por consenso del Consejo Nacional de lo
Audiovisual y si se acercan posiciones en cuanto a
la viabilidad financiera del Ente Público Radiotelevisón
Española. Muestra la conformidad de su
grupo en relación con la reforma del Reglamento de
la Cámara, del que, dice, quedan pocas cosas por
negociar, recomendando huir de la viciosa inclinación
a legislar por la vía del decreto. Se refiere asimismo
a la reforma del Senado y al pacto sobre la
justicia, congratulándose de la ausencia en el discurso
del candidato de referencia alguna al procedimiento
de elección de vocales del Consejo General
del Poder Judicial. Sin embargo, advierte, no habrá
ningún pacto en materia de justicia si el señor Cardenal
sigue siendo fiscal general del Estado.

Pasa a referirse a la financiación autonómica. Están
dispuestos a consensuar un nuevo sistema de financiación
que se fundamente en cuatro principios: el
de la suficiencia financiera, el de la autonomía
financiera, el de la solidaridad internacional y el de
la coordinación en materia de deuda, teniendo que
ser ésta una negociación multilateral con todas las
comunidades autónomas.

Da su conformidad al Pacto de Toledo, pero sobre la
base de que se llegue primero a un acuerdo político
que conduzca a la negociación con los agentes sociales
de las modificaciones concretas de la Ley General
de la Seguridad Social y recomienda al señor
Aznar que, hablando de Seguridad Social y de
empleo, no se establezca una relación tan poco rigurosa
a veces entre empleo y situación financiera de
la Seguridad Social, porque a corto plazo sí es
importante que crezca el empleo para incrementar la
recaudación, pero a largo plazo lo más importante
para sostener financieramente un sistema público de
Seguridad Social es la evolución de la productividad.

No está de acuerdo con la modificación de la Ley de
Extranjería ni con la propuesta sobre el acuerdo
nacional sobre la formación profesional si ésta es la
que se hizo en el artículo 50 de la reciente Ley de
acompañamiento de los Presupuestos Generales
para el año 2000, por la que se modificó el artículo
32 de la Logse.

A continuación se refiere al reforzamiento de la
competencia y a la liberalización del mercado eléctrico,
recordando que siguen sin liberalizar los sectores
del mercado eléctrico que se refieren a transporte
y distribución y se muestra partidario de
trasladar competencias desde el servicio del Ministerio
de Economía y Hacienda al Tribunal de la
Competencia.

Se pregunta por el Plan director de infraestructuras,
al que no ha aludido el señor candidato en su discurso
y sobre el que les gustaría discutir. Están de
acuerdo en pactar un plan hidrológico nacional,
pero recuerda que aún están esperando una ley de
responsabilidad por daños al medio ambiente que el
presidente del Gobierno se comprometió a enviar a
la Cámara en el debate sobre el estado de la nación
del año 1998.

Dejando ya las materias que pueden ser objeto de
consenso, pasa a referirse a lo que él considera
carencias fundamentales del discurso de investidura
en relación con los problemas de los españoles,
como la dificultad de un número significativo de
familias españolas para llegar a fin de mes, la duración
media de los contratos que proceden de las
empresas de trabajo temporal, que es de diez días,
la subida de la inflación, el deterioro de la balanza
comercial, la subida del tipo de interés que regula el
coste de las hipotecas, el escaso rendimiento obtenido
por la vía del concurso en las licencias de telefonías
móviles, la violencia doméstica, la petición de
profesores y alumnos en Barcelona de más recursos
públicos para una escuela pública de calidad, la
intolerancia de los jóvenes, la falta de atención psiquiátrica
a los niños y jóvenes o la situación de los
inmigrantes subsaharianos o marroquíes que pierden
la vida en el Estrecho de Gibraltar o cruzando
el Atlántico hacia las islas Canarias. Finalmente se
refiere al relevo del fiscal del Supremo por el fiscal
general por intentar inculpar al ministro en funciones,
señor Piqué, y anuncia su voto negativo a la
investidura del candidato como presidente del
Gobierno de España.




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Contesta el señor Aznar López.




Replica el señor Martínez Noval y duplica el señor Aznar López.




En nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió)
interviene el señor Trías i Vidal de Llobatera. Comienza reiterando
su felicitación al Partido Popular por el triunfo por mayoría
absoluta que le han otorgado las urnas, a la par que agradece al
candidato a la Presidencia del Gobierno la oferta de colaboración
realizada a todos los grupos parlamentarios para los grandes temas de
Estado. Tal oferta de apertura y colaboración deberá tomar cuerpo y
confirmarse con el diálogo, la negociación y el acuerdo, actitudes
para las que siempre encontrarán una predisposición constructiva
y positiva en el Grupo de Convergència i Unió), como ha ocurrido en las
pasadas legislaturas. Como objetivos principales y prioritarios de su
Grupo parlamentario menciona, en primer lugar, la profundización en
las políticas encaminadas a afrontar la convergencia real con Europa,
garantizar un crecimiento estable y equilibrado y ganar en
competitividad. En segundo lugar, la inversión en infraestructuras,
para lo que durante el periodo 2000-2006 recibiremos nueve billones
de pesetas procedentes de los fondos de cohesión de la Unión Europea,
ya que las infraestructuras significan equilibrio territorial,
competitividad, calidad de vida y futuro. En tercer lugar, y
valorando como muy positivos los avances logrados en el ámbito de la
creación de empleo y reducción del paro en los últimos años, piensa
que debiera imprimirse un nuevo impulso en la lucha a favor del
empleo estable, dando prioridad a la incorporación de la mujer al
mercado laboral y destacando aquí el papel a jugar por las pequeñas y
medianas empresas. Para ser competitivos es necesario también que el
Gobierno apoye decididamente y con mayores recursos la educación y la
formación en todos sus niveles, puesto que la formación es la
principal inversión de futuro en nuestro país y en la sociedad
global. Alude por otra parte a dos cambios que considera
fundamentales en los próximos años, como son en primer lugar la
revolución tecnológica como gran protagonista de nuestra sociedad y,
en segundo lugar, la organización y reorientación de los servicios
públicos de acuerdo con los cambios demográficos que están teniendo
lugar y que continuarán en los próximos años y donde se deberá buscar
la corresponsabilidad de los sectores afectados y de los agentes
sociales. Especialmente sensibles debieran ser en la priorización de
políticas sociales en ámbitos como el de la reforma de las pensiones
a través del Pacto de Toledo, aportando soluciones al
colectivo de pensionistas que perciben cantidades menores y a los
perceptores de pensiones de viudedad. Igualmente debe favorecerse el
acceso a la vivienda a precios asequibles, especialmente para los más
jóvenes. En otro orden de cosas, desde su grupo parlamentario
apuestan por un pacto de Estado para la integración social de la
inmigración, implicando a todas las administraciones, partidos
políticos y agentes sociales. Proponen, por otro lado, un nuevo
modelo de Administración surgida del consenso y el pacto, así como la
necesaria, pendiente e inaplazable reforma de la justicia. Concluye
haciendo hincapié en su apuesta para avanzar en una concepción de
España como Estado plurinacional desde un talante abierto y
dialogante y una actitud positiva como siempre han mantenido. Termina
haciendo una apuesta comprometida por el futuro del País Vasco, por
el fin de la violencia que atenaza su sociedad, violencia y
terrorismo que condenan con toda rotundidad, y para que sus
representantes políticos diriman sus diferencias y proyectos en base
al diálogo. Asimismo el Grupo Parlamentario Catalán quiere manifestar
su pleno apoyo una vez más al nacionalismo democrático vasco, al
entender que no habrá futuro posible sin su concurso.




Contesta el señor Aznar López.




Replica el señor Trías i Vidal de Llobatera y duplica el señor Aznar
López.




El señor Frutos Gras, en representación del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida, comienza realizando dos afirmaciones que
parten de su análisis de los resultados electorales. En primer lugar,
Izquierda Unida no tiene la misma fuerza que tuvo después de las
elecciones de marzo de 1996, por no haber tenido los votos
suficientes para ello, pero cuando una política se considera justa se
debe defender, y es lo que van a hacer desde este momento. La segunda
afirmación es que Izquierda Unida se ratifica en su oposición desde
la izquierda a las políticas conservadoras del Gobierno del Partido
Popular y de los Grupos que le apoyan y por ello votarán en contra de
la investidura del señor Aznar, intentando que sus propuestas avancen
en la conciencia de la gente, corrigiendo errores y mejorando los
métodos para intentar llegar al conjunto de la ciudadanía. Izquierda
Unida ha propuesto cosas posibles de conseguir y que son necesarias
para mejorar la vida de los ciudadanos, defiende una economía al
servicio de toda la sociedad y denuncia enriquecimientos ilegales
o en todo caso inmorales como los producidos a través de
privatizaciones y especulaciones de todo tipo, como es el caso
concreto de Telefónica. Proponen una serie de medidas en empleo,
derechos laborales



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y sociales, salarios y pensiones partiendo de la
realidad de datos incontestables, frente a la reducción
de la protección al desempleo que se ha producido
y a la anunciada reforma con abaratamiento
del despido, la desregulación del salario y la movilización
funcional y geográfica. Mantienen la propuesta
de una ley de 35 horas sin pérdida salarial,
la generación de empleo fijo y sólido con derechos y
garantías y la eliminación de la desigualdad laboral
y salarial entre hombres y mujeres. Proponen además
la supresión de las empresas de trabajo temporal
y el desarrollo de la ley de prevención de accidentes
laborales a través de la limitación de las
subcontrataciones.

Se refiere seguidamente a las prestaciones sanitarias
públicas y a la necesidad de una reforma a
fondo, así como a la educación, pidiendo la potenciación
del sector público para atender a las necesidades
de los hijos de los trabajadores y conseguir
una verdadera igualdad de oportunidades, junto a
la necesidad de incrementar de manera significativa
el gasto en investigación y desarrollo.

En materia de impuestos Izquierda Unida defiende
una política antagónica a la del Partido Popular, ya
que las reformas fiscales emprendidas dificultarán
la existencia de recursos para hacer factibles las
inversiones necesarias, especialmente en gastos
sociales.

Proponen por otro lado el cierre gradual de las centrales
nucleares y la aprobación del plan hidrológico
nacional ante la escasez de un bien esencial como
es el agua. Igualmente proponen una política de paz
y solidaridad de la Unión Europea que contribuya a
la solución de los problemas que afectan a zonas y
países empobrecidos y en conflicto, preguntando en
este punto qué se piensa hacer con la ley de extranjería.

Finalmente alude a las reformas de la ley electoral,
del modelo de radio y televisión, de la justicia y de
la financiación autonómica, proponiendo en este
punto el avance hacia una España federal en la que
Euskadi encuentre su mejor encaje.

Contesta el señor Aznar López.

Replica el señor Frutos Gras y duplica el señor Aznar
López.

En nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV)
interviene el señor Anasagasti Olabeaga. Comienza
su intervención resaltando las diferencias que
existen entre la investidura del candidato de hace
cuatro años y la de ahora. Entonces el Partido
Popular no tenía mayoría absoluta y necesitaba del
apoyo del Grupo Parlamentario Vasco. Asegura que
su Partido apoyó al señor Aznar y firmó los acuerdos
porque creyó en él, en su buena voluntad y en su
visión de Estado. Después de cuatro años reconoce
que se cumplió la primera parte del acuerdo, pero
no así la segunda, que es el desarrollo estatutario.

Explica que el estatuto de autonomía, además del
haber competencial, se configuraba como expresión
de la nacionalidad, dejando abierta la posibilidad
de confluencia de los territorios de Vizcaya, Álava,
Guipúzcoa y Navarra, si así lo decidían libremente
los ciudadanos y ciudadanas, haciéndose una mención
expresa en la disposición adicional de que la
aceptación del presente régimen de autonomía no
implicaba la renuncia del pueblo vasco a los derechos
que, como tal, le hubieran podido corresponder
en virtud de su historia. Asegura que el Estatuto
de autonomía de Gernika ha permitido desarrollar
un elevado nivel de autogobierno competencial,
pero no es menos cierto que el estatuto de autonomía
ha generado frustración no sólo entre los que
no lo votaron sino también en una parte muy importante
de las personas que apostaron por él, en primer
lugar, porque el actual desarrollo del Estado de
las autonomías no responde exactamente al modelo
que se intentó dibujar en la Constitución; en segundo
lugar, porque, como consecuencia de lo anterior,
el Estatuto de Gernika tiene el lamentable honor de
ser la única ley orgánica que después de veinte años
todavía no ha sido cumplida por el Estado; en tercer
lugar, porque el proceso de transferencias, aún sin
culminar, ha estado condicionado permanentemente
a la obtención de contrapartidas políticas y al pago
de peajes que nada tienen que ver con el cumplimiento
de una ley orgánica y, en cuarto lugar, porque
se ha quebrado unilateralmente el nivel de autogobierno
reconocido en el estatuto a través de la
aprobación unilateral de leyes básicas por la Administración
central y mediante la permanente judicialización
del ejercicio del autogobierno.

Da una serie de explicaciones sobre la decisión de
su partido de no parar hasta lograr que no haya
violencia en Euskadi, pese a quien pese y pese a que
se tenga que hacer frente a todas las contingencias
de una apuesta arriesgada, incomprendida,
vilipendiada y machacada, hecha fundamentalmente
desde la buena fe y la consciente apuesta política.

Acusa al señor Aznar de inmovilista ante la
oportunidad única en la historia de 40 años de ETA
de contar con año y medio sin atentados mortales.

Considera que debería haber apostado más
fuertemente y, sobre todo, creado un mínimo clima
de confianza, como se aprobó en la moción suscrita
por el Partido Popular, El Partido Socialista,
Izquierda Unida, el Grupo Mixto, Convergència i
Unió y el PNV en noviembre de 1998, acuerdo que
el Gobierno del Partido Popular no ha cumplido.

Parafraseando a monseñor Uriarte, manifiesta que
la tregua se rompió por el maximalismo etarra y por
la inflexibilidad del Gobierno, definición exacta de



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una situación de bloqueo de dos extremos en donde
no hay espacio para los que intentan quedarse en la
mitad.

En contra de las palabras del señor Aznar sobre que
una de sus prioridades en esta legislatura es la
pacificación del País Vasco, asegura que la realidad
es muy otra, y le acusa, entre otras cosas, de
demonizar metodologías de trabajo como Lizarra
sin aportar ninguna alternativa, de unir el concepto
de nacionalismo con el de violencia, de descalificar
desde el propio Gobierno al que rompe el
pensamiento único, de fomentar el enfrentamiento,
de intentar convertir el nacionalismo en un sano
regionalismo autonómico o, de lo contrario,
excluirle, o de no cumplir la moción aprobada sobre
el acercamiento de presos, permitiéndose, eso sí,
hacer de mediador en el Medio Oriente, aconsejar a
Jospin sobre los corsos o ayudar en la negociación
entre los paramilitares y el Gobierno colombiano,
criticando asimismo la celebración de la Navidad en
Belén con Yaser Arafat y la falta de sensibilidad ante
otros hechos como, por ejemplo, la nula presión
para que se celebre el referéndum de
autodeterminación del antiguo Sahara, la postura
tibia en el caso Pinochet o su silencio respecto a
Chechenia o ante la situación del pueblo kurdo.

Le recuerda al candidato a la presidencia que tras
el resultado de las últimas elecciones, en las que la
sociedad española ha revalidado el proyecto del
Partido Popular, tiene un gran margen de maniobra
y, por tanto, una enorme responsabilidad en la
solución de los problemas pendientes, como es el
caso del encaje de Euskadi en el Estado. Considera
llegado el momento de encarar con seriedad la
solución de un conflicto que emponzoña gravemente
la convivencia y la normalización en el seno de la
sociedad vasca y de la sociedad española.

Por último se refiere a los tres puntos de la moción
aprobada en noviembre de 1998 por todos los
grupos parlamentarios: el acercamiento de presos,
la situación de las víctimas del terrorismo y la
creación de un diálogo, y asegura que no se ha
hecho caso de aquella moción. Reconoce las
complicaciones y dificultades que entraña plantear
este tipo de argumentación en el momento en que
ETA decide romper la convivencia, pero asegura
que no hay que quedarse quietos y es necesario
crear un foro donde todos los partidos políticos
sean capaces de mirarse a los ojos y llegar a la
superación de los conflictos.

Contesta el señor Aznar López.

Replica el señor Anasagasti Olabeaga y duplica el
señor Aznar López.

En nombre del Grupo Parlamentario de Coalición
Canaria, el señor Mauricio Rodríguez comienza
felicitando al señor Aznar por haber ganado legítimamente
las elecciones, explicando seguidamente
los motivos por los que Coalición Canaria votará a
favor de su investidura como presidente del Gobierno
y por qué ha suscrito un pacto de legislatura para
los próximos cuatro años.

Piensa que en el discurso del señor Aznar está el
potenciar la proyección internacional de España,
modernizar la economía y la sociedad españolas,
avanzar hacia el pleno empleo, garantizar el
sistema de pensiones públicas, conseguir un pacto
para definir el modelo territorial del Estado,
garantizar el Estado de bienestar y, finalmente,
reforzar y perfeccionar el sistema democrático. Se
refiere con amplitud a cada uno de esos objetivos,
mencionando por qué y en qué condiciones su
Grupo parlamentario va a apoyar la investidura y
el pacto de legislatura.

Termina el señor Mauricio aludiendo al tema de la
mayoría absoluta y la necesidad de controles,
puesto que el problema de las mayorías absolutas
puede ser la prepotencia. En todo caso Coalición
Canaria planteará, cuando sea necesario y con
toda firmeza, la crítica a la acción del Gobierno,
partiendo del reconocimiento de que hay muchas
cosas que se pueden cambiar y otras que habrá que
aplazar.




Se suspende la sesión a las once y cincuenta y cinco
minutos de la noche.




Se abre la sesión a las once y treinta y cinco minutos
de la mañana.




- JURAMENTO O PROMESA DE ACATAMIENTO
DE LA CONSTITUCIÓN DE
SEÑORES DIPUTADOS. (Número de expediente
000/000073.)



La señora PRESIDENTA: Se abre la sesión.




Asunto previo al orden del día: Juramento o promesa
de acatamiento a la Constitución.




Conforme al artículo 20.1.3. o del Reglamento, se
procede al llamamiento del diputado, proclamado electo
por la Junta Electoral Provincial de Cantabria, don
Jesús López-Medel Bascones, para prestar juramento o
promesa de acatar la Constitución.

¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?



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El señor LÓPEZ-MEDEL BASCONES: Sí, juro.




La señora PRESIDENTA: Don Jesús López-Medel Bascones ha adquirido la
condición plena de diputado. (Aplausos.)



- DEBATE SOBRE LA INVESTIDURA DEL CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL
GOBIERNO. (Número de expediente 080/000001.)



La señora PRESIDENTA: El único punto del orden del día lo constituye
el debate para la investidura del candidato a la Presidencia del
Gobierno.

El debate se desarrollará conforme a lo dispuesto en los artículos
170 a 172 del Reglamento del Congreso de los Diputados. Y, en cuanto
a la votación, en los artículos 85.2 y 86 del citado Reglamento. De
acuerdo con tales preceptos, se procederá, en primer lugar, a la
lectura de la propuesta del candidato a la Presidencia del Gobierno y
a continuación el candidato propuesto expondrá el programa político
del Gobierno que pretende formar y solicitará la confianza de la
Cámara. Finalizada esta intervención, la sesión se interrumpirá para
continuar esta tarde.

En consecuencia, ruego al señor secretario primero de la Cámara que
proceda a la lectura de la propuesta de candidato a la Presidencia
del Gobierno.




El señor SECRETARIO (Oliart i Pons): De acuerdo con lo establecido en
el artículo 99 de la Constitución, una vez celebradas las consultas
con los representantes designados por los grupos políticos con
representación parlamentaria, vengo en proponer al excelentísimo
señor don José María Aznar López como candidato a la Presidencia del
Gobierno. Lo que comunico para que, a través de vuestra excelencia,
se formule al Congreso de los Diputados la oportuna propuesta.

Madrid, a 12 de abril de 2000. Juan Carlos, Rey. La presidenta del
Congreso, Luisa Fernanda Rudi Úbeda.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor secretario.

Para la exposición del programa político del Gobierno que pretende
formar y para solicitar la confianza de la Cámara, tiene la palabra
el candidato, don José María Aznar López.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señoras y señores diputados, comparezco hoy ante
la Cámara con objeto de solicitar su confianza para formar Gobierno,
conforme a lo dispuesto en el artículo 99 de la Constitución.

El pasado 12 de marzo, los españoles han tenido de nuevo en sus manos
todo el poder para decidir. Votaron en libertad, después de conocer
los programas con los que las diferentes candidaturas concurrieron a
las urnas. Nada hay de extraordinario en ello en una democracia
consolidada como la nuestra, pero no creo que esté de más
ponerlo de relieve. La historia contemporánea de nuestro país no ha
sido, por desgracia, ni fácil ni pacífica. Sin embargo, a la altura
del cambio de siglo, España tiene un régimen de libertades políticas
arraigado y firme. Es a este régimen democrático, el de la
Constitución de 1978, al que debemos nuestra libertad, nuestra
prosperidad y nuestra convivencia. Y ese es un mérito de todos los
españoles.

Toda elección es una victoria de la democracia. Y esta vez lo ha sido
muy especialmente en el País Vasco. Quienes durante tanto tiempo han
despreciado los derechos y las libertades individuales en esta
ocasión han querido silenciar la voz de los ciudadanos. Han
fracasado. En el País Vasco los ciudadanos han acudido a votar como
en cualquier otro lugar de España. Ha sido un comportamiento
profundamente cívico y democrático, que merece el reconocimiento de
todos. Hace veintidós años decidimos construir juntos el futuro. La
Constitución articuló jurídicamente un modelo de Estado democrático
en el que todos cupiéramos, en el que todos pudiéramos desarrollar
proyectos políticos diferentes, sin poner por ello en cuestión los
fundamentos de nuestra convivencia. La Constitución es el mejor marco
para ordenar en paz y en libertad la convivencia de los españoles. La
idea de España que queremos seguir compartiendo con las demás fuerzas
políticas es precisamente la que expresa la Constitución.

Pocas veces una sociedad ha tenido la ocasión de ver en tan poco
tiempo los frutos de un acierto colectivo. En poco más de una
generación el panorama de nuestro país ha cambiado sustancialmente.

Los españoles hemos podido desplegar todas nuestras energías para
impulsar el progreso de nuestra sociedad. Sin embargo, el terrorismo
ha pretendido quebrar las bases de nuestra convivencia y de la
concordia alcanzada con tanto esfuerzo. Con sus acciones criminales,
ha causado un grave daño a la sociedad española en su conjunto y muy
en particular un enorme sufrimiento a las víctimas inmediatas de sus
atentados. A todas las víctimas quiero ahora rendir tributo de honor,
como lo hizo el pueblo español en la pasada legislatura mediante la
ley aprobada por unanimidad de ambas Cámaras.

La sociedad ha adquirido en estos años una nueva conciencia de la
importancia del protagonismo cívico y de la movilización social
frente a la violencia terrorista. Esta cohesión, enraizada en el
marco constitucional y estatutario, sitúa la defensa del Estado de
derecho en el centro de nuestra acción política. La inmensa mayoría
de los ciudadanos vascos ha encontrado en su estatuto un sólido punto
de encuentro para la convivencia en paz y en libertad. Al margen de
la ley constitucional, de sus instituciones y de sus principios,
nadie podría sentirse seguro de que sus derechos serán respetados. Es
inaceptable que el marco jurídico y político que arroja tal balance
de adhesión esté siendo objeto de unaestrategia de ruptura que
pretende desbordar espacios



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de acuerdo tan laboriosamente construidos. Quienes se declaran
demócratas han de ser coherentes con sus principios, abandonando
cualquier estrategia que confirme a los terroristas en la idea de que
el uso de la violencia o la mera amenaza son instrumentos útiles para
alcanzar sus objetivos políticos. (Aplausos.)
La fortaleza y la tenacidad, asentadas en el consenso de Estado,
deben presidir la lucha infatigable contra la violencia etarra. La
firme aplicación de todos los medios que nos brinda nuestro Estado de
derecho y el desarrollo de la cooperación internacional nos permiten
combatir el terrorismo con renovada eficacia, que se ha de extender a
la persecución de quienes lo sostienen y le dan cobertura. Este
enfoque definirá la acción del Gobierno, tanto en su responsabilidad
al frente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como en
las iniciativas que en todos los ámbitos le corresponda promover.

Quiero ser muy claro: nuestro único enemigo es el terrorismo y su
desafío permanente a los derechos fundamentales y a las libertades
individuales. Y con la misma claridad quiero reafirmar el compromiso
del Gobierno con los valores y los principios en que se fundamenta la
vertebración constitucional de España como nación plural.

Señora presidenta, la nueva etapa que comenzamos requiere seguir
mirando al futuro. España se encuentra hoy ante una gran oportunidad.

Hemos contribuido a ello desde distintas orientaciones políticas. En
un marco de libertades y de pluralismo, los ciudadanos se han
esforzado por hacer posible su bienestar personal y el de sus
familias y con ello han hecho posible el progreso del conjunto de la
sociedad. Vivimos un momento de gran creatividad, que enriquece el
legado cultural del que somos herederos. Impulsamos iniciativas que
hacen que la Unión Europea avance. Contribuimos al fortalecimiento de
una comunidad iberoamericana, cuya voz se hace oír cada vez más en el
mundo. Participamos en la creación de un área de paz y prosperidad en
el Mediterráneo.

La pujante realidad de la sociedad española, nuestra historia
reciente y la existencia de un mundo más abierto que nunca hacen que
podamos y debamos plantearnos unos objetivos ambiciosos para esta
legislatura. Son los que propuse a los ciudadanos durante la campaña
electoral y la base del programa de Gobierno, para el que solicito la
aprobación de esta Cámara. Es el momento de trabajar para acercarnos
al pleno empleo. Es el momento de invertir en educación, innovación,
comunicaciones, cultura y medio ambiente, para construir el futuro.

Es el momento de promover el bienestar de los españoles y la igualdad
de oportunidades en una sociedad más solidaria. Es el momento de
conseguir una Administración moderna, adaptada a un Estado de las
autonomías dotado de un modelo de financiación renovado. Es el
momento de fortalecer la proyección
internacional de España, para ser más protagonistas en un mundo
abierto.

Señorías, quiero alcanzar estos objetivos con un proyecto político de
centro reformista, que pretendo impulsar mediante el diálogo. El
pasado 12 de marzo los españoles eligieron mayoritariamente una
opción política de centro. Se trata de un proyecto que persigue
expandir las libertades en todos los ámbitos, que defiende la
iniciativa individual y el protagonismo de la sociedad, que trabaja
por una sociedad integral y solidaria, que es consciente de que no
hay mejor política social que aquella que alienta la creación de
empleo. El diálogo seguirá siendo pauta de comportamiento del
Gobierno. Las reformas basadas en acuerdos son más sólidas y
duraderas. Ofrecemos un diálogo abierto a los grupos parlamentarios y
a los interlocutores sociales. Queremos impulsar un espíritu de
colaboración entre los partidos políticos, entre los poderes del
Estado, entre el Gobierno de la nación y las comunidades autónomas
y las corporaciones locales.

Como saben, el Partido Popular y Coalición Canaria han suscrito un
pacto de legislatura, cuyos contenidos, públicamente conocidos, se
plasmarán en las correspondientes iniciativas legislativas y acciones
de Gobierno. Asimismo, el Partido Popular y Convergència i Unió hemos
comprobado la existencia de objetivos comunes en nuestros respectivos
programas. Considero que el compromiso de Convergència i Unió con la
modernización de nuestra sociedad constituye una aportación valiosa
para alcanzar las metas que nos proponemos. Es posible y deseable
alcanzar acuerdos sólidos y duraderos, basados en el respeto mutuo a
nuestras ideas propias y al marco constitucional. Espero del Grupo
Parlamentario de Convergència i Unió una renovada colaboración, sobre
la base de la mantenida en los últimos años, con el propósito común
de contribuir al progreso de España.

Señora presidenta, quiero comenzar la exposición del programa de
reformas que promoverá el Gobierno, si la Cámara me otorga su
confianza, abordando las mejoras institucionales que sirvan para que
nuestra democracia funcione de una manera más eficaz. Queremos llegar
a acuerdos satisfactorios en torno a tres cuestiones, para las que un
amplio consenso en el Legislativo resulta imprescindible: la
regulación electoral, en particular las normas de ámbito local,
buscando fórmulas que permitan mejorar la gobernabilidad, la
estabilidad política y la participación de los ciudadanos; la
financiación de los partidos políticos, con la finalidad de asegurar
su máxima transparencia y delimitar los gastos electorales; la
revisión del sistema público audiovisual, porque, en un entorno
abierto por las nuevas tecnologías, es imprescindible la nueva
regulación de las televisiones y radios de titularidad estatal,
autonómica y municipal.

El Parlamento debe continuar siendo el centro de la vida política
nacional. Con la finalidad de agilizar la



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labor parlamentaria, tanto en su función legislativa como en la de
control político, debemos culminar la reforma de sus reglamentos.

Queremos asimismo proponer la regulación de la comparecencia previa
de los candidatos a aquellos puestos de las instituciones del Estado
reservados a la propuesta, aceptación o nombramiento de las Cámaras.

Desde ahora asumo en nombre del Gobierno el compromiso de facilitar
en todo lo posible el sometimiento de su acción política a los
mecanismos de control parlamentario, tal y como hemos venido haciendo
en la pasada legislatura. (Rumores.) Mi convicción es que un riguroso
control parlamentario es consustancial con el buen funcionamiento de
una democracia.

El debate en torno al Senado no debe permanecer abierto de manera
indefinida. Por ello, colaboraremos para encontrar en esta
legislatura las soluciones que contribuyan a mejorar su eficacia en
el ejercicio de las funciones que como Cámara parlamentaria y de
representación territorial le otorga la Constitución. También en este
punto quiero hacer expresa nuestra posición sobre la plena validez
del texto constitucional.

Señorías, quiero abordar ahora una cuestión capital para fortalecer
el Estado de derecho. Me refiero a la justicia, proclamada en la
Constitución como un valor superior de nuestro ordenamiento jurídico.

Existe una notoria insatisfacción en la sociedad española respecto al
funcionamiento de la Administración de justicia. Hemos llevado a cabo
un importante esfuerzo en estos cuatro años. Pero lograr que la
Administración de justicia preste un servicio público de calidad,
moderno y eficaz, nos obliga a continuar un decidido programa de
inversiones y de reformas.

El Gobierno traerá a esta sede parlamentaria iniciativas concretas en
dos parcelas de nuestro ordenamiento, para completar la actualización
de nuestro sistema legal básico. Promoveremos la reforma del proceso
penal, del sistema de penas y del control de su cumplimiento. Para
llevar a cabo la revisión del sistema de penas del Código Penal, el
Gobierno encomendará a una comisión técnica el correspondiente
estudio previo. Quiero también anunciar a la Cámara que, si me otorga
la confianza, el Gobierno la someterá con carácter inmediato la
ratificación del tratado por el que se constituye el Tribunal Penal
Internacional. También debemos completar la reforma procesal civil.

Necesitamos nuevos instrumentos legales que faciliten la rápida
solución de conflictos y garanticen la seguridad de la actividad
mercantil. Una nueva ley concursal, una nueva ley de jurisdicción
voluntaria y la reforma de la Ley de Arbitraje serán tres piezas
fundamentales para ganar certeza y seguridad en el tráfico económico.

Todo ello es imprescindible para mejorar nuestra competitividad y, en
consecuencia, para crear empleo. Igualmente nos proponemos completar
el desarrollo legislativo del título I de la Constitución. En
especial, el Gobierno impulsará una nueva regulación de los derechos
de petición, de asociación y de fundación.

Son tres derechos cuyo ejercicio contribuye a lograr una mayor
participación de la sociedad en el logro de los fines de interés
general.

Pero el conjunto de medidas al que me he referido no es suficiente.

La necesidad de perfeccionar el desarrollo del modelo constitucional
de justicia nos mueve a ofrecer a todos los grupos parlamentarios un
pacto de Estado. A todos interesa, y todos deberíamos contribuir a
ello, una justicia independiente, rápida y eficaz, que sea la
garantía última de los derechos y las libertades. El juez es pieza
angular en el Estado de derecho. Su papel se asienta sobre tres
cimientos: la independencia orgánica y de ejercicio, la
profesionalidad y la responsabilidad. La perfección de cada uno de
ellos contribuirá de modo determinante a que sea realidad el modelo
de justicia que deseamos para España. Para ello, si la Cámara me
otorga su confianza, se abrirán consultas sin dilación.

Garantizar las libertades de los ciudadanos y el disfrute efectivo de
sus derechos exige seguridad en sus ámbitos de convivencia. Luchar
eficazmente contra todas las formas de delincuencia es una obligación
indeclinable del Estado. El Gobierno intensificará la acción
preventiva contra todos los delitos y en particular contra los más
amenazadores, contra el tráfico de drogas, la delincuencia organizada
y la trata de seres humanos. Además, quiero expresar y reiterar
nuestro compromiso de luchar de forma integral y con la máxima
decisión contra la violencia doméstica, fenómeno que degrada a toda
la sociedad.

Señora presidenta, fortalecer la España constitucional es el mejor
legado que podemos ofrecer a las futuras generaciones. Los españoles
nos hemos dotado de un sistema institucional capaz de integrar la
pluralidad constitutiva de la nación española. El Estado de las
autonomías es una realidad plenamente asentada. España se ha
convertido en uno de los países más descentralizados del mundo. Las
comunidades autónomas están prestando ya servicios públicos, entre
otros la educación y la sanidad, que contribuyen de manera
determinante a la calidad de vida de los ciudadanos. Nuestra
obligación ahora es hacer que el Estado de las autonomías funcione
cada vez mejor, con arreglo a sus principios inspiradores. Estamos
concluyendo el proceso de transferencias. Estamos ya en una nueva
etapa, en la que debemos poner el acento en la asunción plena de las
responsabilidades de cada cual, en la cooperación, en las propuestas
de cohesión territorial, en la mejora del modelo común. Sólo así
podremos cumplir las misiones que corresponden a los poderes públicos
al servicio de los ciudadanos. El medio ambiente, la seguridad
alimentaria, la sanidad o la educación son ejemplos que nos muestran
que muchas de las nuevas realidades de una sociedad en cambio
requieren la colaboración de todas las administraciones.

El Gobierno, si obtengo la confianza de la Cámara, se propone
reforzar los órganos de cooperación entre elEstado y las comunidades
autónomas, en particular las



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conferencias sectoriales. Asimismo, promoverá un pacto entre todas
las fuerzas políticas parlamentarias y las comunidades autónomas para
dar estabilidad al modelo de financiación autonómica. Volveré a él
más adelante. No podemos olvidar que uno de los valores sobre los que
se asienta el Estado de las autonomías es el de la solidaridad. El
Gobierno tendrá en cuenta siempre este principio en la definición de
sus políticas. Porque todos somos parte de un proyecto común, los
beneficios de la prosperidad deben alcanzar a todos.

Durante los últimos 20 años también la vida local se ha revitalizado.

Su papel en la prestación de servicios será cada vez más importante
para atender nuevas necesidades y mejorar nuestros espacios de
convivencia. Conforme a nuestro compromiso electoral, nos proponemos
fortalecer el papel de los municipios. Es necesario, pues, avanzar
hacia un proceso descentralizador, que ha de establecerse desde las
comunidades autónomas hacia los entes locales. Ello nos obliga a
potenciar la autonomía local y dotar a los municipios de mayores
capacidades de gestión. Con tal finalidad, el Gobierno impulsará los
pactos locales autonómicos que consoliden el proceso de
descentralización. Buscaremos, con tal objeto, los más amplios
acuerdos con los partidos con representación parlamentaria.

El proyecto de reformas que propongo a la Cámara incluye también la
mejora de la eficacia de la Administración general del Estado.

Durante los últimos 20 años la naturaleza de su actividad ha cambiado
sustancialmente. Los ámbitos de gestión se han reducido al tiempo que
han aumentado las necesidades de análisis, prospectiva e impulso
normativo. Ello obliga a acometer reformas innovadoras, que han de
afectar tanto a los aspectos organizativos y orgánicos como a los de
funcionamiento. No obstante, la Administración general del Estado
sigue prestando servicios públicos esenciales para los que debemos
utilizar las tecnologías más modernas. Hoy ya muchos servicios son
accesibles sin necesidad de la presencia física del ciudadano y eso
debe ser general antes del final de la legislatura. Es muy importante
generalizar el uso de las telecomunicaciones, en particular de
Internet, una herramienta de singular importancia para acercar la
Administración a los ciudadanos.

Señorías, el empleo ha sido y seguirá siendo nuestro empeño en la
nueva legislatura. Porque estamos convencidos de que es el mejor modo
de evitar la exclusión social, porque estamos convencidos de que es
la mejor contribución al bienestar. Es este objetivo del empleo el
que explica nuestras principales actuaciones en el campo económico,
es el que da sentido a la estabilidad presupuestaria, a la política
de reformas estructurales, a la política de privatizaciones y a la
reforma fiscal. Nos proponemos avanzar en la modernización económica
y social de España dando un nuevo impulso al programa que iniciamos
en la legislatura anterior. Son reformas cuyo principal objetivo es
alcanzar el
pleno empleo en el curso de esta década. Cuatro años de política
económica reformista han dado sus frutos. No me extenderé en este
momento en los resultados de la pasada legislatura en términos de
empleo y progreso. Ahora es imprescindible continuar con las
reformas.

La experiencia ha demostrado que una política económica exigente, que
asegura la estabilidad presupuestaria, que devuelve iniciativa a la
sociedad, que administra con austeridad y que baja los impuestos
genera bienestar para todos. Haber creado más de la mitad de los
nuevos empleos europeos en los últimos cuatro años no es una
casualidad, sino las consecuencias directas de una política
determinada. Pero, si queremos la convergencia real, tenemos que
seguir avanzando más deprisa que el resto.

Esta será la legislatura del equilibrio presupuestario. Esto tiene un
sentido económico evidente, pero sobre todo tiene una importancia
política determinante. En España se han perdido muchas oportunidades
por culpa de una Hacienda mal financiada, raíz última de una economía
inflacionista, con una moneda débil e inestable y abocada al
proteccionismo. Nuestro país se ha comprometido en el Programa de
Estabilidad a conseguir el equilibrio presupuestario en el año 2002 y
el superávit en los siguientes. Hoy, sin embargo, quiero anunciar que
el Gobierno se propone adelantar la obtención del equilibrio
presupuestario al año 2001. Es posible, es necesario y es un esfuerzo
que tengo la convicción de que dará buen fruto.

Que desaparezca el déficit es sin duda importante, pero también lo es
rebajar la participación del sector público en la economía. Durante
los últimos cuatro años se ha reducido en cuatro puntos el producto
interior bruto. Así se estimula la creación de empleo y el aumento
del bienestar. Por eso, en esta legislatura nos proponemos situar el
gasto de las administraciones públicas por debajo del 40 por ciento
del producto interior bruto.

En el reciente Consejo Europeo de Lisboa nos hemos comprometido a
alcanzar la sostenibilidad de las cuentas públicas en el curso de los
próximos diez años. España ha impulsado ese compromiso y lo cumplirá.

Para ello, el Gobierno trabajará en la elaboración de un nuevo marco
normativo para la estabilidad presupuestaria, en una amplia reforma
de la financiación de las haciendas territoriales y en la
modernización de la protección social. Quiero anunciarles en este
sentido la remisión de una nueva ley general de estabilidad
presupuestaria, cuya finalidad será hacer perdurable lo que ya hemos
conseguido: la consolidación de las cuentas públicas, la
transparencia en la utilización de los recursos y la coordinación de
las políticas presupuestarias. También queda dentro de este nuevo
marco de estabilidad la reforma del modelo de financiación de los
entes territoriales. Todas las administraciones nos debemos
comprometer con un nuevo marco presupuestario que evite la
reaparición de los desequilibrios.




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En los últimos años, las transferencias del Estado han aumentado
rápidamente y en particular hacia las comunidades autónomas. Cuando
concluya este proceso, las administraciones territoriales gestionarán
tantos recursos como la Administración general del Estado, si
excluimos la carga de una deuda contraída para financiar a todos.

Hoy, los entes territoriales tienen garantizada la evolución de buena
parte de sus ingresos al ritmo del crecimiento del producto interior
bruto nominal, mediante transferencias del Estado. Esta fórmula
determina que el gasto de las administraciones territoriales esté
creciendo a mayor ritmo que el conjunto de los gastos del Estado.

Desde 1978 hemos ido construyendo un modelo de distribución de
responsabilidades políticas y de descentralización del gasto. Cuando
nos acercamos a su configuración definitiva, debemos revisar su
esquema de financiación con vocación de permanencia. Ello resulta
imprescindible si queremos mantener el equilibrio presupuestario y
reducir el tamaño del sector público. La importancia de esta reforma
nos demanda, desde luego, la voluntad de lograr un amplio acuerdo.

Una vez garantizado el principio de solidaridad que la Constitución
consagra, todo gobernante y todo ciudadano debe saber que la
responsabilidad de financiar los gastos adicionales de cada
administración debe depender de sus propios recursos y debe recaer
sobre sus propias bases fiscales. El nuevo modelo debería aumentar la
responsabilidad fiscal de cada cual. La transparencia es ineludible
para actuar según las pautas propias de una democracia madura y los
contribuyentes han de percibir una relación directa entre el nivel de
gasto de las administraciones territoriales, consecuencia natural de
su autonomía política, y la carga fiscal que los ciudadanos deben
soportar.

La financiación de las haciendas locales también espera su reforma,
que deseo que cuente con un acuerdo tan amplio como el que suscitó en
la pasada legislatura. Son innegables los problemas causados por un
sistema de financiación local que aún conserva elementos ciertamente
arcaicos. La eliminación del impuesto de actividades económicas para
el 90 por ciento de las pequeñas empresas y autónomos debe formar
parte de un proceso de revisión global de la financiación municipal.

Los ayuntamientos deben contar con recursos suficientes, sin por ello
distorsionar el dinamismo económico. En este mismo sentido, debemos
evitar que la financiación municipal incremente el coste del suelo.

La dificultad que hoy tienen los españoles para acceder a una
vivienda por causa de su precio no es irremediable. Los motivos por
los que el suelo y la vivienda son caros pueden ser abordados con el
concurso de todas las administraciones. Una reforma de las haciendas
locales como la que quiero plantear tiene que incluir, en
consecuencia, medidas apropiadas para que la oferta de suelo aumente
y para que la legislación urbanística facilite este proceso.




Se iniciarán conversaciones con la Federación Española de Municipios
y Provincias para establecer un esquema alternativo y moderno de
financiación. Un informe realizado por una comisión de expertos
servirá de base para lograr un nuevo texto de la Ley de Haciendas
Locales que se presentará al Parlamento durante la presente
legislatura.

Señora presidenta, el segundo gran instrumento de política económica
del que disponemos, junto a la política presupuestaria, son las
reformas estructurales. Necesitamos modernizar nuestro sistema
fiscal, liberalizar los mercados y aumentar la competencia, mejorar
el mercado de trabajo y fomentar el espíritu emprendedor, promoviendo
la creación de nuevas empresas.

La reforma fiscal fue protagonista de la pasada legislatura y en esta
volverá a serlo. Ya anunciamos que el nuevo impuesto sobre la renta
sería el primer paso de una reforma más general de nuestro sistema
tributario. Son cada vez más los países europeos que comprenden la
necesidad de unos impuestos más bajos y mejor diseñados para las
familias y para las empresas. Hoy casi todos estamos de acuerdo en
que con menos impuestos la economía funciona mejor.

Nos proponemos avanzar en la reforma del impuesto sobre la renta de
las personas físicas con una rebaja adicional de los tipos
impositivos, un mejor tratamiento fiscal a las familias e incentivos
más favorables al ahorro. Los pensionistas y los trabajadores con
menores rentas resultarán especialmente beneficiados.

El dinamismo de nuestra sociedad depende en buena parte de las
pequeñas y medianas empresas y de los profesionales autónomos. Más
del 90 por ciento de nuestras empresas lo son y proporcionan más del
70 por ciento de nuestro empleo. Es esencial para el bienestar de los
españoles que los marcos legal, fiscal y laboral tengan en cuenta
esta realidad. Necesitamos una sociedad que sepa apreciar y estimular
a los emprendedores. Actuaremos, en primer término, reduciendo los
impuestos que actualmente repercuten sobre ellas, eliminando el
impuesto de actividades económicas para el 90 por ciento de los
negocios y mejorando su tratamiento en el impuesto de sociedades. En
la pasada legislatura la reforma del impuesto sobre la renta de las
personas físicas tuvo en cuenta la prioridad de reducir el déficit
público. Del mismo modo, las reformas que acabo de enunciar se
pondrán en práctica acompasadas a la obtención del equilibrio
presupuestario.

Por su parte, el estatuto de la empresa nueva será uno de los
instrumentos esenciales de nuestra política para la pequeña y mediana
empresa. Queremos que sea suficiente registrarse en una única
ventanilla y que puedan operar en un plazo mínimo.

Creo que todas las administraciones públicas deben comprometerse a
facilitar la creación de nuevas empresas y, de acuerdo con este
principio, promoveremos un sistema de aplazamiento automático de los
impuestos que se deban satisfacer en los dos primeros años de



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ejercicio de la actividad, permitiendo su amortización en los
ejercicios siguientes.

Señora presidenta, la liberalización de los mercados de bienes y
servicios es fundamental para conseguir mayor competencia, menor
inflación y más dinamismo económico. Como saben SS.SS., el Consejo
Europeo recientemente celebrado en Lisboa así lo ha reconocido,
haciendo de su ambicioso calendario el núcleo de una estrategia de la
economía europea hasta el año 2010. España, junto con otros socios
europeos, está impulsando este proceso con el fin de alcanzar el
pleno empleo en torno, como digo, al año 2010.

En esta legislatura culminaremos los procesos de liberalización ya
iniciados y acometeremos otros nuevos.

En relación con el mercado de la energía se seguirán extendiendo a
todos los consumidores los beneficios de la liberalización del
mercado eléctrico. Del mismo modo, quiero anunciar mi intención de
romper el monopolio del sector del gas y abrirlo a la competencia
durante esta legislatura.

En materia de telecomunicaciones, la pasada legislatura ha sido
especialmente intensa y con resultados muy satisfactorios en lo que
se refiere a la creación de un mercado más eficiente. En la presente
se intensificará la competencia mediante redes alternativas de acceso
y la apertura de las infraestructuras existentes. Esto permitirá la
competencia en todo tipo de servicios, extenderá el uso de internet y
otros servicios de banda ancha, que constituirán la base sobre la
cual se tiene que asentar la sociedad de la información.

Asimismo abordaremos la liberalización de cuantas rigideces están
haciendo menos eficientes algunos mercados. La lucha contra la
inflación y la búsqueda de mejores servicios a precios más baratos va
a seguir siendo nuestro objetivo principal en este terreno.

El Gobierno tiene una responsabilidad indeclinable de supervisión y
vigilancia en favor de los intereses de los ciudadanos y de los
consumidores. Se trata de asegurar la competencia y de frenar
concentraciones de poder que la pueden poner en riesgo. Por ello,
potenciaremos decididamente los órganos de defensa de la competencia.

En coherencia con esta visión, vamos a culminar el proceso de
privatizaciones, que ha contribuido a que nuestra economía sea una de
las más dinámicas de Europa.

Señorías, la reforma del mercado de trabajo tuvo un excelente punto
de partida en los acuerdos de 1997. El diálogo social contribuye a la
creación intensa de empleo. Todos hemos aprendido de esta experiencia
y ahora sabemos más sobre las fórmulas que ayudan a crear empleo y
las que no lo hacen.

Esta legislatura tiene que ser igualmente fructífera en el ámbito
laboral. Necesitamos un mercado de trabajo más flexible y una
población activa más formada y adaptable o más «empleable». Para que
nuestro crecimiento económico siga traduciéndose en una creación
intensa de empleo debemos avanzar por dos vías:
las reformas en la normativa laboral y la potenciación de las
políticas activas.

Los acuerdos alcanzados en 1997 tenían dos objetivos fundamentales:
la estabilidad del empleo y la modernización de la negociación
colectiva. Tres años después, el balance es positivo, pero no debemos
conformarnos.




El nivel de desempleo para muchos colectivos sigue siendo
inaceptable. La reducción de la temporalidad ha sido insuficiente. La
incorporación de la mujer al mercado de trabajo, aunque avanza a buen
ritmo, se debe intensificar. Debemos estudiar y corregir las causas
por las cuales algunas regiones sufren aún niveles de paro muy
superiores a la media. El alarmante número de accidentes laborales
nos exige una decidida actuación.

Resolver los problemas que acabo de enunciar exige nuevas reformas
sin dilación. El método de trabajo va a seguir siendo el diálogo
social. Ya hemos iniciado los contactos con los agentes sociales,
pero, para avanzar al ritmo que todos queremos, antes de que acabe
este año habrá que adoptar medidas que ayuden a la creación de empleo
y a la reducción de la temporalidad. Por eso es urgente que se
alcancen esos acuerdos.

Lamentablemente, el desempleo afecta de forma especial a las mujeres.

Creo que se ha hecho mucho en estos cuatro años y con resultados
esperanzadores, pero hay que hacer mucho más. Queremos la
participación generalizada de la mujer en la vida laboral. Estamos
obligados a adoptar las medidas necesarias para romper las barreras
que todavía existen y para lograr su normalidad y su integración. La
conciliación de la vida laboral y familiar es indispensable para la
consecución de este objetivo. Es un asunto que nos concierne a todos
y nuestro futuro está condicionado en buena medida por cómo
afrontemos esta cuestión crucial.

Además, nuestro país tiene la natalidad más baja del mundo y debemos
promover condiciones que faciliten la conciliación de la vida laboral
con el cuidado de los hijos menores de edad. En particular, la
dotación de guarderías infantiles es insuficiente y durante los
próximos cuatro años impulsaremos decididamente las medidas y los
planes que mejoren la situación.

La maternidad no puede ser un obstáculo para la participación de la
mujer en el mundo laboral y, de acuerdo con nuestro compromiso
electoral, el Gobierno eliminará con carácter inmediato las
cotizaciones durante dos años por razón de maternidad, con
independencia de cuándo se produzca la incorporación o
reincorporación al mercado de trabajo de forma estable.

Nuestra realidad demográfica, así como la evolución del mercado
laboral, hacen que España necesite un creciente número de
inmigrantes. Ahora precisamente, no podemos olvidar que en otros
tiempos muchos españoles salieron de nuestras fronteras para trabajar
y ganarse la vida. Hemos de prepararnos para ser un país de acogida,
conscientes de que quienes vienen a trabajar



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contribuyen a nuestra prosperidad y enriquecen nuestra sociedad.

El fenómeno de la inmigración exige una política de Estado y queremos
desarrollarla con el máximo acuerdo de las fuerzas políticas
parlamentarias. Debe ser una política congruente con nuestra
capacidad de acogida y con los compromisos y responsabilidades que
España asumió en el Consejo Europeo de Tampere, lo que nos obliga a
adaptar nuestra legislación en materia de extranjería.

Para dotar de más eficacia las tareas que hemos de desarrollar en
esta materia, me propongo crear una delegación del Gobierno para la
inmigración, que coordine y promueva la cooperación entre los órganos
y administraciones competentes en la materia.

Señora presidenta, nuestro bienestar exige que trabajemos en la
modernización del sistema de protección social. A partir del año
2010, Europa afrontará un rápido envejecimiento de la población. El
último Consejo Europeo ha puesto en marcha una evaluación comparativa
de los sistemas de protección social para su modernización en el
horizonte de los años 2010 y 2020. Una política responsable nos exige
comenzar ya a diseñar medidas que contrarresten las consecuencias
sociales y financieras que de otra forma acarrearía este fenómeno.

Sólo con responsabilidad puede construirse una política solidaria que
afronte esta situación.

Nuestro sistema de pensiones tiene hoy una base sólida y por primera
vez está siendo capaz de equilibrar sus cuentas. En 1999 hemos
alcanzado el superávit presupuestario, hemos dotado un fondo de
reserva y hemos aumentado su cuantía a 100.000 millones de pesetas.

Es un paso adelante al que seguirán otros en los ejercicios
sucesivos.

El Pacto de Toledo ha demostrado ser el foro adecuado para acometer
reformas que todos sabemos necesarias, dentro de un ámbito de acuerdo
y de diálogo. Por eso quiero anunciar su convocatoria inmediata.

Tenemos mucho por hacer y es mucho lo que espera en este terreno la
sociedad española. Quiero decirles que las primeras líneas de trabajo
serán la revisión del sistema de prejubilaciones, la mejora de las
pensiones más bajas, así como las de viudedad, la posibilidad de
retrasar voluntariamente la edad de jubilación y el desarrollo y
extensión de los sistemas complementarios de previsión social.

Igualmente, estudiaremos las experiencias de reformas de las
pensiones en otros países europeos.

Señorías, todos los asuntos abordados hasta ahora inciden en el
bienestar de los españoles, pero la influencia de la sanidad en su
calidad de vida hace que sea juzgada con una especial sensibilidad.

En la pasada legislatura hemos consolidado financieramente el Sistema
Nacional de Salud y hemos sentado las bases de una reforma que
mejorará sustancialmente nuestros servicios sanitarios, ampliando las
prestaciones e incrementando la calidad en la atención a los
pacientes.

Nos proponemos ahora extender las nuevas formas de gestión, cuyas
claves son la autonomía de los centros y el mayor compromiso y
motivación de los profesionales. Un régimen de concurrencia de todos
los centros sanitarios, en el marco del aseguramiento público
universal, será determinante para mejorar la eficiencia de los
servicios y la atención a los ciudadanos.

Nuestro objetivo es que los pacientes puedan elegir cualquier centro
público o concertado por cuenta del Sistema Nacional de Salud. Ya se
ha reconocido a los pacientes el derecho a elegir otro hospital
público o concertado si no se le interviene en el plazo máximo de
seis meses, para operaciones no urgentes. Ahora queremos ampliar este
derecho también a las pruebas diagnósticas.




Creo que el valor de una sociedad tiene mucho que ver con la dignidad
que otorga a la vida de sus mayores. El aumento de esperanza de vida
de los españoles es una nueva realidad que hay que abordar con
enfoques innovadores. Debemos promover medidas de apoyo a las
familias que cuidan a las personas con carencias acusadas, así como
desarrollar -y desarrollaremos decididamente- los servicios de
atención sociosanitaria.

Señorías, antes he hablado de la profunda transformación que ha
experimentado la sociedad española en este último cuarto de siglo.

Ahora estamos inmersos en una auténtica revolución que nos está
abriendo las puertas de la sociedad de la información y del
conocimiento. Creo que España aborda este horizonte en unas
condiciones que nos permiten tener confianza en nosotros mismos y en
nuestra capacidad. Los españoles podemos superar con éxito los retos
que plantean las nuevas ideas y tecnologías en un mundo cada vez
menos condicionado por limitaciones de espacio y de tiempo. Pero no
podremos aprovechar este escenario de posibilidades si no proponemos
un programa de trabajo centrado en aquellos sectores que son
determinantes para construir este futuro. Invertir en futuro
significa apostar por cinco ejes estratégicos: la educación, la
innovación, las comunicaciones, el medio ambiente y la cultura. Estos
son los campos que marcarán la diferencia de la España de hoy y la de
dentro de 20 años.

Es más importante que nunca que nos preocupemos por la educación. No
hay mayor injusticia en la sociedad del conocimiento que una
educación deficiente. Y no podemos conformarnos con una educación que
llegue a todos, debemos proponernos mejorar su calidad. Un buen
sistema educativo y científico es esencial para lograr una sociedad
integrada, con igualdad de oportunidades, con mayor bienestar y que
progrese. Y tenemos que hacer entre todos que la educación del futuro
sea mejor de la que hemos heredado.

Este nuevo objetivo es tarea de toda la sociedad: de las familias, de
los profesores, de los agentes económicos y sociales, de las
instituciones culturales y educativas y de los poderes públicos.




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Para asegurar una formación completa, he de insistir en el papel
básico de las humanidades, cuya enseñanza habrá que fortalecer. Me
preocupa, en particular, el conocimiento de nuestro pasado común,
fundamental para construir el futuro. Necesitamos asegurar el dominio
de al menos una lengua extranjera, el uso de las nuevas tecnologías y
reforzar la educación en valores.Las nuevas generaciones necesitan
referentes sólidos sobre los cuales desarrollar sus capacidades en
una sociedad crecientemente compleja y plural. Nuestros jóvenes no se
merecen que les privemos de un bagaje común sobre el que cimentar el
proyecto pleno de oportunidades.




Con diálogo, y buscando los más amplios acuerdos posibles,
abordaremos reformas ineludibles. Porque necesitamos profesores
motivados, valorados por una sociedad que sabe que en sus manos están
las mejores posibilidades del mañana. Porque necesitamos que cada
centro educativo disponga del marco y de los medios adecuados para
desarrollar su tarea formativa, con un clima favorable al estudio y
la convivencia. Porque necesitamos un sistema educativo más flexible
y más adaptado a los intereses y vocaciones de los alumnos, más
atento, en definitiva, a la innovación.

Sabemos que la educación es un factor clave de cohesión social. Es en
las aulas donde se construye una sociedad, donde se aprende a
respetar las diferencias y donde se abren los horizontes a un mundo
cada vez más abierto.

Necesitamos también dotar a España de un moderno sistema de Formación
Profesional, de alta calidad y prestigiado socialmente. Sin una
formación a lo largo de toda la vida laboral no podremos alcanzar el
objetivo del pleno empleo. Esta es una de las carencias que está
obstaculizando la articulación entre los sistemas educativo y
productivo. Por ello, el Gobierno impulsará un acuerdo nacional para
desarrollar un nuevo sistema de Formación Profesional, en el que la
colaboración de los agentes sociales será de capital importancia.

Hemos puesto en marcha el distrito único y las becas de movilidad
para estudiantes y profesores. Necesitamos universidades mejores,
abiertas, que no tengan barreras de ningún tipo. Promoveremos, por
ello, una ley de universidades que vertebre el sistema español de
enseñanza superior, que promueva la calidad de la docencia y que
contribuya al moderno sistema de ciencia y tecnología.

Señorías, la responsabilidad del Gobierno también es trabajar para
que nuestro país participe en las mejores condiciones en la nueva
sociedad de la información, para que España no se quede atrás y para
que nadie en España se quede atrás. El ritmo cada vez más rápido del
cambio nos obliga a actuar con urgencia si queremos aprovechar
plenamente las oportunidades que se nos ofrecen.

La tarea de los próximos años no es otra que lograr una sociedad de
la información para todos, hacer posible
el acceso de los ciudadanos a las tecnologías de la información y
facilitar a los españoles que se beneficien del uso de las redes de
telecomunicaciones.

Una política de innovación es esencial para nuestro futuro. Tenemos
que acabar con la tradicional debilidad del sistema español de
ciencia y tecnología. Con el Plan de investigación, desarrollo e
innovación 2000- 2003 trabajaremos intensamente en este objetivo.

Queremos estimular la iniciativa privada y potenciar la incorporación
de investigadores a las empresas. Vamos a incrementar los recursos
públicos y a fomentar la inversión privada en investigación,
desarrollo e innovación. El propósito del Gobierno es que, al acabar
la legislatura, dediquemos a esta actividad el 2 por ciento de
nuestro producto interior bruto.

Para desarrollar todas las acciones necesarias para la consecución de
este objetivo, me propongo la creación de un nuevo ministerio de
ciencia y tecnología, que será responsable de la política científica
y tecnológica, de las telecomunicaciones y del impulso de la sociedad
de la información.

Señorías, España tiene que dar en los próximos años también un
impulso definitivo a la modernización de su sistema de
comunicaciones. Sabemos que una buena red de comunicaciones
determinará en gran medida nuestro bienestar futuro. No habrá una
España cohesionada sin una vertebración territorial garantizada por
unas adecuadas comunicaciones.

La existencia de unas finanzas públicas saneadas, junto con los
resultados de la Agenda 2000, nos van a permitir llevar a cabo un
ambicioso programa de inversiones para hacer una España más cercana y
más unida a Europa. Este programa acercará todos los territorios de
España mediante el mallado completo de la red de carreteras de gran
capacidad; una red ferroviaria de alta velocidad que, en diez años,
situará a todas las capitales de provincia a menos de cuatro horas
del centro de la península y unos puertos y aeropuertos adaptados a
las exigencias de la demanda.

Señorías, creo que no podemos hablar del progreso y modernización de
España si éstos son alcanzados sin una decidida acción en favor de
nuestro medio ambiente, porque el medio ambiente es una riqueza a
proteger y una oportunidad de desarrollo económico, de innovación
tecnológica y de creación de empleo.

Nuestra prioridad en este ámbito es resolver un problema que afecta
de forma crucial al bienestar y a la prosperidad de todos los
españoles: la política del agua. Abordaremos resueltamente el
abastecimiento y la calidad del agua. A tal fin, presentaremos
inmediatamente un plan hidrológico nacional basado en criterios
racionales y solidarios. Un plan para el que buscaremos el mayor
acuerdo posible.

En segundo lugar, nos proponemos aprobar antes de que acabe el año un
plan nacional forestal, que queremos que sea la actuación de mayor
alcance realizada enel cuidado y protección de nuestros bosques.




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Señorías, creemos que la cultura es un eje básico del futuro de
España y que los españoles debemos ser conscientes de nuestra
dimensión de potencia cultural y hacerla valer en un mundo abierto.

En los próximos años debemos desarrollar una gran y fuerte acción
cultural. La sociedad española debe protagonizarla con el apoyo de
todos los poderes públicos y sin reservas. El Gobierno contribuirá a
esta tarea conservando mejor nuestro patrimonio histórico, impulsando
un marco más favorable para las industrias culturales de futuro,
apoyando a artistas y creadores y fomentando las iniciativas de la
sociedad civil.

Estoy convencido, señoras y señores diputados, de que en torno a
estos cinco ejes que acabo de exponerles -educación, innovación,
comunicaciones, medio ambiente y cultura-, España debe construir su
futuro. Si la Cámara me otorga su confianza, el Gobierno se sentirá
firmemente comprometido a impulsar todas las políticas necesarias
para la consecución de los objetivos que serán determinantes para el
progreso de nuestra sociedad.

Señora presidenta, en los últimos 25 años hemos pasado de reivindicar
nuestra normalidad democrática a incorporarnos a las instituciones
internacionales y de seguridad de nuestro entorno. En la pasada
legislatura, España ha sido fundadora del euro y se ha integrado en
la nueva estructura de mandos de la Alianza Atlántica. Por eso
podemos plantearnos nuevas metas. La cuestión es qué queremos hacer
una vez que ya estamos donde queríamos estar.

Tenemos que estar dispuestos a asumir mayores niveles de
responsabilidad fuera de nuestras fronteras. Las oportunidades de
proyección internacional son mayores de las que nos corresponderían
gracias a la dimensión cultural de una lengua común cada vez más
hablada en el mundo. Ése es el factor determinante de nuestra
presencia internacional que debe desarrollarse en los ámbitos
político, económico, cultural, de seguridad y de cooperación. Nuestra
libertad y nuestra seguridad se encuentran estrechamente unidas a la
libertad y la seguridad de nuestros socios y aliados. Por ello,
asumiremos responsabilidades crecientes tanto en el marco de la
Alianza Atlántica como en la política europea común de seguridad y
defensa.

Al servicio de este objetivo continuaremos con lo mejor de nuestras
Fuerzas Armadas. Profesionalización y modernización harán que estén
mejor preparadas para las misiones que tienen encomendadas y para
este nuevo papel que España tiene que desarrollar en el mundo. A él,
sin duda, están contribuyendo nuestras tropas en las operaciones de
ayuda humanitaria en diversas partes del mundo y en las que realizan,
al servicio de la paz y la seguridad, en defensa de los valores que
todos compartimos.

El objetivo de nuestro programa de Gobierno es adelantar el fin del
servicio militar obligatorio al próximo año. Al tiempo, continuaremos
la racionalización
de las estructuras de defensa, reforzaremos la acción conjunta y
armonizaremos nuestras capacidades militares con las de nuestros
aliados; proseguiremos la colaboración en materia de industria y de
defensa en el marco de la Unión Europea como lo hemos hecho en esta
legislatura.

El Gobierno pondrá especial empeño en el éxito del proyecto europeo,
un objetivo compartido ampliamente por los españoles. Los grandes
retos a los que se enfrentará España en el marco de la Unión en los
próximos años son los siguientes: La reforma de las instituciones de
la Unión Europea, en la que el Gobierno perseguirá un funcionamiento
más eficaz de la Unión y en la que espero contar con la colaboración
de la Cámara en el desarrollo de la conferencia intergubernamental.

El objetivo del pleno empleo mediante el aumento de la competencia y
la liberalización, completando un mercado único abierto e integrado,
mejorando la educación y el acceso a las nuevas tecnologías. El
desarrollo de un espacio de libertad, seguridad y justicia que
garantice mejor los derechos de los ciudadanos de la Unión y para
cuya consolidación apoyamos la Carta de Derechos Fundamentales de la
Unión Europea. La construcción de un pilar europeo de seguridad y
defensa, sin menoscabo del vínculo transatlántico. Y la culminación
de un proceso de ampliación que integre en la Unión a aquellos países
que se vieron privados de libertad durante décadas y sean fuente de
prosperidad compartida.

La Presidencia española de la Unión en el primer semestre del año
2002 será una oportunidad que nuestro país no debe desaprovechar.

Trabajaremos decididamente para hacer realidad esa Europa reforzada,
cohesionada, ampliada y abierta que está en el interés de todos los
españoles. En su momento someteré a la Cámara unas prioridades y un
programa de trabajo para dicha Presidencia. Coincidiendo con la
Presidencia española, España será también la sede de la segunda
cumbre Unión Europea-América Latina y Caribe. Este encuentro será una
gran oportunidad para afianzar en la esfera internacional los
intereses comunes y para reforzar la Comunidad Iberoamericana de
Naciones. Nuestra vinculación con Iberoamérica se ha incrementado
durante los últimos años. Nuestro país es el principal inversor
europeo en la región. Las inversiones de nuestras empresas tienen
vocación de permanencia y están contribuyendo al progreso económico
de nuestras sociedades. Los españoles se sienten muy cercanos a todo
lo que sucede en la Comunidad Iberoamericana, y están siempre
dispuestos -así lo han demostrado- a prestar su solidaridad cuando es
necesario.

La responsabilidad de España en el exterior tendrá manifestación
esencial en la estabilidad y en el desarrollo del Mediterráneo, sobre
todo en la región del Magreb. El Gobierno promoverá iniciativas para
asentar, sobre bases cada vez más sólidas, unas relaciones de amistad
y de respeto que a todos nos interesa. Para



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ello, apoyará también los procesos de apertura y liberalización en
todos los países del área e impulsará intercambios económicos más
intensos. Asimismo, el proceso de internacionalización de nuestra
economía no podrá considerarse completo mientras no logremos una
mayor presencia y proyección en todos los ámbitos en la cuenca
asiática del Pacífico; este será uno de los objetivos de la política
exterior de esta legislatura.

El progreso de los países menos desarrollados es una necesidad
sentida vivamente por la sociedad española, y el Gobierno, si recibo
la confianza de la Cámara, mantendrá ese compromiso. Nuestra
creciente ayuda al desarrollo debe ir acompañada del apoyo a la
extensión de la democracia y de las libertades, del rigor en la
utilización de los fondos, de la liberalización y de la apertura
económica; estas son las bases para un desarrollo sostenible. En esta
empresa, estoy seguro de que contaremos con el apoyo y la
colaboración de la sociedad civil.

No quiero concluir sin exponer a la Cámara tres iniciativas que el
Gobierno, si obtengo la investidura, se propone desarrollar para
hacer más efectivo el nuevo papel de España en la esfera
internacional. En primer lugar, España cuenta hoy con el español,
lengua de alcance universal que ofrece oportunidades extraordinarias
para mejorar nuestra presencia en el mundo. En los próximos cuatro
años, el Gobierno intensificará la proyección de la cultura española
en la cual el Instituto Cervantes desempeñará un papel central. En
segundo lugar, necesitamos funcionarios y expertos en todas las
instituciones y organismos internacionales a los que pertenecemos y
con los que colaboramos. El Gobierno ampliará la información, la
formación y los incentivos para que un mayor número de españoles
pueda acceder a esos puestos. Finalmente, señora presidenta, para que
la acción exterior sea verdaderamente eficaz es necesaria una mayor
coordinación. Me propongo crear un consejo de política exterior que
contribuya a definir intereses y objetivos del conjunto de la
proyección exterior española. Asumiré personalmente su presidencia.

Señora presidenta, señorías, cada español cuenta hoy con
oportunidades que hace una generación eran difíciles de imaginar.

Confiamos en la capacidad de la sociedad para alcanzar estas metas.

Quienes desempeñamos responsabilidades en las instituciones
democráticas no podemos defraudar sus expectativas.

Acabo de exponer los puntos fundamentales del programa de Gobierno
para el que solicito la confianza de SS.SS. Un programa de reformas
para alcanzar el pleno empleo; para mejorar el funcionamiento de
nuestras instituciones; para mejorar sustancialmente nuestro
bienestar; para que nuestro papel en la comunidad internacional sea
más activo y definido. Un programa para toda la legislatura, que
deseamos promover a partir del diálogo y la colaboración con los
grupos presentes en la Cámara. Aquí están representados los consensos
básicos de nuestra sociedad, aquí está presente el pluralismo
político de nuestra sociedad.

Hace apenas un mes, los electores han renovado ampliamente su
confianza en el proyecto político representado por el Partido
Popular. Comienza una nueva etapa política. No les he presentado un
programa conformista ni meramente continuador de lo ya realizado. El
nuestro es un proyecto ambicioso, serio y coherente, que permitirá a
España entrar con normalidad y buenas oportunidades en el siglo que
comienza. Estoy convencido de ello. Estoy convencido de que es mucho
lo que tenemos por hacer y de que somos capaces de conseguirlo.




Señora presidenta, señora y señores diputados, para ello solicito la
confianza de la Cámara.

Muchas gracias. (Fuertes y prolongados aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señorías, se suspende la sesión, que se reanudará a las cuatro y
media de la tarde.




Eran las doce y treinta y cinco minutos del mediodía.




Se reanuda la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.




La señora PRESIDENTA: Se reanuda la sesión.

Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor
Martínez Noval.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Señora presidenta, señoras y señores
diputados, señor Aznar, quiero que mis primeras palabras sean de
reconocimiento por la mayoría que usted y su partido político
obtuvieron en las urnas el pasado día 12 de marzo; quiero, en nombre
de mi grupo, felicitarle por haber alcanzado un apoyo y una confianza
mayoritaria entre los electores en aquella ocasión, en aquel día;
quiero también, señor Aznar, que acepte que mi felicitación es
sincera y leal; y quiero también, para terminar, que con esta
felicitación superemos viejas actitudes que constan en los diarios de
sesiones, viejas actitudes que llevaron a que, por ejemplo, con
ocasión de un debate parlamentario de esta naturaleza en los años
1989 y 1993, quien entonces se sentaba en este banco y aspiraba a la
misma investidura que aspira hoy usted no recibió la felicitación por
parte del portavoz de su grupo parlamentario. (Aplausos.) Quiero que
el «Diario de Sesiones» supere esa vieja actitud, señor Aznar.

Enhorabuena, felicidades por la mayoría que usted ha obtenido el día
12 de marzo.

Dicho eso, señorías, quiero también compartir las palabras que esta
mañana escuchamos en boca del candidatoen relación con el estado de
las libertades, en



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relación con lo natural que ha resultado un nuevo proceso electoral
en nuestro país. Compartimos también con usted, señor Aznar, la
felicidad por el nefasto resultado que han obtenido los violentos en
este proceso electoral; compartimos con usted, insisto, esa
felicidad. Nos sumamos también a las palabras de defensa de la
Constitución que usted pronunció esta mañana desde esta tribuna, y
fíjese usted si seremos generosos que le vamos a reconocer todos los
trienios a los que nosotros creemos tener derecho en defensa de la
Constitución, se los vamos a reconocer todos: veintidós años
defendiendo la Constitución y empujándola para que fuese
desarrollada.

Además de eso, señor Aznar, usted se ha referido en el preámbulo de
su discurso -yo creo que de modo muy acertado, se lo reconozco- a la
cuestión del terrorismo, a esa lacra que vivimos en la sociedad
española y especialmente en la sociedad vasca desde hace tantos años,
y en esta materia también, con lealtad y con sinceridad, quiero
tenderle la mano en nombre de mi grupo parlamentario. Hemos sido
leales con su gobierno a lo largo de la pasada legislatura y queremos
continuar en esa actitud de lealtad, queremos continuar en una
actitud de acuerdo con ustedes en la política de lucha contra el
terrorismo. Ahora bien, del modo más suave posible, señor Aznar -esta
es una materia delicada- también le quiero decir que estas palabras
que le transmito en nombre de mi grupo, no significan en modo alguno
aquiescencia con todo lo que usted haga unilateralmente en esta
cuestión. Tampoco significa adhesión permanente a las decisiones que
usted pueda tomar en relación con esta difícil política.

Sencillamente le quiero decir que nosotros le tendemos la mano para
participar en las decisiones que se puedan tomar en esta materia. Y,
además de participar en esas decisiones, quisiéramos también, señor
Aznar, y se lo repito una vez más, ser leales con usted y con su
gobierno en el devenir y desarrollo de la política antiterrorista.

Creo que tenemos tras de nosotros una trayectoria que avala mis
palabras pronunciadas en este momento.

Además de eso, usted esta mañana se ha referido en múltiples
ocasiones a su voluntad de consenso y de acuerdo. Le tengo que
recordar necesariamente alguna cuestión, porque este recuerdo enmarca
de algún modo sus palabras de esta mañana en relación con estas
cuestiones. Es la segunda ocasión en la que se ha subido a esta
tribuna para pedir la confianza como presidente del Gobierno de
España. En la anterior, en el año 1996, usted utilizó en 31 ocasiones
la palabra consenso. (Ahora es muy fácil saberlo, los ordenadores
cuentan palabras con extraordinaria rapidez.) En 31 ocasiones se
refirió usted al término consenso y en 122 ocasiones a lo largo de
aquel discurso también hizo apelaciones a los acuerdos. Pues bien,
sobre la base de la experiencia vivida a lo largo de la pasada
legislatura, no podríamos dar mucho crédito a las repetidas
referencias que ha vuelto a hacer usted hoy al consenso y a los
acuerdos.

¿Qué fue de aquellas buenas intenciones y de aquella voluntad del año
1996? ¿En qué consenso hemos podido participar, pese a todos nuestros
esfuerzos, a lo largo de la VI Legislatura? Y fíjese usted que las
materias que esta mañana planteó en esta tribuna son prácticamente
idénticas a las que usted había planteado hace cuatro años, cuando
arrancaba la VI Legislatura. Por lo tanto, que sus palabras de esta
mañana aparezcan matizadas por estos hechos que son objetivos.

Con relación a sus apelaciones al consenso, también quería llamarle
la atención a que usted tiene ya pactos cerrados con algún grupo
parlamentario, en particular con Coalición Canaria, y puede que
también tenga algo trabajado con el Grupo Catalán (Convergència i
Unió) En esas condiciones, señor Aznar, tiene usted que reconocer
-tenemos la experiencia también de la VI Legislatura- que en
ocasiones pretende que el Grupo Socialista participe de consensos que
ya están cerrados, que ya están incluso firmados, como es el caso de
Coalición Canaria. Lo que tendrá que reconocerme que dificulta en
alguna medida las posibilidades de que nuestras posiciones se
acerquen a las suyas y a la inversa.

Pero, ¿qué es consenso? ¿Qué es ese concepto que tanto se reitera en
esta Cámara, que se reitera porque forma ya parte de los lugares
comunes de la teoría política o de la sociología política, que se
reitera porque en ocasiones -consúltense los diarios de sesiones- ese
concepto y ese término en esta Cámara se ofrece, en otras ocasiones
se reclama y hay también oportunidades en las cuales el concepto del
consenso se utiliza exclusivamente en términos retóricos? Yo no
pretendo, no es el momento ni el lugar, teorizar qué es el consenso
desde el punto de vista del Grupo Parlamentario Socialista, pero se
lo voy a definir muy claramente por la vía de la ejemplificación.

Consenso, señor Aznar, entre nosotros, es, por ejemplo, la Ley de
víctimas del terrorismo, por el método seguido, por los resultados
que se alcanzaron con el método seguido, señor Aznar, se lo digo a
título de ejemplo, eso es consenso. Para nosotros eso es consenso. Si
volvemos a repetir, en cuantas materias usted citó esta mañana, el
mismo procedimiento, estaremos en el buen camino para alcanzar
acuerdos, o al menos, si no alcanzamos acuerdos, señor Aznar, para
acortar distancias.

Usted se ha referido a unas cuantas reformas institucionales en
relación con el consenso: la Loreg, la Ley Orgánica del Régimen
Electoral General. Pues va de sí que mi grupo parlamentario quisiera
participar en la modificación de una ley orgánica que siempre, tanto
en su nacimiento como en las modificaciones que sufrió a lo largo de
esta etapa democrática, fue objeto de acuerdo entre la mayor parte de
grupos parlamentarios y en este caso también, por qué no, de
formaciones políticas, un poco más allá incluso de los grupos
parlamentarios. Asociada con la Loreg, o al menos en alguna
correspondencia con ella, está la financiación de los partidos
políticos. No tenemos inconveniente en volver



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otra vez a tentar la suerte del acuerdo, pero en esta Cámara hay dos
personas, alguna más, pero en especial dos, el señor Marugán y el
señor Del Burgo, que saben lo costoso, lo arduo que es alcanzar un
acuerdo en esta materia. No obstante, estamos dispuestos a retomar
esas conversaciones para alcanzar ese objetivo al que usted se
refería esta mañana: reducir los gastos electorales de nuestras
formaciones políticas.

Por lo que se refiere al tema audiovisual, nuestra posición, señor
Aznar, es muy clara. Habrá acuerdo con ustedes si se trae a esta
Cámara el nombramiento del director general de Radiotelevisión
Española, si se trae a esta Cámara también el nombramiento por
consenso del Consejo Nacional de lo Audiovisual, y también, señor
Aznar, habrá acuerdo con ustedes si acercamos posiciones en lo que se
refiere a la viabilidad financiera del Ente Público Radiotelevisión
Española. Esas son nuestras posiciones de partida en unas materias
que no tenemos ningún empacho, ningún inconveniente en calificar como
aquéllas en las que es verdaderamente posible el acuerdo.

Por lo que se refiere a la reforma del Reglamento, para convertir a
esta Cámara en el centro de la vida política nacional, ¡cómo no vamos
a estar de acuerdo! Su portavoz parlamentario sabe bien -y veo allí
al señor Trillo- los esfuerzos que hemos hecho todos, no quiero
atribuir responsabilidades en negativo a nadie, más bien en positivo,
todos hemos hecho esfuerzos, todos, para que esta legislatura se
iniciase con un nuevo Reglamento que dinamizase la vida política, la
vida parlamentaria en este inicio de la VII Legislatura, pero
desgraciadamente no fue posible. Pues bien, retomemos aquellas
conversaciones. Quedan pocas cosas por negociar. Usted lo debe saber
bien, tan bien como yo, señor Aznar. Pero al margen de la
modificación que pueda sufrir el Reglamento de la Cámara, también le
queremos recordar que, para que esta Cámara sea objeto de respeto por
parte del Poder Ejecutivo, tiene usted que corregir un vicio
permanente de la VI Legislatura: ha enviado usted a convalidación de
esta Cámara nada menos que 85 decretos-leyes; son demasiados, señor
Aznar. Los decretos-leyes hurtan el debate parlamentario. En su caso
se refieren incluso a cuestiones muy importantes. Por tanto, corrija
usted en la VII Legislatura esa viciosa inclinación a legislar por la
vía del decreto.

La reforma del Senado. ¿Cómo no vamos a estar de acuerdo en la
reforma del Senado? ¿Habrá que recordarle, señor Aznar, que hace tres
legislaturas, por acuerdo de todos los grupos parlamentarios del
Senado, se modificó el Reglamento? ¿Habrá que recordarle entonces que
desde aquella modificación hace cuatro años que no hay un debate
sobre el Estado de las autonomías en el Senado? Esta mañana he oído
que usted sostiene la opinión de que no es necesario reformar la
Constitución para materializar la conversión del Senado en una
verdadera Cámara territorial. Nosotros mantenemos
una opinión distinta y ese es el único aspecto en el cual
somos partidarios de la reforma de la Constitución: para adecuar el
Senado a la realidad del Estado de las autonomías en nuestro país en
estos momentos. Si la reforma del Senado que usted impulsa y defiende
conduce a que la reforma del Reglamento de hace más de diez años
impide que haya debates sobre el Estado de las autonomías en esa
Cámara, no cuente usted con nosotros para apoyar las modificaciones
que se puedan producir.

El pacto de la justicia. Tengo que empezar por decirle, señor Aznar,
que lo que hemos escuchado aquí esta mañana de su boca fue una
verdadera contrarreforma; usted habló de enviar a esta Cámara leyes
que realmente lo que suponen es la contrarreforma de la justicia
-siempre desde nuestro punto de vista, claro está-. Si usted quiere
pactos -y le vuelvo a repetir lo que le decía en relación con el
método-, no envíe leyes a la Cámara, discútalas con los grupos
parlamentarios. Le reitero el ejemplo de la Ley de víctimas del
terrorismo: discútalas y, si al final no hay acuerdo, envíe su
proyecto de ley a la Cámara, pero previamente discuta sin enviar
proyectos de ley a la Cámara. Ese es el mejor procedimiento para
llegar a acuerdos en esta materia. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego guarden silencio.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Esta mañana he comprobado que en su discurso
no ha hecho referencia al procedimiento de elección de vocales del
Poder Judicial, al cambio que han venido defendiendo a lo largo de la
pasada legislatura y, sobre todo, en esta última campaña electoral.

Hemos visto con satisfacción la ausencia de esa propuesta, señor
Aznar, porque si es así, si ustedes han abandonado esa pretensión de
cambiar el modo de elección de los vocales del Poder Judicial,
estamos de acuerdo y se abre una inmensa puerta a las posibilidades
de entendimiento en esa cuestión que denominamos el pacto por la
justicia. Pero hay otra cuestión a la que usted tampoco se ha
referido esta mañana y a la que yo sí me quiero referir: señor Aznar,
no habrá acuerdo en materia de justicia si el señor Cardenal sigue
siendo fiscal general del Estado. (Aplausos.- Varios señores
diputados: ¡Muy bien!) Y de la justicia, señor Aznar, a la
financiación autonómica. ¿Quién ha olvidado, señorías, aquella
afirmación del señor ministro de Economía y Hacienda al inicio de la
pasada legislatura cuando, a propósito del acuerdo con el grupo de
CiU en relación con la financiación autonómica -lo recordarán-, dijo:
Hemos solventado en 14 días lo que no se solventó en 14 años? (La
señora López i Chamosa: Y se lo ha comido con pan y tomate.) Bueno
pues no se ha solventado la financiación autonómica, señorías. Estaba
completamenteerrado el señor ministro de Economía y Hacienda,



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no se solventó la financiación autonómica, y la mejor prueba y la
evidencia más palpable y palmaria de que eso es así es que ahora
estamos discutiendo sobre un nuevo sistema de financiación autonómica
que no tiene absolutamente nada que ver con el que ustedes
defendieron a lo largo de la VI Legislatura, no tiene nada que ver,
entre otras cosas porque ustedes, que lo pactaron bilateralmente con
un grupo parlamentario, con una formación política, se ocuparon con
extraordinaria rapidez de modificar aquel sistema de financiación y
convirtieron una cuestión que debe de ser, esa sí, objeto de un pacto
entre todas las comunidades autónomas, la convirtieron sencillamente
en un sistema de financiación, más que de financiación de punición de
las comunidades autónomas con mayoría socialista.

Estamos dispuestos, señor Aznar, a consensuar un nuevo sistema de
financiación que se fundamente en cuatro principios: el de la
suficiencia financiera, el de la autonomía financiera, el de la
solidaridad internacional y el de la coordinación en materia de
deuda, porque su sistema de financiación ha conducido curiosamente
-estamos siendo testigos esos días de los resultados de ese sistema-
a lo siguiente: algunas comunidades autónomas sobre la base de la
capacidad legislativa que han adquirido en el Impuesto sobre la renta
de las personas físicas han reducido ese impuesto y, por tanto, han
reducido la recaudación del impuesto en su propia comunidad autónoma
y al propio tiempo esas comunidades han incrementado la deuda
financiera que tanto les preocupa a ustedes y a nosotros; es una
preocupación sensata y justificada. ¿Qué sistema de financiación es
ese que permite, por una parte, reducir impuestos y, por otra,
aumentar la deuda? Ya está suficientemente probado que una cosa y
otra, impuestos y deuda, son exactamente lo mismo, uno a corto plazo
y otro a medio y a largo plazo.

Por tanto, señor Aznar, esta ha de ser una negociación multilateral
con todas las comunidades autónomas, sobre todo porque vivimos ahora
una circunstancia distinta a la del año 1996, es una circunstancia y
una coyuntura de mayor pluralidad; ya no hay tres comunidades
autónomas gobernadas por socialistas, sino seis comunidades autónomas
gobernadas por socialistas y, por tanto, las circunstancias son
nuevas. Que no se vuelvan a repetir los vicios, no aceptamos
negociaciones y acuerdos bilaterales; multilaterales, señor Aznar, y
en el ámbito en el que se deben de producir, en el Consejo de
Política Fiscal y Financiera.

Pacto de Toledo. Sí, también en esta materia, señor Aznar, debería de
reconocérsenos ser los impulsores y los padres del Pacto de Toledo
tal como hoy lo conocemos. El Pacto de Toledo nació en el año 1994 y
estamos en disposición de que en las mejores condiciones posibles
desde el punto de vista parlamentario renovemos el Pacto de Toledo,
con una particularidad, señor Aznar: nosotros defendemos que primero
sea el acuerdo
político, que fue lo que ocurrió en el año 1995, y luego el
acuerdo social que pacta la modificación articulada de la Ley General
de la Seguridad Social. Eso fue lo que ocurrió en los años 1994 y
1995 y aspiramos a que vuelva a ocurrir lo mismo, que se constituya
en esta Cámara la comisión, la subcomisión, la ponencia, como se le
quiera llamar, que alcance un acuerdo que conduzca a lo que condujo
la primera versión del Pacto, a recomendaciones políticas, y sobre la
base de esas recomendaciones tienen ustedes toda la legitimidad para
negociar con los agentes sociales las modificaciones concretas de la
Ley General de la Seguridad Social.

A propósito de la Seguridad Social quisiera hacer un contrapunto
sobre el empleo, ya que ambas cosas están muy relacionadas y
asociadas, obviamente. Esta mañana usted se refirió a las
posibilidades de alcanzar -el verbo utilizado fue exactamente el de
acercarse- el pleno empleo. Lo que ocurre, señor Aznar, es que usted
vino de la cumbre de Lisboa con un asunto espinoso en sus manos. El
texto definitivo, las conclusiones de la presidencia de esa cumbre
abandonan ya la referencia a la tasa de desempleo como objetivo y sin
embargo utilizan ya de manera clara y explícita la referencia a la
tasa de ocupación. Entre los objetivos que se plantea la cumbre de
Lisboa no hay ni una sola referencia al paro, a la tasa de paro;
parece ser que ha dejado de formar parte del objetivo en materia de
empleo. Sin embargo, su lugar lo ocupa la tasa de ocupación, dicho en
otros términos, el porcentaje de personas ocupadas en relación con el
total de personas en edad de trabajar, de 16 a 65 años. En ese
terreno créame que nuestro país tiene muy difícil alcanzar esos
objetivos, que yo creo que casi son imposibles de alcanzar, que fija
el documento de conclusiones de la presidencia. Pasar de un 61 por
ciento de tasa de ocupación a un 70 por ciento en el horizonte del
año 2010, para acercarse a la realidad en esta materia de la economía
americana, es un objetivo ciertamente, en estos momentos al menos, un
poco ilusorio. Le voy a decir por qué, porque también en tasa de
ocupación tenemos la más baja de Europa y no sólo la más baja, sino
muy alejada; tenemos una tasa de ocupación de sólo el 40 por ciento,
señor Aznar, lo sabe usted bien. Esa tasa se reduce muchísimo más en
el caso de las mujeres, ya que no supera el 27 por ciento. De manera
que nuestra tasa de ocupación femenina está incluso muy por debajo de
la de otros países, como pueden ser Grecia, Italia o Irlanda. De modo
que en tasa de ocupación, señor Aznar, tenemos muy difícil alcanzar
esos objetivos que se nos fijan en el documento de la cumbre de
Lisboa.

Hablando de Seguridad Social y de empleo, le recomiendo, señor Aznar,
que lleve al ánimo de sus diputados y de su Gobierno que no se
establezca una relación a veces tan poco rigurosa entre empleo y
situación de la Seguridad Social, situación financiera, equilibrio
financiero de la Seguridad Social. A corto plazo sí, a



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corto plazo es muy importante que crezca el empleo para incrementar
la recaudación, pero a largo plazo, señor Aznar, quienes hoy son
cotizantes no hacen otra cosa que hacer acopio de derechos subjetivos
para ser pensionistas el día de mañana. Veo al señor ministro de
Trabajo abrir las manos; déjeme acabar el argumento. A esos efectos,
el empleo es importante a corto plazo, sí; a largo plazo, señor
Aznar, lo más importante para sostener financieramente un sistema
público de Seguridad Social es la evolución de la productividad. Y,
y, y ... (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: El señor Rato asiente a mis palabras, claro,
no podía ser de otra manera (Risas.) Usted sabe igual que yo que en
estos momentos la productividad de la economía española no es la más
adecuada, la más conveniente, no augura nada bueno para el futuro de
nuestro bienestar y de nuestra prosperidad a largo plazo; porque si
usted me acepta que el futuro a largo plazo, el nivel de bienestar
está ligado a la productividad de un país, cosa difícil de
contradecir, sencillamente le diré que en estos momentos hemos
llegado incluso a tener tasas negativas de evolución de la
productividad.

Inmigración. Ha hecho usted también la oferta de un pacto en política
de inmigración y yo le quiero decir con toda claridad que, en primer
lugar, no estamos de acuerdo en que Tampere y sus conclusiones estén
en desacuerdo con el contenido de la Ley de Extranjería y, en segundo
lugar, nosotros no somos partidarios, señor Aznar, de modificar esa
ley que se aprobó por mayoría parlamentaria después de un larguísimo
período de estudio, de reflexión y de discusión en esta Cámara.

Acuerdo nacional sobre formación profesional. Si la propuesta del
acuerdo que usted hace -por cierto, a la hora de hablar de con quién
pactar este acuerdo de formación profesional se olvidó de las
comunidades autónomas, de las administraciones que en estos momentos
tienen la competencia en materia educativa- es la que hizo en el
artículo 50 de la reciente Ley de acompañamiento de los presupuestos
del año 2000, por la que modificó el artículo 32 de la Logse, no
estamos de acuerdo, señor Aznar. No estamos de acuerdo en devaluar
los estudios superiores de formación profesional, entre otras razones
porque corremos dos peligros con la modificación que hicieron de ese
artículo en la Ley de acompañamiento. Su modificación tiene dos
riesgos, el primero, perder la cohesión nacional, porque, de acuerdo
con su texto, las comunidades autónomas van a tener potestad para
regular los cursos de acceso desde la formación profesional media a
la formación profesional superior, y no estamos de acuerdo con eso;
y, el segundo, señor Aznar, perder la homologación de la FP superior
con la del resto de los países de la Unión Europea, y eso nos
preocupa, porque coincidimos con usted
en que hay que producir la mejor transición desde el ámbito educativo
de la FP al ámbito productivo -supongo que ese será el objetivo-. Lo
que ocurre es que usted, con esa modificación que han hecho, no
trabaja o no circula en esa dirección. ¿Reforzar la competencia? Pues
sí, también somos partidarios de que se refuerce la competencia,
señor Aznar. Habla usted de la liberalización del mercado eléctrico.

La verdad es que el estado de las cosas en estos momentos, señor
Aznar, no se corresponde con ninguna situación que se pueda llamar de
competencia. Le voy a recordar algo. Ahí están sin liberalizar los
sectores del mercado eléctrico que se refieren a transporte
y distribución, y están liberalizados la generación y la
comercialización. Pues bien, en comercialización en estos momentos se
puede hablar de unidades de suministro que consumiendo más de 16
gigavatios/hora al año tienen posibilidades de acceder al mercado de
la competencia. Hay, creo recordar, unas 8.500 posibilidades de
participar en ese mercado y hasta estos momentos, que se sepa, sólo
hay 600 contratos que se pueden calificar como surgidos desde la
competencia; desde 600, señor Aznar, hasta 8.500. Además, si uno se
fija en cuántos operadores interesados por hacer negocio con la
comercialización han venido a España, yo se lo recuerdo: el 0,05 por
ciento son de la comercialización sometida a la competencia, que en
estos momentos es consecuencia de la llegada a nuestro mercado de dos
entidades operadoras estadounidenses. De manera que, por favor, no
hablemos de competencia en sectores que todavía están cerrados al
beneficio de la misma, que son sectores oligopólicos. Y luego, si se
trata de potenciar la competencia, nosotros seríamos partidarios de
trasladar competencias desde el servicio del Ministerio de Economía y
Hacienda al Tribunal de la Competencia.

No ha citado usted entre las posibilidades de acuerdo las
infraestructuras, y usted, en una actitud ciertamente criticable,
esperó al término de la legislatura para ir a presentar a la
Asociación para el Progreso de la Dirección un plan de
infraestructuras, que supuestamente se refiere a 19 billones de
pesetas. ¿Por qué no ha traído ese plan a esta Cámara, señor Aznar?
¿Lo va a traer? ¿Va a traer ese plan a esta Cámara para que sea
discutido y, si puede ser, pactado, como lo fue en el año 1995 el
Plan director de infraestructuras? Queremos discutir ese plan con
usted para bajar a la tierra esas posibilidades de las que usted
hablaba esta mañana de que todas las capitales de provincia estén
comunicadas con Madrid por ferrocarril en menos de cuatro horas.

Queremos discutir en esta Cámara. Queremos saber cuál es el plan
financiero, plurianual, por supuesto, que respalda esos proyectos.

Pero tráigalo usted a esta Cámara. ¿O cree usted que ya ha sido
validado por esa asamblea multitudinaria de constructores españoles
en la Asociación para el Progreso de la Dirección?



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En lo que se refiere a medio ambiente, estamos también dispuestos a
pactar un Plan hidrológico nacional, señor Aznar, plenamente
dispuestos, pero hay un compromiso suyo que adquirió en el año 1998 y
que no ha cumplido. En el debate sobre el estado de la Nación en
aquel año usted se comprometió a enviar con la máxima urgencia a esta
Cámara una ley de responsabilidad por daños al medio ambiente.

Estamos esperando todavía esa pieza fundamental en el entramado de
protección del medio ambiente en nuestro país. Usted la comprometió
en el año 1998 y esperamos que sea de los primeros proyectos de ley
que envíe a esta Cámara.

Y luego, señor Aznar, abandonando las materias que pueden ser objeto
del consenso, le tengo que decir que usted esta mañana ha tenido
carencias fundamentales en relación con los problemas de los
españoles. Son todos ellos -ahora se los voy a recordar- asuntos que
no han merecido su atención y tenemos que conocer la opinión de quien
está llamado a solventarlos. Usted no sólo está llamado a solventar
problemas hidrológicos o en la justicia española o en la financiación
autonómica; hay otros cuantos problemas que yo le voy a recordar, que
también usted está llamado a solventar. Son asuntos además, señorías,
que no se dejan impresionar por los resultados electorales. Son
cuestiones que no tienen en cuenta para nada el número de escaños.

Son problemas que no han quedado suspendidos en el tiempo como
consecuencia de lo acaecido el día 12 de marzo. Son cuestiones,
además, que han ido apareciendo en los medios de comunicación y que
yo se los recuerdo casi a modo de titulares. En primer lugar, un
número significativo de familias españolas, señor Aznar, tiene
dificultades para llegar a fin de mes, tiene dificultades ciertas y
reales, y lo dicen incluso las encuestas oficiales. Los trabajadores
españoles, cosa curiosa, son los únicos de la Unión Europea que en el
año 1999 han perdido capacidad adquisitiva. Sí, es muy buena la
moderación salarial, pero algo ocurre, señor Aznar, cuando son los
trabajadores, los asalariados españoles los únicos de la Unión que
han perdido capacidad adquisitiva. Además de eso, la juventud
española tiene todas sus preocupaciones puestas en un hecho que
debemos combatir: la duración media de los contratos que proceden de
las empresas de trabajo temporal es de 10 días. La inflación sigue
subiendo. En el mes de marzo, el último dato que conocemos, es del
0,4, y quizá por el diferencial de nuestra inflación respecto de la
media europea es por lo que nuestra balanza comercial se deteriora
sin remedio. El tipo de interés que regula el coste de las hipotecas
sube también, señor Aznar, está ya en el 4,3 por ciento y todas las
previsiones ... (Rumores.- Un señor diputado: ¡Qué barbaridad!)



La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego guarden silencio.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: ¡De qué se ríen ustedes, señorías! Ese es el
tipo nominal. Lo importante es descontar la inflación de ese tipo y
ver cuál es el tipo real. En este caso es un tipo real positivo y muy
elevado. (Rumores.- Aplausos.) No se dejen engañar por los
nominalismos, señorías.




La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego guarden silencio.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Señor Aznar, el Gobierno del Reino Unido
-vamos a ver en qué acaba la puja- ha obtenido ya seis billones de
pesetas por la subasta de cinco licencias de la telefonía UMTS. Usted
ha obtenido aquí por la vía del concurso unos escasos 80.000 millones
de pesetas.

El 70 por ciento, señor Aznar, de las mujeres maltratadas reconocen
en cuantas investigaciones que se hacen sobre la cuestión que hace
más de cinco años como media que vienen sufriendo esa lacra de
violencia doméstica. En España en el año 1999 han sido asesinadas 42
mujeres que han caído víctimas de la violencia masculina.

Miles de profesores y alumnos se manifiestan en Barcelona en defensa
y en solicitud de más recursos públicos para una escuela pública de
calidad. Unos jóvenes, señor Aznar, destrozan una muestra sobre el
sida en la Universidad de Valladolid; intolerancia, pura intolerancia
y además en un ámbito tan extraño a esa actitud como es la
universidad.

La Fiscalía de Madrid solicita al Insalud -insta, sería más exacto
decir- que abra centros psiquiátricos para atención de niños y de
jóvenes. Asuntos Sociales no admite enfermos de sida en sus centros
de disminuidos. Y así sucesivamente.




La señora PRESIDENTA: Señor Martínez Noval, le ruego vaya
concluyendo.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Voy concluyendo, señora presidenta.

Y así sucesivamente, señor Aznar. No hay día, no hay semana en que no
llegue a nuestros oídos y a nuestros ojos que algún inmigrante
subsahariano o marroquí ha dejado la vida o ha desaparecido en el
estrecho de Gibraltar o cruzando el Atlántico hacia las islas
Canarias.

Por último, un titular de prensa muy llamativo que se refiere al
señor Piqué (El señor Isasi Gómez: ¡Qué raro! - Rumores.): relevado
el fiscal del Supremo por el fiscal general por intentar inculpar al
ministro en funciones ante ese tribunal.

Señor Aznar, esta es la realidad que usted esta mañana no ha querido
que formase parte de su discurso y yo en estas circunstancias y en
estos momentos quiero dirigirme a mi grupo parlamentario, al que hoy
represento, y a los millones de ciudadanos a los que representamos
los diputados socialistas para comprometer



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esta tarde aquí una política de acuerdo con los compromisos que hemos
adquirido con esos ciudadanos en la pasada campaña electoral. Quiero
comprometer que todos los diputados y diputadas socialistas vamos a
trabajar por parlamentarizar estos problemas que son cercanos a los
ciudadanos, más allá de grandes pactos sobre cuestiones de Estado,
que también, pero queremos traer a esta Cámara la discusión sobre
esos problemas tan menudos que ni han merecido su atención esta
mañana. Queremos que la atención a los mismos forme parte de nuestro
empeño y de nuestro trabajo en la próxima legislatura, y puesto que
en estas materias esta mañana ha sido otra circunstancia también
propicia para comprobar que nos diferenciamos en buena medida en
relación con el modo de aproximarse a estos problemas cercanos a los
ciudadanos, es por lo que, señor Aznar, mañana no apoyaremos su
investidura como Presidente del Gobierno de España.

Gracias. (Fuertes aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Martínez Noval.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, al comienzo de este turno de réplica
quiero agradecer al menos dos cosas en la intervención del señor
Martínez Noval, la primera el tono de su intervención y la segunda su
reconocimiento y su felicitación por los resultados electorales; se
lo agradezco sinceramente. Esos resultados electorales, como he dicho
esta mañana, nos han dado una clara mayoría para aplicar nuestro
programa, el programa electoral con el que nos hemos presentado a las
elecciones y respecto del cual esta mañana he planteado una serie de
propuestas y objetivos que son coherentes y creo que también
ambiciosos, pero, sobre todo, son muy coherentes -no podía ser de
otra manera- con la oferta que nosotros hemos planteado a los
ciudadanos en estas elecciones.

He ofrecido unos acuerdos, a los que se ha referido el señor Martínez
Noval y a los que yo me referiré a continuación; he anunciado un
proceso profundo de reformas en distintos ámbitos, muy especialmente
en los ámbitos económico y social, como corresponde a esa coherencia
con el programa electoral, y me he reafirmado en una actitud de
diálogo con carácter general, abierta a los acuerdos; diálogo, como
es lógico, entre grupos parlamentarios, diálogo también, y muy
especialmente, entre partidos nacionales y diálogo, como no puede ser
de otra manera, con el principal partido de la oposición, en este
caso con el Partido Socialista.

Me importa comenzar esta réplica después de escuchar al señor
Martínez Noval -luego haré algún otro comentario- reafirmando esa
disposición nuestra abierta al diálogo con el principal partido de la
oposición. Me importa ratificar esa actitud porque, al tener
una mayoría absoluta, una mayoría clara, una mayoría suficiente o
como se quiera llamar, amparada en más de diez millones de votos,
podría tenerse la tentación de pensar que uno siempre tiene la razón,
que tiende a no equivocarse o que no necesita a los demás. No debe
ser esa nuestra interpretación, sino la de decir: justamente por
tener 10.300.000 votos hay que recordar permanentemente que uno puede
equivocarse, que no siempre tiene que tener la razón y que, en la
medida de lo posible, es conveniente compartir proyectos para seguir
haciendo que el país avance con el consenso más amplio posible. Dicho
de otra manera, si yo creo que a lo largo de la legislatura pasada
hemos demostrado cierta actitud, reconocida por parte de algunos, al
diálogo y al consenso -tanto es así que ha dado lugar a la
legislatura más larga de nuestra democracia, que ha durado los cuatro
años- y, por otra parte, ha habido acuerdos políticos y acuerdos
sociales de profunda e intensa envergadura, nuestra actitud no va a
cambiar por haber pasado de tener 156 diputados a tener 183; nuestra
actitud va a estar abierta al diálogo, a los acuerdos, al compromiso
y al consenso, en el sentido que ahora lo podamos interpretar. Creo
que esa es una actitud constatada y que además nos interesa, entre
otras cosas, por la sencilla razón de que cuando se quiere impulsar
un proceso de reformas mantener esas reformas abiertas a ese mayor
acuerdo les da mayor profundidad, mayor dimensión y mayores
posibilidades de cara al futuro. Así pasó, creo, en relación con
algunos asuntos en la legislatura anterior, como el pacto local, los
acuerdos en materia exterior, los acuerdos en la lucha antiterrorista
o acuerdos muy profundos en materia de sanidad, y podía haber pasado
en otros. Quiero decir que si la legislatura anterior se plantea
desde el punto de vista de los acuerdos, y yo no quisiera hacer un
debate sobre la misma, en términos de credibilidad, y después de
haber pasado por las urnas, no tengo inconveniente en hacerlo, pero
entiendo que aquí no se trata de eso. Créame, señor Martínez Noval,
que aprecio mucho el esfuerzo que S.S. ha realizado y que me hago
cargo de que usted no podrá responder o no puede decir todo lo que un
portavoz de su grupo parlamentario, en condiciones llamémosles
normales, podría decir en esta Cámara. (Protestas.-Rumores.) No,
entiéndame ...




La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego guarden silencio.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señorías, simplemente estoy diciendo que soy plenamente consciente de
ello y que no le voy a pedir que lo haga (Protestas.), que no le voy
a pedir que lo haga (Un señor diputado: ¡Muy mal!) y que naturalmente
estoy absolutamente seguro de que S.S. no va a hacer tampoco un
esfuerzo especial para que debatamos sobre cuestiones de la
legislatura pasada



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(Protestas.), sino que sobre los asuntos que se han planteado,
evidentemente, intentemos allanar los caminos o aclarar las cosas
suficientemente. Hay algunas cosas que los ciudadanos pueden tener
claras y otras que no y que se pueden preguntar o pueden tener el
derecho a preguntar. Por ejemplo, los ciudadanos tienen claras cuáles
son nuestras posiciones en todos los ámbitos a los que nos hemos
referido, pero puede haber muchos ciudadanos que tengan interés en
saber, por ejemplo, si el programa de Gobierno con el que acudieron
a las elecciones el Partido Socialista e Izquierda Unida está vigente o
no. (Un señor diputado: ¡Ahí, ahí! - Protestas.) Señorías, yo no voy
a pedir explicaciones sobre lo que no se me puede dar. Estoy
diciendo, naturalmente, que se pueden pedir algunas aclaraciones
(Protestas)...




La señora PRESIDENTA: Perdón, señor Aznar.

Señorías, ruego guarden silencio.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno): ... y
que valoro el esfuerzo que se hace justamente en los términos en que
se ha hecho, si se me permite decirlo de esa manera.

Hay otras cuestiones en relación con los consensos que ha tratado S.

S. a las cuales me quiero referir. Primero, yo aprecio mucho el
esfuerzo que se ha hecho en cuanto a plantear positivamente la
predisposición del Grupo Parlamentario Socialista a los consensos.

Quiero decirles sinceramente que lo aprecio y espero que entre todos,
con ese esfuerzo, lo podamos hacer realidad. Creo que hay dos cosas
de las que deberíamos huir esta tarde -al menos, yo no desearía caer
en ellas-. Una de ellas es decir: ustedes han hecho acuerdos con
otras fuerzas políticas o pueden tener acuerdos con otras fuerzas
políticas que imposibilitan los consensos. No. Yo creo que una cosa
es el diálogo abierto sobre cuestiones importantes y otra distinta
son los acuerdos desde el punto de vista político que puedan existir
entre dos formaciones políticas, como es el caso del Partido Popular
y Coalición Canaria o como son, digamos, ejemplos de objetivos
comunes que se podrían plantear de una manera intensa entre el
Partido Popular y Convergència i Unió. Se trata de salvar cuestiones
metodológicas, porque, efectivamente, se podría decir: nosotros
entendemos el consenso sobre la base de que nos den la razón en esto,
y si no nos dan la razón, no hay consenso. Yo, sinceramente, no
empezaría por ahí; en algunos temas, no empezaría por ahí.

Naturalmente, el esfuerzo del consenso supone intentar eliminar
cuestiones previas que lo puedan hacer francamente imposible. Si se
dice que el consenso consiste en que antes de enviar un proyecto de
ley a la Cámara nos pongamos de acuerdo para enviarlo y sólo lo
enviemos si estamos de acuerdo (Una señora diputada: ¡Claro!), yo,
señorías, tengo mis serias dudas de que eso no signifique una
extensión, por decirlo de esa manera, de la mayoría
gubernamental de tal magnitud que más bien les podría ser
perjudiciales a ustedes o que más bien desvirtuara un poco lo que
pretendemos hacer de acuerdos y de consensos en esta Cámara y de
acercamientos de grupos parlamentarios. En otra cuestión en la que
hay que tener cuidado es cuando se dice: yo estoy dispuesto a un
acuerdo con la justicia, pero usted cesa al fiscal general del
Estado, y si no le cesa, no hay acuerdo. (Rumores.) Sinceramente, yo
no lo plantearía de esa manera, porque creo que es una equivocación.

Respecto a las cuestiones institucionales que yo he planteado esta
mañana, las cuestiones electorales, las relativas a la financiación
de partidos y a la red de televisión pública, creo sinceramente que
podríamos avanzar tanto en el ámbito local como en el ámbito de la
financiación de partidos. Creo que no debería ser difícil avanzar en
ellos; incluso yo no pongo condiciones en el caso de los distintos
sistemas de televisión pública, que, si los queremos abordar
seriamente, van más allá del nombramiento o no de un director
general, sino que tenemos que contemplar el sistema público
audiovisual en toda su magnitud y ver cómo podemos hacer de él un
sistema que cumpla los objetivos del carácter público que tiene y que
tenga también unos objetivos de eficiencia en el ámbito nacional, en
el ámbito local y en el ámbito autonómico también en ese sentido.

Ha hecho S.S. referencia a algunas otras cuestiones como son la
reforma del Reglamento y a un número determinado de decretos-leyes
aprobados en la anterior legislatura. Desde luego, estamos dispuestos
a que se produzca la reforma del Reglamento a lo largo de esta
legislatura; en cuanto a los decretos-leyes, como sabe S.S., muchos
son consecuencia de las modificaciones legales establecidas por las
cuales cualquier modificación o transferencia presupuestaria tiene
que venir a las Cortes Generales como el correspondiente decreto-ley,
cosa que antes no ocurría porque se hacía simplemente por decreto.

Respecto de otros ámbitos institucionales, como es el caso del
Senado, he dicho esta mañana que estamos dispuestos a estudiar las
fórmulas en virtud de las cuales se fortalezca el carácter
territorial de la representación en el Senado para que este tenga ese
plus de representación. Lo que quiero decir es que para nosotros no
es necesario hacerlo en una reforma constitucional; y si se plantea
esa reforma constitucional, que se diga por favor exactamente cuál,
porque se abren muchas voces al respecto que, sin duda, pueden
inducir a confusión a la hora de poder emitir un juicio en ese
sentido.

Ha hecho referencia S.S. al capítulo de las autonomías y el modelo de
financiación autonómica. Yo he apostado esta mañana claramente por la
estabilidad del modelo autonómico; he apostado claramente por que ese
modelo autonómico tiene que estar siempre en los márgenes y en el
marco de nuestra Constitución y de los vigentes estatutos de
autonomía. En mi opinión, es evidente que en el momento actual
tenemos que pasar



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de una dinámica de reivindicación de competencias a otra de
cooperación. Ya he dado algún dato esta mañana, pero volveré a
insistir en ello si me lo permite su señoría. En el periodo 1996-99,
el peso del Estado en el volumen total del gasto se ha reducido en
5,5 puntos y el peso de las comunidades autónomas ha aumentado en el
peso total del gasto un 4,8. Pero fíjese S.S. en que las comunidades
autónomas y el Estado en su conjunto ya administran prácticamente el
mismo volumen de gasto. Si a eso se une la posibilidad de
transferencias en la sanidad, nos encontraremos con que las
comunidades autónomas u organizaciones territoriales van a gestionar
más recursos, más gasto que el propio Estado. Si dentro de lo que en
la jerga económica se denomina como subsector Estado usted deslinda
lo que son las pensiones, el Estado se queda reducido a un 16 por
ciento. Eso supone un país 10 puntos más descentralizado que Alemania
y 26 puntos más descentralizado que Austria. Lo que yo digo es que en
algún momento esto tendrá que estabilizarse y esa estabilización
tendrá que afectar también a la financiación autonómica.

Se podrá decir -y se dice con razón y yo lo participo- que hemos
establecido un modelo en virtud del cual la mayor parte de las
competencias de gestión son de las comunidades autónomas, y es así.

Evidentemente, como decía esta mañana, también hay competencias de
dirección, normativas o reguladoras que permanecen en manos de la
Administración general del Estado. Lo que yo quiero decir es que la
dinámica del planteamiento político, también en temas de
financiación, debe estar sujeta a esta realidad, no a otra realidad,
sino a ésta, que es la realidad actual. Desde nuestro punto de vista,
la afirmación de los principios digamos constitucionales o de
aquellos en los que se vertebra la Ley orgánica de financiación de
comunidades autónomas con los últimos acuerdos está produciendo a su
vez unos mecanismos sobre los cuales tenemos que reflexionar, porque
nosotros tenemos obligaciones de estabilidad presupuestaria interna
que con esa distribución de gasto no pueden depender sólo de la
Administración central, y el 90 por ciento del esfuerzo de reducción
de déficit, pasar del 7,3 al 1,1, ha sido de la Administración
central; tenemos obligaciones presupuestarias de estabilidad con la
Unión Europea, y la propia lógica de un sistema tan descentralizado y
la propia lógica de la unión monetaria nos llevan a la necesidad de
establecer ese modelo. ¿Cómo se puede establecer? Yo he dicho
-coincido plenamente con S.S.- que hay que respetar principios de
suficiencia, de solidaridad y por supuesto también de
corresponsabilidad, pero, en términos de funcionamiento de un sistema
de financiación, el esfuerzo permanente no puede estar siempre en la
Administración central. ¿Por qué? Porque no es posible. Antes a lo
mejor era posible, pero hoy ya no lo es. En consecuencia, tenemos que
establecer un sistema en virtud del cual se perciba con mucha mayor
nitidez la relación
que existe entre la competencia que se ejercita como consecuencia de
tener autonomía política y la presión o la carga fiscal que tiene que
soportar el ciudadano de una comunidad autónoma. Y, evidentemente, al
Estado le corresponde asegurar los mecanismos generales de
solidaridad que están garantizados. Por eso es por lo que nosotros
queremos que se llegue a un acuerdo y se produzca un diálogo entre
los grupos parlamentarios, de la misma forma que queremos, como es
natural, que se llegue a ese acuerdo y se produzca el diálogo en el
Consejo de Política Fiscal y Financiera.

Abordemos otros aspectos, señoría, pero pongámonos de acuerdo en eso.

Yo creo que partimos de un arranque positivo que no se da en otras
cuestiones. Se habla de la deuda y resulta que de 1991 a 1996 la
deuda de las comunidades autónomas pasó de 1,5 a 5,2 billones,
mientras que de 1996 a 1999 sólo ha aumentado el 0,1. Pues bien, será
cuestión probablemente de las competencias, pero no discutamos sobre
eso, sino sobre la realidad actual y sobre cómo podemos asentar ese
modelo sobre la base de la corresponsabilidad en el Consejo de
Política Fiscal y Financiera. Naturalmente que eso se tiene que hacer
ahí, y yo espero de las comunidades autónomas y también de los grupos
parlamentarios la mayor cooperación y la mayor colaboración al
respecto. Y lo mismo podría decir de la financiación de las
corporaciones locales, con respecto a las cuales haríamos también muy
bien en llegar a acuerdos estables, acuerdos que se alcanzaron por
unanimidad en la anterior legislatura para modificarla, teniendo en
cuenta que hay que hacer unas ambiciosas reformas relativas al
impuesto sobre actividades económicas y a la Ley del Suelo.

Por lo que respecta a las cuestiones económicas y sociales a las que
S.S. ha hecho referencia, yo he planteado esta mañana un esquema de
reformas económicas sin duda sobre la base de más liberalización, de
más competencia y de más reformas estructurales que nos permitan el
objetivo del crecimiento del empleo. No hay que olvidar que el
Consejo Europeo de Lisboa no es sustitutivo de la dinámica de empleo
establecida en Luxemburgo ni de la continuada en Cardiff, así como
tampoco lo es del Pacto por el empleo de Colonia; no es sustitutivo,
sino complementario. De lo que se trata fundamentalmente es de seguir
en una senda de creación de empleo. Afortunadamente, señorías, la
economía española está creciendo hoy a un ritmo del 4 por ciento,
está generando miles de puestos de trabajo y afortunadamente también
nuestro nivel de desempleo desciende hoy de una manera acusada.

Tenemos la tasa de paro registrado más baja desde el año 1980 y,
desde el punto de vista de la encuesta de población activa, hemos
tenido también una creación de empleo en el último año que ha
supuesto un descenso del paro de 450.000 personas. Este año 2000,
además de ver, como he dicho antes, cómo vamos a conseguir el
equilibrio presupuestario, además de ver una nueva reforma fiscal que
impulsaremos a partir de este mismo año,



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acompasada a ese equilibrio presupuestario, vamos a ver cómo se sigue
creando empleo y cómo siguen llegando afiliados ocupados a la
Seguridad Social, porque todos los datos nos indican que vamos a
pasar relativamente pronto de los 15 millones de afiliados ocupados
en la Seguridad Social. Es una garantía para todos, puesto que vamos
a tener una Seguridad Social más saneada y por eso dicha Seguridad
Social va a poder crear fondos de reserva. Y, por favor, no
confundamos esos debates con otros, porque son debates que nos
podrían llevar muy lejos desde el punto de vista de su
interpretación. Porque, por ejemplo, el año en que la productividad
aumentó más en España fue 1994, que fue el año en el que justamente
tuvimos un nivel de ocupación menor y eso tiene su lógica, porque, a
nivel de ocupación menor, más productividad por parte de los que
están ocupados. Y, naturalmente, lo que hay que hacer es sentar las
bases financieras y de empleo del sistema que nos permitan seguir
creciendo. No hagamos originalidades excesivas en este punto. Lo que
pido es, si se da a esto la importancia que se da, y yo estoy
convencido de que se le da -y S.S. ha establecido un compromiso con
el Pacto de Toledo-, que se mantengan en ese compromiso del Pacto de
Toledo. He ofrecido esta mañana una agenda para el Pacto de Toledo.

El Pacto de Toledo es necesario para mantener nuestro sistema de
protección social y nuestro sistema de pensiones, pero tenemos que
ponernos a trabajar inmediatamente en ello. Eso, en mi opinión,
señorías, forma parte del consenso. También forma parte del consenso,
en el caso de que agentes sociales, el Gobierno y los grupos
parlamentarios, por ejemplo, en un momento determinado, llegaran a
una decisión de incremento de pensiones mínimas, que un grupo tan
importante como el suyo no se quede descolgado, como ocurrió en
septiembre de 1999; que desde luego se mantenga un compromiso activo
para desarrollar el Pacto de Toledo en interés de todos y no se
amenace o se haga algún tipo de finta respecto a los posibles
abandonos del Pacto de Toledo.

Creo que podemos tener las condiciones para un avance importante en
lo que al trabajo y a las posibilidades de trabajo de la mujer en los
próximos años se refiere. La tasa de desempleo femenina ha descendido
notablemente, la tasa de ocupación femenina ha aumentado notablemente
y ya he dicho que los acuerdos sociales y los acuerdos de empleo son
fundamentales por distintas razones, pero una de ellas, señorías, es
que queremos la incorporación plena de la mujer al mercado de
trabajo. Por eso pusimos en marcha la Ley de conciliación de la vida
laboral y familiar y por eso he anunciado hoy medidas que favorecen
esa incorporación de la mujer. Creo que ahí nos falta por hacer, como
nos falta por hacer en la estabilidad en el empleo, en la reducción
de la temporalidad, etcétera, etcétera. Pero no hagamos, señoría, una
relación de titulares más o menos interesantes, más o menos
afortunados o desafortunados,
porque quien tenga una visión de las cosas como esa relación de
titulares podría llegar a consecuencias sustancialmente equivocadas,
y yo, desde luego, no deseo que eso sea así. Afortunadamente la
economía española goza de muy buena salud y nos permite afrontar los
próximos años en condiciones de seguir reduciendo nuestro diferencial
con los países más desarrollados de Europa. Quiero recordar que en
estos cuatro años hemos reducido ese diferencial un punto por año y
que del 78 por ciento de la renta media comunitaria en el año 1996
hoy hemos pasado al 82. Tenemos mucho trabajo por hacer y lo que yo
pido es que hagamos un esfuerzo en ese conjunto de reformas para
llegar a ese avance y plantear esa convergencia real.

Dejo, señorías, para el final un asunto -y termino- de especial
relevancia e importancia. Agradezco a S.S. las palabras que ha dicho
sobre el País Vasco y sobre el terrorismo. Me alegro de que estemos
totalmente de acuerdo en lo que significa compartir los mismos
principios y valores en torno a nuestra Constitución y a lo que es la
pluralidad constitutiva de la nación española. Yo le ofrezco al Grupo
y al Partido Socialista ese diálogo en cualquier circunstancia. Lo he
hecho antes y lo volveré a hacer en el futuro; diálogo sincero y con
la misma lealtad. Yo creo que eso es lo que espera de nosotros la
inmensa mayoría de nuestros electores, estén a un lado o estén a otro
lado de la Cámara. Ese diálogo ha funcionado en la anterior
legislatura y ese diálogo tiene que funcionar en la actual
legislatura. De ese diálogo solamente se podrán derivar beneficios
para la sociedad española y muy especialmente para la sociedad vasca.

Creo sinceramente que el Gobierno, el Grupo Parlamentario Popular, el
principal partido de la oposición y el Grupo Socialista tienen una
especial responsabilidad en que eso sea así, que se mantenga así y
que se desarrolle con expectativas de futuro en beneficio de todos.

Desde luego, desde ese punto de vista, van a tener en el Gobierno y
también, por supuesto, en el Grupo Parlamentario Popular una
interlocución plena y disponible todas las veces que sean necesarias.

Quiero, por último, aprovechar para manifestar - estoy convencido que
en nombre de todos-, una vez más, un testimonio de solidaridad
respecto de lo que significa el respeto a las libertades y a los
derechos fundamentales. Luego probablemente tendremos ocasión de
hablar de ello, pero tenemos que denunciar hoy el intento de cercenar
la libertad de expresión cuando se envían bombas a profesionales de
la información, que, digan lo que digan, tienen y necesitan el
respeto de todos porque todos son necesarios para la democracia y
para el futuro de nuestro país. (Aplausos.)
En conclusión, señorías, buscar esos puntos de encuentro dentro de
las legítimas discrepancias partidarias, intentar poder compartir
objetivos comunes, no partir de grandes prejuicios previos, sino más
bien de un espíritu y una mentalidad abierta para ver cómopodemos
cooperar en los grandes objetivos que el país



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tiene planteados, es un objetivo que me parece que merece la pena
salvaguardar. Ese es el ofrecimiento que yo he hecho esta mañana y es
el ofrecimiento que reitero, porque no olvide que en nuestro país,
cuando hemos sabido dialogar y hacerlo bien, las cosas han funcionado
correctamente.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señor Martínez Noval.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Señora presidenta, señorías, señor Aznar,
empieza usted por afirmar que con la mayoría que tiene podría sentir
la tentación de utilizar los 183 escaños para ir más allá de donde
sensatamente se puede ir. Me recuerda que tiene usted diez millones
de votos, lo cual es un hecho cierto y objetivo. Entonces yo tengo
que recordarle que no sé si usted habrá sentido la tentación, pero
algunas personas sí la han sentido y han caído en ella, en esta
Cámara han utilizado su mayoría parlamentaria para tomar decisiones
que desde ese punto de vista suyo son extraordinariamente
contradictorias. Se han quedado ustedes solos como grupo
parlamentario en la defensa de una decisión que sencillamente cercena
el derecho de unos diputados a formar un grupo parlamentario, con un
comportamiento, señor Aznar, que yo me atrevería a calificar de
arbitrario. (Rumores.) Señor Aznar, cuando usted piense en los diez
millones de votos que tiene considere una cosa para moderar sus
impulsos, y es que también hay trece millones de españoles que
prefirieron no votarle a usted ni a su partido, señor Aznar; trece
millones. (Aplausos.) Es cierto que le han votado diez, pero hay
trece millones de españoles que decidieron no votarle a usted ni a su
proyecto político ni al partido que usted lidera. Se lo digo para
matizar esas tentaciones a las que usted se ha referido
anteriormente.

Luego afirma usted que en la pasada legislatura ha habido una
voluntad y una actitud de acuerdo, de diálogo y de consenso. Pero,
¿cuáles son los resultados, señor Aznar? Yo no voy a decir que la
responsabilidad sea exclusivamente suya, alguna tendremos nosotros
también, pero usted gobernó y, por tanto, tiene la mayor cuota de
responsabilidad. Se lo dije anteriormente: si hoy usted reitera las
mismas materias de consenso que en el año 1996, que es obvio que no
han sido consensuadas, ¿cómo se puede sostener eso y a la vez
mantener que ha habido a lo largo de la legislatura una actitud de
consenso y de diálogo? Las dos cosas no son posibles.

Me dice, señor Aznar, que usted no quiere un debate sobre la VI
Legislatura. Yo tampoco, no lo puedo querer, pero es que usted ha
traído a esta tribuna esta mañana los mismos temas que trajo en el
año 1996. Es usted el que ha reiterado las mismas materias en el
mismo sentido y en el mismo tono, es usted, y yo estaba obligado
a recordarle que, sobre la base de lo que usted prometió en el
año 1996, sus palabras ahora merecen poco crédito, en el inicio de
esta VII Legislatura.

A propósito de esta cuestión ha hecho usted algún intento de
deslizarse por una pendiente nada recomendable, señor Aznar, al
referirse a si mi condición de portavoz en estos momentos es la
adecuada o no o si en otras circunstancias otro portavoz hubiera
podido defender otras cuestiones. Pues mire, créame que subo a esta
tribuna con el respaldo pleno del Grupo parlamentario Socialista y
con todo el apoyo de la dirección federal de mi partido (Aplausos.),
y me siento tan respaldado como usted legítimamente se pueda sentir.

(Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego guarden silencio.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Yo no le he dicho, señor candidato, que los
acuerdos que usted ha firmado con Coalición Canaria y los que pueda
firmar, a lo largo del tiempo, con el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) impidan el consenso. No le he dicho que
impidieran el consenso, le he dicho que lo dificultan, y eso parece
una diferencia sustancial. Creo que usted me tiene que aceptar que,
si hay unos acuerdos sobre determinadas materias que ya están
signados con otros grupos parlamentarios, quienes pretendamos
incorporarnos a ellos encontraremos más dificultades que si el
consenso y la discusión partieran de la misma base en relación con
todos los grupos parlamentarios. Por tanto, reitero y ratifico que el
consenso en algunas materias se dificulta por la existencia de pactos
previos de su grupo parlamentario o de su Gobierno con otros grupos.

No sé si me ha entendido usted mal -creo que me ha entendido bien-
cuando yo le hablaba del método del consenso, en el que quiero volver
a incidir. Decía que el que no haya acuerdo en una materia, señor
candidato, no puede significar que el Gobierno no ejerce su legítimo
derecho a la iniciativa legislativa. Lo que le estoy diciendo es que
con carácter previo al envío de un proyecto del Gobierno a esta
Cámara, en esas materias que usted quiere consensuar, se exploren las
posibilidades de acuerdo, que se exploren. Y si no hay posibilidad
alguna, envíe usted el proyecto. Si somos ágiles y diligentes en la
discusión, en poco tiempo llegaremos a la conclusión de si hay
posibilidades o no. Y le voy a poner ahora dos ejemplos que
diferencian radicalmente ese método. Por ejemplo, la Ley de víctimas
del terrorismo, buen procedimiento. ¿Mal procedimiento? La Ley de
Enjuiciamiento Civil; se trajo a esta Cámara ya con unas posiciones
prefiguradas que dificultaron el acuerdo aquí. De manera que no vamos
a cercenar, por nuestra insistencia en este método de consenso, sus
posibilidades y sus potestades para enviar proyectos de



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ley a esta Cámara, pero, insisto, exploren las posibilidades con
carácter previo.

Después están los decretos-leyes. Usted me justifica 85 decretos-
leyes por razones presupuestarias y me dice que antes no se hacía
eso. No, señor Aznar, no le puedo admitir, en modo alguno le puedo
admitir, ese tipo de argumentos. ¿O sea, que el decreto-ley sobre el
Fondo Monetario Internacional tiene origen en problemas
presupuestarios? No lo creo, no puede usted sostener esta cuestión. Y
me voy a referir al último decreto que hicieron ustedes, el Decreto
1/2000, el que mejoraba, en vísperas electorales, la protección de
las familias españolas estableciendo una cifra increíble de 75.000
pesetas a aquellas españolas que tuvieran el tercer hijo.

Hacía pocos días que se había discutido el presupuesto en esta
Cámara, hacía pocos días que en ese presupuesto se habían contemplado
también cifras relativas a modificaciones de la protección familiar
por hijo a cargo. ¿Por qué por razones presupuestarias esa
modificación del Decreto 1/2000 no se incluyó en los presupuestos y
se decidió acercarlo al máximo posible al momento de inicio del
proceso electoral? De manera que, señor Aznar, no le puedo aceptar
que sean razones presupuestarias las que justifican todo eso.

Por otra parte, apuesta por la estabilidad del modelo autonómico. En
estos años usted se ha lamentado -no sé si lamentado, pero al menos
sí lo ha utilizado en un cierto tono negativo- de la evolución que
han seguido a lo largo de estos años las transferencias de recursos
financieros públicos a las comunidades autónomas, un viaje, por
cierto, obligado y siempre posterior al viaje que previamente, camino
de las comunidades autónomas, realizan las transferencias de
competencias. Si tenemos una estructura del Estado, por cierto -y es
bueno recordarlo-, en una ocasión firmado por ustedes en la oposición
y en otra firmado por nosotros en la oposición, de ampliación de ese
nivel competencial de las comunidades autónomas, lo lógico es que en
paralelo y en correspondencia se incrementen también los recursos
estatales que se van cediendo o transfiriendo a las comunidades
autónomas. No hay nada extraño en ese fenómeno, no hay nada que pueda
escandalizar a nadie. Nosotros también estamos dispuestos, señor
Aznar -se lo dije anteriormente-, a coordinar la evolución de la
deuda de las comunidades autónomas, porque ciertamente el principio
de la corresponsabilidad fiscal no es un principio constitucional;
algún presidente de comunidad autónoma del Partido Popular se refiere
al principio de la corresponsabilidad como si fuese un principio
constitucional, pero no lo es; sí lo son el principio de la
suficiencia, el de la autonomía y el de la solidaridad, pero en modo
alguno lo es el de la corresponsabilidad; el de la corresponsabilidad
puede ser un principio de acuerdo con el sentido común o procedente
del sentido común, pero no de la Constitución española. En ese caso
ya me dirá -y ya se lo decía anteriormente- qué sentido común hay en
reducir
impuestos para aumentar la deuda. No hay ninguna justificación
posible de esa actitud y de esas políticas llevadas a cabo en algunas
comunidades autónomas.

Me recuerda usted lo que ocurre en relación con la productividad y me
recuerda el año 1994. Pues mire usted, aquí estamos ante un dilema: o
son ciertas las cifras de productividad o son ciertas las cifras de
empleo, una de dos; si a usted no le conviene fijarse en la
productividad dirá que son ciertas las cifras de crecimiento del
empleo. Por cierto, ¿qué crecimiento, el de la encuesta de población
activa o el de la contabilidad nacional trimestral? ¿Cuál de los dos
es el crecimiento del empleo? Porque eso tiene mucho que ver también
-no se desespere usted, señor candidato- con la productividad, pero
una de las dos cosas, o el empleo o la productividad, tienen que
estar efectivamente mal medidas.




La señora PRESIDENTA: Señor Martínez Noval, le ruego vaya
concluyendo.




El señor MARTÍNEZ NOVAL: Nos solicita que continuemos en el Pacto de
Toledo. Pero hombre, por favor, ¿cómo no vamos a estar de nuevo en el
Pacto de Toledo si somos los padres y las madres de la criatura?
(Risas y Aplausos.) ¿Cómo podríamos ser remisos a renovar el Pacto de
Toledo si ese pacto y esa idea nacieron a impulso de un Gobierno
socialista?
Señor Aznar, quiero concluir con la reforma del Senado en los
términos más sencillos pero más claros posibles. Hemos constatado que
la reforma del Reglamento del Senado producida hace tantos años no ha
servido de nada. Ya le he recordado antes qué vicios y qué carencias
tiene en estos momentos el funcionamiento de esta Cámara. Nosotros
creemos, y lo creemos sinceramente, que no es posible el
funcionamiento del Senado como Cámara territorial sin un cambio en la
composición de la Cámara, cambio que debe significar que los
senadores representen y sean elegidos en las comunidades autónomas y
no en las circunscripciones electorales normales por las que se
eligen los diputados que nos sentamos en esta Cámara. Queremos
también que los gobiernos autonómicos estén presentes en la Cámara y
participen en debates y en discusiones. De otro modo, no sería una
verdadera Cámara de representación territorial. Queremos también que
ustedes acepten la referencia a otras cámaras territoriales que
funcionan de acuerdo con un sistema tan descentralizado como el
nuestro, como es el caso del Senado o del Bundesrat alemán. Creemos
que esa experiencia es perfectamente trasladable a nuestra realidad
autonómica. Por último, señor Aznar, creemos que la reforma que se
exigiría de la Constitución para llevar a cabo esta modificación de
la Cámara alta es de pequeño calibre. Nosotros aspiramos, sin matiz
alguno, a que sea una reforma consensuada. (Aplausos.)



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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Martínez Noval.

Tiene la palabra el señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Gracias, señora presidenta. Señorías, brevemente.

Su señoría ha mencionado ciertas cuestiones sobre las cuales haré
algún comentario. Ha mencionado, en primer lugar, la utilización de
una mayoría en relación con una decisión de la Mesa del Congreso que
supuestamente cercena derechos de un grupo parlamentario. No comparto
sinceramente esa opinión, que creo que ha sido manifestada sin el
debido fundamento. En todo caso, respeto las decisiones de la Mesa
del Congreso y, por supuesto, lo que significa la aplicación del
Reglamento de esta Cámara en cualquier caso y en cualquier
circunstancia.

En segundo lugar, le agradezco mucho que me recuerde cuántos
electores han votado al Partido Popular. Yo sé muy bien cuántos han
votado al Partido Popular y también cuántos han votado al Partido
Socialista. Sé muy bien que gobernar como nosotros lo hacemos
significa tener en cuenta las posiciones y los intereses de todos. No
se gobierna para 10.300.000 votos, se gobierna para todos los
ciudadanos. (Aplausos.) Se gobierna con respeto a los electores de
los demás, también, por supuesto, con respeto a los 7.900.000 votos
que SS.SS. representan en este momento. Otra cosa distinta -y no voy
a entrar ahí en ningún caso- es el sentido que quieran dar SS.SS. a
esa representación. Eso es cosa suya, y yo no haré ningún comentario
al respecto. El problema no está en el respeto a los electores de los
demás o en el concepto de gobernar para todos, sino en la orientación
política que uno quiera dar a su proyecto y a sus iniciativas. Eso es
a lo que yo me refería anteriormente en mi intervención. Si S.S. lo
ha tomado como una cuestión personal, le pido excusas, y si se ha
sentido molesto por ello, lo retiro inmediatamente.




En tercer lugar, gobernar es intentar buscar consensos, y aquí
también se ha dicho, pero no se me diga que planteo la misma búsqueda
de consensos que en la anterior legislatura. ¡Es que en algunos
casos, señorías, es inevitable! En la anterior legislatura hubo que
buscar un consenso sobre financiación autonómica y en ésta también,
por una sencilla razón: porque termina el sistema de financiación
autonómica. Pasa lo mismo con el sistema de financiación local, y
pasará lo mismo probablemente con el de la sanidad y con el Pacto de
Toledo, que hay que replantearlo como un acuerdo de carácter general
por la sencilla razón de que es un pacto que está previsto que se
renueve en este momento. Surgen necesidades nuevas y surgen también
las necesidades de renovar los consensos sobre temas en los que se
quiera seguir trabajando. Ojalá podamos dar una estabilidad
y permanencia al sistema de financiación autonómica
que, por ejemplo, nos dure para los próximos cinco años y que
sea aceptado por todos. Ojalá. No aspiro yo a que dure para toda la
vida y no traerlo a la próxima sesión de investidura quien lo traiga,
sino simplemente a que sea duradero para cinco años y que pueda ser
aceptado por todos, que desde luego es algo que me parece podría ser
muy beneficioso y que podría servir para utilizar más correctamente
algunas posibilidades a algunas comunidades autónomas que, en mi
opinión (y no quiero entrar en ese tema), no midieron correctamente
sus posiciones respecto de lo que fue el entendimiento del sistema
actual vigente, y espero que eso lo reflexionen de cara al futuro.

Se pueden poner muchos ejemplos de consenso, y yo he puesto el de
cómo se puede quedar uno fuera de un consenso respecto de una
decisión tan importante como es la subida de pensiones mínimas en un
país como el nuestro, que necesita hacer un esfuerzo extraordinario
de subida de pensiones; y como en algunos casos he escuchado cierta
tentación o cierta tendencia a decir: pues si no se hace esto me
marcho del Pacto de Toledo, me alegro mucho de que S.S., con el
respaldo de su grupo, reivindique la paternidad y la maternidad del
Pacto de Toledo, porque eso me hace sentirme mucho más tranquilo
respecto a que seamos capaces de llegar a acuerdos en mejora del
sistema de protección social en nuestro país dentro de la
financiación de nuestro Estado. (Aplausos.)
Señoría, lo de los decretos-ley es un ejemplo -también es de la
legislatura anterior, pero simplemente quiero hacer un comentario- no
bien elegido, permítame que se lo diga, porque justamente la ayuda a
Brasil por importe de 3.000 millones de dólares fue a petición del
Fondo Monetario Internacional en un momento de extraordinaria crisis;
por cierto, gesto aprobado por todos en la Diputación Permanente y
gesto de grandísima utilidad para España y además de justicia con un
país como Brasil, que estaba en aquel momento golpeado por una crisis
y una especulación internacional fortísima. Era la primera vez que
España podía hacer esa operación y la hicimos con mucho gusto.

Por lo que se refiere al sistema de financiación de comunidades
autónomas, no estamos hablando de que nadie plantee como ningún
escándalo los mayores recursos de financiación. Estamos hablando de
que hemos llegado a un punto en el cual la lógica del sistema cambia.

La lógica del sistema de transferencias vinculada a la financiación
era la lógica del coste efectivo, y el sistema actual está derivado
del coste efectivo de los servicios traspasados, y como estamos
llegando a la culminación de los servicios traspasados, la lógica
tiene que cambiar, y como además de eso formamos parte de la unión
monetaria y hemos llegado a tales grados de distribución del gasto
interno, tiene que cambiar forzosamente la lógica. Y eso es la
corresponsabilidadfiscal de cada uno, en la cual, como he dicho yo en
la



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intervención de esta mañana, lo primero es la responsabilidad de
aquello que se tiene que gobernar y que gestionar, pero en lo que
nadie se puede llamar a engaño en este momento es en que una parte
esencial de lo que tenemos por delante es garantizar los elementos
básicos de cohesión y de funcionamiento en conjunto del sistema,
porque es lo que exige la lógica de uno de los países más
descentralizados del mundo. Y ahí, desde la corresponsabilidad, es
desde donde se pueden afrontar muchas de esas cuestiones, que no
tienen que ver con la subida o bajada de impuestos. Porque, señoría,
quiero decir con toda franqueza que algunos no han entendido lo que
significa, desde el punto de vista de financiación, una bajada de
impuestos, o bajar los impuestos o tener capacidad normativa sobre el
impuesto sobre la renta de las personas físicas. Creen que les puede
perjudicar, y justamente en las comunidades en las que hay más
posibilidades expansivas de las bases fiscales es donde más puede
beneficiar la subida del impuesto sobre la renta o la capacidad
normativa sobre el impuesto sobre la renta: por ejemplo, en el sur de
España. Pero luego, cuando se tiene capacidad normativa, hay que
utilizarla, porque otra de las cosas que debe cambiar es no estar
pidiendo más capacidad normativa, que yo lo respeto si se pide, sino
que la que se tiene se ejercite si se está en la lógica del sistema.

Respecto del empleo, tome S.S. los datos que quiera. Sinceramente, a
mí en este tema me da igual. Tome usted los datos de la EPA, los
datos del paro registrado, lo que usted quiera. Creo que se está
creando empleo a una velocidad muy intensa y que se va a seguir
haciendo a lo largo del año 2000. El objetivo que he propuesto esta
mañana de que los agentes sociales se sienten, negocien y, a ser
posible, lleguen a un acuerdo antes de fin de año, y que ese acuerdo
sirva para seguir creando empleo para fomentar la estabilidad y para
rebajar la temporalidad, me parece un objetivo que, sin duda, merece
la pena ser tenido en cuenta y ser apoyado.

Insiste S.S. en una fórmula de replanteamiento constitucional del
Senado. Si yo he entendido bien, S.S. ha planteado una fórmula
parecida a la del Bundesrat alemán, o la fórmula del Bundesrat
alemán. Bien. No hago ningún comentario. Simplemente digo que
nosotros somos partidarios de mantener el actual texto
constitucional, sin modificación. En todo caso, como S.S. ha afirmado
el pleno respaldo de su grupo, tomo nota de esta proposición de su
grupo parlamentario.

Gracias, señor presidenta. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), tiene la
palabra don Xavier Trías.




El señor TRÍAS I VIDAL DE LLOBATERA: Señora presidenta, señoras y
señores diputados, es para mí una satisfacción y una nueva
experiencia tomar la
palabra por primera vez en esta Cámara como portavoz del Grupo
Parlamentario Catalán. También es un orgullo haber tomado el relevo
de antecesores por los que siento gran admiración y amistad, como son
Jordi Pujol, Miquel Roca, Joaquim Molins y Josep López de Lerma.

En primer lugar, quiero reiterar nuestra felicitación al Partido
Popular por el triunfo que las urnas le han otorgado, un triunfo por
mayoría absoluta. Sinceramente, no es el resultado que hubiéramos
deseado, pero viene a certificar una confianza mayoritaria de la
ciudadanía española en los resultados de su gestión durante los
últimos cuatro años. Unos resultados que fueron posibles, en parte,
gracias a la contribución de Convergència i Unió y otros grupos de
esta Cámara a lo largo de la anterior legislatura, y agradezco sus
palabras al respecto, señor Aznar.

En segundo lugar, quisiera agradecer el sentido de las palabras del
candidato a la Presidencia del Gobierno al referirse concretamente a
la oferta de colaboración que ha hecho a todos los grupos
parlamentarios para los grandes temas de Estado. Creo sinceramente
que sería un error sustentar la acción del Gobierno sobre la base de
una mayoría absoluta que estuviera de espaldas al resto de las
formaciones políticas. No obstante, y más allá de las palabras y de
la declaración de intenciones que valoramos positivamente, creemos
que ya en este debate de investidura, y sobre todo a partir del
mismo, este posicionamiento de apertura y colaboración deberá tomar
cuerpo y confirmarse basado en el diálogo, la negociación y el
acuerdo, actitudes todas ellas ante las que nos encontrará siempre
plena y positivamente predispuestos.

Durante esta semana se ha dicho que la colaboración que se tenga con
nosotros dependerá del nivel del compromiso de Convergència i Unió
con la gobernabilidad en esta nueva legislatura que tenemos por
delante. Incluso se ha planteado hasta dónde estamos dispuestos
a involucrarnos con el futuro de España o, al menos, en esta nueva
etapa llena de retos y oportunidades. En este sentido, nuestra
actitud ha sido siempre en esta Cámara y a lo largo de todas las
legislaturas constructiva y positiva, con independencia de nuestra
fuerza numérica y de la correlación parlamentaria. No hemos otorgado
nuestros votos únicamente por razones de estabilidad. Hemos
participado activamente y hemos impulsado en esta Cámara grandes
acuerdos y consensos en temas tan importantes como el Pacto de
Toledo, del que hoy sé que el padre y la madre es el señor Martínez
Noval; políticas de familia o propuestas en el cambio en el ámbito de
la justicia en donde las iniciativas de Convergència i Unió han
conseguido la unanimidad y el voto favorable del conjunto de grupos
parlamentarios.




Señor candidato, por coherencia y por sentido de la responsabilidad
este sigue siendo en el presente nuestro talante y nuestra apuesta.

En este contexto, cuando



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se nos plantea hasta qué grado queremos involucrarnos, entendemos que
la incógnita no debe ser despejada por el nacionalismo catalán que
representamos, sino por el Partido Popular, que es el que, a nuestro
entender, debe ser capaz de clarificar hasta dónde está dispuesto
a llegar para dar solución a un conjunto de situaciones y de escenarios
que, después de más de veintiún años de vigencia de la Constitución y
más de veinte del Estatuto de Autonomía de Cataluña, siguen
pendientes o mal resueltos.

En todo caso, quiero reiterar la voluntad de Convergència i Unió de
impulsar en esta legislatura nuestra apuesta política para llegar a
acuerdos y consensos a partir de nuestro programa. Lo hemos hecho en
las dos últimas legislaturas, tanto con el PSOE como con el PP,
y estamos claramente satisfechos de nuestra aportación a la
gobernabilidad del Estado y al progreso institucional, económico y
social que se ha experimentado. En este sentido no podemos olvidar la
situación de crisis económica en la que se encontraba España en el
año 1993 y los interrogantes y las hipotecas que se cernían sobre
toda la sociedad en su conjunto.

Es verdad que el Grupo Parlamentario Catalán, ante la mayoría
absoluta del Partido Popular, se ha liberado del plus de
responsabilidad al que aludía Joaquim Molins en su intervención ante
esta Cámara el 3 de mayo de 1996 al anunciar el voto favorable de
Convergència i Unió a la investidura del presidente Aznar. Ahora nos
encontramos ante una nueva situación y una nueva coyuntura política.

Estamos en un momento en el que tenemos por delante muchas más
oportunidades y es el momento también de tomar decisiones
importantes. Desde el espíritu de colaboración que ofrece
Convergència i Unió quiero plantear los principales objetivos y
prioridades que nuestro grupo parlamentario cree que deben constituir
el hilo conductor de la acción política del futuro gobierno.

En primer lugar, debemos profundizar en las políticas llevadas a cabo
durante estos últimos años con el objetivo de afrontar la
convergencia real con Europa, garantizar un crecimiento estable y
equilibrado y ganar en competitividad. Para ello es necesario
ejecutar con decisión el plan de estabilidad y de crecimiento
presentado ante la Unión Europea, circunstancia que pasa por reforzar
la política presupuestaria de saneamiento y el equilibrio.

Compartimos el compromiso de equilibrar los presupuestos, incluso
compartimos reducir el peso del sector público, eso sí, respetando en
todo momento las prestaciones sociales que el sector público debe
garantizar. No obstante, nos preocupa que este proceso de reducción
del déficit se afronte sin garantizar al mismo tiempo la necesaria y
suficiente autonomía financiera a las comunidades autónomas.

En segundo lugar, la inversión en infraestructuras debe ser otra de
las prioridades políticas de la presente legislatura. Durante el
período 2000-2006 España va a
recibir unos nueve billones de pesetas procedentes de fondos de
cohesión de la Unión Europea. Es una cifra muy importante que a su
vez cierra la recepción de fondos europeos específicamente destinados
a garantizar nuestra plena integración en Europa. Son nueve billones
a los que deberemos añadir los recursos propios de nuestras
administraciones públicas y la inversión privada, lo que significa
hablar de muchos billones que nos deben permitir efectuar un enorme
salto adelante.

Señor Aznar, la construcción de infraestructuras significa equilibrio
territorial, significa competitividad, significa calidad de vida y,
en síntesis, significa futuro. El progreso económico futuro pasa por
diversificar las inversiones públicas y privadas en diferentes
sectores de nuestra economía productiva. Es evidente que ante
determinadas incertidumbres y ante la volatilidad de determinados
valores parece aconsejable la potenciación y la inversión en sectores
creadores de riqueza y de alto valor añadido como el turismo, el
comercio, la industria, la agricultura, entre otros. En concreto, y
por la importancia que representa para este último sector, es
imprescindible que en el marco de la aplicación de la nueva política
agraria comunitaria surgida de la Agenda 2000 el Gobierno defienda la
modulación de las ayudas y de los fondos comunitarios que se deriven
de la aplicación de las nuevas orientaciones de la política agraria y
afronte la mejora de la fiscalidad agraria y la consecución de un
régimen social más justo.

Asimismo, en relación con el anuncio de no mantener las ayudas
europeas al sector de los frutos secos, Convergència i Unió reclamará
que desde el Gobierno se exija con contundencia al Consejo de
Ministros de la Unión Europea la continuidad de unas ayudas que son
vitales para los agricultores y que deben convertirse en ayudas
directas a las rentas del sector. También en este ámbito de la
agricultura el Gobierno deberá tomar medidas para compensar el
aumento de costes que para el sector agrario comporta el aumento de
los precios de los carburantes.

Cuando hablamos de infraestructuras nos referimos a autopistas, a
autovías, al ferrocarril, al tren de alta velocidad; infraestructuras
son también los puertos y los aeropuertos. Señorías, en todo ello la
inversión es importante, pero tanto o más lo es su gestión. Les ruego
que en esta cuestión mantengamos abierto un amplio diálogo que
incluya la necesaria colaboración de la sociedad civil y de las
instituciones autonómicas y locales en la gestión de las mismas.

Señorías, infraestructuras son también las telecomunicaciones, lo son
las inversiones en investigación, en transporte, en medio ambiente,
en suministro de energía, y también lo es, tal como usted anunciaba
en su discurso, la necesaria implantación de un nuevo plan
hidrológico.

Señor Aznar, en este tema es tan importante la inversión extensiva
que abarque todo el territorio del Estado como la inversión intensiva
o selectiva, por ejemplo, en infraestructuras de investigación. No
tiene sentido



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que Cataluña aporte el 25 por ciento del producto interior bruto
industrial del Estado, concentre un núcleo importante de actividad
universitaria y en cambio invertir en I+D+I en Cataluña no haya sido
una prioridad para el Gobierno. Necesitamos cambios en este ámbito.

En tercer lugar, y valorando como muy positivos los avances
producidos en el ámbito de la creación del empleo y de reducción del
paro laboral en estos últimos años, es evidente que deberá imprimirse
un nuevo acento en la lucha a favor del fomento del empleo estable.

En este capítulo coincidimos en que de una forma especial deberá
darse prioridad al fomento de la incorporación de la mujer en el
mercado laboral, el incremento de la tasa de actividad, la formación
ocupacional, el impulso de las entidades de economía social y el
fomento de la creación de ocupación por parte de las pequeñas y
medianas empresas, de la microempresas y de los emprendedores,
especialmente de los más jóvenes. En este sentido, el Grupo
Parlamentario Catalán propondrá, entre otras iniciativas, la
elaboración de un estatuto de la microempresa y del emprendedor, así
como la reforma del régimen de protección de los trabajadores
autónomos con el objetivo de equipararlo al régimen general, puesto
que estos son objeto de un tratamiento injusto que no puede
sostenerse por más tiempo. Sus señorías conocen la prioridad política
que supone el apoyo a las pymes para el Grupo Parlamentario Catalán;
es necesario, como explicaba usted, aplicar políticas favorables a
las pymes en sus vertientes de fiscalidad, financiación y formación.

Solo así conseguiremos, como dice el presidente Pujol, primero,
situarnos dentro de cinco años en el porcentaje del PIB per cápita de
la media de los países de la Unión Europea; segundo, que la tasa de
actividad alcance la media de la Unión Europea; tercero, que la
inversión española en el sector exterior se sitúe entre el 2,5 y el
3,5 del PIB; cuarto, que nuestro I+D supere el 2 por ciento del PIB;
quinto, que consigamos la plena ocupación, es decir, que el paro
registrado se sitúe alrededor del 6 por ciento.

Para hacer posible esta continuidad en el crecimiento económico y en
la mejora de la competitividad de nuestra economía, en su discurso de
investidura de esta mañana he echado en falta algunos aspectos que
considero necesarios. Por ejemplo, no ha hablado de políticas para
fortalecer nuestra internacionalización, es decir, el aumento de
nuestras exportaciones y el incremento en nuestras inversiones en el
exterior. Tampoco ha hecho referencia a la reducción de cotizaciones
a la Seguridad Social como instrumento para favorecer la creación de
empleo. También nos gustaría escuchar del candidato a la Presidencia
del Gobierno un compromiso vinculado a la creación de empleo a través
de los nuevos yacimientos de empleos.

Señorías, para que seamos competitivos es necesario que el Gobierno
apoye decididamente y con más recursos
la educación y la formación en todos sus niveles. Por cierto, el
señor candidato ha expresado en su discurso su preocupación por el
papel básico de las humanidades y por el conocimiento de nuestro
pasado común. A nosotros también nos interesa que en su educación
nuestros jóvenes tengan un conocimiento veraz de la realidad de este
pasado, un pasado que se fundamenta en el reconocimiento del carácter
pluricultural y plurilingüe de los pueblos de España. Sólo desde el
conocimiento y asunción de estas diferencias se puede construir un
futuro común.

Señorías, la formación es la principal inversión de futuro en nuestro
país y en la sociedad global. Sin competencia profesional, técnica o
humana, no va a ser posible en el presente y en el futuro más próximo
afrontar el reto de la competitividad y de la calidad. Apostamos,
pues, por destinar más recursos a la educación primaria y secundaria,
a la formación profesional y a la formación universitaria.

Por lo que se refiere al ámbito universitario, es imprescindible
vincular aún más este nivel de formación con el mundo empresarial y
con las políticas de investigación, desarrollo e innovación, con la
finalidad de afrontar con garantías los cambios de todo orden que se
producirán en el mercado y en nuestra sociedad, y así ser más
competitivos. En consecuencia, debemos afrontar, como usted dice, la
reforma de la Ley de reforma universitaria, sin precipitaciones,
huyendo de tentaciones centralizadoras y desde el máximo consenso
político pero también académico.

A continuación, me voy a referir a dos cambios que serán
fundamentales en los próximos años. En primer lugar, no cabe duda de
que en el presente y en el próximo decenio la revolución tecnológica
será la gran protagonista de nuestra sociedad. Debemos pues invertir
e incentivar la incorporación de las nuevas tecnologías de la
información y de las comunicaciones en todos y cada uno de los
sectores productivos. España se encuentra entre los últimos lugares
de la Unión Europea en los indicadores sobre el desarrollo de la
denominada sociedad de la información. En particular, el número de
ordenadores por cada cien habitantes y el número de usuarios
frecuentes de Internet se encuentra entre los más bajos de Europa. Es
evidente que estas cifras nos deben preocupar y mucho. Si de verdad
queremos que España recupere posiciones en su entorno, la apuesta que
ahora debemos hacer es una apuesta muy decidida a favor de las
denominadas tecnologías de la información y de la comunicación.

Sin embargo, también quisiera destacar que no todo está mal en este
ámbito, ni mucho menos. En particular, la liberalización de las
telecomunicaciones que se realizó en la anterior legislatura está
transformando radicalmente nuestra dotación de infraestructuras. En
telefonía móvil contamos ahora ya con una de las mejores
infraestructuras del mundo, y a pesar de que recientementese han
levantado críticas sobre este proceso, lo



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cierto es que ha comportado la construcción de redes con una
cobertura territorial extraordinaria. En telecomunicaciones fijas el
proceso inversor es también muy intenso, y esto es bueno; sin
embargo, estas infraestructuras se están concentrando en las grandes
ciudades españolas. En esta legislatura deberían adoptarse medidas
para que las redes de fibra óptica no dividan el territorio español
en dos mitades. Es necesario, además, que en las escuelas todos los
alumnos finalicen la enseñanza primaria dominando la informática
Internet y la secundaria dominando el lenguaje multimedia, porque el
mundo laboral y cultural que les tocará vivir se lo va a exigir.

Finalmente, en el ámbito de las tecnologías existen dos campos más en
los que las administraciones públicas españolas deberemos dedicar una
atención muy destacada. En primer lugar, el uso de Internet como
instrumento básico de comunicación con el ciudadano, incluyendo el
uso masivo de la firma electrónica en las comunicaciones con validez
legal. Todos los formularios de la Administración deberían ser
accesibles por Internet. En segundo lugar, desde las administraciones
públicas deberíamos aprovechar e incentivar las enormes posibilidades
que nos brindan las tecnologías de la información para mejorar la
asistencia sanitaria y los servicios en general. Tenemos el deber,
pues, poderes públicos y sociedad civil, de colaborar y trabajar
juntos para hacer posible nuestra plena incorporación a la sociedad
de la tecnología y de la información. Es más, debemos marcarnos como
objetivo prioritario ser líderes en este ámbito también con la
finalidad de crear riqueza, ser competitivos, así como de promover el
necesario equilibrio territorial y la máxima cohesión social en tanto
que herramientas básicas con las que edificar una sociedad avanzada y
justa. Estamos hablando de un bien público, de un bien público de
interés social que no exige, por ejemplo, que Internet tenga la
consideración de servicio público de acceso universal.

Otro cambio importante que debemos afrontar de manera inaplazable es
el de la organización y la reorientación de los servicios públicos de
acuerdo con los cambios demográficos que están teniendo lugar y que
van a continuar durante los próximos años. El incremento de la
esperanza de vida, el progresivo envejecimiento de la población, el
incremento de la inmigración y la aparición de nuevas tecnologías de
elevado coste y de fuerte influencia en el ámbito de los servicios
públicos son elementos que determinan un nuevo escenario que, a su
vez, nos exige la toma de decisiones de indudable calado político.

En todo caso, desde las administraciones públicas, pero también desde
la sociedad civil deberemos afrontar estas nuevas realidades con
criterios de equidad y de eficiencia, buscando la corresponsabilidad
de los sectores afectados y de los agentes sociales. En este sentido,
y por coherencia con estos planteamientos,
deberemos ser capaces de consensuar y clarificar cuáles han de ser
las prestaciones sanitarias y sociales básicas cuya provisión deberá
garantizar el Estado y bajo qué condiciones y requisitos deberán
proveerse obligatoriamente, qué financiación tendrán, cómo se
plantearán nuevos mecanismos de gestión, estimulando al mismo tiempo
mecanismos de evaluación de los mismos, cómo hacemos participar a los
profesionales en las tomas de decisiones y cómo somos capaces de
crear ilusión en los profesionales que se dedican a estos servicios.




Desde Convergència i Unió, estamos plenamente determinados a
priorizar un programa político de fuerte acento social, no sólo
porque la coyuntura económica actual lo permite, sino también porque
el nacionalismo de Convergència i Unió es un nacionalismo
personalista, que tiene su razón de ser en el desarrollo y el
progreso de cada uno de los ciudadanos de nuestro país, así como en
la plena implicación de Cataluña en la modernización y el progreso de
todo el Estado.

Así pues, el crecimiento económico, los procesos de liberalización de
los mercados, la modernización de las estructuras sociales, de
flexibilización del mercado de trabajo y la innovación tecnológica
deben promoverse no como objetivos en sí mismos, sino como fórmulas o
medios para la mejora del Estado del bienestar y, por tanto, del
modelo social europeo.

El conjunto de estas políticas deberá tener muy en cuenta los
procesos de exclusión social que se están evidenciando en nuestra
sociedad, en concreto deberemos poner los medios necesarios para
luchar con eficacia contra la pobreza de naturaleza humana,
directamente relacionada con la imposibilidad de acceder a la
formación y el paro laboral de larga duración, así como contra la
feminización de la pobreza.

Estas realidades que nos amenazan y ante las que debemos ser
especialmente sensibles implican la priorización de políticas
sociales en ámbitos como el de la reforma de las pensiones, a través
del Pacto de Toledo, que aporten soluciones al colectivo de
pensionistas que perciben pensiones más bajas en general y
especialmente a los perceptores de las pensiones de viudedad. Casi la
mitad de las pensiones de viudedad reciben complementos por mínimos,
lo que significa que rozan prácticamente el umbral de la pobreza.

Convergència i Unió quiere revisar las pensiones de viudedad.

Asimismo debemos afrontar la reforma del régimen de trabajadores
autónomos y las reformas laborales orientadas a dar una mayor
estabilidad en la contratación, a combatir la precariedad laboral de
los jóvenes y a incentivar la ocupación de los parados de más de 45
años.

Deben abordarse también con urgencia políticas dirigidas a apoyar
mucho más a la familia, favoreciendo el acceso a la vivienda a precio
asequible, con programas específicos dirigidos a los más jóvenes y a
la tercera edad, reforzando la conciliación de la vida familiar y
laboral e incentivando la incorporación de la mujer al



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mercado laboral como ya he hecho referencia anteriormente. Asimismo
debemos impulsar nuevas medidas en materia de prevención de riesgos
laborales ante las actuales e inaceptables tasas de accidentalidad.

En otro orden de cosas, desde el Grupo Parlamentario Catalán
apostamos por un pacto de Estado para la integración social de la
inmigración que implique a todas las administraciones, partidos
políticos y sectores sociales con el fin de dar una respuesta
satisfactoria a las nuevas situaciones que provoca este fenómeno y
situarlo al mismo tiempo fuera de la lucha electoral y partidista.

Nuestro grupo parlamentario también está decidido a impulsar la
reforma del tercer sector de interés social con el fin de configurar
la sociedad civil como un actor privilegiado en la lucha contra la
exclusión y a favor de la integración de las personas con menos
posibilidades, creando ocupación, elaborando una nueva ley de
asociaciones y abordando la reforma de la Ley de Mecenazgo.




Estas y otras cuestiones traen a colación el modelo de Administración
pública del futuro, un modelo que va a tener que surgir del consenso
y del pacto, pero no por ello deberá dejar de tener en cuenta la
imprescindible competitividad en que deberá basarse. La
Administración pública por naturaleza debe estar al servicio del
ciudadano y debe atender a principios de calidad y de eficacia. Un
país para ser competitivo debe contar con unas administraciones
públicas competitivas, accesibles y dotadas de mecanismos que
favorezcan su adaptación a los cambios sociales, económicos y
tecnológicos. Debemos pues trabajar para dotarnos de una
Administración pública más flexible y que dé mayor satisfacción a los
ciudadanos, partiendo de la premisa básica de la subsidiariedad y
evitando duplicidades, especialmente en aquellos territorios y
aquellas comunidades que disponen de un importante número de
competencias exclusivas.

Otra asignatura pendiente es la necesaria reforma de la justicia, que
es inaplazable desde distintos puntos de vista y especialmente por la
exigencia social, por el clamor de los propios profesionales del
derecho y, sobre todo, por el necesario prestigio que debe recuperar
uno de los principales poderes y servicios públicos sobre los que
descansa nuestro Estado de derecho, pero también por razones de
competitividad. Desde el convencimiento de la coincidencia sobre sus
deficiencias actuales, que es casi total, tenemos entre todos el reto
de lograr un pacto de Estado para la reforma global de la
Administración de justicia que aborde de manera simultánea aspectos
legislativos, organizativos, funcionales, competenciales y
presupuestarios.

Señora presidenta, señorías, nuestra formación electoral,
Convergència i Unió, es una fuerza nacionalista. Representamos en
esta Cámara el nacionalismo mayoritario catalán y lo hacemos, como
siempre, desde una actitud positiva. Siempre hemos mostrado un
talante
abierto y dialogante y desde esta voluntad de diálogo hacemos una
apuesta para avanzar de forma más decisiva en una concepción de
España como Estado plurinacional.




Cataluña es una nación. Más allá de que algunos pretendan discutirlo,
la sociedad catalana en su conjunto y la mayoría de las fuerzas
políticas y sociales catalanas conciben Cataluña como una nación, con
su historia, con su personalidad e identidad propias. En esta
legislatura, Convergència i Unió quiere plantear de forma abierta y
dialogante un reconocimiento del carácter plurinacional,
pluricultural y plurilingüe del Estado español y este reconocimiento
es posible dentro de la Constitución española. Convergència i Unió
tiene una especial legitimidad para plantear este reconocimiento de
la pluralidad. Nuestro impulso ha hecho posible la construcción de un
Estado de las autonomías que ha supuesto un avance muy positivo en el
proceso de descentralización política del poder, probablemente la más
importante de Europa, y, sin embargo, veinte años después de su
inicio este proceso sigue estando inacabado. Hemos asistido a una
generalización autonómica sin precedentes. Nosotros hemos sido uno de
los motores decisivos para avanzar en este ámbito. En su día,
contribuimos y nos implicamos en el consenso constitucional. Con los
votos de Convergència y Unió han sido avalados todos los estatutos de
autonomía y también hemos votado a favor de cada una de las reformas
estatutarias que la mayoría de las comunidades autónomas han
impulsado. Asimismo, siempre hemos votado a favor de los distintos
sistemas de financiación específicos que se contemplan, desde el cupo
vasco hasta el régimen especial del archipiélago canario. No hemos
negado nunca nada a nadie, siempre hemos considerado positivo dar
respuesta al impulso autonómico que los distintos territorios han
querido conseguir y son muchos los que ahora se sienten satisfechos
de toda esta evolución. No obstante, nosotros, que hemos colaborado
a hacer posibles todos estos avances, debemos hoy poner de relieve que
no nos sentimos satisfechos del actual nivel de autogobierno de
Cataluña ni de las reticencias que todavía existen cuando planteamos
un reconocimiento de la realidad plurinacional, pluricultural
y plurilingüe del Estado. Ahora, desde esta especial legitimidad y con
la voluntad de abrir un diálogo constructivo con todas las
formaciones políticas, Convergència i Unió quiere plantear la
necesidad de profundizar en una mejora clara del autogobierno que
desde Cataluña reclamamos. Consideramos que es posible un desarrollo
constitucional que apueste de forma decisiva por la diversidad y la
pluralidad; constituir un Estado autonómico no significa igualar
siempre a la baja las posibilidades de autogobierno de las distintas
comunidades autónomas. Desde Cataluña, sin querer negar nada a nadie,
reclamamos más autogobierno para dar cumplimiento a nuestras
necesidades y aspiraciones. Por tanto, Convergència i Unió plantea



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en esta legislatura profundizar de forma decisiva en un mayor avance
en los niveles de autogobierno. Debemos redefinir la legislación
estatal básica. A menudo, esta legislación supone una restricción
para el ejercicio de competencias que comunidades autónomas como
Cataluña han asumido en su estatuto. No debemos permitir que sea
siempre el Tribunal Constitucional quien finalmente delimite el
alcance de la legislación básica. En muchas ocasiones esta
legislación ya no debería haberse aprobado. Debemos apostar de forma
decisiva por una lectura más autonomista, que permita un ejercicio
más expansivo de las competencias que han asumido las comunidades
autónomas y un respeto escrupuloso de sus competencias exclusivas.

Esta nueva dimensión de la legislación básica debería afectar a
ámbitos muy diversos, como, por ejemplo, el de régimen local o el
relativo a las bases del régimen jurídico de las administraciones
públicas. De esta manera, la legislación básica debería comprender
únicamente el establecimiento de unos principios o reglas de carácter
muy general, que permitieran a las comunidades autónomas adoptar
decisiones legislativas propias en cada ámbito.

Debemos también avanzar en las posibilidades que el artículo 150.2 de
la Constitución permite, para impulsar un desarrollo diferencial del
estatuto autonómico, posibilitando la transferencia a una o varias
comunidades autónomas de ámbitos competenciales que corresponden al
Estado. Su utilización tiene un encaje perfecto dentro de la
Constitución y, profundizando en esta vía, podemos avanzar en el
necesario reconocimiento de la Administración autonómica como
Administración ordinaria o única en diversos ámbitos, como, por
ejemplo, el relativo a la creación de un nuevo modelo de Agencia
Tributaria.

También debemos trasladar el carácter plural del Estado a las
distintas instituciones que nos representan, y muy especialmente en
aquellas que suponen la manifestación de la diversidad cultural. No
tiene ningún sentido, por ejemplo, que en una organización
internacional dedicada fundamentalmente a la cultura como la Unesco,
el Estado español sólo esté representado en el ámbito de la
Administración general del Estado, sin reconocimiento alguno de su
pluralidad lingüística y cultural. Señor candidato, usted ha
manifestado que la cultura será una de las prioridades del futuro
Gobierno. Efectivamente, deben incrementarse las dotaciones
presupuestarias destinadas a cultura, y debe hacerse de acuerdo con
la Constitución, que establece expresamente que la riqueza de las
distintas lenguas de España es un patrimonio cultural que requiere de
un especial respeto y protección. En este sentido, para nosotros, el
Instituto Cervantes, como órgano de un Estado plural, debe
promocionar también el catalán, el vasco y el gallego. También debe
mejorarse la fiscalidad de la producción y la creación cultural. Ello
potenciaría el
sector y contribuiría al necesario incremento del consumo cultural de
la población y de la creación de empleo.

En el ámbito institucional, nuestro grupo apuesta decisivamente por
una reforma del Senado que lo convierta en Cámara territorial,
siempre que consiga ser canal de expresión de una realidad
diferencial y plural. Un Senado que no reconozca de forma decisiva
los hechos diferenciales no puede tener sentido si realmente quiere
ser la Cámara de representación territorial.

Señora presidenta, señorías, Convergència i Unió sigue apostando por
este impulso hacia un mayor autogobierno, y este impulso significa
también un nuevo modelo de financiación autonómica más justo y
solidario. Nos falta pedagogía. La Administración general del Estado
ha descentralizado en las comunidades autónomas una parte muy
significativa de gestión del gasto. Usted lo decía. Sin embargo,
estas no disponen de la autonomía financiera imprescindible que
requiere toda autonomía política. Cataluña contribuye, y mucho, a la
financiación de toda la Administración y a la financiación de
solidaridad respecto a los demás territorios del Estado. Nunca se ha
conseguido, a pesar de haberse aprobado en esta Cámara, el análisis y
la publicación de las balanzas fiscales que reflejan lo que aporta y
percibe cada una de las comunidades autónomas en relación con el
Estado. Es una cuestión de transparencia, de dar las cuentas claras a
los ciudadanos y de disponer de la información suficiente para tomar
decisiones. Pues bien, según los últimos estudios correspondientes
a 1998, Cataluña aporta anualmente un saldo de 1,3 billones de pesetas
al Estado y a los demás territorios. Esto significa que Cataluña hace
una aportación neta al Estado equivalente al 8 por ciento de su PIB,
y lo hace año tras año. Cataluña tiene un sistema de financiación
injusto. No hay ningún otro territorio de Europa que realice una
aportación neta al Estado y a otras regiones tan elevada como la que
realiza Cataluña. Esta situación tiene fecha de caducidad. O bien
España apuesta por una Cataluña fuerte, innovadora, motor de España
y del sur de Europa, lo cual implica resolver el problema de
financiación y también de autonomía política, o bien la aportación
anual que Cataluña efectuará a España cada año va a ser inferior a
causa de la simple pérdida de actividad y pérdida de capacidad de
competencia ante una dinámica de la Europa de las regiones.

Señorías, la progresiva consolidación del sistema autonómico hace
necesario, como condición imprescindible, un sistema de financiación
de las comunidades autónomas estable y con los mismos requisitos de
suficiencia y autonomía financieras de las que dispone la
Administración central del Estado. Ello obliga a perfeccionar el
actual sistema de financiación y a avanzar en la línea de la
corresponsabilidad fiscal ya iniciada, lo que ha de permitir que los
gobiernos y parlamentos de las comunidades autónomas puedan
desarrollar



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ampliamente las competencias financieras previstas en los estatutos
de autonomía.

El nuevo modelo de financiación de las comunidades autónomas debe
tener un carácter permanente y estable, pero para ello debe recoger
una plena y equilibrada diversificación de las fuentes de
financiación, con la inclusión especialmente de la imposición
indirecta, impuestos especiales e IVA como marco necesario para el
cumplimiento de las competencias estatutarias. El sistema de
financiación debe disponer de la flexibilidad necesaria y de la
adecuación a los estatutos de autonomía que permitan un estricto
cumplimiento de las especificidades de las comunidades autónomas, en
especial de las de carácter cultural y lingüístico.

Las comunidades autónomas, al igual que el Gobierno del Estado,
tienen como objetivos prioritarios el crecimiento económico y la
cohesión y el bienestar social. En este sentido, la distribución de
los recursos públicos, y entre ellos los destinados a la inversión
pública, ha de hacer posible un mejor cumplimiento de los criterios
de eficiencia y asegurar el crecimiento a largo plazo de la economía
española en su conjunto. Ello implica que la variable esfuerzo fiscal
tenga un peso específico en la distribución de los recursos públicos
a fin de garantizar en el futuro el equilibrio entre el crecimiento
económico y la aportación a los ingresos públicos en función de la
riqueza relativa. Esta distribución de los recursos públicos debe ser
transparente, con unos criterios explícitos y bien determinados de
los objetivos de solidaridad entre comunidades autónomas. La
autonomía y suficiencia financiera de las comunidades autónomas
mediante una más amplia participación en las distintas fuentes
tributarias ha de permitir y debe ir acompañada del aumento de la
potestad tributaria en los tributos cedidos o participados.

Complemento indispensable de la autonomía y suficiencia financieras
de las comunidades autónomas es la gestión tributaria. Una
descentralización política y administrativa que quiera superar a su
vez la asimetría de descentralización de ingresos y gastos existentes
en el sistema de financiación de las comunidades autónomas de régimen
común requiere la existencia de un consorcio con una estructura en el
ámbito central y otra en el territorial en el que participe el Estado
y cada una de las comunidades autónomas.




La señora PRESIDENTA: Señor Trias, le ruego vaya concluyendo.




El señor TRIAS I VIDAL DE LLOBATERA: Voy concluyendo.

Corresponderían al mismo las funciones que hoy lleva a cabo la
Agencia Tributaria.

Señor candidato a la Presidencia del Gobierno, si desde la
Constitución hemos decidido apostar por el Estado de las autonomías,
démosle cumplimiento, es
decir, autonomía política y autonomía económica. Lo uno sin lo otro
resulta inviable.

Señora presidenta, señorías, una última cuestión que quería plantear
es la necesidad de que España continúe participando en primera línea
en el proceso de construcción europea. Ello implica participar
activamente en los procesos de integración de nuevos Estados miembros
del centro y del este de Europa. Es obvio que no somos los mejor
situados geográfica y políticamente, pero España tiene la magnífica
experiencia de nuestro propio proceso de integración tras una larga
dictadura y con una ejemplar transición democrática. El Estado
español debe ser líder y motor dentro de la Europa mediterránea y
debemos liderar las relaciones de la Unión Europea con Iberoamérica.

En este ámbito europeo, también deberemos definir el proceso de plena
profesionalización de las Fuerzas Armadas.

Señor Aznar, la supresión del servicio militar obligatorio fue una
propuesta de Convergència i Unió. Hoy valoramos positivamente el
compromiso de avanzar para finales del 2001 la supresión del servicio
militar obligatorio. Este es un compromiso que está en la línea de lo
que ha defendido nuestro grupo parlamentario en la anterior
legislatura y nos alegramos de ello. Alargar en exceso el proceso de
plena profesionalización conlleva riesgos importantes. Nuestro grupo
cree que incluso la fecha podría adelantarse para finales del año
2000. Tendremos oportunidad de debatir sobre ello en las próximas
semanas.

Señoría, en este marco de nuestras relaciones con terceros países
debemos también afianzar nuestro compromiso con los países menos
desarrollados. En este momento en el que disponemos de mayores
recursos económicos, de mayor protagonismo político en los foros
internacionales, también nos corresponde asumir una mayor cuota de
responsabilidad en relación a los países menos desarrollados y
especialmente en relación a los países del norte de África y de
Iberoamérica. El año 2000 es el Año Internacional de la cultura de la
Paz. Para Convergència i Unió la presente legislatura también debería
caracterizarse por ser una legislatura en la que los avances en este
campo se hagan evidentes. Nuestro presupuesto no alcanza ni siquiera
el 0,3 del PIB para ayudas al desarrollo, una cifra que supone menos
de la mitad del porcentaje con el que estamos comprometidos todos los
partidos de esta Cámara. Debemos corregirlo. La segunda cuestión en
este ámbito es la condonación de la deuda externa de aquellos países
menos desarrollados. Ésta debe ser una acción prioritaria y el
Gobierno español debe jugar un papel activo en la escena
internacional con este objetivo. Y en tercer lugar, urgimos la
ratificación del Estatuto del Tribunal Penal Internacional por parte
de España. Con todo ello, señorías, pretendemos otorgar una mayor
dimensión humanitaria a la política exterior española.

En este contexto del Año Internacional de la cultura de la Paz me
permitirán que haga una apuesta comprometida



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por el futuro del País Vasco, por el fin de la violencia que atenaza
su sociedad, violencia y terrorismo que condenamos con toda
rotundidad, y para que sus representantes políticos diriman sus
diferencias y sus proyectos sobre la base del diálogo y la
complicidad con la democracia hasta sus últimas consecuencias.

Asimismo, el Grupo Parlamentario Catalán quiere manifestar su pleno
apoyo una vez más al nacionalismo democrático vasco, porque
entendemos que no habrá futuro posible sin su concurso.

Señor candidato, señorías, el Grupo Catalán quiere realizar en esta
legislatura una apuesta responsable para contribuir a lograr los
grandes retos que tenemos planteados. Convergència i Unió tiene una
predisposición positiva a votar favorablemente su investidura, aunque
para hacerlo necesitamos también un grado mayor de concreción en
aspectos que para nosotros son fundamentales, como el de la
financiación autonómica. Como tercer grupo de esta Cámara, queremos
ayudar a aunar posiciones y queremos participar con nuestro impulso
en los grandes pactos de Estado que España debe afrontar. Sin
renunciar a nuestras convicciones, en este camino del diálogo, el
futuro Gobierno y los grupos parlamentarios de esta Cámara tendrán en
nosotros un interlocutor con voluntad de participar activamente en lo
que debería ser una legislatura positiva para todos. Éste es, por lo
menos, el propósito del grupo parlamentario que presido, un propósito
que espero pueda redundar finalmente en resultados beneficiosos para
el conjunto de la sociedad.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Trias.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, quiero agradecer en primer lugar la
felicitación del portavoz del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), señor Trias, al que me alegro de ver por aquí
y que se haya estrenado, como él ha dicho, nada menos que en un
debate de investidura, lo cual, sin duda, es una buena manera de
estrenarse. Y si además anuncia una predisposición favorable a la
votación del candidato a la investidura (Rumores.), su debut
parlamentario no puede empezar mejor y con mejores augurios, lo que
le agradezco muy sinceramente. Usted comprenderá que hasta aquí esté
de acuerdo con lo que ha manifestado, y le quiero decir que estoy de
acuerdo con un porcentaje altísimo de las cosas que usted ha dicho,
pero hay otro porcentaje con el que estoy un poco menos de acuerdo,
aunque eso lo iremos viendo ahora. En todo caso, quiero manifestar
que agradezco mucho sus aportaciones y su voluntad positiva y
constructiva, algo que me parece muy importante y que es una buena
demostración de una actitud de diálogo abierto y de una
estabilidad, más allá, como luego me referiré, de cualquier
coyuntura, para que con independencia, como he dicho antes, de los
diputados que tenga la mayoría, 156 ó 183, se sepan mantener
posiciones de fondo constructivas y positivas sobre la base posible
de objetivos comunes o de acuerdos de fondo.

A partir de ahí, yo comprendo que a la hora de valorar los resultados
electorales S.S. me diga que no le ha gustado exactamente lo que ha
ocurrido y usted me comprenderá si le digo que yo no estoy del todo
disgustado con lo que ha sucedido. Pero ahora, a partir de este
momento, hace falta ver si somos capaces de afirmar esas voluntades y
ponernos de acuerdo y vamos a ver si lo intentamos y lo podemos
llevar hacia delante.

Sabe S.S. que nosotros hemos valorado positivamente -y yo siempre lo
he hecho- las aportaciones de Convergència i Unió y que además los
españoles nos han dado una mayoría en razón del balance de cuatro
años de gobierno y en razón también de un proyecto para cuatro años
de gobierno. Pero, evidentemente, esos resultados no hubiesen sido
posibles si no se hubiese estimado positivamente el balance de cuatro
años de gobierno. Por tanto, todas aquellas fuerzas políticas que de
alguna manera han contribuido -Convergència i Unió ha contribuido- al
mantenimiento de la estabilidad parlamentaria en la pasada
legislatura y al impulso de la tarea de gobierno, con sus iniciativas
y con nuestros acuerdos públicos suscritos, podemos sentirnos
razonablemente satisfechos de la tarea realizada. Además, gobernar
desde el diálogo forma parte del compromiso: aunar voluntades, tener
objetivos comunes, compartir ambiciones y proyectos, incorporar todas
las aportaciones que puedan mejorar la marcha general de las cosas.

Esos objetivos tienen sentido y son planteables, en gran medida, a
través de lo realizado en la pasada legislatura. Nos propusimos
conjuntamente poner en marcha un país más abierto, más moderno y
solidario e iniciar reformas que sin duda han producido mejoras; y si
hoy podemos marcarnos otros objetivos, si hoy podemos hablar de
mayores objetivos en el empleo, de infraestructuras ambiciosas que
pueden vertebrar mejor nuestro territorio y mejorar nuestra
competitividad, si podemos hablar de nuevos objetivos en
investigación, si podemos hablar de una nueva reforma fiscal es
justamente porque hemos sentado las bases que nos permiten dar un
nuevo impulso a ese proceso de reformas y de modernización de nuestro
país. Dicho de otra manera, nos encontramos en mejores condiciones de
las que estábamos hace cuatro años. Y gracias a ese trabajo podemos
plantearnos otros objetivos, en los cuales sustancialmente
coincidimos en cuanto a lo que es el proceso y el progreso de la
modernización de nuestro país. También hemos demostrado que ese
proceso de reformas es perfectamente compatible y, más aún, es mejor
si se quiere, mejor servido, mejor entendido, desde la perspectiva
del diálogo y desde la perspectiva del



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acuerdo que no desde otras perspectivas diferentes. Por eso,
señorías, valoro esa aportación de Convergència i Unió, de su grupo
parlamentario.

Mantener ese diálogo fluido con el Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió es, en gran medida, lo que se ha convenido y lo
que se ha acordado, buscando objetivos comunes en las conversaciones
que hemos mantenido después de las pasadas elecciones generales. Es
verdad que las circunstancias han variado por los resultados
electorales, pero es verdad también, y lo constatamos, que la
voluntad sigue siendo la misma, que al fin y al cabo es lo más
importante y es lo que cuenta. No estamos, por lo tanto, ante algo
coyuntural; estamos ante una cuestión de fondo. No estamos ante la
necesidad derivada de un resultado electoral, sino frente a la
determinación del compromiso ante un proyecto político. Aprecio mucho
que S.S. me diga que el nivel de compromiso depende de lo que yo
decida, y se lo agradezco. Pero S.S. entenderá que no es así, primero
porque no soy el que debe decidir dónde llega su nivel de compromiso,
sino que son más bien ustedes, su grupo parlamentario, su partido,
los que deben decidir dónde quieren situar su nivel de compromiso en
un proyecto o en un impulso común de una tarea muy clara de gobierno.

Está claro, señoría, que en algunas materias nuestra posición no es
idéntica, podemos tener diferencias y no pasa nada. Se pueden tener
diferencias y se salvan o se acuerdan las diferencias o no se
acuerdan las diferencias y no es dramático. Evidentemente, no es lo
mismo Convergència i Unió que el Partido Popular, ya que ambos tienen
sus compromisos y sus electores. Si fuésemos lo mismo tendríamos que
plantearnos las cosas de otra manera todavía mucho más intensa. En
consecuencia, la determinación del compromiso para el nacionalismo
moderado, en su incorporación a un proyecto común, creo que depende
de la voluntad de decir: pongo el límite de una aportación en un
momento determinado. Y yo lo comprenderé. No diré si me gusta más o
menos; lo comprenderé. Lo que creo es que ésa no debe ser mi
decisión. Otra cosa diferente es que le diga, como le digo, que mi
disponibilidad es abierta.

A partir de ese momento, S.S. ha tratado algunos asuntos a los que me
gustaría hacer referencia, empezando por los que se refieren a las
comunidades autónomas, a las autonomías y a la financiación. Yo sé
muy bien cuál es la interpretación constitucional global española que
ustedes hacen, que es la que usted ha hecho aquí, y usted sabe cuál
es la que yo hago; y yo hago la interpretación estricta
constitucional de la pluralidad constitutiva de España. A partir de
ese momento cada uno le pone el adjetivo que le quiere poner. La mía
es esa, la de la pluralidad constitutiva de España, porque eso es lo
que dice nuestra Constitución. Por tanto, no es que lo reconozca, es
que esa es la realidad de España: la historia de una pluralidad que
hoy es una gran nación moderna que se proyecta en el siglo XXI.

Y eso, en mi opinión, lo expresa positivamente nuestro texto
constitucional. Por eso y porque ese es un elemento y una pieza
básica de nuestra convivencia, yo no soy partidario de las
modificaciones de nuestro texto constitucional.

Usted me entenderá si yo le digo que tengo ciertas reservas a las
lecturas parciales del texto constitucional porque, al final, el
texto constitucional lo tiene que leer alguien cuando hay
divergencias, y en nuestro sistema ese alguien es el Tribunal
Constitucional. Fíjese usted que hay cuestiones en sentencias del
Tribunal Constitucional que a S.S. o a su grupo a lo mejor no le
convencen, pero yo le aseguro que hay otras que no convencen al
Gobierno o a mi grupo. No voy a poner ejemplos. Probablemente el
tribunal no está para satisfacer a unos ni para satisfacer a otros.

Lo que yo quiero decir es que con las lecturas parciales
constitucionales hay que tener mucho cuidado porque lo mismo que se
plantea en un sentido determinado puede existir la tentación de
plantearlo en otro y, al final, salir perdiendo innecesariamente en
lo que significa el punto de encuentro de la Constitución,
innecesaria e indebidamente, cuando en él todos nos podemos sentir
con una cierta comodidad sin necesidad de reformarlo o reformularlo.

Naturalmente, señor Trias, no le voy a pedir que diga o que crea
aquello que no cree o que no debe decir ni usted me lo va a pedir a
mí, como es natural y como es lógico. Lo importante es que en su caso
sepamos extraer ese punto de encuentro que a mí me parece lo más
relevante y lo más importante. Como es lógico, yo entiendo
perfectamente que S.S. diga que todavía faltan instrumentos de
autogobierno, y S.S. entenderá que yo diga que estamos en un momento
en que los instrumentos de autogobierno están bien dotados y tenemos
que apostar sustancialmente por la estabilidad. Eso no quiere decir
que no se pueda seguir hablando en el futuro. Quiero decir que con
los datos de descentralización, de autonomía política o -para
utilizar correctamente la expresión- de autogobierno y con los datos
de descentralización financiera estamos en unos momentos en los
cuales esa estabilidad y esa cohesión es absolutamente básica. A mí
me parece lógico que usted diga: Pues todavía requeriríamos algo más.

Pues mire usted, ya se verá, pero yo mantengo mi posición de que es
lógico que esa estabilidad forme parte esencialmente de nuestro
propósito y de nuestro proyecto en sus distintos ámbitos y en sus
distintos ambientes, entre otras cosas porque el mismo discurso que
S.S. ha hecho a la hora de valorar competencias y acciones, la propia
dinámica autonómica, el propio mundo real, la propia interconexión
actual, el propio mundo globalizado nos lleva a estar menos
pendientes de lo que significa la exclusividad competencial o la
soledad a la hora de ejercitar determinadas competencias. Podríamos
preocuparnos si estuviésemos hablando del cuestionamiento de la
titularidad competencial. Yo no reclamo el ejercicio de ninguna
competencia; digo que en el



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mundo de hoy la exclusividad es un concepto relativo, lo cual no
quiere decir que no se sea estrictamente escrupuloso en el respeto de
lo que significa la distribución competencial en nuestro país con
arreglo a nuestro sistema.

A partir de ese momento le diré, señoría, que desde el punto de vista
de la financiación hay tres aspectos -antes me he referido algo a
ello- que conviene tener en cuenta. Uno es la evolución del sistema:
si ha funcionado, si no ha funcionado; otro, los condicionamientos de
la Unión Europea; y otro, nuestras propias obligaciones y nuestros
propios condicionamientos. En 1996 pactamos un modelo para cinco años
y en el 2001, como usted sabe muy bien, tenemos que revisar ese nuevo
modelo. Yo lo que quiero es que en primer lugar se reflexione sobre
los frutos que ha dado de sí ese modelo, pero que reflexione todo el
mundo al que le afecta el modelo. Por ejemplo, yo decía antes que
cuando se da una capacidad normativa al impuesto sobre la renta de
las personas físicas algunos entienden mal que, cuando un territorio
tiene más renta que ganar, más expansión de bases fiscales en renta
tiene y más capacidad de recaudación tiene; eso algunos no lo han
entendido. Le puedo decir que ha habido tres comunidades que se han
quedado fuera de este sistema y que han perdido 170.000 millones de
pesetas por quedarse fuera del sistema, equivocadamente, en mi
opinión. Otra base es si existen unos mecanismos de suficiencia
financiera en función de las competencias. Su señoría estará de
acuerdo conmigo en que nunca, nunca, había habido un volumen de
recursos similar para la financiación autonómica como el que ha
habido del año 1996 al año 2001. Jamás había habido ese sistema y
jamás con tantas posibilidades normativas como había desde el punto
de vista de la capacidad reconocida para las comunidades autónomas.

Debemos analizar por tanto la suficiencia; debemos analizar si se ha
mejorado la solidaridad interterritorial, que en mi opinión se ha
mejorado, y debemos analizar también si se ha fortalecido la
corresponsabilidad.

Creo que el sistema de financiación autonómica que planteamos ha sido
útil; ha sido útil en general, ha sido útil para las comunidades
autónomas y ha sido útil también para el crecimiento económico en
España y para la generación de empleo. Y al abordar cualquier
reforma, cualquier modelo de financiación autonómica, hay que tener
en cuenta este balance, y también hay que tener en cuenta, en mi
opinión, las nuevas necesidades que puedan surgir. Pero esas nuevas
necesidades tienen que surgir sobre la base de esa comprensión mutua
en la necesidad de dar estabilidad, en su conjunto, a un sistema.

Señor Trias. antes le he puesto unos ejemplos. Le he dicho que cuando
terminamos de transferir la sanidad, si quitan ustedes el gasto de
pensiones, el Estado queda reducido al 16 por ciento del gasto
público en nuestro país. Esa es la realidad. Es decir, si hay unos
compromisos
de estabilidad que nacen de la moneda única europea y que nacen
del programa de estabilidad, y si hay una convicción en la
estabilidad, que es una de las bases fundamentales para que nuestro
país pueda prosperar y siga creando empleo, y nosotros compartimos
esa vocación fundamental de conseguir el equilibrio presupuestario en
el año 2001, todos tenemos que corresponsabilizarnos con ella. No
podremos mantener durante mucho tiempo un sistema en el que los
gastos vinculados a transferencias de comunidades autónomas crecen
con arreglo al PIB nominal, mientras que los ingresos del Estado no
lo hacen, porque es imposible en algún momento transferir recursos.

¿Dónde podemos entonces encontrar el cauce fundamental para hacerlo?
En la corresponsabilidad. Y la corresponsabilidad es lógica y es
necesaria cuando se tiene ese nivel de transferencias. Pero es que
cuando se gasta más o se va a gastar más de lo que gasta el Estado,
se va a ser más responsable de gasto que el Estado, quiere decir que
todo el mundo tiene que aportar a la hora de la reducción del déficit
y la reducción de la deuda, etcétera; y que tenemos que ser muy
exigentes en nuestro pacto de estabilidad interna y en la gestión de
nuestros recursos, señorías. Eso es absolutamente básico, es
absolutamente fundamental, y servirá para que se sigan produciendo
nuevas bases fiscales o nuevos rendimientos en favor de las
comunidades autónomas. Desde ese punto de vista es por lo que la
corresponsabilidad -insisto- es un elemento básico, y ya miraremos,
señorías, sobre qué, si se puede hablar de impuestos especiales o de
impuestos sobre el valor añadido, pero eso es de lo que hay que
hablar. Yo creo que aquí tenemos que estar de acuerdo esencialmente
en cuál debe ser el camino y en que ese camino tenga una utilidad
general para todas las comunidades autónomas en términos de
suficiencia y de corresponsabilidad. Su señoría sabe que cuando se
habla de corresponsabilidad y de capacidad normativa yo puedo decir:
de acuerdo. Y cuando se habla de que si se quieren mejoras
adicionales hay que aplicar las bases fiscales: de acuerdo. Pero
también se puede decir que hay que ejercitarlo, porque la capacidad
normativa está para ejercerla, no para no ejercerla. Me dirá usted
que se ejercita si se quiere y no se ejercita si no se quiere. De
acuerdo en que en eso consiste la autonomía, pero convengamos también
en que desde el punto de vista de lo que es la exigencia de
transferencias de fondos de la Hacienda central la cosa tiene su
limitación.

En consecuencia, yo quiero que sea ese camino en el que nos podamos
encontrar, y eso significa también encontrarnos en un camino de mayor
coordinación en la Agencia Tributaria. Señoría -lo diré con toda
claridad-, España tiene un sistema fiscal más o menos descentralizado
que necesita una administración que le sirva, y esa administración
que le sirva es, entre otras cosas, la Agencia Tributaria. Y la
Agencia Tributaria noes que no se quiera, que no quiero, no es que no
se



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deba, que no debo, es que no se puede desmantelar. Otra cosa distinta
es que se puedan coordinar mejor las responsabilidades autonómicas y
de la Hacienda central en el marco de las responsabilidades de la
Agencia Tributaria. Como es natural, a eso sí que estoy plenamente
dispuesto, pero es un ejercicio de coordinación en el cual tenemos
que avanzar. Por ello me parece que tenemos que ir perfeccionando un
discurso en virtud del cual seamos capaces de analizar cómo mejoramos
la calidad de los servicios públicos que prestamos, en lugar de un
discurso en virtud del cual estemos ciertamente algo anclados -y no
lo digo precisamente por su intervención sino en general- en
cuestiones reivindicativas, por una razón, porque S.S. ha dicho una
cosa que es muy importante, y es que han pasado veinte años desde la
aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña. A veces he hablado
con algunas personalidades que decían: ¿Si hace veinte años se dice
que se va a estar en esta situación alguien lo hubiese creído o
alguien lo hubiese firmado? Siempre se puede decir que podía haber
sido más, efectivamente, y podía haber sido menos, pero me parece que
no se puede decir que la fórmula no haya funcionado. Después de
veinte años de autonomía han pasado muchísimas cosas, tan muchísimas
cosas que se acaba de aprobar -y usted lo conoce probablemente mejor
que yo- el último presupuesto de la Generalidad de Cataluña con más
recursos que nunca; no sé cuántos han sido pero me parece que dos
billones y pico de pesetas de recursos. Evidentemente, el cambio en
veinte años no puede ser más espectacular de lo que puede reflejarse
en algunos casos en determinados momentos. Por eso le quiero decir
que hablar en ese sentido y en esas circunstancias de un discurso que
a ustedes les complace pero que yo veo que es una realidad más o
menos discutible, el de las balanzas fiscales, la cifra que usted ha
dado la ha dado porque le conviene, y si yo estuviese en su lugar
hubiese dado esa cifra, pero sabe que esa cifra ha sido también
puesta en cuestión por otros institutos y por otros estudios. ¿Por
qué? Porque yo creo que hablar de balanzas fiscales, por ejemplo,
dejando de lado la deuda u otros flujos -lo he explicado en esta
Cámara en alguna ocasión- que se refieren también al ámbito del
comercio, es un debate en la Unión Europea y al final es el mismo
debate de la Agenda 2000 y es el mismo debate sobre no me diga usted
sólo lo que aporta porque vamos a ver también cómo funcionan los
flujos comerciales, cómo funciona el empleo, cómo funciona la
inversión y cómo funcionan todos aquellos recursos de capital que
hacen que una comunidad se vaya desarrollando al máximo. Todo eso es
lo que hay que poner encima de la mesa. Insisto en que si yo
estuviese en su lugar también lo haría, pero se pone encima de la
mesa porque yo creo que es lo lógico. Muchas veces he puesto el
ejemplo de los fondos de solidaridad. Hay un fondo de cohesión para
construir el metro de Oporto -pongo este ejemplo para no poner uno
de aquí y además porque se puso en algún Consejo Europeo-, ¿y quién
hace el metro de Oporto? Empresas alemanas. Hablemos entonces de las
balanzas fiscales y de algunas cosas más que determinan rendimientos
y posibilidades para todos los países y para todas las comunidades.

Estoy casi plenamente de acuerdo en todas las cuestiones que se
refieren a los capítulos económicos y sociales de modernización
social que S.S. ha planteado. Conseguir el equilibrio presupuestario
en el año 2001 es un objetivo político de una envergadura
extraordinaria. Espero que así sea. Pensar que nuestro país, España,
que hasta hace pocos años estaba calificado y clasificado como un
país inestable y poco fiable a efectos de sus cuentas públicas, pueda
tener en el año 2001 un equilibrio presupuestario y saneadas sus
finanzas públicas me parece un ejercicio político de la mayor
envergadura y ciertamente extraordinario. Esa ley de estabilidad
presupuestaria es una garantía para todos, a la cual se tiene que
servir también desde la coordinación de políticas con las comunidades
autónomas porque sin ellas sería imposible. Comparto plenamente con
S.S. que la reducción del peso del sector público tiene que hacerse
sin detrimento de políticas sociales, y así se hará. Saben que de la
aportación conjunta en la pasada legislatura de Convergència i Unió y
el Gobierno se ha producido en sanidad, en pensiones y en empleo un
incremento, objetivo del bienestar social en España, verdaderamente
importante. Pero reducir el peso del sector público sigue siendo muy
importante para que no detraiga recursos sino que puedan invertirse
en las empresas. Situar ese volumen por debajo del 40 por ciento del
producto interior bruto es un objetivo que nos tenemos que plantear
como hacedero a lo largo de esta legislatura.

Coincido plenamente con S.S. en las cuestiones relativas a las
liberalizaciones y a la competencia. Eso beneficiará a los
consumidores y a los usuarios. Podemos estar satisfechos, aunque no
del todo, de que España esté más adelantada que otros países en
algunos sectores como, por ejemplo, el eléctrico o el de las
telecomunicaciones, donde sólo faltan por liberalizar algunas
pequeñas cosas que tenemos que hacer a lo largo de esta legislatura y
que haremos pronto. Pero negar la virtud del principio de
liberalización y de la competencia, que debemos cuidar pensando
siempre en los usuarios, es algo muy importante y muy relevante. Si
eso lo acompañamos de una nueva reducción de impuestos, que no sólo
va en el camino que ha emprendido el Consejo Europeo de Lisboa sino
que por la aportación española al Consejo Europeo de Lisboa va en esa
dirección, que el objetivo al final es el mismo pero el itinerario es
distinto, creo que hacemos una buena política y continuamos
impulsando unos buenos elementos de progreso para nuestro país.

Estoy totalmente de acuerdo con usted -aunque no entraré en detalles-
en lo que significan las infraestructuras



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en nuestro país para la competitividad. Creo que después de que en la
negociación de la Agenda 2000 España mejorase su saldo neto con la
Unión Europea en casi dos billones de pesetas nos da un margen, junto
a ese equilibrio presupuestario, para afrontar un ambicioso programa
de infraestructuras en todos los terrenos. Por cierto, espero que
algunas de ellas que se están produciendo en este momento se cumplan
en los plazos previstos.

Comparto también con S.S. la importancia de hacer la gran apuesta de
la investigación en España, de la innovación y el desarrollo. Es lo
que me ha llevado a la creación del ministerio de ciencia y
tecnología. No tiene mucho sentido seguir manteniendo el viejo
Ministerio de Industria y Energía que respondía a un esquema
absolutamente intervencionista con un sector público grande y con
sectores públicos intervenidos o regulados; eso ya no tiene sentido.

Por tanto, crear un ministerio de ciencia y tecnología en donde estén
concentradas la investigación que se hace en nuestro país, las
telecomunicaciones y todo aquello que se refiere a la sociedad de la
información y a la gran revolución tecnológica que estamos viviendo,
es un esfuerzo muy importante en nuestro país. No podemos engañarnos:
ese es un déficit histórico de España. Otros déficit no teníamos pero
éste lo tenemos. Que más quisiera yo que dentro de pocos años
discutiésemos abierta y vivamente, si fuese necesario, sobre dónde
podemos situar todas aquellas inversiones que podemos hacer en
ciencia y tecnología o investigación en nuestro país. Me gustaría
mucho discutir sobre eso, como siempre he dicho que me gustará mucho
discutir a qué dedicamos el superavit presupuestario, pero tengamos
superavit presupuestario. Yo empezaré a discutir sobre eso a lo mejor
antes, pero me gustaría empezar a discutir cuando llegásemos a ese 2
por ciento de producto interior bruto a lo largo de esta legislatura.

¿Por qué? Porque me parece que es un objetivo absolutamente básico y
es lo que nos hará superar ese déficit, junto con la reorientación de
los recursos públicos y privados dedicados a la ciencia y a la
tecnología en nuestro país. La vieja distribución 60/40 tiene que
pasar a ser la misma pero al revés, en favor del sector privado y en
reducción del sector público, teniendo en cuenta que hoy en
innovación, como SS.SS. saben, las empresas españolas tienen el
cuadro y el sistema de beneficios fiscales más completo de cualquier
país europeo. No digo que sea suficiente, digo que es el más
completo, y eso hay que aprovecharlo porque beneficia también mucho a
nuestra competitividad.

Estoy totalmente de acuerdo en lo que ha dicho S.S. respecto a las
cuestiones de empleo, a la necesidad de reformar el mercado laboral,
a la posibilidad de llegar al pleno empleo, a la supresión del
impuesto sobre actividades económicas que beneficiará
fundamentalmente a la pequeña y mediana empresa. Su señoría conoce
muy bien las cifras de empleo y desempleo en Cataluña, y
ese es uno de los ejemplos que yo ponía esta mañana de estudiar cómo
se pueden producir esas diferencias, porque usted, que conoce muy
bien la realidad, sabe que en muchas zonas catalanas hay dificultades
para encontrar mano de obra para trabajar; y también en otras zonas
que no son Cataluña. Hay problemas de formación, y ya he propuesto un
nuevo acuerdo de formación profesional. Hay problemas de movilidad,
hay muchos problemas en ese sentido, pero a mí lo que me importa -y
estoy seguro de que al señor Trias también- es que sigamos en ese
impulso común que nos lleva a decir: Tenemos problemas en zonas que
hay que resolver, pero en otras zonas no tenemos ya un problema
agobiante de desempleo sino que lo que tenemos que hacer es ver cómo
mejoramos nuestra formación profesional o cómo lo resolvemos
inteligentemente. Yo estoy de acuerdo en que a los efectos de ser
coherentes con Europa y de nuestras necesidades hacemos unas
modificaciones y unas adaptaciones razonables, posibles, de la
extranjería y de la entrada de inmigrantes en nuestro país, cuyo
proceso de regularización, por cierto, está funcionando positivamente
pero que también tendrá que acabarse algún día, según las normas de
la ley.

Estoy de acuerdo en lo que se refiere a la internacionalización de la
empresa y a las necesidades de introducir, en la medida de lo
posible, temas de cotizaciones sociales que beneficien el empleo,
especialment e el empleo de la mujer. Su señoría sabe que yo he
anunciado hoy una, que es la supresión durante dos años de
cotizaciones sociales en el caso de maternidad para la mujer.

Respecto a la internacionalización de la empresa, hoy la inversión en
el exterior de España no hace falta situarla entre el 2,5 y el 3,5,
que me parece que es la cifra que S.S. ha dado; la inversión en el
exterior de España es del 5 por ciento. La cuota de comercio español
en el mundo ha pasado del 2 por ciento. Yo no estoy satisfecho con
esa cuota, quiero una cuota mucho más alta, pero ha pasado del 2 por
ciento. Se está produciendo un elemento de recuperación de las
economías asiáticas emergentes y un elemento de recuperación europeo
importante a la hora de valorar sus efectos en la balanza comercial y
en la balanza de pagos, porque desde el primer trimestre del año 1999
al primer trimestre del año 2000 las exportaciones han crecido el 22
por ciento, ¡que se dice pronto! El problema es que las importaciones
lo han hecho casi el 29 por ciento y ello es consecuencia de una
demanda interior, de una debilidad de demanda ajena y del incremento
de precios del petróleo. Pero evidentemente estoy de acuerdo en que
tenemos que seguir fomentando la internacionalización de nuestra
empresa.

Quiero decirle, señoría, que espero que podamos llegar a un acuerdo.

Estamos totalmente de acuerdo en el objetivo final de lo que debe ser
la educación en nuestro país; es uno de los elementos básicos de
modernización de España. En cuanto a las humanidades solamente le
pido una cosa: no tengamos reservas mutuas.




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Hagamos compatibles lo que es naturalmente compatible. La historia de
una ciudad o de una comunidad, la geografía de una comunidad o de una
ciudad no son incompatibles con la historia o la geografía común. Al
contrario, hay que hacerlas compatibles. Lo que pido es que no
creemos problemas donde no los hay. Pongamos nuestra buena voluntad
para intentar resolverlos. Yo le adelanto mi voluntad y la del
Gobierno para solucionar cualquier tipo de susceptibilidad al
respecto y para mejorar la calidad de modo que podamos avanzar en
algo que todos entendemos que es una necesidad: la mejora de las
humanidades en nuestro sistema educativo.

Estoy de acuerdo con todo lo que significa principios de
modernización social de nuestro país. Espero que podamos seguir con
el saneamiento de la Seguridad Social, con la creación de empleo y
con la mejora de nuestro sistema de pensiones; espero que el Pacto de
Toledo funcione rápido y con un compromiso de garantía de esa
modernización social en razón de la agenda que he planteado a la
Cámara esta mañana.

Me alegro de que S.S. esté de acuerdo en lo relativo a la justicia y
comparto sustancialmente lo que ha referido sobre el ámbito exterior.

Sabe S.S. que España ha hecho un gran esfuerzo en cuanto a la
cancelación de deuda. Yo mismo lo he hecho con mi presencia en El
Cairo, en la cumbre de la Unión Europea y África, pero la cancelación
de deuda no es todo. La cancelación de deuda y el esfuerzo de
cooperación deben estar acompañados de esfuerzos en razón de la
democratización, en razón de un régimen de libertades, etcétera; si
no es así puede ser el cuento de nunca acabar. La cancelación de
deuda es muy importante y hay países a los que se les cancela la
deuda a sabiendas de que la cancelación es relativamente irrelevante
porque nunca la iban a pagar. El problema está en que dentro de tres
años haya que hacer la misma operación. En la medida de lo posible,
las operaciones de cancelación de deuda tienen que ir acompañadas de
ciertos compromisos por parte de esos países, salvo que se produzcan
situaciones imposibles de manejar que exijan cancelaciones
automáticas sin ningún tipo de esfuerzo por su parte desde el punto
de vista político. Comparto plenamente esa visión.

Por último, espero y deseo que el servicio militar finalice
definitivamente el año próximo. Nuestras Fuerzas Armadas tienen un
proceso y un ritmo de profesionalización: cerraremos el año 2000 con
85.000 profesionales. Señor Trias, a todos nos gustaría decir que
mañana; a mí también me gustaría decir que mañana, y al ministro de
Defensa también. Lo que me importa es que al final sea posible el
objetivo. No quiero que por decir mañana o mañana por la mañana pueda
poner en riesgo el objetivo final: que el año que viene España tenga
definitivamente unas Fuerzas Armadas profesionales eficaces,
dispuestas a cumplir sus obligaciones desde el punto de vista de la
seguridad en nuestro país y desde el punto de vista de nuestros
compromisos
internacionales, y por supuesto que eso signifique el anuncio de la
supresión del servicio militar.

En consecuencia, creo que hay motivos muy importantes, señoría, para
decir que compartimos, que al menos por nuestra parte estamos
dispuestos a seguir compartiendo un esfuerzo común y conjunto que si
en la pasada legislatura dio buenos resultados en términos políticos
y económicos, en esta legislatura, en circunstancias políticas
distintas, quiero manifestar que mi voluntad es la de seguir contando
con su aportación y con sus impulsos en el proyecto conjunto de
mejora de nuestro país.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señor Trias.




El señor TRIAS I VIDAL DE LLOBATERA: Señora presidenta, señoras y
señores diputados, señor candidato, es verdad lo que decía usted, a
mí me hubiera gustado estar hoy en una situación distinta de la que
estamos, me hubiera gustado que nuestra fuerza, Convergència i Unió,
fuera decisiva y lo que intentaremos de todas todas durante esta
legislatura es que Convergència i Unió sea un grupo, una fuerza
necesaria que intente, como siempre ha hecho, trabajar en el clima
del consenso, de la construcción, de avanzar hacia acuerdos; acuerdos
y diálogos que he de reconocer parten de una situación diferenciada.

Usted lo ha dicho muy claro, no es lo mismo el Partido Popular que
Convergència i Unió. Esto creo que es un hecho absolutamente evidente
y es evidente cuando explicamos nuestras percepciones, nuestros
sentimientos y nuestros planteamientos de las cosas; ésta es una
realidad.

Evidentemente, soy de los que parten de la base de que a través del
diálogo, a través de la colaboración se pueden acercar posturas y a
veces posturas que parecen estar muy distantes y alejadas, pero
resulta que están más cercanas de lo que parece y esto es lo que
sinceramente intentaremos durante esta legislatura. En esta
legislatura vamos a intentar buscar fórmulas de colaboración que
empiezan puntualmente hoy, y serán fórmulas de colaboración para
intentar apostar y conseguir aquellas mejoras que nosotros creemos
imprescindible conseguir en estos próximos cuatro años.

Me he pasado toda la campaña electoral, toda, explicando -no se lo
explicaré todo hoy- que tenemos unos retos importantísimos, que
estamos en una situación nueva y esa situación nos da una
responsabilidad especial a todos. Usted mismo lo decía y reconocía
que era el trabajo de cuatro años de colaboración -yo se lo
agradezco-; también es el resultado de que estamos en un momento muy
positivo en toda Europa, y en estos momentos y cuando las cosas
económicamente van bien, cuando hay una situación tan positiva es el
momento en el que se pueden tomar grandes decisiones,



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decisiones importantes, decisiones de Estado -usted lo decía de una
manera clara-, decisiones a nivel institucional, a nivel económico
que hagan que España se sitúe como un país de primera fila y de
referencia, decisiones que nuestro sistema de bienestar social -a mí
no me gusta cuando la gente dice que se mantenga- tenga el nivel de
calidad y dé respuestas a las necesidades de nuestro país, porque no
es verdad que el sistema de bienestar social de nuestro país dé
solución a todas las situaciones que hay.

Es verdad que ha habido un cambio espectacular, es verdad, y es
verdad que esto ha generado una situación nueva, es verdad, pero
hemos de ser ambiciosos en lo económico y hemos de ser especialmente
ambiciosos en lo social. Realmente tengo una formación social,
ustedes saben que soy médico y les voy a dar un poco la lata con el
tema de sanidad durante estos cuatro años, se lo aseguro, con sanidad
y con temas de bienestar social, porque creo que es una apuesta y que
cuando un país tiene una situación económica como la que tenemos
ahora no podemos olvidarnos de apostar en estos campos.

Por tanto, agradezco una vez más la expresión de su deseo de
agradecer nuestra colaboración y agradezco su deseo de continuar
colaborando. Es verdad que en aspectos económicos y en aspectos
sociales nuestras líneas de coincidencias en muchos casos son
imporantes, son muy importantes, como creo que son importantes,
sinceramente, con todos aquellos gobiernos que hoy día están en
Europa, sean de derechas o de izquierdas, pues todo el mundo aplica
unas políticas económicas y sociales no muy distintas de las que
usted ha planteado hoy aquí. Nosotros que tenemos una vocación
europeísta, creemos que es una apuesta acertada, es una apuesta
positiva que nos va a permitir dar un salto hacia delante.

Usted ha dicho de manera clara y repetida que de todas todas se
necesita que el proceso de estabilidad económica se acelere y que
seamos capaces de suprimir el déficit en el año 2001. Nosotros le
vamos a apoyar en esto; le vamos a apoyar en esto, ya se lo he dicho,
desde el punto de vista de que de todas maneras nosotros queremos que
esto se haga sin tocar en absoluto las prestaciones sociales -usted
ya me ha contestado- y también desde el punto de vista de que para
aplicar esto se necesita una solución a la financiación de las
comunidades autónomas.

El tema de la financiación de las comunidades autónomas es un
compromiso que tenemos todos, es verdad, es un compromiso que se ha
de solucionar en el año 2002; pero el tema de la financiación de las
comunidades autónomas no se le escapa que para mí no es un problema
estrictamente de financiación -que lo es-, sino que es un concepto de
autogobierno. Es verdad que durante todos estos años se han producido
cambios muy importantes en España, es verdad que hace 21 años que
tenemos una Constitución y 20 años
que tenemos un Estatuto de Autonomía en Cataluña y que en estos años
se han producido unos cambios espectaculares. Se puede explicar que
hemos pasado de un presupuesto cero a un presupuesto de más de dos
billones de pesetas, esto es cierto, pero también es verdad que este
sistema no responde a lo que nosotros consideramos una auténtica
autonomía, como mínimo a la autonomía que ha aspirado Cataluña, o
como mínimo a la autonomía que marcan la Constitución y el estatuto;
al auténtico desarrollo de la Constitución y del estatuto. Ésta es la
realidad. Usted me puede decir: vamos a continuar avanzando. Muy
bien, vamos a continuar avanzando; pero quiero dejar claro que
nuestra posición no es de satisfacción con el nivel de autonomía que
tenemos ahora. Reconozco que es un nivel de autonomía que a muchas
comunidades autónomas quizá les parezca extraordinario, lo reconozco,
pero no es el caso de Cataluña. Cuando se organizó el Estado español,
cuando se organizó España en comunidades autónomas se hizo para dar
respuesta a unas diversidades, a unas situaciones especiales y a las
reclamaciones de unas comunidades autónomas que son precisamente las
que hoy consideran que ese estatuto de autonomía, que esta
Constitución aún no están desarrollados suficientemente. Yo creo que
se puede hacer y se puede hacer desde el diálogo, se puede hacer sin
crispaciones, se puede hacer por una vía tranquila, y que se puede
hacer incluso desde la discrepancia. Nosotros vamos a tomar este
camino de intentar avanzar en el autogobierno y en estos cambios de
financiación. De una manera muy clara usted dice: hemos de ir a un
sistema mejor de corresponsabilización fiscal. Es evidente, nosotros
de manera clara hacemos una apuesta por esto. Usted me ha puesto un
ejemplo que a mí me interesa extraordinariamente, que un día tendré
mucho gusto en debatir aquí públicamente, y es el tema de la
financiación de la sanidad. Esta cuestión es apasionante; para una
persona que ha entrado en política en el año 1981, justo en el
momento en que se hacían los traspasos de sanidad a la Generalitat de
Catalunya, y que ha vivido todo este proceso, le aseguro que es un
tema para escribir una novela, pero una novela importante. No se
pueden hacer unos traspasos, llegar después un buen día a unos
acuerdos para que los presupuestos de sanidad se incrementen según el
PIB y luego, cuando se ve que esto puede generar según qué situación,
entonces decir: ahora este sistema no vale.

Estoy de acuerdo con usted en que el sistema de financiación de la
sanidad no está solucionado y se ha de buscar una solución, pero la
solución a veces no pasa por lo que algunas personas muy ilustres nos
presentan de manera muy simplista. Es una situación complicada; es
una situación difícil. La mejora de la calidad de los servicios
genera a la fuerza más demanda y hemos de ser capaces de ver cómo
corresponsabilizamos a los ciudadanos y cómo llegamos entre todos a
un gran pacto sobre temas sanitarios y sociales.




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La señora PRESIDENTA: Señor Trías, le ruego que vaya concluyendo.




El señor TRÍAS I VIDAL DE LLOBATERA: Le tomo la palabra especialmente
en el tema de su voluntad de buscar este acuerdo de financiación a
través de la corresponsabilidad fiscal. Será un principio para ver si
somos capaces de entendernos durante esta legislatura. Lo que haremos
nosotros en el acto de mañana, que va a ser votar favorablemente a su
investidura, será un acto puntual, un acto que no va a ser un acuerdo
de legislatura; va a ser una voluntad de votar sí a una investidura
para demostrar nuestro talante de diálogo, nuestro camino de
colaboración y tratar de buscar fórmulas de entendimiento durante
esta legislatura.

Como he dicho al principio, nuestra voluntad es una voluntad
constructiva. Defenderemos con convicción y plenamente le aseguro,
nuestra ideología y nuestros planteamientos, pero lo haremos siempre
con esta voluntad de buscar acuerdos con todos los grupos de la
Cámara, que permitan de todas todas buscar fórmulas que ayuden al
progreso y al desarrollo económico y social de España.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Trías.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señorías, intervengo muy brevemente para agradecer al señor Trías,
portavoz de su Grupo Parlamentario Convergéncia i Unió, el voto
favorable de mañana a la investidura. Se lo agradezco muy
sinceramente y creo que es una aportación muy valiosa.

Me permitirá decirle, señor Trías: ¡Ve cómo acaba de delimitar usted
los campos! Ha dicho que va a votar mañana a favor de la investidura
y que de lo demás ya se hablará. Si yo no hubiera delimitado el
campo, le hubiese dicho que ya teníamos habladas muchas cosas y que
el campo tenía que ser más ancho. Agradezco mucho la delimitación que
ha hecho usted, pero sepa que mi voluntad es que ese campo que queda
por recorrer lo podamos recorrer y que depende mucho de su
determinación y de sus decisiones dónde podamos poner el límite. En
todo caso se lo agradezco mucho, y estoy convencido de que a lo largo
de la legislatura encontraremos puntos de encuentro y objetivos
comunes extraordinariamente importantes para seguir avanzando, para
seguir trabajando conjuntamente. Estoy convencido de que si llegamos
a un punto en virtud del cual nuestras posiciones sean
sustancialmente diferentes, seremos capaces de administrarlo
correctamente y seremos capaces de encontrar los puntos de acuerdo y
los puntos positivos que nos permitan seguir adelante.




Señoría, estoy de acuerdo en las cuestiones que usted ha dicho. Me
parece muy bien que defiendan sus ideas. Como es natural las
defenderán y nosotros las respetaremos. Nosotros defenderemos las
nuestras; pero, insisto, lo importante está en los puntos de
encuentro; lo importante es seguir confiando en ese marco
constitucional y estatutario como punto de convivencia; lo importante
es seguir analizando positivamente cómo podemos mejorar un sistema de
financiación que sea suficiente, que dé más corresponsabilidad y que
evidentemente sirva como un mecanismo de estabilidad dentro de
nuestro país y de estabilidad en el marco de la Unión Europea. Lo
importante es que sigamos haciendo progresar nuestro país económica y
socialmente por nuestras decisiones y también por el aprovechamiento
de la coyuntura internacional, sabiendo que muchas veces a lo largo
de la pasada legislatura y en coyunturas muy difíciles, como cuando
el comercio no crecía, como cuando nuestros principales clientes
tenían un crecimiento económico plano, la economía española tenía
unos niveles de crecimiento espectaculares por las decisiones que
éramos capaces de tomar aquí dentro.

No olvidemos, por tanto, ese impulso de liberalizaciones, ese impulso
de reformas y ese impulso de competencia que ha determinado en gran
medida el progreso para nuestro país y a través de eso podamos seguir
mejorando nuestro sistema de bienestar social, la sanidad incluida,
en la que S.S., que viene de ahí, sabe muy bien que nunca ha habido
tantos recursos como en estos años, y hace falta también utilizar
esos recursos mejor y con los debidos controles. He propuesto esta
mañana nuevas formas de gestión de hospitales más concurrencia entre
hospitales, manteniendo como es lógico el sistema público de salud y
S.S., que ha sido cocinero -si usted me permite- antes que fraile,
sabe también muy bien que no es siempre el mejor médico el que más
gasta. Por eso nosotros atenderemos con mucha atención las propuestas
que nos quiere hacer en sanidad, porque estoy seguro que las hará con
criterio de prudencia y de responsabilidad respecto de lo que es la
mejora de un servicio esencial en nuestro país como es la sanidad
española.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra don Francisco Frutos.




El señor FRUTOS GRAS: Señora presidenta, señoras y señores diputados,
señor candidato, en primer lugar y en lógico reconocimiento y
aceptación de los resultados electorales, Izquierda Unida quiere
hacer dos afirmaciones que parten de sus análisis sobre tales
resultados. Izquierda Unida no tiene la misma fuerza que tuvo después
de las elecciones de marzo de 1996,



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ya que los ciudadanos de izquierda no nos han dado los votos
suficientes para ello; pero cuando una política se considera justa se
debe defender y es lo que voy a hacer a partir de este momento.

Ha habido en el pasado reciente, y también en el pasado lejano, cosas
que se consideraban utópicas, pero al cabo del tiempo se han
convertido en política o como mínimo en debates normales, porque la
realidad ha derrotado a las ideologías conservadoras que bloqueaban
el conocimiento de los problemas y las soluciones a los mismos. Así
ha ocurrido con muchas políticas laborales y sociales y con las
denuncias que el movimiento ecologista de izquierdas ha realizado de
la destrucción ambiental y social en muchas zonas del planeta.

La segunda afirmación es que desde estas consideraciones Izquierda
Unida se ratifica en su oposición desde la izquierda a las políticas
conservadoras del Gobierno del Partido Popular, del próximo Gobierno
de Convergència i Unió en la práctica, de Coalición Canaria y del que
se sume, porque a lo mejor también se suma algún adversario muy
lejano en estos momentos concretos. Por ello, señor Aznar, votaremos
en contra de su investidura. Intentaremos que nuestras propuestas
avancen en la conciencia de la gente, ya que será bastante difícil
que sean tenidas en cuenta en una Cámara con esta composición tan
progresista, y en la defensa de las mismas intentaremos corregir
errores propios, errores de Izquierda Unida en su trabajo político
y mejoraremos los métodos para intentar llegar al conjunto de la
ciudadanía.

Durante la pasada campaña electoral Izquierda Unida ha defendido y
explicado una política sin demagogias ni promesas, Izquierda Unida ha
propuesto cosas posibles de conseguir porque son cosas necesarias
para mejorar la vida de la gente. Además, Izquierda Unida ha alertado
de lo que se puede perder en derechos sociales y poder político para
los de abajo, para los que no mandan y especialmente para los jóvenes
si no hay una verdadera defensa de lo que son conquistas históricas
del movimiento obrero y de la izquierda que la derecha ha tenido que
ir aceptando progresivamente por la fuerza popular que las defendía.

Usted propone un compromiso para el pleno empleo. Izquierda Unida
coincide con el enunciado, poco más, y defiende lo siguiente: el
desarrollo de una economía al servicio de toda la sociedad basada en
el trabajo responsable de hombres y mujeres en la industria, los
servicios y la agricultura, hombres y mujeres que con su aportación
manual e intelectual crean la riqueza del país para que la gente viva
dignamente.

Izquierda Unida ha denunciado los enriquecimientos ilegales, o
legales en muchos casos pero inmorales, que a través de las
privatizaciones y las especulaciones de todo tipo se han producido.

El caso de Telefónica, del señor Villalonga y sus 99 magníficos que
acaban de repartirse 80.000 millones de pesetas, es ejemplar en lo
que queremos decir. Telefónica fue una empresa pública de la que se
licenciaron miles de trabajadores con prejubilaciones a cargo del
Estado, que quiere decir a cargo de todos los españoles. Usted dice
que va a culminar el proceso de privatización. ¿Cómo hará este
proceso de privatización, con luz y taquígrafos, o de la misma forma
-de tapadillo y a veces clandestinamente- que se ha hecho en la
pasada legislatura? ¿Cómo lo va a hacer, señor Aznar? Primera
pregunta.

Izquierda Unida propone una serie de medidas en empleo, derechos
laborales y sociales, en salarios y en pensiones y lo hace partiendo
de la realidad de datos incontestables, porque creación
automáticamente de empleo puede significar lo que ya ha ocurrido en
el pasado, porque el Partido Socialista creó muchos puestos de
trabajo, pero en el momento que hubo cierta recesión muchos de los
puestos creados desaparecieron y nos tememos que pueda pasar
exactamente lo mismo en el momento que haya reducción de las
inversiones fruto de una cierta recesión.

En España hay una de las jornadas de trabajo más largas de toda la
Unión Europea. Continúa habiendo una gran tasa de paro con altísimos
niveles de precariedad, una temporalidad, como usted sabe, de más del
90 por ciento en los nuevos contratos con un sistema rotativo de
estos contratos que camuflan el dato del paro con tasas de actividad
por debajo de los países desarrollados de nuestro entorno a pesar del
crecimiento económico que ha habido durante estos años. Pero además
se ha reducido la protección al desempleo; hay un 60 por ciento de
trabajadores y trabajadoras desempleados que no cobran prácticamente
nada del seguro de desempleo. Anuncian ustedes una nueva reforma con
el abaratamiento del despido, la desregulación del salario -es decir
que haya menos salario fijo y más salario variable- y la movilidad
funcional y geográfica. Para la revisión del Pacto de Toledo -le cito
palabras que han pronunciado dirigentes del Partido Popular- se
perfila una reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social y el
intento de aumentar la edad mínima de jubilación; en suma, más
flexibilidad laboral y salarial y menos gasto social público
incentivando paralelamente la privatización de los servicios
esenciales.

Frente a estas políticas mantenemos la propuesta de una ley de 35
horas sin pérdida salarial y un reparto del empleo que incorpore al
mercado de trabajo una multitud de personas que no tienen trabajo o
lo tienen en condiciones extremadamente precarias; asimismo
mantenemos una actuación de conjunto que mejore la situación laboral
y social y la economía productiva, cosas no antagónicas sino
perfectamente compatibles.

Su diálogo social debería servir en todo caso para generar más empleo
fijo y sólido con derechos y garantías. A tal fin le proponemos, si
tiene a bien aceptarlo, en primer lugar un acuerdo que limite la
contratación temporal y reduzca de forma gradual pero sin parar este
33 por ciento de tasa de precariedad y eventualidad que



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sufren los trabajadores y trabajadoras; una política tendente
a encontrar nuevas formas de empleo desde las instituciones, impulsando
desde las instituciones, ayuntamientos, comunidades y Administración
central iniciativas que potencien el cooperativismo y la economía
social de forma especial, sin suplantar por ello el empleo público
(hay importantes campos de trabajo en el desarrollo de medidas de
protección del medio ambiente o de servicios a la sociedad que deben
explotarse); una acción continuada y profunda en el plano legislativo
y en la práctica para eliminar la desigualdad laboral y salarial
entre hombres y mujeres, atajando la discriminación que la mujer
padece con los empleos más precarios, especialmente en un sector
mayoritario muy deteriorado laboralmente cual es el sector de
servicios. Un plan urgente de contratación de trabajadores
y trabajadoras jóvenes que suponga la incorporación de este amplio
colectivo al mercado laboral sin tener que ser mano de obra
especialmente explotada a través de los contratos actuales y de las
empresas de trabajo temporal. Incremento de la cobertura de desempleo
para que progresivamente cubra a todos los trabajadores y
trabajadoras, en especial a los más jóvenes y a los mayores de 45
años que son los sectores donde existen más problemas. Aumento del
salario mínimo a 78.000 pesetas mensuales y adecuación al mismo de
todas las pensiones, en la línea de avanzar gradualmente hasta el
salario medio que hay en el país, según mandata u orienta la Carta
Social Europea. (El señor Vicepresidente, Camps Ortiz, ocupa la
Presidencia.)
Además, desde Izquierda Unida proponemos la supresión de las empresas
de trabajo temporal, pero para que no haya equívocos (sabemos que hay
jóvenes que aunque sea por horas semanales tienen su trabajo en las
empresas de trabajo temporal), mientras tanto propugnamos una
revisión profunda de las mismas, para que los trabajadores y
trabajadoras que en ellas sean contratados tengan los mismos derechos
y las mismas condiciones laborales y salariales que el resto de los
trabajadores y no sufran el doble de accidentes laborales; el doble
de accidentes laborales, señor Aznar. Por cierto, hablando de
seguridad en el trabajo diré que la Federación de la Construcción de
Comisiones Obreras recogió más de medio millón de firmas exigiendo el
desarrollo de la Ley de prevención, que no se cumple, las entregó en
este Parlamento y las Federaciones de la Construcción de Comisiones
Obreras y de UGT realizaron con pleno éxito una huelga general en el
sector los pasados días 24 y 25 de febrero en defensa de la seguridad
en el trabajo. Señor Aznar, ¿está usted dispuesto a una revisión de
las empresas de trabajo temporal y al desarrollo de una ley de
prevención de accidentes laborales a través de la limitación de la
subcontratación, tal como proponen Comisiones Obreras y UGT? ¿Está
usted dispuesto a un acuerdo que limite la contratación temporal y a
potenciar la economía social impulsando desde la Administración
nuevas
formas de empleo? ¿Está usted dispuesto a un plan urgente de
contratación y a un incremento de la cobertura al desempleo? ¿Está
usted dispuesto al aumento del salario mínimo a 78.000 pesetas
mensuales, a la adecuación de todas las pensiones contributivas para
que ninguna esté por debajo de este salario mínimo y a elevar las no
contributivas hasta el 70 por ciento del salario mínimo?
Señor Aznar, ¿qué va a hacer en concreto y con plazos, en concreto y
con plazos en esta legislatura que empieza, en la legislación y en la
práctica para eliminar la discriminación laboral y social de la
mujer? Usted habla de la plena incorporación de la mujer al mercado
laboral. Estamos de acuerdo, pero desde Izquierda Unida planteamos su
incorporación en igualdad de derechos y deberes, como una medida
natural de justicia e igualdad social. Éstas eran las propuestas que
Izquierda Unida hacía en la campaña electoral en el campo del empleo,
del salario, de las pensiones, y que completábamos con otras que
pretenden mejorar sensiblemente los servicios públicos que recibe la
sociedad sin que éstos sean privatizados, ya que la privatización
hace que poco a poco la gente que se beneficia de los servicios
públicos que paga con sus impuestos, deje de percibirlos parcialmente
y los tenga que pagar al sector privado.

Señor Aznar, usted prometió una ampliación importante de las
prestaciones sanitarias públicas. ¿Cree usted satisfactoria la
situación de la sanidad? Acaba de decir que se ha gastado más dinero
que en ninguna otra época, ¿defenderá y mejorará el sistema sanitario
público o irá privatizando a través de estas formas sutiles que se
llaman fundaciones sanitarias? ¿Va a cumplir sus promesas electorales
sobre número de camas y atención individualizada? ¿Acabará en esta
legislatura con las colas de espera, contratando a miles de médicos
que se lo están exigiendo desde la calle, manifestándose durante toda
la campaña electoral, muchos de los cuales están en paro o haciendo
otros trabajos para los cuales no les sirve de nada la carrera que
han estudiado? Debo recordarle que el 30 por ciento del personal
sanitario es interino; aquí tiene un gran campo de trabajo en la
reforma sanitaria, pero una reforma sanitaria a fondo, no la retórica
hacia los socios que comparten la misma filosofía de privatización de
los servicios públicos.

En el terreno de la educación, ¿se potenciará y mejorará el sistema
público en todas sus fases, atendiendo a las necesidades de los hijos
de los trabajadores, en definitiva, de las rentas más débiles, para
que haya una verdadera igualdad de oportunidades, lo cual no sucede
ahora, ya que los que tienen dinero para pagarse una educación
privada salen con muchos metros de ventaja en la carrera? En la línea
de una educación útil, por cierto útil para el desarrollo económico y
social, Izquierda Unida defiende la cultura como uno de los motores
de la sociedad en la formación de una conciencia



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crítica para que los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país aprendan
a conocer bien todos nuestros valores culturales, la historia, a
conocer la literatura, el teatro, el cine, la música, a distinguir,
en definitiva, entre el producto alienante y la oferta cultural que
potencia la creación y la libertad, el desarrollo de la estética y la
ética como partes del desarrollo integral de la persona, o la
capacidad, quizás, a través del desarrollo educativo y cultural, de
tener una mirada profunda sobre el mal social que continúa existiendo
para curarlo a través de la política y el respeto, dentro de ello, a
la diversidad, en un verdadero mestizaje humano, ya que se ha hablado
mucho de mestizaje en este debate que llevamos hoy. En esta línea,
Izquierda Unida propone que un 1 por ciento del producto interior
bruto se dedique a actividades culturales, a promoción de contenidos
para los medios de comunicación, a las tecnologías de la información
de libre acceso y servicio público y a la coordinación de las
políticas culturales entre Estado, comunidades autónomas y
ayuntamientos.

Señor Aznar, se puede visitar de vez en cuando a un poeta, aunque
este poeta puede ser un socialcomunista, y luego utilizar los medios
públicos para emitir productos que tratan a la gente del pueblo como
receptores ignorantes, incapaces de entender otra cosa que no sea la
grosería. ¿Hará usted algo para que las cadenas públicas no compitan
con la bazofia y den productos de calidad estética y moral que
diviertan y enseñen? ¿Y orientará a que las privadas vayan en un
mismo sentido, pues tiene que haber una orientación porque son
también un servicio público? ¿Hará algo más que proferir promesas y
planes abstractos en investigación y desarrollo, o ciencia y
tecnología, según su planteamiento, para que los jóvenes sepan que
ahí habrá un amplio campo para un trabajo satisfactorio
profesionalmente y rentable para el país? ¿O los nuestros y nuestras
seguirán en las empresas y universidades norteamericanas engordando
los beneficios de las transnacionales, para que inventen ellos y los
nuestros inventando para ellos? Usted sabe que hay investigadores
españoles que están haciendo descubrimientos muy importantes, a veces
con cinco duros de infraestructuras. (La señora presidenta ocupa la
Presidencia.) Esta gente necesita que el gasto en investigación y
desarrollo suba de manera significativa y se sitúe en la media, como
mínimo, de la Unión Europea y que se habiliten procesos de
incorporación a la investigación que no desaprovechen ninguna
oportunidad. ¿Qué hará usted, el 2 por ciento que ha dicho?
Concrétemelo más ahora, cómo, para este próximo año, para que lo
podamos revisar en el próximo debate sobre el estado de la Nación,
cuando toque.

Toquemos otro tema interesante en el que Izquierda Unida defiende una
política antagónica a la suya: los impuestos. ¿Continuar reduciendo
los impuestos directos y aumentando los indirectos que, como usted
sabe, se cargan más sobre las rentas bajas que sobre las altas?
Sus reformas fiscales van a dificultar que existan los recursos para
hacer factibles las inversiones necesarias. Y cuando no haya
inversiones necesarias en gasto social, que todo el mundo sepa de
dónde va a salir el dinero: reducción salarial, reducción de derechos
sociales conquistados por la gente, etcétera. Nosotros le planteamos
una forma justa: en los directos, una clara gradualidad que haga que
de forma exacta las rentas altas y del capital contribuyan más a la
recaudación del Estado y las rentas bajas vean reducidos sus
impuestos. Sería de justicia y además mejoraría las posibilidades de
los más débiles, lo cual tampoco sería negativo para la economía. Y
tengo en este sentido una duda inquietante, que espero que usted me
aclare: ¿de dónde sacarán ustedes los 200.000 millones de pesetas que
representará la reducción del Impuesto sobre actividades económicas a
los ayuntamientos? Esos ayuntamientos tendrán que continuar haciendo
política.

Señor Aznar, le proponemos el cierre gradual de las centrales
nucleares, empezando por una decisión para este año 2000 sobre Garoña
y Zorita, ya viejas y potencialmente peligrosas. Usted sabe que se
puede sustituir la energía nuclear rápida y eficazmente por otras
energías no contaminantes ni peligrosas; está demostrado de forma
empírica, con datos científicos en la mano. Cuanto antes se
desarrollen los planes de sustitución, mucho mejor. En esta línea,
pensamos en la aprobación del Plan hidrológico nacional, tantas veces
invocado en la pasada legislatura y tantas otras pospuesto. Esperemos
que no pase exactamente lo mismo en esta legislatura que se acaba de
abrir. El agua es esencial y limitada. El agua es un factor de
calidad de vida. Es inaplazable detener el estado de deterioro de
ríos, ahorrar agua, hacer un reparto eficiente, equilibrar el
territorio desde la utilización racional del agua y no acometiendo
empresas que, como se hizo en Itoiz, se saltan a la torera la ley, ya
que si la obra realizada transgrede la ley se cambia ésta y se hace
legal lo ilegal. Asimismo, tenemos puntos conflictivos muy fuertes.

Los tiene la sociedad en Santa Liestra, con un severo riesgo de
deslizamientos; o en Biscarrués, o en Yesa, o en Castrovido y otros
muchos sitios. Le proponemos un acuerdo sobre la base de los
siguientes puntos: hacer un auténtico plan nacional de gestión de la
demanda y conservación del agua; planificación del recurso y gestión
pública viendo las necesidades hídricas, el análisis de territorios y
ecosistemas y las necesidades sociales; planes de modernización del
regadío con apoyo a la explotación familiar y a la agricultura
ecológica; moratorias de cinco años para grandes embalses y trasvases
y paralización de las empresas que están inmersas en estos momentos
en juicios. En suma, señor Aznar, le planteamos una política de aguas
que contenga todos los valores sociales y ecológicos a los que el
mercado es absolutamente insensible.

En la misma línea, defendemos una acción para la agricultura que
tenga en cuenta que ésta es un medio



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económico para los agricultores y habitantes de las zonas rurales, lo
cual exige que se modulen las subvenciones de la Unión Europea para
que la empresa familiar agraria y no los grandes terratenientes y
propietarios reciban lo sustancial de estas subvenciones: no está
pasando ahora.La agricultura, además de tener un fin económico
fundamental para toda la sociedad es una cultura, y su desarrollo y
protección representan la mejor manera de actuar en el medio
ambiente, sobre todo si se potencian las formas de agricultura
natural. La globalización y el pensamiento único, es decir, más
mercado y menos decisión política, que este Parlamento pese menos en
las decisiones políticas, que las decisiones políticas se tomen
fuera, en los consejos de administración, etcétera, están en la base
de profundos desequilibrios que azotan sistemáticamente amplias zonas
del mundo y que tienen a gran parte de África desahuciada y al
estrecho de Gibraltar lleno de pateras con pobres gentes que mueren
ante nuestra indiferencia. Ustedes, los dirigentes políticos del
pensamiento único, o de la tercera vía a la nada, y los gurús de la
economía tienen muchas responsabilidades en estos desastres sociales.

Luego, van a El Cairo y mercadean cuatro limosnas para los más
miserables. O a Lisboa, a hacer ruido con los papeles y poca cosa
más; por cierto, en Lisboa, donde aislaron entre usted y Tony Blair
una propuesta de izquierdas, moderada pero de izquierdas, que hacía
el primer ministro francés Lionel Jospin.

Izquierda Unida propone una política de paz y solidaridad de la Unión
Europea capaz de intervenir políticamente en Europa y en el mundo
para contribuir a la solución de los problemas que afectan a zonas y
países empobrecidos y en conflicto. Esto debe conjugarse con las
decisiones de unas Naciones Unidas democratizadas y que tengan
capacidad para la intervención. El Parlamento Europeo debe ser la
institución desde la que se desarrolle esta tarea, y España debe
buscar los acuerdos y coordinaciones con otros países para no verse
de nuevo en aventuras bélicas dirigidas por los Estados Unidos, con
hombres de paja dóciles en Europa que no sólo no han solucionado
ningún problema sino que los han empeorado todos. Los derechos
humanos, señor Aznar, se defienden, no se pregonan. En este sentido,
¿qué harán ustedes con la Ley de Extranjería? ¿Y qué harán sus socios
de Coalición Canaria y de Convergència y Unió con la Ley de
Extranjería? Porque votaron en contra de sus propuestas de reforma
sustancial. Esta ley puede ser un primer paso para ponerse en marcha
con fuerza y convicción para atajar las tendencias a la intolerancia,
al racismo y a la xenofobia, que también existen en nuestro país,
señor Aznar, potenciadas por la actitud y acción reaccionaria de
alcaldes como el de El Ejido que, como usted sabe -¡mire, le ha
tocado!-, es un alcalde del Partido Popular (El señor Aznar López,
hace signos negativos.), o muy cercano al Partido Popular.

Enlazando con lo anterior, ¿no cree usted, señor Aznar, que el país
no puede permitirse un nuevo fracaso para otros cuatro años en la
aplicación de la justicia? La justicia en España tiene zonas de
inmensa frustración para los que la sufren o quieren utilizarla. Es
disuasorio utilizar la justicia para solucionar problemas, aparte de
que en cuatro años también se han removido muchos papeles y muchos
planes teóricos, pero no se ha hecho absolutamente nada. En la pasada
legislatura hubo tantas promesas en esto como ineptitudes. Asimismo,
es preciso desarrollar los derechos de los minusválidos para que sean
personas en igualdad de condiciones, así como leyes y normativas que
respeten la orientación sexual de hombres y mujeres actualmente
discriminados. Es necesaria también -usted no ha comentado nada de
eso- una ley sobre alimentos transgénicos. Usted ha hablado de tramas
de delincuencia organizada -estoy convencido de que existen, en
Marbella, en Algeciras y en muchos otros sitios- y yo le quiero hacer
una pregunta por si usted lo sabe: ¿En qué bancos españoles blanquean
el dinero esas tramas de delincuencia organizada?
En resumen, Izquierda Unida continuará defendiendo la España del
empleo digno en el marco de más igualdad social y de más libertad. No
nos gusta la sociedad que se está configurando, puede parecer muy
luminosa por los niveles de consumo para una importante parte de la
población, que no despreciamos, pero lleva en sí profundas
contradicciones e injusticias. No nos gustan tampoco las amenazas
contra periodistas por haber defendido el acuerdo entre el Partido
Socialista e Izquierda Unida, ni nos gusta el intento de
deslegitimación de los ayuntamientos gobernados por el Partido
Socialista y por Izquierda Unida después del 12 de marzo. Son
indicios de que hay tics autoritarios que circulan por las venas del
Partido Popular y su zona de influencia que deben ustedes atajar.

Izquierda Unida criticará los valores y las políticas conservadoras
desde sus propias políticas y valores y hará una oposición firme a su
Gobierno desde la realidad, no desde la propaganda, pero planteando
cosas concretas, que tienen nombres y apellidos y que son problemas
que vive la sociedad española. En este sentido le recordaremos
constantemente que usted prometió en la campaña la creación de
350.000 empleos anuales, si no recuerdo mal, la mejora de las
pensiones más bajas, la ampliación de las prestaciones públicas, el
incremento de plazas de residencias de la tercera edad y la supresión
del servicio militar en el año 2001, del cual ha hablado últimamente.




Hace cuatro años usted planteó la reforma de la Ley Electoral, la
reforma del modelo de la radio y la televisión -obsoleto decían
ustedes-, la reforma de la justicia y la reforma de la financiación
autonómica. Planteó usted el pacto local con los ayuntamientos, la
reforma del Senado, el Plan hidrológico y el Plan de regadíos.

¿Cumplieron ustedes en todos estos apartados,



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todos ellos muy importantes para la vida económica, social y laboral
del país? No. Nosotros intentaremos explicar a la ciudadanía que
prometer y no cumplir es el principio de la corrupción política y
moral y, para que la ciudadanía pueda participar más y hacer que su
decisión pese, le proponemos un avance democrático en tres asuntos
importantes. Primero, que las iniciativas legislativas populares, las
ILP, sean decisorias y puedan ser utilizadas con la pertinente
normativa, no de forma caótica y anárquica sino con la pertinente
normativa, a nivel local, a nivel de comunidad autónoma y en general.

Segundo, que la ley electoral se reforme en sentido proporcional para
que cada formación política tenga los diputados y las diputadas que
le otorgan los votos. Por ejemplo, para que Izquierda Unida tenga 19
diputados, simplemente para eso; pedimos justicia y creemos que aquí
debería haber una ampliación del número de diputados. Y tercero, la
elaboración de un código ético contra la corrupción que haga devolver
la riqueza adquirida ilegalmente y que evite la mezcla entre
actuación privada inmoral y cargo público.

Señor Aznar, hace 22 años se aprobó la Constitución, se pusieron en
marcha los estatutos de autonomía. A nuestro entender, se han dado
pasos importantísimos en el desarrollo de una forma de poder
compartido entre todas las partes, entre las partes y el todo, entre
las comunidades autónomas y el Estado. En una Europa en construcción,
en una España que puede dar un paso más y avanzar hacia un
federalismo solidario, ¿no cree usted, señor Aznar, que no debería
predominar un sentido casi exclusivista de la Constitución, que usted
ha defendido en la campaña, como si los demás pretendiésemos la
segregación y la ruptura de España? ¿De verdad cree usted que el
Partido Popular es el que tiene más solera democrática para defender
una Constitución que antes de venir tuvo que ser ganada por la fuerza
democrática de la gente? ¿No cree usted que ha llegado el momento de
dar un nuevo impulso constitucional? Desde Izquierda Unida
trabajaremos para que así sea, defendiendo dos cosas al mismo tiempo:
una, la unidad de los trabajadores y de la gente, no haciendo nada
que los pueda dividir, sino haciendo todo lo posible para unirlos más
fuertemente, y otra el respeto más profundo y el impulso a las
culturas, lenguas y personalidades colectivas históricas para que
éstas, desde la racionalidad de final del siglo XX, no busquen
fórmulas del siglo XIX, sino alternativas de futuro del siglo XXI y
para el siglo XXI. ¿No les parece a ustedes estimulante acabar un
debate, que a veces se ha encanallado a través de acuerdos
democráticos, que no nos haga discutir los próximos 25 años sobre el
sexo de España o de las nacionalidades que en ella conviven? ¿Vamos a
un Senado que sirva para avanzar en esta línea, una reforma verdadera
del Senado -se ha planteado, y no me extiendo, en otras
intervenciones-, con una financiación autonómica
democrática y justa, consensuada entre todos, con una afirmación de
que los derechos básicos de todas y de todos los que habitamos en
España son un patrimonio común, no sujeto a políticas de regateo
miserable sobre pensiones, caja de la Seguridad Social, condiciones
laborales, educativas o sanitarias? ¿O bien ya cierra usted el modelo
autonómico? ¡Ya está! Estamos en el mejor de los mundos, en la mejor
España. Por tanto, para hacer todo esto es necesario no hablar tanto
-a lo mejor, yo incluso debería callarme-, sino sentarse en una mesa
y empezar a trabajar en esta línea, qué es lo que vamos a hacer en el
Senado, en la financiación autonómica, en acabar de construir este
hecho histórico que se llama España o el Estado español, según
quieren llamarlo otros.

Desde Izquierda Unida queremos ser coherentes y proponemos para
España lo mismo que defendemos para Europa: la federalidad solidaria,
impulsora de un sentido colectivo y antídoto contra la disgregación;
es un paso más y la culminación definitiva del Estado de las
autonomías. Por cierto, y me duele, pues no hubiera querido hablar de
ello, pero debemos hablar de esta parte de España que se llama
Euskadi. Euskadi no es una colonia española ni económica, ni cultural
ni políticamente. Euskadi goza de amplísima libertad para el
desarrollo de su personalidad. Euskadi no necesita defender sus
reivindicaciones con coches-bomba ni tiros en la nuca. Euskadi no
necesita negar el derecho de expresión a nadie con actitudes
minoritarias y criminales. La pluralidad de Euskadi puede defender
sus ideas y propuestas en libertad. Ahora Euskadi está profundamente
dividida, y podemos cerrar los ojos si no lo queremos ver, pero la
realidad está aquí, y está llamando a nuestra puerta. No es bueno ni
para el pueblo de Euskadi ni para el conjunto de pueblos de España.

Es preciso reconstruir el diálogo en una mesa donde estemos todos,
con tres condiciones: renuncia y condena del terrorismo, utilización
de los medios políticos exclusivamente y posibilidad de hablar de
todo, desde la política y desde la paz.

Es el momento, a nuestro entender, de dar pasos hacia una paz que
acabe con el horror y el odio. Cuanto antes se haga, mejor. Si se
cree que una posición ideológica nacionalista irreductible u otra
posición sólo policial solucionará el problema, se equivocan ambas.

Desde Izquierda Unida estamos dispuestos a apostar lo necesario para
avanzar hacia una España federal en la que Euskadi encuentre su mejor
encaje. Por cierto, ante las declaraciones del otro día del señor
Arzallus, no puedo tampoco silenciarlas. Y seré muy moderado, muy
prudente. Yo aprendí en mi tierra, en Cataluña, que la gente que
estaba allí, la que trabajaba y vivía en Cataluña, podían ser
catalanes si así lo decidían. He quedado asombrado por este desprecio
a la historia y a las gentes que han construido la historia, que está
contenido en las palabras del señor Arzallus. Me gustaría decirle
amigablemente que rectificase, que hará un



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favor al debate sobre el proceso de acabar de construir esta España
en la que Euskadi tiene un gran papel que jugar. Por tanto, le
pediría de nuevo que rectificase sus palabras y que se incorporase a
un debate, por duro que sea, pero a un debate político, sin
descalificaciones de esta índole.

Señor Aznar, ustedes han ganado por mayoría absoluta. ¡Chapó! Sus
socios conservadores le dan además una mayoría absolutísima, no se
preocupe, se la darán durante toda la legislatura. Usted ha tenido
una buena coyuntura económica y ha sabido profundizar eficazmente
viejas políticas. Usted ha encontrado una sociedad algo escéptica y
descreída ante la política, lo que le ha permitido publicitar bien su
discurso de que ya no existe derecha ni izquierda sino una buena
gestión y que para esto la derecha moderna es mejor que una izquierda
caótica y aventurera, como nos ha calificado o descalificado durante
la campaña electoral. Ustedes han sabido hacer dos cosas al mismo
tiempo, y lo digo como dato empírico constatable, no como crítica:
integrar a la extrema derecha en su voto y en su partido y entrar en
zonas históricas de la clase trabajadora. No es poco, pero no se
emborrachen de éxito e intenten sacar el rodillo inmisericorde de la
mayoría absoluta porque eso también podría hacerles morir de éxito,
que también se muere de éxito.

En España han ocurrido muchos fenómenos, unos buenos, otros no tan
buenos y otros malos y ha cambiado la estructura de las clases. Pero,
señor Aznar, éstas, las clases, existen. En España no se cambia la
corriente profunda, soterrada quizás -y mucho más en estos momentos-,
de izquierdas, de la noche a la mañana; no han muerto las ideologías,
ha terminado, tal vez, una confusión. La izquierda tiene la
obligación de reconstruir un discurso de valores, principios y
prácticas pegados a los problemas de la gente, los materiales y los
morales, cada uno desde su personalidad, desde su moderación o desde
su radicalidad; la izquierda no puede asistir pasivamente al desguace
de un sentido de clase que han gestado los trabajadores y sus aliados
de la intelectualidad y la creación en un largo proceso de lucha por
una vida más digna y más bella. La vieja cultura formada en las
barricadas del trabajo y del saber no se debe perder por la
izquierda. Cuando se pierde el discurso y la práctica se empieza a
perder el sentido y la razón.

Los resultados electorales han demostrado que el Partido Popular ha
convencido a mucha gente de que no hay otra política posible, que eso
de las 35 horas, el cierre de centrales nucleares o el federalismo
eran utopías de trasnochados. El Partido Popular ha conseguido dar la
imagen de que es el único capaz de mantener la unidad de España y de
acabar con el terrorismo. Nosotros no hemos conseguido calar con
nuestra política en la decisión de muchas personas que antes nos
votaron y ahora no o en jóvenes que votaron por primera vez. Pero
Izquierda Unida, a pesar de contar sólo con ocho
diputados, no se autolimita a una propuesta testimonial sino que
quiere jugar hoy y aquí en la solución de los problemas de la gente
desde su personalidad de izquierdas, creando otra situación en el
país favorable a los cambios que mejoren la vida de la gente.

Una política de izquierdas exige un bloque alternativo -quitemos lo
de bloque por sus connotaciones-, una convergencia social, cultural y
política. El sentido profundo que da Izquierda Unida a la política de
unidad de acción de la izquierda se hace desde el convencimiento de
que los cambios políticos y culturales profundos sólo pueden
producirse desde el trabajo serio, paciente y debatido con la
sociedad, algo que no estuvo presente en el acuerdo entre el Partido
Socialista e Izquierda Unida, hecho de forma precipitada. Reiteramos
nuestra voluntad de diálogo con el Partido Socialista. La gente no se
mueve por consignas vacuas, sino por propuestas creíbles y
realizables. Izquierda Unida hará todos los esfuerzos posibles para
que los hombres y mujeres de izquierdas crean en su capacidad para
cambiar las cosas. Por eso este llamamiento no tiene como principal
destinatario esta Cámara -que también lo tiene, si usted me atiende
alguna de las reivindicaciones que le he planteado-, sino las gentes
de la calle que continúan creyendo que la mejora de la vida ha sido
siempre fruto de la lucha que la izquierda, que las personas más
consecuentemente democráticas y humanistas han sido capaces de
promover a lo largo de la historia. Izquierda Unida no abdicará, por
tanto, de contribuir a construir la mejor historia, para los próximos
cuatro años, para la gente que queremos defender.

Espero, señor Aznar, que para que ello sea posible no me tenga usted
en su libreta azul; así podremos votarle negativamente y continuar
trabajando en función de estos objetivos que he planteado en mi
intervención, en nombre de Izquierda Unida.

Muchas gracias, señoras y señores diputados. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Frutos.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, he escuchado con mucha atención la
intervención del señor Frutos y quiero agradecerle, en primer lugar,
su reconocimiento por nuestra victoria electoral, como a los demás
intervinientes y, si me lo permite, quiero agradecerle también los
elogios que nos ha dedicado en la parte final de su discurso. Al
reconocer la realidad de los resultados electorales ha hecho un
diagnóstico que en la parte que a nosotros nos corresponde creo que
significa un elogio lo suficientemente expresivo, probablemente sin
quererlo. No digo que sea voluntario, digo que a efectos de
diagnóstico, que yo le quiero



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agradecer muy sinceramente, porque creo que hemos conseguido una
parte importante de nuestros objetivos.

Yo le quiero manifestar que por nuestra parte va a haber con
Izquierda Unida, como con el resto de los grupos parlamentarios, una
actitud abierta al diálogo, abierta también a los acuerdos, abierta a
su participación en aquellos impulsos colectivos, en aquellos
acuerdos de Estado que podamos considerar que puedan ser útiles y,
por tanto, estudiaremos y tendremos en cuenta sus aportaciones, sus
sugerencias, sus iniciativas, en la medida de lo posible. Quiero
decirle que su antecesor en este debate, el señor Anguita, siempre me
decía que yo hablaba de mucho respeto, de mucha consideración, pero
que al final no le hacía caso. Con eso quiero decir que voy a seguir
siendo conservador, voy a seguir sin hacerle caso, pero sin duda
quiero manifestarle mi voluntad absolutamente clara de contar con
ustedes en todo aquello que es, insisto, una incorporación de su
parte a unos acuerdos en los que Izquierda Unida pueda participar.

No se extrañará S.S. de que le diga que yo no estoy de acuerdo con lo
que S.S. ha planteado aquí; eso no le puede extrañar. No estoy de
acuerdo por varias cosas. En primer lugar yo he planteado esta
mañana, y lo hemos presentado en la campaña electoral, un proyecto
político reformista, moderado, centrista, que es el que ha recibido
un respaldo de los ciudadanos. Hemos presentado ese proyecto, no
otro, ése exactamente. Además, queremos que sea un proyecto abierto a
otras participaciones, abierto a otras aportaciones. Digamos que eso
es una voluntad muy clara de ampliar las posibilidades de
colaboración. Y evidentemente digo que supongo que será muy difícil
ampliarla hasta un límite estricto, como el que ha planteado S.S.

Yo el otro día leía -lo digo porque me lo ha recordado, no lo planteo
en los mismos términos y S.S. lo entenderá muy bien- o releía por
encima una entrevista del histórico dirigente comunista portugués
Álvaro Cunhal, que tenía 86 años. Y Álvaro Cunhal decía en una de sus
expresiones: Se pongan como se pongan el marxismo leninismo existe.

Bueno, es una posición. Su señoría acaba de decir: se pongan ustedes
como se pongan las clases existen y hay una razón histórica de la
izquierda superior a todo lo demás. Yo no comparto eso y no se
preocupe S.S. de que yo no lo comparta, pero todavía me llama un poco
la atención la permanencia de ese discurso. Me llama un poco la
atención después de que acontecimientos, al menos surgidos a partir
del año 1989, me dan la razón en que si queremos hablar de razones
históricas quitan o ponen razones históricas con alguna intensidad y
desde luego me parece que algo de lo que está ocurriendo en el mundo
tiene que ver con eso. Otra cosa distinta es que guste más o guste
menos. En consecuencia, yo comprendo que S.S. no comparta un proyecto
centrista y reformador, y S.S. comprenderá que yo, después de
manifestar mi respeto, muestre un poco mi estupor al
decirle que he escuchado hoy su programa electoral - no sé si el suyo
o el que habían pactado con el Partido Socialista- y que usted me
pide a mí explicaciones de por qué yo no estoy de acuerdo con él. La
verdad es que el planteamiento del debate no lo entiendo muy bien. Yo
esperaba que S.S. me dijese por qué no está de acuerdo con lo que yo
he dicho esta mañana, pero no en relación con una relectura del
programa electoral de Izquierda Unida, diciendo yo, como es obvio,
que no estoy de acuerdo con el mismo.

Le quiero plantear, señor Frutos, una cuestión. Usted ha introducido
una materia de la cual yo no iba a hablar. Usted ha comentado las
vicisitudes de su fracasada coalición con el Partido Socialista, y yo
no quiero terciar en ese tipo de polémicas ajenas. Lo que ocurre es
que estamos hablando de mi investidura como candidato a la
Presidencia del Gobierno y eso me da cierto derecho a plantear mi
opinión en algunas de esas cuestiones.




Yo he escuchado distintas lecturas de los resultados del 12 de marzo
y una de las más importantes es que los electores se han alejado de
todo aquello que a su vez se ha alejado de la moderación y del centro
y han rechazado los planteamientos radicales o más extremos. Oigo
decir -y creo que lo ha dicho usted hoy- que con ese pacto lo que ha
ocurrido es que ha sido mal explicado ante la opinión y esta no lo ha
entendido bien. Yo le quiero dar mi interpretación y es que la
opinión ha entendido ese pacto perfectamente, y justamente porque lo
ha entendido perfectamente no lo ha votado. No es que no lo haya
entendido; es que lo ha entendido y, como lo ha entendido, ha dicho:
no lo queremos. Mi sorpresa es que S.S. venga esta tarde y me diga a
mí: explíqueme usted por qué no está de acuerdo con lo que yo quiero
-con lo que los ciudadanos, además, han dicho que no están de
acuerdo-. Voy a hacer todo el esfuerzo posible para explicárselo con
toda la cordialidad y con todo el respeto del mundo, pero no pida que
yo caiga en tipos de clichés y prejuicios en los cuales no creo,
señoría.

Yo creo que hay un mundo nuevo que es distinto del que existía antes
de la guerra fría y antes de la caída del muro de Berlín. Yo no creo
en las viejas distinciones de derecha e izquierda, yo no creo en las
viejas etiquetas y yo creo que gestionar bien en una democracia es
algo tan importante como resolver los problemas de los ciudadanos,
que es para lo que están los gobiernos y es para lo que estamos aquí
especialmente. (Aplausos.) Eso es lo que creo. ¿Que a pesar de esos
resultados electorales S.S. dice: yo sigo igual? Mi mayor respeto a
la perseverancia en sus actitudes, pero desde luego mi desacuerdo
seguirá siendo expresamente manifestado cada vez que haya ocasión
para ello.

Ha hablado S.S. de distintas cosas y voy a intentar ordenarlas
brevemente. Se ha referido S.S. al empleo y me pide que yo respalde
la política de empleo que usted ha presentado en las elecciones. No
lo voy a hacer. Yo



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espero que S.S. esté de acuerdo con que en España ha aumentado el
empleo en estos años. Yo me conformo con eso, con que S.S. me diga:
el empleo ha aumentado en España en estos años; o que me diga: ha
descendido el paro en España en estos años. Luego evidentemente
podremos discutir sobre que hace falta menos temporalidad, más
estabilidad, incorporar más a las mujeres y políticas concretas,
porque no hace falta sólo eso. Yo he propuesto esta mañana políticas
concretas. Entonces, ¿está usted de acuerdo en que se supriman las
cotizaciones a la Seguridad Social durante dos años cuando las
mujeres se incorporan al mercado laboral? ¿Le parecen a S.S. muchos
1.900.000 puestos de trabajo o le parecen pocos? ¿Le parece razonable
la aspiración de crear 1.400.000 ó 1.500.000 puestos de trabajo
nuevos, teniendo en cuenta los que se han creado en esta legislatura
y teniendo en cuenta que la economía española crece el 4 por ciento,
o tiene usted una fórmula para crear más? Porque si lo que me plantea
usted es que sea el sector público o la Administración pública la que
lo haga, yo le digo que no, porque ese es exactamente el camino
inverso al que tenemos que recorrer. Y fíjese, por favor, en una
cosa, porque yo no le pido que avale ninguna política, sino que nos
atengamos a la realidad. Las mayores crisis que han tenido lugar en
España en términos de empleo han sido en los años en los que se
producían desequilibrios económicos muy importantes. Es uno de los
cambios esenciales económicos del país. La estabilidad económica, al
contrario de lo que usted ha dicho, es una salvaguarda para el empleo
en épocas en las que exista un menor crecimiento económico. ¿Por qué
España en 1993 pagó la crisis de esos años en términos de empleo de
una manera mucho más dura que otros países europeos? Por la sencilla
razón de que teníamos una economía mucho más desajustada que ellos y
la estabilidad es un seguro de garantía para la permanencia de
empleos cuando pueden existir momentos o de menor bonanza económica
o de un crecimiento económico inferior al que tenemos en este momento.

Por eso es muy importante mantener la estabilidad y que los pactos
sociales se puedan realizar.

Su señoría estará de acuerdo conmigo en que el diálogo social ha
funcionado razonablemente en la pasada legislatura -así me lo ha
parecido a mí- y que se han hecho avances muy importantes. Sé muy
bien que es necesaria más estabilidad, pero el acuerdo de los
interlocutores sociales ha hecho que los contratos estables pasen del
3 al 10 por ciento y que en cuatro años se hayan firmado más de tres
millones de contratos estables en España. Lo que pido ahora es que se
siga en esa tarea. ¿Por qué voy a romper esa línea?
Me ha citado S.S. cuestiones relativas a Comisiones Obreras en
relación con el diálogo, el discurso y temas laborales. Perdóneme,
pero he visto desde la distancia el último congreso de Comisiones
Obreras y lo que he escuchado me ha sonado positivo en términos de
diálogo
social para la marcha general del país, y en términos reales me ha
sonado bastante distanciado de la posición que S.S. ha manifestado
esta tarde. Espero que en el futuro se siga produciendo el diálogo
social de una manera positiva. Si lo que usted me plantea es que es
partidario de que el salario mínimo ascienda a 78.000 pesetas, que
las pensiones se equiparen al salario mínimo, que las no
contributivas a la mitad y además hacerlo inmediatamente, sí, hombre,
¡claro!, y luego tenga la amabilidad de decirme cómo se puede hacer
eso sin romper todo el sistema o sin llevarlo a la ruina, que es el
pequeño detalle que le pido en estos momentos. Espero que ese diálogo
social, que ha producido más empleo y más estabilidad y que ha
reducido el 50 por ciento del paro de los jóvenes sea de lo que
hablemos y de cómo podamos abordarlo en términos concretos, no en
términos de clichés políticos ni sobre conservadores ni progresistas,
ni izquierdas ni derechas. Esas son las cosas a las que hay que dar
respuesta y las que hay que abordar.

Ha hablado S.S. de la sanidad y se ha referido a los nuevos modos de
gestión y a las fundaciones. He dado un dato y es que en el sistema
sanitario nunca había gastado España tanto dinero ni un porcentaje
del producto interior bruto tan importante como se ha hecho en la
anterior legislatura. Podremos discutir si es suficiente, si es
necesario gastar más o cómo lo ordenamos, y eso dentro de lo que es
el sistema público de salud y los centros concertados, pero
manteniendo el sistema público de salud. Ahora me habla usted de los
nuevos modelos de gestión, que significa que los hospitales tengan
más autonomía y que pueda haber un principio de concurrencia dentro
del sistema que sirva para que el paciente elija el hospital donde le
puedan atender mejor. Y a eso le llama usted privatizar. Y yo digo:
¿privatizar el qué? De lo que se trata justamente es de que el
sistema de salud funcione mejor y que los inmensos recursos que
dedica la sociedad española, que son muchos, muchos billones de
pesetas a la sanidad, que tenemos que seguir mejorando, sean
gestionados con mejores garantías para todos.

Me plantea S.S. cuestiones relacionadas con la cultura y habla de la
televisión y de las bazofias que se emiten. En este tema podría estar
de acuerdo con usted, pero no me diga usted que yo intervenga -y lo
voy a tomar un poco en broma- para decir hasta dónde llega la bazofia
o no en la radiotelevisión pública, porque al día siguiente tendré
una interpelación de S.S. diciéndome hasta dónde llega la
intervención y la censura del Gobierno en la radiotelevisión pública.

(Aplausos.) Por tanto, establezcamos unas normas razonables. ¿Que
creo que es manifiestamente mejorable el tono de algunos programas?
Me da la sensación de que sí, pero invito a que esta Cámara o el
Senado hablen sobre ello y vean cómo se puede mejorar. Sin duda,
manifiestouna voluntad positiva a impulsarlo.




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Dentro de esos temas me ha hablado S.S. de los planes de
investigación y desarrollo y me ha preguntado por planes concretos.

Señoría, yo he planteado esta mañana el objetivo de una legislatura,
cuatro años, y es terminar en el 2 por ciento de nuestro producto
interior bruto. Estamos de acuerdo en que tenemos un déficit de
investigación y en que vamos a hacer un esfuerzo, creando, entre
otras cosas, el Ministerio de Ciencia y Tecnología; hemos creado
incentivos fiscales a la innovación y sabemos que la empresa privada
tiene que hacer un esfuerzo mayor y las administraciones un esfuerzo
de coordinación más importante. Ese es el esfuerzo del Ministerio de
Ciencia y Tecnología. Entonces, cuando me habla de cuestiones
concretas lo que le digo es que son esas. Como le decía antes al
representante de Convergència i Unó, España tiene el cuadro de
incentivos fiscales a la innovación más importante de Europa.

Aprovéchenlo, hablemos de cuestiones concretas y planteen temas
concretos.

Me habla S.S. de los impuestos y yo le digo que vamos a hacer la
reforma fiscal en los términos que la hemos planteado, pero fíjese,
qué casualidad, que en este caso, no sé si sirviendo o no de
precedente, vamos a estar -probablemente usted no lo ha querido de
esa manera- de acuerdo, porque resulta que los que hemos propuesto
reducir el tramo final del impuesto sobre la renta del 18 al 15 por
ciento somos nosotros y los que se han beneficiado más de la última
reforma fiscal han sido los pensionistas y los trabajadores
asalariados, hasta un máximo en las rentas bajas del 28 por ciento.

Entonces, dígame usted si está de acuerdo o no, o si le parece poco,
y si le parece poco, a lo mejor podemos plantearlo. Me pregunta si
voy a seguir haciendo reformas fiscales. Pues sí, voy a seguir
haciendo reformas fiscales y me da la sensación de que en ese camino
no nos equivocamos, porque en esos cónclaves donde nos repartimos
cosas, según dice usted, en Lisboa, además básicamente casi todo el
mundo está de acuerdo en lo que es bueno: reducir impuestos para
crecer más. La ventaja que tenemos es que lo hemos hecho nosotros
antes y, por cierto, el primer ministro -por utilizar su
terminología- de izquierda del país al que usted se ha referido es
uno de los que últimamente se ha apuntado a hacer una reforma fiscal
que significa bajar los impuestos en su país.

En cuanto al Plan hidrológico nacional, estoy absolutamente abierto a
las aportaciones de su grupo parlamentario para sacar adelante ese
reto histórico que tenemos.

Por lo que se refiere al tema del exterior, sin perjuicio de no
entrar en las cuestiones de diagnóstico universal, sí que le quiero
decir que me gustaría que los resultados de la cumbre de El Cairo
hubieran sido más positivos. Es un dato importante que sea la primera
vez que se celebra esa cumbre. También me hubiera gustado que los
resultados de la cumbre Unión EuropeaAmérica Latina en Río de Janeiro
hubieran sido más
ambiciosos de lo que fueron, pero hemos emprendido un camino que
tendremos que seguir en Madrid. En los últimos cuatro años España ha
cancelado deuda por importe de 60.000 millones de pesetas y espero
que en los otros cuatro próximos, en esta legislatura, lleguemos
a hacerlo por un importe superior a 150.000 millones de pesetas.

Naturalmente, ese es un esfuerzo que está hecho en lo posible de
acuerdo con las capacidades de España. Pero, insisto, que nadie
piense que sirve para resolver muchos problemas; es una contribución
española a su resolución, pero los problemas de fondo solamente se
pueden abordar con reformas intensas en los países más necesitados de
cancelación de deuda.

Ha hecho S.S. una referencia a los derechos humanos en relación con
la modificación de la Ley de extranjería. Supongo que no caerá en
algo tan fácil como decir: defendemos los derechos humanos los que
somos partidarios de que no se adapte o modifique la actual Ley de
extranjería y no los defienden los demás, por una sencilla razón,
porque, señoría, hablando de derechos humanos, España y en particular
este Gobierno es quien propuso la puesta en marcha del Consejo
Europeo de Tampere y del tercer pilar de la Unión Europea -espacio de
libertad, seguridad y justicia- y allí se puso en marcha la carta de
derechos fundamentales de los europeos, que espero que terminemos a
finales de este año; además, pusimos las bases para una política
común de asilo y de inmigración que tenemos que desarrollar. Su
señoría me puede pedir y exigir muchas cosas y yo aceptaré con sumo
agrado sus críticas y las rechazaré si puedo, pero no me pida que
vaya en contra de aquello mismo que hemos propuesto como política
común de inmigración en la Unión Europea. Háblese con claridad y
dígase qué capacidad de acogida tiene España y cómo se puede
organizar esa capacidad de acogida, porque el resto, que es el
reconocimiento de los derechos y prestaciones a cualquier ciudadano
que viva en España, nadie en esta Cámara lo ha puesto en duda ni se
pondrá afortunadamente en nuestro país.

En cuanto a la administración de justicia, espero escuchar sus
propuestas concretas. Simplemente le quiero decir que en la
legislatura anterior ha habido algunos avances, que no se puede decir
que hayan sido nada: hay una nueva Ley de jurisdicción
contenciosoadministrativa que supone bastantes nuevos juzgados
unipersonales -bastantes-, hay una nueva Ley de Enjuiciamiento Civil,
que después de una más que centenaria no es poco esfuerzo, y ha
habido, si la memoria no me falla -si me falla, lo corregiré
inmediatamente- un esfuerzo de en torno a 300 nuevas plazas de jueces
y magistrados. Señoría, se hace lo que se puede, si me permite
decirlo, pero en el ámbito de la justicia ha habido un avance
importante, y hay que seguir, como he dicho esta mañana, con la
legislación penal, con la concursal, con el arbitraje y en tantas
otras cuestiones.




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Por lo que se refiere a las elecciones, he propuesto esta mañana un
sistema electoral sobre todo de estabilidad en las elecciones
locales. No he entendido muy bien lo que me ha dicho su señoría, creo
que ha hablado de que quieren que el sistema sea más proporcional,
o sea, que Izquierda Unida tenga 19 diputados. Pues mucha suerte en las
próximas elecciones. El sistema es el que es; si S.S. tiene la forma
de mejorar el sistema proporcional actual, yo estaré dispuesto a
estudiarlo, pero creo que nuestro sistema electoral funciona
razonablemente.




Espero que nadie me pueda achacar, como se ha hecho en las pasadas
semanas, ningún tipo de exclusivismo a la hora de manifestar una
posición de defensa constitucional. Lo hago porque creo en ello, lo
hago con total determinación, lo seguiré haciendo y, además, lo hago
porque en este Gobierno, en ese banco azul, hace falta cumplir
determinadas obligaciones en muchas ocasiones. Esa es una, en un
momento especialmente importante como es este; por tanto, lo seguiré
haciendo. Lo que le pido, señor Frutos, es que su coalición,
Izquierda Unida, en estos momentos y especialmente en el País Vasco,
por favor, no tenga dudas de dónde está. En este tema me ha gustado
más lo que le he oído a usted esta tarde que muchos otros discursos
de sus filas que he oído en otros momentos; sin estar de acuerdo en
todo lo que usted ha dicho, me ha gustado más su intervención de esta
tarde. Le pido perseverancia en una posición que, al final, no es
otra cosa que el triunfo de la democracia, el triunfo del Estado de
derecho y el triunfo de las reglas, que es lo que ahora y mañana
tiene que triunfar en el País Vasco y para lo que espero contar
también con la colaboración y el apoyo de Izquierda Unida.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señor Frutos.




El señor FRUTOS GRAS: Gracias, señora presidenta.




Señoras y señores diputados, señor candidato, cuando Julio Anguita se
quejaba de que usted le echaba piropos desde la tribuna, pero luego
no le hacía caso en las propuestas concretas, no se crea usted que
todas eran tan revolucionarias como las que usted ha visto en nuestro
programa o en nuestras propuestas; son muy moderaditas, es lo que se
está discutiendo en el ámbito europeo. ¿Usted sabe cuántos empleos se
han creado en Francia después de la aprobación de las 35 horas,
contabilizados por el Ministerio de Economía, sólo con esto, empleos
directos? Cerca de 300.000. ¿Sabe cuántos empleos de la empresa
pública se ha evitado que cayesen con políticas de estas, que son
absolutamente normales, que pueden ser discutidas y aprobadas en el
marco de un sistema económico y social como el que
hay en España? Por eso tenía razón mi amigo Julio Anguita, porque
usted desde la tribuna le decía: no coincido con usted en nada,
admiro su tono mesurado y prudente, pero no le hago caso en nada. Y
usted no me hace caso tampoco en nada, porque yo le he planteado
medidas concretas, por ejemplo, en el Plan hidrológico nacional,
porque nosotros hemos conocido durante cuatro años papeles, más
papeles, retórica, pero luego nada en concreto. Continuamos estando
exactamente igual.

Dice usted que ha planteado un programa reformista. Yo esta mañana
declaraba que usted tiene la buena habilidad, que no le niego, con la
que, con un programa conservador, muy a la derecha en lo que es
política económica, social y laboral, ha conseguido granjearse
simpatías de centro, de gente que se llama de centro. Alguna culpa y
responsabilidad tendremos la izquierda en eso, también estoy de
acuerdo, algo habremos hecho mal para que la gente en un momento
determinado tenga más confianza en un partido como el Partido
Popular, democrático, que respeto mucho, pero que es un partido
conservador, de derechas, con un programa conservador. Algo habremos
hecho mal desde la izquierda. Lo tenemos que corregir.

Usted, en el planteamiento de esta mañana, ha revisado incluso su
programa electoral y las propuestas que hizo, sobre todo en la recta
final de la campaña electoral, con relación a pensiones. Yo le pedía
simplemente que me concretase. Yo le hablo del salario mínimo y de
las pensiones. Dígame usted para este año y en el conjunto de la
legislatura qué aumento va a hacer usted del salario mínimo, que ha
perdido más de 13 puntos en los últimos años, o qué va a hacer usted
con las pensiones. Yo le he hecho una propuesta. Usted dice que lo
aumentará y que todo el mundo se beneficiará, las viudas, los viudos,
los de 52 años que se prejubilan de las empresas privatizadas,
precisamente grupos de empresas públicas que funcionaban
perfectamente, que daban grandes beneficios al Estado, que permitían
al Estado hacer una política, incluso en momentos difíciles, desde
este sector público con beneficios y que en este momento están
privatizadas, y parece incluso que en la campaña electoral usted tuvo
problemas con una persona con la cual antes tenía unas relaciones
excelentes, que es el señor Villalonga, que hace lo que le da la
gana, porque llega un momento en que si se les permite hacer lo que
les da la gana, lo hacen y se ríen de este Parlamento y de las leyes
de este Parlamento y burlan y eluden las leyes.

Le he dicho, efectivamente, que las clases, señor Aznar, existen. Si
no, explíqueme la diferencia que hay o cómo puedo llamar yo a
personas que tienen dificultades para llegar a final de mes con su
salario, con su pensión, que trabajan explotados brutalmente y con
más siniestralidad laboral en una empresa de trabajo temporal, y a
éstos que sin hacer nada, sin coger el teléfono, se reparten 80.000
millones de pesetas. ¿Esto qué



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es, señor Aznar, me lo quiere explicar usted? ¿Qué es esto, señor
Aznar? ¿Cómo tengo que calificar eso? Señor Aznar, tendrá que
informarse, tendrá que ir a la universidad. Cuando hablan de estos
problemas sociales en la universidad hablan de la división de clases
en la sociedad. En la universidad enseñan a la gente, en economía, en
sociología, en toda una serie de disciplinas, que en la sociedad hay
una división de clases, que hay clases diferentes y antagónicas.

Señor Aznar, como usted comprenderá, he utilizado la retórica para
pedirle explicaciones de su programa electoral, pero a mí lo que me
interesaba era venir a esta tribuna para intentar explicar algunas
cosas sabiendo que hay gente que escucha, que son muy pocos,
escasísimos, los debates que se hacen en este Parlamento que son
escuchados en directo por la gente. Yo he utilizado esto; el debate
de investidura, el debate sobre el estado de la Nación permiten que
te puedas dirigir, sin obstáculos ni bloqueos informativos, al
conjunto de la sociedad, y esto es lo que he hecho.

Ha dicho usted que el 12 de marzo los electores se han alejado de
todos los que se alejan del centro y también dice usted que la
opinión pública ha entendido muy bien el pacto, y como no estaba de
acuerdo con él, no ha votado a las formaciones políticas que han
firmado este acuerdo. Señor Aznar, le he dicho una cosa en mi
intervención y ahora añado algo. En este sentido -sin ánimo de
insulto- usted tiene una mirada roma, corta. Le he dicho que cosas
que antes parecían quiméricas, no ya utópicas sino quiméricas, que
denunciaban sectores muy minoritarios de la sociedad, pero que eran
problemas reales, al final se han abierto paso y la gente ve que eran
problemas reales y que hay que darles solución. Por eso vinieron las
cumbres de Río de Janeiro, la de Kioto y la de El Cairo, con
decisiones y con declaraciones muy bellas -la de El Cairo no sé,
porque a estas alturas cada vez los políticos ejercen menos la
literatura y la poesía-, que no se cumplen en ningún caso: ni la de
Río de Janeiro, ni la de Kioto ni la de El Cairo. Para ese viaje no
se necesitan alforjas. Usted ha dicho que se van a potenciar toda una
serie de viajes en relaciones internacionales, que ya forman parte de
la tarea de cualquier país medio, porque ya no son relaciones con el
extranjero sino de los intereses del mismo país. Simplemente le he
dicho ante todo esto que hay problemas que antes no eran tales, eran
quimeras, y los estamos discutiendo, como estamos discutiendo el Plan
hidrológico o como hemos discutido el desastre de Aznalcóllar, del
que ahora se cumplen dos años; desastre de Aznalcóllar, pero la
empresa Boliden continúa sin querer pagar y continua produciendo; o
sea, que cualquier día de estos se puede originar otro desastre.

Entonces diremos: no lo habíamos previsto, la responsabilidad es del
Ministerio de Medio Ambiente o es de la junta tal o de la junta cual.

Nosotros queremos advertir sobre estas cuestiones con propuestas
concretas.

Usted me ha dicho que no cree en las ideologías. Tampoco se ofenda,
seguramente no creerá en los programas que emanen de las ideologías,
porque todos los programas tienen padre y madre ideológicos.

Permítame que le diga que Fernández de la Mora ya hablaba del fin de
las ideologías hace 32 ó 33 años. No le siga usted por este camino.

Fernández de la Mora creo que tenía un pensamiento seguramente más
liberal que el suyo.

El empleo ha aumentado en los cuatro años, lo reconozco, pero también
en 1988, y en 1993 gran parte del empleo creado durante estos años de
bonanza económica se perdió, porque no hemos sido capaces de
construir un empleo estable y digno, con derechos laborales
y sociales para toda la gente, y porque se está dando mucha cuerda a
los empresarios, al conjunto de los empresarios y sobre todo a los
que tienen más peso, y no se da la cuerda necesaria para que el
empleo sea otra cosa diferente de la que es en este momento. A mí me
parece razonable crear 1.400.000 empleos y por eso he dicho que lo
revisaremos, que le seguiremos para ver si realmente los crea y en
qué condiciones, porque parece ser que estamos de acuerdo en algo, en
que el empleo actual es muy inestable, muy precario y esto lo tenemos
que corregir. Muy bien. Por mi parte ha habido una serie de
propuestas para intentar corregirlo.

Usted ha hablado de una posición muy distanciada de Izquierda Unida
con relación a Comisiones Obreras. En ese congreso de Comisiones
Obreras, al menos lo que yo pude escuchar por parte del secretario
general saliente, que ya no se presentaba, fue también una crítica
dura a cómo se habían hecho las cosas desde la izquierda, diciendo
que cuando la izquierda -coincidiendo plenamente conmigo- pierde
principios, valores y formas de dirigirse al conjunto de la sociedad
- entendiendo que en la sociedad hay diversas fuerzas políticas, de
derechas, de centro, de izquierdas, y diversas organizaciones
sociales-, cuando se pierde de vista esto, naturalmente, se va al
fracaso. Luego reconocía -naturalmente, porque hubo unos acuerdos con
el Gobierno que usted presidía- que se había avanzado en determinados
aspectos, pero al mismo tiempo reiteraba que la inmensa mayoría de
empleos que se están creando continúan siendo precarios y planteaba
una serie de cuestiones.

Nunca se ha gastado tanto en sanidad. Señor Aznar, tendremos ocasión
de volver a discutir de forma concreta sobre la sanidad, pero, a
nuestro entender, nos estamos acercando en este tema cada vez más al
modelo Thatcher; un modelo Thatcher que ha tenido efectos bastante
negativos para el conjunto de la sanidad, que se han puesto de
relieve en el momento en que en la sociedad se han presentado toda
una serie de problemas. Por tanto, lo que nosotros le planteamos
desde Izquierda Unida es que haya una reforma a fondo de la sanidad,
con más inversiones, y naturalmente hablamos de la sanidad pública,
no de los pasteleos que



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pueda haber desde el dinero público hacia la sanidad privada, que en
el momento que tiene problemas tiene que recurrir a los servicios de
la sanidad pública para hacer frente a realidades en las que no
pueden competir, en el terreno de la tecnología, en el terreno de la
preparación médica, etcétera.




La señora PRESIDENTA: Señor Frutos, le ruego que vaya concluyendo.




El señor FRUTOS GRAS: Sí, señora presidenta, voy terminando.

Con relación a la televisión pública, señor Aznar, nosotros no le
pedimos una intervención y censura del Gobierno; nosotros le pedimos
simplemente la creación del Consejo de la televisión pública, con
contenidos claros, concretos, que a la diligencia del Estado
corresponde hacer, y medidas de protección, por ejemplo, a la
infancia, a la mujer, frente a esto que he llamado yo bazofia de
provocación y de machismo. Si desde el poder público no hay capacidad
para incidir en eso a través de la creación de un Consejo de la
televisión pública democrático, independiente, que decidirá, en
función de los datos que tenga encima de la mesa y no a partir de lo
que le dicten los partidos, es que estamos hablando de cosas
absolutamente diferentes. Usted no ha entendido mi lenguaje o me ha
entendido muy bien, a lo mejor es que no quiere crear este Consejo de
la televisión pública.

Investigación y desarrollo. El 2 por ciento que usted plantea engloba
el sector privado y el público, y usted sabe perfectamente que la
mayor parte del gasto en investigación y desarrollo que había en este
país -que ya no lo hay ahora- se hacía a través de las empresas
públicas que destinaban una parte importante de las inversiones para
ese tema. Porque, claro, en el terreno privado, como hay tantos
benefactores de ese terreno privado que unas veces están en el
Gobierno y otras veces están en el consejo de administración,
trabajando en un sentido o en otro y manipulando en un sentido o en
otro pero haciendo siempre saneados beneficios, resulta que en este
caso concreto desde el sector privado no se podía invertir más
dinero, por eso dicho sector destinaba muy poco dinero a la
investigación.

En relación al IRPF, señor Aznar, ustedes plantean ya una reducción
de la parte alta del IRPF del 56 por ciento al 46 por ciento, diez
puntos, y en la parte baja, cinco puntos, del 20 por ciento al 15 por
ciento. Pero es que hay mucha gente que no tiene que pagar IRPF
porque ya tiene unos salarios o rentas muy bajas y que no entra ni
tan siquiera en estas consideraciones, y normalmente ustedes les
cuentan, les engloban en estas consideraciones.




La señora PRESIDENTA: Señor Frutos, le ruego que concluya.

El señor FRUTOS GRAS: Estoy terminando, señora presidenta, ahora sí,
de verdad.

Usted ha dicho que ha cancelado deuda -si no he entendido mal, señor
Aznar- a los países empobrecidos por valor de 60.000 millones de
pesetas en los cuatro últimos años, pienso que he entendido bien, y
que en los próximos cuatro años lo van a hacer por valor de 150.000
millones. ¿Usted cree que han cumplido aquellos acuerdos a los cuales
se comprometieron con el movimiento del 0,7 por ciento solemnemente,
ustedes y otros partidos? ¿Ustedes creen que han cumplido con el
avance progresivo hacia cotas que en un término limitado de tiempo
pudieran llegar a la participación del 0,7 por ciento del producto
interior bruto en la ayuda a los países empobrecidos? ¿Ustedes creen
que han cumplido de verdad? ¡Pero si se ha reducido! Se ha constatado
-ustedes en El Cairo- que se han reducido las ayudas al desarrollo. A
mí me parece muy bien que ustedes no den ayudas al desarrollo para
los dirigentes corruptos de muchos países. Busquen las formas de no
hacerlo, pero es que a veces se sientan ustedes con estos dirigentes
corruptos, como se han sentado, por ejemplo, con Yeltsin, para darle
mucho dinero y no exigirle nada a cambio, y ya no digo de países del
tercer mundo. En todo caso, la ayuda al desarrollo se ha reducido en
nuestro país y en el conjunto de países del primer mundo.

Finalmente, con relación a la Ley de inmigración, señor Aznar, da la
impresión de que hubo ministros en la anterior legislatura que no se
enteraron de Tampere. No soy yo el que no se ha enterado de Tampere.

Hubo dirigentes del Partido Popular que no se enteraron de Tampere,
de las decisiones que tomaba la Unión Europea, porque la Ley de
extranjería se aprobó aquí con el consenso de todos los grupos
parlamentarios. Lo que pasó es que cuando llegó al Senado ustedes
quisieron cambiar cosas importantes y fundamentales, y es por ello
que yo le he planteado qué piensan hacer con esta ley, qué van a
hacer sus próximos socios con esta ley, Coalición Canaria y
Convergència i Unió. Eso es simplemente lo que le he preguntado. Yo
no soy el que tiene que enterarse mejor de Tampere. ¿También tengo
que enterarme de Tampere? Yo pienso que sus ministros, sus dirigentes
del Partido Popular, que es el partido que gobernaba, son los que
tienen que enterarse.

Muchas gracias, señora presidenta.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Frutos.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, muy brevemente, para hacer algunas
aclaraciones, porque yo creo que las posiciones, los planteamientos y
los proyectos respectivos han sido bien expuestos en la primera
intervención. Le diré que no es que me fallase del



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todo mi memoria, aunque es perfectible, como muchas cosas, pero las
plazas de jueces creadas en la legislatura anterior, en la VI
Legislatura, fueron exactamente 526, y en la V Legislatura, 134. O
sea, que pasamos de 134 a 526 plazas de jueces. No pienso que con eso
el mundo se vaya a terminar, ni muchísimo menos, afortunadamente,
pero es un avance sustancial y en esta legislatura, en este año 2000,
se van a seguir creando nuevas plazas de jueces y también de
fiscales, por cierto.

Créame S.S. que ninguna de sus propuestas me ha parecido
revolucionaria, se lo aseguro, lo que me han parecido son
desafortunadas, que es distinto. De revolucionarias, nada;
desafortunadas y desenfocadas, sí. Sustancialmente desafortunadas,
que es distinto.

En cuanto al plan hidrológico nacional, como el resto de los acuerdos
a los que yo me he referido esta mañana -yo he ofrecido esta mañana
ocho acuerdos nacionales: la formación profesional, la justicia, el
plan hidrológico nacional, etcétera-, manifiesto mi voluntad de que
Izquierda Unida participe activamente en ellos y yo quiero entender
de sus palabras que están dispuestos a participar en ellos. Y no digo
que al final vayan a estar de acuerdo o no con el resultado, pero a
mí me gustaría, y se lo ofrezco, que Izquierda Unida participe
activamente en la búsqueda de esos acuerdos y de esos consensos, que
sin duda son muy importantes.




Me pregunta S.S. qué es lo que vamos a hacer en el terreno de
pensiones a lo largo de estos años. Lo que hemos dicho en la campaña
electoral y acabo de decir esta mañana es que entre las prioridades a
discutir del Pacto de Toledo hay algunas que se refieren a lo que S.

S. le preocupa, en concreto, la mejora de pensiones mínimas y de
viudedad. Creo que eso se debe hacer inmediatamente. Hemos hablado
también del fondo de reserva, hemos hablado también, señoría, de la
limitación de las prejubilaciones, he hablado también de la extensión
voluntaria de la edad de jubilación siempre que se hayan cotizado 35
años a la Seguridad Social, y he hablado de la extensión de sistemas
complementarios. Naturalmente, he de estudiar cuáles son las
experiencias de los distintos países. Esa es la agenda que yo he
planteado respecto del Pacto de Toledo, en donde me gustaría tener
también, como es lógico, un impulso y una colaboración más
importantes y positivos por parte de su grupo parlamentario.

Ha hablado S.S. del sector público, sobre lo bien que iba, así como
de las empresas públicas. Pues le tengo que decir, señoría, que, por
mucho gusto que tenga por lo público, aquí también hay una diferencia
importante, y no es que las ideologías se hayan terminado, que yo no
lo creo -otra cosa distinta es que haya ideas mejores y peores-, sino
que también hay empresas que funcionan y otras empresas que no, y hay
sistemas que funcionan y otros que no. Le diré a usted que entre 1989
y 1995 los españoles se gastaron la bonita cifra de
8 billones y medio de pesetas en intentar mantener el sector público,
y el valor de mercado de toda esa empresa pública no llegaba a dos
billones y medio de pesetas, después de gastarse 8 billones y medio
de pesetas. Además de eso, se perdieron en esos años 70.000 puestos
de trabajo en el sector público. Se puede decir: y además era muy
bueno. Pues ahora una sola de algunas de las empresas que han sido
privatizadas prácticamente es diez veces el valor de todo el sector
público en el año al que yo he hecho referencia, y cuando además se
ha parado una sangría real en términos de empleo y hay empresas
eficientes, ése podrá ser un camino que guste más o que guste menos,
pero, sin duda, me parece que es un camino que se ha emprendido de un
modo positivo hacia el futuro.

Respecto de la sanidad le diré, señoría, que yo creo que tenemos que
seguir haciendo esfuerzos, cómo no, como en tantos sitios, como en
educación. Me permito recordar simplemente que gastamos más de 4
billones de pesetas en sanidad. ¿Que hace falta hacer un esfuerzo? Es
evidente, y lo procuramos hacer. Yo he dicho que en esta legislatura
ha habido más recursos que nunca. En un solo año entraron en el
sistema de salud 370.000 millones de pesetas y lo que se ha
introducido en el sistema de salud ha llegado prácticamente a un
billón de pesetas más. Ahora tenemos que plantear no solamente las
necesidades cuantitativas de gasto sanitario, sino también la mejora
de la gestión y la mejora de la calidad. Me parece que es algo, en mi
opinión, bastante razonable.

No me interesa ninguna divergencia ni ningún otro planteamiento en
relación con los interlocutores sociales, nada más que su capacidad
de interlocución y la disponibilidad de llegar a acuerdos en el marco
del diálogo social, tanto en lo que se refiere al empleo como a las
reformas laborales como a la siniestralidad laboral como al Pacto de
Toledo, todo aquello que ha funcionado positivamente en España en los
últimos años y que he expuesto en gran medida como punto de
referencia fuera de nuestro país en este momento.

Yo no tengo ningún inconveniente en que el Consejo de Radiotelevisión
u otros consejos como el Consejo audiovisual estudien las cosas que
S.S. ha dicho respecto a la programación en las televisiones
públicas, y espero que no se refiera solamente a una sino a las
televisiones públicas en su conjunto, y espero que también se pueda
referir a las televisiones en general. Desde ahí tendrá la
colaboración total del Gobierno, pero quiero decir que deben ser los
órganos específicos -Consejo audiovisual, Consejo de Radiotelevisión,
etcétera- los que midan esas cuestiones.

Respecto de la deuda, creo que la posición española ha sido muy
razonable. Muchas veces hablamos del esfuerzo que se hace en
cancelación de deuda o del esfuerzo que se hace en cooperación. Yo le
digo que España hace un esfuerzo muy importante en cooperación y que
vamos a seguir haciendo ese esfuerzo y



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aumentándolo, lo que significa establecer prioridades y vincular el
ejercicio de la cooperación a la mejora institucional de los países
que reciben la cooperación. Y lo mismo en el tema de la cancelación
de deuda. Naturalmente, como usted comprenderá, yo no puedo
diferenciar cancelaciones de deudas en razón de que haya gobernantes
adjetivados de la forma que usted lo ha hecho o no los haya, no lo
puedo hacer y, además, eso nos llevaría a un imposible, pero sí digo
que el esfuerzo que ha hecho España y que está dispuesta a hacer es
perfectamente asumible y perfectamente proporcional a un país con el
peso y las responsabilidades que tiene el nuestro. Espero que eso
seamos capaces de compartirlo, comprenderlo y mantenerlo de cara al
futuro. (Aplausos.)
Muchas gracias, señora presidenta.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), tiene la palabra el señor
Anasagasti.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Gracias, señora presidenta.

Esta investidura nada tiene que ver con la de hace cuatro años. En
aquella oportunidad el Partido Popular no tenía mayoría absoluta y
usted manifestó su interés en que nuestro grupo parlamentario apoyara
su investidura. Veníamos de un largo y profundo desencuentro
histórico y, tras acuerdos escritos, los ratificamos en la sede de su
partido, en Génova 13. El Partido Nacionalista Vasco creyó en usted,
en su buena voluntad, en su visión de Estado, y lo hicimos sin
reservas y cargados de buenas intenciones. La primera parte del
acuerdo la cumplió y así lo hemos reconocido; la segunda, el
desarrollo estatutario, a pesar de sus promesas, nunca se ha
cumplido. Hace cuatro años usted terminaba su disertación de esta
manera: para mí es prioritario el desarrollo del Estatuto de Gernika
con plena lealtad, con plena asunción del mismo, en lo que significa
además el desarrollo de los acuerdos del Parlamento vasco, que han
sido respaldados por todas las fuerzas políticas. Cuatro años
después, señor Aznar, tenemos que decirle que no ha cumplido lo
prometido aun tratándose de una ley orgánica, que, bueno es recordar,
Alianza Popular votó negativamente en 1978 también junto al capítulo
VIII de la Constitución. Y me voy a detener en este apartado para que
quede muy clara la posición que siempre hemos defendido.

El estatuto de autonomía, además del haber competencial, se
configuraba como expresión de la nacionalidad; dejaba abierta la
posibilidad de confluencia de los territorios de Vizcaya, Álava,
Guipúzcoa y Navarra, si así lo decidían libremente los ciudadanos y
ciudadanas, y sobre todo, en su disposición adicional, se hacía una
mención expresa de que la aceptación del presente régimen de
autonomía no implicaba la renuncia del pueblo
vasco a los derechos que, como tal, le hubieran podido corresponder
en virtud de su historia. Estos eran los mimbres sobre los que, en su
día, hace ahora veinte años, se construyó la ilusión y la esperanza
de la mayoría del pueblo vasco. El Estatuto de Autonomía de Gernika
nos ha permitido desarrollar un elevado nivel de autogobierno
competencial. Gracias a él hemos podido incrementar el bienestar y la
prosperidad de los ciudadanos y las ciudadanas vascas. Si España va
bien, señor Aznar, Euskadi va mejor, y esta constatación es obligada
por parte de un grupo que pertenece a un partido que ha tenido la
responsabilidad de liderar la recuperación institucional y la gestión
de las transferencias obtenidas gracias al estatuto, aunque no en
solitario, sino en una parte de su tramo conjuntamente con el Partido
Socialista.

Pero, dicho esto, no es menos cierto que el estatuto de autonomía ha
generado frustración no sólo entre los que no lo votaron, sino
también en una parte muy importante de las personas que apostaron por
él. ¿Y por qué? En primer lugar, porque el actual desarrollo del
Estado de las autonomías no responde exactamente al modelo que se
intentó dibujar en la Constitución. Aquel modelo autonómico inicial,
basado en la existencia de hechos diferenciales y singulares que
debían tener un tratamiento específico, quebró como consecuencia de
los pactos autonómicos de 1981 y de los efectos de la Ley orgánica de
armonización del proceso autonómico, la famosa Loapa. En vez de dar
encaje a los hechos diferenciales, se optó por la opción del café
para todos, con la esperanza de que las personalidades históricas se
diluyeran, en un régimen generalizado de autonomías, en una especie
de sano regionalismo. El resultado ha sido en muchos casos una mera
descentralización administrativa de competencias y recursos;
resultado que, por una parte, ha supuesto aumentar la complejidad
organizativa del Estado y que, por otra parte, no ha servido para dar
cabida satisfactoriamente a las expectativas de reconocimiento
diferencial que las nacionalidades históricas habían depositado en el
Estado autonómico en 1978. En segundo lugar, porque, como
consecuencia de lo anterior, el Estatuto de Gernika tiene el
lamentable honor de ser la única ley orgánica que después de veinte
años todavía no ha sido cumplida por el Estado. En tercer lugar,
porque el proceso de transferencias, aún sin culminar, ha estado
condicionado permanentemente a la obtención de contrapartidas
políticas y al pago de peajes que nada tienen que ver con el
cumplimiento de una ley orgánica. En cuarto lugar, y por último, se
ha quebrado unilateralmente el nivel de autogobierno reconocido en el
estatuto a través de la aprobación unilateral de leyes básicas por la
Administración central y mediante la permanente judicialización del
ejercicio del autogobierno. En consecuencia, aun reconociendo y
valorando muy positivamente los frutos del Estatuto de Gernika y su
importancia para asumir un proceso de transferencias



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competenciales, debemos constatar la realidad objetiva de que para
una parte significativa de la sociedad vasca su actual grado de
desarrollo no ha servido para encauzar plena y definitivamente el
reconocimiento de la identidad nacional del pueblo vasco. Ni siquiera
ha servido para dar respuesta al nivel de autogobierno competencial
que en el mismo se contemplaba, a pesar de haber transcurrido más de
veinte años desde su aprobación.




Podemos concluir afirmando que el estatuto, a pesar de la frustración
que en su desarrollo haya podido provocar en una parte de la sociedad
vasca, ha sido instrumento esencial para nuestro autogobierno y para
la convivencia democrática de nuestro pueblo. El estatuto, desde esta
perspectiva, y atendiendo a su carácter de texto abierto, contiene
potencialidades que deben ser exploradas para alcanzar un nuevo punto
de encuentro, bien a través del desarrollo de su disposición
adicional o bien a través de una renovación o modificación del mismo.

Un punto de encuentro que contemple el reconocimiento del pueblo
vasco como sujeto político dotado de una entidad y personalidad
propia, y no como un mero agente receptor de unas determinadas
transferencias fruto de la decisión adoptada por la Administración
central en función de su particular conveniencia y albedrío.

Señor Aznar, se nos ha criticado en la anterior legislatura diciendo
que fuimos capaces de ponernos de acuerdo en todo menos en asunto tan
vital como la manera de abordar el fin de la violencia de ETA. Aunque
no sea verdad lo primero, en lo segundo no es propio en una sociedad
plural que solamente dos partidos aborden tema tan importante. O
están todos los partidos o el asunto no tiene solución, desde el
Partido Popular a Herri Batasuna. De todas maneras, ante la rigidez
de su Gobierno, como fue el planteamiento sobre el acercamiento de
los presos, y ante el hecho de que el pacto de Ajuria Enea
desgraciadamente se había convertido en una reunión para condenar
atentados pero no para abordar la normalización y pacificación de
Euskadi, decidimos como partido movernos y no pararemos hasta lograr
que no haya violencia en Euskadi pese a quien pese y pese a que
tengamos que hacer frente a todas las contingencias de una apuesta
arriesgada, incomprendida, vilipendiada y machacada, hecha
fundamentalmente desde la buena fe y la consciente apuesta política.

Cuando uno oye que este tipo de fenómenos no puede acabar más que en
una mesa de negociación, mientras otros abogan por una mera victoria
policial porque dicen que cualquier iniciativa es avalar las tesis de
ETA, nosotros decimos que hay que seguir trabajando por la paz,
porque no se trata de una cuestión de votos, de mero cálculo
electoral, de cercar al adversario político, de dejarle sin aire. De
lo que se trata es de lograr un país sin pistolas, sin muertes, sin
secuestros, sin extorsiones, sin terrorismo, sin violencia callejera.

Porque nos estamos jugando nuestra
juventud, la paz de nuestras familias, nuestra imagen, nuestra
economía, nuestras inversiones, el clima adecuado para nuestros
empresarios; nos estamos jugando un bienestar íntimo para nuestro
pueblo, mucho más allá de lo que es una seguridad o una abundancia
económica; nos estamos jugando la propia cohesión de la sociedad
vasca, una sociedad plural en la que todos hemos de convivir, y el
terrorismo todo lo envilece.

Señor candidato, nada más producirse la tregua de ETA en 1998 usted,
desde Perú, dijo algo muy importante: que no sería insensible a las
expectativas creadas. Mientras, desde el Ministerio de Interior se
hablaba de una tregua-trampa. Esta fue la tesis que se ha impuesto. Y
ante el hecho de que ningún presidente de la democracia, ni Adolfo
Suárez ni Leopoldo Calvo Sotelo ni Felipe González, tuvo la
oportunidad única en la historia de 40 años de ETA de contar con año
y medio sin atentados mortales, usted respondió con el inmovilismo.

Incluso siendo verdad a efectos dialécticos lo que usted dice, que
ETAlo que buscaba era tiempo, usted minusvalora la capacidad de
regeneración en situaciones adversas de una organización terrorista
que ha demostrado probada capacidad para seguir matando. Por eso,
usted debería haber apostado más fuertemente y sobre todo creado un
mínimo clima de confianza. Lo decía la moción que usted, el Partido
Popular, el Partido Socialista, Izquierda Unida, el Grupo
Parlamentario Mixto, Convergència i Unió, el PNV, aprobamos en
noviembre de 1998 y que su Gobierno no ha cumplido. Y cuando nosotros
le hemos demandado sobre esta situación, usted no ha querido
contestar ninguna pregunta parlamentaria al respecto. De ahí que
nadie menos sospechoso que el diario conservador The Times y nada
menos que en editorial dijera, analizando la ruptura de la tregua de
ETA, lo siguiente: Cuando los rebeldes anunciaron el año pasado que
renunciaban a un proceso de paz envenenado, el señor Aznar tuvo razón
al decir que la coacción, el chantaje y el terror de ETA no harán que
se desmoronen la democracia y la libertad. Pero posiblemente
-terminaba The Times- no habría tenido que utilizar unas palabras tan
dramáticas si hubiera mostrado un poco más de previsión y un poco más
de flexibilidad anteriormente.

De ahí que nosotros le hayamos pedido que arriesgue y sobre todo que
cree espacios de confianza y que, por favor, no se una nacionalismo
democrático con violencia ni se trate de aplicar recetas simples a un
complicado problema poliédrico. El profesor Cardús, mentando a Ben
Gurion, solía decir que todos los expertos en este tipo de fenómenos
son expertos del pasado. Los expertos que hay ahora en el País Vasco
son expertos policiales en el pasado y en el presente, no en la paz,
que tiene que ser el futuro. Pero quien mejor definió lo que había
ocurrido y con mejor conocimiento de causa, ya que fue mediador entre
ETA y el Gobierno, fue el entonces obispo de Zamora, monseñor
Uriarte, cuando



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dijo que la tregua se había roto por el maximalismo etarra y por la
inflexibilidad del Gobierno. Maximalismo e inflexibilidad, nada mejor
para definir una situación de bloqueo de dos extremos, y a quien
trate de ponerse en la mitad lo dejan sin espacio unos y otros,
tratando de crear la cultura del odio en lugar de crear la cultura
del respeto y de la paz. Parecería que se trata de que el país se nos
deshaga en las manos mientras estamos como empeñados en destruirnos
diariamente unos a otros.

Señor Aznar, usted ha dicho que una de sus prioridades en esta
legislatura es la pacificación en el País Vasco. También decía usted
hace un año en el debate sobre el estado de la Nación que su oferta
de diálogo era muy clara: no haremos frentes contra nadie, sino que
practicaremos la política de integración. Sin embargo, la realidad es
muy otra. Se diabolizan metodologías de trabajo como Lizarra sin
aportar ninguna alternativa; se trata de unir el concepto
nacionalismo con violencia; se descalifica desde el propio Gobierno,
y con todo su poder mediático, al que rompe el pensamiento único que
usted acuña; no se busca distender la situación, sino que se fomenta
el enfrentamiento; se trata de que el nacionalismo se convierta en un
sano regionalismo autonómico o, de lo contrario, se le excluye; se
dice desde el propio Gobierno que unos ponen las balas y otros los
votos; se citan todos los rescoldos de la España intolerante que
hiela el corazón; no se cumple la moción aprobada sobre el
acercamiento de presos y nadie dice nada y se pasea usted por todo el
mundo tratando de hacer de mediador en el Medio Oriente, aconsejando
a Jospin sobre los corsos, poniendo mesa en Madrid para una
negociación entre la guerrilla o los paramilitares y el gobierno
colombiano, ayudando eficazmente al gobierno guatemalteco para que
consolide, como en El Salvador, su propio proceso de paz. Concierta
usted con el ministro de Exteriores israelí, quien acaba de decir en
el Parlamento esta barbaridad: Ojo por ojo, diente por diente; niño
muerto por niño muerto; y pasa usted la Navidad nada menos que en
Belén y nada menos que con Yaser Arafat (Rumores.), el mismo que en
Naciones Unidas dijo aquello de: Levanto la rama de olivo con una
mano, con la otra la pistola para defender la rama de olivo. Un poco
fuerte para un pacifista con el que pasar las Navidades y al que se
le anuncia el reconocimiento del Estado palestino. Pero nosotros no
le criticamos esta acción internacional. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Simplemente la contraponemos a lo que
usted hace fuera y evita dentro, o a su falta de sensibilidad ante
otros hechos. Por ejemplo, la situación de Guinea Ecuatorial, o la
nula presión para que se celebre el referéndum de
autodeterminación, siguiendo el mandato de las Naciones Unidas, en el
antiguo Sahara; o su postura tibia y obstaculizadora en el caso
Pinochet, desconociendo que el actual Chile de Lagos es un Chile
distinto al de antes de la iniciativa del juez Garzón; o su silencio
respecto a Chechenia y a lo acordado en el Consejo de Europa hace dos
semanas y a la denuncia de 200 intelectuales cuando decían algo
tremendo: Grozni arrasada con total impunidad, aldeas quemadas con
total impunidad, heridos rematados con total impunidad, cuerpos
torturados con total impunidad, silencio internacional con total
complicidad. Lo mismo ocurre con el pueblo kurdo y tantas y tantas
cuestiones que no son noticia, pero que ilustran una política
exterior que, si bien ha de ajustarse a los parámetros europeos,
podría tener elementos propios de personalidad y sensibilidad humana,
de ayuda al perseguido, al que menos tiene, al sin nombre, a una
cierta moral y sensibilidad.

Señor Aznar, las recientes elecciones celebradas el pasado 12 de
marzo han despejado la incógnita del panorama político para los
próximos cuatro años. La sociedad española ha revalidado el proyecto
del Partido Popular en las urnas y le ha otorgado la mayoría absoluta
para gestionar y resolver los problemas pendientes del Estado en este
momento de cambio y de transición al siglo XXI. Es un resultado que
entraña una gran legitimidad, una gran oportunidad y un gran margen
de maniobra y, por tanto, una enorme responsabilidad para resolver
los problemas pendientes.

En nuestra opinión, el denominado problema vasco, la cuestión vasca,
la relación o el encaje de Euskadi en el Estado, o como quiera que se
denomine, sigue estando presente como una especie de asignatura
histórica pendiente que, lamentablemente y a pesar de la transición
democrática, aún no hemos sido capaces de resolver. Creemos que ha
llegado el momento de encarar con seriedad la solución de un
conflicto que emponzoña gravemente la convivencia y la normalización
en el seno de la sociedad vasca y de la sociedad española, un
conflicto que desde 1959 tiene una manifestación dramática: la
irrupción de la violencia terrorista de ETA, que ha minado la
convivencia y que, tras el paréntesis de 14 meses de tregua, ha
vuelto a hacer su aparición con tres atentados que han segado la vida
de tres personas inocentes: don Pedro Blanco García, don Fernando
Buesa y don Jorge Díez Elorza. Con la decisión de romper la tregua,
ETA ha desoído una vez más las exigencias abrumadoramente
mayoritarias de la sociedad para que deje de matar, para que abandone
la lucha armada y deje en manos de la propia sociedad la resolución
de cualquier problema de naturaleza política por las vías
exclusivamente pacíficas y, sobre todo, democráticas.




No es momento de lamentaciones o de devolver los golpes y las
críticas inútiles, porque la única culpable de la ruptura de la
tregua es quien ha decidido de nuevo utilizar la violencia, es decir,
ETA. Y si quieren lo repito



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cien veces, como desde esta tribuna lo hemos dicho desde siempre: la
única culpable es ETA. En cualquier caso, la violencia vuelve a poner
sobre la mesa la existencia de un conflicto no resuelto y la falta de
un punto de encuentro que nos permita disfrutar de un marco de
convivencia estable y definitivo. Un marco de convivencia que debe
fundamentarse sobre un escenario de paz y de ausencia de violencia
como condiciones previas, pero que debe construirse sobre unas bases
sólidas de normalización política y social.

No es preciso insistir en que toda violencia es ética y moralmente
rechazable, pero a los responsables políticos nos corresponde, además
de denunciarla, intentar resolver los problemas y conflictos que la
sustentan. Por eso hoy, ante ustedes, teníamos como grupo
parlamentario dos alternativas: una primera, dedicar la intervención
a manifestar públicamente ante ustedes, una vez más, el rechazo y la
condena más firme de este grupo parlamentario y del PNV al uso de la
violencia, no sólo desde un punto de vista ético y moral, sino como
justificación para alcanzar cualquier tipo de objetivo político. No
hay causa política que exija el derramamiento de una sola gota de
sangre. Y lo que menos define a Euskadi fundamentalmente es la
sangre.

Y una segunda sería, además de esto, compartir con ustedes nuestras
reflexiones para buscar una solución definitiva al problema de la
violencia, identificando la raíz de sus causas. Entendemos que para
solucionar cualquier problema de naturaleza social es preciso ser
capaz de separar claramente el problema en sí mismo de sus
manifestaciones externas, por muy dramáticas que éstas sean. Sólo así
estaremos caminando hacia su resolución verdadera. Y creo que esta es
la postura más valiente y la más responsable en los momentos
actuales.

Hay que hablar de estos temas con ETAo sin ETA, y es preciso hacerlo
cuanto antes. A este respecto, el lehendakari Ibarretxe, en su
conferencia de hace un mes en Madrid, planteó una reflexión en clave
de encuentro y no de ruptura, en clave de afectividad y no de
crispación; en definitiva, en clave de convivencia, de diálogo sin
exclusiones, de respeto y no de descalificaciones, de reconocer el
derecho que tiene el pueblo vasco de decidir democráticamente lo que
quisiera ser en el futuro desde el respeto y el reconocimiento de lo
que hoy es. Y terminaba así el lehendakari: Soy consciente de las
complicaciones y dificultades que entraña plantear estas reflexiones
en el momento en que ETA ha decidido de nuevo la ruptura de la
convivencia. No obstante, el esfuerzo merece la pena. La paz, la
normalización política y recuperación de la convivencia afectiva con
España en el seno de la sociedad vasca son dignos objetivos de
cualquier demócrata y deben ser la principal responsabilidad de todo
dirigente político. La convivencia entre pueblos o en la familia
entraña afectividad, emotividad, tolerancia. En el siglo XXI los
proyectos políticos son de libre adhesión o son pura
ficción. ¿En la vida es posible convivir, compartir, si no hay
afecto; si, sobre todo, no hay respeto?
Esto es lo que dijo el lehendakari, y usted inmediatamente, yo creo
que sin escuchar su propia intervención en el Club Siglo XXI, le
respondió inmediatamente que este planteamiento no tenía nada que ver
con la realidad. Formaba parte de un discurso mecánico y de una
estrategia equivocada. Le dijo que era un esquema del pasado, un
Estella II tras el fracaso del Estella I; es decir, nada de diálogo.

A pesar de que usted habla a todas horas de diálogo, nada de diálogo.

Posteriormente se ha hablado con mayor intensidad de frentismo y de
complicidad con ETA. Desde el llamado constitucionalismo, aunque no
todos los constitucionalistas opinan de la misma manera, no se parece
dispuesto a arbitrar una fórmula capaz de ofrecer una alternativa
para la paz; se apela a la Constitución, pero se rehusa utilizar sus
mecanismos de desarrollo; se enarbola el Estatuto, pero 20 años
después de su aprobación no se quiere cumplir; se reivindica la mesa
de Ajuria Enea, pero se rechaza en la práctica su articulado; se
menosprecia la posibilidad del plan Ardanza o el Pacto de Lizarra,
pero no se ofrecen otras posibles alternativas. Y sorprende,
sinceramente, señor Aznar, que se confunda firmeza con rigidez,
intransigencia con incomprensión, certeza con prejuicios, reformas
con traición. ¡Y que encima a un partido democrático que actúa
fundamentalmente desde la buena fe y el riesgo se le ataque con
semejante dureza, abordando un problema tan complejo desde el
simplismo y la condena sin más, desde la más rancia y vieja
intolerancia!
Señor Aznar, este río seguirá llegando hasta el mar, puede usted
embalsarlo y entonces desbordará sus orillas, pero el agua seguirá
fluyendo hacia el mar. Lo decía Manuel Azaña: No se puede detener un
torrente con una espada.¿Por qué nadie ha presentado aún una
alternativa a la propuesta de Estella-Lizarra para cotejar ambas vías
de pacificación? La respuesta es la nula voluntad de abordar el
problema de la pacificación salvo policialmente, cuando todos los
expertos han concluido -y vuelvo a repetir- que problemas como los de
ETA no son resolubles por vías exclusivamente policiales ni
judiciales. Y ha quedado también muy clara la voluntad de que el PNV
se aparte de cualquier vía que suponga la posibilidad de una acción
conjunta del nacionalismo vasco, que cuenta con la mayoría política y
sindical en Euskadi, y que resultaría no controlable si en lugar de
nacionalismo se apostase por más democracia, siendo esto una inmensa
paradoja, porque en el pasado se sostenía que lo principal era que no
se ejercitase la violencia, ya que en democracia todo es planteable y
todo es conseguible.

Señora presidenta, finalizo. El PNV, y me imagino que todos los
grupos de esta Cámara, queremos la paz. Es nuestra prioridad
absoluta, y todo lo que vamos haciendo, acertado o no, es por
conseguirla, aun so pena de nuestro prestigio o de nuestros votos.

Sabe



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usted que un partido de 105 años juega siempre a largo y no cambiará
de política de la noche a la mañana, ni apagará la vela mientras
humee la esperanza, cambiará cuando compruebe que un determinado
planteamiento ha fracasado, pero no antes. Creemos que la sociedad
está harta de enfrentamientos estériles, que lo que quiere es que le
solucionemos los problemas, y para ello la actitud ha de ser buscar
la solución, no la descalificación.




Nada mejor que recordar el punto tercero de la moción aprobada en la
que se pedía que el diálogo, el consenso y el respeto a los
principios democráticos rijan todo el proceso, evitando actitudes de
enfrentamientos entre posiciones ideológicas distintas. Aquella
moción, desgraciadamente, no se tuvo en ningún momento en cuenta y
tenía tres puntos importantes, el primero, el acercamiento de presos,
el segundo, la situación de las víctimas del terrorismo y, el
tercero, la creación de un diálogo. No se ha hecho caso a aquella
resolución, a aquella moción aprobada en esta Cámara. Somos
conscientes de las complicaciones y dificultades que entraña plantear
todo este tipo de argumentación en el momento en que ETA ha decidido
de nuevo la ruptura de la convivencia, en el que se sigue produciendo
una asfixiante violencia callejera y de que este terrorismo envenena
la convivencia y hace muy difícil que pueda prosperar un proceso de
paz. Pero no podemos quedarnos quietos: un foro de partidos es el
mejor ámbito de reparación de conflictos, pero de todos los partidos
políticos. No solamente en campaña electoral tenemos que estar todos
los partidos políticos en la televisión; tenemos que reunirnos
alrededor de una mesa y hablar mirándonos sobre todo a los ojos.

Isaac Rabin, asesinado primer ministro de Israel, ante un proceso
cien mil veces más complicado lo dijo en dos palabras: Se seguirá
negociando con la OLP como si no hubiera terrorismo y se combatirá a
los terroristas como si no se estuviera negociando.

Señor Aznar, ha ganado usted con una mayoría absoluta que ojalá no se
convierta en mayoría autoritaria, aunque el poder absoluto sin
posibilidad mayor de control puede corromper absolutamente, pero la
legitimidad es algo que se gana en las elecciones y se puede perder
en la práctica política. Lo que el pueblo da también lo puede quitar.

Gobernar y no solucionar problemas es un privilegio, no un derecho
divino. Y aunque hoy no nos haga el menor caso y por su aparente
firmeza coseche inmediatamente un gran aplauso de su grupo
parlamentario, tenga en cuenta que sólo le pedimos que con su inmensa
capacidad política actual le dé sobre todo una oportunidad a la paz.

Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Anasagasti.

Señor Aznar.

El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, he escuchado con mucha atención la
intervención del señor Anasagasti, que es su intervención y,
naturalmente, sus circunstancias. Quiero decirle que de ella he
extraído una primera conclusión, sin duda muy importante, y es que, a
pesar de que algunos pudieran pensar que la antigüedad de un partido
podía animar a una cierta corrección de errores o podía impulsar
hacia cierto planteamiento distinto de los que se habían hecho
últimamente, S.S. ha manifestado que sólo cambiarán su actitud cuando
constaten que su estrategia ha fracasado. Es decir, S.S. nos ha dicho
a todos que su partido seguirá apostando por el Pacto de Estella y
sus consecuencias hasta que constaten el fracaso del Pacto de
Estella.

Señoría, permítame que le haga una primera pregunta. ¿Qué hace falta
que ocurra para que ustedes entiendan que su estrategia ha fracasado?
Porque -se lo digo, si quiere S.S., con toda cordialidad- S.S. ha
utilizado un tono e incluso un fondo ciertamente victimista, conocido
por otra parte en sus posiciones y en sus planteamientos, pero cuando
se mantiene el Pacto de Estella contra viento y marea yo le pregunto
qué es lo que tiene que pasar. O dicho de otro modo, si usted lo
quiere: desgraciadamente cada vez hay más víctimas que no pueden
hacer discursos en ningún tono; en ningún tono, señorías. Y si
ustedes hicieron el Pacto de Estella con la intención de que ETA
dejara de matar o con la intención de que Herri Batasuna participase
normalmente en las instituciones, usted tendrá que reconocer, al
menos hoy delante de esta Cámara, que el fracaso no puede ser más
palmario: ETAha vuelto a matar y, además, Herri Batasuna no ha vuelto
con normalidad a las instituciones, sino que mantiene con respiración
asistida al Gobierno vasco, formado por el PNV, que ha anunciado a su
vez la ruptura formal de los acuerdos con Herri Batasuna.

Esa es la realidad actual, y no planteemos ahora la política que hay
que hacer fuera de esa realidad, o no planteemos las cosas diciendo
que de lo que ha ocurrido allí tenemos la culpa los demás, todos, los
de aquí y los de allí, que no nos enteramos de nada y que no los
comprendemos. Y que de eso, además, tiene la culpa esa legión
absolutamente interminable que forma eso que ustedes llaman la
Brunete mediática y que también hoy ha estado a punto de tener una
baja más a cuenta de esas bromas y de esas actitudes. (Aplausos.)
Por tanto, al comenzar pongamos las cosas en su justo punto, y ahora
me referiré en alguna medida a eso, señor Anasagasti. Su señoría ha
hablado de tres elementos básicos: incumplimientos por una parte,
inmovilismo y oportunidad por otra y diálogos por otra.

Cuando habla S.S. de incumplimientos quiero decir que me resulta
difícil saber qué es lo que se entiende por incumplimiento. Porque
quiero recordar que la legislatura anterior se inició y concluyó con
un acuerdo,



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sin duda muy importante, en el tema del concierto económico, uno de
los instrumentos más importantes y relevantes del autogobierno vasco.

Por cierto, siendo la única vez desde la existencia del concierto y
del cupo que se renovaron a tiempo uno y otro. Pero quiero decir que
eso ocurrió al final de la legislatura, incluso después de que su
grupo parlamentario y su partido rompieran formalmente los acuerdos
con el partido Popular y votaran en contra de los Presupuestos
Generales del Estado en esta Cámara.

Por tanto, señoría, yo no entiendo muy bien eso de los
incumplimientos, ni entiendo tampoco su coherencia respecto de lo que
ustedes han hecho en estas elecciones, porque si la memoria no me
falla -y creo que no- en estas últimas elecciones ustedes han
buzoneado por todo el País Vasco los logros que han obtenido en esta
legislatura como consecuencia de los cumplimientos de nuestros
acuerdos. Hay dos posibilidades, señoría, o ustedes no han informado
muy bien de los logros que han obtenido o su posición en esta Cámara
es un poquito más desairada de lo que se ha podido escuchar esta
tarde a la hora de valorar algunas cuestiones o incumplimientos.

Sí le quiero decir, señoría, que yo he defendido y voy a defender las
instituciones de autogobierno del País Vasco, todas, incluido
también, por supuesto, el concierto económico. En sí mismas, no como
pretexto para nada, no como coartada para nada, sino en sí mismas.

Porque creo en ellas, porque creo que deben ser el punto de encuentro
entre todos los vascos y porque la realidad vasca, para mí, forma
parte esencial de la realidad española, ahora y en el futuro. Y
naturalmente serán ustedes los que tengan que decidir con quiénes
quieren tener compromisos serios que impulsen la realidad presente y
futura del País Vasco en términos de convivencia, en términos de
pluralidad y por supuesto también en términos de afirmación y
vigencia institucional de algo que ha producido un punto de encuentro
tal vez desconocido en la historia del autogobierno vasco. Deberán
aclarar ustedes de parte de quién están en la defensa, como es
lógico, del interés del País Vasco, señoría, y no lo que ha vuelto a
hacer usted esta tarde aquí, desde el punto de vista de intentar
confundir posiciones.

Lo que sí le quiero decir, para hablarle con toda claridad, señor
Anasagasti, es que en su caso no hay un incumplimiento. En la
posición de fondo de su partido en los últimos tiempos hay algo peor
que un incumplimiento: hay una deslealtad histórica, y es la
deslealtad histórica de quebrar el consenso de los vascos en torno al
estatuto, y es la deslealtad de impedir que una mayoría de los vascos
tengan el estatuto de autonomía como punto de encuentro y de
convivencia entre ellos, y es también dificultar que una mayoría de
los vascos sean capaces y estén dispuestos, que lo están, a impulsar
el estatuto como ese marco plural que les acoge, que les engloba y
con el cual sin duda se sienten identificados.

Esa decisión histórica suya, señor Anasagasti, y de su partido, no
es, con toda su antigüedad, un incumplimiento, es algo más grave,
como digo, es una deslealtad en términos de compromiso y es una
deslealtad con los intereses verdaderos del País Vasco.

Su señoría ha hablado también de inmovilismo y de ocasiones perdidas.

No basta con decir -permítame usted que se lo diga, y después de todo
lo que estamos oyendo estos días, en las últimas semanas, etcétera-
que ETAes la única responsable de haber roto su declaración de cese
de violencia. ¡Sólo faltaba! ¡Sólo faltaba! Pero, señoría, yo le
quiero decir una cosa bien clara: yo no voy a aceptar nunca que ni a
este Gobierno ni a ningún Gobierno que haya habido o que pueda haber
en España se le sitúe al mismo nivel o se equipare su posición o su
planteamiento con la posición y los planteamientos de quienes
utilizan la violencia o de quienes amparan a los violentos. ¡De
ninguna manera! (Aplausos.) Aquí no ha habido ningún malentendido
entre unos supuestos inmovilistas, pobres demócratas que son
acribillados cada vez que pueden, y unos fanáticos que matan. Aquí
hay un problema de libertad y de terror, y eso o se asume o no se
asume, y desde luego conviene que SS.SS. cada vez vayan rectificando
más y lo asuman desde su raíz y desde su origen, porque eso servirá
sin duda y podrá ser muy útil para mirar al futuro por parte de
algunos con más esperanza y más posibilidades.




Pero S.S. ha hablado de inmovilismo y yo quiero hacerle algún
recordatorio, porque la política no consiste en sacar un día una
pancarta en una calle de Bilbao diciendo: Gobierno de España muévete;
Gobierno de París muévete, y al final acabar pactando con los
violentos. Eso no es un proyecto político, eso es un error. Yo le
quiero recordar algún inmovilismo. Este presidente del Gobierno que
habla autorizó contactos directos con esa banda y autorizó contactos
con el entorno de la banda, y lo dije públicamente al país, y cuando
se hizo imposible lo volví a decir. Y el Gobierno puso en marcha
fórmulas y mecanismos para que personas que están fuera de España y
no tienen causas pendientes con la justicia pudieran volver. Luego,
si tiene usted interés, señor Anasagasti, le cuento quién hizo
imposible y quién gastó muchos recursos para que eso no pudiera
llevarse a la práctica o no se llevase a la práctica en los términos
que hubiéramos deseado. Este Gobierno tomó decisiones en materia de
política penitenciaria de acercar a más de un centenar de presos a
cárceles próximas al País Vasco. Este Gobierno y toda esta Cámara
hizo algo de lo cual estamos profundamente orgullosos, porque
empezamos a hacer eso con la reparación de las víctimas, moral y
material. Quiero recordar que, desde la ruptura del cese de la
violencia de la organización terrorista, tres personas han sido
asesinadas, incluido un parlamentario de las instituciones vascas.

Quiero volver a recordarlo porque eso no ha sido bastante para que su
partido haya cambiado de



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posición. Y naturalmente que en ese caso, señoría, hay diferencias.

¡Claro que hay diferencias! La diferencia es que nosotros podemos
hablar con credibilidad de estos temas porque no decimos una cosa
aquí y hacemos la contraria cuando salimos de aquí, señoría.

Ustedes creyeron en un momento determinado que eran capaces de
engañar a todos al poner en marcha una operación política, y no han
engañado a nadie y se han situado en una posición política
absolutamente imposible. La diferencia es que nosotros no concebimos
el cese de la violencia como coartada para quebrar el marco de
convivencia o como coartada para deslegitimar las instituciones que
tienen que servir para determinar y amparar la convivencia de los
vascos. La diferencia, señoría, es que nuestro único pacto, nuestro
único compromiso no es ni secreto ni inconfesable. No tiene supuestos
reversos o supuestas reservas. Es un compromiso muy claro que dice
que no va a cobrar un precio quien mata por dejar de matar y no va a
cobrar un precio quien comprende a los que matan por dejar de matar.

No se lo van a cobrar. (Aplausos.) La diferencia, señorías, es que
nosotros encontramos, afortunadamente, argumentos más poderosos para
enfrentarnos al terrorismo que el decir que asesinatos de ciudadanos,
de concejales, de parlamentarios o de ertzainas para lo único que
valen es para entorpecer o para retrasar la independencia. Se nos
ocurren argumentos más poderosos, señor Anasagasti, para rechazar el
terrorismo. Permítanme en este punto una modesta pregunta: si quien
ha dicho eso interpretase que esas acciones terroristas no
entorpecieran o no retrasaran la independencia, sino que la
favorecieran o la aligeraran ¿qué dirían? ¿Dirían lo mismo que han
dicho aquí o tendrían que modificar el discurso?
En todo caso, señoría, la diferencia también es que nosotros no
creemos ahora, no hemos creído ayer y no creeremos mañana que la paz
sea eso que algunos creen que es: no otra cosa sino dar la razón a
los terroristas. Eso no es la paz, eso es la dimisión moral de una
sociedad, es la ruina del Estado de derecho y es la quiebra de un
país que desde luego los demócratas españoles ni los demócratas
vascos vamos a aceptar. (Aplausos.) No es la paz dar la razón a los
terroristas. (Aplausos.)
En tercer lugar, S.S. ha hablado de diálogos. Permítame también que
procure dotar de contenido, en mi responsabilidad, los conceptos que
S.S., en mi opinión un poco alegremente, ha vaciado. Diálogo, ustedes
han tenido durante muchos años, y lo han tenido durante estos últimos
años también. Lo hemos recordado. Sus señorías han formado parte de
eso que se llamaba en la anterior legislatura, especialmente al
comienzo, la mayoría parlamentaria. Sus señorías han votado aquí los
Presupuestos Generales del Estado. Sus señorías han participado en
muchas iniciativas. El diálogo ha estado abierto, y yo he hecho hoy
mismo una invitación abierta al diálogo, sin exclusión, a todos los
grupos, grupos con los que compartimos muchos objetivos
de futuro, con el principal partido de la oposición, con Izquierda
Unida. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia es que, naturalmente,
esos diálogos no incluyen a quienes mantienen diálogos y acuerdos
estables con formaciones políticas que no solamente no condenan la
violencia, sino que la justifican. Así de sencillo y así de claro.

Los acuerdos pueden interpretarse, por tanto, de una manera distinta,
pero el diálogo, la actitud es absolutamente fundamental, incluso
cuando no es matemáticamente necesaria. El diálogo tiene que tener
una intención política, un proyecto político y un camino político, y
el camino que da la razón a la violencia no es el camino del diálogo,
es el camino del error y es exactamente el camino que no hay que
seguir, señoría. Por tanto, utilicemos correctamente las expresiones
y el contenido del diálogo, señorías. ¿Qué es diálogo? ¿Diálogo es
ese desvarío xenófobo que hemos escuchado estos días, que insulta a
cientos de miles de ciudadanos en el País Vasco? ¿Eso es el diálogo?
(Aplausos.) ¿Diálogo es poner permanentemente en cuestión la
legitimidad de las instituciones vascas? ¿Diálogo es negarse a
aceptar las reglas del juego, es negarse a acudir a las elecciones,
es pactar con esos que no aceptan las reglas del juego y no van a las
elecciones? ¿Es decir que la representación que ha obtenido el
Partido Socialista o el Partido Popular no vale absolutamente de nada
porque no hay que tenerla en cuenta y hay que excluirla en la medida
en que se pueda? ¿Eso es diálogo? Señorías, el diálogo que consiste
en jugar con las cartas marcadas por la violencia, excluyendo
inmigrantes, no es un diálogo. Eso es un disparate. Se podrá hacer
muchas apelaciones a no sé qué derecho para decidir libremente. ¡Como
si no llevásemos decidiendo libremente tantos años y quisiéramos
decidir libremente todos tantos años más, y defendiéndonos de
aquellos que nos lo quieren impedir! Pero naturalmente, ¿qué es eso
de practicar esas políticas de exclusión o de decir: si no estuviesen
aquí los inmigrantes, ya habríamos ganado? ¡Qué bien, claro! Si no
estuviesen ahí esos inmigrantes, pobrecitos, si no estuviesen los
socialistas, si no estuviesen los del Partido Popular, si no
estuviesen los navarros esos, que no hay quien pueda con ellos, y si
no estuviesen esos franceses republicanos, que son impresentables
también, hace un referéndum y gana lo que quiera. Pero ¿qué política
es ésa, señoría? (Aplausos.) Pero ¿qué política es ésa? (Aplausos.)
Evidentemente, señoría, no podemos equivocar en esos casos los
términos. Naturalmente que se puede ganar, pero ha olvidado S.S. un
pequeño detalle. Hablando de diálogos y hablando del País Vasco, hay
personas que tienen que salir en el País Vasco a defender sus
derechos fundamentales cotidianamente. Esas personas tienen que
defender sus derechos fundamentales: el derecho a vivir, el derecho a
expresarse, el derecho a trabajar, y hay personas que lo impiden. Lo
que yo le digo, señoría, es que no se puede pactar con las personas
que lo impiden. Aquí se trata de saber con quién



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está uno, si con los que lo impiden o con aquellos que defienden sus
derechos fundamentales. El Gobierno y el presidente del Gobierno
están con todos aquellos, se llamen como se llamen y sean del partido
que sean, que defienden el derecho a vivir en paz, libremente, y a
pensar y a hacer lo que quieran en el País Vasco; sin que nadie les
quiera imponer, sin que nadie les quiera excluir y, por supuesto, sin
que nadie quiera acabar con ellos o tengan que hacer las maletas y
marcharse. Eso es lo queremos nosotros, ese es el diálogo y esa es la
convivencia. (Aplausos.)
Señoría, usted ha dicho que son un partido centenario, y es verdad.

Pero además de eso, un partido con veinte años de gobierno y un
partido que ha contribuido a la gobernabilidad en España. Ustedes se
situaron en una encrucijada e hicieron una apuesta política que han
resuelto mal, muy mal, y han cometido un grave error. La culpa no la
tenemos los demás. La responsabilidad la tienen ustedes y nada más
que ustedes. No valen tonos victimistas, señoría; no vale decir unas
cosas y practicar políticas contrarias; no vale estar con los dos
pies en Estella, ni siquiera estar con un pie en Estella y con otro
pie fuera de Estella; no vale defender la legalidad institucional y,
al mismo tiempo, justificar otro tipo de consideraciones; no vale
estar a favor del Estatuto y, al mismo tiempo, estar en contra; no
vale apostar claramente por el diálogo desde el cumplimiento de las
reglas, desde el cumplimiento de la democracia y desde el respeto al
Estado de derecho e intentar resolver supuestas cuestiones sobre la
base de diálogos que ya sabemos con la imposición de quién terminan y
a favor de quién terminan. Esa es la realidad y espero, señor
Anasagasti, que en algún momento se den SS.SS. cuenta de ello. Se lo
digo con toda tranquilidad y con toda serenidad: que se den cuenta de
ello. No le pido un esfuerzo muy especial: estoy hablando de respetar
las reglas, de cumplir las normas básicas de la democracia, de
respetar el Estado de derecho y, desde luego, de no aplicar políticas
que no son el deseo común de compartir el futuro, de hacer posible la
convivencia y de hacer que fructifique la prosperidad y la paz para
todos los ciudadanos vascos.

Tomen ustedes pronto una decisión. Yo me permito hacerles una
sugerencia: cuando tomen esa decisión, piensen en todos los vascos;
piensen en todos los vascos y piensen en toda la sociedad vasca. Ese
es el camino del sentido común, que es exactamente el camino
contrario al que ustedes han emprendido hace algún tiempo.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señor Anasagasti.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Señora presidenta. No le voy a
contestar en el mismo tono que
ha empleado usted, señor presidente, porque la verdad es que parecía
que estábamos todavía siguiendo la campaña electoral. (Rumores.)
Usted me ha hecho una serie de preguntas que estoy, lógicamente,
dispuesto a contestar, pero me mueve una reflexión. Con ETA, no pudo
Franco, no pudo el plan zen. Existe desde hace cuarenta años.

Nosotros no estamos dispuestos bajo ningún concepto a soportar la
existencia de ETA otros cuarenta años. ¿Qué va a hacer usted para
ello? ¿Esperar el siguiente atentado policialmente? Habla usted no
como un político sino como un jefe de policía. Porque yo le sugiero
lo siguiente, señor Aznar, siguiendo su argumentación: Herri
Batasuna, Euskal Herritarrok, le guste a usted o no, existe
políticamente, tiene una representación en el Parlamento vasco, le
sugiero que les ilegalice siguiendo su argumentación, le sugiero que
cierre sus sedes, que cierre su periódico, que suspenda el Estatuto,
que haga todo lo posible para que Ibarretxe se vaya a su casa, que se
declare a Vizcaya y a Guipúzcoa provincias traidoras. (Rumores.) Sí,
sí, siguiendo esa argumentación, hay que seguir con esa
argumentación. (Rumores.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, ruego que guarden silencio.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Se puede declarar el estado de
excepción, y la pregunta es: ¿y después qué?
Puede usted ganar las elecciones, los partidos políticos no estamos
para estar siempre en el poder y es bueno pasar por la oposición,
pero al día siguiente de ganar el Partido Popular, ¿desaparecerían
los atentados? ¿Desaparecería la kale borroka? ¿Cuál es su fórmula
mágica? Es la pregunta que nosotros le hacemos. La nuestra es
malísima, la nuestra es Lizarra o Estella. No tengo ningún
inconveniente en utilizar la palabra Estella o Lizarra, porque usted,
a la entrada de Estella, tiene Estella y Lizarra.

Usted, esta mañana, cuando ha hablado de la Constitución y ha hablado
del impulso que hay que dar culturalmente a España, se ha olvidado,
hablando de la Constitución, de que aparte del castellano o del
español existe el gallego, existe el catalán y existe el vasco.

Simplemente se lo recuerdo porque usted siempre habla de la
Constitución. Le quiero decir que este nefasto documento -que lo
tengo aquí y además es muy corto- llamado de Estella, y que parece el
infierno de Dante, no es más que una metodología de trabajo para
acabar con ese fenómeno, y dice una cosa que creo que es el meollo de
su argumentación y que usted bajo ningún concepto está dispuesto a
asumir. Dice: El contencioso vasco es un conflicto histórico de
origen y naturaleza política. Eso es lo que de verdad usted no quiere
admitir bajo ningún concepto y esto es lo que dice Estella. Y el
método que plantea Estella es: La resolución política sólo puede
plasmarse a través de un



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proceso de diálogo y negociación abierto y sin exclusiones. Y Estella
dice que el proceso de diálogo y negociación puede propiciarse con
conversaciones multilaterales, y dice también que se realizaría en
unas condiciones de ausencia permanente de todas las expresiones de
violencia del conflicto. Y al final dice que hay que profundizar la
democracia en el sentido de depositar en los ciudadanos de Euskal
Herria la última palabra. Y eso es sencillamente lo que usted no
quiere admitir bajo ningún concepto.

Nosotros no le tenemos ningún miedo a la democracia y no estamos
planteando más nacionalismo, sino fundamentalmente más democracia
cuando uno escucha a todas horas que aunque el PNV se salga de
Lizarra, ustedes no van a variar su política porque lo que quieren en
Euskadi son unas elecciones anticipadas. No me venga usted hablando
del diálogo cuando el lehendakari llama al señor Iturgáiz y, como si
fuera un partido marginal el Partido Popular en el País Vasco, es
incapaz de acudir a Ajuria Enea, cuando lo mínimo que hay que tener
es un respeto institucional. De manera que no me hable usted de
diálogo como me habla a todas horas.

Respecto al incumplimiento que usted ha planteado, le he dicho en el
despacho suyo de Génova, 13 -lo tengo aquí y no es cuestión de
leerlo- que ese acuerdo político de investidura tenía dos partes; la
primera parte usted la cumplió y lo he dicho, o sea que no me utilice
una argumentación que no es mía. Pero la segunda parte hablaba del
estatuto y del desarrollo del Estatuto de Gernika y usted habla de
que la única solución es la Constitución y el estatuto, pero usted la
Constitución ni tocarla. Mire, en Alemania se ha cambiado veintiocho
veces y no ha pasado absolutamente. Usted dice que el estatuto
indudablemente se acabó con un cumplimiento, pero, oiga, todavía creo
que quedan alrededor de cuarenta transferencias por cumplir y quizás
las más importantes: todo el aspecto social y aspectos tan
importantes como la investigación científica, turismo, en fin una
serie de cosas. Usted no quiere abordar eso y solamente lo quiere
tratar como peaje político. Nosotros le recordamos que es una ley
orgánica que se tiene que cumplir y no me venga usted argumentando
con el estatuto porque quién más interesado que nosotros en que se
cumpla ese estatuto, incluso en su disposición adicional. El Estatuto
de Autonomía de Gernika es un buen estatuto, es un buen marco de
convivencia y es un magnífico punto de encuentro, pero ustedes lo
tienen clavado y solamente quieren abordarlo con grandes palabras y
con grandes declaraciones hablando de Constitución y estatuto.

Cumplan el estatuto. Hace cuatro años usted dijo que iba a cumplir el
estatuto y no ha hecho absolutamente nada.

Cuando habla de diálogo ha dicho cosas muy graves. Nosotros no
tenemos nada que ver con ETA, no tenemos nada que ver con ese mundo
violento, nada que ver con eso. Aquí no es cuestión de empezar a
hablar
de agravios y sobre todo de atentados, porque indudablemente eso no
sólo hace un daño horroroso, lógicamente, a la víctima y a sus
familiares, sino a toda una sociedad, porque la convulsiona y es
totalmente inadmisible. ¿Y por qué hoy convulsiona tanto un atentado
y desgraciadamente no convulsionaba tanto hace quince años?
Fundamentalmente porque la sociedad está mucho más sensibilizada,
porque tiene la carne a flor de piel y porque no tolera lo que supone
la violencia de un atentado. Somos los más interesados en que eso
acabe y vamos a poner toda la carne en el asador, pero, si usted
quiere, le recuerdo que desde el año 1989 al año 2000 el PNV ha
tenido 239 ataques en sus sedes políticas, muchos más que el Partido
Popular; simplemente hay que recordar ese dato, porque nosotros
también somos víctimas de esos planteamientos violentos.

También le tenemos que decir, señor presidente, que usted ha hecho
una aseveración que a nuestro juicio es muy grave. Cuando hablaba de
que usted sí ha movido un centenar de presos, yo le recordaba que
aquí había una moción aprobada por ustedes que hablaba de consenso.

Ciertamente usted ha movido un centenar de presos. Es indudable que
el acercamiento de presos era una de los temas más importantes que
nosotros le planteábamos y que ello era posible porque simplemente se
trataba de acercar esos presos a su lugar más o menos de residencia y
hubiera distendido mucho la situación. Usted en ningún momento lo
consensuó con los partidos políticos de esta Cámara.

Usted habló de la reparación de los daños causados a las víctimas del
terrorismo. Por supuesto que sí y nosotros votamos esa iniciativa,
además incluimos algo que se había olvidado, que era el tema de los
secuestros. Por tanto, en esa oportunidad, también nosotros
enmendamos y lo aprobamos con entusiasmo. Sin embargo, usted sigue
hablando de que bajo ningún concepto va usted a tolerar que se cobre
ningún precio político. Muy bien, usted está en su legítimo derecho,
es presidente de un Gobierno con mayoría absoluta, puede hacer lo que
crea conveniente. Pero yo le pregunto: ¿cómo va a resolver usted el
problema del proceso de paz en el País Vasco? ¿Solamente hablando de
diálogo y ejercitando otro tipo de cosas? Cuando el lehendakari
llama, ¿no acudiendo? ¿Cerrando todas las puertas? ¿Teniendo una
intervención tan dura como la que ha tenido ahora?
Hablando de desvaríos xenófobos -yo no me voy a poner a hablar de lo
que ocurrió durante 20 segundos en un mitin de una hora, que ha sido
aclarado en el día de hoy- tengo que decir una cosa: una de las
razones por las que se aprobó la Ley de Extranjería fue por el PNV y
hay que recordarle que aquí el único problema de xenofobia que hay,
que no la hay en el País Vasco, es en El Ejido y el alcalde de El
Ejido no es precisamente del PNV. Esa es una realidad política.

(Rumores.) De manera que no me venga usted desviando la atención
sobre una realidad que está ahí. Eso, dicho por



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un presidente de Gobierno en un debate como éste, creo que significa
que lo que quiere usted es remachar y meternos a nosotros en una
especie de cápsula diciendo: cuidado con esta gente que es
peligrosísima. Oiga, la situación del País Vasco, desde el punto de
vista de normalidad ciudadana, independientemente del fenómeno de la
violencia, que es terrible y que tenemos que hacer lo posible porque
desaparezca, es una realidad que se puede presentar en cualquier
lugar de Europa y del mundo, desde el punto de vista de la
recuperación de muchos de los valores de una democracia estable.

Señor presidente, usted también me ha hecho una pregunta, a mi
juicio, muy grave. ¿En qué sitio estamos nosotros? Esa pregunta
ofende, ofende, ofende mucho. (Rumores.) Nosotros no tenemos nada que
ver con la violencia de ETA, nosotros no tenemos nada que ver con ese
mundo violento. Con lo que tenemos que ver es con un partido
nacionalista que efectivamente tiene 105 años y usted en su familia
ha tenido personas con las que hablar de ese partido político. Por
tanto, creo que tiene mucha información sobre nuestra trayectoria
histórica de partido, que ha pasado mucha de su vida política
perseguido y mucha de su vida política en una situación de
clandestinidad y mucha de su vida política sin posibilidades de
ejercitar la política. Llevamos veinte años gobernando, de forma
monocolor y con el Partido Socialista, y en algunos lugares, en ese
primer intento en Bilbao, con el Partido Popular. Aquella posibilidad
salió mal. Pero mire, a lo que nosotros propendemos en este momento
es a que Herri Batasuna haga política donde tiene que hacerla, que es
en el Parlamento. Eso lo dice el propio Pacto de Ajuria Enea en su
artículo 8, que hay que lograr que ese mundo haga político. Porque le
vuelvo a repetir: ¿de qué forma va usted a resolver ese problema si
excluye al 15 o al 20 por ciento de la ciudadanía, que existen?Si no,
siguiendo su argumentación, ilegalícelos, quíteles el pan y la sal,
no les permita que hagan política, pero son seres humanos que están
ahí, no son marcianos, y en un Parlamento lógicamente tienen todo su
derecho a presentar todas las iniciativas y nosotros como demócratas,
con la palabra, tratar de rechazarlas. No me venga demonizando a ese
grupo político, sobre todo por el apoyo que supuestamente están dando
a la violencia porque, si efectivamente se lo dan, deténgales,
impídales que hagan política, pero no me venga con esa argumentación,
que puede ser muy buena para un mitin en Mestalla, por ejemplo, pero
no para el Congreso de los Diputados, sobre todo dicha por el
presidente del Gobierno.

Señor presidente, veo que su diálogo es un diálogo consigo mismo. Ya
nos lo ha demostrado con su famosa libreta azul; usted solamente
habla con la libreta azul. Muy bien, ya veo que aquí también el
diálogo es con su libreta azul, lo que tiene en su libreta azul de
diálogo. No, el diálogo es entre todos y entre muchos, mirándonos a
la cara y, sobre todo, sabiendo qué planteamiento tenemos cada uno de
nosotros. (Rumores.)
Y usted, que tiene 183 diputados, lógicamente durante estos cuatro
años hará rodillo parlamentario. Lo sentiremos porque cuanto más
tiempo pase irá interiorizando esa mayoría absoluta y va a ir viendo
la sociedad cómo están funcionando ustedes. Pero bueno, eso en
democracia es muy legítimo. Nosotros le combatiremos con la palabra y
con el voto, pequeño voto, pero le combatiremos con nuestra
argumentación. Y si usted me pregunta con quién está el PNV, está con
el PNV, está con el pueblo vasco, está donde ha estado siempre.

Tenemos dos bases de sustentación política. La primera es el respeto
a la vida humana, que es fundamental, y no solamente porque somos un
partido político que tiene unos valores éticos y somos un partido de
gente decente, sino, fundamentalmente, porque respetamos al
adversario político y lo hemos respetado siempre. Siempre hemos
condenado la violencia y hemos condenado la sublevación militar del
18 de julio, hemos condenado el GAL, hemos condenado todo lo que sea
violencia y hemos condenado a ETA. Usted no me venga argumentando
otra cosa, porque estamos en un debate parlamentario y tiene que
coger la argumentación que yo he expresado en esta tribuna en este
momento y no lo que se ha podido decir en un mitin. La segunda base
de sustentación de la actividad del PNV es la democracia, la palabra,
el voto, la persuasión. En esos dos pilares básicos es donde se
encuadra la actividad del PNV y su obsesión es acabar con la
violencia en Euskadi, lograr que ese mundo haga política. Nos creerá
usted o no, pero vamos de buena fe, somos gente decente, somos
nacionalistas. No nos engañemos, somos un partido nacionalista pero
somos un partido profundamente democrático.

Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Anasagasti.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia): Señora presidenta,
señorías, en una cosa estoy de acuerdo con lo que ha dicho S.S., y es
en que efectivamente el País Vasco es una tierra que reúne todas las
condiciones para tener un futuro extraordinario en todos los
términos, en términos de capacidad humana, de prosperidad, de
capacidad industrial, de progreso, etcétera, y que es una lástima que
no se puedan aprovechar todas esas capacidades porque haya gente que
se dedique cotidianamente a impedir que esas capacidades puedan
desarrollarse; es una lástima y estoy de acuerdo en eso. A partir de
ese momento le quiero decir, señoría, que es muy importante aclarar,
como usted ha dicho, con quién se está y para qué se está, y créame
que, por decirlo en los términos más suaves que encuentro en este
momento, nosotros tenemos muy serias dudas -digo en los términos más
suaves- de con quién están ustedes y de qué es lo que pretenden.




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Su señoría ha dicho que desde el año 1959 con ETA no ha podido nadie.

Con independencia de alguna otra expresión que me ha parecido más
desafortunada, ¿qué quiere decir S.S., que ustedes han encontrado la
fórmula de que lo mejor para terminar con ETA es darle la razón a
ETA?
Sus señorías pueden extender los brazos todo lo que quieran, pero es
exactamente lo que están haciendo, no están haciendo otra cosa. Y si
no es así, ¿S.S. tiene la bondad y la amabilidad de explicar en esta
Cámara, por ejemplo, cómo es posible que se mantengan, su Gobierno,
su partido, en el Pacto de Estella después de lo que ha ocurrido?
Permítame unas preguntas bastante sencillas que son para entendernos,
señor Anasagasti, o para procurar entendernos. Ustedes estaban en el
Pacto de Ajuria Enea y ahora están en el Pacto de Estella. No somos
los demás los que hemos cambiado. ¿Por qué antes estaban en Ajuria
Enea y ahora están en Estella? Y si Estella es una metodología, como
S.S. dice, ¿es tan difícil salirse de una metodología que no condena
la violencia? ¿Es tan difícil salirse? Y si no condena la violencia
la metodología, ni los que hacen la metodología, ni los que impulsan
la metodología, ni los que se aprovechan de la metodología y además
de eso se producen víctimas, ¿por qué no se salen SS.SS. de Estella?
Permítame otra pregunta. Herri Batasuna, que usted ha cuantificado en
un porcentaje determinado de la población o de la ciudadanía vasca,
antes, antes, iba a las instituciones; cuando quería, incluso aquí.

Pero ustedes han dicho que iban a Estella para dos cosas - dígame,
por favor, si me equivoco-, para dos cosas: para que ETA no volviese
a matar y para que Herri Batasuna se incorporase de manera
irreversible a las instituciones. Por favor, señor Anasagasti, dígame
cuál es el resultado de esa apuesta a día de hoy. Le hago esa
pregunta tan sencilla y, por favor, le hago otra pregunta y le añado:
dígame qué es lo que tiene que pasar para que ustedes se den cuenta
de que han fracasado. Fíjese, si la respuesta no puede ser más
sencilla. Dígame qué es lo que tiene que pasar para que ustedes se
den cuenta de que han fracasado.

Permítame una cosa, señor Anasagasti, y le pongo otro ejemplo. El
Gobierno vasco anuncia después de que se produce la tercera víctima.

al cabo de la ruptura del cese de la violencia -después de la tercera
víctima, creo que después del asesinato de Fernando Buesa-, la
ruptura formal de acuerdos con Herri Batasuna. Al cabo de poco
tiempo, Herri Batasuna va a votar en el Parlamento vasco a favor del
Gobierno vasco, y al cabo de poco tiempo se produce una reunión en el
Pacto de Estella reafirmando el Pacto de Estella. Permítame una
pregunta, señor Anasagasti: ¿se ha producido una ruptura formal o no
se ha producido o es que ahora las rupturas formales, cuando las
hacen ustedes, tenemos que interpretarlas en el sentido de que se
rompe formalmente para que todo siga igual, tal
como estaba? Le hago esas preguntas, que son bien sencillas de
contestar si es que se quiere saber dónde uno está y si es que se
quiere saber realmente cuáles son los elementos básicos de una acción
política.

Y cuando se habla de la Constitución o del estatuto como punto de
encuentro, señor Anasagasti, perdóneme, pero yo no me puedo tomar en
serio alguna expresión que ha dicho. Usted puede entender que al
Gobierno vasco le falta la competencia de turismo o más competencias
en turismo, pero, ¿no me irá a decir que por la competencia de
turismo están ustedes en el Pacto de Estella? ¡Hombre!, no me irá a
decir eso. (Risas.) No me irá a decir que aquí todas las leyes desde
el momento en que se hacen se cumplen a rajatabla, ¿verdad? No será
eso, porque podría yo explicar -y puedo explicar- cuál es la razón de
hacer una transferencia, llegar a acuerdos en transferencias o no
poder llegar a acuerdos. Del mismo modo que se han transferido
políticas activas o la política del Inem a unas comunidades
autónomas, la podía tener en estos momentos el País Vasco, pero el
Gobierno vasco dice: no la quiero si no me la das en estas
condiciones. ¡Oiga!, eso no es un acuerdo, eso es otra cosa. Pero le
vuelvo a recordar que, hablando de fortalecimiento institucional,
mire el concierto económico antes y después del año 1996. Yo sigo
diciendo que no existe en el País Vasco un instrumento mejor y que
concite más adhesión y voluntades de los ciudadanos que el que
representa el estatuto de autonomía como punto de encuentro y de
convivencia entre todos los vascos. Eso es lo que sigo pensando y eso
es, señoría, lo que espero y deseo que sigan pensando, como lo hacen,
se pongan algunos como se pongan, la gran mayoría de los vascos.

Por tanto, señoría, el problema es saber qué política se quiere
hacer, con quién se quiere estar y qué proyecto realmente se quiere
impulsar. Después de hacer un recordatorio bastante desafortunado,
dicho sea de paso, sobre algunas consideraciones de carácter legal y
de carácter político, me pregunta S.S. si yo quiero excluir al 15 por
ciento de los ciudadanos vascos que simpatizan o que votan a Herri
Batasuna. Perdóneme, señor Anasagasti, pero volvemos a equivocar los
terrenos. Lo que no quiero es que el 15 por ciento utilice la
violencia para excluir a los demás. Pongamos las cosas donde tienen
que estar. Es que nadie de aquí quiere excluir a nadie, es que los
que estamos aquí estamos luchando para que nadie nos excluya a
nosotros, que es diferente. Y pongan ustedes su argumentación y su
razón -yo se lo pido- allí donde tienen que estar. ¿Pero quién tiene
inconveniente en nuestro país para que respetando las reglas se
defienda lo que se quiera? ¿Es que no se defiende aquí lo que se
quiere? ¿Es que no se defiende en el Parlamento vasco lo que se
quiere? ¿Es que no se puede plantear desde el reconocimiento del
derecho que se quiera para cualquier parte o cualquier circunstancia
de nuestro país? ¿Quién niega eso? Lo que se niega es que se intente
conseguir eso quebrando las



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reglas del juego democrático; eso es lo que se niega. Y para eso,
señoría, está el Estado de derecho. ¿Yo voy a perseguir al que
entienda que es mejor un País Vasco independiente? No, señorías. El
Estado de derecho va a actuar contra aquellos que transgredan la ley,
que cometan delitos y que utilicen la violencia para intentar
conseguir objetivos políticos. Eso sí, porque para eso está el Estado
de derecho, naturalmente; para eso está el Estado de derecho.

(Aplausos.)
Yo no estoy planteando, señorías, un camino nada fácil. Ya me
gustaría que en este momento como presidente del Gobierno o cualquier
presidente del Gobierno pudiese decir que este es un camino fácil.

No, señorías. Es un camino muy difícil, ya lo sabemos, pero lo que no
podemos es equivocar el camino y lo que debemos es reafirmar todas
aquellas posiciones que nos deben unir, que nos deben agrupar para
que las reglas se respeten y para que la paz no sea la de la dimisión
moral y de la ley de una sociedad y de un país, sino la paz de la
reconciliación positiva en todas las instituciones democráticamente
aceptadas y respetadas por todos. No se pide tanto, señorías, y
reflexiónenlo. El sentido común no es tan difícil ni es tan
imposible. Créame que eso hará mucho más posible cualquier elemento
de diálogo sobre las bases del respeto a las reglas, a la ley y a la
democracia. Yo no planteo un camino fácil, señoría, ya lo sé, pero
planteo el camino que una sociedad democrática, una sociedad
civilizada tiene que seguir con toda claridad. Eso es lo que yo
planteo. Y naturalmente no crea, señoría -se lo voy a decir-, que
tengo inconveniente alguno -ninguno tendría- en dialogar con nadie.

Le voy a decir una cosa más. Cuando usted dice que dialoguemos cara a
cara, ya me gustaría a mí ver la cara de algunos, si son capaces de
mantenerla un poco alta en lugar de hablar tanto de diálogo; ya me
gustaría a mí, porque tendría muchas razones para decirle que algunos
tendrían mucha dificultad en levantar la cara después de algunas
actitudes que han mantenido en los últimos tiempos. Pero tampoco me
voy a quedar en eso. Sí me quedo con la esperanza de unos ciudadanos
que luchan todos los días por su libertad, que quieren buscar sin
dimisiones la paz y que están dispuestos a convivir en un País Vasco
posible, en el marco de una España y de una Europa posibles. Ese es
el camino que tenemos que ganar. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria tiene la palabra don
José Carlos Mauricio.




El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Señora presidenta, señoras y señores
diputados, señor candidato a la Presidencia del Gobierno, quiero
empezar por agradecerles la paciencia que tienen al escuchar a mi
grupo parlamentario a estas horas de la noche, después del debate tan
largo que hemos tenido en el día de hoy.

Como ha hecho la mayoría de los grupos, quiero empezar por felicitar
al presidente del Gobierno, que ha ganado legítimamente unas
elecciones, y explicar por qué Coalición Canaria va a votar la
investidura del señor Aznar como presidente del Gobierno y por qué,
además de eso, ha suscrito un pacto de legislatura para los próximos
cuatro años. Frecuentemente se dice que la política es el arte de lo
posible. Yo corregiría diciendo que es el arte de hacer posible lo
necesario. Este país tenía hace cuatro años una serie de tareas
históricas que resolver: el proyecto de la integración en el euro,
recuperar una política económica de rigor, conseguir potenciar el
empleo, financiar los servicios públicos y avanzar en el Estado
autonómico. Esas eran las necesidades objetivas del país. Este
Gobierno, desde la minoría mayoritaria que tenía por el acuerdo con
Convergència i Unió, inicialmente con el PNV y con Coalición Canaria,
ha cumplido esos objetivos y, al cumplirlos, ha ganado la mayoría
social y política de los ciudadanos españoles. Por tanto,
legítimamente ha ganado las elecciones y ahora tiene la tarea de
cumplir nuevos objetivos. Con esto me quiero referir a que ya no vale
el cumplimiento de lo anterior, la euforia de lo anterior, sino que
hay que cumplir los nuevos objetivos necesarios para la sociedad
española y para todos los pueblos que componen España.

En ese sentido, creo que en el discurso del señor Aznar está -y
permítame que lo ordene de forma distinta-: potenciar la proyección
internacional de España, modernizar la economía y la sociedad
española, avanzar hacia el pleno empleo, garantizar el sistema de
pensiones públicas, conseguir un pacto para definir el modelo
territorial del Estado, garantizar el Estado de bienestar y, en
último lugar, reforzar y perfeccionar el sistema democrático. Estos
son los objetivos que coinciden con las necesidades de este próximo
período, y yo me voy a referir brevemente a cada uno de ellos y a por
qué y en qué condiciones nosotros vamos a apoyar la investidura y el
pacto de legislatura y en qué condiciones seguiremos apoyándolo si el
Gobierno los cumple. En el discurso que he oído esta mañana del
candidato a presidente del Gobierno, esos objetivos han estado en su
enunciación perfectamente definidos y en la intencionalidad de lo que
podríamos denominar una política de centro reformista, de consenso a
pesar de la mayoría absoluta, claramente expresados. Sin embargo,
señor Aznar, he notado que avanzaba correctamente por cada objetivo
y, cuando llegaba al punto de la definición polémica que es la acción
de gobernar, se detenía prudentemente y simplemente hacía una
declaración retórica de objetivos que yo y mi grupo compartimos pero
respecto a los cuales creo que habría que llegar a algunas
concreciones y a algunos detalles. Yo creo que el señor Aznar sabe
ese dicho inglés de que el diablo está en los detalles y justamente
cuando llegaba a los detalles es cuando se paraba para no tropezar
con ese peligro de hacer un debate en serio de los grandes



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problemas y las grandes prioridades. Una cosa es la definición de un
programa electoral y otra la definición de un programa de acción de
gobierno.

Respecto a la posición internacional de España, coincido en que el
Estado español es pequeño pero que en el proyecto de integración
europea puede jugar un papel de liderazgo internacional muy
importante. Yo quisiera empezar por ahí porque creo que los grandes
temas que tiene España -acabamos de debatir en esta última parte del
orden del día el problema territorial del Estado- tienen sentido y
adquieren soluciones si entramos en el marco del debate europeo.

Nosotros hemos visto cómo en los últimos años, en las cumbres de los
consejos europeos que se han celebrado, se han ido definiendo cuatro
grandes objetivos de la construcción europea. Yo quisiera apostar hoy
por esa construcción, y lo hago desde el Grupo de Coalición Canaria
precisamente porque representamos a un sector de opinión de nuestra
comunidad autónoma que tiene una clara voluntad europeísta. Hemos ido
viendo cómo en el proyecto de construcción europea ha habido cuatro
grandes momentos en los últimos tres años. Uno de ellos es el momento
en que la cumbre de Berlín define las perspectivas financieras de
Europa para los próximos siete años, 2000-2006. Hemos alcanzado los
objetivos de los fondos estructurales de la política agrícola común.

Aprovecho para decir que en esos seis años en los que se va a
producir la ampliación es muy importante que España dé un salto
histórico, porque dentro de seis o siete años no tendremos los mismos
elementos de financiación que vamos a tener en este próximo período.

Nosotros, los canarios, apostamos entre otras cosas por la defensa de
la agricultura española y, en particular, de la agricultura canaria
en lo referente a nuestros grandes productos, que son las hortalizas,
el tomate y el plátano. Quisiéramos saber si lo que el señor Aznar ha
llamado en la campaña electoral la defensa de intereses de Estado de
la agricultura canaria lo vamos a defender en las conferencias
europeas, en los consejos europeos, con la firmeza y fortaleza con
que lo hemos estado defendiendo en los últimos años. Y también el
estatuto permanente llamado de región ultraperiférica. Canarias tiene
definido no sólo en el marco de la Constitución española, en su
disposición tercera, clarísimamente nuestro régimen económico fiscal;
también en los tratados europeos, en el artículo 199 del Tratado de
Amsterdam, tenemos definido el estatuto especial de región
ultraperiférica, que es también un tema de Estado y que articula a
Canarias en la integración europea de manera, yo creo, eficiente para
una comunidad alejada. Hemos visto también cómo en la cumbre de
Lisboa se han planteado objetivos muy importantes que habrá que
revisar sobre la incorporación de Europa al proyecto de revolución
tecnológica y a la defensa del modelo europeo de bienestar y de
empleo. Nosotros apostamos claramente, con un objetivo que parece
lejano en el 2010, por que en este
mundo unipolar que ha sido la herencia de la guerra fría pero que es
un elemento de transición hacia un mundo multipolar, Europa juegue
los papeles de sus tradiciones democráticas, de su defensa de la paz,
de la defensa de la cooperación internacional, de la defensa del
medio ambiente, como elementos básicos de la construcción europea y
de este mundo globalizado en el que estamos viviendo. Luego quisiera
hablar de las cumbres de Luxemburgo y de Viena sobre el empleo y de
la cumbre de Helsinki sobre la identidad europea de defensa, porque
yo creo que si la soberanía europea tiene dos pilares básicos del
proyecto de identidad europea, estos son la moneda y su defensa.

Después del drama que fue la guerra de Kosovo y la situación de
impotencia del proyecto europeo y de la capacidad europea de
intervención en un área interna de la propia Europa, hemos de apostar
clarísimamente y tenemos que defender un proyecto de la defensa y de
las fuerzas de intervención inmediata que está pactado para el año
2003 entre los principales países europeos y de donde se deduce una
política en la que nosotros estamos defendiendo el proyecto de
defensa que el señor Aznar hoy ha definido para el año 2002 sin el
servicio militar, que podría ser incluso adelantado al 2001. Yo creo,
señor Aznar, que eso quiere decir -algo que nuestro grupo ha
defendido en la campaña electoral- que vamos a tener suficiente con
los 100.000 efectivos de los que hemos hablado en los debates
parlamentarios anteriores como necesarios para el proyecto de la
defensa de España y para el proyecto que tenemos hoy para el ejército
profesional. Y esa es una opción presupuestaria, económica y de
defensa que yo creo que es importante reafirmar en este debate de
investidura.

Tengo que decir al mismo tiempo que en los cuatro objetivos del mundo
hoy nosotros defendemos que Europa apueste por la política de paz.

Ayer se inició una conferencia en las Naciones Unidas con una crítica
dura porque el proceso de desarme nuclear no avanza con la rapidez
necesaria. Apostamos claramente por la política de cooperación
internacional y apostamos por la política de no deterioro de los
ecosistemas que se está planteando a escala mundial. La cumbre de Río
fue una esperanza y la de Kioto una limitación. Me alegra oír que los
comisarios europeos de Energía, por España la señora Loyola de
Palacio, hacen una apuesta por energías renovables. Además, todo el
programa medioambiental es uno de los grandes yacimientos de creación
de empleo del futuro. Por último está el tema de la cooperación.

El Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) y otros han
señalado la necesidad de que el mundo apueste por la cooperación
internacional. El debate era más o menos si España destina 50.000
millones a cooperación, si destina más y cuál es la posición de
España sobre la deuda externa. Yo quisiera decir clarísimamente que
lo que dignifica a los seres humanos es el sentimiento de compasión,
pero los seres



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humanos a veces se mueven por sentimientos de egoísmo. El presidente
del Fondo Monetario Internacional recién dimitido ha llamado una
catástrofe que puede hundir todo el sistema de relaciones
internacionales a la que vive el Tercer Mundo y tanto en la
conferencia de El Cairo como en la cumbre de 77 países recientemente
celebrada se ha demostrado clarísimamente que el 20 por ciento de los
habitantes del planeta consumen el 86 por ciento de los recursos del
mismo y sólo consumen el 14 por ciento el resto, el 80 por ciento de
sus habitantes. Esta es una situación de desigualdad intolerable que
este mundo se tiene que plantear para sobrevivir. En esa escala,
señor Aznar, no es un problema del Estado ni de sus compromisos con
el 0,7. A mí me parece muy importante la lucha contra la deuda
externa y la necesidad de programas de cooperación internacional que
están lanzando Francia y otros países y que España está llevando en
el Magreb; programas que no aumenten la corrupción o el gasto de
armamento en países del Tercer Mundo porque eso es solución para hoy
y hambre para mañana. El problema está en programas de cooperación
con reconversión de deuda, en programas de desarrollo controlados por
los grandes países del primer mundo. Esa es una primera medida
necesaria para entrar en un programa de cooperación. Yo quisiera
ofrecer nuestra aceptación de dos primeros grandes pactos: el de la
política exterior de reforzar el liderazgo de España dentro de la
Unión Europea en un mundo que avanza hacia la multipolarización con
el reforzamiento europeo; y eltema de la cooperación y la inmigración
internacional, que es un problema del siglo XXI. Creo que en este
país estamos obligados a hablar de los problemas del siglo XXI y
destinar cada vez menos tiempo a hablar de los problemas dramáticos
que hemos tenido, de los problemas del siglo XX. El problema del
siglo XXI, señor Aznar, es cooperación, control de fronteras para que
no se nos desborde la inmigración, y el derecho de los inmigrantes,
desde las garantías a los derechos humanos. Voy a decirle en nombre
de Coalición Canaria que creo que tenemos que poner en marcha
urgentemente un gran pacto para actualizar la Ley de extranjería, ver
los elementos que todos hemos hecho desde la improvisación y desde la
falta de reflexión sobre el control de las fronteras internacionales
de España. Nosotros, en Canarias, tenemos un problema dramático, un
problema tremendo de control de fronteras. Hasta hace unos años, el
control de nuestras fronteras lo llevaba la Marina, que tenía medios
y recursos; pasó a los servicios marítimos de la Guardia Civil, que
no tiene medios ni recursos; los que tenía, el Ministerio de Interior
los ha puesto al sur de España, en las fronteras, en el mar, frente
al norte de África. Y me parece muy bien. Nuestro grupo presentó en
el mes de noviembre del año pasado una moción donde pedíamos el mismo
nivel de protección de fronteras que tiene hoy el sur de España.

Nuestro nivel de protección es mínimo, habiéndose extendido por toda
África la idea de que Canarias es la vía de entrada al continente, lo
que nos va a crear un problema tremendo.

Hay un gran tema que para nosotros es una referencia, señor Aznar, en
la Presidencia española de la Unión Europea. La Presidencia, que va a
abarcar desde enero del 2002 hasta el primer semestre de dicho año,
tiene que impulsar cooperación internacional, control de fronteras y
derechos de los inmigrantes para no ser tratados con actitudes
racistas, como aquí se ha planteado. Es posible combinar estas tres
cosas desde una política realista e inteligente, haciendo falta un
pacto de Estado que nosotros estamos dispuestos a asumir y a
impulsar. No se puede tratar el tema de los derechos de los
inmigrantes por un lado, el de la cooperación internacional por otro
y el del control de las fronteras de España por otro. Será la
integración global de esas políticas lo que nos dará la posibilidad
de enfrentarnos con racionalidad y con sentido de futuro a un
problema que va a ser dramático a principios del siglo XXI, en el que
ya estamos viviendo.

Otro tema que también quería plantear es el de la modernización
económica de España. La cumbre de Lisboa, como acabamos de decir,
habla de 10 años. Yo creo que España está avanzando y a mí me
interesa mucho resaltar los aspectos de la modernización económica
y social de España que se han planteado en el discurso de investidura
del señor Aznar. Este país necesita incorporarse a la revolución
tecnológica y necesita privatizar y terminar los procesos de
privatización, pero abriendo competencias. A mí me ha interesado
mucho no sólo la de la energía eléctrica sino también la del gas y
otros productos de los grandes grupos que se están construyendo en
España. España está dimensionando sus grandes empresas exportadoras a
escala internacional. Nuestras grandes empresas son las que más
invierten en Iberoamérica y eso puede ser muy interesante. Somos el
segundo país que invierte en Marruecos y debemos ser uno de los
primeros países en seguir invirtiendo en el conjunto del Magreb. El
señor Aznar ha hablado de una política exterior en la que ha
unificado elementos de cooperación económica, elementos culturales y
elementos de política diplomática exterior global para un papel mayor
de la presencia de España en el mundo a través de esa construcción de
Europa. Y ha hablado de Iberoamérica, de la cumbre que se celebrará
este año, la cumbre de la Unión Europea con Iberoamérica, del
Mediterráneo y de Asia. Nosotros le hablamos modestamente del lugar
en el que vivimos, en el que vive una parte de España, que está en el
Atlántico y que no es sólo la política mediterránea o la política del
Magreb, que es muy importante. La política del Magreb también tiene
una parte que es la zona del Atlántico donde se ubica Canarias y
donde los canarios queremos participar en una nueva política exterior
con una visión a largo plazo. Los canarios estamos hoy maduros y
somos capaces de hacer aportaciones



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a la política exterior española desde nuestra dimensión africana,
centroamericana y europea, la dimensión de un archipiélago atlántico
que tiene vocación de participar con el Estado español, vocación que
no ha abandonado durante todo el siglo XX en las políticas exteriores
desde la perspectiva de una visión nueva y fuerte del Estado español
y no desde una visión centralista y acogotadora de las iniciativas de
las comunidades autónomas.




Nosotros valoramos al mismo tiempo de manera muy positiva el hecho de
que la modernización económica tiene que ir ligada a la defensa del
Estado del bienestar, empezando por las políticas de empleo. Yo creo
que es un gran pacto el que ha señalado el señor Aznar para diciembre
de este año a fin de que los agentes sociales pacten políticas de
empleo y de reforma laboral. Nosotros estamos de acuerdo en apoyar
esos temas con objetivos precisos y concretos pero sin repetir
necesariamente los elementos que nos han dado éxito. Hay que repetir
lo anterior pero hay que ampliarlo. Tenemos objetivos importantes. El
señor Aznar ha dicho que son cerca de 15 millones los ocupados en
España. Empezamos con 13.500.000 pero necesitamos llegar a
16.500.000. Ese objetivo es posible con los nuevos yacimientos de
empleo y con una flexibilidad laboral, pero que la flexibilidad se
base fundamentalmente en los problemas de productividad, de
competitividad, de fortalecer la empresa y de fortalecer la capacidad
de competencia de la empresa. Ahora bien, la flexibilidad también en
la jornada. Y la reducción de jornada, que es un debate europeo y que
en Francia ha tenido éxito, no se debe hacer por ley pero sí a través
de convenios. Es posible reducir jornadas flexibilizándolas y eso
aumenta la productividad de las empresas. Es necesario acabar con la
precariedad, es necesario aumentar la estabilidad en el empleo y es
necesario a su vez incorporar al sector femenino. La tasa de
ocupación de España está en el 48 por ciento. El señor Martínez Noval
hablaba del 40 por ciento. En Canarias estamos en el 52 por ciento.

Podemos llegar a un 58/60 por ciento de la tasa de ocupación, que es
la media europea. Pero hay que hacer una apuesta clara por el empleo.

Con 16 millones de ocupados podemos, señor Aparicio, equilibrar una
Seguridad Social que tenga ocho millones de pensionistas, dos por
uno. En Canarias estamos en 600.000 ocupados y en 200.000
pensionistas, tres por uno, y financiamos el sistema de Seguridad del
Estado porque tenemos una población no envejecida. El gran debate del
sistema de pensiones y del sistema de la sanidad del futuro es el
llamado envejecimiento de la población. La población española vive 80
años de media, Europa va a llegar en 10 años a 100 años de media y la
pregunta es: ¿somos más tiempo viejos o nos envejecemos más tarde?
Ese es un problema del Pacto de Toledo, esa es la gran pregunta del
Pacto de Toledo: garantizar a partir del 2010 y del 2020 el
equilibrio en el sistema público de la Seguridad
Social que ahora está conseguido. Nosotros apostamos claramente -es
otro de los pactos que ha ofrecido el señor Aznar y ahí entramos en
los detalles- por la subida de las pensiones más bajas, por un fondo
de garantía, un fondo de reserva, por la necesidad de los
complementos, por la necesidad de los planes de jubilación. Creemos
en el empleo y en las pensiones como elementos básicos del Estado y
de la Seguridad Social, del derecho de los Estados de bienestar y de
la sociedad del bienestar. Y entramos en dos temas básicos de la
sociedad del bienestar: la sanidad y la educación.

Se ha dicho aquí que la sanidad pública y la educación pública son
parte del Estado democrático y social de derecho que define la
Constitución española, parte del bloque constitucional. Seguimos
apostando por el modelo público y por los conciertos privados que
están dentro del modelo público. Nosotros creemos en la financiación
de la sanidad, que discutiremos en el año 2001; va a ser un debate
importantísimo porque en ese momento tendremos que pactar un nuevo
modelo de financiación sanitaria. Estamos dispuestos a discutirlo
sobre la base siguiente, que es el debate de la Unión Europea hoy: la
sociedad de mercado ha demostrado que es el método más eficiente para
producir bienes y servicios, pero no para distribuir justamente los
bienes y servicios a la población. Para eso hace falta el Estado. Hay
que reducir el Estado en empresa pública, pero no puede quedar
reducido en Estado de bienestar. Es verdad que los ciudadanos, en una
sociedad más rica como es hoy España, para tener derechos tienen que
aportar deberes. Y la corresponsabilidad en el mantenimiento del
sistema público es uno de los objetivos y uno de los debates
importantes del próximo futuro. Nosotros creemos que en ese terreno
tenemos que avanzar con firmeza y con claridad. También decimos que
hay que dar prioridad a la educación. Yo he visto que el debate de la
educación aparece siempre como secundario. Se ha llegado a decir
incluso que podría desaparecer el Ministerio de Educación una vez que
las competencias se trasladen a las comunidades autónomas. Hoy parece
que no va a ser así. Por aquí estará sentado pronto el próximo
ministro o ministra de Educación. Yo creo que dar prioridad a la
educación es un objetivo fundamental de la próxima legislatura. Eso
pasa por una educación que apueste por las humanidades, por una
educación que apueste por el bilingüismo de la sociedad española y
por estudios de otros idiomas para entrar en el mundo de la
globalización, por incorporar la informática y toda la sociedad de la
información a las escuelas, a las empresas y a la sociedad española
en general. Yo no quiero esquivar el tema de las humanidades.

Nosotros creemos que hay que reforzar las humanidades, pero no para
discutir un pasado común, porque creemos que el peligro del debate de
las humanidades está en la visión del centro del pasado común o en la
visión de la periferia del pasado común. Hay una broma que dice que
el pasado no hay quien lo



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cambie; decían los antiguos que ni los dioses, porque ya ha pasado.

Sin embargo, hay una broma que dicen los anglosajones y es que lo
pueden cambiar los historiadores. El pasado lo tenemos que construir
sobre la base de los nuevos valores de la sociedad democrática
occidental, sobre los valores de la solidaridad, sobre los valores
morales, sobre los valores de la ética en una visión moderna del
pasado. Tenemos que internacionalizar la sociedad española y la
internacionalización pasa por que junto a la revolución tecnológica y
la revolución en las humanidades hagamos una sociedad de ciudadanos
del planeta, que veamos el mundo. Hoy lo importante no es saber si en
la historia de España, cosa que es importante pero solo parcialmente
importante, hubo un principio en Asturias o hubo una guerra en
Cataluña; lo importante es que tengamos unos ciudadanos de cultura
universal, y también que seamos capaces de hacer la reforma de la
universidad.

Después de ver el informe Bricall encargado por la conferencia de
rectores, donde hace propuestas importantes, la universidad española
no puede esperar, en contra de lo que decía un portavoz parlamentario
que opinaba que podía esperar. Nosotros creemos que la ley de reforma
universitaria tiene que ser planteada con urgencia, porque el gran
debate hoy en el mundo es quién va a dominar la actividad del
conocimiento, si las grandes multinacionales o la universidad. Ese
debate está abierto, es el debate de Microsoft, es el debate de la
intervención de la justicia norteamericana sobre Microsoft, es el
debate sobre si la revolución tecnológica, sobre si la universidad se
incorpora a la sociedad o queda, a partir de una mala comprensión de
la autonomía universitaria, encerrada en un claustro al margen de la
misma. Tenemos que conseguir una universidad competitiva, eficiente,
con maestros, con profesores y con catedráticos en el nivel adecuado,
con un estatuto del profesorado, pero una universidad controlada a
través de contratos-programa, a través de sistemas de control del
consejo social desde el resto de la sociedad, porque lo que importa
no es sólo lo que piensa la universidad de sí misma a través de la
autonomía, lo que importa es lo que piensa el conjunto de la sociedad
sobre lo que tiene que ser esa universidad.

Para avanzar en otro punto, quisiera decirles que nosotros los
canarios estamos muy interesados en enero del año 2002, cuando el
señor Aznar tendrá el honor de presidir la Unión Europea, y cuando al
mismo tiempo el euro circulará por la misma. Va a ser una fecha
simbólica, una fecha de enorme significado para la construcción de
Europa, pagaremos en euros y será el momento de que empecemos a
definir, a pactar el modelo territorial del Estado. Nosotros estamos
de acuerdo que en ese marco europeo, en ese fortalecimiento de
Europa, en esa globalización, España tiene que empezar a principios
del siglo XXI a cerrar el modelo territorial dentro de la
Constitución española.

Nosotros somos un nacionalismo constitucional y me gustaría que todos
respetáramos la Constitución porque a veces parece que los
nacionalismos necesariamente tienen que estar fuera del marco
constitucional. El artículo 2º de la Constitución habla de regiones y
nacionalidades que tengan un hecho diferencial. Los canarios hemos
participado en la construcción de España dentro de la Constitución.

Como somos un territorio alejado hemos vivido el drama del
centralismo, de un Estado centralista en el momento en que ese Estado
era muy débil. España ha vivido un siglo XIX y la primera parte del
siglo XX con un Estado débil y cuanto más débil era el Estado el
centralismo era más feroz contra nosotros. Hoy apostamos por un
Estado fuerte no centralista, porque es lo que nos integrará mejor en
un proyecto de España que apueste por el proyecto europeo. Por eso,
el primer debate es la financiación autonómica que han planteado los
compañeros de Convergència i Unió. Tenemos que definirlo, hablar con
claridad desde una España solidaria, desde una España de solidaridad
territorial, desde una España de corresponsabilidad fiscal, con unos
impuestos (y nosotros somos partidarios de incrementar el impuesto
sobre la renta y su descentralización), pero con capacidad normativa
y con capacidad de incrementar los impuestos.

El sistema español no va a funcionar después del 2002. Con la
financiación de la sanidad, con la financiación de la educación, con
las reformas fiscales que nosotros apoyamos y con financiación
autonómica, ¿cómo cuadramos eso? Lo podremos cuadrar todavía en un
ciclo expansivo como el que va a vivir Europa y España en los
próximos cuatro años, pero hemos de tener en cuenta que los ciclos no
han terminado, como ha dicho el señor Rojo, tenemos que discutir
seriamente cómo este país prospera sin tener una cultura
subvencionada. Hay que apostar por las comunidades y para que todas
las comunidades tengan un desarrollo autosostenible. No queremos
subvenciones. Canarias apuesta por un proyecto de desarrollo propio
basado en actividades económicas propias que tengan un papel en la
economía internacional porque a nosotros la globalización nos
interesa dentro de nuestra renta de situación nueva.

Cataluña apuesta, el País Vasco ha apostado, Andalucía tiene que
apostar. Señor Martínez Noval, portavoz del Partido Socialista, usted
ha dicho esta mañana que el pacto que nosotros tenemos con el Partido
Popular dificulta los consensos. No es nada más que una apuesta de
abrir los consensos. Necesitamos al Partido Socialista, pero un
Partido Socialista fuerte, que no esté siempre a la contra.

Necesitamos una fuerte oposición para construir el proyecto de
España.

Para todos estos pactos que se han ofrecido queremos contar con el
Partido Socialista. ¿Qué compromisos hemos asumido nosotros en este
documento que hemos firmado que dificulte su incorporación al pacto?
¿Es que ustedes no defienden el estatuto permanente de Canarias,



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la agricultura canaria, los fondos estructurales en Canarias, el Plan
de infraestructura de las islas? Lo defienden, por lo menos lo
defienden allí, y si esos son objetivos de Estado ustedes deben
seguir defendiéndolos.

A continuación el documento lo único que dice es: pactemos la
política exterior para que sea una España fuerte. Supongo que estarán
de acuerdo; convenzan ustedes de paso al señor Solana, que lo tienen
en Europa. Pactemos la política autonómica para definir el modelo
territorial del Estado, y que lo hagan la Junta de Andalucía, la de
Extremadura y otras. Nosotros queremos pactarlo, nosotros no queremos
privilegios, queremos una España donde la distribución de la renta
sea al mismo tiempo una corresponsabilización de esfuerzos. No
queremos ningún tipo de privilegio, precisamente porque hemos vivido
muchos años de marginación y lo único que queremos es que nos den lo
que es nuestro en la participación que nosotros tenemos en la renta y
el número de habitantes en el conjunto del Estado. Eso es todo en el
proyecto de Coalición Canaria; por eso somos un nacionalismo
constitucional.

Lo único que nos da miedo, señor Aznar, es que el debate entre centro
y periferia soberanía española o doble soberanía, conduzca a una
dinámica perniciosa que es el reforzamiento del centralismo. Usted
dice que prácticamente todas las competencias están cedidas, pero yo
le diría: costas. Pactamos hace poco tiempo para hacer una ley de
costas conjunta. ¿Por qué un funcionario de la Administración central
decide sobre nuestras costas cuando confunde las costas de Gran
Canaria con las de Tenerife o las de Lanzarote con las de
Fuerteventura? Y además no tiene por que saberlo.

Si para nosotros las costas son un instrumento del nuevo modelo
turístico, y aprovecho para decir que este país es una potencia
mundial en el turismo, ¿cuánto tiempo hablamos de turismo en estos
debates? Nunca hablamos de turismo. Es una Secretaría de Estado que
prácticamente es más de comercio que de turismo. Es verdad que tienen
ustedes el Plan de calidad turística. Hablemos del Plan de calidad
turística, pactemos, porque este país tiene ya cinco billones de
pesetas de ingresos turísticos en el año 2000. Es una base
fundamental, son los principales yacimientos de empleo. Apostar por
la calidad turística es apostar por nuestra cultura, por nuestro
patrimonio histórico, es apostar por nuestro patrimonio
medioambiental, es apostar por la calidad de nuestro pueblo, porque
los beneficios del cliente turístico son los beneficios para los
ciudadanos españoles, y es una apuesta de gran importancia, porque
este país tiene unas condiciones excepcionales. En el debate hoy se
están discutiendo en el mundo las telecomunicaciones, se discute en
el mundo la energía. Las grandes multinacionales debaten las
telecomunicaciones y la energía. Las grandes multinacionales del
mundo están discutiendo en este momento el reparto de los mercados
turísticos de los próximos diez años y España no participa. Las
grandes multinacionales europeas, norteamericanas,
japonesas, saben que en los próximos diez años los gastos
turísticos en el mundo se van a multiplicar por dos y van a ser
enormes, porque es la costumbre, es parte ya de la cultura de los
países desarrollados. Cuando nosotros hablamos de un nuevo modelo
turístico para poder seguir sosteniendo 10 millones de turistas en
Canarias, hay un señor en Costas que dice que nosotros no tenemos que
tener puertos deportivos, porque a él le gustan los puertos de
pescadores y cosas por el estilo. Déjennos a nosotros autogobernarnos
en costas, para tener nuestro proyecto turístico. Déjennos
autogobernarnos y participar en la gestión aeroportuaria.

El señor Aznar ha hablado de las grandes inversiones en trenes, en
carreteras, en puertos, aeropuertos etcétera. De acuerdo. Pero, señor
Aznar, igual que le he hablado antes de la política exterior
española, no olvide que allí hay un territorio con 1.600.000
habitantes, y en eso de que los trenes de alta velocidad estarán
todos a cuatro horas, los nuestros no. Nosotros únicamente decimos
que tenemos un territorio escaso, no tenemos trenes de alta
velocidad, pero tenemos que entrar en el proyecto de trenes rápidos
en Canarias pues por nuestras dimensiones, nuestro territorio y
nuestra población tenemos que apostar por esa inversión. Los déficit
de Renfe los pagamos todos, y las inversiones en infraestructuras del
transporte en Canarias son fundamentales, igual que lo son en
carreteras, y queremos tener las mismas infraestructuras de
carreteras, a través del convenio de carreteras que ha tenido el
Estado español, y apostamos porque toda España tenga una
modernización de sus carreteras. Si hemos hecho juntos la Ley de
Puertos y funciona bien, por qué no hacer algo semejante a lo que
hemos pactado, no digo igual, señor Arias, respecto a los
aeropuertos. Es verdad que el control de tráfico aéreo no lo va a
tener el Estado español sino Europa, pero luego en la gestión
aeroportuaria debe de participar el sector privado y el sector
público, las administraciones públicas, No se trata de hacer
aeropuertos autonómicos, sino aeropuertos autónomos, con capacidad de
gestión pero con presencia del interés general y del interés privado.

Eso para nosotros es decisivo. Ya nos ha anunciado el plan de Aena,
supongo que revisable, con quinientos y pico mil millones para el
aeropuerto de Barajas -obsesionados por la centralización-; 130.000
para el aeropuerto de Barcelona. Todavía no nos han dicho -no
aparecemos en el mapa- cuánto tenemos en el plan estratégico de Aena
los aeropuertos canarios con 29 millones de viajeros, cuando Barajas
tiene 28 -porque se contabilizan los sistemas aeroportuarios-,
y Barcelona 17 millones de viajeros.




La señora PRESIDENTA: Señor Mauricio, le ruego que vaya concluyendo.




El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Policía autonómica, de acuerdo. La
policía está funcionando perocon graves deficiencias. Es verdad que
en algunas



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comunidades españolas hay índices de criminalidad del 20 por mil, 22
por mil en las Castillas. En Canarias tenemos el 64 por mil
habitantes de índice de criminalidad. Nos preocupa y es necesario
integrar efectivos de la Policía Nacional en efectivos de una posible
policía autónomica, tenemos que discutirlo porque el plan de
seguridad de Canarias necesita instrumentos propios. ¿Por qué frenar
que en aeropuertos, en costas o en policía podemos seguir
descentralizando el Estado? Yo creo que es una necesidad. ¿Por qué
obsesionarse con el centralismo hoy, porque estamos obsesionados con
el problema del País Vasco, que es un problema importante? No. Hay
países europeos que diferencian la política de comunidades
conflictivas con la política del Ministerio del Interior, las
separan. Yo creo que es una reflexión, con esa carpeta azul que tiene
el señor Aznar, que deberíamos hacer.

Por último el pacto del reforzamiento democrático. Termino, señora
presidenta, diciendo que estamos de acuerdo en fortalecer la
independencia de la justicia, la eficacia y la rapidez de la
justicia. Hay que hacer un pacto de Estado pero no empezando por el
fiscal general del Estado, éste es un problema básico del
perfeccionamiento de la democracia española, como lo es el problema
de reforzar el papel del Parlamento. El Reglamento del Parlamento
debemos pactarlo antes de un año, de otra manera va a haber problemas
de grupos parlamentarios en que se integren o no se integren
diputados de otros; también el problema del control del Gobierno, y
el problema de los medios de comunicación, de los medios
audiovisuales del Estado y privados. Yo creo que ahí hay un debate
muy importante en la pluralidad de la sociedad española.

Considero que son los grandes retos de la sociedad del futuro. Como
decía Toynbee, una sociedad recibe un reto y si está a la altura y da
la respuesta correcta, progresa; si no está a la altura y no da la
respuesta correcta, se degrada. Estos son los retos de la sociedad
española. El problema que tenemos es una mayoría que se compromete a
esos retos pero que necesita un control. Yo sólo quisiera plantear
claramente que ahí ha habido un debate. El señor Aznar dice que está
muy satisfecho de la mayoría absoluta, el señor Trías decía que le
hubiese gustado que no fuera mayoría absoluta. A nosotros nos
preocupa poco, porque en las mayorías absolutas importa si son
mayorías políticas en la acción del Gobierno, y la mayoría política
se construye con los consensos, a veces con un consenso para pactar y
a veces sin consenso porque la mayoría absoluta obliga a ser firme y
enfrentarse a los problemas aunque no haya pacto, y ese va a ser un
juego importante. El problema de la mayoría absoluta puede ser la
prepotencia; la prepotencia siempre viene de la adulación al poder.

Nosotros quisiéramos decirle con el clásico que no olvide, señor
Aznar, que el deber de hablar no se inclinará ante los halagos de la
adulación. Nosotros plantearemos con toda firmeza la crítica a este
Gobierno. Tenemos el
margen que nos da ser parte de la colaboración de este Gobierno y
parte de una fuerza que nos es imprescindible para conseguir la
mayoría absoluta.

Termino exactamente como en 1996. En 1996 le dijimos: si usted cumple
estos cinco compromisos del centro reformistas que le han dado la
mayoría absoluta, hoy le decimos si cumple con los siete grandes
compromisos, con las precisiones que hemos planteado, y con la
defensa de los intereses canarios en la Unión Europea y en la
sociedad española cuente seguro con nuestro apoyo y con nuestra
lealtad. Así se construye una mayoría, no sólo parlamentaria sino una
mayoría de diálogo y de consenso social. Su éxito fue el consenso.

Decía el presidente Suárez que no hubiera habido Constitución en
España ni Pacto de la Moncloa si hubiese tenido mayoría absoluta; se
lo hubiera impedido la derecha de su partido. Esta vez parece que hay
un presidente capaz de ejercer con fuerza la cuestión. Yo sólo le
recuerdo lo que debe ser norma de un buen gobernante. Es una hermosa
plegaria, señor Aznar, que dice: Dame, señor, resignación para
aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para enfrentarme a lo
que puedo cambiar, y sobre todo sabiduría para distinguir lo que
puedo de lo que no puedo cambiar. Esa sabiduría es la sabiduría del
gobernante. Hay muchas cosas que podemos cambiar y otras que habrá
que aplazar. Cuente usted con nosotros en todo ese proyecto
reformista que usted quiere para España y para Europa.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mauricio.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno):
Señora presidenta, señorías, procuraré contestar a los puntos que ha
planteado el portavoz de Coalición Canaria, señor Mauricio. Quiero
empezar, como no podía ser de otra manera, agradeciendo su
felicitación y su intervención y mostrando mi satisfacción, una vez
más, por los resultados electorales en líneas generales y por los
resultados electorales, si S.S. me permite, especialmente en
Canarias. En los dos ámbitos, en el general de España y en el
particular de Canarias, creo que efectivamente podemos estar
satisfechos por los resultados. Quiero decir, para no reiterarme, que
esa satisfacción es compartida también en los resultados electorales
de Coalición Canaria por quienes han hecho posible la legislatura
anterior, no sólo en términos de estabilidad sino en términos de
impulso y de posibilidad de hacer prosperar a España en su conjunto y
de hacer prosperar también a Canarias, especialmente desde el punto
de vista de la consideración de sus intereses, de tener presente en
el desarrollo de lo que es un marco importante, un marco positivo, un
marco de futuro para la prosperidad y el progreso de todos los
ciudadanos canarios.




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Le agradezco mucho la última parte de su recomendación y su consejo.

Procuraremos manejar de la mejor manera posible la resignación, el
coraje y la sabiduría y hacer una mezcla suficientemente positiva y
atractiva para que el resultado sea a su vez beneficioso para el
conjunto de los ciudadanos del país.

No nos preocupemos más por los resultados electorales sino por
impulsarlos políticamente. Al señor Trías le hubiesen gustado unos
resultados determinados. Yo sé los que le hubiesen gustado a S.S., y
vuelvo a decir que yo no estoy descontento con los que hemos tenido.

En todo caso los procuraremos administrar de la mejor manera posible.

Lo importante es que del mismo modo que antes le decía hay voluntad
para llegar a acuerdos y seguir trabajando con independencia de la
mayoría, o como yo decía al comienzo de la tarde que 156 o 183 no es
lo importante para la actitud de diálogo porque la actitud de diálogo
debe existir al margen del número de diputados que se tienen. Es la
actitud de saber incorporar y de saber conseguir aportaciones
positivas a un proyecto en una trayectoria común que se tiene que
delimitar. En Coalición Canaria lo han delimitado de manera concreta
acordando un pacto de legislatura con el Partido Popular. También
estoy muy satisfecho y creo que eso servirá para hacer mucho más
visible el principio de desarrollo de diálogos y de acuerdos con
independencia del número de diputados, y también para beneficiar a la
sociedad canaria en particular y al conjunto de la sociedad española.

Su señoría ha hecho muy bien en decir que esta mañana he marcado
prioridades, objetivos, iniciativas generales y no he entrado en los
detalles, no tanto porque el diablo esté en los detalles, señor
Mauricio. Si el discurso de investidura no quiere ser interminable,
tiene que ser un debate de objetivos y de orientaciones generales,
como es natural. Lo del diablo también tiene que ver, porque
evidentemente al diablo cuanto menos se le eche el capote, mejor, por
si acaso. Ya saldrán los detalles que tengan que salir y
probablemente aparecerán los diablos, pero tampoco coqueteemos
demasiado con ello porque no debemos entrar en la resignación en
ningún caso antes de tiempo, sino procurar que la sabiduría
parlamentaria nos lleve a buscar buenas fórmulas desde el comienzo de
nuestra andadura en esta legislatura.

Dentro de lo que es el pacto que hemos firmado, S.S. evidentemente
anuncia su asunción, la comprensión de los acuerdos que hemos
planteado, que yo le quiero agradecer, y voy a pasar a plantear
algunas cuestiones. Ha hablado S.S., entre otras cosas, de la
proyección internacional de nuestro país. Sinceramente es uno de los
puntos, como he dicho esta mañana, en los que tenemos que poner más
énfasis en los próximos años. He dicho que hemos llegado a donde
queríamos estar, ahora tenemos que ser cada vez más importantes y más
fuertes allí donde estamos. En este momento tenemos una capacidad de
proyección de la personalidad española como no hemos tenido en mucho
tiempo, y de eso se trata, de aprovecharla.

Entonces, haciendo una ordenación surgen objetivos de carácter
político, objetivos de carácter económicocomercial, objetivos en
torno a la cooperación, objetivos de carácter cultural y de
seguridad, que podemos impulsar de manera muy fuerte en los próximos
años, y eso va a exigir también un grado muy importante de apoyo y de
consenso en esta Cámara. Fíjese S.S. que ha citado asuntos tan
importantes en el tema de la Unión Europea como la Conferencia
Intergubernamental, la reforma institucional dentro de la
conferencia, la ampliación de la Unión Europea, la puesta en marcha
de la política exterior y de seguridad común, la utilización más
correcta de todos los elementos de cooperación en nuestro país, cómo
podemos aumentar nuestra presencia comercial en el futuro, y cómo
también en el marco de la Unión Europea desarrollamos el espacio de
libertad, seguridad y justicia como uno de los ámbitos más
determinantes de nuestra integración. Es muy importante, por tanto,
un consejo ahí. Si en la anterior legislatura se produjeron
circunstancias muy importantes, y he citado esta mañana por ejemplo
la entrada de España en el euro, o que España forme parte de la nueva
estructura de mandos de la Alianza Atlántica, ha citado S.S. alguna
otra sin duda digna de ser tenida en cuenta, porque en el ámbito
europeo la Agenda 2000 se saldó con unos resultados positivos para
nuestro país en todos los ámbitos, pero realmente en un momento de
reducción de gasto aumentar en casi dos billones de pesetas el saldo
neto español, es un gran éxito que debe aprovechar a todos, y
justamente, como decía S.S., como no sabemos exactamente qué puede
pasar a partir del 2006 ó 2007, debemos organizar muy bien la
utilización de esos recursos a los efectos de su utilización y de su
aprovechamiento al máximo.

Desde ese punto de vista, señoría, no tenga la menor duda -creo que
esto no hace falta demostrarlo, sino que es algo constatado- de la
permanente defensa, desde el punto de vista de la posición española,
de los intereses de la agricultura canaria. Sé perfectamente cuáles
son sus especificidades. Sabe S.S. que hemos batallado y que vamos a
seguir batallando con todas sus consecuencias en el tema del plátano
para llegar a una solución satisfactoria, y evidentemente sé que hay
sectores de la producción canaria suficientemente sensibles, que se
refieren a algunos productos en particular, en los cuales vamos a
estar muy especialmente atentos en el futuro.

Espero y deseo que se pueda encontrar en el marco de la Unión Europea
y en el marco de la Organización Mundial del Comercio una solución
definitiva al comercio del plátano, pero sabe S.S. que cuando hemos
tenido que decir que el sistema tarifario no era suficiente para
nosotros a efectos de salvaguardar nuestras producciones siendo
Canarias el primer productor de la Unión Europea, hemos dicho
sinceramente que no, pues además considerábamos que no era justo.

Queremos mejorar, cumplir las reglas de la OrganizaciónMundial de
Comercio, pero al mismo tiempo queremos,



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como es lógico, defender la producción comunitaria y en este caso
particular la producción canaria de plátanos que es la principal
producción comunitaria.

Quiero decirles, señorías, que el estatuto de regiones
ultraperiféricas ha empezado el camino de su desarrollo y para mí es
una buena noticia. Haber podido hacer eso en Amsterdam, haber podido
relanzar el régimen económico fiscal, la zona económica especial de
Canarias, y poder decir ahora que ya se ha puesto en marcha el
desarrollo del estatuto de regiones ultraperiféricas, es un buen
síntoma. He recibido recientemente una carta del presidente de la
Comisión, Romano Prodi, anunciándome también, en razón de la petición
española, que ya ha sido enviado el desarrollo del estatuto de
regiones ultraperiféricas al Consejo de Asuntos Generales. Por tanto,
estamos en el trámite en el cual va a ser analizado por el Consejo de
Asuntos Generales y espero y deseo que llegue pronto al Consejo
Europeo para que pueda ser aprobado allí cuanto antes. Creo que es
una buena noticia para Canarias y en esto vamos a seguir trabajando
como hemos hecho claramente hasta ahora.

Comparto con S.S. las inquietudes en relación con las cuestiones de
inmigración con independencia de lo que haya ocurrido en la
legislatura anterior; por tanto punto y aparte. Digo que comparto lo
que se ha dicho aquí; comparto que estamos ante uno de los problemas
importantes que tenemos que abordar y hay que abordarlo con profundo
sentido de la responsabilidad, sabiendo - como he dicho- cuál es la
capacidad española, sabiendo que tenemos que asumir claramente
responsabilidades de fronteras y sabiendo que también podemos tener
problemas que resolver. Me parece muy claro. Creo que como presidente
del Gobierno no debo gastar mucho tiempo intentando convencer a nadie
de que tenemos unas fronteras exteriores y hemos de hacer que
funcionen bien y que sean una garantía de seguridad no solamente para
los españoles sino para todos los europeos.

Quiero decirle que vamos a estudiar las mejores fórmulas en el caso
de Canarias. No hay exactamente una desproporción en el Servicio
Marítimo de la Guardia Civil en Canarias respecto de otras zonas. El
ministro del Interior acaba de pasarme los datos, pero en todo caso y
si la hubiera, aunque no la haya, es evidente que tendremos que
estudiar con más atención lo que significa un control estricto en el
caso de las fronteras en las islas Canarias. Evidentemente estamos
dispuestos a hacerlo en la medida de nuestros medios, de nuestros
recursos y de nuestras posibilidades. Es una obligación elemental que
tenemos como país y como miembro de la Unión Europea, y naturalmente
no tiene nada que ver con que en España sepamos que somos un país de
acogida, que vamos a necesitar cada vez más inmigrantes, que los
inmigrantes legales que hay en nuestro país tienen que tener
reconocidos todos nuestros derechos y que, desde luego, no se nos
debe ocurrir plantear nuestro futuro en ningún caso sólo por esa vía.

Vinculado a ese tema y al tema del empleo, creo sinceramente que un
país que
mantiene la natalidad más baja del mundo es un país que está
apostando claramente por terminar consigo mismo en un plazo de tiempo
equis que no será muy largo. Yo deseo superar también ese tipo de
política.

A partir de este momento, todos esos procesos que se refieren a la
inmigración hay que hacerlos desde el punto de vista de la
adaptación, de la modificación, de algo que S.S. va a entender
perfectamente con un ejemplo. Imaginemos que se termina el proceso de
regularización de la actual ley, que va como digo a muy buen ritmo.

Imaginemos que se podría dar la situación de que al terminar el
proceso de regularización nos encontrásemos con el mismo número de
inmigrantes ilegales o más que el que hemos regularizado. ¿Por qué?
Porque se ha producido eso que se llama el efecto llamada según el
cual viene mucha gente diciendo: Bueno, al final me tendrán que
regularizar de alguna manera, y claro, al final hay que tomar,
señorías, una decisión: o se pone límite a eso o no se pone límite.

Lo que no vale es decir: Yo no le pongo límite a eso y luego me
quejo. No, oiga, si no le pone límite no se queje, pero a mí me
parece prudente decir: Mire usted, hasta esta fecha, porque si no,
como decían algunas personas con buen criterio, se puede colgar un
letrero y decir: Se ofrecen movimientos gratuitos a las
organizaciones que se dedican al tráfico de la inmigración ilegal.

Que se cuelgue y que se haga, pero yo sinceramente eso no lo sugiero,
me parece un gravísimo error.

No tiene nada que ver ese proceso de ordenación con lo que es el
reconocimiento de los derechos de los inmigrantes legales, no tiene
nada que ver y, por tanto, todas esas cuestiones que hay que cuadrar
en esa política son en las que espero que sepamos encontrar también
el mayor acuerdo posible para hacerlo, porque S.S. ha dicho una cosa
que es muy cierta: Pero si es que ese es un problema de España y es
un problema de Europa, no es de este gobierno o de otro cualquiera;
este gobierno u otro tendría que adoptar unas decisiones muy
parecidas, porque el problema es exactamente el mismo y no hay
demasiadas opciones en ese terreno. ¡Claro que nos gustaría que la
capacidad de desarrollo de los países que son emisores de inmigrantes
fuese mucho más alta!, pero es la que es y desde ese punto de vista
en lo que es nuestro entorno, nuestra capacidad de cooperar para el
desarrollo de esos países la utilizamos al máximo, pero no nos
podemos engañar como ocurre en algunas cosas. Yo he estado revisando
durante estos días los datos y las llegadas de la inmigración en
nuestro país y no nos pensemos que todo nos viene de lo más cercano
que tenemos, porque puede venir de otras fronteras hacia el este de
Europa e incluso de más lejos y se concentra todo en sitios
determinados y hay que preguntar el porqué. ¿Por qué? Porque hay
cosas organizadas que se dedican a eso y no podemos cerrar los ojos
ante una realidad que es así de clara y así de evidente, en mi
opinión. No creo que sea tan difícil conciliar



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eso y justamente conciliarlo es la mejor manera de evitar problemas
en el futuro.

Coincido también -y me alegro de tener esa coincidencia- en que el
Consejo europeo de Lisboa marca un hito muy importante de orientación
económica en Europa. Decir: Vamos a apostar por la revolución
tecnológica, vamos a apostar por la liberalización y por el objetivo
del pleno empleo y vamos a modernizar nuestros sistemas de protección
social es una apuesta realista que marca un camino de futuro para
Europa. Saber -y hablo ahora en clave española- que a partir del año
2010 vamos a tener un envejecimiento de la población extraordinario.

No me quiero ir más lejos; recientemente las Naciones Unidas
recordaban que en el año 2050 España tendrá la población más
envejecida prácticamente del mundo... Eso, o se asume o no se quiere
asumir. Si no queremos asumir que vamos a tener una población más
envejecida y la natalidad más baja del mundo y que eso afecta a
nuestro sistema de modernización y de bienestar social voy a decir
que no se asuma y haré todo lo posible porque se asuma. Alguno podría
decir: Por la cuenta que le tiene a usted para el futuro. También por
la cuenta que a mí me tiene, pero no sólo por la cuenta que a mí me
tiene, que sería lo de menos, por la cuenta que le tiene a nuestro
país mantener ese sistema de protección social en unos términos
razonables.Eso invita a políticas económicas y sociales como las que
se han venido practicando y tenemos que seguir practicando. Hay que
liberalizar más, lo he dicho; hay que fortalecer la competencia en
beneficio de los usuarios; hay que seguir manteniendo el crecimiento
de nuestra economía; hay que seguir manteniendo reformas
estructurales; hay que terminar con monopolios como es el del sector
del gas; hay que hacer la reforma fiscal; hay que hacer la reforma
del mercado laboral; hay que poner en marcha el Pacto de Toledo. Es
que realmente hay mucho que hacer.

Ha citado S.S. un dato que es muy importante, que a mí no me importa
tanto en su proyección de futuro, que también, sino en lo que eso
significa y es que hemos pasado los 14 millones de ocupados en
España, y ha dicho S.S.: Pues tenemos que llegar a 16. Probablemente;
hemos superado ya holgadamente, afortunadamente, los 14 millones de
ocupados. Yo siempre utilizo un dato en ese sentido y es que es la
primera vez que eso ocurre desde el año 1974; dicho de otro modo,
hemos tardado 25 años en recuperar el nivel de ocupación de 1974. Y
eso, evidentemente, nos tiene que llevar a decir no sólo el esfuerzo
que hay que hacer en este camino sino que estamos recorriendo en este
momento un camino que no se debe detener si es que no queremos
retroceder en ese sentido. Usted sabe que, desde el punto de vista de
lo que es la renta media de la Unión Europea, la última crisis nos
hizo descender hasta cerca del 70 por ciento de la renta media de la
Unión Europea, del 70 por ciento, y sólo en el año 1999 hemos
superado la tasa del 79 o del 80 por ciento hasta
llegar en el año 2000 al 82 por ciento de la renta media de la Unión
Europea. En eso es en lo que tenemos que seguir trabajando de una
manera cada vez más intensa.

Por lo que se refiere a las cuestiones que ha señalado de la
educación, creo que es una gran prioridad, lo he dicho esta mañana.

Comparto plenamente la necesidad de una nueva ley de universidades;
la apuesta por el distrito único, la apuesta por las becas de
movilidad ha sido muy importante, pero es necesaria una reforma
universitaria que haga que nuestra universidad sea la universidad de
más calidad de la que estamos necesitados, que sea una universidad
abierta, bien dotada tecnológicamente, bien dotada de medios, con
estabilidad en el profesorado y naturalmente con todas las
posibilidades abiertas desde el punto de vista del futuro. Tengo la
esperanza de que la puesta en marcha del ministerio de ciencia y
tecnología sea un acicate muy importante para todas las
administraciones, para todo el mundo empresarial, para todo el mundo
de la investigación, para dar un salto importante en nuestro país
desde el punto de vista de la tecnología.

Creo sinceramente, señor Mauricio, que en tema de las humanidades no
debe haber dificultades. Lo he explicado antes y no voy a extenderme
mucho en eso. Para entendernos, que un niño canario sepa la geografía
canaria me parece muy bien, y que sepa la geografía de Aragón
también, y que sepa que la geografía de Canarias y la geografía de
Aragón y las demás forman la geografía española, también. Y no
entiendo cómo puede haber dificultades para eso. Un día me dijeron
que alguien había dicho en su tierra que para qué iba a estudiar un
niño canario los ríos si en Canarias no había ríos. Me lo dijo
alguien que había tenido responsabilidades en una administración. Uno
puede poner cara de asombro, cara de estupefacción o de irritación.

Creo que no, sinceramente creo que son cosas bastante normales,
bastante de sentido común y que hay una historia común que a todos
nos acoge y a la que cada uno le puede dar la interpretación que
quiera. Lo que tenemos que hacer es asumir nuestra historia
pacíficamente, pero conocer nuestra geografía, nuestra historia,
nuestras lenguas, donde las haya, la que es común de todos y hablan
400 millones de personas y la que es cooficial en otras comunidades
autónomas y forma parte, también como lengua española, del patrimonio
cultural de nuestro país. Sinceramente, a eso no le doy una
interpretación de exclusión o de exclusividad política, sino de
aprovechamiento al máximo de una de nuestras grandes capacidades, que
es la de ser en el mundo una gran potencia cultural. Y eso hoy lo
tenemos que asociar al hecho de que la gran revolución tecnológica
nos debe invitar y asociar a utilizar esa gran corriente, esa
potencia cultural española con los nuevos medios tecnológicos para
sacar más provecho, en el buen sentido de la palabra, desde el punto
de vista de nuestra prosperidad, de nuestra cultura y de nuestras
posibilidades en relación con el futuro. Esencialmente de eso se
trata.




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Si asumimos eso de una manera bastante normal, bastante tranquila y
con sentido común podremos resolver otros temas. Creo bastante en la
estabilidad del Estado de las autonomías, creo que ha significado un
buen punto de encuentro; he afirmado y reafirmo los elementos de
validez constitucional. Creo que la España posible es la España
constitucional. Creo que evidentemente los elementos que mantuvieron
y que dieron lugar al gran pacto de convivencia entre nosotros deben
ser mantenidos y no deben ser puestos en cuestión, y creo
sinceramente que hay cinco, seis si quieren, cohesiones que son
absolutamente básicas: la cohesión territorial, la unidad del
mercado, la cohesión social, la cultura común en su pluralidad y la
representación exterior. Hay cinco o seis cohesiones que, mire usted,
se puede estar todo lo descentralizado que se quiera pero ese es el
tema, y sin eso las cosas no funcionan, no funcionarían, además, no
sería deseable que alguien pusiese en cuestión eso.

Recuerdo que en la legislatura anterior se planteó un debate, en mi
opinión indebidamente, sobre pensiones, y eso forma parte de la
cohesión social básica del país. Con ese tipo de cohesiones básicas
no se puede entrar porque, si no, se puede poner en riesgo y en juego
todo. Creo que el mantenimiento de esa cohesión en el marco de esa
pluralidad constitutiva y de un sistema tan profundamente autonómico
y de autogobierno, como es el español, es, sin duda, muy importante.

Y asentar eso también nos va a dar más importantes oportunidades de
futuro, en todos los sentidos, en las telecomunicaciones, en la
proyección económica y comercial de España, en la utilización de
todos los recursos turísticos al servicio de lo que es el progreso
del país. Iremos ordenando y trabajando en todas esas cuestiones y,
naturalmente, viendo las posibilidades de cómo se puede seguir, en el
caso de las islas Canarias, fomentando ese progreso, ese empleo y esa
prosperidad. Creo que hemos hecho planes importantes, planes de
empleo y planes de infraestructuras.

Quiero agradecer que no se me pida un tren de alta velocidad en las
islas Canarias. Entiendo lo que se me ha dicho, que es importante
seguir trabajando por el desarrollo, por las infraestructuras de las
islas Canarias. Esto lo digo prácticamente en broma, pero no sabe
usted lo que lo agradezco. Quiero decir que esa mejora de las
infraestructuras debe seguir planteada en términos positivos en
relación con lo que hemos planteado en la última legislatura. Creo
también que hemos sentado bases para que las islas Canarias tengan
muchas más oportunidades de las que tenían antes. Se ha hecho con
respeto y aportando lo que es al conjunto de España. Creo que hemos
renovado nuestra voluntad y creo que hemos acertado y elegido la
decisión correcta, la decisión más sabia posible.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Señor Mauricio.




El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Señorías, voy a intervenir muy
brevemente en razón de la hora.

El señor Aznar dice que en un discurso de investidura no debía entrar
en los detalles por el tema de los demonios o del diablo; de acuerdo,
pero todos los grandes debates de pactos que hoy se han planteado
aquí necesitan entrar en una fase polémica de opciones y de
elecciones. La política es el arte de utilizar recursos escasos y no
hay para todos al mismo tiempo; por tanto, tenemos que hacer
opciones.

Después del discurso del señor Aznar, en cuyos enunciados generales
estamos de acuerdo, no sé cuáles van a ser las políticas precisas y
concretas. Estoy convencido de que el próximo jueves sabremos más de
políticas concretas que hoy. Miro a todo el banco azul y el día que
nombre Gobierno, como todos nos conocemos, ya sabremos de qué estamos
hablando. Tengo la esperanza de que sea un Gobierno cuyas grandes
orientaciones respondan a las líneas generales y que además se sepan
la asignatura canaria. La asignatura canaria es: Uno, el Estatuto de
la Unión Europea, recibido en la carta de la Comisión, pero o
aprovechamos lo que queda de la presidencia portuguesa y luego la
francesa, que tienen regiones ultraperiféricas, o perdemos una
oportunidad. Por tanto, estamos perdiendo el tiempo, tiempo
inevitablemente perdido en este cambio de Gobierno. Espero que el
ministro de Economía nuevo, vicepresidente económico y el ministro de
Asuntos Exteriores sigan la política del Estatuto de la Unión Europa
de Canarias aparte -y no me voy a extender ahora- de las grandes
líneas de la política española en la Unión Europea que nosotros
respaldamos.

Espero que el nuevo ministro de Agricultura sepa en la organización
común de mercado del plátano y en el tema del tratado de la pesca con
Marruecos -he oído hace poco decir que en abril se iniciaba la
negociación, supongo que estará abierta, del tratado no sólo de
pesca, sino de asociación con Marruecos- defender los intereses de
Marruecos, que hay que defender, junto a los intereses canarios, que
hay que defender, y creo que son compatibles dentro del nuevo
proyecto europeo. Eso es una asignatura urgente: pesca y agricultura
canaria, aparte de la negociación internacional del tema del plátano.

Deseo que el Ministerio de Fomento comprenda. Nosotros no le pedimos
tren rápido, porque si no se sale, pero sí le pedimos un tren en
Canarias. Yo le invitaría al señor Aznar a que en sus viajes vaya a
Singapur. Singapur ha resuelto el problema del equilibrio del
territorio -el señor Rato lo conoce bien, recuerdo que estuvo allí
hace dos o tres años- no sobre la base de la invasión del automóvil,
sino del equilibrio del transporte público, y lo ha resuelto. Es una
isla de tres millones



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de habitantes, igual que Gran Canaria. Nosotros no tenemos sólo
modelos europeos, hay que mirar el mundo, y el mundo hoy está abierto
y nosotros conocemos el modelo de Singapur tanto en temas de
infraestructuras, comunicaciones, telecomunicaciones, puertos
y aeropuertos, como también de transporte público. Renfe no es sólo
española, peninsular, es también canaria. Por lo tanto, hay que
invertir. Ustedes se van a gastar billones en el tren de alta
velocidad. Hay que invertir un poco en el transporte público, que son
trenes especiales que estamos estudiando en las dos islas principales
de Gran Canaria y Tenerife. Espero que el ministro nuevo de Fomento
entienda lo de los aeropuertos y que eso es un instrumento
importante.

Espero que el ministro de Innovación, de ciencia y tecnología
entienda muy bien que Canarias también se tiene que incorporar con la
universidad, las empresas. No se sonría, eso del cuaderno azul ya nos
lo sabemos casi todos, señor Aznar. En el tema de administración
territorial, hay competencias que definir y en el tema de medio
ambiente las costas no tienen por qué estar dirigidas sólo desde el
centro. El pacto de justicia hay que hacerlo sin intentar que los
jueces hagan política ni que los políticos hagamos de jueces, sino
buscando la independencia de la justicia. El Ministerio de Interior
no tiene que estar sólo preocupado por ver cuántas lanchas hay en
Canarias. El control de costas en canarias fracasa, señor Mayor
Oreja, y creo que su política, en general, ha sido muy positiva para
este país, pero en Canarias hay problemas y nosotros estamos
dispuestos al gran pacto que propone el señor Aznar. Para nosotros el
tema inmigración, cooperación y derechos de los extranjeros es básico
y urgente de tratar. Espero que un ministro de Educación entienda muy
bien la reforma de la universidad, la reforma de la Logse y que la
necesidad de adaptar la educación ha resuelto el problema de la
cantidad, pero hablemos de la calidad.

Usted dirá que le estoy haciendo el Gobierno. (Risas.) Me ha dicho
que yo sé muy bien lo que usted deseaba del resultado electoral. Yo
también sé lo que usted deseaba. Otra cosa es que le hayan dado más
de lo que usted deseaba, no se lo esperaba. (Risas.) Lo que yo sí sé
también es que iba a pactar con nosotros y con otros el proyecto de
España. Lo ha hecho. Da igual si tiene mayoría absoluta o no. Pero
como yo voy a apoyar a este Gobierno, le hago mis sugerencias sobre
la formación del Gobierno. Los tengo a todos aquí delante por última
vez. (Risas.) Le estoy haciendo las sugerencias
convenientes. Apréndanse la asignatura canaria, porque si no
lo van a pasar mal en este Gobierno. Es una asignatura que el señor
Aznar ha explicado perfectamente. Yo sólo tengo que decir que en
sanidad se tenga en cuenta a la población y que en el Plan
hidrológico nacional no sólo hablamos de ríos. De eso que ha dicho
usted de un enseñante canario y de que en Canarias no hay ríos, lo
único que le digo es que eso no lo planteamos en Canarias. En
Canarias tenemos una visión de la cultura española y de la cultura
universal y lo que nos importa es conocer el mundo, no sólo España.

España es muy importante, pero nosotros somos ciudadanos europeos y
Europa tiene hoy un proyecto común y un proyecto de jugar un papel de
contrapeso y equilibrio en la escena internacional. Europa es la que
nos interesa conocer porque somos ciudadanos del planeta al mismo
tiempo que ciudadanos españoles.

Muchas gracias, señor Aznar.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mauricio.

Señor Aznar.




El señor AZNAR LÓPEZ (Candidato a la Presidencia del Gobierno): Muy
brevemente, señorías, desde el escaño. Espero que el no subir a la
tribuna no lo achaque el señor Mauricio a descortesía, que no es,
desde luego, ni mucho menos, mi intención, sino al menisco a estas
horas.

Quiero decirle, señor Mauricio, que esté usted tranquilo, es lo que
le puedo decir. Usted cuando habla en estos momentos y en estos
tránsitos de ministros por aquí, ministros por acá, usted míreme a
mí. (Risas.) Usted míreme a mí y esté usted tranquilo. Yo creo que
ese impulso común será en todo caso el impulso positivo que buscamos
en los términos que hemos convenido y que ya hemos constatado que han
sido útiles desde el punto de vista singular de Canarias y desde el
punto de vista general de España.

Gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Aznar.

Se suspende la sesión, que se reanudará mañana a las 10.




Eran las once y cincuenta y cinco minutos de la noche.