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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 267, de 25/10/1999
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE



Año 1999 VI Legislatura Núm. 267



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FEDERICO TRILLO-FIGUEROA MARTÍNEZ-CONDE



Sesión Plenaria núm. 257



celebrada el lunes, 25 de octubre de 1999



ORDEN DEL DÍA:



Debates de totalidad de iniciativas legislativas.




- Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año
2000. «BOCG. Congreso de los Diputados», serie A, número 186-1, de 29
de septiembre de 1999. (Número de expediente 121/000186.) . . . (Página 142415
)




- Proyecto de Ley de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden
Social. «BOCG. Congreso de los Diputados», serie A, número 187-1, de
29 de septiembre de 1999. (Número de expediente 121/000187.) . . .

(Página 14241)



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S U M A R I O



Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




Debates de totalidad de iniciativas legislativas . . . (Página 14241)



Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2000
. . . (Página 14241)



Proyecto de ley de medidas fiscales, administrativas y del orden
social . . . (Página 14241)



En nombre del Gobierno presenta el proyecto de ley de Presupuestos
Generales del Estado para el año 2000 y el de medidas fiscales,
administrativas y del orden social el señor Vicepresidente segundo
del Gobierno y ministro de Economía y Hacienda (De Rato Figaredo).

Comienza señalando que estos presupuestos -últimos que debatirá esta
Cámara en la presente legislatura- son el mejor reflejo de los
cambios producidos en nuestra economía desde 1996, que hicieron
posible la entrada de España en el euro en un primer momento y han
supuesto después la puesta en marcha de un nuevo proyecto político de
progreso. Estos presupuestos son posibles por la profunda
transformación producida en la economía española en los últimos tres
años y medio y porque durante los mismos el Gobierno ha gestionado
los intereses políticos con realismo, diálogo y coherencia. Son las
cuentas más saneadas de nuestra democracia y, al mismo tiempo, las
que mejor responden a los objetivos de empleo y bienestar que demanda
la sociedad española. Continúan así profundizando en la estabilidad,
con un déficit público que se reduce a mínimos históricos, una
Seguridad Social que hace pocos años estaba en grave situación
financiera y que acabará el año 2000 con superávit y con un gasto
público que crece claramente por debajo del crecimiento de la
economía. Se trata, en fin, de unos presupuestos coherentes con la
dirección marcada en ejercicios anteriores, porque continúan
impulsando las políticas que el Gobierno ha señalado como
prioritarias desde un primer momento de esta legislatura, es decir,
las pensiones, la sanidad, la educación, el empleo, la investigación
y las infraestructuras, así como la modernización de la justicia y la
supresión del servicio militar obligatorio, cumpliendo así
compromisos programáticos del Partido Popular. Agrega el señor
vicepresidente del Gobierno que en el año 2000 mejorarán las
pensiones mínimas y se
creará un fondo de garantía de futuro, lo que no es más que un paso
en el camino emprendido en 1996, año desde el que se ha reducido el
déficit de la Seguridad Social hasta prever un superávit en el año
2000, como antes decía, mejorando los pensionistas su poder
adquisitivo en más de 400.000 millones de pesetas. El gasto en
sanidad crecerá un 8 por ciento, resultado de aplicar el sistema de
financiación queel Gobierno acordó con todas las comunidades autónomas
en 1997. La
educación crecerá en un 10 por ciento en el próximo año, dando lugar
a un aumento total de más del 26 por ciento en el conjunto de la
legislatura. En políticas de empleo, el esfuerzo presupuestario
alcanza en el 2000 los casi 900.000 millones de pesetas, y también se
producirá un aumento del 30 por ciento en investigación y desarrollo.

Aclara que no están ante políticas nuevas, sino que son continuación
de lo que ofrecieron en los tres ejercicios anteriores y han cumplido
lo que el Partido Popular dijo en su programa, y en ese sentido la
credibilidad del Gobierno está sustentada por los hechos y no por las
promesas incumplidas. El resultado del esfuerzo realizado permite al
Gobierno presentar a la Cámara unas cifras que miran hacia el futuro,
que responden a los nuevos retos y a las nuevas oportunidades que
España tiene hoy ante sí. Son unos presupuestos de futuro cuyos
objetivos son seguir creando empleo y construyendo una sociedad de
bienestar, de progreso y de oportunidades para todos. Recuerda que en
esta legislatura se habrán creado más de 1.800.000 empleos, pero ello
no debe hacerles olvidar que todavía quedan dos millones y medio de
españoles sin empleo. Explica que, en materia de déficit público, en
1995 teníamos uno de los mayores déficit y con mayor aumento de la
deuda de la Unión Europea, pero desde 1997 nuestras cuentas públicas
están más saneadas que las del conjunto de los países fundadores del
euro. La política presupuestaria por su parte ha dejado de ser
inflacionista y poco creíble y la economía española ha abandonado la
rigidez que la caracterizaba. Como resultado, los precios se sitúan
desde hace 30 meses en el entorno del 2 por ciento, a la par que
avanzamos mas deprisa que nuestros competidores en el proceso de
flexibilización y estamos dotándonos de mayor competencia. En este
contexto, son las empresas y las familias las primeras beneficiadas
de la nueva situación, que ha hecho posible en buena medida la
creación de 130.000 nuevas empresas durante la legislatura. Continúa
el señor vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda
manifestando que el futuro será mejor que el presente si se sigue el
camino emprendido y esto es exactamente lo que les pedían los
españoles hace cuatro años. Ello se debe a la transformación de la
economía española, basada en una política realista, flexible y
coherente, capaz de generar la confianza necesaria para llegar a
acuerdos sociales y políticos a lo largo de toda la legislatura.




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Se trata de una política basada en tres ejes fundamentales, como son
la política presupuestaria, las reformas flexibilizadoras y de
impulso a la actividad económica y la política de modernización de
nuestro sistema tributario. Paralelamente, la entrada en vigor de la
reforma del IRPF ha permitido intensificar la creación de empleo en
un contexto de crisis internacional, tratándose de un impuesto más
justo, porque pagan los que antes no pagaban y pagan más los que más
tienen. Hoy contamos por fin con un sistema progresista de
recaudación de impuestos que permite bajar los mismos y, al mismo
tiempo, recaudar más. Alude asimismo a la evolución de la deuda, a la
par que facilita numerosas cifras relacionadas con el empleo,
Seguridad Social, sanidad, educación, investigación e
infraestructuras. Termina señalando que la España que deja atrás el
siglo XX es una España con mayor capacidad para afrontar sus propios
retos, para aprovechar sus oportunidades, para defender sus intereses
y también para promover sus valores en el mundo. Está convencido de
que los presupuestos para el 2000 responden a estos objetivos que hoy
quieren los españoles, fundamentalmente la creación de empleo, la
igualdad de oportunidades y la solidaridad, y por ello pide el
respaldo de la Cámara a los mismos.




En defensa de la enmienda de totalidad de devolución, presentada por
el Grupo Socialista del Congreso, interviene el señor Almunia Amann.

Comienza manifestando que los presupuestos presentados por el
Gobierno del Partido Popular son unos presupuestos insolidarios y
carentes de sensibilidad social y de ambición de futuro, que tratan
de confundir, pero que no engañan a nadie; son unos presupuestos tan
miopes como cabría esperar de una derecha atenta por encima de todo a
su mantenimiento en el poder por el hecho de estar en el poder.

Considera que estos presupuestos nos están a la altura de lo que
necesitan la economía y la sociedad españolas y, por lo tanto,
asegura que deben ser rechazados. Añade que como al Partido en el
poder el único futuro que les interesa es el suyo, no les importa
ocultar una buena parte de la realidad y centran todos sus esfuerzos,
a la hora de explicar sus políticas, en la propaganda, repitiendo una
y otra vez que vivimos en el mejor de los mundos desde que el Partido
Popular llegó al Gobierno, gastando sin medida en campañas de
publicidad. Pero la realidad se acaba imponiendo y la realidad es
que, aunque es cierto que crecemos más que la media europea, ya no
podremos hacerlo sin inflación, ni podremos compensar la mayor
inflación y el desajuste del saldo exterior manipulando el tipo de
cambio; la realidad es que seguimos a la cabeza de Europa en cifras
de paro, con un porcentaje que supera el 50 por ciento la media de la
Unión Europea; la realidad es que el paro de las mujeres es más del
doble que el de los hombres y que hay más de 700.000 jóvenes de menos
de 25 años que quieren
trabajar y no pueden hacerlo; la realidad es que el porcentaje de
empleos temporales sigue siendo del 33 por ciento y que hacen falta
57.000 contratos de trabajo de los que registra el Inem para reducir
en 1.000 personas la cifra del paro registrado. A continuación
explica lo que, según opinión de su grupo, se debería hacer y que
está muy lejos de lo que se propone en estos presupuestos. Opina que,
con un crecimiento del PIB del 3,5 y el 4 por ciento, se puede y se
debe redistribuir los frutos del crecimiento de forma equitativa, sin
poner en riesgo la eficacia del crecimiento y su sostenibilidad; se
debe avanzar en la cohesión territorial del país mediante planes de
infraestructuras y de extensión de los servicios públicos, en vez de
escuchar los intereses partidistas locales; se debe impulsar desde el
sector público la productividad de la economía y la convergencia real
con Europa, en vez de apoyar los nuevos oligopolios privados formados
al calor de las privatizaciones, y se debe profundizar en el
funcionamiento de las instituciones democráticas, pero, añade, estos
presupuestos ignoran la necesidad de programar y llevar a cabo la
modernización de la Administración de justicia, siguen manteniendo un
modelo de radio y de televisión públicas insostenibles y desprecian
de nuevo al Parlamento. Asimismo critica la ley de acompañamiento que
una vez mas traen a la Cámara con la ley de presupuestos,
convirtiéndose en una ley de ocultamiento de algunas de las medidas
más impopulares o más vergonzantes. Opina que el Gobierno, en años
anteriores y en éste, ha malgastado la oportunidad que brinda
siempre, a cualquier gobierno, el crecimiento económico para hacer un
país con más futuro y menos desigualdades, porque reconoce que el PIB
crece en estos años, pero las desigualdades sociales también.

Vaticina que el ciclo económico expansivo que estamos viviendo se ha
quedado atrás y que, sin ser malas las perspectivas de nuestra
economía para el próximo año, están afectadas por algunos problemas
importantes que lanzan sombras de duda sobre la situación, sobre todo
al comprobar la frivolidad con la que las aborda el Gobierno. Por
ejemplo, explica, el año 1999 es ya un año perdido en la lucha contra
la inflación y, descendiendo a datos concretos, expone que en lo que
va de año los precios energéticos en España han crecido un 1,2 por
ciento, el doble que en la zona euro; los alimentos han aumentado sus
precios el 2,4 por ciento, cuando sólo lo han hecho en un 0,9 por
ciento en la zona euro; los productos industriales no energéticos
aumentan un punto más que en los países del euro, y los servicios
aumentan en España el doble que en la zona euro, limitándose el
Gobierno ante esta desviación de la inflación a bajar los impuestos
de los carburantes. En cuanto a la liberalización de algunos sectores
llevada a cabo por el Gobierno aduce que las telecomunicaciones han
subido en España, entre agosto de 1996 y agoste de este año, un 4,2
por ciento, mientras que en el conjunto



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de la zona euro han descendido un 6,5 por extensión de los productos
genéricos y la introducción ciento; en el sector de hidrocarburos,
desde que se de precios de referencia para los medicamentos;
liberalizó en octubre de 1998, han subido los precios frente a la
reducción del salario real de maestros, de gasolinas y gasóleos muy
por encima de lo que lo carteros, policías, personal sanitario y el
resto de los han hecho en los demás países europeos; asimismo
empleados públicos, hubiera incluido una cláusula las tarifas
eléctricas han bajado mucho menos en por la que se compensase a los
empleados públicos España que en los demás países con procesos de
liberalización del poder de compra que están perdiendo este año en
marcha, y ni que decir de los intentos por la desviación de la
inflación; frente a la disminución de liberalizar el suelo, que ha
hecho aumentar el de la tributación por plusvalías y por rentas
precio de las viviendas del 10 al 15 por ciento. Por lo del capital,
hubiera previsto un crédito mayor para que, concluye, se trata de
falsas liberalizaciones, aumentar más las pensiones mínimas y mejorar
la porque no han buscado el interés general sino que cobertura del
desempleo; frente al aumento de los han utilizado las privatizaciones
y la desregulación conciertos que financian la enseñanza privada,
para consolidar poderosos grupos privados que buscan aumentaría el
número de becarios; frente a los 2.000 su propia cuenta de resultados
o su cotización millones de pesetas de propaganda y autobombo del en
bolsa. En definitiva, resume, no es oro todo lo que señor Rato,
atendería mejor a los enfermos de Alzheimer reluce en la situación
macroeconómica ni en los y a sus familias. Considera su alternativa
escenarios en los que se afronta el último debate presupuestario más
progresista, más justa, con más sensibilidad de la legislatura,
porque la inflación se social, con más ambición de futuro y solicita
de la les ha ido de las manos, el saldo exterior ha cambiado Cámara
que rechacen los presupuestos presentados de signo, los tipos de
interés empiezan a repuntar por el Gobierno para el año 2000. y la
debilidad el Gobierno ante los intereses oligopolísticos
y corporativos convierten en papel mojado su Contesta el señor
vicepresidente segundo del Gobierno verborrea liberalizadora. Por
eso, opina, las previsiones y ministro de Economía y Hacienda, del
Gobierno se reciben con creciente escepticismo replicando el señor
Almunia Amann y duplicando y su propaganda pierde credibilidad. el
señor vicepresidente segundo del Gobierno y A continuación pasa a
analizar el estado de ingresos ministro de Economía y Hacienda.

y gastos del presupuesto preguntándose qué hacen con el dinero que
recaudan. Su impresión es que En defensa de la enmienda de totalidad
de devolución, hacen menos infraestructuras, dan una educación
presentada por el Grupo Parlamentario Federal de pública de peor
calidad, una sanidad que no dedica Izquierda Unida, interviene el
señor Ríos Martínez. recursos a la investigación y a la mejora de los
servicios, Comienza su intervención diciendo que va a pedir la una
política de viviendas públicas inexistente o devolución de estos
presupuestos porque son unos la incompetencia más absoluta en materia
de medio presupuestos generosos con los poderosos y portadores
ambiente, han subido un milímetro las pensiones de limosnas para la
mayoría de la población y, lo mínimas, pero no la cobertura de
desempleo, y castigan más grave, porque renuncian a trasladar el
crecimiento la capacidad de compra de los empleados públicos.

económico a todos los ciudadanos construyendo Afirma que el Gobierno
en estos presupuestos un modelo social justo y estable. Acusa al
retuerce la realidad, truca las cifras, busca su interés Gobierno de
dar a los españoles espejos y trapos a particular, confía en la
propaganda, pero leyendo cambio de plata y minerales, como hacían los
antiguos con rigor el capítulo de gastos se ve que no existe fenicios
con los celtíberos. Lo grave, piensa, no una política económica. En
relación con la tan es el publirreportaje con el que el señor
ministro ha anunciada rebaja del déficit público manifiesta que
comenzado esta tarde su presentación y con el que no ha sido el
control del gasto público lo que la ha cada ministro ha venido
presentando su presupuesto hecho posible, sino que se ha dado como
consecuencia desde junio en cada comunidad y en cada sector, de la
reducción del gasto, del descenso de los sino los miles de millones
de pesetas que pueden salir tipos de interés que han decidido los
mercados y de de estos presupuestos para ayudar a la campaña la caída
estacional de los gastos de desempleo. Por electoral del Partido
Popular. Dice esto porque el otra parte, critica la mayor recaudación
por impuestos artículo 64, inversión en inmovilizado inmaterial,
indirectos, que aumenta la presión fiscal y distribuye de donde se
pagan las campañas de propaganda y de forma cada vez más injusta la
carga entre de información, ha crecido en algunos casos más del los
contribuyentes. 20 por ciento. Volviendo al mercadeo político del que
Aunque el Reglamento no permite presentar una hablaba al principio,
se pregunta cuántos millones enmienda de totalidad de texto
alternativo, el señor van a ir al señor Pujol, a Canarias o a León y
considera Almunia esboza algunos apuntes de lo que serían que esta
imagen de compra y venta de apoyo unos presupuestos alternativos
propuestos por su para obtener poder político desacredita el rigor
presupuestario. grupo. Frente al regalo de un billón de pesetas a las
Considera que el Gobierno es maestro eléctricas, hubieran bajado un
4,5 por ciento la tarifa no sólo en prometer o anunciar lo que van a
hacer eléctrica; frente al recetazo, hubieran prescrito la sino
también en presupuestar lo que no van a hacer



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ni tienen voluntad de hacer, por ejemplo, la dotación Parlamento,
fijando los criterios de distribución y las durante tres ejercicios
del Fondo de nivelación o la prioridades territoriales y sectoriales.

Pasa a analizar regeneración de la bahía de Portman en La Unión. los
capítulos de gastos e ingresos y se refiere a la Asimismo, considera
como máximo ejemplo de su presión fiscal y a los impuestos directos e
indirectos, acción de propaganda la explicación que dan sobre
explicando a continuación las líneas de protección el apoyo social
que avala estos presupuestos. El señor social prioritarias para
Izquierda Unida. La primera Ríos afirma que no es verdad que
Comisiones Obreras sería el empleo estable y de calidad; la segunda,
que y UGT apoyen estos presupuestos como vienen los salarios crezcan
al ritmo de los beneficios; y la diciendo desde el Partido Popular,
porque la política tercera, dotar de cobertura social a los
colectivos desprotegidos, de ingresos ha tenido el rechazo y la
movilización lo que supondría comprometer el crecimiento social en
contra y porque la política de gastos es económico con un modelo
social justo y no rechazada en un 98 por ciento. Estos presupuestos
establecer medidas de beneficencia social típicas de son generosos
con los poderosos, explica, porque hurtan una acción tradicional de
la derecha. 300.000 millones de las cuotas de los trabajadores
Termina su intervención haciendo un balance de la para dárselas a los
empresarios y no destinan ni legislatura, poniendo encima de la mesa
algunas de un duro para los 262.000 parados de larga duración las
promesas que hizo el Gobierno del Partido Popular. mayores de 45 años
y sin ingresos familiares. Tienen Por ejemplo, la gratuidad de los
libros de texto, unos ingresos de 1,2 billones por crecimiento
económico la paga al ama de casa, el fondo de garantía de pensiones
de más y, sin embargo, son incapaces de abordar por alimentos para
las personas separadas la reducción de la jornada laboral, resolver
la cuando no se cubre la responsabilidad, el incremento situación de
las prejubilaciones, dignificar el trato del ferrocarril, la
dignificación de la justicia, de los mayores, generalizar las
coberturas sociales a dotando recursos y ampliación del número de
jueces, inmigrantes o cubrir los efectos de los malos tratos a la
profesionalización de la función pública, el mujeres y niños. Por lo
tanto, añade, el balance de saneamiento de Radiotelevisión Española y
la construcción los presupuestos es negativo, tanto en los ingresos
de un modelo de Estado y su financiación como en los gastos, por su
escorado carácter antisocial autonómica. Finalmente manifiesta su
deseo de que y porque, además, vienen precedidos por dudosas los
presupuestos sean profundamente enmendados previsiones y por pésimas
gestiones. Por otra en el trámite parlamentario, corrigiendo su
espíritu parte, expone, la reducción de déficit público como
antisocial, tanto en los ingresos como en los gastos, y objetivo
primero del Gobierno se aborda con una de que este Gobierno no tenga
que volver a presentar orientación conservadora, que no se basa en un
los presupuestos el año que viene, porque haya cambiado saneamiento
de las cuentas públicas, sino en una y comiencen a pesar de verdad
las necesidades renuncia del Gobierno a incrementar el nivel de
sociales que la izquierda que representa Izquierda desarrollo, las
necesidades sociales y productivas de Unida ha venido planteando en
los presupuestos de los españoles, es decir, dificultando la
convergencia la década de los noventa. real con la media europea. En
todo caso, la reducción del déficit se produce incrementando la
presión Contesta el señor vicepresidente segundo del Gobierno fiscal,
pero con una distribución regresiva de la y ministro de Economía y
Hacienda, misma y con un crecimiento del gasto social inferior
replicando el señor Ríos Martínez y duplicando el al crecimiento
económico, por lo que el tan cacareado señor vicepresidente segundo
del Gobierno y esfuerzo social es pequeño, escaso, no contribuyendo
ministro de Economía y Hacienda. a una mejor distribución de la
riqueza. Acusa al Gobierno de ser mal gestor que, encima, alardea
Para la defensa de las enmiendas de la totalidad de de su eficacia,
encontrando en la gestión presupuestaria devolución del Grupo
Parlamentario Mixto interviene, del año 1999 dos grandes defectos:
grandes en primer lugar, el señor Rodríguez Sánchez, desviaciones
presupuestarias y escaso nivel de ejecución del Bloque Nacionalista
Galego. Considera que se de las inversiones al mes de septiembre, lo
que está ante un caso de cumplimiento del pacto de estabilidad,
producirá deslizamientos en los presupuestos del mezclado con
propaganda que consiste en 2000. Está seguro de que el señor ministro
pasará a maquillar una visión socioeconómica claramente la historia
presupuestaria española por dos grandes oligárquica. Dice esto porque
los salarios suben conforme innovaciones: primero, por pagar obras
con acciones a la inflación, lo que llevará inevitablemente
y préstamos que no contabiliza; y segundo, por consignar a la pérdida
del poder adquisitivo después de las congelaciones lo que no se va a
hacer, para adaptar los salariales de varios años, y se compensará
recursos según la gestión anual del presupuesto o con una única paga
para cubrir las consecuencias quedar bien con los que están
afectados. Sin embargo, de la inflación en el caso de los
pensionistas. Cree considera que se debería intentar una tramitación
que este pago se hará coincidiendo con la campaña presupuestaria más
respetuosa con lo que debe electoral o en los momentos previos, pero
todo eso ser una democracia parlamentaria. Los presupuestos, está muy
lejos de conseguir que los pensionistas añade, se deben ajustar y
negociar dentro de este alcancen por lo menos, aunque fuera por un
proceso



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de tres o cinco años, el salario mínimo interprofesional. tiene
tiempo de expresar pide a la Cámara que estos Aunque sube el gasto,
haciendo una suma generalizada, presupuestos sean devueltos al
Gobierno. en un 2 por ciento, lo cierto es que el gasto social crece
por debajo de los ingresos del Estado y En tercer lugar y en nombre
de Eusko Alkartasuna del producto interior bruto y, en un país donde
la defiende su enmienda de totalidad de devolución la tasa de paro es
la mayor de la Unión Europea, se permiten señora Lasagabaster
Olazábal, del Grupo Parlamentario el lujo de dedicar el exceso de
ingresos a la Mixto. Siguiendo una frase del señor Rato de



reducción del déficit. Denuncia el hecho de que los que hechos y no
palabras, se refiere a hechos y pregunta



precios del Estado español se estén aproximando a qué ocurre hoy, 25
de octubre de 1999, tras 20



los de la media de la Unión Europea, que el IPC español años de
ratificarse el Estatuto de Autonomía del País



sea superior a la media comunitaria, pero que Vasco, con las promesas
no cumplidas. Considera



los salarios y las prestaciones se mantengan diferenciadas, que
faltan por transferir 37 competencias, de las cuales



y asegura que el sistema fiscal bascula de las de investigación, la
Seguridad Social o todas



una manera suave, lenta, pero muy bien orientada, las relativas a
materias sociolaborales son de gran



a una imposición indirecta que tradicionalmente se relevancia. Por
otra parte opina que se ha cambiado



ha considerado regresiva e injusta. Como representante el Estatuto a
través de leyes básicas, de interpretaciones



de una fuerza política nacionalista quiere unilaterales, avaladas por
tribunales, y ahora



hacer hincapié en el diseño marginador de los presupuestos, quieren
hacer ver que esto es lo que el pueblo votó en



refiriéndose al Fondo de compensación un 60 por ciento. Pide que si
se quieren cambiar las



interterritorial, que crece este año el 2 por ciento cosas se
presenten en su esencia y en su espíritu para



sobre 1999, pero donde Galicia pierde peso en el que decida la
ciudadanía y se respete la sinceridad



reparto y la inversiones reales per capita son muy de su grupo cuando
dice de forma pública que no les



insuficientes, haciendo especial mención al problema satisface el
Estatuto y quieren ir más allá.




ferroviario. Explica que estos presupuestos son Se refiere como otros
compañeros de grupo a la insolidaridad



tan malos para Galicia que ni el presidente de la en el ámbito
externo y a las inversiones,



Xunta se atreve ya a justificarlos públicamente y dice tanto en
investigación como en desarrollo tecnológico



que son escasos y no colman las expectativas, por lo e
infraestructuras, preguntándose si la inversión



que él, como representante del Bloque Nacionalista real crece o lo
hace más bien el Ministerio de Defensa,



Galego, pide la devolución al Gobierno de estos presupuestos
centrándose en las inversiones territorializadas



y una elaboración y aplicación más acorde en el País Vasco, en
especial la Y vasca. Considera



con las necesidades sociales y económicas de que estos presupuestos
son contradictorios, porque



todas y cada una de las naciones que integran el tienen elementos
expansivos de gasto, pero pretenden



Estado español. cumplir la disciplina presupuestaria en todos sus
niveles, y se pregunta por qué se produce de repente



En segundo lugar, en nombre de Iniciativa per Catalunya-una expansión
del gasto social sin haberse celebrado



Verds, defiende la enmienda de totalidad de devolución un debate
serio de lo que debe ser el Estado de bienestar. No considera estos
presupuestos progresistas, la señora Rivadulla Gracia, del Grupo
Parlamentario sino todo lo contrario, puesto que los impuestos Mixto.

Analizando lo que han sido los directos son el 45 por ciento y los
directos el 42,8 por presupuestos de educación, sanidad y otras
partidas ciento. presupuestarias a lo largo de los últimos cuatro
años, y aun reconociendo que en los del año 2000 crecen En cuarto
lugar defiende la enmienda de totalidad de muchas partidas, sospecha
que se ha dejado la traca devolución, en nombre de Unió Valenciana,
el señor final para el año de elecciones. Su grupo, al igual que
Chiquillo Barber, del Grupo Parlamentario Mixto. otros, no se fija
solamente en los grandes objetivos Agradece en primer lugar la
asistencia de los señores macroeconómicos, sino que piensa que los
presupuestos Diputados que se han quedado a estas horas de la son el
instrumento más importante para ejercer la noche para asistir a la
presentación de las enmiendas tarea redistributiva del Gobierno
encaminada a de totalidad del Grupo Parlamentario Mixto, y a
continuación hacer una sociedad más justa. Desde su punto de expone
los dos motivos fundamentales por vista estos presupuestos son
insolidarios hacia el exterior los que presenta la enmienda de
totalidad: primero, y hacia el interior, porque estando en un momento
porque considera que los Presupuestos Generales del de bonanza
económica, están a favor de los poderosos Estado para el año 2000 se
sostienen en un cuadro y los impuestos indirectos, que son los que
económico demasiado optimista o, por lo menos, poco gravan a la
mayoría de la población, crecen más que realista, ya que confía
sobremanera en el escenario los impuestos directos, que son los que
deberían ir a más favorable posible, y segundo, porque el nivel de
gravar las rentas progresivamente. Hace una serie de inversión
pública para la Comunidad Valenciana, al preguntas al señor Rato y se
refiere al tema de las igual que en ejercicios anteriores, es
considerablemente inversiones, de las que dice que están en el papel
pero insuficiente, lo que limitará el potencial desarrollo no se
ejecutan. Por eso y por otras razones que no económico de dicha
comunidad.




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Finalmente defiende la enmienda de totalidad de devolución, en nombre
de Nueva Izquierda, el señor López Garrido, del Grupo Parlamentario
Mixto. Se refiere a una afirmación contenida en el libro amarillo que
empieza diciendo que la evolución reciente de la economía española
proporciona cada vez más evidencia de la existencia de una
modificación de carácter estructural de su comportamiento. Aclara que
esta modificación estructural del comportamiento de la economía
requiere algo más de tres años, aunque sea muy importante la labor
realizada por este Gobierno, y pasa a situar las cosas en lo que para
él son sus justos términos. Pregunta, al igual que otros
intervinientes, cómo se benefician los ciudadanos de una situación de
bonanza económica y cómo repercute ésta en las magnitudes
macroeconómicas y, sobre todo, cómo se logra eso que se plantea
acertadamente en el libro amarillo como objetivo fundamental de
España, que es la convergencia real con Europa. En su opinión estos
presupuestos no valen para conseguir los objetivos de la convergencia
real, la solidaridad y la lucha contra la inflación y plantea una
serie de interrogantes al señor ministro.




Contesta el señor vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de
Economía y Hacienda (De Rato Figaredo), replicando el señor Rodríguez
Sánchez, las señoras Rivadulla Gracia y Lasagabaster Olazábal y los
señores Chiquillo Barber y López Garrido, todo ellos del Grupo
Parlamentario Mixto, duplicando el señor vicepresidente segundo del
Gobierno y ministro de Economía y Hacienda.




Se suspende la sesión a las diez y cincuenta y cinco minutos de la
noche.




Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




DEBATES DE TOTALIDAD DE INICIATIVAS LEGISLATIVAS.




- PROYECTO DE LEY DE PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA EL AÑO
2000. (Número de expediente 121/000186.)



- PROYECTO DE LEY DE MEDIDAS FISCALES, ADMINISTRATIVAS Y DEL ORDEN
SOCIAL. (Número de expediente 121/000187.)



El señor PRESIDENTE: Buenas tardes, señorías.

Se abre la sesión.

Punto único del orden del día: Debate de totalidad del proyecto de
ley de Presupuestos Generales del
Estado para el año 2000 y de la ley de medidas fiscales,
administrativas y del orden social, conocida como ley de
acompañamiento.

El debate se ordenará de la siguiente forma: presentará ambos
proyectos de manera conjunta el vicepresidente del Gobierno y
ministro de Economía y Hacienda, y se debatirán luego las enmiendas
de totalidad de devolución presentadas por los grupos Socialista,
Izquierda Unida y Mixto.

Les ruego que durante la intervención del vicepresidente o al
finalizar la misma, el señor Rodríguez, en nombre del Grupo Mixto,
venga un momento para que la Presidencia le exponga el tiempo de que
disponen todos los enmendantes, que desde luego no podrá superar en
modo alguno al establecido para los grupos parlamentarios que le
preceden.

Por tanto, en primer lugar, tiene la palabra, en nombre del Gobierno,
para presentar los Presupuestos Generales del Estado para el año
2000, el vicepresidente, don Rodrigo De Rato Figaredo.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y HACIENDA (De
Rato Figaredo): Señor presidente, señorías, tengo el honor de
presentar ante la Cámara los proyectos de ley de presupuestos para el
año 2000 y el de medidas de acompañamiento que le acompañan.

Estos presupuestos para el año 2000 son los últimos que debatirá esta
Cámara en la legislatura y son también el mejor reflejo de los
cambios que se han producido en nuestra economía desde 1996, el
cambio económico y político que hizo posible la entrada de España en
el euro en un primer momento y que ha supuesto la puesta en marcha de
un nuevo proyecto político de progreso. Los presupuestos para el 2000
son posibles precisamente porque en estos tres años y medio se ha
producido una profunda transformación de la economía española, a la
que me referiré a lo largo de mi intervención, y son posibles también
porque a lo largo de este tiempo el Gobierno ha gestionado los
intereses públicos con realismo, diálogo y coherencia. Por eso, hoy
el Gobierno del Partido Popular y los grupos parlamentarios que
apoyan el presupuesto podemos presentar las cuentas más saneadas de
nuestra democracia y, al mismo tiempo, las que mejor responden a los
objetivos de empleo y bienestar que demanda la sociedad española. Son
unos presupuestos, pues, coherentes con la política que ha venido
aplicando el Gobierno del Partido Popular en estos tres años y medio.

Continúan así profundizando en la estabilidad, con un déficit público
que se reduce a mínimos históricos; la Seguridad Social que hace
pocos años estaba en grave situación financiera acabará el año 2000
con superávit y con un gasto público que crece claramente por debajo
del crecimiento de la economía, lo que significa que seguirá
perdiendo peso sobre la riqueza que los españoles generan cada año.

La política, señor presidente, señorías, en una democracia se hace,
sin duda, desde la gestión eficaz y transparente



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de los intereses de los ciudadanos, porque es lo que nos permite, a
aquellos que demandamos después su confianza, cumplir con los
compromisos que adquirimos cuando la pedimos; y en este sentido estoy
cada vez más convencido de que la sociedad española quiere hoy hechos
y no palabras. Estos presupuestos son coherentes con la dirección
marcada en ejercicios anteriores, porque continúan impulsando las
políticas que el Gobierno ha señalado como prioritarias desde un
primer momento de esta legislatura, es decir: las pensiones, la
sanidad, la educación, el empleo, la investigación y las
infraestructuras; y también en ellos se responde a compromisos
programáticos del Partido Popular, como son la modernización de la
justicia y la supresión del servicio militar obligatorio.

Sólo para comentar algunas cuestiones a las que acabo de hacer
referencia, en el año 2000 mejorarán las pensiones mínimas, se dará
un nuevo impulso al proceso de separación de fuentes y se creará un
fondo de garantía de futuro; y esto, señorías, no es más que un paso
en el camino emprendido en 1996. Desde entonces se ha reducido el
déficit de la Seguridad Social hasta, como he dicho, alcanzar
superávit en el presupuesto del año 2000, y los pensionistas
españoles han mejorado su poder adquisitivo en más de 400.000
millones de pesetas. El gasto en sanidad crecerá un 8 por ciento en
el año 2000 y esto no es sino el resultado de aplicar el sistema de
financiación que el Gobierno acordó con todas las comunidades
autónomas en 1997, y que ha supuesto aplicar al sistema público de
salud un billón de pesetas que ha venido a acabar con sus déficit
crónicos y, al mismo tiempo, a introducir incentivos para mejorar la
calidad y la lucha contra el fraude.

También quiero mencionar brevemente, aunque lo haré después con más
detalle, la educación, que crece en este presupuesto un 10 por
ciento, lo que supone un crecimiento en el conjunto de la
legislatura, desde el año 1996, de más del 26 por ciento.

El esfuerzo presupuestario en políticas de empleo alcanza en este
presupuesto del año 2000 casi los 900.000 millones de pesetas, pero
tampoco es algo que haya ocurrido por primera vez ni de repente.

Entre 1996 y el año 2000, se ha multiplicado casi por tres el
esfuerzo en las políticas activas. Lo mismo podría decirles de la
investigación y desarrollo, que habrá aumentado un 146 por ciento
durante la legislatura, o de la inversión en infraestructuras, que lo
hará en un 30 por ciento.

Tengo que decirles, señorías, que no estamos ante políticas nuevas,
es lo que ofrecimos en los tres presupuestos anteriores y lo hemos
cumplido; es lo que el Partido Popular dijo en su programa electoral
que iba a hacer, y lo hemos cumplido; es lo que el presidente del
Gobierno ofreció a los grupos parlamentarios y a la sociedad española
en esta Cámara en el debate de investidura, y lo hemos cumplido. En
ese sentido, creo que la credibilidad del Gobierno está sustentada
por los hechos y no por las promesas incumplidas. Estos hechos,
señorías, y no palabras, son los que nos permiten
construir un futuro sobre resultados y no sobre las eternas
promesas que nunca se cumplen.

Son éstos unos presupuestos que se asientan sobre el esfuerzo
realizado, y esto permite al Gobierno presentar a la Cámara unas
cifras que miran hacia el futuro, que responden a nuevos retos y a
nuevas oportunidades que hoy España tiene ante sí por fin. Son
presupuestos de futuro porque sus objetivos son seguir creando empleo
y seguir construyendo una sociedad de bienestar, de progreso y de
oportunidades para todos.

Al final de esta legislatura, señorías, la sociedad española habrá
creado más de 1.800.000 empleos. Es una cifra que, sin duda, nos
satisface a todos, pero que no puede hacernos olvidar que todavía
quedan dos millones y medio de mujeres y hombres en España que no
tienen empleo. Por tanto, necesitamos seguir creciendo y creando
empleo, no podemos permitirnos pasos hacia atrás, y a esa meta
responden los presupuestos del año 2000.

La economía española, como he dicho, señor presidente, ha vivido en
estos tres años y medio una profunda transformación que es,
probablemente, una de las características más importantes de esta
legislatura. La mejor expresión de esta transformación es que
nuestros retos y oportunidades son hoy claramente distintos de los
que teníamos hace cuatro años. Hemos dejado atrás una larga etapa en
que los objetivos eran siempre los mismos porque nunca se alcanzaban,
hemos superado las viejas metas y hoy podemos plantearnos otras
nuevas.

En mayo de 1996, éramos pocos los que confiábamos en las
posibilidades de España para incorporarse al euro desde un primer
momento. Hoy todos sabemos (y creo que todos estamos satisfechos por
ello) que formamos parte del euro por méritos propios, gracias al
esfuerzo del conjunto de la sociedad española. Es más, como he tenido
oportunidad de decir en varias ocasiones en esta Cámara, nuestra
pertenencia al euro ha supuesto un cambio cualitativo junto a otros
países, ya que Europa cuenta hoy con un euro amplio, formado por un
gran número de países, en el cual podemos tener un gran instrumento
para seguir avanzando en la construcción de una Europa unida. Coger a
tiempo el tren del euro ha sido un objetivo que ha presidido los
debates sobre política económica que se han celebrado en esta Cámara
a lo largo de gran parte de las tres últimas legislaturas. Señorías,
es en ésta en la que se ha conseguido, y ahora se trata no ya de
compartir una moneda única, una moneda común con los países más
prósperos de Europa, sino también su nivel de empleo y su nivel de
bienestar.

En 1995 España era uno de los países con mayor déficit público y con
mayor aumento de la deuda de la Unión Europea; es más, después de
firmar el Tratado de Maastricht compartíamos con muy pocos países el
dudoso honor de haber aumentado nuestro déficit público; sin embargo,
desde 1997 nuestras cuentas públicas están más saneadas que las del
conjunto delos países que hemos fundado el euro. En el año 2000,



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nuestro déficit público se situará claramente entre los más
reducidos. En 1995 la Seguridad Social tenía graves problemas
financieros que ponían claramente en peligro su futuro. Aquí hay
todavía responsables de aquella época que, sin duda, saben muy bien a
lo que me refiero. Este año la Seguridad Social está cerca del
equilibrio y en el año 2000 alcanzará el superávit.

La política presupuestaria, por su parte, ha dejado de ser
inflacionista y poco creíble y la economía española ha abandonado la
rigidez que la caracterizaba. Como resultado, los precios se sitúan
desde hace 30 meses en el entorno del 2 por ciento, que es la cifra
que ha fijado el Banco Central Europeo como objetivo de inflación
para toda la zona euro. Prueba de ello es que los precios más
estables, los que determinan la evolución de la inflación a medio
plazo siguen mostrando una tendencia a la desaceleración, incluso en
el año 1999, con una demanda interna muy potente. La política
presupuestaria, señor presidente, señorías, está hoy en el origen
mismo de la estabilidad. Estamos avanzando más deprisa que nuestros
competidores en el proceso de flexibilización y estamos dotándonos de
mayor competencia. Nuestra situación de precios es hoy comparable a
la de los países más dinámicos y creadores de empleo de la OCDE; de
ahí la importancia de profundizar más en la orientación de la
política presupuestaria, en la flexibilización de mercados y en las
políticas de defensa activa de la competencia. Son esas políticas las
que nos han conducido a un contexto de estabilidad sin precedentes en
la economía española. Para ponerles un ejemplo, señorías, por primera
vez, cuando se habla de inflación, ni se exige al Gobierno que
reduzca el déficit público, porque ya lo hace, ni el Gobierno tiene
que decir que la culpa de la inflación la tienen los trabajadores. En
estos momentos se le pide a toda la sociedad que haga esfuerzos, y
especialmente a aquellos que pueden tener mayores beneficios. En este
contexto, señor presidente, señorías, son las empresas y las familias
las primeras y más beneficiadas de esta nueva situación. Todo el
dinero que las administraciones públicas han dejado de pedir a los
mercados financieros para pagar sus deudas ha pasado a disposición de
empresas y familias para financiar sus proyectos de futuro. Antes las
administraciones públicas absorbían 80 de cada 100 pesetas de los
recursos disponibles en el mercado; hoy sólo 20 de cada 100 pesetas
son las que absorben las administraciones públicas, y las otras 80 se
dedican a financiar el crecimiento y el empleo. Se han invertido los
términos en esta cuestión, como en otras muchas que comentaré esta
tarde. Eso es lo que ha hecho en buena medida que hoy sea posible que
en esta legislatura se hayan creado 130.000 nuevas empresas. El
sector público hoy contribuye a aumentar nuestra capacidad de
financiación de la inversión, justamente lo contrario de lo que hacía
en ejercicios anteriores, y así ha dejado de constituir un obstáculo
para prolongar el crecimiento y el empleo. Señorías, podemos crecer
más y durante más tiempo porque el sector público y el privado
contribuyen y colaboran en la generación
de ahorro, pero además nuestras empresas son hoy más competitivas, y
eso claramente también se refleja en los hechos. Se refleja en que
las exportaciones españolas se han comportado mejor que las de
nuestros competidores en la reciente crisis económica y comercial que
hemos vivido, y que ahora están reaccionando positivamente ante la
recuperación del comercio mundial.

El empleo, sin duda, señor presidente, señorías, ha sido, es y sigue
siendo el principal reto de la sociedad española. Pero aquí también
la situación es bien distinta después de esta legislatura. Como ya he
dicho a la Cámara, en estos cuatro años, cuando finalice la
legislatura en marzo del año 2000, la sociedad española habrá creado
más de 1.800.000 empleos, lo cual permitirá que la tasa de paro se
sitúe por debajo del 15 por ciento, teniendo en cuenta que estaba en
el 23 por ciento cuando comenzó la legislatura. Hoy, la economía
española es generadora de empleo. Estamos creando empleo más
intensamente que nunca en el pasado, a un ritmo que triplica la media
de la Unión Europea, Ya no estamos, pues, ante una economía que no
crea empleo o que lo destruye. No estamos ante un problema en cuya
solución desconfíen las españolas y los españoles de hoy. No estamos
en una sociedad donde lo cotidiano sea no encontrar empleo, tener
miedo a perderlo o quedarse sin trabajo. Sin duda queda un largo
camino por recorrer, y quiero volver a recordar la cifra que todos
tenemos presente de dos millones y medio de personas que no tienen
empleo; pero hoy sabemos que, si avanzamos en la dirección que ya
hemos recorrido, el objetivo del pleno empleo es posible y debe ser
un objetivo para la próxima legislatura.

En 1999 este hecho, la creación de empleo en nuestro país, es aún más
importante si tenemos en cuenta la evolución de la economía mundial
en este tiempo. Señorías, por suerte todo apunta a que estamos al
final de la crisis internacional más intensa de toda la década. Hace
uno año por estas fechas en esta misma tribuna se puso en duda
nuestra capacidad para afrontarla. Pues bien, España la ha superado
con éxito. El comportamiento de nuestra economía ha sido radicalmente
diferente del que tenían en el pasado nuestras economías en otras
crisis menos importantes incluso; y seguro que también ha sido mejor
que el comportamiento de la mayor parte de las economías.

Seguramente todos hemos oído más de una vez que cuando los demás
países de la OCDE tosían a nosotros nos tocaba tener una dura
pulmonía. Pues bien, esta vez hemos sido capaces de crecer más, crear
más empleo y, por tanto, seguir avanzando en la convergencia en
bienestar. La evolución de la economía española durante 1999 despeja
cualquier duda sobre qué políticas a decidir hace un año eran las
acertadas. Hoy es quizá un buen momento para plantearnos a dónde nos
hubieran llevado las políticas de los que se opusieron a los
presupuestos de 1999.

Señor presidente, señorías, la transformación de la economía española
permite hoy a las mujeres y hombres de nuestro país fijarse metas más
ambiciosas, nuevas y



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más ambiciosas. Hemos salido del túnel del tiempo y hemos entrado en
una nueva época de oportunidades. Hoy no estamos, como hace tres años
y medio, o como hace cinco, o como hace ocho, ante un problema de
déficit público insostenible y algunos pensaban que crónico. Hoy nos
planteamos, y yo lo digo firmemente, poner en la próxima legislatura
el objetivo del superávit a partir del año 2001. Hoy no estamos ante
el riesgo de no poder pagar las pensiones, hoy no estamos ante
declaraciones de responsables políticos que aconsejan olvidarse de
las pensiones públicas a los españoles que tengan aproximadamente 40
años. Hoy, por el contrario, estamos debatiendo entre nosotros cómo
mejorar la situación de los más desfavorecidos dentro del sistema
público de pensiones, cómo garantizar mejor el futuro del sistema
público de pensiones y sobre cuáles son las políticas de futuro que
nos permiten hacerlo. Además, la mayor parte de nosotros lo estamos
haciendo sin partidismos y sin sectarismos, lo cual me parece
extraordinariamente positivo. (Aplausos.)
La competitividad de nuestras empresas, señor presidente, no está hoy
comprometida por la política presupuestaria. Por eso, hoy podemos
hablar ya de nuevos retos para las empresas españolas más allá de la
competitividad, como son los de la innovación y una mayor presencia
en el exterior. La economía española, como toda la Cámara es
consciente, está desde hace doce trimestres en una senda de
crecimiento sostenible y creador de empleo. Nuestro reto es hoy dar
un salto de progreso que ofrezca oportunidades a todos los españoles
sin que nadie se quede atrás por falta de formación, por tener más de
45 años o por ser mujer. El futuro será mejor que el presente si
continuamos por el camino emprendido y todo esto, señor presidente,
señorías, es exactamente lo que nos pedían los españoles hace cuatro
años. No son palabras sino hechos los que nos han permitido llegar
hasta aquí y sobre todo plantearnos cuatro años más en la misma
dirección, y este presupuesto, señorías, es la garantía de poder
seguir avanzando, seguir creciendo y creando empleo por encima de la
media europea para dentro de cuatro años no sólo tener la misma
moneda sino habernos acercado al mismo nivel de vida.

Esta transformación de la economía española está basada en el
resultado de una política económica realista, flexible y coherente
que la Cámara ha estado debatiendo durante estos cuatro años, una
política capaz de generar la confianza necesaria para llegar a
acuerdos sociales y políticos al final de la legislatura. Seguramente
muchos de ustedes recordarán que la legislatura anterior se terminó
como consecuencia de la incapacidad de la mayoría de entonces, ya que
nadie quisiera pactar con ella. Pues bien, esta legislatura va a
llegar al final con el mismo número o mayor de acuerdos sociales y
políticos que tenía en un principio.

Esta política económica está sustentada en tres ejes: la política
presupuestaria, las reformas flexibilizadoras y de impulso a la
actividad económica y la política de modernización de nuestro sistema
tributario. Desde el
primer momento el Gobierno ha aplicado una política presupuestaria
creíble y orientada a la estabilidad. La reducción del déficit a
través de la contención del gasto está en el origen mismo de la
estabilidad española y de la recuperación del margen de maniobra que
hoy nos permite dedicar más recursos a las prioridades de la sociedad
española.

Hay que recordar aquí que todavía en 1995 se produjo la última
devaluación de la peseta y que no están tan lejos los recortes
sociales de la pasada legislatura. El cumplimiento continuado de los
objetivos ha devuelto la credibilidad a la política económica y ha
contribuido a crear un clima de confianza y de diálogo sin el cual
hubiera sido imposible avanzar en cuestiones tan importantes para los
españoles como las pensiones o la modernización del mercado laboral.

El segundo eje de nuestra política económica, como he dicho,
señorías, es la política de reformas liberalizadoras. Los resultados
del proceso iniciado en junio de 1996 se están reflejando en la
reducción de los precios de los bienes y servicios que antes se
producían o se prestaban por empresas en monopolio, en muchos casos
públicas, y que ahora se están haciendo en competencia. Además, la
creación de nuevas empresas en sectores de futuro está aumentando
nuestra capacidad de crear empleo de calidad y mejor remunerado.

El tercer eje de la política económica, como la Cámara conoce muy
bien, ha sido la política tributaria, que ha jugado un papel
fundamental, señorías, en la transformación de la economía española.

Sin la modernización de los impuestos que hemos llevado a cabo en
estos últimos cuatro años no estaríamos creando empleo a un ritmo de
más de 400.000 nuevos puestos de trabajo al año. Señorías, en mayo de
1996, cuando este Gobierno llegó a las responsabilidades, teníamos un
marco tributario por el cual tres de cada cuatro empresas tenían que
afrontar una subida de impuestos si decidían contratar a una mujer o
a un hombre. En un país que entonces tenía una tasa de paro del 23
por ciento de la población activa se aumentaban los impuestos a las
empresas por el mero hecho de crear empleo. Es cierto que no era a
todas las empresas, a las pequeñas y medianas sí; es decir, a las que
nos han demostrado que son las que pueden crear empleo y son las que
están creándolo en España y en el resto de la Unión Europea. Desde
1996, con las reformas de la tributación de pymes de 1997 y la
reforma definitiva de 1998, esta situación se ha transformado, y por
eso en estos momentos, señorías, todos los meses aparecen 5.000
nuevos retenedores de impuestos de trabajadores. Ésta es la
transformación que los impuestos han permitido en el mercado laboral.

También la entrada en vigor de la reforma del impuesto sobre la renta
de las personas físicas nos ha permitido intensificar la creación de
empleo en un contexto de crisis internacional. Uno de cada seis
empleos creados en el año 1999 se lo debemos al nuevo impuesto sobre
la renta de las personas físicas. Pero, sobre todo, el nuevo impuesto
sobre la renta es más justo



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porque pagan los que no pagaban y pagan más los que más tienen.

(Rumores.) Quienes a cada paso de la reforma fiscal emprendida en
junio de 1996 han querido encontrar una ocasión para vaticinar la
quiebra de la Seguridad Social tienen hoy muchas razones para dar
explicaciones; además, pueden dar explicaciones de la tarifa de 1991
que, si no, las daré yo, y, sobre todo, para replantear sus recetas
económicas. Porque no sólo, señorías, el sistema de la Seguridad
Social está financieramente más saneado que nunca, y no sólo porque
para solucionar los problemas que en 1996 encontramos en la Seguridad
Social hemos seguido un camino bien distinto del de otros. En esta
legislatura, por primera vez en esta década, se han bajado los
impuestos a todos los españoles, pero también por primera vez en esta
década no se ha recortado ningún derecho social a ningún español.

(Aplausos.)
Sin duda, señorías, la reforma tributaria tiene mucho que ver con la
creación de empleo, pero también ha tenido efectos
extraordinariamente positivos, desde el punto de vista recaudatorio,
que han sido exactamente los contrarios a los previstos por quienes
se han opuesto a ella. Señorías, hoy, al final de esta legislatura,
tenemos muchas cosas, pero ésta sin duda, que no teníamos al
principio. Tenemos un sistema tributario más justo, moderno, creador
de empleo y que garantiza mejor la suficiencia de ingresos porque
responde más al crecimiento económico. La elasticidad de los
impuestos se ha duplicado en esta legislatura y en el caso del IVA se
ha multiplicado por tres. Antes, como todos recordábamos, subían los
impuestos y la recaudación, sin embargo, ni siquiera mantenía el
ritmo de crecimiento de la economía. Hoy bajan los impuestos y
recaudamos más. (Rumores.) Hoy, por fin, tenemos un sistema
progresista de recaudación de impuestos en este país. (Rumores.-
Aplausos.) Hoy, señorías, es un secreto a voces para las mujeres y
hombres de la España de hoy, que comprueban que coinciden menores
y mejores impuestos con un mayor crecimiento y empleo y, por tanto, con
una mayor solidaridad. Este es un clarísimo ejemplo, y otro ejemplo,
de la diferencia entre las palabras y los hechos. (Varios señores
diputados: ¡Muy bien!) Señorías, año tras año desde 1996 se han
cumplido holgadamente los objetivos de déficit aprobados por el
Gobierno y por la Cámara. El déficit público se ha reducido del 7,1
del producto interior bruto en 1995 hasta el 1,4 en 1999, según la
documentación que obra en poder de sus señorías. Tengo que
anunciarles en este debate de presupuestos que el déficit de final de
1999 será distinto del que está en los libros entregados a la Cámara
hace un mes, exactamente será una décima menos. El déficit del año
1999 será del 1,3 para el conjunto de las administraciones públicas
y del 1,1 para el Estado y la Seguridad Social, lo que supondrá una
mejora notable de las posibilidades de futuro de nuestra economía.

Señor presidente, las medidas de disciplina presupuestaria aprobadas
por el Gobierno y por esta Cámara en el año 1996 con el apoyo de los
grupos parlamentarios
que nos respaldan y con el voto en contra de otros grupos
parlamentarios están, sin duda, dando resultados, porque, para
empezar, los presupuestos que aprueba esta Cámara se cumplen. El
grado de ejecución de los presupuestos se ha situado en los últimos
tres años por encima del 98 por ciento, casi cuatro puntos por encima
de la media de 1986 a 1996, y el porcentaje de modificaciones se ha
reducido desde más del 10 por ciento al 4 por ciento. A pesar de las
dudas expresadas por algunas de SS.SS. en relación a los presupuestos
de 1999, los ingresos superarán las previsiones iniciales en más de
460.000 millones de pesetas. Estos recursos son los que nos han
permitido reducir el déficit público en tres décimas y llevar a cabo
dos cuestiones que yo creo que la Cámara respalda como modificaciones
de crédito: una es empezar a pagar la cuenta del síndrome tóxico que
esta sociedad tenía desde hace 15 años y la otra es financiar la ley
aprobada por esta Cámara de protección a las víctimas del terrorismo.

Lo importante, señorías, en esta legislatura es que nos acercamos a
un nuevo escenario de política presupuestaria, un escenario en el que
es posible, está al alcance de nuestra mano, satisfacer las
necesidades de los españoles de hoy sin endeudar a los españoles de
mañana. Esa es la posibilidad que tenemos al alcance de la mano y la
ejecución del presupuesto de 1999, como la de 1998 y como la de 1997,
nos permite plantear como objetivo de déficit para el año 2000 el
equivalente al 0,8 por ciento del producto interior bruto, siendo la
primera vez que nuestro país presenta un objetivo de déficit mejor
que el que incluían los programas de estabilidad o de convergencia.En
ese sentido, vuelvo a reiterar que el objetivo de superávit para la
próxima legislatura es plenamente alcanzable. En el año 2000, como he
dicho, el gasto crecerá menos que la economía y, por tanto, seguirá
perdiendo peso en la riqueza generada por los españoles cada año,
dejando más espacio para las actividades emprendedoras. Además esta
contención del gasto descansará en la moderación del gasto corriente
que, si no se tienen en cuenta las aportaciones extraordinarias a la
separación de fuentes, crece un 3,3 por ciento frente a un
crecimiento de las inversiones del 6,6 por ciento. Las inversiones
van a ser muy superiores al déficit público, lo que significa que ya
sólo incurrimos en déficit público para financiar menos de la mitad
del déficit inversor pagando los intereses de la deuda. Si SS.SS.

quieren hacer el ejercicio de considerar cuál es la situación
presupuestaria primaria, es decir, sin tener en cuenta los intereses
de la deuda, comprobarán que tenemos un superávit de dos billones de
pesetas, lo cual quiere decir que a partir de ahora solamente nos
estamos endeudando para pagar la deuda del pasado. Y el fruto de este
elevado saldo primario es lo que nos permite que la deuda pública en
España empiece a bajar en esta legislatura, por primera vez en la
década, desde el 63 por ciento el año pasado al 62 por ciento en el
año 2000. Como yahe señalado, la reducción del déficit seguirá
recayendo



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sobre el gasto y es la garantía de las políticas prioritarias para el
Gobierno: la sanidad, las pensiones la educación, las políticas
activas de empleo, las infraestructuras y la investigación y
desarrollo.

Sin duda, se podrá decir que estas políticas han sido prioritarias
para todos los gobiernos, pero, una vez más, una cosa es decir y otra
cosa es hacer, porque, al final, lo que era prioritario en los
presupuestos hasta el año 1996 eran la deuda y la factura del
desempleo. Así, ustedes pueden comprobar que para financiar estas
políticas que he mencionado, es decir, sanidad, pensiones, educación,
empleo, infraestructuras e investigación y desarrollo, en el año 1995
se dedicaban 45,5 pesetas de cada 100 que aprobaba la Cámara y en el
año 2000 se dedicarán 53,4 pesetas de cada 100 que apruebe la Cámara;
es decir, ocho pesetas más de cada 100, lo cual supone que en el año
2000 vamos a dedicar a estas políticas 4,8 billones de pesetas más
que en 1995. Éste es un ejemplo más de las diferencias entre las
palabras y los hechos.

Paso, señor presidente, a mencionar las políticas más importantes que
contiene el presupuesto y que he agrupado en seis apartados que me
parecen especialmente relevantes desde el punto de vista del futuro:
primero, el empleo; segundo, la educación y la innovación
tecnológica; tercero, la protección social; cuarto, la vivienda;
quinto, las infraestructuras, y sexto, la modernización de
instituciones básicas del Estado.

En el año 2000, el empleo seguirá contando con un fuerte respaldo
presupuestario. Además de los instrumentos que se han venido
potenciando a lo largo de la legislatura, los presupuestos para el
año que viene tienen dos importantes novedades: la renta activa de
inserción y la reducción de los costes no salariales de la
contratación estable. Incluyendo estos dos nuevos instrumentos de
empleo, el esfuerzo presupuestario neto aumenta más de un 22 por
ciento sobre el año anterior.

Como ya he señalado a SS.SS., el progreso de la sociedad española en
estos cuatro años nos permite plantearnos hoy nuevas metas y,
hablando de empleo, hemos de tener en cuenta -y vuelvo a repetirlo-
que en España hay todavía dos millones y medio de personas sin
empleo, que todavía uno de cada tres empleos es temporal y que la
tasa de paro femenino es el doble que la tasa de paro masculino. Por
tanto, no puede haber otros objetivos que no sean estos.

Los presupuestos para el 2000 avanzan precisamente en la dirección de
resolver esas necesidades, dentro de un entorno europeo dominado por
el euro, es decir, dominado por la competitividad para mantener
nuestros puestos de trabajo. Buscando competitividad, en 1999 hemos
reducido la brecha fiscal de los salarios, gracias al nuevo IRPF, en
700.000 millones de pesetas y en el año 2000 el Gobierno inicia el
camino a seguir durante los próximos años: la reducción de la carga
no salarial de los contratos estables a través de las cotizaciones
sociales. Asimismo, el Grupo Parlamentario Popular va a proponer a la
Cámara una rebaja del IVA de algunos
de los sectores más intensivos en empleo para cumplir el mandato del
reciente Ecofin de la Unión Europea, lo cual nos va a permitir
aumentar las posibilidades de empleo en sectores especialmente
intensivos en mano de obra.

La sociedad española espera de nosotros un mayor esfuerzo para los
desempleados sin protección y, al mismo tiempo, más oportunidades de
empleo que permitan a quienes más dificultades encuentran para
incorporarse al mercado laboral recuperar el control de sus vidas
fuera de los subsidios. La renta activa de inserción que está
prevista en estos presupuestos, que ya he mencionado y que ahora
explicaré, precisamente responde a estos desafíos.

Con la reducción que les he comentado de las cuotas de los contratos
estables, que beneficiará a más de seis millones de trabajadores, se
inicia una reducción permanente de los costes no salariales de empleo
indefinido si España quiere realmente competir con fuerza en la
próxima legislatura y, al mismo tiempo, un abaratamiento de los
contratos estables frente a los contratos temporales.

Señor presidente, desde el comienzo de esta legislatura 750.000
mujeres más tienen empleo. Estamos, por tanto, ante un proceso de
generación de empleo intenso para todos, pero especialmente en el
caso de las mujeres. Este proceso ha permitido reducir el paro
femenino en 350.000 mujeres en un período en el que su ritmo de
incorporación al mercado de trabajo ha sido cinco veces superior al
de los hombres. Sin embargo -y no me cansaré de decirlo-, todavía
queda un largo camino por recorrer hacia la verdadera igualdad de
oportunidades. Sin duda, se han dado pasos importantes, como el coste
cero de la maternidad, los incentivos a la contratación estable de
mujeres o la reciente ley de conciliación de la vida laboral y
familiar aprobada por esta Cámara. Casi 600.000 españolas tienen un
contrato estable celebrado al amparo de las modalidades del año 1997.

La maternidad ya no representa para las empresas una carga adicional
y ya no se puede despedir a una mujer por el simple hecho de estar
embarazada. Pero, vuelvo a repetir, aún estamos muy lejos de donde
tenemos que llegar. La igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres exige corregir un claro desequilibrio que existe hoy. A este
objetivo responde la reducción selectiva de cuotas para el empleo
estable, que el próximo año se concentrará en dos áreas prioritarias:
la incorporación de la mujer a los sectores donde está claramente
infrarrepresentada y los parados de larga duración. Señorías, entre
estos hay más de 60.000 que se encuentran en una situación
especialmente difícil: son personas mayores de 45 años, con poca
formación, con responsabilidades familiares y que además han agotado
las prestaciones. A estas personas, señorías, se dirige el nuevo plan
de reinserción laboral que el Gobierno pondrá en marcha cuando entre
en vigor esta ley de presupuestos. Este plan contempla, por un lado,
un programa personalizado de formación y de búsqueda de empleo y, por
otro, una ayuda que asciende al



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75 por ciento del salario mínimo interprofesional, vinculada a la
realización de tareas de interés social o una mejora en la formación.

El Gobierno está convencido de que la capacitación es clave para el
empleo, y por ello los presupuestos para el año 2000 dan un nuevo
impulso a la formación profesional ocupacional, que contará con un 15
por ciento más que en el año 1999 y el doble que en 1996.

La segunda política de futuro es, sin duda, la que se refiere a la
educación y a la investigación y desarrollo. La ciencia y la
tecnología -todos somos conscientes- están transformando el mundo en
el que vivimos y mucho más el de los próximos años. Estamos
asistiendo a cambios rápidos y muy profundos que, sin duda, plantean
retos importantes pero que ante todo representan grandes
oportunidades. España puede y debe estar entre los primeros. La
sociedad del siglo que viene estará basada en el conocimiento y en
ella las claves para el crecimiento, el empleo y el bienestar serán
el capital humano y la capacidad de innovación. Aquí es donde juega
un papel crucial la política educativa y la política de investigación
y desarrollo.

Empezaremos por la primera. El desafío presupuestario de esta
legislatura en materia educativa era un pequeño detalle que se les
había olvidado a los que aprobaron la Logse, que era financiarla.

Pues bien, con el crecimiento del presupuesto de educación en esta
legislatura hemos conseguido cumplir ese objetivo. El Gobierno
plantea a la Cámara profundizar en los instrumentos que sustentan la
igualdad de oportunidades en la educación a través de la política de
becas, de las becas universitarias para permitir el traslado de
estudiantes entre autonomías, con una política decidida de
abaratamiento de los libros de texto mediante la concesión de 325.000
ayudas que han sido creadas por el Partido Popular a partir del año
1997, y también apostando por la calidad, especialmente en temas
referidos a las tecnologías y a la enseñanza de idiomas, en los que,
por ejemplo, podemos destacar los proyectos de Aldea Digital y
también la enseñanza de idiomas a los más pequeños, con implantación
experimental de lengua extranjera en el primer ciclo de educación
infantil y en el segundo ciclo de educación primaria.

No quiero dejar de mencionar, señor presidente, que también en la ley
de medidas, en temas educativos se posibilita a los alumnos de
formación profesional que hayan superado el grado medio que accedan
al grado superior mediante una prueba o un curso y evitar así que
aquellos que tienen una verdadera vocación de especializarse vean
frustradas sus expectativas, siguiendo en esto un claro mandato de
esta Cámara.

Quisiera hablar ahora, señor presidente, de la innovación
tecnológica. Durante este legislatura ha aumentado el presupuesto de
investigación y desarrollo en aproximadamente un 150 por ciento. En
cuatro años se ha hecho un esfuerzo considerable, sobre todo teniendo
en cuenta que en los cinco años anteriores se redujo el presupuesto
en investigación y desarrollo. Pero no era caso que precisamente en
el final del siglo XX perdiéramos
una oportunidad, y por eso creo que hemos hecho bien en
acelerar los esfuerzos, como demuestran las cifras presupuestarias.

Sin embargo, señor presidente, señorías, estamos aún muy lejos de lo
que deben y pueden ser nuestros objetivos. Nuestro sistema científico
y tecnológico es aún pequeño, es productivo en ciencia pero
deficitario en desarrollo tecnológico, lo que quiere decir que no hay
un aprovechamiento suficiente de los resultados científicos por parte
de nuestras empresas. Y, además, claramente no tenemos una cultura
tecnológica propia. Me gustaría darles muy brevemente algunos datos.

La inversión conjunta pública y privada en España alcanza casi el 1
por ciento del producto interior bruto, cuando en el conjunto de la
Unión Europea se acerca al 2 y en los países más avanzados supera el
3 por ciento. Sólo cinco de cada 1.000 trabajadores españoles se
dedica a la investigación y desarrollo, poco más de la mitad de lo
que sucede en Europa. Nuestra balanza tecnológica es muy deficitaria.

En las últimas cifras disponibles hemos pagado 157.000 millones de
pesetas por compra de tecnología y sólo hemos ingresado 24.000
millones. Por lo tanto, nuestro objetivo es que en la primera década
del próximo siglo España esté entre los países con mayor capacidad
innovadora y sin duda conseguir este objetivo exige dedicar más
recursos financieros y humanos, públicos y privados a la generación
de conocimiento y al desarrollo tecnológico. Las personas debemos ser
sin duda las destinatarias de estas políticas, y el instrumento para
conseguirlo es la innovación tecnológica. Este es precisamente el
gran cambio que introduce el Plan para el periodo 2000-2003, que
aprobará el Gobierno en el mes de noviembre, con la incorporación de
la innovación tecnológica como factor imprescindible para asegurar la
rentabilidad social y económica de la inversión.

Uno de los objetivos que el Gobierno quisiera compartir con la Cámara
es que en el año 2003 España invierta el equivalente al 1.3 del PIB,
situándonos en ese momento en el nivel de Italia. No queremos que
cinco de cada 1.000 trabajadores sino siete de cada 1.000
trabajadoras y trabajadores españoles se dediquen a actividades de
investigación y desarrollo. Por lo tanto, necesitamos incentivar a
nuestros científicos, estimular nuevas vocaciones y atraer a los
españoles que investigan fuera de nuestras fronteras.Otro objetivo
que nos gustaría compartir con la Cámara es que sean las empresas las
que ejecuten la mayor parte de estos presupuestos de investigación y
desarrollo, dos tercios de los mismos, superando la cifra de la
mitad, que es lo que están ejecutando en este momento. Y un último
objetivo es que en vez de que sea innovadora una de cada 10 empresas,
en el año 2003 lo sea una de cada cuatro. El Gobierno está convencido
de que España reúne las condiciones para dar un salto de progreso
tecnológico en los próximos años. Pero, señorías -y esta es una
cuestión que está en estos presupuestos- una vez más los impuestos no
están a la altura de nuestras necesidades. Hemos tenido que
transformar totalmenteel tratamiento tributario de la investigación y



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desarrollo y definir la innovación tecnológica, como pueden comprobar
SS.SS. en la ley de medidas. Entonces, si se aprueba, dotaremos a
nuestro país de uno de los mejores sistemas de incentivos del mundo
para la innovación y la investigación.

Sin duda, los procesos de liberalización en marcha y los que se han
producido permiten que nuevos horizontes se abran en sectores de
futuro. Para que se hagan una idea SS.SS., el hecho de que en esta
legislatura se haya desbloqueado la instalación en España de redes de
cable permitirá una inversión que alcanzará el billón de pesetas. (El
señor vicepresidente, Fernández- Miranda y Lozana, ocupa la
Presidencia.) Y también la estabilidad macroeconómica, es decir, la
pertenencia al euro, los bajos tipos de interés y los horizontes
amplios permiten un nuevo marco que favorece la iniciativa de los más
emprendedores. Dar este salto está sin duda en manos de la sociedad
española y esta Cámara debe saber que este es el camino que debemos
de seguir. Hemos de ser conscientes de que en la innovación
tecnológica radica una de las bases de nuestro futuro, del empleo del
mañana y de la igualdad de oportunidades.

El tercer eje de política de futuro, señor presidente, lo configura
nuestro sistema de protección social. Los esfuerzos que hemos
realizado en esta legislatura en la separación de fuentes y en la
lucha contra el fraude han sido sin duda decisivos para que hoy
tengamos una Seguridad Social saneada. Pero, una vez más, lo más
importante ha sido el empleo. Desde el comienzo de la legislatura se
han sumado al sistema de Seguridad Social más de dos millones de
nuevos cotizantes, sin los cuales hubiera sido imposible afrontar el
saneamiento del sistema o la mejora de las prestaciones. Señorías,
los presupuestos del año 2000 dan cumplimiento al mandato legal de
garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de todas las
pensiones y además, siguiendo las recomendaciones del Pacto de
Toledo, mejorar las pensiones más bajas. El acuerdo alcanzado por el
Gobierno, los interlocutores sociales y una gran parte de los grupos
parlamentarios de esta Cámara el pasado mes de septiembre se
traducirá en una mejora de entre tres y cuatro puntos por encima de
los precios de las pensiones de tres millones de españoles, con un
coste, que está en los presupuestos, de 61.000 millones de pesetas.

Quiero volver a repetir que este acuerdo se produce en el marco del
actual Pacto de Toledo. El desarrollo del pacto, emprendido por el
Gobierno con la remisión de la Ley de consolidación y racionalización
de la Seguridad Social ha permitido aumentar el poder adquisitivo de
los pensionistas en nuestro país en 400.000 millones de pesetas hasta
el año 1999 y por tanto en el conjunto de la legislatura en 461.000
millones de pesetas, además de mejorar otras pensiones como las de
viudedad y orfandad.

El desarrollo del Pacto de Toledo también nos permite hoy hablar de
la situación financiera de la Seguridad Social, que es absolutamente
distinta a la de hace cuatro años. Quiero recordar a la Cámara que en
1995
la Seguridad Social tenía un déficit de más de 500.000 millones de
pesetas, a lo que había que añadir 100.000 millones de pesetas en
pólizas bancarias. El proceso de separación de fuentes ha supuesto
que esa cifra, junto con el crecimiento del empleo, se reduzca en el
año 1999 a 50.000 millones frente a los 600.000 de que estábamos
hablando en el año 1995, encontrándonos en una situación en el año
2000, como he dicho, de un superávit de aproximadamente 90.000
millones.

El proceso de separación de fuentes ha permitido que a partir del año
1999 el gasto sanitario se financiecon aportaciones del Estado,
cuando todavía en 1995 una de cada cinco pesetas que financiaba el
gasto sanitario procedía de la Seguridad Social. Los presupuestos del
año 2000 dan un nuevo impulso a la separación de fuentes, haciendo
que la totalidad de las prestaciones sociales se financie a partir
del próximo año con impuestos, lo que supone una partida de 215.000
millones de pesetas. Fruto de este esfuerzo, como he dicho, es que la
Seguridad Social pasará a tener un superávit en el año 2000. Además,
como SS.SS. conocen, los presupuestos del 2000 crean un fondo de
reserva con una dotación inicial de 60.000 millones de pesetas como
garantía de futuro de nuestro sistema de protección social, lo que
sin duda nos iguala con este instrumento a los países más avanzados.

Hoy la Seguridad Social es al mismo tiempo una garantía más sólida de
cohesión social, pero también es una garantía de sostenibilidad
presupuestaria.

Sin duda, con la educación y con las pensiones públicas, la sanidad
pública es uno de los mejores instrumentos para la redistribución de
la riqueza. El gasto en sanidad crece en el año 2000 un 8 por ciento
y se situará en cuatro billones 451.000 millones de pesetas, es
decir, un billón de pesetas más que en el año 1995. El acuerdo
alcanzado con todas las comunidades autónomas nos ha dotado de un
sistema de financiación de la sanidad que está permitiendo mejorar la
calidad y que ha acabado con la existencia de un déficit encubierto
que pagaban los usuarios con las listas de espera y las comunidades
autónomas a través de su endeudamiento. Los presupuestos para el año
2000 incluyen además los 25.000 millones de pesetas adicionales que
estaban pactados en el sistema de financiación y que van unidos a
mejoras de la calidad. Y con ello quisiera mencionar a la Cámara que
en el año 2000, frente a las 95.000 pesetas por persona que se
dedicaban a la sanidad en España, se dedicarán 116.000 pesetas.

El esfuerzo por calidad del sistema sanitario tiene uno de sus más
claros reflejos en la reducción de listas de espera, que es, y sin
duda sigue siéndolo, un mal sistema para reducir el gasto sanitario.

Hemos hecho esfuerzos importantes, como la reducción de la espera
quirúrgica en más de 60.000 personas y una reducción de demoras de
210 días a 60, que, aunque siguen siendo cifras que preocupan a los
que las sufren, son sensiblemente inferiores.

El Gobierno quiere seguir avanzando de manera decidida en la
dirección de una sanidad pública de



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mayor calidad y para ello en el año 2000 se construirán, por ejemplo,
10 nuevos hospitales, se reformarán 57 y se pondrán en marcha 87
nuevos centros de salud. Además, quisiera informar a la Cámara de
que, en relación con las medidas para controlar el gasto
farmacéutico, los resultados hasta la fecha han sido los siguientes:
se ha producido un ahorro de más de 110.000 millones de pesetas y en
el conjunto de los próximos dos años esta cifra se elevará hasta los
300.000 millones de pesetas.

Las políticas de solidaridad, señor presidente, son aquellas, como
bien sabemos, que complementan nuestro sistema de protección social
con actuaciones que se dirigen a mejorar el bienestar, la
solidaridad, la igualdad, la protección y la cobertura de los
colectivos más vulnerables y desfavorecidos y estas políticas van a
crecer en el año 2000 más de un 13 por ciento. Quisiera destacar
dentro de estas políticas cuatro actuaciones: las que se refieren a
la integración social de los inmigrantes, que crece en un 43 por
ciento; el plan de acción integral de discapacitados, que tiene una
dotación de 700 millones de pesetas y el plan gerontológico, cuya
partida había sido congelada por el Gobierno anterior y que el
Gobierno del Partido Popular aumenta en más de 2.000 millones de
pesetas para llegar a casi 6.000 millones en el año 2000. Asimismo,
quisiera mencionar en estas políticas de solidaridad el desarrollo de
las medidas que favorecen la conciliación entre la vida laboral y la
vida familiar y a las que se destinarán más de 3.000 millones. Este
incremento presupuestario, junto a la ley que ha aprobado
recientemente la Cámara, permite avanzar en políticas de igualdad de
oportunidades y de mayor incorporación de la mujer al mercado de
trabajo.

La cuarta política de futuro, señor presidente, es, en nuestra
opinión, la vivienda. Sin duda, una de las consecuencias de la
política de estabilidad ha sido la mayor capacidad que tienen hoy las
familias españolas para comprarse su propia casa. Hemos de tener en
cuenta que si en 1995 los españoles dedicaban 36 pesetas de cada cien
de su salario a comprar o a financiar su vivienda, hoy dedican 25. Y,
en ese sentido, eso ha abierto la puerta a que muchas familias y
muchos jóvenes puedan tener acceso a la vivienda.

A lo largo de esta legislatura se han tomado muchas e importantes
medidas de vivienda, y sólo voy a mencionar algunas: las que se
refieren a los intereses hipotecarios, que ya he mencionado, la
posibilidad de trasladarse de hipoteca sin coste, el abaratamiento
del coste fiscal de la vivienda, la reducción de costes registrales
y de fe pública y, además, medidas para evitar y reducir, en las
competencias de esta Cámara, la especulación urbanística.

El presupuesto de política de vivienda contará en el año 2000 con
casi 110.000 millones de pesetas y realizará 145.000 actuaciones.

Además, los presupuestos para el 2000 incluyen, como no podía ser de
otra manera, la aplicación de la compensación prevista en el nuevo
impuesto sobre la renta de las personas físicas,
para que ningún contribuyente pueda verse perjudicado en su vivienda,
en propiedad o en alquiler, como consecuencia de la transformación
del impuesto sobre la renta de las personas físicas. Pero no hay duda
de que tenemos que seguir avanzando.

Señor presidente, todavía hay muchos jóvenes españoles que quieren
empezar su vida fuera del hogar de sus padres y no tienen capacidad
económica para hacerlo. Esta Cámara y el conjunto de las
administraciones públicas hemos de ser conscientes de que los costes
de los compradores de una primera vivienda son más altos como
consecuencia, en parte, de la financiación de las entidades locales.

Por ello, hemos de establecer -y yo creo que es el momento de
planteárselo- un pacto entre las administraciones públicas que
permita acuerdos que modifiquen sustancialmente la situación de
creación de suelo urbano en nuestro país y también que haga más
transparentes los sistemas de financiación de las administraciones
públicas. (Aplausos.)



La quinta política de futuro es, señor presidente, la inversión
pública. La inversión en infraestructuras crecerá un 7,7 por ciento
en el año 2000 y se situará en un billón 208.000 millones de pesetas,
casi 300.000 millones de pesetas más que en 1995. El conjunto del
esfuerzo inversor del Estado pasará de dos billones 236.000 millones
en el año 1995 a tres billones 300.000 millones en el año 2000, lo
cual quiere decir un billón 60.000 millones más.

El esfuerzo de inversión pública, señor presidente, sin duda tiene
que ser uno de los elementos más importantes de la cohesión
territorial. En eso tenemos que tener en cuenta cuáles son las
experiencias españolas recientes. Desde nuestra incorporación a la
Comunidad Europea en 1986 hasta el año 1996, que son los últimos
datos de que disponemos, nos encontramos con que la diferencia entre
regiones ricas y regiones pobres en España ha aumentado. Así, las
regiones Objetivo 1, es decir, las regiones que se sitúan por debajo
del 75 por ciento de la renta media europea, están hoy no en el 86
por ciento de la media española, sino en el 84 por ciento. (El señor
presidente ocupa la Presidencia.) Hemos de tener en cuenta que uno de
cada tres españoles sin empleo reside en dos de ellas, Andalucía y
Extremadura. Es, por lo tanto, imprescindible recuperar el tiempo
perdido en las políticas de cohesión territorial. En ese sentido, el
plan de desarrollo regional que el Gobierno va a enviar a Bruselas,
después de haberlo debatido con las comunidades autónomas, supone un
incremento del 65 por ciento en los recursos, hasta unos tres
billones 700.000 millones de pesetas anuales, para un total de 26
billones de pesetas en los siete años de vigencia.

Quisiera para terminar, señor presidente, referirme a dos cuestiones
que atañen a estos presupuestos. Por un lado, la mejora de la
Administración de justicia, cuyo presupuesto crecerá para el año 2000
por encima del 7 por ciento y se destinará fundamentalmente a
completar definitivamente la Ley de demarcación y planta judicial



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y a cubrir las previsiones contenidas en la nueva Ley reguladora de
la jurisdicción contencioso-administrativa. Me parece importante que
apreciemos el esfuerzo que se ha realizado en estos casos. Entre el
año 1996 y el año 2000 se habrán creado 526 nuevas plazas de jueces y
magistrados, frente a 134 en la legislatura anterior; casi 400 nuevos
órganos judiciales, frente a 85 en la legislatura anterior y más de
200 agrupaciones de juzgados de paz frente a ninguna en la
legislatura anterior. Además, cuando en el año 1996 sólo la mitad de
los juzgados estaban informatizados, al final de esta legislatura lo
estará el cien por cien de los juzgados.

Por lo que se refiere a las Fuerzas Armadas, y muy brevemente, señor
presidente, hay dos prioridades en los presupuestos del año 2000. La
primera es la supresión del servicio militar obligatorio. En el año
2000 se incorporarán 17.500 nuevos efectivos, con lo que al final del
año habrá 85.000 efectivos profesionales y se alcanzará así la cifra
que ha pactado esta Cámara para los próximos años. Como saben SS.SS.,
a partir del año 2002 ya no habrá soldados de reemplazo en España. La
segunda prioridad del presupuesto de Defensa es la plena integración
de España en la estructura militar de la OTAN, que se ha consolidado
en 1999, y en otras organizaciones internacionales de defensa, como
el cuerpo de ejército europeo.

Antes de finalizar, señor presidente, me gustaría hacer referencia a
la financiación autonómica. En este momento tenemos los datos de la
liquidación definitiva del año 1997, que creo que pueden interesar a
la Cámara. También querría hacer alguna reflexión sobre cuáles eran
los objetivos del sistema de financiación autonómica, que, como la
Cámara recuerda, eran la suficiencia, la solidaridad y la
corresponsabilidad. En lo primero, y con los datos que ya conocemos,
podemos comprobar cómo las autonomías que aceptaron el sistema han
tenido claramente una mejora de financiación con respecto a las
autonomías que decidieron no aceptarlo. Hay una mejora en la
suficiencia de recursos financieros en el nuevo sistema. Pero además,
como SS.SS. conocen y yo quiero reiterar, son precisamente las
autonomías que tienen una menor renta per cápita las que van a ver
mejorada su financiación en mayor nivel y por tanto encontramos que
el sistema responde al principio de solidaridad.

Por último, en el principio de corresponsabilidad, que, como sabe la
Cámara, ha sido aplicado por 9 comunidades autónomas de las 11 que
aceptaron el modelo, podemos comprobar cómo los ingresos impositivos
medios de las comunidades autónomas están hoy representando el 50 por
ciento de su financiación, cuando con el antiguo sistema
representaban el 26 por ciento. Sólo hay 3 comunidades autónomas que
rechazaron el modelo y que tengo que decir que hubieran obtenido de
forma clara mejoras financieras con el mismo. La liquidación
definitiva del año 1997 nos indica que Andalucía, Extremadura y
Castilla-La Mancha han perdido 30.000 millones de pesetas en el año
1997. Pero si consideramos el período de la legislatura,
es decir, desde 1997 hasta el año 2000, puesto que ya
conocemos cuáles van a ser las cantidades entregadas a cuenta, la
pérdida de estas 3 autonomías será de 166.000 millones de pesetas.

(Rumores.-Un señor diputado: ¡Qué barbaridad!) Si me lo permite,
señor Almunia, como el responsable es usted, que no les permite
aceptar el modelo de financiación para poder hacer oposición al
Gobierno, le diré que medite seriamente si es posible que Andalucía
pierda 147.000 millones en la legislatura, si es posible que
Castilla-La Mancha pierda 9.000 millones en la legislatura, y si es
posible que Extremadura pierda 11.000 millones en la legislatura,
para que S.S. pueda intentar hacer oposición al Gobierno. (Aplausos.)
Señor presidente, señorías, en esta legislatura, la sociedad española
ha protagonizado una muy intensa transformación. Muchos de los retos
que hace cuatro años se veían como inalcanzables son hoy una
realidad. España es hoy un país estable y abierto al mundo, donde los
españoles emprendedores tienen hoy su mejor espacio de oportunidades.

Tenemos uno de los sistemas tributarios más modernos y eficientes.

Estamos avanzando en la simplificación administrativa y quienes estén
dispuestos a crear y a correr nuevos riesgos o quieran impulsar los
que están realizando ahora tienen en España no sólo una oportunidad,
sino -si SS.SS. me lo permiten- la complicidad del Gobierno y del
conjunto de la sociedad española.

En esta legislatura -como he dicho- se habrán creado hasta marzo del
año 2000 más de 1.800.000 empleos. Pero nuestro desafío todavía es
muy alto. Dos millones y medio de personas, de mujeres y hombres, en
España, que no tienen empleo. Por tanto, es el empleo, y en el futuro
lo seguirá siendo, el mejor instrumento de distribución de la
riqueza, pero también la mejor garantía de presente y de futuro de
nuestro sistema de protección social. La creación de empleo,
señorías, junto al desarrollo del actual Pacto de Toledo y la lucha
contra el fraude, es lo que nos ha permitido hoy tener un sistema de
protección social mejor y con un futuro más garantizado. Además,
señorías, en esta legislatura, por primera vez, nos hemos incorporado
a tiempo a uno de los grandes avances en el proceso de construcción
europea. Las españolas y los españoles este año hemos contribuido con
nuestra propia transformación a la fundación de un euro amplio y
podemos sentirnos orgullosos de ello. Si me lo permiten, señorías,
podríamos decir que en estos cuatro años los españoles, sin duda,
hemos hecho más España. Estamos entre los países con más capacidad de
crecimiento y de creación de empleo. Y, en mitad de una crisis
financiera internacional, no sólo hemos sido capaces de seguir
avanzando hacia nuestros propios objetivos sino que también hemos
sido capaces de pensar en los objetivos de otros, especialmente de
los que tenían mayores problemas.




Precisamente en esta legislatura esta Cámara ha aprobado una Ley de
Cooperación, que constituye uninstrumento fundamental para mejorar y
hacer más eficaz



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la lucha contra la pobreza en los países menos desarrollados. Y con
la remisión a esta Cámara de esta ley por un Gobierno del Partido
Popular hemos querido estar a la altura de lo que la sociedad
española demanda hoy, que es solidaridad internacional. La España que
deja atrás el siglo XX es una España con mayor capacidad para
afrontar sus propios retos, para aprovechar sus oportunidades, para
defender sus intereses, pero también para promover sus valores en el
mundo. La sociedad española se puede hoy plantear nuevas metas porque
muchos de nuestros viejos objetivos se han cumplido y muchos en esta
legislatura.

Uno de los más importantes objetivos que tenemos ante nosotros es
alcanzar el pleno empleo en los primeros años del próximo siglo,
continuando por el camino económico de la reducción de los costes y
del aumento de la competitividad. Para conseguir esto, sin duda,
necesitamos una estabilidad como la que trasmite este presupuesto,
necesitamos una mayor capacidad de innovación, necesitamos que todas
las regiones españolas avancen al mismo ritmo en el progreso y, si es
posible, las menos desarrolladas más deprisa. Y para ello queremos
que todas las españolas y todos los españoles tengan, no una, sino
todas las oportunidades que necesiten para sumarse y enriquecer este
proyecto compartido de España.

El Gobierno del Partido Popular está convencido de que la sociedad
española puede dar en los primeros años del siglo XXI un gran salto
de progreso, que nos equipare a los países más prósperos de Europa.

En estos cuatro años hemos sido capaces de cumplir nuestros objetivos
y no a base de promesas estériles sino con resultados reales. Los
españoles lo saben. Saben que, en democracia, la política se hace
desde la gestión realista, transparente y eficaz de sus intereses. Y
esa credibilidad sobre los hechos es la que permite acuerdos
y consensos. Es seguro que hay muchos españoles, muchas españolas, que
no comparten muchas de nuestras posiciones, ni la del Gobierno ni la
de los grupos parlamentarios que le apoyan, pero hoy en la sociedad
española hay un grado de estabilidad y de consenso que se basa en la
confianza mutua.

Estos presupuestos para el año 2000 son los últimos del siglo y de la
legislatura y los que tienen que abrirnos las puertas del próximo. El
Gobierno está convencido de que responden a los objetivos que hoy
quieren los españoles, el empleo, la igualdad de oportunidades y la
solidaridad, y por eso pido el respaldo de la Cámara a los mismos.

Muchas gracias. (Prolongados aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor vicepresidente del Gobierno.

Como anticipábamos, han presentado enmiendas de totalidad de
devolución el Grupo Socialista, el Grupo Federal de Izquierda Unida,
y varias del Grupo Mixto.

Para defender su enmienda de devolución, en nombre del Grupo
Socialista, tiene la palabra su presidente, don Joaquín Almunia.

El señor ALMUNIA AMANN: Señor presidente, señorías, voy a defender
esta tarde, en nombre del Grupo Socialista, el rechazo a los
presupuestos que nos presenta el Gobierno y, por tanto, voy a pedir a
la Cámara la devolución de los mismos para su reelaboración. (Rumores
y protestas.)



El señor PRESIDENTE: ¡Silencio, señorías! (Pausa.)
Adelante, señor Almunia.




El señor ALMUNIA AMANN: Gracias, presidente.

Son unos presupuestos regresivos, que reflejan resignación ante una
distribución de la renta y la riqueza que está evolucionando en
España de manera injusta e insolidaria. Son unos presupuestos que
ustedes quieren hacer pasar por sociales, pero que reciben el aplauso
entusiasta de José María Cuevas, presidente de la patronal, mientras
los sindicatos se manifiestan contra ellos. Son unos presupuestos que
aumentan la presión fiscal, aunque ustedes presumen de bajar los
impuestos. Son unos presupuestos en los que, por primera vez desde
hace muchos años, los impuestos indirectos son mayores que los
impuestos directos. Son unos presupuestos que dicen tener tantas
prioridades y tan contradictorias que, al final, carecen de objetivos
definidos y precisos. Son unos presupuestos que ustedes mismos no
saben cómo calificar, pues, según con quien estén hablando o quien
les esté escuchando, los denominan expansivos o contractivos. Son
unos presupuestos en los que sus previsiones macroeconómicas son
recibidas con gran escepticismo por la mayoría de los expertos. Son
unos presupuestos en los que no se prevé ninguna medida seria para
volver a respetar el criterio de inflación que venimos incumpliendo a
lo largo de los últimos meses. Son unos presupuestos que tratan de
tergiversar y retorcer las cifras -y la intervención de S.S. es un
buen ejemplo de ello- para mejorar su apariencia, pero en los que no
puede ocultarse que la productividad de la economía casi no crece,
que la inversión pública es menor que la de hace seis años, que cae
el ahorro de las familias, que ha cambiado de signo el saldo exterior
de nuestra economía y que no se están acometiendo auténticas reformas
estructurales a la altura de esas necesidades de los tiempos, a lo
que usted se refería.

En resumen, señorías, son unos presupuestos insolidarios y carentes
de sensibilidad social y de ambición de futuro, que tratan de
confundir, pero que no engañan a casi nadie. Son unos presupuestos
tan miopes como cabría esperar de una derecha atenta por encima de
todo a su mantenimiento en el poder por el hecho de estar en el
poder. (Aplausos.) Los presupuestos que nos presentan, señorías, no
están a la altura de lo que necesitan la economía y la sociedad
españolas, no están a la altura de las posibilidades de España y de
los ciudadanos españoles. Son, por tanto, unos presupuestos que deben
ser rechazados.

La expansión económica hace posible aquí, en toda Europa y más allá
de las fronteras de Europa, abordar la entrada en el nuevo siglo con
objetivos ambiciosos y



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con metas que ahora sí son alcanzables cuando hasta hace poco tiempo
parecían utópicas. Pero esos objetivos y esas metas, frente a lo que
ustedes piensan, no caen del cielo. Hay que trabajar por ellos; hay
que poner a su disposición recursos económicos y voluntad política;
hay que confiar en la acción pública; hay que diseñar reformas y
definir políticas; hay que reflejar esos esfuerzos, esas reformas y
esas políticas en los presupuestos; hay que hablar con claridad a los
ciudadanos, diciéndoles lo que podemos conseguir, lo que queremos de
su colaboración para conseguirlo y lo que nos cuesta llegar a las
metas que nos proponemos.

Sin embargo, como les decía, a ustedes el único futuro que les
interesa es el suyo. Por eso no les importa ocultar en estos
presupuestos una buena parte de la realidad y centran todos sus
esfuerzos, a la hora de explicar sus políticas, en la propaganda.

Siguen empeñados en repetir una y otra vez que vivimos en el mejor de
los mundos desde que ustedes han llegado al Gobierno y para eso
gastan sin medida en campañas de publicidad. No les basta con
manipular los informativos de televisión. (Aplausos.) Pero la
realidad se acaba imponiendo y la realidad es que crecemos más que la
media europea, por supuesto, pero que ya no podemos hacerlo sin
inflación ni podremos compensar la mayor inflación y el desajuste de
nuestro saldo exterior manipulando el tipo de cambio. La realidad es
que seguimos en cabeza de Europa en cifras de paro, con un porcentaje
que supera en un 50 por ciento la media de la Unión Europea. La
realidad es que el paro de las mujeres es más del doble que el de los
hombres y que hay más de 700.000 jóvenes de menos de 25 años que
quieren trabajar y no pueden hacerlo. La realidad es que el
porcentaje de empleos temporales sigue siendo del 33 por ciento y que
hacen falta 57.000 contratos de trabajo de los que registra el Inem
para reducir en 1.000 personas la cifra del paro registrado.

Nunca antes se había producido una distancia mayor entre lo que
debemos y podemos hacer y lo que de verdad se proponen hacer estos
presupuestos. Porque en España, con el nivel de renta que hemos
alcanzado a finales de siglo, con un crecimiento del PIB entre el 3,5
y el 4 por ciento, se puede y se debe redistribuir el crecimiento,
los frutos del crecimiento, de manera equitativa, sin poner en riesgo
la eficacia de nuestro crecimiento y su sostenibilidad, pero estos
presupuestos se inhiben a la hora de reducir desigualdades. Debemos
avanzar en la cohesión territorial del país mediante planes de
infraestructura y de extensión de los servicios públicos, pero estos
presupuestos se pierden en el regate en corto de los intereses
partidistas locales. Debemos impulsar desde el sector público la
productividad de nuestra economía y nuestra convergencia real con
Europa, pero los intereses de SS.SS., del Gobierno, van dirigidos
mucho más al apoyo de los nuevos oligopolios privados que han formado
sus amigos al calor de las privatizaciones. (Aplausos.) Debemos
profundizar en el funcionamiento de nuestras instituciones
democráticas, pero estos presupuestos ignoran la necesidad
de programar y llevar a cabo la modernización de la
Administración de justicia, siguen manteniendo un modelo de radio y
de televisión públicas insostenible y desprecian de nuevo al
Parlamento. Hubiesen podido tener al menos el detalle este año, el
último de la legislatura, de descargar a los presupuestos de lo que
nada tiene que ver con ellos, pero, otro año más, han optado por
adosarles una ley de acompañamiento que en sus manos se convierte en
una ley de ocultamiento de algunas de sus medidas más impopulares o
más vergonzantes. Ni con eso tienen bastante. Se están acostumbrando
no sólo a la ley de ocultamiento sino, además, a introducir en el
Senado, por sorpresa, con nocturnidad, algunas de las sorpresas que
ustedes deparan en cada debate presupuestario. Todos aguardamos este
año a ver qué amigo o aliado del Gobierno resulta agraciado con sus
célebres obsequios. El año pasado, el gordo les tocó a las eléctricas
y lo estamos teniendo que pagar todos los usuarios. ¿Serán este año
los fondos a los que se refirió misteriosamente su aliado leonés el
otro día, tras su conversación con el tratante del PP? ¿Será ése el
regalo que ustedes ocultan? (Aplausos.)
Estos, señorías, no son los presupuestos solidarios, redistributivos
y dinamizadores de nuestro tejido económico que hoy pueden y deben
hacerse en España. ¿Qué representan estos presupuestos para un
maestro, por ejemplo? Pérdida de su poder adquisitivo. ¿Qué
representan estos presupuestos para un joven en paro? Ninguna nueva
esperanza para ayudarle a encontrar trabajo. ¿Qué representan estos
presupuestos para la escuela y los hospitales públicos? La
confirmación de que ustedes ayudan antes que a nadie a la enseñanza y
a la sanidad privadas. (Aplausos.) ¿Qué significan estos presupuestos
para un trabajador por cuenta ajena? Un reparto cada vez más injusto
de la carga fiscal. ¿Qué partidas presupuestarias o qué medidas de
política económica se pueden encontrar en estos presupuestos que
sirvan para mejorar la vida de los españoles que viven exclusivamente
de su trabajo? Muy pocas medidas y muy cicateras. Todo el esfuerzo
social de que ustedes son capaces se limita a una subida de las
pensiones mínimas que les hemos arrancado contra su voluntad y que
está siendo absorbida por las subidas de precios por encima de sus
propias previsiones. (Aplausos.)
Los años anteriores de esta legislatura ustedes han malgastado la
oportunidad que brinda siempre, a cualquier Gobierno, el crecimiento
económico para hacer un país con más futuro y menos desigualdades. El
PIB crece en estos años, por supuesto, pero las desigualdades
sociales también. Este año, en los presupuestos que nos proponen para
el 2000, siguen por la misma senda, por más que hayan hecho un
despliegue especial de trucos estadísticos y de manipulaciones
contables -me imagino por qué-. Pero les guste o no les guste
reconocerlo, lo mejor del ciclo económico en el que estamos viviendo
ya lo hemos dejado atrás. Sin ser malas, las perspectivas de nuestra
economía para el próximo están afectadas por algunos problemas
importantes quelanzan sombras de duda sobre nuestra situación, dudas



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que se convierten en seria preocupación cuando oímos la frivolidad
con que las aborda el Gobierno.

Señor Rato, este año 1999 es ya un año perdido en la lucha contra la
inflación. Acabamos 1998 con un crecimiento del IPC del 1,4 por
ciento. Vamos a acabar este ejercicio superando ese porcentaje en más
de un punto. Usted va diciendo por ahí que no hay nada de lo que
inquietarse y menos por este pequeño incidente de que la inflación se
le vaya de las manos. Pero le recuerdo, con sus propias palabras de
hace algún tiempo, que la inflación es el impuesto más injusto que
existe, porque perjudica más a los menos poderosos y deteriora la
capacidad de competir de nuestras empresas en la zona euro. Dice
usted que nuestra inflación es mayor porque crecemos más, que ese
diferencial es una especie de peaje a pagar por el mayor vigor de
nuestra economía. Lo malo es que, si no ponen remedio pronto, se
trata de un peaje que puede acabar con el automóvil que circula por
la carretera. También nos dice usted que la culpa de la subida de
precios es del petróleo y es cierto que el precio del crudo ha
subido. ¿Pero sólo sube el crudo para España? Porque no se ha
incrementado sólo nuestra tasa de inflación, también lo ha hecho en
otros países. Se ha incrementado la diferencia de nuestra inflación
con relación a los demás países de la zona euro. ¿Por qué sucede eso?
¿Es que los otros países compran más barato el petróleo o es que
consumen menos petróleo que nosotros, porque no lo usan en el
funcionamiento normal de su vida cotidiana, de sus empresas o de su
economía? Están empeñados en hacer coincidir la realidad con sus
pronósticos y se rebotan contra cualquiera que se atreva a llevarles
la contraria. Si sorprenden con las manos en la masa a sus
colaboradores amasando lino, la culpa es de José Bono. Si el lino
arde, la culpa es del material, por arder. Si la inflación se
dispara, la culpa es del petróleo o de los pollos, que parecen
aquejados de un virus felipista últimamente, al contrario, por
cierto, que la patata, que observa un intachable comportamiento
centrista y está cada vez más barata. (Aplausos.)
Descendiendo a datos más concretos, a lo mejor podemos encontrar
algunas explicaciones a la desviación de la inflación. En lo que va
de año, los precios energéticos en España han crecido un 1,2 por
ciento, el doble que en la zona euro. Los alimentos elaborados han
aumentado sus precios el 2,4 por ciento en España y sólo el 0,9 por
ciento en la zona euro; casi tres veces más. Los productos
industriales no energéticos aumentan aquí un punto más que en los
países del euro y los servicios aumentan en España el doble que en la
zona euro, el 3,4 por ciento, frente al 1,6 por ciento. ¿Y ustedes
qué hacen ante esta desviación de la inflación? Bajan los impuestos
de los carburantes, como si fuesen los impuestos la causa del
problema. También dicen, a veces, que han liberalizado algunos
sectores, por ejemplo, las telecomunicaciones. En ese sector,
nuestros precios han subido, entre agosto de 1996 y agosto de este
año, un 4,2 por ciento en España, mientras que en el conjunto de la
zona euro han descendido un 6,5 por
ciento. O en el sector de hidrocarburos, en el que, desde que ustedes
lo liberalizaron hace un año, en octubre de 1998, han subido los
precios de gasolinas y gasóleos muy por encima de lo que lo han hecho
en los demás países europeos. Por no hablar de las tarifas
eléctricas, que han bajado mucho menos aquí que en todos los demás
países con procesos de liberalización del sector en marcha, o por no
hablar de sus intentos de liberalizar el suelo, pues nos han vuelto a
meter, de sopetón, el aumento del precio de las viviendas del 10 al
15 por ciento.

El problema, señor Rato, es que ustedes han hecho falsas
liberalizaciones. Por mucha propaganda que hagan de sí mismos, su
estrategia de liberalización ha resultado ser un bluff. No han
buscado el interés del consumidor, sino que han utilizado las
privatizaciones y la desregulación para consolidar poderosos grupos
privados que buscan su propia cuenta de resultados o su cotización en
Bolsa y no se preocupan de los intereses generales. Como empresarios
privados, esos grupos puede que estén en su derecho de tomar en
consideración sus intereses particulares antes que cualquier otro. Es
la lógica de los negocios. Usted sabe mejor que yo que algunos de los
presidentes de esas empresas privatizadas van a obtener en los
próximos meses pingües beneficios económicos a través de la
realización de sus opciones de futuro sobre acciones de la compañía,
compañía al frente de la cual ustedes le pusieron antes de
privatizarse, con lo cual, en la gestión de un presidente que se
juega muchos miles de millones de pesetas con sus opciones de futuro
sobre las acciones de la compañía que preside, en esa gestión, por
encima de cualquier otra consideración, está la necesidad de aumentar
el valor de la acción, aunque sea en detrimento, que suele serlo, de
los trabajadores de la empresa y de los usuarios de los servicios que
presta esa empresa.

Ustedes, como Gobierno encargado de la defensa de los intereses
generales, debieran ser los garantes de que los servicios públicos no
sufran las consecuencias de la lógica del beneficio que anima a sus
gestores. Ustedes no deben permitirlo, pero lo hacen. Mantienen casi
inoperante al Tribunal de Defensa de la Competencia y dejan que los
nuevos órganos reguladores corran el riesgo de acabar en manos de los
supuestamente regulados. Más grave aún, su Gobierno ha intervenido
activamente, en contra de la opinión del órgano regulador, de la
Comisión del Sistema Eléctrico, en operaciones más que dudosas. Con
los costes de transición a la competencia, en el sector eléctrico,
ustedes sacan el dinero del bolsillo de los usuarios para ponerlo
directamente en las cuentas de resultados de las empresas eléctricas.

Ahora nos enteramos de que la Comisión Europea ha definido esa
cacicada como ayuda de Estado encubierta, echando por tierra sus
teorías, que todavía discutía el señor Piqué en el debate sobre el
estado de la nación, y generando una tremenda inseguridad jurídica
que afecta a millones de usuarios, además de a



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los accionistas. ¿Por qué han estado ocultando esa decisión de la
Comisión Europea desde el mes de julio?
Su despreocupación o su incapacidad frente a la inflación, señor
Rato, la estamos pagando ya, y no sólo porque los precios suben.

Nuestro saldo exterior por cuenta corriente ha pasado, en un año, de
un modesto superávit a un déficit que sigue y sigue creciendo mes
tras mes, a pesar de los buenos resultados del año turístico. Los
tipos de interés están hoy más caros que en enero y las perspectivas
son de un mayor repunte de los mismos. Y la tasa de inflación la
pagaremos también con menos empleo, desgraciadamente, si es que
continúa deteriorándose nuestra competitividad.

Con esta situación, no le sorprenderá si le digo que sus previsiones
de inflación para el próximo año me parecen poco verosímiles, más
bien producto de la fantasía que de la razón. Justo es reconocer que
es una cualidad, la de la fantasía, que sorprende en un Gobierno
proclive al aburrimiento y a la resignación. Lástima que la apliquen
a un asunto tan serio y tan sensible como el poder adquisitivo de las
familias y la carestía de la vida. Es un contraste curioso, porque
ustedes, que actúan como rigurosos contables cuando computan los
beneficios que reparten entre sus amigos, dejan volar la imaginación
cuando pronostican las variables económicas que condicionan nuestro
futuro colectivo. Pero, en fin, las previsiones son inverosímiles no
sólo para quien les habla, no sólo para el Grupo Socialista, sino
para la mayoría de los expertos que han opinado sobre ellas. Fue
usted mismo quien dijo en un debate parlamentario que una previsión
de inflación no creíble representaba la falta de credibilidad del
conjunto de la política presupuestaria. Aplíquese sus propias
palabras y obtenga sus propias conclusiones.

En definitiva, que no es oro todo lo que reluce en nuestra situación
macroeconómica ni en los escenarios con los que afrontamos el último
debate presupuestario de la legislatura. La inflación se les ha ido
de las manos, el saldo exterior ha cambiado de signo, los tipos de
interés empiezan a repuntar y su debilidad ante los intereses
oligopolísticos y corporativos convierten en papel mojado su
verborrea liberalizadora. Por eso, sus previsiones se reciben con
creciente escepticismo y su propaganda pierde credibilidad.

Entro ahora en el estado de ingresos y gastos del presupuesto. Y
empiezo por los ingresos. Del total de ingresos, consolidado, nos
proponen que las cotizaciones sociales financien el 38 por ciento,
los impuestos indirectos el 27,4 por ciento y los impuestos directos
el 25,2 por ciento. Con esos porcentajes se ve que ustedes han
provocado un giro regresivo y conservador en la política fiscal. Han
incrementado el peso de los impuestos indirectos, los que gravan y
pagan igual los contribuyentes de mayor renta y de menor renta, y han
reducido el peso de los impuestos directos, que gravan más a los que
más tienen. Esta parte de su revolución fiscal, revolución regresiva,
pero revolución al fin y al cabo, se ha visto acompañada por otra no
menos regresiva. Han incrementado los impuestos que gravitan
sobre el factor trabajo y han exonerado prácticamente de impuestos a
las rentas procedentes del capital y al patrimonio.

Para completar ese giro regresivo, proponen ahora -última novedad- la
creación de un nuevo producto financiero bajo la forma de un falso
seguro -los unit link-, que harán casi milagroso que alguien que se
pueda pagar un asesor fiscal pague algo por sus rentas de capital.

Antes de llegar al Gobierno, dijo usted, señor Rato, que en España
sólo había 16.000 ricos que pagaban impuestos; era una afirmación
ligera, sin ninguna base -como tantas de las suyas-, dictada quizá
por la impresión que usted se formaba partiendo de lo que conocía en
su entorno. Hoy sabemos que a usted le parece ya elevada aquella
cifra y que este Gobierno se ha propuesto eximir a los 16.000 de la
penosa obligación de pagar impuestos. (Aplausos.)
Así, con estas medidas, con el cambio de tributación de las
plusvalías con el que empezó la legislatura S.S., con la
contrarreforma del IRPF, con la nueva regulación de la prescripción
de los delitos fiscales, con el caos en la Agencia Tributaria, están
ustedes en vías de lograr que ninguna persona con capacidad de
pagarse asesores fiscales pague impuestos; hay que reconocerles
constancia y coherencia en este punto. Por eso tiene toda la lógica
que un Gobierno con esa visión de la política tributaria escoja sus
colaboradores entre los infractores fiscales. Es coherente por eso
que a tal Gobierno le ponga rostro todos los viernes un destacado
discípulo del profesor Pedrós; es coherente que el portavoz de este
Gobierno sea un mago de la optimización fiscal. (Aplausos.)
Usted ha bajado un impuesto -el IRPF-, pero, a cambio, ha subido
todos los demás. La presión fiscal va a aumentar de nuevo en los
presupuestos que usted nos presenta para el año 2000. En este año de
1999, según sus propias cifras, va a recaudar 650.000 millones de
pesetas más de lo que usted nos dijo hace dos meses con un producto
interior bruto igual al anunciado. O sea, que la presión fiscal,
según su propia información, la efectiva, va a ser al final del
ejercicio un 0,7 por ciento del PIB superior a la presupuestada; lo
mismo sucedió en años anteriores. Ahora, sobre esa revisión, sobre
unos ingresos mayores de los que usted había previsto, todavía se nos
anuncia más presión tributaria para el año 2000. ¿Qué hacen con el
dinero que recaudan? Les voy a decir mi impresión: no hacen más, sino
menos infraestructuras; nos dan como consecuencia una educación
pública de peor calidad, impartida a menudo en condiciones precarias;
una sanidad que no dedica recursos a la investigación y a la mejora
de los servicios que ofrece; una política de viviendas públicas
inexistente o la incompetencia más absoluta en materia de medio
ambiente. Eso sí, han subido un milímetro las pensiones mínimas, pero
no la cobertura de desempleo, y castigan el poder de compra de los
empleados públicos.

A base de trucos y propaganda, quieren vendernos duros a cuatro
pesetas. Este año tratan de presentarnos



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este presupuesto de gastos -en el que todo es prioritario: la sanidad
al mismo nivel que la defensa, la educación, las pensiones, el
empleo, las infraestructuras, la investigación, todo es prioritario-
como un presupuesto que tiene mil prioridades y, al final, lo que
sucede es que no tiene ninguna.

Retuercen la realidad, trucan las cifras, buscan su interés
particular, confían en la propaganda, pero política presupuestaria o
política económica, leyendo con rigor el capítulo de gastos de estos
presupuestos, ninguna. Ha habido quien, en algún medio de
comunicación, ha calificado estos presupuestos como nihilistas. Eso
sí, el articulista añadía que el Gobierno debería sentirse orgulloso
al haber conseguido que un presupuesto en el que aparentemente
aumentan todos sus capítulos sea a la vez un presupuesto restrictivo.

De ser algo, es un presupuesto confuso; tan confuso que no sabemos
quienes notan en su bolsillo, en su economía familiar, las
consecuencias positivas que dicen ustedes que deben deducirse de sus
políticas.

Han anunciado un aumento del gasto social para el año 2000, gracias a
estos presupuestos, de más de medio billón de pesetas. Con ello,
mienten, porque dicen sólo la mitad de la verdad, ocultando la otra
mitad, que es una forma sofisticada, pero es una forma de mentir. No
dicen que sólo por la subida de la inflación prevista, más la
desviación producida porque se le va la inflación de las manos, el
gasto social tiene obligatoriamente que aumentar, al menos, en
470.000 millones de pesetas. Sobre eso no deciden ustedes. Sobre eso
decide la inflación que ustedes son incapaces de contener. Es decir,
que en un año de bonanza económica, de crecimiento cercano al 4 por
ciento, todo su esfuerzo de solidaridad con los españoles menos
favorecidos es, en el mejor de los casos, equivalente a 65.000
millones de pesetas. Una migaja en relación a los más de 31 billones
de pesetas que se va a gastar el conjunto del Estado en el
presupuesto consolidado. Todo su esfuerzo de reparto y de solidaridad
por el lado del gasto no llega ni a cinco duros diarios para esos
ocho millones de españoles que, según Cáritas, viven por debajo del
umbral de la pobreza. ¿A eso le llaman ustedes una prioridad? Una
prioridad es el billón de las eléctricas, señor Rato. Esto otro es
una limosna.

Pero es que, además, el gasto social ha sufrido con ustedes
modificaciones que hacen que sus destinatarios no sean siempre
quienes más necesitan recibir ese gasto. Pongamos, por ejemplo, la
educación. Siguen favoreciendo a la enseñanza privada, mientras los
centros públicos carecen de recursos para una adecuada aplicación de
la Logse. Por la vía de los conciertos y del nuevo cheque escolar
para educación infantil, están impulsando conscientemente la
enseñanza privada en niveles no obligatorios. Al mismo tiempo,
mantienen congelados los requisitos de renta para conceder becas,
excluyen cada año a miles de jóvenes que tendrían derecho a las
mismas, si pudiesen ir acompasando ese nivel de renta con la realidad
social. En sólo dos años, entre el año 1996 y 1998, el número
de becarios universitarios en España ha descendido en 27.500, y las
ayudas concedidas para pagar esas becas en casi 6.000 millones de
pesetas. Eso a pesar de que España es el país de la Unión Europea que
menos dinero dedica a becas.

En sanidad se amplía la discriminación en el gasto por persona
protegida entre unos territorios y otros: entre el territorio
Insalud, en un extremo, y Cataluña en otro. Hay ya una diferencia de
casi 9.000 pesetas, por habitante y año, entre un ciudadanos que
resida en Cataluña y un ciudadano que resida en cualquier comunidad
autónoma del territorio Insalud. El gasto farmacéutico, con recetazo
y todo, se desvía en 200.000 millones de pesetas sobre las cifras de
1997. Y continúa su política de privatización encubierta en la
Sanidad. Al modelo Alcira se suman los incentivos fiscales a la
cobertura sanitaria privada, su modelo de fundaciones sanitarias y
las subvenciones más o menos encubiertas a las empresas colaboradoras
y a las mutuas de accidentes. En política de empleo se han gastado ya
más de 800.000 millones de pesetas a lo largo de la legislatura,
bonificando contrataciones, sin que hayan sido capaces por ello de
reducir sustancialmente el alto índice de temporalidad. Eso sí, esas
bonificaciones no las paga el Estado, sino que las sufragan las
cotizaciones sociales. Han descubierto la cuadratura del círculo que
consiste en que unos trabajadores financian la contratación de otros
trabajadores a través de un impuesto que desincentiva el empleo al
encarecer el uso del factor trabajo.

Su esfuerzo social en educación, en sanidad, en empleo, en pensiones
es una pura ficción, cuando no un puro engaño. Les daré un ejemplo:
existen en España unas 400.000 familias en las que hay un enfermo de
Alzheimer u otra enfermedad incapacitante similar. Cualquiera sabe lo
difícil que es atender a un enfermo de esas características, sin que
la estructura familiar se convulsione. Pues bien, ustedes, sensibles
ante el problema, anuncian en estos presupuestos sociales un plan de
ayuda a dichas familias por un importe -¿saben de cuánto?- de 534
millones de pesetas; es decir, tres pesetas al día por cada familia
para que los enfermos estén bien atendidos y sus familias sepan cómo
se desvela por ellos el Gobierno. ¿Ésta es otra de sus prioridades?
(Aplausos.)
Dicen que la inversión pública superará el próximo año los tres
billones de pesetas, alcanzando el 3,3 por ciento del producto
interior bruto. Si esa cifra fuese cierta, y a mí no me salen las
cuentas, todo lo más que conseguiríamos es recuperar el tiempo que
ustedes han perdido en los tres años de la legislatura para recuperar
niveles de inversión pública como los que se alcanzaban en la
anterior fase expansiva de la economía. Según el ministro de Fomento,
con lo que han previsto para el 2000 nos aproximaremos a aquella edad
dorada del año 1992; menos mal que en un lapsus de sinceridad alguno
de ustedes reconoce que no todo tiempo pasado fue peor en todo.




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La política de infraestructura afecta al equilibrio territorial de
España. Ustedes llevan cuatro años gestionándola sin un plan director
y sin más orientación que la incompetencia, el chalaneo y el
oportunismo. La política de infraestructuras con ustedes ha dejado de
ser una cuestión de Estado y una apuesta seria de futuro para
convertirse en un simple juguete de uso partidista o en un artefacto
de propaganda al servicio de su interés particular. Por eso no han
hecho la autovía de la Plata ni la variante de Pajares ni la Y vasca
ni la variante del Guadarrama, ni han acabado la autovía del
Cantábrico ni han presentado aquí el Plan hidrológico ni el Plan
nacional de regadíos, en cambio bien que han corrido algunos de
ustedes a apuntarse tantos que no les correspondían inaugurando obras
que estaban programadas, licitadas e iniciadas antes de llegar
ustedes al Gobierno. (Aplausos.) La inversión pública tiene que
definirse mediante la negociación pública y transparente entre el
Gobierno central y las comunidades autónomas y los compromisos a que
se llegue a través de esa negociación deben plasmarse en planes a
medio plazo que ratifique este Parlamento.

Por último, en cuanto al gasto, quiero referirme a su política en
relación con los funcionarios y los empleados públicos. En esta
legislatura los empleados públicos acabarán perdiendo dos puntos de
poder adquisitivo. Ustedes presentan para el año 2000 una subida
salarial del 2 por ciento más un fondillo a repartir entre unos pocos
empleados con criterios poco claros, eso sí, la paga que reciban los
agraciados por ese fondillo probablemente la incluyan en la nómina
más cercana a las próximas elecciones. Eso no se les va a olvidar.

Pero más allá de eso, se niegan a contemplar una partida para
compensar el poder adquisitivo perdido este año por todos los
empleados públicos como consecuencia de la desviación de la
inflación. Ni se preocupan de mejorar la gestión pública ni motivan a
los trabajadores públicos. Ustedes no creen en ellos. Sí incentivan,
en cambio, a sus altos cargos, cuyo número aumenta y cuyas
retribuciones han subido en los últimos tres años un 22,6 por ciento.

Llegamos al análisis del déficit público. Contado por ustedes,
parecería que han descubierto la pólvora. Están empeñados en que es
verdad que el señor Aznar pueda tener poderes taumatúrgicos, pero los
hechos son tozudos y la realidad de sus cuentas acaba conociéndose,
difícilmente a través de la maraña de porcentajes que usted incorpora
en su libro amarillo, pero acaba conociéndose. ¿Qué es lo que se
conoce? Se conoce que no ha sido su control del gasto público lo que
ha reducido el déficit, sino que éste se ha reducido por el lado de
gasto, por el descenso de los tipos de interés que han decidido los
mercados y por la caída estacional de los gastos de desempleo. Los
gastos no ligados al ciclo económico han crecido un 10 por ciento
y sólo en este ejercicio de 1999 van a acabar aprobando ustedes casi un
billón de pesetas de modificaciones presupuestarias, el doble que en
los últimos
ejercicios administrados y gestionados por el Gobierno anterior,
señor Rato.

Al mismo tiempo, la mayor recaudación de impuestos indirectos no sólo
aumenta la presión fiscal en tamaño sino que distribuye de forma cada
vez más injusta la carga entre los contribuyentes. Es curioso, usted,
señor Rato, durante años nos ha castigado en esta Cámara una y otra
vez con el argumento de que había que utilizar la fiscalidad para
incentivar el ahorro y ahora resulta que su política fiscal ha tenido
como resultado el aumento del endeudamiento de las familias y la
caída de su tasa de ahorro. Con su política fiscal los españoles
ahorran menos que antes, lo que permite que usted les cobre en
impuestos indirectos bastante más de lo que les ha rebajado por
impuestos directos. El resultado de todo ello es un déficit
estructural, con independencia del ciclo, que ustedes sitúan en el
1,5 por ciento y que otros organismos sitúan cerca del 2, que es el
límite máximo del Pacto de Estabilidad. Ya estamos fuera del criterio
de convergencia en inflación y de seguir así, si el ciclo remite,
estaremos fuera también del criterio de déficit.

Paso ahora a hablar unos minutos de la Seguridad Social.




El señor PRESIDENTE: Debe ir concluyendo, señor Almunia.




El señor ALMUNIA AMANN: Sí, señor presidente. ¿Cuál ha sido su
comportamiento en materia de Seguridad Social en el último año?
Primero, se han negado aquí repetidas veces a aprobar subidas de las
pensiones mínimas cuando se las hemos propuesto. En segundo lugar,
han descalificado esas propuestas de forma grosera. En tercer lugar,
cuando ya no tenían más remedio, empujados también por alguno de sus
socios, se han tenido que subir al carro y han pretendido hacer
exclusivamente suyo lo que nosotros le veníamos pidiendo durante los
últimos doce meses, y para colmo, lo que han tenido que hacer lo
hacen mal, arrastrados, con desgana, de forma apresurada y hasta
chapucera. Lo han hecho mal porque han sacado la cuestión de las
pensiones del marco del Pacto de Toledo, rehuyendo el consenso con
quienes lo impulsamos y elaboramos, y lo han hecho mal por la
insuficiencia de la subida, porque se parte de una previsión de
inflación que se va a quedar por debajo de la inflación real de este
año y porque se han olvidado de subir algunas pensiones mínimas como,
por ejemplo, las pensiones de orfandad.

Después de cuatro años de incumplimiento flagrante del Pacto de
Toledo, ahora, deprisa y corriendo y para salvar la cara, proclaman
la separación de fuentes de financiación de la Seguridad Social, pero
olvidan el pequeño detalle de que también son de naturaleza no
contributiva los 600.000 millones de los complementos de mínimos.

Anuncian, de forma unilateral y ante la prensa, la creación de un
fondo de reserva. Pues bien, llegan los presupuestos y dicho fondo no
está, no hay ley de creación, no existe regulación sobre sus dotacio
nes,



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no hay órganos de control, no sabemos si es un fondo presupuestario o
un fondo de estabilización, no hay nada más que un apunte contable de
60.000 millones de pesetas. Por eso hay que corregir esta situación.

Las pensiones mínimas tienen que aumentar más de lo que ustedes
proponen. Hay que anunciar cómo y en qué plazos se separan de verdad
las fuentes de financiación de la Seguridad Social. Hay que regular
jurídicamente el fondo de reserva. Ustedes saben que en países de la
Unión Europea con sistemas de pensiones parecidos al nuestro el fondo
de reserva tiene una dotación mínima, en general, equivalente a una
mensualidad de pago de pensiones contributivas. Es lógico aceptar que
esa cifra de una mensualidad no se puede alcanzar en un sólo
ejercicio, pero, desde luego, entre la progresividad para llegar al
objetivo y el apunte contable de 60.000 millones para el año 2000,
hay una brecha insalvable, sobre todo cuando nuestro sistema
contributivo tiene todavía importantes excedentes que deben dedicarse
a prevenir futuras situaciones de dificultad en lugar de utilizarlos,
como hacen ustedes, para pagar cosas que no les corresponden.

En el INEM sucede algo parecido. Incluyendo en el cálculo los
ingresos y gastos por FP, formación profesional, todavía el INEM
tiene excedentes de 350.000 millones de pesetas. ¿A qué los dedican
ustedes? Están financiando bonificaciones de contratos, políticas
activas y prestaciones no contributivas con cotizaciones sociales, lo
cual no sólo vulnera el espíritu y la letra del Pacto de Toledo sino
que es un sinsentido económico y social.

Señor presidente, señorías, cada día son más los españoles cansados
de sus reiteraciones obsesivas sobre las supuestas excelencias de su
gestión y la maldad de todos los demás, de todos los que no somos
ustedes. Los españoles están cansados de su talante despectivo, de su
falta de argumentos y de su frivolidad disfrazada de aparente rigor.

Están ustedes anclados en métodos y en el estilo que les
caracterizaba en la pasada legislatura. Ahora son la oposición de la
oposición y juegan permanentemente al «y tú más». Tienen su mirada, y
la intervención del señor Rato es un ejemplo más de ello,
permanentemente dirigida hacia el pasado. Da la sensación de que no
tienen posición propia sobre ningún tema y que actúan siempre como
reacción a las propuestas de otros o, todo lo más, como respuesta a
unas encuestas que ustedes cocinan y que sólo ustedes creen. Son
incapaces de reconocer sus errores y sus fracasos y algunos sonoros
han tenido.

Citaba usted la financiación autonómica. El modelo de financiación
autonómica que usted tanto defendió es un fracaso sin paliativos, que
sólo funciona con los motores de emergencia que les ha tenido que ir
poniendo año tras año a las cláusulas que no funcionaron y que
estuvieron a punto de dar al traste con el equilibrio financiero de
las comunidades autónomas. Y ya que se refiere a Andalucía,
comprométase a reconocer el censo de la población andaluza real, a
incluir
400.000 andaluces más en las cifras y verá cómo no pierden dinero los
andaluces. (Aplausos.)
Ustedes, señorías, señores del Gobierno, niegan la realidad y confían
ciegamente en la manipulación de los medios de comunicación y en la
propaganda que quieren pagarse con el dinero de todos nosotros. En
los últimos días, su Ministerio ha convocado dos concursos para
sendas campañas de autobombo. Sólo en el Ministerio del señor Rato se
van a gastar antes de las elecciones, si nadie lo remedia, más de
2.000 millones de pesetas para hacer propaganda de su gestión. Aquí
sí estamos ante una auténtica prioridad, lo malo es que se trata de
una prioridad para ustedes y sólo para ustedes; para ustedes es la
prioridad de las prioridades. ¿No le parece que es muy grave
consagrar cuatro veces más dinero a su propia autopropaganda que a
los enfermos de Alzheimer? (Aplausos.) Quiere usted gastarse en uno
de los dos concursos, antes del 31 de diciembre, 1.000 millones de
pesetas y el objeto del gasto es una campaña informativa sobre las
consecuencias para España de la entrada en el euro y de las políticas
de creación de empleo, de la corrección de los desequilibrios
económicos y presupuestarios, de las reformas fiscales, de la
liberalización económica y de la atención a las pequeñas y medianas
empresas. (Rumores.) Perfecto, la prioridad de las prioridades, señor
Rato. Me hago cargo de que para ustedes esto es muy importante
y comprendo su angustia tras los resultados de junio y sobre todo tras
los resultados del domingo 17 de octubre en Cataluña. (Aplausos.)
Pero le voy a dar un consejo, señor Rato: renuncie a gastar esos
2.000 millones de pesetas, dédiquelos a otras atenciones que usted
descuida en el presupuesto y que sí son realmente prioritarias para
millones de españoles. (Aplausos.)
Hay mucha campaña, mucha publicidad, muchas declaraciones de
autobombo y algunas veces declaraciones insidiosas, como las que hizo
usted hace poco a un periódico diciendo que aquí todo iba bien salvo
si los socialistas vuelven a ganar, que entonces el ciclo económico
durará poco. (Risas.- Aplausos.) Señor Rato, ¿sabe usted de quién
depende su cifra de crecimiento? ¿Sabe usted de quién dependen sus
aspiraciones de que la economía española el próximo año crezca el 3,7
por ciento? De los gobiernos socialistas del resto de la Unión
Europea, de eso depende. (Aplausos.) Sobra propaganda y faltan muchas
cosas, ante todo falta orientación, falta un modelo hacia el que ir y
hacia el que dirigir a un país, faltan respuestas a muchos de los
problemas más acuciantes de nuestra sociedad. Es posible crecer de
forma distinta y mejor, es posible repartir mejor el crecimiento. Una
economía eficiente no tiene por qué ser necesariamente, como piensan
ustedes, una economía injusta.

A lo largo de esta legislatura, señorías -concluyo ya, señor
presidente-, este hemiciclo ha contemplado demasiadas veces que a
este Gobierno le sale ante las críticas un tono despectivo e incluso
a veces autoritario. Cuando alguien les critica, sacan enseguida a
relucir las referencias al pasado y denuncian que la oposición



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no está legitimada para ejercer como tal. Espero que hoy, señor Rato,
no caiga en ese vicio del que los ciudadanos de a pie están hartos.

(Rumores.)
También, en un alarde de imaginación, suelen ustedes pedir a la
oposición que presente alternativas. Y ese terreno, aunque es poco
imaginativo, sobre todo en un debate como este donde no cabe una
enmienda alternativa, sí me parece más propio del papel que tiene mi
grupo y que yo represento en esta tribuna. El Reglamento no permite
presentar una enmienda alternativa a los presupuestos. En este debate
la iniciativa sólo se le reconoce al Gobierno, incluso a la hora de
poner enmiendas usted sabe igual que yo que el Reglamento introduce
demasiadas dificultades para poder enmendar como a la oposición le
gustaría enmendar estos presupuestos. Pero eso no quiere decir que su
política y sus presupuestos no tengan alternativa. Hay alternativa a
su política. ¿La quiere conocer? (Varios señores diputados: Sí.)
Frente al regalo de un billón de pesetas que ustedes han hecho a las
eléctricas, yo hubiera bajado un 4,5 por ciento la tarifa eléctrica.

(Aplausos.) Frente a su recetazo, yo hubiera prescrito la extensión
de los productos genéricos y la introducción de precios de referencia
para los medicamentos. (Aplausos.) Frente a la reducción del salario
real de maestros, carteros, policías, personal sanitario y el resto
de los empleados públicos, yo hubiera incluido en este presupuesto
una cláusula por la que se compensase a los empleados públicos del
poder de compra que están perdiendo este año por la desviación de
inflación. (Aplausos.)
Decía usted, señor Rato, que no había... (Un señor diputado: ¿Y las
nucleares?)



El señor PRESIDENTE: Silencio, señorías.

Concluya, señor Almunia.




El señor ALMUNIA AMANN: Si quieren, también hablamos de las
nucleares.

Decía usted, señor Rato, que no había acuerdos, que no había diálogo
en la anterior legislatura. Nada más llegar ustedes al Gobierno se
llevaron por delante el acuerdo firmado entre el Gobierno anterior y
los representantes de los empleados públicos, que les hubiese
garantizado, en un año como éste, una cláusula para compensar la
pérdida de poder adquisitivo. (Aplausos.)
Frente a la disminución de la tributación por plusvalías y por rentas
del capital, frente al casi billón de pesetas al que ustedes
renunciaron con una reforma injusta del impuesto sobre la renta de
las personas físicas, yo hubiera previsto en estos presupuestos un
crédito mayor para aumentar más las pensiones mínimas y mejorar la
cobertura del desempleo. (Aplausos.) Frente al aumento de los
conciertos que financian la enseñanza privada de élite, yo aumentaría
el número de becarios. (Aplausos.) Frente a los 2.000 millones de
propaganda y de autobombo del señor Rato, yo atendería mejor a los
enfermos de Alzheimer y a sus familias. (Aplausos.) Estos
presupuestos, señor Rato, sí tienen
alternativa; tienen una alternativa mejor, una alternativa más
progresista, una alternativa más justa, con más sensibilidad social,
con más ambición por el futuro de nuestro país y de los 40 millones
de españoles. Yo no quiero, mi grupo no quiere apoyar unos
presupuestos regresivos, como son estos presupuestos; unos
presupuestos carentes de auténticas prioridades que sintonicen con
las aspiraciones de los ciudadanos en este final de siglo. El momento
económico que estamos viviendo permite aspirar a más y hacer mucho
más de lo que ustedes nos proponen; hacer más y hacerlo mejor, hacer
una política más solidaria y más justa. Por eso, señorías, les pido
que rechacen estos presupuestos. (Prolongados aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Almunia.

Señor vicepresidente del Gobierno.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor presidente.

Señor Almunia, voy a tratar de contestar a sus críticas al
presupuesto. A vuelapluma he cogido su importante alternativa y podré
comentarla; cuando podamos profundizar más, la conoceremos mejor,
pero esto puede serle útil incluso para que la modifique y avance en
la buena dirección. (Aplausos.)
Tengo que decir que S.S. ha sido fiel a sí mismo y a su grupo; ha
hecho exactamente el mismo discurso que han hecho ustedes durante
cuatro años; exactamente el mismo. (Rumores.) Ha empezado diciendo
que todo lo que el Gobierno prevé que va a suceder en el año 2000 es
imposible y es mentira. (Rumores y protestas.)
Señorías, denme un respiro. No quieran proteger tanto al señor
Almunia, que va a llegar igual al final del debate. (Aplausos y
protestas.) No lo quieran proteger tanto; ya sé que es el último que
les queda, pero va a llegar igual al final del debate. El señor
Almunia tiene mucho encaje; no le va a pasar nada, no le cuiden más,
que ya es mayorcito.

El señor Almunia, una vez más, ha venido a decir (Rumores.)...




El señor PRESIDENTE: Silencio, por favor. Señor Martínez Sanjuán, por
favor.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): El señor Almunia, siguiendo la tradición
del señor Borrell en 1997, de él mismo en 1998 y otra vez del señor
Borrell en 1999, me ha dicho que las previsiones del Gobierno no se
van a cumplir. Bien, señor Almunia, si tenemos que fijarnos en la
realidad y no en las palabras, se han cumplido todas las previsiones
que el Gobierno ha planteado. Es más, le voy a recordar el debate de
1999 para no irnos mucho más allá. En aquella ocasión, su señoría, su
grupo parlamentario, su portavoz económico y su portavoz de
presupuestosestaban convencidos de que la crisis internacional



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iba a afectar de tal manera a la economía española que era imposible
que continuara el ciclo. Así, nos advirtieron ustedes de que no
íbamos a poder crear empleo, no íbamos a poder mantener el
crecimiento económico, la cifra del déficit público no se cumpliría
y la reforma fiscal nos obligaría, cómo no, a recortes sociales. No me
ha hablado usted de esas predicciones ahora. No me acuerdo de una
sola palabra con la que usted haya querido explicar a la Cámara cómo
llegaron ustedes a esa conclusión. Sí me ha dicho -y ahí se ha
aventurado usted un pelín, señor Almunia- que el ciclo económico
europeo se va a acortar. (El señor Almunia Amann hace signos
negativos.) Sí, me ha dicho usted que el ciclo va a peor. No sé si
será usted el que debata el presupuesto del año que viene, pero le
puedo asegurar que el que lo haga desde la oposición en su grupo
tendrá que explicar cómo es posible que si la economía española ha
crecido el 3,7 por ciento en el año 1999 -por cierto, una previsión
que no todo el mundo compartía con nosotros, estoy de acuerdo-,
resulta que en un año en el que el comercio mundial ha afectado a
Alemania, a Francia, a Italia y a nosotros, en un año en el que hemos
tenido las principales economías europeas creciendo por debajo del 2
por ciento y algunas por debajo del 1 por ciento, cuando esas
economías que son tan importantes para nosotros empiecen a crecer por
encima del 2 por ciento a nosotros nos va a ir peor. Es sin duda un
gran análisis, pero le voy a proponer un ejercicio.

Coja S.S. lo que proponían las principales instituciones privadas
españolas en septiembre y lo que proponían después de conocer el
cuadro macroeconómico del Gobierno y podrá comprobar cómo en estos
momentos, por ejemplo, la media de previsión sobre el crecimiento
económico es del 3,4 frente a un 3,7 del Gobierno -y nosotros creemos
que se va a cumplir-, que está más cerca de lo que prevé la Comisión,
la OCDE y el Fondo Monetario Internacional, y en IPC la previsión de
las instituciones españolas es de un 2,2 frente a un 2 del Gobierno y
una cifra similar de las instituciones internacionales. Por lo tanto,
S.S., que para hacer las críticas que ha hecho no necesita ninguna
base, no tiene por qué empezar el debate una vez más, como empezaba
el señor Borrell y como empezaba S.S., anunciándome que no
entraríamos en el euro, que quebraría la Seguridad Social, que no
sabríamos qué hacer con los impuestos, que no cumpliríamos los
presupuestos (Rumores.), cuando, señoría, en esta legislatura el
grado de cumplimiento de los presupuestos es sustancialmente mejor
que en las anteriores. A lo mejor S.S. no quiere aceptar esa
cuestión, y yo lo comprendo porque S.S., con su grupo parlamentario,
votó en contra de la Ley de disciplina presupuestaria, porque estaba
convencido de que no iba a tener utilidad. Ha tenido la suficiente
utilidad como para que en esta legislatura los tipos de interés,
antes de entrar el euro en nuestro país, cayesen cada vez que el
Gobierno presentaba los presupuestos. ¿Sabe S.S. lo que hacían los
tipos de interés en España cada vez que sus gobiernos
presentaban los suyos? Subir. ¿Qué hacen cada vez que nosotros
presentamos los presupuestos? Bajar. (Rumores.- Aplausos.) Pero no
perdamos mucho tiempo con la capacidad de previsión de su grupo en
materia macroeconómica, porque es de las peores. Así que vamos a
pasar a un tema que a S.S. le preocupa, y con razón, que es la
inflación.

Si S.S. quiere comprobarlo -que yo sé que no quiere, porque no le
conviene para su discurso político, que es anunciar una catástrofe-,
en este momento nuestra inflación es similar, por ejemplo, a la de
Holanda y a la de Estados Unidos, que seguramente son unos países en
un riesgo total de crisis y de desaparición. Todo el mundo sabe que
Holanda y Estados Unidos son las economías que más necesitan cambio y
que lo que S.S. nos propone es socialdemocracia europea, como en
otros grandes países europeos en estos momentos. Pues tenemos la
misma inflación que Holanda y Estados Unidos por una razón, señor
Almunia, que usted sabe muy bien, y es porque nuestra demanda interna
es suficientemente fuerte, y hay una relación, aunque a S.S. ahora le
convenga olvidarla, entre la evolución de los precios y la demanda
interna. ¿Qué es lo que nos debe preocupar en estos momentos? Sin
duda, nos debe preocupar el diferencial de inflación con la Unión
Europea, y en ese diferencial, en el que S.S. tiene base para las
críticas y yo se las acepto, lo que comprobamos es que los elementos
más estables de la inflación, por ejemplo la inflación subyacente, o
la inflación de los servicios, o la inflación de los bienes
industriales, están disminuyendo desde diciembre del año pasado, con
la cifra más baja de inflación de nuestra historia, como digo, está
disminuyendo la inflación de los servicios o la de los bienes
industriales, mientras que, efectivamente, sube la inflación
energética y la de los alimentos. Respecto de la inflación energética
yo acepto las críticas de su señoría, pero seguramente, teniendo en
cuenta cuándo se han tomado las decisiones por parte del Gobierno, el
hecho de que la inflación energética se comportara en el año 1998 y
en el año 1999 mejor que la media europea, con las mismas reglas del
juego, no puede atribuirse a éstas. Por cierto, entre paréntesis, no
diga usted que en España la inflación en comunicaciones es positiva
porque es negativa (Rumores.) Sí, señorías, es ridículo discutir esas
cosas. Yo no sé si el PSOE tiene su propio índice de
telecomunicaciones (Rumores.); a partir de ahí, ya no puedo discutir.

Pero si S.S. toma el del Instituto Nacional de Estadística y las
cifras que nos ha enviado la Comisión Europea -Eurostat- sobre
comunicaciones, comprobará cómo la inflación en comunicaciones es
positiva hasta agosto, efectivamente, pero en septiembre ya es
negativa. (Varios señores diputados: ¡Ah!) ¿Sus señorías no están en
octubre? ¿Se han quedado en agosto? (Aplausos.) Son ustedes
sorprendentes.

Adonde S.S. va no es a criticar la situación de la inflación en
España, que como todo el mundo sabe y dada la memoria histórica de
los españoles, con un crecimiento de la economía del 3,7 por ciento,
de la



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demanda interna de más del 5 por ciento y una inflación del 2,5 por
ciento, seguro que tiene a la gente preocupadísima; no pueden dormir
recordando cómo estaban de cómodos cuando estaba en el 8 por ciento.

Es que no pueden dormir. Realmente era un mundo feliz el que tenían
antes. (Rumores.) Adonde quiere llevarme S.S. es a decir que las
cosas no van mejor porque las liberalizaciones no han funcionado.

Empecemos por la energía, que es un tema que preocupa a su señoría.

¿Cuál era el diferencial en energía entre nosotros y la Unión Europea
en 1995 y la media del año en 1999? En 1995 era del 2,1 por ciento y
la media del año 1999 es del 0,6 por ciento. Eso quiere decir que por
lo menos en estos momentos nuestra capacidad de competir en energía
con la media europea es mejor que en 1995; luego las reformas han ido
funcionando. ¿Que S.S. las hubiera hecho mejor? No hemos tenido
oportunidad de saberlo porque cuando lo podía hacer no lo hizo. A
partir de ahí lo que nos plantea S.S. es que en el futuro hará
reformas liberalizadoras si los españoles le dan la ocasión. Yo puedo
creerle, pero le voy a poner otro ejemplo.

Qué sucede en temas eléctricos, que, como S.S. ha demostrado, le
preocupan. Por ejemplo, ¿cuál era nuestra relación en el ranking de
los países comunitarios en energía para usos domésticos? En estos
años de legislatura hemos avanzado tres puestos: éramos el noveno
país y ahora somos el sexto. Cuando teníamos el marco estable para
proteger a Endesa -por cierto, el señor Fuster era una persona que
ustedes tenían en buena estima (yo también); por eso lo nombraron en
Endesa y además de eso hicieron las leyes a su favor, para que Endesa
pudiera ser la gran beneficiaria- suponía que la energía para usos
domésticos en España no bajaba nunca, eso para empezar; y en segundo
lugar, en la comparación con Europa éramos exactamente el noveno país
y hoy somos el sexto. Usted me dirá que podríamos ser el quinto.

Tiene toda al razón, pero con su ayuda, nada, ustedes no han
propuesto nada en esa dirección (Rumores.-Aplausos.) Si a S.S. le
preocupan los usos industriales, que seguramente también le
preocuparán, cuando regía el marco estable que ustedes utilizaban
para proteger a las empresas que les parecía conveniente estábamos en
una situación de cuatro puntos por debajo a la que hay que en este
momento Hemos mejorado cuatro puntos en usos industriales. En ese
sentido, señor Almunia, es cierto que debe criticar al Gobierno en
temas de liberalización, me parece estupendo; pero hay una cosa que
es importante y que debatí con el señor Eguiagaray y es que hay una
diferencia básica en temas de liberalización y de precios, que es
subir y bajar. Es bastante fácil de entender. La energía con ustedes
subía un 6 por ciento y con nosotros baja un 11 por ciento. Usted me
podrá decir que tienen grandes ideas para que baje más deprisa, pero
en esta legislatura no las hemos conocido; ahora bien, seguramente S.

S., con motivo de esta propaganda que ha montado para ir contando su
programa electoral -que por cierto yo no se la critico, me
parece absolutamente legítima-, nos podrá explicar cómo lo va a
hacer, porque con su gestión hasta ahora no se podría llevar a cabo.

Hablemos de otras cosas que han sucedido y que seguramente a S.S. le
preocupan. ¿Qué ha ocurrido con las llamadas? En las
telecomunicaciones la inflación - se lo digo ahora- ha pasado del 6
al menos 1,7 -se lo digo para que lo sepa-, los precios de los
móviles han caído un 34 por ciento, la reducción de tarifas de fijo a
móvil ha sido de un 17 por ciento en horario de tarifa normal y de un
24 por ciento en horario de tarifa reducida y las llamadas
metropolitanas han bajado un 11 por ciento. En ese sentido, quisiera
decirle que, por ejemplo, en otros ámbitos de funcionamiento de las
compañías telefónicas, nosotros hemos producido la liberalización
total del sistema telefónico que ustedes no querían producir. Es más,
habían conseguido un acuerdo con la Unión Europea para retrasarlo y
así proteger a Telefónica. Ustedes querían proteger a Telefónica, no
al presidente último de Telefónica que ustedes designaron sino a
Telefónica, a unos accionistas privados por cierto, porque Telefónica
en parte era de unos señores que no eran todos los españoles. Pues
bien, además de proteger a Telefónica en ese sentido, ustedes
impedían el desarrollo del cable en este país. Durante toda la década
de los años noventa bloquearon la aparición del cable en España para
proteger los monopolios. Pues bien, con nosotros ha desaparecido esa
situación y hoy se compite en el mercado de las telecomunicaciones y
pasan cosas muy buenas para los usuarios.

Su señoría seguro que es un aficionado a los sistemas de Internet.

¿Sabe lo que pagaba en 1996 un español que utilizase Internet, año en
el que sólo había medio millón de usuarios? ¿Sabe cuál era el precio
diario de la red durante 24 horas? Eran 104.000 pesetas. ¿Y sabe
cuánto cuesta hoy? Pues 6.700. (Aplausos.) Eso es exactamente
favorecer a una compañía. Señor Almunia, contésteme usted si lo sabe.

¿Qué cree usted que es mejor para una compañía, tener un sistema de
monopolio en el que no se desarrolla el cable, en el que no hay
competencia en la telefonía más que en la telefonía móvil y donde
además se pueden cobrar 100.000 pesetas a los usuarios de un
producto, o tener un sistema en el que hay cable, hay competencia en
todas las telefonías y se cobran 6.700 pesetas? Contésteme a esta
pregunta, señor Almunia. ¿A quién protegían ustedes? ¿Cuál era el
trato que tenían ustedes y con quién lo tenían?
Señor Almunia, yo le acepto claramente, porque creo que es uno de los
problemas de la economía española, que debatamos sobre las
liberalizaciones y se lo he dicho a usted en mi primera intervención.

En España ha habido problemas de inflación desde luego desde que está
abierta esta Cámara. Esta es la primera vez que cuando hay problemas
de inflación, que por cierto ahora son décimas y antes eran puntos,
ni al Gobierno le piden que baje más el déficit, porque ya lo hace
él, ni el Gobierno dice que la culpa la tienen los trabajadores.




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Lo que sucede en este país cuando al Gobierno le crea problemas la
inflación es que el Gobierno plantea medidas, que pueden ser
criticables o no, pero que afectan precisamente a las grandes
compañías. En ese sentido, señoría, tengo que decir que es la primera
vez, porque cuando la inflación subía en los años 1995, 1985 ó 1994
nadie se acordaba de las tarifas telefónicas, del butano o de las
gasolinas; todo el mundo se acordaba de los salarios y le decía al
Gobierno que a ver cuándo cumplía sus objetivos de déficit. Y así nos
iba en las previsiones de inflación. Le recuerdo que se pasaron
ustedes tres años con una inflación fija porque no la cumplían
ninguno. (Varios señores diputados: ¡Muy bien! -Aplausos.)
Pasemos, señor Almunia, a algo que le preocupa a S.S. ahora, que es
la presión fiscal. Si los cargos nominales o las tarifas de los
impuestos bajan -aunque a S.S. no le guste, pero bajan- y la
recaudación sube, ¿qué es lo que cree usted que sucede? ¿Cree por
ejemplo que aumenta la lucha contra el fraude? ¿Cómo explica S.S.

racionalmente, no digo en el discurso de su grupo parlamentario, sino
racionalmente, que el IVA crezca el 14 o el 15 por ciento y el
consumo lo haga el 6 por ciento? ¿Cómo lo explican ustedes? Porque a
ustedes no les pasaba, ustedes eran muy hábiles, pero subían el IVA
en el año 1995 y prácticamente les bajaba la recaudación. ¿Cómo
explica S.S. que no es eficiente el sistema de impuestos si la
elasticidad del IVA se ha multiplicado por tres? ¿Le parece mal a S.

S. que ahora los impuestos recauden o a S.S. lo que le gustan son los
impuestos que no recaudan?
En las plusvalías S.S. me ha vuelto a plantear el mismo debate. Es
una lástima que no se lo hayan dicho antes sus colaboradores. ¿Sabe
lo que está sucediendo con el impuesto sobre plusvalías después de
todas las llamadas apocalípticas que ustedes nos hicieron? Que
estamos recaudando el doble. ¿A S.S. le gustaba que una plusvalía de
2.000 millones de pesetas, si pasaban equis años, quedara exenta? A
nosotros no. ¡Pero si eso es discutible! Lo que no es discutible es
que con un sistema de plusvalías como el alemán, como el francés,
como el inglés, estamos recaudando el doble que con el sistema que
ustedes nos dieron. Además, debe saber, por si no se lo dicen sus
colaboradores, que si S.S. hace volver a España en el túnel del
tiempo en el sistema tributario, va a limitar notablemente el
crecimiento de la economía española. Efectivamente, va a suceder lo
que S.S. sabe que yo ya he dicho, y es que si ustedes ganan las
elecciones con este programa que nos acaba de contar, lo que va a
haber es subida de impuestos, bajada de empleo, subida de gastos,
aumento de déficit y recortes sociales, que es lo que nos dieron
durante 13 años. (Aplausos.) Por cierto, señoría -se lo digo para que
lo tenga en cuenta-, la tasa de ahorro de la economía española se
está moviendo en el 22,5, 22,7, 22,5 y 23 por ciento en los años
1997, 1998, 1999 y 2000. Es cierto que la demanda interna afecta a la
tasa de ahorro de las familias, claro que afecta, ¿cómo no?, pero es
cierto también que en estos momentos el conjunto del
ahorro con las administraciones públicas nos permite mantener el
crecimiento. (Rumores.) Pero es que una cosa es hablar de reducir el
déficit público y otra cosa es hacerlo. Hay un margen de diferencia
notable, y no quiero extenderme porque lo de ustedes era realmente
sorprendente.

Vamos a la presión fiscal, señoría, porque lo importante son los
números y ya sabemos lo que dicen. La presión fiscal se mantiene en
el bienio 1999-2000 y se ha reducido una décima respecto a 1998. Por
lo tanto, si S.S. quiere decir que la presión fiscal sube porque le
apetece, dígalo, pero sepa que las cifras de contabilidad nacional no
son ésas. Y aunque ya sé que en un debate político las cifras de
contabilidad nacional no nos van a llevar muy lejos, lo que no me
puede pedir es que no las utilice, porque me lo pone muy fácil.

Critíqueme las medidas impositivas. Ya sabemos que ustedes no
hubieran reducido el impuesto sobre plusvalías ni el impuesto sobre
las pymes ni el impuesto sobre los salarios ni el impuesto sobre la
inversión de las empresas. No hubieran hecho nada de eso. Ya lo
sabemos. También sabemos que los 400.000 empleos anuales que creamos
no se hubieran producido. Eso lo sabemos nosotros y lo sabe
perfectamente la gente que recorre la calle.

Me ha hablado usted -lo lamento, señor Almunia, pero se lo tengo que
decir, porque no debe seguir por ahí- de la relación impuestos
directos e indirectos. Aparte de la profundidad científica de ese
debate, en la que no voy a entrar, no le han informado sus
colaboradores de que una parte de los impuestos directos aparece
ahora en el sistema de financiación autonómica. Y lo mismo le han
hecho a S.S. respecto al gasto social. Tenga usted en cuenta que en
estos momentos hay una parte de los ingresos de IRPF que aparecen a
través del sistema de financiación autonómica, cosa que toda la
Cámara no tiene por qué saber, pero hay gente que debería de saberlo,
sobre todo cuando se lo hemos dicho a lo largo de este debate. Yo
lamento que S.S. lo haya utilizado. Si S.S. está interesado en saber
en términos homogéneos cómo evolucionan los impuestos directos e
indirectos en nuestro país, yo, muy gustosamente, se lo voy a decir.

Los impuestos directos, corregidos en términos homogéneos, que es la
única manera en que nos podemos entender si queremos hacer algún
debate, en estos momentos, en el año 1999, han sido 8 billones
549.000 millones. En los impuestos indirectos S.S. tiene que tener en
cuenta que ahora contabiliza el recargo de la tarifa eléctrica -que
sabe que lo hemos tenido que convertir en un impuesto por imposición
de la Unión Europea y que era un recargo que ya existía y que no sé
si S.S. lo encuentra mal o lo encuentra bien, pero existía-. Por lo
tanto, en términos homogéneos, los impuestos indirectos en el año
1999 han sido 7 billones 849.000 millones, es decir, 700.000 millones
menos. En el año 2000 las previsiones son 300.000 millones menos.

Tenemos suficientes cosas en las que no compartimos su política
económica para que me extienda



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mucho más sobre lo que supongo que es un error material que no tiene
mayor importancia.

En cuanto a las cuestiones sociales que me ha planteado, ha dicho muy
enfáticamente que este Gobierno está produciendo una regresión en la
economía y en la sociedad española. Pues no será, por ejemplo, en los
jóvenes que no tengan empleo, porque se ha reducido el paro en el 50
por ciento. Luego ahí tenemos que saber que hay un colectivo de
jóvenes... (Rumores.) Señorías, ya sé que a ustedes el empleo no les
sirvió más que para ganar unas elecciones, prometer 800.000 puestos
de trabajo y crear 800.000 parados (Aplausos.), pero para el resto de
los españoles es un tema importante. Y así como hay otros temas como
las comparaciones homogéneas o no, a cuyo debate no le doy ninguna
importancia porque eso le puede pasar a cualquiera, los temas de
empleo me parecen suficientemente serios como para que ustedes estén
dispuestos a debatirlos en profundidad. Se ha reducido el desempleo
de los jóvenes en un 50 por ciento.

Nos ha criticado sobre la temporalidad. Por cierto, para el autor de
los contratos de temporalidad está bien. Teniendo en cuenta que fue
usted el que metió a este país en esa línea... (Aplausos.) Ya sé que
han pasado muchos años, pero S.S. es el autor de la criatura, y hemos
tenido que venir nosotros para hacer un contrato estable pactado con
sindicatos y con empresarios, que ha permitido que un millón de
españoles tenga un contrato estable que no tenía. La temporalidad se
ha reducido. Su señoría me podrá decir que se ha reducido poco, que
el 32 por ciento de temporalidad en el año 1999 es mucho. Yo le doy
la razón, pero estamos reduciéndola y está aumentando la estabilidad
en el empleo.

Su señoría me ha dicho muy enfáticamente que hay que crecer de otra
manera. Por favor, que no sea como antes (Risas.), porque en la
recuperación de 1985 a 1995 sólo se trasladaba el crecimiento al
empleo en el 50 por ciento; en la recuperación -a medias- de 1990 a
1995 sólo se trasladaba el crecimiento al empleo en el 25 por ciento
y en estos años se está trasladando en el 80 por ciento. Por eso las
cifras de productividad no son buenas, señor Almunia. Eso es de
cajón. Su señoría me puede decir que la economía española no puede
mantener un ritmo de creación de empleo a base de muy baja
productividad, que con un PIB creciendo al 3,7 y un empleo creciendo
al 3,3 estamos en una situación en la que probablemente una parte del
empleo que está apareciendo es porque está aflorando empleo
sumergido. Tiene razón, pero yo lo único que le pido es que si S.S.

va a tratar de definir un nuevo modelo de crecimiento, por favor que
no sea el de antes. Invéntese uno en el que en vez de trasladar al
crecimiento el 80 por ciento traslade usted el cien por cien, pero
entonces no sé qué hará usted con la productividad. Tendrá usted que
elegir entre una de las dos cosas y seguramente S.S. se dará cuenta
de que el índice de creación de empleo en relación con el crecimiento
no lo vamos a poder mantener en este ritmo.

Cuando hablamos de la protección social es bueno saber algo que le he
dicho en mi primera intervención y que le vuelvo a reiterar, porque
es de las pocas cosas por las que estoy orgulloso de esta
legislatura, y es que es la primera legislatura en diez años en la
que no hay un recorte social. La primera. (Aplausos.) Y es la primera
legislatura en la que nosotros hemos dado derechos sociales a un
contrato laboral que ustedes crearon y que la gente llamaba contrato
basura, porque era el primer contrato legal, yo creo que era la
primera vez en 30 ó 40 años en España, en que una persona trabajaba
y no tenía derechos sociales.

Su señoría dice que estamos produciendo una regresión. En el caso de
los jóvenes S.S. a lo mejor nos pediría que redujéramos el paro más
deprisa, y yo le aceptaré siempre que me pida eso, pero creo que el
panorama social ha cambiado. En los parados de larga duración también
se ha producido una disminución muy importante, del 48 por ciento.

Por tanto, señoría, tendríamos que aceptar que en esta legislatura se
han sentado las bases para que se cree empleo en este país a un ritmo
como no lo habíamos podido crear, porque S.S. sabe como yo lo que
significa crear empleo a tres veces el ritmo de la media europea. Si
hubiéramos sido capaces todos, ustedes, nosotros y la sociedad
española, de hacerlo en los años ochenta y en los primeros años
noventa, no tendríamos el problema que tenemos. Seguramente a S.S. le
hubiera gustado cuando fue ministro de Trabajo, en vez de despedirse
del Ministerio con 684.000 parados más, hacerlo con 684.000 personas
más trabajando. Estoy seguro, no me cabe la menor duda. (Aplausos.)
Me ha dicho S.S. que está preocupado por la evolución del sector
exterior. ¿Por qué está preocupado? ¿Está preocupado por el
crecimiento de las importaciones o está preocupado por el crecimiento
de las exportaciones? Por el crecimiento del turismo no estará
preocupado, ¿no? Si está preocupado por el crecimiento de las
exportaciones, se dará cuenta S.S. de que en el primer semestre han
crecido más que en Francia o que en Alemania. (Un señor diputado: La
balanza.) ¿Por la corriente o por la de capitales? Porque también
tienen ustedes que elegir, porque el turismo arregla las cosas.

(Aplausos.)
Si S.S. está preocupado por las importaciones, le diré que nuestro
ritmo de importaciones, que sin duda es alto, está relacionado con
que en este momento tenemos una demanda interna mucho más alta que la
de nuestros competidores (Un señor diputado: Ya estamos con la
demanda interna otra vez.), pero S.S. también debe saber que los
datos de los últimos tres meses van confirmando lo que a todas luces
es una realidad, que nuestros principales clientes están mejorando,
que la mayor parte del mundo, exceptuando América Latina, está
mejorando a buen ritmo, y eso está aumentando nuestras exportaciones,
que están creciendo ya, en los datos de agosto, al 3,4, y que, sin
embargo, se está produciendo una ligera desaceleración de nuestras
importaciones.




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Además S.S. tiene que saber que con el ritmo de crecimiento del
turismo, que por primera vez se está comportando de manera totalmente
distinta del resto de nuestro sector exterior, estamos teniendo
financiación más que suficiente como para que no tengamos un
estrangulamiento desde el punto de vista del sector exterior. Desde
luego, sería lamentable que la economía española se estuviera
comportando peor ante la crisis internacional que otras, en términos
de exportaciones, pero no siendo así, sinceramente, señor Almunia,
siendo siempre todo discutible, no creo que aquí radique el mayor
problema que podemos tener en los próximos meses.

Voy a pasar a la educación. Su señoría ha dicho muchas cosas sobre la
educación y sobre los acuerdos que tiene el Gobierno respecto a la
evolución de la situación de los funcionarios. Señoría, sobre la
educación yo le diría -y no me queda más remedio que hablar de la
legislatura pasada, qué le voy a hacer- que ustedes inventaron la
Logse. ¿Qué hemos tenido que hacer en educación? Lo primero de todo
rellenar el desfase de 267.000 millones de inversión en la Logse que
ustedes no hicieron. Es decir, ustedes aprobaron la Logse, nosotros
les pedimos una memoria financiera y ustedes no la quisieron hacer.

En el año 1992, primer año de la Logse, ustedes tenían que invertir
90.000 millones; invirtieron 11.000 -el primer año tal vez iban
ustedes mal; ¿qué pasaba?-. El segundo año tenían que invertir 76.000
millones; invirtieron 14.000. El tercer año tenían ustedes que
invertir 46.000 millones; invirtieron 13.000, y el último año, como
pusieron ustedes un objetivo de inversión de 9.000 millones, lo
cumplieron. Estuvo muy bien. Pero es que siguen así. Donde gobiernan
ustedes siguen así. En términos de inversión de las comunidades
autónomas, en el período 1992/1999, ¿cuál es la comunidad autónoma
que invierte menos en educación? Andalucía. (Rumores y protestas.)
Andalucía, señorías, Andalucía. Cataluña el 30 por ciento; Navarra,
el 32 por ciento; Galicia, el 29 por ciento; la Comunidad Valenciana,
el 30 por ciento; Andalucía, el 21 por ciento. Pero, lo que es más
grave, los recursos de la comunidad autónoma andaluza han crecido
casi el 38 por ciento y, sin embargo, ustedes, que gobiernan ahí,
mantienen la inversión más baja de todas las comunidades autónomas
que tienen transferida la educación (Aplausos.)
Además, S.S. ha dicho algo que me sorprendido. Ha dicho que nosotros
estamos orientando la educación hacia los conciertos y la educación
privada. Señoría ¿sabe usted lo que sucede donde ustedes gobiernan,
en términos de conciertos? El aumento de conciertos entre 1992 y 1998
en el territorio MEC ha sido del 50 por ciento; en Galicia, el 32; en
Valencia, el 45, y en Andalucía el 62.

Señoría, es importante que nos dejemos de palabras. Su señoría está
en la oposición y tiene capacidad para hacer propuestas que no se
pueden testar, pero de las que se puedan testar, señoría, no me puede
pedir que yo no le pregunte cómo le puedo creer. Su señoría me
puede decir lo que quiera sobre cosas en las que S.S. no tenga
experiencia, pero en las que la tenga, ¿por qué hemos de anularla, si
tal vez es muy valiosa, señor Almunia?
Su señoría está diciendo que el acuerdo sobre la Función pública al
que el Gobierno ha llegado con los sindicatos, menos con uno, es
nocivo. Independientemente de que un sindicato llegue a un acuerdo
con el Gobierno o deje de llegar, si utilizamos los criterios del
acuerdo al que ustedes llegaron, es decir, utilizar como medida de
crecimiento del poder adquisitivo la masa salarial -y sus expertos en
esto le explicarán que es un tema importante que ahora ya no admiten
los sindicatos-, resulta que los funcionarios han ganado el 1,5 de
poder adquisitivo, porque los deslizamientos, las antigüedades y
otras muchas cosas tienen su importancia. Creo que es injusto S. S.

cuando dice que no sabe cómo se va a utilizar un fondo que van a
administrar los sindicatos con el Gobierno para tratar de equiparar
las situaciones de funcionarios y laborales más escandalosas y más
descolgadas de la realidad; no injusto hacia el Gobierno -es muy
fácil que lo sepa, no tiene más que presentar un escrito y lo sabe-,
sino hacia los sindicatos que no tienen ninguna manera de defenderse
de esa afirmación que a mí me parece injusta.

Ya le he dicho a S. S. que, en cuanto al gasto social, le han dado
mal las cifras, crece un billón de pesetas, porque a S. S. no le han
contabilizado los 500.000 millones de las transferencias de
Educación, pero es un defecto material que tampoco tiene mayor
importancia.

A S. S. los 60.000 millones de reserva de la Seguridad Social le
parecen poco. Indudablemente, no le voy a contestar que no a esa
afirmación, serían mejor 90.000, 100.000 ó 120.000, pero lo que pasa
es que es la primera vez. Ustedes estaban tan convencidos de que la
Seguridad Social estaba en quiebra -cuando nos la dejaron- que se han
pasado tres presupuestos anunciándonos la quiebra de la Seguridad
Social. Me da igual que fuera usted o que fuera el señor Borrell,
pero estaban convencidos de que, al dejar mal dotadas las pensiones y
el préstamo financiero de la Seguridad Social en 1996, nosotros no
podríamos pagar las pensiones. Es más -el señor González siempre está
ocupado en cosas más importantes- (Aplausos.), el señor González, en
el año 1997, iba recorriendo España anunciando que tendríamos que
hacer recortes sociales. Da la simple casualidad de que no se ha
producido eso. La Seguridad Social tiene hoy un superávit, para el
año 2000, de 90.000 millones. ¿A S. S. le parece mal ese superávit?
No me lo puedo creer, a S. S. le parece bien. ¿Le parece que es poco?
Me parece lógico que en la oposición parezca poco. Su señoría me
pregunta una cosa que no he entendido. ¿Por qué hace falta una ley
para aplicar el fondo de reserva? Lo aplica perfectamente la
Tesorería de la Seguridad Social, no necesitamos ninguna ley. Otra
cosa es que en el Pacto de Toledo puedan decidir los grupos
parlamentarios lo que quieran, y nosotros opinaremos a través de
nuestro grupo parlamentario, pero desde el punto de vista de la apli
cación



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de la reserva, sepa S. S. que nuestra impresión y nuestros informes
no nos indican para nada eso.

A S. S. le parece que la distribución de las políticas del
presupuesto del 2000 es mala. Se la voy a leer a la Cámara a ver qué
opina. Las pensiones van a crecer el 5,5 por ciento; la Sanidad, el 8
por ciento; la Educación, el 10 por ciento; las políticas activas de
empleo, el 22 por ciento; las infraestructuras, el 7,7 por ciento;
y la investigación y desarrollo, el 10 por ciento. ¿Cree S. S. que hay
otras políticas que deberían crecer o cree que éstas crecen
demasiado? ¿Cree que deben de crecer más? Porque eso no me lo ha
dicho, simplemente ha dicho que la distribución de políticas no le
parece conveniente. No quiero explicarle cómo crecían las políticas
en otros momentos porque me va a acusar S. S. de hacer oposición y no
vale la pena. (Aplausos.)
Vamos a hablar de la inversión. Su señoría puede decirnos que le
parece poco -me parece lógico, en la oposición todo parece poco-,
pero el esfuerzo de inversión pública, es decir capítulos VI, VII y
VIII, es de un billón de pesetas más que en el año 1995. Su señoría
puede decirme que no le parece suficiente, pero lo que no puede
decirme es que es menos, porque un billón de pesetas más no puede ser
menos; es más por definición. (Aplausos.) Además, S. S. ha dicho algo
con lo que no estoy nada de acuerdo: que nuestra inversión ha sido
una inversión sin criterio. Está completamente equivocado, señor
Almunia. Nuestro principal criterio en inversión ha sido la cohesión
social, y se lo voy a decir. (Un señor diputado: ¿Y en León?) No, en
León nuestro principal objetivo era ganar esas elecciones y las hemos
ganado. (Aplausos.) Si me permiten que se lo diga, se las vamos a
volver a ganar, sin ninguna duda. (Aplausos.-Un señor diputado
pronuncia palabras que no se perciben.) No, en infraestructuras.




Aparte de que la inversión regionalizada hoy es más transparente que
antes (hay más porcentaje de inversión regionalizada, lo cual hace
más fácil el control de la Cámara y las discusiones), quisiera
decirles que de los 5.243.000 millones -casi 44.000 millones-
regionalizados, un 42,8 por ciento ha ido a comunidades con una renta
per cápita inferior o igual al 70 por ciento de la media europea; una
cantidad inferior, un 30 por ciento, ha ido a comunidades cuya renta
está entre el 70 y el 80 por ciento de la renta europea y al resto de
las comunidades ha ido el 27,9 por ciento. Ese es nuestro criterio.

¿Ustedes creen que hay que distribuir la inversión pública de otra
manera, que hay que primar a las comunidades más ricas sobre las
comunidades más pobres o que no hay que tener ningún criterio de
redistribución? Expónganlo. Será francamente interesante escucharles.

Sobre financiación autónomica, no me queda más remedio que volverle a
preguntar, señor Almunia. Dice usted que tengamos en cuenta el censo
del año 1996. Señor Almunia, usted está al corriente de los debates
que se producen en la Cámara andaluza, ¿no? En la Cámara andaluza, la
semana pasada se produjo un
debate sobre este presupuesto, lo cual realmente está bien. Es decir,
ellos -supongo que debatirán sobre el suyo también alguna vez-
debaten sobre nuestro presupuesto. Ese debate, al menos para
nosotros, tuvo una utilidad y es que el Grupo Parlamentario Popular
le hizo una oferta al presidente de la Comunidad Autónoma andaluza. A
lo mejor S.S. no está al corriente y por eso ha dicho lo que ha
dicho. El Grupo Parlamentario Popular le dijo al presidente de la
Comunidad Autónoma andaluza que aceptara el sistema de financiación y
que pidiera la garantía de que en ningún caso Andalucía estaría por
debajo de la media de financiación per cápita censo 1996. ¿A que el
señor Chaves no viene a plantearnos ese acuerdo? ¿A que no (usted
sabe por qué y yo también), a que no? (Aplausos.-La señora Fernández
de la Vega Sanz: ¡Vais a perder, no vais a ganar nunca, jamás!.-
Rumores.)
Ahora pasemos, lentamente, a responder al esfuerzo que ha hecho el
señor Almunia sobre la falta de modelo. Nos ha dicho que hubiera
aplicado los CTC a bajar la tarifa eléctrica. Usted sabe que eso es
imposible. Pero, señor Almunia, ¿cómo puede usted decir eso? ¿La
tarifa eléctrica la va usted a bajar subvencionándola? ¡Pero si los
CTC no incrementan la tarifa eléctrica! ¡Si ustedes lo saben! Es un
debate falso, exactamente igual de falso que el del lino. Ustedes
podrán discutir si el traspaso a la competencia del sector eléctrico
vale tres billones (como ustedes preveían cuando estaban en el
Gobierno) o uno y medio. Es una discusión técnica en la que
seguramente, como en toda discusión técnica, habrá cifras para todo.

Pero pretender que los CTC son una cuenta corriente de la que usted
puede tirar para bajar la tarifa eléctrica... Al que le haya dicho
eso no lo tenga usted de asesor en temas eléctricos, no lo tenga
usted de asesor. (Rumores.)
Después me ha dicho que usted no habría hecho el recetazo. ¿Cuál de
ellos, el de 1993 o el nuestro? ¿Usted hubiera mantenido, por
ejemplo, que las compañías farmacéuticas siguieran vendiéndole al
sistema de Seguridad Social medicinas que no tienen valor
terapéutico? (Rumores.) Pues eso, salvo que sea usted accionista de
una compañía farmacéutica, no tiene ninguna racionalidad. ¿Por qué va
a pagar la Seguridad Social por unos fármacos que no tienen valor
terapéutico, me lo quieren ustedes explicar? (Rumores.) Si lo que
quiere S.S. (por que al menos eso lo ha dicho claramente y le he
entendido) es aplicar genéricos y precios de referencia, bienvenido a
casa, señor Almunia. Eso es lo que nosotros estamos haciendo.

(Aplausos.) Y cómo será de incómodo, señor Almunia, que las compañías
farmacéuticas nos han llamado de todo por aplicar los precios de
referencia. Bienvenido a casa, no sabe lo que me alegro de que esté
usted de acuerdo con los genéricos y con los precios de referencia.

No hace falta que lo ponga usted en su programa, ya está en marcha,
es legal, está pasando; se ahorra usted eso en el programa.

(Rumores.)
En cuanto a los salarios reales de la Función pública, usted los
ligaría al IPC real. Esa es la propuesta que



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hace usted. ¿Seguro? No lo sabemos. Es justamente lo contrario que
hizo S.S. con las pensiones, que las ligó al IPC previsto, y lo que
hicieron sus antecesores en las negociaciones con los funcionarios.

Si yo fuera funcionario en este momento, no me lo creería. Se lo digo
con toda sinceridad.

Por último, S.S. me plantea lo de siempre: subiría los impuestos y
aumentaría el gasto. Esa es la gran solución para el modelo de
crecimiento español en el siglo XXI. Subamos los impuestos y
aumentemos el gasto. Señoría, si esa es la propuesta, es más de lo
mismo. Por desgracia, es exactamente lo que nos llevó, siendo S.S.

ministro, a incumplir la promesa de los 800.000 puestos de trabajo;
es lo que nos llevó a un recorte de prestaciones de desempleo en
1992, siendo ministro su portavoz; es lo que nos llevó a una pérdida
de empleo de casi 300.000 personas en la legislatura pasada, siendo
ministro el señor Griñán, teniendo que introducir los contratos
basura, y es lo que nos ha llevado a una situación prácticamente de
quiebra en la Seguridad Social.

Si todo lo que ustedes van a ofrecer en el futuro a los españoles es
más impuestos y más gasto público, eso es el círculo que todos
conocemos: más impuestos, más gasto público, más paro, más impuestos,
más deuda, más déficit y recortes sociales, que es lo que ustedes,
probablemente de forma involuntaria, nos han venido dando en todas
las legislaturas, menos en una, en las que han gobernado.

(Prolongados aplausos. -El señor De Torres Gómez pronuncia palabras
que no se perciben).




El señor PRESIDENTE: Gracias señor vicepresidente.

Señor De Torres, don Luis, segunda amonestación.

Tiene la palabra el señor Almunia.




El señor ALMUNIA AMANN: Señor presidente, señorías, señor Rato, cada
vez es usted más una caricatura de sí mismo cuando sube a esta
tribuna a modificar porcentajes, a cambiar el cubilete de lado, a
trucar todas las cifras...(Aplausos.) Con esas fichas que tiene, con
lo que le pasa el señor Pimentel, que le tiene a su lado, con todo lo
que ha tenido por ahí trabajando por los ministerios...( Rumores.)
Con ese grupo que tan cálidamente le respalda, usted no puede negar
la evidencia y es que no he dicho todo lo que a usted le gustaría que
yo hubiese dicho para poderme replicar como lo ha hecho, porque ha
utilizado frases, argumentos, razonamientos que no he dicho ni pienso
decir, que a lo mejor piensa usted, pero yo no. Señor Rato, a esta
tribuna se sube uno a responder en réplica a lo que sí he dicho y a
lo que usted ha olvidado responder. Para empezar, le recuerdo una
pregunta muy directa que le he hecho. ¿Está usted dispuesto a
renunciar a los dos mil millones de pesetas de sus dos campañas de
autobombo para dedicarlos al programa de atención a las familias de
los enfermos de Alzheimer? ¿Sí o no? Responda. (Aplausos.) Señor
Rato, esto es el Parlamento. Usted es el Gobierno, usted tiene que
responder a lo que se le dice aquí, si no, usted pervierte este
debate y
trae aquí cuestiones que yo no he suscitado, que a lo mejor a usted
le hubiese gustado que se suscitasen, pero que no están en el «Diario
de Sesiones» en mi boca.

Ha empezado usted hablando de las previsiones. Hay previsiones
macroeconómicas hechas por el Fondo Monetario, por el Banco Mundial,
por un Gobierno, por otro, por el nuestro y por el suyo, que se han
cumplido y otras que no se han cumplido. Usted reconocerá algo obvio:
que la previsión de crecimiento de los precios para el año 1999, que
usted trajo aquí en el debate presupuestario del año pasado, no se ha
cumplido; que la ha tenido que corregir al alza y que su corrección
al alza, que todavía en el mes de abril de este año negaba, lleva
serios riesgos de no cumplirse y de quedar sobrepasada por los
hechos. Usted ha citado a Estados Unidos y a Holanda, ¿por qué no
cita todos los demás países de la Unión Europea salvo Holanda? ¿Por
qué no trae aquí la cifra de la media de inflación de los países de
la zona euro para demostrar que la nuestra está muchas décimas por
encima cuando la inflación de la zona euro ligeramente supera el 1
por ciento, es decir, que estamos casi en el doble de inflación que
en la zona euro? (El señor vicepresidente, FernándezMiranda y Lozana,
ocupa la Presidencia.) ¿Por qué no dice que ahora el diferencial de
inflación es mucho más peligroso para nuestra competitividad por el
hecho de que usted ni nadie puede ya recurrir al tipo de cambio para
compensar las pérdidas de competitividad? ¿Por qué no reconoce que el
saldo exterior de la economía española por cuenta corriente en los
últimos doce meses se ha invertido de signo por valor de 800.000
millones de pesetas y que hay mercados en los que nuestras
exportaciones están perdiendo cuota, a pesar de que en otros mercados
todavía seguimos aguantando con las ventas de nuestros productos al
exterior? ¿Por qué no se pone usted a gobernar en vez de convertir
este debate desde esta tribuna en un mal debate de un mal político de
provincias? (Aplausos.-Rumores.)



En cuanto a la inflación, señor Rato, he dicho que en
telecomunicaciones, en los últimos tres años, nuestros precios han
aumentado y los precios de la zona euro, de los países con los que
competimos, se han reducido en un 6,5 por ciento. Si escuchase más en
vez de leer sólo las fichas que le pasan y que trae escritas desde el
Ministerio, a lo mejor contestaría algo de lo que de verdad le digo.

(Rumores.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Señorías,
silencio.




El señor ALMUNIA AMANN: ¿Y por qué suben aquí las telecomunicaciones
en estos tres años y en otros países bajan los precios? Porque
ustedes no están liberalizando como están haciendo otros países, y
como se puede y se debe liberalizar a finales de los 90. No sea
demagógico. No compare aquí los precios de Internet cuando estaba
empezando con los que cuesta conectarse



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ahora. Lo que usted tiene que decir aquí es si de una vez por todas
liberaliza la llamada local y si de una vez por todas pone un precio
competitivo y no prohibitivo a los que nos conectamos a Internet,
dejando a España en el último lugar del índice europeo de ciudadanos
conectados a Internet. Eso es a lo que usted tiene que responder y no
traer aquí precios de hace unos años, cuando las condiciones de
mercado eran radical y totalmente distintas a las actuales.

Por lo que se refiere a electricidad, veamos, señor Rato, los costes
de transición a la competencia, el regalo de las eléctricas, ¿es una
ayuda al Estado según la Comisión Europea, si o no? (Unos señores
diputados: ¡Sí!.-Otros señores diputados: ¡No!) ¿Ha decidido la
Comisión Europea que es una ayuda al Estado en julio, sí o no? (Unos
señores diputados: ¡Sí!.-Otros señores diputados: ¡No!) Sí es que sí
-que es que sí-, ¿me quiere usted explicar cuáles pueden ser las
consecuencias si se estima que una parte importante de ese regalo que
ustedes hicieron a las eléctricas va en contra de la legislación
comunitaria y le obligan a retirarlo? ¿Cuáles son las consecuencias?
Explíquelo. ¿Me quiere usted explicar -como yo digo a los españoles a
través de este debate y como dije en el debate sobre el estado de la
Nación- si no podríamos estar pagando unas tarifas eléctricas más
baratas si no hubiesen acordado ese regalo de las eléctricas, que
estamos pagando los consumidores de energía de nuestro bolsillo -no
lo paga usted del suyo sino los consumidores de energía eléctrica del
nuestro-, que es posible que sea considerado no acorde con el Tratado
de la Unión Europea, sí o no? (Varios señores diputados: ¡Sí!) Yo
creo que sí porque las tarifas eléctricas están más altas de lo que
deberían y porque estamos pagando, a través de las tarifas, el regalo
que ustedes hicieron a las compañías eléctricas.

Liberalización. Señor Rato, usted nos vendió aquí una y otra vez que
el problema del coste y del precio de las viviendas era la
legislación sobre el suelo que había que liberalizar. Su Gobierno
trajo aquí una ley y llevan ya bastante tiempo encargados de esa
política. ¿Es verdad o no que el precio de las viviendas está
aumentando al menos cuatro veces más de lo que aumenta en el resto de
la Unión Europea -un 1 por ciento-? ¿Es verdad o no que un joven con
150.000 pesetas al mes de renta no puede pagarse la vivienda, aunque
pongamos interés cero, ni siquiera al coste al que están saliendo al
mercado las viviendas de protección oficial? ¿Es verdad o no que está
sucediendo eso? (Varios señores diputados: ¡Sí, sí!- Otro señor
diputado: Contesta.-Rumores.)
La presión fiscal. ¿Es verdad o no que sube la presión fiscal en
estos años? (Varios señores diputados: ¡No, no!-Rumores.) Sus propios
datos dicen que sí; la documentación que trae el Ministerio de
Economía a esta Cámara, el libro amarillo, tiene cifras claras. Es
raro encontrar una cifra clara en un documento que traiga a esta
Cámara el señor Rato, pero hay cifras claras donde se ve que la
presión fiscal aumenta. Si se recauda más
en impuestos indirectos como el IVA -con las cifras que S.S. decía
desde esta tribuna-, con la presión fiscal prevista por usted al
principio del ejercicio, a igualdad de producto interior bruto, la
presión fiscal será mayor todavía al final del ejercicio; eso está
sucediendo. No está sucediendo en los impuestos directos sobre las
personas, está sucediendo a través de un mayor pago de impuestos
indirectos que, como usted sabe -le guste o no-, pagan igual los
ciudadanos con uno, tres, diez, cien o quinientos millones de
ingresos anuales.

Es verdad que usted ha declarado que no cree en la capacidad de los
impuestos para redistribuir la riqueza ni la renta. El señor Rato no
cree que los impuestos sean un instrumento que puede y debe
utilizarse para reducir las desigualdades entre los ciudadanos; lo ha
dicho él. (Rumores.) Es una posición que ustedes podrán mantener,
pero es reaccionaria y regresiva. (Aplausos.) Los impuestos, entre
otras cosas, están para corregir la distribución de la renta a favor
de quienes menos renta tienen y eso no es incompatible -aunque para
ustedes probablemente sí lo sea en su mentalidad reaccionaria y
regresiva- con una economía eficiente. (El señor presidente ocupa la
Presidencia.) Eso no significa que estemos proponiendo más impuestos,
estamos proponiendo mejores impuestos. Quienes están aumentando la
presión fiscal son ustedes, no nosotros. (Rumores.-Un señor diputado:
¡Ahí, ahí!) Quienes proponen más justicia fiscal somos nosotros, no
ustedes. A ver si dejamos claros los términos de este debate por
mucho que usted lo embrolle, señor Rato. (Rumores.) ¿Estamos de
acuerdo con la cifra de déficit que tiene el plan de estabilidad? Sí;
se puede hacer una política presupuestaria muy distinta y mucho mejor
que la que ustedes hacen cambiando la estructura de los ingresos, sin
aumentar la presión fiscal -que ustedes la aumentan-, y cambiando las
prioridades del gasto; cambiando las prioridades que ustedes tienen
por otras que responden más y mejor a las necesidades y a las
demandas de la gente. Eso es lo que nosotros proponemos, no esa
maraña que usted se ha inventado de más impuestos menos gastos, más
no sé que y menos no sé cuánto; eso será usted quien lo piense. Yo le
propongo el mismo déficit público, una política de ingresos más justa
y una política de gastos con otras prioridades. ¿Cuáles son las
prioridades que ustedes tienen? Dice usted: No hemos hecho recortes
sociales. Es mentira; ustedes han hecho recortes sociales, señor
Rato. (Rumores.) Podrá juzgarse la medida como se quiera, pero ¿no es
un recorte social la desprotección de algunos trabajadores en las
reformas laborales que usted y su Gobierno han defendido en esta
Cámara, sí o no? (Rumores.) ¿No es recorte social el recetazo que
usted trajo a esta Cámara, sí o no? ¿No es recorte social reducir las
becas, sí o no? (Varios señores diputados: ¡Sí!) ¿No es recorte
social dedicar más dinero a la enseñanza privada y menos a la
pública, sí o no? (Aplausos.) ¿No es recorte social que caiga la
cobertura de desempleo como está cayendo, si o no? A ver si usted
está en la



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realidad y no en la palabrería, señor Rato. Ustedes están haciendo
una política socialmente regresiva.

Pensiones. Ha dicho usted por enésima vez que los pensionistas han
mejorado de poder adquisitivo en 400.000 millones de pesetas. Señor
Rato, en cuatro años de legislatura, incluida la subidilla de
pensiones mínimas que le hemos arrancado hace un mes, el poder
adquisitivo de las pensiones no llega a aumentar en un punto por año.

Dependiendo de cuál sea la desviación de inflación a final de este
año, a lo mejor se puede hacer la cuenta de que en el conjunto de la
legislatura las pensiones mínimas han subido un punto de poder
adquisitivo. En la fase anterior, que usted tanto tiene presente,
podía reconocer -en vez de mentir, como ha mentido sobre la evolución
de las pensiones bajo los gobiernos socialistas- que cada año -siendo
ministros Joaquín Almunia, Manuel Chaves, Luis Martínez Noval o José
Antonio Griñán- subían de poder adquisitivo las pensiones a un ritmo
de tres puntos por año. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Señor Almunia, vaya concluyendo, por favor.




El señor ALMUNIA AMANN: En educación, señor Rato, pregunte al sector,
por favor. (Sí, sóplele, señor Pimentel, a ver si trucan algún
porcentaje.)En educación pregunte, por favor, a la comunidad
educativa, a ver qué piensan de su política educativa. Pregunte a los
padres de alumnos, a los maestros, a los profesores de instituto, a
los rectores de la universidad, a quien quiera que conozca lo que
está pasando con la enseñanza pública. Pregúntenos a quienes tenemos
a nuestros hijos en la enseñanza pública a ver cómo cuidan ustedes la
enseñanza pública y cómo, en comparación con el cuidado que le
otorgan a la enseñanza privada, transfieren determinadas cantidades
para conciertos a niveles no obligatorios y con entidades privadas de
enseñanza. Pregunten, a ver si se enteran de lo que está pasando en
este país. (Aplausos.)
Fondo de reserva. La cuantía del fondo de reserva, señor Rato, no
sólo es insuficiente sino que, en ausencia de ley -esa ley que tanto
le molesta-, no sabemos quién lo va a gestionar, en qué se va a
invertir, cómo se va a controlar y cuál es el objetivo de dimensión
de ese fondo. No sabemos nada. Lo único que sabemos es que ustedes
han tenido que pintar a toda prisa 60.000 millones de pesetas en un
crédito presupuestario, tres meses después de que el señor Aznar, en
el debate del estado de la Nación, dijese que era una locura del
señor Almunia poner un fondo de reserva para prever las contingencias
y las necesidades de futuro del sistema público de pensiones de la
Seguridad Social. Mire cómo ponen el fondo de reserva, cómo se
gestiona, cómo lo regulan, cómo prevén la inversión de sus recursos,
qué cuantías están estimando como necesarias en proporción a las
obligaciones de pensiones de los respectivos sistemas públicos,
Alemania, Bélgica, Francia o cualquier otro país de la Unión Europea,
y luego venga aquí y hable en serio de Seguridad Social. No haga
trucos con la Seguridad Social, señor Rato. No estaba ni está en
quiebra. Lo que sí tiene la Seguridad Social, tres años y pico
después de empezar ustedes a gestionarla, es un billón y medio más de
deuda. (Rumores.) ¿Cómo es posible eso? ¿Me lo quiere usted explicar?
¿Me quiere usted explicar cómo, según ustedes, recibieron una
Seguridad Social en quiebra y ahora es una Seguridad Social boyante y
en sus propias cifras, al final del año 1998, el endeudamiento de la
Seguridad Social es un billón y medio de pesetas superior al momento
en que ustedes asumieron la gestión del sistema? ¿Cómo es eso
posible? ¿Cómo es posible que ustedes sigan considerando, de manera
empecinada, que los complementos de mínimos de las pensiones públicas
de la Seguridad Social no son prestaciones de naturaleza no
contributiva que tendrían que estar ya financiándose con impuestos?
¿Cómo es posible que ustedes jueguen así, cambiando transferencias
del Estado de unas partidas a otras de la Seguridad Social, dejando
al lado de los 60.000 millones de pesetas, que no sabemos cómo se van
a gestionar, 600.000 millones de pesetas de complementos de mínimos
que siguen todavía financiándose con cotizaciones sociales, es decir,
siguen detrayendo, a través de esa financiación, recursos que
debieran estar dotando el fondo de reserva de las prestaciones
contributivas de la Seguridad Social?



El señor PRESIDENTE: Señor Almunia, debe concluir.




El señor ALMUNIA AMANN: Sí, señor presidente, en dos minutos.

Inversión pública. Señor Rato, en inversión pública los datos son
concluyentes. En el año 1990 en pesetas constantes ponemos 100 como
índice de la cuantía de la inversión pública; en el año 2000, 61
pesetas. Ha caído un 40 por ciento y desde que ustedes gobiernan ha
caído un 23 por ciento con ese índice 100. Ha habido por medio, por
si no se enteró usted, en mitad de todo el fragor de la anterior
legislatura, una recesión muy fuerte aquí y fuera de aquí que exigió
compromisos muy serios de nuestro sector público. Cualquiera sabe,
hasta usted, que no es lo mismo hacer un presupuesto en plena
recesión europea, mundial, que afecta por supuesto a España, que en
pleno ciclo expansivo de Estados Unidos, de toda la Unión Europea,
que por supuesto también beneficia a España. Comparando (no
cantidades heterogéneas, que es lo que a usted le gusta) cantidades
homogéneas de dos años con buena situación económica, buen
crecimiento económico y buen entorno internacional, se pasa de 100 en
el año 1990 a 60, un 40 por ciento menos, en el año 2000 en inversión
pública. Por lo menos, si la repartiesen bien algo ganaríamos.

(Rumores.) ¿Quieren que les hable de León? (Varios señores diputados
del Grupo Popular: Y del AVE también, de las comisiones de AVE.) Pues
díganme,si quieren que les hable de León, de dónde sale el



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dinero de ese acuerdo. ¿Han engañado a la UPL? ¿Vale 200.000
millones? Lo que valga, díganme, por favor, de dónde sale? Dejen ya
de engañar a esta Cámara y a los ciudadanos españoles. (Rumores.-
Aplausos.)
Por último, financiación de comunidades autónomas. Señor Rato, el
modelo con que se inició esta legislatura está por los suelos, hecho
añicos, porque era absoluta y totalmente incompatible con su reforma
del IRPF y le han tenido que ir poniendo parches, ley de
acompañamiento tras ley de acompañamiento, ley de presupuestos tras
ley de presupuestos, y el último parche, que no lo han podido poner,
lo trae usted a esta tribuna con las ofertas que el portavoz del PP
en el Parlamento de Andalucía hizo o dejó de hacer al señor Chaves.

Sea serio, señor Rato, sean serios, señores del Gobierno, del sistema
de financiación autonómica no se habla a escondidas y de tapadillo;
se habla en público, con transparencia, en el debate del estado de
las Autonomías en el Senado, que se niegan a hacer en contra del
Reglamento del Senado, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera,
con luz y taquígrafos, delante de todas las comunidades autónomas, y
aquí en el momento en que estamos debatiendo los Presupuestos
Generales del Estado para el año 2000. Usted no tiene justificación
ninguna, ni su Gobierno la tendrá, para explicar al pueblo andaluz
por qué 400.000 andaluces han estado fuera del acceso a los recursos
que les corresponden como ciudadanos de España para la educación de
sus hijos o para la atención de la protección de la salud de sus
padres, de ellos mismos o de cualquiera que tenga el derecho de
ciudadanía en España. (Rumores.- Aplausos.) Luego, no se sorprendan
del resultado que dan las elecciones; los andaluces no van a olvidar
nunca el maltrato que ustedes les han dado en esta legislatura, al
calor de un modelo de financiación autonómica que lo tuvo que pactar
usted con aquellos señores, los que hace ya tiempo que lo están
denunciando.




Nada más. Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Almunia.

Tiene la palabra el señor vicepresidente.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor presidente.

Le voy a decir lo que son recortes sociales, señor Almunia, para que
no nos equivoquemos. Por ejemplo, eliminar las prestaciones
familiares... (La señora Rubiales Torrejón: ¡Pero si estás gobernando
tú!) Pero es que me preguntaba porque no sabía lo que eran recortes
sociales.




El señor PRESIDENTE: Señora Rubiales.

Adelante, señor vicepresidente.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Le voy a poner un ejemplo (en
España hay experiencia): por nacimiento de hijo a 258.000 españoles
que tenían derecho y por ley se les quita. (Rumores.) Se amplian sin
ningún período transitorio los plazos de cotización de las pensiones
reduciendo la cuantía inicial para las de invalidez, reduciendo de la
cuantía inicial de las pensiones de jubilación y ampliando el período
de cotización en las dos de diez a quince años... (Rumores.-Varios
señores diputados: Si el que está gobernando eres tú.)



El señor PRESIDENTE: Señor Griñán.

Señorías, guarden silencio.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato y Figaredo): No he dicho una fecha todavía, el que
sabe la fecha es el señor Almunia; están ustedes lanzándose demasiado
deprisa, no he dicho la fecha. (Rumores.-Protestas.)
Las medidas que caben destacar del año 1985, que fueron un recorte
social por ley, cuando a un español que hasta ese día tenía unos
derechos se le quitaron, las acabo de mencionar. Los recortes, por
ejemplo, que se plantearon en el año 1992 por decreto ley, después
por ley, reduciendo las prestaciones de desempleo a aquellos
trabajadores que no hubieran cotizado un mínimo cuando el mínimo era
inferior al de antes, son un recorte social, y el señor Almunia y el
señor Martínez Noval lo saben muy bien, porque lo hicieron; yo no
digo que lo hicieran porque quisieran, seguro que no. Me consta que
debió de ser muy traumático; me consta que debió ser muy traumático
presentarse a las elecciones prometiendo 800.000 puestos de
trabajo... (Rumores.-Protestas.-Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Señorías. Señora Mendizábal.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Debió de ser muy traumático, siendo una
alta personalidad de un sindicato, llegar al final de la legislatura
con 700.000 parados, habiendo roto el sindicato con el partido al que
uno representa. Si estoy seguro de que sí. Si S.S. tiene duda de lo
que es un recorte social, le informaré de que un recorte social es
cuando una persona tiene un derecho y se le quita por ley. Ahora S.S.

dice que es un recorte social que nosotros no queramos financiar las
medicinas que no tienen valor terapéutico; será un recorte social
para los accionistas de las compañías farmacéuticas; para ésas, sin
duda. (Aplausos.) A ésas las hemos hecho polvo.

Por tanto, sobre recortes sociales S.S. podrá decir que le parece que
tendríamos que incrementar más las becas o que tendríamos que hacer
una política determinada de gasto, pero recortes sociales en esta
legislatura no sólo no ha habido ninguno sino que hemos acabado con
el contrato basura, que sí era un recorte social de la legislatura
anterior. (Rumores.-Protestas.)



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El señor PRESIDENTE: Señora Cortajarena.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Su señoría me pide que yo deje de
anunciar los efectos del euro. A S. S. le parece que el Estado
español debe ser el único Estado del conjunto de los países que no
haga una propaganda periódica sobre el euro. Su señoría me puede
criticar, y ahora le hablaré del Alzheimer; la primera vez no he
querido hacerlo pero la segunda vez ya sí. Señor Almunia, ¿usted se
da cuenta de que todos los países europeos tenemos un compromiso de
informar a nuestra opinión pública de lo que pasa con el euro? ¿Usted
se da cuenta de que además tenemos fondos europeos que tenemos que
aplicar? ¿Usted se da cuenta de que tenemos acuerdos con todo tipo de
instituciones para hacerlo? Ahora S.S. quiere hacer demagogia con el
Alzheimer. (Rumores.-Protestas.) No me parece muy decente porque le
voy a decir una cosa para que sepamos con quién estamos tratando.

Nosotros somos los primeros que dedicamos dinero al Alzheimer, y no
me dirá S.S. que es una enfermedad nueva. No, verdad? Su señoría no
se había acordado del Alzheimer nunca, ¿verdad? Se acuerda hoy por
dos veces, la primera está bien, señor Almunia, la segunda vez no
puede ser. Si usted quiere manipular a la gente, manipúlela de otra
manera. (Prolongados aplausos.) Si no le gusta, qué le vamos a hacer.

Ni S.S. ni su grupo parlamentario ni sus gobiernos se habían acordado
de estas personas jamás y, por tanto, ahora que hay un programa S.S.

hace muy bien en decir que quiere más programa, pero con poca
demagogia. (Rumores.)
Su señoría tiene razón; de las previsiones macroeconómicas que hemos
traído a esta Cámara en tres años no se va a cumplir el 1,8 de la
inflación del año 1999; tiene razón, toda la razón. Y de ahí, S.S.

puede hacer dos cosas: criticarnos y anunciar el apocalipsis. Desde
luego, señoría, usted quiere que hable de más países, no tengo ningún
inconveniente. Mire usted, Alemania tiene en este momento más
inflación que crecimiento. Es una situación de las que a ustedes les
gusta porque es la que ustedes tenían: más inflación que crecimiento.

Es una situación realmente para ponerla de ejemplo, señor Almunia. A
nosotros no nos conviene nada que Alemania esté así, primero, porque
son socios nuestros en la Unión Europea y, segundo, porque son
nuestros principales clientes. Alemania en este momento tiene más
inflación que crecimiento. Italia tiene más inflación que
crecimiento. (Una señora diputada: ¡Qué lástima!) Francia, está
mejor, efectivamente, y tiene muy baja inflación y un crecimiento del
2 por ciento. Pero, qué quiere que le diga, señor Almunia (Rumores.).

Ésa era una frase de un antiguo presidente del Gobierno: qué quiere
que le diga; mejor dicho: déjeme que le diga. Déjeme que le diga,
señor Almunia (Rumores.), que prefiero en estos momentos aceptar su
crítica por cuatro décimas de inflación que por 200.000 parados más.

Ésa es la elección que teníamos
que tomar. Su señoría sabe muy bien que la política monetaria en
Europa este año no ha sido la que más nos ha favorecido y nosotros
hemos tomado decisiones en las que S.S. no ha opinado (podía haberlo
hecho) en su momento. Ahora S.S. tiene crédito para decirnos que
nuestra inflación inicial, el 1,8, no se va a cumplir; lo acepto,
pero no vaya usted más allá.

Cuota de mercado de las exportaciones de mercancías españolas. Me
parece que la cuota de mercado mundial de las exportaciones españolas
debe ser relevante. Pues S.S. lo ha pintado diciendo que estamos
perdiendo cuota de mercado menos en algunos sitios en los que nos
agarramos. Cuota de mercado de las exportaciones españolas, señor
Almunia, del conjunto del comercio mundial: 1995, 1,78. ¡No tiene
precio, eh! (Risas.) 1999, 2,12. Señor Almunia, no estamos perdiendo
cuota de mercado. Puede que S.S. crea que la vamos a perder, y para
eso me tendría que dar argumentaciones sobre la evolución de nuestros
precios de bienes comercializables, que no se está produciendo; pero
en este momento no estamos perdiendo cuota de mercado. Luego, los
efectos de la inflación catastróficos que usted prevé no se están
produciendo, y yo espero que no se produzcan.

Presión fiscal. Señoría, en la página 119 del Libro Amarillo, que
tienen todos los diputados, hay un gráfico que pone claramente:
presión fiscal en porcentaje de PIB, avance de liquidación 1999,
19,4; presupuesto inicial del 2000, 19,4. ¿Eso cómo lo llama usted?
¿Mantenerse en la presión fiscal? ¿O cómo lo llama usted? Porque eso
es lo que pone. Usted podrá decir que no cree que vaya a ser así. Su
señoría podrá pensar lo que le parezca, pero la presión fiscal está
evolucionando como yo se lo he dicho, y además la presión fiscal
global, que es la única que se puede medir en términos
macroeconómicos, en 1999 se ha reducido una décima con respecto a
1998.

Su señoría me ha hablado de la reforma fiscal una vez más. La reforma
fiscal de 1998 seguramente es criticable. Su señoría tendrá muchos
argumentos, pero ¿sabe cuál es la gran ventaja que ha tenido? Que
hemos acabado con la de 1991. Ustedes en el año 1991 hicieron una
reforma fiscal en la que las rentas superiores a 8.600.000 pesetas
tenían una bajada de impuestos del 8 por ciento y las rentas
inferiores a 2 millones de pesetas tenían una subida del 4 por
ciento. Ustedes hicieron una reforma fiscal con una curva en el año
1991 de la tarifa del impuesto sobre la renta pensada en rentas que
les podían a ustedes parecer próximas, porque, si no, no se puede
entender. No hay ningún precedente en el que un gobierno presente una
tarifa del impuesto sobre la renta que baja para las rentas más altas
y sube para las rentas más bajas. Usted me podrá decir que la nuestra
baja poco (baja el 50 por ciento para algunas rentas bajas), pero que
suba para las bajas y baje para las altas eso es, por lo menos, la
gran ventaja de haber liquidado su impuesto sobre la renta del año
1991. (Aplausos.) Frente a eso yo le voy a poner algunos ejemplos, ya
que S.S. me ha traído algunos ejemplos.




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Pues bien, ¿qué le sucede a un pensionista español que tenía una
retención de 90.000 pesetas en el año 1998 con una pensión de millón
y medio? Tiene cero retención, no tiene retención. A S.S. le puede
parecer que es poco, pero es cero; es del infinito a cero, de 90.000
a cero. ¿Qué le sucede a un trabajador con dos hijos que gana
2.000.000 de pesetas con la nueva tarifa? Que pasa de una retención
de 140.000 pesetas a cero. ¿Qué le sucede a una empleada con algún
defecto psíquico o físico que gane cuatro millones de pesetas? Que
con ustedes tenía una retención de 680.000 pesetas y con nosotros
tiene la mitad. Ahora, eso sí, a una mujer o a un hombre, casados,
con un hijo a su cargo, que ganen seis millones, el impuesto ya les
baja mucho menos de la mitad y a una persona con un sueldo de ocho
millones de pesetas, esos a los que ustedes favorecieron, el impuesto
les baja sensiblemente menos, un nueve por ciento. Ésa es la
diferencia entre la reforma que hicieron ustedes y la que hemos hecho
nosotros y, desde luego, los españoles lo saben, señor Almunia; lo
saben perfectamente, no le quepa la menor duda.

Su señoría me habla de los precios de las viviendas. En España, los
precios de las viviendas no evolucionan en todos los sitios igual y
no es cuestión de hacer ahora un debate sobre eso, pero S.S. debería
fijarse en la diferencia, por ejemplo, entre Madrid y Barcelona.

El fondo de reserva. Yo estoy dispuesto a que S.S. plantee una
regulación en el Pacto de Toledo, lo que le he dicho es que no hace
falta una regulación legal. La Tesorería de la Seguridad Social está
plenamente facultada por la ley para administrar ese fondo, y me
parece razonable que, hasta que la Cámara no decida otra cosa, el
Gobierno instruya para que lo invierta en deuda pública. Me parece
tan lógico que no veo por qué hemos de tener un debate sobre esa
cuestión, pero S.S. y su grupo parlamentario tendrán ocasión de
plantear lo que les parezca en el Pacto de Toledo o donde ustedes
quieran, faltaría más.

Los complementos a mínimos. Es verdad que en esta legislatura no se
van a financiar con cargo al Estado; es verdad que ya iba en la Ley
de Seguridad Social, que la votamos; esa cuestión estaba en el pacto
con los sindicatos. Pero el Pacto de Toledo está vigente desde 1995
y, señor Almunia, de él ustedes no dejaron tomada ni una medida,
cero; no tomaron ni una medida en relación con el Pacto de Toledo. A
S.S. le parecerá que hemos hecho mal o que hemos hecho poco al
separar del sistema de financiación de la sanidad las ayudas sociales
de las políticas sociales. Yo creo que no, y ahí está el resultado:
que en este momento tenemos un sistema con superávit y lo teníamos
con un déficit claro.

Su señoría se maravilla de que los déficit de la Seguridad Social
(que los ha habido en los años 1996, 1997 y 1998 y que han sido
financiados por el Estado) se integren en la deuda de la Seguridad
Social. ¿Y dónde quería S.S. que se integrasen? Si en el año 1996 la
Seguridad Social incurre en un déficit de 459.000 millones; en el año
1997, en un déficit 182.000 millones; en el año 1998, en 125.000
millones y en el año 1999, en
44.000 millones, y ese déficit es financiado por el Estado. ¿Dónde
quiere S.S. que se integre? No se puede integrar en otro sitio. No es
una decisión política. Se integra en la deuda que tiene la Seguridad
Social con el Estado, que, por cierto, no empezó ahí, pero no vamos
a empezar con ese debate, que lo hemos tenido aquí ad nauseam. Eso es
lógico, señor Almunia; no puede integrarse en otro sitio, es una
regla de la Intervención General, ahí no existe una decisión
política. Lo que es importante, señor Almunia, al menos a mí me lo
parece, es que de 504.000 millones en 1995, más 100.000 millones de
financiación de la banca privada, a 44.000 millones en 1999, ya sin
ningún crédito, hemos dado un gran paso adelante. Por tanto, no
entiendo que me pregunte ahora por qué aumenta la deuda de la
Seguridad Social con el Estado. Es de cajón, señor Almunia: porque ha
habido déficit. No veo la pregunta política en esa cuestión.

Me acerco al final (El señor Yañez-Barnuevo García: ¿A tu final?);
será al de mi intervención. ¿Ganancia o pérdida acumulada del poder
adquisitivo de las pensiones? Señor Almunia, si medimos el poder
adquisitivo de las pensiones (supongo que nos pedirán que midamos el
de todas, no que cada grupo elija el poder adquisitivo de la pensión
que más le conviene; no quiero que lo deseen ustedes), de todas las
pensiones, verá que en el período que va desde el año 1983 hasta el
año 1995 hay una ligera pérdida de poder adquisitivo. (El señor
Almunia Amann: Es mentira; coge una calculadora y calcula. Es
mentira.) Su señoría afirma muy rotundamente que es mentira porque
seguramente no le conviene políticamente. Yo tengo aquí los datos y
le voy a dar las cifras de pérdidas de poder adquisitivo para que S.

S. los pueda calcular. En el año 1982, perdieron 4,61 puntos (Varios
señores diputados: ¡No!); en el año 1983, 4,76 (Varios señores
diputados: ¡No!); en el año 1984, 6,46 (Varios señores diputados:
¡No!); en 1985, 8,55 (Varios señores diputados: ¡No!); en 1986, 9,62
(Varios señores diputados: ¡No!); en 1987, 8,94 (Varios señores
diputados: ¡No!); en el año 1988, 10,33 (Varios señores diputados:
¡No!); en 1989, 9,92 (Varios señores diputados: ¡No!); en el año
1990, 5,69 (Varios señores diputados: ¡No!); en 1991, 2,69 (Varios
señores diputados: ¡No!); en 1992, 0,82, en 1993 prácticamente nada y
otra vez en 1994. (Protestas.) Por lo tanto, señorías, éstas son las
cifras; si a SS.SS. no les gustan, yo lo comprendo.

Creo que S.S. me ha preguntado de dónde ha salido el dinero. ¿El
dinero de dónde, señor Almunia? En la política española en los
últimos días el único dinero que nadie sabe de dónde ha salido ha
sido el de Sanlúcar de Barrameda. (Protestas.-Aplausos.) En lo demás,
todo el mundo sabe perfectamente de dónde sale el dinero. Y en cuanto
a lo de León (me parece, señor Almunia, que usted estuvo presente en
la última sesión de control) me hicieron dos o tres preguntas y creo
que el ministro de Administraciones Públicas contestó incluso una
interpelación (Rumores.), y hemos dicho que las consecuencias
presupuestarias del acuerdo



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son, dentro del presupuesto de Aena, 500 millones de pesetas este año
y 500 millones de pesetas el que viene. Y si a ustedes no les parece
bien, ¿qué quiere que le diga? Qué más da, si no hemos hecho un
acuerdo con ustedes; presenten una enmienda. Ésa es la realidad.

A ustedes les parece sorprendente que la gente en León no quiera pactar
con ustedes; vayan ustedes a León y pregúntenlo, ya verán cómo se
enteran.

En cuanto a la financiación de las comunidades autónomas, señor
Almunia, el acuerdo es muy claro. Yo no planteo aquí ningún acuerdo
sobre el sistema de financiación; yo le repito las condiciones y los
términos (que, por cierto, ya los mencionó en el mes de marzo el
ministro de Administraciones Públicas) en los que el Grupo
Parlamentario Popular, en ese debate realmente sorprendente sobre el
presupuesto del Estado en una comunidad autónoma, se ha dirigido al
presidente de esa comunidad autónoma para que acepte un sistema de
financiación que le va a suponer en cuatro años 146.000 millones de
pesetas y que pida la seguridad de que su financiación per cápita,
censo 1996, no va a ser inferior a la media. Yo le vuelvo a decir,
señor Almunia, que el señor Chaves no va a venir a pedir ese acuerdo,
y usted sabe por qué y yo también. (El señor Yáñez-Barnuevo García:
¡Censo, censo!) Censo 1996. Pero ustedes no lo quieren entender
porque saben perfectamente que han mentido mucho en este tema en
Andalucía y van a seguir mintiendo. (Protestas.- Prolongados
aplausos.-El señor Almunia Amann pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor vicepresidente.

Señor Almunia, sabe S.S. que no es posible (Rumores.- Protestas), y
el señor Cuesta debiera saberlo mejor aún, que ha sido ponente del
Reglamento. (El señor Martínez Noval pide la palabra.) Ahora, señor
Martínez Noval.

Saben SS.SS. que la ordenación del debate la hace la Presidencia de
acuerdo con la Junta de Portavoces y conforme al Reglamento. También
saben SS.SS. que el Reglamento no sólo ha sido respetado, sino
interpretado muy flexiblemente por la Presidencia, pero no forcemos
más allá. Llevamos tres horas y media de debate entre el Gobierno y
el principal partido de la oposición, representado por su presidente,
y sería interminable si fuéramos abriendo turnos sucesivos. No
procede, señor Martínez Noval.

Por el Grupo Federal de Izquierda Unida, tiene la palabra el señor
Ríos Martínez. (El señor vicepresidente, Fernández-Miranda y Lozana,
ocupa la Presidencia.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Señorías.

Señor Ríos, puede comenzar.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Señor presidente.

Señor Rato, por más que se esfuerce, aunque a la mona la vista de
seda, mona se queda. Voy a defender
la devolución de estos presupuestos a pesar de que usted en su
presentación haya iniciado la campaña electoral antes de que la
convoque la persona a quien corresponde, el presidente. Sus
presupuestos son típicos del mercadeo de la política y de los trucos
de especialistas de cine. Sus presupuestos son generosos con los
poderosos y portadores de limosnas para la mayoría de la población; y
lo más grave: renuncian a trasladar el crecimiento económico a todos
los ciudadanos construyendo un modelo social justo y estable porque
es incompatible con su modelo fiscal. Son ustedes unos buenos
mercaderes, dan a los españoles espejos y trapos a cambio de plata y
minerales como los antiguos fenicios hicieron con los celtíberos
españoles. Lo grave no es el publirreportaje con el que usted ha
comenzado esta tarde su presentación y con el que cada ministro ha
venido presentando su presupuesto desde junio en cada comunidad y en
cada sector, sino que estos presupuestos pueden contener miles de
millones de pesetas para ayudar a la campaña electoral del Partido
Popular y de sus ministros; me explico. El artículo 64, inversión en
inmovilizado inmaterial, de donde se pagan las campañas de propaganda
y de información, ha crecido en algunos casos más del 20 por ciento.

Todos, menos la ministra de Justicia, van a gastar dinero en campañas
de información y propaganda; por ejemplo, Defensa: 410 millones de
pesetas; Educación: 784 millones y Medio Ambiente: 12.400 millones
(éste 2.400 millones más que el año pasado). ¿Por qué este exceso de
inmovilizado inmaterial este año? ¿Qué campañas se van a realizar
hasta marzo próximo y por qué cuantía?
Pero volvamos al calor del mercadeo político previo con el que van a
presentar estos presupuestos. La campaña del señor Pujol se ha
cifrado en su mayor peso en Madrid al conseguir 180.000 millones de
pesetas más para su Gobierno. Mira uno los presupuestos y entre más
inversión directa, el GIF en alta velocidad, puerto de Barcelona y
Mossos d’esquadra encuentra 80.000 millones. ¿Dónde están los otros
100.000? ¿Cuántos millones más que en 1999 llevan los presupuestos
del 2000 para el señor Pujol y su Gobierno? Si vamos a Canarias,
Coalición Canaria dice allí que en los presupuestos hay 150.000
millones de pesetas más para su comunidad. Si uno mira Ministerio a
Ministerio encuentra 40.000 millones. ¿Dónde está el resto? ¿Cuánto
dinero más que en 1999 hay para Canarias y en qué prioridades? En
León, como antes intentaran al componer los gobiernos autónomos de
Baleares y Aragón por 100.000 millones, han comprado la alcaldía con
el anuncio de una inversión de 200.000 millones más y, al parecer,
sólo hay una enmienda de 500 millones de pesetas que el Grupo
Parlamentario Popular anuncia para el aeropuerto de León. ¿Dónde
aparece el resto? ¿Qué inversiones nuevas se han comprometido? En
cualquier caso, ¿no cree que esta imagen de compra y venta de apoyo
para obtener poder político sobre los presupuestos desacredita el
rigor presupuestario? Los presupuestos deben de cuadrar, a usted y al
PP, los presente aquí o



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en Pekín. Permítame una anécdota. En esa voluntad de anunciar
inversiones a diestro y siniestro aparecen 34 millones de pesetas
para vigilancia costera en Castilla y León. Desconozco qué capitanía
marítima va a gestionarla o si la vigilancia era para León o para el
señor Lucas, o si la van a hacer en lancha, en helicóptero o por vía
satélite. Desconozco cuál es la previsión. Son ustedes unos artistas
en decir, que algo queda. Pero lo han perfeccionado tanto que no sólo
prometen o anuncian lo que van a hacer sino que presupuestan lo que
no van a hacer ni tienen voluntad de hacer. Tenga unos ejemplos de
los presupuestos de toda la legislatura, la dotación durante tres
ejercicios del Fondo de nivelación. Aparentemente habría supuesto una
inversión en la legislatura de 34.000 millones, pero no han gastado
ni un duro y lo vuelven a colocar para gastar. Menos mal que era una
innovación y un compromiso pactado con sus socios. Espero que el
fondo de reserva de pensiones, que han comprometido con los
sindicatos, no sea de este estilo de presupuestación contable para no
gastar.

Otro ejemplo es el de la regeneración de la bahía de Portman en La
Unión. En el año 1997 ustedes decían que estaba por el modelo alemán,
en 1998 decían que estaba por la inversión privada, en 1999 en los
presupuestos generales y en el 2000 ¿sabe usted que es lo hay?
Mineral envenenado en medio de la bahía. Menos mal que esto era una
prioridad para la legislatura.

Pero el ejemplo máximo de su acción de propaganda se concreta cuando
explican el apoyo social que avala estos presupuestos. Han firmado
ustedes un acuerdo de pensiones mínimas con los agentes sociales por
60.000 millones y un acuerdo parcial de 18.000 millones para la
Función pública, y parece que todo lo han negociado con los
sindicatos. Intentan vender a la opinión pública que Comisiones y UGT
apoyan estos presupuestos de 36 billones y esto no es verdad. No es
verdad porque la política de ingresos ha tenido el rechazo y la
movilización social en contra de ella y porque la política de gastos
es rechazada en un 98 por ciento, según nos han explicado estos
sindicatos y otros en los encuentros que hemos tenido. En suma, ¿sabe
cuál es el mayor negocio que se puede hacer hoy en España? Comprar su
presupuesto por lo que vale y venderlo por lo que ustedes dicen que
vale. ¿Por qué Izquierda Unida dice que estos presupuestos son
generosos con los poderosos? Porque hurtan 300.000 millones de las
cuotas de los trabajadores para dárselas a los empresarios y no
encuentran ni un duro para los 262.000 parados de larga duración
mayores de 45 años y sin ingresos familiares, que con ese dinero
podrían percibir unos ingresos mínimos. Porque han entregado 600.000
millones de pesetas de IRPF, que pagaremos todos con mayores ingresos
de IVA acrecentando la regresividad fiscal, y apenas encuentran
60.000 para subir las pensiones mínimas, olvidándose de un salario
mínimo interprofesional obsoleto y del acercamiento de la pensión
mínima al salario mínimo interprofesional. Son capaces de entregar
100.000 millones a
empresas para I+D sin ninguna garantía y sin ningún control y reducir
sus cotizaciones, pero son incapaces de dar un subsidio a los 835.000
españoles que están parados y que han cotizado, pero que no cobran
porque han agotado su prestación. Tienen unos ingresos de 1,2
billones por crecimiento económico de más; sin embargo, son incapaces
de abordar la reducción de la jornada laboral, resolver la situación
de las prejubilaciones, dignificar el trato de nuestros mayores,
generalizar las coberturas sociales a inmigrantes o cubrir los
efectos de malos tratos a mujeres y niños. Sus supuestos presupuestos
expansivos pierden peso por tercer año consecutivo respecto al PIB,
habiendo bajado en la legislatura el peso del interés general que
representan los presupuestos generales del 38 por ciento en el año
1996 al 33 por ciento en el 2000. Su expansión se reduce a 70.000
millones de pesetas más en inversión, 60.000 en pensiones mínimas y
18.000 en Función pública. ¿Dónde ha ido el resto de los 1,2 billones
de mayores ingresos? Su propuesta consolida una política de derechas
alineada con los intereses de una minoría y alejada de las
necesidades de la mayoría de la población.

El balance de la legislatura en presupuestos es negativo, tanto en
los ingresos como en los gastos, por su escorado carácter antisocial
y además vienen precedidos por dudosas previsiones y por pésimas
gestiones. Todos reconocemos que España ha tenido un crecimiento
permanente de la riqueza durante toda la legislatura del 3,7 por
ciento anual, casi tres billones de pesetas al año, pero el problema
es que no ha servido para reducir drásticamente el paro ni para
mejorar el peso de los salarios, además de no haberse acompasado con
una mayor cobertura social -seguimos aún a cinco puntos porcentuales
del PIB, inferior a la media europea-, y sobre todo no se ha
utilizado para poner al tejido productivo español en situación
competente para cuando venga la recesión. El déficit está contenido.

Se ha privatizado a diestro y siniestro y los servicios se han
liberalizado. ¿Por qué no está controlada la inflación? Lo que es aún
peor, ¿por qué la inflación sigue creciendo a pesar de los tres
paquetes de medidas que ha adoptado el Gobierno en un año? Este fin
de semana se han dado los datos de la inflación, siendo para España
del 2,5 por ciento y estando la media europea en 1,2, es decir,
existe un diferencial de un 1,3 en contra de España. ¿Cómo afectará
esto al sector exterior, que tiene el 70 por ciento de su saldo
comercial con los países de la Unión Europea? ¿Cómo competirán
nuestras empresas con un diferencial de 1,3 más de precios? ¿Cómo lo
apoyará el Gobierno con un proceso de moneda única que arrebata la
política monetaria de sus manos?
Estos datos caminan en sentido contrario a la pomposa expresión del
Gobierno. Para este año ustedes proponen: se trata de consolidar un
nuevo patrón de comportamiento de la economía española. Para obtener
el crecimiento económico se plantea una evolución favorable del
sector exterior, ante el agotamiento de la demanda interna; es decir,
proponen que las exportaciones



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crezcan con mayor contundencia para reducir el peso negativo que
tenían con respecto al PIB el año anterior, 1,3, y este año lo
quieren reducir al 1,9. Pero, ¿por qué el proceso de privatización y
liberalización no ha tenido su efecto sobre los precios? Lo peor es
que, además, hemos perdido la propiedad de todos ellos. Hemos hecho
un negocio. ¿Sabe usted por qué? Porque de monopolios públicos hemos
pasado a oligopolios privados. Damos dinero para que haya competencia
en las eléctricas, pero no baja el recibo de la luz. Liberalizamos
los hidrocarburos, pero las gasolinas no bajan. Ahora sube porque el
barril del petróleo está a 20 dólares, pero, y cuando el barril bajó
a 10 dólares, ¿por qué no bajaron a la mitad el precio de las
gasolinas? ¿Cree que al bajar los impuestos de las gasolinas bajarán
los precios? ¿No se quedarán en mayores beneficios? Incluso, ¿esta
medida no puede ser negativa porque incremente el consumo y por tanto
la contaminación y la emisión de CO2?
En suma, las medidas del Gobierno -200 pesetas en butano, bajar los
impuestos a las gasolinas y bajar una parte de las llamadas de
teléfono- son inútiles por sí solas, y usted lo sabe. El Gobierno no
puede, no sabe o no quiere tomar otras. ¿Por qué no les dice a los
cuatro millones y medio de españoles con hipotecas que este año,
cuando se las revisen, les van a subir miles de pesetas el recibo del
mes? ¿Por qué no nos dice cuántos miles de millones más supondrá al
Estado, en intereses, el pago de su deuda? Esa cuenta sí que nos la
ha estado sacando durante los dos años en que han bajado los tipos de
interés. Este año los tipos de interés no bajan; subirán. El míbor
está en 3,4 y cuando empezamos el año estaba en el 3 por ciento. La
revisión de las hipotecas será al alza. Explíquenos si eso afectará o
no. Pero, sobre todo, ¿ por qué no explica que si la media salarial
en convenio este año ha sido del 2,3 por ciento de subida para todos,
los españoles han visto perder dinero en 1999? ¿Cómo puede pasar esto
en un año de crecimiento económico? Si los salarios pierden un 0,2
por ciento en su capacidad de compra, ¿quién se ha llevado los cuatro
billones de crecimiento económico? ¿Por qué el tercer año consecutivo
de contención salarial no ha contenido los precios y sin embargo los
beneficios siguen creciendo? Ustedes son dogmáticos con el déficit
pero necesitan amañarlo.

La reducción del déficit como objetivo primero del Gobierno se aborda
con una orientación conservadora porque no se basa en un saneamiento
de las cuentas públicas, sino en una renuncia del Gobierno a
incrementar el nivel de desarrollo, las necesidades sociales y
productivas de los españoles; es decir, dificultando la convergencia
real con la media europea.

En los datos de contabilidad nacional, la reducción del déficit del
7,9 por ciento en 1995 al 0,8 en el 2000 se aborda con cuatro rasgos
preocupantes para nosotros: Una reducción del gasto público, que ha
pasado del 48,5 por ciento en 1995 al 39,8 en el 2000; un incremento
de la presión fiscal de manera regresiva, hemos crecido un 1,6; hemos
pasado en tres décimas la situación
de presión fiscal anterior; una reducción del gasto de
prestaciones sociales, del 15,7 en 1995 al 14 por ciento en el 2000;
por último, unos guiños contables, y esto es lo peor, si sumamos los
986.000 millones en activos financieros, su déficit real sería del 2
por ciento. Las cuentas públicas no están tan saneadas como usted
presume.

En todo caso, la reducción del déficit se produce incrementando la
presión fiscal, pero con una distribución regresiva de la misma y con
un crecimiento del gasto social inferior al crecimiento económico,
por lo que el tan cacareado esfuerzo social es pequeño, escaso
y estos presupuestos no contribuyen a una mejor distribución de la
riqueza, sino que renuncian a ese esfuerzo.

Además, ustedes son unos malos gestores y, encima, alardean de
eficacia. Su gestión presupuestaria, además de que es difícil de
seguir por el abuso del término obligación reconocida, contiene dos
grandes defectos. Primero, este año hay muchas modificaciones: un
billón de pesetas van a ser las modificaciones presupuestarias, si no
cambia el signo de aquí a diciembre, y el tiempo tiende a incrementar
esas modificaciones presupuestarias. Y, segundo, un escaso nivel de
ejecución de las inversiones al mes de septiembre. Si miramos el pago
por caja, un 26 por ciento; si miramos la obligación reconocida, un
35 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Sencillamente que, en el mejor
de los casos, los presupuestos del 2000 recibirán deslizamiento o que
incluso el Gobierno podrá hacer economía según le interese. Usted,
señor Rato, pasará a la historia presupuestaria española por dos
grandes innovaciones, primero, pagar obras con acciones y préstamos,
que no contabiliza -un billón este año- y, segundo, consignar lo que
no se va a hacer para adaptar los recursos, según la gestión anual
del presupuesto, o quedar bien con los que están afectados. En todo
caso, deberíamos intentar una tramitación presupuestaria más
respetuosa con lo que debe ser una democracia parlamentaria. Los
presupuestos se deben ajustar y negociar dentro de este Parlamento,
fijando los criterios de distribución y las prioridades territoriales
y sectoriales también dentro del propio Parlamento.

Lo peor es que la política fiscal agrava la injusticia social. ¿Por
qué? Porque para que paguen menos unos pocos, quizás sus amigos,
pagamos más todos. La presión fiscal ha crecido un 1,2 sobre el
consumo y ha bajado un 1 por ciento sobre los impuestos directos. Por
primera vez los impuestos indirectos son 550.000 millones de pesetas
más que los directos. Y usted me ha sacado antes la cuenta en la
discusión anterior sobre el IRPF cedido. No, comparado con el año
pasado, que ya estaba cedido. El presupuesto de 1999 ya tenía cedido
el 15 por ciento y este año, comparado con el año anterior, significa
una subida de los impuestos indirectos; pero es que además el IVA va
a representar un porcentaje de 8,5 billones frente a los 8 billones
de pesetas que teníamos antes en relación con la previsión deIRPF. En
suma, los impuestos directos pasan del 51 por



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ciento al 48 por ciento, el IRPF que era el 34 por ciento pasa al 31
por ciento de los ingresos impositivos y la recaudación del IRPF va a
crecer 0,9 puntos, es decir, 4,9 puntos porcentuales por debajo del
crecimiento nominal de la economía, mientras que el IVA y las
sociedades suponen el 84 por ciento del aumento de los ingresos
impositivos, que están cifrados en 953.000 millones de pesetas.

Además, ya disponemos de datos reales para analizar el efecto de su
reforma fiscal en los seis primeros meses, según los datos de la
propia Agencia Tributaria. Las rentas del trabajo a nivel de
retenciones han pasado del 89 por ciento el año pasado al 97,7 en
1999, mientras que han bajado las rentas de capital, que en su
conjunto van a tributar 380.000 millones de pesetas, de los 445.000
que lo hicieron el año pasado, incluyendo ahí los fondos de inversión
y los no residentes. Igual sucede con la tributación de empresarios y
profesionales, baja el 0,7 por ciento. La política de ingresos hace
más regresivo el crecimiento al descansar la presión fiscal
básicamente sobre dos parámetros, los sueldos y el consumo. Si esto
sucede cuando crecemos económicamente, ¿qué pasará con los ingresos
de IRPF cuando el crecimiento económico se resienta? Porque se trata
de un impuesto que aún supone el 35 por ciento de los ingresos
tributarios totales. Los datos que el Gobierno aporta son
contradictorios por no presentarse de forma consolidada los datos de
recaudación bruta y tener que efectuar estimaciones indirectas. Pero,
¿y el IRPF? Cuando el Gobierno afirma que la recaudación bruta del
IRPF ha sido del menos 0,4 del año 1998 al año 1999, en realidad si
le sumamos las devoluciones, la tasa que resulta por recaudación
líquida es menos 1,4 por ciento.

Quiero hoy reiterarle un debate que ya sostuvimos cuando debatimos el
IRPF. El Gobierno decía entonces que los españoles con menos de 3,5
millones de ingresos no tendrán que hacer la declaración de la renta.

Entonces, ¿por qué las retenciones se están haciendo superiores a lo
que ustedes anunciaron? ¿Por qué no se aplica el mínimo exento
ampliado y aplican ustedes ingresos de 500.000 pesetas en lugar de
1.100.000 pesetas? Sencillamente, para que no bajara la recaudación
de estos meses, el Gobierno ha metido la mano en anticipación de los
trabajadores para que lo puedan recuperar después. Sí, ustedes están
reteniendo de más. Los tienen como ingresos superiores en 21.000
pesetas para todos los españoles que ganan menos de 1,5 millones y
será de 142.000 pesetas para los españoles que ganan menos de 3
millones de pesetas. Yo tengo aquí una nómina de una persona, que es
mi hijo, que va a cobrar durante el año 482.000 pesetas y ustedes le
han hecho siete millones de españoles, les digo que, si quieren
recuperar este dinero, no se fíen de lo que les va a hacer Hacienda y
presenten su declaración paralela para poder reclamar o recuperar lo
que anticipadamente se ha quedado. Yo animo a los españoles a que no
se fíen y que hagan la declaración por si acaso no quedan bien
parados.

Este año además disparan los gastos fiscales y trucan los impuestos.

Este año los gastos fiscales serán más del 35 por ciento de las
previsiones de los ingresos, 5,8 billones. El año pasado eran 4,9, el
32 por ciento. Esto supone que el Gobierno, que en el IRPF ha
reducido las deducciones por vivienda, que afectan a cuatro millones
y medio de españoles, va a regalar un billón de pesetas en otras
deducciones, exenciones y tipos especiales, agravado todo ello con la
pérdida de recaudación y progresividad del IRPF, por una disminución
de tramos y la reducción de tipos al 48 por ciento. En suma, el
Gobierno abusa, una vez más, de los gastos fiscales para corregir el
carácter fiscal y, por tanto, incrementa el carácter antisocial del
sistema tributario.

Hemos analizado ya los ingresos, vamos a analizar el gasto. Nuestra
prioridad es el empleo y la política social y eso no se ve bien
reflejado en su presupuesto, se ve mal reflejado en su presupuesto.

No voy a hablar de más impuestos, voy a hablar de cómo distribuir los
recursos que ustedes tienen. Creemos que es justo, necesario y
posible un giro social en la política económica del Gobierno. Creemos
que hay disposición de gastar 600.000 millones de pesetas para que
suba el salario mínimo interprofesional, para que suban las pensiones
mínimas y para ampliar la cobertura del desempleo, todo ello para
hacer bueno un lema: crecer distribuyendo. Porque la avaricia rompe
el saco y eso le puede pasar a la gente con muchos recursos en
nuestro país.

La subida de pensiones negociada por el Gobierno con Comisiones
Obreras y UGT es un paso significativo que alivia la situación de
algunos colectivos, pero no se puede quedar en un barniz social; si
no se altera en lo sustancial la distribución de la riqueza, se va
consolidar una distribución injusta durante toda la legislatura. Para
el año 2000 está prevista una disminución del gasto en prestaciones
económicas a los desempleados; la partida disminuye un 3,2 por ciento
en términos reales, pero destinan 50.000 millones a parados mayores
de 45 años, mediante una renta activa de inserción, es decir, una
ayuda discrecional sólo para el año 2000, por 10 meses, para un
reducido colectivo de 60.000 personas y por una cuantía reducida de
52.000 pesetas por seis meses, ampliable o prorrogable a otros
cuatro. Estas previsiones son ridículas comparadas con los 262.000
parados de esas características y con los 835.000 parados sin derecho
a prestación por desempleo, a pesar de haber cotizado. Señor Rato, no
me responda que hay menos dinero porque hay menos paro, en ese caso
lo aceptaríamos; responda a por qué el Gobierno renuncia a una
política para los parados sin prestación. Casi el 56 por ciento de
los parados que existirán en el 2000 -los que van a existir en el
2000, no los que han dejado de serlo- no percibirán la prestación por
desempleo. El Gobierno no gasta ni un duro en políticas de empleo, lo
gasta el Inem, y lo gasta de las cuotas de los propios trabajadores.

Hay que trabajar hasta que el paro llegue a cero, porque los que aún



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están parados ven que los años de las vacas gordas pasan y ellos no
mejoran.

Para Izquierda Unida la primera línea de protección social sería el
empleo estable y de calidad. Las previsiones del Gobierno para el año
2000, con un crecimiento de la economía del 3,7 por ciento, son para
el empleo sólo del 2,7, mientras que en 1999 fueron del 3,2, igual
que el crecimiento. Esto es una mala noticia para los españoles en
general y en particular para los parados. ¿Por qué crecemos menos en
empleo en el año 2000 con un crecimiento económico igual que en 1999?
España necesita crecer por encima de la media comunitaria, y eso lo
estamos cumpliendo, para poder recortar el diferencial en renta y en
el empleo que nos separa de nuestros socios, y esto no lo estamos
haciendo. Nuestro país necesita acometer un esfuerzo superior en
gasto social y una mayor dotación pública en infraestructuras,
capital humano y tecnológico, sobre todo en los años de bonanza
económica. Se trata de recortar el elevado diferencial, en términos
de convergencia real, que presentamos y que no podrá realizarse de
mantener la orientación conservadora que su política económica tiene.

Se trata, por tanto, de ser valientes y de sustituir contratos por
empleo, y para ello es imprescindible abordar desde ya la reducción
de la jornada laboral a 35 horas.

La segunda línea social es que los salarios deben crecer al ritmo de
los beneficios. Ustedes son un pésimo ejemplo como empresarios de
600.000 trabajadores a su cargo: ingresos por debajo de la media de
convenio, sin cláusula de revisión salarial, sin cubrir vacantes, con
productividades repartidas verticalmente hacia altos cargos de libre
designación que participan poco, por cierto, en la productividad, por
lo que la primera asignatura pendiente de este Gobierno es dignificar
el empleo público.

El año pasado, el crecimiento de los salarios pactados en convenio
fue del 2,3 por ciento y para el 2000 el Gobierno propone el 2 por
ciento. La moderación salarial ha ocasionado la pérdida de poder
adquisitivo para buena parte de los asalariados; esto, combinado con
la evolución prevista de la productividad, supondrá un menor
crecimiento de los costes laborales unitarios nominales, 2,3 en el
año 1999, 1,6 en el año 2000, lo que significa una pérdida de
participación de los salarios en la renta nacional. Todo ello, según
su Gobierno, para no poner en peligro el dinamismo de la creación de
empleo y la competitividad de nuestra economía. Entre 1996 y 1998,
los salarios han podido aumentar ligeramente en la renta nacional, el
empleo ha crecido con intensidad y se ha reducido la inflación. ¿Por
qué en el año 2000 no puede ser igual? Invierten la tendencia, el
crecimiento económico repartirá riqueza de manera desigual, muy a
favor de los beneficios empresariales y en contra de los propios
salarios.

La Carta Social Europea, suscrita en 1980 por España, dice que el
salario mínimo debe de ser el 68 por ciento del salario bruto medio y
el 60 por ciento del
salario neto medio. Por tanto, es necesario recuperar el valor
perdido del salario mínimo interprofesional, según nuestro cálculo,
12 por ciento. Por tanto, el salario mínimo debería de pasar de
70.000 pesetas a 77.582 pesetas al mes.

La tercera línea social para Izquierda Unida sería dotar de cobertura
social a los colectivos desprotegidos, destinar parte del crecimiento
económico y del billón de mayores ingresos, unos 300.000 millones,
para elevar la pensión mínima contributiva con cónyuge a su cargo al
cien por cien del salario mínimo interprofesional, es decir, 77.582
pesetas; que la pensión mínima contributiva sin cónyuge a su cargo
sea el 85 por ciento de esa pensión, es decir, 65.000 pesetas; que la
pensión no contributiva sea el 70 por ciento de la anterior, es decir
46.161 pesetas. Proponemos ampliar la cobertura del desempleo,
inicialmente a los 262.000 parados de larga duración mayores de 45
años y sin ingresos familiares y, después, al resto de los 835.000
parados sin prestación. Pretendemos establecer una renta mínima para
todos los españoles sin ingresos ni recursos en coordinación con las
comunidades autónomas. Todas estas propuestas no serían otra cosa que
comprometer el crecimiento económico con un modelo social justo y no
establecer medidas de beneficiencia social típicas de una acción
tradicional de la derecha en nuestro país.

Si profundizamos en los gastos, nos proponen ustedes unos
presupuestos dogmáticos en las políticas sectoriales
y desequilibrados en la distribución del gasto. Una vez privatizada
toda la actividad rentable, usted, por dogma ideológico, está
dirigiendo la proa hacia el incremento de la iniciativa privada en la
gestión de los servicios públicos básicos del Estado del bienestar:
la sanidad y la educación.

Las experiencias-piloto de fundaciones en hospitales suben el 47 por
ciento, la experiencia de Alcorcón el 12,8 y la de Manacor el 16,7, y
ahora lo amplían con la privatización de la gestión de los
expedientes sanitarios de los que se denominan pasivos, que son los
más necesarios precisamente para la investigación sanitaria en los
hospitales. Junto con ello, ustedes incrementan el 26 por ciento la
medicina ambulatoria de las mutuas patronales, es decir, que están
tomando una medida de presencia de gestión privada para solucionar el
problema de la incapacidad de hacer frente a la universalización de
la atención sanitaria. A pesar de todo lo que han anunciado en los
presupuestos, cada año sube el consumo de farmacia, este año el 12,5;
yo no sé si ustedes controlan a Farmaindustria o se alían con ella,
pero lo cierto y verdad es que la farmacia no baja. Este año, crece
2.800 millones de pesetas la investigación, y eso es bueno, pero lo
hacen a través de una fundación, donde han fichado a un gran
investigador, el señor Barbacid, a cuya disposición han puesto 400
investigadores -espero que no esté ligada a los laboratorios
farmacéuticos-, pero bajan la investigación clínica en los hospitales
un 4 por ciento por segundo año consecutivo.




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Si dejamos la sanidad y venimos a la educación, sucede un cuarto de
lo mismo. La enseñanza concertada vuelve a subir en este ejercicio un
14,6 por ciento, superior al 10 por ciento que sube la pública, una
vez reducido el 15,6 por ciento del gasto ya transferido a las
comunidades autónomas a través de las competencias. ¿Sabe el volumen
que ustedes prevén en Educación para todas las comunidades que aún
quedan por recibir transferencias de Educación? Es de 45.000 millones
de pesetas, una partida escasísima que va a provocar competencias mal
valoradas a la hora de trasladarlas a las comunidades autónomas.

La política de becas es una pieza crucial para la igualdad de
oportunidades. En este caso sube menos de la mitad del crecimiento
del departamento y, sobre todo, baja el número de becarios: un 2 por
ciento en universidad -¿hay menos estudiantes en la universidad para
becas?-, un 14 por ciento en enseñanzas media y primaria -por cierto,
¿dónde está la tan anunciada gratuidad de los libros de texto, que
van ustedes a pagar vía becas?- y un 17 por ciento en ayuda especial.

No sabemos si todo esto baja porque hay menos solicitudes o porque
hay menos necesidades. ¿Por qué no iniciamos la convergencia real con
Europa en política de becas? En la Unión Europea, el gasto de becas
asciende al 0,6 por ciento del PIB; en España, un raquítico 0,1 por
ciento. Tiene trabajo por delante para, de verdad, volcarse en las
becas. Me gustaría que alguna vez nos explicara usted por qué se le
siguen regalando 1.300 millones de pesetas, desde Educación, al
Hospital Universitario de Barcelona, y no lo recibe ningún otro
hospital universitario de España. No sé si esta concesión viene de
antes o es una previsión especial.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Señor Ríos, le
ruego que vaya concluyendo.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Muchas gracias, señor presidente.

El Ministerio de Medio Ambiente fue la gran novedad de la legislatura
y, tras cuatro años, permítame decirle que se les ha quedado en un
brindis al sol. Un nuevo Ministerio, con un presupuesto
insignificante. El gasto de todo el Ministerio para el año 2000 es
inferior a la cuantía de la Dirección General de Carreteras. Esto
pone de manifiesto la renuncia del Gobierno a impulsar políticas
ambientales, además de no garantizar un correcto tratamiento,
conservación y preservación del medio ambiente, porque carece,
endémicamente, de políticas específicas. Los gastos destinados a
evaluación de impacto ambiental quedan infrautilizados; el incremento
en depuración es solamente para pagar las depuradoras hechas ya por
el modelo alemán; en materia de residuos sólidos urbanos, la cantidad
desciende respecto de 1999; el programa Linde se queda en cifras
iguales a las de 1999, que había bajado ya el 69 por ciento. Eso sí,
este Ministerio va a hacer muchos estudios, mucha información, mucha
propaganda: va a gastar 12.400 millones de pesetas. Se ve que le
sobran 30 de los 33
ingenieros que tiene: el trabajo lo damos a la calle para que lo
puedan realizar fuera de otra actividad.

La España agrícola tampoco se ve reflejada como una prioridad del
Gobierno y se encuentra metida en medio de una suciedad permanente
sobre pretendidos fraudes de gestión de fondos europeos, cuando ellos
son meros espectadores ante los cazaprimas y las empresas que se han
instalado al calor de esas ayudas. El plan de regadíos crece 1.000
millones, pero no se ve el momento de llevarlo a la práctica. El
principal problema del Ministerio de Agricultura es que no tiene
clara ni definida la política general a medio plazo. Este año baja en
500 millones de pesetas el dinero destinados a indemnizaciones para
compensar las rentas agrarias en zonas deprimidas y de montaña. Pero
lo peor del caso es que ustedes no tienen una partida para la
modulación de ayudas, no sé si es que no piensan redactar el
reglamento, como ya ha elaborado Francia. ¿Para cuándo tendremos unas
normas de modulación de ayudas europeas? Esa demanda se la han
planteado los agricultores, los representantes del campo español, de
manera reiterada, con movilizaciones. Por cierto, también rechazan
esa generalización de la inversión privada a través de empresas, con
25.000 millones de pesetas.

Pero donde la posición ideológica les puede por encima de la razón es
en el gasto militar y de Interior. Aquí ya no se habla de optimizar
ni de reducir, aquí se puede despilfarrar a espuertas. Si la SEPI
coge una empresa pública, lo primero que hace es analizar la carga de
trabajo y ajustar las plantillas a esa carga de trabajo; eso es lo
que han hecho con Bazán. ¿Para qué necesita España un ejército de
120.000 soldados y de 50.000 mandos, dos soldados por cada mando?



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Señor Ríos, le
ruego concluya.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Sí, señor presidente, voy terminando.

Un ejército especializado, modernizado y profesionalizado, para unas
tareas que hoy tiene reducidas, sería mejor, más ágil, más reducido,
manteniendo su eficacia. El gasto de Defensa en España, si le unimos
la profesionalización, la modernización, el I+D (incluye un 70 por
ciento) y todos los gastos que vienen de Industria, se acerca a 2
billones de pesetas, muy por encima de lo que gastan Canadá y
Alemania. Si quieren podemos sacar la cuenta con las partidas, una a
una. Eso sí, el gasto militar de España es 10 veces el presupuesto
ordinario de la ONU en 1998, 9 veces el gasto de todas las
operaciones de mantenimiento de la paz de dicho organismo, 25 veces
el presupuesto de la Unesco y 11 veces el presupuesto del programa
mundial de alimentos. Yo no sé si esto es excesivo. ¿Por qué no
optimizamos recursos y aquí el gasto también se hace reducido y
limitado? ¿Por qué no optimizamos recursos creando un solo cuerpo de
Policía, que ganaría en eficacia, tecnificación y coordinación, y
que, además, sería más barato? ¿Por qué esa cabezonería ideológico-



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militar de mantener a la Guardia Civil dentro del Ejército y no como
policía?
Quisiera iniciar la parte final de mi intervención con un balance de
la legislatura. Ustedes hicieron al principio de la legislatura
muchas promesas. Me gustaría poner encima de la mesa algunas de
ellas. ¿Qué ha sido de aquella propuesta de libros gratis? ¿Qué ha
sido de la paga al ama de casa? ¿Es que no la midieron bien? ¿Qué ha
sido del compromiso de crear el fondo de garantía de pensiones por
alimentos para las personas separadas, cuando no se cubre la
responsabilidad? ¿Por qué no se ha creado? Anunciaron un fuerte
incremento en ferrocarril y se han quedado en el AVE Madrid-
Barcelona. Criticaron al PDI por su escasez de compromiso inversor y
han reducido la inversión. Anunciaron dignificar la justicia, dotando
recursos y ampliando el número de jueces, y nos encontramos con la
justicia rebotada y con 4.000 jueces para 40 millones de españoles.

¿Para cuándo una acción decidida en dignificar el papel de la
justicia? Anunciaron, incluso lo llevaron a una ley, una
profesionalización de la Función pública, reduciendo el número de
altos cargos y de libre de designación como forma de acceso al puesto
de trabajo. Sin embargo, han crecido los altos cargos y ha crecido la
libre designación. Se comprometieron a sanear Radiotelevisión
Española, a crear un sistema de financiación estable, a llegar a un
sistema de funcionamiento más objetivo dentro de Televisión. Y la
subcomisión ya está disuelta y sin poder tomar decisiones.

Pero el fracaso mayor es haber pasado la legislatura en balde en la
construcción de un modelo de Estado y su financiación autonómica. En
vez de haber dado seguridad y orden, han agudizado la bilateralidad y
la sobrefinanciación de los gobiernos que actúan en el Congreso como
socios parlamentarios. Al margen del espectáculo que cada año tiene
la subasta de apoyo del presupuesto, ha fracasado el modelo de
financiación. Han pasado tres años y ninguna comunidad percibe el 30
por ciento de IRPF. Han pasado tres años y ustedes no han puesto en
marcha el fondo de nivelación. Han pasado tres años y no han
actualizado el censo de población. Andalucía, 400.000; Murcia,
150.000; Valencia, 150.000. Variable que se puede tener en cuenta
cuando ustedes quieran ponerlo encima de la mesa.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Señor Ríos, S.

S. debe concluir.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: El fondo de compensación está contenido y el
papel de corrección que juega es bastante limitado. Y este año
ustedes han presentado de nuevo una ley de acompañamiento. Voy a
terminar mi intervención con el abuso que para nosotros supone esta
ley de amañamiento, de acomodamiento, de acomplejamiento del
presupuesto. Este año ustedes modifican 41 leyes, algunas de carácter
orgánico, como la formación profesional de la Logse. Mezclan
navegación aérea, autopistas, sanidad, medicamentos, seguros privados
y un largo etcétera. Modifican las leyes de presupuestos
de 1986 y 1991. Modifican las leyes de acompañamiento de
1997 y 1998. ¿Saben lo que está sucediendo? Están consolidando un
vicio en la técnica legislativa que los lobbies o sectores
influyentes ya han detectado: saltarse las reformas legales,
esperando al trámite de presupuestos para lograr interesadas reformas
coyunturales que desnaturalizan la acción legislativa, agravan una
permanente inseguridad jurídica y generan el vicio de la
improvisación legislativa, todo ello privando de un análisis sereno y
de enmienda a cada grupo parlamentario. Le voy a poner un ejemplo. La
reforma de las subvenciones europeas del Feoga a las plantas
forrajeras del señor Homs. En 1997, las cooperativas, a través del
señor Roca, nos proponen un cambio de la ley: que las subvenciones
estén exentas del IVA. En 1998, como Hacienda no lo interpretaba así,
viene otra modificación del IVA y dice que se excluyen de la prorrata
y que también están excluidas de la base imponible. En 1999, como no
hay posibilidad de ponerles de acuerdo, presentamos una proposición
no de ley en el Pleno para que se interprete lo que queríamos decir
en las dos reformas anteriores. Y en el año 2000 ¿saben lo que pasa?
Que volvemos al origen, a 1996. Ahora tenemos una solución situada en
mantener la necesidad de fiscalidad. ¡Qué Cristo aguanta esto!
Señor Rato, ¿sabe usted por qué tiene que hablar de propuestas de
futuro? Porque pide prórroga para cumplir lo que no ha podido cumplir
ahora. A mí me gustaría, y por eso mantengo la enmienda a la
totalidad, que pudiéramos tener una realidad distinta en la próxima
legislatura. Y termino con dos deseos esperanzados: uno, que los
presupuestos sean profundamente enmendados en el trámite
parlamentario, corrigiendo su espíritu antisocial tanto en los
ingresos como en los gastos. Dos, que usted no se vea en el trago de
tener que presentar a esta Cámara los próximos presupuestos
generales, porque el Gobierno haya cambiado y comiencen a pesar de
verdad las necesidades sociales que la izquierda que representa
Izquierda Unida ha venido haciendo a los presupuestos en esta década
prodigiosa de los noventa. (Aplausos.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fernández-Miranda y Lozana): Muchas gracias,
señor Ríos.

Señor vicepresidente del Gobierno.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y HACIENDA (De
Rato Figaredo): Señor presidente, señorías, señor Ríos, quiero
comenzar diciéndole que, en cuanto a los pactos que el Gobierno
establece con los interlocutores sociales así como las diferencias de
criterio que pueda tener con ellos, los interlocutores sociales son
ya suficientemente representativos para exponer si respaldan o no
determinadas políticas del Gobierno y cuáles critican. Yo no me he
hecho aquí intérprete de apoyos o no, pero tampoco S.S. se puede
hacer intérprete de lo contrario. Los interlocutores sociales,
sindicatos y empresarios, tienenya representantes más que
cualificados para explicar



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públicamente -y lo hacen- en qué temas acuerdan con nosotros y en
cuáles no. Y, además, me parece lo lógico. No creo que un Gobierno
deba molestarse porque no en todos los temas estén de acuerdo los
interlocutores sociales. Sería imposible, porque seguramente la
visión de conjunto que un Gobierno deba mantener sobre los problemas
de los ciudadanos no siempre está representada por los intereses
concretos que representan muy legítimamente los interlocutores
sociales. En cualquier caso, sinceramente creo que ésta es una
legislatura de acuerdos. Si no me falla la memoria, ha habido ocho
acuerdos sociales en ella. En primer lugar, se han producido cambios
muy importantes en la incorporación de los interlocutores sociales al
Pacto de Toledo, a través de los acuerdos pertinentes que dieron
lugar a una ley que fue aprobada por esta Cámara. En segundo lugar,
acuerdos que han propiciado la creación de empleo estable. En tercer
lugar, acuerdos que han propiciado la aparición de nuevas modalidades
de contratación especialmente positivas para el futuro de la sociedad
española, como puede ser el contrato a tiempo parcial. Por último, y
S.S. ha hecho referencia al mismo, un acuerdo para elevar las
pensiones mínimas, algunas de las cuales, siguiendo un poco los
criterios que S.S. ha manifestado como positivos, se incorporan al
salario mínimo al mismo nivel que el salario mínimo interprofesional.

Ha planteado S.S. el debate de la inflación. Yo quisiera decirle,
como he tenido ocasión de decir antes al señor Almunia, que el
Gobierno acepta, como no podía ser de otra manera, las críticas que
se hacen a la desviación de la inflación. Es indudable que nuestra
inflación se está comportando en el final de 1999 con una diferencia
de cómo se comportaba el año pasado y con una diferencia de cómo se
comportan algunas inflaciones y la media de inflaciones europeas.

Creo que en esa situación existen explicaciones que pueden
tranquilizarnos y que indudablemente tienen su relevancia, como puede
ser la evolución de la energía y la evolución de la climatología, que
afecta a los alimentos y que en España es claramente diferencial de
la de otros países europeos, y existen también datos en los que sin
duda se nos indica que aún mantenemos problemas. Como he dicho en mi
intervención anterior, el hecho de que la inflación subyacente esté
prácticamente estancada en el 2,2 ó 2,3 desde hace un año, el hecho
de que la inflación de servicios se haya reducido en tres décimas, si
no me falla la memoria, y el hecho de que la inflación de bienes
industriales no energéticos también se haya reducido, nos indica con
toda claridad que nuestra inflación va a converger más intensamente
con Europa a lo largo de los próximos meses, como consecuencia, por
un lado, del aumento de la inflación en varios países europeos y, por
otro lado, de la reducción de algunas tensiones puntuales en nuestro
país, como son las relacionadas con los alimentos. Sí tengo que decir
que España tiene todavía un diferencial de inflación -por ejemplo, en
el sector servicios- excesivo con la Unión Europea. Pero inferir de
todo lo que le
estoy diciendo -aparte del crecimiento económico, que indudablemente
juega un papel importante- que las políticas de liberalización no han
tenido efectos, me parece una interpretación interesada y política.

Es muy legítimo que S.S. la haga -en esta Cámara todo el mundo hace
interpretaciones no diré que interesadas aunque sí políticas-, pero,
desde luego, no estoy de acuerdo con que sea así.

En nuestro país se ha producido claramente una mejora de la situación
del mercado eléctrico, como lo pone de manifiesto el lugar que
ocupamos en el ranking de países comunitarios que pueden tener una
energía más barata, ya sea en usos domésticos -donde hemos mejorado,
como ya he dicho, tres puestos- o en usos industriales, donde hemos
mejorado cuatro puestos. S.S. me podrá decir: tendríamos que ir más
deprisa. Siempre aceptaré esa crítica; creo que es una crítica
siempre legítima para un Gobierno en cuestiones de liberalización. El
hecho es que nuestra electricidad está en estos momentos cayendo, en
términos nominales -cosa que no nos había sucedido nunca-, a un ritmo
bastante intenso, el 12 por ciento. También es verdad, como sabe muy
bien la Cámara, que en mayo del año 2000 se va a producir el hecho de
que todos los empresarios españoles, todos, podrán contratar
electricidad en un mercado abierto. Hemos de tener en cuenta que en
la apertura del mercado en España se ha pasado de un 26 por ciento en
el año 1995 a un 43 por ciento en este momento y que las empresas que
han querido acogerse ya a las posibilidades que otorga el nuevo
sistema de mercado abierto de la electricidad han tenido bajadas de
costes muy considerables.

En las telecomunicaciones hemos avanzado notablemente. No es verdad
que haya una situación de oligopolio, ni muchísimo menos. Hay una
situación constante de activa competencia que los consumidores
podemos constatar todos los días. Es un hecho que tenemos que avanzar
hacia una mayor liberalización y exigir que pueda haber mayor
transparencia en los precios. De ahí las medidas que el Gobierno está
tomando constantemente en un mercado que se ha transformado de manera
extraordinaria. Ahí está la aparición de un fenómeno absolutamente
nuevo en nuestro país, que es que para finales de este año habrá el
mismo número de teléfonos móviles que de teléfonos fijos. Eso nos
indica el dinamismo de esta situación.

Y la pregunta que a mí me gustaría hacerle es la contraria, señor
Ríos. ¿Qué habría sucedido si hubiéramos mantenido los monopolios
públicos? Se lo voy a decir: que no habrían bajado los precios en
ningún caso, en ninguno -no ha pasado nunca que un monopolio público
haya bajado los precios-, y que, además, una gran cantidad de
inversión, que es extraordinariamente importante, no se hubiera
producido en nuestro país. S.S. sabe tan bien como yo que la
liberalización del sector de las telecomunicaciones ha supuesto
inversiones de cientos de miles de millones en nuestro país que no se
hubieran planteado si no estuviéramos en esa liberalización. Me
parece que no podemos cerrar los ojos a



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que la liberalización y la competencia son instrumentos
indispensables para la creación de algo que S.S. ha mencionado, que
es un empleo de calidad.

Sector exterior. Y voy muy rápido. Creo, sinceramente, que no estamos
en una situación complicada en la evolución de nuestras
exportaciones. Coincido con aquellos que creen que si nuestra
inflación diferencial se mantiene durante mucho tiempo en los niveles
actuales indudablemente nos afectará la competencia, pero en este
momento no se está manteniendo. Y pienso que vamos a tener
posibilidad de reducirla. S.S. dice que las medidas que ha tomado el
Gobierno no han tenido efectos. No estoy muy seguro de que no los
hayan tenido; creo que los han tenido y los van a tener, moviéndonos
siempre, como nos estamos moviendo, en un debate de décimas. Si yo
hubiera venido hoy a esta Cámara con una inflación del 2,2, en vez de
con una inflación del 2,5, le podría haber dicho a S.S. que las
políticas del Gobierno estaban funcionando espléndidamente. Estamos
hablando de décimas que son importantes -no les quitaré yo
importancia-, pero que no son trascendentes, salvo que estuviéramos
en esa situación durante mucho tiempo.

Si S.S. coloca una línea del 2 por ciento a principios del año 1997,
que es cuando empezamos a acercarnos a esa línea, podrá comprobar que
nos movemos cuatro décimas por arriba, cuatro décimas por abajo -todo
el año 1998 por abajo-, como consecuencia de la evolución de los
precios, evolución muy aleatoria en muchos casos, como ocurre en
nuestro país con el precio de los alimentos, que tiene una gran
incidencia en la inflación en años de sequía como el que acabamos de
vivir.

El déficit público. No podemos pretender que no se generen activos
financieros independientemente de la evolución del déficit
presupuestario del Estado. Eso no ha sucedido nunca y no va a
suceder. Se producen movimientos en la cuenta del Banco de España y
se producen también movimientos en los activos financieros, como
consecuencia de la evolución de la financiación de la empresa pública
y como consecuencia de otras cuestiones. Pretender decir que en este
momento el déficit español no es correcto... Señoría, ya no se trata
de apelar a la seriedad de las instituciones internas, y tenemos
muchas. Se trata de que en este momento nuestro déficit está siendo
controlado por Eurostat y, por tanto, no discutamos lo que es una
obviedad. Nosotros estamos utilizando el capítulo VIII, como el resto
de los países, para hacer políticas que nos parecen convenientes y
políticas que están claramente definidas por Eurostat, como son,
entre otras, la creación de nuevos sistemas de financiación de
ferrocarriles y de otro tipo de instalaciones, por ejemplo,
hidráulicas, siempre y cuando se genere una renta comercial, una
venta al usuario, del 50 por ciento de los ingresos de esa sociedad.

Y creo que debemos continuar avanzando en esa dirección.

Su señoría me dice que las prestaciones sociales deben crecer al
ritmo del crecimiento económico. No puedo estar de acuerdo en esa
pretensión, señoría. Las
prestaciones sociales tienen que crecer al ritmo de solucionar los
problemas, pero no al ritmo de crecimiento económico. Primero, las
prestaciones sociales que se refieren a rentas que están ligadas, por
ejemplo, en las pensiones, a la inflación, lo importante es que
crezcan por encima de la inflación y que los colectivos no pierdan
poder adquisitivo. Después, indudablemente, se puede plantear el
debate absolutamente legítimo, como se ha hecho este año, de que haya
colectivos concretos a los que haya que revisar, en un determinado
año en el que hay posibilidades financieras, rentas injustamente
bajas. Ha pasado con tres millones de pensionistas y puede pasar con
otros colectivos.

Yo quiero decirle que el modelo de crecimiento, basado en un gasto
público que crece por encima del crecimiento de la economía, no dura
ni una legislatura. Inmediatamente que usted produzca ese crecimiento
está usted ante la disyuntiva indudable de tener que subir los
impuestos, máxime ahora que no tiene usted ningún tipo de influencia
sobre la política monetaria y cambiaria. A partir de ahí, señoría,
entra usted en una recesión, mucho antes que después. Ya sé que es un
modelo que puede chocar con algunos planteamientos ideológicos de S.

S., pero no le quepa la menor duda de que si en estos momentos
nuestra economía está creando empleo a un ritmo tres veces superior
al de la media europea es como consecuencia, en gran parte, de la
reducción del déficit público y del cambio del peso del gasto en
nuestra economía, que ha liberado recursos notables para la inversión
y para el empleo. Señoría, las prestaciones sociales tienen que
evolucionar en una dirección que nos permita solucionar los problemas
de la gente y quiero decirle que nuestras políticas activas, que se
han multiplicado por dos, de 300.000 intervenciones a 600.000
intervenciones, nos permiten hoy que haya un número de personas que,
a través de la formación, están recibiendo rentas y posibilidades de
integrarse en el mercado laboral.

Su señoría ha considerado que el contrato que planteamos para los
parados mayores de 45 años, la renta activa de empleo, sin
prestaciones económicas no es suficiente. En esto pasa un poco como
con la reducción de precios: nunca hay nada suficiente. Pero se da un
paso significativo en un modelo que es sobre el que me gustaría oír
la opinión de S.S. Su señoría, estando en la oposición, no me va a
decir nunca que 60.000 millones son suficientes y me puede decir que
ponga 100.000. Lo comprendo perfectamente. Lo que me gustaría saber
es si parece razonable combinar la garantía de rentas con los efectos
positivos de las políticas activas y tratar de hacer, no que la gente
adquiera un subsidio, sino un empleo. Señoría, eso es lo que me
parece más interesante. A partir de ahí, es lógico que las dotaciones
presupuestarias sean discutibles. Lo son siempre.

El hecho de que hagamos referencia a las obligaciones reconocidas en
las presentaciones presupuestarias, sinceramente me parece lo lógico,
porque hemos tenido suficientes ejemplos como para que la ejecución
de



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un presupuesto sea determinante. En este momento las obligaciones
reconocidas son del 98 por ciento y, por tanto, S.S. sabe, más o
menos, que estamos cumpliendo, menos un 2 por ciento, la totalidad de
los gastos que ha aprobado esta Cámara. Es un porcentaje de
realización muy alto, prácticamente el 100 por cien, y notablemente
más alto, 4 puntos aproximadamente, de lo que ha sido la media de
ejercicios anteriores.

Las modificaciones presupuestarias, señoría, no se pueden aplicar a
otros gastos, porque no las decide el Gobierno porque le da la gana.

Algunas, sí. Y le voy a poner el ejemplo de la que sí. Nosotros hemos
decidido amortizar 251.000 millones de deuda acelerada. Con eso hemos
mejorado ya el déficit de este año en 100.000 millones y vamos a
mejorar los déficit de muchos años. Hemos cambiado deuda que teníamos
emitida al 9 o al 10 por ciento por deuda que podemos emitir al 4 y
al 3 por ciento. En ese sentido, es una decisión política que el
Gobierno cree que es favorable. Pero hay otras modificaciones de
crédito que no dependen de nosotros. Por ejemplo, todos los créditos
que se generan con ingresos previos, que son ciento setenta y tantos
mil millones; por ejemplo, los créditos del fondo de compensación
interterritorial, que se arrastran de un año para otro; por ejemplo,
los créditos que aprueba esta Cámara para resolver problemas
concretos de inundaciones; por ejemplo, las responsabilidades que
tenemos de la presencia de nuestros soldados en misiones de paz; por
ejemplo, dos cuestiones que le he planteado a S.S., y que la Cámara
conoce, que son las víctimas del terrorismo y los primeros pagos del
tema de la colza. Por tanto, no es que el Gobierno caprichosamente
disponga de un billón de pesetas y se lo gaste en lo que le parece
conveniente. El Gobierno tiene unos gastos adicionales a los
presupuestarios que se producen, eso sí, todos los años -en eso S.S.

podría decir que parte de las modificaciones serían perfectamente
previsibles y no le discutiré ahí que no tenga una parte de razón-,
pero no son decisiones discrecionales del Gobierno, salvo cuando
tomamos decisiones, como en la cancelación de deuda este año o como
el aumento de la inversión pública el año pasado.

No creo, no son mis datos, que vayamos a tener problemas de ejecución
del presupuesto de inversiones a finales de año; no lo creo. Mi
experiencia -no soy funcionario ni mucho menos un especialista en la
ejecución de los presupuestos de los ministerios inversores- es que
las cifras pueden cambiar dramáticamente de un mes para otro. Puede
usted encontrarse con una presentación de proyectos y de ejecución de
compromisos presupuestarios muy rápidos y mi información, a través de
la Intervención General del Estado y de la Dirección General de
Presupuestos, es que no vamos a tener problemas en esa dirección.

Sobre el IRPF, quisiera decirle, primero, que su hijo, al que usted
nos ha presentado hoy, debe tener un contrato temporal -su hijo, no,
la nómina; hablo en términos figurados- o a tiempo parcial, con lo
cual hay que
retenerle, porque si no nos podríamos encontrar con una situación
difícil, lo que por otra parte se ha producido siempre en los
contratos temporales. Yo -es su hijo, usted le aconseja lo que
quiera- no le aconsejaría que presentase declaración, porque le van a
devolver de oficio. Si usted no lo quiere creer, es su problema, pero
le van a devolver de oficio. Piense usted que en este momento la
Agencia Tributaria está haciendo las devoluciones a un ritmo del 80
por ciento, prácticamente en el mes de septiembre del año en curso de
la declaración. Incluso este año han empezado a devolver en el mes de
mayo, es decir, antes de que se hubieran presentado las
declaraciones. Si a usted le hace ilusión que su hijo haga la
declaración de la renta, ya será su hijo mayorcito cuando le diga que
no, pero, si me pregunta usted mi opinión, no creo que vaya a tener
ningún problema.

Es lógico que el IRPF no crezca en el año 2000, porque estamos
todavía en el efecto de la reforma. Ya sé que en contra de su voto,
pero esta Cámara aprobó por mayoría una reducción del IRPF y eso se
tiene que medir en la evolución de las previsiones de IRPF del año
que viene. Otra cosa bien distinta es que, cuando S.S. tenga en
cuenta el crecimiento de las retenciones este año, tenga también en
cuenta el crecimiento del empleo, porque el empleo ha sido
notablemente más intenso de lo que teníamos previsto en las
previsiones de recaudación, cosa que por otra parte también hacemos
en las previsiones de este año y en las previsiones de empleo que S.

S. me ha criticado. Creo que S.S. debe entender mis razones. A mí me
parece sano que la Administración pública, tanto en Seguridad Social
como en la Agencia Tributaria, haga previsiones de crecimiento del
empleo muy moderadas, porque esas previsiones son las que generan las
previsiones de ingresos de cotizaciones o de impuestos y no me parece
que sea malo que año tras año hayamos hecho previsiones con las
cuales los números cuadraban y que sin embargo son previsiones
excesivamente pesimistas, conservadoras, o como S.S. quiera
llamarlas. Pero es un hecho que el empleo se está comportando en este
momento a un ritmo de crecimiento del tres con algo, del tres con
tres, en una economía que crece al 3,7, y aunque es lógico -y lo he
dicho antes en el debate con el señor Almunia- que la relación
crecimiento-empleo no se puede mantener a este ritmo del 80 por
ciento, sí creo que todavía tenemos posibilidades de mantener altos
ritmos de crecimiento, como consecuencia, en parte, de la afloración
de una economía sumergida, que también se traslada en la recaudación.

Su Señoría parece considerar muy criticable que la elasticidad del
IVA crezca al 2,3 por ciento. Yo, no. Creo que ahí estamos aflorando
muchísimo fraude fiscal y eso no me parece perjudicial. Su Señoría
parece pensar que un ama de casa, cuando va al supermercado y paga
IVA, está pagando más IVA que antes. No. Está pagando el mismo. Al
revés, hay algunos productos en los que hemos bajado. No ha habido ni
un solo producto en esta legislatura que lo hayamos subido,



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desde el punto de vista de los impuestos indirectos. ¿Qué es lo que
sucede? En parte, que puede gastar más y, en parte, que hay una gran
cantidad de IVA que se está aflorando en este momento. Compruebe S.S.

el crecimiento del IVA y el crecimiento del consumo y se dará cuenta
de que estamos en un ritmo muy importante de afloración de IVA. Y eso
es bueno, porque, independientemente de que suban o bajen los
impuestos los gobiernos, los impuestos deben ser elásticos, es su
mejor característica. Cuando los impuestos crecen por encima de lo
que crece la economía es cuando se tiene un sistema progresista y
cuando los impuestos crecen por debajo de lo que crece la economía,
lo que se tiene es un mal sistema, por mucha retórica que se haga.

Le voy a decir una cosa que va a pasar con el IRPF. El IRPF ahora
está creciendo poco, pero, si tiene en cuenta los efectos de la
reforma, el IRPF a partir del año 2001 va a crecer un punto por
encima de lo que crezca la economía, cuando crecía un punto por
debajo de lo que crecía la economía antes de la reforma. Y eso,
independientemente del nivel de presión fiscal y de los tipos
impositivos, es muy positivo desde el punto de vista de la eficiencia
de un sistema tributario.

Su Señoría me dice que la prioridad del presupuesto debía ser el
empleo y la política social. Yo lamento decirle que creo que lo es.

Creo que lo es. Saldarse una legislatura con 1.800.000 empleos no es
una cifra que podamos considerar insuficiente. Es verdad que todavía
hay 2.500.000 de personas que no tienen empleo, es verdad que tenemos
un 32 por ciento de contratos temporales, es verdad que hay una tasa
de paro femenino del 22 por ciento, pero también es verdad que
estamos reduciendo muy intensamente el desempleo de los jóvenes y que
estamos reduciendo muy intensamente el desempleo de los parados de
larga duración, menos de los mayores de cuarenta y cinco años. De ahí
que el Gobierno haya planteado una política específica para esta
cuestión.

Su Señoría me dice que la moderación salarial no le parece
conveniente. Primero, tenga en cuenta que los trabajadores no han
perdido poder adquisitivo y además los trabajadores, como el resto de
los españoles, se van a beneficiar, y muy notablemente, de una bajada
de impuestos. Y, segundo, la negociación salarial es una negociación
entre las partes. Estoy convencido de que hay sectores, empresas,
zonas, en las que la negociación salarial va en una dirección y otras
en las que va en otra, y eso nos tenemos que ir acostumbrando que sea
así, cada vez más. Porque indudablemente no todas las cosas son
iguales, no todos los sitios son iguales, no todas las empresas son
iguales y no todas las posibilidades de competencia en un mercado
europeo pueden ser iguales.

El gasto farmacéutico en el año 1999 va a crecer el 7 por ciento. Su
Señoría me está hablando de los términos del crecimiento del gasto
antes de la aplicación de la contribución de Farmaindustria. Por
tanto, no le quepa la menor duda a S.S. de que va a crecer el 7 por
ciento.

Me habla S.S. también del presupuesto de Defensa. El ministro de
Defensa ha tenido que marcharse, pero me ha dicho que ya quisiera él
tener un presupuesto de dos billones de pesetas. Él tiene un
presupuesto de 965.000 millones. Y no me parece correcto que usted
considere que los 140.000 millones, por ejemplo, del Ministerio de
Industria, son a sumar al Ministerio de Defensa, porque esos 140.000
millones va a haber que devolverlos, van a aflorar en ministerios de
Defensa futuros. Y ahí veremos cuál será su incidencia en un momento
en el que ya habremos absorbido la desaparición del servicio militar
obligatorio. Dice S.S. que debería haber menos objetivo de fuerza
profesional. Hasta donde sé, y creo que es correcto, hay un acuerdo
de la Cámara fijando las cifras. A partir de ahí, pienso que es un
tema consensuado entre los grupos parlamentarios y el Gobierno y en
esa dirección lo vamos a cumplir.

Me parece injusto que S.S. diga que no hemos invertido en Justicia.

He dado los datos en mi discurso inicial: hemos aumentado el número
de jueces en más de 500 plazas frente a ciento treinta y tantas la
legislatura anterior. Por lo tanto, yo creo que se está cumplimiendo
la Ley de Demarcación y Planta y la provisión de los nuevos juzgados
de lo contencioso de una forma absolutamente rigurosa.

En cuanto al sistema de financiación autonómica, señoría, el censo
del sistema de financiación autonómica no es una decisión caprichosa
que toma el Gobierno. En el sistema de financiación autonómica las
comunidades toman acuerdos para, al menos, no salir perjudicadas y
normalmente salir beneficiadas y en ningún acuerdo de financiación
autonómica se ha tomado el censo del año en cuestión. ¿Por qué?
Porque la introducción de ese censo muchas veces distorsiona otros
posibles consensos, como puede ser el peso de la población, el peso
de la renta relativa, los elementos de solidaridad o los elementos de
dispersión. Al final, aunque a usted le parezca llamativo -estoy
seguro de que si lo piensa no se lo va a parecer-, las comunidades
autónomas negocian sobre la cantidad de dinero que quieren recibir, y
la justificación de cuál es la cantidad de dinero y por qué se recibe
después tiene que cuadrarse en un contexto político general.

Por consiguiente, cuando en el año 1996 nosotros cerramos un acuerdo
de financiación autonómica, de lo que se trataba era de llegar a
acuerdos que beneficiaran a todos y que mantuvieran, por un lado, el
deseo de muchas comunidades autónomas de que la población tuviera
cada vez un mayor peso en el sistema de reparto y, por otro lado, el
deseo de otras de que cuestiones de solidaridad y de renta relativa
también lo tuvieran. Pero le voy a decir otra cosa, y es que si
aplicamos uno u otro censo, el montante a distribuir va a ser el
mismo. Por lo tanto, lo que habrá que elegir es qué comunidades
pierden y qué comunidades ganan. Se plantea el debate del censo como
si el que fuera a perder fuera la Hacienda central. La Hacienda
central es neutral, lo que pasa es que el acuerdo político sobre el
que fue posible llegar a un determinado acuerdo de



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financiación se rompería si ahora aplicásemos cualquier variable
distinta o cualquier peso de una variable de manera distinta, me da
igual que sea el censo, que sea la población, que sea el peso de la
población o que sea el peso del número de municipios o de extensión
territorial y, por consiguiente, es un juego de suma cero. Lo que hay
que saber es que si ahora se aplicase un censo distinto del que
estábamos aplicando para llegar a un acuerdo, va a haber comunidades
que salgan ganadoras y comunidades que salgan perdedoras sobre ese
acuerdo, lo cual no es legítimo porque ha habido un acuerdo y hay que
mantenerlo. Lo que le he dicho al señor Almunia, y le reitero a usted
y a todos los grupos de la Cámara, es que lo que el Partido Popular
ha planteado al Gobierno andaluz en el Parlamento de Andalucía es que
acepte el sistema de financiación que le puede proporcionar 146.000
millones y que exija que Andalucía no tenga una financiación con ese
sistema, con el que se pactó en el año 1996, que sea inferior a la
media de financiación per cápita que otorgaría un sistema del censo
de 1996. Y yo lo que le vuelvo a decir es que eso no me lo van a
plantear. Se va a ver claramente quién ha estado diciendo unas cosas
que eran verdad y otras que no a lo largo de esta legislatura, pero
ese es otro debate que ya hemos tenido.

Me dice S.S. que pido prórroga en este presupuesto para cumplir los
objetivos que teníamos previstos. Sinceramente, no. Desde el punto de
vista del Gobierno y de los grupos parlamentarios que le apoyan,
hemos hecho un esfuerzo claro en los objetivos de esta legislatura,
es decir, desde el punto de vista macroeconómico, desde el punto de
vista microeconómico, desde el punto de vista tributario y desde el
punto de vista de las previsiones políticas que el presidente del
Gobierno expuso en el debate de investidura y que pueden afectar a la
política presupuestaria, sinceramente creo que la legislatura no
necesita ninguna prórroga. Por otra parte, como usted sabe, vamos a
cumplirla prácticamente al día, o sea, que vamos a tener toda la
legislatura a la que tenemos derecho. (El señor vicepresidente, Beviá
Pastor, ocupa la Presidencia.)
En cuanto al deseo de S.S. de que yo no vuelva a presentar ningunos
presupuestos, no sé si interpretarlo bien o mal. Prefiero
interpretarlo bien y pensar que S.S. prefiere que tenga una vida más
placentera y más tranquila. En cualquier caso, le agradezco sus
críticas y espero que en el trámite de enmiendas podamos acercar
posiciones en algunas cuestiones. (Aplausos.)



El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Gracias, señor
vicepresidente.

Señor Ríos.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Muchas gracias, señor presidente.

Afortunadamente, siempre que discutimos de números discutimos de
política, no de inventos o de sumas y restas. Voy a comenzar por las
tres partes finales de su comentario. Yo deseaba aligerarle de su
tarea de traernos
los presupuestos por relevarle del Gobierno, no a usted sino a la
mayoría que ahora mismo componen. Soñar es gratis; entienda que tenga
ese deseo.

Pero, yendo a las tres precisiones finales que usted ha hecho, fíjese
cómo según arrimemos el ascua a un razonamiento éste nos viene bien o
mal. En cuanto a financiación autonómica, usted dice: el modelo de
financiación, al final, tiene que ser de suma cero, porque está claro
que lo que ganan unas van a perder otras. No; con el modelo que
ustedes han pactado, todas han ganado; no ha perdido una y ha ganado
otra. ¿Por qué? Por la fórmula de la compensación. A todos los que
han apoyado el modelo de financiación les van a compensar; si la
recaudación del IRPF es menor al PIB nominal, les van a compensar.

Por eso, ustedes han metido aquí un fondo compensatorio de 64.000
millones de pesetas, para compensar. De ese fondo, han excluido,
porque las han castigado, a las comunidades malas, las que no se han
sumado; ésas no participarán de esos dineros, no van a recibir esa
compensación por pérdida de recaudación.

Pero, respecto al modelo de financiación, ¿se ha cumplido el 30 por
ciento respecto al IRPF? ¿No? Pues entonces han fracasado, porque ésa
era la idea motriz del modelo de financiación. La idea motriz estaba
cimentada en torno al IRPF y el IRPF ha perdido peso, pero gana peso
en la participación en los ingresos del Estado. El modelo de
financiación ha perdido suficiencia y autonomía. ¿Por qué ha perdido
autonomía? Porque, como se ingresa menos en IRPF, sube la PIE. Fíjese
en la liquidación que presentan este año para todas las comunidades
autónomas: menos IRPF y más PIE. ¿Sabe cómo se llama eso? Menos
autonomía financiera.

Otro elemento es el fondo de nivelación. Ese fondo de nivelación
debería haberse puesto en marcha. Dice usted: es que no se han puesto
de acuerdo en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Y como siga
así, nunca se van a poner. Lo que le digo es que pongan ese fondo
cuando vaya a funcionar, porque, si no, está declarando, pero no está
actuando.

Y, respecto a las variables de población, pueden tenerse en cuenta
unas u otras. Es verdad que el censo que se tuvo en cuenta fue el de
1991, pero elaborado en 1988 y hay un desfase porque el modelo se
pone en marcha en 1997. Yo sí le acepto el razonamiento de que es
para ponerse de acuerdo en las variables, porque es verdad que uno
puede percibir más vía renta, etcétera, pero por encima debe estar la
población, porque no es lo mismo llevar sanidad y educación a 400.000
habitantes que a 100.000 más o 100.000 menos, y les guste más o menos
a unas u otras comunidades debe entrarse en esa discusión. Igual que
ocurre con el fondo de nivelación; vamos a entrar en discusión porque
cuesta trabajo entender cuáles son los servicios públicos
fundamentales. ¿Es educación? Lo aceptan todos. ¿Debe haber otros
más? Vamos a discutir sobre ellos. ¿Es defensa? Yo he sumado todos
los gastos que vienen en Defensa, todos, directos e indirectos. El 70
por ciento de los gastosen investigación y desarrollo, que han
crecido un



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montón, va a Defensa. Los grandes proyectos de Industria, ¿se deben
contabilizar? Yo no sé cómo; deben ser de Industria porque lo hace el
SEPI. A ver si resulta que los cazaminas son de Murcia y las fragatas
son de los gallegos de Ferrol; no, son para todo el Ejército y se
pagan. Antes se hacía desde Defensa; ahora se hace a través de la
SEPI porque son los que tienen recursos. Por tanto, hay un fuerte
crecimiento. Aunque sean los 900.000 millones originarios del
Ministerio; ha crecido. ¿Por qué crece en ese porcentaje? ¿Por qué no
se plantea la optimización de recursos? Tareas nuevas, volumen de
personal para ello. Aquí se ha aceptado un modelo, que yo creo que
está supersobredimensionado. Es posible que ése sea un ejército de
reclutamiento; un ejército profesional no tiene por qué tener dos
soldados por cada mando. Son 50.000 mandos y hay dos soldados por
mando, y meto entre los soldados a los cabos.

El empleo. Usted me ha hablado de que han creado 1.800.000 empleos, y
a mí no me salen las cuentas. Quedan 2.500.000 de parados y ustedes
han empleado a 1.800.000. Hacemos la raya y sumamos: 4.300.000. No
había 4.300.000 parados. Había 3.700.000. ¿Qué es lo que pasa? Que
ustedes confunden contratos con empleos, y no es lo mismo 1.800.000
contratos que 1.800.000 empleos. Podemos tener 20 ó 30 contratos para
cubrir un solo puesto de trabajo. Esto no se debe confundir. Pero yo
le he reconocido que se ha reducido el nivel de paro y lo que le he
dicho ha sido que hay que incrementar la cobertura para los que
tienen la desgracia de seguir estando parados. Y de estos 2.500.000
parados, el 56 por ciento no tiene prestación de desempleo. Eso es lo
que le he dicho. ¿Por qué renunciamos a esa cobertura? Y usted decía:
No debemos confundir voluntad de subsidio con necesidad de empleo.

No, cuando yo le he planteado los tres elementos sociales de nuestra
propuesta, el primero que he dicho ha sido el empleo, y empleo
estable y de calidad. Esa es la primera condición. Si no hay empleo,
cobertura de desempleo. Es aquella vieja discusión de los tres
grandes elementos del salario. En una Europa moderna el salario no es
lo que se cobra todos los meses, sino que es el salario diferido y el
salario indirecto. El salario indirecto que yo me llevo vía políticas
sociales, vía educación, vía sanidad, vía cobertura, y el salario
diferido que yo puedo percibir al final con todas las condiciones de
mi situación de inseguridad: cuando me pongo enfermo, cuando estoy en
el paro o cuando voy a jubilarme. Esa es la política de distribución
del salario de una situación moderna.

Usted me decía, en cuanto al gasto público, que yo tenía un prejuicio
ideológico. Yo creo que usted también tiene un prejuicio ideológico.

Después me referiré a ello cuando hablemos de las liberalizaciones y
las privatizaciones. Dice que no le puedo plantear -lo que, por
cierto, no le he dicho en mi intervención, porque me he quedado de
socialdemócrata moderado, he sido rojillo prudente- crecimiento del
gasto por encima del crecimiento económico. ¡Como si yo le hubiese
planteado
eso! No, yo le he dicho: con este crecimiento económico, mayor
gasto social, y lo primero es que los salarios pesen al mismo nivel
que los beneficios o por lo menos reduzcan su diferencia con los
beneficios. Y permítame que le diga que si hemos crecido 4,5 billones
del año 1999 al año 2000, según su presupuesto - o es lo que vamos a
crecer-, si los salarios han subido el 2,3 por ciento y la inflación
el 2,5, los salarios han perdido 0,2 puntos, es decir, este mes quien
tiene un sueldo va a tener 0,2 puntos menos para comprar. ¿Pero los
beneficios han funcionado igual? No. ¿Y sabe usted por qué? Porque
viene en la liquidación de los presupuestos. Yo le he reconocido que
hay una mayor recaudación por crecimiento en todos y cada uno de
ellos. Por tanto, no le he planteado que crezca el gasto en la misma
proporción. Pero es que usted ha ido al extremo contrario. No es lo
que me ha dicho a mí, sino lo que usted hace. Lo que usted hace es:
crecimiento 3,7, reducción del gasto. Es que hemos pasado del 38 al
33 por ciento. Todo el gasto público no es malo; hay gasto público
que puede serlo, pero detrás del gasto público hay prestación de
enseñanza, de sanidad, seguridad ciudadana; hay un sinfín de
elementos que están detrás del gasto público, no vaya a ser que
demonicemos el gasto público. Esa es la desviación dogmática que yo
le critico a usted. Parece que en la medida en que liberalizamos
y privatizamos la cosa funciona bien, y en la medida que hay sector
público la cosa puede funcionar mal.

En cuanto a la renta mínima de inserción, yo no le he criticado que
se ponga en marcha. Ha hecho una referencia a si los interlocutores
tenían que explicarlo, y yo le he tomado la referencia y constato una
realidad: sus presupuestos han tenido el aval de dos acuerdos
puntuales, uno de pensiones, otro de Función pública. Lo he
reconocido, y punto. Usted dice que se defiendan ellos. Yo lo
constato. Parece que a usted se lo apoyan todo, y no es así. La
política fiscal no se la apoyan. En todo caso, respecto a la
discusión que teníamos sobre la previsión, ¿cuántos parados de larga
duración de 45 años, sin ingresos familiares, que han terminado su
cotización están o pueden estar afectados por la medida? Según mis
datos, 262.000. Los datos de los sindicatos son los mismos, y las
propuestas las tienen ustedes encima de la mesa. Otra cosa es que
discutan los datos con quienes a ustedes les parezca para valorar
cuántas personas están incluidas. Ustedes van a cubrir 60.000
personas con 50.000 millones, a 52.000 pesetas diez meses máximo,
seis y cuatro. ¿Es o no es así lo que han recogido? ¿Son esos todos
los que están? ¿Es el cien por cien probable? Hablo de larga
duración, han terminado el subsidio, siguen existiendo como parados y
no tienen ningún ingreso familiar. ¿Puede destinarse parte del
crecimiento económico para atenderlos o no? Eso es lo que yo le he
planteado. Por tanto, estoy convencido de que no estamos discutiendo
de máximos ni de mínimos, sino que constatamos lo que han puesto y
pedimos lo que desde la óptica deIzquierda Unida debíamos tener.




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En el tema de la liberalización y de la inflación usted tendrá que
reconocerme un par de cosas. Una, el peso sobre el salario, al que
antes me he referido. Otra es si hay un efecto sobre la exportación o
no lo hay. ¿Hacia dónde va fundamentalmente nuestra exportación? El
70 por ciento de nuestro saldo es con la Unión Europea. Y si la media
europea de inflación se sitúa en el 1,2 por ciento y en España es del
2,5 por ciento, ¿tendrán nuestras empresas que competir en mayores
dificultades? ¿Cómo podremos ayudarles nosotros si no podemos
establecer la política monetaria dentro del proceso de unión
monetaria? Por tanto, también va a afectar a la inflación. Es lo que
le he dicho al enumerar las medidas que ustedes han tomado, porque
tienen una obsesión para reducir la inflación (reiterada y no por
ello más efectiva), y las tres medidas se han cimentado en los dos
argumentos que usted ha expuesto. Solamente hay dos formas de reducir
la inflación en un crecimiento como éste; usted ha sido claro y no ha
dicho que crecimiento económico tiene que ir ligado a crecimiento de
inflación y, por lo tanto, como usted no lo ha dicho yo no lo voy a
utilizar como argumento. Si el año pasado o el anterior crecimos con
una situación, no sé por qué ahora tenemos que ir hacia una situación
distinta. En todo caso, dice usted que hay dos medidas para contener
la inflación: la liberalización de los servicios y reducir
determinadas políticas, la de hidrocarburos, de telecomunicación y de
electricidad. Esas son las políticas que siempre adoptan ustedes. Yo
le pregunto: si las han tomado por lo menos dos veces este año, ¿por
qué no han sido útiles? ¿Por qué no han afectado? Dice usted que
todavía van a tardar un tiempo en poder afectar. Yo no creo que la
liberalización resuelva por sí la situación. Al margen de si hemos
pagado lo que debíamos a la liberalización de las eléctricas, que,
por cierto, es un eufemismo porque ni usted ni yo vamos a poder ir a
cualquier suministrador de energía ni ahora ni dentro de cinco años,
solamente los grandes consumidores, los 200 grandes consumidores.

Decía el señor Ordóñez que con 400.000 millones hubiera sido
suficiente. Ustedes, 1,3. Ya veremos cómo resuelve Europa. ¿Qué ha
pasado con la liberalización? Por lo menos, permítame que le diga que
en algunos casos hemos pasado de monopolios (que yo no he defendido
aquí) a duopolios: dos grandes empresas y tres bancos detrás de
ellas, como es el caso de los carburantes. ¿Me puede usted decir por
qué no ha afectado a las gasolinas ni a la posibilidad de bajarlas
por cercanía en la producción ni por la posible competencia? ¿Por qué
si aquello iba a ser poco más o menos que el cambio sustantivo y las
gasolinas iban a bajar por el mero hecho de ir a la competencia?
Porque las dos grandes se ponen de acuerdo, amañan precios que están
fuera de todo control y ustedes no pueden actuar o no tienen
capacidad para actuar sobre ellos. ¿Y el gas? ¿Hemos ido a un
duopolio? No, hemos ido de un monopolio a una sola empresa que
controla la mayoría de la acción del gas. ¿Y en las eléctricas? La
situación que hemos expuesto. Es decir, la liberalización no ha
resuelto ni para el día
siguiente ni para el otro ni para el otro. Ha descargado o ha
facilitado unos ingresos al Estado vía proceso, si en algún caso la
liberalización ha ido acompañada de la privatización.

Por tanto, señor Rato, ni la posición extrema de negar la eficacia de
unas medidas determinadas ni la posición de decir que parte de razón
llevamos cuando le decimos que la inflación no está controlada. Yo no
le estoy diciendo que la inflación tenga que bajar a cero, igual que
usted está obsesionado con bajar el déficit a una cifra determinada.

Hay algunas cuestiones que he planteado y en las que usted no ha
entrado, como, por ejemplo: ¿Cuál es hoy el peso de los salarios con
un crecimiento continuado del 3,7 por ciento en los cuatro últimos
años? ¿Por qué de 1996 a 1998 los salarios pudieron crecer
participando activamente en la renta nacional y no bloquearon el
crecimiento económico, así como tampoco bloquearon ni hicieron crecer
la inflación ni hubo problemas de déficit público, y este año no
pueden hacerlo? Esta es mi pregunta.

En segundo lugar, la política social. Si en la época en que crecemos
económicamente no lo hacemos, ¿cuándo podremos abordar la reducción
de cinco puntos porcentuales en política social? ¿Cuándo lo vamos a
reducir? Porque la convergencia real debe de tomarse...




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Señor Ríos, vaya concluyendo,
por favor.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Muchas gracias, señor presidente. Voy
terminando.

De alguna forma el crecimiento económico debe actuar para reducir esa
distancia social, no para diluirla.

En la discusión de los impuestos, lo único que yo he hecho ha sido
constatar el peso de la reforma del IRPF con los datos que tengo de
los seis primeros meses. Y lo que le he dicho se lo vuelvo a repetir:
las rentas del trabajo a nivel de retenciones han pasado del 89 por
ciento el año pasado al 97,7 en 1999, con la misma fórmula, es decir,
con retenciones de seis meses. ¿Para qué queda el IRPF? ¿Para las
rentas del trabajo? Las rentas de capital, incluido lo que ha sido no
solamente el capital mobiliario, sino la nueva medida que ustedes han
tomado de los fondos de inversiones más los no residentes, han bajado
de 440.000 a 385.000 millones de pesetas. Ha bajado la recaudación
del capital.

Usted me dirá que yo soy muy radical si le digo que no estoy de
acuerdo con que solamente sean las rentas del trabajo las que paguen,
pero es que creo que también se debe pagar por los millones que se
ganan fuera del trabajo. Yo le decía en la discusión de los impuestos
que por qué un millón que se ha ganado trabajando va a tener el
castigo divino de tener que pagar mientras que un millón ganado
jugando en Bolsa no tiene que hacerlo. No sé por qué,en proporciones
similares -ya no le digo el 20 ni el 25-, no tiene que pagar.




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El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Señor Ríos, termine.




El señor RÍOS MARTÍNEZ: Concluyo, señor presidente.




En cuanto al IVA, yo no le he dicho que sea malo o que el IVA en su
crecimiento no haya tenido afloración de fraude. Yo reconozco que es
verdad, que ha tenido afloración de fraude, pero tiene margen para
otra política de IVA, para otra política sobre el consumo, y le voy a
poner un ejemplo. ¿Qué porcentaje del salario gastan todos los
españoles que ganan menos de tres millones de pesetas al año en
consumir los productos de primera necesidad? Un porcentaje altísimo.

Pues una medida para dinamizar la economía puede ser reducir el IVA
de los productos de primera necesidad, igual que a usted se le ocurre
reducir el IVA de la gasolina o de otros productos. Es otra medida,
otra propuesta. ¿Y qué significaría? Pues que indirectamente el
salario de las personas que gastan el mayor porcentaje en comer y en
vestirse, que son la mayoría de los españoles, se vería aliviado y
los que lo gastan en otros menesteres se mantendrían en el mismo
gasto. No estamos hablando de castigos más o menos divinos.

Por tanto, señor Rato, la política de ingresos de estos presupuestos
no tiene una mayor presencia de los más poderosos, como debería de
ser; crece lo que pagamos todo por igual, el consumo lo pagamos todo
por igual. Y en la política de gastos tienen una orientación escorada
hacia políticas que nosotros consideramos que no son suficientes,
porque no nos podemos quedar con un barniz. Este es el cuarto año de
crecimiento económico y deberíamos de consolidar un modelo social.

Señor presidente, termino diciéndole al señor Rato que dudo mucho que
con el modelo fiscal que ustedes han diseñado podamos tener
consolidado y asegurado un modelo social justo y estable. Tendrá
inestabilidades cuando lleguen las vacas flacas y baje el crecimiento
económico y ya veremos entonces de dónde echamos mano para poder
ajustar ingresos y gastos.




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Gracias, señor Ríos.

Señor vicepresidente.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor presidente.

Señor Ríos, empezaré por la financiación autonómica. La financiación
autonómica claro que no suma cero el día que se negocia. Ninguna
comunidad autónoma hubiera llegado a un acuerdo ni con nosotros ni
con nadie si no hubiéramos ofrecido un sistema de financiación que no
fuera de suma cero. Lo que le digo es que ahora, una vez cerrado el
sistema, si modificáramos una variable, incluso si todas las
comunidades autónomas aceptasen que en vez de ser el censo de 1991 o
el de 1988 fuera el que usted quisiera, esa variable se repartiría
sobre una tarta que ya está diseñada.

Eso es lo que suma cero. Indudablemente, el sistema de financiación
supuso, como antes he puesto de relieve, un claro avance. Su señoría
dice -y tiene razón- que no hemos completado el 30 por ciento como
consecuencia -y S.S. lo sabe- de que no se ha completado el proceso
de transferencias de educación. Pero S.S. debe saber que el sistema
de financiación autonómica del año 1996 no está basado sólo en el
IRPF y la PIE; también está el ITAE, que evoluciona al ritmo del
conjunto de los ingresos del Estado y que es muy favorable para las
comunidades autónomas. Lo que S.S. puede comprobar es que el sistema
no ha fracasado porque ha permitido una mayor suficiencia de
ingresos. Las comunidades autónomas que lo han aceptado tienen más
financiación que con el sistema anterior, tienen más flexibilidad
desde el punto de vista de decisiones, porque tienen
corresponsabilidad fiscal. Los ingresos que dependen de sus
decisiones o de los impuestos ligados a la evolución de esas
comunidades representan el 50 por ciento de la media de financiación
autonómica de las comunidades que han querido elegirlo. Son más
solidarios porque evolucionan con más intensidad precisamente gracias
al IRPF. Gracias al IRPF funcionan con más intensidad en las
comunidades de menor renta, porque en otras, por ejemplo, el ITAE
evoluciona de manera distinta.

Los fondos del sistema de financiación ya estaban. Nosotros no
quisimos poner un tope al sistema de financiación que hubiera
contradicho la corresponsabilidad fiscal. No tenía sentido que
entregaras a una comunidad autónoma la corresponsabilidad fiscal y
después le dijeras que no le dejabas que bajasen o subiesen los
impuestos lo que quisieran. Pusimos unos mecanismos por los cuales
garantizábamos que ninguna comunidad se quedaría por debajo del 90
por ciento de la evolución del sistema. Yo creo que ese es un
mecanismo muy razonable, sobre todo en un sistema en el que, como es
natural, las comunidades autónomas tienen que saber cuál va a ser la
evolución, y no había experiencias históricas. El hecho de que 9 de
11 comunidades autónomas hayan aplicado la capacidad normativa y los
datos que acabo de dar hoy aquí sobre financiación autonómica indican
que el futuro va por el camino que se eligió en 1996.

Sobre el fondo de nivelación, S.S. ha estado a punto de decir la
verdad, pero después se ha quedado a mitad de viaje. Es muy difícil
ponerse de acuerdo sobre qué se nivela, porque para nivelar tiene que
haber unos que estén por encima de la media y otros por debajo. No es
nada fácil conseguir que una comunidad autónoma acepte que está por
encima de otra en financiación o en un servicio público. Eso creo que
va a ser imposible. Puede coger la educación, y me da igual que elija
una comunidad que tenga una renta equivalente a la media europea,
inferior al 90 por ciento, inferior al 70 por ciento, inferior a lo
que quiera. Yo le aconsejo que haga la experiencia, que es muy
ilustrativa, y consiga que un responsable de esa comunidad autónoma
acepte que su sistema educativo está mejor financiado y que



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no necesita nivelación con el vecino. No sé si llegaremos alguna vez
a alguna solución en esa dirección. A lo mejor hay que llegar a la
conclusión de que todos los servicios están bastante bien
financiados.

En el tema de Defensa, la SEPI hace un préstamo a Defensa que le va a
devolver. (Un señor diputado: ¿Cuándo?-Risas.) Eso ya no lo sé. Ese
escepticismo sobre el tema me ha sorprendido, pero esté seguro que el
presupuesto de Defensa lo va a tener que pintar, porque no va quedar
más remedio. Por lo tanto, ese debate lo veremos.

Respecto al empleo de 1.800.000 personas a marzo del 2000, S.S. ha de
tener en cuenta no sólo la evolución de los desempleados, sino de la
población activa. Si tiene en cuenta la evolución de la población
activa, S.S. comprobará que estamos en esas cifras. De todas maneras,
S.S. sabe que a junio de 1999 se habían creado 1.600.000 empleos -se
está produciendo un promedio de 100.000 creaciones de empleo por
trimestre- y descontando, incluso, una creación de empleo inferior,
que en estos momentos no tenemos elementos para pensar que vaya a ser
así, estamos moviéndonos en las cifras que yo he mencionado a la
Cámara.

Los salarios se fijan en convenio, señoría, y ganan o pierden poder
adquisitivo en función del convenio. Hay muchos convenios que tienen
previstas cláusulas de revisión. Vuelvo a insistirle en que los
salarios no son homogéneos y no lo van a ser por sectores, por
empresas, por zonas geográficas. Por lo tanto, la participación de
los salarios en la renta nacional, señoría, ha crecido y la economía
también y hoy la remuneración de los asalariados, es decir, los
salarios en la renta nacional, representa el 55,4 por ciento, un
punto más que al principio de la legislatura. No estamos, pues, ante
una situación en la que los salarios estén perdiendo peso en la renta
nacional, y es lógico que así sea como consecuencia del crecimiento
del empleo.

Su señoría me plantea que cuándo vamos a llegar a tener, en
porcentaje de PIB, el mismo gasto social que nuestros vecinos. Es una
pregunta legítima. Creo que el camino es el que estamos recorriendo.

Es decir, si en la legislatura el gasto en sanidad ha crecido el 33
por ciento, el gasto en pensiones y otras prestaciones sociales el
31, el gasto en educación el 26 y el gasto en políticas activas el
140, significa que ha crecido mucho más de lo que lo ha hecho el
gasto público y de lo que ha crecido el PIB. Estas partidas han
crecido más deprisa que el PIB y que lo que crecen los gastos. Lo que
sucede es que S.S. es plenamente consciente de que no podemos
transformar un déficit social, ni podemos ni es fácil que lo pueda
hacer nadie, en una legislatura, pero es indudable que estas partidas
se están distanciando de las otras, junto con infraestructuras e
investigación y desarrollo, que son las que están aumentando
claramente por encima de lo que crece la economía y el presupuesto.

Ahí es donde radica la posibilidad que tenemos de incrementar nuestra
prosperidad, pero nuestra prosperidad aumentará también en función de
lo que crezca el empleo. Será muy difícil que España pueda alcanzar
el nivel de vida europeo si no tenemos el nivel de empleo que tienen
en Europa, y en estos momentos toda la Cámara somos conscientes de
que no lo tenemos.

Por último, cuando S.S. haga los números sobre la recaudación del
capital tenga en cuenta la evolución de los tipos de interés, porque
una gran cantidad de dicha recaudación va ligada a éstos, como es
natural, y eso no ha ido en beneficio de la Hacienda pública, en ese
capítulo; ha ido en otros, como, por ejemplo, la deuda. Lo que a mí
me preocuparía en términos políticos, la evolución de las plusvalías,
eso no ha disminuido sino al contrario. Según los datos que tenemos
del primer ejercicio en que ha estado en vigor el nuevo sistema, que
es 1997, se ha recaudado el doble. Es verdad que una persona que
tiene una cuenta corriente o una cuenta de crédito en una entidad
bancaria o que tiene unas letras del Tesoro cobra hoy menos y, por
tanto, los impuestos son menores sobre la parte que cobra de
intereses, pero yo creo que eso no está mal en el conjunto de los
beneficios que tiene para la economía la bajada de tipos de interés.

En cambio, las plusvalías del capital, las ventas y las diferencias
entre el precio de adquisición y el precio de venta en estos momentos
como consecuencia del nuevo sistema de plusvalías, que permite una
tributación lineal, está siendo mucho más rentable para la Hacienda
pública, independientemente de los debates políticos de lo que era el
sistema anterior.

En cualquier caso, espero que a lo largo de la tramitación podamos
acercar posiciones en muchos de estos temas. Le agradezco mucho su
intervención.




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Gracias, señor
vicepresidente.

Por parte del Grupo Parlamentario Mixto se han presentado varias
enmiendas. De acuerdo con la distribución del tiempo que el
presidente de la Cámara ha indicado antes al portavoz y con la
ordenación que ha establecido aquí, en primer lugar, tiene la palabra
para la defensa de su enmienda a la totalidad la señora Rivadulla.

(El señor Rodríguez Sánchez pide la palabra.)
Perdón, la Presidencia tenía un orden de intervención escrito y creía
que ese era el correcto.

Tiene la palabra el señor Rodríguez.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Muchas gracias, señor presidente.

El Bloque Nacionalista Galego considera que estamos ante un caso de
cumplimiento del Pacto de Estabilidad mezclado con propaganda;
propaganda que consiste en maquillar una visión socioeconómica
claramente oligárquica. ¿Por qué decimos esto? Porque, en primer
lugar, los salarios suben, conforme a la inflación, el 2 por ciento y
se establece esta subida precisamente en los empleados públicos, que
se toman como modelo. Esto inevitablemente lleva a la pérdida del
poder adquisitivo,



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después de congelaciones salariales de varios años. Pero hay que
compensarlo con una medida puramente electoral, señor Rato, que se
adopta cuando ustedes deciden que haya una única paga para cubrir las
consecuencias de la inflación en el caso de los pensionistas.

Seguramente harán este pago coincidiendo con la campaña electoral o
en los momentos previos, pero todo esto está muy lejos de intentar
que los que perciben las pensiones más bajas alcancen por lo menos,
aunque fuera por un proceso de tres o cinco años, el salario mínimo
interprofesional.

En cotizaciones sociales ustedes hacen una subida generalizada del 2
por ciento, pero recargan a los autónomos, al régimen especial
agrario y a las empleadas de hogar con el 2,5 por ciento en relación
a 1999. Y hablan ustedes de que crece el gasto social, pero hay que
tener en cuenta que estamos asistiendo a la expansión del ciclo
secundario obligatorio de la Logse, lo que conlleva conciertos con
muchos centros privados, que son los que explican esta subida del
gasto en educación. Sin embargo, el gasto social, por lo menos con
los números que ustedes ofrecen, crece por debajo de los ingresos del
Estado y del producto interior bruto. En un país donde la tasa de
paro es la mayor de la Unión Europea ustedes se permiten el lujo de
dedicar el exceso de ingresos a la reducción del déficit.

A nosotros nos gustaría preguntarle qué futuro cabe esperar cuando
ustedes dilapidan el sector público y a partir de ahí tendremos que
estar siempre pendientes de un sistema fiscal que catalogan de
elástico, son sus propias palabras. ¿Qué pasara, por tanto, si hay
ralentización de la economía? ¿Qué posibilidad hay de mantener el
Pacto de Estabilidad si no es precisamente recortando los gastos
sociales?
Cuando discutimos sobre la unión monetaria auguramos que se iba a
producir una uniformización de los precios y, efectivamente, los
precios del Estado español se están aproximando a los de la media de
la Unión Europea. El IPC español es superior a la media comunitaria,
pero los salarios y las prestaciones se mantienen diferenciadas.

Aunque ustedes sigan empeñados en decir que el sistema fiscal no es
regresivo, estamos en condiciones de asegurar que su sistema fiscal
bascula de una manera suave, lenta, pero muy bien orientada, a una
imposición indirecta que saben ustedes que tradicionalmente se viene
considerando regresiva e injusta. El IVA y los impuestos especiales
están empezando a tener un papel primordial en relación con el IRPF y
el impuesto sobre sociedades.

Este es el diseño general de su política social y económica.

Nosotros, como representantes de una fuerza política nacionalista, el
Bloque Nacionalista Galego, queremos hacer hincapié en el diseño
marginador que ustedes tienen. Usted ciertamente habla de que la
actual unidad de España vertebra a las naciones que integramos el
Estado español y también dice que el nacionalismo es estéril e
insolidario. Me gustaría que pensaran en los siguientes datos. Su
Fondo de compensación interterritorial este año crece el 2 por ciento
sobre 1999; la dotación desciende, en términos reales, desde 1996, y
las comunidades beneficiarias, entre las cuales está Galicia, siguen
siendo las mismas. Es decir, estamos continuamente por debajo del 75
por ciento de la renta media de la Unión Europea e incluso en esta
situación Galicia pierde peso en el reparto del Fondo de compensación
interterritorial.

Esto sería menos grave o no lo sería si los datos de las inversiones
en nuestro país fueran tendentes a sacarnos de esta situación. Pues
bien, señor Rato, nuestro país ocupa el tercer lugar por la cola en
cuanto a inversiones reales per cápita y usted sabe cuál es el punto
de partida de Galicia. Voy a hacer especial hincapié en el problema
ferroviario: 3.195 millones de pesetas para el lugar donde se
introdujo en el último momento histórico el ferrocarril y donde
contamos con la red más obsoleta y colapsada: 1.902 pesetas por
persona. Sin duda, es este uno de los elementos que indican cuál es
diseño del Estado español sobre Galicia: incomprensión antinatural,
contraria al mercado, y desequilibrio histórico, a pesar de la
batalla denodada, que usted ya conocerá, que llevamos desde hace
bastantes años por este problema. El resultado contra gusto de su
Gobierno es que nos ofrecen 50.000 millones de pesetas desde 1998
hasta el año 2007, en diez años 50.000 millones de pesetas, mientras
que se anuncian inversiones en ferrocarril por un total de 4 billones
de pesetas en el Estado español prácticamente en este periodo. Nos
tapan la boca continuamente con que están invirtiendo mucho en las
autovías. Es más, la mitad de la inversión territorializada en
Galicia, 24.349 millones, la dedican ustedes a la parte del león de
las autovías; autovías que empezaron en 1992 y que acabarán en el año
2001: lentitud y aun encima pretexto para no hacer inversiones en el
país. No tienen proyectado ningún presupuesto para la Transcantábrica
justo cuando entra en territorio de Galicia y, desde luego, no hablan
de las necesidades de autovías de entrada a Ferrol o de la autovía
Santiago-Ourense. Los datos son tozudos. Ustedes van a invertir en
Galicia el 4,8 por ciento de todo lo que inviertan en el Estado. Si
miramos los puertos o los aeropuertos, el resultado es similar: 4.975
millones para puertos, 1.890 pesetas por persona, para seis puertos
de interés general que hay en el país, y así sucesivamente.

Llama la atención incluso que en medio ambiente, ustedes que son tan
proclives a repartir pedreas -es lo que hacen en nuestro país-, vayan
a ser las ciudades gallegas A Coruña, Ferrol, Ourense y Lugo las
últimas de todo el Estado que tendrán edares y colectores en el año
2003 si se cumplen las perspectivas.




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Señor Rodríguez, vaya
concluyendo, por favor.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Vamos acabando, señor presidente.

Señor Rato, este tipo de política es un diseño determinado que por lo
demás en Galicia no es desconocido.




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Llevamos estos cuatro años con esta cantinela y por supuesto enlaza
con unos precedentes históricos en este sentido. Lo refuerzan con una
financiación de la Administración local donde se aumentan los
coeficientes de participación en los tributos del Estado de los
ayuntamientos de más de 500.000 habitantes, naturalmente ninguno de
ellos gallego.

Mire usted, señor Rato, la cosa es tan grave que ni el presidente de
la Xunta de Galicia, el señor Fraga Iribarne, se atreve ya a
justificar estos presupuestos públicamente. Es más, dice que son
escasos y que no colman las expectativas. La línea de actuación que
siguieron estos cuatro años es propagandística, pero rutinaria, llena
de desidia y de desinterés, y no crean que con consejos de ministros
en Santiago de Compostela van ustedes a engañar a la opinión pública.

Las pocas concesiones que hicieron es por la batalla dialéctica
continua que hay en nuestro país por todas estas deficiencias, en
algunas de las cuales están concediendo ustedes migajas, sin duda por
la presión del nacionalismo y por la dialéctica política que hay en
Galicia. No son quejas, no son descripciones infundadas...




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Termine, señor Rodríguez, por
favor.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Acabo ya, señor presidente.

Son descripciones elocuentes de una línea de actuación sintomática y
significativa. Recuerde que, además, todo esto se da con nombres
simbólicos al lado: Astano, que algo le dirá; cuota láctea, que algo
le dirá; actuaciones de Endesa en As Pontes, que algo le dirá
también.

Por tanto, señor Rato, le pedimos, como Bloque Nacionalista Galego,
la devolución al Gobierno de estos presupuestos y una elaboración y
aplicación más acorde con las necesidades sociales y económicas de
todas y cada una de las naciones que integramos el Estado español.

Nada más y muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Gracias, señor Rodríguez.

La señora Rivadulla tiene la palabra para la defensa de su enmienda.




La señora RIVADULLA GRACIA: Gracias, señor presidente.




Señor vicepresidente del Gobierno, señorías, en nombre de Iniciativa
per Catalunya-Verds, me propongo defender la enmienda de devolución a
los Presupuestos Generales del Estado para el año 2000. A usted,
señor vicepresidente del Gobierno, señor Rato, le podría parecer
paradójico -seguramente se lo parecerá- que a unos presupuestos que
para usted son excelentes y que crecen se hayan presentado tantas
enmiendas de devolución. Efectivamente, vemos que el presupuesto, en
muchas partidas, crece -parecería que
estamos en un año de elecciones-, pero a mí me gustaría que
hiciésemos la prorrata de lo que han sido los presupuestos de
educación, sanidad y otras partidas presupuestarias a lo largo de
estos cuatro años para poder ver si se han dejado ustedes la traca
final para el año de elecciones, ya que si hiciésemos la prorrata de
los cuatro años, veríamos que los presupuestos en estas materias no
han crecido tanto.

Señor Rato, afortunadamente, hay grupos parlamentarios en esta Cámara
que no nos fijamos solamente en los grandes objetivos macroeconómicos
-deuda, IPC, déficit-, sino que también pensamos que los presupuestos
son el instrumento más importante para ejercer esta tarea del
Gobierno, la tarea redistributiva, que es la que de alguna manera
compete al Gobierno para hacer que esta sociedad cada vez sea más
justa.

Tengo que decirle que estos presupuestos, lamentablemente, desde
nuestro punto de vista, son insolidarios. Son insolidarios hacia el
exterior. Quiero recordarle, señor Rato, que, después de cuatro años,
ustedes no han cumplido sus compromisos con la Plataforma del 0,7, y,
al parecer, Economía y Hacienda está poniendo muchos obstáculos para
que se llegue al 0,3 por ciento del producto interior bruto. También
lo son hacia el interior, porque en momentos de bonanza es cuando
debe ejercerse el mayor compromiso para atender a los más
desfavorecidos de la sociedad. Es difícil que en épocas en que no hay
tal bonanza se puedan hacer políticas que favorezcan a la totalidad
de las capas sociales, cuesta más; pero en estos momentos, en los que
según usted va todo tan bien, es cuando se ve que ustedes están a
favor de los poderosos. Ustedes han racaneado en el tema de las
pensiones, ustedes no han racaneado en el tema de las eléctricas (les
han regalado 1 billón 300.000 millones de pesetas), ustedes no
racanean con el Ministerio de Defensa. Ustedes, señor Rato, están a
favor de los poderosos y están haciendo una política presupuestaria
en la que los impuestos indirectos, que son los que gravan a la
mayoría de la población, crecen más que los impuestos directos, que
son los que deberían ir a gravar las rentas progresivamente.

Yo quisiera preguntarle, señor Rato, y espero que en la réplica me
conteste -no podrá hacerlo porque no me está oyendo-: ¿cree usted que
estos presupuestos son suficientes para atender a la demanda de los
ayuntamientos y de las comunidades autónomas para poder aplicar la
reforma educativa con condiciones de calidad? ¿Cree que podremos
llevar a la práctica eso que ustedes han querido hacer, de
conciliación de la vida laboral y familiar para que marido y mujer o
los miembros de la pareja puedan trabajar, dentro y fuera de casa,
estableciendo escuelas infantiles de cero a tres años? ¿Cree que los
ayuntamientos van a tener suficientes recursos? El señor
vicepresidente del Gobierno no me va a poder contestar porque no me
escucha. También le quiero preguntar, señor vicepresidente del
Gobierno: ¿tiene usted dinero para aplicar la ley de extranjería? ¿Va
a levantar la reserva, ya que algunos rumores indican que
precisamente es el Ministerio de



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Economía y Hacienda el que va a paralizar o está paralizando de
momento una ley que es muy necesaria para nuestro país porque
resolvería realmente problemas de las personas que más lo necesitan,
que son las personas inmigrantes? Espero que me conteste en su
réplica.

Usted ha alardeado del acuerdo con los sindicatos. Parece no
preocuparle, señor Rato, que estemos a la cola en programas de
atención al desempleo -solamente tenemos por detrás a Grecia y a
Italia-; parece no preocuparle que, yendo el país bien, más del 50
por ciento de los parados no tengan cobertura del desempleo. ¿Cómo se
puede sentir usted bien siendo un miembro destacado del Gobierno, en
un país que va bien, y cómo puede ser que no dé usted respuesta a lo
que sí pedían los sindicatos, y no a esta renta mínima, mezquina,
temporal y que no llegará para todos? Lo que le pedían los sindicatos
es algo que parece muy razonable. Parece razonable extender el
subsidio a las personas paradas con cargas familiares y a los mayores
de 45 años que no perciben ninguna prestación. ¿De qué mieles van a
gozar estas personas en un país que va bien? En un país de bonanza,
¿qué parte les toca a estas personas que, teniendo cargas familiares
y siendo parados de larga duración, no van a gozar ni de una
prestación ni de una cobertura por desempleo?
No sé cómo voy de tiempo, pero me parece que ya me estoy pasando.

Solamente quisiera hablarle de una materia: inversiones. Señor Rato,
el papel todo lo aguanta. Yo estoy harta de ver aquí presupuestos en
los que se dice: 600 millones para el tren de Lleida-Manresa-
Barcelona, 300 millones para el tren de La Pobla, no sé cuántos
millones para otra carretera. Pero todo eso, después, no se ejecuta;
sencillamente, no se ejecuta. Como no se ejecuta, primero le quiero
preguntar si se va a gastar ese dinero y, después, quiero decirle que
creo que estos presupuestos también son injustos porque no son
reequilibradores. ¿Quiera que le ponga un ejemplo de mi
circunscripción, de mi provincia?
En Lleida el AVE se lleva 25.000 millones de inversión. El resto de
inversiones, para todo, para la línea de Manresa, para la línea de La
Pobla, para el canal Segarra- Garrigues, para todo lo que hay que
hacer en Lleida es de 17.000 millones de pesetas. Esos no son
presupuestos reequilibradores, esos presupuestos no equilibran el
territorio. Por eso y por otras razones que no tengo tiempo de
expresar, señor vicepresidente del Gobierno, es por lo que Iniciativa
per Catalunya-Verds pide a esta Cámara que sean devueltos al Gobierno
estos presupuestos para que los traiga en condiciones de mayor
solidaridad y mayor justicia.

Gracias, señor presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Beviá Pastor): Gracias, señora Rivadulla.

Tiene la palabra la señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señor presidente.

Señor vicepresidente, señorías, lamento la falta de voz. Trataré de
ser breve para no hablar mucho, sobre todo porque me interesan los
hechos. Le he escuchado una frase muy significativa y comparto ese
principio. Señalaba, señor Rato, que hechos y no palabras; el futuro
se construye sobre resultados, no sobre promesas que no se cumplen
-literal-. Le vengo a hablar de hechos. ¿Qué ocurre hoy, 25 de
octubre de 1999, tras 20 años de ratificarse el Estatuto de Autonomía
del País Vasco -cuatro años de Gobierno por su parte- que todavía no
se ha cumplido? Esos son hechos y promesas incumplidas. Al principio
de la legislatura me decía: no me apresure demasiado porque acabo de
llegar. Han pasado cuatro años y apenas ha habido transferencias
-creo que han sido tres-, de un contenido no demasiado importante,
aunque todas lo son en la medida de los principios. En esos
aniversarios que organizan -de un incumplimiento, cuestión increíble,
porque un homenaje a un fraude francamente es algo que no se puede
entender-, el Partido Popular del País Vasco dice hoy una cosa que me
ha dejado perpleja: Nos comprometemos en nuestra voluntad a
desarrollar el estatuto en las escasas competencias que quedan por
cumplir. Primero, no son escasas, son 37, que son bastantes. Segundo,
que cualitativamente son de una relevancia, como bien señalaba usted,
bastante importante. Habla de investigación, que es uno de los
elementos claves en el desarrollo económico y en la competitividad,
y la investigación y el desarrollo científico es lo mismo para unos que
para otros. Esa es una de las competencias que falta por transferir,
por no hablar de la Seguridad Social o de todas las competencias en
materias sociolaborales. Por tanto, no sólo cualitativamente sino
cuantitativamente es muy importante lo que falta por transferir.

Además creemos que se ha cambiado el estatuto. Curiosamente, ustedes,
que son sucesores de aquellos que votaron no -porque lo son, al menos
eso dicen- , resulta que ahora están encantados y nos dicen que
pueden cambiar de opinión. Me parece estupendo,pero ¿no será que nos
han cambiado el estatuto a través de leyes básicas, a través de
interpretaciones unilaterales, bien avaladas por tribunales, y ahora
sí les gusta? ¿Qué ocurre? Que ahora resulta que tenemos un estatuto
que no es el que se ha ratificado, que es el que les gusta a ustedes
porque han tenido mayor competencia, de forma unilateral, cosa que no
tenemos los demás, y ahora nos quieren hacer ver que esto es lo que
el pueblo votó en su 60 por ciento. (El señor vicepresidente, Marcet
y Morera, ocupa la Presidencia.)



Señor Rato, esto no es así y en cualquier caso ni siquiera lo
cumplen. Yo vengo a hablarle de hechos y ese es un hecho y una
promesa. Si quieren cambiar las cosas, lo presentan, lo dicen en todo
su ser, su esencia y su espíritu, y ya veremos lo que dice la gente.

No se extrañe cuando nosotros propugnamos de forma abierta y pública
que esto no nos satisface y que queremos



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ir más allá; al menos reconózcanos la sinceridad. Creo que eso es un
tema muy importante que no podemos dejar de lado.

En cuanto a las promesas, ya señalaba algún portavoz compañero de
grupo por ejemplo el tema de la insolidaridad en el ámbito externo.

Ustedes se comprometieron a que en el 2002 llegaríamos al 0,35 en
ayuda oficial al desarrollo. Pues bien, no hemos llegado ni al 0,3.

Es más, el año pasado alcanzamos el 0,28, los cuartos en la cola de
la Unión Europea. Esta es otra promesa incumplida. No le hablo de
palabras, sino de hechos.

Por lo que se refiere a inversiones, tanto en investigación como en
desarrollo tecnológico e infraestructuras, se habla de que crecen. Es
verdad que crecen, pero ¿la inversión real crece? Todavía no hemos
superado la paralización de 1996-97 y algún portavoz señalaba que no
llegamos ni a los límites de los niveles del año 1990. En cuanto a
las inversiones territorializadas en la Comunidad Autónoma del País
Vasco, hablamos de 41.025 millones de pesetas, si no recuerdo mal. En
cierta forma se magnifica el aumento del 10,6 respecto del ejercicio
anterior, y cuando uno lo analiza, observa que, ¡qué curioso!, el
Ministerio de Defensa tiene alrededor del 11 por ciento: armas,
municiones, bombas y misiles. Ya sé -porque lo he preguntado- que es
una compraventa que se hace de este tipo de material. No entro en la
naturaleza de las operaciones, en una compraventa mercantil. No me
diga que esa es una inversión real, que puede ser terriblemente
productiva para un ciudadano de la Comunidad Autónoma del País Vasco.

No me lo venda de esa manera. Dígame la realidad de los hechos. Por
tanto, no hemos aumentado en nada. Ese 10,6 se refiere sólo a Defensa
y le puedo detallar, porque lo he consultado con el Ministerio, a qué
se refiere.

Sorprende, por otro lado, el hecho de que hay otras inversiones
reales que bien pudieran en el futuro sernos útiles para converger en
ese déficit que tenemos en relación a la Unión Europea. Sabe usted
que me refiero a la famosa «Y» vasca, un proyecto de 500.000 millones
de pesetas, cuyo coste podría ser subvencionado en el 80 por ciento
por el Fondo de cohesión, como bien sabe usted. Apenas tiene dotación
de ningún tipo, y es uno de los 14 proyectos de redes transeuropeas.

Ha llegado a tal límite que incluso los propios rectores del Gobierno
vasco ya no le piden que lo financie; le piden que acepte una
propuesta que se pueda presentar al Fondo de cohesión y que ya
financiaremos con nuestros recursos, cosa que no nos competía a
nosotros, dado lo vital que es. Realmente no se entiende muy bien a
qué hacen referencia sus inversiones y qué nivel de rentabilidad -
tanto que le gusta esa palabra- o productividad emplean en las
mismas.

Por otro lado, se ha hablado mucho aquí de la naturaleza de estos
presupuestos. Efectivamente, son contradictorios porque tienen
elementos expansivos de gasto y pretenden cumplir la disciplina
presupuestaria en todos sus niveles. Yo lo que sí me preguntaría es
por qué de repente se produce un elemento tan expansivo
del gasto social -llamémosle así- en sus variantes. ¿No hubiera
sido mejor que hubiéramos hablado en un debate serio de lo que debe
ser el Estado del bienestar, de lo que debe ser el gasto social, o es
que vamos a tener que esperar un año sí y tres no en función de la
elecciones o de cuando sean los períodos electorales? Porque no me
negará que es lo que ha ocurrido: tres no, uno sí. ¿Y la legislatura
que viene, tres no, uno sí? No me parece excesivamente correcto en la
medida en que creemos que tiene que haber un debate muy en
profundidad de lo que debe ser el Estado del bienestar y creemos que
esos gastos sociales bien hubieran podido ser ampliados en las
cantidades que aquí se prevén.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señora Lasagabaster, debe
usted concluir, por favor.




La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Voy terminando, señor presidente.

Por otra parte, no voy a reiterar que las premisas en las cuales
basan ustedes su creencia de que realmente se van a producir los
parámetros de crecimiento e inflación son cuestionadas no solamente
por los grupos de oposición de esta Cámara sino también por expertos,
que no aciertan a ver en estos presupuestos todas las teorías que
permitan -yo no digo que sea imposible- la mayor probabilidad para
que lleguen a buen término.

Por último, hablaba usted de que hoy por fin tenemos un sistema
tributario progresista. Ciertamente, no soy economista, pero cuando
los impuestos indirectos son el 45 por ciento y los impuestos
directos son el 42,8 por ciento, desde ninguna teoría económica se
dice que eso pueda ser lo más progresista. Usted dirá que ha
aumentado el IVA, pero ciertamente no se corresponde con la defensa
que ustedes hacen, por ejemplo, en los recursos de la Unión Europea.

Si fuera eso, rápidamente le dirían: Confórmese usted con la
participación en los recursos del IVA y no trate de cambiar el
sistema de financiación de la Unión Europea. Con su teoría sólo le
serviría el IVA porque, en definitiva, más consumo, más renta, más
riqueza, y no habría ningún problema.

Muchas gracias, señor presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señora
Lasagabaster.

Señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Señor presidente, señorías, señor
ministro, vaya por delante el agradecimiento de los diputados del
Grupo Parlamentario Mixto hacia las señorías que se han quedado en
estas últimas horas de debate.

Intervengo en nombre de Unió Valenciana para defender la enmienda de
totalidad que hemos presentado a los Presupuestos Generales del
Estado para el año 2000 y argumentar la justificación de la misma,
algunos de cuyos extremos ya aparecen reflejados en el



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texto de la enmienda presentada en el plazo oportuno por Unió
Valenciana. Los Presupuestos Generales del Estado para el año 2000 se
sostienen sobre un cuadro económico demasiado optimista y ciertamente
poco realista, ya que confía sobremanera en el escenario más
favorable posible. Además, el nivel de inversión pública para la
Comunidad Valenciana -segundo argumento, el primero ya lo he citado-,
al igual que en ejercicios anteriores, es considerablemente
insuficiente, lo que limitará el potencial de desarrollo económico de
nuestra comunidad autónoma. Esos dos son los puntos básicos de
nuestro rechazo frontal a estos presupuestos que hoy debatimos en
este trámite parlamentario.

Los objetivos macroeconómicos establecidos son cuestionables porque
se han subestimado los efectos de la crisis internacional de los
mercados financieros, que aún deben ser remontados definitivamente, a
la vez que se advierte la aparición de un repunte inflacionista
durante el segundo semestre del año 1999, y también es previsible una
tendencia al alza de los tipos de interés. La previsión de una
inflación del 2 por ciento para el conjunto del año es más que
incierta ya que la contención del IPC ha sido imposible a pesar de
los intentos gubernamentales, muy loables todos ellos, por lo que al
final de este año incluso podría superar el 2,4 por ciento
establecido por el Gobierno tras la última revisión al alza.

La economía española ha resultado más sensible que el resto de países
de la Unión Europea al alza del precio del petróleo y a la debilidad
del euro frente al dólar. Durante los años 1998 y 1999, no se ha
conseguido atajar el diferencial de inflación español respecto al
europeo, actualmente en torno a algo más de un punto, lo que eleva el
coste de los productos españoles respecto al de sus competidores y ha
acarreado efectos negativos acumulados sobre la competitividad de las
exportaciones nacionales, entre las que están incluidas
indudablemente una de las primeras comunidades del Estado español por
su potencia exportadora: la Comunidad Valenciana. Todo ello, más la
esperada apreciación futura del euro respecto al dólar, provocará un
descenso en los márgenes de exportación y obstaculizará la supuesta
mejora de la aportación de lademanda exterior al PIB. No alcanzar el
indicador estimado de inflación tiene también efectos sobre el gasto
público, pudiendo provocar un giro al alza, a la vez que repercutirá
en un menor poder adquisitivo de los funcionarios, pensionistas,
parados y trabajadores con un salario similar o por debajo del
salario mínimo interprofesional.

En los presupuestos para el 2000 se anuncia un mayor gasto social.

Sin embargo, el peso relativo de las distintas políticas de
protección y promoción social respecto al conjunto de las políticas
del gasto crece de una manera no muy significativa y quedan muchas
cuestiones a resolver, como la demanda de equiparación de las
pensiones no contributivas al salario mínimo interprofesional, o la
necesidad de elevar las pensiones asistenciales y las de acción
social. Destaca
como novedad la creación de un fondo que garantice el pago futuro de
pensiones en tiempos de crisis, para el que se destinan 60.000
millones, pero es dudoso que pueda llevarse a la práctica ya que
únicamente será posible mantener esta reserva si se cumplen las
estimaciones oficiales en generación de empleo que aumenten las
afiliaciones a la Seguridad Social y si la evolución final de la
inflación del año en curso se modera. Tanto es así que, de mantenerse
el nivel actual de IPC, la revisión de las pensiones causadas por
pérdida del poder adquisitivo en el año 1999 provocará un incremento
del gasto de la Seguridad Social que anulará los recursos de esta
medida.

Otros temas que nos impulsan suficientemente son el fomento del
empleo estable y de las posibilidades de empleo para los colectivos
más afectados por el paro. De hecho, España dedica poco más del 0,5
del PIB a políticas activas contra el desempleo, mientras la media
europea está muy por encima del 1 por ciento. Por otra parte, la
inversión estatal destinada a la Comunidad Valenciana -segundo punto
de nuestra decepción respecto a estos presupuestos- se sitúa en el
extremo más bajo en comparación con el resto del Estado,
aproximadamente 21.500 pesetas por habitante valenciano las
inversiones reales, cuando la media del Estado se va a situar en
torno a las 40.000 pesetas por habitante. Además, la inversión
prevista está muy por debajo de la que correspondería en función de
su aportación al PIB nacional o, por ejemplo, a la población. Es más,
el Gobierno confía en la expansión económica, mediante la
reactivación del mercado exterior en el que la Comunidad Valenciana
jugará un papel muy importante al ser una economía eminentemente
exportadora, pero, a la vez, niega a esta autonomía infraestructuras
básicas sobre las que afianzar su economía a largo plazo.

Otro año más el Estado aplaza la ejecución de infraestructuras
primordiales, consignando cuantías presupuestarias irrisorias o nulas
en los proyectos de infraestructura ferroviaria, como el
soterramiento de vías en las ciudades de Valencia y Alicante, las
variantes de las Nacionales 332 y 340, los equipamientos
agroportuarios; el tramo Sagunto-Teruel, de la autovía Sagunto-
Somport continúa pendiente, así como diversas actuaciones
medioambientales e hidráulicas que son imprescindibles para superar
las carencias de agua que afectan a la agricultura y al turismo,
sectores productivos fundamentales para la economía valenciana. Si
estamos hablando de que la gran discriminación está en que la media
de inversión en el Estado español por habitante/año va a ser en estos
presupuestos 40.000 pesetas, y en la Comunidad Valenciana va a ser de
poco más de 21.000 pesetas, entienda que esa decepción contemplada en
estos presupuestos de la óptica valenciana, así como el grado de
ejecución en inversiones reales para el año 1999, el grado de
ejecución insignificante o no deseado de los presupuestos de 1999,
junto al hecho de que se ha incumplido la previsión plurianual
contemplada en los presupuestos del



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año 1999 para el año 2000, que ha sido claramente recortada, está más
que justificada junto al hecho de que nosotros contemplemos que se
han desplazado partidas inversoras a otras comunidades en base a unos
compromisos políticos y se han dejado de lado proyectos fundamentales
para el futuro de la Comunidad Valenciana. Desde esta tribuna, más
que rechazar estos presupuestos, hacemos una llamada a que en el
trámite parlamentario de debate de las enmiendas al articulado, que
se va a iniciar la próxima semana, se tenga una mayor sensibilidad
con proyectos fundamentales para el desarrollo socioeconómico de la
Comunidad Valenciana y se mejoren las partidas inversoras en diversos
departamentos ministeriales, como Fomento y Medio Ambiente, para que
la Comunidad Valenciana se sienta confortada con estos presupuestos
que, al día de hoy, no satisfacen los intereses de la Comunidad
Valenciana.

Muchas gracias. señor presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
Chiquillo.

Finalmente, también por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor
López Garrido.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Señor presidente, señorías, los diputados de
Nueva Izquierda también hemos presentado una enmienda de totalidad a
los Presupuestos Generales del Estado que nos presenta el Gobierno
y que acompaña un libro, el famoso libro amarillo, que empieza por una
afirmación un tanto grandilocuente -es un libro lleno de loas para
estos presupuestos-, diciendo que la evolución reciente de la
economía española proporciona cada vez mas evidencia de la existencia
de una modificación de carácter estructural de su comportamiento.

Esta modificación estructural del comportamiento de la economía
requiere algo más de tres años, aunque sea muy importante la labor
realizada por este Gobierno. Convendría situar las cosas en sus
justos términos. En realidad, la clave del crecimiento de la economía
española en estos últimos años -se admite en parte en este libro
amarillo- se fundamenta en que este Gobierno rectificó -usted mismo
lo hizo, señor Rato, en cuestión de dos o tres horas una mañana en la
que, después de hacer unas declaraciones diciendo que había que parar
el reloj del euro, la reacción de los mercados fue tan grande, se
dispararon tanto hacia arriba los tipos de interés y bajó tanto la
valoración de los bonos españoles, así como el aumento del
diferencial con los alemanes, que siempre ha sido el que se ha tomado
en cuenta-, que, repito, en cuestión de dos o tres horas tuvo que
hacer una rueda de prensa deprisa y corriendo aquí en el Congreso -no
sé si fue en el Congreso o en el Ministerio de Economía y Hacienda-
para decir que no, que España tenía la intención de entrar en el
euro. Pero al comienzo de su mandato ustedes no veían muchas
posibilidades de que España entrase en el euro porque estaban muy
influidos por esas tesis ultraliberales
del círculo de empresarios que tenían más influencia en ustedes
entonces que lo que han tenido después, afortunadamente. Cuando
vieron la reacción de los mercados no tuvieron más remedio que decir:
hay que entrar en el euro, hay que entrar en la Unión Económica
y Monetaria. Usted reconocerá que eso es clave para la bajada de los
tipos de interés más grande la historia, en más poco tiempo, y como
consecuencia de un cierto círculo virtuoso de la economía; teníamos
unos tipos de interés altísimos que pesaban sobre las empresas, sobre
las economías familiares, sobre la Hacienda pública. Eso sanea, sin
duda, la Hacienda pública, eso permite un crecimiento económico, eso
permite la creación de empleo. Estimo que la entrada en el euro fue
un elemento clave, mucho más que la política económica del Gobierno.

La verdad es que la política económica del Gobierno en este tiempo,
en cuanto a eficiencia de mercados, a estabilidad económica, a lucha
contra la inflación, o a redistribución, que son las funciones
básicas de una política económica, lo que tiene que hacer una
política de intervención pública en la economía, no ha sido
especialmente brillante o destacada. Fundamentalmente la política
fiscal ha consistido en una rebaja de los impuestos que ha
beneficiado sobre todo a las rentas más altas y a las rentas del
capital; el tema de las privatizaciones ha sido otro gran apoyo para
cuadrar las cuentas, la venta de las joyas de la corona, con regalos,
a pesar de todo, a las eléctricas, que se han repetido, que no ha
significado una mejora en la inflación, que la tenemos ahora mismo en
el 2,5 por ciento, mayor que la previsión que ustedes hacían. No ha
habido en todo este tiempo, hasta el último minuto, una mejora de las
pensiones y tampoco ha funcionado extraordinariamente bien el sistema
de financiación de comunidades autónomas, porque se montó sobre el
impuesto sobre la renta, que es un impuesto que estaba en desarrollo,
que no ha ido muy bien en cuanto a los temas recaudatorio, puesto que
ha ido mejor el impuesto sobre sociedades.

La clave de todo es: ante esa situación de bonanza económica, de
crecimiento económico, de unos tipos de interés, lo que hay que
preguntarle al Gobierno es, ¿y usted que hace con eso? ¿Cómo
aprovecha esa situación? ¿Cómo se benefician los ciudadanos de una
buena situación? Cuando hay una mala situación económica, un ciclo
bajo, los gobiernos tienen que hacer una cosa, cuando hay un ciclo
alto tienen que hacer otra. ¿Cómo se benefician, en términos de
solidaridad, los ciudadanos? ¿Cómo se benefician las magnitudes
macroeconómicas o la inflación? ¿Cómo se beneficia de ello el déficit
exterior? Sobre todo, cómo logramos eso que se plantea acertadamente
en el libro amarillo como un objetivo fundamental de nuestro país,
que es la convergencia real con Europa. Ese es el examen que hay que
hacer respecto de estos presupuestos. ¿Valen para esos objetivos o no
valen? A nuestro juicio, estos presupuestos no valen para esos
objetivos de convergencia real,de solidaridad, de lucha contra la
inflación. Por eso



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hemos presentado una enmienda a la totalidad de devolución, por
entender que este instrumento fundamental de la política económica no
vale para esos objetivos en un momento de claro ciclo alcista
importante, aunque empieza a haber unos nubarrones en el horizonte.

Su señoría tendrá que admitir que hay unos nubarrones en el
horizonte, que la inflación se ha disparado en relación sobre todo
con nuestros competidores en la Unión Europea -Alemania y Francia
están en 0,7-; tenemos una inflación tres veces mayor; tenemos la
media comunitaria en el 1,2, más del doble de inflación. Hay
nubarrones de posible relanzamiento de los tipos de interés, no van a
bajar más, ni en Estados Unidos ni en Europa van a bajar los tipos de
interés, subirán; se ha acabado la posibilidad de las
privatizaciones. Por tanto, hay importantes nubarrones en el
horizonte.

Este presupuesto no es capaz, a nuestro juicio, de romper esos
nubarrones, por las siguientes causas que muy rápidamente voy a
enumerar para acabar mi intervención. Me gustaría que usted pudiera
-sin duda alguna lo hará amablemente- contestarme a estas
interrogantes que me planteo. En primer lugar, están las cifras
macroeconómicas del presupuesto. Son cifras aventuradas sobre las que
descansa el presupuesto. Se trata de que crezcamos como dice el
presupuesto y, si no crecemos y no creamos empleo, se irá abajo todo
su entramado porque está montado sobre esa previsión. Son cifras
aventuradas en este momento cuando tenemos un déficit estructural; el
déficit que, como usted sabe, está fuera de lo que tiene que ver con
el ciclo económico. Este es un presupuesto muy dependiente del ciclo
y eso está ahí en cuanto a las posibilidades de crecimiento. Proyecta
un crecimiento de las exportaciones del 9,3, creo que es la cifra de
crecimiento posible, cuando este año vamos a acabar con un 6 por
ciento de crecimiento. ¿Es creíble que vaya a haber un crecimiento
tan alto de las exportaciones el año que viene? ¿No le parece que son
unas cifras muy aventuradas para lo que se avecina como un cierto
punto de inflexión en donde acaba este ciclo alcista?
En segundo lugar, la inflación. Ustedes la sitúan en el 2 por ciento.

Sabe S.S. que pasarse de la inflación es un tema grave porque se
tienen que revisar salarios, se tienen que revisar pensiones, se
tienen que revisar tipos de interés. ¿Cuándo se elevarán esos tipos
de interés? Es una incógnita que está ahí pero está sobrevolando.

Contra la inflación, ¿qué medidas contiene este presupuesto? Ninguna
y es un tema grave. Usted lo ha reconocido esta tarde en el debate.

¿Qué se proyecta? ¿Se plantea algo para liberalizar esos oligopolios
que se han privatizado pero no liberalizado? ¿Se plantea algo con la
energía? ¿Se plantea algo con las telecomunicaciones? Ustedes han
tomado unas medidas inmediatas, como la de bajar precios de una forma
muy administrativa, que se parece a las decisiones que tomaban
algunos ministros de Franco -y no estoy haciendo ninguna comparación,
por supuesto-, pero se ha hecho una intervención in extremis de bajar
precios de tarifas sin
anticipar lo que estaba pasando, y es que la inflación se les ha
disparado, se les ha descontrolado claramente en este último tramo
del año.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señor López Garrido,
resuma y concluya, por favor.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Voy terminando, señor presidente.

Sabe usted que tenemos una inflación dual y que los servicios que no
tienen mucha competencia exterior son una fuente inflacionista enorme
sobre profesionales. Respecto al suelo, uno de los grandes fracasos
de la política del Gobierno, la vivienda ha subido enormemente, han
bajado las hipotecas. Es uno de los grandes fracasos porque la
legislación sobre el suelo que ustedes hicieron, que significaba
darle menos a los ayuntamientos, no ha supuesto un abaratamiento del
suelo, porque los ayuntamientos tendrán menos suelo para poner en el
mercado y poder bajar los precios. Luego es un círculo vicioso el que
se puede producir.




El tercer elemento es el capital público. Ustedes sitúan la inversión
pública en el 3,37. Los expertos calculan -y esto también es
discutible- que para que nosotros podamos converger realmente con
Europa hay que poner la inversión productiva, la inversión pública,
en el 5 por ciento del PIB como mínimo; ustedes la ponen en el 3,37.

Al mismo tiempo, sitúan el déficit en un 0,8 por ciento, que es un
cierto fundamentalismo de déficit y una obsesión por bajar el déficit
por debajo del programa del pacto de estabilidad innecesario, cuando
este país necesita mucho más capital público, que será muy importante
en el futuro. Este país no puede renunciar y darse el lujo de bajar
exageradamente el déficit cuando tiene una necesidad de
infraestructuras muy importante que afectará a la competitividad de
las empresas.

El cuarto punto son las políticas activas de empleo. Están también
por debajo de la Unión Europea. Respecto al gasto social,
aparentemente crece en unas cifras que usted da, pero no valen las
cifras, hay que ver luego cómo se canaliza ese gasto social. No es lo
mismo que luego ese gasto social se canalice por circuitos privados
que por circuitos públicos. Respecto al gasto social, en el mejor año
-según ustedes- de la economía española en muchísimo tiempo, no son
capaces de destinar el excedente de 500.000 millones, al menos, en la
parte contributiva de la Seguridad Social a un problema de desempleo
de 330.000 personas, según cálculos de los sindicatos, que no tienen
protección social alguna y que tienen cargas familiares. Han hecho
ustedes algo con 40.000 ó 50.000 personas, pero son 330.000 las que
están afectadas. Con 200.000 millones de pesetas hubiera sido
posible, no lo han hecho empeñados en una cifra de déficit
innecesariamente baja en este momento.




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El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señor López Garrido,
concluya por favor.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Ya termino, señor presidente.




En cuanto a sanidad me ha creado una gran impresión eso que ha dicho
usted sobre el Alzheimer. ¿Realmente en España no se trataba antes
hasta que ustedes han llegado? ¿La sanidad no trataba el Alzheimer?
¿O hace falta que se ponga una cifra de Alzheimer en una página del
presupuesto para que a partir de ese momento exista tratamiento
contra esa enfermedad?
En cuanto a ayuda al desarrollo, está bloqueado en el 0,30. Sobre los
inmigrantes, ustedes bloquean la Ley de Extranjería, que es la mayor
ayuda que puede haber en estos momentos si saliese adelante. Por
último, el tema de los ingresos es, sin duda, una propuesta
regresiva, con un ascenso enorme de los impuestos indirectos. No
tocan la presión fiscal y me gustaría que me explicase por qué es tan
alto el gasto fiscal, un 35 por ciento, lo que supone unos 5.8
billones de pesetas. El año anterior era de 5 billones. ¿Cuesta tanto
recaudar? ¿Hay que ir a un gasto fiscal excesivo? Sabemos que hay
líos en la Agencia Tributaria, pero eso no debiera justificar ese
gasto fiscal o algunos beneficios que ustedes dan a los módulos
empresariales individuales, que también aparecen en los presupuestos.

Por eso nosotros...




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señor López Garrido, debe
concluir en este instante.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Concluyo, señor presidente. Nosotros creemos
que esta especie de cuadratura del círculo que pretenden ustedes en
este presupuesto no es posible y que este presupuesto, a pesar de sus
buenas intenciones, no responde a las necesidades de la economía y de
la sociedad española en este momento, en este ciclo económico y con
este futuro que tenemos por delante.

Gracias, señor presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
López Garrido.

Señor vicepresidente del Gobierno.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato y Figaredo): Gracias, señor presidente.

Señorías, trataré de contestar a todas las preguntas realizadas por
los representantes del Grupo Mixto, aunque algunas de ellas han sido
reiterativas, como no podía ser de otra manera en un debate de este
tipo. Por lo tanto, trataré de ordenar el debate.

Empezando por el representante del Bloque Nacionalista Gallego,
aparte del debate sobre la financiación de la Comunidad Autónoma
gallega, critica al comienzo de su intervención el que las
cotizaciones de autónomos y agrarios crezcan. Tengo que recordarle
que esa es una recomendación del Pacto de Toledo que está
ligada, como es natural, a que en un sistema contributivo los
regímenes especiales vayan aportando -que no lo hacen todavía, ni
mucho menos- una financiación adecuada a las prestaciones que
reciben.

Como otros parlamentarios del Grupo Mixto, mantiene que el sistema
fiscal es regresivo y basan esa afirmación en un supuesto -y quiero
subrayar la palabra supuesto porque parece que todos ustedes, en mi
debate con el señor Almunia, no me han querido hacer caso- incremento
superior de los impuestos indirectos sobre los directos. Vuelvo a
reiterar que están haciendo una errónea comparación porque no tienen
en cuenta la evolución de la financiación autonómica ni tampoco la
existencia de un impuesto indirecto, que no es nuevo pero que se ha
transformado en impuesto y que era una tasa que se cobraba en el
recibo de la luz, precisamente -si no me falla la memoria- para
financiar lo que fue la moratoria nuclear. Vuelvo a reiterar a la
Cámara -no sé si con el mismo éxito que antes, cada cual viene con
sus argumentos preparados- que en los años 1999 y 2000 la recaudación
de impuestos directos, en términos homogéneos, será superior a la de
impuestos indirectos, porque, al parecer, eso preocupa de manera
notable a muchas de SS.SS. No comparto esa preocupación, pero ese es
un debate en el que no estamos en este momento.

Desde el punto de vista de las familias españolas, la reducción del
impuesto sobre la renta de las personas físicas en las nóminas, la
mejora de la financiación de las familias con hijos, es una medida
absolutamente positiva y si eso en un momento dado tiene una
incidencia sobre la recaudación del IRPF, mejor. Lo que no puede
usted afirmar es que la recaudación del impuesto de sociedades está
creciendo a ritmos muy intensos, o que la evolución del conjunto de
los impuestos, tanto directos como indirectos, indicaría una
regresión del sistema. Es más -como también he dicho en mi
intervención, me parece que con el señor Ríos-, el impuesto sobre la
renta de las personas físicas, que en estos momentos está bajando o
que se está manteniendo a niveles de crecimiento prácticamente cero
como consecuencia de la reforma, va a tener una más notable
elasticidad y, por lo tanto, en el futuro van ustedes a comprobar
cómo el impuesto sobre la renta de las personas físicas va a tener
una mejor contribución porque va a evolucionar de manera más dinámica
en una economía en función del crecimiento.

Con respecto a la inversión en Galicia, diré que comprendo
perfectamente este debate desde el punto de vista político, pero,
teniendo en cuenta las cifras de la inversión regionalizada, no puede
afirmarse que haya sido perjudicial para Galicia. Usted puede afirmar
que se hace hincapié en unas determinadas infraestructuras -en este
caso, viarias- y no en otras, pero eso sucede siempre que hay que
priorizar inversiones. Eso es lo mismo que me ha dicho el señor
Chiquillo y que se me ha planteado sobre el País Vasco. En cuanto a
inversiones, todos querríamos hacerlas todas el mismo día, pero no
estoy seguro de que eso sea una posición razonable.




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Las inversiones regionalizadas, tanto en Galicia como en el País
Vasco, como en Valencia, se incrementan y mantienen un ritmo
importante a lo largo de la legislatura. Estamos hablando de
inversiones regionalizadas de medio billón de pesetas, en el caso de
Galicia, en la legislatura, que me parece una cifra importante, con
la que se han podido resolver una serie de problemas, aunque se nos
demande que se deberían resolver más. Estoy de acuerdo, no voy a
discutir eso, pero, en Galicia, el ritmo de inversión y de solución
de problemas, desde el punto de vista de las comunicaciones, va a
suponer un antes y un después de esta legislatura. A partir de ahí,
todas las críticas me pueden parecer razonables, en el sentido de que
me parece lógico que todo el mundo pretenda que se invierta más en su
circunscripción.

Iniciativa per Catalunya-Els Verds ha comenzado hablando de la
insolidaridad con el exterior. Cómo lamento que no lo hayan pensado
cuando votaron en contra de que pudiéramos dedicar 3.000 millones de
dólares para que el Fondo Monetario Internacional apoyase a los
países más endeudados en Latinoamérica; cómo lamento que no haya
planteado ese debate en aquel momento. Me sorprende; en cualquier
caso, es bueno que vayamos rectificando. Yo creo que en esta
legislatura se han producido, con respecto a la solidaridad exterior,
elementos muy positivos: el primero, la aprobación de una ley de
cooperación, que tengo que recordar que se encontraba marginada con
los gobiernos anteriores y que ha sido aprobada por el Gobierno en
esta legislatura; en segundo lugar, un plan de cooperación, que ha
sido pactado con las ONG; en tercer lugar, un nuevo acuerdo de
financiación con las ONG, que les permite una mejor y más segura
participación de los ingresos del impuesto sobre la renta de las
personas físicas y, por último, una acción mucho más activa de España
en los foros internacionales para la condonación de la deuda de los
países más endeudados y para ayudas concretas de catástrofes
especialmente relacionadas con países latinoamericanos. Cualquier
comparación de legislaturas que queramos hacer es favorable a ésta en
cuanto a lo que ha supuesto el incremento de la solidaridad
internacional, que no viene sino a reflejar un sentimiento
generalizado de la sociedad española.

Con respecto a la afirmación que hacía S.S. de que el Gobierno ayuda
a los poderosos, a los que define como las eléctricas y Defensa
-estamos a punto de definir el complejo del Pentágono; dentro de nada
van a tratar de sostener un discurso de los años sesenta en pleno
siglo XXI: las eléctricas y Defensa contra las pensiones-, quiero
recordar que no es precisamente en este presupuesto en el que más
aumenta la ventaja de los pensionistas; a lo largo de toda la
legislatura, hasta el año 1999, ha aumentado en 400.000 millones de
pesetas, en 300.000 millones de pesetas como consecuencia de las
mejoras en las diferencias de inflación y en 100.000 como
consecuencia de la reducción del IRPF, que, por cierto, la mayor
parte de SS.SS. votaron en contra. Es
verdad que este año a eso hay que sumar 61.000 millones para las
pensiones más bajas, que es muy probable que ninguna se beneficiara
de los efectos del IRPF por estar fuera de los umbrales de
tributación.

En cuanto a las eléctricas, no sé lo que S.S. cree que son los CTC,
si cree que son un cheque que vamos a mandar a las eléctricas
directamente del bolsillo de los consumidores. No; los CTC son la
posibilidad que tienen las eléctricas de titulizar una parte de la
tarifa a la que tienen derecho y tiene un tope, lo que pasa es que en
el debate político es muy cómodo decir que el Gobierno les da un
billón de pesetas. El Gobierno no le da un billón de pesetas a nadie;
no hay un billón de pesetas más que se extraiga de ningún sitio para
ir al sector eléctrico, sino que del conjunto de los recursos que el
sector eléctrico va a cobrar a los consumidores en España -a usted, a
mí y al resto de los consumidores- van a poder, si es que se acaba
consolidando esta operación, titulizar, es decir, colocar en los
mercados de capitales, un porcentaje con la seguridad de que lo van a
recibir siempre que no exceda de una cantidad anual. De todos modos,
si ustedes prefieren seguir viéndolo en otros términos, ya es una
cuestión de ustedes.

En cuanto al presupuesto de Defensa, no creo que esté incrementándose
de manera excesiva en nuestro país, habida cuenta de que estamos
dando un paso muy importante, como es la desaparición del servicio
militar obligatorio.

Me ha hablado usted de los impuestos directos e indirectos, y creo
que ya he contestado a esto al dirigirme al portavoz del Bloque
Nacionalista Gallego.

En cuanto a la conciliación laboral, todas las críticas me parecen,
como es natural, aceptables, pero me gustaría que tuviéramos
conciencia de que hay un montón de cosas que se han aprobado en esta
legislatura con respecto a la conciliación de la vida familiar que
son nuevas. Primero, está la prohibición expresa del despido durante
el embarazo de cualquier mujer, que no existía. También está la
posibilidad de que los cónyuges compartan el permiso de 16 semanas
por maternidad, salvo las cuatro primeras semanas, lo cual es
introducir en la mentalidad de la política de conciliación de la vida
familiar un principio de responsabilidad compartida que yo tampoco he
oído que ustedes planteasen antes de esta legislatura, y que sin duda
supone una visión bastante más progresista de la realidad de la
conciliación familiar española en este momento. También se ha
ampliado la situación de la ILT por maternidad a los supuestos en los
que el trabajo pudiera ser riesgo para la maduración del feto y
además el coste cero para los contratos de sustitución de las madres
que acaban de tener un hijo en sus empresas, lo cual hace más fácil
la posibilidad de incorporar a las mujeres al mercado laboral, aparte
del mínimo familiar en el IRPF dirigido a que personas con la misma
renta paguen distinto si tienen hijos que si no los tienen, a lo que
ustedes, por cierto, también votaron en contra. En cualquier



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caso, la ley acaba de ser aprobada por el Parlamento, y creo que
podemos caminar en esa dirección.

Su señoría plantea el debate sobre la Ley de extranjería, que sé que
se está debatiendo en esta Cámara y, por lo tanto, seguramente
seguirá los plazos que fijen los grupos parlamentarios.

Indica S.S. que no hemos llegado a un acuerdo con los sindicatos
sobre el desempleo, cuestión sobre la que han insistido también
varias de SS. SS., bajo el principio de que el Gobierno ha tomado una
opción limitada para la protección del desempleo. Vamos a ver cuál es
la situación de los parados de larga duración sin protección. El
primer dato del que tenemos que darnos cuenta es que había 527.000
parados de larga duración sin protección al comienzo de la
legislatura, y en este momento hay 288.000, según nuestras cifras.

Según la experiencia que hemos vivido, el colectivo para el que es
más difícil, en estos años, encontrar empleo son los parados de larga
duración mayores de 45 años, y de éstos hay actualmente una cifra
inferior a los 100.000. De ellos, nosotros hacemos un programa para
60.000. Su señoría puede decirme que no es suficiente, como han
manifestado otros grupos, y en esa argumentación siempre estaré de
acuerdo, pero creo que es un primer paso en una dirección muy
adecuada y, por cierto, un primer paso después de 1992 en mejorar las
prestaciones de los desempleados sin cobertura. También quiero poner
de relieve ante la Cámara que la intensificación de las políticas
activas ha permitido que el número de demandantes que han participado
en cursos de formación profesional o que han recibido alguna renta de
algún programa de fomento del empleo haya pasado de 300.000 en 1995 a
681.000 en 1999.

Manifiesta S.S. un ejemplo muy concreto, y es que en Lleida a ustedes
les parecería estupendo que, además de construir el AVE, hiciéramos
el resto de las obras necesarias. ¿Qué quiere que le diga? Y a mí en
Gijón, pero ése es un argumento que S.S. sabe que no es razonable.

Sostener realmente que la construcción del tren de alta velocidad de
Madrid a la frontera, pasando por Lleida, no es un paso significativo
no tiene sentido. Podrá S.S. pensar que deberíamos hacer otra cosa
antes, pero comprenda que el AVE o lo hacemos todo seguido o no va a
ser posible ir haciéndolo a trozos; lo lógico es que si los españoles
nos planteamos, para todos los españoles, la posibilidad de tener un
AVE que una Sevilla con la frontera, que nos va a beneficiar a todos,
lo hagamos de una tirada. Y eso obliga indudablemente a una
priorización de inversiones; pero con una inversión que crece en este
momento a un ritmo del siete y pico por ciento no se puede hablar, ni
mucho menos, de restricciones presupuestarias. Es cierto, como se ha
dicho, que España no ha llegado a los niveles de inversión pública
que teníamos, como se ha manifestado después, en los años 90. Es
cierto, pero también lo es que estamos en unos niveles de inversión
que debemos mantener en el futuro, y estoy convencido de que,
combinándolas
con inversiones en las que haya aportaciones de los usuarios, que
indudablemente son una parte del futuro de la inversión en
infraestructuras, España puede resolver sus problemas de
competitividad, como otros países europeos los están resolviendo
también con ese tipo de inversiones.

La señora Lasagabaster ha hecho una intervención muy política
tratando de explicarnos que la posición de su partido con respecto al
Estatuto no es una modificación de la posición de su partido sino que
lo que se ha modificado es el Estatuto. Esa explicación no se la
creo, pero me parece tan legítimo que usted lo diga como otra
cuestión cualquiera. Creo que no es posible que nosotros desde el
Parlamento nacional hayamos modificado ningún Estatuto. Otra cosa es
que algunos acuerdos a los que hemos sido capaces de llegar con unas
administraciones no seamos capaces de hacerlos con otras. En todos
los debates S.S. parte de la base de que la culpa íntegra es de la
posición que mantiene el Estado central, y no estoy muy de acuerdo,
porque, si nosotros hemos sido capaces de transferir las políticas
activas a unas determinadas comunidades autónomas con tan
interesantes y legítimas apetencias de autogobierno como el País
Vasco, el no traspaso de esas competencias al País Vasco no estoy
seguro de que sea una responsabilidad exclusiva de la posición del
Gobierno central. Más bien creo que como mínimo tendríamos que hablar
de una responsabilidad compartida; si en algunos casos puedo aceptar
que nosotros podamos tener más responsabilidad, esté segura de que en
otros la tienen los negociadores del Gobierno vasco, que mantienen
posiciones inamovibles exclusivamente por razones políticas, no de
autogobierno. No, no; estoy seguro de que usted me dirá que en ningún
caso, pero eso es una muestra más de cómo se plantean las
negociaciones algunas veces.

Acerca de la promesa de solidaridad de que en el año 2002 (o en el
2003) nos encontraremos en una contribución a la solidaridad
internacional equivalente al 0,3 del PIB, vuelvo a decir que se trata
de una cifra que está recogida en los acuerdos que ya se han
realizado en el Plan de cooperación, que espero será debatido por
esta Cámara a la mayor brevedad posible. Las posiciones de
solidaridad que está manteniendo el Gobierno español en la
condonación de la deuda de los países más pobres son
extraordinariamente importantes y demuestran una voluntad política
del Gobierno que, repito, lo único que hace es manifestar una
voluntad política de la sociedad en cuestiones de solidaridad que
esta Cámara en ningún caso debería tomar a la ligera. Estamos
hablando de cantidades muy importantes en las que indudablemente
estamos manteniendo un liderazgo, como lo mantuvimos en el debate de
la financiación de los efectos de la crisis económica en
Latinoamérica con la aprobación aquí, con el voto en contra de
algunos de ustedes, de una línea de crédito de 3.000 millones de
dólares.

Su señoría me proponía incorporar al Fondo de Cohesión un determinado
proyecto. Como S.S. sabe, en



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el caso del País Vasco el Fondo de Cohesión contiene, por un lado,
una parte de la financiación del Fondo de Cohesión que ustedes tienen
a través de sus acuerdos del cupo con el Gobierno central (el Fondo
de Cohesión regionalizado a nivel autonómico del cual ustedes tienen
su parte como el resto de las comunidades autónomas) y el Fondo de
Cohesión a nivel nacional en el que los proyectos se eligen sin
criterios regionales. En ese sentido, creo que las conversaciones
entre los responsables del Gobierno vasco y el Gobierno de la nación
son lo suficientemente fluidas como para que en la programación del
Fondo de Cohesión podamos elegir los proyectos que puedan ser de
mayor interés político mutuo,dentro de un contexto en el que
comunidades concretas no pueden absorber cantidades que nos
desequilibren otras oportunidades. Pero creo que hay suficiente nivel
de conversación como para que podamos avanzar en esa dirección.

También me indica la señora Lasagabaster que estamos en un momento de
expansión del gasto social en este final de legislatura. Lamento
decirle que no es así. Si S.S. compara la evolución de las políticas
activas de empleo, la evolución (ya lo he mencionado en una
intervención anterior) del poder adquisitivo de las pensiones o el
resto de las políticas sociales como es el caso de la sanidad o la
educación, podrá comprobar que hemos mantenido una línea constante a
lo largo de todos los presupuestos.

Del tema de los impuestos directos e indirectos ya he dado una
aclaración, que espero que la tengan en cuenta. El IVA no tiene nada
que ver en la financiación europea. A España, pura y simplemente, no
le conviene que el IVA sea el centro de la financiación europea.

Señoría, en la financiación europea refleja mucho mejor el peso de
cada país una financiación PNB que una financiación IVA,
independientemente de que a usted le gusten los impuestos directos o
los indirectos o que los asesores económicos de su partido o del mío
consideren que unos son mejores que otros. A nosotros nos conviene
más porque refleja más el peso de los países. Esto es así y, por lo
tanto, a partir de ahí es posible la teoría de que los países menos
desarrollados tienen mayor propensión al consumo. Pero yo creo que lo
que nosotros estamos buscando en la financiación europea es que los
países aporten al presupuesto comunitario en función de su riqueza, y
ésa no está tan relacionada con el consumo como lo está con el PNB.

Me parece que es relativamente fácil que estemos de acuerdo en esto;
si no es así, entonces será difícil poder entenderse en nada.

El señor Chiquillo manifiesta que el cuadro macroeconómico es
optimista. ¿Por qué? ¿Ustedes están siguiendo la evolución de la
demanda interna española en el último trimestre del que hay datos,
datos concretos como el consumo de cemento, las ventas de
automóviles, las ventas de grandes superficies? ¿Es que alguien en
este momento está viendo una desaceleración? Porque yo no la veo y no
parece que nadie la vea. Si a eso le suman ustedes que el comercio
internacional
se está recuperando, ¿me quieren ustedes explicar qué es lo
optimista de que nuestra economía mantenga un ritmo de crecimiento
como el que lleva todo este año cuando la mitad de la Unión Europea,
y en términos de PIB más de la mitad de la Unión Europea, hemos
estado creciendo por debajo del 2 e incluso por debajo del 1 por
ciento? No es que yo trate de ser optimista, aunque actualmente lo
recurrente es decirle al Gobierno que su cuadro macroeconómico es
optimista, eso ya lo sé; pero muy optimista no parece que sea, porque
nuestra demanda interna no tiene en este momento ningún elemento que
parezca que pueda hacerla desacelerarse intensamente. A todas luces
podríamos pensar que el incremento de los precios del petróleo y la
transferencia de rentas que eso supone de nosotros a los productores
de petróleo ha llegado a un límite más o menos de 22 dólares el
barril, y a todas luces se está produciendo una recuperación de
nuestros principales clientes europeos. La ventaja de las previsiones
es que todo el mundo hace las que quiere, pero yo le aconsejaría que
usted mirara las previsiones del año pasado, quién acertó y quién se
equivocó, simplemente como un ejercicio de constatación.

En cuanto a que el IPC es incierto, yo no estoy de acuerdo por tres
razones muy prácticas. Independientemente de la política del
Gobierno, el año 2000 va a tener un IPC más cómodo que el año 1999
por la comparación. El año 1998 es realmente incómodo para compararse
con él, ya que fue excelente para España en términos de precios como
consecuencia de la climatología y de la bajada de los precios de la
energía, y al año 1999 le pasa exactamente lo contrario. Luego, para
empezar, ya tenemos ahí un elemento comparativo que nos va a ser
favorable desde el punto de vista estadístico. En segundo lugar, en
cuanto a la climatología parece que vamos a tener elementos más
positivos en estos momentos. Es muy importante que llueva en este
país, en el que hay tendencia a que no llueva todos los años de la
misma manera. Y es que el hecho de que no llueva en este país, como
ha ocurrido en el año 1999, son cuatro décimas de inflación, sin
mirar, y hemos de ser conscientes de ello.

Así pues, no parece que tengamos que ser extraordinariamente
pesimistas en la evolución de los precios. Si en este momento S. S.

coge todas las estimaciones privadas que se acaban de hacer públicas
en España y las de los organismos internacionales, verá que nos están
dando una inflación de alrededor del 2,2 al 2. Por tanto, señoría, no
veo ese pesimismo que usted me plantea.

Su señoría se queja de la inversión pública en Valencia, pero la
verdad es que, aunque S.S. haga eso todos los años, el crecimiento de
la inversión regionalizada es especialmente significativo este año:
un 40 por ciento, lo que quiere decir que estamos en unas cifras muy
importante. Su señoría cree que no son suficiente; yoestoy
completamente de acuerdo en que esa posición



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es defendible, pero no creo que en estos momentos esté demasiado
justificada.

En cuanto a que el efecto de la revisión del IPC vaya a hacer diluir
el superávit de la Seguridad Social, S.S. tiene que comprender que
cuando hemos hecho las cuentas de la Seguridad Social para el año
2000 ya calculamos que íbamos a tener una revisión del IPC; no le
puedo decir exactamente al céntimo o a la décima, porque el IPC que
vamos a calcular es de noviembre de 1999 sobre noviembre de 1998,
pero el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Economía cuando han
hecho los números de este presupuesto ya eran conscientes de que iba
a haber una revisión del IPC.

Alguien ha dicho (me parece que el portavoz del Bloque Nacionalista
Gallego) que vamos a hacer una paga electoral. Las revisiones de las
pensiones en este país, cuando las ha habido, se han pagado siempre
en los primeros dos meses del año. Si S.S. cree que eso no debemos
hacerlo, no creo que tenga mucho éxito en convencernos, pero lo puede
plantear si le parece conveniente.




El señor López Garrido la verdad es que es sorprendente que nos diga
que no estábamos convencidos de que el euro era una apuesta
imprescindible. Lo único que puedo decirle es que hay pruebas de todo
tipo, incluso en reuniones internacionales con otros países en los
que nosotros claramente desistimos de cualquier interpretación
política de esa cuestión. El que en un momento dado se pudiera decir,
en unas declaraciones concretas por algún miembro del Gobierno, una
frase sobre que en la Unión Europea se paraban los relojes a veces,
no puede interpretarse así. Su señoría puede dar importancia a lo que
estime conveniente, pero el debate de investidura no dejó lugar a
dudas, y los acuerdos públicos con cada uno de los grupos
parlamentarios que suscribimos durante el principio de la legislatura
no dejan lugar a dudas sobre cuál era nuestro compromiso. Si no
hubiéramos entrado en el euro, primero, nuestro compromiso político
lo habríamos incumplido y, segundo, efectivamente España habría
pagado un precio muy alto. Lo que me hace gracia es que S.S. crea que
entramos en el euro y entonces bajaron los tipos de interés. No,
señoría. Cuando bajó el déficit empezaron a bajar los tipos de
interés. Piense que en el euro entramos el 1 de enero de 1999; el
euro es, como quien dice, de hace dos días. Piense que el 1 de enero
de 1999 España tenía un tipo de interés del 3 por ciento. ¿Cómo podía
España tener un tipo de interés del 3 por ciento? Podía tenerlo
porque su déficit público se lo permitía; si no, el Banco de España
nunca lo hubiera hecho. Yo creo que S.S. debe de repasar los
acontecimientos, porque es importante ver cuál es su orden. No es
tipos de interés y después entrada en el euro; es déficit, tipos de
interés y euro. Ése es el orden de los acontecimientos, de los que,
por otra parte, esta Cámara es testigo.

Las privatizaciones, señoría, no sirven para cuadrar las cuentas. La
prueba es que este año hay muchas
menos privatizaciones que el año anterior. No tiene más que ver S.S.

lo que han caído los ingresos no tributarios y comprobar que hemos
reducido el déficit público más que el año anterior. Las
privatizaciones se podían aplicar a déficit público hasta el año
1996. A partir del año 1996 Eurostat prohibió la aplicación de las
privatizaciones a déficit público. Nosotros no nos pudimos ni
estrenar, si me permite la expresión. Las privatizaciones las
habremos hecho por otros motivos. Indudablemente, las hemos hecho
para acabar con la presencia del sector público, que mantenía
monopolios que hoy no son tales. Las privatizaciones no juegan para
nada para cuadrar las cuentas.

La afirmación de que no ha habido una mejora de las pensiones es un
poco fuerte, porque 461.000 millones de mejora de todas las pensiones
por encima de lo que ha evolucionado el IPC no es una mala mejora.

Me pedía que le contestara una serie de preguntas. Trataré de
hacerlo. Creo que ya he contestado a alguna de las cifras macro. Su
señoría plantea que tiene dudas sobre las exportaciones. Vuelvo a
repetirle lo que en este momento estamos comprobando. Desde
prácticamente el mes de junio se está produciendo un cambio en la
situación del comercio internacional y, si comprueba la evolución de
nuestras exportaciones, verá que han sido muy sensibles. Con un
crecimiento prácticamente cero de las exportaciones en el primer
trimestre estamos ya con un crecimiento del tres y pico en el mes de
agosto. Eso indica que nuestra capacidad de competir, como también lo
demuestran las cifras de nuestra presencia en los mercados
internacionales, no está siendo debilitada ni mucho menos.

Contra la inflación -dice S.S.- estos presupuestos no tienen nada. Un
déficit del 0,8, señor López Garrido, es la política más importante
contra la inflación. Vamos a no equivocarnos. Un Gobierno con un
déficit público por encima del 3 o del 4 por ciento está, además de
otras cosas, promoviendo una situación inflacionista; con un déficit
público restrictivo no se produce. La conocida mezcla de políticas,
que en España era política monetaria restrictiva-política
presupuestaria expansiva, hoy se ha cambiado. Eso es lo que nos
permite convivir incluso con una política monetaria muy expansiva,
como la que estamos viviendo en estos momentos como consecuencia de
las decisiones del Banco Central Europeo.

Su señoría dice que el suelo evoluciona y que la culpa la tiene
indudablemente el Gobierno. Su señoría, que es además un experto
jurista, es plenamente consciente de que la responsabilidad sobre la
legislación urbanística no la tiene el Gobierno y que en estos
momentos eso depende más de los parlamentos autonómicos que del
Gobierno. Su señoría cree que el incremento del precio del suelo
urbano en los ayuntamientos a base de cesiones superiores al 10 por
ciento no tiene incidencia sobre el precio de la vivienda; sin duda
la tiene. Tiene la incidencia de que los nuevos propietarios están
financiando una parte de las prestaciones



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que reciben los que tenemos una casa. Ése es un debate que en España
se debería plantear; si son los jóvenes los que tienen que financiar
excesiva o extraordinariamente cosas que los que ya tienen una casa y
probablemente tienen otra edad no tienen ya que financiar, porque no
se van a comprar una casa nueva. Ese debate, que puede ser
relativamente cómodo o incómodo, que además es el debate de la
transparencia en la financiación de las administraciones públicas es
el que yo creo que debe plantearse entre el conjunto de las
administraciones públicas, entre unos y otros.

Su señoría opina que hay demasiada reducción del déficit. No comparto
para nada su opinión. España necesita una acelerada reducción del
déficit público, si quiere apostar por un largo ciclo de crecimiento.

Créame, independientemente de las políticas que cada uno defendamos y
de la mayor habilidad en ejecutarlas, hay una cosa que es cierta: si
nuestra recuperación económica en vez de durar cuatro años dura ocho,
llegará a muchos más españoles que si sólo dura cuatro. En ese
sentido, todo lo que podamos hacer por tener un ciclo económico largo
y sostenido, independientemente de las políticas concretas que cada
grupo parlamentario diseñe, será una garantía de solidaridad y de
mejora del bienestar. En ese sentido, la reducción del déficit
público me parece una cuestión esencial.

El programa del Alzheimer es especial, efectivamente, porque no es un
programa de sanidad, es un programa de Asuntos Sociales y es nuevo.

No se refiere a que una persona enferma de Alzheimer llegara a un
hospital y no la atendieran. Por desgracia, la enfermedad del
Alzheimer, si usted la conoce, no es tanto una cuestión hospitalaria
como una cuestión de convivencia y de cuidado de personas que van
perdiendo su capacidad de cui-darse. Es un nuevo programa para dotar
de fondos a familias que necesiten ese tipo de ayudas. Es nuevo,
nadie lo había hecho antes. También acepto el debate de que debemos
hacer más, pero, desde luego, empezamos con el reloj a cero.

Con esto he tratado de contestar a las intervenciones de los
portavoces del Grupo Mixto.

Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
vicepresidente.

Por el mismo orden tendrán SS.SS. la réplica.

En primer lugar, el señor Rodríguez.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Gracias, señor presidente.

Una leve pincelada sobre la problemática de carácter social. Ya que
se suben las cotizaciones sociales de autónomos del régimen especial
agrario y de las empleadas del hogar, esperemos que también se suba
el nivel de prestaciones. Todo el mundo conoce las quejas
justificadas, particularmente de los autónomos, por la falta de
cobertura en relación con otros sectores de trabajadores, aunque se
argumente en nombre de no se sabe qué hibridismo. En segundo lugar,
nosotros hablamos
de que existía una tendencia en la que había que incluir todo tipo de
impuestos y tasas, para que el resultado final de la recaudación se
hiciera más por impuestos indirectos que directos. Pero nos vamos a
centrar en algo que tiene más interés político en este momento no
porque sea más importante desde el punto de vista general, pero sí
más educativo y didáctico. A nosotros como Bloque Nacionalista Galego
nos gustaría que el señor vicepresidente del Gobierno no tuviese
solamente una respuesta elusiva sobre el diseño marginador
estructural que hay sobre Galicia, ese no querer ver; se mira, pero
francamente no se ve nada. Lo digo por lo siguiente. No resulta
explicable desde una perspectiva lógica, y no desde una perspectiva
de discriminaciones comparativas, que el Estado español planifique 4
billones de pesetas en trenes AVE y mientras el Gobierno de ese
Estado tenga una actitud de total incomprensión con un país que no
tiene un solo trazado de doble vía. ¿Cómo se puede explicar eso? Y
los modelos que nos presentan para el año 2007 siguen sin tener
ningún trazado de doble vía, con tramos colapsados y con una Renfe
que tiene que andar justificándose frente a miles de usuarios, que ya
no sabe por dónde salir y firmando convenios continuamente para
aparentar que se hace algo. Me gustaría saber cómo se puede explicar
todo esto políticamente y qué mecanismos existen en la relación del
Gobierno autónomo con el Gobierno central para que, aun siendo del
mismo partido, incluso en este tipo de cuestiones, que son algo
natural, se nieguen continuamente. Últimamente incluso he llegado a
oír hablar sobre las dificultades orográficas del país, lo que me
hace sonreír, porque recuerda la época del franquismo.

En último lugar, me gustaría saber cómo se puede explicar en el
contexto general, de que antes le hablé, de crisis profundísima de
nuestra sociedad desde el punto de vista demográfico, del económico y
desde cualquier punto de vista, que los ecosistemas más peculiares de
todo el Estado español vayan a ser los últimos en contar con
saneamiento, con estaciones depuradoras de aguas residuales, cuando
se trata de una riqueza enorme también desde el punto de vista
económico, que está toda ella en peligro; no lo digo sólo por motivos
ecológicos.

Acabo, señor presidente, diciendo que me gustaría tener una
explicación política que no fuera exclusivamente la del nacionalismo,
que nosotros la tenemos, pero quisiera escucharle a usted algo más
que una posición meramente elusiva.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
Rodríguez.

Señora Rivadulla.




La señora RIVADULLA GRACIA: Muchas gracias, señor presidente.

Señor vicepresidente, no sé a qué se ha referido usted al principio,
pero es materialmente imposible que Iniciativa per Catalunya-Els
Verts vote en contra de



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alguna propuesta o instrumento que sirva para condonar la deuda de
los países pobres. Efectivamente, estamos a favor de la erradicación
de la pobreza, pero no de que las empresas españolas hagan negocio a
costa de la pobreza. No sé a qué se ha referido pero es imposible que
Iniciativa per Catalunya-Els Verts, se lo repito, haya votado en
contra de esos objetivos. Más bien parece cierto que es usted el que
se está oponiendo a que salga adelante el plan director de
cooperación. El Ministerio de Economía no está cumpliendo con la Ley
de cooperación; hagan ustedes el favor de ceder la gestión al
Ministerio de Asuntos Exteriores, para que la cumpla, que es lo que
toca.

También parece bastante peculiar que Médicos sin fronteras, por
ejemplo, que es una organización que ha accedido recientemente al
Premio Nobel, no tenga prácticamente aportación del Estado; por lo
menos es curioso.

En relación con la reforma fiscal, efectivamente, votamos en contra.

Es una trampa, ya lo dijimos en su momento: un caramelo dulce hoy,
amargo mañana. Es una trampa porque por una mínima reducción,
señorías, se produce una descapitalización que necesariamente después
va a llevar a una reducción del gasto social, y no nos podemos
permitir el lujo de bajar impuestos en un país donde estamos en los
niveles más bajos de gasto social de la Unión Europea.

La Ley de extranjería seguirá su trámite, si usted la deja, pero si
se aprueba (y se aprueba ahora) tenga en cuenta que sus previsiones
van a ser efectivas durante este ejercicio económico, por lo que sólo
le he preguntado si usted lo tiene en cuenta.

En cuanto a la conciliación de la vida familiar, quiero decirle que
el ministro de Trabajo, que ahora está sentado a su lado, sabe que
hemos colaborado en relación con el permiso de lactancia y que la
proposición de ley que presentamos en su día ha sido incorporada
a este proyecto de ley, de lo cual nos alegramos mucho, pero pensamos
que para llegar a una auténtica conciliación de la vida familiar lo
que hay que hacer es que hombre y mujer podamos salir de casa porque,
si no, por muchos permisos que se den, las mujeres nos quedaremos en
casa. Por tanto, pregunto, ¿ha hecho las transferencias a los
ayuntamientos para que podamos tener escuelas de cero a tres años?
¿Hay transferencias para que pueda haber ayuda a domicilio para
atender a las personas enfermas, discapacitadas o mayores? Eso es
conciliar la vida laboral y la familiar.

Por último, señor vicepresidente del Gobierno, en relación con las
eléctricas me gusta mucho que me hable de los años sesenta, porque
fueron maravillosos para la vida del país y para la mía propia. Pero
la Unión Europea (no lo digo yo sino ella), con la que parece que
usted tiene algún problema, ha considerado estas ayudas como ayudas
del Estado.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señora
Rivadulla.

Señora Lasagabaster.

La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señor presidente.

Quienes han cambiado su postura en el Estatuto han sido ustedes, y
nunca mejora dicho, porque propugnaron el no; vamos a dejar las cosas
claras. Nuestra postura está muy clara. Nosotros creíamos que era un
estatuto bueno, que era un instrumento bueno, sin perjuicio del
desarrollo de los derechos históricos que como tales nos
correspondían, pero nos referíamos al Estatuto tal y como fue
pactado, no lo que está resultando de su desarrollo. Dice usted que
la responsabilidad de eso no les corresponde exclusivamente a
ustedes, pero es verdad que ha habido unilateralmente
interpretaciones a través de leyes o incluso a través del Tribunal
Constitucional, cuando ustedes han utilizado, creemos que
abusivamente, determinadas prerrogativas, no ustedes sólo sino los
gobiernos anteriores, incluso para paralizar cautelarmente medidas, y
luego no se sabe qué pasa. Eso en cuanto a las transferencias
pendientes, que por cierto son muchas más de las que usted me ha
dicho. No le voy a señalar las 37 que quedan, entre ellas la gestión
del régimen económico de la Seguridad Social, sobre la que no creo
que haya ni inicio de negociación.

Habla de que no se ponen de acuerdo, que los demás han adquirido las
políticas activas y por qué no nosotros. Sabe perfectamente que no es
una cuestión de sí o no, sino que el contenido de lo que hay en juego
conlleva algo mucho más importante. Estamos hablando de un montante
equis o de una gestión con una recaudación, por cierto tan
terriblemente importante que nos ha permitido dotarnos de políticas
propias y, en muchos casos, tener niveles bastante importantes en
ámbitos de solidaridad. No lo iba a citar, pero ya que trata de
hacernos comparar legislaturas o dotaciones en el ámbito de la
solidaridad, en concreto en la Ayuda Oficial al Desarrollo, le diré
que en la Comunidad Autónoma del País Vasco tenemos el 0,7 por
ciento, no el 0,35 sino el 0,7, en parámetros socioeconómicos más o
menos parecidos a los que tiene el resto del Estado. Por tanto, no me
incite a comparar no sea que salga malparado.

Por otra parte, la gestión puede ser puntera o de gran liderazgo,
pero los agentes que trabajan en la misma le han causado bastantes
problemas. No digo que su palabra tenga toda la fiabilidad, pero
quienes se ocupan de esas materias han sido muy críticos con la
gestión de su Gobierno.

Hablaba del famoso tema de impuestos directos e indirectos. Como bien
sabe, los números los podemos utilizar como bien queramos. Usted dice
que no es así. Curiosamnte, muchos expertos dicen que es verdad que
hay más imposición indirecta que directa, pero dejémoslo estar.

Cuando yo hacía referencia a la financiación de la Unión Europea, la
razón no era otra que llevarle a la comparación. Su Gobierno, creo
que con buen criterio, como el Gobierno anterior, hablaba a la Unión
Europea de modificar el sistema de recursos porque era injusto pues
no estaba gravando la riqueza de



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un Estado o de un país sino que indirectamente gravaba un nivel equis
de impuestos al consumo, el IVA, etcétera, y me parece lógico. Sin
embargo, tiene que aplicar esa misma teoría en el ámbito del
territorio del Estado. Por tanto, no entiendo cómo le puede parecer
no especialmente regresivo que haya una mayor imposición, vía IVA y
otros impuestos indirectos, que por vía de impuestos directos. Ésa es
la comparación a la que quería llevarle.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señora Lasagabaster,
termine por favor.




La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Voy concluyendo.




En cuanto a inversiones, no le he pedido más, Dios me libre, no le he
pedido nada, simplemente le he dicho que, cuando se expliquen las
cosas, se haga correctamente, y se me diga, de ese 10,6 por ciento
que, al parecer, aumentan las inversiones en la Comunidad Autónoma
del País Vasco, en qué aumenta la dotación de armas, de municiones,
de bombas, de cañones, porque francamente a los ciudadanos de aquella
comunidad no parece que nos sea de gran utilidad. Si usted realiza la
suma, eso constituye un 11 por ciento del presupuesto en inversión
territorializada. Que alguien le dé explicaciones o, si no, que los
portavoces de aquel territorio, que explican tan bien esos aumentos
de inversiones, maticen sus declaraciones.

Gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señora
Lasagabaster.

Señor Chiquillo.




El señor CHIQUILLO BARBER: Gracias, señor presidente.




Señor ministro, cuando en nuestra argumentación calificábamos el
cuadro macroeconómico de estos presupuestos de demasiado optimista,
lo hacíamos, créame, con ánimo constructivo. Respecto a la creación
de empleo, evolución del PIB, exportaciones, IPC o déficit hay
estimaciones para todos los gustos, pero sobre todo hay que tener las
referencias de los organismos internacionales y de los expertos; hay
cuadros diseñados de una manera más optimista y otros de una manera
más pesimista. Calificando esa valoración de demasiado optimista, le
queríamos decir que, a lo mejor, vale más quedarse en el justo
término, entre las más optimistas y las más pesimistas, y así siempre
se está a tiempo de revisar al alza, mayor crecimiento, mayores
exportaciones, mayor creación de empleo. La euforia excesiva o el
diseño demasiado optimista puede traer malas consecuencias.

Lo que sí es verdad es que la aparición del repunte inflacionista
está ahí en el segundo semestre de 1999, debido a razones varias, de
coyuntura interna y de coyuntura externa, que se pueden reproducir o
aumentar en el año 2000 y que también es más que
previsible -porque lo advierten los expertos- la tendencia al alza de
los tipos de interés. Lo cierto es que la economía española es más
sensible que la de otros países de nuestro entorno al alza de los
precios del petróleo o a otras cuestiones de coyuntura económica
internacional, como la debilidad del euro frente al dólar, y que
durante los años 1998 y 1999 no se ha conseguido atajar el
diferencial de inflación español respecto al de la Unión Europea.

Asimismo, es más que esperada la apreciación futura del euro respecto
al dólar -también se baraja por diversos expertos-, lo que puede
provocar un descenso en los márgenes de exportación que puede afectar
al cuadro macroeconómico que se está diseñando.

Respecto a la Comunidad Valenciana, comprenda nuestra insatisfacción.

Así lo entendemos y lo argumentamos este año porque durante los años
1997, 1998 y 1999, en los que la elaboración de los presupuestos ha
sido su responsabilidad, las inversiones reales en la Comunidad
Valenciana, por ministerios, por organismos autónomos y por el Fondo
de Compensación Interterritorial, han estado en mínimos históricos.

Por lo tanto, el aumento que usted ha anunciado para el año 2000, de
cerca del 40 por ciento, es prueba de que había un déficit histórico,
había unas deudas históricas más que arrastradas de los últimos años.

Con toda la elegancia, con toda la sinceridad y con todo el buen
humor a estas horas del debate, tengo que decirle que en esos cuadros
a los que usted se refiere con tanta asiduidad podemos ver que, en el
año 2000, las inversiones reales en las comunidades autónomas, por
ministerios, por organismos autónomos y por FCI, todo sumado, marcan
una media de 40.000 por habitante y en la Comunidad Valenciana,
a pesar de ese aumento tan espectacular, lo cierto es que es de poco
más de 21.000 pesetas. También habría que poner aquí un dato encima
de la mesa: el grado de ejecución, en inversiones reales, en los años
1997, 1998 y 1999 -y usted lo sabe bien-, ha sido deficiente en la
Comunidad Valenciana y por eso se produce ese aumento tan
espectacular en el año 2000. En última instancia, también habría que
recordar que las inversiones plurianuales recogidas en los
presupuestos de 1997, 1998 y19 99 han sido incumplidas
reiteradamente, año tras año.

Por lo tanto, si el año 2000 es el de la dicha, bienvenido sea, pero
entienda que algunos proyectos de inversión fundamentales para el
desarrollo socioeconómico de la Comunidad Valenciana están aún por
llegar, y que estos presupuestos para el año 2000, a pesar del
aumento de inversiones, desde la óptica valenciana, no son
satisfactorios. Esperamos que entienda la crítica constructiva y que
lo hacemos con el ánimo no de criticar simplemente, sino de aportar.

Por eso nuestra llamada a la sensibilidad para que en el trámite de
enmiendas parciales entienda que algunos proyectos tienen que ser
mejorados manifiestamente en sus dotaciones presupuestarias.

Muchas gracias.




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El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
Chiquillo.

Señor López Garrido.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Gracias, señor presidente.

De las múltiples cuestiones que yo le he planteado -usted me ha
contestado a algunas de ellas, no a todas-, voy a referirme solamente
a tres que me parecen especialmente importantes: en relación con el
euro, en relación con la inflación y en relación con el déficit. Tres
grandes cuestiones que han condicionado, al menos en nuestra
intervención en representación de los diputados de Nueva Izquierda,
nuestra posición contraria a estos presupuestos por no responder a
las exigencias de este momento.

En cuanto al tema del euro, a lo mejor es un poco innecesario ponerse
ahora a discutir qué es lo que se hizo entonces bien o mal y si
estuvo antes el huevo o la gallina, pero lo cierto es que la bajada
de los tipos de interés se produce inmediatamente que los mercados
ven que España va a entrar en la Unión Económica y Monetaria. Los
mercados descuentan eso y empiezan a bajar los tipos de interés
aceleradamente y, sobre todo, la prima de riesgo que teníamos con
Alemania empieza a estrecharse en el momento en el que los mercados
llegan a la conclusión de que efectivamente España estará en la Unión
Económica y Monetaria, cosa que todavía no estaba clara cuando usted
hacía esas declaraciones, que yo creo que fueron desafortunadas en
aquel momento y que se vio obligado a rectificar inmediatamente. Eso
es absolutamente clave y explica todo el desarrollo posterior de la
economía española, en muy buena medida su crecimiento, su creación de
empleo y el descenso del enorme peso que tenían sobre la Hacienda
pública y sobre la deuda los tipos de interés, altísimos, que
necesitábamos poner en ese nivel porque era la única forma de que
trajésemos dinero para poder financiar el gasto público.

Estoy de acuerdo en que el euro era un objetivo fundamental. Algún
disgusto político nos trajo precisamente eso a mí y a algunos
compañeros y compañeras mías. Estábamos de acuerdo en que había que
ir en esa dirección. Y como se hizo así, rectificando anteriores
actitudes, explica lo que luego ha sucedido en España y en el
conjunto de Europa. Porque el crecimiento de la economía, el
crecimiento del empleo ha ocurrido en toda la Unión Europea, en donde
están con mucho menos paro del que tenemos aquí. Pero eso ha sucedido
en el conjunto de la Unión Europea.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Señor López Garrido, ha
consumido todo el tiempo que tenía de réplica en el primer punto que
ha enunciado. Le ruego que resuma mucho los otros dos puntos.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Resumo el tema de la inflación. Me parece que
es enormemente importante. Si ahora mismo tuviéramos que entrar en el
Tratado de Maastricht, no podríamos. Con la inflación que tenemos
en relación con los que menos tienen en Europa -Alemania y
Francia tienen 0,7-, un punto y medio por encima de la media de los
que menos tienen no nos da el 2,5 que tenemos ahora mismo de
inflación. Si tuviéramos que entrar mañana en el euro, no podríamos
entrar por el nivel de inflación que tenemos. Es un tema
importantísimo. Este presupuesto no hace nada contra la inflación. No
es un presupuesto en donde haya medidas de reformas estructurales.

Además, usted que es un hombre liberal o que parece que se refiere en
sus manifestaciones a la importancia de la ideología liberal, en esto
ha fallado porque no ha habido un aumento de la competitividad. No ha
habido liberalización de mercados, están todavía oligopolizados y ese
es el fondo de la cuestión de que tengamos un problema muy serio con
la inflación.

Por último, el déficit. Es una discusión que puede ser eterna de
hasta dónde poner el déficit o no. España necesita ahora mucho más
capital público que Francia. No se puede permitir niveles de déficit
como Francia. España tiene un problema de desempleo de larga
duración, cuyos parados no tienen un sustento y hay que atajarlo. La
gente no entiende que cuando España va bien, cuando hay ingresos y
cuando hay una buena situación económica, no se atajen esos
problemas. ¿Para cuándo se va a dejar? Sin embargo, esa preocupación
del déficit no funciona cuando se bajan los impuestos a las rentas de
capital. Cuando se baja el módulo de los empresarios, cuando se bajan
las cotizaciones de los empresarios, cuando hay ese gasto fiscal, no
funciona tanto el tema del déficit. Hay dos varas de medir. Es lo que
diferencia una política de derechas de una política de izquierdas.

Cuando hay una situación de cierto ciclo económico en alza, la
derecha dice: vamos a bajar los impuestos a los que más tienen; y la
izquierda dice: vamos a aprovechar eso para más solidaridad y para
dar a la gente más vulnerable de nuestra sociedad lo que necesita.

Gracias, señor presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Gracias señor López
Garrido.

Tiene la palabra el señor Vicepresidente del Gobierno.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor presidente.

Señor Rodríguez, ha limitado su intervención a acusarnos de un diseño
marginador para Galicia. Creo sinceramente que en esta legislatura no
es cierto ni es justo. Puedo entender que S.S. plantee un debate
sobre infraestructuras necesarias para el futuro. Me sorprende que S.

S. considere que en las previsiones del Gobierno no se contemplan las
mismas. Acaba de hacerse público el Plan de desarrollo regional, y en
el caso de Galicia las aportaciones del Estado para los próximos seis
años tienen un crecimiento muy importante. En ese sentido, no estoy
de acuerdo con las apreciaciones queha hecho su señoría.




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La señora Rivadulla me dice que no recuerda cuál fue la posición de
su grupo. Yo sí. Ustedes, siguiendo la disciplina de los más grandes,
votaron en contra de una iniciativa del Gobierno -por suerte la
sacamos adelante- que lo que pretendía era poder transmitir 3.000
millones, a través del Fondo Monetario Internacional, a las economías
latinoamericanas más endeudadas.

Me dice que el IRPF es una trampa. Yo creo que, al revés, es una gran
posibilidad. Uno de cada seis empleos de este año es gracias al IRPF.

La razón por la que España no ha sufrido en parte la crisis
internacional con la misma intensidad que otros, claramente está en
la política tributaria. La teoría de que la única política tributaria
es aquella que sube los impuestos, no la comparto y creo que los
ciudadanos tampoco. La Ley de extranjería es una decisión de la
Cámara, pero hasta donde sé, en la Ley de extranjería se contemplan
ya los gastos en educación y en sanidad, que son los más importantes
y a los que ya tienen derecho los inmigrantes.

En cuanto a los CTC, podrán ser o no ayudas de Estado. Es decir, no
hay ningún Estado que no tenga conflictos con la Comisión Europea
sobre ayudas de Estado, y tampoco vamos ahora a sacralizar esa
cuestión. Es decir, los Estados tratamos de tomar decisiones que la
Comisión Europea después puede juzgar si las considera de acuerdo con
el tratado o no, pero eso no quiere decir que estemos regalando nada
a nadie. Eso quiere decir que tenemos una discusión como hemos tenido
en muchos otros temas y seguiremos teniendo. No creo que el Estado
español deje de tener conflictos con la Unión Europea sobre estas
cuestiones.

En cuanto a la señora Lasagabaster, en lo que se refiere al estatuto
y a las transferencias pendientes, se ha demostrado que en esta
legislatura se pueden hacer transferencias importantes, nada más y
nada menos que el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Le
podrá parecer poco a S.S., pero a mí no me parece una mala
transferencia. (La señora Lasagabaster Olazábal pronuncia palabras
que no se perciben.) Sí, sí, en el concierto. La firma del concierto
con competencia sobre el impuesto sobre la renta de las personas
físicas que, como sabe S.S., era sin duda la prioridad del Gobierno
vasco en esta legislatura.

Yo me alegro mucho de que el País Vasco tenga capacidad para tener el
0,7. Sin duda muchos de sus compañeros pensarán que el sistema de
financiación autonómica no es igual en todas las comunidades
autónomas.

En cuanto al IVA y la Unión Europea, créame S.S. que la posición del
Gobierno español está más fundamentada en lo que nos conviene que en
lo que no nos conviene. A nosotros nos conviene probablemente que un
PNB sea más importante. No es una discusión de ética tributaria.

Por lo que se refiere a la inversión en defensa, no conozco en
detalle lo que S.S. me plantea, pero es posible que el Ministerio de
Defensa compre el material en el País Vasco. Nosotros hemos preferido
cambiar el modelo de aportación o de compra de material de
defensa del Gobierno anterior, que en muchos casos estaba relacionado
con proyectos de multinacionales, y hacer una gran parte de compras
en nuestro país, a través de la empresa pública en muchos casos,
también de proyectos europeos y de empresas españolas. A lo mejor hay
algunas empresas en el País Vasco que están comprando o están
vendiéndole al Estado, al Gobierno ese tipo de...(El señor Martínez
Noval pronuncia palabras que no se perciben.) No lo sé, parece que
hay quien sabe mejor qué empresas están relacionadas con la defensa.

No le puedo decir, pero si esa es la inversión, S.S. la podrá
considerar positiva o negativa, pero seguro que es buena para la
comunidad y para determinados ciudadanos de la Comunidad Autónoma del
País Vasco. Que S.S. hubiera preferido que esa inversión hubiera ido
a otro tipo de cuestiones, es posible, pero yo prefiero que el
Ministerio de Defensa haga las inversiones en el territorio nacional.

Por lo que se refiere al señor Chiquillo, una de dos, o tenemos
problemas de IPC o tenemos problemas con la política monetaria, pero
las dos cosas sería muy mala suerte. Es decir, si sube el euro y
suben los intereses, probablemente nuestros problemas de IPC van a
ser menores. Yo creo que nos vamos a mover en cifras moderadas en
todo. No veo en Europa en estos momentos tensiones inflacionistas
como para que se justifiquen subidas que puedan alterar la previsión
de los ciudadanos en cuanto a tipos de interés, y ya le he dicho
cuáles son mis previsiones, que el año 2000 sea un año más favorable
para España en términos de IPC. Su señoría dice que este año no está
mal la inversión, pero que hay que quejarse de los anteriores.

Entiendo que es una argumentación, pero me reconocerá que vamos
avanzando.

Señor López Garrido, no se crea usted que con decir a los mercados
que uno quiere entrar en el euro bajan los tipos de interés, porque
entonces mi antecesor, en vez de pasarlo tan mal como lo pasó, se
hubiera puesto en la mitad de la plaza y hubiera dicho: quiero entrar
en el euro, y los tipos de interés hubieran bajado automáticamente
como por arte de birlibirloque. Los mercados, porque un Gobierno diga
que quiere entrar en el euro, no bajan los tipos de interés, entre
otras cosas, primero, porque los tipos de interés de intervención los
bajan los bancos centrales y, segundo, porque los mercados no bajan
los tipos de interés sólo porque un Gobierno diga: quiero entrar en
el euro. Los mercados bajan los tipos de interés en función del
déficit público, de las previsiones de inflación del país, de las
posibilidades de competitividad. No crea usted que tenemos esa
capacidad de las relaciones políticas para afectar a los mercados, ya
quisiéramos. Más bien parece todo lo contrario. En ese sentido,
vuelvo a reiterarle que la historia es la que yo le cuento. Si su
señoría para su discurso político quiere decir que la entrada en el
euro fue simplemente una cuestión de una manifestación de voluntad
política que a mis antecesores no se les había ocurrido y que a mi se
me ocurrió y que, mágicamente, nada más decir: queremos entrar en el
euro, todo fueron ventajas en el contexto



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internacional, pues puede contarlo si quiere, pero le puedo asegurar
que no fue así.

Me plantea S.S. que este presupuesto no tiene nada sobre la
inflación. Vuelvo a reiterarle que la política inflacionista más
importante es la reducción del déficit público y en este presupuesto,
además, hay medidas tributarias -precisamente la no revalorización de
los impuestos especiales- que tienen una incidencia indudable sobre
la inflación, como también la tiene la reducción del IVA en el
consumo de butano.

Dice que la gente no entiende. Esa es una referencia genérica, la
gente no entiende; la gente está convencida en España de que el
déficit público no le conviene. Es verdad que durante muchos años se
le ha dicho lo contrario, pero la gente lo está comprobando ahora. Se
está dando cuenta, a través de los tipos de interés, a través del
empleo, a través de los impuestos, de que el déficit público no es un
aliado suyo. Esta teoría de que el déficit público es un instrumento
para poder hacer política, es para hacer una mala política; cuando se
hace buena política no se está constantemente cargando la situación
financiera del Estado ni mucho menos las posibilidades de
crecimiento.

Se lo vuelvo a repetir: independientemente de las políticas concretas
que cada uno de nosotros pueda
suscribir, lo mejor que le puede venir a España, tanto en términos de
solidaridad interna como en términos de convergencia con Europa, es
tener un ciclo económico largo. Desde luego, si nuestro déficit
público se comporta mejor que el de Francia, mucho mejor para ese
ciclo económico largo. En un ciclo económico largo podremos hacer
muchas más infraestructuras que si lo cortamos equivocándonos en la
política presupuestaria, créame, señor López Garrido.

La diferencia entre las izquierdas y nosotros, dice usted, es que
ustedes en un momento de bonanza no bajarían los impuestos y
aumentarían el gasto; por eso los momentos de bonanza, cuando
gobiernan ustedes, duran muy poco.

Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor VICEPRESIDENTE (Marcet i Morera): Muchas gracias, señor
vicepresidente.

Tal como se acordó en la Junta de Portavoces, el Pleno se reanudará
mañana a las nueve y media de la mañana.

Se suspende la sesión.