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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 25, de 13/06/1996
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1996 VI Legislatura Núm. 25



REGLAMENTO



PRESIDENTE: EXCMO. SR. D. FEDERICO TRILLO-FIGUEROA
MARTINEZ-CONDE



Sesión núm. 2



celebrada el jueves, 13 de junio de 1996



ORDEN DEL DIA:



Designación de la Ponencia para estudiar la reforma del Reglamento de la
Cámara.




Se abre la sesión a las nueve y treinta y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.

Buenos días, señorías.

Como les consta, la sesión de la Comisión de Reglamento ha sido convocada
con un único punto del orden del día, a saber, la puesta en marcha de la
Ponencia que ha de proceder a la elaboración del proyecto de reforma del
Reglamento del Congreso. Creo que no necesita la Presidencia enfatizar ni
subrayar la importancia de la tarea para la que les hemos convocado;
quizás recordar que, al hacerlo al comienzo de la legislatura, no
pretendemos más que cumplir el compromiso asumido ante el Pleno y ante Su
Majestad el Rey en el momento de la solemne apertura y en el que creo
haber transmitido, después de consultar con los distintos portavoces,
tanto a la sociedad española cuanto al Jefe del Estado, la necesidad de
dinamizar, revitalizar



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y dignificar la institución en la que se asienta la representación de la
soberanía popular.

El momento está, por tanto, más que justificado. Los españoles nos han
pedido, con su participación abrumadora en las pasadas elecciones y con
el resultado de todos conocido, que dialoguemos y emprendamos una nueva
fase de diálogo entre las distintas fuerzas políticas a la búsqueda de
soluciones más equilibradas, más armónicas y menos tensas que las que
pudieran quizás haber caracterizado otras etapas. Y piensa la
Presidencia, señorías, y lo comparte la Mesa, que tenemos que hacer de
esa necesidad virtud, y por eso no hemos querido dejar pasar el primer
período de sesiones para retomar los trabajos largos, extensos, intensos
e importantes que ya en legislaturas anteriores se han desarrollado para
la reforma de nuestra norma básica.

Son tres los pilares sobre los que la Presidencia querría modestamente
proponer que se asentara la reforma, y desde luego pedirles su
colaboración, previa la reflexión: un objetivo, un procedimiento y unos
materiales.

El objetivo de la reforma es claro. La experiencia de más de catorce años
del Reglamento vigente hace necesaria una modernización que lleve
aparejada la dinamización de la vida parlamentaria, su mayor presencia y
proximidad a la sociedad española y, por qué no decirlo también, un
reforzamiento, no ya de la dignidad, absolutamente incuestionable, de la
función parlamentaria, pero sí una dignificación de quienes la ejercen.

El procedimiento, no cabe otro, ha de ser el del consenso. El Reglamento
tiene una importancia material y formal de tal alcance que necesita el
concurso de todos. Pero, además, materialmente supone la prueba de fuego
de nuestra capacidad de entendimiento, porque es la «norma normarum», es
el entendimiento de los entendimientos y aun de los disensos. Hemos de
saber ponernos de acuerdo sobre cómo acordar y cómo disentir, nada menos
que entre nosotros mismos, representando al pueblo español. Es, por
tanto, la prueba máxima de nuestra capacidad de diálogo, la capacidad de
ponernos de acuerdo sobre las reglas del juego. Y eso exige, lo sabemos
sobradamente todos y cada una de SS. SS., renuncia y voluntad de
entendimiento. Es por tanto el consenso el procedimiento al que la
Presidencia de la Mesa, expresando aquí el sentir ya compartido en las
reuniones preparatorias de esta reunión, les demanda. La experiencia que
tienen sobradamente SS. SS. y, desde luego, mucho más allá que la
Presidencia, muchas de SS. SS. Experiencia que, además, va a contar con
los materiales, a los que ya me he referido, extensos e importantes de
los debates en la IV y en la V legislaturas, que va a contar con la
documentación del Derecho comparado que nos proporcionan de manera creo
en justicia poder decir que excelente los servicios de la Cámara.

Por tanto, no hace falta más que ponerse a la tarea. Y esa tarea debe
estar, a mi juicio, dirigida, al menos, a los siguientes objetivos: Para
dinamizar y dignificar la vida parlamentaria creo que hay aspectos
positivos y aspectos menos positivos de lo que ha sido el Reglamento que,
en su día, suscribiera mi antecesor Landelino Lavilla. Si hay un
principio, de entre todos los que atañen a la organización de la Casa,
que yo querría, desde luego, subrayar como muy positivo durante estos
años y que creo que debiera ser el que marcara el camino del futuro es el
principio de colegialidad en el gobierno de la Cámara. Colegialidad que
se hace presente en la Mesa y en la Junta de Portavoces, colegialidad
que, además, permite la búsqueda de ese consenso que aquí y luego habría
de presidirnos y que en todo caso garantiza el equilibrio adecuado entre
la mayoría, las mayorías y la protección de las minorías. Y colegialidad
que, desde luego, permite a la Presidencia tener exclusivamente una
presencia arbitral, que no es otra la voluntad de este Presidente.

En segundo lugar, creo que de los trabajos ya realizados queda claro que
podemos y debemos, quizás, agilizar la función legislativa. Muchas de SS.

SS. han compartido ya los trabajos de leyes muy importantes del
ordenamiento y tienen sobrada experiencia para saber que, quizás, estamos
sobrados de lecturas de los proyectos de ley y que las propias ponencias
han de articularse de una manera que permita mayor agilidad, brevedad y
publicidad a sus trabajos.

En lo tocante al control, probablemente es el área en donde la opinión
pública ha estado más sensibilizada. En la pasada legislatura, entre
todos, entre todas las fuerzas políticas, entre todos los grupos
parlamentarios y el Gobierno, dieron un sensible avance a ese control al
establecer la costumbre de que el Presidente del Gobierno comparezca cada
semana al turno de preguntas orales, dando así cabal sentido al régimen
parlamentario en el que se basa el sistema de gobierno español. Quedan
por delante la búsqueda de soluciones armónicas al problema de las
comisiones de investigación, que debe, en efecto, equilibrar de manera
más adecuada la iniciativa de las minorías y limitar las posibilidades de
veto del partido que apoya o sobre el que descansa el Gobierno. Y queda,
sin duda, ese gran reto del control de la ejecución presupuestaria que
durante tantos año se ha intentado remedar con notables iniciativas del
Pleno de esta Cámara.

Y queda, en fin, un gran capítulo relativo a la dignificación del
estatuto de los parlamentarios. No es necesario profundizar demasiado en
la historia reciente de España, en la historia del presente siglo, para
comprobar que durante al menos 50 años la vocación de nuestro sistema
político no fue precisamente una vocación parlamentaria. No hace falta
hacer demasiados ni complejos análisis históricos para saber que una
sociedad que durante medio siglo no ha tenido Parlamento, no ha tenido
Parlamento como expresión máxima de la soberanía popular y de la libertad
política, todavía retiene en algunos sectores lo que podría llamarse el
virus del antiparlamentarismo, de aquellos que piensan que los políticos
son una especie de profesionales ventajistas que poco menos, si me
permiten la concesión a la claridad absoluta, trabajan escasamente y
cobran grandemente. Tal falsedad, tal falta de veracidad con la realidad
de los trabajos de esta Cámara y tal peligrosa concepción de la vida
política española necesitamos, entre todos quienes aquí dejamos nuestros
desvelos, desarraigarla de raíz. Y para ello, la Presidencia ya anuncia
que el capítulo dedicado a la dignificación de la función parlamentaria
no va a pararse en consideraciones de oportunidad. El parlamentario



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español trabaja mucho y bien. Por primera vez en la historia del
parlamentarismo español tiene, gracias al esfuerzo de quienes nos han
precedido en esta Casa en los últimos años, al menos un despacho en donde
desarrollar con la mínima dignidad su función. Pero necesita muchos más
medios jurídicos y materiales, necesita revisar su estatuto de derechos y
deberes y, por qué no decirlo también, de sanciones por el incumplimiento
de tales deberes que van desde las sanciones que obviamente tienen que
atajar el incumplimiento de cualquier obligación formal, como son las
declaraciones de patrimonio, de intereses o de actividades, a las
sanciones por inasistencia o no precisamente ejemplar dedicación o
cortesía en sus intervenciones en el Pleno. Y pasa también por la
adecuada garantía de la presencia de los parlamentarios en los actos de
la vida pública, tanto del mundo oficial como de la vida social de la
circunscripción por donde son elegidos.

No son éstos temas menores. Son temas que la experiencia de estos años
demuestra que no supimos resolver en su momento de manera adecuada y que
o los atajamos de raíz o sólo hacen que complicarse y alejar a los
parlamentarios de la realidad a la que están obligados a representar, de
sus conciudadanos, de sus convecinos.

Acometeremos también, en consecuencia, la reforma y reestructuración del
sistema retributivo de los parlamentarios.

Contamos para toda esta tarea con la conciencia común, que les transmito
a estos efectos, de la Mesa y de la Presidencia del Senado, que así lo ha
comentado en la última reunión de la Mesa de las Cortes Generales, más
conocida como Mesas conjuntas.

Estoy seguro que cuento y voy a contar con la comprensión de SS. SS. Nos
gustaría a la Mesa y a la Presidencia contar también con su trabajo y
estamos seguros que con su lealtad a una tarea que no es otra que la de
derivar de la Constitución Española una de sus más importantes normas,
cuyo rango formal se ha discutido pero que, al menos, permitiría al
Tribunal Constitucional, en su caso, enjuiciar nada menos que la
constitucionalidad o no de la propia conducta y proceder del Parlamento;
una norma que, en consecuencia, se integra nada menos que en el llamado
bloque de la constitucionalidad, en las normas esenciales de la
convivencia y del sistema político español.

En consecuencia, señorías, al emplazarles ahora a compartir esta tarea y,
si así lo aceptan, a designar a sus representantes, sólo me queda
concluir diciéndoles que, si esa es nuestra capacidad en esta legislatura
y para esta legislatura, esa es también nuestra responsabilidad.

Muchas gracias y desearía que los grupos parlamentarios comunicaran, en
su caso, a la Comisión las personas que, si aceptan este planteamiento,
han de constituir la Ponencia.

Señor Cisneros, por el Grupo Parlamentario Popular.




El señor CISNEROS LABORDA: Señor Presidente, en primer lugar, quiero
agradecer la iniciativa y la convocatoria. Expresar una coincidencia
sustancial con la teoría de propósitos, con la declaración de
intenciones, con la manifestación de voluntad expresada en la declaración
de S. S., a la que el Grupo Parlamentario Popular prestará su más leal y
diligente concurso.

Los nombres de los señores Diputados del Grupo Parlamentario Popular que
se integran en la ponencia son SS. SS. don Mauro Varela, don Alvaro de
Lapuerta y don Manuel Núñez.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Señor Cisneros.

Señor Caldera, por el Grupo Parlamentario Socialista.




El señor CALDERA SANCHEZ-CAPITAN: Gracias, señor Presidente.

Ademas de cumplir el trámite, si me lo permite, de remitir a la Mesa los
nombres de los parlamentarios que por el Grupo Parlamentario Socialista
formarán parte de esta Ponencia, una brevísimas consideraciones que me
sugiere la intervención del señor Presidente. Comparto, cómo no, en
líneas generales el sentido de las mismas, pero quiero rendir un merecido
tributo, creo yo, a la «norma normarum» a la que usted hacía referencia,
que aprobó esta Cámara en 1982.

Hemos dispuesto de un Reglamento que ha sabido regular las relaciones
parlamentarias desde el año 1982 y, por tanto, aunque lógicamente no ha
sido ésa la intención del señor Presidente, no partimos del vacío, sino
de un Reglamento consolidado, que nos ha permitido a todos desempeñar con
corrección, con libertad, con respeto el libre juego al que un Parlamento
está llamado en los fundamentos que la Constitución al mismo le atribuye.

Y recuerdo, señor Presidente, que a lo largo del tiempo hemos sentido la
necesidad de perfeccionar esa norma, ese Reglamento, y ha habido grandes
trabajos --quiero traerlo a la memoria de SS. SS.-- durante bastantes
años encaminados a obtener la consolidación, el acrisolamiento de los
principios que S. S. ha enumerado en la reforma del Reglamento. En 1989
comenzamos, quiero recordarlo; en 1992, se retomó la propuesta; en 1993,
estuvimos a punto de alcanzar un acuerdo definitivo con un dictamen en la
Comisión de Reglamento. A lo largo de la legislatura anterior, señor
Presidente, se desempeñaron intensas conversaciones, intensas
negociaciones, intensos intercambios de puntos de vista para alcanzar la
reforma del Reglamento.

Es verdad que nosotros nos esforzamos como Grupo Parlamentario Socialista
en separar lo que debía ser norma fundamental de funcionamiento en la
Cámara con la contaminación de esa realidad de otros intereses ajenos a
la misma, y lo digo por la intervención del señor Presidente, el
recordatorio que nos ha hecho del cambio de clima que permite hoy abordar
el desarrollo de la reforma reglamentaria de una forma clara. Nosotros lo
deseamos en la anterior legislatura y nos congratulamos, señor
Presidente, de que ahora efectivamente consigamos llegar a articular
todos aquellos principios. Deberíamos dejar algo para el trabajo de la
Ponencia y del Reglamento. Son muchos los principios aquí enunciados y
otros muchos los que tendremos que incorporar, sin duda alguna, al
trabajo tanto de la Ponencia como de la Comisión y del Pleno.




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Por último, señor Presidente, es verdad que compartimos estos criterios
generales. Ese virus de antiparlamentarismo al que usted ha hecho
referencia surgió simplemente porque en España en aquellos años no había
libertad. Hay que ir a la base de los problemas. Vamos a superarlo, vamos
a trabajar, lógicamente desde el Grupo Parlamentario Socialista, con la
mayor diligencia y el mayor ánimo de consenso, y queremos, repito,
reconociendo la labor del actual Reglamento, de todos aquellos que han
trabajado en su perfeccionamiento, ponernos a la entera disposición de
esta Comisión para alcanzar un acuerdo unánime.

Los parlamentarios que en nombre del Grupo Parlamentario Socialista
formarán parte de la Ponencia serán el señor don Alvaro Cuesta y yo
mismo, don Jesús Caldera.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Caldera.

Don Pablo Castellano, por el Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya.




El señor CASTELLANO CARDALLIAGUET: Muchas gracias, señor Presidente.

Efectivamente, en este turno, no sólo de proposición de los nombres de
los parlamentarios de cada grupo para que formen parte de la Ponencia,
sino de introducción al trabajo que a todos nos convoca, quiere nuestro
grupo poner de manifiesto también su absoluta coincidencia con el empeño
de todos y cada uno de los grupos políticos en perfeccionar nuestro
comportamiento.

Sería en alguna medida poco prudente que en este momento tratáramos los
grupos de poner de manifiesto cuáles son nuestras preocupaciones y,
entendiendo además que en la intervención del señor Presidente se tiene
que dar la lógica limitación de lo que significa pura y simplemente el
prólogo, no la vamos a apostillar más que con una pequeña aclaración que
para nuestro grupo es muy importante. Importante es la colegiación, pero
importante también es huir del peligro del burocratismo; importantes son
los grupos políticos y el consenso, pero importante es devolver el
protagonismo en el Parlamento a la figura del Diputado. El grupo
político, el grupo parlamentario, la Mesa, tienen todos ellos su razón de
ser, pero la misma no puede ir en contra de un principio fundamental, que
es el de la responsabilidad personal y del no sometimiento al mandato
imperativo. Por ello sería bueno que no se pueda volver a decir lo que se
dijo en algún momento en el cual pudo haber también alguna razón de
alejamiento, que a lo mejor en esta Casa había mucha mesa y mucha musa, y
mucha masa pero poco Diputado.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Castellano.

¿Me puede decir el nombre del ponente de su grupo, si es tan amable?



El señor CASTELLANO CARDALLIAGUET: Yo mismo, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Castellano.

Por el Grupo Parlamentario Catalán, tiene la palabra el señor Sedó.




El señor SEDO I MARSAL: Gracias, señor Presidente. También quiero ofrecer
la colaboración, cómo no, del Grupo Catalán; asumir prácticamente todas
las palabras de la Presidencia, en líneas generales, y decir que el
ponente por nuestro grupo será el señor López de Lerma, que ya trabajó en
estos temas en otras legislaturas.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Sedó.

Por el Grupo Parlamentario Vasco (PNV), tiene la palabra el señor
Anasagasti.




El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor Presidente.

En representación del Grupo Vasco estará presente don José Juan González
de Txabarri Miranda.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Anasagasti.

Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Muchas gracias, señor Presidente.

En primer lugar, quiero decir que por parte de Coalición Canaria
compartimos plenamente los principios de dirección doctrinal de los
trabajos, como ha señalado el señor Presidente. Este Diputado que habla
va a formar parte, por Coalición Canaria, de la Ponencia. Yo desearía,
por mi experiencia de haber formado parte de los dos grupos de trabajo,
de los dos intentos anteriores, en pasadas legislaturas, de reformar el
Reglamento, que esta vez llegáramos a buen término. Lo deseo en las
mismas líneas que ha trazado el señor Presidente y quiero hacer solamente
una observación de énfasis para apoyar lo dicho. Aquellas cuestiones que
deduzco del discurso del señor Presidente referidas a la dignificación
del trabajo, la labor y la representación del parlamentario en todos los
ámbitos en que actúa como tal parlamentario de representación política,
en este caso su propia circunscripción electoral, tanto provincial como
en el ámbito de la comunidad autónoma, seguramente se derivarán de los
trabajos y actuaciones en esta línea, que no serán tanto del Reglamento
del Congreso cuanto de aquellas disposiciones complementarias como pueden
ser las referidas a protocolo. El tema que en su días se dejó resuelto a
nivel de Estado, señor Presidente, con la propia representación del
Presidente de esta Cámara ante los órganos de las máximas instituciones
del Estado, aunque sea nada más que para la fotografía protocolaria,
tiene unas deficiencias impresionantes a nivel de comunidad autónoma y de
distrito electoral que no hacen a veces muy atractiva la presencia de los
señores Diputados por el menoscabo que se sufre en las prioridades o
preferencias con otras representaciones que, si sí son oficiales, no
ostentan la nobleza que el sistema constitucional imprime a la
representación



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del Diputado como exponente de una soberanía popular.

También quiero decirle, señor Presidente, que esperamos que esta vez el
Reglamento de la Cámara supere todas las lagunas y deficiencias de esa
herencia que tenemos del Reglamento vigente desde sus inicios, porque si
en aquellos momentos del marco democrático, como bien ha interpretado el
señor Presidente, hubo cincuenta años de falta de parlamentarismo, ahora
tenemos ya unos años de parlamentarismo y por tanto habría que quitar los
cerrojos de las cautelas y previsiones que han aherrojado y han
encorsetado un reglamento de la Cámara que, para tener fertilidad y
flexibilidad, debería tener la inteligencia de las mismas líneas que ha
señalado el señor Presidente. Las compartimos plenamente y a ese trabajo
nos incorporamos.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Mardones.

Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra la señora
Lasagabáster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Comparto lo que han dicho los portavoces
de los grupos que han hablado previamente. Simplemente quiero agradecer
al señor Presidente que haya hecho mención de la importancia del consenso
y la participación de todos los grupos y Diputados, y creo que será la
única manera de que los resultados de esta reforma del Reglamento sean lo
más eficientes posibles para alcanzar el objetivo.

Yo misma, como portavoz de esta Comisión, he sido designada para trabajar
en esta Ponencia.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Lasagabáster.

En consecuencia, señorías, la Ponencia queda integrada, además de por la
Mesa de la Comisión, que es la de la Cámara, por los Diputados don Mauro
Varela, don Alvaro de Lapuerta y don Manuel Núñez, del Grupo
Parlamentario Popular; don Jesús Caldera y don Alvaro Cuesta, del Grupo
Parlamentario Socialista; don Pablo Castellano, del Grupo Parlamentario
de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya; don Josep López de Lerma i
López, del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió); don José
Juan González de Txabarri, del Grupo Parlamentario Vasco (PNV); don Luis
Mardones, del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, y doña Begoña
Lasagabáster, del Grupo Mixto.

Constituida así la Ponencia, no me queda más que agradecer las palabras
de todas y cada una de SS. SS. y aprovechar las palabras del portavoz del
Grupo Parlamentario Socialista no sólo para suscribir y subrayar la
importancia capital que ha tenido y tiene el vigente Reglamento de la
Cámara, sino además la labor que a través de las resoluciones de
Presidencia, compartidas por la Mesa y por la Junta de Portavoces, han
dictado en omisiones, en necesidades de aclaración o para rellenar
lagunas quienes han ejercido anteriormente la presidencia de la Cámara.

He de decirles, señorías, que algunas de esas resoluciones que afectan al
funcionamiento cotidiano de la Cámara ya están también preparadas, como
algunas de SS. SS. conocen, para que puedan ver la luz incluso antes de
la aprobación del Reglamento, pero sin duda cuenten con el compromiso de
la Presidencia de traerlas a la Ponencia para que en su caso formen parte
de los materiales de trabajo que han de tenerse para la elaboración del
nuevo Reglamento.

Justamente tomo ocasión de esas palabras del señor Caldera para decirles
que hemos pedido a los servicios de la Cámara que preparen para el día de
hoy toda la documentación disponible de los trabajos que desarrollaron
con intensidad, insisto, extensión y no poca brillantez los
parlamentarios que integraron la Comisión de Reglamento para su reforma
en las IV y V legislaturas. Hoy mismo se les hará entrega de ese material
a los grupos y a los ponentes para que podamos tener la siguiente reunión
la próxima semana.

No me resta más que agradecerles su presencia, su comprensión, y decir,
haciendo quizás un pequeño abuso de la presencia nutrida de medios de
comunicación en esta sala, que la importancia, que ha sido compartida por
todos los grupos parlamentarios y por la Mesa, del trabajo que ahora se
pone en marcha no necesita tampoco ser especialmente enfatizada para los
medios de comunicación, pero sí les pedimos, con todo apremio, con toda
sinceridad, no sólo su comprensión, sino su colaboración. La sociedad
española necesita, tanto o más que sus representantes, ese trabajo y ese
nuevo Reglamento del Congreso de los Diputados, y ustedes también,
señoras y señores representantes de los medios de comunicación, comparten
de alguna manera esa responsabilidad.

Muchas gracias a todos.

Se levanta la sesión.




Eran las diez y cinco minutos de la mañana.