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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 18, de 30/05/1996
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1996 VI Legislatura Núm. 18



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENTE: DON FRANCISCO JAVIER RUPEREZ RUBIO



Sesión núm. 2



celebrada el jueves, 30 de mayo de 1996



ORDEN DEL DIA:



Aprobación de la delegación en favor de la Mesa, a que hace referencia la
Resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de noviembre de 1983, en
relación con el artículo 44 del Reglamento del Congreso de los Diputados
(Página 110)



Aprobación de la celebración de las comparecencias del señor Ministro de
Asuntos Exteriores (números de expedientes 213/000014 y 213/000029). A
propuesta de la Mesa de la Comisión, acordada en su reunión del día
21-5-1996 (Página 110)



Comparecencia, a petición propia, del señor Ministro de Asuntos
Exteriores (Matutes Juan), para informar sobre las líneas generales de la
política de su Departamento. (Número de expediente 214/000001) (Página 110)



Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Matutes Juan),
para informar de las previsiones y líneas generales a desarrollar en su
Departamento. A solicitud del Grupo Socialista. (Número de expediente
213/000014) (Página 110)



Página 110




Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Matutes Juan),
para dar a conocer las líneas generales y proyectos a desarrollar por su
Departamento. A solicitud del Grupo Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya. (Número de expediente 213/000029) (Página 110)



Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




--APROBACION DE LA DELEGACION EN FAVOR DE LA MESA, A QUE HACE REFERENCIA
LA RESOLUCION DE LA PRESIDENCIA DE LA CAMARA DE 2 DE NOVIEMBRE DE 1983,
EN RELACION CON EL ARTICULO 44 DEL REGLAMENTO DEL CONGRESO DE LOS
DIPUTADOS.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores Diputados, se abre la sesión de
esta Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, de acuerdo con el orden
del día que todos ustedes han recibido y tienen a su disposición. Antes
de entrar en la comparecencia del señor Ministro y las acciones
correspondientes debemos solventar los dos primeros puntos del orden del
día, siendo el primero la aprobación, en su caso, si así place a los
miembros de esta Comisión, de la delegación en favor de la Mesa, a la que
hace referencia la resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de
noviembre de 1983, en relación con el artículo 44 del Reglamento del
Congreso de los Diputados.

Para que este trámite no resulte un incomprensible acertijo, informo a
los señores miembros de la Comisión de que el artículo 44 establece que
las comisiones, por conducto del Presidente del Congreso, podrán recabar,
entre otras cosas, la presencia ante ellas de los miembros del Gobierno
para que informen sobre asuntos relacionados con sus respectivos
departamentos; la presencia de autoridades y funcionarios públicos, por
razón de la materia objeto del debate a fin de informar a la Comisión, y
la comparecencia de otras personas competentes en la materia, a efectos
de informar y asesorar a la Comisión.

Con fecha 2 de noviembre de 1983, el Presidente del Congreso de los
Diputados dictó una resolución interpretativa sobre la delegación a la
que se refiere el artículo 44, y que acabo de leer, según el Reglamento
correspondiente, facultando a las comisiones para que pudieran delegar en
sus respectivas mesas la adopción de los acuerdos a los que se refiere el
mencionado artículo 44 del Reglamento.

Es precisamente la autorización de la delegación de la Mesa la que vengo
a solicitar a los señores miembros de la Comisión. Pregunto: ¿hay alguna
objeción para que se conceda esta delegación a la Mesa, en función de los
términos en que están expresados la resolución citada y el artículo 44?
(Pausa.)
No hay objeción, por lo que así es acordado, de manera unánime, por la
Comisión.




--APROBACION DE LA CELEBRACION DE LAS COMPARECENCIAS DEL MINISTRO DE
ASUNTOS EXTERIORES (NUMEROS DE EXPEDIENTES 213/000014 Y 213/000029). A
PROPUESTA DE LA MESA DE LA COMISION, ACORDADA EN SU REUNION DEL DIA 21 DE
MAYO DE 1996.




El señor PRESIDENTE: El punto segundo se refiere prácticamente al mismo
aspecto, a la aprobación de la celebración de las comparecencias del
Ministro de Asuntos Exteriores, según los números correspondientes del
expediente y a propuesta de la Mesa de la Comisión, acordada en su
reunión del día 21 de mayo de 1996. Como esa reunión de la Mesa de la
Comisión tuvo lugar antes de que se hubiera concedido la delegación que
en este momento la Comisión ha otorgado, es conveniente proceder a la
validación de las comparecencias que a continuación vamos a realizar. Por
tanto, solicito también de los miembros de la Comisión la aprobación de
las comparecencias en los términos descritos. ¿Existe alguna objeción al
respecto? (Pausa.)
No hay ninguna objeción, de manera que procedemos en término y forma
reglamentaria, a la comparecencia del señor Ministro de Asuntos
Exteriores, que veremos inmediatamente después.




--COMPARECENCIA, A PETICION PROPIA, DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS
EXTERIORES (MATUTES JUAN) PARA INFORMAR SOBRE LAS LINEAS GENERALES DE LA
POLITICA DE SU DEPARTAMENTO. (Número de expediente 214/000001.)



--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (MATUTES JUAN)
PARA INFORMAR DE LAS PREVISIONES Y LINEAS GENERALES A DESARROLLAR EN SU
DEPARTAMENTO. A SOLICITUD DEL G. P. SOCIALISTA. (Número de expediente
213/000014.)



--COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (MATUTES JUAN)
PARA DAR A CONOCER LAS LINEAS GENERALES Y PROYECTOS A DESARROLLAR POR SU
DEPARTAMENTO. A SOLICITUD DEL G. P. IU-IC. (Número de expediente
213/000029.)



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El señor PRESIDENTE: La comparecencia del señor Ministro de Asuntos
Exteriores --cuya presencia aquí saludo, tratándose de la primera vez y
seguramente una de las múltiples en que tendremos la ocasión y el placer
de contar con su compañía-- ha sido pedida por el propio Gobierno, al
mismo tiempo que, en una secuencia temporal que figura también en los
expedientes correspondientes, los Grupos Parlamentarios Socialista e
Izquierda Unida.

Si les parece bien a los señores comisionados, procederemos al
tratamiento conjunto de estas comparecencias. Escucharemos primero la
intervención del señor Ministro y entraremos después en las exposiciones
de los portavoces de los grupos que han pedido la comparecencia del señor
Ministro, para, a continuación, considerar la intervención de los
portavoces de los grupos que no han pedido estas comparecencias. Si les
parece bien, ésa será la manera de proceder.

No hace falta que les recuerde a todos los señores comisionados que esta
Comisión ha tenido la costumbre de practicar una gran flexibilidad en la
utilización de los tiempos, tanto de los señores comparecientes como de
los señores portavoces, práctica que yo pretendo seguir dentro de ciertos
límites impuestos por la razón y el buen uso, para que no tengamos que
pasar la noche en estos trámites. Dentro de esos límites, espero y deseo
que esta primera comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores
se produzca en los términos a los que está habituada esta Comisión.

Sin nada más que añadir, doy la palabra a don Abel Matutes, Ministro de
Asuntos Exteriores del Gobierno de España.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Señor Presidente,
señorías, con el fin de la guerra fría acaba un orden internacional
basado predominantemente en la tensión.

El orden internacional que surge en la presente década debería
distinguirse no tanto por el antagonismo y la tensión cuanto por la
cooperación, el comercio y el fomento de las relaciones de paz y
seguridad. Lo cierto es que, sin embargo, no hemos sido capaces todavía
de diseñar ese nuevo orden frente al que surgen nuevos elementos de
inquietud y tensión: el renacer de antiguos nacionalismos, con fuerza y
violencia, de tal modo que a veces más parece que en vez de estar en los
umbrales del siglo XXI estemos regresando al siglo XIX, y en la mente de
todos está el caso de la antigua Yugoslavia, por ser quizás el más
virulento pero no el único, desde luego. Aparecen los integrismos, y los
fanatismos violentos, así como nuevas amenazas globales, como son las
propias amenazas al medio ambiente.

Al mismo tiempo, las transformaciones en curso se están produciendo muy
rápidamente y nos obligarán a replantear muchas cosas: el sistema,
composición, estructura, reparto de poderes en el seno de las Naciones
Unidas, la propia Unión Económica y Monetaria, en lo que respecta a
Europa; la ampliación y adaptación a las nuevas circunstancias
internacionales de la propia Unión Europea, de la OTAN. Estos cambios,
señorías, entiende el Gobierno español que no deben sorprender a España,
no deben cogernos con el paso cambiado. Debemos estar preparados para
garantizar nuestra presencia internacional y defender nuestros intereses.

Siguiendo a lord Palmerston, podríamos decir que el único objeto de toda
política exterior es la defensa permanente de los intereses nacionales,
también permanentes. Hoy en día esa afirmación podría, además, matizarse
por un evidente deseo de solidaridad con socios y con países y gobiernos
que no disfrutan de nuestro grado de bienestar.

Por otra parte, el carácter permanente de nuestros intereses,
consecuencia de nuestra historia y, mucho más, de nuestra geografía,
hacen que la política exterior sea una política de Estado y que, como ya
he señalado en otras ocasiones, el nuevo Gobierno pretenda edificar sobre
lo ya construido.

En nuestra proyección exterior, por suerte, ha habido en los últimos años
un amplio acuerdo. En la identificación de esos intereses que debe
defender el Gobierno español en sus relaciones internacionales, hay
amplio acuerdo, en general, en la sociedad española y en sus fuerzas
políticas representadas en las Cortes. El propio Presidente Aznar los
enumeró implícitamente al señalar los objetivos generales de nuestra
política exterior en el debate de investidura, que yo brevemente citaré.

Primero, la consecución de un orden internacional más seguro, basado en
la paz, la defensa de la democracia y los derechos humanos y en el
respeto a las normas de Derecho internacional. Segundo, la seguridad y la
defensa nacionales, basadas además en la noción de suficiencia defensiva.

Tercero, la modernización y fortalecimiento económico de España, a través
de la cooperación y el impulso de las relaciones económicas
internacionales, tanto en el marco bilateral como en el multilateral.

Cuarto, la protección de los españoles, de sus derechos e intereses en el
exterior. Quinto, proyección exterior de la cultura española, con toda su
diversidad y riqueza.

Permítanme, pues, señorías, que me refiera a los medios que pondrá el
Gobierno para proteger estos intereses políticos y de seguridad. En aras
de la claridad y de una mejor sistematización, seguiré esencialmente un
enfoque por áreas geográficas y me referiré en particular a aquellas que
son prioritarias para nuestra política exterior: Europa, Iberoamérica,
Mediterráneo y Asia --también hay otras zonas--, y posteriormente
expondré los restantes objetivos.

Europa ha sido y seguirá siendo prioritaria en materia de política
exterior, y lo será más aún si consideramos que en estos años se va a
definir la Europa del próximo milenio, no sólo del próximo siglo. Nos
jugamos tener o no tener un papel relevante en el grupo de países con
mayor riqueza y estabilidad del continente. Me referiré, en primer lugar,
a nuestra acción para impulsar la construcción europea, uno de los ejes
básicos de nuestra política exterior. Después abordaré las relaciones
bilaterales con nuestros vecinos, con el resto de socios y los objetivos
que persiguen nuestras relaciones con otros países del continente.

Finalmente, me referiré a la participación española en el diseño de lo
que se ha dado en llamar la nueva arquitectura europea política y de
seguridad.

Nuestra pertenencia a la Unión no sólo constituye, como decía, el eje
central de la política exterior sino que,



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además, afecta a nuestros empleos, a nuestro desarrollo económico y
social, a nuestra prosperidad, por tanto, y a nuestra seguridad. En torno
al 70 por ciento de nuestro comercio exterior tiene lugar con nuestros
socios. Pero no sólo eso, la Unión Europea se ha convertido en una caja
de resonancia que permite que nuestra tradicional vinculación al mundo
americano y al mediterráneo sea mucho más ahora que una vocación
nacional. En los próximos años, la Unión Europea se enfrenta a un
proyecto abierto del que depende en gran parte su futuro, el de nuestros
hijos. El Gobierno de España es consciente de lo mucho que se juega en
Europa, de lo mucho que se juega Europa misma. Por ello tenemos la
voluntad de participar activamente en esa definición y en esa concreción.

Ese proyecto abierto, ordenado por etapas, es lo que se ha venido en
llamar la agenda europea hasta final de siglo. Voy a recordar brevemente
sus citas principales y nuestras ambiciones para cada una de ellas.

En primer lugar, nos encontramos con la Conferencia Intergubernamental
para la reforma de los tratados, que comenzó en Turín el pasado 29 de
marzo. A nuestro juicio, debe perseguir tres objetivos fundamentales: una
unión más eficaz en la defensa de los intereses de sus ciudadanos, unas
instituciones que funcionen mejor ahora y después de la ampliación y una
mejora en la capacidad exterior de la Unión. En la conferencia, el
Gobierno español defenderá sus prioridades con la convicción de que una
mayor integración europea sirve a los intereses de España.

Aprovecho esta oportunidad para esbozar ante SS. SS. cuáles son estos
intereses desde el punto de vista del Gobierno. Primero, la Unión debe
dotarse de mejores mecanismos para la lucha contra la criminalidad
organizada y, muy en particular, contra el terrorismo. No podemos aceptar
que se siga utilizando la categoría de delito político para impedir la
puesta a disposición judicial de los terroristas que se refugien en otro
Estado de la Unión. Es una clara contradicción con el sistema de valores
compartidos que representa la Unión Europea, con las libertades que
consagra, que son conditio sine qua non dentro de su espacio jurídico.

La creación de empleo es y seguirá siendo responsabilidad
fundamentalmente de los Estados miembros, de los agentes económicos. Sin
embargo, no cabe duda de que la Unión Europea ya ha dado pasos
importantes aumentando la competitividad y el crecimiento de nuestras
economías con la creación del mercado interior. Por ello, esa estrategia
debe formar parte también de nuestras prioridades en el seno de la Unión.

Tercero, mejorar el funcionamiento de la Unión en lo que se refiere tanto
a la eficacia como a la legitimidad de sus instituciones. Entiende el
Gobierno que para que una decisión sea eficaz debe ser previamente
legítima, y esto sólo puede lograrse si las decisiones son respaldadas
por una parte significativa de la población o por sus representantes. Por
ello, la legitimidad no afecta sólo a la participación mayor del
Parlamento europeo en el proceso, sino también a las modalidades de
votación en el Consejo, a la propia formación del Colegio de Comisarios,
etcétera.

La Conferencia también debe mejorar los mecanismos de análisis y toma de
decisiones en el ámbito de acción exterior de la Unión. Europa no puede
limitarse a ser una potencia económica. Debemos avanzar hacia una
verdadera política exterior común que haga de la Unión un actor
relevante, con un peso político en la escena internacional más acorde con
el peso económico de la misma.

La Conferencia también abordará otros asuntos cuyo interés para España es
indudable. Me voy a referir sólo a uno de ellos: una propuesta para
introducir en el Tratado un artículo y un protocolo que establezca el
carácter permanente del estatuto de las regiones ultraperiféricas de los
Estados miembros de la Unión.

El Gobierno afronta esta Conferencia Intergubernamental con la conciencia
clara de lo mucho que nos jugamos en este envite. Como en tantos otros
temas de política exterior y europeos, el respaldo del Parlamento --el
propio Parlamento ya tiene configurada una posición que el Gobierno
comparte y hace suya-- será un elemento decisivo para reforzar la
posición negociadora de España.

Quisiera dejar el ámbito de la Unión Europea para centrarme en el de las
relaciones bilaterales con los países del continente. Voy a ser breve.

Está claro que la mejor defensa de nuestros intereses exige el refuerzo
del entramado de cooperaciones bilaterales que mantenemos con los países
de nuestro entorno. En este entramado destacan como interlocutores
privilegiados en primer lugar nuestros vecinos, Francia y Portugal, así
como Alemania. Así lo ha puesto de manifiesto el calendario de encuentros
del Presidente del Gobierno, que ha recibido muy recientemente al
Presidente Sampaio en Madrid y viajará el sábado a París para mantener
conversaciones con el Presidente Chirac, antes de reunirse posteriormente
con el Canciller Kohl. Francia es un interlocutor clave de España por su
posición geopolítica, por el volumen de intercambios económicos y
comerciales, nuestro primer socio; por tener una visión compartida sobre
la futura Europa en sus aspectos institucionales, de seguridad,
culturales y en su relación con el mundo. Francia y España están abocados
a ser aliados naturales.

Otro tanto podría decirse de Portugal. A lo largo de los últimos años se
ha producido una reciente y evidente convergencia hispanoportuguesa,
mejorando con la potenciación de ambas economías el conocimiento mutuo,
la riqueza en nuestras relaciones, la coincidencia en los análisis, en
los problemas y por ello mismo en nuestras posiciones. Se han sentado las
bases de una relación muy sólida que ambos gobiernos tienen intención de
desarrollar en el ámbito bilateral, así como en el comunitario. Como
primera potencia y socio de primer orden, Alemania es también pieza
fundamental en el entramado de relaciones bilaterales de España. Hemos de
avanzar en la concertación sobre ámbitos de entendimiento y de intereses
compartidos, en el marco del diálogo fluido y regular que ya viene
caracterizando desde hace años la relación hispano-alemana.

Las relaciones con Italia tienen gran importancia para España. Ayer mismo
tuve ocasión de comprobar cuán interesados están tanto el Ministro de
Exteriores, señor Dini, como el propio Primer Ministro, señor Prodi, que
también hacía esas mismas consideraciones sobre la convergencia de
problemas, de intereses y, por tanto, de análisis.




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Respecto al Reino Unido, la existencia de unas relaciones económicas y
comerciales intensas y la importancia de la aportación británica en la
caracterización de ese espacio político-económico y cultural que es
Europa, deben abocarnos a trabajar todavía más en aquellas áreas en las
que ambos Estados tienen intereses comunes. Nuestras relaciones se ven
empañadas por el contencioso de Gibraltar. El Gobierno impulsará el
proceso negociador sobre la Colonia, iniciado con la Declaración de
Lisboa de abril de 1980, continuando con la Declaración de Bruselas de
1984. Como se acordó con el Reino Unido, en las negociaciones deberán
tratarse simultáneamente las cuestiones de soberanía y las de cooperación
en beneficio mutuo, y no puede haber avances en cooperación sin que los
haya en soberanía. Al propio tiempo, el Gobierno no escatimará esfuerzos
para erradicar todos los tráficos ilícitos relacionados con la Colonia, y
con este fin recabará asimismo la colaboración del Reino Unido. Así se lo
he hecho saber al Ministro de Asuntos Exteriores, Malcom Rifkind, y en
los próximos días vamos a iniciar conversaciones en estos campos.

Nuestra cooperación con el resto de los socios comunitarios debe seguir
manteniendo el excelente nivel actual. Quiero, además, resaltar la
importancia que ha tenido para la construcción europea la incorporación
de Austria, Suecia y Finlandia. Han aportado su cultura y sus valores y
han contribuido a enriquecer decisivamente el proyecto común de los
europeos. Quiero destacar la preocupación del Gobierno español por las
tensiones en el Mar Egeo, que enfrentan a Grecia, socio de la Unión
Europea, con Turquía, país de gran importancia estratégica con el que
acabamos de concluir --la Unión Europea, se entiende-- un acuerdo de
unión aduanera. Deseamos la solución por la vía de la negociación, que
tenga a su vez una influencia positiva en el difícil proceso hacia la
reconciliación interna de los chipriotas. En este ámbito, como ustedes
saben, debo manifestarles nuestra preocupación por el bloqueo del
programa Meda --todas las ayudas financieras a los países mediterráneos--
como consecuencia de esas tensiones, situación que no nos resulta
aceptable y que trataremos de bloquear en el próximo Consejo de Asuntos
Generales del lunes día 10.

Quiero mencionar también, dentro del ámbito europeo, a los países de
Europa central y oriental. Hay que continuar en la línea de intensificar
nuestras relaciones, apoyando la consolidación de la democracia y la
economía de mercado, sus procesos de acercamiento a las instituciones
europeas y su participación en la seguridad del continente. La
incorporación a la Unión de los países de Europa central y oriental,
Malta y Chipre, puede y debe impulsar la culminación del proceso de
construcción europea y es necesaria para la estabilidad y prosperidad en
equilibrio del continente.

Antes de entrar en los asuntos relativos a la seguridad del continente,
permítanme que me refiera a la crisis de la antigua Yugoslavia que,
además de un drama humano, ha supuesto una dificilísima prueba para la
construcción de la seguridad europea. Quiero asegurarles que España
seguirá actuando de manera solidaria y generosa en el intento de llevar
la paz a los Balcanes.

En otro ámbito, seguimos con especial atención la consolidación de los
procesos de reforma democrática, economía de mercado en Rusia, desde la
óptica de que su prosperidad, libertad y estabilidad coinciden, desde
luego, con nuestros intereses.

Permítanme que me refiera ahora a uno de los grandes retos a los que se
enfrenta Europa en esa época, como decía, de inestabilidad y hasta cierto
punto imprevisibilidad: el diseño de una nueva arquitectura política y de
seguridad. Hoy son muchas las preguntas, pero pocas las respuestas, y por
ello el nuevo Gobierno entiende que en esta materia España debe dar un
ejemplo de lealtad, coherencia, fiabilidad, prudencia, solvencia y
solidaridad con nuestros socios europeos y americanos. Las líneas
generales de nuestra política en este ámbito se van a mantener. No va a
haber cambios de momento, pero estudiaremos la introducción de esos
posibles cambios a los que quizá nos obligue la nueva situación
internacional y la propia adaptación al inestable entorno de las vigentes
estructuras de seguridad euroatlánticas. Sólo en el supuesto de que nos
interese ese nuevo esquema, el Parlamento sería consultado y se tomarían
decisiones.

Por lo que se refiere a la Unión Europea Occidental, España concentrará
su esfuerzo en la consolidación de esta organización como la componente
defensiva de la Unión Europea, propugnando la convergencia con ésta con
vistas a la integración gradual en la Unión y contribuyendo a dotarla de
los medios operativos que requiere el desempeño de sus misiones, tanto en
el terreno de la defensa común como en operaciones de mantenimiento de la
paz o de carácter humanitario.

No quisiera concluir este capítulo sin hacer referencia a la necesidad
del reforzamiento de la OSCE, elemento clave en el futuro del continente
y cuya capacidad para la prevención de conflictos y gestión de crisis,
que puede ser muy importante, debe desarrollarse más rápidamente en
opinión del Gobierno.

Norteamérica. Para el Gobierno español uno de los elementos
irrenunciables de esta arquitectura europea política y de seguridad es el
mantenimiento y refuerzo del vínculo trasatlántico, pieza esencial de la
seguridad europea y garantía de unas relaciones fluidas entre ambas
orillas del Atlántico. El paso siguiente en el que estamos ahora
empeñados es el de traducir esa creciente colaboración hacia el exterior
en un fortalecimiento de los vínculos bilaterales. Un firme paso lo
acabamos de dar con la visita a nuestro país del Vicepresidente Al Gore,
portador de una invitación del Presidente Clinton para el Presidente
Aznar. Son muchos elementos que nos unen y que reclaman nuestra atención.

Desde la creciente presencia de un número de ciudadanos estadounidenses
que hablan nuestra lengua, y a cuya herencia cultural España aporta su
raíz europea, hasta un vastísimo campo de cooperación científica,
económica, tecnológica, susceptible de un crecimiento exponencial. Para
este esfuerzo queremos abrir espacios de acción. Se trata sólo de una
cooperación entre gobiernos, ni siquiera entre empresas, sino a los
elementos más destacados de la sociedad civil de ambos países. En este
espíritu el Presidente Aznar y el Vicepresidente Al Gore acaban de hacer



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un llamamiento a la constitución de un consejo de amistad España-Estados
Unidos que enriquecerá este tan necesario diálogo entres ambas
sociedades.

Iberoamérica. Como Comisario encargado de las relaciones con América
Latina, he tenido el orgullo de impulsar muchas de las iniciativas que
han permitido dar un gran salto a esa dimensión exterior de la Unión
Europea. Mucho se ha hecho en este campo, pero debemos hacer mucho más.

En concreto, me propongo continuar ese esfuerzo de persuasión ante
nuestros socios europeos, con la preciosa colaboración del Vicepresidente
Marín, para ampliar el diálogo, que debe ser privilegiado, entre dos
regiones que comparten los mismos valores.

Al margen de la Unión Europea, España ha sabido dotarse de un
extraordinario mecanismo de concertación política y cooperación con los
países de América Latina. Me refiero a las cumbres iberoamericanas. Ese
instrumento ha conseguido situar las relaciones entre España y el
continente en el nivel más alto de su historia reciente. Me propongo
impulsar el desarrollo y consolidación del mecanismo y contribuir a que
logre todavía mayor proyección en la escena mundial.

En el ámbito bilateral, nuestra política hacia Iberoamérica estará
presidida por la continuidad. En el caso de Cuba, que ha sido estos días
objeto de mucha polémica a mi juicio injustificada, España mantendrá unas
relaciones diplomáticas normales; relaciones que se han mantenido siempre
con independencia del régimen político que en cada momento ha imperado en
ambos países.

Nuestra política exterior, cuyas directrices se encuentran en textos como
el propio programa electoral del Partido Popular, el del último Congreso
del mes de enero y no han variado, tendrá como fin coadyuvar, impulsar el
establecimiento de la democracia y el completo respeto de los derechos
humanos en Cuba. España seguirá mostrando el máximo interés por la
situación en que éstos se encuentran y por el trato que recibe la
disidencia cubana. España siempre estará dispuesta a colaborar con Cuba y
con todos los que manifiestan su voluntad de avanzar hacia lo que es el
destino natural de la isla; esto es, una economía en libertad, un sistema
democrático y garantizador de libertades y un mayor respeto a los
derechos humanos.

El Gobierno, al igual que la comunidad internacional, y en particular la
Unión Europea, al margen ya del problema de la cooperación y las
relaciones con Cuba, considera inadmisible, intrínsecamente inaceptable
--y así lo hizo saber el Presidente Aznar al Vicepresidente Al Gore-- la
Ley Helms-Burton, en tanto que introduce elementos de
extraterritorialidad, inadmisibles en Derecho internacional y en
cualquier teoría del Derecho. De forma firme y explícita se le ha hecho
saber al Vicepresidente de los Estados Unidos.

España, por su contribución a los procesos de paz y democratización, por
su apoyo al desarrollo económico y social de la zona, por su respaldo a
los procesos de integración y por su papel de intermediación ante la
Unión Europea, es vista hoy, desde el otro lado del Atlántico, con
respeto y cariño. No podría ser de otro modo: contamos con el enorme
valor añadido del idioma común, la afinidad cultural y los valores
compartidos. Si no supiéramos convertir esta imagen y esa afinidad en
oportunidades recíprocas, habríamos perdido buena parte del tiempo.

Tenemos que saber llenar de contenido económico y comercial esa excelente
relación política y cultural, y éste es nuestro reto para los próximos
años.

Es cierto que, en 1995, solamente un 10,26 por ciento de las
exportaciones españolas se dirigió a América. Sin embargo, Iberoamérica
recibirá una especial atención del Gobierno. Después de una durísima
década, la evolución de muchos países iberoamericanos es alentadora. Es
necesario seguir estrechando esas relaciones económicas bilaterales,
fomentando la cooperación empresarial y la presencia española en esos
países, especialmente en aquellos que están en procesos de privatización,
que suelen ofrecer magníficas oportunidades. Para ello, estarán entre
nuestros principales objetivos la organización de seminarios, visitas y
conferencias que faciliten un mayor conocimiento mutuo, el
perfeccionamiento de un marco convencional, acuerdos de cooperación
financiera y económica, acuerdos de doble imposición, acuerdos de
garantía recíproca de inversiones que faciliten la toma de decisiones a
los operadores económicos y el apoyo a los procesos de apertura y de
integración económica.

El Mediterráneo es una especial sensibilidad nuestra, para el que
queremos paz, estabilidad y prosperidad. Por ello, a través del diálogo
político permanente y la cooperación económica, técnica y cultural,
haremos el mayor esfuerzo en favor de su modernización y la mejora de su
nivel de vida.

También esta zona estuvo bajo mi responsabilidad en la Comisión Europea.

A esta etapa pertenece la política mediterránea renovada. Ahora, en
Barcelona, también a instancias de un comisario español, hemos dado un
paso más y contamos con un formidable instrumento de cooperación entre
ambas regiones, que debemos utilizar al máximo. Me refiero a la
Asociación Euromediterránea. Es nuestro propósito seguir desarrollando
una política de estrecha amistad y cooperación, que hará sentir de forma
beneficiosa todo el peso de los intereses compartidos, por encima de
eventuales diferencias que puedan surgir.

En lo que se refiere al ámbito bilateral, destaca nuestra relación con
Marruecos. El fuerte impulso inversor de nuestras empresas en ese país,
la reciente firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Pesca
vinculan sólidamente a Marruecos con Europa en beneficio mutuo.

Quería señalar brevemente otras líneas de actuación en otros temas del
Mediterráneo. España se propone ofrecer una mano amiga a Argelia, a fin
de contribuir a que termine el drama que vive nuestro vecino y, mediante
el diálogo entre todas las fuerzas políticas, a la plena reconciliación y
al desarrollo económico y social del pueblo argelino. Apoyar firmemente
la celebración de un referéndum de autodeterminación con todas las
garantías en el Sahara Occidental, bajo los auspicios de las Naciones
Unidas. Esa postura la mantendremos, pese a las dificultades por las que
atraviesa actualmente el plan de arreglo. Seguir impulsando el proceso de
paz en Oriente Medio, tanto en el



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plano político como en el económico, para que también allí la fuerza de
la razón se imponga a la lógica de las armas.

Asia y el Pacífico. Debemos reconocer que esta inmensa zona del mundo no
ha constituido tradicionalmente una prioridad en la política exterior
española, con la excepción de Filipinas, por evidentes razones culturales
e históricas. Poco a poco, porque no es fácil, tiene que empezar a serlo.

Muy en particular, tenemos que hacer un esfuerzo de presencia cultural, y
sobre todo económica, en países que llevan más de una década creciendo a
ritmos intensos, en torno al 10 por ciento, y todavía con un inmenso
potencial de crecimiento futuro.

Nuestra política exterior en la zona debe abrir oportunidades para la
generación de empleo y bienestar en nuestro país. Asia sólo recibe hoy el
7,68 por ciento de nuestras exportaciones. Debe ser, pues, una de las
prioridades de nuestra acción exterior en los próximos años. Apoyaremos
las empresas españolas en esta zona, donde vive más de la mitad de la
población mundial, que aporta el 25 por ciento del producto global
mundial, y en ese contexto debe interpretarse la próxima apertura de
nuestra Embajada en Vietnam y Consulado General en Hanoi.

En relación con Africa, España sigue apoyando los procesos de transición
hacia regímenes democráticos y respetuosos con los derechos humanos.

Seguiremos en esa dirección. Debemos, y podemos, participar activamente,
junto a otros países occidentales, en la puesta en práctica de una
diplomacia preventiva para evitar situaciones similares a las sufridas
por las poblaciones de los Grandes Lagos o a las que, en estos momentos
trágicos, está sufriendo Liberia. Para acabar con ese capítulo, déjenme
unas palabras en relación con Guinea. Nuestra posición es bien clara, en
defensa de la libertad y la democracia para el pueblo guineano y, hasta
que no se den los pasos efectivos en esa dirección, mantendremos nuestras
relaciones políticas y de cooperación en el nivel actual.

Política multilateral. Continuaremos fomentando la vocación multilateral
de la acción diplomática de España y participando activamente en todos
los foros a los que ya pertenecemos, sean de carácter universal o
regional, a través de los cuales se promueve la paz y seguridad
internacionales y se lleva a cabo la cooperación económica, social,
humanitaria, técnica y científica. Todo ello siempre en defensa de
intereses nacionales, como también en defensa del objetivo de vivir en un
mundo cada vez más justo y seguro para todos.

España es el noveno contribuyente, tanto al presupuesto ordinario como a
los de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas
y paga sus contribuciones de modo íntegro, puntual y sin condiciones.

Tenemos la intención de continuar colaborando en las operaciones de paz,
tanto de las Naciones Unidas como de organizaciones regionales, tales
como la OTAN o la OSCE, como hemos venido haciendo hasta ahora en
regiones como América Central, Africa Austral, y la ex Yugoslavia. Ello
ha supuesto, y sigue suponiendo, un esfuerzo importante para nuestro
país, tanto en términos materiales como humanos, y en ocasiones el máximo
sacrificio, es decir, la entrega de la vida, en aras de la paz. En la
actualidad participamos con aproximadamente 2.660 efectivos en
operaciones de paz, incluyendo Ifor, y el Gobierno se ve alentado en esa
política por las manifestaciones de generosidad y solidaridad de este
Parlamento y de todo el pueblo español con los que sufren más allá de
nuestras fronteras.

Derechos humanos. En consonancia con sus sólidos fundamentos
democráticos, España se encuentra firme e inequívocamente comprometida
con la defensa y promoción del respeto de los derechos humanos y las
libertades fundamentales. En consecuencia, viene desarrollando una
importante labor política en esta materia, tanto en plano bilateral como
en los foros internacionales. Asumimos y reafirmamos solemnemente este
compromiso.

Cooperación para el desarrollo. Paso a uno de los capítulos que tiene más
importancia en el diseño de la política exterior española. En veinte años
hemos pasado de ser un país receptor de ayuda a uno integrado en el
bloque de países más solidarios y comprometidos en la tarea de combatir
el subdesarrollo. Lo que se ha construido ha sido importante ciertamente,
pero todavía hay mucho que hacer, sobre todo para mejorar la calidad de
nuestra cooperación. La búsqueda del consenso social y político será,
como he insistido a lo largo de mi intervención, la directriz básica de
nuestra política en esta materia.

Otro principio fundamental en materia de cooperación será el de
utilizarla siempre como vehículo para promover la democracia y el respeto
a los derechos humanos, en línea con lo que son directrices de la Unión
Europea, aprobadas en su día a iniciativa del comisario Marín y mía,
ambos encargados de la cooperación al desarrollo en distintas zonas del
mundo. Iberoamérica y el norte de Africa siguen siendo los objetivos
preferentes de esta cooperación.

Por ley (voy a ser muy breve ya para no cansarles más) se deberán regular
ciertas cuestiones básicas, como el establecimiento de un plan plurianual
de cooperación para el desarrollo, el estatuto de cooperante, la creación
de un registro de ONGs para el desarrollo. Deberá reforzarse la
coordinación de las diversas unidades de la Administración del Estado
entre sí y de ésta con las administraciones local y autonómica.

En materia de cooperación, insisto, necesitamos todos los grupos
políticos y fuerzas sociales, y en esta etapa que ahora empieza queremos
fomentar y potenciar el control parlamentario sobre esas acciones de
cooperación. Pretendemos, asimismo, mejorar el funcionamiento del Consejo
de Cooperación para el Desarrollo.

En cuanto a relaciones económicas internacionales, me he referido ya
varias veces a la vertiente económica de la política exterior. Permítanme
que les exponga brevísimamente actividades prioritarias previstas en esta
materia.

Queremos avanzar de manera constructiva en la solución de conflictos de
orden económico con todos nuestros vecinos y aliados: recursos hídricos
con Portugal, transporte de productos hortofrutícolas y conexión directa
con Francia. Hay que aprovechar las posibilidades financieras que brinda
la Unión Europea y los programas Phare y Tacis para lograr una mayor
penetración comercial y de inversiones en Europa Central y Oriental.

Reforzaremos el diálogo transatlántico con Estados Unidos con el objetivo



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de impulsar, tanto bilateralmente como el marco de la Unión, la
resolución de los conflictos comerciales con este país, que no son pocos.

Y se impone también, como prioridad, avanzar en la apertura del mercado
japonés, donde todavía el Ministro de Exteriores del Japón, la pasada
semana en la reunión de la OCDE, me seguía hablando, como desde hace 20
años nos vienen hablando, de la famosa mosca mediterránea. Una de las
prioridades del Gobierno español en este campo será completar la red de
acuerdos para evitar la doble imposición y protección recíproca de
inversiones.

Asuntos consulares. La asistencia y protección a los nacionales españoles
en el extranjero, ya sean residentes o transeúntes, es labor consular
tradicional. Conviene recordar a este respecto que entre 800.000 y un
millón de nuestros compatriotas residen permanentemente fuera de nuestras
fronteras, así como que cada vez es mayor el número de salidas de los
españoles al extranjero, ya sea por motivos profesionales o de turismo.

La asistencia y protección consular incluye no sólo la ayuda en las
situaciones de desamparo y dificultad, sino también la participación de
los residentes en el extranjero en la vida política nacional, mediante el
ejercicio de su derecho al voto. Nuestras oficinas y secciones consulares
proceden al efecto a una constante actualización del censo electoral de
residentes ausentes que procuraremos mejorar. Especial hincapié hay que
seguir haciendo en la lucha contra el terrorismo, el tráfico de drogas y
otras formas de criminalidad organizada.

La política cultural exterior, señorías, exige, por las directrices de
austeridad impartidas, un especial esfuerzo en cinco sentidos:
imaginación en el diseño de las acciones, eficacia en la gestión para un
mejor aprovechamiento de los recursos, coordinación con otras instancias
de la Administración, una más decidida cooperación con el sector privado
en la acción cultural exterior y una utilización más intensa de los
nuevos sistemas de información como Internet, autopistas de la
información, etcétera, para la mejor difusión de nuestra cultura, ciencia
y tecnología, sin olvidar el fomento en el mundo de otros aspectos de
nuestra cultura, ni la cooperación científica. Es evidente que el interés
por la lengua y cultura española en el mundo hacen de la difusión del
español una de las líneas básicas de actuación de este Departamento. En
este sentido, el Instituto Cervantes, dependiente del Ministerio de
Asuntos Exteriores, reforzará la expansión de sus actividades, en la
medida de sus posibilidades financieras, para una mayor implantación en
el exterior.

Concluyo, señorías. He procurado exponerles, lo más brevemente posible
--me he comido la mitad de los textos--, los objetivos de nuestra
política exterior, y quiero ahora, para concluir, referirme brevemente a
los medios que el Gobierno ha de poner para conseguirlos. Estos medios
son aquellos de los que debe disponer nuestro servicio exterior. Para
ello hay que asegurar el principio de unidad de acción en el exterior
para conseguir mayor eficacia en la actuación internacional. Este
Gobierno ha querido simplificar la estructura administrativa del Estado,
para hacerla más comprensible a los ciudadanos, adaptando el propio
Ministerio hacer más transparente el proceso de toma de decisiones. El
Gobierno está convencido de que es necesario reforzar el papel de
instrumento de política exterior que tiene la cooperación internacional y
actuará decididamente en este sentido.

Siguiendo estos principios aspiramos a conseguir esa mayor eficacia en la
acción exterior de España, mediante mecanismos más ágiles, que hagan que
esta política exterior, de la que les acabo de hablar, recoja, de forma
global, todos los intereses del Estado y de todos y cada uno de los
españoles para protegerlos y para mejor proyectarlos en el mundo.




El señor PRESIDENTE Muchas gracias, señor Ministro por su intervención.

Como señalaba al principio de esta Comisión procederemos a tratar la
comparecencia, acumulando las peticiones que al principio se habían
producido por dos grupos parlamentarios y por el orden en que habían
tenido entrada esas comparecencias. En primer lugar, la petición del
Grupo Parlamentario Socialista y, posteriormente, del Grupo Parlamentario
de Izquierda Unida.

El portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, señor Yáñez, tiene la
palabra.




El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: Muchas gracias, señor Ministro por su
pronta comparecencia y por su explicación de la política exterior que
quiere llevar a cabo su Departamento y su Gobierno.

Yo así, a bote pronto, lo primero que tendría que decir al final de su
intervención es: amén. Porque las palabras que más he oído han sido:
continuidad, seguiremos, no cambiaremos... De tal manera que no hay que
hacer oposición caprichosa, sino oposición fundamentada. Por tanto, la
felicitación es doble, porque yo que he estado lógicamente, como es mi
obligación, los últimos días repasando las intervenciones de sus
predecesores, ministros del Gobierno Socialista en los últimos años, la
verdad es que, al margen del estilo o de énfasis, más personales que
ideológicos, es realmente una política muy coincidente y no me duelen
prendas en reconocerlo, sino lo contrario, porque, en realidad, está
siendo también, y no le quito con ello méritos, un reconocimiento --y
usted lo ha hecho explícito en algunos momentos al éxito y al buen hacer
de la política exterior española en los últimos años.

En el fondo yo no esperaba menos personalmente de usted. Lo he conocido
como Comisario, por cierto nombrado por el Gobierno..., bueno, la fórmula
es propuesto por el Gobierno y nombrado por la propia Comisión, creo
entender. Y en el transcurso de su quehacer como Comisario no surgió
ningún tipo de contencioso, ni siquiera de carácter de estilo personal
que, a veces, ocurren en las relaciones entre distintas instituciones.

Esto no ocurrió, luego de ese talante realista y pragmático yo esperaba
lo que se ha producido.

Quizá sólo en los primeros días, por la cantidad de cuestiones y de
asuntos que se acumulan siempre en la mesa del despacho de un Ministro de
Asuntos Exteriores, se pudo producir el desliz sobre la famosa parada del
reloj sobre los criterios de convergencia que, al margen de que



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cada uno pensemos lo que puede o debe ser ese proceso, en boca de un
Ministro de Asuntos Exteriores, sobre todo cuando es ratificado en
primera instancia por el Vicepresidente Económico del Gobierno, podía
producir, y así fue, la reacción que produjo. Creo, señor Ministro, que
en esa línea, en esa relación, vamos a tener lugares de encuentro y de
entendimiento en el diálogo y la negociación que siempre alumbra en un
país democrático, moderno y desarrollado, las relaciones entre el
Gobierno y la oposición, al menos con el partido más importante de la
oposición.

Hay una palabra que se ha utilizado mucho en esta Comisión en las
legislaturas anteriores, que es la palabra consenso. Afortunadamente el
consenso era mucho menos amplio hace 15 ó 17 años, comenzó con la UCD, y
ha ido progresivamente consolidándose, consenso que ha estado basado en
el diálogo, en la negociación, en la cesión, también en ocasiones, de
posiciones partidarias previas. El consenso debe seguir practicándose,
pero no como algo conseguido, ya hecho, sino como algo en lo que tenemos
que seguir trabajando en el próximo futuro, porque no es un concepto
inerte, ni inmóvil, sino un concepto renovado, dinámico en el que tenemos
que ir trabajando. Y para eso le invito, señor Ministro, a un contacto,
no solamente frecuente con esta Comisión, que tiene que ser así y debe
ser así porque la relación con el Parlamento debe ser una prioridad, sino
también bilateral o conjuntamente, en ocasiones, con los portavoces de
los distintos grupos parlamentarios.

Quería citarle algo a lo que usted no ha hecho referencia, que tampoco
era preciso, necesario o imprescindible, pero que a mí me parece
importante citarlo en este momento. El nuevo organigrama del Ministerio
pareció dictado u obligado, en un primer momento, por instancias externas
al propio Ministro y al propio Ministerio de Asuntos Exteriores, y eso
siempre corre el riesgo del desconocimiento de lo que es. No todos los
ministerios son iguales, no todas las direcciones generales son iguales,
no todas la secretarías generales o secretarías de Estado son iguales y,
aunque tuvo alguna corrección por su parte, que me pareció acertada, sin
embargo, aun así, hubo algún destrozo, que yo me permito sugerirle que
corrija y que, probablemente, en pocos meses tendrá que corregir. Porque
no es algo que el Partido Socialista en el Gobierno o sus predecesores
hayan hecho por capricho de aumentar el gasto sino que en muchos casos
son cosas que vienen obligadas por nuestros compromisos internacionales.

Por ejemplo, a determinadas reuniones de la Unión Europea o de otro
organismo supranacional, a veces, incluso por tratado, no puede ir una
persona que tenga un rango inferior a director general. Por tanto, si ese
cargo desaparece, pues, como ha ocurrido con el Director General de
Política Exterior, ha habido que convertirlo a los pocos días en
embajador especial con el mismo sueldo, luego no hay disminución de
gasto, ya que ha sido confirmada la misma persona, porque era obligado y
además lo estaba haciendo bien. Y le cito un solo ejemplo. En otros casos
ha sido más un amago de disminución de cargo que una disminución real.

Por ejemplo, se dice que desaparece la Presidencia de la Agencia de
Cooperación pero, en realidad, aparece una Secretaría General en la misma
Agencia, con rango de Subsecretaría, que es lo mismo que tenía la
Presidencia de la Agencia.

No querría entretenerme tampoco en esos detalles. En éste, como en otros
temas, desearía felicitarle por la corrección de lo que el partido que
apoya al Gobierno ha dicho con anterioridad, como, por ejemplo, la
supresión de la Secretaría para la Cooperación Internacional y para
Iberoamérica, porque el portavoz en esta Comisión en la legislatura
anterior y en documentos del PP la había mencionado reiteradamente como
desaparecida, incluso en los días anteriores al propio nombramiento del
Secretario de Estado. Le felicito por el mantenimiento de la Secretaría
de Estado porque creo que es importante su labor y es, además, la mayor
aportación, desde el punto de vista de aparato, de organigrama, que se ha
hecho en el Ministerio de Asuntos Exteriores en la última década.

Un último comentario, señor Ministro, con el tema de personal y de los
profesionales del Servicio Exterior. Es costumbre en los países
democráticos avanzados que cuando hay cambio de Gobierno no se hacen
destrozos, que corresponde más a países poco modernos, en los equipos
anteriores. El equipo que ha trabajado con sus predecesores es el que ha
logrado en buena parte el éxito de la Presidencia española en la Unión
Europea en el año 1995; es un equipo del que podían haber sido nombrados
--porque en los usos y costumbres del Ministerio es lo normal después de
un trabajo arduo, intenso, sin fines de semana durante muchos meses y en
ocasiones años-- ocho o diez embajadores en la etapa que va del 1.o de
enero de 1996 a las elecciones del 3 de marzo. Ellos mismos, no solamente
el Gobierno, precisamente por profesionalidad, prefirieron no hacerlo y
esperar la entrada del equipo siguiente, fuera del mismo partido o fuera
del Partido Popular, como así ha sido. Pero tengo la impresión, señor
Ministro, de que no están siendo bien tratados, en ocasiones ni siquiera
en la forma, y son profesionales competentes, válidos, que tienen su
ideología política, a veces más cercana al Partido Popular, a veces más
cercana al PSOE, pero yo nunca les he preguntado que cercanía tienen, y
me refiero a ese equipo concreto.

Yo comprendo que usted tiene dificultades. Como estoy viendo además en
esta Comisión por su intervención, las va a tener más con su propia
gente, y me refiero a otras áreas, como Génova o Moncloa, de las que va a
tener, al parecer, con la propia oposición, al menos con el Grupo
Socialista. De tal manera que contará siempre con nuestro apoyo en el
sentido de garantizar la profesionalidad, de valorar el buen hacer, la
competencia, el trabajo y no otros factores que en ocasiones trastocan,
desmoralizan, crean problemas en el propio seno de la carrera diplomática
que no son deseables.

Usted hereda, señor Ministro, una España con un prestigio europeo e
internacional alto. Eso es un reto que a una persona peleadora y
luchadora como usted le va, pero la verdad es que le han puesto el listón
bastante alto. Ese papel no se nos ha dado de manera natural porque
tengamos una dimensión económica o demográfica; no estamos ahí como está
Estados Unidos, Alemania o Japón porque la naturaleza del mismo país lo
da. No; ha habido que ganárselo,



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con un esfuerzo colectivo de la sociedad española en el que el Gobierno
también ha hecho su papel, y sus predecesores, justo es decirlo en este
momento, han actuado de un modo muy brillante y muy importante en estos
últimos años.

Yo creo que en toda esa labor, y termino ya con el tema de los
profesionales, la tarea de los profesionales diplomáticos ha sido muy
importante; han contribuido a esos éxitos de manera decisiva y componen
la base, el armazón, la garantía justamente de esa continuidad, de ese
equilibrio y de ese buen hacer que debe caracterizar al Ministerio de
Asuntos Exteriores sin grandes bandazos y sin grandes retrocesos o
vueltas atrás.

España está ya en su sitio. Efectivamente se hace una política de Estado
y usted hace bien en seguir con ella, que llegó a su punto álgido en 1992
con los éxitos reconocidos de la Exposición, los Juegos Olímpicos o la
creación del Instituto Cervantes, de la Casa de América o de las Cumbres
que usted ha citado, que fue también una iniciativa con motivo de 1992,
hasta 1995 en la citada Presidencia de la Unión Europea, cuyo éxito es
reconocido por todo el mundo.

Voy a realizar ya, puesto que no tengo que hacer ninguna enmienda a la
totalidad, unas observaciones parciales, y casi siempre van a estar
referidas al elogio por la rectificación. Me he estado acordando muchas
veces de la frase que nos aplicó don Manuel Fraga, quien decía que sólo
acertábamos cuando rectificábamos. Yo no sé si tenía razón; desde luego,
ahora si la dijera de ustedes la tendría totalmente. Por ejemplo,
respecto a Marruecos he de felicitarle porque era un viaje necesario,
justo y conveniente para España, y que rectifica lo que dijeron en 1992
con las críticas durísimas al Tratado de amistad hispano-marroquí en este
Parlamento o las que sus compañeros hicieron en noviembre de 1995 al
aprobar una moción, en la que fuimos derrotados, de rechazo al acuerdo de
asociación de la Unión Europea con Marruecos. Eran momentos muy
calientes, con los temas de la pesca, de la fruta y de las hortalizas.

En cuanto a Cuba, en sus palabras, una vez más, yo no tengo nada en
contra, no tengo nada que añadir. Yo y mi grupo no estamos, en absoluto,
en contra. El problema está, señor Ministro, en las cosas diferentes que
dicen los portavoces parlamentarios de su grupo, algunos que no lo son
pero que por ser Diputados se consideran autores de la nueva política del
PP en relación a Cuba y, probablemente, asesores externos que no son
recomendables, como el señor Mas Canosa, quien no es precisamente el que
mejor puede aconsejar a España lo que debe hacer o no debe hacer con
relación a Cuba. De tal manera que subrayo la coincidencia respecto a
Cuba, y no voy a añadir más. Si es así, si ese es el camino, insisto,
también nos encontrará en la misma línea.

En cuanto al tema de Europa deseo subrayar, en los retos tan importantes
que usted ha citado, la importancia de la lucha por el empleo, de la
lucha contra el desempleo y los aspectos sociales de la Carta social y la
Europa social que es preciso construir y fortalecer para no caer
exclusivamente en una Europa necesariamente de unidad económica y
monetaria pero que sin el aspecto y la dimensión social quedaría coja y
con graves problemas de aceptación por la propia población.

Y una última observación. Una de las grandes aportaciones de España en la
última época fue el concepto de ciudadanía europea, que conviene también
que este Gobierno defienda, mantenga y desarrolle.

También estamos de acuerdo con sus observaciones sobre Iberoamérica.

Solamente quiero hacer un comentario sobre algo que hoy aparece en los
medios de comunicación, que es un tema aparentemente menor, pero que
puede ser un síntoma (una vez más, no hecho por usted, sino por otros).

La Directora General de la Mujer suspende un seminario sobre la mujer en
el marco de la Cumbre de jefes de Estado, cuando iban a venir varias
ministras latinoamericanas responsables de ese área, para analizar las
políticas de la mujer y llevar sus conclusiones a la VI Cumbre de jefes
de Estado y de Gobierno que se celebrará en Chile. Ha creado un pequeño
conflicto diplomático, ha habido una reacción airada de la Embajada de
Chile, puesto que era algo organizado conjuntamente por Chile y España,
con participación del resto de los países, y parece que no hay ninguna
explicación razonable de esa suspensión. Señor Ministro, es mucha la
carga que le ha caído, pero quizá tendrá que disciplinar también un poco
a los otros ministerios.

Respecto a Africa, también coincidimos. Comprendo que usted ha hecho un
esfuerzo de brevedad para no cansarnos, pero quizá nos hubiera gustado
una mayor extensión con relación a un continente que está viviendo una
situación realmente dramática. Entendemos que alguno de los países
desarrollados o un conjunto de países tendrá que tomar la iniciativa
porque, si no, se va a desangrar, literal y físicamente, ese continente,
el Africa subsahariana, donde hay situaciones como la que usted ha citado
de Liberia y, antes, de Ruanda y Burundi, que realmente son de enorme
gravedad.

En cuanto a Oriente Medio, nos gustaría escuchar, en su segunda
intervención, algo más sobre las perspectivas que plantea el posible
resultado de las elecciones de Israel. A esta hora, aún no sabemos cuál
será el resultado definitivo, pero creo que sería oportuno un análisis
por su parte, como Ministro de Asuntos Exteriores. Hablando de
elecciones, creo que las elecciones presidenciales que se van a celebrar
en Rusia, dada la dimensión del país y su importancia en el mundo,
también requerirían un cierto comentario sobre las perspectivas y las
consecuencias que el resultado de esas elecciones puede suponer para
Europa y para el mundo. Y ya termino con el tema de elecciones
refiriéndome a Albania, que no lo ha citado y lo comprendo. Insisto en
que no pretendo que hubiera citado todos los países, pero al parecer han
sido unas elecciones fraudulentas --así lo han testificado los
observadores de la OSCE-- y nos gustaría que comentara las acciones o
iniciativas que el Gobierno español, en el seno de la Unión Europea,
piensa tomar en relación a ese tema.

Estamos de acuerdo también en el análisis de la continuidad de las
excelentes relaciones que hay con los Estados Unidos y queremos señalar
que, sin alterar esas excelentes



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relaciones, en 1991 ya se produjo una negociación, con una reducción del
50 por ciento de los efectivos militares norteamericanos en España. Lo
digo como demostración de que se pueden tener unas excelentes relaciones
cuando entienden y comprenden nuestros puntos de vista, nuestras
posiciones, sin caer en ningún tipo de antiamericanismo trasnochado.

Hay un tema que usted no ha traído a colación, pero que apareció en
campaña electoral y en algunos documentos del propio Partido Popular, y
es un debate antiguo, no solamente del Partido Popular; es un debate
antiguo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Ministerio de
Economía, en algunos casos, o de Comercio, cuando era ministerio como
tal, sobre si el comercio exterior debe estar o no en el Ministerio de
Asuntos Exteriores. Quiero decirle que quizá con relación a ese tema no
encontrará usted oposición entre el Gobierno y el Grupo Socialista, sino
que probablemente habrá diferentes posiciones dentro del Grupo Popular y
dentro del Grupo Socialista, pero nos gustaría conocer su opinión.

Por lo que se refiere a los temas consulares, señor Ministro, nos
gustaría subrayar la importancia de la mejora de las agencias y de los
consulados en general, pero en particular en relación a las elecciones,
la participación electoral de ese casi millón de españoles que residen
fuera de nuestras fronteras y que todavía votan en un bajo porcentaje,
por dificultades relativas a la propia ley pero también relativas a los
propios consulados, aunque hay que reconocer que en las últimas
elecciones, con relación a las anteriores, ha aumentado ese porcentaje de
participación.

Poco más tengo que añadir. Sólo me resta felicitarle, señor Ministro,
agradecerle su presencia y decirle que contará con nosotros en todo
momento, porque en muchas ocasiones es necesario no sólo el
pronunciamiento del Gobierno sino del Parlamento en su conjunto. Eso
fortalece las posiciones de España, y lo hemos comprobado reiteradamente
en la última década. Naturalmente, ni que decir tiene que, cuando haya
diferencias, discrepancias o apreciaciones diferentes sobre cuestiones
concretas, haremos uso de nuestra fuerza como partido mayoritario de la
oposición.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): En primer lugar,
quiero agradecer al señor Yáñez, portavoz socialista, sus amables
palabras y el apoyo que ha ofrecido al Gobierno. En efecto, continuidad
es la palabra que mejor puede definir la política exterior de este
Gobierno, sin perjuicio de los matices que siempre cada Gobierno
introduce en función de sus sensibilidades particulares; pero además
continuidad es la palabra que corresponde, y no me duelen prendas. Se
trata de una política de Estado, se trata de defender unos intereses
permanentes, por lo tanto políticas permanentes, que deben ir más allá de
las lógicas alternancias en el poder. No en vano se llamaba a este
ministerio antiguamente, como sabrá muy bien el señor Yáñez, Ministerio
de Estado.

La supuesta alusión mía a la parada del reloj, no fue un desliz. También
aquí habría habido continuidad porque, suponiendo que hubiera sido un
desliz, la misma insinuación había formulado mi predecesor. Pero es que
no había tal desliz. Era una simple especulación, hablando de la Unión
Monetaria, acabó fuera de contexto y convertida en oración principal. Yo
estaba diciendo que había que hacer un esfuerzo y que estábamos
comprometidos en el cumplimiento de las condiciones de convergencia y que
si, pasado el escaso año y medio de plazo de que se disponía, los cuatro
indicadores no estaban cumplidos, pero el tren estaba sobre los raíles y
faltaban escasas semanas para lograrlo, que lo importante era eso
justamente y que no debíamos permanecer esclavos de una fecha del
calendario por unas semanas, que lo importante era lo otro. Repito que
era una especulación ya, al margen de la firme voluntad de cumplir los
compromisos, y que luego se convirtió en oración principal. En ese
contexto en el que yo la digo, me respaldó el Vicepresidente del
Gobierno. También fue mal interpretado y de ahí que, efectivamente, se
produjeran después las necesarias puntualizaciones en lo que ha sido
siempre la posición del Gobierno: hacer lo necesario para cumplir los
criterios de convergencia en el tiempo récord de que se dispone y
voluntad decidida de lograrlo, sin entrar ya en más detalles, para evitar
esas malas interpretaciones. Pero no ha habido, como usted ve, ni
contradicciones ni deslices.

Le agradezco esa oferta de contacto que hace. Le garantizo que este
Parlamento, esta Comisión, y naturalmente el grupo mayoritario de la
oposición, dispondrá en todo momento de toda la información y serán
consultados respecto de las decisiones que vaya a tomar el Ministerio
ante los distintos temas.

Con respecto al organigrama, sinceramente, creo que funcionará bien, y se
ha conseguido una economía. Usted mismo ha puesto un ejemplo, que yo lo
voy a utilizar para insistir en que sí ha habido economía, y es el de la
Dirección General de Política Exterior, que se suprime, y por tanto se
ahorra toda una dirección general, y se utiliza un puesto nivel 30,
disponible y que correspondía al funcionario en cuestión, para nombrarle
embajador especial encargado de política exterior o de relaciones con el
COPUE, Comité Político de la Unión Europea. Por lo tanto, se suprime toda
una dirección general, se mantiene la función y se mantiene al propio
funcionario, señor Dezcallar, funcionario ejemplar, en cualquier caso.

¿Que ha habido supresiones de cargos que quizá no comparte? Yo creo que
lo importante es acertar. Por lo tanto, vamos a dejar aquí la discusión y
veremos si funciona con esta nueva estructura. Yo sinceramente creo que
sí y que implicará menos gasto, lo cual, si se logra, irá en beneficio de
los dineros de nuestros contribuyentes. Tenga la seguridad, señor Yáñez,
de que, desde luego, no se harán destrozos. Yo tengo el mayor respeto y
lo he dicho desde mis tiempos de Comisario encargado de relaciones
exteriores en la Comisión Europea, por tanto, desde 1989. He tenido
ocasión de viajar a lo largo y a lo ancho del mundo, puesto que he dado
del orden de 10 veces la vuelta al mundo cada año; ha conocido
prácticamente a todos los



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profesionales del Ministerio y he dicho, alto y fuerte, en todo momento y
sinceramente, que era un conjunto de magníficos profesionales. Por ello
se han confirmado altos cargos; otros no se han confirmado y otros,
simplemente, ni se han confirmado ni se han dejado de confirmar; es que
ha desaparecido el cargo, y se confirmaron otros a nivel de alto cargo y
a nivel de embajadores. También creo, se lo digo sin ninguna amargura,
que hay algunos profesionales, no suficientemente utilizados en el
pasado, que procuraremos aprovechar. Y también habrá rectificaciones,
seguro --las ha habido mayores en el pasado--, es de sabios rectificar y
creo que es bueno rectificar si es para bien.

Yo creo que no ha habido una rectificación respecto de Marruecos. Pienso
que Marruecos ha sido siempre una prioridad para el Gobierno y la
oposición, la actual y la anterior, en que los papeles estaban
intercambiados. Cuestión distinta es que, sobre un matiz concreto, en un
momento determinado, hubiera una sensibilidad distinta, como era, por
ejemplo, la de intentar prorrogar un determinado período de precios para
los tomates, procurando que no hiciera daño a una cierta producción
nacional; pero ello no implica no compartir una prioridad.

Casi lo mismo podría decirle sobre Cuba, donde también hay matices,
porque es claro que, compartiendo todos la necesidad de que haya una
evolución pacífica hacia la democracia y hacia una sociedad con mayores
libertades, lo que es evidente es que seguramente alguna ayudita sí
necesita el régimen para esa evolución y, si no, que se lo pregunten al
propio Vicepresidente de la Comisión, señor Marín. Pero, básicamente,
repito, podemos estar de acuerdo en la mayoría de las cosas: en que
Africa es un drama, en donde hemos de actuar más, a pesar de nuestra no
tradicional presencia en la zona, si exceptuamos nuestra ya lejana
presencia en Guinea, donde seguimos teniendo unas obligaciones por parte
del Sahara, a las que me he referido; en Oriente Medio, donde es cierto
que estas elecciones abren incógnitas. Yo quiero destacar como positivo
el hecho de que las elecciones hayan discurrido con alta participación y
en un clima pacífico, prueba de que sigue siendo una democracia y sobre
las democracias yo tengo la experiencia de comprobar que nunca son
belicosas en sí mismas; son duras a la hora de defenderse pero no son
belicosas. Y siendo tan irreversible y careciendo de alternativas el
proceso de paz, a pesar de que se ha dicho en el programa electoral que
hasta dónde se ha llegado, no se debe volver atrás, pero que aquí se
paran las cosas, yo dudo de que eso sea posible. Yo pienso que, al final,
como decía a la entrada y a los medios informativos esta misma mañana, en
declaraciones para televisión, la presión de la opinión pública
internacional, los propios razonamientos políticos de ese partido y la
propia situación, obligarán a continuar ese proceso de paz. Yo confío en
ello y así lo deseo.

Vamos a intentar mejorar la participación en las elecciones, vamos a
reestructurar los consulados. Tenemos muchos problemas para abrir nuevas
embajadas que serían necesarias. Hay consulados, muchos de ellos situados
ya en la Unión Europea, donde teniendo como tienen los beneficios de la
ciudadanía europea nuestros compatriotas, quizá puedan afrontar también
procesos de reestructuración, de adelgazamiento de estructura; incluso
algún consulado podría desaparecer en beneficio de otras
representanciones comerciales y consulares en otras zonas.

Yo creo --y termino por donde empecé--, señor Yáñez, que la suya ha sido
una posición muy constructiva. He intentado que la mía lo fuera también
y, una vez más, le doy las gracias y espero que esa política de consenso
y de continuidad pueda mantenerse en el tiempo y con futuros gobiernos de
cualquier signo, porque en ello van los intereses del Estado.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: En principio, señor Matutes, quiero desearle
suerte personal, pero que al final de la legislatura reconozca sus
errores en política exterior y los corrija en algunos temas de enorme
importancia, que yo aquí, desde el punto de vista de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, voy a relatar.

Sin duda, la intervención que usted ha hecho, señor Matutes, ha estado
basada en el eje dialéctico de la continuidad. Si uno cerrara los ojos,
con independencia de los tonos que ustedes han utilizado --usted utiliza
más bien el Do sostenido--, uno parecía recordar exactamente la
intervención de don Javier Solana, hace aproximadamente tres años, en
esta Comisión de Asuntos Exteriores. En todo caso, le recuerdo que se
trata de una política que acaba de perder las últimas elecciones
generales y que, desde luego, no va a tener en nuestras intervenciones,
empezando por la mía, en este momento, ese tono nupcial que le ha dado el
Partido Socialista Obrero Español a la suya, con todos los respetos.

Eso sí, quiero destacar que, con independencia de este primer
acercamiento, usted ha corregido una serie de declaraciones públicas,
tanto de otros miembros del Gobierno cuanto del señor Aznar. Se viene
diciendo por ahí que --usted sabe lo que es una fregona-- con una fregona
está limpiando las pisadas del señor Aznar en política internacional
hasta el acoplamiento definitivo en este continuismo que hoy ha tenido
aquí una expresión rotunda, tanto en su intervención cuanto en la
intervención del señor Yáñez.

Voy a intentar seguir el orden que usted ha marcado en su intervención,
dejándole constancia, en todo caso, de que se trata, en mi intervención
como en la suya, de elementos prioritarios de una política exterior;
repito, tanto en su intervención como en la mía, siguiendo sus pasos,
también con una fregona, en este caso, estructural y, desde luego,
añadiendo otro tema, como sería el del Campo de Gibraltar, sobre el que
creo que ha tenido usted hoy mismo una entrevista con la Mancomunidad de
Municipios y su relación con Gibraltar.

Con respecto a la Unión Europea nosotros le pedimos, señor Matutes, que
pueda existir, a través de la actuación de este Parlamento, un control de
la actuación del Gobierno en el marco de la Conferencia
Intergubernamental,



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es decir, que informen a este Congreso, planteándonos la gestión que
usted o su representante, me parece que el señor Elorza, están realizando
en la Ponencia, porque es un asunto de enorme importancia, con respecto
al cual este Congreso no puede estar fuera de juego. En ese sentido le
anuncio, como hemos hecho en París hace muy pocos días y haremos también
en España dentro de muy poco tiempo en relación con una serie de partidos
y fuerzas políticas de la izquierda transformadora, que nosotros
pediremos un referéndum, una veza termine este ciclo de análisis y de
reformas, a escala europea que sea políticamente vinculante a todos los
países de la Unión Europea, a finales de 1997 o en 1998, en función de
cómo se desarrollen los trabajos que actualmente se lleven a cabo.

En esta línea, no creo que el tema de la parada del reloj fuese un
desliz; no. Es algo mucho más profundo, en el sentido de que,
efectivamente, España está mejorando en los índices y criterios de
convergencia, pero, desde luego, parece que no llegaremos a cumplirlos a
finales de 1997. A mediados de 1998 se decidirá por el Consejo Europeo si
cumplimos o no los criterios con el horizonte de finales de 1997 y,
entonces, sólo entonces, España debe decidir si demanda la entrada. A
este respecto, queremos preguntarle quién va a tomar la decisión de si
entramos o no, si el Gobierno, o el Congreso de los Diputados, las Cortes
Generales, en todo caso.

Lo que está claro es que la parada del reloj tiene dos sentidos, y usted
los conoce perfectamente y creo que también el señor Yáñez: el sentido de
ampliar el horizonte temporal, para ver si en ese marco se llega a un
acuerdo, fundamentalmente si países como Alemania o Francia piden este
parón de reloj, y, en segundo lugar, la parada del reloj tiene el sentido
de conseguir una negociación a través de la cual se logre entrar en esa
tercera fase sin haber aprobado, sin haber obtenido el 5 de nota media,
por utilizar una metáfora; es decir, que se pudiera entrar en la Unión
Europea con una nota del 4,4. Yo también he sido profesor muchos años y a
veces se eleva la nota media si han quedado muchos alumnos por debajo del
nivel mínimo exigido. Pero, claro, entonces viene la gran decisión, que
yo creo que es la estrategia que utilizan ustedes con respecto al Partido
Socialista. Es decir, podemos entrar con una nota del 4,4 --por debajo,
por tanto, del criterio de aprobado--, pero nos tenemos que comprometer a
un ajuste durísimo a partir de este compromiso y, por lo tanto, tienen
que votarlo tanto el PSOE como el PP --desde luego, nosotros no lo vamos
a votar, ya se lo anuncio, señor Matutes-- y, a partir de ahí,
entraríamos en esa especie de recta final de ajuste de caballo que se ve
venir en función de los criterios de convergencia y en función de la
posición española con respecto a esos criterios. En este sentido, yo creo
que el señor Rato no le corrigió a usted. Si se hace una lectura literal
de los textos o de las declaraciones se verá que matizó lo que usted
dijo, porque en este tema no se puede en función de la posición real que
ustedes tienen, corregir a fondo, ya que nos vamos a ver las caras dentro
de año y medio, dentro de dieciocho meses, plazo en el que posiblemente
se disuelva ese abrazo, esa especie de pinza que tienen ustedes con el
Partido Socialista Obrero Español de cara a cumplir los criterios de
convergencia de Maastricht. Señor Matutes, usted ahora me va a decir que
nada de esto es así y yo le comprendo a usted, pero en las declaraciones
que usted hizo se contenía todo eso.

Respecto al tema de la seguridad en Europa, usted sabe que nosotros
estamos trabajando por una identidad europea de seguridad y defensa que
marque una personalidad y un peso específico con respecto a los Estados
Unidos, por lo tanto, una distancia específica con respecto a los Estados
Unidos. En este sentido somos absolutamente contrarios al reforzamiento
funcional o espacial de la OTAN. Nosotros estamos reiterando nuestra
petición de que se respeten las premisas y el contenido literal del
referéndum de entrada o no en la OTAN que se realizó en España en 1986.

Su respuesta ya la sé porque se la he oído antes a don Javier Solana, hoy
en altísimos designios controlando y coordinando la OTAN. La OTAN va a
cambiar y, si la OTAN cambia, consecuentemente puede cambiar el papel, el
sitio que ocupe España en el seno de esa nueva estructura. Pues bien, si
hay una OTAN bis, señor Matutes, debe haber un referéndum bis, debe haber
una nueva consulta en función de esa reordenación, de esa remodelación,
de esa matización profunda que se nos anuncia.

De otra parte, señor Matutes, a finales de este año termina el plazo
fijado en los acuerdos bilaterales que permiten que permanezcan las bases
norteamericanas en nuestro país. Nosotros pensamos que es preciso
denunciar ese tratado bilateral en la dirección que él anunciaba de
conseguir una identidad europea propia con respecto a la seguridad y la
defensa. Pensamos que las bases norteamericanas deben salir de este país
y, desde luego, en Andalucía están muy concienciados, como usted
comprenderá, y es un tema bastante actual.

Con respecto a otros temas que usted ha tocado y siguiendo el orden que
usted ha establecido, me voy a referir a la antigua Yugoslavia. Nosotros
rompimos el consenso, como usted sabe, cuando las fuerzas pasaron a
depender de la OTAN y dejaron de depender de la ONU y, por tanto, de ser
auténticos cascos azules. A primeros de enero termina el plazo de la IFOR
y no sabemos qué posición adoptarán entonces los Estados Unidos, pero
pueden dejar sola a Europa y, en el seno de esta posible decisión, ¿cómo
quedaría España? Nosotros pensamos que hay que volver a la primera
posición, a la posición típica de paz; es decir, nuestros soldados como
cascos azules bajo el mando de la ONU. Pensamos que ésa debiera ser la
reintegración de una posición que se le explicó a fondo a los españoles y
cuya rectificación en un momento determinado no se ha aplicado tan a
fondo.

Con respecto al Mediterráneo y al Próximo Oriente, Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya --usted lo sabe bien-- apoya la necesidad
de crear una conferencia de seguridad y cooperación en el Mediterráneo y,
en ese sentido, estamos trabajando para la promoción del desarrollo del
capítulo político de la Conferencia Euromediterránea. Especial hincapié
hacemos en el tema de la participación española y europea en el proceso
de paz en el Próximo Oriente teniendo en cuenta los acuerdos de Oslo.

Nosotros hacemos un hincapié muy especial --usted lo sabe, por las



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intervenciones del señor Carnero en el seno de la Unión Europea-- en la
celebración del referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental,
una propuesta para establecer el sentido real de nuestros compromisos y
también de cooperación global con el derecho humanitario que le debemos
al pueblo saharahui. Apoyamos el establecimiento y el reconocimiento de
derechos del pueblo kurdo, junto con la demanda de la democracia en
Turquía, y pedimos el levantamiento incondicional de los embargos de Irak
y de Libia.

Si me permite, señor Matutes, me voy a detener un segundo en el tema del
Sahara. El miércoles, ayer mismo, se votó el acuerdo de asociación con
Marruecos --aún no en el Pleno-- con el consenso de todos los grupos
parlamentarios representados en el Parlamento Europeo y con el voto en
contra de Izquierda Unida. Por lo tanto, todos aquellos debates que
mantuvimos y que aquí han sido evocados no tuvieron ningún sentido de
cara a la proyección real cuando se ha votado ese acuerdo de asociación
en el seno de la Comisión del Parlamento Europeo, que pasa a Pleno la
semana que viene. Nosotros pensamos que cuando se pide un referéndum para
el Sahara Occidental y se dice que se va a seguir pidiendo, realmente no
se están dando los pasos para conseguirlo. Es una declaración retórica.

Ustedes han sido inteligentes en el viaje a Marruecos, porque aunque no
lo han discutido con el señor Hassan o con su Primer Ministro, sí lo han
transmitido a través de la rueda de prensa correspondiente. Digo que han
estado ustedes hábiles, pero en absoluto a mi juicio eso es justo en
política real, una política comunicativa que no tiene correspondencia en
una auténtica política exterior en función de nuestra cultura y de
nuestros compromisos previos.

El acuerdo de asociación con Marruecos era el único instrumento real de
presión que teníamos de cara a conseguir el referéndum del Sahara, el
único instrumento político real de presión que, naturalmente, ya no
tenemos, con independencia de otros temas con respecto a los cuales ya
hemos fijado posición en el Pleno de esta Cámara. Usted ha dicho con
respecto a Cuba --y después hablaré del señor Marín y de lo que acaba de
hacer, de la posición que acaba de tomar-- que parece que no cumple los
derechos humanos y que relativamente no hay democracia. Con Marruecos,
sin embargo, nunca se produce esta crítica, jamás. Nunca se utiliza este
prisma de actuación a la hora de ver realmente la estructura política y
social del Reino de Marruecos. Desde ese punto de vista, tampoco se tiene
en cuenta que Marruecos no está respetando la legalidad internacional y,
en todo caso, se abandona de hecho a los saharauis cuando se están
abandonando todos los instrumentos diplomáticos, de presión política y de
cumplimiento de la legalidad internacional. Ustedes defienden el
referéndum, pero es simplemente, señor Matutes, una defensa retórica.

Porque, vamos a ver, ¿quién ha provocado que sea imposible el proceso de
identificación? Realmente lo ha provocado Marruecos. Ahora no valen las
quejas. ¿Qué hemos hecho para evitar ese obstáculo constante que se ha
interpuesto en la culminación del proceso de identificación? Repito, son
declaraciones retóricas que nada tienen que ver con la política real. Al
mismo tiempo, se ha producido un tema que poco a poco habrá que estudiar
y tener en cuenta que es absolutamente injusto. La ONU, en principio, no
tenía ni fuerza ni dinero suficiente como para darle a ese proceso de
identificación una velocidad real, primero. Y, en segundo lugar, se va a
retirar el 95 por ciento de la Minurso, pero se quedan allí el cinco por
ciento de las tropas de alto el fuego, en el sentido de que a partir de
ahora, si alguien rompe el alto fuego --recordemos el último congreso del
Frente Polisario-- quedaría mal ante la Comunidad Internacional y
Marruecos incluso quedaría bien arropada por este cinco por ciento de la
Minurso que va a intentar mantener el alto el fuego. Por lo tanto, es una
trampa política y diplomática de gran tamaño la que de nuevo se interpone
de cara a conseguir la determinación justa por la que está luchando el
pueblo saharaui. Se paraliza, por tanto, señor Matutes, la identificación
y, a la vez, se ata de pies y manos a los saharauis y se ata de pies y
manos su posible respuesta. Sus actividades serían, de una parte,
repelidas por la ONU a partir de ahora, y Marruecos incluso aparecería
como respetuosa con los acuerdos de la ONU. A nuestro juicio, es algo
absolutamente tremendo, teniendo en cuenta que los saharauis han salido
de los mecanismos de información de comunicación internacional y no
tienen medio alguno para defenderse. El señor Aznar, repito, sí ha
hablado de ello al final de la rueda de prensa, pero le ruego que me lo
confirme porque, según las noticias que tenemos, en absoluto se ha
planteado este tema a Hassan II o a su Primer Ministro.

También le ruego me aclare en qué va a consistir el tratamiento de la
deuda de Marruecos con España que es, creo recordar, de 1.880 millones de
dólares; si va a tener algo que ver con las ayudas a nuevos empresarios,
si se va a relativizar, si se piensa condonar, en qué va a consistir esa
especie de principio de arreglo que se ha establecido con respecto a la
deuda de Marruecos.

Usted también ha tocado el tema de Iberoamérica y, específicamente, el
tema de Cuba, en el que se ha detenido brevísimamente, con una posición
que realmente me ha sorprendido porque en absoluto consonaba con lo que
el otro día discutíamos en el Pleno del Congreso, donde fue derrotada la
posición en contra de la Ley Helms-Burton por dos votos de diferencia.

Por tanto, usted ha hecho una declaración que chirriaba con respecto al
debate que allí se produjo y con respecto a las consecuencias que se
derivan de esa actuación. El problema de fondo --no voy a repetir aquí el
debate que se realizó en el Pleno--, o por lo menos así se está viendo
por muchos países de la Unión Europea, es que Aznar rompe la cohesión del
Consejo Europeo al no rechazar esta ley, después de la visita del señor
Gore. Y no sólo esto, sino al decir que, en todo caso, se trataría de
proteger a los empresarios españoles, como una especie de principio de
insolidaridad con el resto de los empresarios de la Unión Europea. Hay
que recordar que fue no ya la Unión, porque no tiene en este sentido
entidad, sino la Comunidad Europea la que firmó los acuerdos de la OMC,
antiguo GATTS, la Ronda Uruguay, y que, por tanto, abarcaban
solidariamente a todos los países. Y desde este punto de vista, el señor
Aznar no ha tenido en cuenta este tema y ha roto la cohesión de la Unión
Europea en este aspecto,



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de cara a una protección nacional que no es posible, que no es viable y
que ha sorprendido muchísimo --y usted lo sabe perfectamente, aunque no
lo reconozca-- en muchísimos círculos diplomáticos y políticos de la
Unión Europea. Es una postura insolidaria de España frente a otros países
de la Unión Europea, frente a otros grupos como el PSOE, Izquierda Unidad
y Coalición Canaria, y todos los argumentos complementarios que se
tocaron de cara a la votación que se produjo el otro día y que perdimos
por dos votos de diferencia.

Además, hay contradicciones en todos los sentidos. El señor Marín, del
Partido Socialista, acaba de dejar caer el proceso de diálogo entre la
Unión Europea y Cuba. Lo acaba de dejar caer en estos últimos días. Ha
dejado de dialogar porque ha dicho que no existen los derechos humanos. Y
al tiempo que dialoga con Hassan II, en árabe, en inglés y en español,
dice que no hay forma de dialogar en español con Cuba. Es asombroso, es
un poco estrambótico. Y se deja caer esa cooperación, que protagonizaba
en forma de negociador el señor Marín y que, naturalmente, necesita un
impulso nuevo, un impulso para el seguimiento de conversaciones con Cuba
y para evitar una especie de hipocresía general que con respecto a este
tema o al del Sahara Occidental está preñando las agencias de noticias
nacionales e internacionales de un tiempo a esta parte.

Usted se ha referido al tema de Africa, y singularmente a Guinea.

Nosotros pensamos que hay que incrementar, desde la continuidad, las
acciones destinadas a conseguir el establecimiento de la democracia en
Guinea, internacionalizando la presión y no sólo realizando, por tanto,
una presión desde España sino extendiéndola y pidiendo a las petroleras,
como la Mobil, que no apoyen de la forma en que lo están haciendo, sin
tener en cuenta los intereses de otros países, al Gobierno actual de
Guinea.

Con respecto a la cooperación y ayuda al desarrollo, que usted también ha
subrayado, pensamos que habría que discutir y aprobar la ley general de
cooperación, elaborada por la coordinadora de organizaciones no
gubernamentales, en demanda del 0,07 del producto interior bruto,
fundamental para tener en cuenta debates que hemos realizado hasta ahora
y que no se han cumplimentado. Ni siquiera se ha cumplimentado el 0,035
por ciento que se aprobó en los últimos ejercicios, en los cuales hubo
movilizaciones bastantes serias; simbólicas, pero muy serias. En este
sentido, habrá que realizar un control de la utilización de los créditos
FAD. Quizá aquí, señor Matutes, habrá que reconocer un cierto diferencial
con respectoala política del PSOE --vamos a ver si esto se cumple así o
no-- respecto a la utilización de los créditos FAD en el comercio
exterior, etcétera.

Señor Matutes, a mi juicio, también habría que considerar el comercio de
armamento. Habría que ir a una reducción drástica e, inmediatamente, al
control de este tipo de comercio, sobre el principio de no suministrar
armamento o material de doble uso a países en conflicto o sin democracia,
unificando este tema al nivel de la Unión Europea.

Termino con el tema de Gibraltar. Quizá ahí le han tenido que tapar las
pisadas con respecto a ciertas declaraciones; por lo menos así ha
constado en la prensa. En todo caso, posiblemente hoy ha tenido la
oportunidad de aclarar cuál es la realidad, con independencia de
declaraciones generales, de la zona. El señor Caruana quiere
entendimiento, están absolutamente abiertos al diálogo. Con independencia
del resto de los temas --usted conoce perfectamente nuestra posición con
respecto a Gibraltar--, he de decirle que estamos contra el cierre de la
verja y que también estamos contra el exceso de controles que se están
utilizando actualmente. Hay una forma extraordinaria de filtrar a la
gente y debo recordarle que hay 1.500 trabajadores del Campo de Gibraltar
que diariamente tienen que pasar por la situación enojosa de tener que
esperar hasta cinco o seis horas para que se les dé permiso de paso. Al
mismo tiempo, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de un convenio
comercial para explotar conjuntamente el aeropuerto y quisiera saber, si
no le importa, su posición con respecto a este tema.

En definitiva, señor Matutes, le deseo suerte personal, le deseo menos
suerte a su política, excepto en los temas humanitarios o de Estado, en
los que posiblemente coincidamos en un alto porcentaje, pero le repito lo
que le dije anteriormente: que usted va a mantener en temas que no son de
Estado una política exterior que, en líneas generales, ha sido
popularmente derrotada.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Permítame, en
primer lugar, que agradezca al señor Alcaraz su tono y sus buenos deseos
personales. Yo no coincido --como es obvio, y él mismo lo ha adelantado--
con muchas de sus apreciaciones, casi desde al principio al final, pero
hay otros campos en los que sí es muy
posibleque,cuandolehagaciertasprecisiones --creo que tiene mala
información--, podamos construir una base de entendimiento. Desde luego,
no comparto que esa política acabe de perder las elecciones, porque en
este caso las ha perdido y también las ha ganado. Esa es la política que
nosotros hemos defendido y es la que ha ganado las elecciones; si no, me
tendrá que decir quién las ha ganado, porque resulta que el 85 por ciento
de los votos ha votado esa política; quizá las habrán perdido otras
políticas, pero no concretamente la de exteriores, porque, repito,
también la ha ganado.

No hay fregona que valga, no ha habido que utilizar la fregona. Quien
marca la política del Gobierno es el Presidente Aznar a iniciativa del
Ministro de Exteriores y, como verá por el desarrollo de mi intervención,
en ningún momento ha habido que pasar la fregona sobre ninguna de las
declaraciones ni matizaciones hechas por el Presidente Aznar ni del
propio Ministro.

Pide un referéndum sobre la Unión Europea. Ya se verá. De entrada, y con
la Constitución en la mano, no procede. Yo no descarto que en un momento
determinado políticamente pudiera considerarse conveniente. Tiene un
coste y, en la medida en que las decisiones a tomar gozaran de un amplio
respaldo por el Parlamento, yo creo que lo que hay que hacer --para eso
la votamos todos-- es aplicar la



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Constitución. Quien toma la decisión es el Gobierno previa consulta a las
Cortes, como procede.

¿Entrar sin haber aprobado? Yo creo que eso son especulaciones, al igual
que el supuesto ajuste de caballo al que usted se ha referido. Usted me
dice que luego le diré que no. Es que usted se formula la pregunta y, al
propio tiempo, se responde a sí mismo, con lo que me facilita el trabajo.

Es que no puedo hacer otra cosa que decirle que no, porque no ha llegado
el momento y, por tanto, no procede hacer estas especulaciones.

En la OTAN también sabe mi respuesta. Yo le aseguro que no he nombrado a
don Javier Solana mi portavoz ni él me lo ha pedido. Por tanto, lo que
diga el señor Solana le compromete a él y, eventualmente, a la
representación que ostenta, lo que diga yo me compromete a mí.

Naturalmente, no puedo decir otra cosa que la que he dicho. Hay un
referéndum, por respeto al resultado de ese referéndum nosotros no somos
partidarios, en las circunstancias actuales, de modificar el estatus. Es
evidente que los tiempos son otros, la tensión Este-Oeste ya no está
vigente y, en cambio, la OTAN puede seguir siendo un instrumento muy útil
en defensa de lo que son precisamente intereses y flancos vulnerables
para España. El Mediterráneo puede que sea finalmente un espacio de paz y
estabilidad, es en lo que nos estamos esforzando, pero también tiene
tensiones importantes en estos momentos, y aquí la OTAN puede jugar un
papel. Por tanto, vamos a ver cómo se configura esa nueva reforma en
función de cómo evolucionen las estructuras militares, los intereses a
proteger y, por tanto, la conveniencia para los intereses de España, y
sólo entonces y no antes se tomarán las decisiones y siempre que
estuviéramos hablando de otro marco y de otra OTAN.

En cuanto al tratado bilateral y a las bases con los Estados Unidos,
usted mismo, que me pide que hagamos salir a los americanos, afirma que
es lo que quieren los americanos. En estos momentos lo que hay en Europa
es un movimiento tendente a mantenerlos y son ellos los que quieren salir
por razones presupuestarias. No está en el interés de la seguridad de
Europa el que salgan. Por consiguiente, ya veremos cómo se desarrolla
este tema después de las importantes reducciones que se han producido.

Además, allí donde están contribuyen a crear empleo y, repito,
desarrollan una función muy positiva en el presente y en el futuro sólo
por el hecho de estar, aunque tuvieran fusiles de madera, que no es el
caso, también lo sabemos.

¿Que actúen nuestros soldados bajo la bandera de la ONU? En esta ONU yo
no lo voy a recomendar, y mucho menos con carácter general. No suelen
disponer de medios ni de mandos ni de órdenes claras para poder
defenderse, y creo que el mayor acierto que se ha tenido en la ex
Yugoslavia fue cambiarles el casco y pasar del casco de la ONU al casco
de la OTAN, en bien de la seguridad de nuestras fuerzas y en bien del
inicio en serio del proceso de paz. Por tanto, esperemos a que se haga
esa reforma de la ONU y ya veremos qué sucede. De hecho, estamos en otras
fuerzas de implantación de paz, pero decir que donde tienen que estar los
soldados españoles con carácter general es bajo bandera de la ONU, hoy
por hoy considero quees poco realista.

Efectivamente, el acuerdo de asociación con Marruecos se vota el día 5
después de haberse aprobado por amplia mayoría en la Comisión de
Exteriores, como usted muy bien ha dicho. Y ¿por qué es eso así? ¿Es que
de repente se han vuelto locos todos en el Parlamento Europeo? Yo creo
que no. Yo creo que son conscientes de cuán importante es la estabilidad
y la prosperidad de Marruecos para nuestra propia estabilidad y porque,
además, saben que los derechos humanos, las libertades democráticas,
siendo todavía muy mejorables, van progresando y están mejor que en otros
países muy próximos a nosotros afectivamente y, desde luego, yo desearía
que el ejemplo que hoy por hoy da Marruecos pudiera repetirse en Argelia,
en Libia y en otros países a los que usted se ha referido y que, hoy por
hoy, distan mucho en nivel de vida, y también en libertades y respeto a
los derechos humanos, de Marruecos.

Respecto del Sahara, comparto cuanto usted dice. Afortunadamente se
quedan las fuerzas que garantizan el alto el fuego. Seguiremos
insistiendo y le ratifico que el Presidente Aznar hizo ver muy claramente
a nuestros amigos marroquíes que la posición de España no había variado y
no variaría y que, realmente, el problema del Sahara se resolverá el día
en que se celebre un referéndum en condiciones en el que el pueblo
saharaui pueda libremente determinar y pronunciarse sobre su futuro.

Respecto al tratamiento de la deuda de Marruecos con España, hubo un
acuerdo en la pasada Cumbre, en la reunión de alto nivel celebrada hace
unos meses, por la que se creó un comité técnico para que estudiara la
posibilidad de que una parte de esa deuda pudiera reconvertirse en
inversión. Este es un tema técnicamente complejo, todavía no están
cuantificadas las cantidades exactas y, como consecuencia de las
convocatorias electorales, lo cierto es que hasta el momento esa comisión
no ha avanzado. El Presidente del Gobierno me pidió que la coordinara y
vamos a cuantificar de qué montante se trata, si en ese tema hay que
hacer un gesto político, vamos a ver si también podemos dejar abiertos
temas tan importantes para nosotros como es el del futuro de la pesca.

Parece que hay una cierta tendencia a considerar éste como el último
acuerdo pesquero. Si hay que hacer gestos políticos conviene que se hagan
por ambas partes, así se lo hice saber, y, en la medida en que puede
haber gestos políticos por ambas partes y estos temas se puedan
reconsiderar, vamos a ver si podemos utilizar en parte estos créditos
para mejorar la situación de cultivos alternativos al cannabis en la zona
del Rif, para financiar inversiones de empresas españolas en Marruecos o
parte de las mismas. De momento, no hay ningún acuerdo de principio. El
Presidente Aznar estuvo muy prudente, muy firme y dijo: primero que se
estudie eso, no digo ni que sí ni que no; no asumo ningún compromiso,
quiero que el Ministro de Exteriores me presente un informe y se
estudiará.

En Cuba, puesto que ahí la situación es grave, yo creo que lo que no
debemos hacer es actuar desde prejuicios ideológicos, cada cual enrollado
con su bandera e ignorando las razones de los demás. Ante todo hay un
tema que convendría separar de la cooperación con Cuba porque no
contribuye a clarificar las cosas sino a complicarlas, y es



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mucho lo que está en juego. La Ley Helms-Burton es un tema que debemos
separar totalmente de la cooperación con Cuba, son dos cuestiones
distintas, y el hecho de que aquí se hayan mezclado le ha permitido a S.

S. decir: aquí los populares estaban aparentemente apoyando la Ley
Helms-Burton. En absoluto. Por tanto, si lo que queremos es arreglar ese
problema, que puede llegar a ser muy grave --y no quiero complicarlo--,
contemplemos la Ley Helms-Burton en sus propios méritos, no la mezclemos
con otras cosas, y después hablaremos de la cooperación con Cuba.

Ley Helms-Burton. El Presidente Aznar, delante de mí, le dijo dos veces
al Vicepresidente Gore: esa ley es inaceptable, esa ley es inadmisible
intrínsecamente porque penaliza actividades efectuadas por ciudadanos
ajenos a los Estados Unidos en territorios ajenos a los Estados Unidos.

Es una ley que conculca el principio de la no extraterritorialidad de las
leyes y, por tanto, nosotros no la podemos aceptar. Conjuntamente con
nuestros socios de la Unión Europea, y unilateralmente en la medida en
que hiciera falta, vamos a reservarnos todos los derechos para proteger
los intereses, en este caso de nuestras empresas en Cuba y en cualquier
otra parte del mundo, porque es de lo que se trata en esta ley. Luego ya
vendrán los problemas de Cuba y de la cooperación.

El Vicepresidente Gore dijo: como están ustedes en estos momentos en los
mecanismos de concertación de la Organización Mundial de Comercio, dénnos
unos días para ver si encontramos una solución. Se le dijo que podía
contar con estos días. Me extraña que eso no haya sido más fielmente
recogido después por algunos medios de comunicación. Esa es la
conversación privada durante la comida. Luego viene la conferencia de
prensa, y el periodista que interroga formula la cuestión en estos
términos: señor Presidente Aznar, su Ministro de Exteriores hace dos
horas, y acaba de salir en el telediario de las tres, ha dicho que esta
ley era inaceptable e inadmisible. ¿Qué tiene usted que decir al
respecto? Y el Presidente Aznar dice: Yo nada tengo que añadir a lo que
ha dicho mi Ministro de Exteriores. Les ruego que miren ese reportaje.

Luego el tema quedaba absolutamente zanjado. Y añade: lo cual no quiere
decir que, en atención al señor Gore, si hemos de esperar unas semanas
antes de tomar medidas unilaterales en función de esa concertación que se
está produciendo en la OMC, esperemos a ver qué pasa. Desde luego este
Ministro lo ha dicho por activa y por pasiva, dejando muy claro que ésa
era la postura del Presidente del Gobierno, señor Aznar, por lo que no
tiene nada más que añadir. Sobre ese tema no hay confusión, y quienes la
creen están debilitando la posición de España en la defensa de estos
intereses importantísimos. Les recomiendo que cuando vuelvan a tener un
debate sobre esa cuestión procuren, a efectos didácticos, y de no
confundir prioridades, aislar este tema de cualquier otro.

Luego viene el tema de la cooperación con Cuba que usted, oportunamente,
ha sacado. ¿Qué cuatro grandes corrientes existen entre España y Cuba?
Comercio. España ha estado siempre en contra de cualquier tipo de embargo
o limitación de comercio con Cuba. Exportamos por 40.000 millones de
pesetas. Yo soy partidario de exportar más, si es que podemos. También
desearía tener ciertas garantías de que vamos a cobrarlo todo, pero ésa
es otra cuestión. No hay ningún tipo de limitación. Es un tema hecho por
particulares y seguirá haciéndose así con el beneplácito español.

Segundo tema: las inversiones. En el marco de libertad que confiere
nuestra Constitución y nuestras leyes, nuestros empresarios canalizan sus
inversiones hacia los países en que la ecuación riesgo-beneficio les
parece más oportuno, y el Gobierno tampoco tiene nada que decir. Total
libertad. Aquí está nuestra oposición a la Ley Helms-Burton para evitar
que desde un tercer país --no faltaría más-- se venga a condicionar esa
libertad establecida y garantizada por nuestra Constitución.

Ayuda humanitaria. Nada que decir. Todo lo que sea para ayudar a la
población cubana a superar sus dificultades, ahí nos tendrán
solidariamente con ellos. Vamos a intentar, además, canalizarlo de un
modo que tengamos las mayores garantías de que esa ayuda se destina
adecuadamente y obtiene sus mejores resultados.

Cooperación de Estado a Estado. Aquí es donde hemos de ser más
cuidadosos. Muchos años de respaldo, de intentar mejorar la situación por
la vía sólo de la zanahoria, como muy bien reconocía el señor Marín, no
han dado buen resultado. Nosotros suscribimos la posición de la Unión
Europea en este sentido y se lo hicimos saber así al señor Marín y
apoyamos su propuesta, que era básicamente la siguiente. La Unión
Europea, a instancia del señor Marín y mía (él llevaba entonces los
países ACP
--Africa, Caribe y demás-- y yo llevaba Mediterráneo, Iberoamérica y
Asia) acordamos que en adelante la cooperación en la Unión Europea se
haría para promocionar la defensa de los valores democráticos y de los
derechos humanos. Así empezamos a firmar acuerdos con Argentina, a su
instancia, con Chile pos-Pinochet, con gran satisfacción y muchas veces a
petición de nuestros propios interlocutores. A cambio de eso introdujimos
la cooperación científica, tecnológica, cultural y educativa, que son
formas de cooperación avanzada, que no tenía por hábito la Unión Europea
hacer con otros países. Otros países de Asia han pedido esos acuerdos de
cooperación de tercera generación. No han querido aceptar la cláusula
democrática y no se han firmado estos acuerdos. Yo he tenido que aguantar
las presiones de países como Indonesia, con 170 millones de habitantes,
una gran potencia, un gran mercado para España; de Malasia, de Singapur,
de Tailandia, las propias Filipinas, y no tienen los países Asean acuerdo
de cooperación porque no aceptaron la cláusula democrática y de derechos
humanos.

Con Cuba se hace un enfoque más generoso, señor Alcaraz. No vamos a pedir
que Cuba culmine su reforma democrática para hacer este acuerdo. Habrá
alguna acción de cooperación para animarle, para demostrarle la buena
voluntad, y en cuanto se acometan algunas reformas democráticas, las
mínimas reformas --por ejemplo, sacar a los presos políticos de la
cárcel, amnistía puramente política, algún tipo de otra apertura, simples
gestos-- en seguida firmamos el acuerdo de cooperación para poder
canalizar



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ayuda y acompañar todo ese proceso de democratización que culminará
cuando sea. Estamos dispuestos a esperar, pero no queremos que esté
culminado el proceso de democratización, basta que se inicie.

El propio señor Marín, después de dos largas entrevistas con el señor
Castro, después de varias delegaciones a alto nivel de funcionarios de la
Comisión, de funcionarios de Estados miembros, la «troika» bajo
presidencia española, llega a la constatación de que no hay el más mínimo
asomo de evolución. En ese contexto nosotros seguimos, como la Unión
Europea, diciendo: vamos a intentar que esa cooperación sirva para
mejorar la situación del pueblo cubano y, al propio tiempo, para ir
impulsando un proceso de reformas. Eso es lo más lógico del mundo y
usted, que defiende las libertades, tiene que reconocerlo. Por eso le
digo que, si este tema lo estudia a fondo, no será usted tan crítico
porque tenemos toda la voluntad del mundo de ayudar, pero nuestro
principal compromiso no está en mantener una dictadura, sino en conseguir
que los votantes cubanos puedan elegir a sus dirigentes, sean quienes
sean; que si los empresarios extranjeros pueden ir allí y montar sus
empresas, que ese mismo derecho lo tengan los ciudadanos cubanos. ¿Quién
puede estar en contra de cosas tan elementales? No vamos a exigir
condiciones. Yo no quiero aquí elevar el tono del debate. Por tanto, en
esas acciones de cooperación vamos a ser muy cuidadosos. Procuraremos,
como dijo el Presidente Aznar, no reforzar el régimen actual en tanto no
haya apertura.

En el pasado se han hecho algunas acciones de cooperación muy poco
meditadas política y técnicamente. Por ejemplo, se acuerda financiar un
acueducto a La Habana por importe de un millón y pico de dólares y se
dice que mediante cheque por adelantado. Esta no es forma de actuar. Se
paga antes de que se haya iniciado y se haya puesto la primera piedra. Lo
que procede técnicamente en una buena cooperación es, primero, que haya
un concurso al que puedan concurrir empresas españolas para que tengan
retorno; segundo, se va a ir pagando a medida que esta obra se vaya
haciendo, si es que tiene verdaderamente un carácter necesario. Así es
como se lleva una cooperación. Si das el dinero por adelantado sin que se
haya puesto la primera piedra corres el riesgo de que después el Gobierno
diga que no tiene otra prioridad y se gaste de otra manera. Ahí es donde
habrá cambios en la cooperación. La tiene que haber. No va a reforzar a
una dictadura que no quiere evolucionar, y, en cuanto haya el más mínimo
gesto, ahí estaremos nosotros para ayudar a que la transición sea
pacífica, sin sobresaltos y sin urgencias.

Le aseguro que Pinochet, con el cual paralicé toda cooperación, no tuvo
ni un céntimo. Hasta que no estuvo todo culminado, las únicas ayudas
fueron a la oposición de Pinochet. Por tanto, no seamos sectarios, no
tengamos prejuicios ideológicos. Vayamos a buscar la verdad de las cosas
y actuemos seriamente. Eso es lo que pretendemos hacer con Cuba y por eso
mismo yo les decía que no veía por qué ese debate ha cogido esta altura
cuando todos queremos lo mismo. Vamos a intentar hacerlo bien,
cuidadosamente, para obtener los fines que todos queremos y que todos
perseguimos. Ese es el planteamiento que yo tengo con Cuba. Seguiré
siempre estando abierto a ayudar a la población y, cuando el régimen
inicie una evolución, le ayudaremos a progresar y a acompañarle en este
proceso.

Seguiremos haciendo esfuerzos para llegar al 0,7, a pesar de esos
ajustes, que no son de caballo pero que son duros, y que es preciso
hacer. No olvide que España hace menos de veinte años era un país
receptor de ayuda y hoy la está dando. Sólo hay dos países de gran
tradición en el mundo que llegan al 0,7. Suecia me parece que es uno de
ellos. Los demás andan por el 0,35. Nosotros seguiremos incrementando
este esfuerzo.

Sobre Gibraltar, lo mismo le digo, ni con fregona ni sin fregona, no hay
que rectificar nada. Hoy, que me he reunido con la mancomunidad de
municipios, se lo he hecho saber así. Había un representante de Izquierda
Unida, que me ha causado una gran impresión, el señor Gil, y le ruego que
se lo pregunte a él porque espero que le confirmará lo que ahora le voy a
decir.

Mis declaraciones les preocuparon. No tenían por qué preocuparles. Me
dicen: es que usted dijo que no le temblaría la mano si tenía que cerrar
la verja. Mire usted, en un proceso negociador, lo que no voy a hacer es,
de entrada, limitar mis actuaciones. Yo decía que, si llegara el caso, no
me temblaría el pulso, pero que no era partidario de cerrar la verja en
estos momentos. En política, sobre todo en política internacional,
siempre hay que poner medios proporcionados al conflicto. Hay unos
tráficos ilícitos a través de la verja: 475.000 paquetes de tabaco en un
solo alijo, una importante cantidad de cocaína, a través de la verja, y
encima una tolerancia y una permisividad inaceptables con el
narcotráfico, con las planeadoras. El Gobierno anterior toma unas
medidas, y lo que yo hago simplemente es mantenerlas. Sobre lo que les he
dicho de la verja, no creo que en estos momentos sea necesario, pero no
voy a limitar la posibilidad de hacerlo si así lo creyera. Creo que no se
debería haber abierto en su día sin condiciones, pero ya que se abrió,
mantengo esa política de continuidad; ya que se han puesto estos
controles, también por el Gobierno anterior, los mantengo en tanto duren
las circunstancias que los aconsejan, y se lo he dicho. El nuevo Gobierno
del señor Caruana criticó esa permisividad y se ha comprometido a
arreglarlo y a combatir esos tráficos ilícitos. Si efectivamente los
combate, porque ahora hay que pasar del dicho al hecho, estaré dispuesto
a ir reduciendo progresivamente las molestias y esos dobles controles,
pero vamos a ver si, primero, venimos precedidos de una política de
hechos. Me dice que los controles son malos y debería cancelarlos ya.

¿Para qué, para volver a ponerlos dentro de quince días? Esto parecería
una caseta de feria. No señor, yo no voy a ir por delante, pero sí voy a
ir detrás si se reprimen de verdad esos ilícitos --hay narcotráfico,
cuidado, que no son solamente cuatro cajetillas de tabaco--, si se aplica
el convenio que España tiene firmado con el Reino Unido para la
utilización conjunta del aeropuerto, no acuerdos en la zona que, una vez
más pretenden quitar la interlocución al Gobierno español y al Reino
Unido, que son los dos únicos interlocutores por una cuestión de
soberanía (todo lo que sean acuerdos comerciales poniendo a un
ayuntamiento y al Gobierno local de Gibraltar es entorpecer el



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proceso); hay un acuerdo firmado entre España y el Reino Unido:
utilización conjunta del aeropuerto de Gibraltar. Ese es el mejor favor
que se puede hacer a la zona, a su desarrollo y a su medio ambiente. Que
empiecen por esos gestos y yo les digo que voy a ir detrás y no muy
tarde. Hoy mismo he llamado al Ministro del Interior para decirle: tengo
noticias de que ese Gobierno está intentando mejorar las cosas --al menos
lo dice-- como ahora hay más tráfico, los controles provocan retrasos de
seis horas en vez de tres, y te agradecería que pongas más medios para
evitar al menos que se incrementen. El propio Ministro me ha dicho que lo
tendría muy presente. Vamos a modular. En la medida en que efectivamente
las razones que dieron lugar a esos dobles controles vayan
desapareciendo, nosotros iremos por detrás. Desde luego, no haremos como
otras veces, ir por delante y que después nos digan que ahí nos quedamos.

Esa es la posición del Ministro. Es dura, pero al final mis propios
interlocutores han dicho que ésa es la decisión de un hombre serio,
creemos en su palabra, usted no nos cuenta cuentos y, al día siguiente,
si te he visto no me acuerdo y por lo tanto, le agradecemos su posición.

Esa es la forma de poder obtener frutos sólidos y tangibles de esa
relación. No nos precipitemos, denme un margen y sepan que no iré por
delante en ningún momento. Que vayan por delante los hechos que han
motivado esa situación, que se abra el aeropuerto, y, a partir de aquí,
iremos suavizando todo eso. Yo soy el primer interesado, soy muy sensible
y se lo he dicho. No soy diplomático, soy empresario. En mi Ministerio
todos los demás son diplomáticos, no hay ni un solo cargo político. De
ahí que, una vez más, me reafirmo en lo que le decía al señor Yáñez.

Tengo un gran concepto de ese cuerpo, pero soy sensible a esos intereses
socioeconómicos que me han contado y soy pragmático, es decir, no sólo me
guío por principios, pero hay que tener principios, porque sin principios
no vale la pena seguir viviendo. Si se puede conseguir un logro concreto
y avanzar en el campo de la soberanía, adelante, lo vamos a hacer, no
vamos a querer el todo o nada. Esa no será la política.

Dicho esto, creo que hemos dado un buen repaso a toda la situación.

Ahora, si me lo permiten, quisiera oír a los demás portavoces. (El señor
Alcaraz Masats pide la palabra).

Naturalmente, no tengo inconveniente en aclarar cuantos aspectos quiera
el señor Alcaraz.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, brevísimamente, por favor.




El señor ALCARAZ MASATS: En una sola cosa coincido con la intervención
del señor Yáñez, en que ha dicho que ustedes han corregido la posición
política que habían adoptado en la anterior legislatura, que era muy
matizada, es cierto, y que fundamentalmente se basaba en silencios, la
han corregido encajando exactamente en la política que se venía
defendiendo con una continuidad absoluta. En eso sí estoy de acuerdo con
el señor Yáñez, incluido el tema de Cuba, donde la posición que ustedes
han adoptado coincide exactamente con la que el señor Marín acaba de
adoptar, dejando caer el proceso de diálogo con la isla de Cuba.

Solamente otra cosa más, señor Presidente. No es posible hablar de
dictadura en Cuba, no es posible hablar de una posición abstracta con
respecto a Cuba, no es posible comparar a Cuba con Marruecos ni con
ningún otro sitio sin tener en cuenta el bloqueo tremendo que está
sufriendo y que afecta directísimamente a previsiones de soberanía
nacional. Si no se tiene en cuenta esto, se puede decir cualquier cosa,
pero no es justo ni adecuado. Una vez el bloqueo esté superado, y esto
quiere decir que todos los demócratas nos tenemos que poner de acuerdo
para superar el bloqueo, es cuando aparecerá una nueva situación en la
que se podrá hablar en la forma en que usted ha hablado. Si nosotros
somos rigurosamente democráticos y defendemos las libertades, como usted
ha dicho, señor Matutes, lo primero es la superación de ese bloqueo.

Mientras no se supere ese bloqueo, el pueblo cubano tiene derecho a
defender su soberanía tal como lo está haciendo en este momento. No es
posible hablar de pueblo cubano ni de Cuba sin tener en cuanta esta
premisa, porque entonces estamos trampeando la lealtad al debate que se
está manteniendo internacionalmente, y es lo que no ha tenido en cuenta
el señor Marín y lo que no se está teniendo en cuenta de cara a las
relaciones con Cuba, señor Matutes, el bloqueo norteamericano.




El señor PRESIDENTE: Señor Ministro, también muy brevemente.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Agradezco, una
vez más, el tono que ha empleado el señor portavoz de Izquierda Unida,
pero como buen experto que es en temas internacionales, le quiero hacer
una pequeña corrección.

Cuba no sufre un bloqueo, sufre un embargo; el bloqueo se produce cuando
el embargo, además, se refuerza con unidades armadas. Aquí hay un embargo
comercial de los Estados Unidos, en contra del cual estamos y, desde
luego, creo que ocasiona un perjuicio a la Isla. No olvide
S. S., señor Alcaraz, que el resto de América y la Unión Europea
comercian con Cuba libremente, sin ningún tipo de limitación. Por lo
tanto, aun siendo negativos los efectos de ese embargo, permiten a la
economía cubana otros aliviaderos y otros países donde exportar y con los
que comerciar. Estando en contra, por razones sobre todo de eficacia,
porque creo que es una forma de dar un pretexto para ocultar la propia
ineficacia de la economía cubana, seríamos todos partidarios de que se
levantara, pero creo que eso no puede servir de pretexto para que en Cuba
se ignoren las más mínimas libertades individuales de los ciudadanos. No
quiero entrar en más detalles, pero sé, por ejemplo por los hoteleros, el
régimen con que se funciona allí; realmente me parece que es muy
mejorable y lo diremos así. Por eso voy a mantener esa política
intentando, positiva y constructivamente, que se reformen las
instituciones en bien del pueblo cubano, que es con el que tenemos el
compromiso.




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El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: ¿Me permite treinta segundos, señor
Presidente? Es una petición al Ministro porque ha surgido después en la
respuesta al señor Alcaraz.




El señor PRESIDENTE: Diga, señor Yáñez.




El señor YAÑEZ-BARNUEVO GARCIA: Solamente para pedir al señor Ministro si
puede facilitar al Grupo Socialista el expediente del tema de cooperación
en el acueducto. Ha sido respuesta al señor Alcaraz sobre una gestión del
Gobierno anterior y, gracias a la benevolencia del señor Presidente,
puedo pedírselo ahora cuando ya no tenía turno, pues me sorprende que se
haya producido ese programa de cooperación en esos términos, porque no es
lo habitual. Antes de entrar más fondo, quisiera pedirle el expediente
para estudiarlo por nuestra parte.




El señor PRESIDENTE: Seguramente el señor Ministro se lo comunicará con
mucho gusto.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Se lo voy a
facilitar con mucho gusto. Es un expediente de un millón y pico de
dólares. Además, quiero hacerle saber que las instrucciones que ha dado
el Ministro a sus servicios han sido que cualquier compromiso asumido por
el Gobierno de España en funciones, con el acuerdo o no de la oposición,
será respetado. Concretamente uno de los temas pendientes era ese acuerdo
donde dije que aún así, asumiendo y respetando el compromiso, todo
aquello que no esté ejecutado vamos a intentar hacerlo de un modo que nos
garantice más eficazmente el cumplimiento de los fines. Pero yo le haré
llegar ese expediente del acuerdo a La Habana al que yo me he referido y
por el que usted se ha interesado.




El señor PRESIDENTE: Preguntaría a continuación al resto de los grupos
parlamentarios que quisieran tomar en este momento la palabra. (Pausa.)
El señor Mardones tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: En primer lugar, en nombre de Coalición
Canaria y como portavoz de la misma en esta Comisión quiero darle la
bienvenida a nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, don Abel Matutes, y
desearle la mejor gestión, en bien de los intereses generales exteriores
del Estado y del Reino de España.

Va a tener, señor Matutes, en el hilo que deduzco de la información que
nos ha facilitado y que yo agradezco, entre lo que dice un Ministro de
Asuntos Exteriores, entre lo que insinúa y entre lo que se le lee entre
líneas, va a tener, repito, nuestro apoyo, porque me parece que ha
trazado una política positiva y pragmática con respecto a lo que es una
norma internacional de la política exterior y lo que es compatible con
aquellos intereses legítimos que existen en las áreas comerciales,
políticas, culturales, etcétera, de una política de Estado. Y digo de
Estado porque esta Comisión, como bien sabe el señor Matutes, aunque
tiene carácter también de Comisión legislativa, fundamentalmente es una
Comisión de encuentro con el Ministro de Asuntos Exteriores y los altos
cargos de su Departamento, porque, la verdad y afortunadamente, en la
misma se legisla poco, no es una Comisión de Justicia, Interior o de otro
tipo, que está continuamente debatiendo proyectos o proposiciones de ley.

Qué duda cabe que aquí al encontrar intereses de Estado, la figura, el
perfil y el talante del Ministro respectivo, sus condiciones humanas, le
dan también un carácter y un matiz. Toda la política exterior española,
aunque haya tenido los mismos presidentes del Gobierno se ha
caracterizado por el talante que le hayan sabido imprimir sus ministros
del Departamento. En este caso tengo que reconocer el sentido del
pragmatismo y del realismo que el señor Matutes aporta. Esto me satisface
y me da una norma de seguridad de que podremos llevar a cabo, en el
límite de la potencia que es España y en los conciertos internacionales,
esta actuación.

Desde este punto de vista, señor Ministro, usted va a tener el apoyo de
Coalición Canaria. Pero también de una manera específica en aquellos
problemas que conlleva la situación geoestratégica del Archipiélago y de
la Comunidad Autónoma de Canarias. Usted, en el enunciado que ha hecho de
los grandes renglones de su política exterior, ha citado uno que no por
pequeño y por estar tal vez en alguna página posterior para Canarias es
menos importante. Me refiero a lo que ha dicho de que su Departamento y
el Gobierno español, en el marco de la Unión Europea, va a trabajar y a
luchar para que se reconozcan el estatuto permanente de las regiones
ultraperiféricas. Esto nos satisface, señor Ministro. Es uno de los
puntos del acuerdo que mi Coalición con el Partido Popular y con el señor
Aznar para su investidura puso desde el primer momento encima de la mesa,
como una política de Estado en la que se incardina la Comunidad de
Canarias, dada nuestra especificidad, como usted bien conoce, dentro del
acervo comunitario, nuestras especificidades fiscales, comerciales, y
finalmente el Tratado de Maastricht, en una línea consecuente con el
Gobierno anterior y con los Ministros de Asuntos Exteriores (y quiero
hacer justicia aquí al reconocimiento de la labor del señor Westendorp,
iniciada por el señor Fernández-Ordóñez) culmina favorablemente, en la
resolución número 26, que habla de regiones ultraperiféricas, que
pertenecen de plena soberanía al Estado español, tanto como a Portugal y
a la República Francesa. Deseamos, señor Ministro, prestarle nuestro
apoyo en esta línea y que pronto se pueda ver aprobado, a través de los
acuerdos de la Conferencia Intergubernamental, el reconocimiento de
Canarias como región ultraperiférica, con un estatuto permanente que
consolide ese acervo comunitario de la legislación.

Dicho esto, quiero hacerle unas reflexiones, señor Ministro, con el deseo
de que las anote también, pero no para que me dé una respuesta larga,
porque muchas ocasiones tendremos en esta Comisión de ir segregando tan
importantes temas.

En primer lugar, con respecto a la preocupación que se siente desde
Canarias por su situación geoestratégica, a 100 kilómetros de la costa
marroquí-sahariana, el tema del Sahara, le pediría, dado que ayer en el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se adoptó el acuerdo de suspender



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el proceso de identificación de los votantes, que esto se pueda reanudar
cuanto antes, para que sirva de instrumento censal para el referéndum.

Creemos que ésta es una decisión muy preocupante, muy grave. Comprendo
que los funcionarios de la Minurso hayan perdido la moral, pero esto me
lleva a una reflexión. Al leer los informes, por ejemplo, del embajador
de la Minurso, del señor Frank Rudy --lo relaciono con Yugoslavia--, es
un mal que aqueja a Naciones Unidas. Mi primera pregunta es: ¿piensa el
señor Ministro retomar el tema de la reforma de las Naciones Unidas?
En la anterior legislatura, con un consenso pleno de todos los grupos se
creó una ponencia para la reforma de la ONU. Hicimos un magnífico
trabajo, que creo que lo deberá usted conocer, señor Ministro, y si no se
tomarían los acuerdos pertinentes, y aquí están varios de los portavoces
del Grupo Socialista, Popular, Izquierda Unidad, Convergència i Unió, del
Grupo Vasco y de Coalición Canaria que realizaron, con el consenso de
todos los grupos, fundamentalmente el trabajo y llevaron adelante un
documento de reflexión fundamental importantísimo. Muchos de los males
que están ocurriendo en cuanto a ineficacia operativa en el Sahara, en
Yugoslavia, en cualquier lugar de conflicto donde han tenido que
interponerse fuerzas de cascos azules o de personal de Naciones Unidas,
al final la patología demuestra que aquello es la sintomatología, pero la
etiología está en que las Naciones Unidas no nos sirven. Y qué decir de
su situación de crash económico. La diplomacia española, dado que somos
de los que pagamos la cuota de Naciones Unidas, debería ver qué opinan
estos señores, porque no sé si se le preguntó al señor Gore, pero ya que
el señor Clinton y los republicanos de Gringrich se dedican a dar
lecciones de ética internacional, podían comenzar por pagar la cuota de
las Naciones Unidas, antes de aprobar la Ley Helms-Burton, como un
detallito, que hubieran pagado la cuota de las Naciones Unidas, y no
producir un daño estructural, económico y político de un instrumento.

Sobre el tema cubano comparto lo que ha dicho el señor Alcaraz. Pero me
satisface y le he entendido también entre líneas, señor Matutes, lo que
usted ha dicho. Indudablemente hay que separar el precedente que pisotea
el derecho internacional de la Ley Helms-Burton. Yo también la he
calificado de inadmisible e intrínsecamente inaceptable, pero no
olvidemos, señor Matutes, que la Ley Helms-Burton, que utiliza el
comercio como arma coactiva, es una ley política. Y aunque se esté
diciendo ahora que la política de la zanahoria no ha dado resultados
sobre Cuba, tampoco la ha dado la política del embargo. Pero yo pregunto
cuál es el tamaño, porque la política de la zanahoria, si ésta es gorda,
bien, pero me parece que a Cuba, si se le han dado zanahorias, han sido
muy raquíticas, muy escuetas y muy pequeñas. Y países con regímenes de
muy dudosa catadura democrática y de respeto a los derechos humanos, no
digo que tengan una zanahoria, es que tienen verdaderos quintales
métricos de las mismas.

Por tanto, estoy de acuerdo en ser cuidadosos con la ayuda y la
cooperación y que esto se haga dentro del sentido de que no vayamos a ser
aquí los primos en un mercado muy apetecible, por intereses económicos,
comerciales, de equipamiento y de servicios, del que los Estados Unidos
están dispuestos a apropiarse, del mercado cubano. Por lo menos, ya que
no pudieron desembarcar en Bahía de Cochinos, cuando desembarquen
comercialmente, que, al menos, los hoteleros de las islas Baleares, del
Mediterráneo español, de Canarias, estén ya situados en las buenas playas
cubanas para recibir a los turistas. Y usted me entiende perfectamente,
don Abel Matutes.

Quisiera preguntarle también, señor Ministro, si tenemos algunas líneas
en su política exterior, de acuerdo con lo que va a ser Mercosur. Nos
preocupan los tratados de Mercosur, por la invasión que puede haber de
productos agrícolas y alimentarios, porque se habló, se firmó, y se hizo
en Madrid el marco de Mercosur. Estamos preocupados, desde la posición
comercial española, sobre todo desde el sector agroalimentario, de lo que
puede pasar con Mercosur y quién va a animar ese tema.

Otro tema que le puedo plantear, señor Matutes, es si en la próxima
cumbre, al cerrar el semestre italiano de la Presidencia de la Unión
Europea, hay algunas líneas ya de posicionamiento del Gobierno español.

Aunque vamos a tener ocasión de debatir también el asunto en esta
Comisión y en la otra paralela aquí en el seno del Congreso, que es la
Comisión Mixta Congreso-Senado de la Unión Europea, donde posiblemente
comparezca usted para idéntica materia, le preguntaría si nos puede
adelantar algo.

El segundo bloque de cuestiones que le voy a plantear está relacionado
con la política de defensa. Usted, señor Matutes, como Ministro español
de Exteriores, va a asistir el próximo 3 de junio a la Conferencia de
Berlín de Ministros de Exteriores, y allí se puede poner sobre la mesa
algo que usted en su intervención ha dicho con respecto a la UEO, que es
que el Gobierno español concentrará esfuerzos de integración gradual en
la Unión Europea. Ahí existe un nudo gordiano, que no se le oculta a
usted, señor Matutes, sobre qué hacemos con la UEO. O la UEO se integra
como instrumento de la defensa de la Unión Europea o la Conferencia de la
OTAN de Ministros de Exteriores el día 3 en Berlín le da pase de página,
le da cajón y se va a las fórmulas de las CJTF, de las fuerzas de
intervención para conflictos internacionales con fuerzas militares
europeas, para conflictos, con las limitaciones que se quieran, pero sin
utilizar tropas norteamericanas, aunque sí material OTAN; le preguntaría
si es posible armonizar esa fuerza con el planteamiento del mando de las
Naciones Unidas.

Y poco más me queda ya que añadir, señor Presidente, señor Ministro, sino
manifestar que tendrá usted nuestro apoyo para el mantenimiento de estas
grandes líneas temáticas que hay para la política exterior española,
porque entendemos que debe ser hecha, además de cumplir con los
compromisos internacionales de España en cualquiera de los foros, desde
la Unión Europea hasta las Naciones Unidas, en el sentido de la dignidad
de la política exterior española.

Le deseamos mucha suerte, señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Señor Ministro, ¿quiere contestar o prefiere
escuchar al resto de los portavoces?



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El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Como sea
costumbre, señor Presidente. Quizá para evitar duplicidades puedo oír a
los distintos grupos y después les contesto globalmente.




El señor PRESIDENTE: Muy bien.

Tiene la palabra el señor Guardans, del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió).




El señor GUARDANS I CAMBO: Evidentemente, mi intervención tiene que
empezar dándole la bienvenida y felicitándole por su nombramiento, y
quisiera que esto se tomara muy expresamente no como un cumplimiento
formal sino como una auténtica congratulación --y utilizo esta palabra
para ir un poco más allá de la simple felicitación, que ya suena como
expresión hecha-- por lo que supone para nuestro grupo el nombramiento
como Ministro de Asuntos Exteriores de una persona de su perfil, a quien
conocemos, cuyo itinerario conocemos, y, por tanto, creemos vamos a
sintonizar claramente con la línea que pueda imponer en el Ministerio,
porque, como efectivamente se ha dicho ya, por mucho consenso que se
logre, y voy a volver sobre este tema del consenso, en la política
exterior, es evidente, y a la experiencia de los últimos veinte años me
remito, que cada ministro de Asuntos Exteriores que ha tenido el Gobierno
de España ha sabido imprimir a la política exterior española sus propias
peculiaridades, su propia personalidad, me atrevería a decir, y su
propio, si se me permite un barbarismo, background, aquello que lleva
detrás y su itinerario anterior, y por todo ello nos congratulamos y le
felicitamos por su nombramiento.

Está claro que a diferencia de lo que ocurre en otras áreas del Gobierno,
que no es el momento de mencionar, en lo que hace referencia a la
política exterior usted tiene el listón muy alto. La herencia recibida es
una de las mejores que ha dejado el Gobierno saliente. Es una herencia
brillante y prácticamente indiscutida. Incluso en los máximos momentos de
virulencia de este Parlamento vividos en la legislatura anterior, pocas
veces, y en las ocasiones en que eso fue así prácticamente rozaba la
demagogia, esa virulencia alcanzó a la crítica a la política exterior del
Gobierno, del equipo que en este momento está en la oposición. Por tanto,
la herencia es brillante y estamos seguros de que será prudentemente
administrada y mejorada. En este sentido esperamos, y nosotros
contribuiremos particularmente a ello, que la política exterior siga
llevándose a cabo en esa línea de máximo acuerdo y de búsqueda en la
medida en que sea posible --parece claro que con Izquierda Unida será
menos posible pero no así con el Grupo Socialista--, de ese consenso
constante y de ese apoyo lo más amplio posible por parte de todas las
fuerzas representadas en esta Cámara a la línea seguida en política
exterior por el Gobierno de España. Le felicitamos, por tanto, por la
exposición que ha realizado, que no difiere de la que en su momento hizo
más genéricamente el hoy Presidente Aznar, entonces candidato, en su
discurso de investidura, que claramente marca una línea de continuidad
con respecto a la política exterior anterior.

Yo me voy a limitar en esta breve intervención a subrayar algunos puntos,
sin perjuicio de que hay otros que también ha mencionado que nos parecen
importantes y de los que, tal vez, me deje alguno en el tintero, pero
incidiré sobre ciertos extremos que nuestro grupo considera destacables,
sin que el orden tenga mayor importancia en este caso.

En primer lugar, evidentemente, estamos absolutamente en línea en todo lo
que hace referencia a la integración europea, al cumplimiento de los
requisitos para llegar a la plena integración en la Unión Monetaria.

Estamos absolutamente de acuerdo en los principios básicos de lo que hay
que defender en la Conferencia Intergubernamental de Turín para la
reforma del Tratado de la Unión Europea, y muy particularmente en esa
línea mencionaría todo lo que tiene que ver con la mejora de la
transparencia del proceso de toma de decisiones de la Comunidad. Aparte
de otros muchos temas que hay en la agenda de Turín, me atrevería a
subrayar ése en este momento.

Sobre parar el reloj creo que no es necesario insistir. Evidentemente
estaríamos en contra de una parada de reloj. El señor Ministro ya ha
aclarado lo que fueron sus palabras y cómo fueron interpretadas.

En este contexto de Europa destacaría la novedad aportada por el acuerdo
de la fuerza política que represento, que debe plasmarse en hechos y que
debe beneficiar no sólo a la Comunidad Autónoma Catalana, a la
Generalitat de Catalunya, de mejorar la incorporación de las comunidades
autónomas al procedimiento de toma de decisiones, que se ha materializado
en el nombramiento de un agregado en el Reper. Bien, no voy a entrar en
la materialización concreta formal, pero sí querría resaltar la
importancia que le damos a que se mejore globalmente, porque por mucha
decisión administrativa o funcionarial que se tomara, si no viene
acompañada de un espíritu distinto, difícilmente llegará a nada; que se
mejore ese procedimiento de participación de las comunidades autónomas,
en aquellas materias que les competen evidentemente, en las decisiones de
la Unión Europea.

En segundo lugar, y muy relacionado con esto, querría destacar la
importancia que mi grupo le concede a todo lo referente a la política
euromediterránea, que ya ha comentado pero que quiero subrayar, y, por
tanto, confiamos en que se vaya plasmando, se vaya desarrollando, se
traduzcan en hechos las conclusiones, también las políticas, pero todas
ellas, de la Conferencia Euromediterránea desarrollada en Barcelona y
también, por qué no, en la medida en que eso le corresponda al Gobierno y
pueda traducirse en actuaciones legislativas, las conclusiones de ese
foro que siguió a la Conferencia Euromediterránea, que no era oficial,
pero que sí tuvo un apoyo institucional, me refiero al Foro civil
Euromed, que se celebró a continuación y que subrayó la necesidad de la
participación de la sociedad civil en ese desarrollo de la política
mediterránea. En todo lo que se refiera a reorientar la política europea
hacia el sur y a incrementar la cooperación entre las dos riberas del
Mediterráneo, claramente apoyadas en la sociedad civil, nos tendrá
absolutamente a su lado.

Se ha hablado ya de Gibraltar. He estado dudando sobre si mencionar o no
mencionar el tema. Finalmente, como ha



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salido en las intervenciones de otros grupos, también me congratulo de
los matices que ha puesto a su propia exposición inicial. Efectivamente,
esperamos que no exista una cerrazón de principio; más que esperamos,
diría que estamos seguros de que no existe una cerrazón de principio por
parte del Gobierno español, y que sabrá valorar, en la medida en que se
traduzca en hechos, la nueva actitud que tiene el nuevo equipo de
Gobierno que ha llegado al Peñón en este caso.

En tercer lugar (insisto que este orden de primero, segundo y tercero no
tiene especial relevancia; o sea que, en cierto sentido, podría ser el
primero de los puntos), damos especial importancia a un tema que ha
mencionado de pasada y que también el señor Yáñez ha comentado, que es
esa imbricación entre la política exterior y la política comercial.

Consideramos que es algo particularmente importante y que es uno de los
aspectos donde su particular idiosincrasia y, me atrevo a decir, su
particular itinerario personal nos supone una cierta garantía de que
efectivamente algo vamos a mejorar en esa línea.

En nuestro grupo no va a encontrar especiales discrepancias internas
--como, por lo visto, si las va a encontrar en el seno de otros dos
grupos, de los dos grupos mayoritarios de la Cámara--, desde el punto de
vista estrictamente administrativo, funcionarial, competencial, de si el
tema del comercio exterior debe depender o no de Exteriores y cómo debe
articularse ello. En el fondo, y desde el punto de vista administrativo u
organizativo, nos es básicamente indiferente. No nos es en absoluto
indiferente que toda la política exterior española se implique en el
desarrollo de la exportación de las empresas españolas. Cómo deba
lograrse eso lo dejamos a su discreción y a la obtención de un modelo que
siga los modelos que otros países de nuestro entorno ya han sabido
desarrollar. Lo que no puede continuar es esa sensación de que nuestras
legaciones, nuestras representaciones diplomáticas se limitan a
representar los intereses del Reino de España (dicha sea esta expresión,
en este caso, no en tono irónico, porque se podría malinterpretar, pero
sí como algo grandilocuente y alejado de la realidad pragmática) y, por
otro lado, los agregados comerciales y, a veces, equipo de consultoría
particular, con un coste incrementado para las empresas, tienen que andar
desarrollando sus inversiones y tienen que buscar una tutela que las
embajadas nos les han sabido dar. Eso debe mejorarse, puede mejorarse.

Hay experiencias en todo nuestro entorno; incluso las propias legaciones
extranjeras en España son claro ejemplo de cómo saben hacer compatible la
representación política que tienen con esa representación económica en
favor de los intereses de las empresas de sus Estados respectivos.

Insisto, ése es un punto que creo que sí puede ser clara y netamente
mejorado, sin perjuicio del modelo organizativo que en esa línea el
Ministerio quiera adoptar.

El señor Ministro ha hablado también de un tema que nosotros consideramos
muy importante en sí (lo que no sé es sí estaremos absolutamente de
acuerdo en la forma en que lo quiera llevar a cabo el señor Ministro y el
Ministerio a partir de ahora), que es el desarrollo de la política
cultural exterior. Evidentemente, nos alegra que haya mencionado la
importancia que tiene y que da este nuevo Gobierno a la política cultural
exterior. Lo que sí queremos poner de manifiesto desde este momento es
que en España hay más de una cultura. No se lo tenemos que recordar en
particular a este Ministro de Asuntos Exteriores, pero creemos que éste
sería, quizá --y lo pongo con todas las salvedades posibles--, el único
punto en el que podríamos encontrarnos en una posición crítica, en el
caso de que ese incremento de la política cultural exterior española se
tradujera en hacer oír la voz de una cultura española, como es en este
caso la cultura castellana, predominante, mayoritaria y que exige quizás
en el seno de las culturas del mundo una protección, pero que no es, en
absoluto, la única cultura que hay en España. Por tanto, en España hay
una política exterior, pero no puede haber una política cultural
exterior, o, cuando menos, debe quedar muy claro la plurinacionalidad de
España. Y si esa palabra les molesta a algunos de los miembros del grupo
que sostiene al Gobierno mayoritariamente, vamos a hablar en todo caso de
la «pluriculturalidad» de España, en lo cual nadie puede tener la más
mínima discrepancia. Esperamos que cualquier mejora de la política
cultural exterior refleje claramente la «pluriculturalidad» de España, lo
cual, como sabe el señor Ministro --y en su momento ya lo plantearemos--,
tiene reflejos incluso en la representación en determinadas
organizaciones internacionales.

Por último, en este brevísimo listado, sí somos partidarios de seguir y,
en la medida en que sea posible, incrementar --conociendo las
limitaciones y sin insistir sobre ello-- la línea de cooperación al
desarrollo seguida por el Gobierno anterior. Creemos que globalmente ha
sido una política muy positiva, que ha colocado a España, como ha dicho
usted muy bien, en un lugar realmente importante en el conjunto de los
países desarrollados, respecto a la proporción de ayuda al desarrollo y
del PIB. Por tanto, esperamos que no pueda haber ningún tipo de recesión,
de marcha atrás en esa línea y, en la medida en que sea posible, que se
incremente y se mejore esa cooperación al desarrollo.

Valga todo lo anterior como observaciones concretas. Ya he dicho que he
dejado varias sin mencionar y podría haber insistido en otras, pero no
voy a señalar más líneas concretas. En términos generales, sólo querría
subrayar --dicho sea con todo el respeto-- un tema que ha mencionado el
representante del Grupo Socialista y que me parece importante. Nosotros
haremos un claro esfuerzo por entender que la política exterior del
Gobierno de España la marca el Ministro de Asuntos Exteriores y,
evidentemente, el Presidente del Gobierno. Tenemos clara confianza en que
el Ministro de Asuntos Exteriores sabrá --el representante del Grupo
Socialista ha dicho educar, y quizá no sea exactamente la palabra más
afortunada-- hacer ver a otros miembros del equipo de Gobierno, incluso a
miembros del grupo parlamentario, en su caso, y en general al conjunto de
la Administración que se ha hecho cargo de España a partir de la
investidura de don José María Aznar, la importancia de los gestos en la
política exterior. Como sabe muy bien el señor Ministro, en política
exterior no son normalmente las leyes las que cuentan. Normalmente, al
margen



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evidentemente de los tratados, son los gestos, son a veces palabras, son
las actitudes las que marcan y pueden provocar un daño importante en
política exterior. No dudamos que esos gestos no procederán, en la medida
en que sean incorrectos, del actual Ministro de Asuntos Exteriores, pero
algo nos hace suponer, por algunos precedentes, que podrían darse en
otras personas, quizá menos experimentadas en la importancia de la
política exterior. Creemos que ello es importante. En la medida que ello
ocurra --y termino, señor Presidente--, nosotros, que sostenemos al
Gobierno y nos tendrá absolutamente a su lado en la medida en que la
política sea la que ha expuesto --y estamos seguros de que esa política
se desarrollará--, querríamos dejar constancia de nuestra independencia
para, esperamos que sea muy esporádicamente, mostrar al Gobierno aquellos
puntos en los cuales debamos manifestar nuestra oposición. Esperemos que
eso no ocurra. Esperemos también --y no sé si lo más adecuado es utilizar
una respuesta a una comparecencia del Ministro para decirlo, pero
quisiera que constara en el «Diario de Sesiones»-- que el grupo
mayoritario de la oposición sepa --y ejemplos muy recientes tenemos esta
semana-- contribuir a buscar ese consenso, y por tanto no buscar el
disenso donde es absolutamente innecesario, como se ha demostrado esta
semana, insisto, en el tema de Cuba, donde todos estábamos absolutamente
de acuerdo y, sin embargo, nos hemos visto obligados a votar
contrariamente unos respecto a otros --en nuestro caso, sosteniendo la
postura del grupo mayoritario de la Cámara--, sencillamente porque se
intentaba forzar algo, en este caso la redacción de una proposición no de
ley, sin ninguna necesidad, introduciendo disenso donde, como se ve,
todos estamos absolutamente de acuerdo y esperamos que así se pueda
manifestar en breve en una nueva sesión del Pleno.

No tengo más que decir. De nuevo, le felicitamos y le deseamos mucha
suerte. Y en el caso de un Ministerio como el suyo, le deseamos la máxima
energía personal, porque creemos que la necesita.




El señor PRESIDENTE: Señor Robles, tiene la palabra.




El señor ROBLES FRAGA: Señor Ministro, no me extenderé porque el sufrido
papel de aquel que cierra las intervenciones por parte de los grupos, a
estas horas de la tarde, me obliga a condensar, probablemente con mayor
claridad con que otros lo han hecho hasta ahora, mi pensamiento.

En primer lugar, quiero agradecerle muy sinceramente su presencia en esta
Comisión, que es la que hace el papel de interlocutor privilegiado del
Ministro de Asuntos Exteriores para las cuestiones que se refieren a la
política exterior y a los intereses exteriores de España. Es en esta
Comisión donde se refleja mejor la permanencia y la definición del
interés nacional; es en esta Comisión donde los intereses, las ideas y
los valores de la democracia española se manifiestan, a través de debates
sobre la posición y el papel de nuestro país en el mundo; es también aquí
donde vemos --lo hemos visto esta tarde-- cómo es necesario adaptarse a
los nuevos tiempos y modificar posiciones que, muchas veces, vienen
lastradas por el peso de la historia o por razones de carácter
ideológico.

Yo creo --y permítame, señor Ministro, que haga esta pequeña
observación-- que habrá usted contemplado cómo en las grandes cuestiones
de Estado hemos presenciado un acontecimiento nuevo en la historia
política de nuestro país: es la primera vez que se produce un relevo
democrático, en el que el grupo político que asume la honra de gobernar
España no había abierto, con motivo de la campaña electoral, grandes
debates e incertidumbres sobre las orientaciones y objetivos estratégicos
del país. A pesar de algunas afirmaciones de la oposición, en esta
ocasión será difícil buscar una brecha en el consenso sobre el que se
debe de basar una correcta acción de gobierno en la España de hoy.

Usted ha tenido y tendrá, señor Ministro, el apoyo del Grupo
Parlamentario Popular, sin fisuras y sin hacer oídos a las insinuaciones,
producto quizás de las malas lecturas de los miembros de la oposición.

Usted tendrá no solamente ese apoyo, sino la lealtad y la participación
entusiasta de este Grupo en una tarea que para nosotros, desde luego,
está llena de entusiasmo y de nuevas energías. A pesar de que hay algunos
ilustres ausentes, puedo asegurarle que los Diputados, no solamente del
Grupo Popular, esperamos con interés esta nueva etapa de la política
exterior española.

Usted ha definido con perfecta corrección y complejidad las grandes
líneas estratégicas de esta acción exterior. El Grupo Popular está muy
convencido de que existe una estrecha unión entre el interés nacional y
el horizonte europeo y de que las próximas citas europeas --no me pienso
extender-- permitirán que el peso, la relevancia y los intereses
generales y particulares de los españoles, la necesidad de mantener los
principios de cohesión y solidaridad y ver reflejada en la política
europea los puntos de vista y las ideas de España, los intereses en
Iberoamérica, en el Norte de Africa, en el Atlántico, formarán parte de
ese cuerpo de doctrina y de ese acervo político comunitario que debemos
construir en esta nueva etapa de la Unión Europea.

Usted ha reafirmado la importancia de la diplomacia bilateral,
especialmente con nuestros vecinos. Permítame recordarle a usted, señor
Ministro, y a los demás Grupos de la Cámara, que el Presidente del Grupo
Popular no tuvo necesidad de llegar al Gobierno para descubrir la
importancia de algunos países cercanos, como se demuestra en las visitas
que se están efectuando en estos días; y que el esfuerzo de España en la
nueva definición de seguridad y cooperación en la zona del Mediterráneo
debe seguir siendo un elemento fundamental para aumentar no solamente
nuestra presencia, sino para favorecer el desarrollo de los países del
Norte de Africa y el reforzamiento de los equilibrios en la zona.

Sobre Iberoamérica, usted sabe bien que nuestro Grupo comparte ese
impulso iberoamericanista y esa voluntad de hacer que España continúe
jugando un papel destacado dentro de la Unión Europea, para acercarla
todavía más a los países de Iberoamérica; y que el papel de España lo fue
desde el Gobierno, con los Gobiernos anteriores, desde el



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ingreso de España en la Unión Europea lo fue desde la Unión Europea,
entre otras razones porque dos Comisarios españoles jugaron un papel
destacado, entre los cuales estaba usted, para que Europa tuviera esa
nueva sensibilidad y apoyase no solamente los procesos de integración en
la zona, sino que estuviera presente con mayor fuerza como inversora,
como donante o como amigo político de las nuevas repúblicas democráticas
iberoamericanas.

Al hablar sobre Iberoamérica es necesario hablar de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones. Próximamente, usted asistirá a la Cumbre de
este año, en el mes de noviembre, acompañando a Su Majestad el Rey y al
Presidente del Gobierno, en Chile. Nos parece (ya nos lo pareció en la
anterior legislatura) que el esfuerzo, el protagonismo y la
responsabilidad de España en el desarrollo de ese fundamental mecanismo
diplomático debe ser aún más intenso, pues la historia de Iberoamérica,
que sin duda conoció un momento importante en el año 1992, no termina
ahí, y debemos continuar trabajando para que ese mecanismo, que se
estableció a propuesta de España y Méjico, siga siendo cada vez más
importante y no suceda lo contrario.

Usted ha hablado mucho y bien sobre Cuba. A mí me gustaría recordar que
hemos presentado ya una proposición no de ley sobre la política exterior
de España respecto a Cuba y la defensa de los intereses españoles.

Esperamos que no suceda lo que ocurrió hace unos días y que esa
proposición no de ley reciba mayores consensos y respaldos y que los
otros grupos de la Cámara sepan, como ya lo hicieron algunos muy
importantes en la pasada votación, encontrar acomodo en esa correcta
definición de los intereses de España que debe articularse en toda
proposición sobre Cuba, país que no es lejano y distante, sino que, por
desgracia, es solamente distinto en el tipo de régimen que padece el
pueblo cubano.

Permítame que termine con una reflexión sobre la necesidad de que España
participe, con determinación y con claridad, en el proceso de reforma de
los mecanismos de seguridad. El mundo cambia, la política exterior es la
mejor manera de demostrar si un Estado es eficaz en el seno de la
comunidad internacional y, desde luego, pensar que la política exterior
española puede mantenerse en posiciones que nacen de otras épocas
felizmente ya superadas, no se correspondería con esa correcta defensa y
promoción de los intereses de España.

Se han hecho algunas referencias sobre los modelos de organización del
Ministerio de Asuntos Exteriores que, como usted sabe, señor Ministro, no
fueron improvisados; participaron mucha y buena gente en aquellos
proyectos que, felizmente, han sido llevados a la práctica y que reflejan
la nueva realidad del mundo en el que la política exterior de España debe
desarrollarse y que, al unir la política exterior y la política hacia la
Unión Europea, no hacen sino recoger una realidad y adecuar los
mecanismos de los que dispone el Estado para promover sus intereses.

Conviene recordar quizás el carácter ejemplar de la transición que se ha
realizado en el Ministerio de Asuntos Exteriores, no solamente por la
buena calidad de los funcionarios que trabajan en el servicio exterior,
diplomáticos y otros, sino porque no se siguió el ejemplo del año 1983,
en el que, sin duda, se desperdiciaron talentos y energías que podían
haber sido mucho mejor aprovechados para el buen servicio de España en la
política exterior.

En este momento son pocos los reproches que se le pueden hacer al
Ministro en su política de nombramientos y, desde luego, ninguno que se
le pueda hacer por haber despreciado talentos, haber marginado a quien
había servido y es todavía capaz de servir bien al país, y estoy seguro
de que en el futuro su política de nombramientos seguirá estando basada
en este deseo de utilizar, de la mejor manera posible, todos los recursos
disponibles, los materiales y los humanos. Estoy convencido de que queda
todavía mucho que hacer para mejorar la unidad y la eficacia del servicio
exterior, pero estos primeros pasos son alentadores y, por ello, me
permito, señor Ministro, felicitarle. Sin duda, habrá más y podremos unir
los distintos elementos de la política exterior, los económicos, los
culturales, los diplomáticos en un sentido estricto, y todos aquellos
otros que nacen de un mundo abierto, de un mundo complicado, en el que
los riesgos son mayores y en los que una nación, y sobre todo un Estado
como el nuestro, debe triunfar, debe vencer si no desea tener un papel
menor del que le corresponde, no solamente por su historia, no solamente
por su peso demográfico y su economía, sino también por su propia
voluntad, por la voluntad expresada a través de su representación
democrática. Esta es una comisión que refleja esa voluntad y estoy seguro
de que no sólo el Grupo Popular le apoyará en esta tarea.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Matutes Juan): Quiero empezar
dando las gracias al señor Mardones por su apoyo y por sus amables
palabras. Tenga la seguridad de que el estatuto permanente de las
regiones ultraperiféricas es un compromiso firme de mi Gobierno. Así como
yo creo que he tenido la buena idea de recortar aproximadamente en la
mitad mi discurso para no cansarles más, he querido conservar este
párrafo, porque comparto con el señor Mardones la importancia del mismo.

Tenga la seguridad de que la posición de España, que ya se comunicó
durante estos días de visita a las autoridades de Marruecos, es que se
reanude el proceso cuanto antes y que seguiremos insistiendo en este
sentido.

En cuanto a la reforma de la ONU conozco el buen trabajo que se ha hecho
y, por descontado, lo voy a tener en cuenta. Ese tema está retomado. Está
permanentemente en discusión. Sabemos que hay intereses importantes en
que se mantenga el statu quo el mayor tiempo posible y, por lo tanto,
hemos de partir de la base de que en todo caso será un proceso largo y
difícil.

Mercosur es un tema a largo plazo, enfocado en dos fases: la primera, en
la que se marcan esos objetivos a largo plazo, y ahora viene la segunda
en la que tiene que ir materializándose. Y desde luego, antes de proceder
a ninguna liberalización no meditada, que en todo caso --repito-- será
con mucho tiempo por delante, se procederá previamente



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a un estudio de impacto de cada una de esas medidas para no tomarlas sin
las debidas precauciones, porque su repercusión podría ser
contraproducente para las dos partes.

En cuanto al futuro de la UEO la posición del Gobierno español es clara.

Se tiene que concebir como el pilar de defensa europeo en el marco de la
OTAN y, progresivamente, lo deseable es que fuera incorporándose como un
pilar más de la Unión Europea.

También quiero agradecer muy especialmente al señor Guardans sus
congratulaciones. En efecto --ya lo he dicho y comparto las afirmaciones
del señor Guardans--, es una buena herencia que procuramos acrecentar con
la ayuda de todos. Yo creo que hay una sintonía general por parte del
Gobierno con lo que el señor Guardans ha dicho. Tenga la seguridad de que
esa novedad de mejorar la presencia de las comunidades autónomas en ese
agregado, en la Reper, es un compromiso serio y firme y que, en la parte
alícuota que me corresponde, será cumplido lealmente. Una de las grandes
prioridades, efectivamente, habida cuenta del gran éxito fundamentalmente
español de la Conferencia de Barcelona, es ahora su seguimiento, en el
que ya estamos. También puede estar tranquilo sobre Gibraltar.

Respecto de las imbricaciones --es el término utilizado por el señor
Guardans-- entre la política comercial y la política exterior, que es un
tema en el que había dejado sin responder --ahora lo recuerdo-- algunas
de las preguntas del portavoz socialista, señor Yáñez, nos enfrentamos
con dos principios contrapuestos: el principio de la unidad de acción
exterior del Estado, que exigiría una plena asunción, y el otro principio
de que hay toda una regulación de comercio interior y, por lo tanto, sea
en una secretaría de Estado o de otro modo, el comercio tiene su propia
estructura. Yo creo que no debemos entrar en peleas bizantinas en esa
cuestión, pero en cambio todos estamos de acuerdo en que lo importante es
que eso se coordine mejor que en el pasado. Ese va a ser el gran
objetivo, independientemente de que conceda más poder a un ministerio o a
otro, independientemente de la integración de funcionarios, que me parece
que sería un error como tal, porque son dos escalafones perfectamente
diferenciados, pero que deben colaborar estrechamente y coordinarse más
de lo que ha sido posible en el pasado.

Por otro lado, tenga usted la seguridad, señor Guardans, de que la
política cultural exterior desarrollada por el Instituto Cervantes abarca
todas nuestras manifestaciones culturales. Asumo la pluriculturalidad a
la que S. S. se ha referido y sé lo que representa formular esta promesa
ante un nieto de don Francisco Cambó.

Al señor Robles, del Grupo Popular, ¡cómo no!, tengo también que darle
las gracias más efusivas por su apoyo y la lealtad del Grupo, que me
consta. Tiene mucha razón cuando habla de la posición seria y responsable
del Partido Popular al no plantear en una campaña electoral las grandes
cuestiones de política exterior como objeto de debate. Yo creo que es una
prueba de una doble madurez de la formación política a la que representa
el señor Robles y de la madurez de nuestra democracia, afortunadamente.

Como usted ha dicho, hay perfecta sintonía. Yo comparto plenamente sus
reflexiones y ya no sabría comentar su buena intervención sin repetirme
otra vez y, por lo tanto, sin cansarles todavía más. De modo que,
reiterándoles a todos las gracias, tanto por el tono como por el
contenido de sus intervenciones, manifiesto mi plena disponibilidad para
comparecer cuantas veces la Comisión lo estime oportuno.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Seguramente tendremos ocasión de hacer buena su promesa en el curso de
los próximos tiempos.

Gracias, señor Ministro, por su comparecencia y sus intervenciones.

Gracias a todos los portavoces.

Señoras, señores, se levanta la sesión.




Eran las siete y treinta minutos de la tarde.