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BOCG. Congreso de los Diputados, serie A, núm. 14-3, de 16/10/1996
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BOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES

CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

VI LEGISLATURA

Serie A:


PROYECTOS DE LEY 16 de octubre de 1996 Núm. 14-3

ENMIENDAS DE TOTALIDAD

121/000015 Presupuestos Generales del Estado para 1997.


En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 97 del Reglamento de la

Cámara, se ordena la publicación en el BoletIn Oficial de las Cortes

Generales de las enmiendas a la totalidad presentadas en relación con el

Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1997 (número de

expediente 121/000015).


Palacio del Congreso de los Diputados, 15 de octubre de 1996.--P. D., El

Secretario General en funciones del Congreso de los Diputados, José Luis

Peñaranda Ramos.


ENMIENDA NUM. 1

PRIMER FIRMANTE:


Don José María Chiquillo Barber

(Grupo Mixto-UV).


José María Chiquillo Barber, Diputado de Unió Valenciana, adscrito al

Grupo Parlamentario Mixto, al amparo de lo establecido en los artículos

110 y concordantes del vigente Reglamento de la Cámara, tiene el honor de

presentar la siguiente enmienda a la Totalidad al Proyecto de Ley de

Presupuestos Generales del Estado para 1997, con solicitud de devolución

del mencionado Proyecto de Ley al Gobierno para su reforma.


JUSTIFICACION

El Gobierno ha presentado un Proyecto de Presupuestos Generales del

Estado para 1997 donde el objetivo de reducción del déficit público se

basa en gran medida en un significativo aumento de la recaudación y una

reactivación del consumo privado, muy por encima de cálculos considerados

optimistas. De su estudio y valoración de objetivos se desprende la

renuncia a articular reformas estructurales que apoyen e incentiven a la

economía productiva, limitándose a meras medidas de ajuste y de

restricción presupuestaria, poniendo los criterios de Convergencia

Europea recogidos en el Tratado de la Unión Europea como justificación.


Siendo éstos los dos ejes fundamentales del presupuesto, nos parece aún

más preocupante el hecho de que, ante unos presupuestos tan restrictivos,

los presupuestos vayan a ver la luz sin el necesario consenso social,

amplio y mayoritario, sin exclusiones; que si bien no es necesario para

su aprobación parlamentaria, sí que lo es para su plasmación en el

entramado socioeconómico del Estado.


Tampoco los presupuestos presentados servirán para mejorar el empleo (en

España la tasa de paro está muy por encima de la media de la Unión

Europea), y la calidad de vida de nuestra sociedad, en los mismos, el

Gobierno renuncia a la Convergencia Social con los países más avanzados

de nuestro entorno, como lo atestigua el drástico recorte de las

inversiones públicas (olvidándose del objetivo del 5 por ciento del PIB),

nivel de infraestructuras, creación de empleo y calidad de vida.


Pero si hay un lugar donde las consecuencias de esta política se van a

hacer sentir de una manera especialmente dura es en la Comunidad

Valenciana. A las consecuencias de la política económica expresada por el

Gobierno en los presentes presupuestos y al atraso histórico en

inversiones publicas en nuestra Comunidad, hay que añadir el espectacular

retroceso de las inversiones reales del Estado, Capítulo VI, en torno al

15 por ciento, el mayor de los últimos siete años.


En definitiva unos presupuestos de muy dudoso cumplimiento, y que no sólo

consagran la marginación de Alicante,




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Castellón y Valencia, sino que ponen en peligro su sistema productivo, su

potencial económico y su desarrollo de futuro, constituyendo una gravosa

hipoteca sobre la economía valenciana cuyos vencimientos difícilmente

podremos cumplir los ciudadanos de nuestra Comunidad.


Madrid, 14 de octubre de 1996.--José María Chiquillo Barber, Diputado de

Unió Valenciana. Grupo Parlamentario Mixto.--Francisco Rodríguez Sánchez,

Portavoz del Grupo Parlamentario Mixto.


ENMIENDA NUM. 1

PRIMER FIRMANTE:


Doña Begoña Lasagabaster Olazábal (Grupo Mixto-EA).


El Grupo Parlamentario Mixto, a iniciativa de Begoña Lasagabaster

Olazábal, Diputada de Eusko Alkartasuna (EA), al amparo de lo dispuesto

en el Reglamento de la Cámara, presenta la siguiente enmienda de

Totalidad por la que se propone la devolución del Proyecto de Ley de

Presupuestos Generales del Estado Para 1997.


JUSTIFICACION

A juicio de Eusko Alkartasuna, el Proyecto de Ley de Presupuestos

Generales del Estado para 1977 carece por completo de credibilidad. No se

puede creer en unos Presupuestos que pretenden alcanzar unos objetivos a

través de unas vías que no tienen solidez.


Parten de unas previsiones absolutamente infundadas: el crecimiento del

PIB del que se parte no es real, los ingresos están inflados y los gastos

se han presupuestado con notable optimismo.


Lo que se ha venido en llamar contabilidad creativa consiste simplemente

en utilizar unos artificios que buscan simular una realidad que en el

futuro aparecerá con crudeza. Se atacan los síntomas y no las causas. El

recorte del gasto en los Departamentos que más deben contribuir al

desarrollo indica que el futuro, contra lo que se dice, no preocupa

demasiado. El recorte del gasto social ya indica la poca atención que al

Gobierno le merece la situación de los parados, cuyo número y proporción

alcanzan unos niveles dramáticos.


El recorte que han sufrido las inversiones es brutal y en Euskadi las

cifras son especialmente llamativas. De los 8.800 millones de pesetas

dedicados a inversiones en la CAPV, casi 3.000 se los llevan los

Ministerios de Defensa e Interior, mientras que, a título de ejemplo para

la «Y» vasca se presupuestan 100 millones de pesetas que no necesitan

comentario, el Aeropuerto y el Puerto de Bilbao, el Canal de Navarra, o

el Emisario Submarino de Donostia, reciben tratamientos del mismo tenor.


Los presupuestos de Investigación y Desarrollo que, en buena parte, se

adscriben a los Ministerios de Industria y Educación no crecen, que es lo

que deberían hacer si se apostara por el futuro y se quisiera iniciar un

acercamiento a los países más próximos. No sólo no aumentan, sino que

disminuyen, lo que acredita claramente lo que al Gobierno se acuerda del

futuro y del progreso industrial.


Tampoco podemos estar de acuerdo con los presupuestos de la Seguridad

Social que tienen el sello de la huida hacia adelante.


Ni en un caso ni en otro, ni en la Seguridad Social ni en la

Investigación y Desarrollo, se prevé la transferencia de estas

competencias a la Comunidad Autónoma Vasca, ignorando una vez más lo que

el Estatuto de Autonomía prescribe.


Finalmente, estamos en desacuerdo con la insolidaridad que supone la

disminución de la aprobación destinada a los países en vías de

desarrollo. Difícilmente puede explicarse un ajuste para aquellos pueblos

que tienen hambre como acompañante cotidiano.


Palacio del Congreso de los Diputados, 14 de octubre de 1996.--Begoña

Lasagabaster Olazábal, Diputada por Guipúzcoa (EA).--Francisco Rodríguez

Sánchez, Portavoz del Grupo Mixto (BNG).


ENMIENDA NUM. 1

PRIMER FIRMANTE:


Don Francisco Rodríguez Sánchez

(Grupo Mixto-BNG).


ENMIENDA

El Grupo Parlamentario Mixto, a iniciativa de Francisco Rodríguez

Sánchez, Diputado del Bloque Nacionalista Galego (BNG), al amparo de lo

dispuesto en el Reglamento de la Cámara, presenta la siguiente enmienda

de Totalidad por la que se propone la devolución del Provecto de Ley de

Presupuestos Generales del Estado para 1997.


JUSTIFICACION

Los Presupuestos Generales del Estado para 1997 están gravemente marcados

por un objetivo monetarista: la consecución del «euro», como legitimación

de la política económica. El núcleo duro de la política dominante

consiste en una prolongada dieta de adelgazamiento de la intervención del

Estado en la economía. El tratado de Maastricht sitúa como única

ortodoxia y referente incuestionable la reducción del déficit público --a

un máximo del 3% del PIB para 1998 y a una práctica eliminación en el

horizonte del año 2000--. Para 1997, el actual Gobierno Central opta,

para cumplir los objetivos, por una combinación de medidas entre las que

destacan cuatro: venta de empresas públicas, incremento de tasas,

reducción en las asignaciones destinadas a inversiones y congelación

salarial de los empleados públicos (con pérdida de salario real por causa

de la inflación registrada).


La reducción de gastos se quiere lograr, pues, a través de 3 medidas

concretas que no comparte el BNG:


a) La congelación salarial a los funcionarios.


b) Menos inversión pública, con el agravante consiguiente para

territorios del Estado claramente deficitarios en infraestructuras y

equipamientos, como Galicia.


c) El recorte de subvenciones a empresas públicas, sin criterio alguno

más que el de reducir su dependencia de los




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presupuestos del Estado. El peligro de su desaparición o reducción

productiva no preocupa.


Para el aumento de ingresos, se recurre a dos medidas empobrecedoras y

regresivas para la mayoría de la sociedad:


a) La política de privatizaciones de empresas publicas rentables.


b) El aumento de tasas.


La primera medida reduce la capacidad del Estado para planificar e

incidir en la economía general, además de privarse de una importante

fuente de ingresos. Conlleva el peligro de la reducción de puestos de

trabajo, y de la subordinación a grupos oligárquicos

financiero-industriales y trasnacionalizados.


La segunda es expresión de regresividad fiscal que contrasta con la

renuncia a ingresar a través de los impuestos por plusvalías y

actualización de balances, rebajados con la llegada del Gobierno del

Partido Popular.


Con estos presupuestos y su filosofía es imposible el aumento de puestos

de trabajo estables y la potenciación de los sectores productivos.


El síntoma claramente formal y monetarista de la mecánica de hacer

cuadrar las cuentas, para pasar el examen de las convergencias formales,

con claras diversidades reales, está en los artificios contables para

ingresar más en el año 97: el crecimiento en 5 puntos en las retenciones

del impuesto de sociedades y la substitución de la subvención de pérdidas

de empresas públicas por avales que lo único que hacen es desplazar el

gasto para el futuro.


Finalmente el sistema de financiamiento de las Comunidades Autónomas,

mucho más en el contexto de la marcha general de la economía arriba

descrita, resulta claramente perjudicial para las que tienen un bajo

nivel de renta (IRPF) como Galicia, que contaría con otras fuentes de

ingresos importantes, de aplicarse criterios de financiación asentados en

un mayor control de sus recursos financieros y de sus fuentes de energía,

por no hablar de la localización fiscal de muchas de las grandes empresas

públicas y privadas que desenvuelven en su territorio la actividad

productiva.


Desde la perspectiva de Galicia, el horizonte económico que dibujan los

Presupuestos para 1997, resulta preocupante. En Galicia existe una

debilidad relativa del sector privado, especialmente autóctono, y una

importancia del sector público en la dinámica socioeconómica. La lógica

de la reducción del déficit, en un contexto así, tiene un determinado

impacto.


No es buena noticia la disminución de inversiones públicas; el déficit

histórico de infraestructuras o de equipamientos no queda reducido a la

construcción de las autovías.


En estos presupuestos existen las siguientes evidencias:


a) La autovía Vigo-Benavente no estará acabada, en el mejor de los casos,

hasta el año 1999.


b) La autovía A Coruña-Benavente no podrá entrar en servicio en su

totalidad hasta más allá del año 2000.


No existe ninguna previsión presupuestaria para financiar la construcción

de los tramos de Pedrafita, con lo que no se permitirá el despegue de su

construcción en los años 97 y 98.


c) Para el ferrocarril en Galicia, se contempla la ridícula cifra de 696

millones de pesetas, con lo que resulta imposible su urgente mejora.


Tampoco es satisfactoria la expectativa de incrementar los ingresos a

costa de vender los activos industriales del Estado: sólo habrá más

incertidumbre social en las comarcas afectadas (A Mariña luguesa, As

Pontes, Ferrol, Vigo ... ) y menor capacidad de incidencia de las

instituciones gallegas en el sector industrial.


Por todo esto, el BNG (Bloque Nacionalista Galego) considera estos

Presupuestos seguidistas de consignas económicas trasnacionalizadas, nada

beneficiosas, de forma especial para Galicia; obsesionados por cuadrar

unas cuentas en el aspecto formal, sin reparar en sus consecuencias para

la mayoría de la población y para el tejido económico industrial;

claramente regresivos desde el punto de vista social; desinteresados de

la creación de empleo y en la dinamización real de la economía

productiva; orientados a fortalecer el proceso de deterioro y

privatización de los servicios públicos básicos; claramente perjudiciales

para territorios del Estado, como Galicia, con graves déficits de

infraestructuras y equipamientos, y con importante presencia relativa del

sector público de la economía.


Finalmente, resultan irresponsables por acríticamente enfeudados a una

política económica en la que el Estado Español no tendrá un protagonismo

acorde con las necesidades de las distintas naciones que lo integran.


Palacio del Congreso de los Diputados, 10 de octubre de 1996.--Francisco

Rodríguez Sánchez, Portavoz Grupo Mixto (BNG).


ENMIENDA NUM. 2

PRIMER FIRMANTE:


Grupo Socialista.


ENMIENDA

En nombre del Grupo Parlamentario Socialista tengo el honor de dirigirme

a esa Mesa para, al amparo de lo establecido en el artículo 110 del

vigente Reglamento del Congreso de los Diputados, presentar la siguiente

enmienda a la totalidad de devolución a los Presupuestos Generales del

Estado para 1997, publicado en el «B. O. C. G.», serie A, número 14-1, de

1 de octubre de 1996 (número de expediente 121/000015).


MOTIVACION

Los socialistas coincidimos con los objetivos en los que se inscribe el

Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 1997, en coherencia

con nuestro apoyo al Programa de Convergencia, y colaboraremos lealmente

para conseguirlos.


En particular, consideramos necesario que el crecimiento del empleo

previsto para el próximo año sea una realidad, y por tanto también

compartimos el objetivo de un crecimiento del PIB del 3% para 1997.


Además, el Grupo Parlamentario Socialista comparte la conveniencia de

reducir el déficit público al 3% del PIB y la tasa de inflación al 2,6%,

para que España pueda cumplir los requisitos de la Unión Económica y

Monetaria.





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Sin embargo, a pesar de esta coincidencia en los objetivos, el Grupo

Parlamentario Socialista considera que dichos Presupuestos deben ser

rechazados y devueltos al Gobierno porque adolecen de graves defectos en

su concepción y diseño, no definen una estrategia de política económica

adecuada para alcanzar el crecimiento del que depende críticamente el

equilibrio presupuestario y no distribuyen equitativamente entre los

distintos sectores de la sociedad española el esfuerzo necesario para

ello.


El estado de ingresos refleja la pérdida de capacidad recaudatoria del

sistema fiscal, que se proyecta con mayor gravedad aún en el futuro, como

consecuencia de las medidas adoptadas por el Gobierno del Partido Popular

en materia de tributación de las ganancias de capital, tributación por

módulos de empresarios individuales y regularización de balances.


Esta disminución estructural de los ingresos públicos, viene acompañada

de un aumento permanente del gasto público como consecuencia de las

modificaciones en el sistema de financiación autonómica, cuyos efectos

globales en términos de mayor coste, así como su distribución sobre cada

una de las Comunidades, no figuran entre la documentación remitida por el

Gobierno, lo cual es particularmente lamentable.


Estos elementos estructurales de divergencia en el equilibrio

presupuestario se pretenden compensar de forma coyuntural congelando las

retribuciones de los trabajadores del sector público, reduciendo

drásticamente la inversión pública, difiriendo gastos y anticipando

ingresos mediante cambios en los criterios contables, reduciendo más allá

de todo realismo las aportaciones a las empresas públicas, aumentando su

endeudamiento de forma no sostenible, y abordando sin garantías un

proceso acelerado de privatización de activos públicos rentables.


Resulta así un presupuesto carente de credibilidad en sus previsiones de

ingresos y de gastos, que no define las medidas necesarias para que sus

créditos se adapten a la realidad, y que oculta, bajo una aparente

disminución del déficit, un mayor endeudamiento de otros agentes del

sector público.


Por otra parte, las medidas presupuestarias propuestas conforman un

escenario de insostenibilidad del objetivo de déficit propuesto que

entrará en conflicto con la estabilidad exigida por la Unión Económica y

Monetaria.


Este Presupuesto y sus medidas de acompañamiento hacen más regresivo el

sistema fiscal, más desequilibrado el reparto de recursos entre las

distintas administraciones y más injusto el reparto de la renta personal

en nuestra sociedad.


Palacio del Congreso de los Diputados, 14 de octubre de 1996.--El

Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Joaquín Almunia Amann.


ENMIENDA NUM. 3

PRIMER FIRMANTE:


Grupo Federal IU-IC.


ENMIENDA

Al amparo de lo establecido en el Reglamento de la Cámara, se formula la

siguiente enmienda a la totalidad al Proyecto de Ley de Presupuestos

Generales del Estado para 1997 (número de expediente 121/000015).


Palacio del Congreso de los Diputados, 14 de octubre de 1996.--Rosa

Aguilar Rivero, Portavoz Grupo Parlamentario Federal de IU-IC.


ENMIENDA A LA TOTALIDAD DE DEVOLUCION DEL PROYECTO DE LEY DE PGE-1997

El Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida-lniciativa per

Catalunya presenta esta enmienda a la totalidad de devolución del

Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1997, puesto

que este Proyecto de PGE-97, así como sus distintas y variadas leyes de

acompañamiento profundizan en un modelo económico que originará

previsiblemente efectos deflacionistas, al someter a la economía a un

esfuerzo excesivo de disciplina económica para presentar en 1997 el

balance exigido para formar parte de los países que inicien la fase

definitiva de la Unión Económica y Monetaria (UEM).


En estos momentos, ni la recuperación del ahorro privado, ni la del

excedente empresarial, ni los tipos de interés a la baja, son suficientes

para compensar la incertidumbre que pesa sobre los trabajadores, sobre el

futuro de sus puestos de trabajo, la precariedad e inestabilidad de buena

parte de ellos, el incierto porvenir de la protección social o, el propio

factor depresivo de la demanda interna que provoca la reducción acelerada

de los déficits públicos, de demanda pública, en buena parte de los

países de la Unión Europea (UE). Esta orientación común de política

fiscal tanto en España como en el resto de la Unión Europea, en un

contexto de alto desempleo, incertidumbres y desaceleración de la demanda

privada, con el consumo creciendo a tasas moderadas y con un crecimiento

ralentizado de la inversión, puede originar graves efectos de carácter

recesivo.


En suma, se trata de unos presupuestos excesivamente optimistas,

voluntaristas, obsesionados con la reducción del déficit público y en

donde el principal problema de la economía española, el desempleo, sigue

sin tener una solución satisfactoria.


Es significativo, además, que no aparezcan en el cuadro de proyecciones

macroeconómicas previsiones o estimaciones de las principales variables

en años posteriores a 1997, parece que ese año es el «fin de la

historia». Pero es imposible ocultar la importancia del «post-1997»:


tanto por las duras condiciones de ajuste macroeconómico en las que se

desenvolverán las economías europeas, cuanto por las decisiones

económicas del gobierno español, que anticipan futuros y mayores

recortes. Recortes que vendrán determinados por el denominado «pacto de

estabilidad» que establece, en el marco europeo, la permanencia de cifras

de déficit público iguales o inferiores al 3% como mínimo hasta 1999.


Esto supondría, sin crecimientos extremadamente altos para la economía

española, la necesidad de rebajas de prestaciones públicas dada la

imposible perpetua pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios, la

cada vez menor aportación de venta de patrimonio público o el

deslizamiento de forma regresiva del sistema fiscal.


En el caso que nos ocupa, las proyecciones macroeconómicas previstas para

el año 1997 se han confeccionado prioritariamente, sobre unos objetivos

que intentan dotar falazmente




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de un cierto clima de credibilidad y confianza a los agentes económicos.


Así muestran idílicamente, como el déficit del conjunto de las

administraciones públicas representará el 3% del Producto Interior Bruto

(PIB), la inflación será del 2.6% y la economía tendrá un crecimiento del

PIB real a tasas del 3%, todo ello cimentado en la continua moderación o

congelación de los costes laborales, en los recortes de gasto, en una

política brutal de privatizaciones --y no ya sólo de empresas públicas

rentables--, en un aumento de la imposición indirecta, en la

desfiscalización de las rentas del capital, en un elevado aumento de los

gastos fiscales, por supuesto, todo ello, en consonancia con el

cumplimiento de los criterios de convergencia a final de año.


El problema, es que no existen fundamentos sólidos para que en 1997 la

economía española crezca un 3% en términos reales. Por un lado, los

últimos datos de la Contabilidad Nacional certifican la atonía y

ralentización de la actividad económica, y por otro, los ritmos previstos

de crecimiento del consumo y, particularmente, de la inversión, no se

justifican ni con la situación de partida de las diferentes

macromagnitudes, ni con las actuaciones de política económica que se

pretenden aplicar. Así, la previsión de que crezca el consumo cerca de un

2,7% --habida cuenta de la pretensión de congelación salarial de los

empleados públicos, la recomendación de moderación en el sector privado y

las incertidumbres sobre la calidad del empleo y el futuro de otras

prestaciones sociales--; el que la inversión aumente en un 6,9% --con el

recorte brutal de la inversión pública-- o el que la evolución del sector

exterior influya de forma muy positiva en la economía, y teniendo en

cuenta la situación económica y la política fiscal de nuestros

principales socios comerciales, nos parecen unos objetivos no

alcanzables, dada la situación de partida de la economía española.


Al final, todo se reduce al deseo de que el mayor crecimiento de la

economía «vendrá propiciado», tal y como recoge el libro de presentación

de los Presupuestos «por el cambio de las expectativas de los agentes

económicos generado por la determinación del Gobierno de llevar a cabo

las reformas estructurales, por el descenso de la inflación y de los

tipos de interés y por el elevado ahorro de familias y empresas» y en una

continua esperanza de que se produzca un fortalecimiento de la actividad

económica durante 1997, fundamentalmente en Alemania y Francia, lo que

estimularía al resto de economías europeas y, en suma, a la producción y

el empleo en la UE. No obstante, estos deseos entran en flagante

contradicción con las medidas anunciadas por los gobiernos de los países

de la UE, que obligará a revisar las propias perspectivas de crecimiento

para 1997, porque el objetivo de «consolidación» fiscal de los países

implicados en la convergencia monetaria tendrá efectos multiplicadores

negativos sobre la demanda efectiva y el empleo.


En cuanto a las cifras del presupuesto, es preciso remarcar que es

realmente --por el recorte de gasto que conlleva-- el más duro y

restrictivo desde la Transición: Implica, considerando que el déficit de

las Administraciones Públicas en 1996 se elevará a unos 3,3 billones de

pesetas (un 4,4% del PIB), un intento de reducción en torno al billón de

pesetas, hasta situarlo en 2,3 billones. Esta cifra se espera lograr

sobre la base de unas previsiones de crecimiento del PIB nominal del 6% y

del PIB real del 3%, con un crecimiento del empleo del 2%, y por un

aumento del gasto del 2,1% (sin tener era cuenta los presupuestos de los

Entes Territoriales), cifra sensiblemente menor que el 6,1% de

crecimiento previsto de los ingresos.


Para ello y por el lado de los ingresos, la previsión de crecimiento,

superior ligeramente a la tasa de crecimiento nominal de la economía,

indica un ligero repunte de la presión fiscal. En primer lugar, cualquier

desviación del crecimiento del PIB sobre el previsto, tendrá un efecto

inmediato sobre la recaudación y --en el contexto en el cual se realiza

la política económica-- una mayor presión a la baja en el gasto público,

es decir, la posibilidad de sufrir nuevos recortes en el gasto público a

lo largo del ejercicio presupuestario, así se viene a recoger en el

Informe Económico y Financiero «si los ingresos no crecen al ritmo

esperado, se adoptarán medidas adicionales de reducción del gasto que

garanticen el cumplimiento del objetivo de déficit». En segundo lugar, la

carga fiscal se distribuye de forma regresiva, con un claro cambio en la

composición interna de la presión tributaria, mayor imposición indirecta

sobre la directa y un excesivo aumento de los gastos fiscales: no

olvidemos que en el mes de julio pasado se aumentaron ciertos impuestos

especiales (alcohol y tabaco); se alivió de carga fiscal a las rentas del

capital de contribuyentes con capacidad económica elevada y se aumentó

los beneficios fiscales de sociedades y empresarios individuales, con la

actualización de balances, y creación de nuevas tasas y aumentos en otras

ya existentes, sin atender al principio de capacidad económica.


Por el lado del gasto público se impone una política restrictiva en donde

los ajustes se acometen con criterios antisociales. Este decrece en tasas

reales en un 0,8%. debemos destacar, la congelación de las retribuciones

de los empleados públicos, la caída de la inversión pública en un 16%, el

recorte en un 1% de los créditos en sanidad, del 4,8% en educación o del

1,7% en vivienda, del 25% en el primer Ministerio del Medio Ambiente y el

ficticio aumento de los de Sanidad, que implican más allá de los reclamos

a la austeridad y al rigor del sector público, una degradación de los

servicios sociales básicos, que en muchos casos irá acompañada de la

privatización de la gestión, con lo que ello significa de beneficios para

sectores empresariales y de potenciación de los servicios privados en

detrimento de los públicos. En suma, recortes presupuestarios que tendrán

efectos negativos sobre la actividad económica y el empleo --caso de la

inversión--, sobre el consumo --congelación salarial-- y sobre el nivel

de satisfacción de necesidades colectivas.


Así, y abundando más en las cifras de los gastos referidas a la Seguridad

Social, éstas muestran una degradación del sistema público de protección

y un endurecimiento en las condiciones para acceder a las prestaciones

--como es el caso de las «incapacidades», o para el subsidio de paro--.


El total de gastos crecerá sólo en un 3,4%. El gasto en pensiones, que

representa el 60% del gasto de la Seguridad Social, crecerá un 5,4%, que

engloba una revisión del 2,6% (cuando la inflación en 1996 será del 3,4%)

y de un aumento del 1,8% de los pensionistas. Los gastos del resto de las

prestaciones de la Seguridad Social se verán prácticamente congelados en

términos nominales, cuando no registrarán una disminución, como ocurre

con los del INEM para atender el desempleo. La optimista evolución

prevista del empleo ha dado pie, no ha mejorar la suerte de los parados

cuya tasa de cobertura ha descendido de forma aguda en los




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últimos tiempos, sino a prever una reducción del 2,4% de los gastos de

este organismo.


Por último hay que señalar que los drásticos recortes en las subvenciones

a empresas públicas y otros entes públicos, por encima del 20%, abren las

puertas a agresiones laborales muy duras y preparan el terreno para el

desmantelamiento y cierre de muchos de ellos. Se puede concluir que, con

independencia de su cumplimiento en otros aspectos, el presupuesto de

1997, desde el punto de los servicios y prestaciones sociales, asegura un

nuevo golpe al raquítico Estado del Bienestar, respondiendo a las

presiones patronales y haciendo honor a los planteamientos neoliberales

del PP.


Asimismo, es preciso comentar el engaño que supone la utilización de

técnicas de enmascaramiento de la realidad económica, como el adelanto al

ejercicio actual de ingresos futuros, o el no reconocimiento de gastos de

algunas empresas y entes públicos, o el retraso de pagos. De esta forma

se oculta una situación de fondo con grandes tensiones sociales, demandas

insatisfechas, gastos pendientes y agujeros presupuestarios y sólo sirve

para corregir el déficit público de un modo ficticio, ya que antes o

después habrá que hacerse cargo de estas cuentas y de sus efectos

económicos y sociales.


En definitiva, el Gobierno no encuentra otra vía de reducir el déficit

público que recortando el gasto o privatizando las pocas empresas

rentables, que por su dimensión son las adecuadas para mantener,

fortalecer y garantizar nuestro tejido productivo, además de dar paso a

la privatización de servicios hasta ahora de carácter público. Déficit

público condicionado por la carga financiera derivada de la política

monetaria restrictiva realizada hasta ahora, sin plantearse compromisos

serios contra el fraude impositivo.


En suma, para Izquierda Unida-lniciativa per Catalunya, los presupuestos

de 1997 son rechazables por tres objeciones fundamentales: La primera es

que no abordan la imperiosa necesidad de combatir el paro, dado que la

política adoptada implica relegar para mejores tiempos la política

necesaria para disminuir fuertemente la tasa de paro, crear empleo y que

éste sea retribuido adecuadamente. La segunda objeción es que imponiendo

estos presupuestos una política restrictiva, los ajustes se acometen con

criterios antisociales y la tercera objeción es que son regresivos

fiscalmente dadas las modificaciones fiscales introducidas en el mismo.


Izquierda Unida-lniciativa per Catalunya no compartiendo ni los objetivos

ni los medios de estos presupuestos, aboga por una dimensión del Sector

Público que permita dar cumplimiento a su función redistributiva y

garantice el acceso de todos los ciudadanos a unos niveles «ciertos en

calidad y cantidad de servicios públicos», Sin propugnar el mantenimiento

de forma continua de elevados niveles de déficit público, creemos preciso

acompasar la evolución del déficit al ritmo que permita la actividad

económica, evitando el coste deflacionista de una reducción drástica y

real del mismo.


Por todo lo expuesto el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-lniciativa

per Catalunya considera preciso una reelaboración del Proyecto de Ley de

Presupuestos para 1997 que contemple entre otros los siguientes aspectos:


1. El eje fundamental de la política presupuestaria en particular y

económica en general, debe ser la disminución de la insoportable tasa de

paro y la mejora de la distribución de la renta y la riqueza.


Para ello, la política presupuestaria de contención del déficit público,

aún respetando una cierta contención, debe abordarse a medio plazo y

sobre todo partiendo de una política de ingresos progresista, y no en

recortes de políticas activas que deben potenciarse, así la inversión

pública y el desarrollo de un tejido productivo endógeno, junto a una

política monetaria más relajada, y un apoyo a la generación de empleo y

al reparto del trabajo deben contribuir a paliar el desempleo en nuestro

país.


2. Potenciación de un sistema tributario más progresivo, con mayor peso

de la imposición directa, con una reducción de exenciones y gastos

fiscales no ligados al compromiso de generación de empleo y con nuevas

figuras tributarias que equilibren la actual descompensación que sufren

las rentas del trabajo dependiente. Asimismo es imprescindible una

verdadera lucha contra el fraude fiscal, dotando a la inspección

tributaria de los medios humanos, materiales y legales suficientes para

ello.


3. Políticas de inversión pública que fortalezcan nuestro tejido

productivo, dedicando un mayor esfuerzo a la I+D, y a la formación

continua, así como un incremento de los medios de apoyo a la

modernización y reindustrialización y a la capacitación de nuestra

capacidad comercial y turística y a nuestra competencia agroalimentaria,

ganadera y pesquera.


4. Un crecimiento y desarrollo económico compatible y sostenible con el

medio ambiente, haciendo frente a una mayor reforestación y un desarrollo

territorial con comunicaciones vertebradoras del territorio y apostando

por políticas de ahorro y uso eficiente de la energía y del agua.


5. Mejorando la convergencia social con Europa, reduciendo la distancia

que nos separa en cuanto a gasto social y de pensiones con la media

europea, así como a la universalización al cien por cien de la población

con Asistencia Sanitaria.


6. Planteando una recuperación de la capacidad adquisitiva de los

salarios, con cláusulas de revisión salarial para los empleados públicos

y prestaciones sociales, manteniendo la cobertura al desempleo a todos

los trabajadores que se vean en dicha situación.


7. Abordando de forma decidida la superación de la economía irregular y

sumergida por la degradación económica, social y laboral que supone.


8. Abordando una política presupuestaria solidaria a nivel externo,

alcanzando el 0,7% para cooperación y desarrollo del Tercer Mundo,

mejorando en cantidad y calidad la Ayuda a la Cooperación y Desarrollo.


9. Una política Presupuestaria solidaria a nivel de Entes Territoriales.


Por un lado con un incremento del poder competencial y financiero de los

Municipios, así como de su participación en los ingresos del Estado y en

los Fondos de Cohesión. Y por otro, con una mayor autonomía financiera,

corresponsabilidad y solidaridad de las Comunidades Autónomas con

dotaciones presupuestarias para la puesta en marcha de los fondos de

nivelación y deuda histórica, y mayor porcentaje de inversión destinado

al Fondo de Compensación Interterritorial y de la participación en los

Fondos de Cohesión.