DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 28, de 24/04/2012
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE
Año 2012 X Legislatura Núm. 28
Sesión plenaria núm. 27
celebrada el martes,
24 de abril de 2012
ORDEN DEL DÍA:
Juramento o promesa de acatamiento de la Constitución por nuevos señores
diputados ... (Página2)
Debates de totalidad de iniciativas legislativas ... (Página3)
- Proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2012.
"BOCG. Congreso de los Diputados", serie A, número 5-1, de 7 de abril de
2012. (Correcciones de errores en "BOCG. Congreso de los Diputados",
serie A, número 5-3, de 11 de abril de 2012 y "BOCG. Congreso de los
Diputados", serie A, número 5-4, de 20 de abril de 2012) (Número de
expediente 121/000008) ... (Página3)
Juramento o promesa de acatamiento de la Constitución por nuevos señores
diputados ... (Página2)
Debates de totalidad de iniciativas legislativas ... (Página3)
Proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2012 ...
(Página3)
El señor ministro de Hacienda y Administraciones Públicas (Montoro Romero)
presenta ante la Cámara el proyecto de ley de Presupuestos Generales del
Estado para el año 2012, aprobados por el Gobierno y remitidos al
Congreso de los Diputados en cumplimiento del mandato constitucional.
Se suspende la sesión a las doce y cincuenta minutos del mediodía.
Se reanuda la sesión a las cuatro de la tarde.
El señor Pérez Rubalcaba, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista,
defiende la enmienda a la totalidad presentada por su grupo
parlamentario.
En nombre del Gobierno contesta el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas (Montoro Romero).
Replica el señor Pérez Rubalcaba y duplica el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
El señor Duran i Lleida, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), defiende la enmienda a la totalidad presentada por
su grupo parlamentario.
En nombre del Gobierno contesta el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas (Montoro Romero).
Replica el señor Duran i Lleida y duplica el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
Los señores Lara Moya, Coscubiela Conesa y Yuste Cabello, del Grupo
Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA: La Izquierda Plural, defienden la
enmienda a la totalidad presentada por su grupo.
En nombre del Gobierno contesta el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas (Montoro Romero).
Replica el señor Lara Moya y duplica el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
La señora Díez González, en nombre del Grupo Parlamentario de Unión
Progreso y Democracia, defiende la enmienda a la totalidad presentada por
su grupo parlamentario.
En nombre del Gobierno contesta el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas (Montoro Romero).
Replica la señora Díez González y duplica el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
El señor Azpiazu Uriarte, en nombre del Grupo Parlamentario Vasco
(EAJ-PNV), defiende la enmienda a la totalidad presentada por su grupo
parlamentario.
En nombre del Gobierno contesta el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas (Montoro Romero).
Replica el señor Azpiazu Uriarte y duplica el señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas.
Se suspende la sesión a las nueve y cinco minutos de la noche.
Se abre la sesión a las doce del mediodía.
JURAMENTO O PROMESA DE ACATAMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN POR NUEVOS SEÑORES
DIPUTADOS.
El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.
Como asunto previo al orden del día vamos a proceder al juramento o
promesa de acatamiento de la Constitución conforme al artículo 20.1.3.º
del Reglamento.
En sustitución de don Rafael Rodríguez-Ponga Salamanca, pregunto a doña
Concepción González Gutiérrez si jura o promete acatar la Constitución.
Doña Concepción González Gutiérrez ha adquirido la condición plena de
diputada. Enhorabuena. (Aplausos).
DEBATES DE TOTALIDAD DE INICIATIVAS LEGISLATIVAS:
- PROYECTO DE LEY DE PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA EL AÑO 2012.
(Número de expediente 121/000008).
El señor PRESIDENTE: Comenzamos con el punto relativo al debate de
totalidad del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para
el año 2012. En primer lugar y para la presentación del mismo, tiene la
palabra en nombre del Gobierno el ministro de Hacienda y Administraciones
Públicas.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Señor presidente de la Cámara, señor presidente del Gobierno,
señoras y señores miembros del Gobierno, señorías, regreso a esta tribuna
para presentar y defender en nombre el Gobierno el proyecto de ley de los
Presupuestos Generales del Estado para el año 2012. Son los que se han
llamado con acierto los presupuestos más austeros de la democracia y
también -añado- pretenden ser los presupuestos más realistas que necesita
España para superar la situación de crisis económica que estamos
viviendo.
Señorías, todos somos conscientes, toda la sociedad española es consciente
de que estamos en una situación de crisis, crisis excepcional, crisis que
por tanto exige respuestas de crisis, y estos presupuestos son una
respuesta a la crisis excepcional que está atravesando España. Son una
respuesta que abre la puerta para resolver los problemas que acucian a
los españoles. Pretenden ser un instrumento eficaz de lucha contra la
crisis económica, señorías. Lo hacemos en un tiempo extraordinario. No es
el mes de abril el tiempo en el que tiene lugar un debate de totalidad de
los Presupuestos Generales del Estado. Lo hacemos como resultado de unas
elecciones generales y lo hace un nuevo Gobierno, un Gobierno que siente
el respaldo mayoritario de la sociedad, un Gobierno que sabe lo que tiene
que hacer para resolver los problemas de la crisis que estamos
atravesando, señorías (Aplausos), un Gobierno que ha recibido un mandato
claro de la sociedad, un Gobierno que también es consciente de la
herencia que recibe. (Rumores). No es una herencia sobre un Gobierno,
señorías. Es la herencia sobre la sociedad española entera. Es una
recesión económica. Estos son presupuestos adecuados a una recesión
económica que comienza a finales del año pasado, una recesión que en
España es más acentuada que en otros países de nuestro entorno europeo
por una razón: la razón se llama restricción del crédito bancario. Es
decir, por una falta: la reforma del sector bancario que tenía que
haberse hecho en la anterior legislatura. Es una restricción de crédito
que sigue siendo muy acusada para todos, pero especialmente para la
pequeña y mediana empresa, para los autónomos en nuestro país y por
supuesto para las familias. Esta es una importante causa por la que
traemos los Presupuestos Generales del Estado, como traemos estos
presupuestos que pretenden combatir el déficit público.
También tenemos -somos todos conscientes, no me cabe duda que pesa sobre
la conciencia de todos los grupos políticos- los 5.300.000 parados. Cómo
no había de hacerlo si se ha convertido en el gran problema de la
sociedad española, una sociedad que durante mucho tiempo había tenido un
crecimiento económico creador de empleo; una sociedad que veía que podía
tocar el pleno empleo como uno de sus grandes objetivos, una sociedad que
ha visto frustradas sus expectativas en esta crisis, convirtiéndose en
definitiva en la crisis del paro, de la destrucción de puestos de
trabajo, del cierre de empresas, del cierre de pequeñas y medianas
empresas, del cierre por parte de tanto trabajador autónomo. Es una
sociedad, en definitiva, que tiene que dar respuesta a través del Estado,
del orden en el Estado, de las cuentas claras del Estado, de las cuentas
transparentes y equilibradas del Estado. Es una sociedad que recibe como
herencia también un déficit público, el del año 2011; una sociedad que
recibe como herencia, en definitiva, lo que fue -vamos a calificarlo
directamente en esta sesión parlamentaria, señorías- un engaño más. Fue
un engaño muy grave porque ha perjudicado a la imagen de España; un
engaño muy grave frente a los socios europeos porque ha perjudicado a la
imagen de España; un engaño muy grave porque ha perjudicado a España
frente a sus acreedores, frente a los mercados financieros; un engaño muy
grave, que no cumplió el anterior Gobierno socialista, que anticipó las
elecciones generales para no hacer los presupuestos del Estado, que es lo
que está haciendo el Gobierno actual (Aplausos): traer estos presupuestos
aquí, a esta Cámara, para dar respuesta a las consecuencias de esa
herencia. Esos son los presupuestos que traemos a esta Cámara, señorías;
presupuestos austeros, si quieren presupuestos difíciles, como el
momento, que es difícil. En este planteamiento de presupuestos traemos
unos presupuestos para que vuelva la confianza para que vuelva la
confianza en la sociedad española (Rumores); para que vuelva la confianza
de nuestros socios europeos en España; para que vuelva la confianza de
los mercados financieros en España; para que España, a través de estas
cuentas públicas que hoy presentamos en la Cámara, sea capaz de
recuperar, de poner en marcha ese gran valor que es la confianza, segura,
como debe estar la sociedad española, de que tiene capacidad, tiene
potencial -lo hizo en el pasado, en el pasado reciente fuimos líderes en
Europa en crecimiento económico y en creación de empleo, y ahora lo
podemos volver a hacer-, pero teniendo claro que las cuentas del Estado
hay que equilibrarlas, que tienen que ser transparentes, que no pueden
encerrar engaños y mucho menos sembrar dudas sobre un Estado como es el
español, un Estado de las autonomías.
Cuentas claras y transparentes, señorías. Qué difícil ser hoy consciente
de cómo suenan estas palabras a los oídos de algunos que han tenido
responsabilidades de gobiernos anteriores, señorías. (Aplausos.-Rumores).
Pero yo también subo a presentar un presupuesto que, les decía, no tiene
nada de amable, un presupuesto de reducción del gasto público, cuando
realmente hay muchos que entienden que de las crisis se sale al revés, se
sale gastando más (Rumores), pero no aceptan que en España si hoy tenemos
un problema, si hoy volvemos a tener una recesión sobre la que ya tuvimos
en el 2009, es por causa financiera. El problema de España se debe al
endeudamiento externo que tenemos frente al resto del mundo. Eso es lo
que nos está estrangulando, señorías. Eso es lo que realmente impide que
haya financiación para la recuperación económica, el crecimiento, la
inversión y el empleo. Es en definitiva la capacidad de nuestro país para
hacer frente a los vencimientos de esa deuda externa y en definitiva para
renovar también los flujos de crédito internacional que nos vuelvan a la
senda del crecimiento y de la creación de empleo. Este es el problema de
esta crisis, señorías; el mismo problema que cuando éramos miembros de la
oposición delatábamos desde esta tribuna del Congreso de los Diputados.
Hablamos lo mismo cuando estamos en el Gobierno que cuando estamos en la
oposición. (Risas.-Aplausos.-Rumores). Es el diagnóstico de la situación
que tenemos que enfrentar y que afrontar; lo mismo, lo mismo, señorías.
Ahí están los "Diarios de Sesiones" y ahí está la presencia pública y
política grabada. Siempre hemos dicho que la crisis financiera que
estalla en el mundo en el año 2007 iba a ser muy perjudicial para España.
¿Por qué? Porque teníamos un gran endeudamiento frente al resto del
mundo, y eso es lo que seguimos teniendo casi cuatro años después de esta
crisis. Además una pésima política interior ha agravado esa situación
haciendo que las administraciones públicas incurran en una deuda que no
tenían en el año 2007, señorías.
España, ha perdido ineficazmente, ha inutilizado más de 30 puntos de deuda
pública sobre PIB. ¿Para qué? ¿Dónde está realmente el impulso fiscal que
se iba a dar para evitar la crisis económica? ¿Dónde está? Estamos en los
5.300.000 parados, estamos en la recesión y estamos en un momento
enormemente delicado y frágil como país. Lo estamos diciendo desde que
formamos Gobierno. Tenemos que hacer frente a ese momento delicado, pero
todo lo que estamos haciendo en este presupuesto y lo que le flanquea,
las reformas estructurales de la economía, obedece a dar respuesta a un
momento extraordinariamente delicado que tenemos como país. Eso es lo que
nos debe llamar a la responsabilidad de todos los grupos políticos de
esta Cámara. No es el momento de llevar adelante debates que puedan
reducir la magnitud del problema al que nos enfrentamos, señorías. No es
el momento de pensar en cada uno de nosotros como si tuviéramos solución
aisladamente. No es el momento de responder con políticas que son de
luces cortas frente a una crisis de tanta envergadura como a la que nos
enfrentamos; una crisis que conocemos bien, que sabemos diagnosticar y a
la que estamos haciendo frente desde las primeras decisiones del Gobierno
y que hoy se materializan en los Presupuestos Generales del Estado que
estoy defendiendo esta mañana en la Cámara. Es una crisis -insisto en su
raíz- financiera, y a una crisis financiera no se puede responder con más
déficit público. Hay que reducir inexorablemente, hay que reducir sin
dudar, hay que reducir el déficit público sin dar más tiempo, porque él
necesita a través de su financiación competir con el crédito disponible
para los otros agentes de la sociedad. Cuanto más déficit y más deuda hay
de las administraciones públicas menos crédito hay para los que nos
tienen que sacar de la crisis, menos crédito para los emprendedores. Por
tanto, no hay otro camino, no hay atajo y mucho menos se le puede dar la
vuelta como si fuera a este hemiciclo, señorías. El camino tiene que ser
recto sin dudar, hay que reducir ese déficit público. El camino es
difícil, por supuesto que es difícil. ¿Quién niega que lo sea? ¿Quién
niega que sea difícil renunciar a proyectos de gasto y proyectos de
Gobierno? Claro que es difícil, como lo es también llevar adelante
procedimientos tributarios, pero el objetivo de reducción del déficit
público no se puede prolongar en el tiempo porque sencillamente nos
aplasta como una losa interna en un momento en el que el país, nuestra
economía, no necesita tomar recursos del resto del mundo. Por tanto,
equilibrar las cuentas públicas del conjunto de las administraciones
públicas es una absoluta prioridad para desatascar la financiación de la
economía de nuestro país. No es el único procedimiento, señoría insisto,
pero es sin duda una condición sine qua non para salir de esta crisis
financiando el crecimiento y la inversión de los emprendedores.
Hay que reducir ese déficit público. Por eso, no debe incomodar a ningún
grupo político los objetivos que traza el Gobierno en consonancia con sus
socios europeos, con la Comisión Europea; por eso, no debe ser
inconveniente alcanzar un objetivo de déficit público para el conjunto de
las administraciones públicas en este año 2012, un año de recesión, del
orden del 5,3% de nuestro producto interior bruto. Hay quienes dicen:
Será imposible alcanzarlo habida cuenta del cuadro recesivo de la
economía. Hay quienes dicen lo contrario, que realmente si el Gobierno
aplica una estrategia presupuestaria con esa decisión y firmeza causará
más recesión en la economía. Ninguna de esas cosas es verdad en un
momento como este. Depende de los contenidos de ese presupuesto, depende
de lo que sea el contenido de la restricción presupuestaria. ¿Es una
restricción presupuestaria lo que trae el Gobierno? Sin duda alguna, pero
también hemos elegido bien los causantes de esa restricción
presupuestaria. No hemos ido al mogollón de las cuentas públicas, como se
hizo en el pasado. Hemos seleccionado dónde se hacen los ajustes y las
restricciones en ese gasto público, en el capítulo de gasto público, y
hemos sido muy selectivos a la hora de decidir
dónde se podía recaudar más, dónde se debía incrementar la recaudación
tributaria. Hemos sido selectivos y realistas, señorías. Selectivos y
realistas significa, en definitiva, acomodar la reducción del gasto
público donde no se perjudique el crecimiento económico; selectivos y
realistas, en la versión del ingreso tributario, significa seleccionar
aquellos ingresos tributarios que pueden dar más recaudación al Estado en
momentos como los actuales, en un plano recesivo de la economía, en una
caída de la actividad económica y, al mismo tiempo, que no perjudiquen la
dirección de esa caída y no la profundicen más. Esa es la selección que
hemos hecho de gastos y de ingresos públicos que se corresponde con un
planteamiento de corrección del déficit público que, vuelvo a decir, debe
ser indiscutible en un momento como el que estamos atravesando.
Entiendo que por razones de otro orden se hayan presentado enmiendas a la
totalidad que debatiremos esta tarde, pero insisto en que es sumamente
inconveniente que en esta Cámara se esté debatiendo la relajación de los
objetivos de déficit o la prolongación en el tiempo de los objetivos de
déficit, porque se está haciendo un flaco favor a la solución y a la
salida de la crisis de España, que significa recuperar la imagen de
confianza que se ha perdido después de cuatro años de crisis. La
desviación de déficit público, desviación no declarada, Eurostat, como no
podía ser de otra manera, ha reconocido que está ahí, en las cuentas del
Estado español. (Rumores). No lo digo yo; usted o algún grupo no se fía
ya ni de Eurostat. Lo ha dicho bien claro: el déficit público del año
pasado fue del 8,5% del producto interior bruto, una desviación que hay
que corregir en estos presupuestos del Estado, los de 2012, y en los
presupuestos para el 2013. Al abrir ese camino de reducción, del 8,5% al
3% en el 2013, España habrá hecho un gran cambio, señorías, habrá
eliminado prácticamente el déficit estructural. ¿Eso significa un
esfuerzo, una tarea ingente? Sin duda, pero enormemente positiva.
Significará que en el 2013, habiendo sido capaces de eliminar el déficit
público estructural, estaremos garantizando los servicios públicos de los
ciudadanos. Nada menos que significará eso, que los grandes servicios
públicos no dependerán de ingresos relacionados con la coyuntura, con el
ciclo económico. Por tanto, cuando hacemos esa política de corrección de
los excesos, de los abusos y en definitiva de las políticas económicas
que se han aplicado en España, entre ellas la de esconder la cabeza ante
la realidad económica que estábamos viviendo, señorías, estamos realmente
garantizando el bienestar y los fundamentos del Estado del bienestar; esa
es la tarea y el desafío. Por supuesto, como les decía, en esa tarea el
Gobierno propone a la Cámara, a las Cortes españolas, reducciones de
gasto importantes, significativas; reducciones de gasto en capítulos
sensibles, como no puede ser de otra manera -vamos a llamar esta mañana y
en los debates políticos y parlamentarios al pan pan y al vino vino-. Son
reducciones de gasto en capítulos relativos a ayudas al desarrollo. Son
reducciones de gasto en capítulos de -se han llamado así- políticas
activas de empleo. Son reducciones en capítulos de gastos relativos a la
financiación de actividades de I+D+i o actividades relacionadas con la
cultura y la educación, excepto becas, en nuestro país. Son capítulos
relacionados, en definitiva, con inversiones públicas y con la
financiación de entes públicos que son, que han sido tradicionalmente
grandes inversores en nuestro país, sin duda alguna. Insisto, señorías,
en que el Gobierno ha sido selectivo en esa propuesta.
Hemos mantenido el sueldo de los funcionarios, señorías; hemos subido las
pensiones públicas (Rumores) y en definitiva no hemos acudido tampoco a
reducción alguna en las prestaciones de desempleo. Es decir, estamos
manteniendo la renta de 13 ó 14 millones de ciudadanos, algo que es
fundamental para afrontar esta crisis y salir cuanto antes de la recesión
económica. Estamos haciéndolo por tanto en un planteamiento selectivo; un
planteamiento que lleva a que la reducción del gasto de los ministerios
que propone el Gobierno a la Cámara alcance un 17%. Realmente estamos
ante una reducción del gasto equivalente a 1,7 de nuestro producto
interior bruto y proponemos medidas tributarias para subir la recaudación
en algo menos de un punto del producto interior bruto, 0,8; ese es el
ajuste que traemos a la Cámara. Es un ajuste que, insisto, lo que hace es
preservar flujos de renta que son fundamentales para las personas que
dependen de ese flujo de renta pero también para la salida económica de
nuestro país, para resolver la crisis y evitar esta caída de consumo y de
demanda interna que estamos padeciendo. Hacemos ajuste en partidas que
pueden incidir realmente en elementos de crecimiento, por supuesto, pero
también son sustituibles, como en el caso de las inversiones públicas,
por más inversión en colaboración con el sector privado, con más
desarrollo de las participaciones público-privadas en nuestro país y, en
definitiva, con la selección de proyectos de inversión que dejen atrás
veleidades políticas para estar contrastados con financiaciones de
mercado y sean así proyectos eficaces realmente a la hora de promover
nuestro crecimiento económico y la superación de la crisis económica.
Hemos hecho una selección que es la que proponemos en estos presupuestos
del Estado.
En materia tributaria también hemos hecho una selección, una propuesta de
instrumentos tributarios que son los que menos perjudican al crecimiento
de la actividad económica. El sector privado de la economía,
especialmente las familias, hace tiempo que puso su situación financiera
en positivo, hace tiempo que hizo el ajuste, reaccionó desde los años
2007 y 2008. El sector privado, familias y empresas no financieras, hoy
tiene una posición de saldo positivo -frente a tantas afirmaciones como
se oyen con tanta falta de precisión- equivalente a 5 puntos de nuestro
producto interior bruto, es decir su posición financiera no recaba de
nuevo recursos frente al resto del mundo. Desde esa posición financiera,
determinadas subidas de impuestos -que no son permanentes,
como ocurre con la autorización de un nuevo gravamen en el impuesto sobre
la renta, que tiene fecha de caducidad el 1 de enero de 2014- al actuar
sobre un sector -familias- que está en una posición financiera positiva
perjudica menos al crecimiento de nuestra economía, y en términos de la
subida que espera el Gobierno del impuesto sobre sociedades esa subida se
consigue actuando sobre elementos que lo único que hacen es desplazar la
temporalidad donde se produce ese ingreso, excepto en un cambio que sí es
un cambio estructural, la limitación de los gastos financieros deducibles
en el impuesto sobre sociedades. Esta es una medida que es muy importante
también para continuar el desapalancamiento financiero de nuestro país;
muy importante, en definitiva, para que, introduciendo en España los
mismos elementos que configuran el orden tributario de los países de
nuestro entorno, se produzca un menor perjuicio sobre la actividad
económica que estamos gravando, como es la actividad empresarial. Por
supuesto, también habrá medidas extraordinarias que contribuirán a
recaudar más, como es la regularización que ha puesto en marcha el
Gobierno, medida extraordinaria de carácter estrictamente recaudatorio en
un momento en el que se ha producido un desplome de los ingresos
tributarios y es importante sostener la financiación de los servicios
públicos básicos de todos los españoles.
Este es el planteamiento esencial del presupuesto, pero tenemos que
insistir, y reconocerlo en este momento en la Cámara, en que este
presupuesto, como no puede ser de otra manera, establece las relaciones
financieras con las comunidades autónomas y con las corporaciones
locales. Decía que si hay dudas sobre España, si hay dudas sobre los
presupuestos del Estado de España, estas conciernen hoy especialmente a
las comunidades autónomas y a las corporaciones locales de España. Eso es
así, señorías, no neguemos la evidencia; eso es así. Este Gobierno ni lo
ha impulsado ni ha creado esa situación. Lejos de ello, jamás encontrarán
a este Gobierno una palabra que haya abierto dudas sobre esta cuestión.
Este Gobierno no ha cuestionado ningún elemento esencial del Estado de
las autonomías, todo lo contrario. Desde el primer momento hemos dicho
que el Estado somos todos, que no se puede producir quiebras parciales
dentro del Estado español, que eso no es posible ni admisible. Eso es lo
que hemos hecho desde el primer minuto que estamos en el Gobierno, porque
de esas otras administraciones dependen los servicios públicos esenciales
de los ciudadanos. Por tanto, estamos cumpliendo con nuestro deber. La
Constitución española define ese papel al Gobierno de España y a estas
Cortes Generales, la responsabilidad de coordinar el conjunto de la
política económica del Estado de las autonomías de España. Esa es la
responsabilidad que estamos ejerciendo desde el minuto uno de gobierno en
España. Eso es lo que nos lleva, precisamente también desde este
presupuesto, a abordar una situación de diagnóstico real. Hay dudas sobre
la viabilidad financiera de comunidades autónomas y de corporaciones
locales, dudas que se manifiestan en la inaccesibilidad de unas y otras a
la renovación de sus créditos; no digo a tomar nuevos créditos sino
simplemente a renovar esa financiación cuando esos créditos vencen. Esto
es algo que desde el minuto uno el Gobierno de España está atendiendo, y
lo hacemos en estos presupuestos, en primer lugar, desarrollando
plenamente el sistema de financiación autonómica. Está ahí todo ese
desarrollo -sin dudas y sin cortapisas- del sistema de financiación
autonómico, municipal y local, para que las comunidades autónomas
dispongan en un momento de recesión de los recursos necesarios para
llevar adelante la financiación de los servicios públicos básicos de los
que dependen ellos.
Estamos haciendo más, señorías. Estamos haciendo una política de anticipos
en la liquidación de esos modelos de financiación autonómica, que es bien
conocida por los gobernantes autonómicos. Hemos aplazado las
devoluciones, a las que están obligadas las comunidades autónomas y
corporaciones locales por la mala presupuestación que se hizo en esta
Cámara durante los ejercicios 2008 y 2009; estamos aplazando esas
devoluciones en el tiempo, lo que da más liquidez a estas comunidades
autónomas y a estas corporaciones locales. Estas medidas, empezando por
la aplicación del sistema de financiación, no son suficientes, señorías.
Es claro que las dudas sembradas no las vamos a despejar con las cifras
que contienen estos presupuestos. Es importante y obligado garantizar que
las comunidades autónomas y las corporaciones locales van a cumplir el
objetivo de déficit público marcado en el Consejo de Política Fiscal y
Financiera celebrado al efecto y en la Comisión Nacional de
Administraciones Locales. Hay que garantizar ese cumplimiento, porque de
esto depende realmente la solución de la crisis, la credibilidad de
España y en definitiva el acceso a los mercados financieros, para que
tengamos recursos para continuar nuestro crecimiento. Por tanto, el
Gobierno, en el ejercicio de las atribuciones que le otorga la
Constitución y la nueva ley de estabilidad presupuestaria, que mañana
verá y -es de suponer- aprobará el Senado de España -nueva ley de
estabilidad presupuestaria en relación con la cual quiero reconocer una
vez más públicamente los apoyos de los grupos políticos a ese proyecto de
Gobierno, tan necesario para devolver la credibilidad al Estado de las
autonomías en España; esa ley de estabilidad presupuestaria que, en
definitiva, nos homogeneiza en términos europeos- tiene la capacidad de
prevenir, de supervisar, de penalizar y de intervenir una comunidad
autónoma y una corporación local que no pueda continuar por sí misma y
vaya a incumplir el objetivo de déficit público este año 2012. Ya se está
negociando con las comunidades autónomas la adecuación de sus
presupuestos al nuevo objetivo de déficit público, ya se está negociando
con las comunidades autónomas y con las corporaciones locales la
adecuación de sus presupuestos a la devolución del crédito que hemos
llamado operación de proveedores, operación muy importante que también se
concretará a finales de mayo, a la hora de empezar a pagar
a proveedores, en definitiva una operación de más de 27.000 millones de
euros, que supondrá una inyección económica de grandes proporciones, muy
necesaria en un momento de crisis como la que seguimos atravesando.
Señorías, esas administraciones territoriales tendrán que hacer un plan
económico-financiero a medio plazo para que sean capaces de devolver esos
créditos y hacer frente a las consecuencias de haberse generado esta
-llamémosla así, coloquialmente- cola de proveedores. Eso es lo que
examinaremos y lo haremos en el Consejo de Política Fiscal y Financiera,
que quiero anunciarles que tendrá lugar en la primera quincena de mayo.
Ese consejo irá a cada comunidad autónoma con su plan, exhibiéndolo
públicamente. ¿Con su plan conocido ante el Gobierno de España? No, con
su plan conocido por el resto de las comunidades autónomas, con su plan
conocido por las instancias comunitarias, con su plan conocido por los
mercados, por los acreedores y por tanto por los financiadores de la
continuidad de sus planes económicos financieros y, por supuesto, con su
plan revisado por la Intervención General del Estado, que tendrá la tarea
de traducir su ejecución presupuestaria en términos de contabilidad
nacional para que ese seguimiento sea mucho más fiable y podamos
conseguir el objetivo, que estoy seguro es un objetivo común. El Gobierno
insiste esta mañana en su capacidad de acción para conseguir que,
efectivamente, todos estén en la consecución de ese objetivo, que es
irrenunciable, del 5,3%, que decía desde el comienzo de mi intervención
que es la única manera, la manera más directa, el camino más corto para
atajar esta crisis y resolver los problemas de financiación de la
economía española.
Señorías, restaurar la confianza es la clave, restaurar la confianza en un
momento crítico del país. Ello hace que este presupuesto esté flanqueado
por reformas fundamentales que impactarán en la consecución de ese
objetivo de déficit. Este presupuesto obedece también y es consecuencia,
en buena medida, de esa reforma. La reforma bancaria es absolutamente
básica para devolver el crédito a las familias y, sobre todo, a los
emprendedores que nos tienen que sacar de esta crisis. Y con el mismo
realismo el Gobierno ha acometido una reforma de saneamiento del sector
bancario, puesto que si no reconocemos el auténtico problema que hay en
esos balances bancarios en términos de valoración, no seremos capaces de
hacerle frente y de resolverlo de una vez por todas. También la reforma
laboral, una reforma que ha modernizado las relaciones laborales en
nuestro país, una reforma que tiene su traducción en el ámbito de las
administraciones públicas; una reforma cuya aplicación en el ámbito de
las administraciones públicas y con las exigencias de este presupuesto no
puede significar despidos, sino la negociación de salarios y condiciones
de trabajo. Tiene que equivaler, en definitiva, a dar una respuesta en
términos de movilidad funcional mucho más amplia de lo que se ha
entendido hasta ahora en términos de empleo público. Por tanto, es una
reforma consecuente que abre un marco operativo a las administraciones
públicas y a las administraciones territoriales para las que la
aplicación de esa reforma será clave para salir cuanto antes de la crisis
y dar un paso decisivo en la corrección de sus problemas. Estas reformas
se completarán con otras que irán en el plan nacional de reformas que
examinará el Consejo de Ministros el viernes, y previamente la comisión
delegada el próximo jueves, junto al programa de estabilidad del Reino de
España que marcará el escenario de corrección de los déficits públicos
excesivos y revalidará el objetivo del 3% como irrenunciable para el año
2013, porque hemos de entender que es la manera más corta de superar esta
crisis y de volver a financiar correctamente la economía de nuestro país.
Y es, por supuesto, el objetivo que esperan que cumplamos nuestros socios
europeos, que son los que nos proyectan hacia adelante para reforzar ese
gran proyecto integrador de Europa que es el euro.
Señorías, España tiene enormes dificultades, enormes problemas, pero
quiero acabar en el último tramo de mi intervención haciendo una
afirmación que con toda propiedad, franqueza y sinceridad he hecho
reiteradamente en muchas de las ocasiones que he ocupado esta tribuna.
España es un gran país, señorías, es un país capaz de hacer frente a
todos los desafíos y tareas pendientes. Somos un gran país, como lo
demostramos en los noventa. Somos un país capaz de liderar Europa en
términos de estabilidad económica y presupuestaria, en términos de
crecimiento y, sobre todo, en términos de empleo. Hoy la España del 2012
tiene un punto de partida diferente a la España de 1996. Acabo de
describir la naturaleza de nuestros problemas: la gran deuda externa
acumulada. Pero también es diferente nuestro punto de partida. La renta
per capita de España hoy, habiendo incrementado la población un 15%
-siendo uno de los pocos países europeos que lo ha hecho en menos de diez
años-, dobla la que teníamos en el año 1996. Tenemos una renta media per
capita superior a los 23.000 euros, cuando en el año 1996 teníamos entre
12.300 y 12.400 euros. Ese es el fruto del crecimiento económico y lo que
mejor establece las bases de la cohesión social, que la gente pueda vivir
con sus recursos. Hoy, en la España perjudicada por el paro, en la España
de los 5.300.000 parados y en la España cuya juventud tiene una tasa de
paro realmente inaceptable e inadmisible del 50%, a finales de 2011 hay
un 50% más de ocupados que en el año 1996. Aún entonces, a finales del
año pasado, trabajábamos en España 18.100.000 personas, y en el año 1996
trabajábamos 12.500.000 personas en nuestro país, igual que veinte años
antes. Eso nos demuestra que somos un país de emprendedores, un país que
está muy perjudicado por la crisis del paro, sí, muy perjudicado por una
errónea política económica que nos ha vuelto a sumir en esa crisis de
paro, un error de diagnóstico y de tratamiento en esa política económica,
pero, insisto, un país capaz de dar esos saltos hacia adelante. Hoy las
empresas españolas tienen invertido fuera de España el equivalente al 46%
de nuestro producto
interior bruto, 470.000 millones de euros invertidos fuera de España,
cuando en el año 1996 teníamos el 7% de nuestro producto interior bruto.
Por cierto, invertido fundamentalmente por empresas públicas; hoy son
empresas multinacionales que realmente están presentes y apostando por el
desarrollo económico de otras zonas del mundo.
Por eso nuestro punto de partida es diferente y tenemos que creer en él.
Tenemos que creer en este gran país que es España. Porque lo ha hecho;
cuando España se pone en marcha y sus políticos se comprometen con la
estabilidad económica, con la estabilidad presupuestaria y con las
reformas estructurales que potencian su crecimiento económico, España es
capaz de darle la vuelta a una situación como la que estamos viviendo, y
ese es el sentido y la finalidad de los Presupuestos Generales del Estado
que traemos esta mañana. Son los presupuestos más austeros de la
democracia, señorías, como decía al comienzo, son los presupuestos que
realmente abren la puerta a la ilusión y a la esperanza, a la confianza
de que más pronto que tarde saldremos de una crisis económica como la que
todavía nos aqueja en el día de hoy.
Se suspende la sesión hasta las cuatro de la tarde.
Eran las doce y cincuenta minutos del mediodía.
Se reanuda la sesión a las cuatro de la tarde.
El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.
Para el gobierno de sus señorías, les diré que la votación sobre las
enmiendas a la totalidad al proyecto de ley de Presupuestos Generales del
Estado será mañana no antes de las once y media, pero haré todo lo
posible para que sea lo más cercano a esa hora. A continuación, al
terminar el orden del día, votaremos el resto de los puntos. Pero, para
conseguir votar mañana a las once y media, también les adelanto que la
sesión de hoy, sin que pueda decirles cuando acabará, será larga.
Se han presentado diez enmiendas a la totalidad de devolución a este
proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2012.
Para la defensa de la enmienda presentada por el Grupo Parlamentario
Socialista, tiene la palabra el señor Pérez Rubalcaba.
El señor PÉREZ RUBALCABA: Muchas gracias, señor presidente.
Señoras y señores diputados, comenzamos hoy en esta Cámara el debate de la
ley anual más trascendente para la economía española, la de los
Presupuestos Generales del Estado para el presente año 2012. Lo hacemos
en un momento muy difícil para nuestra economía. La economía española
está en recesión; la tasa de desempleo está aumentando; la Bolsa, cerca
de sus mínimos históricos y la prima de riesgo con Alemania,
estabilizada, eso sí, por encima de los 400 puntos básicos. La
desconfianza de los inversores hacia nuestro país ha aumentado en los
últimos tiempos. España es objeto de un minucioso escrutinio casi diario
por parte de instituciones y medios de comunicación internacionales. Las
razones de esa desconfianza son variadas. Pero una cosa es cierta: el
Gobierno con sus torpezas, con sus vacilaciones, con sus errores, sobre
todo en el proceso de elaboración de este presupuesto, no ha hecho sino
aumentar esa desconfianza en los últimos meses.
Ustedes empezaron escondiendo sus presupuestos por un puro interés
electoral. Hicieron oídos sordos a las peticiones de las autoridades
comunitarias para dar a conocer los presupuestos en un momento
especialmente delicado de la economía española. Con ello, quisieron
conseguir la confianza de los andaluces para el señor Arenas. Y fíjense
por donde lo único que lograron fue aumentar la desconfianza de los
inversores en relación con la economía española. (Aplausos). Su Gobierno,
señor Rajoy, no quedó bien, pero España tampoco; y los inversores tomaron
buena nota. Ya tuve ocasión en esta misma Cámara de reprocharle, señor
Rajoy, la forma en que se llegó a establecer el objetivo de déficit para
este año. El inútil ejercicio de soberanía fiscal que hizo usted en
Bruselas anunciando que el déficit público español sería del 5,8% -hoy
sabemos que sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, sin explicación
ninguna, salvo echarle la culpa al Gobierno anterior- (Un señor diputado:
Es que la tiene), no ha mejorado la confianza de nuestros socios
comunitarios ni en su Gobierno, ni -lo que es peor- en nuestra seriedad
como país. El resultado de ese ejercicio unilateral fue que la Comisión,
con el mismo fundamento que usted utilizó para fijar el 5,8%, es decir,
ninguno, nos obligó a llevar nuestro déficit al 5,3%, medio punto más; un
esfuerzo adicional que eleva más de 3 puntos la reducción de déficit en
una economía, la española, en plena recesión económica; medio punto, que
no es poco. Es mucho, la mitad de lo que ustedes quieren recortar en
sanidad y en educación.
Las cosas, señor Rajoy, señor Montoro, deberían haberse hecho, a mi
juicio, de otra manera. Ustedes deberían haber convencido a las
autoridades europeas de la necesidad de flexibilizar nuestro objetivo de
déficit explicando la situación económica de nuestro país, explicando que
la economía española, después de la inesperada crisis de deuda del mes de
agosto, estaba y sigue estando en recesión, como muchas otras economías
de Europa. Deberían haber explicado que cayeron bruscamente nuestros
ingresos. El Banco de España dice que nuestra desviación de déficit tiene
su origen en un 90% en la caída de los ingresos. Deberían haber explicado
que el Estado pudo reaccionar, porque tiene una capacidad recaudatoria, y
mover el impuesto sobre sociedades, pero que las comunidades autónomas
tienen menos capacidad y no lo pudieron hacer. Debieron haber explicado
eso, la razón de nuestro déficit, y que, por ello, necesitábamos
flexibilidad, entre otras cosas, para garan
tizar la consolidación fiscal de nuestra economía. Pero no lo hicieron
así, y el resultado fue malo en términos de la flexibilidad alcanzada
-menos de la que podríamos haber alcanzado- y, sobre todo, en términos de
la confianza para nuestra economía y para nuestro país.
Usted, señor Montoro, ha empezado esta mañana aquí hablando de engaño y al
hablar de engaño está usted engañando a esta Cámara. (Aplausos). Porque
usted y el presidente del Gobierno supieron directamente los datos reales
y actualizados del déficit que tenía el Gobierno anterior, en el momento
en el que se entrevistaron con ellos. (Rumores). Sí, los que tenía el
anterior Gobierno; los actualizados y las previsiones, con honestidad y
con transparencia. Nadie les engañó, señor Rajoy. (Rumores y protestas).
Y le voy a demostrar por qué. Los déficits de las comunidades se
conocieron en febrero. Alguna, como la Comunidad de Madrid, reconoció una
caída de más de 1.000 millones de ingresos, incluso después del mes de
febrero. El consejero de Economía de la Comunidad de Madrid era el señor
Beteta, su secretario de Estado, señor Rajoy. (Rumores). Calma, calma,
por favor. ¿Qué pasa? ¿Que el señor Beteta engañó a la señora Aguirre, o
la señora Aguirre engañó al señor Beteta, o el consejero Beteta engañó al
secretario de Estado Beteta? No, es mucho más sencillo, que los
presupuestos se cerraron cuando se cerraron. Nadie engañó a nadie, señor
Montoro. Las cifras se conocieron cuando se conocieron. Esa es la verdad.
(Aplausos). Nadie engañó, como no lo ha hecho el Gobierno holandés ni el
Gobierno británico, que sabe usted que tampoco han cumplido sus objetivos
de déficit. El Gobierno británico y el Gobierno holandés no se engañaron
a sí mismos, señor Montoro, simplemente tuvieron una caída de ingresos.
Ustedes para encontrar excusas a sus políticas y a sus recortes, para
encontrar excusas a las decisiones que están tomando, han sembrado dudas
sobre las cuentas de la economía de nuestro país. Y eso, señor Rajoy, es
muy malo para España. Una vez más, ustedes han puesto su interés
particular por encima de los intereses de nuestro país; una vez más,
señor Rajoy. (Aplausos). Cuando escribía estas notas pensaba ¿y qué
pasaría si se les va a ustedes el déficit de este año? ¿Qué pasaría? Que
puede pasar, como le diré a continuación. ¿Qué pasaría? Tendrían que ir a
Bruselas. ¿Y sabe que lo pensarían? Otra vez el Gobierno español
engañando a sus socios europeos. Eso es lo que ustedes han conseguido con
esta estrategia que solo tiene un objetivo, justificar sus políticas de
recortes sociales; solo uno. Ha dicho usted, señor Montoro, que no ha
echado nunca la culpa a las comunidades autónomas. Tiene usted razón, le
ha echado la culpa siempre al señor Zapatero. (La señora Martínez Saiz
pronuncia palabras que no se perciben). Y le digo que de las cuentas de
la Comunidad Autónoma de Valencia tiene la culpa el señor Camps. La
herencia del señor Fabra es la del señor Camps; como la herencia del
señor Gallardón -hoy ausente- es la que tiene ahora la señora Botella
encima de la mesa. Esa es la realidad de las herencias autonómicas. No se
trata de echar la culpa a nadie; se trata de ver las cosas como son.
Le diré más. Creo que, a pesar de todo, no valen las excusas. Le pondré
dos ejemplos de lo que quiero decir. Ustedes a la hora de hablar de los
ahorros en sanidad tendrían dos posibilidades. Ustedes podían optar por
que los pensionistas pagaran las medicinas o podían optar, como ha hecho
la Comunidad Autónoma de Andalucía (La señora Martínez Saiz: Que no tiene
déficit), por ir a una subasta de precios que también abarata el gasto
farmacéutico. En definitiva, ustedes podían optar por la cuenta de ahorro
de resultados de las industrias farmacéuticas, o por las pensiones de los
pensionistas. Y ustedes han optado por las farmacéuticas, señor Montoro.
Ustedes, usted señor Rajoy. (Aplausos). Esa es su política. Esa es su
responsabilidad. Eso no tiene nada que ver con la herencia recibida.
Ustedes han optado por subir las tasas universitarias. Podían haber
tocado otros impuestos, pero no, han optado por encarecer la universidad.
Esa es su política, señor Rajoy. Esa es su responsabilidad. Eso no tiene
nada que ver con la herencia recibida. Esa es la realidad de las cuentas
públicas. (Rumores y protestas).
Y vuelvo a la confianza, porque lo peor es que sus presupuestos no se los
ha creído nadie, y la prueba es que ustedes tuvieron que hacer un
ejercicio de improvisación -el más notable que se recuerda en lunes de
Pascua- y se vieron obligados a anunciar recortes por valor de 10.000
millones de euros, eso sí, a través de un novedoso mecanismo
institucional. Nos lo anunciaron con una nota de prensa de La Moncloa.
Ustedes, a la desesperada, para corregir sus errores y el inenarrable
espectáculo de los ministros y los portavoces de su partido
desmintiéndose unos a otros en la Semana Santa, se vieron obligados a
anunciar un conjunto de recortes nada menos que en educación y en
sanidad, dos servicios públicos esenciales. Se trata de un recorte que,
como luego han venido desgranando -si me permiten- torpemente los
ministros de Sanidad y de Educación, ausentes en esta sala (El señor
ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Montoro Romero: Están
en el Senado) -me he limitado a constatar que están ausentes, no es
ninguna crítica; no están- afecta a los derechos sociales de todos los
españoles; un recorte fabuloso, que, eso sí, tienen que aplicar las
comunidades autónomas; un verdadero plan -¿se acuerdan?-, un verdadero
plan. Entiendo que el señor Rajoy tuviera dificultades el martes pasado
por la tarde para explicar ese plan, es que resultaba inexplicable. ¿Y
sabe qué pasa, señor Montoro? Que nadie lo entendió y la confianza, lejos
de aumentar, lo que hizo fue disminuir.
Finalmente, el viernes se aprobaron en Consejo de Ministros las medidas
correspondientes a los recortes; lo hicieron tras una reunión previa con
los consejeros autonómicos correspondientes que tomaron nota al dictado
de alguna de las normas, no de todas, porque algunas no estaban ni tan
siquiera escritas; algunas ni imaginadas ni pensadas porque fueron
anunciadas en el
Consejo de Ministros o después. Hoy nos hemos enterado de que los
pensionistas van a pagar algunas de sus prótesis o los traslados en
ambulancia a los hospitales cuando no son de urgencia -muchos, traslados,
muchos-; de eso nos hemos enterado hoy.
En resumen, fueron unas reuniones que sirvieron para comprobar lo que todo
el mundo conocía, y es que se habían adoptado medidas sin ningún tipo de
evaluación económica, sin pensarlas dos veces, sin consultarlas con
nadie, sin saber cuándo se podían aplicar, ni siquiera si se podían
aplicar. Esa es la realidad. Es verdad que por ese camino se han llevado
ustedes unas cuantas cosas. Ya sé que no se despiden profesores de la
enseñanza pública, simplemente no se les contrata; un eufemismo
francamente educativo. El problema -siento que no esté el señor ministro
de Educación; se lo diré al presidente del Gobierno- es que quitar
profesores disminuye la calidad de la enseñanza; rebajar horas de clase
disminuye la calidad de la enseñanza; no sustituir a los profesores que
se ponen enfermos disminuye la calidad de la enseñanza. El problema es
que, si usted sube las tasas y baja las becas, lo que está haciendo es
disminuir la igualdad de oportunidades; el problema es que si usted quita
una de las dos especialidades de bachillerato en los institutos rurales
está disminuyendo al 50% la igualdad de oportunidades de los jóvenes que
estudian allí. Ese es el problema, señor Rajoy, que es una política
educativa sencillamente inaceptable la que se esconde detrás de esos
recortes educativos. Ese es el problema. (Aplausos). Por cierto, no me
resisto a comentar aquí siquiera un minuto ese delirio jacobino que
encierra pretender desde el Estado fijar los días exactos para sustituir
los profesores en las escuelas y en los institutos de toda España: diez
días. La pregunta es: ¿a quién se le ha ocurrido semejante dislate
educativo? ¿No se han parado ustedes a pensar que no es lo mismo que
falte el profesor de matemáticas que un profesor de una optativa? ¿Que no
es lo mismo que falte el maestro tutor, el que lleva al grupo, que un
especialista? ¿Pero no se han dado cuenta ustedes de que ese tipo de
cosas se gestionan no desde las comunidades autónomas, sino a veces desde
los propios centros? Un verdadero delirio jacobino, señor Montoro.
Es verdad que el fondo de la cuestión es el que es. El ministro de
Educación se reunió con los consejeros de Educación y les dijo algo así
como lo siguiente: Los mercados nos piden 3.000 millones de euros; a ver,
cuántos profesores estáis dispuestos a despedir cada uno de vosotros
(Rumores); y eso es inaceptable desde el punto de vista educativo y es un
disparate desde el punto de vista de la salida de nuestra crisis. Si hay
algo en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que de esta crisis no
vamos a salir con menos educación, sino con más gasto público en
educación. Por eso, un periódico como The New York Times les decía a
ustedes hace unos días en el editorial -cito literalmente-: Malbaratar la
fuerza del trabajo de mañana para pagar la burbuja inmobiliaria de ayer
es un sinsentido económico -fin de la cita-; y social, sobre todo social
-añado yo esta tarde aquí-.
Veamos brevemente sus medidas sanitarias, que ya sé que no son copago
sanitario, no, es que los pensionistas empiecen a pagar por sus fármacos
unos pocos euros; unos cafelitos menos, como dijo algún dirigente del
Partido Popular, al que, por cierto, se le olvidó decir que así
aliviarían la tensión arterial. ¿Se acuerdan ustedes del debate de
investidura? Aquí el señor Rajoy dijo desde esta tribuna: Voy a subir las
pensiones. Lo que no dijo es que, a continuación, subiría el IRPF y les
pediría a los pensionistas que pagaran por los medicamentos; lo que no
dijo es lo que realmente iba a hacer, que a muchos pensionistas les iban
a dar por un lado lo que les iban a quitar por el otro. Eso es lo que no
dijo, que las pensiones efectivas van a bajar este año con estos
presupuestos y estos recortes. Señor Rajoy, eso no lo dijo aquí, lo digo
yo hoy en esta tribuna.
En definitiva, mi grupo está convencido de que se puede ahorrar en gasto
farmacéutico; se puede hacer. De hecho, se ha hecho y se han tomado
muchas medidas. (Una señora diputada: Haberlo hecho tú). Por cierto,
todavía no se han evaluado muchas de ellas porque se tomaron en agosto.
No se han tomado ni el tiempo para evaluarlas. Se puede hacer, se puede
hacer. Entre otras cosas, se pueden tomar medidas impositivas. Lo que no
vamos a aceptar, lo que no vamos a pasar, lo que no vamos a apoyar nunca
es que los pensionistas empiecen a pagar por sus medicinas; eso no. Y el
Gobierno tendrá que explicarnos por qué, entre una subasta de
medicamentos, que es una forma de bajar los precios y, por tanto, de
abaratar el coste farmacéutico -entre una subasta de medicamentos, como
ha hecho la Junta de Andalucía-, y subir los fármacos a los pensionistas,
la primera medida la llevó al Tribunal Constitucional y la segunda la
aprueba esta mañana en un decreto-ley en el Boletín Oficial del Estado.
Nos lo tendrá que explicar el Gobierno, que eso no es herencia recibida.
(Aplausos).
Me ha llamado la atención lo que ustedes llaman el turismo sanitario. No
voy a entrar en el fondo de algunas cosas; simplemente le recomiendo al
señor Montoro que se lea una directiva que salió hace más de un año, la
transfronteriza de servicios, donde se establecen exactamente las
fórmulas de pago de los distintos países en relación con sus nacionales
que estén residiendo o pasando vacaciones en otros países, porque muchas
de las cosas que se dicen hoy por parte del Gobierno están resueltas. O,
dicho de otra manera, el informe que el Gobierno ha utilizado para
calcular los ahorros con esa medida, que es un informe del Tribunal de
Cuentas de 2009, ya sencillamente no vale porque se han cambiado las
reglas. Pero no me refiero a eso. Me refiero a que, tras el turismo
sanitario, lo que han quitado ustedes es la asistencia sanitaria a los
inmigrantes que residen irregularmente en nuestro país. Turismo
sanitario: yo diría que es un ejercicio de insensibilidad social como la
copa de un pino. Les diré más. Es, por una parte, xenófobo; y esta mañana
ha habido declaraciones de
algún responsable del Partido Popular que lo demuestra. (Aplausos). Es
xenófobo. (Rumores). Sí, sí, porque incluso se ha hecho referencia a
colectivos y a una nacionalidad concreta, que es, por cierto, europea. A
ver si, por favor, le piden a ese responsable que se calle. Es xenófobo.
Están dando pábulo a una siniestra idea que hay por ahí, según la cual lo
inmigrantes, regulares e irregulares, usan y abusan de la sanidad
pública, y eso es completamente falso, y además xenófobo. (Aplausos). Le
diré más. Es cruel porque dejan sin asistencia sanitaria a gente que está
enferma. Y le diré más. Es ineficaz porque van a conseguir que las gripes
acaben tratándose en urgencias. Es todo eso, señor Rajoy.
Además, el Gobierno ha hecho algo más esta mañana en el decreto-ley que no
nos había contado. Han roto ustedes un consenso básico de hace muchos
años en la sociedad española y con las fuerzas políticas de esta Cámara,
que es el de la cobertura universal, y han vuelto a la vieja teoría del
aseguramiento. Hoy ya los ciudadanos por residir en España no tienen por
qué tener cobertura sanitaria, no, tienen que tener una relación directa
con la Seguridad Social. Y eso es retroceder veinte años en un consenso
alcanzado aquí, en esta Cámara. No solo saca a los inmigrantes
irregulares -que los saca de la asistencia sanitaria-, saca a otros
colectivos, por ejemplo, a estudiantes -que lo sean- más allá de los
veintiséis años. Y los hay: gente que prepara oposiciones a carreras
difíciles, por ejemplo, las notarías. Veintisiete años, fuera de la
cobertura sanitaria, salvo que te inscribas en el desempleo. Eso hacen.
Usted, señor Rajoy, dijo en campaña electoral -me acuerdo bien-, cuando
se habló del impuesto sobre el patrimonio, que conocía a un amigo
rentista que no podía pagar el impuesto sobre el patrimonio. Pues debo
decirle que le tiene usted, seguro, bufando, porque no solo no le ha
quitado el impuesto sobre el patrimonio, es que con esta norma le ha
sacado también de la cobertura sanitaria a su amigo rentista. Esa es la
realidad. Sí, señor Montoro. Rompen, como han hecho con las relaciones
laborales, un consenso básico, el de la cobertura sanitaria universal.
En resumen, han recortado a diestro y a siniestro, sin acuerdos con las
comunidades autónomas, saltándose las competencias de estas; han
recortado sin saber muy bien dónde ni por qué. ¿Y sabe qué le digo? Que
no hemos ganado confianza, que nadie les cree, probablemente porque esa
compulsión en recortar sin ton ni son lo que hace es justamente restarle
credibilidad a la acción pública del Gobierno. No han conseguido nada,
más que perder confianza fuera y, sobre todo, perder confianza dentro.
Hoy los españoles saben que cada viernes se pueden encontrar con un
decreto-ley que les recorta drásticamente derechos sociales y derechos
laborales conseguidos con mucho esfuerzo durante los últimos treinta
años. (Aplausos). Eso sí, eso sí lo han conseguido.
Vuelvo a los presupuestos. Le decía que no habían convencido a nadie y eso
había aumentado la desconfianza en nuestro país, y es verdad. Hay mucha
gente que dice que las cuentas no cuadran, y mi grupo comparte esta
opinión. Ojalá me equivoque, pero con estos presupuestos no vamos a
alcanzar el objetivo de déficit que nos ha marcado la Unión Europea,
entre otras cosas porque sus ingresos están sobrevalorados y sus gastos,
los gastos sociales, están infravalorados. Está recogido ahí. Hay cientos
de artículos que analizan a fondo estos presupuestos y que coinciden
básicamente en que las pensiones contributivas no están bien valoradas,
que falta dinero. Ustedes han previsto un crecimiento de pensiones del
1%. No es posible, señor Montoro. El año pasado crecieron el 4% y no es
posible que crezcan el 1%, como poco el 5%. Lo mismo sucede con las
prestaciones por desempleo, que dicen ustedes que decrecen un 5%, a pesar
de que va a haber 630.000 desempleados más. No es posible, señor Montoro.
Tienen que crecer, nosotros calculamos que en torno al 5%. O los
ingresos. Usted dice que la economía española va a generar más ingresos
sin contar las normas tributarias. A normas tributarias constantes, más
ingresos. Es la primera economía en el mundo que decrece y crea más
ingresos. No, señor Montoro. Ya era muy difícil creerle a usted cuando
desde esta tribuna decía una y otra vez, bajaremos los impuestos, crecerá
la economía y recaudaremos más. ¿Se acuerda de aquello? Esta mañana
decía: no, digo lo mismo que hace... ¡Madre mía! Si cojo el "Diario de
Sesiones" y leo aquí lo que decían el señor Rajoy y usted sobre los
presupuestos... Pero creo que no lleva a ningún sitio. ¡Madre del cielo!
(Risas).
Usted, hoy, da un paso más y nos dice que no, que lo que va hacer es
decrecer la economía y tener más ingresos. No, señor Montoro, como no
creemos honestamente que las prestaciones por desempleo estén bien
valoradas; se lo decía antes. No creemos que estén bien valorados los
ingresos; se lo decía ahora mismo. No creemos que estén bien valoradas
las cotizaciones sociales, no lo creemos. Hacen ustedes previsiones que
son incompatibles con su cuadro macroeconómico, que prevé descenso de los
salarios y además aumento del desempleo. No es posible, señor Montoro. Y
no creo que ustedes alcancen 2.500 millones de euros con la llamada
regularización fiscal, para entendernos, con la amnistía. No lo creo, más
bien creo que eso lo han utilizado para cuadrar los presupuestos a capón,
pura y sencillamente no lo creo.
Déjeme que me detenga un minuto en este tema de la amnistía fiscal, que me
parece muy grave. El Gobierno les ofrece a los evasores fiscales
blanquear su dinero de forma confidencial a cambio de pagar un 10%. Para
que todo el mundo lo entienda: un ciudadano español que el año pasado
ganara 100.000 euros, habrá pagado por IRPF 35.000, pero, si en lugar de
declararlos los esconde, pagaría con la amnistía fiscal del Gobierno
10.000; 35.000 si eres legal, 10.000 si eres ilegal, por decirlo
suavemente. ¿No se dan cuenta de que es insostenible, que es imposible
defender semejante injusticia? ¿No se dan cuenta? Aparte de que, señor
Montoro -aprovecho que está usted aquí-, nos debería explicar en esta
Cámara cómo va a controlar el origen de ese dinero, porque dice usted que
está seguro de que no entrará dinero ilegal. Yo estoy seguro de que no
hay forma de controlarlo porque usted está prometiendo confidencialidad,
que es tanto como decir que no se va a investigar. Dígame usted cómo va a
garantizar que no está aquí el dinero del blanqueo, el dinero del narco,
el dinero de la corrupción, el dinero de la trata de personas. Dígamelo,
pregúntele a su ministro de al lado (Rumores) que le diga cómo va ese
mundo. Dígame que ese dinero no se va a blanquear por esta vía. Yo le
digo que o me lo explica o, si no investigan todas y cada una de las
declaraciones nuevas, no lo podrá usted saber porque nadie va a venir a
contarle que se ha llevado dinero ilegalmente y lo va a blanquear aquí.
¿No se da cuenta de que es imposible, señor Montoro?
En resumen, es una inmoralidad. Señor Rajoy, yo creo que es una
inmoralidad, lo creo sinceramente, y creo que es una inmoralidad
imposible de defender en este momento que la gente está pagando la
declaración de la renta. Lo creo sinceramente. Lo vamos a llevar al
tribunal y le vamos a pedir al tribunal que lo paralice. Y, es más, vamos
a insistir una y otra vez en esta Cámara en que nos den los nombres de
aquellos que se amparan en esta regularización fiscal. Lo vamos a hacer.
(Aplausos). Eso sí que es un ejercicio de transparencia informativa
importante.
En resumen, son increíbles, señor Montoro, y desgraciadamente hay
consenso. Y lo que es peor -se lo decía antes-, el carácter meramente
coyuntural de algunos de los ingresos que ustedes han modificado, de uno
de los impuestos -usted ha lucido eso esta mañana desde esta tribuna-, lo
que hace es sembrar dudas sobre la consolidación fiscal de los años
siguientes. ¿No se da cuenta de que es al revés de lo que usted pretende
hacer? Usted quería sembrar confianza y, si esta mañana le ha oído
cualquiera medianamente atento, habrá pensado: qué están diciendo si
tenemos un margen de maniobra, señor Montoro, si tenemos varios puntos de
presión fiscal menos que la Unión Europea. Por tanto, son increíbles para
hoy y, lo que es peor, sientan las bases fiscales increíbles para el
mañana. Eso es lo que pasa.
La siguiente pregunta que habría que hacer, para ver si entendemos las
causas de esta desconfianza que ustedes han generado con estos
presupuestos y con la forma de elaborarlos, tiene que ver con las medidas
que adoptan en relación con el crecimiento de nuestra economía. ¿Dicen
algo de crecimiento? ¿Señalan a los inversores por dónde hay que ir? ¿Le
dicen al mundo de la inversión extranjera qué quiere España para salir de
la crisis, en qué va a hacer España el esfuerzo para salir de la crisis?
Nada de eso, usted lo ha reconocido esta mañana paladinamente. Aquí bajan
dramáticamente los gastos de I+D+i, los de educación del Estado, los de
formación profesional, por supuesto la dependencia, las ayudas a la
internacionalización de nuestras empresas... Nada. Ya Le Monde habla del
suicidio científico español, y creo que tiene desgraciadamente razón. Eso
por no hablar de la drástica reducción de los programas de fomento de
empleo justamente el año en que lamentablemente estamos pensando que
podemos llegar a los 6 millones de parados. Ustedes reducen
drásticamente, creo que en 2.500 millones de euros, las cantidades
dedicadas a fomento del empleo, por no hablar de las inversiones y del
cumplimiento de algunos estatutos, el de Cataluña y el de Andalucía, pero
no solo eso.
En resumen, son unos presupuestos que olvidan el crecimiento, usted lo ha
dicho esta mañana aquí, de ajuste puro y duro. Estos últimos meses vemos
cómo se discute en todo el mundo sobre el equilibrio entre las políticas
de ajuste y las políticas de crecimiento, y vemos cómo algún Premio Nobel
reputado, organismos internacionales como el FMI o la OCDE y Gobiernos
como el norteamericano le están diciendo a Europa: tenéis que equilibrar
vuestras políticas de ajuste, porque el ajuste solo conduce a más ajuste.
En esas circunstancias ustedes van y presentan un presupuesto donde no se
atisba nada de políticas de crecimiento, ni un signo, ni un gesto, nada,
ajuste puro y duro. Pues yo le digo, señor Rajoy, que estos presupuestos
no van a conseguir ni siquiera el ajuste, porque van a profundizar en
nuestra recesión. Esa es la realidad.
Por eso usted decía, señor Montoro, esta mañana aquí en la tribuna: hay
quien cree que los presupuestos no cuadran, y hay otros que creen que los
presupuestos, como son tan duros, van a profundizar en la recesión y nos
van a hacer que no cuadren, que no consigamos la consolidación. Yo le
digo que la mayoría de la gente cree las dos cosas al tiempo. Nosotros
desgraciadamente también. Ni cuadran ni... (El señor ministro de Hacienda
y Administraciones Públicas, Montoro Romero: Eso no es posible). Claro
que son posibles las dos cosas, naturalmente, al mismo tiempo, faltaría
más que lo son, y usted lo sabe perfectamente, que es el autor de los
presupuestos. No cuadran. No cuadran, señor Rajoy.
En definitiva, un ministro del Gobierno ha hablado de presupuestos de
guerra. Algún periodista reputado, algún solvente analista económico los
ha calificado como presupuestos heroicos. Incluso un periódico, creo que
el New York Times, hablaba de una sobredosis de dolor. Yo modestamente
creo que son unos presupuestos económicamente ineficaces y socialmente
injustos, que no van a cumplir los objetivos de déficit, que van a
aumentar la recesión, que van a crear más desempleo, que van a empobrecer
a las clases medias, a los trabajadores y a los pensionistas, y que
ensombrecen el futuro, ya de por sí difícil, de nuestros jóvenes, señor
Rajoy. Esto es lo que creo de estos presupuestos; unos presupuestos que
van a hacer que las familias paguen más por todo y reciban menos de todo;
unos presupuestos que, lejos de abundar o apuntar en la consolidación
fiscal, lo que van a conseguir es una quiebra social. En eso estamos, y
todo esto es lo que configura este clima de desconfianza -además de otras
cosas, algunas de las cuales las ha referido el señor Montoro
aquí- en nuestra economía. Como decía un periódico poco sospechoso de
veleidades progresistas (Un señor diputado: ¿El New York Times?) -no,
esta vez es The Wall Street Journal-, el Gobierno de España está haciendo
que las cosas vayan a peor y no a mejor. Día 10 de abril del presente
año.
Por estas razones pedimos su devolución. Ya sé que no la vamos a ganar.
Vamos a presentar enmiendas, señor Montoro, donde vamos a mantener el
5,8%, es decir, un 3,5% para la Administración del Estado; vamos a crear
nuevos impuestos, los verá usted; vamos a modificar el impuesto de
sociedades; vamos a crear un suelo en el impuesto, como hay en países
como Alemania o Estados Unidos; vamos a reforzar la Agencia Tributaria,
no como ustedes, que, al revés, sacan gente de ella; vamos a proponer,
con esos aumentos de ingresos, incrementos de gastos en partidas que, ya
se puede imaginar, tienen que ver con nuestro crecimiento a corto y medio
plazo: educación, investigación, formación o exportación; vamos a
garantizar el mantenimiento de nuestros servicios públicos. En
definitiva, vamos a demostrar que sus recortes, señor Rajoy, no son el
único camino posible, que hay otras fórmulas distintas. Vamos a demostrar
a través de las enmiendas que hay formas de reducir el déficit sin dañar
la educación ni la sanidad, que hay formas de combinar el ajuste con el
crecimiento, en definitiva, formas distintas para salir de la crisis.
Termino ya con dos reflexiones finales. Decía -lo hacía también el señor
Montoro esta mañana aquí- que la economía pasa por momentos difíciles, es
verdad que por causas intrínsecas a la economía española, y también
porque la economía europea va como va, creo que cada vez más cuestionada.
Ese es un tema que tenemos que discutir también en esta Cámara. Los
europeos estamos metidos en una economía en la que nunca hay suficiente
austeridad, siempre se puede ser más austero, y creo que esa política de
austeridad está demostrando que no atrae la inversión, antes bien está
detrás de la recesión en la que se encuentran muchos países de Europa, no
solo Grecia, Irlanda y Portugal; no, también España, Italia, Holanda,
muchos países de la Unión Europea. Lo creo sinceramente. Quiero que se me
entienda bien, no estoy cuestionando la lucha contra el déficit público,
no la estoy cuestionando. (Varios señores diputados: ¡No!). No estoy
cuestionando nuestro objetivo de déficit público; estoy cuestionando la
velocidad a la que nos acercamos a ese objetivo. Estoy diciendo -por
cierto, como dije en la campaña electoral respecto al objetivo de este
año, y así ha pasado, lo han tenido que flexibilizar- que hay que
flexibilizar esa velocidad porque con la velocidad que nos imponen la
economía española no va a salir de la crisis, sino antes bien se va a
meter más en la recesión. Eso es lo que estoy diciendo. Estoy diciendo
que se puede hacer y se puede decir. Decía usted esta mañana que no se
puede decir; el señor Monti lo acaba de decir, acaba de pedir para Italia
una flexibilización del objetivo del 3% para el año que viene, y no ha
pasado nada. ¿Sabe por qué no ha pasado nada? Porque la actuación del BCE
de hace unas semanas demuestra que los mercados a lo que son sensibles de
verdad es a la actuación del BCE. Cuando el BCE relajó su política
monetaria se calmó todo, pero cuando dijo que no lo iba a volver a hacer
y empezamos a hablar del déficit público volvió la inestabilidad. ¿Sabe
por qué? Porque los mercados saben que lo más terrible para una economía
es no crecer, porque para pagar hay que crecer, y eso lo saben como nadie
los mercados. Por eso creo que tienen ustedes que hacer un esfuerzo en
esa dirección. Lo tenemos que hacer en Europa en la dirección que estamos
proponiendo el conjunto de los socialistas europeos. Por ejemplo, hay que
compaginar el pacto fiscal con un protocolo de crecimiento, y en eso
estamos trabajando; hay que pedirle al Banco Central Europeo que deje de
preocuparse solo de la inflación y pase a preocuparse del crecimiento;
hay que pedirle a Europa que se comporte como una unión económica, esto
eso que los países que tienen más capacidad tiren de la demanda -estoy
pensando en Alemania-, y finalmente, entre otras cosas hay que hablar del
impuesto de transacciones europeas, un impuesto que cuanto antes llegue
mejor, y que lo ideal sería que nos pudiéramos repartir entre los Estados
y la Unión Europea. Todo esto hay que hacerlo porque usted sabe que el
marco europeo es clave para nuestra economía.
El domingo las elecciones francesas supusieron un soplo de esperanza; hay
que esperar a la segunda vuelta, pero no cabe ninguna duda de que el
hecho de que el ganador de la primera vuelta, en su primera alocución
después de las elecciones, hablara de la necesidad de que hubiera una
política de crecimiento europeo es un soplo de esperanza para países como
España. Miren ustedes por dónde el bienestar de la economía española
corre hoy de la mano de la suerte de la izquierda europea, para ser más
concreto de la suerte de la izquierda francesa. (Aplausos). Es así.
Termino ya. (Rumores). Tenemos algunos problemas a los que se ha referido
el señor Montoro esta mañana desde esta tribuna que son importantes, por
ejemplo, nuestro sistema financiero; es verdad que seguramente es nuestro
gran problema. Es cierto que el Gobierno aprobó una serie de normas en
esta Cámara y que contó con el apoyo del Grupo Parlamentario Socialista,
bien es verdad que el portavoz desde esta tribuna les dijo que creíamos
que eran insuficientes. En todo caso, si traigo aquí a colación eso es
para decir que lo votamos con ustedes, y para hacer una vez más una
oferta de hablar sobre este problema, que creemos que es muy serio, el de
la salud de nuestro sistema financiero, porque como bien decía esta
mañana el ministro desde esta tribuna, sin crédito no hay crecimiento.
Reitero esa voluntad. Como reitero la voluntad, señor Rajoy, de hablar de
todo; de hablar de todo, señor Rajoy, de hablar, de dialogar, cosa que
ustedes hasta ahora no solo no han hecho, no han querido hacer,
explícitamente no han querido hacer. Le reitero esa voluntad, señor
Rajoy. Creo que se puede hablar, es verdad que hay líneas rojas
-algunas las he expuesto con claridad desde esta tribuna-, pero que se
puede hablar de todo, señor Rajoy, estoy convencido de que se puede
hablar. Y estoy convencido de que ese diálogo, si alcanzamos los acuerdos
oportunos y recomponemos los consensos que ustedes están rompiendo, cada
semana uno, será muy bueno para recuperar la confianza, esa de la que
hablaba una y otra vez el señor Montoro desde esta tribuna. La confianza
también tiene que ver con el diálogo y con el acuerdo.
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene que acabar,
El señor PÉREZ RUBALCABA: Termino ya, señor presidente.
Señor Rajoy, tiene mayoría absoluta para sacar cuantas leyes quiera en
esta Cámara, pero corre el peligro de que esa mayoría absoluta un día no
refleje la mayoría social, y para la tarea que colectivamente tenemos por
delante esa mayoría social es muy buena. Si no cuenta con ella, estará
abonándose al fracaso. Y, créame, mi grupo parlamentario no quiere de
ninguna forma ese fracaso.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Pérez Rubalcaba.
Señor ministro de Hacienda y Administraciones Públicas.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente.
Señorías, la confianza se gana con hechos. Por eso esta tarde voy a
iniciar el turno de palabra en la Cámara haciendo un anuncio. Se refiere
a la evolución del déficit en el primer trimestre de este año, del mes de
marzo. Esa ejecución en términos homogéneos anuncia que el déficit estará
en el 0,83 por ciento del producto interior bruto, es decir, que está en
línea de consecución de los objetivos que está marcando el Gobierno en
los Presupuestos Generales del Estado. (Aplausos). En un tiempo muy
difícil, en un tiempo, como ha señalado su señoría, señor Rubalcaba,
extraordinariamente difícil y problemático para la sociedad española,
para las familias españolas, y en definitiva para toda la sociedad
europea implicada en ese gran proyecto europeo que significa el euro.
Usted, señor Rubalcaba, que como yo mismo -yo me pongo también- ya lleva
unos trienios en política, usted lleva más que yo, tengo que advertirlo
así -no sé si sexenios de investigación, de esto no lo sé, pero que lleva
ya más trienios en política que yo, eso es seguro-, ha subido a la
tribuna a sembrar desconfianza. (Rumores.-Varios señores diputados:
¡No!). Ese ha sido su discurso, señoría, sembrar la desconfianza, cuando
usted comenzaba esta legislatura diciendo: el Partido Socialista de mi
mano hará una oposición responsable. (Varios señores diputados: Sí).
Menos mal que está haciendo una oposición responsable. Cuando la señora
Valenciano ayer anunciaba que iba a movilizar a la gente en la calle. Eso
es hacer una oposición responsable en un momento de crisis de país,
señoría. (Aplausos). Así es cómo el Partido Socialista entiende la
responsabilidad en un momento crítico de país. (Rumores). Ese es el
ejercicio, y además lo explicaba usted con toda claridad. Comprendo que
los trienios en política le enseñan a uno, supongo, a ejercer desde esta
tribuna. Pero es que cuando ha llegado a afirmar que yo mismo -no digo
nadie más presente en esta sala, y mucho menos el presidente del
Gobierno- tenía conocimiento por el Gobierno anterior de la desviación
del déficit, señoría, se está confundiendo usted de persona. Quien lo
sabía era usted, señor Rubalcaba. (Aplausos.-Rumores). Quien lo sabía era
usted, don Alfredo. Usted sí sabía que había esa desviación del déficit,
como lo supe yo cuando llegué al Ministerio de Hacienda, cuando fui
ministro de Hacienda, los últimos días de diciembre. Ese es el momento en
que tengo conocimiento de la desviación. Y la tengo como estimación.
Fuente: la estimación de la Intervención General del Estado. Por tanto
obviamente es una estimación; los presupuestos del Estado y de las
comunidades autónomas no están cerrados, no están ejecutados. Pero sí
existe ese documento, sí existe esa estimación que es lo que hace que el
nuevo Gobierno, con días en el Gobierno, conozca que la desviación va a
estar, como dijimos en su momento, en torno al 8%. Lo dijimos con
conocimiento de causa obviamente; con el conocimiento de causa que dan
los funcionarios del Estado, los altos funcionarios del Estado. (Varios
señores diputados: ¡Oh!), con la fiabilidad que da ese conocimiento. Es
obvio que la estimación de esa desviación la conocía el Gobierno de
España y la conocía también el candidato del Partido Socialista, anterior
miembro del Gobierno de España. (Aplausos). Es evidente que es así,
señorías.
Entonces usted, ¿qué está reprochando? Se puede hacer política desde la
certeza, señor Rubalcaba. Yo comprendo que hay personas a las que les
cuesta; lo entiendo humanamente, personalmente. Pero se puede hacer
política desde la transparencia; se puede hacer. Créame, se puede hacer.
(Rumores). Yo he sido ministro de Hacienda del Gobierno de España
anteriormente, y yo he salido porque he perdido las elecciones generales
en mi país, y las cuentas de mi país, incluidas las comunidades
autónomas, estaban impecables, señoría. No había ninguna desviación.
(Aplausos). Hubo un Gobierno, y el señor Zapatero, como presidente del
Gobierno, anunció en su momento: voy a esclarecer la gestión del anterior
Gobierno -el Gobierno del Partido Popular saliente-. Y ahí estuvo. ¿Hubo
alguna rectificación? Lo dijo el señor Zapatero ahí sentado y yo ahí
también, como miembro de la oposición que era en aquel momento, diputado
en este Congreso y exministro de Hacienda. Dijo: lo voy a revisar. Sí, lo
revisaron y abrieron todos los cajones, señoría. Lo mismo que ahora, que
la primera operación que ha tenido que hacer el Gobierno es la operación
de proveedores. Lo mismo que
ahora. ¿El Gobierno de España, las Cortes Generales de España no son
responsables de ninguna de las cuentas de las comunidades autónomas y de
las corporaciones locales de España? Pero, ¿qué clase de Estado tiene
usted en la cabeza, señor Rubalcaba? ¿Qué clase de Estado? (Aplausos).
Usted es responsable, señoría. Usted, cuando es Gobierno de España es
responsable de ese control. ¿De qué está presumiendo aquí? Ya he visto
por dónde va y por dónde va a ir su carácter de oposición. Ahora se
refugia en Andalucía. ¿Sabe a cuánto asciende la cuenta de proveedores
que ha presentado la Junta de Andalucía? (La señora Pérez Domínguez:
Menos que la de Valencia.-Protestas).
El señor PRESIDENTE: Ruego silencio, por favor.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): ¡Pero si vamos a pagar! Las cuentas claras son las cuentas que
se conocen. Igual que la cuenta del Estado, igual que las cuentas de
todas las comunidades autónomas, señorías. Que nadie se equivoque.
(Rumores). Lo he dicho claramente esta mañana: transparencia es
transparencia en las cuentas. Que nadie se equivoque en cuanto a lo que
es el presente y el futuro de cualquier gobierno, empezando por el
Gobierno de España. Nos jugamos el país, señorías. Y cuando nos jugamos
el país entero estamos hablando de cuestiones mayores, de planteamientos
mayores, y por tanto no vamos a consentir que ningún gobierno de
comunidad autónoma, ningún gobierno de corporación local incumpla los
objetivos de déficit público. Le decía la cifra de proveedores de
Andalucía, que es exactamente de 2.763 millones de euros. (Protestas.-La
señora Pérez Domínguez: ¿Y la de Valencia?-Rumores). Eso es lo que vamos
a pagar, señorías. Esa es la cuenta que está presentando Andalucía.
(Varios señores diputados: La de Valencia. Dígala). Transparencia,
transparencia. Cuando se presume de algo, se está con las cuentas claras,
transparentes y equilibradas. (La señora Rodríguez Ramos: ¿Cuál es la de
Valencia). Doña Soraya, no se ponga nerviosa, que la veo un poco agitada.
(Aplausos.-Protestas.-Rumores).
Señorías, el debate de presupuestos se refiere precisamente a la apuesta
entera de un país en este momento, de un país que ha recibido -insisto,
no el Gobierno actual, no el Gobierno presidido por don Mariano Rajoy- la
herencia realmente más grave de su historia y de su historia económica
reciente, señor Rubalcaba; la herencia más grave en términos de pérdida
de puestos de trabajo, en términos de paro juvenil, en términos de
descontrol de las cuentas públicas, que realmente están desviadas el año
pasado en 25.000 millones de euros, razón que explica muchos de los
ajustes que trae el Gobierno a la Cámara en este momento, razón que
explica los reales decretos-leyes aprobados en materia de sanidad y de
educación, que además de reformar, de renovar estructuras, que no son
equivalentes a recortes, no son equivalentes a recortes, todos los
españoles y todos los inmigrantes legales tienen derecho a la tarjeta
sanitaria (Aplausos), no suba usted a hacer afirmaciones que no son así,
señoría. (El señor Pérez Rubalcaba hace signos negativos). Es así, don
Alfredo, es así. Pero, insisto, todos somos herederos de nuestra propia
circunstancia, y quienes han tenido la responsabilidad del gobierno de
España hasta hace prácticamente tres meses han sido ustedes, y han
llevado a este país, a España al límite, y lo han llevado al límite desde
el año 2010, no ahora, señoría, que estamos en el 2012, cuando realmente
el Gobierno socialista anterior en mayo de 2010 trajo unas medidas a esta
Cámara, unas medidas que quién calificaría de sociales: congelar las
pensiones, muy social, señor Rubalcaba, muy social (Protestas); bajar el
sueldo de los funcionarios un 5% por primera vez en nuestra historia, muy
social; subir el IVA 2 puntos, y 1 punto en el tipo reducido, muy social;
y en definitiva y en suma, seguir dejando al país en la misma situación
que está ahora, cuestionado, cuestionado, como estamos diciendo que está
España en estos momentos, señoría, que está cuestionada. Y ese crédito de
país es lo que tenemos que recuperar, y tenemos que recuperarlo sin hacer
demagogia, yendo a las cuentas reales. (Varios señores diputados: ¡Ah!).
Señorías, algunos de ustedes confunden la demagogia con el acierto en el
diagnóstico y en el pronóstico (Protestas.-Rumores). Ese es un problema
que el Grupo Socialista tendrá que ir asimilando poco a poco (Aplausos),
pero yo entiendo que, después de haberse equivocado al ritmo que lo ha
hecho el Gobierno socialista, le cueste. (Rumores.-Protestas).
Pero dicho esto, señor Rubalcaba, cuando usted sube aquí a sembrar esas
dudas sobre la inaccesibilidad de los servicios públicos, el Gobierno lo
que tiene que contestarle es que lo que hace accesible el servicio
público es que esté correctamente financiado (Una señora diputada:
¡Claro!), es que esté correctamente financiado, señorías, eso es lo que
lo hace accesible y es lo que garantiza la igualdad de oportunidades en
una sociedad moderna como es la española, que esté correctamente
financiado, que no esté al albur de los acontecimientos, que en España
haya actividad, haya empleo, haya crecimiento, y para eso hace falta
financiación, y para eso hace falta financiación. Y esa financiación,
señorías, tiene que venir del sector crediticio bancario, sí claro, y
para eso hay que quitar la losa del déficit público, de la deuda pública
que se llevan las administraciones, porque lo que hace es retraer crédito
hacia el sector público, donde debería fluir ese crédito al sector
privado. Por eso, para un país como España, que tiene efectivamente un
gran desafío que es crecer y de ese crecimiento derivar empleo, que haya
empleo, es tan importante la reducción del déficit público y de la deuda
pública. Para eso hay que hacer también recursos, hay que apelar a los
ingresos tributarios. Obviamente, y en situaciones excepcionales, hay que
hacer realmente apelaciones extraordinarias y excepcionales, como es la
regularización fiscal, señorías
(Rumores). Una apelación extraordinaria a recursos extraordinarios. Por
cierto, respecto a esa moralidad de la que ha hecho usted gala aquí, solo
le voy a preguntar una cosa, don Alfredo: ¿Usted dónde estaba en el año
1991? (Un señor diputado: Muy bien.-Rumores). ¿Dónde estaba? (El señor
Pérez Rubalcaba hace gestos negativos.-Rumores). No; no estaba en la
política don Alfredo cuando se realizaron aquellas actuaciones (Rumores).
Aquello sí que eran amnistías fiscales, y ahora lo que ha hecho desde la
tribuna es lanzar una duda, una sombra, cuando realmente España, al igual
que otros países, necesita regularizar ingresos tributarios, señoría.
Porque lo han hecho los países de nuestro entorno, lo han hecho países en
su diferente dimensión, como es el caso de Italia, cuya regularización
aportó a las arcas públicas 5.000 millones de euros en la última de esas
regularizaciones. Por tanto, claro que vale la pena explorar esa vía,
cuando además la OCDE recomienda que se haga en circunstancias
extraordinarias, porque efectivamente España ha perdido recaudación sobre
el producto interior bruto. Ha perdido 6 o 7 puntos de producto interior
bruto en términos de recaudación, señor Pérez Rubalcaba, que es
exactamente lo que ha perdido durante los Gobiernos socialistas
(Rumores), cuando se tomaron medidas como la supresión del impuesto sobre
el patrimonio en la primavera de 2008 con carácter retroactivo desde
enero de 2008. Eso es lo que hacía cuando usted estaba en el Gobierno y
se sentaba en el banco azul, y ahora, cuando está en la oposición se
refiere a la figura retórica de imposiciones sobre los ricos, cuando
realmente ustedes no han sido capaces de articular figuras tributarias
que hagan más compensados los ajustes. Es verdad que hay un ajuste y el
Gobierno insiste en la importancia de hacer ese ajuste, pero insiste en
la importancia de hacerlo también en términos equitativos, para que los
que menos renta tengan no paguen los costes de la salida de la crisis en
mayor proporción, señor Pérez Rubalcaba.
Por lo demás, otra duda que ha tratado de sembrar en la tribuna: el
Gobierno improvisa. Eso es lo que ha venido a decir (Un señor diputado:
¡No!-Rumores y protestas). Usted tuvo el debate de investidura con el
señor Rajoy aquí, y el señor Rajoy explicó el calendario de actuación de
lo que sería su Gobierno (Varios señores diputados: ¡No!) e indicó con
fechas concretas cuáles serían las actuaciones y las prioridades: la
reforma bancaria, la reforma laboral, y la elaboración de los
Presupuestos Generales del Estado a partir de que la Comisión Europea
dispusiera sus nuevas previsiones de crecimiento económico. En
definitiva, señorías, un plan que se ve completado con otras reformas que
tratan de incidir positivamente en el presupuesto de las comunidades
autónomas para que puedan conseguir el objetivo de déficit público. No sé
si se confunde, señoría, pero las medidas, las famosas medidas del lunes
de Pascua, de 10.000 millones de euros, no tienen que ver con el
presupuesto del Estado que hoy traemos a esta Cámara (La señora
Valenciano Martínez-Orozco: Eso es lo malo.-Rumores). No inciden en el
presupuesto del Estado de esta Cámara, señorías. No inciden realmente
puesto que no van a favorecer menos gasto del que ya está promovido en
los diferentes capítulos de los diferentes departamentos ministeriales,
algunos de cuyos ministros están ausentes esta tarde, señor Pérez
Rubalcaba, porque se está celebrando un Pleno de control en el Senado. Lo
digo para su información también, dado que les corresponde estar dando
las explicaciones en los foros pertinentes. (Rumores).
El señor PRESIDENTE: Ruego silencio, por favor, para que se pueda oír al
orador. Silencio.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): La fiabilidad, la confianza, la credibilidad, la dan las
políticas. La credibilidad la dan las políticas que se presentan
firmemente frente a las circunstancias excepcionales y difíciles que
tenemos delante, que tenemos como país.
Señorías, la apelación que hace el Gobierno, que ha hecho esta mañana a
los grupos parlamentarios, ha sido una apelación de responsabilidad.
Estamos en un momento crítico, en un momento difícil, y por eso tenemos
que presentar presupuestos críticos y difíciles; presupuestos de ajustes,
para ajustar donde antes no hubo ajuste; presupuestos comprometidos con
la corrección del déficit, porque antes ha habido un continuo y
despilfarrador uso del déficit y de la deuda pública; presupuestos que
realmente comprometan y abran oportunidades a nuestro país. No es el
tiempo de subir aquí a hacer planteamientos demagógicos y facilones; no
es el momento, señorías, cuando España está viviendo una situación
crítica a la que la ha llevado un Gobierno anterior. Porque ha llegado a
afirmar que lo que está causando el problema de España en este momento
son las decisiones de un Gobierno que lleva poco más de tres meses y que
presenta, en este caso, su primer Presupuesto General del Estado. En fin,
ya estamos en la quimera de lo que va a ser el planteamiento de la
oposición.
Esta tarde tengo que referirme no al secretario general del Partido
Socialista sino a los miembros del Grupo Socialista y a los
representantes del Partido Socialista de España, que tienen una
responsabilidad (Rumores). Claro que la tienen por la representación que
ejercen en esta Cámara y en este Congreso. Y este es un momento de
apoyar, es un momento de hacer propuestas (Rumores), es un momento de
ofrecer alternativas, es un momento de estar con el Gobierno, sobre todo
cuando está buscando permanentemente el diálogo y la coincidencia.
(Rumores). Este es el momento, señorías, que también ustedes tendrán
mañana en el Senado con la ley de estabilidad presupuestaria. Hagan un
ejercicio de responsabilidad y voten en el Senado a favor de esa ley de
estabilidad presupuestaria, que tan importante es para la consecución de
los objetivos de déficit público en España (Aplausos) y para mandar un
mensaje tranquilizador
a quienes hoy nos están observando fuera de España, pero también y
fundamentalmente a los ciudadanos españoles.
Señorías, su única propuesta de esta tarde, la esperable, la esperada,
relajar el objetivo del déficit, a lo único que conduce es a prolongar la
agonía de la crisis, a más destrucción de puestos de trabajo, a poner en
duda el propio proyecto del euro. Eso es exactamente en lo que consiste
esa propuesta. Como advertía esta mañana, esa propuesta no debería
expresarla ningún grupo político en la Cámara en el día de hoy, mucho
menos el principal partido de la oposición y mucho menos don Alfredo,
quien ha tenido altas responsabilidades en el Gobierno de España.
Muchas gracias. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
Señor Pérez Rubalcaba.
El señor PÉREZ RUBALCABA: Muchas gracias, señor presidente.
Aunque parezca lo contrario, hemos venido aquí a discutir los presupuestos
del Partido Popular. (Risas.-Aplausos). En todo caso, aun reconociendo
que su intervención ha sido una intervención magistral de oposición, me
gusta mucho comparar con las que le oía cuando estaba en la oposición, y
quién le ha visto y quién le ve, señor Montoro; ¡quién le ha visto y
quién le ve!
Déficit. Muy rápidamente. Ha anunciado usted que estamos en el 0,83, me
parece. Creo que la web del ministerio dice que en el trimestre del año
pasado, en la misma época, estábamos en el 0,60. (Rumores). Lo digo por
que no lance usted las campanas al vuelo. En todo caso, no es tampoco mi
intención.
Le diré dos cosas sobre la oposición útil. Si la gente sale a la calle a
protestar no es porque el PSOE les diga que salgan. (Rumores.-Varios
señores diputados: No, no).
El señor PRESIDENTE: Ruego silencio.
El señor PÉREZ RUBALCABA: Es porque están en profundo desacuerdo con las
políticas que usted hace. Ese es el problema. El problema es que la gente
no está de acuerdo con su reforma laboral, y por millones. Y el problema
no es que no esté de acuerdo con su reforma laboral -porque no es una
reforma más, porque es una enmienda a la totalidad a nuestro sistema de
relaciones laborales-, el problema es que ustedes no han hecho ni caso de
nada de lo que les ha dicho nadie, ni los sindicatos, ni la oposición;
nada, señor Montoro. ¿Cómo se atreve usted a venir aquí a pedir
responsabilidad a la oposición cuando no nos han hecho caso en nada, ni a
nosotros, ni a los sindicatos, ni a las comunidades autónomas que no son
gobernadas por ustedes? (Rumores). ¡Pero si no hablan ni con ustedes
mismos! ¡Están todo el día desmintiéndose unos a otros! Señor Montoro, de
verdad, tómese las cosas en serio. Mire lo que pasa con la reforma
laboral; es una enmienda a la totalidad.
Le voy a decir más. La presentaron ustedes -creo-, entre otras cosas, para
equilibrar esa nefasta imagen que dieron ustedes cuando escondieron el
presupuesto. Es que no es creíble. Es que salió el presidente Barroso y
les dijo: presenten el presupuesto, que es muy importante; que la
economía española está en duda. Y ustedes lo escondieron por un puro
interés electoral. Y para eso tuvieron que tomar un atajo y presentar una
reforma laboral -¿se acuerda cómo dijo el señor De Guindos?- agresiva.
¡Vaya si era agresiva, señor Montoro! Como que está consiguiendo que la
gente salga a la calle. Está consiguiendo que, desgraciadamente, salga a
la calle la gente, que mucha gente pierda el trabajo y que se bajen los
salarios, como ustedes mismos reconocen en sus presupuestos. Ustedes
están certificando en su presupuesto el fracaso de la reforma laboral.
Están ustedes admitiendo que va a haber 630.000 parados más. Yo le digo
que una reforma laboral que abarata el despido cuando hay recesión, lo
único que conduce es a más despido, y eso lo sabe usted como yo. Por
tanto, si quiere usted dialogar, dialoguemos. Empiecen por recibir a los
sindicatos y por decirles algo más de lo que les dijeron el otro día y
luego miren nuestras enmiendas, siéntense con nosotros.
Ley de estabilidad. Si ustedes recogen en la ley el texto literal que
firmó la vicepresidenta del Gobierno mi partido votará la ley; literal,
el texto que firmó la vicepresidenta. Ese es nuestro acuerdo, el texto
literal. Si ustedes recogen ese texto, el Partido Socialista cumplirá su
compromiso. ¡Pero es que ustedes no lo quisieron recoger el otro día!
Usted sabe perfectamente hasta dónde llevamos la negociación; no lo
quisieron recoger. Y le voy a decir otra cosa más, señor Montoro, ya no
es un problema de que sea nuestro texto o nuestro acuerdo, que de por sí
es muy importante que el acuerdo se respete -faltaría más-, es que además
la ley es mala, señor Montoro. La ley les pone a ustedes y al Gobierno
que venga detrás -que no serán ustedes- una camisa de fuerza, señor
Montoro, y eso no es bueno para la economía española. La economía
española no necesita ser más alemana que los alemanes. Es que no tenemos
por qué ser más y mejores discípulos que el mejor de los discípulos,
créame. No nos pide Europa que seamos más rígidos que Merkel. Entre otras
cosas, no podemos. Nuestra economía no está como la alemana. Por tanto,
no tratemos de imitar un modelo que no podemos seguir. Es lo que trato de
decirle desde esta tribuna. El señor Monti, nada sospechoso de ser un
radical ni de ser una persona irresponsable, ha pedido para Italia -que
está mucho mejor en déficit público este año que nosotros- que se
reconsidere el objetivo del 3%, y no ha pasado nada. Lo está pidiendo
todo el mundo. ¿Y sabe qué le digo? Que los mercados saben de esto. Y lo
que más agradecen los mercados, ¿sabe qué es? La sinceridad. (Rumores).
Sí, sí, decir la verdad, como usted dice. Y la verdad, señor Montoro, es
que sus presupuestos son
increíbles; lo son. No lo digo yo, lo dice todo el mundo. Es que sus
presupuestos de ingresos son increíbles y usted sabe que hay muchas
posibilidades de que no los cumplamos y eso es lo que genera
desconfianza. Nada genera más desconfianza que aprobar leyes como la ley
de estabilidad, que usted sabe que con la senda de deuda que tiene España
ya comprometida, entre otras cosas con los 30.000 millones de euros para
los proveedores, no vamos a cumplir. No aprueben ustedes leyes que saben
que no vamos a cumplir, porque eso es lo que genera desconfianza. Es lo
que trato de decirles toda la tarde. Escondieron el presupuesto;
intentaron imponer el déficit a la Unión Europea; después,
aceleradamente, trajeron aquí 5.000 millones más de déficit. Menudo
espectáculo, señor Montoro. Votamos una cosa que luego no se había
aprobado. Anunciaron 10.000 millones de euros; ¿pero usted cree que los
mercados no saben sumar y restar? Podremos cada uno tener la presunción
moral de lo que son los inversores, pero sumar y restar saben, y lo que
les están diciendo todos los días, uno detrás de otro, es que sus
presupuestos son increíbles. Esa es la realidad.
Me dice a mí y habla de transparencia. Mire, nosotros hemos sido
transparentes. Nosotros vinimos aquí, el Gobierno anterior -no quiero
dedicar mucho tiempo a este tema, pero es que usted ha entrado mucho-
vino aquí y anunció los ajustes que había que hacer de forma
transparente, y les dijimos cara a cara a los pensionistas que les íbamos
a pedir un esfuerzo y que íbamos a congelar sus pensiones, salvo las
pensiones mínimas. ¿Sabe? Transparencia. Ustedes no. Ustedes vinieron
aquí, dijeron que subían un 1% las pensiones y a continuación, ¿sabe lo
que han hecho? Subir los impuestos y cobrar por los medicamentos; es
decir, bajar las pensiones reales que reciben los pensionistas.
(Aplausos). ¿Cómo llama usted a eso, señor Montoro? Ustedes, que son tan
aficionados a los juegos de palabras y a los eufemismos, ¿cómo lo
llamarían? ¿Ajuste ambidiestro, lo que dan con una mano, se lo quitan con
la otra, por ejemplo? Le ofrezco esa fórmula: un ajuste ambidiestro. Eso
es pura y sencillamente faltar a la verdad.
Usted ha hablado de nuestros ajustes. Es verdad, pero respetamos las
becas, y la dependencia, y las pensiones mínimas. No hicimos como
ustedes, que no han dejado títere con cabeza. Han bajado las becas; han
quitado las ayudas de los jóvenes para la emancipación; han bajado
realmente las pensiones; han favorecido el despido, lo han puesto a
precio de saldo. ¿Quiere que siga, señor Montoro? ¿Y sabe qué pasa? Que
todo eso lo han hecho cuando hace tres meses decían que no lo iban a
hacer. Y no vale la herencia recibida porque si ustedes abaratan el
despido es porque quieren, señor Montoro, señor Rajoy; porque quieren. Es
una decisión política del Gobierno, no se excusen ustedes en la herencia
recibida. Se lo decía antes, si suben las tasas es porque quieren y si
hacen que los pensionistas paguen los medicamentos es porque quieren. Es
su decisión, señor Montoro; la del señor Rajoy, que es el presidente del
Gobierno.
Le voy a decir dos cosas más. Oyéndole hablar una vez más de la herencia
recibida -y es un debate que creo que conviene que se sepa por los
números de España; me preocupa más que a usted la imagen de nuestro país-
recordaba que en esta Cámara oí decir al señor presidente del Gobierno
que no iba a utilizar la herencia recibida. ¿Se acuerdan? Dijo que no lo
iba a hacer. (Rumores). Claro, es verdad que esa es la promesa menor que
incumplió si la comparamos con la de no subir los impuestos y a
continuación subir el IRPF, o la de las pensiones, o la de la amnistía
fiscal que dijo usted que no haría nunca. ¿Se acuerda de aquello? ¿No se
acuerda? (El señor presidente del Gobierno, Rajoy Brey, hace gestos
negativos). ¡Vaya memoria tiene! Así nos van las cosas. Esto también
afecta a la credibilidad del país, a la credibilidad del Gobierno. Y yo
creo que la suya, señor Rajoy, está bajo mínimos sencillamente porque
usted hace sistemáticamente lo contrario de lo que dijo que iba a hacer.
Los politólogos estudiarán su caso, señor Rajoy.
(Risas.-Aplausos.-Protestas.-La señora Martínez Saiz: ¡Mentiroso!). Lo
estudiarán porque no ha habido un político en el mundo que haya hecho
tantas cosas distintas de las que dijo que iba hacer en tan poco tiempo;
por tanto, lo estudiarán. (Aplausos.-La señora Martínez Saiz: No has
dicho una verdad en tu vida).
Señor Montoro -es la última vez que vuelvo a hablar de este asunto en esta
tribuna, pero lo quiero hacer porque es muy importante-: Sí, se les dijo.
Y al señor Rajoy le dijeron la vicepresidenta y el presidente los
déficits que en aquel momento teníamos y que estimábamos. (El señor
presidente del Gobierno, Rajoy Brey, hace gestos negativos). Sí. Me dice
usted que no, señor Rajoy, y si no tuviera muy reciente una escena suya y
mía, pues igual digo: a lo mejor José Luis aquella noche estaba un poco
despistado. Pero es que yo me acuerdo de lo que pasó en una reunión, que
usted dijo aquí que era yo el que bloqueaba. ¿Se acuerda? Yo me acuerdo.
Era yo el testigo; estaba yo con usted. Yo no bloqueé nada de televisión.
Y usted salió aquí a decirme que yo había bloqueado. Claro, señor Rajoy,
por tanto no le puedo creer. Si es que me ha pasado a mí; seguro que le
ha pasado igual a Zapatero. Si es que usted no está diciendo la verdad.
Lo sabía, como lo sé yo. (Aplausos). Como he tenido esa experiencia
reciente, no tengo más remedio que pensar que al señor Zapatero le ha
pasado con usted lo mismo que a mí; exactamente lo mismo. Por cierto, eso
sí que quiebra la confianza, señor Rajoy.
Le voy a decir más...
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene que acabar.
El señor PÉREZ RUBALCABA: Voy terminando. Dos cosas más y acabo.
Le voy a decir más. He tratado de demostrar aquí que la Comunidad de
Madrid dio su déficit en febrero y lo corrigió en marzo, pero además en
1.000 millones de
euros -no poco-, y el señor Beteta era el mismo. Le he tratado de decir,
señor Montoro, que el déficit de las comunidades se sabe cuando se sabe y
que el Gobierno les dijo a ustedes lo que sabía, y que después es verdad
que los ingresos cayeron mucho más de lo que se pensaba. Eso es verdad y
la propia presidenta de la comunidad lo ha reconocido cuando decía en
marzo que eran 1.000 millones más de déficit de los que dijo que iba a
tener en febrero; solo una semana después. ¿Se da cuenta, señor Montoro,
de que no es verdad lo que está diciendo? Y le voy a decir más. No es
verdad lo que dice, se les dieron las cifras que había y luego fueron las
que fueron, como les pasa a todos los países cuando cierran los
presupuestos. Lo que trato de decirle, señor Montoro... Y míreme, por
favor. (Protestas.-El señor ministro de Hacienda, Montoro Romero, hace
gestos al orador). Gracias. Es que se ha pasado todo el fin de semana
retándome en la tribuna y ahora llego, subo, y no me mira.
(Protestas.-Aplausos). Señor Montoro, lo que trato de decirle es que no
hay engaño, que la señora Aguirre no engañó al Gobierno, ni el señor
Beteta al señor Beteta. No hay engaño, simplemente el presupuesto se
cierra cuando se cierra. Lo que trato de decirle es que eso es lo que hay
que explicar en Europa, que lo que hay que explicar es qué nos pasó y a
partir de ahí reconocer el déficit que tenemos, pero no hay engaño. Eso
es muy importante, señor Montoro.
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene que acabar.
El señor PÉREZ RUBALCABA: Termino ya. (Rumores).
Le voy a decir -ahora sí que acabo- que no había plan, señor Rajoy. No lo
había, eso lo sabe ya todo el mundo hoy; no había ningún plan, pero es
verdad que ustedes han sustituido el plan con ideología, ideología por
arrobas. (Rumores). Sí, ideología. Y vuelvo a las tasas universitarias,
siento que no esté el ministro de Educación. (Rumores). Sí, es que es muy
importante. De esto sé un poco. Por cierto, la amnistía fiscal de 1991 no
tiene nada que ver con esta, señor Montoro, no compare usted; no tiene
que ver nada, nada. (Protestas). Había pagarés ocultos en aquel entonces,
legales. ¿Se acuerda? No tiene que ver nada. Esto es una inmoralidad,
señor Montoro, una pura inmoralidad. (Aplausos).
Le voy a decir más...
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, es la última. Le voy a tener que
quitar la palabra. (Rumores.-Un señor diputado pronuncia palabras que no
se perciben).
El señor PÉREZ RUBALCABA: Acabo ya, señor presidente.
Cuando un estudiante decide lo que va a estudiar piensa también lo que le
cuesta, y cuando ustedes suben las tasas universitarias lo que están
haciendo es que algunos estudiantes hagan cosas que no querían estudiar,
carreras más cortas, y que algunos lo dejen o no estudien. He oído muchas
veces en mi vida política, muchas, a muchos conspicuos representantes de
la derecha esa frase de que sobran estudiantes en España. (Rumores.-La
señora Martínez Saiz: ¡No seas demagogo!). ¿Y saben qué les digo? Que
siempre que miro a la cara a quien lo dice veo a alguien que no tiene
ningún problema para mandar a sus hijos a la universidad. Eso es
ideología, señor Rajoy; pura ideología es lo que están haciendo.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Pérez Rubalcaba.
Señor ministro de Hacienda y Administraciones Públicas.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente, señorías.
La verdad es que me enardece oírle hablar de moralidad, señor Pérez
Rubalcaba. (Aplausos). En la vida pública tiene uno que vivir cada lance
y cada percance que realmente... Estas llamadas a la moralidad y a la
ideología son únicas, y sobre todo adornándole a usted, con la historia
que tiene. ¿No fue usted aquel político que una noche antes de unas
elecciones generales dijo que España se merecía un Gobierno que le dijera
la verdad? (Varios señores diputados: Sí, sí.-Protestas.-Aplausos). ¿No
era usted? La verdad cuando ha estado en el Gobierno son los 5.300.000
parados, señor Pérez Rubalcaba. (Varios señores diputados pronuncian
palabras que no se perciben); 5.300.000 parados. Esa es la verdad; esa es
la sociedad de igualdad de oportunidades que tienen ustedes siempre y
cada vez que llegan al Gobierno, y usted es contumaz (La señora Montón
Giménez pronuncia palabras que no se perciben), ya estuvo en los años
noventa, ya fue el portavoz de aquella etapa de Gobierno. No ahora,
señorías, con el 22% de tasa de paro; era el portavoz de un Gobierno que
dejó a España con el 21% de paro, que dejó a España con un 7% de déficit,
un 70% de deuda pública y totalmente desahuciada de la carrera del euro.
Ese fue, y es magnífico oírle subir a dar lecciones de moral política.
(Aplausos).
Señor Rubalcaba, este es el quinto presupuesto que presento en esta
Cámara, el quinto (El señor Alonso Núñez: No, este no lo has presentado),
y los míos se han cumplido. (Una señora diputada: Desgraciadamente). Digo
esto respecto del valor y de las personas en términos de lo que es este
concepto de moral y de ética. Lo que le estoy diciendo es que si hoy
España está como está se debe a diversas circunstancias, pero también a
una gestión de la política, porque los que creemos en política, que somos
los que estamos aquí sentados, entendemos la importancia de las
decisiones que se toman en esta Cámara y las responsabilidades que se
asumen en esta Cámara, y las responsabilidades no están solo en el banco
azul, señorías, están también en cada uno de los escaños que ocupamos, en
las diferentes composiciones y en los grupos parlamentarios (La señora
Rumí Ibáñez pronuncia palabras que no se perciben), y cuando nosotros
hemos ejercido esa responsabilidad de hacer oposición les hemos dicho la
verdad a los españoles. Desgraciadamente digo ahora que acertamos cuando
dijimos lo que se nos venía encima, señorías, pero no acertó ni dijo la
verdad un Gobierno cuando subió a esta tribuna su presidente a decir que
sí, que los pensionistas tenían que hacer un esfuerzo. ¿Y sabe cuál fue
el argumento -y usted formaba parte de ese Gobierno-? Que había una
recuperación económica en marcha y pedía un esfuerzo, pero no que España
estuviera en ningún límite, no que España estuviera cerca de un colapso
financiero, nada de eso existió nunca, nada de aquello se formuló en
ningún momento. Y eso es la ficción entendida como política frente a un
Gobierno que está haciendo cara a unos problemas que realmente son
difíciles, son complejos, tienen ámbito europeo. Se juega el presente de
Europa en España, señorías, se juega en nuestro territorio, y eso nos
exige estar a la altura de las circunstancias, eso nos exige
absolutamente a todos, también a los que tienen la responsabilidad de
controlar al Gobierno, de ofrecer alternativas a la política del
Gobierno, les exige a ustedes olvidarse ya de tanta demagogia y apostar
por las reformas que necesita España. (Aplausos) Reformas sobre la
veracidad y el realismo. Es que la profesionalidad de la política, señor
Rubalcaba. Usted sí sabía que el déficit público el año pasado iba a
estar en el 8%, usted sí lo sabía porque lo sabía el Gobierno, lo
estimaban los altos funcionarios de Hacienda y lo supo el nuevo Gobierno
cuando llegó a ser Gobierno, y en concreto el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas cuando llegó a esa que había sido su
responsabilidad hasta el año 2004. Y no hubo ocasión de que se nos
comunicara aquello que en aquel momento era una estimación, señor Pérez
Rubalcaba. Pero no es tan difícil distinguir entre lo que es una
estimación y lo que es una ejecución y una liquidación. Entonces, a
mediados de diciembre del año pasado, la Intervención General del Estado
ya tenía una estimación que anticipaba que el déficit del conjunto de las
administraciones públicas estaría al menos en el 8%; esa era la
estimación, señorías. Por tanto, no confunda ni trate de confundir a
nadie, y mucho menos a ningún experto o responsable de gobierno
autonómico respecto a lo que es el grado de ejecución. Eso es
perfectamente anticipable, señorías, y su responsabilidad como
vicepresidente del Gobierno que había sido era haber tomado en su momento
las medidas para que no se produjera esa desviación. Esa desviación del
déficit es la herencia. La mayor herencia son los 5.300.000 parados, pero
también una desviación muy importante de déficit que este Gobierno tiene
la urgencia de atajar. Por eso también recurrimos a subida de impuestos,
pero subida de impuestos equitativa, señorías, subida de impuestos que no
perjudique a los que menos tienen, subida de impuestos que no dañe la
consecución de la estabilidad económica y que contribuya por tanto a
reducir el déficit público y en definitiva a recuperar la financiación de
nuestro crecimiento.
La política en España necesita transparencia, necesita responsabilidad.
Primero, transparencia y responsabilidad por parte de quienes tenemos la
tarea de gobierno, por supuesto, pero también por parte de todos los que
están ejerciendo la política desde los diferentes grupos políticos en un
momento trascendente y difícil como el que está viviendo nuestro país.
Por eso, señor Rubalcaba, le insisto en la importancia que tiene llegar a
pactos políticos. Pero un pacto político no es subir aquí a decir que se
cumpla exactamente el compromiso político -que además ha dicho, con
razón, que estaba la vicepresidenta firmando en aquellos últimos días de
agosto, primeros de septiembre del año pasado- con el Partido Socialista.
Que además yo también estaba allí firmando, el que no estaba era usted
(Rumores); usted no estaba y seguramente no estuvo nunca presente -porque
eso me consta- en la negociación de la reforma de la Constitución. Usted
tendrá que reconocer -yo lo he explicado muchas veces en público- que el
Grupo Parlamentario Popular, que en aquel momento tenía la
responsabilidad de estar en el control del Gobierno porque éramos la
oposición, llegó a un acuerdo con el Gobierno socialista de entonces, con
el presidente Zapatero, para reformar la Constitución para garantizar la
estabilidad presupuestaria en España. Y usted, como candidato que era ya
a presidente de Gobierno, las propuestas que llevó adelante, que nos
propuso el Gobierno socialista, que eran la reproducción de la
Constitución alemana exactamente en cifras... (El señor Pérez Rubalcaba
hace gestos negativos). Ahora me lo niega también. Me está negando la
evidencia más clara, lo que está documentado, lo que está cifrado. Señor
Pérez Rubalcaba, usted niegue la mayor. (Risas). Ahora le voy a hablar
sin mirarle; como niega si lo miro, para invitarle y a ver si hace gestos
afirmativos. Cuando miro a otro sitio, lo que hace es afirmar con la
cabeza. (Risas). Entonces, al señor candidato -lo digo para conocimiento
de toda la sociedad- lo que le incomodaba era que en la Constitución
española aparecieran las mismas cifras referidas a la reducción de la
deuda pública que había materializado Alemania en lo que fue el pacto de
la gran coalición de gobierno en Alemania. Ateniéndose a los intereses
concretos del candidato, el Grupo Parlamentario Popular propuso la
solución que hoy figura en la Constitución española, señorías. Por tanto,
eso es capacidad de negociar, eso es capacidad de llegar a acuerdos
políticos trascendentales como país. Estábamos hablando en agosto de una
situación límite, en la que el Banco Central Europeo había comenzado a
comprar en el mercado secundario deuda pública española. Señorías, eso es
lo que hicimos cuando éramos oposición. Y también estuvimos al lado del
Gobierno en la reforma financiera y en la reforma bancaria. Nunca
estuvimos apoyando presupuestos que se desviaban. ¿Recuerdan cuáles eran
los
objetivos del año 2008, del año 2009? Cuando en el año 2009 el Gobierno
programaba un objetivo de déficit del orden del 2%, acabamos por encima
del 11%, por encima del 13% con todas las comunidades autónomas.
(Rumores.-Aplausos). Hacer oposición, señor Pérez Rubalcaba, es asumir
una responsabilidad, hacer una oposición en un momento tan crítico como
el que estamos atravesando es asumir, si quiere, una doble o una triple
responsabilidad. No es huir y hablar y hacer planteamientos demagógicos
sobre los contenidos de las reformas que está impulsando el Gobierno, es
verdad que con celeridad, pero es que no tenemos mucho tiempo para tomar
decisiones que realmente abran un futuro diferente para España.
Pero déjenme que acabe haciendo la siguiente afirmación. Esas reformas y
estos presupuestos saldrán bien. Esas reformas son el enlosado sobre el
que se va a construir, se va a articular la salida de la crisis económica
de España. Esas reformas saldrán bien, en el sentido de que abrirán un
camino de esperanza y de ilusión para la sociedad española, de fiabilidad
y de confianza en España por parte de los socios europeos, por parte de
las instituciones europeas y por parte de los mercados; en definitiva, de
nuestros acreedores. Y cuando salgan bien esas reformas, que será más
pronto que tarde, entonces volveremos a encontrar al Partido Socialista
donde siempre ha estado, abogando realmente por unas propuestas de
política económica a las que si el Gobierno les hiciera caso lo único que
harían es prolongar la agonía de la crisis. Lo haremos bien, señor Pérez
Rubalcaba, puesto que tenemos una mayoría social y una estabilidad
política que es un gran valor en esa Europa que usted describía, y lo
haremos desde posturas centradas, desde posturas comprometidas con la
solución de los problemas de los ciudadanos, y en ese terreno quizás
algún día a lo largo de la legislatura podamos decir que efectivamente el
Partido Socialista estaba a nuestro lado. Por lo pronto no es así y su
intervención de esta tarde ha demostrado que ustedes no son en este
momento capaces de ejercer una oposición responsable.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro de Hacienda.
Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), para defender su
enmienda a la totalidad del presupuesto, tiene la palabra el señor Duran.
El señor DURAN I LLEIDA: Señor presidente, señoras y señores diputados, a
lo largo del debate esta misma mañana y esta tarde se ha reiterado la
palabra confianza. ¡Ojalá! esté equivocado, no sé si hasta el momento el
debate de cara a los mercados, de cara a las instituciones europeas, está
proyectando la posibilidad de incrementar la confianza respecto a nuestra
economía.
En cualquier caso, quisiera comenzar con unos datos positivos hablando de
nuestro entorno internacional. Esta pasada semana, el Fondo Monetario
Internacional renovaba sus previsiones respecto a la economía mundial y
recordaba consecuentemente que las mismas eran de un incremento de un
3,5% del producto interior bruto a nivel mundial. Esta es una buena
noticia, pero esta realidad -también es cierto- no es común para todo el
mundo, ni tan siquiera para Europa. De los veinticinco miembros que
constituyen la Unión Europea solo hay ocho a los que el Fondo Monetario
Internacional señala con unas previsiones negativas, España incluida por
supuesto. La noticia positiva, en cualquier caso, es que diecisiete
miembros de estos veinticinco son miembros para los que se prevé un
crecimiento positivo.
Si vamos a la situación española, las previsiones del Gobierno para la
economía española no varían sustancialmente de las planteadas por otros
analistas. Hay consenso en reconocer que el PIB va a decrecer en torno al
1,7%, en buena medida gracias a la caída del gasto de las
administraciones públicas, lógica por una parte, como intentaré explicar
a lo largo de mi intervención, y por otra parte a la no tan lógica caída
de la inversión. (Rumores).
El señor PRESIDENTE: Perdóneme, señor Duran.
Por favor, ruego silencio en el hemiciclo. Está hablando el orador. Por
favor, los que quieran hablar que se vayan fuera.
Continúe, señor Duran.
El señor DURAN I LLEIDA: No simplemente le perdono, señor presidente, sino
que se lo agradezco.
De otra parte, decía que aparece de nuevo, ante esta coyuntura el sector
exportador como un sector clave, y por supuesto con un comportamiento muy
superior en términos positivos al de la demanda interior. Recuerden, por
tanto, circunstancias completamente distintas de cuando algunos decían
que habíamos pasado ya a Italia en cuanto a crecimiento, a Francia la
íbamos a pasar pronto y crecíamos por encima de la media española, e
incluso de tiempos en los que se hablaba de que España iba bien. La peor
de las previsiones, cuando se hace referencia a España -se ha repetido a
lo largo del día de hoy- es la referente al paro: más de 600.000 nuevos
parados previstos, una población sin trabajo que puede alcanzar al 24% de
la población activa, una barbaridad por tanto. Mejor dicho, si me
permiten, una auténtica tragedia.
Ante esta coyuntura, el Gobierno ha adoptado algunas reformas y ha
postergado otras. Recordemos cuáles son las reformas que el Gobierno ha
adoptado. En primer lugar, la de estabilidad presupuestaria y la de la
continuidad de la renovación y adaptación del sistema financiero. En ese
sentido quiero recordar una vez más que nos urge normalizar el flujo
financiero. Quiero recordarle al señor ministro y al señor presidente del
Gobierno que en el último debate que tuvimos ocasión de mantener a raíz
del último Consejo Europeo, concretamente en fecha 14 de marzo de 2012,
un miércoles, yo le apuntaba distintas propuestas para poder generar
liquidez, crédito.
Y recuerdo su respuesta, que decía: voy a estudiarlas; si algunas de ellas
son buenas, vamos a aprovecharlas. Incluso añadía -se lo agradezco- que
estaba convencido de que, viniendo de donde venían, serían buenas. Bien,
ha pasado más de un mes y -en cualquiera de los casos, si después hay
necesidad, me referiré a ellas- ninguna ha sido acogida por el Gobierno.
Sigue, por tanto, siendo la liquidez uno de los problemas más
importantes, más graves, que tiene la economía española. En ese contexto,
creo que el Gobierno tiene más margen de actuación del que aprovecha, y
me remito -reitero- a las propuestas que hice el 14 de marzo.
Han hecho ustedes la reforma laboral -imprescindible ha sido considerada
por nuestro grupo parlamentario-, que introduce la flexibilidad. Después
me referiré al término que Europa introdujo desde la Agenda de Lisboa del
año 2000, flexiseguridad, cuando hable de ajuste en el gasto y
concretamente de políticas activas; pero es cierto que la reforma laboral
se ha presentado por el Gobierno y esperamos que en el trámite
parlamentario -y en ello está nuestro grupo parlamentario- podamos
mejorarla mediante la introducción de nuestras enmiendas.
Hay otras reformas, no obstante, señor ministro, señor presidente,
pendientes: la reforma del sector público; la reforma del sector
energético -no puedo negar que se han adoptado medidas en torno al sector
energético que no significan una reforma del mismo sector-; estímulos del
crecimiento -sigue sin haberlos en estos presupuestos, y después voy a
referirme a ello- y, por supuesto, algo que este grupo parlamentario
continúa reivindicando, que más allá de una reforma laboral que sabemos,
y siempre se ha dicho así, no va a tener efectos positivos a corto plazo,
sigue siendo necesario un plan de choque contra el paro. En cualquier
caso, la situación económica, creo que todos somos conscientes, señorías,
es grave. Creo que los mercados también comparten esta opinión, incluso
antes del incidente de Repsol. Aprovecho el paréntesis, señor presidente,
y miembros del Gobierno, para decirles que en este terreno concreto, el
de la defensa de las posiciones de Repsol, va a tener, ha tenido y tendrá
el apoyo de nuestro grupo parlamentario. La revista The Economist cuando
resume los indicadores macroeconómicos de los 42 países a los que hace
referencia, recuerda que es en España donde se ha producido una caída
mayor. Hablo, insisto, del comportamiento de los mercados ante las
reformas introducidas por el Gobierno. En este contexto que acabo de
resumir, tanto haciendo referencia al ámbito internacional como haciendo
referencia al ámbito español, es donde hay que debatir estos
presupuestos. Si me permite, señor ministro, lo haré sentando dos
premisas previas. Primera, estoy de acuerdo en que no hay alternativa a
la reducción del déficit, hay que reducir déficit como consecuencia del
comportamiento que antes hubo por parte de las diversas administraciones
que gastaron más de lo debido, y también hay que decirlo. Después me
referiré a una frase que usted dijo esta mañana que debo recriminarle -al
menos a mí no me gustó- respecto a la situación de las familias también
debido al déficit de las propias familias. Austeridad, consecuentemente,
es lo que hay que hacer, es lo que han hecho ya las familias. Todavía
existen, desgraciadamente, y ahí va mi queja respecto a algunas de sus
palabras de esta mañana, muchas familias que no han llegado a resolver
ese problema; muchas familias que todavía siguen debiendo; muchas
familias que por deber se quedan sin vivienda; muchas familias que por no
tener trabajo están prácticamente en el umbral de la pobreza. Por tanto,
no está resuelto el problema de las familias. Primera premisa, cierto,
hay que reducir el déficit público.
Segunda, sí hay alternativa, señor ministro, a la manera de corregir ese
déficit público. Por supuesto, también existe otra opción económica
posible que no sea única y exclusivamente corregir el déficit público.
Aquí, en estas dos premisas, y en esta segunda en particular, aparece
nuestra primera razón, la primera razón, en definitiva, que motiva
nuestra enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado.
El Gobierno tiene la responsabilidad -al entender del Grupo Popular de
Convergència i Unió- de trazar un plan, de proponer medidas en lugar de
limitarse simplemente a aplicar instrucciones, vengan de la Unión
Europea, vengan del Fondo Monetario Internacional, vengan de quien
vengan, aplicar medidas y no simplemente instrucciones. En este plan no
debe haber contemplación al aplicar aquellas medidas que puedan aparecer
más radicales, el planteamiento actual condena a una economía con el
potencial de la española, en los términos en que lo hace este
presupuesto, a una recuperación lenta y en eso nosotros no podemos
coincidir. Nuestra situación económica no es, por supuesto, comparable
con la griega y quien eso diga, y alguien lo ha dicho, a mi juicio, está
diciendo una estupidez, pero es evidente, y está a la vista, que estamos
ante una situación excepcional, que estamos ante una situación de
emergencia. Por tanto, hay que adoptar cualquier medida que evite en su
futuro un rescate, pero también teniendo muy en cuenta que determinadas
medidas que puedan adoptarse pueden finalmente tornarse de tal manera
contra el rescate que al final te acaben abocando a él. Esa es una
reflexión que conviene tener presente. No se trata, por tanto, solo de
corregir el déficit, como hacen o intentan hacer estos presupuestos, ni
tampoco de hacerlo como lo proponen. ¿Por qué? Por una parte, porque
sigue sin haber estímulos para la reactivación, y sin reactivación
difícilmente crecerán los ingresos públicos. Este argumento, atención
señor ministro, señor presidente del Gobierno, lo repitieron ustedes
hasta la saciedad cuando era el Partido Socialista el que gobernaba.
Difícilmente sin estímulos para la reactivación y sin reactivación,
difícilmente crecerán los ingresos públicos. Reténganlo porque ustedes lo
utilizaron reiteradamente en la pasada legislatura. Si eso es así, si era
así para ustedes en la anterior legislatura, si era así para nosotros en
la anterior legislatura y lo es en la presente, ¿a qué esperan ustedes,
miembros del
Gobierno, señor ministro y señor presidente, a adoptar estos estímulos
para la reactivación?
Dicho esto, ¿cuál es la estabilidad, ya que hablamos de ella y la
consideramos necesaria, aunque no suficiente, que pretende aplicar el
Gobierno? Empecemos por analizar las previsiones de ingreso, señor
ministro. El Gobierno prevé una caída del 1,7 por ciento para el 2012 y,
al mismo tiempo, prevé una destrucción de 600.000 puestos de trabajo. Sin
embargo, ustedes prevén un incremento del 12,5 por ciento de los
ingresos. Sin duda, ustedes piensan recaudar 4.100 millones del IRPF,
5.300 millones del impuesto sobre sociedades, 2.500 de la amnistía
fiscal, 150 de impuestos especiales, en particular el tabaco, y 214
millones de tasas jurisdiccionales. Pero a esta suma hay que restarle,
señor ministro, la pérdida de recaudación, 3.578 millones de euros, por
supuesto una cifra que se estima, tanto de la contracción del ciclo
económico como de sus consecuencias. ¿Son creíbles, a nuestro juicio, las
previsiones para ingresos que hacen los presupuestos? No, porque si bien
tienen en cuenta unas realidades de ingresos respecto a las medidas
impositivas que han adoptado en los términos que acabo de recordar,
olvidan el impacto que va a tener aquello que ustedes mismos reconocen,
que es ese 1,7 de decrecimiento de nuestra economía.
La segunda vía de corrección del déficit, por tanto de austeridad, se
articula en torno al gasto. Según gusta explicar al Gobierno, el gasto no
financiero se reduce en un 6,7%. Sin embargo, si acudimos, señor
ministro, a las páginas 370 y 371 del informe económico y financiero, ese
6,7 por ciento corresponde únicamente al gasto, excluidos los sistemas de
financiación de las administraciones territoriales y las obligaciones de
ejercicios anteriores. Ergo, si el nuevo Gobierno asume, como le
correspondería, las obligaciones de ejercicios anteriores, el gasto
financiero no resulta que sea ese del 6,7% en incrementos, sino que se
reduce en un 1,7%. Por tanto, al entender del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), otro dato importante no creíble.
¿Cuáles son, por otra parte, los conceptos que absorben la mayor parte de
los gastos que se reducen en la previsión de las cuentas generales del
Estado? En primer lugar, las transferencias a las comunidades autónomas,
transferencias ajenas al sistema de financiación autonómica y convenios
firmados o por firmar sobre diversos temas (dependencia, políticas de
empleo, investigación, etcétera). En segundo lugar, las transferencias a
las entidades locales, ajenas por supuesto también al sistema de
financiación de las mismas. En este caso disminuyen a un elevado
porcentaje del 36,5 por ciento. Y, en tercer lugar, la inversión también
disminuye en un 25 por ciento. Conclusión, en el esfuerzo propio, el
ajuste es mínimo. El lema parece ser: ¡que ahorren los otros!, y no el
Estado, no la Administración central. El Gobierno, por otra parte, señor
ministro, no asume ningún riesgo ante retribuciones, por ejemplo, de los
trabajadores del sector público, ni en salarios ni en otras
retribuciones. Sé que eso es muy cómodo, pero quede claro que el Gobierno
-usted hablan mucho de lo que esperan las instituciones europeas- no
asume ni un solo riesgo.
No modifican tampoco, como habían dicho, el sistema de prestación por
desempleo. No se trata, por supuesto -nunca lo defendería Convergència i
Unió- de sacar las prestaciones por desempleo, pero sí de un plan de
lucha contra esas prestaciones por desempleo que el Gobierno anunció y
que en cualquier caso no prevé en estos presupuestos. Tampoco se atreven,
señor ministro, a tomar medidas de copago -al margen del farmacéutico-
que no sean esos tan cacareados 10.000 millones de ingreso o de ahorro,
depende de cómo se vea. Estoy de acuerdo con usted cuando replicaba al
señor Rubalcaba que nada tiene que ver con estos presupuestos y que ese
anuncio hecho el lunes de Pascua nada tiene que ver con el proyecto de
presupuestos. En cualquiera de los casos, debe quedar claro que esos
10.000 millones que se iban a practicar en sanidad y educación y que
teóricamente iban a ser a favor de las comunidades autónomas van a quedar
reducidos a una mínima expresión. Espero que tiempo tengamos para hablar
en profundidad de esta cuestión.
En definitiva, a nuestro juicio estos presupuestos muestran una cara muy
poco solidaria con el resto de administraciones. Pero además, desde la
perspectiva del proyecto político, económico y social que debe encerrar
cualquier propuesta de presupuestos, cualquier política presupuestaria
como instrumento que es de política económica, estos presupuestos al
Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) le desorientan y le
preocupan. Le diré por qué y le pondré unos cuantos ejemplos.
Primero. La propia nota del Consejo de Ministros destacaba que la mayor
partida de ahorro se producía en políticas activas de empleo. Antes hablé
de que la reforma laboral introduce criterios de flexibilidad y nosotros
estamos de acuerdo. Pero antes le recordé también que la Unión Europea,
desde la Agenda de Lisboa del año 2000, está predicando no simplemente
flexibilidad el término sino flexiseguridad. Y lo que precisamente
garantiza la seguridad más allá de la flexibilidad que ustedes introducen
en la reforma laboral son las políticas activas que, en definitiva, son
políticas a favor de la formación de trabajadores que puedan quedarse sin
un empleo para que faciliten que puedan encontrar otro cuanto antes
mejor. Pues bien, estos presupuestos a los que, insisto, desde la
perspectiva ideológica de modelo económico, social y político le
desorientan y preocupan a Convergència i Unió muestran esta primera
característica que por supuesto nosotros no compartimos.
Segundo ejemplo. Ustedes reducen en un 25% las partidas destinadas a
investigación, desarrollo e innovación. Simplemente le contrasto la
realidad de sus presupuestos con la Unión Europea. La Unión Europea ha
congelado para los próximos siete años sus presupuestos. Sin embargo, ha
reordenado sus partidas internas con el fin de incrementar el gasto en
innovación y en investigación
en un 33%. Por tanto, señor ministro, tiene aquí otra causa de rechazo de
Convergència i Unió a estos Presupuestos Generales del Estado.
Investigación es futuro; investigación es valor añadido. Por tanto coja
el bisturí, señor ministro, en el trámite parlamentario, elimine
ineficiencias y haga posible que estos presupuestos contemplen una mayor
partida a favor y no reducción de lo que es I+D+i porque eso sí es
apostar por el futuro, eso sí es apostar por el crecimiento, eso sí es
apostar por el desarrollo económico y social.
Tercer ejemplo, políticas presupuestarias destinadas a apoyar la
reestructuración de sectores productivos. Ustedes reducen agricultura un
35%; energía, industria y turismo, un 31,9%; en políticas sociales
reducen un 21,2% en educación; reducen el 13,7 en sanidad y reducen, con
la que está cayendo, el 7,4 para trabajo. Ante la gravedad de estos
problemas por el endeudamiento, a nuestro juicio, la única salida sigue
siendo -como antes ya dije y como ha sido de hecho la práctica en los
últimos tiempos- el apoyo a la internacionalización de la economía, al
incremento de nuestra exportación, de nuestra competitividad, de nuestra
internacionalización al fin y al cabo. ¿Qué es lo que hacen sus
presupuestos, señor presidente, señor ministro, respecto a esta realidad?
Si sacamos la media, lo reducen un 25%. Incluso en el Ministerio de
Asuntos Exteriores, que por primera vez en la historia de la política
exterior española entiende que hoy en el mundo globalizado el principal
objetivo de la política exterior debe ser, y no otro, el de ayudar a la
internacionalización de nuestras empresas, ustedes rebajan el presupuesto
en un 38,9%, aunque cierto es también que buena parte de esta rebaja pasa
por las partidas destinadas a la cooperación.
Por tanto, señor ministro, permítame que, más allá de estas razones que le
acabo de dar, que podríamos calificar como generalistas, me introduzca en
una segunda parte de mi intervención para hacer referencias a otro tipo
de objeciones que presenta Convergència i Unió a su proyecto de
Presupuestos Generales del Estado, razones en la cuales también, no las
únicas pero también, abundamos para presentar la enmienda a la totalidad.
Son posiciones desde la perspectiva catalana. Lo dicho hasta ahora sería
ya suficiente para rechazar su proyecto, pero quiero añadir algunas
reflexiones. Ayer, señor ministro, viniendo a Madrid y hojeando la
prensa, vi un titular que me dejó atónito: Convergència i Unió quiere el
dinero del Museo del Prado. Hoy ese mismo diario escribe algo parecido y
le viene a decir al Gobierno: ¡Oigan!, ustedes no pacten con estos de
Convergència i Unió. Si la contrapartida del pacto es mayor inversión
para Cataluña, no lo hagan, no paguen este precio. Estamos hartos, señor
ministro, señor presidente, estamos hartos de que se nos presente como
alguien que solo viene a buscar dinero a Madrid, a defender lo suyo y a
presentar esta defensa como incompatible con la defensa del todo. ¿O es
que los demás, gallegos, vascos, canarios, de donde sean, no defienden
aquí también sus intereses? ¿O es que acaso un grupo parlamentario como
Convergència i Unió no ha ejercido siempre la responsabilidad en esta
Cámara pensando en el todo y no simplemente, aunque también porque es
nuestra obligación, pensando en la defensa de nuestros intereses?
Señor ministro y señor presidente, que no caigan en vano mis palabras,
saben cómo pienso y cómo actúo, estamos hartos y cada día que pasa mucho
más harta está la ciudadanía de Cataluña de que, encima de que tenemos un
déficit fiscal insoportable, se nos dispute siempre hasta el último
céntimo de euro, cuando además hoy por hoy somos los únicos que estamos
haciendo las auténticas políticas de austeridad, cuando hoy por hoy somos
el único Gobierno de España que está haciendo los auténticos ajustes
presupuestarios; unos ajustes presupuestarios que sin duda tienen un
coste popular; ajustes presupuestarios que por supuesto tienen una causa
en los despilfarros, que fuesen y fueron, que antes ejerciesen los
Gobiernos anteriores. Por tanto, cuando se nos dice por parte del
Gobierno que usted representa, señor ministro, que no pueden resolver
alguna de nuestras demandas, porque no hay dinero, no es cierto; dinero
hay para resolver las demandas de otros. Lo que no se quiere
sencillamente, díganlo claramente, es resolver nuestras demandas y esto
nos está llevando -¡atención!, sí, señor ministro-, esto nos está
llevando a un callejón sin salida. Cuando por ejemplo no se opta por un
doble carril para mercancías en el eje mediterráneo, ni tan siquiera se
sabe ciertamente si se va a apoyar un solo carril, y en cambio se apoyan
otras infraestructuras, en las que no voy a entrar ni cuestionar,
simplemente es una opción del Gobierno, cuando apoyan algo y dejan de
apoyar otras demandas es en cualquier caso una prioridad del Gobierno. No
digan que no hay dinero, simplemente que ustedes invierten ese dinero en
otras prioridades y que su prioridad no es Cataluña. Punto y final, y a
partir de aquí vamos a entendernos y mucho mejor.
Y cuando hablo del hartazgo, señor ministro y señor presidente, no hablo
simplemente de aquellos que puedan considerarse independentistas, que
tienen derecho a considerarse como tales, mucha gente independentista;
hay mucha gente normal, mucha gente de la calle, mucha gente sencilla,
que accede a información y que de manera sencilla, muy llanamente, nos
dice que ya basta de aquello que en expresión catalana se dice cornuts i
pagar el beure, que más o menos vendría a ser cornudos y pagar la bebida.
La gente está harta y hay que ser conscientes, muy conscientes, señor
presidente del Gobierno. Esa es la sensación que existe en la gran
mayoría de la población de Cataluña, no simplemente en las fuentes o en
quienes abrazan la independencia, en una gran mayoría de ciudadanos de
Cataluña, y eso no es bueno ni para nosotros, ni para el conjunto de esta
Cámara, ni para el conjunto del país.
Debo decirle en ese sentido, señor ministro, que usted no puede decir,
como dijo en Cataluña, que el Estado no debe nada a Cataluña porque no es
cierto. (El señor Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas,
Montoro Romero: ¿Quién lo dijo?). Yo lo he leído
en la prensa, y si no lo dijo, lo corrijo, porque puede ser que la prensa
le adjudique palabras que usted no haya dicho. No me extraña que lo haya
dicho, pero puede ser que sí. Por tanto, si no lo ha dicho, le pido
perdón. Me da igual. A efectos dialécticos y de explicación, señor
ministro, me da igual. El Estado debe a Cataluña, que es lo que interesa
destacar. Ustedes huyen de la aplicación de la disposición adicional
tercera, y el Estado debe a Cataluña 759 millones de la disposición
adicional tercera, liquidación del año 2008, porque, al margen de cuál
sea la sentencia del estatuto de autonomía sobre la disposición adicional
tercera, resulta que el 19 de julio, en la comisión bilateral
Estado-Generalitat se acordó que de la liquidación de la disposición
adicional tercera del ejercicio de 2008 a Cataluña le corresponderían 759
millones de euros, y precisamente por doctrina constitucional, por esa
Constitución a la que tanto adoramos, ese acuerdo de la comisión
bilateral es vinculante. Es vinculante para su Gobierno, es vinculante
para el Estado; ergo, el Gobierno, el Estado, debe a Cataluña esos 759
millones.
También es cierto que nosotros solicitábamos -y usted lo sabe muy bien por
conversaciones que ha mantenido con el Gobierno de Cataluña- los 211
millones de la liquidación del año 2009. Podrá decirme que ese, sí, no es
un compromiso del Gobierno y podrá decirme que ese, sí, no ha pasado por
comisión bilateral, y yo tendré que darle la razón. Sin embargo, usted
sabe que esa es una demanda política que no es atendida y que hay
demandas políticas de otras partes de España -muy respetables, con las
que no me voy a meter- que en todo caso sí que son admitidas por el
Gobierno en sus presupuestos, y que seguramente -vamos, seguro-, en buena
medida, esas demandas que son admitidas por su Gobierno, no son, como hoy
se demanda desde la Comisión Europea, infraestructuras de valor añadido,
mientras que las que nosotros proponemos sí son infraestructuras de valor
añadido, que es el criterio que se sigue en la Unión Europea.
En segundo lugar, hablando de inversiones, ¿por qué, señor ministro,
cuando ustedes rebajan las inversiones en este presupuesto resulta que
Cataluña es la más perjudicada? ¿Por qué a Cataluña le rebajan un 45%?
¿Por qué nos quedamos en una inversión equivalente al 11% del PIB cuando
nuestro PIB respecto del conjunto del Estado es del 18%? ¿Por qué? Antes
hablé del Museo de El Prado, de lo que me provocó la lectura de aquel
titular del diario al que hacía referencia. No es que nosotros pidamos el
dinero del Museo de El Prado, simplemente le digo que el alcalde de la
ciudad de Barcelona manifiesta -y no le falta razón- que, igual que yo
antes decía que no es que no haya dinero sino que ustedes lo priorizan y
no lo destinan a infraestructuras o inversiones para Cataluña, resulta
que al Museo de El Prado se le incrementa el presupuesto cuando este
museo tiene una asignación que dobla la del conjunto de museos de la
ciudad de Barcelona y, en cambio, se restringe la inversión para los
museos de la ciudad de Barcelona. Nada contra el Museo de El Prado; nos
parece un magnifico museo. Es el museo más importante de España. Nada
contra el Museo de El Prado, no es nada contra nadie. Es, simplemente,
defender algo en favor de, que no es ir contra algo.
En tercer lugar, los recursos finalistas dedicados a las comunidades
autónomas, señor ministro, se han reducido significativamente entre 2011
y 2012. El total de esta partida de recursos es de 484 millones, que
resulta de la suma de 122,3 correspondientes a partidas regionalizadas en
los Presupuestos Generales del Estado, más 361,7 millones de euros,
correspondientes a partidas no regionalizadas que se distribuyen a través
de las conferencias sectoriales. En conclusión, el impacto de la
reducción de los recursos finalistas que recibirá la Generalitat de
Cataluña en 2012 es mucho más grande que el de los recursos que va a
percibir por el nuevo modelo de financiación, que van a ser solo 318
millones de euros. Por tanto, sumando y restando, otra vez salimos
perjudicados. Otra vez, aquella consigna que parece ser: ¡que ahorren
ellos!
Finalmente, señor ministro, una cuestión no menos importante. Cuando
hablaba de la debilidad de estos presupuestos por vía de ingresos,
recordaba los ingresos estimados por el Gobierno por IRPF, sociedades,
amnistía fiscal, etcétera, y le recordaba también que a esos ingresos
había que disminuirles, que restarles, los efectos negativos que tendrá
la recesión del ciclo económico. Pero, al final de todo ello, el Estado
dispone de 2.799 millones más de ingresos para reducir su déficit, un
0,27 de su PIB, equivalente al 17% del ajuste del déficit. Como ustedes
no admitieron en su día que, una vez que Bruselas aceptase la
modificación del 4,4 al 5,3 de previsión de reducción de déficit público
para el conjunto del Estado español, el reparto de ese déficit para las
comunidades autónomas fuese proporcional, y por tanto las comunidades
autónomas salieron perjudicadas, resulta que, mientras ustedes -insisto-
con esta situación van a ver reducido el déficit en un 17%, nosotros
simplemente lo vamos a ver en un 7,2%. Por tanto, perjudicados otra vez;
que ahorren ellos, señor ministro. En definitiva, el esfuerzo de Cataluña
y de las comunidades autónomas es superior que el del Estado. Como antes
le decía, esto es por lo que dice la ciudadanía que está harta.
Acabo, porque se acaba el tiempo. No podemos votar el proyecto de
Presupuestos Generales del Estado por razones generalistas, como antes
dije, por razones referidas a la situación de Cataluña. Usted ha apelado,
en vigilias a este debate, a la responsabilidad, y hoy lo ha hecho
significativamente tanto en la mañana como en la tarde. Creo que si a
alguien no se le puede criticar por responsabilidad, señor ministro, es a
Convergència i Unió. La responsabilidad nos sale por las orejas, señor
ministro. Hemos sido tan responsables que se nos critica a menudo por
responsables. Ustedes mismos, cuando eran oposición, nos criticaban por
ser responsables con el Gobierno socialista, y ahora que somos
responsables
con ustedes, es el Partido Socialista quien nos critica por responsables.
Por tanto, si a algún grupo parlamentario no le pueden apelar
críticamente a la responsabilidad es a Convergència i Unió. Ustedes
quieren responsabilidad ante estos presupuestos, pero la responsabilidad
se consigue mediante complicidad, mediante diálogo, no mediante adhesión;
y no ha habido ningún tipo de complicidad, ningún tipo de diálogo entre
su Gobierno y nuestro grupo parlamentario para buscar la responsabilidad,
que no es otra que buscar la complicidad para la aprobación de este
presupuesto; ni un solo diálogo para buscar complicidad y, por tanto,
responsabilidad. Si yo le contara, señor presidente, cuánto diálogo ha
habido para obtener la abstención del Partido Popular en Cataluña para
nuestros presupuestos, cuántos almuerzos, cuántas cenas hasta última
hora, cuántas escenas de fotografías conjuntas, cuánto y cuánto diálogo,
se quedaría perplejo al ver la diferencia entre lo que hemos hecho
nosotros para buscar la complicidad y, por tanto, la responsabilidad de
otros, y qué es lo que han hecho ustedes. Señor ministro, lo dije antes,
si por responsabilidad se entiende complicidad, la van a encontrar, y
bajo esta responsabilidad, y más viendo el debate de hoy, vuelvo a
insistir en algo que vengo insistiendo desde febrero de 2008, en el pacto
de Estado, en que la situación es de emergencia, no estamos en vigilias
de Grecia, pero la situación es de emergencia, y cuando las situaciones
son de emergencia requieren que todas las fuerzas políticas, sin
exclusión, como ya acuñé en su día, pensemos más en las próximas
generaciones que no en las próximas elecciones, y en esta Cámara se sigue
pensando demasiado en el coste electoral de las decisiones y muy poco en
las futuras generaciones.
Muchísimas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Duran.
Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda y Administraciones
Públicas.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente.
Señorías, señor Duran, si el Gobierno tiene una valoración positiva del
apoyo de un grupo de esta Cámara se refiere al Grupo Parlamentario
Catalán de Convergència i Unió. Quiero empezar por ahí y dejarlo claro.
En el desarrollo de esta legislatura hemos celebrado, hemos saludado muy
positivamente su contribución al proyecto reformista del Gobierno. Quiero
dejárselo bien claro, con independencia del resultado que tengamos a lo
largo de este debate y su votación de mañana.
En segundo lugar, quiero dejar bien claro que para este Gobierno, para el
Gobierno de España, para el Gobierno al que me honro de pertenecer,
Cataluña es una prioridad, hasta el punto de que no saldremos de esta
crisis económica sin Cataluña, señorías. Es así objetivamente y, por
tanto, las políticas reformistas, las políticas económicas, las políticas
hacendísticas y estos presupuestos están enfocados hacia Cataluña como
motor de la recuperación económica de España. Señorías, que quede claro,
que quede explícito, y el debate en términos de lo que su señoría llama
siempre el Estado, el Estado en España es el Estado de las autonomías. El
Estado en España es un sistema articulado entre Administración General
del Estado, Cortes Generales, Gobierno de España y gobiernos autonómicos
y de corporaciones locales. Ese es el Estado, señoría. A partir de ahí,
cada uno ejerce su responsabilidad. Como usted mismo insistía, no estamos
en cualquier momento. Estamos en un momento crítico, crucial. Por tanto,
desarrollamos este debate de presupuestos en un momento en el que ni
usted ni yo somos responsables de haber llevado ni a Cataluña ni a España
entera a esta situación, pero en un momento en que es verdad que usted y
yo tenemos la responsabilidad de hacer todo lo que esté en nuestra mano
por sacar adelante a España y a Cataluña. Ese debe ser el único debate.
A partir de todo esto, le voy a hacer la siguiente consideración. Ha
montado su argumento sobre dos extremos relativos a lo que ha llamado la
filosofía de este planteamiento de Presupuestos Generales del Estado y
también al que ahorren ellos. Nada más lejano de la realidad de estos
presupuestos, señoría. En estos presupuestos del Estado -porque en
definitiva lo condiciona así la ley actual, la ley vigente del sistema de
financiación autonómica- el crecimiento de las transferencias al total de
comunidades autónomas aumenta un 9,7%; son los presupuestos. Usted dirá
lo que realmente entienda, pero esos son los presupuestos del Estado. Y a
las corporaciones locales, en esa misma transferencia derivada de la
legislación vigente -por cierto, legislación que no ha hecho este
Gobierno en materia de financiación autonómica ni en materia de
financiación local-, les corresponde una mayor asignación del orden del
7,6%. Por tanto, eso que llama usted ellos, las administraciones
territoriales de España van a recibir un 8,9% más. Esos son los
presupuestos y todo lo demás está bien como filosofía política y lo
entiendo como argumentario político. A partir de ahí, es verdad -como no
puede ser de otra manera- que Cataluña, que realmente es una gran
receptora de la inversión pública y de la inversión del Estado, también
-y soy el primero en reconocerlo y en lamentarlo- tiene una reducción
cuantiosa en términos de inversión en infraestructuras, porque este es un
presupuesto que reduce gastos y, como hemos presentado -lo he hecho yo
esta misma mañana-, reduce inversiones. ¡Claro que reduce inversiones! Y
reduce también los gastos en políticas como las que usted ha descrito,
señor Duran. Pero es que son las políticas sobre las que la
Administración General del Estado y el Gobierno de España tiene
responsabilidad directa. Y si a usted no le gusta que se reduzcan las
políticas de I+D+i, y no le gusta que se reduzcan las políticas activas
de empleo, y no le gusta que le reduzcan las políticas de inversión, pues
mire al ministro que le habla lo que le gusta. Pero
hay que reducir el gasto, señorías, para hacerlo más eficaz y para hacer
que ese gasto sea más productivo y más comprometido con la recuperación
de nuestro sistema productivo, porque, en definitiva, esta es la
capacidad que tiene el Gobierno de España de actuar sobre ese
presupuesto. Además, hay que hacerlo en términos -insisto- de lo que es
el compromiso con las autonomías; el compromiso y la valoración política
positiva que está haciendo el Gobierno de España respecto de la gestión
de gobierno que está haciendo Convergència i Unió en Cataluña. Señoría,
unas declaraciones positivas, como he hecho siempre, reconociendo -como
usted ha hecho en esta tribuna- que a ustedes les ha tocado también
gestionar una herencia muy difícil. Esa es la causa principal de los
problemas que tiene la gestión del Gobierno de la Generalitat en
Catalunya, aunque no es la única. No le estoy diciendo que no pueda hacer
más, pero la causa principal es una herencia del pasado. Es la misma
herencia de la que estamos hablando esta tarde; herencia sobre herencias,
y es así. Yo le tengo que recordar que el sistema de financiación
autonómico actual es consecuencia precisamente de una revisión del
Gobierno socialista anterior para dar satisfacción al tripartito entonces
gobernante en Cataluña. ¿Que no le sirvió de nada en términos políticos?
Bien. ¿Pero se acuerdan de aquellas grandísimas cifras que habría de
nueva financiación? ¿Dónde quedaron? En la nada, diluidas en esta crisis
y en este momento recesivo de la economía española. Por tanto, tengo que
decirle que la duda que siembra sobre los preceptos básicos de este
presupuesto, no tiene razón y, en consecuencia, tengo que descartarla de
plano. No tiene razón, entre otras cosas, porque la estimación de
ingresos tributarios se hace sobre el PIB nominal que tendrá una caída
inferior que el PIB real en términos reales en una crisis como esta,
debido precisamente al efecto inflacionista, a la convivencia entre
recesión e incremento de precios y, en concreto, a la evolución del
deflactor del PIB. Por tanto, ahí habrá una evolución diferente de
ingresos que no puede derivarse directamente de la caída prevista por el
Gobierno del 1,7%, que se refiere a la caída del PIB en volumen en
términos reales y no en términos monetarios. Señorías, hemos tenido que
subir impuestos, pero lo hemos hecho también -como ya he insistido esta
tarde- para no perjudicar el crecimiento ni el bienestar de las familias
españolas que menos renta tienen.
Yo agradezco también su intervención para poder precisar. No he dicho en
modo alguno que el bienestar de las familias españolas esté conseguido en
esta crisis; me he referido a su posición financiera esta mañana, pero ya
sabe lo que pasa cuando se ocupa esta tribuna y se habla de alguna cifra
de carácter macroagregado. Es decir, no es cierto que el problema
financiero de la economía española, el problema de dependencia respecto
de la financiación externa, radique en la posición financiera de las
familias -a eso me refiero-, del conjunto de las economías familiares que
tienen una situación financiera excedentaria. Por supuesto que la
preocupación de las familias en toda España y en Cataluña es el paro, el
bienestar, las consecuencias de la pérdida de poder adquisitivo derivado
de una situación como ésta. Por tanto, las políticas del Gobierno tienen
que ir encaminadas a atender prioritariamente a esa recuperación
económica, al crecimiento y a la creación de empleo. Para eso hacemos una
propuesta de presupuestos comprometidos con la reducción del déficit
público. Eso es lo que estamos haciendo, señoría, reducción del déficit
público, y en esa propuesta de reducción del déficit público es, en
definitiva, donde estamos llamando a la responsabilidad de todos los
grupos políticos y también del que usted preside, del que usted lidera,
señor Duran. Es el momento de comprometerse con esa reducción; reducción
difícil, nadie lo niega. Pero tampoco debemos negar la evidencia de que
lo que está cuestionándose más -porque es así, es fruto de esa herencia y
de la desviación del déficit del año 2011, en concreto- es la situación
económica, la situación presupuestaria de las comunidades autónomas. De
ahí el cierre en el acceso a los mercados, que es lo que está ocurriendo.
En definitiva, señorías, acabo el argumento insistiéndole en el valor
político que tendría la retirada de su enmienda a la totalidad, porque si
es por Cataluña, no vamos a discutir, no vamos a emplazar y no encontrará
usted un titular en el que yo diga -vamos, jamás- eso de que el Estado no
le debe a Cataluña. El Estado le debe a Cataluña la recuperación
económica, la salida de esta crisis económica y ya le he dicho desde el
comienzo de mi intervención que España no saldrá de esta crisis si no
está liderando Cataluña la salida de esta crisis.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
Señor Duran.
Señor DURAN I LLEIDA: Muchas gracias, señor presidente. Muchas gracias,
señor ministro, por su amable respuesta.
Decía usted: Cataluña es una prioridad. Y añadía: No saldremos sin
Cataluña. Con eso estoy completamente de acuerdo. Cataluña es y sigue
siendo la locomotora de la economía española. Pero en cambio no puedo
compartir en qué basa usted esa afirmación a partir de estos Presupuestos
Generales del Estado. ¿O no es cierto que dónde más baja la inversión es
en Cataluña? (El señor ministro de Hacienda y Administraciones Públicas,
Montoro Romero: Donde más, no). ¿Estoy mintiendo, señor ministro? ¿Estoy
mintiendo si digo que en Cataluña baja el 45% la inversión del Estado y
que es la comunidad autónoma que más rebaja su inversión? ¿Estoy
mintiendo y, por tanto, estoy diciendo lo contrario de lo que es? Señor
ministro, ¿es cierto que los presupuestos no contemplan el pago? Dice: El
Estado no debe nada a Cataluña. El Estado debe y Hacienda debe. ¿Los
presupuestos contemplan el pago de los 759 millones de la disposición
final tercera? ¿Lo contemplan? ¿Es por
tanto Cataluña una prioridad? ¿Los presupuestos no anteponen otras
infraestructuras que a nuestro juicio, sinceramente, tienen menos valor
añadido y seguramente no van a ser rentables? No me meto con ellas,
simplemente digo: ¿los presupuestos de los que usted dice que Cataluña es
una prioridad contemplan el eje mediterráneo, señor ministro? ¿Contemplan
sinceramente la doble vía o simplemente hay un anuncio ayer en Valencia
por parte de la ministra de una sola vía para mercancías? Anuncio, pero
no realidad. En cambio, los presupuestos sí contemplan realmente
inversiones para otras infraestructuras en España. ¿Es que acaso estoy
mintiendo, señor ministro? ¿Puede decirme usted a la cara que estoy
mintiendo y por tanto que no es cierto lo que afirma de que en estos
presupuestos Cataluña sea una prioridad y que lo que es cierto es lo que
digo yo de que en sus presupuestos Cataluña no es una prioridad? ¿Estoy
mintiendo, señor ministro? ¿Puede decírmelo? Cuando hablo de medidas a la
exportación y tengo en cuenta -y usted también- que en Cataluña en ese
sentido la exportación es factor básico de nuestro crecimiento y
actividad económica, ¿miento, señor ministro, cuando digo que estos
presupuestos no contemplan medidas favorables a la exportación?
Usted me dice que hay que ahorrar en todo y, por tanto, también en I+D+i.
¿No cabe contemplar la reducción de otro gasto y otra austeridad cuando
habla usted de que ahorren ellos, acogiéndose a una expresión mía, que no
sea en I+D+i? ¿No hay que pensar, por ejemplo, en el Ministerio de
Defensa, sin hacer demagogia porque sé lo que es necesario y lo que es
superfluo? ¿No hay que pensar en reducción de duplicidad de
administraciones? ¿No hay que pensar en aquella idea que en su día se
forjó al menos mediáticamente de Administración única en las filas de su
propio partido? ¿No hay que pensar en eso? ¿Estoy mintiendo cuando digo y
reafirmo que estos presupuestos no contemplan estas prioridades que lo
son para Cataluña? No, señor ministro, no estoy mintiendo. Usted puede
afirmar que Cataluña es una prioridad para su Gobierno, pero estos
presupuestos no sustentan esa afirmación, y eso es lo grave, porque las
palabras son fáciles de pronunciar, los titulares son también muy fáciles
de emitir, pero la realidad de los presupuestos es que no sustentan ni
amparan la frase que usted acaba de pronunciar.
Decía también, señor ministro, que reconocía el esfuerzo que había hecho
Convergència i Unió y se lo agradezco sinceramente, se lo agradezco. Es
cierto, hemos apoyado, aunque estamos en trámite parlamentario, e
intentamos modificar y mejorar a nuestro entender, claro está -al
nuestro; a lo mejor es erróneo-, la ley de reforma laboral; hemos apoyado
la reforma del sistema bancario; hemos apoyado la ley de estabilidad
presupuestaria, que tiene su origen en un pacto constitucional del que se
nos margina, aquel que ustedes cuando eran oposición pactaron con el
Partido Socialista, que era Gobierno, y marginan por primera vez en la
historia a Convergència i Unió, que mucha gente nuestra y no nuestra no
entiende que participemos de ese proyecto de ley, y lo hemos hecho. Por
tanto, le agradezco muchísimo que reconozca nuestra responsabilidad, pero
ya se lo dije antes, no me pida que retire la enmienda. ¿Por qué tengo
que retirar la enmienda, señor ministro? ¿Es que usted va a contemplar
todo lo que le acabo de decir respecto a cuestiones no simplemente
particulares para Cataluña? Para mí también son muy importantes las
políticas activas de empleo, también son muy importantes, señor ministro.
Le reitero que estamos hablando de seguridad como complemento de la
necesaria flexibilidad en el marco de las relaciones laborales; para mí
eso también es importante, lo es mucho Cataluña pero también lo es el
interés general. Por tanto, ¿qué razones me da usted, señor ministro,
para que yo retire esta enmienda a la totalidad que no sea pura y
simplemente la apelación retórica de la responsabilidad? Porque, como le
dije antes, de responsabilidad sabemos y mucho, y más que unos y otros,
porque cuando unos han gobernado los otros no han sido responsables,
cuando unos gobiernan no lo son los otros, en cambio nosotros hemos
procurado ser responsables con unos y con otros. Dígame qué razones tiene
usted para apelar con seriedad a que yo retire esta enmienda a la
totalidad.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente.
Señoría, me lo ha puesto fácil. ¿Por qué razón su grupo parlamentario
tiene que retirar la enmienda a la totalidad? Para apoyar que España
entera y Cataluña necesitan salir de esta crisis reduciendo el déficit
público y cumpliendo su compromiso, que es el que se deriva de las
instituciones europeas y es el que se espera del conjunto de España.
Señorías, no cabe otro discurso en este momento, y ustedes lo saben. No
cabe el discurso de decir que este Gobierno no es sensible con la
Generalitat, con el Gobierno de Cataluña, porque no es así. Le añado otra
cifra más, señoría: solo el aplazamiento de las liquidaciones negativas
que tiene que hacer la Generalitat de Catalunya pasándolo de 60 a 120,
prolongando ese plazo, tal como estaba establecido, representa para el
presupuesto en Cataluña 330,7 millones de euros, solo eso. Claro que
estamos cumpliendo, como sabe su señoría perfectamente. Sabe lo que
significa el apoyo, sabe lo que está significando día a día ese apoyo que
estamos prestando desde el Gobierno de España y, por tanto, ahora no le
voy a aceptar otra pose política, porque el argumento de que podía haber
reducido otro tipo de gastos, no es así, como usted conoce respecto de
los Presupuestos Generales del Estado.
Veo que sus compañeros de bancada examinan mientras tanto los contenidos
de esos presupuestos. Busquen, busquen alternativa y verán como
efectivamente no la hay, señorías. Son momentos difíciles, momentos
duros, de estar a la altura de las circunstancias, señor Duran, momentos
de poner las luces largas -que le decía- en la política catalana y en la
política española, señorías. Esa es la auténtica razón por la que le
estaba pidiendo que retirara esa enmienda a la totalidad para que su
grupo parlamentario y lo que ustedes representan en Cataluña, que es el
ejercicio del Gobierno de Cataluña, estén a la altura de lo que se nos
está pidiendo a todos en un momento crítico. Como usted sabe, estamos
siendo examinados en un momento y en unas circunstancias muy especiales,
donde a las comunidades autónomas se les está exigiendo un rigor y una
transparencia y desde el Gobierno de España no vamos a hacer otra cosa
que completarla, pero también -como le decía esta mañana- apoyando en
todo momento que ninguna entre en dificultades insalvables. Por lo tanto,
ese apoyo y el apoyo que ha dado su grupo parlamentario a la ley de
estabilidad presupuestaria, desde el Gobierno lo valoramos mucho en
términos políticos. Celebramos que vengan a lo que supuso ese espíritu de
la reforma de la Constitución, y celebramos y valoramos muy positivamente
que hayan estado, por lo que les implica, en la consecución y en el
objetivo de déficit público. Por eso -permítame que ya personalice-, no
entiendo dónde está su postura política en la tarde de hoy; no la
entiendo. Y más allá del debate que estamos teniendo, espero que mañana
todavía tengamos la oportunidad de que, a través de la retirada de su
enmienda a la totalidad, no tengamos que votar en contra de esa enmienda
y realmente entren ustedes en otro tipo de relación política y, en
definitiva, otro tipo de apuesta y de posición política, que es lo que
necesitamos en un momento tan crítico como el que estamos atravesando.
Muchas gracias, presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
A continuación, y para defender la enmienda a la totalidad a esta ley de
presupuestos, por el Grupo Parlamentario de IU, ICV-EUiA, CHA, tiene la
palabra, en primer lugar, el señor Lara.
El señor LARA MOYA: Gracias, señor presidente.
Señorías, señor Montoro, ayer se pedían -y digo ayer cuando estaba el
anterior Gobierno- recortes para ganar la confianza de los ciudadanos;
hoy, meses después, se siguen pidiendo recortes para ganar la confianza
de los mercados, y su Gobierno está perdiendo la confianza de los
ciudadanos y no está ganando la confianza de los mercados. ¿Cuáles son
los recortes que se han hecho a la banca? ¿Cuál es su contribución social
a la salida de la crisis? ¿Cuáles son los recortes a los responsables de
la crisis? ¿Cuáles son los recortes a los que más se enriquecieron con la
crisis? Solo hay recortes a la mayoría social, es decir, a aquellos que
no son responsables de la crisis. Y lo que sí sabemos desde mayo de 2010,
desde que empezó a darse esa confianza a los mercados, es que el paro no
deja de crecer y la desintegración social aumenta más cada día en las
calles de nuestro país. Señor Rubalcaba, permítame una licencia. Me
hubiera encantado escucharle el discurso de hoy cuando estaba usted en el
Gobierno.
Señor Montoro, nos presenta unos presupuestos afirmando que son austeros,
realistas, que garantizan la credibilidad, dan seguridad a los inversores
y contentan a los mercados financieros. Yo no sé si lo último es verdad.
Parece que la única verdad es que sí son realistas porque al que menos
recortes se le hace es a la Casa Real, con un 2% de recorte en plena
crisis. El ministro de Exteriores calificó los presupuestos como de
guerra. ¿Guerra contra quién? Y nosotros entendemos y afirmamos que sí
son una declaración de guerra contra la recuperación de la economía, del
empleo, del Estado del bienestar, de los servicios públicos. Son una
declaración de guerra a los pensionistas, a los jóvenes opositores, a los
profesores, al personal sanitario, a los estudiantes, a los parados. Es
una declaración de guerra a la mayoría social de nuestro país. No dan
seguridad ni contentan a los mercados. La prima de riesgo lo prueba: por
encima de 400. Ni la reforma del artículo 135 de la Constitución ni la
ley de estabilidad presupuestaria ayudan a fortalecer nuestra economía.
La reforma del artículo 135 prioriza el pago de los intereses y de la
deuda, atenta contra un valor superior, que es el de la justicia y la
igualdad, reflejado en el artículo 1.1 de la Constitución española,
limita la autonomía financiera de las comunidades autónomas y encorseta
la de los ayuntamientos. Es la crisis, alimentada también por los
rescates a la banca, la que ha ayudado a disparar el déficit y la deuda.
Los menores ingresos que hoy dice el propio Banco de España vienen
precisamente por esta situación. Los ajustes por la vía de los recortes,
sin reformas serias en los ingresos, solo provocan más recesión, más
desintegración social, deterioro de los servicios públicos y destrucción
de empleo. La regresiva reforma laboral, que es un cheque en blanco a los
empresarios para imponer las condiciones de trabajo y reducir los
salarios, es una salida probadamente fracasada, que no aborda sobre todo
lo que es importante y fundamental, que es el cambio de modelo
productivo. La salida de la crisis no depende por tanto de las políticas
de reformas laborales. Sabe usted que ajustar el déficit al 5,3% en 2012
y al 3% en 2013 solo por la vía de los recortes significa simplemente más
recesión y más paro. Un ajuste de 34.000 millones, con la exigencia de
10.000 en educación y sanidad a las comunidades autónomas, solo puede
empujarnos un paso más hacia la depresión.
El cuadro macroeconómico que acompaña a los presupuestos es desolador.
Desciende el consumo en un 3,1%, precisamente por el ajuste fiscal y por
la destrucción de empleo. El descenso de la formación bruta de capital en
un 8,8%, por la reducción sobre todo de la inversión pública, trae como
resultado que caiga la
demanda nacional en un 4,4%, a pesar de la aportación positiva del sector
exterior. El resultado final es la disminución del PIB en el 1,7%,
630.000 ocupados menos, 600.000 parados más, 5.600.000 parados a final de
año en las previsiones del Gobierno, que algunos dicen que se quedan
cortas, y eso significa que cuando acabemos el año uno de cada cuatro
españoles que quieren trabajar no pueden porque están en situación de
paro. Estos presupuestos no ayudan para nada a la creación de empleo y
usted lo sabe. Estas previsiones del Gobierno se cuestionan por el propio
Fondo Monetario Internacional y ya por bastantes analistas, porque es
probable que el ajuste reduzca más la demanda interna, el crecimiento del
PIB y el propio empleo y acabe por tanto por provocar más déficit
público.
Por el lado de los ingresos, las medidas son insuficientes y es
inaceptable e intolerable la amnistía fiscal, el perdón a los más ricos
de nuestro país. Estiman un crecimiento en los ingresos del 6% por
medidas discrecionales y una disminución del 3,9% en las cotizaciones a
la Seguridad Social, lo que se traduce en unos ingresos supuestos de
12.300 millones de euros en lo que tiene que ver con el incremento del
IRPF, con las modificaciones en el impuesto sobre sociedades y con la
propia amnistía fiscal, gracias a la cual los defraudadores podrán saldar
sus cuentas por el módico tipo de entre el 8% y el 10%. Esta amnistía es
un agravio comparativo para los contribuyentes que sí cumplimos con
nuestras obligaciones fiscales. Choca con la política de lucha contra el
fraude fiscal, que será tan ineficaz como otras amnistías fiscales que se
hicieron tiempo ha. Es el reconocimiento del Gobierno a la incapacidad de
la propia Agencia Tributaria en su lucha con garantías contra el fraude
fiscal. Sabe usted que entre 1980 y 2008 se multiplicó por cuatro la
bolsa de fraude en España. El volumen estimado en este momento por la
Agencia Tributaria de economía sumergida y de fraude fiscal está en
245.000 millones de euros, una cuarta parte de nuestro producto interior
bruto. Eso tiene, según la Agencia Tributaria, unas posibilidades de
recaudación potencial en impuestos de unos 89.000 millones de euros.
Las medidas en relación con el impuesto sobre sociedades son positivas
pero insuficientes, porque no terminan con la falta de equidad, porque
las grandes empresas disponen de vías múltiples para escaparse de
tributar y están muy por debajo en muchos casos del 20% de tributación en
dicho impuesto. Si se elevara el tipo del impuesto sobre sociedades al
35% en las bases imponibles a las empresas que superen un millón de
euros, habría una recaudación adicional para la Hacienda pública de unos
14.000 millones de euros. El IRPF necesita una reforma estructural, no
medidas temporales extraordinarias, más progresividad en las tarifas, más
tramos, tipos más elevados a contribuyentes de mayor capacidad. Hace
falta una reforma fiscal en profundidad, corregir la falta de equidad del
sistema. No hay medidas de fiscalidad ambiental que contribuyan al cambio
de modelo productivo en una economía sostenible. No hay figuras
impositivas a la energía nuclear ni a los residuos radiactivos ni a las
emisiones difusas de CO2.
En cuanto al gasto, el ajuste previsto en el gasto público deprime la
inversión, agudiza el retroceso social y deteriora los servicios
públicos. El intenso recorte en la inversión pública del Estado impide
recuperar la economía, crear empleo y cambiar el modelo productivo. El
sector público estatal disminuye en un 25% su inversión, con un impacto
territorial desigual pero demoledor. No se destina un solo euro a las
comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Castilla y León, Cataluña y
las Islas Baleares de los compromisos adquiridos en los propios estatutos
de autonomía aprobados en este Parlamento. Además, siguen existiendo ejes
prioritarios en las vías de comunicación incompletos, algunos con
elevados índices de siniestralidad, zonas de interior alejadas de grandes
ejes de comunicación por la concepción de la red radial y frente al
modelo que reclamamos, precisamente de modelo de malla.
En fomento se prevé una inversión de 11.900 millones de euros y contrasta
la inversión de 4.187 millones en alta velocidad y solo 28,5 millones en
cercanías, más utilizadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Choca
en esta partida el gasto de 1.280 millones en carreteras, en un país que
es el que tiene más kilómetros de autovías y de autopistas de todos los
países de la Unión Europea.
En agricultura consideramos que son positivos los objetivos: garantía de
rentas, seguridad alimentaria, calidad de alimentos, pero no concuerdan
con las asignaciones presupuestarias. Se recortan las partidas de la
competitividad, calidad de la producción agrícola y ganadera, los
controles en frontera, la previsión de riesgos o el asociacionismo
agrario, y la partida de agricultura ecológica disminuye en un 20%.
En defensa, cuyo recorte es solo del 8%, ahora que estamos en tiempos de
austeridad es buen momento para plantear que las tropas en el exterior
vuelvan a casa, que se anulen algunos de los programas especiales de
armamento y también se supriman los compromisos con la OTAN. Es un buen
momento para tomar decisiones de austeridad.
En justicia, se blinda la justicia como poder. Sin embargo, se afecta a la
justicia como servicio público impidiendo la modernización de la misma o
la implantación de la nueva oficina judicial.
En industria, hay recortes importantes en la reconversión y
reindustrialización, desarrollo industrial y el desarrollo alternativo de
las comarcas mineras. ¿Es que el modelo de este Gobierno es el modelo que
dijo aquel ministro según el cual la mejor industria en España era la que
no existía? En turismo, un recorte de 285 millones no ayuda a mejorar la
calidad en el turismo, a abrir vías para superar la estacionalidad ni a
fomentar un desarrollo sostenible.
En investigación, se recorta la ciencia y se mantienen los privilegios a
la Iglesia. Se castiga a la ciencia y se apoya la creencia. Se cumplen
los peores pronósticos en
este apartado, se da el mayor ataque al sistema científico-técnico español
en la historia de la democracia, con un recorte del 25,5% en I+D+i. El
mayor ajuste lo tienen las transferencias de capital al Plan nacional de
I+D+i en programas como el de Ramón y Cajal, Juan de la Cierva o las
becas en contratos en la formación profesional en la investigación. ¿Cuál
es su modelo de desarrollo recortando recursos en la I+D+i? Se suma a
esta partida además el recorte y la reducción drástica a los centros
tecnológicos de las comunidades autónomas.
En sanidad y servicios sociales, con un recorte del 13,7%, grave es que
además se eliminen 283 millones a la Ley de Dependencia. ¡Cuántos dramas
en los mayores que necesitan la Ley de Dependencia se van a producir
precisamente como consecuencia de la aplicación de este presupuesto! La
supresión de las ayudas al Plan nacional del sida o a las comunidades
autónomas en 5 millones, a las organizaciones no gubernamentales, a la
gente solidaria que se lo cree y que trabaja precisamente por la
solidaridad y con la solidaridad con los demás, esta medida retrata muy
bien al Gobierno, que incumple además compromisos serios internacionales.
El repago, que se dijo que no se iba a poner, castigando a los más
enfermos e incumpliendo la palabra dada por el Gobierno, completa un
cuadro desde el punto de vista sanitario.
En educación, el recorte de un 21,9% contrasta con determinadas
declaraciones que se pueden encontrar en la hemeroteca y que nosotros
compartimos, como que la educación es el mejor camino para la salida de
la crisis, para impulsar un empleo cualificado y para una economía más
estable del conocimiento. Pero no se incrementa la educación aumentando
las jornadas de los profesores, aumentando las ratios de los alumnos, no
sustituyendo a quienes se jubilan, aumentando las tasas a la universidad,
suspendiendo convocatorias como la de Andalucía, que ha dejado a 33.000
aspirantes, que lloraban la noche que se enteraron del acuerdo de ese
viernes, que algunos ya llaman viernes negro del Consejo de Ministros. Se
ha frustrado a los opositores y hay un deterioro en la educación. Tal vez
algunos están pensando que el mejor camino es la privatización.
La ayuda oficial al desarrollo tiene un recorte dramático del 45%, 1.631
millones de euros, que además se suman a los 1.000 millones que ya se
recortaron el año anterior. ¿Esto qué quiere decir? Gente que se muere,
gente que va a tener más enfermedades y va a morir porque no va a tener
esa ayuda, más analfabetismo. En definitiva, no podremos levantar ninguna
bandera de solidaridad con este recorte brutal que se ha hecho en las
políticas de cooperación, de ayuda oficial al desarrollo. Se ha provocado
el desmantelamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional
para el Desarrollo. Además, se suprime prácticamente una partida en
inmigración.
La vivienda tiene una reducción de la ayuda directa de 332 millones de
euros y choca con la deducción por la inversión en vivienda, que está más
orientada a que los bancos puedan vender las viviendas que tienen.
Mientras tanto, se sigue desahuciando cada día a más de 200 personas de
sus casas precisamente por no haber adoptado medidas en esa dirección.
Las políticas de igualdad y contra la violencia de género disminuyen un
21%. Las mujeres son víctimas de este presupuesto. El empleo público, con
la congelación de retribuciones a las empleadas y empleados públicos, con
un 5% que ya se recortó en 2010, con una congelación en 2011 y una nueva
congelación en 2012, que no es congelación, que significa recorte por la
pérdida de poder adquisitivo por la inflación que tenemos cada año,
provoca una situación también de protesta justa por parte del personal de
las administraciones públicas y de los servicios públicos, porque hay una
pérdida real de poder adquisitivo. La reducción de las plantilla -solo se
cubre una de cada diez plazas en educación, en hospitales y centros de
salud, fuerzas de seguridad y personal de la Agencia Tributaria-
determina peor educación, más colas en la sanidad pública y por tanto
peor calidad de los servicios esenciales. Y lo que es tan grave o muy
grave, no se aborda la lucha contra el fraude fiscal en España. La total
supresión de otras vacantes determina un cálculo de 17.000 empleos
públicos que se van a destruir con estos presupuestos generales. No
sabíamos nosotros, no se dijo nunca en campaña electoral, nunca lo dijo
el Partido Popular cuando estaba en la oposición, que iba a hacer
proyectos de presupuestos del Estado para destruir empleo y no para
crearlo. El deterioro de los servicios públicos tal vez es la excusa
perfecta para su posterior privatización. Esto es de catecismo.
La cultura se recorta en un 15,1%, 937 millones de euros, a pesar de
aportar un 4% al producto interior bruto y ser un sector que genera
empleo neto. Se evidencia la renuncia al derecho universal a la cultura y
se pone o se intenta poner en manos del sector privado. El recorte del
36% al Instituto de la Cinematografía y de las Artes Visuales y la
eliminación de seis líneas de apoyo al desarrollo de proyectos es un
atentado directo al cine español sin ningún tipo de justificación.
En políticas de empleo -menos mal que el empleo es el objetivo prioritario
del Gobierno- se reducen un 21,3% las políticas activas dificultando la
formación y la recolocación. El recorte previsto en las prestaciones -ya
se ha dicho aquí por alguno de los intervinientes- de un 5,4% contrasta,
choca, se contradice con el incremento de 600.000 parados más en España.
Es una contradicción que debería usted explicar. Son los presupuestos del
paro y no son los presupuestos del empleo.
En suma, señor ministro, señor Montoro, los presupuestos que presenta el
Gobierno a la Cámara, como usted bien dice, son los más restrictivos de
la democracia. Son regresivos socialmente, deprimen la economía, aumentan
el desempleo, renuncian a luchar contra el fraude y amnistían a los
defraudadores, a los delincuentes de cuello blanco. Es necesaria una
mayor justicia fiscal. Debe pagar más quien más gana y quien
más tiene, por decirlo en términos populares y porque lo dice la propia
Constitución española. El fraude es un insulto a quienes pagamos
regularmente los impuestos. En España el 70% del fraude se concentra en
las grandes empresas y grandes fortunas y ustedes lo saben. Y sí, hay una
alternativa diferente: equipararnos a la media de la zona euro en cuanto
a contribución fiscal -estamos 8 puntos por debajo de la media de la
Unión Europea- y una lucha decidida contra el fraude. Una gestión
probablemente más razonable de los desfases presupuestarios nos
permitiría sin ninguna duda contar con recursos suficientes para
estimular la economía, crear empleo, recortar la brecha social que nos
separa de Europa y en definitiva poder alumbrar un futuro no tan lejano
como el que se apunta con esa frase que se dice de que tenemos que tomar
medidas ahora para ser felices mañana. ¿Y si luego el paraíso no existe?
Porque también hay una duda razonable de que pueda existir con esta
dinámica de destrucción de empleo y de deterioro de la economía.
Por todo ello rechazamos los presupuestos que nos presenta, le pedimos a
esta Cámara su devolución al Gobierno y espero y confío que en las
enmiendas puntuales que podamos hacer posteriormente pueda haber una
corrección importante si no es asumida, como se supone, por parte del
Gobierno la devolución de los presupuestos por esta Cámara.
El señor COSCUBIELA CONESA: Señor Montoro, quiero comenzar reconociéndole
que tiene usted una tarea difícil -lo son siempre los presupuestos en
momento de crisis-, pero hoy tiene una tarea especialmente complicada. Le
han encargado hacer creíbles unos presupuestos que nadie, ni en España ni
fuera, considera fiables. No sé si hoy es usted consciente, pero con su
intervención de esta mañana nos ha dado la impresión de que ni usted se
los cree. España no puede reducir significativamente el déficit público
si este Gobierno se empeña solo en recortar derechos, inversiones y se
olvida del crecimiento económico. Se lo está diciendo todo el mundo. Hoy
además pretende usted convencernos de que con el Partido Popular en el
Gobierno los círculos pueden ser cuadrados o, lo que es lo mismo, que
este presupuesto está al servicio de la creación de empleo.
Señor Montoro, estos presupuestos y su reforma laboral constituyen una
peligrosa mezcla explosiva, van a ser una infernal máquina de destrucción
de empleo y mucho me temo que lo único que va a crecer con estos
presupuestos es el sufrimiento, un sufrimiento inútil. Han conseguido
ustedes que pronto los viernes con Consejo de Ministros sean conocidos
como los viernes de dolores, de dolores para la gente, porque a pesar de
eso, del crecimiento del paro que ustedes ya prevén, nos presentan unos
presupuestos donde dedican menos prestaciones al desempleo. Eso solo
puede ser posible provocando que más personas paradas no tengan ningún
tipo de prestación o que haya más familias enteras sin ningún tipo de
ingresos.
No sé si son ustedes conscientes de que nos están llevando al límite de la
explosión social. Sus presupuestos van a provocar, están provocando ya
más desigualdad, más diferencias sociales, más segregación entre quienes
pagan impuestos y los defraudadores, entre quienes precisan de las
políticas sociales y quienes se benefician de la amnistía fiscal, entre
quienes pueden pagarse una matrícula en una universidad privada y quienes
no podrán acceder a la universidad, entre quienes van a poder saltarse
las listas de espera acudiendo a la sanidad privada y quienes verán
peligrar su salud por los recortes en sanidad. Están ustedes levantando
un peligroso muro social entre las dos Españas, un peligroso muro social
en el que a un lado van a estar los poderosos y al otro la mayoría de la
ciudadanía.
Introducir el repago en los medicamentos para los pensionistas va a
penalizar a las personas con las rentas más bajas, a las que ya tienen
peores indicadores de salud y de esperanza de vida y, en contra de lo que
ustedes dijeron cuando presentaron el real decreto-ley, también penaliza
incluso a los enfermos crónicos. Negar la asistencia sanitaria a los
inmigrantes sin papeles es un claro retroceso en términos humanitarios y
además aumenta los riesgos de salud pública del conjunto de la población.
Están ustedes utilizando a los inmigrantes como chivos expiatorios hacia
los que dirigir el malestar provocado por sus recortes, al más puro
estilo Le Pen. Eso es lo que ustedes están haciendo.
Su política de tasas universitarias sin aumento de las becas va a hacer
más elitista el acceso a la universidad. Primero utilizan a los jóvenes
parados como coartada para recortar los derechos laborales de sus padres
y después les dicen a esos jóvenes que no podrán trabajar, que tendrán
más difícil estudiar y que, si se atreven a protestar, el señor Fernández
Díaz y don Felip Puig les van a aplicar medidas de excepción, porque para
acallar las voces contra sus recortes, contra los recortes sociales, a
ustedes no se les ha ocurrido otra cosa mejor que recortar también las
libertades democráticas y restringir la pluralidad de los medios de
comunicación. Se están ustedes deslizando peligrosamente por la senda de
los regímenes autoritarios. Esa es su manera de entender la seguridad.
Como no pueden garantizar la seguridad que ofrece un empleo digno y
derechos sociales, ofrecen a la gente la falsa seguridad de la mano dura.
Eso sí, mano dura con los débiles y nunca con los poderosos.
Los suyos son unos presupuestos que miran más hacia el pasado que hacia el
futuro. Recortan hasta niveles de los años noventa las inversiones en
investigación e innovación, también en educación pública, contrariando
las recomendaciones del Consejo de Europa. Es curioso, a ustedes Europa
solo les sirve cuando les interesa para sus políticas.
Por supuesto, señor Montoro, por supuesto, señores del Gobierno, por
supuesto doña Alicia Sánchez-Camacho,
sí hay alternativas en el ritmo del ajuste del déficit y también en su
orientación. La oposición de Iniciativa per Catalunya Verds a estos
presupuestos lo es también por los criterios utilizados en la
distribución de los recursos públicos. Se empeñan ustedes en mantener una
política de infraestructuras ineficiente, fruto de su obsesión
ideologizada por la España radial, al margen de toda lógica económica y
equilibrio territorial. Mantienen ustedes inversiones en tramos del AVE
penalizando en cambio el tren de la mayoría, el tren de las cercanías.
Marginan también ustedes en esa concepción de pasado las políticas
medioambientales, que son una gran oportunidad de creación de empleo y
también de incorporar a nuestra cultura fiscal la fiscalidad ambiental,
que ayuda a reducir determinados equilibrios. ¿Son conscientes de que se
van a gastar ustedes el 80% del presupuesto del cambio climático en la
compra de emisiones de CO2, una subvención absolutamente encubierta? Y en
cambio, ni una sola medida de política fiscal que active la fiscalidad y
vaya contra los poderosos. Son muchos los poderosos que ustedes protegen.
Entre ellos, por ejemplo, no se atreven a normalizar la irregular
situación de la Iglesia católica, que continúa sin pagar impuestos en
nuestro país, cuando hasta en la católica y apostólica Italia eso se ha
hecho así.
Señor Rajoy, señor Duran, nuestro problema no es que gastemos más de lo
que ingresamos. Nuestro problema es que ustedes se empeñen en mantener
uno de los sistemas fiscales más débiles e injustos de Europa, en
beneficio de los defraudadores y de los delincuentes sociales. Estos
presupuestos además incumplen reiteradamente algunos estatutos de
autonomía, lo ha dicho mi compañero Cayo Lara. Así no tienen ustedes
autoridad moral para pedir cooperación institucional a comunidades
autónomas y ayuntamientos. Desaparece una partida de casi 1.000 millones,
que en Cataluña supone 212 millones presupuestados para inversiones.
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, le recuerdo que tiene un compañero
dentro del grupo que quiere intervenir también.
El señor COSCUBIELA CONESA: Termino haciendo un requerimiento especial a
lo que eso va a suponer para Cataluña. En Cataluña van a caer muchas
caretas. El PP nos dice que sus políticas son inevitables, que no hay
dinero, y CiU nos quiere hacer creer que sus presupuestos caen del cielo.
Quiere hacer que olvidemos que CiU ha votado once de los doce
decretos-leyes: la amnistía fiscal, la reforma laboral, la ley de
estabilidad presupuestaria que consagra el dogma del déficit cero y
autoriza al Estado a intervenir en comunidades autónomas, también en
Cataluña. (Continúa su intervención en catalán, cuyo texto, que entrega
al "Diario de Sesiones", dice lo siguiente: Senyors de CiU, vostès son
coautors intel-lectuals i còmplices necesaris de les retallades socials i
de l'autogovern de Catalunya que contenen aquests pressupostos.-El señor
Duran i Lleida pronuncia palabras que no se perciben). Señor Duran, ya ha
escuchado usted toda la respuesta y la confesión que le ha dado el señor
Montoro.
El señor PRESIDENTE: Señor Coscubiela, tiene que terminar.
El señor COSCUBIELA CONESA: Busquen y si encuentran otro partido que
recorte más y mejor los derechos laborales y sociales en las competencias
de Cataluña, vótenlo. Esa es toda la respuesta que le ha dado el señor
Montoro hoy.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Coscubiela.
Señor Yuste.
El señor YUSTE CABELLO: Gracias, señor presidente.
Señorías, tras cuatro meses negándolo todo, estos presupuestos y los
últimos decretazos han desvelado su programa oculto: una involución
social, un recorte de derechos sin precedentes en democracia y también
una involución autonómica. Ustedes quieren acabar con todo lo que la
ciudadanía ha conseguido tras tantos años de lucha y de desarrollo
democrático, porque no es esto lo que ustedes prometieron en campaña. Por
eso no pueden decir que el 20-N recibieran ningún cheque en blanco para
esta implacable ola de recortes sociales.
Permítame que ponga nombres y apellidos a la política recortadora de su
Gobierno, señor ministro. Quiero traer a este debate a Francho Pardos, de
Barbastro, uno de los 2.000 profesores interinos de Aragón que se van a
ver en la calle, que se van a quedar sin trabajo por su culpa, por su
responsabilidad; a Guillermo Corral, uno de los 35.000 estudiantes de la
Universidad de Zaragoza que verán multiplicar el precio de las matrículas
y verán cómo la universidad vuelve a ser un coto para privilegiados; o a
Josefa Fanlo, de Huesca, una de los 300.000 pensionistas aragoneses que
deberán ahora sufrir el copago farmacéutico, un golpe mortal a sus
bolsillos; o a Luisa Aranda, joven investigadora del Aula Dei, por
ejemplo, que tras años de sacrificios va a ver cómo se recorta su
proyecto de I+D y se tira su trabajo a la basura; o a Pep Moncada, cuyo
proyecto de desarrollo rural en Matarraña se verá paralizado por decisión
directa de su Gobierno; o a Izarbe Hernández, una niña recién nacida en
un pueblo de la cuenca minera de Andorra, que va a crecer en un municipio
minero sin minas y sin desarrollo alternativo gracias a que ustedes han
desmantelado el Plan Miner. Como estas son las personas que están
sufriendo sus decretazos y sus recortes y son la mayoría social, no lo
pueden negar, son la mayoría social.
Pero no vamos solo a sufrir los recortes sociales. Ustedes han decidido
recortar también las inversiones de una forma brutal, y sin inversiones
no se estimula el crecimiento ni el empleo, señor ministro. En el caso de
Aragón, estos presupuestos son de récord. En quince años -hay información
territorializada-, nunca ha habido tan poca inversión del Estado en
Aragón, nunca. Tras tres años de recortes enormes, acumulando hasta un
70%, este año en Aragón se invierte un 13% menos. Para la sociedad
aragonesa estos presupuestos son un año perdido en las infraestructuras
que Aragón necesita. Y si nos fijamos bien en los plurianuales,
probablemente estemos ante una legislatura perdida. Señor ministro, no
vamos a ver terminado ninguno de los proyectos que Aragón lleva tanto
tiempo esperando.
El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene usted que terminar porque han
excedido su tiempo.
El señor YUSTE CABELLO: Concluyo.
Han estirado los estudios como un chicle. Estudios plurianuales que
deberían estar acabados en 2011 y 2012 se van retrasar hasta el final de
la legislatura o más allá, por eso no vamos a ver máquinas trabajando, ni
vamos a ver empezar las obras en los desdoblamientos de la N-II y la
N-232, ni en la A-40 Cuenca-Teruel, ni en la conexión de cinco vías con
los grandes ejes viarios, ni la conexión de Teruel con Madrid por
ferrocarril, ni la modernización del ferrocarril Huesca-Canfranc, ni la
reapertura de la línea internacional de Canfranc, que sería factible a lo
largo de esta legislatura.
Señor ministro, a nuestro juicio, estos son los peores presupuestos de la
democracia. No solo ignoran las inversiones que cuentan con unanimidad en
Aragón, sino que son además los presupuestos de la agonía, de los 6
millones de parados a fin de año, unos presupuestos que nos abocan a más
recesión, a la involución autonómica y a la recentralización. Por eso,
como diputado de Chunta Aragonesista y de La Izquierda de Aragón, reclamo
la devolución de estos presupuestos.
Muchas gracias. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Yuste.
Señor Ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente. (La señora vicepresidenta, Villalobos
Talero, ocupa la Presidencia).
Señores diputados, señor Lara, señor Coscubiela y señor Yuste, respeto,
como no puede ser de otra manera, el planteamiento que han hecho ustedes
en términos de crítica a la política presupuestaria del Gobierno de
España. Ustedes representan una opción política determinada y, desde
ella, han hecho un planteamiento y unas críticas coherentes, desde su
formación y su planteamiento ideológico. No tienen base económica, esta
es mi opinión, por un razonamiento bien sencillo que quiero trasladarles.
España tiene ya 5.300.000 parados. La recesión no la ha traído el
Gobierno del Partido Popular. Está cayendo la actividad económica y, como
he explicado esta mañana y quiero referirme especialmente a sus señorías,
cuando decimos que estamos viviendo un momento crítico lo que estamos
jugándonos es la financiación de nuestro país. España tiene una deuda
externa frente al resto del mundo del orden de 900.000 millones de euros.
Cuando nosotros salimos del Gobierno en el año 2004 era mucho menos de la
mitad de esa cifra. Por tanto, esa deuda externa son los acreedores, eso
que llaman ustedes los mercados. ¿Y qué pasa en una economía no de un
país, en una economía de una casa, de una familia, cuando no se pagan
esas deudas? ¿Qué pasa? Eso es lo que está en juego, señorías. En ese
sentido, obviamente estamos haciendo una política presupuestaria de
reducción de gastos. Claro que sí. ¿Es que esos 5.300.000 parados no
tienen nombres y apellidos? ¿Es que quien está viviendo la angustia de la
falta de crédito bancario no tiene nombres y apellidos? Entonces, ¿por
qué responsabilizan ustedes al Gobierno de España? ¿No tenemos como
responsabilidad...? (Un señor diputado: Porque son el Gobierno). Ya,
claro, es la que estamos asumiendo. ¿Por qué estamos haciendo esto? Para
crecer, porque España es la cuarta economía europea y es muy importante
que recupere su capacidad de crecer y para crecer necesitamos
financiarnos, señoría, ¿o van a reinventar lo que es el sector bancario
en España? ¿Van a reinventar lo que es el sector bancario en el mundo?
¿Cómo van a hacer frente al pago de esa deuda externa? Esta es la gran
pregunta y la gran cuestión.
Ustedes suben a esta tribuna y dicen representar a la mayoría social. ¡Qué
cosa! ¿Por qué no bajan un poquito a los pies y son más humildes en lo
que representan? Respeto mucho lo que representan ustedes en esta Cámara,
claro que lo respeto, profundamente, pero cuando subo a esta tribuna no
digo: Todos los españoles están de acuerdo con el Gobierno. No se me
ocurre decirlo, es que no se me ocurre, y he sido miembro de un Gobierno
del Partido Popular hace bastantes años. Durante ocho años fui miembro de
un Gobierno y en ese Gobierno, cumpliendo los principios de estabilidad
presupuestaria, haciendo la reforma estabilizadora de la economía, se
creó empleo como nunca antes se había creado en España. (Varios señores
diputados: Eso no es verdad). En Aragón, en Cataluña, claro que se creó
mucho empleo, ¿o es que no tienen memoria? ¿No tienen memoria para
reconocer lo que fue el impacto de una política y, en definitiva, cuando
España se comprometió con el proyecto europeo? Por eso, todos somos muy
importantes en esta Cámara. La democracia es el gobierno de la mayoría
pero con el respeto a las minorías. Y el Gobierno de España respeta
completamente a las minorías. No puedo estar más en desacuerdo con los
planteamientos que están haciendo ustedes, no puedo estarlo. Obviamente
entiendo que es una posición ideológica, pero quiero que desde esa
posición ideológica respondan a una cuestión bien certera: cómo se paga
la deuda externa, ¿con más déficit público, que es lo que están diciendo?
Es lo que están diciendo. Hay que reducir
el gasto si tienes menos ingresos debido a la recesión, porque llevamos
viviendo cuatro años de crisis económica. Tenemos un nivel de presión
fiscal sobre producto interior bruto 6 o 7 puntos inferior al que
teníamos al comienzo de la crisis económica. Esta es la clave. Y espero
que cuando traiga -porque lo traeré pronto- un proyecto de ley de lucha
contra el fraude fiscal, ustedes lo apoyarán. Espero coherencia, ya
veremos lo que dicen. Ya verán si les gusta o no. Porque ese es el
proyecto de este Gobierno, luchar contra el fraude fiscal; porque vamos a
limitar el pago en efectivo por primera vez en España; vamos a incluir y
restringir el estar en módulos, precisamente para que no se genere fraude
fiscal en la actividad; vamos a perseguir el fraude en todos sus rincones
y en todos sus aspectos potenciando la Agencia Tributaria. Eso es lo que
estamos haciendo ya, señorías, y eso es lo que traeré en forma de ley de
lucha contra el fraude que va en paralelo al proyecto de la
regularización fiscal, aunque ustedes muy alarmados se echan las manos a
la cabeza. Pero vamos a ver, señorías, ¿existe o no existe ya el fraude
fiscal? Es que parece que lo hemos inventado. ¿Que hay que luchar contra
ello? ¡Claro que hay que luchar contra ello! ¿No le estoy diciendo que
estamos potenciando toda la acción de la Agencia Tributaria y que traeré
una ley? (Rumores.-Un señor diputado: ¡Pero si la han recortado!). No,
no, no hay ningún recorte. En la Agencia Tributaria hay un pequeño
recorte de presupuesto pero nada en personal. (La señora Ortiz Castellví:
Sí, sí). No, no, el aumento de plantilla está excepcionado de la
congelación de plantilla. En definitiva, eso que llaman por su parte la
denostada reforma laboral, como ya he dicho esta mañana pero no me
quieren escuchar, no es para despedir a esas personas que tienen
contratos interinos, señorías; pueden negociar esas condiciones como
antes no podían negociarlas. Pueden negociar también sus condiciones de
trabajo y llevar adelante otro tipo de funciones en esos servicios
públicos. Para eso sirve la reforma laboral nueva. No es una reforma
pensada para el despido, como dicen ustedes, es una reforma para
modernizar las relaciones laborales de nuestro país y acercarlas a la
realidad laboral de la gran mayoría, de la totalidad de los países
europeos. Ninguno tiene un sistema de relaciones laborales como el que
nosotros hemos dejado atrás antes de esta reforma. Por tanto, eso abre
una nueva fuente de oportunidad de contratación, de empleo y de seguridad
en los puestos de trabajo. No se trata de cuadrar ningún círculo. Se
trata de romper el círculo vicioso en el que estamos, señorías. Romper el
círculo vicioso. Ese es el desafío y para eso necesitamos una política
que luche contra el déficit público renunciando a gasto. Y esa política
de déficit público es la que debe hacer que España vuelva a ser un motor
de crecimiento económico en Europa y, de esa manera, también pueda ser un
motor de prosperidad y de estabilidad en el mundo, que es lo que
necesitamos, superar esta crisis cuanto antes y llevar adelante ese
proyecto de España en el euro desde la premisa de los compromisos de
estabilidad presupuestaria que -insisto- son condición sine qua non para
crecer, para crear empleo, para volver dentro de España a la sociedad de
igualdad de oportunidades y para que España, a través de su crecimiento,
contribuya fundamentalmente al desarrollo económico del mundo.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor ministro.
Señor Lara.
El señor LARA MOYA: Gracias, señora presidenta.
Señor Montoro, hay una crítica que se nos hace habitualmente y es que no
tenemos planteamiento económico. Somos gente que defendemos bien lo
social, defendemos bien a los trabajadores -algunos dicen que no-, pero
no tenemos un planteamiento económico razonable. Yo creo que alguien se
equivoca. Se dice eso porque -se dice- no tenemos responsabilidad de
gobierno. No sé si hoy se estará decidiendo que vamos a tener
responsabilidad de gobierno para 8 millones de habitantes de nuestro
país, que no es cualquier cosa; igual hoy se está decidiendo eso.
El eterno debate que nos trae aquí es el déficit y la deuda. Efectivamente
no han nacido ayer, pero aquí ha habido una bajada de impuestos
sistemática, especialmente a las grandes rentas y las grandes fortunas,
por los Gobiernos del Partido Popular y por los últimos Gobiernos del
Partido Socialista y eso es incuestionable. El señor Rubalcaba dijo, en
una entrevista que le hicieron en un medio de comunicación, que cada año
se dejan de ingresar por no luchar contra el fraude fiscal y por las
rebajas fiscales -especialmente por lo último- del orden de 28.000
millones de euros; cada año. El Fondo Monetario Internacional dijo que el
40% de la deuda que tenía nuestro país cuando hizo el informe se debía a
las rebajas fiscales de los Gobiernos de los últimos quince años en
nuestro país. Por tanto, esto no ha venido del cielo; esto ha pasado
porque se han hecho unas políticas concretas por los Gobiernos anteriores
y no ha habido ninguna voluntad de luchar contra ese fraude fiscal,
porque no es de recibo que desde 1980 hasta nuestros días se haya
multiplicado por cuatro el fraude fiscal. Alguien ha fallado, alguien no
ha cumplido con sus obligaciones, porque los impuestos están para
pagarlos y para que los paguen todos los ciudadanos. Hay un informe de
Justicia Fiscal Internacional publicado en el mes de noviembre que dice
que España se sitúa en el décimo puesto en fraude fiscal de un total de
ciento cuarenta y cinco países. Hay una responsabilidad del Gobierno
anterior, no cabe duda, pero también hay una responsabilidad de todos
aquellos que votaron aquí a favor de la supresión, por ejemplo, del
impuesto sobre patrimonio, y hay una responsabilidad cuando se toma la
decisión de incorporar las Sicav, y hay una responsabilidad cuando se
bajan los tipos del impuesto sobre sociedades al tomarse aquí esa
decisión; y cuando se modifican y se modulan los tipos del IRPF, se
aprueba
por este Parlamento y aquí se toma una decisión. Claro que arrastramos el
problema, claro que tenemos un déficit y una deuda arrastrada, pero la
responsabilidad fundamental está en un modelo de desarrollo que iniciaron
ustedes con una ley de 1998, la famosa Ley del Suelo de toda España
urbanizable (Aplausos), y que después continuaron en las comunidades
autónomas, tanto las gobernadas por el PSOE como las gobernadas por el
Partido Popular, con esa dinámica de crecimiento de la burbuja que nos ha
llevado a este desastre de una manera importante. La banca española ha
ido a por dinero fuera, un billón de euros, y hay una deuda pública
cierta, pero hay responsables de la deuda pública. No es que la gente
haya gastado más porque han querido más, es que no se han adoptado
medidas con quienes tenían mayores ingresos, que era la responsabilidad
del Gobierno. Y ahí tenemos el atranque. ¿Cuándo vamos a empezar? Porque
si no empezamos nunca habrá que continuar exclusivamente con la política
de recorte sobre recorte, recesión, más paro y por tanto no saldremos de
esta situación. Hay que actuar. No sé qué proyecto de reforma fiscal van
a traer a este Parlamento. Si es una reforma fiscal progresiva que
realmente haga que se cumpla el artículo 31 de la Constitución, la vamos
a apoyar, pero primero lo tenemos que ver porque en este Parlamento se
han hecho reformas fiscales regresivas por un tubo. Por tanto, vamos a
ver si realmente cumple con la finalidad de la equidad y, repito por
tercera vez, lo que dice el artículo 31 de la Constitución española.
Señor Montoro, nosotros no nos arrogamos la representación de la mayoría
social en este Parlamento; tenemos 1.700.000 votos y es lo que
representamos en este Parlamento. Seis veces menos votos que ustedes, lo
que pasa es que tenemos diecisiete veces menos diputados por el arte de
esta matemática moderna del sistema electoral en nuestro país. Eso no lo
podemos evitar porque tampoco lo quiso evitar el Gobierno anterior.
Seguramente hoy hablaríamos en otros términos si se hubiera hecho la
reforma electoral que planteaba con buen criterio el informe del Consejo
de Estado y que vetaron PP, PSOE, Convergència i Unió y no sé si también
el Partido Nacionalista Vasco. Si no es así, pediré después las disculpas
correspondientes. Creo que sí. Por tanto, no nos arrogamos esa mayoría
social, lo que sí es cierto es que las medidas que están ustedes
adoptando invitan y convocan a la gente a la movilización, igual que la
propia reforma laboral invitó a hacer una huelga general en nuestro país.
No es que haya más libertad para contratar, es que hay menos poder por
parte de una parte de los contratantes, que es la parte de la clase
trabajadora. Se dice que no estaba pensada para el despido, pero ¿por qué
se argumenta que vamos a tener 630.000 parados más en España? ¿Tiene esto
algo que ver con la reforma laboral? (El señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas hace signos negativos). ¿Tiene esto que ver con
que los empresarios están despidiendo a los trabajadores con un despido
procedente, por tanto, con veinte días y un año máximo, cuando en
condiciones anteriores a la reforma se llamarían improcedentes muchos de
esos despidos, con cuarenta y cinco días por año y con cuarenta y dos
mensualidades? ¿No van a tener un inmenso ahorro los empresarios de la
CEOE con esta reforma laboral, que es el mayor regalo que le ha hecho
esta democracia a los empresarios de la CEOE? Además es un castigo para
los trabajadores que despiden porque no se les está despidiendo porque
sean más o menos sindicalistas o reivindicativos, sino que se les despide
por antiguos, porque las empresas se quieren quitar a los antiguos
aprovechando esta reforma laboral para, en todo caso, sustituirlos por
jóvenes con contratos precarios y por lo que llamamos popularmente nuevos
contratos basura. Parece que la única manera que se plantea este
empresariado de España de competir con la Unión Europea...
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Señor Lara, tiene que
acabar.
El señor LARA MOYA: Acabo enseguida, señora presidenta.
La única manera de competir es por la vía de reducir los salarios, ya que
con la moneda única no podemos mover la divisa en nuestro país. Esa es la
vía; por tanto, vía equivocada.
En consecuencia, señor ministro, esperamos su propuesta de reforma fiscal,
la leeremos detenidamente y si consideramos que de verdad hay voluntad
-hasta hoy no la hay- de luchar contra el fraude y de presentar una
reforma fiscal progresiva, no le quepa la menor duda de que contará con
nuestro apoyo. No damos el no por sistema sino conscientemente y con
planteamientos sólidos, solventes y serios desde el punto de vista
económico. Si se hubiera hecho eso, hoy no estaríamos en esta situación,
que no han creado los marcianos, sino las políticas de Gobiernos
anteriores, y ustedes también son responsables de algunos de esos
Gobiernos y también cuando estaban en la oposición.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor Lara.
Señor ministro. (El señor Coscubiela Conesa pide la palabra).
Señor Coscubiela, me ha dicho el señor Lara que ha consumido todo su
tiempo; es más, le he dado dos minutos y medio más. (El señor Coscubiela
vuelve a pedir la palabra). Lo siento, señor Coscubiela, el señor Lara me
ha comunicado que utilizaba su tiempo y le he dado dos minutos y medio
más. Lo siento.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señora presidenta.
Señor Lara, vamos a aprovechar su intervención para clarificar tres
extremos que quería utilizar en este debate.
El primero es precisarle que la Ley del Suelo de 1998 del Gobierno del
Partido Popular no liberalizó el suelo en España porque entonces había ya
una sentencia del Tribunal Constitucional por la que se declaraba que la
política del suelo era competencia autonómica. Es decir, les recomiendo
-ya le he dicho que respeto mucho sus posiciones, pero oigo mucho este
argumento- a usted o sus asesores que alguien se lea la Ley del Suelo de
entonces porque no existió la liberalización del suelo. Y añado, señor
Lara, para que vea que estamos en posiciones diferentes, que ojalá
hubiera habido liberalización del suelo. Si hubiera habido liberalización
del suelo no se habría producido ese incremento de precio de la vivienda
en nuestro país. Eso es lo que nos faltó, pero no la hubo, no la hubo
nunca, por tanto, no utilicen más ese argumento. (Aplausos).
En segundo lugar, señor Lara, claro que ustedes son un partido de
Gobierno, evidentemente que lo son. Han estado en el Gobierno de
Cataluña, y al resultado de ese Gobierno ya me he referido anteriormente,
han dejado un déficit público en Cataluña muy importante. Y dice que
ahora van a ser miembros de un Gobierno de un territorio de 8 millones de
habitantes; se refiere a Andalucía. Exacto, pero en esta ocasión van a
ser miembros de un Gobierno y no van a dejar ningún déficit público. Para
eso están las leyes, señorías, las leyes europeas y las que aprueba esta
Cámara. Por tanto, no es cuestión de posición política, es que no van a
poder hacerlo. Ténganlo claro, ustedes van a ser miembros de un Gobierno
que va a equilibrar los presupuestos de Andalucía, y si tienen que tomar
determinadas medidas las van a tomar, porque esa es la ley y la ley nos
obliga a todos, señor Lara.
En tercer lugar, en relación con la Ley Electoral, que también les gusta
sacar siempre a colación, con las mismas reglas del partido hoy hay una
mayoría del Partido Popular en esta Cámara y en el Senado de España, las
mismas reglas, señoría, las mismas que decían que era imposible que
hubiera una mayoría de centro-derecha liberal en España. Hoy la hay
porque representamos a una mayoría social, y eso da mucha estabilidad
política a España en un momento crítico que está viviendo nuestro país,
estabilidad política que vemos que no existe en otros países europeos, lo
cual es preocupante para la Unión Europea y para el euro. Pero la hay en
España, y con estabilidad política, lejos de extremismos, desde una
posición centrada, tenemos que reconstruir el crecimiento económico y no
hay otra forma que no sea financiar correctamente ese crecimiento
económico para volver a crear empleo. Ese es el proyecto del Gobierno y,
por supuesto, cuando tengamos que coincidir, coincidiremos, y cuando
tengamos que discrepar, lo haremos dentro de los límites de la
democracia. Señoría, el límite de la democracia no es llamar a la calle,
no; los límites están en que cada uno asuma la cuota de responsabilidad
que nos corresponde cuando hemos sido elegidos por esas mayorías sociales
a través de la votación. Eso es la democracia, señoría, y no al
contrario.
Insisto en que su grupo político tiene también un papel muy importante en
términos de estabilidad política en un momento crítico para España. Por
eso, con independencia de su posición con respecto a estos Presupuestos
Generales del Estado, acabo llamándoles a la responsabilidad, porque
realmente esa estabilidad política de España es absolutamente fundamental
para superar el difícil momento que atravesamos y superar la crisis
económica de manera definitiva.
Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor ministro.
Por el Grupo Parlamentario de Unión Progreso y Democracia, tiene la
palabra la señora Díez.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Gracias, presidenta.
Señor ministro, haré como que no le escuché antes, cuando explicó que las
políticas hacendísticas y económicas que orientan a este Gobierno están
orientadas hacia Cataluña. Haré como que no le entendí bien y como que
usted no dijo que las políticas que orientan este presupuesto están
orientadas hacia Cataluña, y haré como que estamos en un debate de los
Presupuestos Generales del Estado y que sus políticas están orientadas
hacia toda España, y dentro de toda España naturalmente a Cataluña, al
País Vasco, a Andalucía y al resto de comunidades autónomas. Utilizaré
este turno para defender, desde la responsabilidad que nos corresponde,
la enmienda a la totalidad que presenta Unión Progreso y Democracia.
Ciertamente, antes de analizar el texto de los Presupuestos Generales del
Estado, me gustaría analizar el contexto en el que se presentan estos
presupuestos. Creo que es de justicia hacerlo así. Es verdad que ustedes
han llegado al Gobierno en un momento en el que España sufre una triple
crisis: una crisis política, una crisis económica y una crisis social
dramática. El Gobierno que les precedió gestó por su pura estrategia de
partido la crisis política y reaccionó tarde y mal ante la crisis
económica. Modificaron la Constitución por la puerta de atrás con
Estatutos de Autonomía que eran auténticas reformas de la Constitución y
que venían a instaurar de facto una relación bilateral, confederal, entre
una parte de España y el Gobierno de la nación. Rompieron la unidad de
mercado. Sus reformas fiscales premiaron a los que más tenían entonces
también -supresión del impuesto sobre el patrimonio, dos amnistías
fiscales, cheques bebé, deducción de los 400 euros- e incrementaron la
desigualdad entre españoles. Se negaron a profesionalizar los órganos de
dirección de las cajas de ahorros -en eso les apoyaron ustedes con mucha
pasión-. Hicieron varias reformas del mercado laboral, fallidas todas
ellas antes de nacer prácticamente. En la última de ellas precarizaron
tanto el desempleo que encadenaron los contratos temporales al grito de
mejor un contrato temporal que un parado. Se negaron a acometer las
grandes reformas estructurales que España
necesita. En suma, es verdad: dejaron el país hecho unos zorros. Pero este
es el contexto, el contexto que se ha encontrado su Gobierno cuando ha
llegado, y ustedes descubrieron nada más llegar -usted lo recordaba esta
mañana- que se había producido una desviación del déficit de
aproximadamente 25.000 millones de euros. He dicho descubrieron entre
comillas, porque ustedes gobernaban en la mitad de España y además todos
los analistas nacionales, internacionales, públicos y privados decían que
las cifras que daba el Gobierno eran increíbles, pero ustedes llegaron
allí y descubrieron la cifra. Debían de ser ustedes los únicos que creían
al Gobierno de la nación cuando daba esas noticias de la recuperación, de
los brotes verdes y todas esas cosas; los únicos españoles que les
creían. Pero, en fin, pongamos que lo descubrieron. Y una vez descubierta
la situación, en vez de ponerse manos a la obra y agilizar la aprobación
de los presupuestos, los demoraron por razones electorales, como ya se ha
dicho, lo cual fue todavía mucho más negativo para España. Este es el
primer elemento de crítica que le quiero hacer a su Gobierno. Lo primero
que hicieron fue apuntar maneras y hacer justo lo que había hecho el
Gobierno anterior: retrasar la aprobación de los presupuestos porque
electoralmente no les interesaba.
Créame, señor Montoro, si le digo que al grupo que represento le hubiera
gustado no tener que presentar una enmienda a la totalidad a sus primeros
presupuestos generales y haber hecho nuestras aportaciones por la vía de
las enmiendas parciales. Pero ha sido imposible, porque, más allá de las
partidas enmendables desde el punto de vista de los ingresos y de los
gastos, de las que luego hablaré, a estos presupuestos les falta lo
sustancial, les falta una visión del país que queremos construir a corto
y medio plazo. Ni hay estrategia clara ni hay liderazgo político, porque
sin estrategia clara es imposible que haya un liderazgo político. Por
eso, no saben ustedes explicar las medidas que toman. No es un problema
de dificultades para la comunicación, no. No saben explicar las medidas
que toman, incluso aquellas que tienen aspectos positivos, porque están
tan agobiados en evitar que se hunda el barco que se han olvidado de
fijar el rumbo, que es lo más importante, de tomar el timón y de darle un
horizonte a la travesía. Quienes les precedieron en el Gobierno
-¿recuerda, señor Montoro?, alguna vez lo dije aquí- llegaron a decir que
el barco sabía adónde iba. Ustedes no dicen eso, pero nos dicen que saben
lo que hay que hacer. Estaría muy bien que nos lo explicaran, pero no a
corto plazo, no de una manera puntual, para salir del problema puntual,
sino a largo plazo. Estaría bien que si saben adónde vamos y si saben lo
que hay que hacer, nos lo explicaran a todos los españoles. Pero no
solamente no hacen eso, sino que cada decisión que toman viene precedida
de una serie de desmentidos, a veces del propio titular, que al día
siguiente nos va a explicar la decisión. ¿Que ha dicho un ministro que no
van acudir a los fondos de rescate para el sistema financiero? Pues eso
significa que van a acudir. ¿Que ha dicho que no van a subir el IVA? Pues
estamos a punto de que lo publiquen. Así no se puede conducir ni un país
ni un barco, aunque lo más importante en este caso es el país. Por eso
les digo que estos presupuestos son el fiel reflejo de una sorprendente
desorientación. Igual no es sorprendente, pero a mí me sorprende. Son el
fiel reflejo de una desorientación que me resulta sorprendente. No tienen
ustedes un proyecto para España, no lo tienen a corto, imprescindible
para enfrentarse con la crisis, y no lo tienen a largo plazo, porque
carecen, como decía antes, de un modelo de país al que querer avanzar.
Van ustedes a remolque de los acontecimientos. El qué, el cómo y el para
qué es lo que España necesita de su Gobierno, del Gobierno de España.
Solo así la sociedad entenderá y responderá positivamente a la apelación
al sacrificio. Solo si los ciudadanos entienden para qué y el porqué de
cada uno de los sacrificios que se les pide, irán detrás del que les pide
el sacrificio, porque ese que se lo pide ejercerá un liderazgo. Por eso
le planteamos esta enmienda a la totalidad, señor ministro, que es a la
vez una enmienda a la totalidad de su forma de gobernar en estos poco más
de cien días que llevan al frente.
Estos presupuestos, señor Montoro, no son creíbles, porque pretenden hacer
frente por sí mismos al grueso del ajuste, y eso -usted lo sabe bien- es
imposible, porque la capacidad de reducción del gasto del Estado ya ha
llegado a su límite. Por eso, como ya han apuntado desde distintas
instancias europeas e internacionales, la clave del ajuste, la clave para
la recuperación económica no está en estos presupuestos, está fuera de
ellos, está en los presupuestos de las comunidades autónomas. Por eso se
los pide la Unión Europea. Este es el drama, que estamos debatiendo los
Presupuestos Generales del Estado para recuperar la economía y para
cumplir con el ajuste, para recuperar la senda de crecimiento y para
cumplir con el ajuste, y la clave de la recuperación y del crecimiento no
está en lo que hoy estamos discutiendo, sino en unos presupuestos que
están fuera de esta Cámara. Por eso nos los están pidiendo.
Señor ministro, esta mañana ha explicado usted los presupuestos, y déjeme
que le diga que lo que ha explicado esta mañana, su forma de explicar lo
que contenían los presupuestos, la filosofía que hay detrás del
presupuesto, cabe en un twit y le sobran noventa caracteres. Lo que usted
nos ha dicho es: sacrificaremos cualquier cosa para no tocar a las
comunidades autónomas, lo cual es tremendo si estamos de acuerdo en la
reflexión previa: que lo sustancial está fuera de este presupuesto. Señor
Montoro, se lo voy a explicar, porque supongo que usted se ha leído los
presupuestos y sabe que lo que le voy a decir a continuación es cierto,
que la clave para la recuperación está fuera y que tocaremos cualquier
cosa, sacrificaremos cualquier cosa -esta mañana lo ha explicado usted-,
por ejemplo, las familias -ha habido algún otro portavoz que ha tomado
nota de eso-. ¿Las familias ya están bien? No. ¿Las empresas ya están
bien? Eso se puede tocar, pero no tocaremos las comunidades
autónomas. Se lo voy a explicar después, y como usted se los ha leído,
además de haberlos hecho, supongo, seguramente me va a dar la razón en la
réplica.
Es un hecho numérico que la Administración Central del Estado ya no tiene
capacidad para realizar grandes recortes, salvo que se opte por su
desmantelamiento, como ya se está haciendo. Ello implica cercenar
brutalmente gastos esenciales para el crecimiento -como infraestructuras,
I+D, educación, fomento del turismo, la exportación- y partidas muy
sensibles de gasto social -dependencia, políticas activas de formación
para los desempleados, sanidad- mientras se mantienen intactas -un
ejemplo, señor Montoro- las 166 oficinas de representación internacional
de las comunidades autónomas, que superan en número las 118 embajadas de
España, los consejos económicos y sociales, los defensores del pueblo o
los 4.000 entes públicos. Es un ejemplo que seguramente usted no me
negará. Eso no se toca. Las familias y las pequeñas empresas sin crédito,
sí.
También es un hecho que esta estrategia, además de injusta, está condenada
al fracaso, pues el gasto de la Administración central carece del peso
necesario para equilibrar por sí solo el conjunto de las cuentas
públicas. Los datos son elocuentes. La Administración central solo
controla el 20% del gasto público, correspondiendo otro 36% a las
comunidades autónomas, el 30% a la Seguridad Social y el 14% a los entes
locales. Esta es la realidad de este presupuesto. Además, se debe
recordar que si bien el déficit alcanzado por las comunidades autónomas
parece modesto -algunas veces se lo dicen distintos representantes que
vienen aquí a hablar de ellas en vez del presupuesto del Estado- en
comparación con el déficit de la Administración central, se trata, como
usted muy bien sabe, de una mera apariencia. El déficit autonómico sería
mucho mayor si la Administración central no soportase el grueso de los
gastos que son consecuencia automática de la crisis, como prestaciones
por desempleo y carga de intereses, si no se hubieran inyectado a las
comunidades autónomas 11.000 millones de euros -el Gobierno anterior
apoyado por ustedes- o si los anticipos del sistema de financiación no
hubieran sido durante años tan claramente superiores a la recaudación
real.
Otras importantes decisiones recientes han estado asimismo sesgadas a
favor de las comunidades autónomas. Le recuerdo algunas. Los 5.000
millones de recorte del déficit extra solicitado por la Unión Europea
-tuvimos oportunidad de debatir esa cuestión- se han de lograr
totalmente, porque ustedes lo han decidido así, mediante un mayor
esfuerzo de la Administración central, en vez de entre todas, como sería
lógico. Para culminar esta trayectoria, estos presupuestos, en un entorno
de austeridad, aumentan las transferencias a las administraciones
territoriales, un 9,7 a las comunidades autónomas y un 7,6 a las
corporaciones locales. No hay quien lo entienda, salvo que se mire desde
la óptica del comportamiento acomplejado ante el nacionalismo. ¿Entiende
usted el twit? ¿Lo entiende? Seremos capaces de sacrificar todo antes de
tocar a las comunidades autónomas.
La actuación del Estado para corregir cuanto antes el desequilibrio de las
finanzas públicas en las administraciones autonómicas y local es sin duda
una de las medidas más urgentes en esta coyuntura, una medida que Unión
Progreso y Democracia reclama desde nuestra creación, y que por
razonables exigencias de solvencia y responsabilidad piden también los
mercados internacionales en los que España debe buscar financiación y
colocar sus emisiones de deuda pública. ¿No me negará usted esto, señor
Montoro? Esto que venimos reclamando desde esta tribuna hoy se lo están
reclamando desde distintas instancias internacionales y desde luego desde
la Unión Europea. ¿Se comportaría la Unión Europea con un Estado soberano
que no cumpliera sus compromisos de déficit y de deuda, que se endeudara
por encima, que no cumpliera sus compromisos, como se comporta el
Gobierno de la nación? ¿Nos darían más dinero? ¿Nos dilatarían los pagos?
¿Harían con los Estados soberanos lo mismo que ustedes hacen? Yo creo que
no. No es que crea que no, es que veo cada día que no es así. El Estado,
el Gobierno de la nación, ha renunciado a ejercer un papel de
coordinación y supervisión general de las finanzas que le otorga la
Constitución. Es un hecho insólito que la Comisión Europea tenga más
capacidad de control sobre los Estados soberanos que el Gobierno de la
nación sobre las diecisiete comunidades autónomas. A nuestro juicio, la
filosofía presupuestaria conocida como presupuesto base cero, aplicable
en momentos de crisis como la actual, debiera aplicarse en todos los
niveles de la Administración, particularmente en aquellas que más lo
necesitan, comunidades autónomas y ayuntamientos. Pero ustedes prefieren
pedir sacrificios a las familias y a las pequeñas empresas.
Como el Gobierno se ha negado a realizar un recorte selectivo del gasto,
estos presupuestos recortan el gasto productivo, perjudicando el
crecimiento y el gasto social, dificultando paliar los efectos de la
crisis en partidas muy sensibles. Pero con ello ni logran recortes
permanentes en el gasto superfluo, ni reducen el déficit estructural.
Optan ustedes, señor Montoro, por lo más conservador -lo mismo que hacían
los anteriores- recortar lo esencial y mantener lo superfluo, para no
tocar las estructuras de poder partidarias, lo que es, además de injusto,
inútil. Nuestra propuesta es recortar en lo improductivo, en lo
superfluo, iniciando un proceso de fusión de ayuntamientos, recomendado
hasta por el Tribunal de Cuentas, en el que Unión Progreso y Democracia
-como sabe usted- no tiene ninguna influencia, y procediendo a revisar
nuestro modelo territorial, suprimiendo diputaciones y acabando con las
duplicidades, modelo centralista, federal, confederal a la vez, lo que es
hoy España. De esta manera, desde nuestra propuesta, el ahorro en lo
improductivo económica y socialmente sería permanente. Junto a este
defecto fundamental de los presupuestos, estos presupuestos nos generan
otras dudas.
Aunque incorporan un escenario macroeconómico mucho más realista que el de
presupuestos anteriores, existen grandes riesgos de un empeoramiento aun
mayor que el previsto. Se lo explico.
Hay partidas de gastos, como pensiones o desempleo, que aparecen, a
nuestro juicio, infravaloradas, lo que se refleja en un difícilmente
creíble equilibrio presupuestario de la Seguridad Social. La previsión de
ingresos parece excesivamente optimista en un entorno claramente
recesivo. Además, se suben los impuestos en un plan global, creando
incertidumbres y desconfianza, lo que dificultará también por esta vía la
recuperación económica. Mientras se exige más a los que ya cumplen, se
propone una amnistía fiscal para los defraudadores -luego me pararé un
poquito en esto-. La deuda pública sigue aumentando y pesan sobre ella
amenazas difíciles de cuantificar. El resultado de lo que acabo de decir
en este mismo momento son unos presupuestos que sacrifican el crecimiento
y ni siquiera conseguirán, a cambio, reducir el déficit al nivel marcado
como objetivo para tranquilizar a nuestros acreedores. Estando ya en una
situación límite, rescatados indirectamente por el Banco Central Europeo,
con riesgo de caer en un círculo vicioso de recesión, menores ingresos,
mayores recortes, y más recesión de tipo griego -aunque está mal decirlo,
no se puede decir, pero es como yo lo veo- no queda margen para más
errores, señor ministro. No es posible seguir tomando decisiones
improvisadas a golpe de urgencia recaudatoria, ni continuar desmantelando
el Estado para alimentar un caos autonómico insostenible. Es
imprescindible disponer de un modelo final de país viable y sostenible.
Los ciudadanos necesitan, necesitamos, certezas. Tienen derecho a saber
por qué y para qué les pedimos sacrificios. Para eso hace falta liderazgo
y ambición de país.
Nuestra consideración general es que las cuentas públicas son ya las de un
Estado cada vez más residual, pues, aunque los Presupuestos Generales del
Estado parecen tener una dimensión y, por tanto, una capacidad de
actuación formidable, esta impresión es totalmente engañosa, porque
detrás de estas grandes cifras lo que subyace es un Estado residual,
cuyos dirigentes han ido entregando toda capacidad de hacer políticas
comunes a quienes gobiernan desde las comunidades autónomas; a ellos
mismos, a quienes gobiernan desde las comunidades autónomas, que no son
solo los nacionalistas -la culpa no la tienen los nacionalistas, como en
muchas ocasiones he tenido oportunidad de explicar desde esta tribuna-;
un Estado que no tiene instrumentos o no los usa para defender el interés
general, para defender lo más justo y para defenderse y para defender a
los ciudadanos de las desigualdades.
La mayor parte del presupuesto de gasto está previamente comprometido en
transferencias obligatorias en las que el Estado solo hace de
intermediario entre los ingresos públicos y los destinatarios últimos,
que son los que realmente los gastan. El Estado solo controla unos
cuantos puntos del PIB para sus políticas activas. ¿Les extraña que desde
la Unión Europea pongan el acento en conocer los presupuestos de las
comunidades autónomas ahora mismo que han presentado los presupuestos que
estamos debatiendo? Desde la Unión Europea lo que nos piden es que
presenten los presupuestos de las comunidades autónomas, porque el gasto,
el compromiso del Estado en este caso termina siendo residual. Así, nos
encontramos con partidas como la del Ministerio de Educación sobre las
que se mantiene el ritual de analizar si sube o baja la partida de
educación, cuando su cuantía total es ridícula, 2.220 millones, la
vigésima parte de un gasto educativo que controlan las comunidades
autónomas en un 95%. ¿Quién garantiza la cohesión y la igualdad en esta
circunstancia y con una competencia que es un instrumento esencial para
garantizar la cohesión y la igualdad no entre los territorios, sino entre
los ciudadanos, que es de lo que se trata y que es para los que hacemos
la política? Una de las pocas partidas activas que queda, por citar otra,
de cierta influencia, el gasto en infraestructuras, 6.897 millones
largos, está parcialmente preasignada en los nuevos estatutos con
criterios no homogéneos como el PIB, la población, la superficie, según
convenga a cada comunidad, ya lo hemos discutido aquí en alguna otra
ocasión, lo que la convertirá, como sabe muy bien, señor Montoro, en
incumplible. Si se completa el proceso por los porcentajes, sumarán, como
ya he tenido oportunidad de decir más veces, más de cien. Otra partida
estratégica clave, por no fijarme en más que una, la de la I+D+i, sufre
también cada vez más acusadamente las presiones territoriales. En suma,
el Estado está cada vez más incapacitado para impulsar políticas que
hagan efectivos los derechos fundamentales de todos los ciudadanos en
condiciones de igualdad.
Como dije, los presupuestos se basan en un escenario macroeconómico sujeto
a importantes riesgos de empeoramiento. Si bien el entorno macroeconómico
contemplado es de clara recesión, en esta negra previsión que hacen
ustedes sigue habiendo algunos elementos que pueden ser cuestionables por
su optimismo y tienen que ver con el consumo privado y el comportamiento
del sector exterior. Les daré un par de ejemplos. El escenario de los
presupuestos prevé que el consumo de las familias caerá un 1,4%. Existen
distintas razones como la tasa de paro, las congelaciones salarias, la
subida de los impuestos y la falta de crédito a los hogares para
argumentar que tal previsión puede ser demasiado optimista. Me gustaría
que el señor ministro me explicara esta previsión si es que me está
escuchando, que me explicara de dónde hacen una previsión tan optimista
respecto de esta cuestión en concreto. Otra cuestión sobre la que quiero
llamar su atención es que resulta cuestionable el crecimiento del 3,5%
que se prevé para las exportaciones, pero espero que también el ministro
tenga oportunidad de explicar estas cifras con las que se van cuadrando
los presupuestos.
Somos muy críticos desde Unión Progreso y Democracia, señor ministro, con
el recorte de los gastos esenciales
del Estado, tanto productivos como sociales. Por el lado del gasto estos
presupuestos no van a servir para salir de la crisis dado que las
partidas de gasto más directamente relacionadas con la actividad
productiva y el cambio del modelo económico se reducen. Le pondré también
en este caso algunos ejemplos. El gasto en el Ministerio de Fomento, el
ministerio más relacionado con la inversión, se reduce en un 34%; la
inversión en nuevas infraestructuras se desploma en un 36%; el gasto de
I+D cae un 25,5% y el gasto en educación disminuye un 21%. A mí me parece
que estas cifras son dramáticas. El efecto a corto plazo de estas medidas
será, señor ministro, contractivo. A más largo plazo, el prometido cambio
de modelo hacia uno más innovador, respetuoso con el medio ambiente, con
unos trabajadores más y mejor formados deja de financiarse. Y este, creo
yo, es un drama para España. El gasto social también se reduce. Cae el
gasto en protección a los parados -un 5,5%-, pero no por menor paro, sino
porque los parados existentes van agotando el periodo en el que tienen
cobertura mediante prestaciones y subsidios. Tremenda forma de ahorrar.
Se reducen las políticas activas de formación a los parados en 1.500
millones de euros; el gasto en sanidad se reduce en un 13,7% -no es
porque haya menos enfermos y menos necesidad de tratarlos, sino porque de
algún sitio hay que recortar, y ustedes deciden recortar de ahí-; el
gasto en dependencia se reduce en un 5,7% pese al insuficiente desarrollo
de la ley, etcétera. Veo que al ministro le hace gracia. A ver si me lo
cuenta luego y nos reímos juntos. Si resulta que nada de esto que yo les
estoy explicando es cierto o que han encontrado ustedes una forma de
presentar unos presupuestos y hacer justo lo contrario, pues después nos
reímos todos encantados y estupendamente.
En realidad, parece que el único sentido de los presupuestos presentados
es contentar a corto plazo a los acreedores internacionales. Yo entiendo
que eso es importante, pero no puede ser el único objetivo de unos
presupuestos. Ni se toman medidas incentivadoras de la economía ni se
apuesta por el cambio de modelo productivo ni se inicia un proceso de
reforma del modelo territorial suprimiendo entes superfluos y
racionalizando el Estado. O sea, a mi juicio, a juicio de Unión Progreso
y Democracia, es pura coyuntura para evitar el hundimiento. Si el
presidente que les precedió pasaba la fregona por la cubierta mientras se
hundía el barco, ustedes se limitan a tapar los agujeros sin percatarse
de que a veces lo que tapan son los respiraderos en vez de las vías de
agua. Ustedes siguen sin querer revisar la defectuosa arquitectura del
barco, que es lo que nos está arrastrando hacia el fondo, y así nos va,
señor ministro.
Por el lado de los ingresos, las previsiones son demasiado optimistas
desde nuestro punto de vista -humilde punto de vista de un partido de la
oposición-, exigiendo más a los que ya cumplen y amnistiando a los
defraudadores. El incremento de la recaudación por IRPF del 4,7% no
parece en absoluto coherente con la fuerte caída del empleo y de la masa
salarial. El crecimiento de la recaudación del impuesto sobre sociedades
en un 17,8% tampoco parece realista, teniendo en cuenta la situación de
las empresas. En el caso del IVA tampoco está exento de riesgo pues se
apunta un descenso del 3,3 cuando en el año 2011, año en el que se aplicó
una subida de tipos del 16 al 18, como usted muy bien sabe, y en el que
todavía se registró crecimiento económico, la recaudación apenas subió el
0,4%. Algo parecido puede decirse de los impuestos especiales, que se
espera que retrocedan solo un 2,9%.
No puede dejarse al margen el análisis de la amnistía fiscal, que está
presupuestada en 2.500 millones. Al margen de su improcedencia desde el
punto de vista ético y de justicia, pues se trata mejor al defraudador
que al contribuyente que cumple con sus obligaciones, la citada
estimación no cuenta con el aval de ningún estudio riguroso, por lo que
se trata de una mera esperanza del Gobierno. Si hay un estudio que
desconocemos, le rogaría al señor ministro que nos lo explicara. A los
ciudadanos cumplidores se les exigen tipos marginales nórdicos superiores
al 50% en el IRPF, mientras que a los defraudadores se les pide un 10%
libre de multas, intereses de demora o recargos de cualquier tipo. Es un
escándalo que violenta principios éticos y políticos. Las medidas
presupuestarias que realmente podrían servir para sanear las cuentas de
los próximos años no se vislumbran en estos presupuestos. Para ello
debería plantearse una reforma fiscal en profundidad, que entre otras
cosas redujese los 38.000 millones de gastos fiscales, entre comillas,
que se dejan de recaudar anualmente por exenciones y deducciones de los
distintos impuestos, así como una lucha decidida contra el fraude fiscal.
Y su forma de hacer las cosas, los giros no explicados en la política
tributaria y la forma de ejecutarlos improvisada y llena de
rectificaciones también genera desde nuestro punto de vista
incertidumbre.
Otro elemento de crítica importante, también desde nuestro punto de vista,
es el escenario de difícil cumplimiento en el que la Seguridad Social
logre el equilibrio presupuestario que ustedes prevén. Es difícil, a
nuestro juicio, que la Seguridad Social logre ese equilibrio con más
paro, con menos cotizaciones, con menos salario y con más precariedad.
Señor ministro, queremos que nos explique cómo se va a conseguir ese
equilibrio con este panorama que ni ustedes mismos se atreven a negar.
Como dije antes, uno de los rasgos más llamativos y significativos de
estos presupuestos es que en un contexto de recortes en gastos esenciales
del Estado se aumenten las transferencias a las administraciones
territoriales. El Estado, sujeto a traumáticos recortes, encuentra sin
embargo recursos adicionales para las comunidades autónomas. Esto lo hace
sin que ellas hayan ajustado sus propios presupuestos, además de
aportarles fondos para el pago a proveedores y de aplazarles a diez años
la devolución de los anticipos excesivos que han recibido en el pasado.
Por eso dije que la clave está fuera de estos presupuestos.
Sacrificaremos
cualquier cosa antes de tocar las comunidades autónomas, dijo usted.
Haré una breve referencia a la deuda y al déficit. No hay una variable que
refleje mejor el descontrol de las cuentas públicas en los últimos años
que la evolución de la deuda pública. En 2008 el nivel de endeudamiento
público equivalía a un 39,7% del PIB. Si las previsiones del Gobierno se
cumplieran, habrá aumentado 40 puntos del PIB desde el inicio de la
crisis, duplicándose. La carga de intereses que esto supone implica ya un
gasto de casi 29.000 millones de euros, cifra similar al gasto por
desempleo. Las cuentas públicas españolas, señor ministro, quedarán
lastradas durante años, justo cuando tienen que enfrentarse al reto del
envejecimiento demográfico.
Voy acabando. Como dije antes, la reducción del déficit del conjunto de
las administraciones públicas desde el 8,5% del PIB en 2011 al 5,3% en
2012, más de 3 puntos del PIB en medio de una recesión, se antoja, a
nuestro juicio, tarea imposible. El cumplimiento del objetivo está ligado
a la recuperación del crecimiento, pero dependerá sobre todo de que
comunidades y ayuntamientos respeten los límites previstos. Ninguna de
esas dos condiciones parece que vaya a cumplirse, salvo que ustedes
hubieran decidido enfrentarse con el déficit estructural ligado al mal
diseño del Estado autonómico. Si no lo hacemos, no solo será imposible
cumplir nuestros compromisos europeos, sino que será el final del modelo
social que hemos querido construir entre todos -porque en esto nadie
tiene la paternidad, yo no la quiero reclamar para nadie-, el modelo
social que hemos querido construir para nuestros hijos. Dicho de otra
manera, es la hora, señor ministro, de refundar el Estado y no de
insistir en un modelo elefantiásico, lleno de duplicidades, lleno de
despilfarros, lleno de incertidumbres, insostenible y, además, inviable.
Insisto, lo más preocupante es que la clave para enfrentarnos a la
recesión y a la crisis...
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Señora Díez, tiene que
terminar.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Termino.
Lo más preocupante es que la clave para enfrentarnos a la recesión y a la
crisis no está en estos presupuestos, sino en los de las comunidades
autónomas, y por eso nos los piden desde las instancias europeas. ¿Qué
dirán cuando observen que en estos presupuestos se opta por continuar el
desmantelamiento del Estado, que no se aborda ninguna de las reformas
imprescindibles para corregir el déficit estructural y que el grueso del
ajuste recae sobre el Estado, ya exhausto, mientras se sigue inflando un
modelo de país elefantiásico e insostenible? No hay un relato de país,
señor ministro, no hay estrategia, no hay liderazgo. Es, señor ministro,
señores ministros que hablan entre ustedes, la hora de la política. Para
ir por detrás de los acontecimientos, ya está la demoscopia. Es la hora
de la política siempre, sobre todo cuando hay gravísimas dificultades.
Hagan el favor de traernos a la Cámara unos presupuestos que respondan a
las necesidades de España.
Gracias. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señora Díez.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señora presidenta.
Señora Díez, usted sabe que personalmente le tengo el máximo respeto, la
máxima valoración, pero la verdad es que ha estado hablando y no he
entendido bien el argumento por el que pedía el rechazo a los
presupuestos. Además, hace referencia a una frase que yo no he
pronunciado, porque no puedo haberlo hecho, porque no la tengo en la
cabeza, ni en la mente, ni en la imaginación, y es que sacrificaremos
cualquier cosa menos las comunidades autónomas. Es que tiene uno que
escuchar cada cosa... Yo lo que pido es un mínimo de fidelidad a lo que
uno dice y trata de explicar. No digo que los argumentos sean tan
sencillos; no lo son, sobre todo cuando nos expresamos en términos
económicos.
Señores de UPyD, ustedes piden que rechacemos este presupuesto por razón
de que no plantea la reforma del Estado. ¡Menudo argumento! Pero, es que
realmente me que he quedado así, como estoy expresándolo, vivamente,
señora Díez. ¿De verdad, me lo está diciendo en serio? ¿Me está diciendo
en serio que reinventemos el Estado en España a través de estos
presupuestos? Usted dice bien, es la hora de la política; de la política
seria, de la política de argumentos, de la política que genere confianza,
de la política comprometida con la corrección del déficit público,
señorías. ¿Cómo voy a decir yo, como miembro del Gobierno, como ministro
de Hacienda y de Administraciones Públicas, que no voy a controlar el
déficit de las comunidades autónomas? ¿De dónde saca usted esto? Está en
todas las páginas web y en ello he insistido esta mañana, como titular de
la mañana de hoy: Voy a aplicar la ley, la ley de estabilidad
presupuestaria, la misma que usted ha votado en esta Cámara conmigo. Yo
lo he traído como proyecto de ley y usted y su grupo político han
aprobado esa ley, que es la que reforma nuestra arquitectura
institucional. Y ahora me viene aquí diciendo que no hay control, que no
tenemos una reforma. Mañana la aprobará el Senado; mañana por la tarde la
presentaré en la segunda Cámara de las Cortes españolas, el Senado de
España, y espero que salga adelante y se apruebe definitivamente. Pero es
que usted ha votado esa ley; una ley que contiene todos esos
procedimientos de prevención, de supervisión, de sanción y, en su caso,
de intervención de una comunidad autónoma. ¡Y me está reprochando esta
tarde que no lo hayamos hecho en este presupuesto! Es el momento de hacer
planteamientos coherentes, señoría. Yo lo que pido es coherencia.
Entiendo los
planteamientos ideológicos, ya lo he dicho, los respeto. No coincido en
nada con los planteamientos del señor Lara y de su grupo, pero está bien.
Esto es la democracia, por supuesto, el contraste de pareceres. Para eso
estamos en la Cámara y representando cada uno una opción política, pero,
lo suyo, diciéndome que haga lo que es imposible que haga un
presupuesto... Imagínese que España ha reformado completamente su Estado,
pues no podría venir un ministro de Hacienda con un presupuesto aquí que
hiciera la reforma del Estado. Es que es imposible, señoría. Es que están
ustedes formulando un planteamiento que es imposible que realice.
Le voy a explicar -a ver si nos ponemos de acuerdo- de la forma más
sencilla qué es exactamente lo que hace este presupuesto. Trae un
escenario económico que, como usted calificaba, es realista. Ese
escenario económico -que realmente es la expresión de la crisis que está
sufriendo España- se traduce en los escenarios económicos a aplicar en
las comunidades autónomas y en las corporaciones locales de España, en el
Estado de las autonomías. Para eso sirve este presupuesto. Y de ese
escenario se derivan unos ingresos; y esos ingresos son los que alimentan
el sistema de financiación autonómico y de régimen local vigente en
España, y que yo, como miembro de la oposición del Grupo Parlamentario
Popular, coordinador de Economía de ese grupo, voté en contra, en contra,
señora Díez, en contra de esa financiación autonómica. Pero ese no es
motivo. Yo tengo que cumplir la ley; y tengo que cumplir una ley en
contra de la cual he votado en esta Cámara. Por supuesto, la tengo que
cumplir. Por tanto, la consecuencia de las previsiones de ingresos del
Gobierno es que son en definitiva transferencias que van a nuestras
comunidades autónomas y a nuestras corporaciones locales. Para eso
traemos el presupuesto a la Cámara. No es tan difícil de entender,
señorías.
El Estado de las autonomías en España es peculiar, cierto; es diferente,
cierto; no es un Estado federal, cierto; pero no es tan difícil de
entender que sí hay una implicación muy directa de este presupuesto. Hay
un reparto, una distribución entre el objetivo de déficit que trae el
Gobierno a esta Cámara, que es el objetivo de la Administración General
del Estado que estamos debatiendo, y su conexión con los déficits
autonómicos, que fue la resultante del Consejo de Política Fiscal y
Financiera celebrado en el mes de marzo. A partir de ahí hay una
obligación de las comunidades autónomas de ajustar sus presupuestos.
Estamos en un proceso de revisión -lo he explicado esta mañana- de esos
presupuestos autonómicos, y la siguiente revisión, inmediata, a finales
de abril, será como consecuencia de la aplicación del Plan de
proveedores. Pero, ¿sabe qué pasa, doña Rosa? Que cuando se traen los
discursos muy escritos, muy preparados, al que no se escucha es al
ministro que está dando la explicación. (La señora Díez González hace
gestos negativos). No es que yo no les esté escuchando a ustedes, es que
usted no está escuchando las explicaciones o no las está entendiendo.
Pero es normal, dígalo, suba aquí a la tribuna y dígalo, pero no me diga
que he dicho lo contrario y que estos presupuestos no inciden sobre el
Estado de las autonomías y las corporaciones locales. Inciden, y mucho,
señora Díez. Lo he explicado esta mañana y hasta he hecho titulares
-fíjense qué mérito tengo- en la intervención de esta mañana sobre los
controles de las comunidades autónomas. Y también lo he hecho esta tarde.
¿Qué es esto de que estamos al servicio de no sé qué nacionalismo?
Fantástico. A un Gobierno que dialoga con los grupos políticos otro grupo
político de la Cámara le dice que está al servicio de quién. Claro que
estamos al servicio de Cataluña, claro que sí. Cataluña es una parte muy
importante de España. Trabajamos para que Cataluña sea la recuperación
económica de España, y Madrid, y la Comunidad Valenciana, y las islas
Baleares, y las islas Canarias, y Asturias también tiene que incorporarse
a ese proceso. Y el cambio de modelo, señorías, está en la estabilidad
económica, está en la apuesta por Europa y por el euro, está en el
compromiso de ese equilibrio presupuestario, que es por el que apuesta
este Gobierno con los anuncios que estamos haciendo de cumplimiento
estricto de los objetivos de déficit público, porque además será obligado
ahora por la ley de estabilidad presupuestaria. Más concreto ya no puedo
ser. No puedo explicarlo otra vez a sus señorías, y sobre todo a un grupo
político importante el que usted lidera y preside, señora Díez. No puede
pretender hacer una crítica sobre algo que no pretende el Gobierno en su
presupuesto ni puede pretender ningún Gobierno en su presupuesto.
Señora Díez, usted sabe además que estamos haciendo la reforma de las
administraciones públicas, que será incorporada al programa nacional de
reformas que irá a la Comisión Europea a finales del mes de abril,
reformas estructurales de nuestro Estado para evitar la superposición de
competencias, para aliviar la carga en definitiva de servicios públicos
duplicados entre nuestras administraciones. Ese es el proyecto de un
Gobierno reformista, un Gobierno que está desarrollando su programa
político en un momento de crisis en nuestro país. Claro que estamos en el
barco. Señora diputada, estamos gobernando el barco en medio de una
tormenta. Eso es lo que estamos haciendo. Pero la tormenta está ahí, la
tormenta no es imaginaria, la tormenta es real; es una amenaza real sobre
los españoles y su bienestar, una tormenta que se ha engendrado en otro
tiempo, pero ahí está sobre nosotros, y la responsabilidad y la tarea de
este Gobierno es hacer frente a esta circunstancia. Por eso estamos
reclamando que los grupos políticos de esta Cámara, desde sus argumentos
válidos y sus posiciones políticas válidas, suban a la tribuna a defender
y en definitiva a apostar por el objetivo de déficit público, corregir
ese déficit público a través de los Presupuestos Generales del Estado, y
por descontado, la primera derivada es la corrección del déficit público
de comunidades autónomas y de corporaciones locales.
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor ministro.
Señora Díez.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: La verdad es que me ha mirado bastante, pero no
sé si me ha escuchado...Como ahora. Claro, es muy difícil hablar con el
ministro y sobre todo escuchar que el ministro te echa una bronca por tu
intervención cuando el ministro no te escucha. ¡Así entiendo las cosas
que me ha dicho! Como no presta atención, porque está a otras cosas,
luego puede venir aquí a echar la bronca sobre lo que se ha dicho y sobre
lo que no se ha dicho. Así lo entiendo, señor Montoro. Así entiendo su
actuación, que no su intervención. (El señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Montoso Romero, hace gestos negativos). No, no
me haga gestos. La cuestión es que no entendía cuando usted estaba
hablando si me estaba contestando a mi intervención. Es verdad que
durante mi intervención, que probablemente se le ha hecho muy larga, ha
tenido que prestar atención a otras cosas, como ahora mismo. Pero, usted
sí que coge el rábano por las hojas.
Durante toda la intervención le he hecho una enmienda a la totalidad a sus
presupuestos, a cómo los hacen; a las partidas que recortan y a aquellas
que no recortan. Una enmienda a la totalidad a un presupuesto que, desde
nuestro punto de vista, no es el presupuesto que España necesita; a un
presupuesto que deja fuera del presupuesto -porque no puede ser de otra
manera- lo sustancial, lo importante, y lo que hoy preocupa a todo el
mundo, a los españoles y a las autoridades europeas. Le he hecho una
enmienda a la totalidad a eso y se lo he explicado. Es posible que usted
no comparta mis argumentos, pero un mínimo de respeto a los argumentos,
que además se hacen respetuosamente, y a los datos que le he dado con los
argumentos, que podrá usted no compartir, y esta es la dialéctica de la
política, pero que debe usted no despreciar.
En el Pleno anterior yo apoyé la ley que usted ha citado, que hoy está en
el Senado. La apoyé porque estaba de acuerdo, porque dentro de la ley
había más cosas positivas que negativas. La apoyé en un ejercicio de
responsabilidad, y la apoyaría mañana después de esta intervención que
usted ha hecho. No crea que estamos hablando aquí de una dialéctica
pequeña. Estamos hablando de cosas que afectan a todos los españoles.
¡Pero un mínimo de respeto, señor ministro! Un mínimo de respeto no a las
personas, sino al contenido de los discursos, porque el de las personas
lo supongo. Un mínimo de respeto y de rigor. He explicado nuestra
posición contraria y nuestra petición de devolución del presupuesto por
lo que el presupuesto contiene y por lo que queda fuera del presupuesto,
que es lo sustancial. Y usted me ha dicho que no lo puede contener, que
es lo sustancial y sobre lo que usted se soporta. Y usted me ha dicho
ahora mismo en la tribuna que lo importante de lo que yo he dicho. ¡Vamos
como si yo no hubiera leído el presupuesto! ¡Que en la intervención que
hemos hecho en defensa de la enmienda a la totalidad no he tenido para
nada en cuenta el presupuesto! Y ha tratado de minimizar la importancia
de los argumentos. Usted no comparta conmigo los argumentos, pero haga el
favor, aunque no sea nacionalista, de prestar un poquito de respeto a los
argumentos que le dan los demás. Nuestra enmienda a la totalidad y las
explicaciones de la enmienda a la totalidad que he dado en esta tribuna
podrán no ser compartidas por ese ministro, pero todas ellas son
solventes. Podrá no ser compartido lo que he dicho sobre el gasto, ni lo
que he dicho sobre el I+D+i que se recorta, ni lo que he dicho sobre
educación, ni lo que he dicho sobre las infraestructuras, podrá no
compartirlo usted, pero un mínimo de respeto del Gobierno de España a
cualquiera que viene aquí a defender unos presupuestos y una enmienda a
la totalidad.
Señor ministro, se lo dije antes en mi primera intervención y se lo voy a
decir ahora otra vez. Estos presupuestos, desde el humilde punto de vista
de un grupo parlamentario pequeño como es Unión Progreso y Democracia,
confirman que el Gobierno no tiene un proyecto para España, con todo el
respeto, señor ministro. Se lo he explicado en mi intervención anterior,
aunque usted no la comparta; estaría bueno, porque si la compartiéramos
estaríamos en el mismo partido político. No la comparta, pero desde
nuestro punto de vista, y se lo he explicado -insisto- en la intervención
anterior, estos presupuestos confirman que su Gobierno no tiene un
proyecto para España. No tiene un proyecto político para España a corto,
para plantear medidas creíbles, para resolver y enfrentar la crisis
política y la crisis económica, porque estamos sufriendo las dos, y no lo
tiene a largo porque carece de un modelo de país. Y se lo he explicado en
mi primera intervención, pero quiero insistir en ello, porque carecen
ustedes de un modelo de país, porque están empeñados en mantener lo
fracasado, lo inviable y lo insostenible, lo que nos ha llevado a esta
situación.
Como no hay modelo de país, no hay liderazgo político. Esa es la crítica
que también he hecho en mi primera intervención. No hay liderazgo
político, no nos explican a los ciudadanos adónde vamos y por qué toman
las decisiones.
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Señora Díez, tiene que ir
terminando.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Termino, señora presidenta.
Y como no hay liderazgo político, ustedes no consiguen que los ciudadanos
se pongan detrás. Pero esto no lo digo yo solamente, es que le han
reclamado estos presupuestos y le reclaman los presupuestos de las
comunidades autónomas desde las instancias europeas, lo mismo que he
dicho yo en mi primera intervención. Todos los analistas nacionales e
internacionales, técnicos o políticos, saben que lo sustancial, lo que
nos puede ayudar a salir de la crisis y a enfrentarnos en mejores
condiciones a ella no está en estos presupuestos, que son unos
presupuestos residuales desde el punto de vista de la capacidad para
enfrentarnos con los problemas que tiene España, y que lo importante está
fuera de esos presupuestos. Por eso la Unión Europea nos los pide y por
eso yo le pido al Gobierno que actúe y que lidere. Por eso, señor
ministro, le pido al Gobierno que actúe y que lidere, y a usted que nos
respete, aunque no seamos nacionalistas. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señora Díez.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señora presidenta.
He comenzado mi intervención precisamente mostrando mi respeto por UPyD y
por su persona; eso es lo que he mostrado en primer lugar. Después usted
ha hecho afirmaciones políticas que no voy a rebatir: que España no tiene
liderazgo, que la mayoría social no está con el Gobierno. No sé cómo
miden esto, pero usted está en su derecho de hacerlo. Ya lo he dicho
antes respecto de otros grupos. ¿Esa es la política, hacer frases de ese
tipo? Está bien, pero que me diga que lo sustancial de la corrección del
déficit público no está en estos presupuestos no se sostiene
cuantitativamente. Realmente el proyecto de corrección de la
Administración Central del Estado, la consecución para el año 2012 de un
-3,5% del producto interior bruto como objetivo de déficit público es más
cuantioso que el de las comunidades autónomas, señora Díez. ¿Cómo no va a
ser importante este presupuesto? ¿Pero cómo dice que no es importante?
Realmente llega un momento en que uno tiene que escuchar cada cosa desde
la tribuna... Por supuesto, con la misma legitimidad y con la misma
humildad, se lo voy a reprochar. ¿Yo he descartado que el objetivo y la
preocupación estén en las comunidades autónomas? Pero si se lo he dicho,
se lo he dicho ya por la mañana, y lo he dicho por la tarde. Le he dicho
que esto no es un invento de este Gobierno, que esta es parte de la
herencia, si se lo he dicho. A partir de ello, ya le he explicado cómo
funciona el Estado de las autonomías en nuestro país, la importancia que
tiene este presupuesto sobre las comunidades autónomas, porque este
presupuesto tiene mucha importancia, señora Díez.
A partir de ahí usted dirá que no se lo cree, que no le parece correcto,
que no es el que necesita España. Todo eso está muy bien, pero no me diga
que no tiene importancia sobre el Estado de las autonomías, y no me diga
que no estamos asumiendo un grado de responsabilidad realmente elevado
cuando estamos fijando un objetivo de déficit público muy exigente, y en
concreto una reducción que es mayor para la Administración General del
Estado que para las comunidades autónomas, que es lo que he criticado de
otros grupos nacionalistas cuando les he dicho que no es verdad eso de
que ahorren ellos. Ya se lo he explicado cuantitativamente, pero basta
leer dos cuadros de este tipo (Muestra un gráfico) para ver que las
expresiones que usted ha utilizado aquí, que por supuesto serán
políticamente válidas, no se sostienen cuantitativamente, señora Díez.
Por tanto pedir que el Gobierno retire su proyecto de presupuestos porque
lo sustancial no está en el proyecto de presupuestos es desconocer lo que
es el Estado de las autonomías, y se lo digo con toda claridad, con toda
naturalidad y con el máximo respeto. UPyD no puede subir a la tribuna a
decir que el proyecto no contiene una reforma del Estado de las
autonomías, como ha hecho usted, porque es exactamente lo que ha dicho,
señorías, y ese es su argumento político; siempre están en lo mismo. Y
cuando les pregunto que si están ustedes en el centralismo más jacobino
me dicen que no, que su proyecto político -se lo he escuchado muchas
veces en esta tribuna y en varias ocasiones a lo largo de esta
legislatura- está en el federalismo. Pues bien, su discurso suena a
jacobista y usted está en su derecho de hacerlo -nadie se lo discute-,
igual que le decía al grupo de izquierda anteriormente. Cada uno hace su
discurso -¡faltaría más!- y este Gobierno está para contrastar su
discurso político, pero a partir de ahí, señora Díez, en lo fundamental,
en la preocupación por la corrección del déficit de las comunidades
autónomas y de las corporaciones locales no puedo coincidir más. Lo estoy
diciendo desde el minuto uno de la intervención del Gobierno esta mañana.
No puedo coincidir más en el sentido que tiene esa ley de estabilidad
presupuestaria, por tanto no puedo coincidir más hasta el punto de
comprometernos como Gobierno de España en la corrección del déficit
público de todas las administraciones públicas. Esta mañana me he
referido a la Constitución, al poder que otorga la Constitución, a la
tarea que encarga la Constitución, no solo la ley de estabilidad
presupuestaria. En consecuencia eso es lo que vamos a aplicar para que
entre todos, Administración General del Estado, comunidades autónomas y
corporaciones locales, cumplamos cuanto antes la corrección del objetivo
de déficit y volvamos a la senda de la confianza, que en definitiva es la
senda de la financiación, del crecimiento económico, y de la creación de
empleo.
Muchas gracias. (Aplausos).
La señora VICEPRESIDENTA (Villalobos Talero): Gracias, señor ministro.
Por el Grupo Parlamentario PNV tiene la palabra el señor Azpiazu.
El señor AZPIAZU URIARTE: Gracias, señora presidenta.
Señoras diputadas, señores diputados, señor ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, asistimos a un debate realmente importante, a
un debate crucial aunque, a tenor del mismo, hasta el momento no lo
parezca, y es por un doble motivo. En primer lugar, porque la situación
económica en que nos encontramos
es realmente delicada, preocupante y con posibilidades reales de que aún
empeore, y en segundo lugar, porque nos hallamos al inicio de una nueva
legislatura, que es cuando se han de definir las líneas básicas de la
política económica y encauzar la situación. Tenemos pues una oportunidad
de explicar nuestro diagnóstico y propuestas para colaborar en la difícil
tarea de salir de la crisis, colaboración a la que nuestro grupo
parlamentario, el Grupo Vasco, está dispuesto aun a sabiendas de que la
mayoría absoluta del Grupo Popular en esta Cámara es suficiente para
respaldar la actuación del Gobierno.
Hemos perdido un lustro y podemos encaminarnos hacia la pérdida del
segundo. La gravedad de la situación no tiene parangón en la historia
reciente del Estado, y por ello sería un error de enormes proporciones
que el Gobierno no buscara consensos amplios que alcanzasen a los
diferentes grupos de la Cámara, y por supuesto también a los diferentes
sectores de la sociedad. En lugar de eso observamos un cierto iluminismo,
como si actuase poseído por la verdad del mercado y el principio de
austeridad a machamartillo. De ustedes depende pero, de continuar por ese
camino, no le auguramos nada bueno. Por eso, con tota humildad, sometemos
a la voluntad del Partido Popular algunas cuestiones relevantes que para
nosotros son básicas en la hora presente.
Señores del Gobierno, nuestra propuesta es abierta, sincera, sin pliegues
y sin dobles lecturas, con el único fin de colaborar para que la economía
salga del atolladero en que se encuentra, pero no se equivoquen, no es un
ofrecimiento gratuito e incondicionado, sino que pasa por un diálogo
sincero en el que se consideren y valoren nuestros planteamientos.
Nuestra responsabilidad y compromiso no son lógicamente con el Partido
Popular, lo son obviamente con los que nos han votado, con la ciudadanía
de Euskadi, aunque pensamos que podemos trabajar conjuntamente en el
interés de todos contra la crisis económica.
Permítame, señor Montoro, que antes de adentrarme en el contenido estricto
de los presupuestos realice una reflexión en torno al contexto europeo y
a sus instituciones, que condicionan sobremanera el margen de la política
económica. Me he referido a ello en otras ocasiones, pero creo que
hacerlo en este debate es imprescindible, aunque sea de manera apretada
para no desviar nuestra atención del tema que hoy nos ocupa aquí. Oímos
decir una y otra vez que Europa no es el problema, que es la solución.
Como europeístas convencidos estamos de acuerdo, pero no somos tan
ingenuos como para no ver que si la solución no llega a implantarse, ni
siquiera a ensayarse, Europa se convierte en el problema. Queremos creer
que todavía es posible un giro en la política europea y que el desvarío,
que no ha cesado desde el estallido de la crisis del euro, todavía tiene
una solución, pero para ello es necesario que la inmensa mayoría de esta
Cámara, con sus señorías pertenecientes a los dos partidos mayoritarios,
lo crean y no sigan persistiendo en el error. Decía Martin Wolf, el
periodista del Financial Times, en un reciente artículo titulado The pain
in Spain, que una posible definición de la locura es hacer la misma cosa
una y otra vez, esperando resultados diferentes. No hay mejor resumen
para lo que está aconteciendo en Europa.
El Pacto de estabilidad, que saltó por los aires ante una crisis de
proporcionas gigantescas, se quiere remediar con más subdosis de la misma
medicina, llevada hasta el extremo de duplicar el pacto con otro pacto
que no hace sino empeorar al primero. Es difícil salir de la encerrona,
el anterior Gobierno nunca tuvo una idea clara de Europa, y al final se
vio desbordado por los acontecimientos de la crisis de la deuda soberana.
Sobre el actual Gobierno sinceramente he de reconocer que yo, como la
mayoría de los que he tenido la ocasión de consultar, pensaba que
acataría el 4,4% de déficit público para este año, y nos sorprendió -tal
y como se lo comenté en un debate anterior- con su anuncio del 5,8%, que
al final, a instancias de la Unión Europea, ha quedado en un 5,3%. La
jugada la dimos por bienvenida, por más que fuera criticada, porque la
alternativa era realmente escalofriante: un ajuste de 4 puntos del PIB
-que es lo que en Italia el primer ministro Monti planteó para dos años-
hecho en uno solo hubiera sido -como ha dicho otro columnista de
Financial Times- un auténtico Full Monty en el que -añado yo- el Gobierno
hubiera enseñado todas sus vergüenzas. Sin embargo, por limitado que
fuera el ajuste, ocurre que ya lo está haciendo -enseñar las vergüenzas,
me refiero-, porque por mucho que nos engañemos, la situación va a seguir
siendo casi igual de insoportable, sobre todo a la vista del compromiso
del Gobierno de mantener el horizonte del 3% para el año 2013. La
pretendida victoria del presidente Rajoy, no va a llegar a ser ni
siquiera una victoria pírrica, porque la recesión de este año y el
escenario de estancamiento de los venideros demostrarán que solo estamos
ante un movimiento táctico que no evitará una tormenta de grandes
proporciones.
Veamos si no, señor ministro, las previsiones para España del Fondo
Monetario Internacional que acabamos de conocer la semana pasada. Después
de una caída del PIB del 1,8 en 2012, la economía llegaría a alcanzar el
crecimiento del 1,8 nada menos que el año 2017. Y por lo que se refiere
al déficit, partiendo de un 6% este año, irá descendiendo lentamente
hasta el entorno del 4% dentro de cinco años. Esta es la triste realidad;
después de un lustro de recesión viene un lustro de estancamiento en el
que ni por asomo se podrá cumplir con la absurda rigidez de un objetivo
del 3% a corto plazo. Soy consciente de que las reglas del juego europeo,
que el Gobierno mismo comparte de forma entusiasta, encajan difícilmente
con esta realidad. Me podrá decir incluso que fue el Gobierno anterior el
que primero se apuntó a las recetas de la austeridad sin condiciones, y a
una reforma constitucional que ustedes saludaron con alborozo y que fue
el auténtico heraldo del funesto pacto fiscal.
Ya sé que se me dirá que todo esto no son más que razones, y que ante ello
están los hechos y que los
hechos son que casi toda Europa está detrás de las recetas. Pero debo
recordarle que eso no significa que estén en la dirección adecuada. En
realidad estamos, como señala Alberdi y como yo le recordé, ante el
típico comportamiento de banco de peces, tan propio de los mercados
financieros, en el que es mejor errar con la mayoría que tener la razón
en la discrepancia. En este caso, una gran marea conservadora inunda
Europa con pretendidas soluciones ideológicas a problemas económicos. Se
trata de otra burbuja, la burbuja ideológica. Ante el fracaso del Pacto
de estabilidad, debido a la severidad de la gran recesión, se doblan las
apuestas en la misma dirección; pero, como pasa con todas las burbujas,
el resultado de oponer pura ideología, resumida en austeridad y mercado
ante la terquedad de los hechos económicos, no puede sino conducir al
fracaso. Este mismo Gobierno va a tener la ocasión de ver cómo se pincha
la burbuja política y cómo ese giro se va a producir durante su propio
mandato.
Me doy cuenta, señor ministro, de que mis palabras pueden ser recibidas
incluso con malestar. No es grato ser portador de malos augurios.
Recuerdo cómo en un debate no lejano se oyeron murmullos de desaprobación
cuando dije que Grecia era insolvente, y que merecía un tratamiento de
ayuda económica real acorde con la circunstancia. En su lugar lo que
trató de hacer la Unión Europea fue un negocio usurero con las primeras
medidas de rescate financiero a Grecia, y luego las cosas han ido como
han ido. Pero no se equivoquen sobre el sentido de nuestra posición.
Tenemos la obligación de decir las cosas como las vemos. Pero eso no
significa en absoluto que, ante las enormes dificultades a las que se
enfrenta el Estado en el inmediato futuro, nosotros hagamos como hicieron
ustedes con el Gobierno socialista durante la crisis de la deuda
soberana. Todo lo contrario. Como señalaba al inicio, estamos dispuestos
a arrimar el hombro una vez más y a sumar esfuerzos, pero siempre que se
abandone la economía vudú y se recupere un mínimo equilibrio y sentido
común en la política económica.
Tal y como avanzaba en el debate del techo de gasto Europa necesita,
primero, relativizar el dogma del déficit, porque la economía casa mal
con la religión, y admitir ese escenario natural que dibuja un organismo
tan poco sospechoso como el Fondo Monetario Internacional; y, en segundo
lugar, intentar transformarlo mediante el new deal, un acuerdo de
inversiones financiadas con deuda europea que suponga un paso adelante en
la integración política y que nos saque de la recesión. En lugar de ello,
ante los desequilibrios internos de la unión monetaria, todo lo que se
propone es austeridad presupuestaria a toda prisa, y una suerte de
deflación competitiva en la que los países con mayores desequilibrios,
como España, tendrán que alcanzar los niveles más elevados. Ustedes se
suman también a la estrategia con una agresiva reforma laboral que hoy
concita una protesta generalizada en el Estado. Una deflación salarial
aguda puede ser letal porque España no es Alemania, y es más una economía
dirigida por los salarios que una economía dirigida por los beneficios.
Decía Benjamin Franklin a sus coetáneos en aquellos tiempos de esclavitud
que las mercancías ordinarias no se rebelan. El mal llamado mercado de
trabajo no es un mercado de una mercancía cualquiera que se compra y se
vende sin más, porque las personas y sus valores están por encima de
ello.
Señores del Gobierno, están a tiempo de empezar el cambio del cambio. No
se equivoquen en el diagnóstico ni se empecinen en impulsar medidas y
estrategias erróneas. Insisto, cambien, busquen para ello apoyos
políticos y parlamentarios. (El señor presidente ocupa la Presidencia).
El consenso, siempre importante, es hoy imprescindible. La tarea para
encauzar la situación económica, señor ministro, como usted muy bien
sabe, es ingente. Por eso he de decirle que desgraciadamente, a tenor de
lo observado al analizar el proyecto de ley de Presupuestos Generales del
Estado para este año, la inversión que de los mismos ha sacado el grupo
parlamentario al que represento es francamente negativa. El cuadro
macroeconómico dibuja un panorama aterrador no solo para la economía
española, sino también para la europea y para todo el mundo. En el marco
de una economía mundial que crecerá un 3,4%, experimentando un retroceso
de 4 décimas, la zona euro, globalmente en recesión, retrocederá su PIB
en 3 décimas; pero, dentro de esta, la economía española experimentará
una caída de 1,7 puntos porcentuales, lo que refleja la intensidad de la
crisis. Además, el descenso del PIB se debe al retroceso que
experimentará la demanda interna, el consumo y la inversión, que
disminuirán un 3,1% y un 8,8% respectivamente, unas caídas realmente
considerables. Esto es lo realmente preocupante. La caída del empleo, de
la renta disponible y la falta de expectativas son algunos factores que
explican este comportamiento. Por otro lado, cuando se dice que el sector
exterior contribuirá positivamente al crecimiento hay que explicar
claramente que no lo hará porque aumenten las exportaciones, porque gane
cuota de mercado o se avance en términos de competitividad, será
desgraciadamente por la falta de dinamismo económico y por la caída de
las importaciones que de ello se deriva. Junto a la bajada del PIB, la
destrucción prevista de 631.100 empleos y el aumento de la tasa de paro
hasta situarse a las puertas del 25% -una de cada cuatro personas que
quiera trabajar no podrá hacerlo, y si son jóvenes una de cada dos-
determinan la auténtica dimensión de la crisis económica. Hay un ejemplo
que para mí es realmente ilustrativo. Los empleos que se van a perder,
los adicionales, tan solo este año y tomando como buenas las estimaciones
del Gobierno -no cuestionándoselas a usted, señor ministro- son más que
la ocupación total existente en Araba y en Bizkaia juntas, como si este
año todos -y digo todos- los vizcaínos y alaveses se quedaran sin
trabajo, y ello a sumar a los más de 5 millones de parados ya existentes.
No podemos perder esta perspectiva, señores del Gobierno, ni quedarnos
impasibles ante la frialdad de los números.
A los datos de paro hay que añadir los miles de empleos precarios, los ni
mileuristas y tantos y tantos jóvenes que sin una oportunidad de trabajo
tienen que emigrar en busca de unos ingresos y de un proyecto de vida. Y
las perspectivas para los próximos años, como antes decía, no son tampoco
mucho mejores. El Gobierno ni siquiera se atreve a hacer previsiones en
relación al próximo año. Lo tendrá que hacer en breve, pero de momento
nada aventura al respecto, y no lo hace porque no ve que la recuperación
esté cerca, porque no sabe ni dónde, ni cómo, ni cuándo vendrá esta
recuperación. El Banco de España ha estimado una caída del PIB de 0,4
puntos el primer trimestre de este año, una recesión mayor de la
prevista. Todavía existen grandes dudas y grandes sombras, y además estas
dudas no solo las tienen las instituciones comunitarias. La reforma
eterna, inacabada, del sistema financiero, a la par que muy mal
gestionada, no sabemos cuándo ni cómo va a acabar. Tampoco sabemos cuánto
nos va a costar, ni si va a ser preciso adoptar nuevas medidas -ahora
parece que prospera la idea de banco malo, otra improvisación, señor
ministro- o si va a ser preciso contar incluso con los recursos
comunitarios del Mecanismo de estabilidad financiera. No sabemos aún el
alcance del impacto real de la burbuja inmobiliaria sobre los activos
bancarios. Lo único que oímos decir es que necesitamos un sistema
financiero saneado para que fluya el crédito y se recupere la economía, y
lo dice también el Gobierno, lo que no nos cuenta es la situación real y
qué medidas va a adoptar en esta materia. Llevamos tres años de
reestructuraciones, quiebras y recursos públicos en el sistema financiero
e, insisto, no sabemos dónde estamos ni cuándo va a terminar el proceso.
Tienen que asumir la realidad como Gobierno. No vale pasarse la pelota
del Gobierno al Banco de España y del Banco de España al Gobierno, por no
hablar, señor ministro, de la reforma laboral, sobre la que existe un
consenso claro, práctica unanimidad de que su aplicación conllevará un
aumento del paro, puesto que posibilitará a las empresas ajustarse a la
crisis y estas lo harán en gran medida reduciendo sus plantillas.
Sin embargo, donde le gusta meterse al Gobierno es donde no le
corresponde, en el ámbito competencial autonómico. No le basta con
acordar una cifra de déficit y hacer un seguimiento detallado y
exhaustivo de la ejecución presupuestaria de las comunidades autónomas
merced a la Ley de Estabilidad, sino que además quiere meterse donde no
le llaman: en materia educativa y en materia sanitaria, ordenando las
aulas, los horarios, introduciendo el copago, y tantas y tantas medidas
que no le corresponden y que decía incluso no compartir hace muy poco
tiempo. El Gobierno presume de determinación, que no es más que puro
dogmatismo, porque en realidad domina la improvisación. La falta de
liderazgo, actuar a salto de mata y detrás de los acontecimientos, de los
mercados o de las exigencias europeas, sin mayor criterio, son cuestiones
que caracterizan a este Gobierno, que legisla a través de reales
decretos-leyes semanales y que apenas cuenta para ello con los grupos
políticos de esta Cámara. La profunda crisis económica, señor Montoro,
junto a las mal gestionadas reformas y la falta de estrategia en materia
de política económica de su Gobierno describen un cuadro clínico
preocupante. No solo está mal el paciente -la economía-, sino que el
cuadro médico -el Gobierno- no sabe qué hacer. La pregunta relevante es
si la receta que hoy nos propone, señor Montoro, la de los Presupuestos
Generales del Estado para el año 2012, sirve o no para curar a este
enfermo, es decir, para salir de la crisis o al menos para que registre
cierta mejoría y para que se sienten las bases de una futura
recuperación. En opinión del Grupo Vasco la respuesta es que no, que
estos presupuestos no contribuirán a mejorar la situación ni a sentar las
bases de la recuperación. Van justo en la dirección contraria, agravarán
las crisis a corto plazo y dificultarán la salida a medio plazo. Este es
uno de los motivos de fondo por los que hemos presentado la enmienda a la
totalidad.
El fundamentalismo financiero que se ha instalado en el Gobierno y la
obsesión por el control del déficit público no reparan en medidas; suben
impuestos como el IRPF que, a tenor de su posicionamiento ideológico, nos
parecía improbable; recortan gastos en inversiones productivas, y se
inmiscuyen en ámbitos competenciales ajenos, como en el caso de la
sanidad y de la educación. El objetivo estratégico -creo que además usted
hoy lo ha reconocido- y único, diría yo, es el de la reducción del
déficit público, el de situar en el 5,3% del PIB el déficit conjunto de
las administraciones públicas, con el reparto que ya es conocido del 3,5
en la Administración Central, 1,5 en las comunidades autónomas, 0,3 en
las corporaciones locales y cero en la Seguridad Social. Un déficit, tal
y como le he señalado anteriormente, pactado en el seno de la Unión
Europea, una Unión Europea preocupada por la estabilidad de las cuentas
públicas y bastante despreocupada por el crecimiento y el empleo. Que la
reducción drástica del déficit público tiene carácter destructivo en la
economía ya lo hemos dicho y muy pocos tienen dudas al respecto, salvo
usted, parece ser, señor ministro. Lo que cabe también preguntarse es,
además, si la cifra de déficit planteada es o no posible. La pregunta es
realmente importante puesto que el Gobierno ha condicionado a su
consecución su propia credibilidad política. Hemos oído cosas como que el
déficit es innegociable, lo cumpliremos cueste lo que cueste, si las
cuentas se desvían del objetivo de déficit adoptaremos medidas
adicionales. Son frases, señor ministro, que hemos escuchado
recurrentemente a miembros del Gobierno. A pesar de estas categóricas
aseveraciones, en nuestra opinión no va a ser posible cumplir con el
objetivo de déficit, señor Montoro. El pasado año, con una economía que
aún crecía -como usted sabe, lo hizo a un 0,7-, el déficit público,
después de considerables sacrificios y recortes, se redujo tan solo en 8
décimas. Como se ha recordado en esta Cámara en numerosas ocasiones, las
anteriores previsiones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento fijaban
para 2012 un objetivo
del 4,4%, eso sí, en un contexto de crecimiento económico del 2,3 y bajo
el supuesto de que el ejercicio anterior concluyera con un déficit del
6%; es decir, se exigía un esfuerzo de reducción del déficit de 1,6
puntos, con un crecimiento económico considerable. Pero la realidad es
bien diferente, el déficit público se cifró el año pasado en el 8,5% y
ahora se pretende que este año se sitúe en el 5,3%, 3,2 puntos menos. Es
decir, el doble de reducción de lo previsto anteriormente y además con
una economía cuyo PIB no solo no crecerá, sino que caerá 1,7 puntos. Un
esfuerzo brutal y adicional que se exige a las cuentas públicas que ya
fueron recortadas considerablemente el año anterior.
Usted, señor ministro, sabe mejor que nadie, aunque no lo pueda decir, que
cuando hagamos números al final de año estos no le van a cuadrar, y
además por mucho. Y no lo digo solo por las dudas que el análisis de los
datos del presupuesto ha suscitado en muchos y solventes analistas
económicos. Hoy se ha dicho aquí y usted, señor Montoro, como yo y muchos
de los presentes hemos podido leer artículos que cuestionan con
fundamento las previsiones que se contemplan en los presupuestos;
equilibrar las cuentas, hoy ligeramente deficitarias, del sistema de la
Seguridad Social, cuando se prevé que la ocupación caiga en un 3,7%, con
lo que eso significa de descenso en las cotizaciones y aumento de las
prestaciones, se nos antoja un tanto difícil. Hay dudas, pues, más que
razonables al respecto; no parece que algunas estimaciones sean del todo
fiables. Pero en todo caso, se cumpla o no con el déficit, que en opinión
del Grupo Vasco no va a ser posible, el impacto inmediato de esas cuentas
públicas en el crecimiento y el empleo será muy negativo. Muy
posiblemente, y desgraciadamente, la caída del PIB será superior a la
estimada y el paro superará la cifra récord de los 6.000.000.
Por otro lado, estos presupuestos en lugar de incorporar partidas que
impulsen la competitividad y la productividad a medio y largo plazo,
compensando el impacto negativo y restrictivo de la reducción del déficit
público, hacen justo lo contrario. La inversión pública, tanto las
inversiones directamente ejecutadas por el Estado como las transferencias
de capital, se reduce en más de un 30% y los recursos destinados a I+D+i
lo hacen en un porcentaje similar. Dentro de estos últimos cabe destacar
especialmente los descensos de aquellas partidas destinadas al desarrollo
tecnológico e industrial, cuyo impacto en términos de competitividad y
productividad es mayor. Estas reducciones incidirán directa y
negativamente en la productividad del sistema económico y dificultarán y
reducirán las posibilidades de salida de la crisis económica.
De lo argumentado se deduce que los presupuestos de 2012 no son los
adecuados para enfrentarnos a la crisis económica, ya que no solo no la
mejoran sino que la empeoran. Permítame, también, señor ministro, que me
refiera a un tema clásico y recurrente en nuestro grupo parlamentario: el
de las inversiones del Estado en la Comunidad Autónoma de Euskadi. La
triste realidad de la inversión en general, y en concreto de la de
Euskadi, es que estas inversiones casi siempre han sido prácticamente
inexistentes, y este año también las inversiones regionalizadas en
Euskadi experimentan un retroceso considerable. Las inversiones reales
del Estado son prácticamente inexistentes, y la mayoría de ellas no
responden a proyectos concretos sino que son simples imputaciones al
territorio de partidas genéricas que nada tienen que ver con Euskadi y
que además normalmente no se ejecutan, no se llevan a cabo. Para hacernos
una idea, la cifra presupuestada para este año es de 31,7 millones de
euros, apenas supone el 0,5 % de la inversión total del Estado. Además
experimentan incluso una reducción del 27 %. Si consideramos las
inversiones previstas por los organismos públicos, sociedades
mercantiles, etcétera, tan solo cabe destacar de entre ellas la
correspondiente al ADIF, las destinadas a la Y ferroviaria vasca. Pues
bien, para este año se prevé que se inviertan por parte del Estado en la
alta velocidad de Euskadi 321 millones de euros, frente a los 338 del
pasado año. El resto de los proyectos son irrelevantes o responden, como
es el caso de las prisiones de Nanclares y Martutene, a necesidades de la
Administración del Estado y no a intereses de desarrollo económico y
social de Euskadi. Si además tenemos en cuenta que los 112 millones que
pactamos con el Gobierno socialista el año pasado básicamente son
proyectos para I+D+i y han desaparecido, la conclusión es evidente: el
poco peso que tradicionalmente ha tenido la inversión del Estado en
Euskadi ha disminuido sensiblemente este año.
Tras la crítica política, no querría cerrar mi intervención sin hacer una
propuesta constructiva con perspectiva a medio plazo, justamente lo que
más le hace falta a este Gobierno. Sé que es difícil para un país en la
situación de España decir a Europa que se equivoca, que es más fácil
bailarle el agua al dogmatismo alemán, pero es que no hay otro camino, es
el momento de hacerlo, es el momento de pinchar la burbuja ideológica que
tiene atenazada a la Unión Europea, es el momento de plantear con
realismo el escenario del Fondo Monetario Internacional -no del Partido
Nacionalista Vasco- y de proponer acciones a favor del crecimiento para
que modifiquen la situación y podamos salir del estancamiento. Si ante
todo lo anterior, señor ministro, me dice que se encuentra cómodo dentro
de la burbuja, solo le diré que estaremos aquí dentro de un año, o
incluso dentro de seis meses, para debatir el siguiente presupuesto y le
recordaré este debate y le exigiré responsabilidades.
En cuanto a la situación del sector público en el Estado, nuestro grupo no
es quien para decir a las demás comunidades autónomas cuál debe ser su
modelo, pero nos tememos que la improvisación y la imposición van a
causar efectos devastadores en el Estado de bienestar. Sí le diré cuál es
el modelo que defendemos para Euskadi. El Partido Nacionalista Vasco va a
impulsar para el año 2015 un nuevo estatuto político que nos ponga al
abrigo de la recentralización y la regresión del Estado de bienestar que
ya comenzamos intensamente a sufrir.
Además, en estos días en que se insiste una y otra vez en la complejidad
del modelo institucional y en que pretendidamente sobra un nivel de
gobierno, queremos decir que efectivamente también en Euskadi sobra un
nivel institucional. ¿Sabe cuál, señor ministro? La Administración
Central. Creemos que con el fin de la violencia ha llegado el tiempo de
otro modelo institucional en el que el lehendakari y su Gobierno sean de
verdad la única referencia del Estado en Euskadi. Entre tanto, le
proponemos dar pasos hacia esa racionalización del modelo sobre la base
del actual e incumplido Estatuto de Gernika, respetando el marco
competencial y acabando con la fragmentación de la protección social
mediante su gestión integral por el Gobierno vasco.
Mientras tanto, a la espera de una reconsideración del camino emprendido,
comprenderá, señor ministro, que no podrá contar con el apoyo de nuestro
grupo y que todo ello no hace sino justificar la presentación de nuestra
enmienda a la totalidad.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Azpiazu.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente.
Señorías, como no puede ser de otra manera, respeto la opinión que ha
vertido el portavoz del PNV, el señor Azpiazu, pero no la comparto. No
puedo compartir los criterios y las razones que ha expuesto para defender
esta enmienda a la totalidad. No comparto la enmienda en el sentido de
que él lo plantea como una burbuja ideológica. No es tal. Lo he explicado
esta mañana y con mucho gusto se lo voy a reproducir. Estamos ante una
necesidad financiera, señor Azpiazu; estamos ante una obligación
financiera. España tiene acumulada en toda la economía -y por supuesto,
dentro de España, el País Vasco- una deuda externa a la que hacer frente
y por tanto si ese es el desafío -más allá de lo que digan determinadas
instituciones-, si esa es la tarea, ¿no es lo correcto acometer cuanto
antes la corrección del déficit público para que podamos equilibrar las
cuentas del país entero, eliminar o reducir esa dependencia financiera
del exterior y por tanto derivar los recursos necesarios para el
crecimiento? Este es el planteamiento y a eso invito al PNV. Yo comprendo
las otras razones políticas -faltaría más-, por descontado, pero ahora
estamos hablando de algo enormemente práctico y útil para salir de esta
crisis.
Respóndame, señor Azpiazu, el PNV ¿qué está diciendo? ¿Que relajemos el
objetivo de déficit? Esta es la cuestión. Para nosotros es una prioridad
como país, pero este es el dilema, si quiere en sentido hamletriano, el
ser o no ser. ¿Qué está diciendo usted? Me refiero a la circunstancia
actual, no me refiero a otro tipo de debate, de ideologías, de
planteamientos, de distribución competencial. Se lo digo otra vez, señor
Azpiazu, y usted sabe perfectamente que es así: no hay invasión alguna de
competencias, ninguna, en los decretos-leyes del Gobierno. No la hay. Es
más, no hay ninguna intención por parte del Gobierno de hacerlo. Otra
cosa es lo que decía, muy legítimamente, otro grupo político o lo que
supongan otros analistas políticos o intérpretes de la realidad. Pero
usted no podrá decir esto de ninguna de las actuaciones del Gobierno, de
ninguna. No se ha invadido ninguna competencia. Estamos ante ajustes de
gasto, contención de servicios públicos exigida por la situación. Usted,
respecto de la etapa anterior, tenía una posición política en esta
Cámara, pero ante un Gobierno que no decía la realidad. Este Gobierno
está diciendo, sin exageración alguna, el momento crítico que estamos
viviendo y por tanto los grupos políticos no pueden estar en una pose: es
que yo quiero ahora otro estatuto. Yo lo comprendo y lo respeto, pero no
es así. Me refería a la valoración que ha hecho: yo quiero otras
instituciones europeas. Bien, pero vamos a lo práctico, señor Azpiazu,
que no podemos perder tiempo en el sentido material. Desde España, desde
su Gobierno, desde sus partidos políticos presentes en esta Cámara hay
que dar una respuesta a la situación actual, que ya he dicho que es
heredada; lo he dicho ya y me cansa decirlo después de todo el debate: es
heredada, sí, ya lo sé, ni usted ni yo la hemos hecho, pero el mundo es
así y las facturas hay que pagarlas. ¿Cuál es la posición del PNV? Me ha
parecido interesante el planteamiento, pero vamos a lo práctico y a lo
pragmático, y perdone que le insista en este planteamiento, porque eso es
lo que tiene valor político en el momento actual: quién está por la
reducción del déficit público en España, en toda España, y quién no está.
Y no me vengan con modelos diferentes. Yo he escuchado al actual
lehendakari decirlo: hay un modelo vasco diferente. Pues no hay un modelo
vasco diferente; no lo hay, hay que pagar las facturas, igual que en
todas las partes; en las haciendas forales hay que pagar las facturas,
porque al final nos vamos a confundir con los discursos políticos.
También al lehendakari le he escuchado esa expresión recientemente y la
estoy censurando públicamente. Las haciendas forales están dentro de
España, son España y están sujetas a la ley. El lehendakari puede, por
supuesto, utilizar las expresiones que quiera, pero estamos todos
obligados en España porque somos Europa; en este momento somos Europa y
las obligaciones son de los europeos y el compromiso es con Europa y con
el euro, y todo lo demás está bien y tendremos otra ocasión de
plantearlo, pero, insisto, no con motivo de estos Presupuestos Generales
del Estado. Cuando digo que está bien, no digo por supuesto que vaya a
coincidir, lo que quiero decir es que hay otros argumentos, otros
elementos y otros posicionamientos. En relación con los otros
posicionamientos que he escuchado esta tarde a lo largo de todo el debate
parlamentario, no coincido con los planteamientos ideológicos, pero no
estamos en el caso del PNV en un planteamiento ideológico. ¿O sí? Señor
Azpiazu, no estamos en eso. ¿O sí? Supongo que el PNV está comprometido
con la
consecución del déficit público. Eso es lo que quiero que usted suba a la
tribuna y lo diga, y lo exprese, porque es importante en un momento como
este, es decisivo en un momento como este. Ya hemos tenido durante la
tarde diferentes posiciones: el grupo de la oposición mayoritario y otros
grupos más pequeños de la Cámara se separan del planteamiento que está
haciendo el Gobierno con unos argumentos que ya he tenido ocasión de
irlos rebatiendo, pero en el caso del PNV mi pregunta es si está o no
está con ese objetivo de déficit.
El mundo no lo vamos a cambiar en dos días, señor Azpiazu, ya tenemos una
cierta experiencia; no estamos escribiendo aquí un proyecto de futuro,
sino que estamos haciendo una ley de presente, una ley de presupuestos
del Estado, una ley que apueste por recuperar la confianza en nuestra
economía y por tanto por recuperar la financiación y el crecimiento
económico. De eso se trata, y puedo entender que no coincidan con
determinados planteamientos de ahorro o de gasto, o con determinados
planteamientos de subida de impuestos que propone el Gobierno a la
Cámara, lo puedo entender, pero no entiendo que se revista del otro
argumento, el argumento de Europa, de los analistas, de los que escriben
en medios de comunicación, sin duda alguna todos ellos muy respetables,
muy a tener en cuenta, pero ahora tenemos una tarea, y ustedes también la
tienen, el PNV tiene que asumir esa tarea y ese compromiso. Y esta es mi
llamada, que no me canso de hacer a lo largo de todo el planteamiento del
debate de las enmiendas a la totalidad. Aquí es estar o no estar. Yo
entiendo que las posturas sean diferentes, pero estamos en el momento en
el que estamos, y si el PNV ha subido esta tarde aquí a tender la mano
-que eso es lo que he entendido de su argumento-, si el PNV quiere
colaborar -y yo también pongo en valor la posición política del PNV ante
la ley de estabilidad presupuestaria, le damos gran valor desde el
Gobierno de España-, lo que tenemos que hacer, en definitiva, es dar el
paso siguiente y dejarnos de otros argumentos para apoyar unos
presupuestos que realmente lo que hacen es un trazado de firmeza para
devolver la confianza en España, confianza que nunca se debió perder, la
confianza de las instituciones europeas, la confianza de los socios
europeos, la confianza de los mercados que, como ya he dicho antes, son
nuestros acreedores y, en definitiva, de los que dependemos para volver a
financiar el crecimiento económico y la creación de empleo.
Gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
Señor Azpiazu.
El señor AZPIAZU URIARTE: Señor ministro, usted me pregunta directamente
si estoy de acuerdo con la relajación. Sí. Lo contrario es ilógico. Lo
contrario es lo que nos puede llevar a una situación sin retorno. Lo
contrario es lo que solo desde el fundamentalismo europeo alemán se
plantea, pero hay voces muy autorizadas en Europa y en el Estado español,
y ya no voy a hablar de Kenneth Rogoff, economista jefe del Fondo
Monetario Internacional, al que habrá leído usted, o de Paul Krugman, al
que siempre se alude, no vamos a hablar solo de estos, sino de
economistas también muy conocidos en este país y que están planteando
esto. Yo le he dado los datos del Fondo Monetario Internacional. El Fondo
Monetario Internacional dice que en los términos que plantea el Gobierno
no se va a solucionar el tema del déficit público hasta el año 2017.
Sinceramente, yo le he dado unos argumentos y unos datos para que vea
usted que es imposible rebajar en 3,2 puntos el déficit público en una
situación en la que la economía va a descender 1,7 puntos. Va a ser
realmente imposible. Por eso, es mucho mejor, señor Montoro, que, en un
acto de responsabilidad a la que tanto ha apelado usted hoy, diga:
Efectivamente, vamos a ir diciendo la verdad porque va a ser mucho peor
que a final de año, cuando nos demos cuenta de que no hemos cumplido,
Europa piense que otra vez la hemos engañado. Diga usted: Va a ser muy
difícil cumplir. Además, la esperanza, como creo que ha planteado esta
mañana el señor Pérez Rubalcaba, de ver qué es lo que pasa en Francia,
quizá suponga que haya otras alternativas. Yo creo que austeridad sí; yo
creo que hay que ser serios y hay que evitar despilfarros, pelear por la
austeridad, pero hay que hacerlo con sensatez y en los márgenes de la
responsabilidad y de la posibilidad, no simplemente diciendo quiero ser
austero y pongo en un papel que voy a bajar el déficit público 3,2
puntos, sino que voy a poner en un papel aquel déficit que sea capaz de
bajar haciendo esfuerzos realmente importantes, pero sin llevar a este
país a un auténtico desastre y a una situación de quiebra de la que nos
vamos a arrepentir muy posiblemente. Tengo aquí citas pero no se las voy
a leer, entenderá usted mi posición. No es una posición ideológica a
favor del despilfarro, es una posición ideológica desde la
responsabilidad que, por cierto, es algo que he echado en falta hoy en
este debate: la responsabilidad. Ha salido muchas veces la palabra, pero
creo que las posiciones de los grupos no han sido realmente responsables.
Cada uno ha salido con sus eslóganes, a lanzar desde aquí los titulares a
los medios de comunicación, pero no hemos sido suficientemente honestos y
honrados para interiorizar la gravedad de la crisis económica y con toda
la honestidad plantear nuestras soluciones. Yo le he ofrecido
sinceramente la colaboración de nuestro grupo parlamentario, una
colaboración que suele ser ex ante, no ex post; es decir, que nos digan:
vamos a ver si somos capaces de llegar a un acuerdo. Porque como grupo
parlamentario también nosotros tenemos una serie de condiciones y un
discurso en materia económica, que le gustará más o menos pero es el
nuestro y estamos realmente convencidos. Insisto, colaboración sí, pero
también desde la aceptación de nuestros planteamientos en materia de
política económica. No sé si me ha interpelado sobre alguna cuestión más
concreta, pero me imagino que básicamente con esto queda claro.
Respecto a la inversión, a nivel del Estado la inversión se ha reducido en
una cuantía importante y en Euskadi también. Le he dicho que era una
inversión prácticamente inexistente, y es verdad. Me acuerdo que hace más
de veinte años estábamos ya peleando con el tema famoso de la Y
ferroviaria vasca y tuvimos que esperar a un acuerdo del año 2005 con el
Gobierno socialista, concretamente con el señor Pérez Rubalcaba, para
ponerlo en marcha. Ya había en marcha trenes AVE en todas partes. Este es
el único proyecto que está en funcionamiento, por un acuerdo entre el
Partido Socialista y el Grupo Parlamentario Vasco, y la única inversión
relevante. Las demás son pequeñas inversiones que tienen muy poca
importancia, a pesar de que -insisto- a muchos parlamentarios del Partido
Popular Vasco, en este caso cuando gobierna el Partido Popular, o del
Partido Socialista de Euskadi cuando gobierna el Partido Socialista
Obrero Español les gusta decir en Euskadi que las labores en materia de
inversión de los Gobiernos respectivos desde la Administración General
del Estado suponen inversiones realmente importantes.
Este es nuestro discurso. Este es el ánimo de la colaboración. Insisto en
que si realmente quieren colaborar aquí nos tendrán, pero saben cuáles
son los criterios. La situación económica es muy complicada y la crisis
merece un esfuerzo de todo el mundo, y todo el mundo deberíamos dejar una
parte de nuestras demandas por tratar de asumir entre todos cuál es la
realidad de la crisis y el consenso en las medidas que nos sirvan para
salir de la situación.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Azpiazu.
Señor ministro.
El señor MINISTRO DE HACIENDA Y ADMINISTRACIONES PÚBLICAS (Montoro
Romero): Gracias, señor presidente.
Señor Azpiazu, si esa es hoy la conclusión de su planteamiento, le invito
a que retire la enmienda a la totalidad. Si esa es la disposición, una
disposición favorable, de colaboración, de entendimiento, lo tiene muy
fácil. Mañana retira esa enmienda a la totalidad y a partir de ahí abre
esa fase de colaboración con el Gobierno. Ya no puedo hacer más a estas
alturas del debate y del planteamiento que usted ha hecho.
El argumento de fondo sobre el que le preguntaba es si el Partido
Nacionalista Vasco está de acuerdo con que hay que corregir cuanto antes
el déficit público en una economía como la española -olvídese de las
otras ahora un momento-, que tiene que hacer frente a los vencimientos de
deuda externa tan abultados como existen y ya están programados y
emplazados para el año 2012. Esta es la crisis que estamos viviendo, la
crisis financiera, y si hay que responder desde las administraciones
públicas con medidas excepcionales limitando el endeudamiento en un
momento en que la economía del país tiene que enfrentarse a esta tarea, a
ese enorme desafío. Este es el punto, y se lo dejo así, como
interrogante. Desde una actitud positiva como la que usted ofrece no
puede encontrar más que otra posición abierta y dialogante por parte del
Gobierno. Le invito a usted y a su portavoz, señor Erkoreka, a que
retiren esa enmienda a la totalidad y, por lo menos, mantengan una
posición de neutralidad mañana para que este presupuesto viva su
tramitación ordinaria primero en el Congreso de los Diputados y luego en
el Senado de España.
Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.
Mañana a las nueve comenzaremos con las enmiendas a la totalidad del Grupo
Mixto.
Se suspende la sesión.
Eran las nueve y cinco minutos de la noche.
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